155.- PARRICIDIO

1James_Tissot_Fee

Mientras tanto…

Jesús con Pedro y Judas Tadeo que van cargados de paquetes, caminan ligeros por un lugar lúgubre, pedregoso, en el lado occidental de la ciudad.

Tadeo dice:

–                       Podemos dar alguna cosa, con todo lo que hemos conseguido. Debe ser terrible vivir en esos sepulcros, en el invierno.

Pedro agrega:

–                       Estoy contento de haber ido a las casa de los libertos, para conseguir ayuda para los leprosos. ¡Pobres infelices! En estos días de fiesta, nadie se acuerda de ellos.

El lúgubre Valle de Innón, aparece con sus sepulcros de vivos. Y los dos apóstoles van llamando en voz alta…

Por las aberturas de las cuevas se dejan ver las caras de los leprosos.

Pedro dice:

–                       Somos los discípulos del Rabí Jesús.  Ahorita viene. Nos ha mandado a que os demos algo. ¿Cuántos sois?

Un hombre responde:

–                       Aquí siete. Hay tres más en la otra parte de en En Rogel…

2leprosoab

Pedro abre su envoltorio. Tadeo, el suyo. Hacen diez partes…

Pan, queso, mantequilla, aceitunas y aceite de oliva. ¿Y dónde poner el aceite que viene en una jarra?

Pedro grita.

–            ¡Uno de vosotros traiga un recipiente! Que lo ponga ahí sobre el peñasco. Os dividiréis el aceite, como hermanos que sois y en nombre del Maestro que predica el amor para con el prójimo.

Un leproso baja cojeando y se aproxima al peñasco. Pone un cacharro viejo y los mira mientras echan el aceite…

Y pregunta pasmado:

–                       ¿No tenéis miedo de que esté yo cerca de vosotros?

Y en realidad entre los apóstoles y el leproso lo único que hay, es el peñasco…

18jesus-cura-leprosos

Tadeo se yergue imponente:

–                       El único miedo que tenemos, es el de ofender a la caridad. Él nos ha mandado a socorreros, porque quién es del Mesías debe amar como Él ama…  Ojala que este aceite abra vuestro corazón y lo ilumine como si ya se hubiese encendido la lámpara de la Fe… El tiempo de la Gracia ha llegado para los que esperan en el Señor Jesús. Tened Fe en Él. Es el Mesías que salva cuerpos y almas. Todo lo puede, porque es Emmanuel…

El leproso, con su cacharro entre las manos, lo mira como fascinado y dice:

–                       Sé que Israel tiene su Mesías, porque de él hablan los peregrinos que vienen a buscarlo a la ciudad. Y nosotros oímos lo que dicen. Yo nunca lo he visto porque hace poco que he venido. ¿Decís que me curaría?…  Entre nosotros hay algunos que lo maldicen. Otros que no… No sé qué decidir

Tadeo pregunta:

–                       ¿Son buenos los que lo maldicen?

3jescuraleproso

El leproso responde:

–                       No. Son crueles y nos tratan  mal. Quieren los mejores lugares y las raciones más abundantes. No sabemos si vamos a quedarnos aquí…

–                       Tú mismo ves que quién da hospedaje al Infierno, es quien odia al Mesías.

–                       Porque el Infierno presiente que va a ser vencido por Él y por eso lo Odia.

–                       Pero te aseguro que hay que amarlo y con Fe; si quiere uno ser amado por el Altísimo, acá en la tierra y después.

–                       ¡Qué si quisiera alcanzar Gracia! Hace apenas dos años que me casé. Y tengo un niñito que no me conoce. Desde hace pocos meses soy leproso. ¿Lo veis?

En realidad tiene pocas manchas…

Tadeo agrega:

–                       Dirígete al Maestro con Fe. ¡Mira! ¡Allí viene! Llama a tus compañeros y regresa aquí. Pasará y te sanará.

El hombre corre llamando:

–                       ¡Urías! ¡Joab! ¡Adinah! ¡Y vosotros que no creéis! El señor viene a salvarnos…

4age006

dos, tres cuerpos horrorosos se asoman. La mujer muy poco. Es un horror viviente… está llorando y habla, pero no se le puede entender nada. Porque su voz sale de algo que ya no tiene forma de boca. Ahora son dos maxilares  desnudas  de dientes. Descubiertas, horribles…

El hombre insiste:

–                       Te repito que me dijeron que te llamase. Que viene a curarnos.

La mujer dice con más claridad:

–                       ¡Yo no!… ¡Las otras veces no le he creído y ya no me escuchará! Además no puedo caminar… -está fatigada. Con los dedos sostiene sus trozos de labios para poder hablar claro.

Dos varones y el del cacharro dicen:

–                       Nosotros te llevamos Adinah.

Ella replica:

–                       ¡No! No… ¡He pecado demasiado!…  –y ella se queda dónde está.

Otros tres corren como pueden y con imperio dicen:

–                       Dadnos el aceite y luego os podéis ir con Belcebú si así os pluguiere.

5lepra-jpeg

El del cacharro replica, tratando de defender lo único que tiene:

–                       ¡El aceite es para todos!

Pero los tres, violenta y cruelmente, le ganan y le arrebatan el cacharro.

Y el hombre se lamenta:

–                       ¡Ved! Siempre lo mismo. Un poco de aceite, después de tanto…

Los otros tres dicen:

–                       Pero el Maestro llega. Vamos a él. ¿No quieres venir Adinah?

Ella contesta:

–                       No me atrevo…

Los tres bajan al peñasco. Se paran a esperar a Jesús.

Y cuando Él llega, gritan:

–                       ¡Piedad de nosotros, Jesús de Israel!

–                       ¡Esperamos en Ti, Señor!

Jesús levanta su rostro. Los mira con sus ojos incomparables…

6JESUS DE NAZARETH

Y pregunta:

–                       ¿Por qué queréis la salud?

Ellos contestan:

–                       Por nuestras familias.

–                       Por nosotros.

–                       Es horrible vivir aquí.

Jesús responde:

–                       No sois solo carne, hijos. Tenéis también alma y vale más que la carne. De ella, os deberíais ocupar. No pidáis solo vuestra curación por vuestras familias. Sino para que conozcáis la Palabra de Dios y viváis para comprender su Reino. ¿Sois justos? Obrad más santamente. ¿Sois pecadores? Pedid tiempo para que podáis reparar el mal hecho…

¿Dónde está la mujer? ¿Por qué no viene? No tiene el valor de ver el Rostro del Hijo del Hombre. ¿Ella, que no temió encontrarse con el rostro de Dios cuando pecaba? Id a decirle que mucho le ha sido perdonado; por el arrepentimiento y resignación. Y que el Eterno me ha traído para absolver a los que se han arrepentido de su pasado.

7Jesus cura dez leprosos

Un leproso dice:

–                       Maestro. Adinah no puede caminar.

Jesús ordena:

–                       Id a ayudarla a que baje aquí y que traiga otro jarro. Os daremos más aceite…

Mientras los leprosos van a buscar a la mujer…

Pedro dice en voz baja:

–                       Señor. Apenas si alcanza para los otros…

–                       Habrá para todos. Ten fe. Para tí será más fácil creer en esto. Que no que estos miserables crean que su cuerpo pueda volver a ser como antes.

Mientras tanto, allá abajo hay pleito con los leprosos malos, al repartirse la comida…

Y la mujer es traída en brazos…

Ella gime cómo puede:

–                       ¡Perdón por el pasado!  ¡Perdón por no haber pedido perdón las otras veces! ¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!

La ponen en el peñasco, junto con una cacerola toda abollada.

Jesús pregunta:

–                     ¿Qué creéis que sea más fácil? ¿Hacer que aumente el aceite o hacer que brote la carne donde la lepra se la comió?

80

Un silencio.

Luego la mujer responde:

–                       El aceite. Pero también la carne; porque Tú puedes todo. También puedes devolverme el corazón de mis años mozos. ¡Creo, Señor Jesús!

¡Oh! ¡La sonrisa divina! Es como una luz dulce, suave, gozosa y que se difuminara. Está en los ojos, en los labios, en la voz:

–                       Por tu Fe, estás curada y perdonada. También vosotros. Tomad este aceite y alimentos para restableceros. Id a ver el sacerdote como está prescrito. Mañana cuando amanezca os traeré vestidos y podréis salir. ¡Ea! ¡Alabad al Señor! ¡Ya no sois más leprosos!…

Sucede entonces que los cuatro, que habían estado mirando fijamente al Señor, se miran y gritan sorprendidos. La enfermedad ha desaparecido y sus cuerpos están sanos completamente…

La mujer quisiera erguirse, pero está demasiado desnuda para hacerlo.  Sus harapos se le caen y su cuerpo está más desnudo que cubierto. Semi-escondida por el peñasco. Llevada del pudor no solo para con Jesús, sino para con sus compañeros, llora sin freno diciendo:

–                       ¡Bendito seas! ¡Bendito seas! ¡Bendito seas!…

9curacion_lepros

Y sus bendiciones se mezclan con las horribles blasfemias de los tres leprosos malos; que se han enfurecido al ver curados a los otros. Suciedades y piedras vuelan por el aire.

Jesús dice:

–                       No podéis quedaros aquí. Venid conmigo. No os pasará nada. Mirad. Por el camino no viene nadie. Mirad. Es la hora de sexta, (12.00 p.m.) que hace que todos se reúnan en casa. Iréis con los otros leprosos hasta mañana. No temáis. Seguidme. Ten mujer.  –y le da su manto para que se cubra.

Los cuatro. Un poco atemorizados. Un poco sin saber qué hacer…  Lo siguen como cuatro corderitos. Se dirigen hacia Siloán, triste y célebre lugar de leprosos.

Jesús se detiene sobre el borde y dice:

–                       Subid a decirles que mañana temprano estaré aquí. Id a hacer fiesta con ellos, hablando del Maestro y de la Buena Nueva.

Ordena que les den toda la comida que tienen y los bendice antes de despedirse de ellos.

–                       Vámonos. Pasa ya la sexta.  –dice Jesús volviéndose para regresar por el camino inferior que lleva a Bethania.

0017

De pronto se oye un grito:

–                       Jesús, Hijo de David, ten piedad también de nosotros.

Pedro advierte:

–                       No esperaron al alba…

Jesús dice:

–                       Vamos a donde están. Son tan pocas las horas en las que puedo hacer el bien, sin que quien me odia turbe la paz de los que reciben el favor.

Y Jesús se regresa con la cabeza levantada hacia los leprosos que lo invocan con fervor y esperanza.

Extiende sus brazos y dice:

–                       ¡Hágase como queréis! No olvidéis de vivir según los caminos del Señor.

Los bendice, mientras que la lepra desaparece de sus cuerpos; como si fuera una capa de nieve que se derrite a los rayos del sol.

10leprosos

Jesús se va de prisa, seguido por las bendiciones de los curados; que desde su lugar extienden los brazos como si quisieran abrazarlo.

Vuelven al camino que lleva a Bethania, que sigue la corriente que lleva al Cedrón y que da una vuelta muy pronunciada… Y al recorrerla…   Ven que ligero camina Judas de Keriot.

Tadeo es el primero en verlo y exclama:

–                       Pero, ¡Si es Judas!

Pedro grita:

–                       ¿Por qué anda aquí y solo?… ¡Oye, Judas!…

Judas se vuelve al punto. Está pálido y verduzco…

Pedro le dice:

–                       ¡Pareces un demonio color lechuga!

Y Jesús pregunta al mismo tiempo:

–                       ¿Qué haces aquí, Judas? ¿Por qué dejaste a tus compañeros?

Judas toma el control de sí y responde:

–                       Estaba con ellos. Encontré alguien que me trajo noticias de mi madre. Mira… -se busca en la faja… se pega en la frente con la mano- Lo dejé en su casa. Quería que leyeras la carta. O tal vez la perdí en el camino… No está muy bien. Mejor dicho, está mal. Pero ved ahí a los compañeros… que están esperando. Ya te vieron, Maestro. No sé dónde estoy…

Jesús lo mira atravesándolo y contesta

–                       Lo comprendo.

11men_

–                       Maestro. Aquí tienes las bolsas. Hice dos, para no llamar la atención. Caminaba solo…

Los apóstoles, Bartolomé, Felipe, Mateo, Simón, Santiago de Zebedeo,  se sienten un poco perplejos. Se acercan francos a Jesús, admitiendo que cometieron un error.

Jesús los mira y dice:

–                       No volváis a hacerlo. No está bien que os dividáis. Si digo que no lo hagáis, es porque tenéis necesidad de ayudaros mutuamente. No sois demasiado fuertes, para hacer algo por vosotros solos. Unidos, el uno frena y el otro sostiene. Divididos…

Bartolomé dice humilde y francamente:

–                       Fui yo, Maestro. El que aconsejó que nos dividiéramos. Judas se fue por justas razones y pensamos que no estaba bien llegar sin él. Perdóname, Señor.

–                       Os perdono. Pero os repito que no lo volváis a hacer. Pensad que el obedecer, por lo menos libra de un pecado: el de persuadirse de que uno es capaz de hacer algo por sí. No sabéis como el Demonio ronda a vuestro alrededor para espiar cualquier ocasión, con tal de haceros pecar. De hacer daño a vuestro Maestro, que es muy perseguido.

Son tiempos muy difíciles para Mí y para la sociedad que he venido a formar. De modo que es necesario mucho cuidado. Para que no sea, no digo ya herida y exterminada; porque no lo será jamás… Sino hasta el fin de los siglos en que dejará de existir, ensuciada de fango.

apocalipsis

      Los adversarios os miran con toda atención. No os pierden de vista y también pesan todas mis palabras, todas mis acciones. Y esto para tener con qué denigrarme. Si os ven peleadores, si os ven divididos; imperfectos en algo, aunque no sea de gran monta. Recopilan, unen lo que hicisteis y os lo lanzarán como fango; como una acusación contra Mí y mi Iglesia que se está formando.

templo jerusalen

¡Lo estáis viendo! No os reprocho nada, pero sí os aconsejo para vuestro bien. ¡Oh! ¿No sabéis amigos míos que se aprovecharán, aún de las cosas mejores y las presentarán para poder acusarme con cierta apariencia de justicia? Procurad ser más obedientes y más prudentes en lo porvenir.

Los apóstoles están conmovidos con la dulzura de Jesús.

Judas de Keriot,  continúa cambiando de colores. Se queda abatido un poco detrás de todos, hasta que…

Pedro le pregunta:

–                       ¿Qué haces ahí? No cometiste un error más grande que los demás. Vente pues, con todos.  –y lo obliga a obedecer.

Han caminado ya un buen trecho cuando Bartolomé envuelto en su manto, nota que Jesús no trae el suyo.

Pregunta:

–                       ¿Maestro, qué has hecho con tu manto?

–                       Lo dí a una leprosa. Hemos curado y consolado a siete leprosos.

Zelote dice:

–                       Tendrás frío. Toma el mío. Me acostumbré a los helados sepulcros, cuando el frío del invierno soplaba.

12LEPROSOS

–                       No Simón. Mira, allá está Bethania. Pronto estaremos en casa. De veras que no tengo frío. Tengo tanto gusto en el corazón, que me calienta más que un grueso manto.

Tadeo dice:

–                       Hermano mío, nos das algo que no tuvimos. Nosotros no los curamos. Tú fuiste y tú los consolaste.

–                       Vosotros preparasteis su corazón para creer en el milagro. Por esto conmigo y como Yo, habéis ayudado a curar y consolar. ¡Si supieseis cuanto disfruto al asociaros a Mí, en todas mis cosas! ¿No os acordáis de las palabras de Juan de Zacarías, mi primo: “Es necesario que Él crezca y que yo empequeñezca”

13estaré Yo

Lo decía con toda razón porque cualquier hombre por grande que sea, digamos Moisés o Elías; debe desaparecer como la estrellas ante los rayos del sol, ante El que ha venido de parte del Padre Santísimo.

También Yo, fundador de una sociedad que durará lo que duren los siglos y que será santa como lo es su Fundador y Cabeza. De una sociedad que hará mis veces y será una sola conmigo, así como los miembros y el cuerpo del hombre son una sola cosa con la cabeza que lo dirige, debo decir: “Es necesario que ese cuerpo brille y que Yo me ofusque.”

cardenales

     Vosotros seréis mis continuadores. Dentro de poco no estaré más entre vosotros materialmente, para dirigiros acá en la tierra… Estaré espiritualmente con vosotros siempre…    

Y vuestras almas sentirán mi Espíritu, recibirán mi Luz. Vosotros tendréis que aparecer en primera línea, entretanto que Yo regresaré al lugar de donde he venido. Por eso os vengo preparando gradualmente, para que seáis los primeros en salir. Algunas veces me hacéis la observación de que ‘Antes nos mandabas’ Había necesidad de que fuerais conocidos.

1_benedicto_xvi_con_cardenales

Ahora que lo sois, que para este pedazo de tierra sois ya los apóstoles; os tengo siempre unidos a Mí, participantes de todas mis acciones de modo que el mundo pueda decir:  “Los ha hecho socios en las obras que realiza, porque después de Él, seguirán siendo su continuación.”

consistorio

verdad amigos míos. Debéis avanzar cada vez más. Iluminaros, ser mi continuación, ser Yo; mientras que cual una madre que lentamente deja de sostener a su hijo que ha aprendido a caminar, me retiro… El traspaso de Mí a vosotros no debe ser violento… Los pequeños de la grey, los humildes fieles podrían asustarse.

1BenedictoXVI

Yo los paso con toda suavidad de Mí a vosotros, para que no se sientan solos ni por un momento. Amadlos mucho, como Yo los amo. Amadlos en recuerdo mío, como Yo los he amado…

800px-Plaza_San_Pedro

Jesús calla y se queda absorto en sus pensamientos…

Luego Judas le dice

–                       Maestro, supe que Lázaro está muy grave…

Jesús contesta:

–                       Lo sé. Por eso no quería alejarme sin saludarlo una vez más.

Iscariote dice:

–                       ¿Pero por qué no lo curas? Sería muy justo. A tus mejores siervos los dejas morir. No comprendo…

–                       No hay necesidad de que lo comprendas antes de tiempo.

–                     No la habrá. Dices bien. Pero, ¿Sabes qué cosa dicen tus enemigos? Que curas cuando puedes, no cuando quieres. Que proteges cuando puedes… ¿No sabes que el viejo de Tecua ya murió? ¿Y qué lo mataron?…  

14eliana

Todos preguntan sorprendidos:

–                       ¿Muerto?

–                       ¿Quién?

–                       ¿Eliana?

–                       ¿Cómo?

Pedro pregunta:

–                       ¿Y cómo lo sabes tú?

Judas contesta:

–                       Por casualidad lo supe hace poco, en la casa donde estuve.  Dios sabe que no miento. Parece que fue un ladrón disfrazado de mercader y que en vez de pagar el lugar lo mató…

Varios exclaman:

–                       ¡Pobre viejo!

–                       ¡Qué vida tan infeliz!

–                       ¡Qué muerte tan triste!

–                       ¿No dices nada, Maestro?

Jesús dice:

–                       No tengo nada que añadir, fuera de que el anciano sirvió al Mesías hasta su muerte.  ¡Así fuera el final de todos!

Pedro pregunta a Tadeo:

–                       Respóndeme, hijo  de Alfeo: pero no será como tú afirmabas, ¿O sí?

Tadeo contesta:

–                       Puede ser. Un hijo, por odio a su padre y por añadidura, por odio de esta clase, puede ser capaz de todo. –se vuelve a Jesús y dice-   Hermano mío, muy verídicas son tus palabras: “Y el hermano se levantará contra su hermano y el padre contra sus hijos.”

15cain-abel

Jesús confirma:

–                       Y quién hiciere así, creerá haber servido a Dios. Ojos ciegos, corazones endurecidos, espíritus sin luz. Y con todo, los deberéis amar…

Felipe exclama:

–                       Pero, ¿Cómo vamos a amar a quién nos trate así? Ya será bastante si no reaccionamos. Y si soportamos con resignación sus hechos…

–                       Yo os daré un ejemplo que os enseñará… A su tiempo y si me amareis, haréis lo que Yo haré…

16jesus_11

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: