DADA A AGUSTÍN DEL DIVINO CORAZÓN
PRIMER DÍA LA FE
Pasos:
1. Santo Rosario, meditado y con las letanías. 2. Meditación del día y una virtud. 3. Coronilla de protección. 4. Letanías al Inmaculado Corazón. 5. Oración final. 6. Consagración
1.- 33 DIAS, SIN INTERRUPCION
2.- EN GRACIA
3.- EUCARISTIA DIARIA
ROSARIUM Signum Crucis
Per signum Crucis de inimicis nostris libera nos, Deus noster. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen
SANTO ROSARIO con las letanías. Gozosos: Los días Lunes y Sábados. Dolorosos: Los días Martes y Viernes. Luminosos: Los Jueves. Gloriosos: Los días Miércoles y Domingos
JACULATORIA DESPUÉS DE CADA MISTERIO:
Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores, por el Santo Padre y en reparación de las injurias hechas al Inmaculado Corazón de maría. Jesús, perdónanos nuestras culpas, presérvanos del fuego del infierno. Lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia. Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo y os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente, os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido; por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores. Amén
Oh María Madre mía, sé nuestro amparo y protección en estos días de purificación. Corazones de Jesús, María y José, dadnos la salvación y llevadnos a la gloria del Padre. Amén.
MEDITACIÓN DE LOS 33 DÍAS
PRIMER DIA OS MUESTRO EL CAMINO
Hijos míos:
Es María, Maestra de los Apóstoles de los últimos tiempos la que os llama dulcemente con su voz de Madre. Madre que os quiere arrullar en su seno Materno como a niños pequeños que no saben dormirse si no están entre sus brazos. Madre que os quiere alimentar con su leche espiritual para que crezcáis robustos en la fe. Madre que os quiere mostrar el camino que os lleva al Cielo.
Madre que os quiere guardar, proteger en uno de los Aposentos de su Inmaculado Corazón. Madre que os quiere instruir en Sabiduría Divina para que no caigáis en el error, en la confusión. Porque sobreabundan filosofías llamativas y extrañas que os harán herejes, anatemas.
Madre que os quiere arropar bajo los pliegues de su Sagrado Manto y calentar con la llama de su Amor Santo. Es María, Maestra de los Apóstoles de los últimos tiempos, la que os llama a que os consagréis a mi Inmaculado Corazón.
Consagración que os revestirá de la luz del Espíritu Santo para que conozcáis en lo profundo el bien. Consagración que os llevará a despreciar los encantos y las falacias del mundo. Consagración que os hará sentir repugnancia y horror por el pecado. Consagración que intercambiará místicamente nuestros corazones. Consagración que os enrolará como soldados rasos del Ejército Victorioso de los Corazones Triunfantes.
Consagración que os marcará como elegidos de Dios. Consagración que adelantará el triunfo de mi Inmaculado Corazón y el reinado del Sagrado Corazón de mi Hijo Jesús. Consagración que abreviará aún más el tiempo; para que veáis cielos nuevos y tierra nueva. Consagración que os hará partícipes de la Iglesia Remanente, el resto fiel. Consagración que encenderá la llama de la esperanza en vuestro corazón, para que esperéis la segunda llegada de Jesús con anhelo, sin miedos.
Consagración que iluminará vuestro entendimiento opacado, llevándoos a comprender los signos y manifestaciones del Final de los Tiempos. Consagración que restaurará nuestra Iglesia, porque el humo de Satanás ha penetrado en ella. Consagración que os hará soldados aguerridos, intrépidos, preparados y entrenados para el campo de batalla.
Consagración que os hará sentir deseos de entregaros completamente a mí de manera perenne, para disponer de vosotros según el querer de Dios. Consagración que os encauzará en el camino directo que os lleva a Jesús.
Consagración que es necesaria para la salvación de la humanidad. Humanidad enferma, humanidad alejada de Dios y de la Iglesia.
Hijos míos: la hora de la batalla ha llegado. Son dos ejércitos que luchan entre sí: El ejército del dragón rojo y la bestia negra. Ejército dirigido por Satanás. Ejército que quiere llevar a la humanidad a la negación de Dios. Ejército que quiere colocar a Lucifer en lugar de Dios para que sea adorado. Ejército que se está llevando gran número de almas a los Abismos del Infierno.
Ejército que trabaja solapadamente dentro de la misma Iglesia para destruirla. Para profanar lo sagrado. Para introducir en ella el error. Error que lleva a la apostasía y pérdida de la fe.
El otro Ejército está liderado por Mí y San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia Celestial por designios del Padre Eterno.
Soy la Capitana de este Ejército, que combatirá con el arma poderosa del Santo Rosario. Arma que debilitará y encadenará a Satanás en este Final de los Tiempos. Arma que perfumará con olor de santidad a los soldados rasos de mi Ejército Victorioso. Arma que os dará fuerzas para que no os dejéis amilanar, ni aterrorizar por el Adversario. Arma que os hará invencibles frente a los ataques del enemigo.
Ejército que con su lucha constante triunfará sobre el mal. Ejército que verá descender a la mujer vestida de sol con corona de doce estrellas, parada sobre la luna. Mujer excelsa que aplastará con su talón la cabeza de la serpiente. Ejército que se revestirá de la armadura de Dios para no ser vencidos, ni derrotados.
Hijitos amados: atended a mi último llamado; no despreciéis este tesoro del Cielo que hoy he depositado en vuestras manos. Corred apresurados, porque el tiempo se os acaba. Discernid los acontecimientos y haced lo que JESÚS OS DIGA,
Porque muy pronto juzgará al mundo entero con justicia y con misericordia. MUY PRONTO HABRÁ DE SER RECONOCIDO COMO EL REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
La Virtud de la Fe
“Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón, mantente firme, y no te aceleres en la hora de la adversidad” (Eclesiástico 2,1-2). Caminar en el Señor es andar por caminos entre rosas y espinas; espinas que hieren vuestro corazón; porque aún os cuesta morir al hombre viejo, aún os falta desprenderos de vosotros mismos y lanzaros en sus manos, manos que os abrazarán para que no caigáis en el vacío. Os falta robustecer vuestra fe, porque decís creer en Dios; pero os falta más abandono a los Misterios de la Divina Providencia, ya que os atrevéis a cuestionar los designios de Dios; os atrevéis a sugerirle nuevas rutas, nuevos caminos.
En fe acepté el Anuncio que me hizo el Ángel Gabriel. En fe no me detuve a pensar en el qué dirían las gentes de mí. En fe acepté el Misterio de la Co-Redención que daba inicio al decir SÍ, al aceptar ser la Madre del Redentor. En fe no sentí miedo en abrazar la cruz del sufrimiento, porque mi Corazón sabía que Dios se ocuparía de mí. En fe creía que José aceptaría ser el custodio y protector de los Corazones Unidos, Corazones que siempre permanecerían juntos, porque Dios me congració de dones especiales que me permitía sentir sus mismas emociones, sus mismos estados de ánimo.
En fe mi Hijo crecía en mi vientre y yo le adoraba como mi Dios. En fe huimos a Egipto en la oscuridad de la noche, pero asistidos de los Santos Ángeles que nos guiaban. En fe nació el Hijo de Dios, en una pobreza tal que abrumaba mi Corazón; pero confiaba en su Divina Voluntad. Porque el Verbo encarnado me había sido enviado para que lo cuidase y lo protegiese.
En fe el Niño Jesús crecía en estatura y en Sabiduría y todo lo que nos acontecía lo guardaba en mi Corazón.
En fe abogué ante mi Hijo en las bodas de Caná. En fe lo acompañé espiritualmente en sus viajes, en sus misiones, porque conocía de sus milagros, de sus portentosas prédicas que producían efectos maravillosos en todas las almas. En fe estuve con mi Hijo en el doloroso trance de su Pasión. Mi Corazón sufría y se desgarraba de dolor al ver cómo era tratado. En fe creía en su Resurrección, en su triunfo victorioso contra la muerte.
En fe, hijitos, no me cuestioné el por qué Dios Padre eligió a una joven mujer de campo, a una sencilla aldeana para ser la Madre del Salvador.
Acepté y caminé a ciegas, segura de nunca caer, porque nuestros caminos no son los caminos del Señor. Acepté sufrimientos variados, penurias diversas con la esperanza del auxilio que provenía del cielo.
Que vuestra fe no se tambalee de un lado para otro y caiga como las hojas de los árboles. Aceptad pacientemente todo lo que Dios os envíe, que Él dispone para el bien de todos los que le aman. Que vuestra fe crezca como el álamo y el ciprés, no pretendáis discurrir sus misterios. Aceptadlos con agrado y guardadlos en vuestro corazón.
La fe se os ha dado como un regalo de Dios, caminad con entereza, con vuestra frente en alto y con vuestro corazón abierto, porque según sea vuestra fe, así serán las obras.
CORONILLA DE PROTECCIÓN Y LIBERACIÓN
PARA DEFENDERNOS Y HACERLA EN TODO MOMENTO
(De rodillas y con los brazos en cruz)
(Con un Rosario común de 50 cuentas)
EN LAS CUENTAS GRANDES:
Ave María Purísima sin pecado concebida, hija de San Joaquín y Santa Ana, María Santísima!
EN LAS CUENTAS PEQUEÑAS:
¿Quién como Dios? Nadie como Dios
EN EL GLORIA:
Huid poderes malignos, venció Cristo el Señor.
AL FINAL DE LAS CINCO DECENAS:
Corazones triunfantes de Jesús y María, reinad en mi vida y en mi corazón. (Se repite tres veces)
LETANÍAS AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial. Ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo. Ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo. Ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios. Ten misericordia de nosotros.
Santa María, Corazón Inmaculado de María. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vaso del amor más puro. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consagrado íntegro a Dios. Ruega por nosotros.
Corazón de María, preservado de todo pecado. Ruega por nosotros.
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación. Ruega por nosotros.
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención. Ruega por nosotros.
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, medianero de todas las gracias. Ruega por nosotros.
Corazón de María, latiendo al unísono con el Corazón de Jesús. Ruega por nosotros. Corazón de María, gozando siempre de la visión beatífica. Ruega por nosotros.
Corazón de María, holocausto del amor divino. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abogado ante la justicia divina. Ruega por nosotros.
Corazón de María, traspasado de una espada. Ruega por nosotros.
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados. Ruega por nosotros.
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, fortaleza de los cristianos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, esperanza de los pecadores. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consuelo de los moribundos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, alivio de los que sufren. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lazo de unión con Cristo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, camino seguro al Cielo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, prenda de paz y santidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vencedora de las herejías. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Reina de Cielos y Tierra. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, que por fin triunfarás. Ruega por nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Ten misericordia de nosotros.
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos:
Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conformes a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, Nuestro Señor. Amén.
5. Oración final
Santísima Virgen María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preparadme con vuestras lecciones de amor al segundo advenimiento de vuestro Hijo Jesús. Avivad mis sentidos para que guarde en mi corazón vuestras enseñanzas, enseñanzas que son doctrina segura que me adentran al cielo. Despertad en mí: celo insaciable por la salvación de mi alma, desapego al mundo y anhelos de santidad. Instruidme en la ciencia de la cruz para que acepte con beneplácito el sufrimiento y me haga heredero de uno de los aposentos de vuestro Inmaculado Corazón. Arropad todo mi ser con vuestros rayos de luz para que seáis mi Maestra y yo vuestro discípulo, discípulo que imite vuestras adorables virtudes para ser bien visto ante los ojos de vuestro Hijo. Fortalecedme en este tiempo de la tribulación, cercenad mi corazón con vuestra espada de doble filo y heridlo de amor, para que vuestra presencia siempre me acompañe hasta el día del retorno de Nuestro Señor Jesucristo. Madre Celestial, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preservad nuestra Iglesia frente a toda apostasía, herejía y cisma. Conservadnos fieles a la Tradición de la Iglesia e instruidnos con vuestra Sabiduría Divina para que la luz del Espíritu acreciente nuestra fe, nos muestre el camino de salvación y lleve nuestro corazón a la santidad. Madre Celestial, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, guardad al resto santo en vuestro Inmaculado Corazón hasta el día de la segunda llegada de vuestro Amadísimo Hijo Jesús. Amén.
6. CONSAGRACION A MARÍA INMACULADA (De S. Luis María Griñón de Montfort) María Inmaculada, dulce Soberana mía, cuanto me alegro de ser tu esclavo de amor. Te confío y consagro mi cuerpo y mi alma, con todos mis bienes interiores y exteriores, naturales y sobrenaturales, pasados, presentes y futuros. Quiero también en este día ganar cuantas indulgencias pueda, y te las entrego. María, Madre mía, renuncio a mi propia voluntad, a mis pecados, a mis disposiciones e intenciones. Quiero lo que tu quieras: me arrojo en tu Corazón abrazado de Amor Divino, divino molde en que debo formarme; en él me escondo y me pierdo para orar, obrar y sufrir, siempre por ti, contigo, en ti y para ti, a la mayor gloria del Sagrado Corazón de Jesús, tu Divino Hijo, Amén.