95.- LAS DOS COLUMNAS14 min read

Nerón, cuando asesinó a Séneca esperaba apoderarse de la fortuna estimada en trescientos millones de sestercios y descubrió que ésta no llegaba ni a la décima parte de esa cantidad. Con la sentencia de Petronio, se encontró con que lo único que quedaba era su palacio en Roma y la quinta de Cumas; que ya no le pertenecían a él, pues estaban legalizadas a nombre de otro dueño. Estos dos fiascos le hicieron  decretar que en los testamentos se presentarían en blanco las dos primeras páginas, que solamente se escribiría en ellas el nombre del testador y que el que escribiese el testamento de otro, no podría asignarse ningún legado.

Empobrecido y exhausto de recursos hasta el punto de demorar la paga de los soldados y las pensiones de los veteranos, recurrió a las rapiñas y a las falsas acusaciones. Se apoderó de los bienes y las fortunas que le apetecían con el argumento de que ‘habían sido ingratos con el Príncipe.’ Un día que cantaba en el teatro, vio a una matrona adornada con la prohibida púrpura, la señaló a sus agentes y haciéndola sacar inmediatamente, le confiscó el traje y los bienes. Y ya no confirió ningún cargo sin añadir:

–           ¿Sabes lo que necesito? Obremos de tal forma que nadie tenga nada.

Concluyó por despojar a la mayor parte de los templos y fundió todas las estatuas de oro y de plata. Después de la muerte de Popea quiso casarse con Antonia la hija de Claudio, como ella se rehusó, también la acusó de conspiración e hizo que la mataran.

No hubo lazo que no rompiera con el crimen. Y mientras tanto su red de espías, seguían llenando los tribunales con cristianos.

Pedro fue arrestado por los pretorianos y lo llevaron al Tullianum. Los cristianos lo recibieron con gran reverencia y amor. Algunos presos que habían sido torturados y que no eran cristianos, le pidieron que los ayudase, Pedro oró y los sanó el Señor. El hijo de un verdugo que estaba sordo y mudo, también fue sanado.

Y un centurión se acercó y le dijo:

–           Mi nombre es Flavio.  Tengo un compañero de guerra al que quiero mucho. En Germania recibió un fuerte golpe en la nuca y está paralizado del cuello hacia abajo. ¿Podrías rogar a tu Dios para que lo cure?

Pedro le contestó:

–           Flavio, ¿Crees que nuestro Señor Jesucristo pueda sanarlo?

–           Sí creo. Creo que Él es Dios y si Él quiere, puede compadecerse de un pagano…

–           Flavio, en el Nombre de Jesucristo, hágase como lo pides. Y dile a tu amigo que busque la Luz de la Verdad.

Por la tarde de ese mismo día, llegó el otro soldado completamente sano a darle las gracias.

Flavio dice llorando:

–          Cuando seas sentenciado, yo voy a tener que matarte.

Pedro lo mira sonriendo con amor y le dice:

–           Cumple tu deber hijo mío. Y alégrate. No me darás la muerte. Lo que vas a hacer es abrirme las Puertas del Cielo.

El soldado sanado le dice:

–           Anciano, yo soy Leoncio y te doy las gracias a ti y a tu Dios. Dime cómo podemos agradecerle y adorarlo.

–           Él Mismo los guiará. Venid…

Y Pedro les habla del alma y del Cielo…

Durante todo el tiempo que estuvo en prisión continuó evangelizando también a sus carceleros, realizando milagros a todos los que se lo pedían y bautizando sin cesar a los conversos…

            Y los rumores de lo sucedido, traspasaron las murallas de la prisión y se expandieron por todos lados.

Entonces Pablo también fue llevado a la cárcel Mamertina. Y cuando Nerón fue notificado de que los líderes de la Iglesia Perseguida habían sido capturados, decidió divertirse un poco…  Recordó algo que le había platicado Popea cuando era prosélita de la religión hebrea y en complot con Tigelino, urdió un plan para ver lo que haría el Dios de los cristianos, al verse enfrentado con su Padre.

Estaba en Roma un hombre llamado Simón que tenía muy impresionada a la gente con sus artes mágicas. Y por sus prodigios era tenido entre los judíos como un gran personaje que ‘Tenía consigo la Fuerza de Dios’. De acuerdo al plan preconcebido por el César, mandó sacar de la cárcel a Pedro y a Pablo y ante una gran muchedumbre reunida en la plaza del Fórum, decidió enfrentarlos con Simón el Mago que capitaneaba a los judíos, acérrimos enemigos de los cristianos.

Cuando todos estuvieron frente al César, éste les dijo, señalando a Simón:

–           Este hombre es sincero y vosotros, los embaucadores. Y ahora lo veremos.

Acto seguido Simón el Mago, coronado de laurel por Nerón mismo, subió hasta lo más alto del Capitolio y empezó a volar.

Pedro al ver aquello, dijo a Pablo:

–           Satanás se disfraza de ángel de Luz…

Pablo le replicó:

–           A mí me corresponde orar y a ti, dar las órdenes debidas.

Pablo se arrodilló y se sumergió meditando, en la Oración en el Espíritu.

Pedro levantó la voz y dijo con autoridad:

–           Espíritus de Satanás que lleváis a este hombre por el aire. En El Nombre Santísimo de Jesús yo os mando que no lo sostengáis más y que lo bajéis sin dañarlo, hasta el suelo.

Los demonios se encolerizaron y obedecieron la orden a medias. Ante el asombro general, Simón aterrizó bastante maltrecho. Nerón se enfureció aún más, al ver el inesperado resultado de su maquinación y antes de retirarse, ordenó que los llevaran al tribunal.

El Prefecto Agripa dijo a Pedro, al tenerlos frente a sí:

–           Así que tú eres el hombre que en tus reuniones aprovechas tu influencia e impides que las mujeres se casen.

Pedro le contestó:

–           Yo soy fiel discípulo de mi Señor Jesucristo, el Crucificado que Resucitó y Vive y Reina por siempre, a la diestra de Dios Padre.

–           Le seguirás hasta el final. También tú morirás en la Cruz.

Y a Pablo por ser ciudadano romano, lo condenó a ser decapitado.

Al anciano apóstol se le aplicaron los azotes prescritos por la ley y al día siguiente fue conducido fuera de las puertas de la ciudad, hacia el Monte Vaticano, en donde debía cumplirse la sentencia y ser crucificado.

A causa de su avanzada edad, no se le exigió que cargara con la cruz. Cuando llegaron al sitio designado, Pedro contempló toda la Ciudad Eterna, extendida a sus pies y levantando la mano derecha, bendijo: ¡URBI ET ORBI! (a la ciudad y al mundo)

Y su sonrisa se hizo más luminosa y su rostro se volvió radiante, cuando Jesús le permitió extender su mirada a través de los siglos y vio el mismo lugar de su martirio, convertido en una inmensa Basílica. Desde la cual, casi dos mil años después su sucesor 265 el último Papa: Benedicto XVI daría su mensaje de paz al mundo entero y su bendición apostólica: ¡URBI ET ORBI!

Y vio tambien la grandiosa plaza llena de millares de personas, escuchando reverentes a otro Pontífice Mártir: Juan Pablo II.

Quién desde el Vaticano llevaría el mensaje del Evangelio a todas las naciones de la Tierra. Y desde la Basílica de San Pedro, levantando su blanca mano, bendeciría lleno de bondad y de amor, infinidad de veces, a través del Pontificado más largo de la Historia de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana: ¡URBI ET ORBI!

Flavio, el jefe de los verdugos le indicó a Pedro que debía extenderse sobre la cruz. Y Pedro le dijo:

–           Cuando crucificaron a mi Señor pusieron su cuerpo sobre la Cruz, con los pies abajo y la cabeza en lo alto, porque mi Señor descendió desde el Cielo a la Tierra. Os ruego que al clavarme lo hagáis de tal forma que mis pies queden en lo alto y mi cabeza en la parte inferior del madero; porque además de que no soy digno de ser crucificado como Él, yo voy a subir de la Tierra al Cielo.

Accedieron a su petición y lo colocaron sobre la Cruz de manera que sus pies quedaron clavados separadamente en los extremos del travesaño horizontal superior y las manos en la parte baja del fuste, cerca del suelo.

Cuando Pedro estaba ya crucificado, Dios abrió los ojos espirituales de los espectadores y vieron al apóstol rodeado de ángeles que tenían en sus manos coronas de rosas  y de lirios. Y a Jesucristo colocado a su vera, mostrándole un Libro abierto…

Pedro lo leyó: “Apocalipsis” y dijo en voz alta:

–           Gracias Dios Mío.

Y se sumergió en la Oración en el espíritu…

Dios Padre le reveló entonces… He aquí que en los Últimos Tiempos, enviaré a mi Séptimo Profeta y hablará con mi Voz y advertirá a los hombres:

Yo aniquilaré sus falsas iglesias, sus cultos perversos, sus falsos ídolos, sus ciudades y sus naciones
Domingo, 15 de julio del 2012, a las 17:45 hrs.
(Recibido durante la Adoración de la Santa Eucaristía)
Mi muy querida hija, es difícil para Mis hijos permanecer libres del pecado, por la maldición infligida sobre ellos por la mano de la serpiente. No puedo esperar Yo a que Mis hijos estén completamente libres del pecado todo el tiempo, porque esto es imposible. Es importante que cualquiera que conozca las enseñanzas de la Iglesia de Mi Hijo en la Tierra, busque el arrepentimiento de sus pecados tan a menudo como sea posible.  A través del arrepentimiento será más fácil permanecer en estado de gracia y esto creará una barrera para futuras tentaciones.
Hijos Míos, ustedes están ahora por presenciar grandes cambios perdurables en el mundo. Sucederán después de que el GRAN AVISO se lleve a cabo.
Mientras muchos ignorarán estos mensajes del Cielo. Estos son importantes para aquellos que los aceptan como la Palabra de Dios, para prepararse. Ustedes son el enlace en Mi armadura contra el enemigo y a través de su fe, Yo les levantaré y les protegeré contra la persecución. Será por su amor por Mi Hijo Jesucristo, el Salvador del Universo, que Yo seré capaz de salvar a aquellos hijos, que no pueden permanecer en la Luz de Dios.
Su consagración de amor, sufrimientos y oraciones será su gracia de salvación del fuego del Infierno.
No tengan miedo por ustedes mismos; sino por aquellos que no solo no pueden ver, sino que rehúsan ver el tiempo en que ustedes están viviendo hoy. Los preparativos están completos y el momento está maduro para que el cambio comience, porque Yo no voy a permitirle a la Bestia robar almas.
Esta intervención, prometida a la Humanidad durante tanto tiempo, se llevará a cabo muy pronto y entonces la batalla empezará para salvar a Mis hijos. No teman a Mi Mano; porque cuando ésta caiga, será usada para castigar a aquellos que están tratando de destruir a Mis hijos.
Yo les impediré engañar a las almas.
Yo evitaré su asesina intención y aniquilaré sus falsas iglesias, sus cultos perversos, sus falsos ídolos, sus ciudades y sus naciones; si continúan rechazando la Mano que les alimenta.
Ellos han sido advertidos. Ustedes, Mis amados hijos, ayudarán a Mi Hijo a salvarlos.
Nunca tengan miedo, porque aquellos con el Sello del Dios Vivo, no solo son protegidos, sino que les son dadas las gracias de defender al Mundo de Dios, para que a tantas almas como sean posibles, les sea dado el Don de Vida.
Su amado Padre, El Dios Altísimo

El tiempo está cerca para que la persecución de Mi Amado Vicario, el Papa Benedicto XVI, alcance su pináculo
Lunes, 16 de julio del 2012, a las 15:15 hrs.
Mi muy querida y amada hija, es tiempo de preparar a todos los sacerdotes de Dios, a los obispos y a todos aquellos, que dirigen Mi Santa Iglesia Católica y Apostólica en la Tierra.
Porque el tiempo está cerca para que la persecución de Mi Amado Vicario, el Papa Benedicto XVI, alcance su pináculo.

Muy pronto él será forzado a huir del Vaticano. Entonces, vendrá el momento cuando Mi Iglesia se divida, un lado contra el otro.
¡Hago un llamado a todos Mis siervos sagrados, a recordar sus sacratísimos votos!
¡Nunca abandonen su misión! ¡Nunca Me abandonen! ¡Nunca acepten mentiras en vez de la Verdad!
Ustedes deben pedirme que les ayude en los difíciles tiempos, que están por delante. Deben levantarse, unirse y seguirme.
Recen para pedir la fortaleza que necesitarán, a través de esta Cruzada de Oración especial:
Cruzada de Oración (66) para el clero:
Ayúdame a permanecer fiel a Tu Santísima Palabra

Oh Querido Jesús,
ayúdame a permanecer fiel a Tu Santísima Palabra en todo momento.
Dame la fortaleza para defender la Verdad de tu Iglesia
en medio de la adversidad.
Lléname con las gracias para administrar los Santos Sacramentos
en la forma en que nos enseñaste.
Ayúdame a alimentar a Tu Iglesia con el Pan de Vida
y a permanecer leal a Ti, incluso cuando me sea prohibido hacerlo.
Libérame de la cadena del engaño que pueda enfrentar,
con el fin de proclamar la verdadera Palabra de Dios.
Cubre a todos Tus siervos sagrados con Tu Preciosa Sangre en este momento, para que permanezcamos valientes, leales y constantes en nuestra fidelidad
a Ti, Nuestro amado Salvador, Jesucristo. Amén.

No se desanimen, Mis amados siervos sagrados, porque la discordia ha sido profetizada y debe suceder en la batalla final por las almas.
Les amo y estaré con ustedes ahora, mientras caminan Conmigo la espinosa calle al Calvario, para que la Salvación pueda ser alcanzada una vez más, por todas las almas.
Su Amado Jesús

Al copiar los mensajes, por favor, informar a la fuente: www.jesushabla.com

Pedro admiró por largas horas y finalmente, con voz llena de júbilo y de adoración, exclamó:

–           ¡Jesús! ¡Jesús! ¡Jesús!… –antes de expirar.

Las llaves del Cielo que Jesús le entregara y que habían estado en sus manos, las había entregado a Lino, en la Misa cuando le nombró su sucesor. Y de esta manera fueron legadas durante la sucesión periódica de cada Romano Pontífice hasta el pontificado de Benedicto XVI, el último Papa que ahora las tiene en sus manos…

En esa misma tarde, otro destacamento de pretorianos condujo a Pablo de Tarso a lo largo de la Vía Ostiense. Pasaron por la Puerta Trigémina, hasta un lugar llamado Aqua Salviae. Mientras avanzan, él mira hacia los Montes Albanos con la magnífica sensación de haber terminado su larga y fatigosa jornada apostólica. Contempla ya los Cielos abiertos para recibirle y su alma está llena de júbilo por el inminente encuentro con el Dios por el que ha luchado y sufrido tanto, para darlo a conocer y a amar.

Cuando llegaron al sitio designado para el suplicio, se volvió hacia el Oriente y oró. Luego, se despidió de los cristianos. El verdugo le dijo:

–           Prepara tu cuello.

Pablo se arrodilló y dijo:

–           ¡Oh, Señor mío Jesucristo, en tus manos encomiendo mi espíritu!

Y ofreció su cuello al verdugo. Éste levantó la espada y descargó el golpe…

Con el rostro radiante, Pablo de tarso fue decapitado.

En el mismo instante en que se desprendió su cabeza del tronco, exclamó:

–           ¡Jesús!…

Su sangre bañó la lóriga de su verdugo, brilló una luz intensísima y quedó el aire perfumado con una fragancia maravillosa…

La Iglesia Cristiana ha sido confirmada con la sangre de sus Dos Columnas Primarias: San Pedro y San Pablo Apóstoles…

Su ornamento final lo pondrá su último sucesor y papa mártir… Y los cristianos que confesarán su glorioso testimonio en la Tercera Gran Persecución realizada en el imperio de terror del Anticristo…

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA

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