Archivos diarios: 24/12/12

188.- DESHONRA DE LA MALICIA

1ocaso

Impulsados por el amor, la rabia y la curiosidad, una multitud se agolpa en el cancel de Bethania. Han venido sin esperar a que se ponga el sol.

Lázaro, que ha sido llamado por un siervo, queda sorprendido por la violación sabática, porque los primeros que llegan son los más intransigentes de los judíos y que dan una respuesta verdaderamente farisea:

–                       Desde la Puerta de las Ovejas ya no se ve el disco solar y entonces nos pusimos en camino, pensando que sin duda no sobrepasaríamos la medida prescrita; antes de que el sol se oculte, detrás de las cúpulas del Templo.

Una sonrisa irónica se dibuja en la afilada cara de Lázaro. Está sano, de buen aspecto y delgado.

Les responde educadamente, pero con sarcasmo:

–                       ¿Qué queréis ver? El Maestro respeta el sábado. Está descansando… Todavía no se oculta el sol, para decir que el sábado ha terminado. No voy a perturbarlo.

Muchos peregrinos suplican e insisten en ver a Jesús. Con los hebreos están mezclados los gentiles. Todos observan disimuladamente a Lázaro, como si fuese un ser irreal.

Lázaro soporta la molestia de una fama que no quiso; pero no abre el cancel.

Pacientemente responde a quién le pregunta:

–                       Lo veréis en la ciudad. Ahora no puedo llamarlo.  Idos tranquilos, pero no hagáis que vuestra curiosidad sea estéril. El haberme visto vivo y prueba del Poder de Jesús, Cordero de Dios y el Mesías Santísimo, os lleve a todos al Camino. Estoy contento de haber resucitado.

1lazaro-resurreccion

Y espero que el milagro pueda sacudir a los que dudan y convertir a los paganos. Convenciéndolos a todos de que Uno solo es el Dios Verdadero. Y uno solo el Verdadero Mesías: Jesús de Nazareth, el Maestro Santo.

Un gentil pregunta:

–                       ¿Pero de veras moriste?

Lázaro responde:

–                            Preguntadlo a aquellos judíos principales. Vinieron a mi entierro y muchos de ellos estuvieron presentes cuando resucité.

Le llueven las preguntas:

–                       ¿Qué sentiste?

–                       ¿Dónde estuviste?

–                       ¿Qué recuerdos tienes?

–                       Cuando regresaste vivo, ¿Qué te pasó?

–                       ¿Cómo te resucitó?

–                       ¿De qué moriste?

–                       ¿Te encuentras bien ahora?

–                        ¿Ya no tienes señales de las llagas?

–                       ¿Tú eres el resucitado?

–                       ¿Podemos ver el sepulcro donde estuviste?

Lázaro los mira con caridad y responde:

–                       Los soy. Para dar gloria Dios que me sacó de la muerte, para que fuera siervo de su Mesías.

Lázaro pacientemente trata de responder a todos. Y aunque puede decir que las señales de las llagas se han borrado, no puede responder a lo que experimentó, ni cómo resucitó.

1jlazaro

Finaliza diciendo:

–                       No lo sé. Me encontré vivo en mi jardín, entre los siervos y mis hermanas. Cuando me quitaron el sudario vi el sol, la luz. Sentí hambre, comí. Sentí el placer de la vida y el gran amor que el Rabí tuvo por Mí. Lo demás lo saben mejor que yo, aquellos tres que están conversando y aquellos dos que apenas llegan.

El hombre dice:

–                       A nosotros los gentiles no nos hablan. Vosotros que sois judíos, id a preguntadles… Tú déjanos ver el sepulcro donde estuviste.

Insisten tanto que cansan a Lázaro y éste se decide.

Da instrucciones a sus siervos y luego se dirige a  la gente:

–                       Id a aquella vereda y os saldré al encuentro, para llevaros a donde está el sepulcro. Aun cuando no hay otra cosa que ver, más que un hueco abierto en la roca.

–                       ¡No importa!

–                       ¡Vamos, vamos!

Un escriba pregunta:

–                       ¡Lázaro, detente! ¿Podemos ir también nosotros? ¿O nos está prohibido lo que permites a los extranjeros?

Lázaro contesta:

–                       No, Arquélao. Ven también tú. Si el acercarte a un sepulcro no te contamina…

–                       No. Porque adentro no hay ningún cadáver.

–                       Pero yo estuve dentro por cuatro días. Por cosas mucho menores, se ha pensado en Israel que hay contaminación. Vosotros decís que queda inmundo el que roza con su vestido un cadáver.

1ltumba

Mi sepulcro todavía despide tufos de cadáver. No obstante que desde hace mucho tiempo ha estado abierto.

–                       No importa. Nos purificaremos.

Lázaro mira a los dos fariseos que llegaron al último y les pregunta:

–                       ¿También vosotros queréis venir?

–                       Sí.

Los lleva a todos al sepulcro.

Un rosal en flor rodea la entrada, pero de nada sirve para  suprimir el hedor que sale de la tumba abierta. En la roca, bajo el arco adornado del rosal, se lee: “¡Lázaro, sal afuera!

1rosal-trepador

Los enemigos al verlas, gritan:

–                       ¿Por qué mandaste  esculpir esas palabras? ¡No debías hacerlo!

–                       ¿Por qué no? En mi casa yo puedo hacer lo que me plazca y nadie puede acusarme por querer esculpir sobre la roca, las palabras del grito  divino que me devolvió a la vida, para que jamás se borren. Y todo el que las lea bendiga el poder misericordioso en el grito del Mesías que me arrancó de la muerte…

Todos los fariseos responden:

–                       ¡Eres un pagano!

–                       ¡Un sacrílego!

–                       ¡Blasfemas contra nuestro Dios!

–                       ¡Festejas el sortilegio del hijo de Belcebú!

–                       ¡Ten cuidado, Lázaro!

Lázaro advierte:

–                       Os recuerdo que estoy en mi casa y que estáis en ella. Que nadie os invitó a venir…  Y que vinisteis por fines indignos. Sois peores que estos paganos, los cuales si ven en El que me resucitó a un Dios.

1RaisingofLazarus

Todos protestan escandalizados:

–                       ¡Anatema!

–                       ¡El discípulo es como el Maestro!

–                       ¡Horror!

–                       ¡Vámonos de esta cloaca impura!

–                       ¡Corruptor de Israel!

–                       El Sanedrín tendrá presentes tus palabras…

Esto es demasiado para Lázaro y grita:

–                       Y Roma vuestros complots… ¡Largaos de aquí!

El siempre bueno Lázaro se comporta como un hijo de Teófilo y los arroja como si fueran una jauría de perros rabiosos.

Después despide a la gente que se va de mala gana, pues insisten en ver a Jesús.

Los siervos cierran el cancel…

Lázaro está por retirarse, cuando ve que salen de un matorral de mirtos el escriba Eleazar y el sacerdote Juan…

1MIRTO

Que le ruegan:

–                       No nos eches fuera.

–                       Nos metimos entre tus plantas para que no nos vieran. Debemos hablar con el Maestro.

–                        Hemos venido porque sospechan menos de nosotros, que de José y Nicodemo.

–                        No quisiéramos que nadie nos viera aparte de ti y del Maestro.

Lázaro los invita:

–                       Venid.

Los lleva a través del jardín hasta una doble barrera de bojes y de laureles.

–                       Quedaos aquí. Os traeré a Jesús.

El sacerdote Juan suplica:

–                       Que nadie se dé cuenta.

–                       No tengáis miedo.

Muy poco tiempo tienen que esperar.

Por la vereda semioscura a causa de las ramas entrelazadas, aparece Jesús con su vestido blanco de lino.

Lázaro también se acerca mientras Jesús saluda a los dos que ante Él se inclinan profundamente.

1levita

El sacerdote Juan dice:

–                       Maestro y tú Lázaro, escuchad. En cuanto se supo que estás aquí, el Sanedrín se reunió en la casa de Caifás. Todo lo que hace es ilegal… ¡No te hagas ilusiones, Maestro! ¡Sé prudente Lázaro!…  No os engañe la calma fingida. La aparente somnolencia del Sanedrín. Es algo preparado, Maestro.

Fingen para atraerte y aprehenderte sin que la multitud se agite y se prepare para defenderte. Tu suerte está sellada y no cambiará. Si es mañana o dentro de un año, el decreto se llevará a cabo. El Sanedrín nunca olvida sus venganzas. Sabe esperar la ocasión propicia y dar el golpe…

Eleazar agrega:

–                       También a ti Lázaro, quieren quitarte de en medio. Aprehenderte, suprimirte. Porque por tu causa, muchos los abandonan para seguir al Maestro. Tú has dicho con palabras muy exactas, que eres el testimonio de su poder.

Y quieren destruirlo. Ellos saben que las multitudes pronto olvidan. Y dicen que desaparecidos tú y el Rabí, muchos entusiasmos se apagarán…

Jesús exclama:

–                       ¡No, Eleazar! ¡Echarán llamas!

Juan dice:

–                       ¡Oh, Maestro! ¿Qué pasará si mueres? ¿Qué es lo que hará que nuestra Fe en Ti arda en llamas? Y aun cuando así fuera, ¿Qué será de nosotros si Tú estás muerto?

Eleazar dice:

–                       Por favor cuídate. Debemos irnos, Maestro. Ya cumplimos con venir a avisarte. La paz sea contigo.

Jesús los despide:

–          Gracias por haber venido. Que nadie os vea. La paz sea con vosotros…

Los dos sinedristas se van.

Y Jesús y Lázaro entran en la casa.

1flor-durazno

En un resplandecer de blancura y de plata en que ponen una nota menos nívea, los manojos de ramitos de manzano, peral, durazno y de otros árboles frutales que hay en los jarrones y cuyas flores blancas, con un ligero tinte de rosa, derraman su perfume de frescura primaveral.

Sobre las mesas hay una vajilla preciosa: jarras de diferentes tamaños, ensaladeras y salseras, que hacen juego con las copas de plata cincelada. Hay un aire festivo en la sala del banquete, que ha sido preparada con exquisito cuidado.

Cuando llega el crepúsculo, un último rayo de sol ilumina las palmeras que están afuera y la de un gigantesco laurel, en el que los pajarillos hacen mucha bulla, antes de dormir.

En la sala adyacente, Lázaro muestra a Jesús los rollos nuevos que ha adquirido recientemente.

Jesús comenta con Lázaro, el contenido de esas obras y explica los errores doctrinales que contienen y la diferencia con las verdades fundamentales que Lázaro, rico y culto, ha querido conocer.

Luego los dos pasan a la sala blanca, donde se lleva a cabo la cena, seguidos por los apóstoles. Los últimos en entrar son las hermanas de Lázaro y Maximino.

Jesús se sienta sonriente en su lugar junto a Lázaro y mira a Juan que está en un ángulo de la mesa, que tiene forma de “U”. A su lado se sienta Lázaro y a su izquierda, su primo Santiago. Tadeo está en el otro ángulo, en  donde empieza la mesa larga.

1-BODAS

Martha y María, ofrecen las palanganas para la ablución y las toallas. Luego María hecha vino en las copas y Martha coloca las fuentes llenas de alimentos, conforme los siervos los van trayendo de la cocina; en un ir y venir de exquisitas y variadas viandas.

1BodasDeCana-

Las dos hermanas atienden personalmente a todos los comensales, especialmente a los seres más queridos: Jesús y Lázaro.

Pedro, que ha estado comiendo con mucho gusto, observa:

–                       ¡Ah! ¡Ahora me doy cuenta! Todos los platillos son como si estuviéramos en Galilea. Esto parece un banquete de nupcias. Pero aquí no falta el vino, como faltó en Caná.

María sonríe y no dice nada.

1milagro-vino

Lázaro explica:

–                       Fue idea de mis hermanas, sobretodo de María: el presentar una cena en la que el Maestro tuviera la impresión de estar en Galilea.

Después, cuando la cena casi concluye y están en la sobremesa, entretenidos con la conversación, Magdalena sale y Martha pone sobre la mesa, bandejas con flores de higuera y hermosas y suculentas frutas.

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Lázaro dice:

–                       Comed de las últimas frutas de los naranjales libios y los primeros melones de Egipto, cultivados en los solares.  Éstas son almendras de nuestra patria. Martha, ¿Y el niño?

Martha contesta:

–                       Está bien. Noemí lo está cuidando.

1Sphinxes, Luxor, Egypt

Jesús se llena de emoción al recordar Egipto:

–                       Teníamos algunas plantas en el huerto. Cuando hacía mucho calor, metíamos los melones en el pozo del vecino, que era profundo y frío. Y era una delicia comerlos por la noche. Todavía recuerdo…

1egipto-con-palmeras-piramides-y-camel

Yo tenía una cabra golosa a la que había que cuidar bien, porque se despachaba plantas y frutas tiernas.  -Jesús ha dicho estas palabras con la cabeza un poco inclinada. La levanta y mira las palmeras que se mueven al suave contacto del viento nocturno y agrega-  Cuando veo esas palmeras…

1piramides

Siempre que veo palmeras, me acuerdo de Egipto. De su tierra amarillenta y arenosa, que con el viento se levanta tan fácilmente. Y de sus pirámides que parecían moverse, en medio del aire enrarecido.

Los altos troncos de las palmeras. La casa donde… pero es inútil hablar de esto. A cada hora su preocupación y con ella su alegría…

Vuelve  entrar María Magdalena. Trae una jarra de cuello delgado, que termina en un hermoso pico. Es de alabastro de color amarillo rojizo, como la piel de algunas personas rubias.

Los apóstoles la miran creyendo que trae algún raro manjar.

María pasa detrás de los lechos y llega hasta donde están Jesús y Lázaro.

Destapa la jarra y deja caer algunas gotas sobre su mano, de un líquido que apenas si sale. Un perfume intenso y riquísimo, se esparce por todo el salón. María no se contenta con lo poco que sale. Se inclina y rompe de un golpe el cuello de la jarra, contra la saliente del lecho de Jesús. Cae al suelo, esparciendo sobre los mármoles gotas perfumadas. Ahora sí sale bastante.

María se llena la mano y hecha sobre la cabeza de Jesús, el denso bálsamo. Lo extiende con las peinetas que se ha quitado y unge toda su cabellera. Le acomoda los rizos que toma, mechón por mechón; entre sus dedos. Parece una mamá que peina a su niño. Queda bastante perfume en la jarra.

La cabellera de Jesús ha quedado empapada. Su cabeza rubio rojizo, brilla como si fuera oro bruñido. La luz de la araña que los siervos prendieron, se refleja cómo sobre un casco de bronce pulido. El perfume es embriagador y muy intenso.

1Nardos

Cuando termina, María besa suavemente la cabeza de Jesús. Y después le toma las manos, las embalsama y se las besa.

Entonces, María repite lo que llevada por el amor hiciera en aquel lejano atardecer. Se arrodilla a los pies del lecho, desata las correas de las sandalias de Jesús y se las quita.

Metiendo sus dedos dentro de la jarra, saca el perfume y lo extiende con cuidado sobre los pies desnudos; dedo por dedo, en la planta, en el calcañal, el tobillo y finalmente, sobre el empeine que descubre haciendo a un lado el vestido de lino, hasta que se acaba el bálsamo. Rompe entonces la jarra y hecha el último resto de bálsamo, sobre los pies de Jesús…

1ungiendoaJesús

Cuando termina, María besa suavemente la cabeza de Jesús. Y después le toma las manos, las embalsama y se las besa.

Entonces, María repite lo que llevada por el amor hiciera en aquel lejano atardecer. Se arrodilla a los pies del lecho, desata las correas de las sandalias de Jesús y se las quita.

Metiendo sus dedos dentro de la jarra, saca el perfume y lo extiende con cuidado sobre los pies desnudos; dedo por dedo, en la planta, en el calcañal, el tobillo y finalmente, sobre el empeine que descubre haciendo a un lado el vestido de lino, hasta que se acaba el bálsamo. Rompe entonces la jarra y hecha el último resto de bálsamo, sobre los pies de Jesús…

Judas, que hasta ahora había estado silencioso, contemplando con lujuria a la hermosísima mujer y envidioso del Maestro, a quién ungía en la cabeza y en los pies…   Explota su malhumor; pues si los otros habían mostrado un cierto descontento, pero sin mayores consecuencias…  Él, que se había puesto de pie para ver mejor la unción de los pies…

1jesus-nardo

Judas levanta su voz grave en clamorosa protesta:

–                       ¡Qué estulticia! ¡Basta ser mujer, para ser necia! ¡Qué derroche inútil y pagano! ¿Para qué tanto desperdicio? El Maestro no es un publicano, ni una meretriz para recibir estos afeminamientos. Es una deshonra para Él.

¿Qué dirán los judíos al sentirlo perfumado como un efebo? ¡Y luego no se quiere que los jefes del Sanedrín, nos critiquen de pecado!…

Esas acciones son propias de una cortesana lasciva, ¡Y no hablan bien de ti; pues demasiado recuerdan tu pasado!

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El insulto es tal, que todos se quedan asombrados y miran a Judas como si de repente se hubiera vuelto loco.

Martha se pone colorada.

Lázaro, aprieta los puños y los labios.

María Magdalena, está como si estuviese sorda y continúa secando los pies de Jesús, con la punta de su cabellera suelta, que con el ungüento se ha vuelto más pesada  y oscura, que en la parte superior.

1adorando a Jesús

Los pies de Jesús están lisos y suaves, como si se hubieran cubierto de una nueva piel y María le pone nuevamente las sandalias. Le besa los pies, indiferente a todo lo que no sea su amor por Jesús.

Mientras tanto, Judas dice retador:

–                       ¿Me miráis? Todos habéis murmurado en vuestro corazón. Ahora, porque me convertí en eco vuestro y he dicho claramente lo que pensabais; no me dais la razón. Repito lo que he dicho.

No quiero afirmar que María sea la amante del Maestro; pero sí digo que ciertos actos no son apropiados ni a Él, ni a ella. Es una acción imprudente e injusta. ¿Para qué este desperdicio?

Si ella quería borrar los recuerdos de su pasado, podía haberme dado esa jarra y el ungüento… ¡Por lo menos era una libra de nardo puro! Y de gran valor.

1Nardo 5

Lo habría vendido al menos por trescientos denarios, qué es lo que vale un nardo de tal calidad, para dar el dinero a los pobres que nos asedian. Nunca faltan y mañana encontraremos muchos en Jerusalén.

Maestro, me asombra que Tú permitas de una mujer, tales estupideces. Si tiene riquezas para derrochar; que nos las dé para repartirlas y sería más juiciosa. Mujer, a ti te lo digo: suspende lo que estás haciendo, pues me parece asqueroso…

María lo mira ruborizada y con reproche. Y está por obedecer…

Pero Jesús le pone la mano sobre la cabeza, que ella ha inclinado para besarle  los pies. Y después hace descender aquella mano sobre su espalda, atrayéndola levemente hacia Sí, como para defenderla mientras…

1Magdalena

Jesús dice:

–                       Déjala en paz. ¿Por qué la reprendes y la molestas? Nadie debe reprobar una obra buena  y llenarla del fango que únicamente la malicia enseña. No sabéis lo que ha hecho. María ha realizado en Mí, una acción de deber y de amor. Siempre habrá pobres entre vosotros. Ya estoy para irme…  A ellos les podéis continuar haciendo el bien. A Mí, el Hijo del Hombre entre los hombres; no será posible tributarle ninguna honra, porque así lo quieren y porque le ha llegado su Hora.

1amor total

El Amor ha sido para María, Luz. Presiente que voy a morir y ha anticipado el homenaje a mi Cuerpo Sacrificado por todos vosotros. Me ha ungido para la sepultura, porque entonces no podrá hacerlo y le dolerá demasiado el no haberme podido embalsamar.

En verdad les digo que hasta el fin del Mundo y en todos los lugares donde será predicado el Evangelio, se recordará este acto profético. Y de lo que ella ha hecho, tomarán lecciones las almas para darme su amor, bálsamo amado por Cristo.

1jesus_ magdalena

Y serán heroicos en el sacrificio, pensando que cada sacrificio es embalsamamiento del Rey de reyes…  Del Ungido de Dios del Cual la Gracia desciende como este nardo desde mis cabellos, para fecundar el amor en los corazones…  En los cuales el amor asciende en un continuo y abundante reflujo  de amor, de mí a las almas mías y de ellas hacia Mí.

Sí. En todo el mundo y durante todos los siglos, quiera Dios hacer de cada hijo suyo otra María, que no se pone a calcular en precios, que no fomenta ningún apego; que no guarda ningún recuerdo, aún el más mínimo del pasado…

1madalena-adorando

Sino que destruye y aplasta, todo lo carnal y mundano. Y se rompe y se esparce, como hizo con el alabastro y con el nardo, por amor a su Señor.

Judas, imita si puedes…  Respétate también a ti mismo. Porque la deshonra no existe aceptando un puro amor con amor puro; sino nutriendo la envidia y el odio, haciendo insinuaciones bajo el impulso de los sentidos…

Ya son tres años, Judas; que te amaestro y todavía no te he podido cambiar. Y la hora se acerca. Judas… Judas… 

María, gracias. Persevera en tu amor. No llores, María, te repito: “Todo ha sido perdonado, porque has sabido amar totalmente” Has elegido la mejor parte y no se te quitará. Quédate en paz, mi hermosa oveja a quién encontré nuevamente.

1La Oveja Perdida

Quédate en paz. Que los pastizales del amor, sean en la eternidad tu alimento. Levántate. Besa también mis manos que te absolvieron y has bendecido… ¡A cuántos han absuelto, bendecido, curado, hecho bien!  Y sin embargo yo os aseguro que el pueblo, a quien han hecho tantos bienes, está preparándose para torturarlas…

1las-manos-de-jesus

Un silencio pesado se cierne sobre el aire impregnado del fuerte perfume.

Nadie tiene ganas de seguir comiendo… Las palabras de Jesús los dejan a todos reflexionando.

El primero que se levanta es Judas Tadeo. Pide permiso para retirarse. Santiago su hermano lo sigue y luego Andrés y Juan.

Judas de Keriot pasa por delante de las mesas y se dispone para salir.

La mirada de Jesús sobre el apóstol traidor es indescriptible. Una mirada de llamada, de dolor infinito…

Pero Judas no la acepta.

1Judas

Entonces Jesús le pregunta:

–                       ¿A dónde vas?

Judas responde evasivo:

–                       Afuera…

–                       ¿Fuera de la habitación o fuera de la casa?

–                       A caminar un poco.

–                       No vayas, Judas. Quédate con nosotros…

–                       Ya se fueron los demás, ¿Por qué yo no puedo salir?

–                       Tú no vas a descansar como ellos…

Judas no responde y obstinado sale.

Nadie habla. Pedro, Simón, Mateo y Bartolomé, se miran entre sí.

Jesús se levanta y a través de la ventana lo ve salir de la casa, con el manto puesto y lo llama con voz fuerte:

–                       ¡Judas, espérame! ¡Debo decirte una cosa!

Y sale detrás de Judas, que sigue caminando pero más despacio. Lo alcanza cerca de la valla del jardín.

Jesús toma a Judas del antebrazo y lo lleva hacia un bosquecillo que tiene plantas llenas de flores.

Jesús dice:

–                       ¿A dónde vas Judas? Te ruego que te quedes aquí.

Judas responde:

–                       Tú qué sabes todo, ¿Para qué me lo preguntas? ¿Qué necesidad tienes de preguntar, Tú que lees en el corazón de los hombres? Sabes qué voy a ver a mis amigos. No me das permiso de ir con ellos… Ellos me buscan. Voy.

1pharisee

–                       ¡Tus amigos! ¡Tú ruina querrás decir! A ella vas. ¡A tus verdaderos asesinos, vas! ¡No vayas, Judas! ¡No vayas! Vas a cometer un crimen. Tú…

–                       ¡Ah, tienes miedo! ¡Finalmente lo tienes! ¡Finalmente sientes que eres humano! ¡Qué eres un hombre! ¡No más que eso!…  Porque solamente el hombre tiene miedo de la muerte. Dios no, porque sabe que no puede morir. Si te sintieses Dios, sabrías que no puedes morir y no deberías tener miedo.

1-muerte

Porque Tú, ahora que sientes próxima la muerte; la temes como cualquier mortal y buscas evitarla por todos los medios. Y en todas las cosas ves un peligro. ¿Dónde está tu antigua audacia? ¿Dónde tus protestas de estar contento? ¿De estar sediento por realizar el sacrificio?

¡No hay ni un eco de ellos en tu corazón! Creías que nunca llegaría esta hora y por eso te hacías el fuerte, el generoso, decías cosas pomposas. ¡No eres menos que los que tachas de hipócritas!

¡Nos deslumbraste y nos has desilusionado! ¡A nosotros que por Ti dejamos todas las cosas! ¡A nosotros que por tu causa seremos objeto de odio! ¡Tú eres la causa de nuestra ruina!

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–                       ¡Basta! ¡Ve! ¡Ve! No han pasado muchas horas desde que tú me dijiste: “Ayúdame a quedarme. ¡Defiéndeme!” Lo he hecho y ¿De qué ha servido? Dime una sola cosa; pero antes de decírmela, reflexiona bien… ¿Realmente quieres ir con tus amigos? ¿Los prefieres a Mí? ¿Es ésta tu voluntad?

Judas lo mira desafiante:

–                       Sí. Lo es. No tengo necesidad de reflexionar, porque desde hace tiempo no tengo más que ésta voluntad.

–                       Entonces vete. Dios no hace fuerza a la voluntad el hombre.

Jesús le vuelve la espalda y regresa despacio hacia la casa.

Siente la mirada de Lázaro que lo ve desde la misma ventana, donde momentos antes El mirara salir a Judas. Y el pálido rostro de Jesús, se esfuerza por sonreír al amigo fiel…

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HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA

187.- AMANDO AL ENEMIGO

1au-borel

Al día siguiente, cuando cesa la lluvia, en el cielo despejado brilla en lo alto el sol. La tierra recién lavada, está tersa y húmeda; fresca y resplandeciente como el firmamento. Todo parece cantar en esta serena mañana de Abril.

Jesús pasea lentamente por los senderos más alejados del jardín. Sólo los jardineros miran el solitario paseo, en las primeras horas matinales. Pero nadie lo perturba y más bien se alejan en silencio para dejarlo en paz.

Es sábado, día de descanso. Los jardineros no trabajan, pero por costumbre, salieron a ver sus plantas, sus colmenas y sus flores. Poco a poco el jardín se anima. Primero son los siervos, los que salen de la casa. Luego los apóstoles, los discípulos y finalmente Lázaro. Jesús se les acerca y los saluda.

Mientras sacude de su cabeza las gotitas de agua, Lázaro pregunta:

–                       ¿Desde cuándo estás aquí, Maestro?

Jesús contesta:

Desde el amanecer. Tus pajarillos me invitaron a alabar a Dios. Vine a contemplarlo en las bellezas de la Creación y a honrarlo. A orar con un corazón contento. Es hermosa la tierra y a estas primeras horas del día, en un día como éste; parece tan fresca como lo fue, en las primeras horas de su existencia.

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Pedro dice:

–                       Realmente es tiempo de Pascua.

Andrés agrega:

–                       Estoy feliz de estar aquí. Hoy es sábado y no vendrá nadie. Ningún extraño entre nosotros.

Lázaro contesta:

–                       Te equivocas. Hay un huésped y es pequeño. Todavía está durmiendo, Maestro. La cama mullida y el estómago lleno, lo han hecho dormir bien. Pasé a verlo. Noemí cuida de él.

Varias voces preguntan al mismo tiempo:

–                       ¿Quién es?

–                       ¿Cuándo vino?

–                        ¿Quién lo trajo?

Lázaro responde:

–                       Es un pobre niño. Su aflicción lo arrastró hasta aquí. Estaba en el cancel y el Maestro lo recogió.

–                       No sabíamos nada. ¿Por qué?…

Jesús contesta con una expresión que oculta un pensamiento profundo:

–                       Porque tiene necesidad de que no se lo moleste. Y en casa de Lázaro se sabe guardar el secreto.

Los siervos traen el desayuno: leche, pan, mantequilla y miel.

Jesús ofrece y bendice los alimentos. Y todos se reúnen a su alrededor.

La cortina que separa la terraza se abre y Noemí corre a postrarse a los pies de Jesús diciendo:

–                       ¡El niño está curado! ¡Ya no está deforme! Lo curaste en la noche… Se despertó y yo preparé el baño para lavarlo, antes de ponerle la túnica y el vestido que le hice de uno de Lázaro. Pero cuando lo llamé y se levantó, vi que su cuerpecito ya no estaba contrahecho como ayer. Yo grité. Acudieron Sara y Marcela y las dejé con él, para venir a decírtelo.

1cristo

La curiosidad se apodera de todos.

Jesús les hace señal de que se callen y ordena a Noemí:

–                       Vuelve a dónde está el niño. Lávalo, vístelo y luego me lo traes aquí.   –se vuelve a todos los demás y agrega-  La verdadera justicia no comete venganzas, ni hace distinciones.

El Hijo del Hombre no ignora el Odio que le guardan sus enemigos. Ni su pensamiento, ni su voluntad capaz de las acciones más horrendas. Se le reprochan muchas cosas que no son ciertas. Ayer encontró al más infeliz de los niños, hijo de un enemigo suyo. El niño estaba deforme y lisiado. Pedía una gracia extraña: la de morir.

Todos piden al Hijo del hombre honra y alegría; salud y vida. Este pobre niño pidió la muerte, para ya no sufrir más. Ya probó en su cuerpo y en su corazón, toda clase de dolor. Porque quién lo engendró y que me odia sin motivo alguno, también lo odia. Lo curé para que no sufriera más y para que a través de la salud física, le llegue la salud al espíritu. Su alma está enferma. El odio de su padre, las burlas de los demás, le han herido profundamente y le han despojado de amor. Sólo quedó la Fe en el Cielo y en el Hijo del Hombre; al que le pidió que lo hiciera morir. Vedlo… Ahí viene. Ahora lo oiréis hablar.

El niño bañado y limpio, con su vestido de lana blanca que Noemí le cosió rápida por la noche, viene de la mano de la anciana. Es pequeño, pero ya no está jorobado, ni derrengado. Se ve un poco más alto que ayer. Su carita marchita por el dolor, le ha dado un aire de madurez. Pero ya no está deforme. Sus pies descalzos caminan seguros por el suelo y ya no tropieza, ni se cae, como ayer.  Y su cuello flaco parece más largo.

1shalem2

Judas de Keriot exclama:

–                       ¡Pero si es el hijo de Annás de Nahúm! ¡Qué milagro tan desperdiciado! ¿Crees que con él vas a hacerte amigos a su padre y a Nahúm? Te odiarán más… Porque lo único que querían, era que se muriera…  Es el fruto de un matrimonio infeliz…

Jesús contesta:

–                       No obro milagros para hacerme amigos; sino por piedad y para honrar a mi Padre. No hago distinciones, ni me pongo a hacer cálculos. Nunca lo hago cuando me inclino piadoso sobre una miseria humana. No me vengo de quién me persigue…

–                       Nahúm lo interpretará como una venganza…

–                       No sabía nada de este niño. Todavía no sé su nombre…

–                       Lo llaman Matusalén por desprecio.

Con un destello de ira en sus bellos ojos castaños, el niño replica:

–                       Mi madre me llamaba Shalem. Ella me quería mucho. No era mala cómo eres tú y como son los que me odian.

Ha hablado con esa ira que brilla en los hombres o en los animales que han sido oprimidos y maltratados por largo tiempo.

Jesús lo llama:

–                       Ven Shalem. Aquí conmigo. ¿Estás contento de estar sano?

Shalem contesta:

–                       Sí. Pero hubiera preferido morir. Nadie me amará. Si todavía viviese mi madre… ¡Qué bello sería! Pero así… ¡Siempre infeliz!

Zelote dice:

–                       Tiene razón. Ayer lo encontramos. Nos preguntó si estabas en Bethania en casa de Lázaro. Quisimos darle una limosna porque pensamos que era un mendigo, pero no la aceptó. Estaba al borde de un campo…

Judas de Keriot se admira:

–                       ¿Ni siquiera tú lo conociste?

–                       Más extraño es que tú conozcas todas estas cosas. ¿Olvidas que fui de los perseguidos y que luego estuve entre los leprosos, hasta que vine con el Maestro?

–                       ¿Y tú olvidas que soy amigo de Nahúm, que es el de las confianzas de Annás? Jamás lo he ocultado.

Bartolomé interviene:

–                       ¡Bueno, bueno! esto no tiene importancia. Lo importante es saber que vamos a hacer ahora con este niño. La verdad es que su padre no lo quiere; pero no por eso ha perdido sus derechos sobre él. No podemos quitarle al hijo, sin decírselo. Hay que ser prudentes y no herirlos; ya que ahora parecen estar mejor dispuestos hacia nosotros.

Judas suelta una carcajada sarcástica. Pero no dice nada.

1jesus y los niños

Jesús, que tiene entre sus rodillas al pequeño, dice lentamente:

–                       Me enfrentaré con Nahúm. No va a odiarme más de lo que ya lo hace. Su odio ha llegado al colmo.

Analía dice:

–                       Si me quedara, me habría gustado tomarlo conmigo. Soy joven, pero tengo corazón de madre.

Las mujeres le preguntan:

–                       ¿Te vas a ir?

–                       ¿Cuándo?

Analía contesta:

–                       Pronto.

–                       ¿Para siempre?

–                       ¿A dónde?

–                       ¿Fuera de Judea?

–                       Sí. Lejos. Muy lejos. Para siempre. Y me siento muy feliz.

Martha dice:

–                       Si el padre lo cede… Otros podrán hacer lo que tú no.

Judas de Keriot promete:

–                       Si queréis, yo lo diré a Nahúm. Puede más que el verdadero padre. Mañana se lo diré…

Andrés dice:

–                       Si no fuera sábado, iría a ver a aquel Yosía, a cuyo cuidado estaba.

Mateo  pregunta:

–                       ¿Para ver si están afligidos por haberlo perdido?

Maximino murmura  entre dientes:

–                       Se preocuparían más si pierden una de las ovejas.

El niño no habla. Entre las rodillas de Jesús mira atentamente las caras de los que lo ven, con esa perspicacia que tienen frecuentemente los seres enfermizos y que han vivido en el dolor. Parece como si escrutase más los corazones que las caras.

Pedro le pregunta:

–                       ¿Qué piensas de nosotros?

El niño le pone su manita en la suya y le responde:

–                       Tú eres buenos. Todos sois buenos.  Pero hubiera preferido que nadie me conociera… Tengo miedo. –dice mirando a Judas de Keriot.

Judas responde:

–                       De mí, ¿No es verdad? ¿Tienes miedo de que hable con tu padre? Pero tendré que hacerlo, si debo pedirle que te deje con nosotros. Pero no pedirá tu custodia.

–                       Lo sé. Mejor quisiera estar lejos… En el país de mi madre. Hay un mar azul entre los verdes montes, donde hay abejas que hacen miel.

1-la-costa-y-las-montanas

No he comido miel desde que murió mi mamá y viví con Yosía. Los demás niños si la comían. Pero yo no. ¡Siempre la ponían fuera de mi alcance y tengo muchas ganas de comer miel!

Martha dice conmovida:

–                       ¡Pobre hijo!  ¡Te voy a traer toda la que quieras!…

Pedro pregunta:

–                       ¿De dónde era tu madre?

Iscariote explica:

–                       Tenía casas y posesiones cerca de Sefet. Era huérfana y heredera. Ya tenía su edad. Era fea y un poco malhecha; pero demasiado rica. El viejo Sadoc fue el padrino de bodas en el matrimonio que celebraron ella y  el hijo consentido de Annás.

1boda1

Fue un indigno contrato de mercado. Todo fue calculado y no hubo nada de amor. Después vendió todas las posesiones de su mujer y dijo que acabó todo en especulaciones que no tuvieron éxito. Pero yo no creo que hay sucedido así; porque posee hermosas tierras del otro lado del Jordán, que antes no tenía.

Luego, después de algunos años de matrimonio. La mujer que ya estaba declinando, dio a luz a este niño. Esto le sirvió de pretexto para que la arrojasen y para casarse con otra, de la llanura de Sarón: una mujer joven, rica y hermosa.

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La divorciada se refugió cerca del viejo administrador y murió allí. No sé por qué no se quedaron con el niño. Su padre lo tenía por muerto.

Shalem responde:

–                       Porque Juan y María se murieron y los hijos se fueron a otra parte como siervos. Y nadie me quiso porque yo no era su hijo y no podía trabajar. Los hijos de Juan son buenos y cuando vienen a las fiestas me traen cosas; pero Yosía me las quita para dárselas a sus hijos.

Judas le replica:

–                       Pero no te quieren.

–                       Ahora me querrán. ¡Ellos son siervos!

Bartolomé pregunta haciéndolo reflexionar:

–                       ¿Pero si te escapaste de la casa de Yosía, cómo te van a encontrar?

El niño comprende. Piensa… y responde precavido:

–                       ¡Es verdad! ¡No había pensado en ello!…

–                       Regresa. En éstos días te verán.

El niño grita furioso:

–                       ¿Allá? ¡No! Yo no volveré. No quiero. ¡Mejor me mato!

Luego se deja caer llorando sobre las rodillas de Jesús.

Y diciendo:

–                       ¿Por qué no me hiciste morir?

Martha llega con un vaso de miel  y se queda sorprendida al ver este cuadro.

1nino llorando

Bartolomé se excusa por haber sido el causante:

–                       Creí darle un buen consejo. Bueno para todos. Para él, para Ti Maestro. Para Lázaro. Ninguno de nosotros necesitamos más odio.

Pedro concluye:

–                       ¡Cierto! ¡Es una verdadera dificultad!  -y lanza un silbido que es la señal de su estado de ánimo, ante problemas difíciles de resolver.

Mientras todos discuten posibles soluciones, porque es prudente que no recaiga sobre Lázaro más odio del que se ha acumulado por su amistad con Jesús. Y alguien sugiere no decir nada a nadie y hacer desaparecer al niño, dándolo a algún discípulo seguro.

Judas de Keriot no habla y juguetea con los flecos de su vestido.

Jesús tampoco habla. Acaricia al niño y lo calma. Le levanta la carita  y le pone las manos en el vaso con miel…

Shalem es un niño. Un pobre niño de diez años que ha sufrido mucho; pero que no por eso ha dejado de serlo. Aun cuando el dolor lo ha madurado, delante del tarro de miel sus lágrimas cesan y pone cara de extático. Levanta sus grandes e inteligentes ojos castaños, lo único hermoso que tiene Y mira a Jesús… luego a Martha y…

Shalem pregunta:

–                       ¿Cuánta puedo tomar? ¿Una o dos cucharadas?…   –Y señala la redonda cuchara de plata que mete lentamente en la miel.

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Martha lo acaricia y le dice:

–                       Toda la que quieras. Lo que te sobre lo guardas para mañana. ¡Es tuya!

–                       ¿Toda mía?  ¡Oh! ¡Jamás había tenido tanta miel!   -y aprieta con reverencia el vaso, como si fuera un tesoro.

Luego piensa y comprende que más precioso que el vaso, es el amor que se lo dio. Lo pone sobre las rodillas de Jesús y levanta sus brazos, para asirse al cuello de Martha que se inclina y la besa. Es todo lo que puede hacer para mostrar su agradecimiento. Todo lo que puede dar él; el abandonado…

Los demás dejan de hacer planes y miran la escena…

Pedro dice:

–                       Éste es todavía más infeliz que Marziam, porque él al menos tenía el amor de su abuelo y de los otros campesinos. Verdaderamente siempre hay dolores mayores que los que considerábamos grandísimos.

Bartolomé dice pensativo:

–                       Sí. Todavía no se ha llegado a sondear el Abismo del dolor humano. Quién sabe cuántos secretos nos oculta todavía y hasta dónde llegará, en los siglos que están por venir.

Judas grita con una sonrisa irónica:

–                       ¡Entonces tú no tienes Fe en la Buena Nueva! ¿No crees que Ella cambiará al Mundo? Lo dijeron los profetas y el Maestro lo repite. ¡Eres un incrédulo, Bartolomé!

Zelote le contesta:

–                       ¡No veo dónde está la incredulidad de Bartolomé! La Doctrina del Maestro, consolará todas las desventuras. Amansará la ferocidad de las costumbres y las prácticas; pero no eliminará el dolor…

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Lo hará soportable con sus promesas divinas, de una alegría futura. Para que el dolor sea abolido se necesitaría, que todos tuviesen el corazón que tiene Jesús. Además de que siempre habrá enfermedades, muertes, cataclismos naturales y…

Iscariote interrumpe:

–                       Así es como debe suceder. ¿De otro modo de qué sirve que haya venido el Mesías a la tierra?

Zelote responde:

–                       Así debería ser. Pero dime Judas, ¿Acaso ha sucedido entre nosotros? Somos  Doce y por tres años hemos vivido con Él. Hemos absorbido su doctrina, como el aire que respiramos. ¿Y qué? ¿Somos los Doce unos santos? ¿Qué cosa hacemos distinta de la que hacen los justos de nuestra patria? Un poco bien un poco mal. Pero sin renovarnos completamente. Casi puedo decirte que muchos de los que siguen a Jesús, nos superan a nosotros los apóstoles…

¿Pretenderíais que todos tuviesen el Corazón que tiene Él; si nosotros los apóstoles no lo poseemos?  Nos hemos mejorado un poco… Al menos así lo espero, porque el hombre difícilmente se conoce y conoce al hermano que vive a su lado. El velo de la carne es demasiado opaco y grueso. Y el hombre se cuida de que solo se le conozca superficialmente.

Cuando nos examinamos, porque no queremos conocernos para que no sufra nuestro orgullo o para que no nos veamos obligados a modificar nuestra  conducta. Cuando examinamos a los demás; porque nuestro orgullo de examinadores, nos hace ser jueces injustos. Y el orgullo del examinado cierra como una ostra todo su interior…

Tadeo lo alaba:

–                       ¡Bien dicho, Simón! ¡Verdaderamente has hablado como un sabio!

Los demás le hacen coro.

Judas replica:

–                       Entonces, ¿Para qué ha venido si nada debe cambiarse?

Jesús toma la palabra:

–                       Se cambiará mucho. No todo. Porque contra mi Doctrina habrá en lo futuro, lo que ahora ya  existe: el Odio de los que no aman la luz. Porque contra la fuerza de mis seguidores, se yerguerá la de los de Satanás.

1satanicos

¡Cuántos! ¡De cuántas formas! Muchas herejías y siempre nuevas, se opondrán a mi Doctrina Inmutable, porque es Perfecta. ¡Cuánto Dolor proporcionarán!… No conocéis lo futuro. Os parece que es mucho el Dolor que hay en el Mundo ahora. Pero el que sabe, ve los horrores que no comprenderíais, aunque os lo explicase…

¡Ay de todos si Yo no hubiese venido! Vine a dar a los que vendrán, leyes que frenen los instintos en los mejores. Y a dar una promesa de futura paz. ¡Ay del hombre si Yo no hubiese venido a proporcionarle elementos espirituales propios para mantenerlo “vivo”  en su espíritu! Para que esté seguro de un premio…

Si no hubiera venido, la Tierra con el transcurso de los siglos, se hubiera convertido en un infierno y la raza humana se hubiera despedazado. Y habrían perecido maldiciendo al Creador.

Judas replica:

–                       El Altísimo ha prometido que no enviará más castigos universales, como el Diluvio. La Promesa de Dios no falla.

Tienes razón. El Altísimo no enviará más flagelos universales como el Diluvio. Pero los hombres se crearán flagelos cada vez más atroces.

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Respecto a los cuales el Diluvio y la lluvia de fuego que destruyó Sodoma y Gomorra, no serán sino castigos misericordiosos. ¡Oh!…

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Jesús se pone de pie, con un gesto compasivo hacia los hombres del futuro.

1siria

Iscariote pregunta:

–                       ¡Está bien! Tú lo sabes… pero mientras tanto, ¿Qué es lo que vamos a hacer con éste?  -y señala al niño que paladea su miel feliz.

–                       A cada día su preocupación. Mañana se sabrá. Preocuparse del mañana es vano, si ni siquiera se sabe si estaremos vivos.

–                       Yo no pienso como Tú. Es necesario saber en dónde estaremos para la Cena Pascual… Y tantas otras cosas. ¿A dónde iremos los siguientes días?

–                       A donde el Padre prepare un refugio para su Verbo.

–                       ¿Crees que quiero saberlo para ir a informar?

–                       Tú lo has dicho. Yo no dije nada. Ven Shalem. Mi Madre sabe de ti, pero todavía no te ha visto. Te voy a llevar con Ella.

Y Jesús se aleja llevándolo de la mano…

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HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA

186.- EL HIJO DEL “SANTO”

1analía

En la puerta aparece la cara juvenil de Analía.

Jesús la llama:

–                       Acércate. ¿En dónde está tu compañera?

Analía contesta señalado la terraza:

–                       Allí, Señor. Quiere regresar. Están por irse. Martha ha comprendido mi deseo y yo me quedaré hasta mañana, después del crepúsculo. Sara regresa a casa, para decir que yo me quedo. Quisiera que la bendigas porque… Luego te lo diré…

–                       Que venga y la bendeciré.

La joven sale y regresa con su compañera que se postra ante el Señor.

Jesús la saluda:

–                       La paz sea contigo y la Gracia del Señor te lleve por los senderos por donde te ha llevado Analía, que te precedió. Ama a su madre y bendice al Cielo que te ha librado de los lazos y dolores, para que fueses toda para Él. Llegará un día en que más que ahora bendecirás al Cielo, por haber sido estéril por voluntad propia. Vete.

1sarah (2)

La jovencita sale conmovida.

Analía dice:

–                       Le has dicho todo lo que quería. Soñaba con estas palabras. Siempre me decía: “Me agrada tu elección, aun cuando sea muy rara en Israel. También quisiera hacer lo mismo. No tengo padre y mi madre es tan dulce como una paloma. Y me apoyará. Pero para estar segura, quisiera oírlo de su boca.” Ahora se lo has dicho y también yo me siento tranquila.

–                       ¿Desde cuándo está contigo?

–                       Desde… Que llegó la orden del Sanedrín. Me dije: “Ha llegado la Hora del Señor y debo prepararme para morir.” Porque yo te lo pedí, Señor… Hoy te lo recuerdo. Si vas al Sacrificio; yo quiero ser hostia junto contigo…

–                       ¿Sigues queriéndolo?

–                       Sí, Maestro. No podría vivir en un mundo en donde no estuvieras. Y no podría sobrevivir a tus tormentos. ¡Tengo tanto miedo por Ti! Muchos de entre nosotros se hacen ilusiones… ¡Yo no! Siento que ha llegado la Hora. ¡Es demasiado el Odio!…

Espero que aceptarás mi ofrenda. No tengo otra cosa que darte, más que mi vida, pues sabes que soy pobre: mi vida y mi pureza. Por esto convencí a mi mamá de que llamase a su hermana para que viviese con ella, para que no esté sola. Sara tomará mi lugar como hija y la madre de Sara la consolará.

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¡No vayas a desilusionarme Señor! El mundo no tiene ningún atractivo para mí. Para mí es una cárcel en donde siento repugnancia. Tal vez se deberá a que quien ha estado en los umbrales de la muerte, comprende que lo que para muchos es alegría; para uno no es más que un vacío que no llena.  Cierto es, que lo que más deseo es el sacrificio… Precederte… Para no ver que el Odio del Mundo se lance cual arma torturadora sobre Ti, Señor mío y para ser semejante a Ti en el Dolor…

–                       Colocaremos pues el lirio cortado sobre el altar, donde se inmola el Cordero. Y se teñirá de rojo con su Sangre Redentora. Sólo los ángeles sabrán que el Amor fue el Sacrificador de una cordera, toda blanca. Y marcarán el nombre de la primera víctima de amor. De la primera continuadora mía…

1BODASDELCORDERO

–                       ¿Cuándo Señor?

–                       Ten preparada la lámpara y vístete con vestiduras de Bodas. El Esposo está a la puerta. Verás su Triunfo, pero no su Muerte. Y entrarás triunfante en el Reino con Él.

1Bodas-cordero

–                       Entones bendíceme, Maestro. Absuélveme de todos mis pecados. Haz que esté pronta a las bodas y a tu venida. Porque Tú Dios mío, eres el que vienes a tomar a tu pobre sierva y a hacerla tú esposa.

La jovencita radiante de alegría y de salud, se inclina a los pies del Maestro, mientras Él la bendice orando por ella.

Luego, Él sale a despedir a los que se van.

Lázaro le pregunta:

–                       ¿Has comido, Maestro?

Jesús contesta:

–                       Muy temprano.

–                       Pronto será de noche. Vamos para que comas.

–                       No. No tengo hambre. Allá en el cancel veo a un pobre niño agarrado a él. Tal vez tenga hambre. Sus vestidos están rotos y se ve flaco. Tengo rato observándolo. Estaba Yo allí, cuando salió el carruaje y huyó para que no lo viesen y lo arrojasen. Luego regresó a mirar con insistencia hacia la casa y en dirección nuestra…

–                       Iré a traerle comida. Adelántate Maestro.

Lázaro corre hacia la casa y Jesús apresura el paso hacia el cancel…

En la cara del niño se refleja el dolor y brillan sus ojos castaños.

1shalem

Jesús le sonríe:

–                       ¿A quién buscas, pequeñín?

Le niño contesta:

–                       ¿Eres tú el Señor Jesús?

–                       Sí.

–                       A Ti te busco.

–                       ¿Quién te ha enviado?

–                       Nadie. Quiero hablarte. A muchos escuchas. A mí  también.

Jesús quiere abrir el cancel y pide al niño que suelte las barras que tiene asidas.

El niño las suelta y al hacerlo, bajo su pobre vestido se ve el esqueleto de un pobre niño raquítico, con la cabeza sumida en los hombros y las piernas zambas. Está jorobado. Su cara es triste y marchita. Parece tener unos siete años de edad.

Jesús se inclina a acariciarlo y le dice:

–                       Dime que es lo que quieres. Soy tu amigo. Yo Soy Amigo de todos los niños.

Con estas dulces palabras, Jesús toma la flacucha carita entre sus manos y lo besa en la frente.

El niño contesta:

–                       Lo sabía y por eso vine. ¿Ves cómo estoy? Quisiera morirme, para no sufrir más y para no ser de nadie. Tú que curas a muchos y resucitas a muertos, hazme morir. Nadie me ama y nunca podré trabajar…

–                       ¿No tienes padres? ¿Eres huérfano?

1jorobado

–                       Tengo padre. Pero no me ama porque estoy así. Echó a la calle a mi madre y le dio el libelo de divorcio y a mí también me arrojó fuera. Mi madre murió por mi culpa… Porque estoy contrahecho.

–                       ¿Con quién estás viviendo?

–                       Cuando murió mi madre, los siervos me llevaron otra vez con mi padre… Pero como él se casó de nuevo y tiene hijos hermosos, me arrojó. Me entregó a unos campesinos suyos, que hacen lo que le gusta a mi padre… Hacerme sufrir…

–                       ¿Te golpean?

–                       No. Pero cuidan más de los animales que de mí. Me befan… Y como soy enfermizo, me molestan. Cada vez me hago más contrahecho y sus hijos se burlan de mí y me tiran al suelo. Soy un estorbo. Este invierno me enfermé y mi padre no quiso gastar en las medicinas. Dijo que lo mejor que podría hacer, sería morirme. Desde entonces te he estado esperando, para pedirte que me hagas morir.

Jesús lo toma del cuello y lo levanta para abrazarlo, sin hacer caso de las protestas del niño, que dice:

–                       Tengo los pies llenos de lodo. Y mi vestido también está sucio, porque estuve sentado en el camino. Te ensuciarás tu vestidura…

–                       ¿Has venido de lejos?

–                       Vivo en las afueras de la ciudad. Vi pasar a tus discípulos. Supe que eran, porque los campesinos dijeron: “Esos son los discípulos del Rabí Galileo. Pero Él no viene”  Y entonces me vine a buscarte…

–                       ¡Estás mojado! Pobrecito. Te vas a enfermar de nuevo…

–                       Si tú no me escuchas, por lo menos hazme morir por la enfermedad. ¿Adónde me llevas?

–                       Adentro. No puedes continuar así.

Jesús entra al jardín con el niño deforme entre los brazos y…

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Jesús grita a Lázaro:

–                       Cierra tú el cancel. Traigo a este pequeñuelo que está todo mojado, entre mis brazos.

Lázaro pregunta:

–                       ¿Quién es, Maestro?

–                       No lo sé. Ni siquiera le pregunté su nombre.

El niño responde:

–                Tampoco lo diré. No quiero que me conozcan. Sólo quiero lo que te pedí. Mi mamá me decía: “¡Pobre hijo mío! Yo me muero y cómo quisiera que te murieras conmigo, porque allá no estarás deforme. Ni sufrirás en el cuerpo, ni en el corazón. Allá nadie se burla de los que nacen infelices; porque Dios es bueno con los inocentes y con los desgraciados.” Jesús, ¿Me mandas con Dios?

Jesús dice:

–                       El muchacho quiere morirse. Es una historia triste…

Lázaro lo mira fijamente y luego exclama:

–                       Pero, ¿No eres tú el nieto de Nahúm? ¿No eres el que suele estar sentado bajo el sol, cerca del sicómoro que está en los límites  del olivar de Nahúm y que tu padre te entregó a Yosía; su campesino?

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–                       Lo soy. Pero, ¿Para qué lo has dicho?…

–                       ¡Pobre niño! No lo dije por burlarme de ti.  Créeme Maestro que es menos triste la suerte de un perro en Israel, que la de él. Si no regresa a casa, nadie lo buscará. Los siervos son como los patrones, hienas en el corazón.

José conoce muy bien lo que sucedió… no comprendo cómo logró llegar hasta acá. ¿Quién sabe desde cuándo emprendió el camino hasta aquí?

Jesús dice:

–                       Desde que Pedro pasó en la mañana por aquel lugar.

Lázaro pregunta:

–                       ¿Y ahora qué hacemos?

El niño suplica:

–                       Yo no regreso a mi casa. Quiero morirme. Quiero irme muy lejos. ¡Ayúdame y compadécete de mí, Señor Jesús!

Entran en la casa y Lázaro dice a un siervo que traiga una cobija y que diga a Noemí que venga a cuidar al niño, que viene empapado.

Luego dice a Jesús:

–                       ¡Es el hijo de uno de tus más encarnizados enemigos! Uno de los más duros en Israel. ¿Cuántos años tienes, niño?

–                       Diez.

–                       ¡Diez! ¡Diez años de padecer!

Jesús lo pone en el suelo y dice con voz fuerte:

–                       ¡Y son suficientes! ¡Está muy contrahecho!…

Y efectivamente, el hombro derecho está más alto que el izquierdo. El pecho, excesivamente fuera del cuello delgado, sumido entre las clavículas. Las piernas zambas…

Jesús lo mira con compasión, mientras Noemí lo seca y lo viste, antes de envolverlo en una cobija caliente. Lázaro también lo mira con compasión.

Noemí dice:

–                       Le voy a dar leche caliente Señor y luego lo acuesto en mi cama.

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El niño exclama:

–                       ¿Pero no me vas a hacer morir? Ten piedad. He esperado en Ti, Señor. -Un reproche y una desilusión, repercuten en la voz infantil.

Jesús se inclina a acariciarlo una vez más, poniendo su mano sobre el trágico cuerpecito y le dice:

–                       Sé bueno y obedece. Y el Cielo te consolará.   –y volviéndose a Noemí. Agrega- Llévalo a la cama y cuídalo… Después… ya proveeré…

Aunque el niño llora muy triste, se lo llevan a acostar.

Lázaro exclama pensando en Nahúm:

–                       ¡Y es de los que se creen más santos! 

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HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, CONOCELA