8.- LA SINFONIA DE LA CREACION
En la Puerta del Cielo, Víctor admira aquella regia mansión tan magníficamente bella y en la cual todas las fuentes están decoradas con figuras de niños, delfines, pescados, palomas, ciervos, etc. En ninguna parte hay estatuas de dioses. Y aunque la decoración es muy rica, variada y hermosa; tampoco hay escenas lúbricas, ni de faunos o ninfas.
Leonardo por su parte, está concentrado en sus propios pensamientos, mientras su mirada vaga absorta contemplando todo lo que le rodea.
Diego y Adrián conversan con Ariadna junto a una fuente. Los dos ríen felices y entusiasmados, mientras ella los mira entre seria y divertida.
Curiosa pregunta:
– ¿Quién de los dos mandó a Marte?
Adrián se ruboriza:
– Yo. Pero no sirvió de nada. Tampoco cuando su comandante general, Lucifer se ofreció a hacerlo personalmente, funcionó. Estaba muy enojado y ahora sabemos por qué…
Ariadna siente un escalofrío al recordar lo que la hizo sufrir y también sus amenazas al dejarla antes de huir… “Recuérdalo, miserable perra humana. Tu suerte estará en mis manos cuando llegue la hora.”
Ella sabe que su hora de la muerte depende de Jesús y eso es lo importante. Confía en Él y en su Amor. Por ahora lo único que importa es que ha ganado las almas de sus astutos atormentadores y poder entregárselas a Jesús es suficiente recompensa.
Adrián agrega:
– Evidentemente, el incomparable Apolo tampoco logró nada…
Ariadna contesta:
– Ellos son potestades y principados, no dioses. Nosotros los conocemos como ángeles caídos y no pueden medirse con su Creador.
– ¿Entonces son solo creaturas?
– Así es. Pero rebeldes a Dios. Dominan a quien no los conoce y a quién no ama a Jesús, ni lo reconoce como Dios.
Diego dice:
– Tratamos de conquistarte con hechizos y sortilegios y siempre fracasamos. Ahora comprendemos porqué. Jesucristo el Crucificado es el más poderoso y venció siempre a los demonios y a nuestras artes mágicas.
Adrián suplica:
– Ariadna, te hemos perdido a ti, pero queremos ganar a Dios. Queremos ser cristianos para servirlo y adorarlo sólo a Él.
Diego agrega:
– Pedro dijo que tú nos enseñarías lo que es el alma…
Ariadna mueve la cabeza asintiendo y su sonrisa se vuelve luminosa.
Diego y Adrián la miran fascinados.
Leonardo está curioso y sorprendido. Ahora va a conocer los secretos de la religión por la cual Sofía se le resiste tanto…
Cuando todos están cómodamente instalados, la voz de Ariadna llega a los oídos que la escuchan con expectación:
“La Sinfonía de la Creación”
YAHVE (Yeové) significa: YO SOY.
En el verdadero contexto de la palabra hebrea, tiene un significado más amplio: el que ES, siendo; Crea, creando; Existe, existiendo. En una palabra que expresa movimiento continuo e infinito.
El ES el que está en el trono de su Reino Celestial, en donde los ángeles le sirven. Y vive rodeado de los justos que forman la Gran Familia de los Hijos de Dios. Él, es el Padre Celestial. El Altísimo Señor del Universo. El Santísimo Creador.
“En el principio creó Dios el cielo y la tierra… Y el Espíritu del Señor se movía sobre las aguas.”
Estas son las primeras palabras de la maravillosa Historia de la Creación.
Ya era Dios. Siempre Él Fue. Y por su SER podía crear de la nada, el todo; del desorden, el orden; de lo informe, lo completo; lo formado con leyes de sabiduría potentísima. Del Caos, surge el Universo.
De los vapores cargados de moléculas confusas; de la anarquía de los elementos creó el cielo y la tierra. Y poco a poco las sucesivas obras de la Creación, que fueron cada vez más portentosas. Del caos que se separa y ordena; partes sólidas con partes sólidas para formar el planeta Tierra. Partes húmedas con partes húmedas para formar sucesivamente los mares, los lagos, los ríos y los arroyos a la luz. La primera de las cosas no solo ordenada con elementos ya existentes en el Caos; sino creada con poder propio, de la nada.
Y poco a poco, las sucesivas obras de la Creación se cumplieron. El Espíritu del Señor se movía sobre ellas con sus leyes y providencias.
Del Caos, Dios creó el Universo, ordenando las caóticas materias y los elementos, en aquella perfección de mundos que han durado millones de siglos. Cuando se observa meditando, lo creado; se puede ver como la Creación es igual a una escala ascendente; en un canto que sube siempre más; de nota a nota, hasta tocar la nota perfecta y sublime. Como es igual a un generarse de vidas cada vez más completas y perfectas, hasta alcanzar la perfección total.
De las primeras moléculas sólidas, de los vapores y fuegos desordenados que eran la nebulosa primitiva, se formaron la tierra y las aguas. Cuando el Creador creó la tierra, la sacó de la Nada. Reuniendo el gas del éter ya creado y revolviendo el firmamento, en una masa que rotando se solidificó como avalancha meteórica, que crecía siempre más; alrededor de un núcleo primitivo, con la fuerza centrípeta. La tierra formándose así; en su recorrido de proyectiles nebulares que se solidifican a través de los espacios, debía por fuerza arrebatar a esas emanaciones, los elementos provenientes de otras fuentes. Los cuales quedaron encerrados en ella bajo la forma de fuegos volcánicos, azufres, aguas minerales diversas, las cuales afloran a la superficie testimoniando su existencia y misterios
¡Cuántas fuerzas buenas ignora todavía el hombre y que conocería si tuviera la humildad necesaria para reconocer al Creador Eterno!
Tres Días para preparar la tierra para ser habitada. Y en el tercer Día, la vistió de hierba y plantas, para que pudiera recibir semillas y hacerlas vegetales útiles. Entonces sobre la tierra, en la cual ya había luz, agua, aire; encendió la fuente de calor y con el sol perfeccionó la luz. Con las estrellas y la luna que regula las mareas y las ondas de los vientos y las aguas celestes; la tierra está lista para recibir a los animales.
Dios Creador es ilimitado en su poder. Dios Creador, es Perfecto en su crear. Dios Creador es Previdente en su crear. Hizo diversidad en las especies vegetales, no solamente de las que tienen frutos. Y ha unido las plantas de deleite, las flores, las plantas medicinales y con diferentes utilidades para el ser humano.
Hizo las diferentes especies de animales, no solo las que son fáciles de domesticar. Sino también las que en su vida salvaje son útiles a la limpieza del campo. Inclusive la maldita serpiente cargada de veneno y de gran utilidad, porque este veneno cura algunas de las más penosas enfermedades.
Y todas estas especies obedecen a la razón para la que fueron creadas, al orden que les fue dado. Desde el sol hasta el mosquito, no hay ninguno que diga: “yo quiero hacer lo que me parezca”. Y con su vida ordenada el fin para el que fueron creados, cantan loas y reflejan la gloria de su Creador. Por lo tanto en los animales está ya representado y perfeccionado, lo que se encuentra en los reinos inferiores: los minerales y los vegetales.
“Y vio Dios que lo hecho estaba bueno.”
Dios creó el Universo para el deleite del hombre y lo llama a través de la grandeza que reflejan las obras de Dios.
Por último en la tierra, completada de todos los bienes, creó al hombre y lo colocó como rey de cuanto había hecho.
“Y vio Dios que lo que había hecho, era muy bueno”
Un artista no se siente complacido hasta que contempla su obra maestra.
En la escala ascendente, la nota se hace más alta y pura. Más completa, más magníficamente divina. HE AQUÍ AL HOMBRE.
El hombre en el cual están los tres reinos precedentes.-privado de linfa el primero; de movimiento, el segundo; de razón, el tercero.- y adjunto el cuarto reino: aquel de la criatura razonable; dotado de palabra, de inteligencia y de razón. Razón que regula los instintos. Inteligencia que abre los pensamientos a comprensiones y visiones que son infinitamente superiores a aquellas que se dan a los animales: capacidad de pensar en un bien material. Palabra que lo hace capaz de expresar sus necesidades y sus afectos; entendiendo a aquellos de sus iguales. Y sobre todo, de alabar a Dios su Creador y orar. O de evangelizar al que lo ignora. En el hombre están el reino mineral, el vegetal, el animal, el humano y perfección de perfecciones: el espiritual.
He aquí la escala que del desorden del Caos, sube al orden sobrenatural, pasando por el natural. He aquí a la criatura en la cual están reunidos y en síntesis, todos los elementos y caracteres de las otras creaciones; reunidas y perfeccionadas. A la criatura hecha de fango; o sea, con el polvo en el cual están desmenuzadas las sales minerales en el elemento agua. Dotado de calor (elemento fuego) y de respiración (elemento aire) De vista natural e intelectual (elemento luz) De sangre, humores, glándulas y órganos reproductores (linfa) de instintos, pensamientos, movimientos, libertad, voluntad, Dios infunde su “soplo o espíritu de vida.”
Cuando Dios creó al primer hombre, infundió en él más que la vida de la materia hasta entonces inanimada, también la vida del espíritu. De otra manera no habría podido decir que lo había hecho a imagen y semejanza suya. El hombre fue creado a imagen y semejanza. Y une en sí y en perfecta armonía: cuerpo, alma y espíritu. Lo creó inmortal para que viviera una sola vez. El orden en la vida humana es éste: que un cuerpo se una a un espíritu para volver al hombre en similitud con Dios; el cual no es carne, sino Espíritu. No animal, sino sobrenatural. Cada hombre y cada obra tienen su sello diferente: Dios jamás se repite. Cada hombre es único.
Por eso los ángeles tienen diferentes habilidades y competencias: unos son custodios, otros heraldos y otros, serafines adorantes. Cada uno tiene su función. El Creador proveyendo el resguardo de la Humanidad; su mente santísima la diversificó por el bien de la tierra y según las necesidades, dotó a cada hombre de las habilidades necesarias según las circunstancias. Y le dio el ingenio para que creara a su vez. Por eso es la diferencia de caracteres y de temperamentos.
Para el Creador, su obra Maestra fue el hombre. Y su mayor satisfacción, el fin para el que lo creó. Cuando la mente divina concibió la idea de crear al hombre, su amor pensó en la criatura humana como un dios, hijo de Dios. Y el Padre en verdad puso el sello de su Paternidad en su hijo: en el espíritu. La capacidad de conocer y amar a Dios tanto en esta como en la otra vida. Así pues creo al hombre compuesto de dos sustancias: una material llamada cuerpo, creada inicialmente en el lodo y procreada subsiguientemente con la carne y la sangre del hombre. La otra inmaterial: compuesta por el alma y el espíritu.
Sin el alma el hombre sería una criatura animal guiada por los instintos y las facultades naturales. Y sin el cuerpo el hombre sería una criatura espiritual, con dotes sobrenaturales de inteligencia, voluntad y gracia, igual que los ángeles. Dios a esta Obra Maestra representada por el hombre, en el cual se encuentran unidas las dos criaturas: la animal y la espiritual, formando una sola unidad. Le dio su imagen y semejanza en sus pensamientos, en sus afectos, en sus actos, en sus impulsos, en sus deseos y sentimientos.
El Sexto Día fue creado el Hombre. Verdadero anillo de conjunción entre la Tierra y el Cielo. Verdadero punto de unión entre el mundo espiritual y el material. El ser en el cual la materia es tabernáculo del espíritu. El ser en el cual el espíritu anima la materia, no solo por la vida limitada y mortal; sino por la vida inmortal después de la resurrección final. El hombre, la criatura en la cual habita el Espíritu Creador. El hombre. La maravilla de la potencia de Dios, al que infunde parte de Sí Mismo Infinito. El polvo elevado a la potencia de Hombre y Mujer. Y unidos a ellos la Gracia, que eleva la potencia del hombre-animal, a la potencia de la vida y condición de criatura sobrenatural deificándola, convirtiéndola en hijo de Dios por participación de naturaleza. Haciéndolo capaz de entrar en relación directa con Él. Disponiéndolo a comprender al Incomprensible. Haciéndole posible y lícito amar a Aquel a quién sin su Divino Don, no podría el hombre por su sola capacidad, ni siquiera desear amar.
El hombre, hecho triángulo que apoya la base (la materia) sobre la tierra de la que fue extraído y que tiende con sus facultades intelectuales, a ascender al conocimiento de Aquel al que se asemeja y toca con su vértice (el espíritu del Espíritu, la parte electa del alma) EL CIELO; perdiéndose en la contemplación de Dios Caridad, accesible por la unión con Dios y lo deifica.
EL CUERPO.
El cuerpo humano es una obra maestra que compendia las artes y las ciencias. El Divino Escultor proyectó en él, una maravilla arquitectónica y un prodigio de ingeniería, que contiene el más portentoso laboratorio químico y el más asombroso y perfecto conjunto de armonía, belleza y funcionalidad. Creado originalmente inmortal, fue destinado a ser un Templo Viviente para que Dios lo habitase. Lavado por el Bautismo convierte al hombre en Templo del Espíritu Santo.
La belleza es un atributo de Dios y fue uno de los dones que dio a los progenitores. Los cuerpos humanos creados por Dios, eran perfectamente hermosos y reflejaban la perfección del que los había creado. Dios es un Espíritu Purísimo. Y el hombre testimoniaba con la perfección de un cuerpo armónico y bellísimo, vasos vivos para contener el Espíritu del cual provenían.
El cuerpo humano profanado y corrupto no puede contener al Espíritu de Dios y es invadido por Satanás. Cuando Satanás toma posesión, inocula la corrupción en todas sus formas. Y el hombre satanizado es un demonio con todos los desenfrenos de su amo. Un Satanás que va contra la Ley divina y humana. Que viola hasta las normas más elementales del vivir como hombres racionales.
El cuerpo es solamente la vestidura del alma y por el pecado ha quedado sujeto a la corrupción, a la muerte, a la enfermedad, al dolor.
EL ALMA Y EL ESPIRITU.
“El Altísimo no habita en templos hechos por la mano del hombre.”
Estas palabras fueron dichas por el Templo de Salomón, la más suntuosa casa que el hombre haya elevado en honor de Dios. Porque Dios Mismo al crear al hombre, se hizo con infinita potencia una morada digna de Sí, en el espíritu del hijo fiel; espíritu que es una partícula de Sí Mismo. El espíritu del hombre vivo por la Gracia, convertido en Templo del Espíritu Santo, cierra el círculo del amor: Dios conteniéndose a Sí Mismo.
El alma es el cofre, el arca santa, el nutriente que contiene al espíritu que es la gema salida de la Mano de Dios, de los infinitos tesoros de su YO para ponerla dentro de la criatura; signo innegable del origen divino del hombre, que certifica su filiación con su Creador. Como la sangre en las venas, está el espíritu en el interior del alma. Y así como la sangre da vida al cuerpo para vivir la jornada terrena; así el espíritu da la vida al alma, para vivir los días que no tienen fin.
El alma espiritual es la que diferencia al hombre de los animales. Y ésta viene de Dios y todas sus potencias tienden hacia Él. Dios es Luz y es el Padre de la Luz y de las luces. A la tierra, su primera criatura, concede y dona la luz. Así como al hombre, perfección de la Creación y última de las Seis Obras de las seis jornadas divinas; después de las cuales Dios reposó, concede el atributo que lo hace a Él semejante: el espíritu inmortal. Libre, el hálito suyo divino, infuso en la materia para que sea animado por Dios y tenga derecho al Cielo y a la morada del Padre.
El cuerpo del hombre es animado por el soplo de Dios. Por esto en todo hombre y en cada hombre, se extiende y penetra el Espíritu de Dios con derecho de Rey y con su amor de Padre Creador. Porque ¿En donde reposa Dios? En el espíritu de los justos. ¿Qué es el espíritu? Es la parte superior del alma humana. ¿Cuándo deja de ser trono de Dios? Cuando la concupiscencia la trastorna…
¿Cómo estamos hechos?
LA PERFECCION DE ADAN.
La perfección de la obra regia de Dios en Adán y en la cual Dios puso su inteligencia creadora, estaba en su espíritu. El semen de Adán si Adán hubiese sabido permanecer Rey cual Dios lo hizo, hubiera sido un semen de perpetua perfección.
El espíritu es el Tabernáculo de Dios. El hombre fue creado para ser un templo viviente para que Dios lo habitase. Para el espíritu no hay limitaciones, no hay obstáculos, no hay límites, no hay privaciones, no hay necesidades. Él es poderoso, libre, instantáneo y como está formado de luz, cuando se une a la Luz, está pleno de Sabiduría Divina. (Esto explica porque a los incultos, Dios los convierte en doctos sin haber estudiado)
El altar del espíritu es el corazón. Y el sagrario es el punto en el cual Dios puso en el hombre la necesidad de adoración. Y esta adoración se alimenta de amor y de necesidad de amar. Dios hizo este altar precioso y sagrado. Lo hizo para estar formado del amor y de la unión con Él. Y de la generosidad en el amor incorruptible a las acciones perjudiciales de los sentidos, de las tentaciones, de las insidias, de las tres carcomas del alma. Porque el amor generoso y la unión con Él, hacen a las fibras del corazón incorruptible a las acciones disgregadoras que vienen del exterior.
Por eso el hombre ha hecho a este órgano, sede de los sentimientos y trono y asilo de las pasiones predominantes. Y éstas se custodian con cada latido del corazón. Y en el fondo la gema que esplende, amigable y santa o flameantemente engañosa y malvada: su tesoro es el sentimiento que la domina. El altar original perfumaba con su amor la santidad de Dios y cantaba su armonía, amándolo y adorándolo sobre todas las cosas porque en todas las cosas estaba el sello innegable del Amor Divino, que las había hecho perfectas y maravillosas para el gozo de su criatura. El amor es el término de la perfección humana: el Amor Total.
El amor es una fuerza absoluta y el alimento de la vida. El amor es el culto de adoración a Dios, porque el que crece en el amor, crece en perfección. El hombre está obligado a conocer a Dios por gratitud y por respeto a su propia inteligencia. Y su propia naturaleza le exige la necesidad de amar, porque aquel que ama es nacido de Dios y por la caridad es semejante a Dios.
El Sexto Día fue creado el hombre siguiendo el fin para el que fue creado: amar y servir a su Señor durante la vida terrena, conocerlo en su Verdad y después gozar de Él para siempre en la Vida Eterna. Fue creado el único hombre del cual debía venir toda la Humanidad y del cual fue tomada la mujer, compañera del hombre y para el hombre, con el cual poblará la tierra, reinando sobre todas las criaturas inferiores.
Fue creado el Único Hombre, aquel que como padre habría trasmitido a sus descendientes todo cuanto había recibido: vida, sentidos, aptitudes materiales; así como inmunidad a todo sufrimiento, razón, intelecto, ciencia, integridad, sabiduría, inmortalidad y el Don de dones: la Gracia.
El hombre era un semidiós por la Gracia y por la Fe. Cuando el hombre se despertó de su primer sueño y encontró a su lado a la compañera, sintió que la felicidad que Dios le había dado era completa. Era ya tan grande desde antes. Todo en Adán y en torno a Adán fue hecho para que él gozase de una felicidad completa, sana, santa y la delicia; o sea, el Edén no era solamente en torno, sino también adentro de Adán. Lo circundaba un jardín pleno de bellezas vegetales, animales y minerales. Pero dentro de él, un jardín pleno de bellezas espirituales, florecía con virtudes de todo género, prontas a madurarse en frutos de santidad perfecta; perteneciente a la ciencia apropiada a su estado y que los hacía aptos para la vida sobrenatural, la Gracia.
Como criatura física, gozaba de esto que veía: la belleza de un mundo virgen, testimonio salido del querer de Dios. Gozaba de esto que podía: su señorío sobre las criaturas inferiores. Todo había sido hecho por Dios para el servicio del Hombre: desde el sol hasta los insectos, para que todo le fuese una delicia.
Como criatura sobrenatural gozaba, -un éxtasis radiante y suavísimo- de la compañía de la Esencia de Dios: el Amor. De los raptos de amor entre el Infinito que se donaba y la criatura que lo amaba adorándolo. El Génesis encubre esta facultad y este comunicarse con Dios en la frase: “Habiendo oído la Voz de Dios que se paseaba en el fresco de la brisa de la tarde.”
Por cuanto el Padre había dado a sus hijos una ciencia proporcionada a su estado, aun así, Él Mismo los instruía. Porque Infinito es el Amor de Dios y después de haber dado, anhela nuevamente dar y tanto más da, en cuanto más la criatura desea serle hija. Dios se da siempre a aquel que a Él se le da generosamente.
Cuando el hombre se despertó y vio a la mujer, su igual y su complemento; sintió que su felicidad de criatura era total, teniendo el todo humano en plenitud y el todo sobrehumano colmado por el amor dado al amor del hombre.
EL ALMA.
¿Cómo es? ¿Cuáles son sus atributos?
Los Progenitores, además de la Gracia Santificante y la Inocencia, tuvieron en su creación otros dones de su Creador.
La Inmortalidad: atributo divino.
La Inmunidad: de todo dolor y miseria.
La Integridad: la perfecta sujeción de los sentidos a la razón.
La Razón: Es más grande que el instinto.
La Ciencia: ilumina el saber y regula el amor, sujetándolo al orden hacia las criaturas y hacia Dios. Adán estaba formado de carne más que de espíritu. Pero no era carnal en cuanto a que sobre la materia, señoreaban el espíritu y la razón. Y el espíritu inocente y pleno de Gracia, tenía semejanza admirable con su Creador y por lo tanto era inteligente y sabía comprender.
La Libertad: majestad dominante sobre el ‘yo’.
La inteligencia: perfecta e iluminada por la Caridad. Plena de sabiduría y de ciencia divina. Dios dio al hombre la inteligencia unida a la libertad de pensamiento.
¿Qué es el pensamiento? Es al alma de la palabra. La facultad de comprender y conocer expresando las ideas y comunicarlas a los demás, es una cualidad humana. Los pensamientos brotan en la profundidad de la mente y esto es lo que distingue al hombre de los brutos, en los cuales los movimientos mentales se limitan a los más rudimentarios para vivir. El hombre piensa y del pensamiento nacen obras de arte, de genio, de belleza. El hombre piensa y en este su pensar tiene un íntimo amigo que le sirve de compañía en su soledad. El pensamiento del hombre viaja, espiritual como es, por todo el Universo. Se sumerge en los recuerdos y emerge en la previsión de los tiempos futuros.
Estudia, contempla y medita, las admirables obras de Dios en la Creación. Reflexiona los misterios de los hombres. Cada hombre es un misterio encerrado en su vestidura mortal. Luminoso u oscuro según sea su ánimo, santo o satánico. Misterio solo conocido por Dios para el que no hay nada oculto. Y de la contemplación de las cosas y de los hombres, sube a la contemplación de Dios. Como el águila que cada vez más alto asciende hacia el sol, así el pensamiento humano puede elevarse y sumergirse en la luminosidad de Dios, después de haber meditado en la capacidad humana. En la Inmensidad divina después de haber reflexionado en la relatividad humana. En la eternidad divina, después de haber contemplado la efímera temporalidad humana. La Perfección, después de haber mirado sin soberbia que ciega, la imperfección humana.
La Mente: humana es perfecta e imperfectísima. Iluminada por Dios es perfecta. Sin Él cae en el error.
La Razón: debe estar motivada por la bondad. Solo así las acciones humanas obtienen frutos de santidad. Y la razón si es humilde cae de rodillas en obsequio del Dios Infinito e Incomprendible, que solo se vuelve accesible a través de la FE. Solo la fe ilumina la ciencia y la ayuda a comprender. El conocimiento de la Esencia de Dios se encuentra en la sabiduría. Y la sabiduría se encuentra en el luminoso y ardiente centro que es la Caridad. Porque fe es religión y la religión permite a la criatura inteligente pero limitada, comprender al Perfecto e Infinito.
La Memoria: el hombre fue creado para amar y adorar a Dios. Y sufre porque desea a Dios. Y este sufrimiento lo provoca el vacío interior que existe en el hombre que vive alejado de Él. Porque hay en el hombre un ansia de creer que es más grande que su necesidad de respirar. Por eso tiene hambre de Dios y experimenta una necesidad instintiva de buscar la Verdad, que se convierte en un acicate doloroso, porque el hombre se engaña voluntariamente en su deseo, se crea ídolos para aliviar su necesidad espiritual y el alma recuerda a Dios con nostalgia por el momento en que fue creada. Instante fugaz frente a Él, pero que produce un sello indeleble en lo más íntimo de su ser. Su recuerdo se vuelve borroso porque el cuerpo que habita y al que gobierna una mente pagana, llena de ídolos, vive una vida que la enferma y con su espíritu muerto, su sufrimiento aumenta. Porque ella sabe que su cuerpo es perecedero y está unido a algo que es inmortal.
El hombre se pierde en marasmos filosóficos y aún quién dice que no cree en nada, en alguna cosa cree. El que afirma “No creo en Dios” presupone otra fe. Tal vez en sí mismo o en su inteligencia soberbia. Es como el pensamiento “no quiero pensar”, por el hecho de expresarlo, está manifestando que está pensando.
La Voluntad: de los atributos del alma, si la voluntad no es usada con sagacidad para manejar la inteligencia, ésta se vuelve como las medicinas peligrosas: en lugar de sanar matan. La voluntad es la soberana del alma. Dios la respeta y da las fuerzas necesarias para ‘una buena voluntad’ con las virtudes que la hacen inclinarse hacia Él. Pero “No querer ser esclavo del mal”, debe salir del hombre.
La Libertad de Arbitrio: el libre albedrío es el regalo más grande que Dios otorgó a la inteligencia humana. Dios ama a los hombres y les concede la libertad de arbitrio, para que por ella se perfeccionen en la virtud y se hagan más semejantes a Él.
Cuando el libre albedrío no está sostenido por el amor, la voluntad se debilita, muere, poco a poco porque el libre albedrío se ha dejado seducir y se hace esclavo del mal. Dios lo hizo libre y el hombre lo convierte en esclavo de las pasiones. El demonio, el mundo, la carne, en un libre albedrío desordenado, conducen al egoísmo desenfrenado que da la muerte al espíritu. La inteligencia del egoísta queda obnubilada para Dios y sus verdades. La soberbia ensombrece con su humo al egoísta y le ofusca la Verdad. Comienza el proceso de los ‘¿Por qué?’ de estos se pasa a la duda. A la separación no solo de Dios y la confianza en Él, sino también de su justicia, del temor de Dios y de su castigo.
Este es el motivo por el cual se explica, porqué tan fácilmente se peca. La mala voluntad en el pecar, es lo único que Dios, no perdona.
Cuando el alma posee un libre albedrío que vive dentro del orden, en obediencia hacia Dios y siendo heroicamente fiel al Bien, el hombre se eleva y el alma se deifica al tomar la semejanza con Dios. Cuando es el Mal el que lo embrutece; esta semejanza es casi borrada totalmente y la degradación espiritual es tal, que se hace semejante al Demonio. Todo está en la voluntad con que se hace cada acción, ya sea virtuosa o pecaminosa. Porque es la voluntad la que da valor a nuestros actos.
QUERER ARREPENTIRSE. QUERER CONVERTIRSE. QUERER OBEDECER.
QUERER VENCER. QUERER PERDONAR. QUERER AMAR. QUERER SER FIEL.
QUERER TRIUNFAR SOBRE SÍ MISMOS Y SOBRE EL MAL. QUERER SER HEROES.
QUERER. QUERER. QUERER.
El que no se quiere salvar teniendo los medios…
ES PORQUE QUIERE CONDENARSE.
Hasta el último momento, Dios respeta el libre albedrío y la voluntad, reina y soberana del alma. También la voluntad es el factor fundamental en la RECREACIÓN DEL ALMA. Toda la Creación natural y sobrenatural, es obra del amor. Todas las providencias, las leyes físicas, morales, espirituales, son obras del Amor.
El Intelecto:
Es capaz de distinguir lo que está bien y lo que está mal. Y amaestra sobre el cómo y el porqué, se puede y se debe querer hacer el bien y no querer hacer el mal.
La Conciencia: su voz podría llamarse la Voz del Mismo Dios, hablando en el interior del hombre. Es otra ayuda no-solo en empujar la voluntad a acciones buenas y en detener la misma para acciones malvadas. Sino en hacer que surja el arrepentimiento y empujar a la reparación de un mal cometido, para que el hombre vuelva a encontrarse en Gracia de Dios, cuando la ha perdido pecando.
LA Intuición: es una ayuda que Dios da a la inteligencia debilitada en la comprensión. La lucidez de la inteligencia ayuda poderosamente a recibir y comprender las enseñanzas que la Ciencia Eterna, en las lecciones que Dios quiere que sean guía y consuelo en la hora que vivimos, para que el mundo no se embrutezca totalmente, pues las palabras de la justicia no son más que sonidos que repercuten en las orejas y a veces ni siquiera se perciben: no se hacen alimento de Vida.
Dios crea las almas por amor. Y para que ellas puedan alcanzarle y poseerle, después de haberse esforzado en amarle y conocerle, las ha llenado de dones. El alma viene de Dios y todas sus potencias físicas, morales y espirituales tienden hacia Él. El alma originalmente dada al hombre se recrea y se supera en grados inimaginables, a través de grandes sufrimientos y tribulaciones, haciéndola apta para reposar en Dios. El espíritu vivo se funde en Dios y el alma se convierte en Templo Viviente del Espíritu Santo, porque Dios vive en ellas y las funde con Él.
Y es de suma importancia para el alma que quiere avanzar en la vía del Cielo, ser robusta y tener todas sus potencias firmes en Dios. Cuando esto sucede el alma está segura. Cuando las potencias del espíritu están fijas en Él, ninguna fuerza la puede quitar de ahí. El alma viva tiene tal repugnancia al mal, porque Jesús está en ella y el alma percibe lo que siente Él. El mérito del alma es uno solo: aquel de su buena voluntad de querer tenerlo a Él y aferrarse a Él. Todo otro pensamiento sería soberbia y vanidad espiritual. Las almas que están fijas en Dios, no deben tener nunca miedo a nada. Solo a pecar.
EL ESPIRITU.
El espíritu es un Templo. El ángel custodio de cada criatura, adora en la misma, al Dios que la habita si está en Gracia del Señor.
El espíritu es un Rey. La infinita misericordia del Dios Único y Trino, ha dado a nuestro espíritu todas las ayudas para permanecer dominador. Los sentimientos pueden ser domados, entregándolos a Dios y pidiéndole que nos llene de su Amor. Es el alma lo que da al hombre el derecho a decir: “Padre mío…”
Cuanto más el alma es hija de Dios, tanto más pronta se siente para seguir los consejos del Espíritu Santo. El alma hija de Dios toma de su Padre esta característica divina: la solicitud pronta y alegre de hacer todo aquello que es bien. La medida de la filiación alcanzada, la da la prontitud con la que el alma secunda las divinas inspiraciones, sin pararse a considerar lo que ellas puedan exigir de esfuerzo por parte de la criatura humana; ni del peligro que hayan de suponer para el individuo carnal.
Y el alma espiritual es la que distingue al hombre de los animales y lo hace dios sobre todos los otros seres creados: dios-rey que domina y somete; comprende, instruye, provee y lo hace dios por su origen y destino futuros.
Es el alma aquella que iluminada por su divino origen, sabe, quiere, puede con fuerza ya semidivina. Fuerza que Dios potentemente sostiene y ayuda, cuanto más el alma se eleva en la justicia y el hombre se diviniza con una vida de justicia.
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA
7.- ENTRE LA CRUZ Y LA MAGIA
En la casa de Adrián, éste está sentado con Diego en una de las bancas del jardín más próximas a su cubículum (dormitorio) Hasta allí se escuchan unos gritos. Una especie de gruñidos, alaridos y rugidos, unidos en una sola y escalofriante mezcla.
Diego muestra preocupación en su mirada mientras pregunta:
– ¿Sigue igual?
Adrián mueve la cabeza de un lado para otro y contesta con tristeza:
– No. Está peor. Por eso te mandé llamar. Ningún médico comprende lo que le pasa. Lo único que saben decir es que está loco. Se retuerce, echa espuma, blasfema de los dioses del Olimpo y hemos tenido que encadenarlo porque se ha vuelto más agresivo, desde que lo llevamos al templo de Esculapio.
– Te veo mal. ¿Estás enfermo?
– Mi madre llora sin consuelo y nada me ha funcionado con los sortilegios, ni con los consejos de mi espíritu guía y protector. Y si a esto le agregas el dolor que me abruma a causa de Ariadna. ¿Qué te puedo decir, amigo mío?
Diego suspira y luego comenta:
– Te comprendo demasiado bien. También yo estoy muy apesadumbrado por causa de ella. Tal parece que cargamos con una maldición.
Hemos sido amigos desde niños ¿Por qué teníamos que enamorarnos de la misma mujer?
– Eros se está divirtiendo con nosotros.
– Ayer tuve una experiencia muy curiosa. Por la tarde yo estaba en el triclinium del jardín, pensando angustiado en todo lo que me estaba sucediendo. Mi hermano Víctor se puso peor que nunca y yo no sabía cómo consolar a mi pobre madre. Adela mi aya, nos llevó unos refrigerios y tratando de consolarme me dijo: “Amito Adriano, ¿Me permitirías llamar a Miriam? Es la ayudante en la cocina. Ella tiene algo muy importante que deciros, si consientes en escucharla unos momentos. ¿Lo harás?”- y me miró con unos ojos tan suplicantes, que no supe que me pasó y le dije “Está bien. Que venga.” Estuve a punto de arrepentirme en consentir hablar con los esclavos. ¡Y menos con una judía! Cuando regresaron las dos, yo seguía allí, sintiéndome cada vez más desgraciado. ¡Fíjate cuán grande sería mi desesperación, que hasta invoqué al Dios Desconocido de los griegos y le prometí una ofrenda si me ayudaba!
Cuando Myriam llegó, le ordené: “Habla”
Al principio con timidez y luego con gran seguridad, me contó esta historia:
“Cuando el rey de Siria estaba listo para hacer la guerra a Israel, había en su corte un hombre valioso y respetado de nombre Naamán, el cual estaba leproso. Había también una esclava israelita que habían robado los sirios y ésta les dijo: “Si llevasen a mi señor al profeta que hay en Samaría, ciertamente lo limpiaría de la lepra.” Naamán le pidió permiso al rey y siguió el consejo de la joven. El rey de Israel se enojó mucho y exclamó: ‘¿Soy acaso Dios para que el rey de Siria me mande sus enfermos? Esta es una trampa para que haya guerra. Más el profeta Eliseo cuando se enteró, dijo: “Que venga a mi casa el leproso, lo curaré y sabrá que en Israel hay un profeta.” Naamán fue a ver a Eliseo, pero éste no lo recibió; tan solo le mandó decir: “Lávate siete veces en el río Jordán y quedarás limpio.” Naamán se fastidió y pareciéndole que para nada había venido de tan lejos y caminado tanto, trató de regresar. Sus siervos le dijeron: ‘Solo te pidió que te lavaras siete veces y aunque te hubiese mandado muchas más, deberías hacerlo porque él es el profeta.’ Entonces Naamán reflexionó, se levantó, fue y se lavó. Y quedó curado. Lleno de gozo, fue a casa del siervo de Dios y le dijo: “Ahora sé la verdad. No hay otro Dios sobre la Tierra, sino solo el Dios de Israel.” Y como Eliseo no aceptara dones, le pidió que cuando menos le permitiera llevar tanta tierra como para hacer un altar en el que él pudiera sacrificar para El Dios Verdadero, sobre tierra de Israel.” Y Miriam calló.
Algo se removió dentro de mí y le pregunté: ¿Qué tratas de decirme?
Y entonces Adela me contestó:
– Si tú lo quieres, mi amo. Pasado mañana, estará aquí en Roma un profeta más grande que Eliseo, porque es un Apóstol del Dios Único y Verdadero. Y él puede curar a Víctor y hacer que regrese la felicidad a esta casa.
– ¡Claro que quiero! Llévame con él.
Adrián hace una pausa y luego pregunta a Diego:
– Te mandé llamar para invitarte ¿Te gustaría acompañarnos?
– ¡Claro que sí! Por nada me pierdo semejante portento… Oye, ¿Y si no pasa nada?
Adrián dice esperanzado:
– Algo me dice que no será así. Presiento… no sé… Pero tengo necesidad tanto de comprobarlo, como de que mi hermano se cure.
La tarde declina y pronto será de noche. Los dos amigos se quedan hablando de aquella insólita aventura.
Mientras tanto en otra casa del Vicus Patricius…
En el pórtico que circunda un hermoso jardín, en donde se escucha el murmullo del agua que lanzan los surtidores de una bella fuente, Leonardo da largos paseos con las manos unidas a su espalda. Su ceño fruncido, su ira contenida y su furiosa concentración; hablan de un humor que no debe ser perturbado. Sus pisadas son fuertes y enérgicas. Después de hablar con su “espíritu guía”, está más confundido que nunca.
Tres días antes, uno de los informantes que había distribuido en todos los lugares donde puede averiguar algo de Sofía, le avisó que había regresado a su casa. Él fue inmediatamente a buscarla…
Y al recordar la entrevista que tuvieron, su rostro se ensombreció más todavía…
Estaba más bella que nunca. Alta, morena clara, con un cuerpo escultural que se dibujaba a través de los pliegues de su vestido color malva. Sus cabellos negros y ondulados, peinados con una diadema que por detrás tiene un velo como de seda en un tono rosa muy tenue. Su rostro de finas y armoniosas facciones, tiene una mezcla de dulzura a pesar de su severidad. Están sentados en el atrium y hacen una hermosa pareja. Leonardo tiene una sonrisa forzada que lo hace lucir poco agradable. Pareciera que bajo una capa de benevolencia, late una voluntad turbia y oscura. Él hace grandes protestas de afecto a la joven, declarándose listo para hacer de ella una esposa feliz; reina de su corazón y de su casa. Pero ella rechaza sus ardientes declaraciones de amor, con serena firmeza.
Leonardo insiste:
– Pero tú podrías hacer de mí, un santo de tu Dios, Sofía. Porque tú eres cristiana y yo lo sé. Pero no soy enemigo de los cristianos. Tampoco soy un incrédulo sobre las verdades de ultratumba. Creo en la otra vida y en la existencia del espíritu. También creo que seres espirituales velan sobre nosotros y se manifiestan si los invocamos para ayudarnos. Yo he recibido su guía y su auxilio. Como puedes ver, creo cuanto tú crees. No podría nunca acusarte, porque sería como acusarme a mí mismo por tu mismo delito. No creo como los demás, que los cristianos sean personas que ejercen una magia malvada. Y estoy convencido de que nosotros dos estando unidos, haríamos grandes cosas.
Inconmovible, ella responde:
– Leonardo, por favor no insistas. Yo no discuto tus creencias. Yo también quiero creer que unidos, haremos grandes cosas. Ni siquiera niego que soy cristiana. Y quiero admitir que tú eres amigo de los cristianos. Rogaré a Dios por ti para que tú los llegues a amar a tal punto, que tú te conviertas en un campeón entre nosotros. Entonces si Dios lo quiere, estaremos unidos en una misma suerte. Pero sería un destino totalmente espiritual. Pues de otro tipo de uniones yo soy esquiva, porque he decidido reservarme a mí misma con todo mi ser, para entregarme al Señor y Dios mío. Voy a conseguir aquella Vida en la cual también dices que crees, alcanzando la amistad de los que tú también admites que están sobre nosotros; protegiéndonos vigilantes y operantes, en el Nombre Santísimo del Señor, obrando para nuestro bien.
Leonardo exclama exasperado:
– ¡Basta, Sofía! Mi espíritu protector es muy poderoso y te doblegará hasta que te sometas a mis deseos.
Sofía replica con firmeza:
– ¡OH, NO! Si él es un espíritu celestial, sólo querrá lo que la Voluntad de Dios quiera. Dios para mí, quiere la virginidad. Y yo espero el martirio. Y por lo mismo, tu protector no logrará inducirme a hacer ninguna cosa contraria al querer de Dios. Y si es un espíritu que no viene del Cielo, entonces absolutamente nada podrá sobre mí. Porque sobre él levantaré en mi defensa el Signo de la Victoria que tengo en la mente, en el corazón en el espíritu, sobre mi cuerpo. Grabado como un tatuaje vivo, que nos vuelve victoriosos sobre cualquier voz que no sea la de mi Señor. Vete en paz hermano y que Dios te ilumine para que conozcas la Verdad. Yo rogaré para que su luz llegue a tu alma.
Leonardo deja la casa refunfuñando amenazas. Y Sofía lo ve partir con lágrimas de compasión.
Sus padres están alarmados y la joven los tranquiliza diciendo:
– No temáis. Dios nos protegerá y hará nuestro a Leonardo. Orad vosotros también y Tengamos fe en nuestro Señor Jesucristo.
Y Sofía se retira a su cubículum y ora postrada delante de una cruz desnuda, sostenida entre dos ventanas y sobrepuesta en la figura labrada del Cordero Místico. Su oración es ferviente y hay un momento en que sobre ella; suspendida en el aire aparece una luminosidad que poco a poco toma la forma incorpórea de un ser angélico, que la envuelve totalmente con su luz.
Mientras tanto, a la misma hora en la casa de Leonardo. En una estancia privada, en la que hay instrumentos y signos cabalísticos y mágicos; el joven patricio trabaja alrededor de un trípode, sobre el cual lanza sustancias resinosas que hacen que se levanten densas volutas de humo; al mismo tiempo que traza sobre él signos, murmurando palabras que siguen un oscuro ritual. El ambiente se satura de una niebla azulada que vela el contorno de las cosas y hace que parezca que el cuerpo de Leonardo, está en una lejanía de aguas trémulas. Entonces se forma un punto fosforescente que va creciendo poco a poco, hasta alcanzar la forma y el volumen de un cuerpo humano.
Enseguida los dos establecen un diálogo incomprensible a nadie más. Leonardo se arrodilla y da muestras de veneración, al mismo tiempo que ruega al que parece considerar alguien muy poderoso. Luego, la niebla desaparece lentamente y Leonardo queda nuevamente solo…
Entonces en la estancia de Sofía sucede un cambio. Ella continúa orando. Un punto fosforescente y danzante, como una bola de fuego envuelve a la joven orante. Es la hora de la tentación para Sofía. Y la luz de fuego se transforma en un ángel maligno. El cual con visiones mentales, trata de suscitar sensaciones para hacer caer a la virgen consagrada a Dios y persuadirla a través de los sentidos. Ella sufre intensamente y cuando está a punto de ser dominada, supera la durísima prueba con el signo de la cruz que ella traza con su mano en el aire, mientras lleva su otra mano hacia su cuello, a otra cruz que cuelga de una fina cadena de oro. La saca de su pecho y la levanta, mientras dice con voz autoritaria:
– ¡Retírate Satanás! Yo soy de Dios y nada en mí te pertenece.
Pero el adversario no se da por vencido. Le muestra a Sofía escenas de una vida familiar idílica, con un esposo rendido y apasionado.
A la tercera vez, la tentación es tan fuerte y el ataque es tan violento; que Sofía se abraza a la gran cruz que está suspendida y agarrada sobre el muro. Ella alza delante de sí la otra pequeña cruz. Parece un combatiente aislado que se defiende a la espalda con un firme refugio y al frente, con un escudo invencible. La luz fosforescente no resiste aquella doble señal y desaparece.
Al día siguiente, Leonardo regresa a la casa de la joven que lo tiene obsesionado y trata de convencerla una vez más con sus reiteradas promesas de amor.
– Te estoy proponiendo que seas mi esposa, Sofía. La reina de mi hogar y la madre de mis hijos. Estoy siendo honesto y no te pido nada indebido. ¿Por qué te sigues negando? –Suplica exasperado- Por favor recapacita y cambia tu decisión.
Sofía replica inconmovible:
– No soy yo quién debo cambiar de pensamiento, sino tú el tuyo, Leonardo. Si te liberas de la esclavitud a que te somete ese espíritu malvado, tu alma será salvada. Yo ahora más que nunca, permanezco fiel a Dios en el cual creo. Y a Él todo lo sacrifico por el bien de todos. Y ya verás que el poder de mi Dios es infinitamente superior al de vuestros dioses y al del Maligno que en ellos adoráis.
Leonardo se retira desilusionado una vez más; colérico y decidido a no renunciar a ella. “Tiene que ser mía.” Piensa mientras vuelve a su casa a repetir el ritual del día anterior.
Y nuevamente una jovencita sola, con una cruz en las manos y otra adosada al muro de su habitación, entabla un combate feroz.
Es una doncella convencida del Poder de la Cruz, que se ha refugiado en ella para vencer. En su lucha hay un hombre cuyo contubernio con Satanás, lo hace rico de todos los vicios capitales y tiene como aliado al Amo del Infierno, con todo su poder y sus seducciones.
Éste está furioso porque a pesar de haber desencadenado todas las fuerzas del Mal, para destruir y hacer perecer; no solo ha sido vencido por la joven virgen, sino que también es doblegado y obligado por la fuerza invencible de Dios.
De esta forma, Satanás debe confesar la verdad y perder a su discípulo:
“El Dios Crucificado es más poderoso que todo el Infierno junto. Siempre me vencerá. Quién cree en Él, está a salvo de cualquier insidia. LA FE ES LA CUESTION VITAL.”
La respuesta de su “protector” ha sido la causante de la ira del patricio. Y es lo que más lo abruma en su paseo.
Finalmente se sienta en el triclinio y con su mentón apoyado sobre su puño izquierdo cerrado, piensa por largo rato. Siguiendo el hilo de sus pensamientos, levanta su mano derecha y traza en el aire, con el dedo una cruz… Y se queda inmóvil por unos segundos.
Luego se refleja en su semblante una firme determinación. Se levanta. El razonamiento que lo ha decidido ha sido éste: “Ya que Jesucristo el Crucificado es el Dios Todopoderoso y nada puede contra Él, me convertiré en cristiano y voy a adorarlo.”
Parece una magnífica estatua. De su semblante desaparece el aire torvo y sombrío. En ese momento llega un esclavo y le avisa que ha llegado un mensajero de la casa de Adriano, con una carta para él. Leonardo la lee…
Y a la mañana siguiente se une a la comitiva que se dirige a la Puerta del Cielo.
Cuando cruzan el atrio de la regia mansión, Leonardo se fija en el Lararium (especie de oratorio donde se adoran los dioses domésticos): lo único que tiene es una enorme cruz desnuda hecha de mármol que parece suspendida con lazos invisibles, con un gran lienzo blanco y plegado que cuelga de uno a otro de sus brazos y un letrero en un pedestal que en latín y en griego dice: “JESÚS ESTA VIVO”
Al lado izquierdo se lee: “Si quieres alcanzar la perfección, aprende la ciencia de VIVIR MURIENDO Y MORIR AMANDO.”
En el lado derecho está escrito: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con todo tu ser, sobre todas las cosas. Y a tu prójimo como a ti mismo…”
Adela, la aya de Adriano, dice unas palabras al que los ha recibido. Este asiente con la cabeza y luego se dirige a todos:
– Bienvenidos, hermanos. Que la paz de nuestro Señor Jesucristo esté con todos vosotros. No temáis. Todo estará bien. Traigan al enfermo.
Cuatro africanos gigantescos llevan al enfermo amarrado como un bulto, hasta un salón anexo al atrium y que en otros tiempos funcionó como taberna para los invitados.
Luego todos los demás son conducidos al jardín posterior, donde Pedro está hablando en el salón porticado a una gran cantidad de personas reunidas:
“Os hablo una vez más de esta Cena en que antes de ser Inmolado por los hombres, Jesús de Nazaret, llamado el Nazareno, el Hijo de Dios Vivo y Verdadero. Y Salvador nuestro, como hemos creído con todo nuestro corazón e inteligencia. Porque en creerlo está nuestra salvación. Se inmoló por su propia voluntad y por su gran amor, se dio a Sí Mismo en comida y bebida a los hombres, cuando tomó un pan entero y lo puso sobre una copa llena de vino. Los bendijo y los ofreció a Dios Padre. Luego partió el Pan en trece pedazos y dio uno a cada uno de los apóstoles, reservando uno para su Madre Santísima. Y dijo: “Tomad y comed. Esto es mi Cuerpo. Haced esto en recuerdo de Mí, que me voy… Después tomó el Cáliz y dijo: “Tomad y bebed. Esto es mi Sangre. Este es el Cáliz del Nuevo Pacto sellado en mi Sangre y por mi Sangre que será derramada por vosotros, para que se os perdonen vuestros pecados y para daros la Vida. Haced esto en recuerdo mío.”
Y es lo que estamos haciendo. Así como nosotros sus testigos creemos que en el Pan y en el Vino, ofrecidos y bendecidos como Él lo hizo, en memoria suya y por obedecerle, están su Cuerpo Santísimo y su Sangre Preciosa, Poderosa y Adorable. Este Cuerpo y esta Sangre que son del Dios Encarnado, Hijo del dios Altísimo. Sangre que fue derramada y Cuerpo que fue crucificado por amor y para dar Vida a los hombres. Así también a vosotros que habéis entrado a formar parte de la Iglesia verdadera, inmortal, que predijeron los profetas y que fundó Jesús, debéis creerlo.
Creed y bendecid esta señal como perdón suyo. Pues nosotros, si no fuimos sus crucificadores materiales, si lo fuimos moral y espiritualmente, principalmente por nuestros pecados. Por nuestra debilidad en servirlo. Por nuestra ceguera en comprenderlo. Por nuestra cobardía en abandonarlo, huyendo en su hora postrera y ¿Qué puedo deciros de mi personal traición? Pues lo negué por miedo y cobardía. Negué que era su discípulo aun cuando me había elegido para ser el primero entre sus siervos.- gruesas lágrimas corren por sus mejillas y bañan todo su rostro- Poco antes de la hora Prima; allá, en el patio del Templo.
Creed y bendecid al Señor, todos los que no lo conocieron cuando era el Nazareno y permite que ahora lo conozcan como el Verbo Encarnado. El Cordero que ha sido Inmolado; Rey de Reyes; Sacerdote y Dios; Hijo del Dios Altísimo; Hombre Verdadero y Dios Verdadero; Maestro, Salvador y Redentor nuestro; que murió Crucificado y Resucitó de entre los muertos. Y ahora ha regresado al Cielo, para estar glorioso con el Padre. “Venid y Tomad” Él lo dijo: “Quién come mi Carne y bebe mi sangre, tendrá Vida Eterna.”
Él creó vuestras almas y las redimió con su Vida y con su Sangre Santísima. Él os está llamando para ser ovejas de su Rebaño. El Buen Pastor está buscando a la oveja perdida. Y os llama para salvaros. Él ha redimido vuestras almas y las espera para darles la Vida Eterna.
Pedro calla.
Después de unos momentos, dice:
– Vayamos ahora a los enfermos…
Celina se acerca y le dice algo en voz baja. Pedro sonríe y se dirige hacia donde está el grupo de Adriano. Los saluda:
– Paz a ustedes, hermanos.
– Salve.- contestan todos.
Y mientras caminan al lugar en que dejaron a Víctor, Adrián dice:
– Está loco por un mal misterioso. Nadie ha podido curarlo. Es mi hermano, -señalando a la mujer que llora con profundo dolor, agrega.- y ella es mi madre. Hemos venido…
Adrián ya no sabe que decir y baja la cabeza apesadumbrado.
Pedro trata de consolarlo:
– Ahora se le pasará.
Y Pedro se dirige al hombre que pese a que está amarrado fuertemente, da unos saltos con unos rugidos escalofriantes que aumentan a medida que el apóstol se va acercando.
Todos miran asombrados al enfermo que se agita siempre más.
Adrián advierte:
– Ten cuidado. Es muy agresivo.
Pedro llega hasta el hombre que a pesar de sus ataduras, pareciera a punto de soltarse; mientras gruñidos espeluznantes rugen en forma sobrehumana de su garganta. El apóstol declara tranquilamente:
– Vosotros le creéis loco. Dices que ningún médico puede curarlo. Es verdad. Ningún médico porque no está loco; sino que uno de los inferiores como ustedes los conocen, ha entrado en él…
Adrián replica:
– Pero no tiene el espíritu de Pitón. Al contrario. Solo dice incoherencias.
Pedro explica:
– Nosotros lo llamamos “demonio” no Pitón. Hay el que habla y el que es mudo. El que engaña con razones aparentes de verdad y suele pasar desapercibido. Es el más peligroso. Y hay el que produce solo un desorden mental. El primero de los dos es el más completo y entre menos se advierte su presencia, más destrucción produce. Tu hermano tiene el segundo, pero ahora saldrá de él.
– ¿Cómo?
– Él mismo te lo dirá.
Entonces, dirigiéndose al enfermo, Pedro ordena:
– ¡En el Nombre de Jesucristo deja a este hombre y regresa a tu Abismo!
El hombre lanza un alarido escalofriante y grita:
– ¡Me voy! Contra ti y por Él, mi poder es demasiado débil. Me arrojas y me amordazas. ¿Por qué siempre nos vences?
El espíritu que habló por boca de Víctor, sale con un alarido más fuerte. Y el hombre se desploma como si se hubiera desmayado.
Pedro dice:
– Está curado. ¡Soltadlo sin miedo!
Varias voces dicen al mismo tiempo:
– ¿Curado?… ¿Estás seguro?… Pero…
Adrián intenta postrarse, al mismo tiempo que exclama:
– ¡Yo te adoro!
Pero Pedro lo detiene inmediatamente:
– ¡No lo hagas! Yo soy solo un hombre como tú. Levanta tu alma. En el Cielo está Dios. A Él adórale. Y dirige tus pasos hacia Él.
– Entonces permite que te trate como a los sacerdotes de Esculapio. Permite que te oigamos hablar y ver como curas a los enfermos.
– Hazlo. Y trae a tu hermano.-y dirigiéndose al grupo, los invita – Si queréis, todos podéis pasar.
Mientras tanto, Víctor está sorprendido. Y mirando a todos pregunta:
– ¿Pero dónde estoy? Esto no es Ostia. ¿Dónde está el mar?
Adrián contesta:
– ¡Estabas…!
Pedro lo interrumpe al hacer una señal con la que impone silencio y dirigiéndose a Víctor le dice:
– Tenías una fiebre muy alta y te han traído a Roma. Ahora estás mejor. Ven.
Dócilmente, el hombre se levanta y camina junto al apóstol. Todos los siguen, conmovidos, sorprendidos y sin comprender cabalmente lo que ha sucedido.
Adrián no puede contenerse y adelantándose llega hasta Pedro y le pregunta:
– Dijiste levanta tu alma. ¿Qué cosa es el alma? ¿De quién viene? ¿Dónde está?
– Seguidme y lo sabréis…
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA
6.- ARBITER ELEGANTIARUM
En una villa ancestral que en su mayor parte está orientada hacia el sur. Hay un pabellón apartado que está rodeado por un patio al que dan sombra muchas palmeras; varios robles, sauces llorones, cedros, fresnos y cuatro plátanos. En el centro, una fuente derrama su agua en una pila de mármol y salpica suavemente los plátanos que la rodean y las plantas que éstos cobijan. En este pabellón está ubicado un dormitorio que no permite entrar la luz del día, ni escuchar el ruido. A un lado está el triclinium (comedor)
Existe también una habitación sombreada por el verdor del plátano más cercano, decorada con una espléndida pintura que representa a unos pájaros posados sobre las ramas de unos árboles. Aquí se encuentra una pequeña fuente con una pila rodeada por unos surtidores que emiten un susurro muy agradable.
Es el refugio de un escritor. Y sobre la mesa de trabajo se puede ver un fragmento de su última obra literaria, en la que está desarrollando su talento. Al acercarse se puede leer: “La Cena de Trimalción…” El autor trabaja en ella por las mañanas, cuando se lo permiten las fiestas de Nerón…
Ahora, después del banquete de la víspera que se prolongó más de lo acostumbrado; Tito Petronio se levantó tarde sintiéndose sumamente fastidiado…
En su travesía por los baños recuperó su ingenio y complacido, se sintió rejuvenecer. Rebosante de vida, de energía y de fuerza; cuando estaba sumergido en el agua tibia, le avisaron que su sobrino Marco Aurelio acaba de llegar a visitarlo.
Petronio ordena que lo conduzcan al jardín adyacente para conversar plácidamente y sale del agua poniéndose una bata de lino suave.
Marco Aurelio es hijo su hermano Publio, el mayor y más querido. Y ha estado sirviendo bajo las órdenes de Corbulón en la guerra contra los partos. Es su sobrino predilecto. Un hombre íntegro; que ha heredado de su tío el gusto por el placer, el arte, la belleza y la estética; cualidades que Petronio valora sobre todo lo demás. No por nada le han apodado el “Árbitro de la Elegancia.”
Toma una manzana del platón que está en la mesa más cercana y está a punto de morderla, cuando entró un joven con pasos largos y flexibles exclamando:
– ¡Salve Petronio! Que te sean propicios todos los dioses.
Petronio sonríe y contesta:
– ¡Salve Marco Aurelio! Te doy la bienvenida a Roma. Espero que disfrutes de un merecido descanso después de las fatigas de la guerra. ¿Qué noticias traes de Armenia?
Mientras el joven se sienta en una banca a su lado, exclama con cierto fastidio:
– De no ser por Corbulón, esta guerra sería un desastre.
– ¡Es un verdadero Marte! ¿Sabes que Nerón le teme?
Marco Aurelio lo mira sorprendido y pregunta:
– ¿Por qué?
– Porque si quisiera, podría encabezar una revuelta.
– Corbulón no es ambicioso hasta ese grado.
Petronio sentencia:
– Si quitáramos la ambición y la vanidad ¿Dónde quedarían los héroes y los patriotas?
– Lo conozco bien y sé que no debéis temer nada de él. Hablas como Séneca.
– Se puede apreciar el carácter de un hombre en la forma como recibe la alabanza. Y tienes razón. Séneca es un maestro al que hay muchas cosas que aprenderle. Es uno de los pocos hombres que respeto y admiro.
Petronio cerró los ojos y Marco Aurelio se fijó en el semblante un tanto demacrado de su tío y cambiando el tema, le preguntó por su salud.
El augustano hizo un mohín, antes de replicar:
– ¿Salud? No lo sé. Mi salud no está como yo quisiera. Trato de ser fuerte y aparento estar perfectamente. Pero empiezo a sentir un cierto cansancio que… Considerando las circunstancias, creo que estoy bien. ¿Y tú cómo estás?
– Las flechas de los partos respetaron mi cuerpo, pero… un dardo de amor acaba de herirme y ha acabado con mi tranquilidad. Estoy aquí para pedirte un consejo.
Petronio lo miró sorprendido y dijo:
– Te puedes casar o quedarte soltero. Pero te aseguro que te arrepentirás de las dos cosas.- luego lo invitó – Vamos a sumergirnos en el agua tibia y me sigues platicando. ¿Qué te parece?
Marco Aurelio aceptó encantado:
– Vamos.
Los dos regresan al frigidarium. Marco Aurelio se desnuda y Petronio contempla el cuerpo vigoroso de su sobrino. Le recuerda las estatuas de Hércules que adornan el camino al Palatino. Es un atleta pleno de vigor juvenil. Y en el armonioso rostro que completa la apolínea belleza masculina, hay un gesto de sufrimiento reprimido. El joven se lanza al agua, salpicando el mosaico que representa a Perseo liberando a Andrómeda.
Petronio admira todo esto con los ojos regocijados del artista embelesado con la auténtica belleza…
Y después de lanzarse al agua, dice:
– En la actualidad hay demasiados poetas. Es una manía de los tiempos que vivimos. El césar escribe versos y por eso todos lo imitan. Lo único que no está permitido es escribir mejores versos que él… Hace poco hubo un certamen y Nerón leyó una poesía dedicada a las transformaciones de Niobe. Los aplausos de la multitud cubrieron la voz de Nerón; pero en aquellas muestras de forzado entusiasmo faltaba el acento de la espontaneidad que nace del corazón. Luego Lucano declamó otra, celebrando el descenso a los infiernos de Orfeo. Cuando se presentó, el respeto y el temor contenían a los oyentes… Más por uno de esos triunfos del arte que parecen milagrosos, el poeta logró suspender los ánimos; los arrebató y consiguió que se olvidaran de sí y del emperador. Y le decretaron unánimes el laurel de la gloria y el codiciado premio. ¿Te imaginas lo que sucedió después?… Imposible que Nerón consintiese un genio superior a su inspiración. Se salió despechado del certamen y prohibió a Lucano que volviese a leer en público sus versos. Por eso yo escribo en prosa.
– ¿Para ti no ambicionas la gloria?
– A nadie ha hecho rico el cultivo del ingenio.
– ¿Qué estás escribiendo ahora?
– Una novela de costumbres: las correrías de Encolpio y sus amigos Ascilto y Gitón. Ya casi la termino. Estoy en el convite ridículo de un nuevo rico. Lo he titulado “La Cena de Trimalción”
– ¿El libro?
– No. El capítulo. El libro es una sorpresa. Espera un poco… – se queda pensativo un momento. Y luego añade- Enobarbo ama el canto. En particular el suyo propio. Dime ¿Tú no haces versos?
Marco Aurelio lo mira sorprendido… y luego responde firme:
– No. Jamás he compuesto ni un hexámetro.
– ¿Y no tocas el laúd, ni cantas? – insiste Petronio.
– No. Me gusta oír a los que sí saben hacerlo.
– ¿Sabes conducir una cuadriga?
– Lo intenté una vez en Antioquia, pero fui un fracaso.
– Entonces ya no debo preocuparme por ti. Y ¿A qué partido perteneces en el hipódromo?
– A los azules; porque los únicos que me entusiasman son Porfirio y Scorpius.
– Ahora sí ya estoy del todo tranquilo. Porque en la actualidad hacer cualquiera de estas cosas es muy peligroso. Tú eres un joven apuesto y tu único peligro es que Popea llegue a fijarse en ti. Pero no… Esa mujer tiene demasiada experiencia y le interesan otras cosas. ¿Sabes que ese estúpido de Otón, su ex marido? ¿Todavía la ama con locura? Vaga por la España, borracho y descuidado en su persona.
– Comprendo perfectamente su situación.- suspiró Marco Aurelio.
Petronio movió la cabeza. Y siguieron conversando…
Cuando más tarde salieron del Thepidarium, dos bellas esclavas africanas, con sus perfectos cuerpos como si fueran de ébano, los esperan para ungirlos con sus esencias de Arabia…
Al terminar, otras dos doncellas griegas que parecen deidades, los vistieron.
Con movimientos expertos adaptaron los pliegues de sus togas. Marco Aurelio las contempló con admiración y exclamó:
– ¡Por Júpiter! ¡Qué selecciones haces!
Petronio sentenció:
– La belleza y la rareza fija el precio de las cosas. Prefiero la calidad óptima. Toda mi “Familia” (Un amo con sus parientes y sus esclavos) en Roma, ha sido seleccionada con el mismo criterio.
– Cuerpos y caras más perfectos no posee ni siquiera el mismo Barba de Bronce.- alaba Marco Aurelio mientras aspira los aromas con deleite.
– Tú eres mi pariente.- aceptó Petronio con cariño. Y agregó- Y yo no soy tan intolerante como Publio Quintiliano.
Marco Aurelio al escuchar este nombre se queda paralizado. Olvidó a las doncellas y preguntó:
– ¿Por qué has recordado a Publio Quintiliano? ¿Sabías que al venir para acá una serpiente asustó a mi caballo y me derribó? Pasé varios días en su villa fuera de la ciudad. Un esclavo suyo, el médico frigio Alejandro, me atendió. Precisamente de esto era de lo que quería hablarte.
– ¿Por qué? ¿Acaso te has enamorado de Fabiola? En ese caso te compadezco. Ella es muy hermosa pero ya no es joven. ¡Y es virtuosa! Imposible imaginar peor combinación. ¡Brrr!.- Y Petronio hace un cómico gesto de horror.
¡De Fabiola, no! ¡Caramba!
– ¿Entonces de quién?
– Yo mismo no lo sé. Una vez al rayar el alba la vi bañándose en el estanque del jardín, con los primeros rayos del sol que parecían traspasar su cuerpo bellísimo. Te juro que es más hermosa que Venus Afrodita. Por un momento creí que iba a desvanecerse con la luz del amanecer… Y desde ese momento me enamoré de ella con locura.
– Si era tan transparente, ¿No sería acaso un fantasma?
– No me embromes Petronio. Te estoy abriendo mi corazón. Después volví a verla dos veces más. Y desde entonces ya no sé lo que es tranquilidad. Ya no me interesa nada de lo que Roma pueda ofrecerme. Ya no existen para mí otras mujeres… Ni vino, fiestas o diversiones. Me siento enfermo. Traté de indagar de mil maneras sutiles y creo que se llama Alexandra. No estoy muy seguro… Pero solo la quiero a ella. No se aparta de mi mente un solo instante. Te lo digo con sinceridad Petronio, siento por ella un anhelo tan vehemente, que he perdido el apetito. En el día me atormenta la nostalgia y por las noches no puedo dormir. Y cuando consigo hacerlo, solo sueño con ella. Y así transcurre mi vida, con este torturante deseo…
Petronio lo mira con conmiseración… Y luego dice con determinación:
– Si es una esclava, ¡Cómprala!
Marco Aurelio replica con desaliento:
– No es una esclava.
– ¿Es acaso alguna liberta perteneciente a la casa de Quintiliano?
– No habiendo sido jamás esclava, tampoco puede ser liberta.
– ¿Quién es entonces?
– ¡No lo sé!… No pude averiguar mucho. Por favor escúchame. Es la hija de un rey, creo. –Y añade desesperado- O algo por el estilo…
Petronio lo mira interrogante. Y cuestiona lentamente:
– Estás despertando mi curiosidad, Marco Aurelio.
Su sobrino lo mira con impotencia y explica:
– Hace tiempo el rey de Armenia invadió a los partos, mató a su rey y tomó como rehenes a su familia, a algunos principales de su nuevo territorio y los entregó a Roma. El gobernador no sabía qué hacer y el César los recibió junto con el botín de guerra que enviaron como regalo. Luego los entregó a Publio Quintiliano, ya que no pueden considerarse como cautivos y se desconoce el motivo que lo impulsó a entregarlos a él. Pero el tribuno los recibió muy bien. Y en esa casa en la que todos son virtuosos, la doncella es igual a Fabiola.
– ¿Y cómo estás tan enterado de todo esto?
– Publio Quintiliano me lo refirió. Esto pasó hace quince años. Y también te digo que a mi regreso de Asia, pasé por el templo de Delos a fin de consultar a la sibila. Y Apolo se me apareció… y me anunció que a influjos del amor, se operaría un cambio trascendental en mi existencia…
¿Y qué quieres hacer?
– Quiero que Alexandra sea mía. Deseo sentirla entre mis brazos y estrecharla contra mi corazón. Deseo tenerla en mi casa hasta que mi cabeza sea tan blanca, como las nieves de la montaña. Deseo aspirar su aliento puro y extasiarme mirando sus ojos bellísimos. Si fuera una esclava, pagaría por ella lo que fuera. Pero ¡Ay de mí! No lo es…
– No es una esclava pero pertenece a la familia de Quintiliano. ¿Por qué no le pides que te la ceda?
– ¡Cómo si no los conocieras!…Tú sabes que Publio es muy diferente a las demás personas y en ese matrimonio, ambos la tratan como si fuera su verdadera hija.
Petronio se queda reflexivo, se toca la frente y luego dice con impotencia:
– No sé qué decirte, Marco Aurelio mío. Conozco a Publio Quintiliano, quién aun cuando censura mi sistema de vida; en cierto modo me estima y me respeta más, pues sabe que no soy como la canalla de los íntimos de Enobarbo; exceptuando dos o tres como Séneca y Trhaseas… –levanta las manos con desconcierto y agrega- Si crees que algo puedo hacer acerca de este asunto, estoy a tus órdenes.
– Creo que sí puedes… Tienes influencia sobre Publio y además tu ingenio te ofrece inagotables recursos. ¡Si quisieras hacerte cargo de la situación y hablar con él!
– Tienes una idea exagerada de mi ingenio y de mis recursos. Pero si no deseas más que eso, hablaré con Publio lo más pronto posible. Yo te avisaré…
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA
5.- TRES HECHICEROS ENAMORADOS
En el eloethesium (Parte de los baños en donde se untan el cuerpo con aceite) en sendas mesas de ciprés cubiertas con lienzos egipcios, están tendidos tres hombres desnudos. A cada uno en sus cuerpos atléticos y bien formados, dos enormes masajistas que han sumergido las manos en aromáticos aceites, les frotan hábilmente todos los músculos con masajes expertos. Ellos disfrutan de esto que junto con el calor del sudadero, reaniman todas sus energías. Cuando los esclavos terminan su trabajo, se dirigen al Thepidarium.
Sumergidos en el estanque de agua tibia, los tres amigos empiezan a conversar:
– ¡El gran Leonardo! Bendecido por los dioses con todos los dones: eres rico, noble, poderoso y bello como Apolo. ¿Qué más puedes pedir? ¿Tu hermosa Sofía ya aceptó ser tu esposa?
El aludido hace un gesto de fastidio y sus armoniosas facciones se contraen con profundo enojo, antes de decir:
– ¡Ni siquiera sé en donde está!… Parece como si se la hubiera tragado la tierra.-luego comenta con fingido desprecio- ¡Bah! Nadie me quiere decir su paradero. ¿Y ustedes? – Pregunta con una sonrisa llena de ironía- También vosotros tenéis los mismos dones qué me habéis atribuido ¿A cuál de los dos la regia Ariadna le ha dado el sí?
Y efectivamente, tanto Diego como Adrián, son hombres en la plenitud de su juventud y su gallardía varonil, pues los tres tienen alrededor de veinticinco años. Se hacen los desentendidos y con el dedo trazan figuras imaginarias en el agua.
Leonardo los mira… y no puede resistir el impulso de picarlos:
– ¿Y bien? ¿Qué pasó? – insiste más burlonamente.
Los dos suspiran, levantan el rostro, miran en silencio a su interlocutor. Luego se miran mutuamente… Sus caras son todo un poema de fracaso y decepción. Finalmente Diego, con un suspiro ruidoso dice:
– Estamos igual que tú. Tampoco sabemos en dónde está. Ni siquiera con los sortilegios hemos logrado nada…
Leonardo pregunta mordaz:
– ¡Oh! ¡Cómo es posible! ¿Acaso están perdiendo sus poderes?
Los dos exclaman al mismo tiempo:
– ¡¡ NO!!
Adrián dice con frustración:
– Algo muy poderoso la protege.
Diego confirma:
– No sabemos lo que es. Pero no nos daremos por vencidos. Cuando la encontremos la seguiremos y seremos como su sombra. Y descubriremos por qué no nos hace caso. ¿Y tú?
La voz de Leonardo truena con un juramento:
– Sofía tiene que ser mía. ¡Y por Júpiter que lo será!
Cuando salen de los baños, vigorizados y elegantemente ataviados, se dirigen hacia el Fórum. Detrás de ellos otro hombre joven ha salido de las termas, pero no está contento. Está concentrado en un pensamiento y un sufrimiento que lo atormentan. De pronto, parece tomar una decisión y dando media vuelta, se dirige al lado contrario y se encamina al Vicus Patricius, hacia la casa de Petronio.
Mientras tanto en la Puerta del Cielo…
En un área en donde hay muchas galerías construidas en círculo una con otra y donde hay grandes aposentos; en el centro de un prado, sentadas en bancas de mármol con cojines, un grupo de doncellas conversa animadamente. Sus risas pletóricas de alegría, su juventud y su belleza, coronan el esplendor del magnífico paisaje que las rodea.
La mayor de todas tiene veintidós años. Es Celina, la hija espiritual de Pedro. Su primera conquista romana y la que lo consuela con su respetuosa y amorosa devoción, de todos los dolores de su evangelización en Roma.
Pedro por amor a Jesús, dejó casa y familia en Israel. Pero Dios le hizo encontrar en Celina y en su casa, ayuda; hospitalidad y sobre todo, amor. Cuando era niña conoció el amor de Jesús y su inocencia ha fructificado en un alma llena de virtudes, que ama a Dios con todo su ser. La poliomielitis la dejó paralítica y su vida había estado llena de dolor. Pero el Dueño del milagro le devolvió la salud y Celina la ha usado para servir a los intereses de Dios. Ahora en la Iglesia, es la encargada del grupo de las vírgenes.
El grupo de jovencitas conversa animadamente…
Ximena suspira antes de decir:
– El gobernador Santino no se da por vencido y me ha ofrecido todo para que lo acepte. La última vez que me negué, se enojó mucho, pero lo disimuló. Y aunque él no creyó que lo oyese, lo escuché cuando murmuró y juró que doblegaría mi voluntad o se vengaría. Rogué a mis padres que me dejasen venir a Roma para ver si con el tiempo se le apagan sus ardores. Seguramente ahora está más enojado y no solo me buscará en Catania, sino en toda Sicilia; porque más que enamorado, está encaprichado conmigo.
Sarah, levanta su cabeza coronada por una trenza muy rubia y dice:
– Yo también soy de Sicilia y tengo el mismo problema que tú. Allá dejé a mi madre para alejarme de un hombre despechado. Mi ex-novio está muy enojado porque no quise casarme y terminé nuestra relación. Sospecha que soy cristiana. Mi madre me aconsejó que viniera a Roma. Es verdad que Santiago y yo ya estábamos comprometidos; pero desde muy joven decidí ser virgen consagrada y él ya no acepta mi negativa. ¿Por qué será que los hombres no saben aceptar un “NO” como respuesta?
Diana exclama:
– ¡Los hombres! ¡Hummm! Paganos, presuntuosos y soberbios. Algunos tan poderosos como vengativos. A veces son tan encantadores que se convierten en una verdadera tentación para nuestros votos. Nos catalogan como dementes porque no los aceptamos. ¡A ellos, que se consideran un regalo de los dioses para nosotras! –lo ha dicho con tanta gracia, que todas sueltan la carcajada.
Entonces Jazmín extiende sus blancas manos y dice con impotencia:
– El mundo en el que vivimos no puede comprender como unas jóvenes como nosotras, a nuestra edad no solo no estemos casadas; sino que no nos interesa el estado matrimonial y constantemente rechazamos a pretendientes obsesionados con nosotras ¿Cómo explicarles por qué no nos interesa el matrimonio?
Carolina interviene:
– Para que el mundo comprenda porqué es tan importante para nosotros el vivir castos, necesitaríamos explicarles el valor de la Pureza y eso solo un cristiano lo entiende y lo valora. Para los demás, es un asunto de risa.
Fernanda dice suavemente:
– Mi matrimonio ya había sido concertado por mis padres y ¿Sabéis que la semana pasada, Nicolás me confirmó que quiere que sea su esposa y yo acepté?
Varias voces escandalizadas se elevan al mismo tiempo:
– ¡¡¡ Fernanda!!!
Ximena exclama con asombro y un velado reproche:
– ¡Pero eres una virgen consagrada! ¿Cómo te atreviste a hacer eso?
Fernanda replica:
– Lo único que os pido queridísimas hermanas es que oréis junto conmigo y me ayudéis a resolver este problema. Es todo lo que necesito: un milagro…
Todas se miran desconcertadas y Sarah expresa el sentir general:
– Creo que te has vuelto loca. ¿Cómo vas a conciliar una cosa con la otra?: ¡¡Una virgen casada!! Pero está bien. Oraremos. Aunque no entiendo como lograrás obtenerlo…
Jocelyn dice pensativa:
– ¿Qué será lo que nos espera? El mensaje de la Madre Celestial hace parecer que la persecución es inminente… – y un escalofrío la estremece.
Fátima, la más jovencita, responde con aplomo:
– ¿Para qué te preocupas? Del tamaño de la prueba será la fortaleza. Yo estoy segura de que Dios no nos abandonará. ¿Acaso no somos sus vírgenes?
Celina responde con expresión reflexiva:
– El Señor es todo en mi vida. Prefiero morir antes que perderlo. Narciso está tan obsesionado conmigo, que ya no sé qué sea peor: un futuro peligroso y anunciado. O un hombre despechado que se convierte en tu peor enemigo.
Sofía da un profundo suspiro antes de decir:
– Pues yo tengo uno que está haciendo uso de la magia para tratar de seducirme. Y no os podéis imaginar lo difícil que es lidiar con Satanás haciendo de cupido.
Entonces se levanta Ariadna. Es una joven muy bella. Alta, majestuosa, de grandes ojos castaños. Se parece a ciertas estatuas de hermosas emperatrices romanas. Volviéndose hacia Sofía le responde:
– Creedme que te comprendo perfectamente porque yo tengo el mismo problema, pero duplicado. Tengo que lidiar con dos brujos enamorados y… ¡Vaya que es bastante complicado!– da un profundo suspiro y agrega – Como sabéis, mi madre Faustina fue curada por N. S. Jesucristo cuando vivió con mi abuela Valeria en Palestina. Su esposo había sido enviado por Tiberio con el Procurador Poncio Pilatos y allá conoció a nuestro Salvador. Desde entonces nuestra familia ha sido cristiana. Esta casa que pertenecía a mi tío Séneca, será un refugio seguro para quién desee quedarse y para quién invitéis. Aquí todos somos una familia. Algunas de vosotras regresaréis a Roma a trabajar en la Viña del Señor y estaremos unidas con la oración. Recuerden que vivimos tiempos difíciles…
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA
4.- EL ANTICRISTO
Catorce años atrás…
Nerón apenas ha sido proclamado emperador.
La casa de Séneca acaba de ser donada a la Iglesia y Pedro ha venido a consagrarla como la “Puerta del Cielo” pues será a partir de hoy, un importante centro religioso.
La Eucaristía ha terminado. El salón está ocupado en menos de una quinta parte de su capacidad y hay unas quinientas personas de ambos sexos, distintas razas, edades y clases sociales.
Pedro comunica a los presentes:
– Ya les he dicho que después de la Resurrección, el Señor Jesús convivió con nosotros durante cuarenta días antes de ascender al Cielo. Y justo antes de hacerlo nos dijo unas palabras que citaré textualmente, porque volvió a repetirlas en el sueño que tuve anoche:
“… Finalmente considerad el mundo, los años, la enfermedad, el tiempo, Satanás y las persecuciones. Todo conspira contra vosotros. No queráis ser avaros ni imprudentes. Trasmitid en mi Nombre el sacerdocio a los mejores de entre los discípulos, para que la Tierra no se quede sin él. Que sea un carácter sagrado que se conceda después de un severo examen, basado no en palabras, sino en acciones, de los que aspiren a ser sacerdotes o de quién creáis que es apto para ello. Pensad en lo que es el sacerdote: En el bien o en el mal que puede hacer. Tenéis el ejemplo en Judas de Keriot, de lo que hace un sacerdote decaído de su carácter sagrado.
En verdad os digo que por las culpas del Templo, esta nación será dispersa.
Igualmente os aseguro que será destruida la tierra; igual que el Templo de Jerusalén, cuando lo monstruoso de la Desolación entre en el nuevo sacerdocio; arrastrando a los hombres a la apostasía, para abrazar doctrinas infernales. Entonces se levantará el Hijo de Satanás y los pueblos gemirán aterrorizados. Pocos quedarán fieles al Señor. Y aún entonces, entre convulsiones de horror, vendrá el Fin; después de la victoria de Dios y de sus pocos elegidos…
Y la Ira santa de Dios caerá sobre todos los malditos.
¡Ay! Tres veces ¡Ay! Si por esos pocos no fuesen santos los recintos del Templo de Jesús.
¡Ay! Tres veces ¡Ay! Si no hubiese verdaderos sacerdotes que conforten a los últimos cristianos, como hubo para los primeros.
En verdad os digo que la Última Persecución será espantosa, pues no será persecución de los hombres sino del Hijo de Satanás y sus secuaces.
¿Sacerdotes? Más que sacerdotes deberán ser los que en aquellos futuros días, padecerán bajo las hordas del Anticristo que vomitarán una ferocidad sin igual y ellos deberán ser otros “YO” para que los fieles de los últimos tiempos, puedan perseverar hasta el fin. Esto es lo que deberán ser.
Pero el bien y el mal futuros tienen su raíz en el tiempo presente. Las avalanchas de nieve comienzan por una bolita. Un sacerdote impuro, lujurioso, infiel, incrédulo, tibio o frío; un sacerdote sin voluntad de serlo, que no da el verdadero culto a Dios; hace más daño que un fiel que tenga los mismos defectos. Vosotros sabéis a qué lleva un sacerdocio sumido en el relajamiento: a la aceptación de doctrinas impuras, egoísmo, avaricia, concupiscencia = al Deicidio.
De hoy en adelante el Hijo de Dios ya no puede ser condenado a la muerte, pero la Fe en Dios, la idea de Dios, SÍ. Y por esto se realizará un Deicidio mucho mayor, porque no conocerá resurrección.
Y de qué se podrá realizar…
Lo estoy viendo a través de los siglos por venir… ¡Horror! ¡Mi Iglesia destrozada por mis propios ministros!
Yo la sostendré con la ayuda de las víctimas. Sin embargo los sacerdotes, que tendrán solamente la vestidura pero no el alma del sacerdocio; se ocuparán en mover las olas infernales de la Serpiente contra tu barca Pedro. Entonces deberás tomar firmemente el timón. Defiende el tesoro de la Fe. Mantén en alto la luz como un faro sobre las enfurecidas olas, para que los que siguen tu barca la vean y no perezcan…
Pastor y navegante para los tiempos borrascosos, recoge, guía, mantén en alto mi Evangelio, porque es en él y no en la ciencia en donde se encuentra la salvación.
Llegará el día en que como sucede en Israel y peor todavía, el sacerdocio creerá ser una clase selecta, porque conoce lo superfluo y no lo indispensable para su significado. Porque mi Palabra será estudiada, pero no será amada. Y el Evangelio se enseñará científicamente bien, pero espiritualmente mal. Porque serán eruditos del Evangelio, pero tendrán el espíritu muerto para su significado; pues Yo Mismo Soy el Evangelio.
El Evangelio es AMOR.”
– En mi sueño –continúa Pedro- repitió todas estas palabras, pero yo estaba sólo frente a Él. Y Él extendió su mano y me dijo: “Ve” Abajo se veía una esfera muy hermosa, con muchos colores. Comprendí que es el planeta donde vivimos. Luego se fue acercando más y más, hasta que pude contemplar el Gólgota en Jerusalén. Tenía una cruz enorme que brillaba como el sol y de ella brotaba un manantial de sangre que corría. Y todos los ríos y los mares se volvieron rojos. Vi después una inmensa ciudad, que comprendí que era Roma. Pero ésta se extendía por todo el planeta tierra. Y del Palatino brotaba también una fuente de sangre tan abundante, que corría y se fundía con el mar que ya tenía la Sangre del Calvario.
En el monte Vaticano había otra cruz. Tan hermosa y brillante como la del Gólgota. Su luz creció tanto, que envolvió toda la tierra y fue como si la incendiara. Y luego todo era fuego y llamas que hacían que el mundo fuera como un sol, pero más pequeño.
Y ÉL me dijo mientras yo admiraba todo esto:
“Así como Satanás desgarró mi Cuerpo Físico con sevicias atroces, así ahora dirige sus ataques furiosos contra mi Cuerpo Místico: la Iglesia. Así como se valió de Judas para ponerme en manos de mis enemigos; así lo hará ahora y se servirá también de los mismos sacerdotes de mi Iglesia; para entregar la Iglesia, para que sea destrozada por el Anticristo. Por medio de la Cruz entró la Vida nuevamente en el mundo y por medio de la Cruz será renovada la Iglesia.
Mi Iglesia está dotada de un Poder que ninguna otra sociedad humana posee. Es el Poder del Espíritu Santo dado solo a Ella, porque es Sacramento de Salvación, donde lo humano y lo divino se encuentran y se funden.
Que Yo, Dios Uno y Trino, puesto que Soy el Amor Infinito, haya llegado al extremo de darme a Mí Mismo, poniéndome en manos de los hombres para que pudieran hacer de Mí lo que quisieran, en Bien o en Mal. Y que lo haya hecho no una vez, sino continuamente sin interrupción, hasta el Fin de los Tiempos, es el milagro más excelso y extraordinario que ha dejado asombrados y extasiados a todos los habitantes del Cielo…
¡A esto ha llegado mi Amor!
A esto ha llegado a pesar de que sé y conozco el comportamiento humano a través de los siglos. Y sé lo que pasará cuando cometan El Gran Sacrilegio…
En mi Iglesia está el poder de transubstanciar el pan y el vino en Mi Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Está el poder para perdonar los pecados y también he participado a mi Iglesia él poder administrar los Sacramentos que he adquirido al Precio Infinito de mi Sangre, mi Pasión y mi Muerte.
¡Mi Iglesia! ¡Mi Esposa Santa que es Una Conmigo! Y tú Pedro, eres la roca sobre la que está cimentada y tendrás que sostenerla en el Primer Gran Ataque que las Hordas del Infierno le han preparado y con el que cree que va a destruirla. Pero Yo dije: “Las puertas del Infierno no prevalecerán contra Ella.” Y así será. Tienen que prepararse para el combate. ¡Toma! ¡Lee!”
Y me extendió un Libro que estaba sellado con siete sellos. El título decía con letras de oro: “Apocalipsis”.
Y lo tomé mientras Él decía:
“Cuando tenga cumplimiento…
Como las olivas en las muelas del trujal…, los verdaderos cristianos serán perseguidos, exprimidos, triturados, por la voracidad de la Bestia. Más no engullidos, porque mi Sangre Divina no permitirá que sean corrompidos en su espíritu. Lo mismo que con los primeros, será con los últimos: como manojo de espigas serán segados en la persecución postrera.
Y la tierra quedará empapada con su sangre…
Más serán para siempre bienaventurados por su perseverancia, aquellos que mueran fieles al Señor. No os inquietéis por ninguna razón. Dios Uno y Trino está con vosotros. Podréis ganar vuestra batalla; porque no busco vuestra ruina, sino vuestra gloria. Bajo mi guía, libraréis vuestro combate individual y yo pondré la victoria en vuestras manos. La vida de la tierra es solo un instante en la eternidad. Recordadlo siempre. Os espero en el Cielo. La bendición de Dios Todopoderoso quede con vosotros, su paz en vuestras almas. Y el Espíritu Santo os seguirá guiando, aconsejando y fortaleciendo.
Entonces un coro de voces celestiales gritó:
– ¡Alabado sea Jesucristo!”
– ¡¡¡AMÉN!!!
Pedro concluye diciendo:
– Y esto es todo. Me desperté… Vamos a orar para conocer la Voluntad del Altísimo y saber lo que ÉL quiere que hagamos.
Todos se arrodillan, cantan salmos y alabanzas. Invocan al Espíritu Santo.
Luego la voz de Plautina se eleva diciendo:
– Estoy viendo un cementerio fuera de la ciudad. Con muchas entradas secretas dentro y fuera de las murallas. Hay una red de túneles que son como galerías y se cruzan en un laberinto unas con otras. Es extraño… Parece una ciudad subterránea y tiene pisos hacia abajo. Hay varias capillas y en ellas están haciendo los oficios divinos. En unos salones muy grandes están los catecúmenos recibiendo instrucción de la Doctrina. Y en otros están muchos cristianos orando. Hay guardias y mucha precaución. Afuera todavía no amanece…
Plautina calla.
Y se oye la voz de Marco Vitrubio, el ingeniero encargado de las obras públicas del imperio:
– Yo también estoy viendo lo mismo y sé cómo debe construirse. Precisamente estamos edificando la Domus Transitoria y Nerón ya me encargó el proyecto de la Domus Áurea. Es curioso que el capricho del Príncipe y los trabajos que en estos momentos realizamos, coincidan perfectamente con lo que veo. Se puede edificar y mantenerse en secreto. En puestos clave utilizaré obreros cristianos a quienes dirigiré con la guía del Señor. Como estamos edificando los cimientos, podemos comenzar de inmediato. Habrá túneles, cámaras y capillas subterráneas. En las murallas habrá nichos para depositar los cuerpos de los triunfadores en el combate.
Marco calla.
Y Julio Frontino continúa.
– También tendrá aprovisionamiento de agua y de aire circulando por canales apropiados, porque será como una ciudadela que debe resistir un largo asedio. Yo estoy viendo esto y lo que serán las bodegas y las cisternas.
Pedro confirma:
– Y el mundo las conocerá como “Las Catacumbas” ¡Muy bien! Ustedes dos coordinarán los trabajos. Todos vamos a cooperar.
El senador Astirio responde:
– Yo cubriré los procedimientos en el Palatino.
Faustina declara:
– Mi tío Séneca ha puesto a nuestra disposición todas sus riquezas y yo soy su portavoz. Pues prefiere que nos sirvan a nosotros, antes de que los buitres de palacio se apoderen de ellas.
Plautina manifiesta:
– Desde los neófitos hasta los más avanzados deben acelerar su instrucción para recibir pronto el Bautismo. Faustina coordinará a las vírgenes.
Pablo de Tarso agrega:
– Necesitaremos muchos obispos preparados, porque van a ser reemplazados en muy breves períodos de tiempo. Vamos a ayunar para que los que designe el Espíritu Santo y que tendrán una misión específica, sean los idóneos. Todos cuidaremos de la supervivencia de la Iglesia.
Pedro concluye:
– Cada semana después de la Eucaristía nos reuniremos para conocer las instrucciones del Paráclito. Ahora vamos a dar gracias al Señor por su Bondad. “Pater Noster…”
HERMANO EN CRISTO JESUS:
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3.- EL PRESAGIO MAS FUNESTO
El escándalo rodeó su vida desde que nació. Durante mucho tiempo se rumoró que en realidad, Nerón era fruto del incesto de Lépida con Calígula. Pero el tronco de su origen y de su nombre fue Lucio Domicio. Nueve meses después de la muerte de Tiberio, Nerón nació en Anzio. Domicio su padre era un hombre muy cruel y sin escrúpulos. Y se consideró como un presagio la respuesta que dio a las felicitaciones de sus amigos: “De Agripina y de mí, solo puede nacer algo abominable para el mundo”
Julia Agripina, su esposa; también fue hija de Germánico y hermana de Calígula. Y consultó a unos astrólogos caldeos, preguntándoles si algún día su hijo sería Príncipe. La respuesta fue que Nerón se sentaría sobre el trono imperial, pero mataría a su madre. Ella sentenció sin vacilar: “Occidat, dum imperet” (Que me mate, con tal de que reine)
Semejante réplica la retrataba muy bien. Era una mujer tan hermosa como ambiciosa. A los doce años se casó con Domicio y después de enviudar le robó el marido a su cuñada Domicia y se casó con él, pues Crispo Pasieno era uno de los hombres más acaudalados y poderosos de Roma. Cuando así le convino, lo envenenó.
De esta forma se convirtió en viuda por segunda vez y su siguiente maniobra fue seducir a Claudio.
Nerón tenía tres años, cuando perdió a su padre y él quedó bajo la tutela de su madre. En el testamento, fue nombrado heredero de un tercio de los bienes; pero Calígula su coheredero, se apoderó de todo y desterró a su madre. Entonces él quedó prácticamente reducido a la indigencia. Estuvo bajo la custodia su tía Lépida, que lo educó dándole por maestros a un bailarín y un barbero. Creció siendo un niño mimado, caprichoso, iracundo y muy infeliz.
Así vivió hasta una tarde que sería crucial, para el cumplimiento de su destino.
En Baias, hay una finca palaciega junto al mar. Se llama ‘La Casa de las Gallinas’ y en la entrada se detiene una lujosa carreta escoltada por la guardia pretoriana. Desciende una imponente mujer, que tiene alrededor de 24 años. Es una joven de piel muy blanca y cabellos rubios, que es recibida con muestras de cariño, por otra patricia ligeramente mayor y muy parecida a ella.
– ¡Julia Agripina! ¡Hermana, has regresado! ¡Qué alegría volver a verte!
– También es un placer para mí, Lépida. Sólo pasé para llevarme a Tiberio Nerón a Roma. Necesito tenerlo junto a mí. Voy a prepararlo para que asuma la grandeza que el destino le reserva.
Lépida exclamó asombrada:
– ¡Oh!
Y antes de que pudiese añadir algo, un niño como de siete años que estaba junto a ella, corrió hacia el interior de la casa mientras gritaba:
– Yo lo llamaré, tía Lépida.
Agripina preguntó dudosa:
– ¿Este niño es…?
Lépida confirmó:
– Sí. Británico, el hijo de Claudio y Mesalina.
– Mmm……- asintió Agripina con una enigmática sonrisa.
A un lado de las caballerizas están los corrales de las aves. Media docena de niños cuyas edades oscilan entre diez y trece años; más un adulto de un poco más de veinticinco años, están entretenidos practicando el bestialismo. Todos están ocupados con las gallinas, excepto el adulto, que dirige su atención a un caballo bajo el cual se ha acomodado y es evidente que ha sido entrenado para obtener la misma perversa gratificación.
– ¡Ahhhhhh! – un gemido de placer incontenible, escapa de la garganta del único niño con cabellos rojizos y que enseguida exclama señalando la estatua de Leda con el cisne, que adorna la entrada para aquella área de la finca- Leda sabía lo que hacía. ¡Es deliciosa esta esponjosa suavidad! Lo único superior a esto, eres tú Helio.
Esto lo ha dicho mirando al liberto que está a un lado y que es solo un par de años mayor que él.
Luego, volviéndose hacia el hombre corpulento que copula con un caballo, le grita:
– ¡¿No lo crees así, Vitelio?!
Éste responde sin abrir los ojos, pues está deleitándose al máximo:
– Yo pienso que tu tío Calígula sabía apreciar lo mejor y por ello nombró cónsul al caballo Incitatus, dándole todo lo que le dio.
La réplica es interrumpida por unos gritos:
– ¡Enobarbo! ¡Enobarbo! Tu mamá está en el atrium y dice que ha venido por ti.
El niño pelirrojo mira con odio al niño jadeante por la carrera; pero aprieta los labios y se contiene. Disimulando su ira, se inclina, toma la túnica pretexta y se la pone rápido. “¡Enobarbo!”… ¡Cuánto odia ese apodo! Nunca le perdonará a Británico, el haberlo llamado así. Si fuera otro, ya le hubiera hecho pagar por ello.
Pero tragándose la humillación, sonríe y dice:
– Vamos. Tengo mucho tiempo sin verla.
Y los dos corren hacia la casa.
Luego que estuvieron solos en la carreta, Agripina dijo a su hijo:
– He recuperado toda nuestra fortuna. Pronto seré emperatriz y haré que Claudio te adopte. Será el primer paso para convertirte en el Amo del Mundo.-Esbozó una sonrisa inescrutable y añadió- Uno a uno, todos los obstáculos serán eliminados. Pero primero te convertiré en un hombre…
Nerón miró con sobresalto a aquella hermosa mujer que tenía unos ojos azules idénticos a los de él. Pero ella supo calmar todos sus temores. El la miraba fascinado mientras ella, con una poderosa seducción, hábilmente esquivó todos sus impedimentos e hizo desaparecer los restos de la infancia. Lo convenció totalmente cuando lo abrazó y comenzó a besarlo, primero con ternura y luego con una pasión avasalladora.
Las expertas caricias de Agripina destruyeron toda objeción y supieron envolverlo en una ola de deleite como jamás imaginó que pudiera ser posible.
Nerón se sentía tan bien y estuvo tan encantado después de la arrobadora experiencia; que el amor que sentía por su madre se transformó en una adoración absoluta. Y a pesar de su corta edad, el hijo se convirtió en amante…
Tenía once años cuando lo adoptó Claudio y le dio por maestro a Lucius Anneus Séneca, que ya era senador. Y éste soñó al día siguiente, que tenía a Calígula por discípulo. Nerón muy pronto le haría ver que había sido un sueño profético, al dar muestras precoces de su verdadero carácter.
Séneca adquirió sobre Nerón cierta ascendencia moral, comparable a la de Sócrates sobre Alcibíades. El filósofo unía su vigor intelectual a un sólido sentido práctico y no era un soñador. Así fue como se convirtió en político y por suerte para el pueblo romano fue el verdadero dueño de Roma, aunque por desgracia por muy poco tiempo.
La noche del trece de Octubre del año 54 d. C. Claudio murió asesinado… Y a los dieciséis años, Nerón fue coronado emperador. Al principio se condujo con muestras de dulzura y clemencia. Idealista como todos los jóvenes, esperaba hacer de Roma una segunda Atenas e iniciar a los romanos en la estética. Su mayor sueño era ser un gran poeta, pero su flaca voz no le ayudaba y sus esfuerzos poéticos fueron bastante lastimosos.
Lo que más celebraba y admiraba en su tío Calígula, era que había disipado en poco tiempo, los inmensos tesoros que reunió Tiberio. Por eso no ponía coto a sus gastos y dádivas. Nunca se puso un traje dos veces. Jugaba a los dados a cuatrocientos mil sestercios el punto y sus caballos llevaban herraduras de plata.
Su libertinaje, su avaricia, su lujuria y su crueldad se manifestaron al principio por grados y de manera clandestina. En un tiempo se dijo que eran errores de juventud; pero luego se comprobó que eran vicios del carácter y no de la edad. Pronto dejó de tomarse el trabajo de disimular y se volvió abiertamente descarado. Prolongaba sus comidas desde el mediodía hasta la medianoche y siempre que paseaba en litera con su madre, satisfacía su pasión incestuosa; como lo demostraban las manchas de su ropa.
Los enemigos de Agripina; temerosos de que esta mujer tan imperiosa y violenta, tomase sobre él un absoluto dominio por aquel género de favor, trabajaron para disuadirle de ello.
Después de una serie de intrigas y de luchas palaciegas, Nerón finalmente accedió y recibió entre sus concubinas a una cortesana que físicamente se parecía mucho a Agripina…
Con esta jugada, buscaron contentarle en su incestuosa obsesión. Y finalmente lograron su objetivo: Nerón se aficionó a su nuevo ‘juguete’.
Pero su madre vio cómo se le escapaban las riendas del poder y se llenó de amargura. No se resignó a que otros gozaran de lo que sentía que le pertenecía solo a ella y se consagró a la intriga y al asesinato.
Con el transcurso del tiempo, Nerón se fue apartando más y más de Séneca, rechazando su influencia, para ejercer su libre y “divina” voluntad. En un matrimonio de conveniencia e influenciado por Agripina, se casó con la noble Claudia Octavia, hija de Claudio y hermana de Británico. Pero Nerón, en cuanto se apoderó de su enorme fortuna; rechazó a la esposa diciendo: “Que debían bastarle los ornamentos matrimoniales”.
Fue entonces cuando se enamoró de su liberta Actea y estuvo a punto de casarse con ella. Mientras tanto, varias veces trató de estrangular a Octavia y la repudió como estéril. Pero Nerón era muy sensible a todo lo que estuviera relacionado con su popularidad y como el pueblo censuró este divorcio y lanzó denuestos contra el emperador, éste la desterró.
Enseguida se enamoró perdidamente de una de las mujeres más conocidas y disolutas de Roma: Popea Sabina. Ésta era tan hermosa como pérfida y dirigió su estrategia contra Octavia. Su objetivo era matarla para casarse con el emperador.
Julia Agripina se opuso con energía a este segundo matrimonio, pues había medido precisamente a su rival y adivinó la influencia nefasta que ejercería, el día que la astuta Popea fuese emperatriz. Hizo todo lo que pudo para contrarrestarla y por un tiempo casi lo logró. Pero en este duelo de voluntades, su batalla estaba perdida.
Nerón conocía perfectamente a su madre y sabía de lo que era capaz, pues había sido su cómplice en el asesinato de Claudio. Y tan poco lo disimulaba, que solía repetir un proverbio griego que celebra como manjar divino las setas: el vegetal con el que envenenaron a Claudio.
Nerón ya estaba muy celoso y lleno de envidia hacia Británico porque era más apuesto y tenía una voz privilegiada; cuando Agripina trató de aterrorizarlo, recordándole que Británico era el hijo legítimo de Claudio y el verdadero heredero al trono imperial.
El resultado de este chantaje fue el crimen; porque su odio llegó a tal extremo, que decidió eliminarlo.
Una célebre hechicera llamada Locusta le preparó “el veneno más rápido y activo que fuera posible”. Éste estaba tan concentrado, que cuando invitó a Británico a la mesa imperial, el joven cayó en cuanto lo probó.
Nerón dijo que era un ataque de epilepsia y continuó comiendo como si nada. Después de que Británico expiró, el emperador declaró que había muerto por causas naturales.
Luego se divorció de su esposa. Y once días después de repudiarla, se casó con Popea Sabina a la que amó mucho. Ésta recibió como regalo de bodas, la cabeza sangrante de Claudia Octavia, a la que Nerón mandó decapitar acusándola falsamente de adulterio.
La inocente esposa fue sacrificada a los vicios de su marido, después de haber visto como mataron a su madre, a su padre y a su hermano.
Enseguida, Popea conspiró contra su suegra hasta que logró que el amor de Nerón se convirtiera en odio y el emperador determinara deshacerse de su madre. A partir de aquel momento, no hubo vejación que no le hiciese sufrir por medio de sus agentes. Le quitó todos los honores y el poder. La desterró de su presencia y de su palacio.
Pero se asustó tanto por sus amenazas y su violencia; que fue entonces cuando decidió matarla.
Tres veces ensayó el veneno y vio que se había provisto con antídotos. Entonces planeó esconder en su cámara y encima de su lecho, maderos que el resorte de una máquina debía hacer caer sobre ella cuando estuviese dormida, aplastándola. Pero una indiscreción de sus cómplices abortó el proyecto.
Después de pensarlo cuidadosamente, fingió reconciliarse con ella por medio de una tiernísima carta, donde la invitó a venir a Baias, para celebrar con él las Fiestas de Minerva. Cuidó de prolongar el banquete para que los capitanes de las naves tuviesen tiempo de romper la galera en que ella llegara, fingiendo un accidente fortuito. Parecía que nunca se habían entendido tan bien madre e hijo.
Y cuando ella quiso retirarse le ofreció en vez de su nave averiada; la que había construido para su pérdida. La acompañó alegremente. Le besó los pechos al separarse y veló una parte de la noche esperando el resultado de esta maquinación.
La nave estaba maravillosamente adornada y se deslizaba con suavidad por el lago iluminado por la luna llena, cuando se oyeron gritos: ¡El navío se llenaba de agua y estaban hundiéndose! Pero Agripina que era una experta nadadora, llegó hasta la playa.
Cuando el César se enteró de lo ocurrido ya no supo qué hacer.
Pronto llegó el liberto de su madre, diciéndole regocijado que Agripina estaba a salvo. Nerón arrojó un puñal a su lado sin que él lo advirtiese y mandó que lo encadenaran, acusándolo de ser un asesino enviado por aquélla. Enseguida mandó matar a su madre y después dijo que se había suicidado al verse descubierta. Luego acudió a ver el cadáver y lo tocó por todas partes. Alabó algunas formas y criticó otras. Y sintiendo sed durante el examen, hizo que le llevaran de beber.
Y desde aquel momento ya no gozó de un instante de paz.
Trató de salvar las apariencias ante el senado y la opinión pública, haciendo creer que había una conspiración en su contra. Pero no pudo liberarse de su conciencia y el suplicio que lo atormentaba, no terminó jamás.
A partir de entonces, todo lo que emprendió Nerón llevaba el sello de lo febril. Sus placeres y sus vicios se volvieron desenfrenados.
Lo que es sorprendente y notable, es que Nerón nada soportó con tanta paciencia, como las injurias y las sátiras. Y con nadie fue tan tolerante y mostró menos rigor, que contra aquellos que por medio de versos le dirigían sus ataques. Contra él se publicaron muchos epigramas en griego y en latín, como el siguiente:
Sobrepasando los delitos de Alcmeon y Orestes;Nerón al parricidio le añadió el incesto.Como Eneas hizo desaparecer en otro tiempo a su padre,Nerón su descendiente, acaba de matar a su madre.”
No solo no buscó a los autores, sino que se opuso a que se les castigase con severidad a los que fueren denunciados. En lo profundo de sí, su sentimiento de culpa era tan grande; que no se sentía injuriado y tuvo miedo de atraerse mayores ultrajes si se mostraba ofendido.
En el año 62 d. C. se rompieron los últimos diques que contenían a la bestia feroz oculta en él. Ofreció a Burro, Prefecto del Pretorio un remedio para la garganta y le mandó un veneno. Entonces nombró en su lugar a Sofonio Tigelino, educado en la mayor corrupción moral. Un verdadero canalla que con palabras de Tácito “Asentaba su poder en el crimen y era capaz de las peores villanías, si ello le reportaba ventajas.”
La música era una de las artes que le habían instruido en la infancia y en cuanto fue emperador hizo venir al palacio a Terpnum, el mejor citarista de la época y lo nombró su director musical, no cesando de repetir a sus cortesanos este proverbio griego “La música no es nada si se le mantiene oculta.” Tanto le apasionaron los aplausos que le tributaron en cadencia en Alejandría, que formó su propio grupo de aplaudidores entrenados para que lo apoyasen siempre que cantara.
El gran sueño del emperador es ser el mejor artista y una gran estrella del espectáculo. Está dispuesto a usar todos los recursos posibles para realizarlo. ¿Qué obstáculo puede impedírselo, si él es el Amo del Mundo?
Ahora Nerón ha ido a Baias a comprobar personalmente un extraordinario acontecimiento que podría considerarse como un presagio funesto y es demasiado evidente como para pasarlo por alto. El supersticioso emperador está muy preocupado…
Poco después de su matrimonio con Augusto, el primero de la dinastía de los Claudios; la emperatriz Livia fue a ver su casa en Baias, cuando un águila volando por encima de ella, dejó caer sobre sus rodillas una gallina blanca de la que acababa de apoderarse y que todavía conservaba en el pico una rama de laurel. Ella tuvo el capricho de criar al ave y plantar la rama. La gallina dio tantos pollos que aquella casa fue llamada desde entonces: “La Casa de las Gallinas”. Y la planta se desarrolló tan bien, que en lo sucesivo tomaron de ella los césares, los laureles para sus triunfos. Además fue para ellos una tradición, plantar otros en el mismo lugar, después de haber triunfado. Se observó después que poco antes de la muerte de cada emperador, el arbusto que él había plantado se marchitaba.
El día anterior llegó de Baias la noticia de que el arbusto que plantara Nerón, se había secado hasta la raíz y estaban muriendo todas las gallinas.
Nerón está aterrorizado ¿Qué presagia el futuro? Él apenas tiene treinta años de edad…
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA