Archivos diarios: 23/01/13

216.- EL PECADO DE JUDAS

1PEDROYANDRÉS

En el Drama orquestado por Satanás, Juan tuvo un momento de extravío, pero su pureza lo liberó rápido del influjo satánico. Y por su amor y su unión con Dios estuvo junto a su Maestro, en los momentos de mayor peligro.

Pedro cometió un pecado más grande que el de Judas…

Cuando Jesús predicaba llamó a todos y tuvo amigos de todas clases. Muchos seguidores inestables, que fueron seducidos por el milagro, el flamear de la Verdad y la Potencia Divinas. Un sueño de esperanza y de ilusión de triunfo.

Seguidores que lo fueron, mientras no fue peligroso el ser su partidario. Prontos a dejarlo en cuanto sintieron que dejó de ser una utilidad el seguirlo… Otros, cuando fue peligroso y por el contrario, el hacerlo se convirtió en un verdadero  fastidio.

Pedro, el primero de los apóstoles. La Piedra sobre la cual Jesús fundó la Iglesia, fue rápido en corresponder al llamado del Maestro. Fue audaz al defenderlo y al propagar la Fe, hasta conquistar la capital del Imperio.

Un día dijo: “Yo no conozco a este Hombre. No soy su discípulo.”

2Negacion-de-Pedro

Al pronunciar estas palabras, Pedro fue más vil que Judas. ¿Por qué?…

Judas tuvo la audacia en su delito y supo descubrirse en todo su horror, sin importarle marcarse para siempre, con el desprecio del Mundo…

Desafió todo y vino ante la presencia de un pueblo del cual ignoraba las reacciones, a señalar a su Maestro a los carniceros. Se profesó su discípulo y con aquel acto infame, no negó serlo. Fue y aceptó ser señalado como el Traidor y el Deicida.

Pedro al contrario. No tuvo el coraje de decir: “Soy su discípulo, lo conozco”. Debió agregar: “Y sé que Él es justo como conviene al Hijo de Dios”

No habría hecho más que rendir honor a la Verdad. Aquella verdad en la cual había creído siempre, hasta que no fue peligroso el creerla. Aquella Verdad que era gloria el creerla también para él; porque es un honor seguir y amar a los justos y sumo honor, ser discípulo de Dios.

Más él reniega: “No  lo conozco.” Con estas palabras, además de vil, fue mentiroso y traidor en el espíritu, hacia Jesús.

Su Maestro es arrastrado delante del Sanedrín como malhechor, sacrílego, demonio.

3negacion-pedro

Ir contra el Sanedrín es peligroso. Ir contra la plebe que ha armado una revuelta contra el hasta ayer aclamado Mesías, es más peligroso todavía.

Se requiere heroísmo, para defender a un caído en desgracia. El heroísmo viene de una vida interior, fuertemente nutrida de caridad. Esto es, sostenida por la unión con Dios. Y una Fe amorosa y cierta en el Amigo.

Pedro todavía no ha sido confirmado en la Caridad y en la Gracia. Pedro es todavía solo ‘el hombre’ Y del hombre tiene el egoísmo, la vileza, la Fe inconstante…  La amistad frágil y caduca.

Piensa en protegerse de posibles peligros y no en defender al menos con la palabra, al Amigo. Deja que hablen de Él solo los enemigos y los testigos comprados. Contra sus mentiras no levanta su palabra franca y justa.

Tan solo pocas horas antes, también él había mojado su pan en el plato de Jesús. Se había nutrido de Él. Había proclamado estar dispuesto a dar la vida por su amor. Y luego alza contra Jesús su calcañal diciendo: “No lo conozco”

¿Por qué Pedro ha cometido este pecado?…  ¿El, que ha sido designado Pontífice de la Iglesia que está en el alba de su Fundación?…

4ultima-cena-Judas-negacion-Pedro

 Porque era el hombre carnal al que la prueba y el arrepentimiento, no han convertido todavía en el gigante espiritual que será después de Pentecostés.

Dios perdona cuando alguien peca sin premeditación.

Pedro lo negó. ¿Por qué? No lo sabe claramente, ni siquiera él mismo. ¿Fue Pedro cobarde? NO.

Ante los guardias del Templo, tuvo el valor de atacar a Malco para defender a Jesús. Y se puso en peligro de que lo hubieran matado por ello.

1malco

Luego huyó por falta de voluntad. Después lo negó sin quererlo. Supo quedarse y seguir adelante por el camino sangriento de la Cruz; detrás de Jesús hasta llegar a su destino. Y después dará testimonio de Él y dará su vida por defender a la Fe, martirizado por su amor.

Su negación fue el último extravío de su flaqueza humana. Pero la voluntad espiritual no estaba presente en esos momentos. Oprimida bajo el peso de su debilidad humana, dormía. Cuando despertó, no quiso permanecer en el pecado y quiso ser perfecto. Al punto Jesús lo perdonó.

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Dios permitió todo esto, para que el futuro Pastor supiese ser compasivo con sus ovejas. Conociendo en carne propia la fragilidad humana, ante los ataques del “León Rugiente…”

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La primera vez que Judas vio a Jesús, fue conquistado por la poderosa majestad del que creyó que era el Mesías y futuro Rey de Israel. Seducido por los prodigios materiales y la esperanza de honores humanos, creyó en Jesús como el Mesías e Hijo de Dios.

Pero equivocado en sus conceptos, pues al igual que muchos lo sueña en un palacio y conquistador de Pueblos, como Judas Macabeo; él  a su vez decide convertirse en el primer ministro, del Rey de reyes que vislumbra en el Maestro que tanto poder manifestó tener y al que hasta los elementos como el mar y el viento le obedecen, como él personalmente lo pudo constatar.

Espontáneamente quiso ser de Cristo. Y por tres años disfrutó de su amor. Se nutrió de su Palabra. Al principio, tenía sinceros deseos de ser bueno. Pero su gran orgullo y presunción, fueron su perdición.

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Por allí entró Satanás. Judas tiene en el corazón la concupiscencia del dinero, de la carne, del poder. Y por estas tres Némesis que lo persiguen y que él nunca ha querido vencer, se convirtió en Deicida.

Cuando Satanás quiere apoderarse de alguien, ofrece a la mujer; para la cual es necesario tener dinero y honores, para conquistarla. Cuando logra su objetivo, niega dinero, honores y mujer… Y da únicamente desesperación y muerte.

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Juan era el sol del grupo apostólico. Judas las tinieblas. Mentiroso por compulsión, la Luz y la Verdad de Jesús no pudieron penetrar en él…

Pues no obstante sus prevenciones, pudo hacer de Nathanael un convencido y de Leví-Mateo, un convertido; porque en el primero no había fraude y en el segundo no hubo resistencia a la Gracia.

En Judas no pudo hacer nada; porque su espíritu estaba poseído y su voluntad se cerró, para impedirle la entrada. Se negó a entregarse a Dios…

Siguió a Jesús por esperanza humana. Y lo traicionó por avidez humana. Vendió a Cristo a sus crucifixores y su alma a Satanás, que desde hace tres años ha sido su instigador,  para que sea el verdugo moral de Jesús.

Porque Satanás no es como Dios, que da aunque no le demos, buscando atraernos a Él. Satanás exige el ciento por uno…  A cambio de una hora de triunfo sucio, falaz y quimérico; exige el alma para toda la eternidad…

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Los que supieron seguir y amar al Salvador, siguieron a Jesús, únicamente para poseer el Reino. No soñaron en cosas terrenales y humanas, no sufrieron ninguna desilusión y no cayeron en la incredulidad, en el Odio, en la venganza…

Como Judas. Que desilusionado en su sueño de poder, lo traicionó y lo vendió. Convirtiéndose de Apóstol, la más alta dignidad espiritual…  En Traidor del Amigo, Deicida… y suicida.

¿Cómo lo ejecutó?

La Traición ha sido consumada…

Después de dar a Jesús el ósculo infame y mientras interrogan a Jesús…

Doras da a Judas una bolsa con las treinta monedas convenidas…

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Momentos después, sucede el incidente con Malco…

Jesús acaba de ser capturado y Judas salió huyendo de la furia de los apóstoles, por  un sendero del bosque.

En el Getsemaní, corre subiendo por entre los árboles del  Monte de los Olivos… Y…

Satanás le cierra el paso…

De pronto se encuentra con un árabe regiamente ataviado, que al mirarlo suelta una carcajada escalofriante:

–                       ¡Ja, ja, ja!  -y que retumba con un sonido horrendo y ultraterreno…

Parece llenar todo el firmamento, haciendo vibrar todo a su alrededor…

Judas lo mira boquiabierto y asustado…

Pues aunque es un personaje impresionante y parece un rey majestuoso y poderoso,  su mirada es abismal y le produce un terror mortífero…11Lucifer_

Lucifer sonríe satisfecho y le dice:

–                       Dios no existe. Yo sí existo. El poder lo tengo yo. Yo soy dios. Lo he vencido… Tú lo traicionaste y lo has condenado. Yo soy tu rey, ¡Caín de Dios!… Y soy el Amo del Mundo…

Judas calla, enmudecido por el miedo y paralizado por tenerlo tan real y magnífico, delante de sí….

–                       Por eso me perteneces y tu voluntad es mía, ¡Miserable perro humano!… Eres mi esclavo… ¡Ja, ja, ja!… Tú, Verdugo del Mesías, eres mío… ¡Sólo mío, para toda la eternidad…!

Judas continúa paralizado y mudo.

Lucifer ha acorralado a Judas, al que tiene inerme y solo frente a sí. Y mientras Jesús es enjuiciado en la casa de Annás y los apóstoles han huido en diferentes direcciones…

Levantando su rostro ebrio de triunfo hacia el cielo estrellado, donde brilla una espléndida luna llena que ilumina el equinoccio de la primavera…

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Lucifer grita:

–                       ¡El apóstol más amado y el trofeo más codiciado, te lo arrebaté Mesías!… Será la Piedra de mi Iglesia, con la que yo te venceré… El primero de todos los que serán como él… ¡El Pontífice en mi Infierno y Tú me lo has consagrado este día!… ¡Yo soy el Vencedor!… ¡Ja, ja, ja!

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Otra carcajada espeluznante, de triunfo total…

Entonces aparece un ejército de ángeles caídos detrás del Arcángel Maligno, que lo mira con odio y burla indescriptibles…

Judas da un paso hacia atrás, aterrorizado. Sobrecogido por el temor que le ha infundido su Crimen y convencido de pertenecer a Satanás por su delito… Ha olvidado absolutamente, la Primera Lección que le diera su maestro, cuando insistió en ser su apóstol…

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Judas se cubre la cabeza con el manto y huye despavorido, tratando de salir del Getsemaní… Ahora es presa de ideas contrarias y parece una fiera enfurecida y acorralada, huyendo de una jauría de mastines.

Las sombras de los árboles en el camino; el ruido de las ramas movidas por el viento; del agua que corre en el torrente del Cedrón; de la que cae en una fuente; lo estremecen y lo hacen mirar hacia todos lados, con sospecha. Moviendo la cabeza sin levantarla; como alguien que desea ver, pero tiene miedo de hacerlo.

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Los demonios que están divirtiéndose con el desgraciado apóstol, son malvados y crueles. Solo esperan culminar la obra de destrucción que ya tenían en su alma. Además de burlarse de él y denigrarlo; lo golpean… Lo lanzan. Parece una pelota arrojada de un lugar para otro. Y como esta noche no hay ángeles sobre la tierra y el Cielo está cerrado, Judas está totalmente inerme…

Y así como otros están torturando a Jesús, por medio de las marionetas humanas; en las calles de Jerusalén y en los diferentes procesos. Ahora éstos, se están encargando de su compinche… Y el tormento espiritual de Judas, apenas ha comenzado…  Para cualquiera que lo pueda ver ahora y no sabe el drama espantoso que está viviendo Judas, lo que parece es…

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Si los rayos de la luna forman una sombra que parezca humana, abre los ojos espantado, da un salto hacia atrás; palidece aún más de lo que está, se detiene. Y luego precipitadamente vuelve sobre sus pasos, cortando por unas veredas; hasta que otro ruido u otro juego de sombras que se mueven con el viento y con los rayos de la luna, lo hacen huir en la dirección contraria. Y de esta manera atraviesa todo el Getsemaní.

Con paso vacilante se dirige hacia el interior de la ciudad, pero un fuerte griterío le hace comprender que está cerca de la Casa de Caifás. Se cubre la cabeza con las manos.

Se agacha como si aquellos gritos, fuesen otras tantas piedras que lo lapidaran.

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Escapa y se va por un vericueto que lo lleva directo a la casa donde se celebró la Última Cena. La reconoce al ver la fuente que está en centro del jardín y lanza sus chorros en aquel punto, de la ciudad de Jerusalén.

La voz del Jeque Árabe que solo el escucha, continúa implacable:

–                       Estás maldito. Tú me perteneces totalmente por tus Pecados…

Judas se tapa las orejas para no oír y huye con los ojos cerrados, para no ver la puerta por la que pocas horas antes, había pasado con el Maestro y de la que salió en busca de los verdugos, para capturarlo.

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 Corriendo casi a ciegas, choca con un perro andariego. Un perrazo grisáceo e hirsuto, que se hace a un lado con un gruñido amenazador. Judas abre los ojos y ve dos pupilas fosforescentes, que lo miran fijamente. Ve los enormes colmillos blancos que hacen parecer como si el animal tuviera una sonrisa diabólica y Judas lanza un grito de espanto.

El perro lo toma como una amenaza y arroja sobre él. Los dos caen a tierra…

Judas debajo paralizado por el miedo y el perro encima de él, atacando lo que considera una provocación. Cuando se separa de su presa juzgándola indigna de sí; Judas sangra de dos o tres mordiscos. Su manto tiene varias rasgaduras.

Una de las  mordidas se  la clavó en la mejilla; en el mismo lugar en donde él besó a Jesús…

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Le fluye la sangre que mancha su hermoso vestido amarillo. Le forma una especie de collar, que empapa la cinta roja con la que se amarra el cuello, haciéndola más roja.

Judas se lleva la mano a la mejilla, mira al perro que se aleja por el hueco de una puerta y entre dientes murmura:

–                       ¡Belcebú!

Y con otro grito… Huye perseguido por el perro.

Llega hasta un pequeño puente que hay sobre el torrente del Cedrón y que está cercano al Getsemaní. Aquí el perro deja de perseguirlo, pues Judas se mete al riachuelo, para tomar piedras y arrojárselas. Y ya sea por esto o porque le tiene miedo al agua, se aleja y lo deja en paz.

Judas, sin preocuparse de que sus vestidos se mojan cada vez más y que el agua le llega hasta la pantorrilla, se inclina a beber y lo hace como quien tiene fiebre. Se lava la mejilla que le sigue sangrando y le duele.

Luego sale del agua y toma otro camino para no encontrarse nuevamente con el furioso animal.

Ya es el alba… Muy pronto los primeros rayos de luz, iluminarán el día. Trabajosamente sube el arenal y camina unos metros… Y se encuentra a la entrada del Huerto de los Olivos. Al reconocer el lugar…

Camina para atrás…

No quiere regresar al Getsemaní y grita:

–                       ¡No! ¡No!… ¡Oh, no!…

Pero el sadismo criminal de Satanás, lo obliga a avanzar.

Y lo lleva hasta el lugar de la detención…

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Se ve la tierra pisoteada… El lugar exacto donde estaba parado Jesús y donde él se acercó a besarlo en la mejilla, para señalarlo a los sicarios del Templo.

Mira horrorizado la hierba y las gotas de sangre esparcidas, por el suelo. Fue la que brotó de la herida de Malco, el guardia del Templo…

Pero Judas no lo sabe, porque fue cuando huyó.

Mira fijamente…  Fascinado y espantado… Luego da un grito ronco y un salto hacia atrás…

Grita:

–                       ¡Esa sangre! ¡Esa sangre!…

La señala con el brazo extendido y el dedo índice… ¿A quién?…

Al Jeque Árabe que solo él ve…

La luz de la aurora ha seguido aumentando. Ilumina su rostro cenizo, que semeja el de un espectro. Parece un desquiciado. Los ojos los tiene horrorosamente abiertos y fosforescentes, como si estuviese delirando…  Los cabellos erizados por la carrera y por el terror.

La mejilla se está hinchando y le da la apariencia de una sonrisa macabra y un tanto maléfica. Su vestido rasgado, ensangrentado, mojado, lleno de lodo, le da la apariencia de un mendigo…

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El manto, también lodoso y roto, le cae por la espalda como si fuera un guiñapo. Se le ha enredado, cuando retrocedió aterrorizado y gritando…

Ha caído de espaldas y se ha herido en la cabeza con una roca. Lanza un gemido de dolor y de miedo…

A los ojos de alguien, que llegue en ese momento, le parecería ver a un hombre que está completamente solo y que ha enloquecido.

El hermoso y siempre cuidadoso Judas. El elegante y ostentoso apóstol, que ha sido siempre impecable en su apariencia…  El orgulloso de su prestancia y su magnética personalidad; porque cuando quiere, sabe ser encantador. Con la revolcada y la carrera, ha perdido toda su distinción…

Ha sentido que alguien lo ha derribado, con un fuerte golpe y grita:

–            ¿Quién es?

18Judas Iscariote

Ve a una docena de beduinos que se ríen a carcajadas y lo ridiculizan, escarneciéndolo…Todos y cada uno, le lanzan  a la cara sus pecados; que son otras tantas razones, por las cuales tienen derecho de posesión sobre él.

Es una lluvia de acusaciones:

–                       ¡Estás condenado porque eres un apóstol traidor!

–                       ¡Estás maldito, porque eres un sacerdote Indigno!

–                       ¡Caín de Dios!

–                       ¡Eres nuestro!…

–                       ¿Te acuerdas cuando…? Etc. Etc.

–                       ¡Faltaste al Mandamiento…! Etc. Etc.

–                       ¡Su Sangre no cubrirá tu pecado!

–                       Él no te perdonará jamás, así como no nos perdonó a nosotros…

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Satanás le grita, con una carcajada escalofriante:

–                       ¿Crees que tus cómplices del Templo te aman? ¡Mira!…

Y le muestra como Annás y Caifás están planeando eliminarlo para callarlo para siempre. Como todos en los que él había confiado, lo utilizaron para cometer el Crimen y ahora están planeando deshacerse de  él… Y mientras escucha a sus compinches burlarse de todo lo que le hicieron hacer, la lluvia de acusaciones continúa…

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Y Judas se siente envuelto en una marejada implacable y como Satanás le vomita su Odio mortal…

Pues él se siente feliz de que los hombres sean condenados y compartan con él su mismo suplicio, al verse separados de Dios…

Judas no resiste más y corre para huir…

Lucifer le cierra el paso:

–                       ¡Qué alegría el tenerte en nuestro reino de Odio! ¡Eterno y maldito en tu nueva morada: mi Infierno!…

Y se lo muestra al mismo tiempo que agrega:

–                       Desde ayer se abrió para darte una bienvenida triunfal…

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Judas está desesperado y no sabe qué hacer… Pues por una de esas extrañas paradojas, invocó a Satanás para pedirle poder y anduvo ‘jugando’ con el Ocultismo… Y de una manera increíble, para no tener remordimientos: ¡Se había convencido a sí mismo, de que el Demonio y el Infierno no existían!…

¡Qué terrible equivocación! ¡Y ya no se puede hacer nada…! Siente en el alma un dolor tan  atroz y una desesperación como jamás imaginó que pudieran existir…

No cabe duda de que Satanás disfruta destruyendo a quién más envidia: a los pobres humanos incautos que caen en su poder.

21El-Infierno

Y a quién le dio el máximo servicio al traicionar al Dios- Hombre, le está dando su premio:

¡Pobre Judas!…  Ni dinero, ni poder, ni placeres y tampoco el cargo egregio en el Sanedrín… en la tierra.

Y lo más trágico, Satanás le está arrebatando su glorioso destino eterno: el ser una fúlgida estrella, en el Cielo del Padre Celestial… 

Jesús se lo advirtió infinitas veces y Judas juzgó debilidad, la misericordia del Único que lo amó infinitamente…

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¡Pobre Judas! El Padre de la Mentira, no le va hacer realidad su esperanza… el Homicida por excelencia tiene como designio el destruir a Dios en lo único que tiene a su alcance: los hijos que Él ama hasta morir por ellos. Ahora Judas está comprobando por sí mismo, esta pavorosa realidad.

¡Pobre Judas! Es precisamente de esto, de lo que Jesús luchó tanto por salvarlo…

Los ángeles caídos cambian su aspecto bello y majestuoso y se convierten en los demonios que son… Se acercan mirándolo con desprecio, crueldad y un odio indescriptible…

Z

Judas los mira aterrorizado. Se levanta. Ahora la sangre también brota por la nuca. El círculo rojo aumenta y no llega hasta la tierra. 

Camina y encuentra los restos de la hoguera que Pedro hizo.

Los demonios están sobre él, fastidiándolo y grita:

–                       ¡Largo! ¡Largo! ¡Váyanse de aquí!

Y con las manos extendidas delante de sí, parece querer rechazar al que lo atormenta… Luego escapa corriendo y da contra un peñasco…

Es el Peñasco de la Agonía…

A la luz de la aurora que ya está en todo su esplendor; el escenario del Drama vivido por Jesús, se muestra en toda su trágica realidad…

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Judas ve el manto de Jesús que dejó doblado sobre el peñasco. Lo reconoce. Extiende la mano y va a tocarlo, pero siente miedo. La retira. Duda. El manto lo atrae con una fuerza irresistible y al mismo tiempo lo rechaza, con la misma intensidad…

Pero el sadismo de su Instigador desde hace años, lo impulsa y lo obliga. Al dominar totalmente su cuerpo, su alma, su espíritu, su mente, su corazón y también  su voluntad. Quiere tocarlo, pero siente miedo. Estira la mano. La retira. Quiere. No quiere. Se resiste. Está muy angustiado…

Gime:

–                       ¡Oh, no! ¡No, no!…  – Y trata de huir…

Pero de pronto, se detiene… Su cara y su voz cambian. Satanás ha tomado completa posesión de él y de su voluntad… Lo obliga a volver…

Judas grita…

–                         ¡Sí! ¡Por Satanás! Sí. Quiero tocarlo. ¡No tengo miedo! ¡No tengo miedo!

A pesar de sus palabras, sus dientes castañetean en una horrible contradicción.

El viento aumenta y silba entre las ramas del olivo, haciendo que choquen sus ramas y esto lo aterra aún más. Lanza un grito espantoso.

El viento mueve las ramas del olivo que está sobre el peñasco y silba entre los árboles del bosque, haciendo un eco infernal.

Luego Judas aspira profundamente, toma fuerzas y agarra el manto. Empieza a reír a carcajadas. Es una risa histérica, entrecortada, lúgubre, que parece no terminar nunca. Es la risa de un loco. De un hombre-demonio…

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Siente que el miedo desaparece y que lo ahoga el odio…

Y lo dice:

–                       ¡No me causas ningún temor, Jesús! Ninguno. ¡Tanto que te temía, porque creía que eras Dios! ¡Y un valiente! Ahora no me causas ningún miedo, porque no eres Dios. Eres un pobre loco, un cobarde. No supiste defenderte. O me redujiste a ceniza, como tampoco leíste en mi corazón que te traicionaría…

¡Miedos míos!… ¡Qué necio fui! Cuando ayer por la noche hablabas, creí que lo sabías. Pero no fue así. Era mi miedo el que daba fuerza de profecía, a tus palabras comunes. Eres un nada. Te has dejado vender, señalar, apresar como un ratón en la ratonera.

24JESUS PRESO

¡Tú Poder! ¡Tú Origen! ¡Ja, ja, ja! ¡Bufón! ¡El fuerte es Satanás! Más fuerte que Tú. Te ha vencido. ¡Ja, ja, ja! ¡El Profeta! ¡El Mesías! ¡El Rey de Israel!

1_dolor

¡Y pensar que por tres años me tuviste domeñado! ¡Y siempre con el miedo en el corazón!

¡Tenía que mentir para engañarte delicadamente, cuando quería gozar de la vida! Pero aun cuando hubiera robado y fornicado sin emplear mi astucia, no me hubieras hecho nada. ¡Eres un debilucho! ¡Un loco! ¡Un pusilánime! Has permitido que Satanás te venza y te torture, porque eres un perdedor… Y el verdadero rey es él… Te estoy viendo… Te estoy viendo…

1condenado2

 Me equivoqué al no hacerte a Ti, lo que hago a tu manto, para vengarme del tiempo en que me has tenido esclavo del miedo. ¡Miedo de un conejo! ¡Mira! ¡Mira!…

A cada ¡Mira! Judas muerde y trata de romper el manto. Lo despliega entre sus manos… Y al hacerlo aparecen las manchas de sangre.

Judas detiene su furia. Las mira. Las toca. Las huele… Extiende todo el manto. Se ven muy claras las huellas de las manos ensangrentadas, que enjugaron el rostro.

25getsemani

Judas grita:

–                       ¡Sangre!… ¡Sangre!… ¡Sangre!… ¡Suya!… ¡No!

Judas suelta el manto y mira a su alrededor. También sobre el peñasco, donde Jesús apoyó la espalda, cuando el ángel lo consolaba; hay manchas de sangre.

26SOSTEN ANGELICO

Judas exclama señalando:

–            ¡Allí!… ¡Allí!… ¡Sangre!… ¡Sangre!…

Baja los ojos para no ver y se encuentra con la hierba que está manchada también y debido al rocío, parece como si acabara de caer. Las gotas parecen rubíes que brillan con los primeros rayos de la aurora del sol que nace y en su crepúsculo matutino tiñe de rojo el horizonte…

Judas grita angustiado:

–                       ¡No, no, no! ¡No quiero verla! ¡No puedo ver esa Sangre! ¡Auxilio!

Pero nadie acude en su ayuda…

Sus ojos se agrandan espantados,  se lleva las manos a la garganta y respira como si se estuviera ahogando…

Luego manotea vociferando:

–                       ¡Atrás! ¡Atrás! ¡Déjame maldito!… ¡Oh!… ¡Pero esta Sangre es un mar! ¡Cubre la tierra entera!… ¡La Tierra! ¡La Tierra! ¡Y sobre ella no hay un lugar para mí, porque no soporto ver esa Sangre que la cubre! ¡Soy el nuevo Caín del Inocente!

Está en la desesperación absoluta y es cuando Satanás le introduce el primer pensamiento con la idea del Suicidio…

Judas se cubre la cabeza con el manto y huye despavorido…

27suicidio

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, CONOCELA

215.- ECCE HOMO

1JCONDENADO

Es la hora del Odio Satánico.

Multitudes de Demonios hay sobre la tierra para seducir a los corazones, para ayudarlos a decidir su Muerte. Cada sinedrista tiene el suyo, lo mismo que Herodes, Pilatos y todos los judíos que pidieron su Sangre. También los tenían los apóstoles en Getsemaní, para adormecerlos y prepararlos a ser cobardes.

Cuando Jesús salió de la casa de Caifás, lo llevaron al Pretorio. Dice el Evangelio: ·Era de madrugada. Ellos no entraron en el Pretorio para no contaminarse y poder así comer de la Pascua.” La hipocresía no fue prerrogativa de los judíos que lo condenaron. La ley determina que cualquiera que cometa un crimen en la Pascua, debe ser castigado con la muerte…

Pero ellos que eran tan observantes, decidieron pasar por alto también este precepto; porque su Odio contra Él,  es más poderoso que su conciencia y su afán de parecer piadosos ante el mundo, los inclinó a guardar las apariencias en el Pretorio.

Ellos no creyeron poder contaminarse al cometer un crimen y celebrar la Pascua después. Pero sí observaron el rito de no pisar la casa de un gentil y no quisieron entrar a la casa del Gobernador romano.

También ahora muchos en su interior, maquinan el mal y muestran una fachada de piedad y respeto por la religión.

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Pilatos sintió piedad de Jesús, por ser Inocente. Lo conoce a través de todos los relatos de Claudia Prócula… Y trató de salvarlo desde el primer momento… Cómo Roma es la única que tiene el derecho de ejercer justicia contra los malhechores, trata de librarlo diciendo: ‘Juzgadle, según vuestra Ley’.

Nuevamente hipócritas, los judíos no quisieron condenarlo. Y Herodes, que no vaciló en ajusticiar al Bautista, lo devuelve a Poncio Pilatos… Quieren que sea Roma la que lo sentencie… Lo odian y lo temen… No quieren reconocerlo como Mesías, pero decidieron matarlo por sí lo era. Y lo acusaron de alborotapueblos contra el poder romano, para conseguir que Roma lo condenase.

En su interrogatorio, Pilatos no puede comprender en qué consiste su Reino y lo más triste: no pide que se lo explique. Al invitarle a que conozca la Verdad, paganamente responde: ¿Qué cosa es la Verdad?

Con un levantamiento de hombros, vuelve a donde están los judíos y en los umbrales del crimen, trata de salvarlo una vez más.

Cuando Pilatos lo miró, tuvo compasión de Él. Espera que la Plebe también la tenga… Pero ante sus amenazas y su dureza, le faltó valor…

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Su debilidad y su ambición, pues temió perder su puesto, lo llevan a una cruel transacción: LA FLAGELACIÓN.

Cuatro soldados llevan a Jesús al patio enlozado con mármoles de color, más allá del atrio. En medio hay una columna alta semejante a las del pórtico. A unos tres metros del suelo, tiene una varilla de hierro sobresaliente por lo menos un metro, que termina en una argolla.

Hacen que se quite los vestidos y Jesús se queda solamente con los calzoncillos cortos de lino y las sandalias.

Las manos las atan juntas alrededor de las muñecas y se las amarran a la argolla, sobre la cabeza. De modo que aun cuando es muy alto, apenas si toca el suelo con la punta de los pies.

Esta posición en sí, ya es muy dolorosa.

Dos verdugos se colocan, uno delante de Él y otro detrás. Están armados con un flagelo de siete correas de nervios durísimos, unidas a un mango y que terminan en la punta con bolas de plomo.

1flagelo

La mano que Dios dio al hombre, para distinguirlo de los animales. La mano que Dios enseñó a usar al hombre como instrumento de la inteligencia humana para acariciar, bendecir y trabajar; se convirtió en instrumento de tortura contra el Hijo de Dios: le dio de bofetadas y se convirtió en tenazas para arrancarle los cabellos… Tomó el flagelo y los clavos e hirió a su Dios y Creador…

Alternada y rítmicamente, como si estuvieran haciendo un ejercicio, se ponen a dar golpes. Uno delante, el otro, detrás. De esta forma, el tronco de Jesús queda apretado entre estos instrumentos de dolor.

Los cuatro soldados a quienes se ha entregado al Prisionero, sin preocuparse mayormente del asunto, se ponen a jugar a los dados con otros tres que acaban de llegar.

Las voces de los jugadores se mezclan con el golpe de los flagelos, que silban como serpientes y luego suenan como piedras arrojadas contra la piel tensa de un tambor; azotando el grácil cuerpo de color marfil viejo, que al principio toma el color cebrado vivo de una rosa; luego el violeta llenándose de relieves de color añil, muy hinchados. Y después el rojinegro…  Para terminar rompiéndose y arrojando sangre por todas partes.

1flagelacion

El amor de Jesús por su Padre y por sus hijos, lo llevó a entregar su cuerpo a quien lo golpeaba. A presentar su rostro a quien lo abofeteaba y escupía. Él debía ser quebrantado, para expiar los pecados de la carne.

En su cuerpo no queda un lugar que no haya sido golpeado. Es el siervo del que habla Isaías. Su amor por su  Padre inflamó en Él el deseo de devolverle a los hijos perdidos por el Pecado.

Los hosannas mentirosos del Domingo de Ramos, se convirtieron en el grito de muerte, sediento de sangre y los hombres utilizaron además de su cuerpo creado por Dios para atormentarlo; las cosas creadas por ÉL, para ser instrumento de tortura y hacer más doloroso su Martirio.

1azotado

Aunque sus golpes los dirigen sobre todo al tórax y al abdomen, tampoco faltan los golpes en las piernas, los brazos y hasta en la cabeza, para que no quede ningún miembro sin dolor.

¡Cuánto sufrimiento!… ¡Y no se escucha ni un lamento!…

Si la cuerda no lo sostuviera, caería al suelo. Solo la cabeza se le mueve y cae sobre el pecho una y otra vez, entre golpe y golpe…

Sus órganos internos magullados y contusos, tienen grandes sufrimientos. Sofocaciones y tos convulsiva por los pulmones. Y la anemia consecutiva a toda la sangre que ha esparcido desde Getsemaní…

El hígado, el bazo y los riñones, magullados, inflamados y congestionados. Junto con el corazón exangüe y exhausto. Enfermo por la bárbara flagelación y por los dolores morales que le han precedido y que harán más penosas las próximas horas…

Los riñones que casi han sido despedazados por los flagelos, ya han dejado de funcionar. Incapaces de filtrar más, la urea se irá acumulando y se esparcirá por todo su cuerpo, torturando con el sufrimiento de la intoxicación urémica…

1azotes

Un soldado grita:

–           ¡Eh! ¡Deteneos que lo matáis! – Y agrega tono de mofa.- Necesita estar vivo, para que puedan matarlo.

Los dos verdugos se paran y se secan el sudor.

Y dicen:

–           ¡No podemos más!

–           Pensé que os habíais olvidado…

–           Pagadnos. Porque nos vamos a saciar la sed con un vaso de vino.

–           La flagelación de los esclavos es más pesada…

–           Deberían pagarnos más…

El decurión les arroja una moneda grande a cada uno, mientras les contesta:

–           ¡A la horca os mandaría! tened…

Dos jugadores comentan:

–           Habéis trabajado a conciencia.

–           Parece un mosaico.

Luego que los verdugos se van.

Un soldado dice a otro:

–           ¡Oye Tito, dinos! ¿No era éste al que amaba Alejandro?

El aludido responde:

–           Sí.

–           Le daremos la noticia para que cumpla el luto.

Tito confirma:

–           Primero hay que desatarlo.

1desmayo

Lo desatan, y Jesús cae al suelo como muerto. Lo dejan ahí.

De vez en cuando lo mueven con el pie calzado con las cáligas, para ver si se lamenta.

Pero Jesús ni siquiera gime.

No meditamos nunca en lo que le costamos y no reflexionamos en las torturas que nos dieron la salvación…

En su Cuerpo no queda un lugar que no haya sido golpeado. Ningún dolor se le perdonó: Ni en la carne, ni en la mente, ni en el corazón, ni en el espíritu. De todos se abrevará hasta morir…

Pasan unos minutos y los soldados comentan:

–           ¿Acaso habrá muerto?

–           Es posible.

–           Es joven y artesano. Eso me han dicho.

–           A mí me dijeron que es como una vestal y parece una delicada doncella…

–           ¡Déjenmelo a mí!

Y el último que habló, va y lo sienta contra la columna.

1flagelado (2)

Donde antes estuviera Jesús tirado, se ven los grumos de sangre…

Mirad la humanidad de nuestro Redentor: de la cabeza a los pies es toda una herida… LA FLAGELACIÓN hace horrorizar a quién la medita y agonizar a quién la prueba. Pero fue tortura de una hora. Los hombres que lo traicionan, le flagelan el corazón y son siglos que lo hacemos…

El soldado, va a una pequeña fuente que gorgotea bajo el pórtico. Llena un cubo de agua y se lo arroja sobre la cabeza y el cuerpo de Jesús.

Mientras dice:

–           ¡Así! ¡A las flores les gusta el agua!

Jesús suspira profundamente. Trata de levantarse. Pero sigue con los ojos cerrados.

Varias voces dicen al mismo tiempo:

–           ¡Eso es!

–           ¡Bien!

–           ¡Arriba, Adonis!

–           ¡Qué te esperan las damas!…

Pero Jesús inútilmente apoya en el suelo los puños intentando erguirse…

Entonces le ordenan:

–           ¡Arriba!

–           ¡Rápido!

–           ¿Te sientes débil?

–           ¡Oye precioso!… ¡Date prisa!

–           ¡Qué te espera alguien!…

El más brutal, con sonrisa mordaz le grita:

–           Con esto te vas a reponer.

Y con el asta de su lanza descarga un golpe en el Rostro de Jesús, dándole entre el pómulo derecho y la nariz, desviándole el tabique y que al punto comienza a sangrar.

1cristo

Jesús abre los ojos y mira a su alrededor. Es una mirada perdida… Mira fijamente al soldado que lo ha golpeado. Se enjuga la sangre con la mano. Y con un gran esfuerzo, se pone de pie.

Los militares se burlan:

–           ¡Vístete!

–           ¡Es una indecencia estar así!

–           ¡Impúdico!

Y todos sueltan la carcajada.

Jesús obedece sin decir nada. Sólo ÉL sabe lo que sufre al inclinarse, por las heridas que tiene, pues al moverse, su piel se abre y la sangre vuelve a brotar…

Pero no hay ninguna piedad y empiezan a jugar con ÉL cruelmente.

1Flagelacion_Murillo

Un soldado da una patada a sus vestidos y los dispersa cada vez que Jesús quiere alcanzarlos, balanceándose penosamente. Otro soldado los arroja al lado contrario. Y cada vez que Jesús tambaleándose llega a donde ha caído su ropa, otro soldado la arroja lejos en otra dirección. Mientras hacen esto le dicen obscenidades y se burlan de él.

Jesús sufriendo agudamente sigue a la ropa, sin decir una palabra.

Finalmente y en silencio todavía, Jesús logra tomar sus vestidos. Antes de ponerse la túnica blanca interior corta, que estaba apartada en un rincón y mojada, se limpia con ella la cara del polvo, la sangre, los escupitajos y los excrementos.

1Cristo_despues_de_la_Flagelacion_

Parece como si quisiera ocultar su vestido rojo que ayer mismo era tan hermoso y ahora está sucio de porquerías y manchado por la sangre que sudó en Getsemaní. Pero termina de vestirse con él. Luego se compone los cabellos y la barba, llevado por un instinto natural, de limpieza y orden en su persona.

Y la pobre y santa faz aparece limpia, sólo marcada por los moretones y las pequeñas heridas.

Y luego se acerca a que le dé el sol, pues está temblando por los escalofríos…

Y al suplicio al que se le sometió, se añadió otro: LA CORONACIÓN DE ESPINAS.

1jesus-cryingg

La fiebre ha comenzado a apoderarse de Él, debido a la pérdida de sangre, al ayuno y a la larga caminata.

Nuevamente le atan las manos. La cuerda vuelve a cortarle en donde hay rozaduras anteriores.

Un soldado dice:

–                       ¿Y ahora qué vamos a hacer? ¡Estoy aburrido y fastidiado!

Otro le contesta:

–                       Espera… Los Judíos quieren un rey… ¡Se los daremos!…

Corre afuera, más allá del patio.

Poco después regresa con un manojo de ramas de zarza que todavía están flexibles porque es primavera, pero que tienen las espinas largas y puntiagudas.

1corona de espinas (2)

 Con la daga les quita las hojas y las florecillas. Las dobla entretejiéndolas de modo que formen una corona y la pone sobre la cabeza, tratando de encajarla alrededor de la frente.

Pero como es demasiado grande, se le va hasta el cuello.

Dos de los soldados dicen:

–                       No le queda.

–                       Debe ser más estrecha.

–                       Quítasela.

Al quitársela, le rasgan las mejillas y parte de los párpados, con peligro de dejarlo ciego. Y con el brusco movimiento, tambien le arrancan  los cabellos que se han enredado entre las zarzas.

1jrey-judios

La estrechan. Pero ahora lo han hecho demasiado y a pesar de forzarla, no le cabe.

De nuevo se la quitan y le arrancan más cabellos.

La vuelven a hacer…  Ahora está bien: por delante hay una hilera triple de espinas y por detrás donde se unen las ramas, hay un verdadero nudo de espinas que se clavan en su nuca.

1cristo2

El soldado que inventó este suplicio, le dice con burla:

–                       ¡Ahora estás mejor! Pareces un bronce natural con rubíes. Mírate, ¡Oh rey! En mi coraza…

Y se acerca mostrándole la lóriga reluciente…

Tito dice:

–                       La corona no basta para representar un rey. Es necesario la púrpura y el cetro. En el establo hay una caña y en la alcantarilla una clámide roja. Ve a traerla Cornelio.

Éste las trae. Le echan encima la sucia clámide roja.

1salve-Rey-de-los-judios

Antes de ponerle la caña entre las manos, lo golpean con ella en la cabeza y lo saludan diciendo:

–                       ¡Salve!

–                       ¡Ave! ¡Rey de los Judíos!

Y se mueren de risa.

Jesús no se opone a nada. Permite que se le siente en el ‘trono’: un artesón boca abajo que usan para dar de beber a los caballos.

Ellos lo siguen golpeando y burlándose de él como ‘Rey de los Judíos’.

1jrey

Jesús no dice una palabra. Tan solo los mira… Una mirada única de dulzura y de dolor tan atroz, que rompe el corazón el contemplarla…

Parece decir:

–                       He venido a salvaros… ¿Por qué no me amáis?…

1jcoronado

Entra en el patio el tribuno Publio Quintiliano…

Los soldados suspenden sus burlas al oír su voz, que ordena que lleven al Reo ante Poncio Pilatos.

Llevan a Jesús al atrio, donde el sol ya alumbra con todo su esplendor. Todavía lleva la corona, la clámide y  la caña.

El Procónsul le dice:

–           Adelante, para que te muestre al pueblo.

Jesús, pese a sentirse muy débil y enfermo, se yergue dignamente… Y… ¡Vaya si parece un Rey! ¡Un Rey muy Majestuoso!…

1jpresentado

Pilatos declara:

–           Escuchad hebreos. Aquí está EL. Lo he mandado castigar. Ahora permitid que lo deje libre.

Los judíos gritan:

–           ¡No!

–           ¡No!

–           ¡Queremos verlo afuera!

–            ¡Que se vea el blasfemo!

El Gobernador ordena:

–           Sacadlo afuera. ¡Pero tened cuidado de que no le echen mano!

1Cristo coronado de espinas

Y mientras Jesús entra en el atrio y aparece en medio de una decuria…

Poncio Pilatos lo señala diciendo:

–           ¡He ahí al Hombre! Ahí lo tenéis. Aquí tenéis a vuestro Rey.  ¿No os basta todavía?

1ecce-homo

Es un día bochornoso. El sol cae directamente sobre todos, pues están entre la hora tercia y la sexta. Los que gritan parecen hienas rabiosas, enseñan sus puños y piden que se le mande a muerte.

El Hombre-Dios que en Sí tenía la perfección de la belleza física, apareció entonces ante los ojos de los que lo miraban, un ser feo, el oprobio de los hombres… Pues lo han convertido en todo una llaga…  En este día es semejante a un leproso, por los golpes y la humillación que recibió.

1ecce-homo2

Ved, ¡OH, hombres, a vuestro Salvador! ¡A vuestro Rey coronado por el Dolor, para que en nuestra cabeza no fermenten tantos pensamientos!

Nosotros que nos sentimos ofendidos por cualquier cosa; mirad a nuestro Rey ofendido… ¡Y es Dios!, ¡Con el manto de púrpura, con la caña cual cetro y la Corona de Espinas!

Corona que desgarró su carne, penetrando por múltiples heridas, para purificar nuestros pensamientos culpables.

Jesús sigue de pie, erguido con majestad.

1jante-pilatos

Nunca había resaltado esta realeza como ahora, ni siquiera cuando hacía milagros…

Es una nobleza dolorosa pero en tal forma divina, que basta verla para señalarlo como Dios.

Jerusalén en este día está habitado por los demonios y dominado por el Infierno. Y ciertamente Satanás debió temblar al contemplarlo…

1crucificale

Pilatos lo ha señalado diciendo:

–           ¡He ahí al Hombre! Ahí lo tenéis. Aquí tenéis a vuestro Rey.  ¿No os basta todavía?

la multitud ruge:

–            ¡No! ¡No!

–            ¡Crucifícalo!

–            ¡A la muerte el Blasfemo!

–            ¡Crucifícalo!

–            ¡Condénalo ya!

Jesús extiende su mirada sobre la turba, busca…

Encuentra en medio de este mar de caras que lo odian, las de sus amigos. ¿Cuántos? Una veintena, entre millares…

Inclina su cabeza abatido ante tal abandono. Le cae una lágrima… Luego otra…después la siguiente.

Ante su llanto no hay compasión; sino solo Odio.

1jesus_coronado

La mentira y la blasfemia lo rodearon… Y de los mismos labios que habían brotado los hosannas, surgió después el crucifige.

Basta con decir la Verdad y ser bueno, para que la gente lo odie a uno, después de pasado el entusiasmo. La Verdad es reproche y consejo. La bondad arranca el látigo y hace que los no buenos, no teman más. De esto surgió el crucifige, después de haber gritado los hosannas. Su vida de Maestro, se vio llena de estos dos gritos. El último fue el de ¡Crucifícalo!

1ecce-homo3

Poncio Pilatos intenta salvarlo una vez más:

–                       ¡Bueno! Dejad que se vaya. Es un acto de justicia.

La multitud ruge:

–                       ¡No!

–                        A la muerte.

–                       ¡Crucifícalo!

Pilatos trata de negociar:

–                       Os entrego a Barrabás.

1cristo-ou-barrabas

La multitud ruge:

–                       ¡No! ¡Al Mesías!

–                       Si es así, tomadlo vosotros. Yo no encuentro ninguna culpa en Él.

Los príncipes de los sacerdotes:

–                       ¡Dijo que es Hijo de Dios!

–                       Nuestra Ley castiga con la muerte al reo de semejante blasfemia.

Pilatos se queda pensativo. Vuelve a entrar. Se sienta sobre su silla. Se ponen una mano en la frente y el codo sobre la rodilla. Mira atentamente a Jesús.

1jpilatos1

Luego le ordena:

–                       Acércate.

Jesús se acerca hasta la tarima.

Pilatos le pregunta:

–                       ¿Es verdad? Respóndeme.

Jesús guarda silencio.

–                       ¿De dónde has venido? ¿Qué es Dios?

1corona de espinas

Jesús contesta con dulzura:

–                       El Todo.

–                       ¿Y luego? ¿Qué quieres decir con el Todo? ¿Qué cosa es el Todo para quién muere? Estás loco… Dios no existe. Yo lo soy. Y yo sí existo.

Jesús no replica ha pronunciado su palabra salvadora y se encierra en el silencio.

El tribuno se acerca y le dice:

–                       Poncio, la liberta de Claudia Prócula te pide permiso para entrar. Trae un recado para ti.

Poncio exclama:

–                       ¡Oh, no! ¡Sólo esto me faltaba!  ¡Ahora las mujeres!… –Hace un gesto de resignación. Y autoriza- Que venga.

Entra la romana. Se arrodilla.

Le presenta al Procónsul una tablilla encerada en la que Claudia le pide a su marido, que no condene a Jesús.

La mujer se retira de espaldas, mientras Pilatos la lee…

1imperator

Luego el Gobernador le dice a Jesús:

–                       Se me aconseja que evite tu muerte. ¿Es verdad que eres más que un arúspice? Me infundes miedo…

Jesús no contesta.

–                       ¿Pero no sabes que tengo poder para dejarte libre o para mandarte a la crucifixión?

Jesús dice:

–                       No tendrías ningún poder, si no se te hubiese concedido de lo alto. Por esto quien me ha puesto en tus manos, es más culpable que tú.

1Poncio-Pilatos-

–                       ¿Quién es? ¿Tu Dios? Tengo miedo…

Jesús no responde.

Pilatos está en ascuas. No sabe qué hacer. Teme al castigo de Dios. Teme al de Roma. Recuerda todas las pláticas que ha tenido con su esposa, respecto a Jesús… Teme al poder de los vengativos judíos…

1pilatos-indeciso

Por un momento gana el temor de Dios y grita:

–                       ¡No es culpable!

Los príncipes de los sacerdotes lo amenazan:

–                     Si lo proclamas eres enemigo de César.

–                      Quien se hace rey es enemigo suyo.

–                       Tú quieres libertar al Nazareno.

–                        Se lo notificaremos a César.

1crucifícalo

Aunque Pilatos intenta salvarlo y lo presenta ante la plebe. Siente mucha compasión por Jesús y espera que la plebe la tenga. Pero ante su dureza, ante sus amenazas, no tiene valor para obrar con rectitud y decir: “Le doy la Libertad porque es Inocente. Vosotros sois los culpables y si no os alejáis, probaréis el látigo de Roma.” Esto es lo que hubiera dicho si hubiera sido justo, sin calcular en el mal que le hubiera sobrevenido. Pero para proclamar esto, es necesario ser un héroe y…

Pilatos es presa del temor humano:

–                       En una palabra. ¿Queréis que le mate?  ¿O no?…  Que se haga. Pero que la sangre de este Justo, no se le busque en mis manos.

1_Pilate_Washes_His_Hands__James_Tissot

Como poseídos por un frenesí, los judíos exclaman:

–                       ¡Qué se le encuentre en las nuestras!

–                       ¡Que caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!

–                       No le tenemos miedo.

–                       ¡A la Cruz!

–                       ¡A la Cruz!

–                       ¡Crucifícalo!

Poncio Pilatos ordena que le traigan una jofaina. Se lava las manos delante del pueblo y luego regresa a su silla.

1pilatos se lava las manos

Llama al centurión Longinos y a un esclavo.

El esclavo le trae una tablilla sobre la que pone un anuncio y ordena que se escriba:

            “Jesús Nazareno Rey de los Judíos”

Lo muestra al pueblo.

1jesus-condemned-pilate

Los príncipes de los sacerdotes protestan:

–                       ¡No!

–                       ¡No así!

–                       ¡No Rey de los Judíos!

–                       Sino que se dijo que sería rey de los judíos.

Pilatos responde secamente:

–                       Lo que escribí…  Escrito queda.

1crucificale2

Y de pie, con la palma vuelta hacia el frente, ordena a Longinos:

–                       Que vaya a la Cruz, soldado. Ve. Prepara la Cruz.

Y pronuncia la sentencia:

“¡Ibis ad Crucem! I, miles, expedi Crucem.” 

(¡Va a ir a la Cruz!)  (A un soldado la cruz del problema)

1Poncio Pilatos

           Y baja del Pretorio sin voltear a  ver ni a la gente que mete confusión, ni al Hombre que ha condenado. Sale del atrio y se retira al interior de su palacio.

Jesús se queda en medio del atrio de la Torre Antonia bajo la custodia de los soldados, en espera de la Cruz…

Detrás de la columna, Juan se cubre la boca para ahogar un grito de dolor… Es hora de ir por la Madre.

Y se va rápido…

1Dore

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA