Pasos:
1. Santo Rosario, meditado y con las letanías. 2. Meditación del día y una virtud. 3. Coronilla de protección. 4. Letanías al Inmaculado Corazón. 5. Oración final. 6. Consagración
33 DIAS, SIN INTERRUPCION
EN GRACIA
EUCARISTIA DIARIA
ROSARIUM Signum Crucis
Per signum Crucis de inimicis nostris libera nos, Deus noster. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen
SANTO ROSARIO con las letanías. Gozosos: Los días Lunes y Sábados. Dolorosos: Los días Martes y Viernes. Luminosos: Los Jueves. Gloriosos: Los días Miércoles y Domingos
JACULATORIA DESPUES DE CADA MISTERIO:
Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores, por el Santo Padre y en reparación de las injurias hechas al Inmaculado Corazón de maría. Jesús, perdónanos nuestras culpas, presérvanos del fuego del infierno. Lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia. Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo y os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente, os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido; por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.
Oh María Madre mía, sé nuestro amparo y protección en estos días de purificación. Corazones de Jesús, María y José, dadnos la salvación y llevadnos a la gloria del Padre. Amén.
MEDITACIÓN DE LOS 33 DÍAS
VIGÉSIMO SEXTO DÍA
SOY MADRE DEL SEGUNDO ADVENIMIENTO
Hijos amados: responded a mi llamado. No cerréis más vuestros oídos a mi voz. No desechéis mis mensajes, discernidlos bajo la luz del Espíritu Santo y ved que mis palabras no contradicen las Sagradas Escrituras y mucho menos el Magisterio de la Iglesia.
Dejad ya vuestro orgullo espiritual. De nada os servirá en este tiempo decisivo y cercano a la próxima Venida del Señor.
No déis gusto a Satanás; él os pone a dudar. Os hace sentir rechazo a las manifestaciones del Espíritu Santo y por eso vaciláis. No os decidís a entregaros por completo a Jesús.
Hijos míos: no dejéis para mañana, lo que podéis hacer en este mismo instante.
Convertíos de corazón; volved vuestros ojos al Padre. Id hacia Él con el barro de vuestra vida, con los andrajos de vuestros pecados para que seáis purificados, regenerados, transformados.
Soy vuestra Madre. Dejaos tomar de mis virginales manos; porque son muchas las trampas que Satanás ha puesto en vuestro camino y no quiero perderos. Porque es mucho el sufrimiento que les espera a las almas que caen en las profundidades del Infierno.
LA AUSENCIA DE DIOS ES EL PEOR CASTIGO; unido al remordimiento de conciencia por haber desaprovechado las oportunidades de salvación.
Carísimos hijos: consagraos a mi Inmaculado Corazón. Recibid el sello en vuestra frente y en vuestra mano.
Haceos soldados rasos de mi Ejército Victorioso. Os aprovisionaré con la armadura de Dios. Seré vuestra Capitana y no permitiré que el Adversario os haga daño.
San Miguel Arcángel, Príncipe de la milicia Celestial, os arropará bajo su capa y os defenderá con su espada.
Fuera de ser vuestra Madre, soy Madre del Segundo Advenimiento. Madre que prepara el camino para la pronta llegada del Señor. Cada día que pasa es un aproximaros a éste Gran Día de majestad y de gloria.
Soy Madre del Segundo Advenimiento. Madre que os lleva a la conversión de corazón. Corazón que habrá de ser sanado de toda enfermedad espiritual y de cualquier dolencia.
Soy Madre del Segundo Advenimiento. Madre que os forma. Os instruye como Maestra de los Apóstoles de los Últimos Tiempos; para que ante la Segunda Venida de Jesús, no os sorprenda aletargados, somnolientos.
Os ha llegado la hora de despertar. Las señales que preceden al Final de los Tiempos ya han dado inicio.
Sólo faltan unas pocas por cumplirse; por eso debéis estar atentos a los acontecimientos venideros.
Soy Madre del Segundo Advenimiento. Madre que lidera su Ejército Victorioso; porque la cruda Batalla Espiritual pronto cesará.
El Adversario y sus secuaces serán destruidos, enviados al Infierno. Al fin mi Inmaculado Corazón triunfará.
Soy Madre del Segundo Advenimiento. Madre que os anuncia la cruz gloriosa que aparecerá en el cielo.
Cruz que manará destellos de luz de las Llagas de Jesucristo, para iluminar toda la tierra. Cruz que alertará a la humanidad entera, de la Segunda Llegada de Jesús.
El día y la Hora nadie la sabe, ni siquiera mi Hijo Jesús. Pero por las señales del cielo, su Venida está próxima.
Soy Madre del Segundo Advenimiento. Madre que perfuma vuestro corazón del fragante nardo; nardo que arrasará con la fetidez y putrefacción del mundo.
Mundo cubierto por densas capas de oscuridad. Mundo que habrá de ser purificado por una lluvia de fuego. Lluvia de fuego que hará cesar la maldad y el pecado. Lluvia de fuego que transformará la tierra en un Edén, en un hermoso jardín.
Soy Madre del Segundo advenimiento. Madre que reunirá a los elegidos; porque pronto el mundo será liberado de la esclavitud de Satanás y del pecado, por medio del terrible Castigo, de la Purificación y de la Gran Tribulación.
Manifestaciones Divinas que eliminarán la ciudad pecadora; para abrir paso a la ciudad Santa, la Nueva Jerusalén.
Soy Madre del Segundo Advenimiento. Madre que desea arropar bajo los pliegues de su Manto Celestial a todos sus hijos.
Madre que desde hace muchísimo tiempo os viene hablando lo mismo; pero mis palabras caen en el vacío. Mis mensajes chocan en los corazones duros como el pedernal.
Corazones que aún no se han abierto a la gracia. Corazones embotados de orgullo, de soberbia, lastre del mundo.
Corazones opacos, sombríos; porque es mucho el pecado que hay dentro.
Hijos míos: como Madre del Segundo Advenimiento, os aviso que pronto el cielo se oscurecerá. La tierra se tambaleará. La tercera parte de la humanidad se salvará.
Virtud del dominio propio
El dominio propio templa vuestro carácter.
El dominio propio os da finura a vuestras emociones.
El dominio propio os da firmeza a vuestros sentimientos.
El dominio propio os evita caídas, os evita pecados, os evita numerosísimas tentaciones.
El dominio propio es señal de la Presencia de Dios en vosotros.
No os desesperéis ante los problemas de vuestra vida.
No os desesperéis ante el sufrimiento.
No os desesperéis ante la turbación de espíritu.
No os desesperéis ante las enfermedades.
No os desesperéis ante las injurias.
Dominaos a vosotros mismos y sabed esperar; porque muy pronto recibiréis la recompensa del Cielo.
El dominio propio os da sabiduría para manejar diversas situaciones. Situaciones que se os van presentando en cualquier momento o en cualquier lugar.
Hijos míos: las almas que carecen de dominio propio, son almas ofuscadas. Son almas irascibles. Son almas que se dejan dominar de sí mismas y suelen cometer imprudencias, torpezas. Suelen herir el corazón de los hombres.
Las almas que carecen del dominio propio son almas imprudentes. Almas torpes en su manera de actuar, en su manera de pensar y en su manera de vivir la vida.
Hijos amados: trabajad con entereza por la consecución de esta hermosísima virtud.
El dominio propio os va tallando como el artesano va tallando, va puliendo su obra de arte hasta hacerla perfecta.
El dominio propio os da perfección, os da semejanza al Corazón Sagrado de mi Hijo Jesús.
Él se dominó a Sí mismo en las tentaciones del desierto.
Él se dominó a Sí mismo frente a todos aquellos que le injuriaban, frente a todos aquellos que le atacaban, frente a todos aquellos que le querían devorar.
Él supo conservar la paz en su corazón. Él supo conservar el regocijo. Él supo conservar la quietud de espíritu y por eso actuó con tanta sabiduría, con tanta rectitud y con tanta prudencia.
¿Qué hubiese sido de mí hijitos míos, si en el momento de la profecía del anciano Simeón, hubiese actuado deliberadamente?
Hubiese estropeado el Plan de Dios. ¿No es así pequeños míos?
Por eso os llamo al dominio propio; para que os evitéis conflictos entre vosotros mismos.
Os llamo al dominio propio para que seáis como hormiguitas que trabajan con entereza, que trabajan con ahínco y cada una sabe cuál es el trabajo que debe hacer.
El dominio propio aromatiza vuestro corazón del nardo purísimo de celestial perfume.
VIGÉSIMO SÉPTIMO DÍA
DIFUNDID MIS MENSAJES
Hijos míos: no guardéis silencio ante mis palabras, difundid mis mensajes. Dad a conocer esta consagración, PORQUE EL PUEBLO PERECE POR FALTA DE CONOCIMIENTO.
El pueblo camina vertiginosamente al precipicio; porque muy pocos pastores predican temas apocalípticos y los que se atreven a hacerlo son perseguidos como los profetas.
Son calumniados; relegados porque su mentalidad y pensamiento no se identifican con corrientes modernas, sus ideas chocan con la Teología de la Liberación.
No es el tiempo para que guardéis las perlas preciosas del Cielo. Es el momento para que las compartáis con los sencillos, los humildes, los que tienen corazón de niño.
Dejad todo miedo, no sea que pequéis por ser perros mudos y tengáis que rendirle cuentas a Dios, porque al que mucho se le ha dado mucho se le exigirá.
Vosotros hijos míos, sois el desvelo de mi amor. Sois parte de la grey amada del Señor. Sois el pequeño resto fiel a la sana doctrina y al Magisterio de la Iglesia. Sois los soldaditos valerosos que batallarán contra el Adversario; seguros de tener el triunfo, la victoria sobre todo mal. Formáis parte de mi ejército. Ejército en el que recibiréis una seria preparación, para que sepáis enfrentar la Batalla contra el Dragón rojo y la Bestia negra. (El comunismo y la masonería)
Ejército en el que recibiréis especial protección de San Miguel Arcángel. Ejército en el que os haréis diestros para enfrentar al Enemigo, sin sufrir ningún daño, ninguna lesión. Ejército en el que se os revelarán secretos y tesoros escondidos; porque ya ha llegado la hora de ser descubiertos.
Ejército en el que seréis marcados en la frente y en la mano.
La frente hace referencia a la inteligencia y a la razón humana; la mano hace referencia a la actividad del hombre en su trabajo, a su quehacer cotidiano.
Carísimos hijos: muy pronto os veréis abocados y empujados para que recibáis la marca blasfema, la marca de la Bestia.
Jamás permitáis que seáis marcados con el sello del Anticristo. Porque aquellos que se dejen marcar en la frente seguirán los pasos de filosofías llamativas y extrañas. Caminarán tras ideologías anticristianas, tras pensamientos modernos que llevan al relajo espiritual y degradación moral.
Negarán a Dios, rechazarán sus Mandatos Divinos. Naufragarán en el lodo de las pasiones, de la concupiscencia. Serán simpatizantes del ateísmo, del hedonismo. Difundirán aún más, el error.
Aquellos que se dejen marcar en la mano desecharán las bendiciones de Dios. Se preocuparán solamente en la adquisición de los bienes materiales.
Bienes que los llevarán a la codicia, a la avaricia en forma desmesurada. HARÁN DEL DINERO SU DIOS;
dios que los impulsará a la injusticia, a la satisfacción de sus sentidos, de su cuerpo.
Los sumergirá en las aguas malsanas de la impureza, de la egolatría.
Perdiendo la sensibilidad humana hasta hacer del hombre una máquina rentable que produzca, que aumente el lucro y las posesiones terrenales llevándolos al desamor, al egoísmo.
Amados hijos: si Satanás marca a los suyos. Yo, como vuestra Madre y Capitana del Ejército Victorioso, marco a los míos.
Les sello con la Santa Cruz en la frente y en la mano; signo santísimo que los escritura como mi propiedad. Como los elegidos por el Señor para batallar y contrarrestar las fuerzas del mal.
Os sello en la frente para que améis y viváis la Palabra. Palabra que llevaréis en vuestros labios y escrita en vuestro corazón.
Palabra que hará que encarnéis el Evangelio y actuéis de la misma a manera como actuó Jesús cuando estuvo en la tierra.
Os sello en la frente, para que penséis sólo en el Señor. Para que le imitéis en sus virtudes, para que Él sea la constante en vuestras vidas.
Os sello en la frente, para que seáis dóciles a la acción del Espíritu Santo. Para que os dejéis guiar por los caminos que os llevan al Cielo.
Os sello en la frente, para que dirijáis vuestros pasos en la Divina Voluntad. Para que todo lo que hagáis, sea para dar gloria y honra a su Santo Nombre.
Os sello en la mano, para que cooperéis en el plan de la salvación. Para que dispongáis de las cosas para vuestro bien y el bien de vuestros hermanos.
Os sello en la mano, para que vuestro obrar os lleve a la santificación, a dar ejemplo con vuestro testimonio de vida.
Os sello en la mano, para que toméis el arma poderosa del Santo Rosario.
Arma que debilitará y encadenará a Satanás en este Final de los Tiempos. Tiempos de tribulación y de justicia. Tiempos próximos al triunfo de mi Inmaculado Corazón y al reinado del Sagrado Corazón.
Virtud de la Paciencia
Hijos míos: la paciencia es una virtud que os da exquisitez en vuestra vida espiritual. Os adorna de crisantemos. Os adorna de hermosísimas begonias. Os adorna con preciosísimas guirnaldas.
La paciencia da hermosura a vuestro corazón; porque esta virtud hace que aceptéis las cruces que el Señor se digne enviaros en vida.
La paciencia os va Cristificando acá en la tierra.
Sed pacientes como lo fue mi Hijo Jesús. Él soportó todo sufrimiento con amor; porque sabía que el sufrimiento ofrecido a su Padre os daría un puesto de alta importancia en el cielo.
Por eso hijos míos, sed pacientes en el sufrimiento. NO OS DESESPERÉIS. No os impacientéis. Soportadlo todo con amor y ofrecédselo al Señor; para que os ciñáis en vida una corona de martirio.
Ya que los mártires en el Cielo ocupan una especial morada en el Reino Celestial.
La paciencia os purifica de toda infestación.
La paciencia engalana vuestro corazón de tal manera; que podéis aguantar los vejámenes, las injurias, las derrotas, las crisis; CON AMOR.
Sed pacientes en la prueba.
Sed pacientes en la persecución.
Sed pacientes en la enfermedad.
Sed pacientes en vuestros momentos de cruz.
Sed pacientes con vuestros hermanos. Aceptadlos tal y como son. Cada uno es un mundo distinto, es un mundo diferente y no pretendáis cambiarlos de la noche a la mañana. Entregádselos al Señor y Él los transformará.
Las almas impacientes cometen infinidad de errores, errores que los conllevan a un lamento en vida.
Las almas impacientes se sofocan ante la más mínima contrariedad.
Las almas impacientes lo quieren todo en un mínimo de tiempo.
Las almas impacientes cometen torpezas.
Por eso hijos míos, trabajad la virtud de la paciencia. Soportad, aguantad, sufrid en silencio y con amor.
VIGÉSIMO OCTAVO DÍA
MI INMACULADO CORAZÓN SUFRE
Hijos míos: mi Inmaculado Corazón sufre, porque los mandatos de Dios son cambiados por leyes que atentan contra la moral y la ética. Leyes que promueven el pecado. Leyes que justifican algunas conductas anómalas, que son contrarias a los preceptos del Señor enseñados en el Evangelio.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque algunos de mis hijos predilectos guardan silencio frente al pecado y el error. Hijos predilectos que deberían de hablar defendiendo la verdad y la sana doctrina.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque los hombres han sustituido al verdadero Dios por dioses falaces; dioses permisivos que los arrastrarán a la condenación y padecimiento eterno.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque hoy se matan enormes cantidades de niños en el vientre de sus madres.
El aborto legalizado, astucia de Satanás; lleva muchísimas almas al Infierno.
La sangre de estos inocentes clama venganza desde el Cielo. ¿Por qué sois tan indolentes, tan frívolos, tan calculadores?
Pronto tendréis que pasar por una ola de sufrimientos, porque los dolores de parto ya han comenzado. El mundo habrá de volver al orden primero por el que fue creado.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque veo multitud de pobres hijos míos que corren hacia la perdición y el pecado. ¡Tantas almas caen al Infierno, como caen las hojas de los árboles en tiempo de otoño!
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque muy pocas almas responden a mi llamado. Mis mensajes no son leídos, no son escuchados.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque muchos hombres son arrastrados por falsas filosofías. Son arrebatados de la verdad del Evangelio. Son arrebatados de la única Iglesia fundada por Jesucristo.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque cada vez más la Iglesia es herida, golpeada y traicionada.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque la masonería eclesiástica actúa de manera astuta y diabólica para conducir a todos a la Apostasía.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque se pretende fundar una iglesia ecuménica universal; formada por la fusión de todas las confesiones cristianas, incluyendo nuestra Iglesia Católica.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque el pecado es justificado. Es presentado como un valor o un bien.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque se niega la realidad de los milagros. Se duda de la Divinidad de Jesús y de su misión salvífica.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque la masonería desea fabricar un ídolo nuevo. Es decir, un falso cristo, una falsa iglesia.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque la bestia negra (La masonería) quiere llevarse consigo el mayor número de almas a la perdición.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque la apostasía será generalizada. Muchos de mis hijos seguirán al falso cristo y a la falsa iglesia.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque muy pronto la puerta será abierta para la entrada del hombre impío. Del hombre que llevará a muchos a la perdición.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque mi Hijo Jesús es abandonado, olvidado y muchas veces, profanado en su Presencia Real en la Sagrada Eucaristía.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque algunos pastores duermen en la tibieza e indiferencia. Algunos están actuando como Judas, porque piensan sólo en el dinero, en las posesiones materiales.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque la Palabra de Dios es teñida de oscuridad por las interpretaciones racionalistas y ambiguas que degradan lo Sagrado, lo Divino.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque Satanás con toda clase de tentaciones os lleva a la malicia, a la impureza y por ende al pecado.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque las apariciones que aún realizo son ignoradas y rechazadas.
Mi Inmaculado Corazón sufre, porque muy pocos se dejan formar, educar e instruir por mí. Soy María, Maestra de los apóstoles de los Últimos Tiempos; porque os quiero mostrar el camino de la cruz.
Camino angosto y pedregoso; pero camino seguro de entrada al Cielo.
Soy María, Maestra de los apóstoles de los Últimos Tiempos, que os alerta del gran peligro que os asecha. Porque Satanás y sus secuaces han brotado de las profundidades del Infierno para seduciros y tentaros, para haceros caer en el pecado. Pecado que os distancia de Dios. Pecado que deforma vuestra alma. Pecado que os lleva a la condenación.
Soy María, Maestra de los apóstoles de los Últimos Tiempos, que os llama a consagraros a mi Inmaculado Corazón. A TODOS OS QUIERO PROTEGER, PORQUE SOIS MIS HIJOS AMADOS.
En mi Ejército no sufriréis derrota, no pasaréis necesidades. Porque conmigo lo tendréis todo.
Soy María, Maestra de los apóstoles de los Últimos Tiempos; que os allana y os prepara el camino. Porque muy pronto vendrá Jesús a instaurar su reino en la tierra.
Virtud del Sufrimiento.
ACERCAOS A LA GRAN CIENCIA DE LA CRUZ.
En ella encontraréis los medios para que seáis fuertes en las pruebas. Pruebas que aceptadas con amor, os van purificando como a ángeles.
En la Cruz está el misterio de Jesucristo. Misterio que es derrota al imperio de Satanás y Triunfo para el Cielo.
Todas las almas llevan sobre sus hombros la cruz.
Cruces pesadas o livianas, según sea la capacidad del alma para sobrellevarla.
Si supierais las grandes riquezas que encierra este misterio de amor, cargaríais con extremo amor la cruz de cada día.
La desearían más que la tierra reseca al agua. La desearían más que el bebé a su madre. La desearían más que el pájaro, su libertad para emprender el vuelo.
Porque en la cruz es donde mostráis, si verdaderamente amáis de corazón a Cristo Crucificado.
En la cruz iréis siendo acrisolados y purificados.
En la cruz menguáis un poco el sufrimiento de mi Hijo.
En la cruz os hacéis semejantes a Él, que soportó con amor vejámenes y atropellos.
En la cruz masacráis vuestro instinto carnal.
En la cruz morirá vuestro ser terrenal.
En la cruz toda partícula de mundo se hará trizas.
En la cruz, lo opaco de vuestro corazón se tornará lúcido.
En la cruz ansiaréis el Cielo. Cielo que os espera para daros vuestro premio, por haber hecho de vuestra vida oblación y redención.
El Corazón adorable de Jesús es herido cuando el alma huye a la cruz o cuando reniega del sufrimiento.
ES MEJOR MIS PEQUEÑOS, SUFRIR EN LA TIERRA y recibir la recompensa en el cielo, que disfrutar en el mundo y después lamentarse por toda la eternidad.
Por amor a la cruz me desprendí de Jesús, siendo el tesoro más grande de mi Inmaculado Corazón.
Dios me lo dio, a Él debía devolvérselo.
Por amor a la cruz, guardé en mi Corazón la profecía del anciano Simeón. No caminé en contravía a la Voluntad de Dios. Esperé en la paz a que llegase aquel momento.
Por amor a la cruz guardaba silencio cuando Jesús era atacado por los judíos y Sumos Sacerdotes.
Por amor a la cruz huí a Egipto. Debía defender al indefenso Hijo de Dios.
Por amor a la cruz, acepté ser la Madre del Salvador.
Por amor a la cruz, soporté el sufrimiento Corredentor de su Sagrada Pasión.
Por amor a la cruz, permanecí a su lado hasta su último suspiro.
Por amor a la cruz, lo sostuve entre mis brazos y limpié sus heridas con mis lágrimas.
Por amor a la cruz, esperé pacientemente su Gloriosa Resurrección.
Por amor a la Cruz, sabía que un día sería llevada en cuerpo y alma al Cielo.
Por amor a la cruz ayudaba y me mortificaba, para permanecer en entera obediencia a su Fiat Divino.
Fiat que me costó llanto y terrible sufrimiento a mi frágil Corazón.
Pero la gran Misericordia de Dios me mantuvo fortalecida y animada para caminar por la calle de la amargura. Calle que es el sendero angosto y pedregoso que nos lleva al Cielo.
CORONILLA DE PROTECCIÓN Y LIBERACIÓN
PARA DEFENDERNOS Y HACERLA EN TODO MOMENTO
(De rodillas y con los brazos en cruz)
(Con un Rosario común de 50 cuentas)
EN LAS CUENTAS GRANDES:
¡Ave María Purísima sin pecado concebida, hija de San Joaquín y Santa Ana, María Santísima!
EN LAS CUENTAS PEQUEÑAS:
¿Quién como Dios? Nadie como Dios
EN EL GLORIA:
Huid poderes malignos, venció Cristo el Señor.
AL FINAL DE LAS CINCO DECENAS:
Corazones triunfantes de Jesús y María, reinad en mi vida y en mi corazón. (Se repite tres veces)
LETANÍAS AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial. Ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo. Ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo. Ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios. Ten misericordia de nosotros.
Santa María, Corazón Inmaculado de María. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vaso del amor más puro. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consagrado íntegro a Dios. Ruega por nosotros.
Corazón de María, preservado de todo pecado. Ruega por nosotros.
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación. Ruega por nosotros.
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención. Ruega por nosotros.
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, medianero de todas las gracias. Ruega por nosotros.
Corazón de María, latiendo al unísono con el Corazón de Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatífica. Ruega por nosotros.
Corazón de María, holocausto del amor divino. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abogado ante la justicia divina. Ruega por nosotros.
Corazón de María, traspasado de una espada. Ruega por nosotros.
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados. Ruega por nosotros.
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, fortaleza de los cristianos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, esperanza de los pecadores. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consuelo de los moribundos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, alivio de los que sufren. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lazo de unión con Cristo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, camino seguro al Cielo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, prenda de paz y santidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vencedora de las herejías. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Reina de Cielos y Tierra. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, que por fin triunfarás. Ruega por nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Ten misericordia de nosotros.
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos:
Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conformes a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, Nuestro Señor. Amén.
5. Oración final
Santísima Virgen María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preparadme con vuestras lecciones de amor al segundo advenimiento de vuestro Hijo Jesús. Avivad mis sentidos para que guarde en mi corazón vuestras enseñanzas, enseñanzas que son doctrina segura que me adentran al cielo. Despertad en mí: celo insaciable por la salvación de mi alma, desapego al mundo y anhelos de santidad. Instruidme en la ciencia de la cruz para que acepte con beneplácito el sufrimiento y me haga heredero de uno de los aposentos de vuestro Inmaculado Corazón. Arropad todo mi ser con vuestros rayos de luz para que seáis mi Maestra y yo vuestro discípulo, discípulo que imite vuestras adorables virtudes para ser bien visto ante los ojos de vuestro Hijo. Fortalecedme en este tiempo de la tribulación, cercenad mi corazón con vuestra espada de doble filo y heridlo de amor, para que vuestra presencia siempre me acompañe hasta el día del retorno de Nuestro Señor Jesucristo. Madre Celestial, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preservad nuestra Iglesia frente a toda apostasía, herejía y cisma. Conservadnos fieles a la Tradición de la Iglesia e instruidnos con vuestra Sabiduría Divina para que la luz del Espíritu acreciente nuestra fe, nos muestre el camino de salvación y lleve nuestro corazón a la santidad. Madre Celestial, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, guardad al resto santo en vuestro Inmaculado Corazón hasta el día de la segunda llegada de vuestro Amadísimo Hijo Jesús. Amén.
6. CONSAGRACION A MARÍA INMACULADA (De S. Luis María Griñón de Montfort) María Inmaculada, dulce Soberana mía, cuanto me alegro de ser tu esclavo de amor. Te confío y consagro mi cuerpo y mi alma, con todos mis bienes interiores y exteriores, naturales y sobrenaturales, pasados, presentes y futuros. Quiero también en este día ganar cuantas indulgencias pueda, y te las entrego. María, Madre mía, renuncio a mi propia voluntad, a mis pecados, a mis disposiciones e intenciones. Quiero lo que tu quieras: me arrojo en tu Corazón abrazado de Amor Divino, divino molde en que debo formarme; en él me escondo y me pierdo para orar, obrar y sufrir, siempre por ti, contigo, en ti y para ti, a la mayor gloria del Sagrado Corazón de Jesús, tu Divino Hijo, Amén.