Habla Dios Padre
Hijitos Míos, aunque ya os he explicado algo de esto, quiero retomar ésta explicación; porque el mundo, la humanidad va tergiversando los valores que Yo, vuestro Dios os he pedido.
Tenéis dos tipos de vidas, la vida humana y la vida espiritual. Aquí en la Tierra, el hecho de que tengáis vida humana, no va a asegurar una vida espiritual entre vosotros. Ciertamente la vida humana asegura la vida del alma sobre la Tierra.
El ser, el hombre, su constitución física, es la que guarda al alma. El alma es la que viene a llevar a cabo su misión. El cuerpo solamente es un transporte, para que el alma pueda misionar sobre la Tierra.
El alma lleva una misión espiritual y a ella, es a la que Mi Hijo vino a enseñar.
Mi Palabra en el Antiguo Testamento, era Palabra de vida para el alma. Como os dije el cuerpo, la existencia de la vida humana, asegura que el alma pueda misionar sobre la Tierra. El cuerpo en sí, no tiene valor alguno para la vida espiritual que debe dejar el alma; pero SÍ, las acciones se van a ver a través del cuerpo.
Por eso el alma en su misión, tiene que estar por sobre el cuerpo, por sobre su concupiscencia, por sobre todo aquello que la pueda afectar y que pueda dar mal ejemplo a vuestros hermanos.
El alma es la que provoca que el cuerpo actúe. Si el alma está en íntimo contacto Conmigo, tendrá pensamientos sabios, vida sabia, santidad íntima y esto se reflejará en los actos del cuerpo. Por eso también ciertamente, el cuerpo es importante; porque mostrará la intimidad que tiene el alma Conmigo y los valores que existen en el alma.
La familia asegurará tanto la vida del cuerpo, como la vida del alma. Pero cuidado aquí:
LA FAMILIA DEBERÁ ESTAR BENDECIDA POR MIS SACRAMENTOS.
La unión familiar debe estar Bendecida por el Sacramento del Matrimonio. Con esto aseguraréis la santidad de ésa vida matrimonial. Aunque ciertamente, la unión no asegurará una santidad de vida si los cónyuges, el alma de los cónyuges, no están en íntimo contacto Conmigo.
Es ya muy común entre vosotros, por la afectación que el pecado y que Satanás ha producido en el alma de los hombres, que las uniones se vuelvan libres, se vuelvan solamente corpóreas. Que se busque solamente el goce externo, cuando realmente la unión matrimonial debe ser una unión de almas, para que éstas almas den más vida de almas, además de la del cuerpo.
El Pecado de vuestros Primeros Padres, fue un ataque en lo espiritual. Una negación hacia Mí. Un acto de soberbia del alma. Así que la afectación fue a nivel espiritual y lo espiritual afectó a lo material, lo físico que Yo ya había creado para que el alma gozara.
Si vuestras uniones matrimoniales no llevan ésa finalidad, del crecimiento espiritual. De producir vida, vida espiritual dentro de la vida humana, que se produce en el acto de procreación; vuestra misión en la Tierra no sirve.
Los hijos que estáis dando al mundo, son solamente para el mundo; porque vuestra unión ha sido solamente unión para el mundo.
Mis pequeños, si no estáis unidos a Mí en lo espiritual, si vuestra alma no vive para Mí y no transmite vida, vida espiritual para reparar el Pecado cometido por vuestros Primeros Padres; vuestra vida en la Tierra no vale nada.
No estáis viviendo para vuestro Dios. No estáis actuando para vuestro Dios, no estáis transmitiendo la Vida de vuestro Dios a vuestros hermanos.
Es inútil vuestra vida y estáis llevando a vuestra alma a ésa inutilidad, a ésa vaciedad, a ésa pérdida de la oportunidad que Yo os di con el Don de la Vida. Vivís en cuerpos, pero vuestra alma está vacía.
Meditad esto Mis pequeños, profundamente y con honestidad. Porque vuestra alma tendrá que dar cuentas al final de vuestra existencia sobre la Tierra.
Al final de vuestra existencia de vuestro cuerpo, a donde vuestra alma volará ante Mi Presencia y Me tendrá que dar cuentas de cuánta vida, de Mi Vida de Amor dejó sobre la Tierra, en el corazón de sus hermanos.
Yo Vuestro Padre Celestial, os quiero hablar sobre el Matrimonio Cristiano.
El Matrimonio Cristiano, Sacramento que asegura Mi Vida sobre la tierra a través de la transmisión de Mi Amor y de mis Enseñanzas de los padres hacia los hijos.
Este Sacramento santificado en las Bodas de Canaán; teniendo a Mi Hija, la Santísima Virgen María como intercesora, hace que éste Sacramento una el Cielo con la Tierra.
Los hijos que provengan de un Matrimonio bien realizado por Mi Iglesia, entran a la Tierra con grandes posibilidades de santificación puesto que Mis Valores, Mis Gracias, Mis Enseñanzas están casi aseguradas en ellos.
El Matrimonio Cristiano debiera y debe ser, el núcleo de vida de la Iglesia y de la sociedad. El Matrimonio Cristiano debe ser ejemplo de la vida que Mi Hijo os dio sobre la Tierra. Los valores que Él os enseñó, son y serán inmutables por los siglos de los siglos.
Es Mi propia vida la que se debe vivir en el seno de la Familia. Debe ser una prolongación del Cielo, al vivir los valores y las virtudes que se viven en el Cielo. Debe ser principio de vida y transmisión de vida en toda la familia. Debe ser una copia fiel de la familia por excelencia, que formaron Mi Hijo y Sus Padres, María y José.
La familia, en su núcleo cristiano; debe ser también simiente para mantener la vitalidad de Mi Iglesia. Si un hijo Mío proviene de una familia en donde prevalezcan las virtudes que Mi Hijo les enseñó.
Y si ése hijo Mío escucha el llamado de Mi Corazón para dar su vida para el sacerdocio; tendrán con seguridad un sacerdote virtuoso y estable emocionalmente, quién podrá dar juicios acertados a los problemas cotidianos de las personas que a él se acerquen.
¿PERO QUÉ PASA AHORA CON LOS MATRIMONIOS CRISTIANOS?
Cada vez son menos las virtudes, poco se buscan. La vida espiritual casi no se concibe. No hay momentos de intimidad espiritual entre los miembros de las familias actuales.
Muchos matrimonios se hacen llamar cristianos porque se casaron en una Iglesia, pero… ¿Qué hay de su vida posterior?
NADA o prácticamente nada. Asisten a Misa si bien les va, una vez a la semana por cumplir con el requisito mínimo que marca la Santa Madre Iglesia. Pero ¿Qué vida de amor y de virtud se lleva en él?
Otros matrimonios cristianos se apagan en el amor porque no hubo suficiente “leña” de virtudes y de aceptación del compromiso hecho Conmigo.
Les importa más su bienestar, su paz, su autonomía; en vez del sacrificio y la abnegación que Yo pido entre los casados.
Otros prefieren ir en Mí contra. Se vuelven traidores a Mi Sacramento y a Mis Preceptos. Y se cambian de religión apostatando a la real y verdadera, para poder nuevamente casarse y llevar una religión más suave, sin tantos compromisos.
Porque en esas otras religiones o sectas, son más “conscientes de la realidad actual” y los invitan a destruir Mi Ley y a ponerse en contra Mía.
Hijos Míos, vuestra concupiscencia y vuestra falta de amor a Mis Preceptos, os hacen cometer graves faltas que sólo os atraerán pecado y dolor futuros.
Os gusta señalar en crítica el mal que hacen vuestros semejantes y no os dais cuenta que estáis obrando igual o peor, que el criticado.
Un antiguo hijo Mío Enrique VIII, por hacer su voluntad y dejar que su concupiscencia lo doblegara; crea su propia Iglesia, destruyendo en parte Mi Cuerpo Místico. Formando así una secta protestante. ¿No hacéis vosotros lo mismo ahora?
Os separáis de Mi Vida de Iglesia aceptando lo que otros os proponen y así estar en Mi contra, en vez de luchar con valor contra vuestra concupiscencia y defendiendo los valores de Mi Iglesia.
Vosotros sabíais que la vida sobre la Tierra no iba a ser fácil, pero Yo os dí Mis Virtudes: el Amor, la guía del Espíritu Santo y de las Palabras y Ejemplo de Mi Hijo, el cuál fue poco aceptado en Su Tiempo.
Sois cobardes hijos Míos. Y esa cobardía tendrá que ser juzgada en vuestro momento. No tenéis excusas que valgan, porque Me tenéis a Mí. Tenéis las Enseñanzas y Vida de Mi Hijo, Sus Méritos y Su Muerte y Su Resurrección.
Tenéis la Guía interna del Espíritu Santo y la ayuda de Mi Hija la Siempre Virgen María.
Es vuestro egoísmo, es vuestra soberbia, es vuestra carnalidad que no habéis logrado vencer por la falta de virtud. Porque no Me buscáis, porque NO Soy lo primero en vuestras vidas, como debiera ser.
Porque no Soy para vosotros vuestro Dios en todo momento, sino el de conveniencia. El que les resuelve sus problemas, para luego seguir siendo los mismos después de obtener el favor.
Así como vosotros Me habéis hecho a un lado de vuestras vidas, así os haré a un lado de la Mía. Yo deseo un Mundo de virtud y de amor como lo formé en el Principio.
Y aquellos que se han dejado embaucar por la Serpiente, deberán sufrir lo mismo que vuestros primeros padres.
Yo no Soy el juez malvado que os imagináis. Vosotros mismos os juzgaréis, cuando Yo Vuestro Padre os presente en vuestro juicio personal, vuestra actuación ante la Mía. Vuestro proceder, ante Mis cuidados amorosos. Las múltiples ocasiones que puse en vuestras vidas, para que recapacitarais ante vuestras múltiples negligencias y sordera a Mi Voz.
Hijos Míos os amo profundamente, necesito de vosotros. Pero un Padre necesita que el hijo acepte y que pida perdón por el mal hecho. Yo puedo perdonar todo. Acercaos a Mí. Volved a la Casa Paterna como el hijo pródigo y ya no pequéis.
Defended los principios básicos de la familia y luchad arduamente contra lo que Mi Enemigo os propone. Mantened la vitalidad de las familias, aceptando los hijos que os mando.
Reflexionad y ved que si vuestras familias y el Mundo actual están así, no es por Mi falta de ayuda; sino por vuestra obstinación en manteneros en el pecado y en la frialdad de corazón hacia vuestro Padre.
Yo exijo Mis derechos, así como vosotros los exigís de vuestros semejantes. Os he dado demasiado y vosotros os empeñáis en destruir Mi Obra de vida y salvación. No os dais cuenta que la orden que dí a vuestra naturaleza de “CRECED Y MULTIPLICAOS” está siendo profanada hasta lo más profundo.
Vosotros sabéis que ése es veneno de Mi Enemigo. De vuestro Enemigo, quien no desea vuestra salvación, que os pone en Mi contra. Recapacitad el tiempo es corto. Vivid Mis virtudes, vivid cobijados en Mi Amor.
Hijitos Míos, cuando contraéis matrimonio y tenéis la intención de procrear y darMe hijos, lleváis una idea en cuanto la educación que daréis a vuestros hijos.
Ciertamente será teórico todo ello, porque cuando entráis en la práctica, cuando empezáis a tratar a vuestros pequeñitos y vais viendo la forma de actuar de cada uno de ellos; vosotros mismos si tenéis ésa sensibilidad y ése amor necesarios para la enseñanza, os iréis acoplando a la forma de ser de ellos. Para que vuestras enseñanzas caigan en buena tierra y puedan dar fruto.
Si sois buenos educadores, no impondréis; sino enseñaréis con amor, con respeto, con humildad y con paciencia. Veréis las reacciones de vuestro pequeño. Lo llevaréis de la mano y haréis que todo lo que estéis enseñando vaya creciendo en su corazón, como a la plantita que se le va guiando para que crezca derecha.
Vosotros sois ése palito que se pone junto a la plantita que va creciendo, para que vaya creciendo derecha; porque vosotros mismos deberéis estar ya derechos, rectos en cuanto a la espiritualidad que enseñaréis a vuestros hijos.
La educación que deis tiene que ser vivida primeramente por vosotros para que ellos mismos vean que lo que estáis enseñando, LO ESTÁIS VIVIENDO y así tendrá un doble influjo en ellos.
La educación se les marcará más fuertemente en su vida, cuando por la palabra y el ejemplo se enseñe. Cuando hay incongruencia, causáis un gran problema en vuestros hijos.
Ciertamente queréis lo mejor para vuestros hijos, dais, dais mucho, dais en lo económico, dais en consejos, dais en amistad, dais viajes, dais regalos; pero en la gran mayoría de las veces, no os dais a vosotros mismos. Y esto solamente se da con el tiempo que paséis con ellos, con el tiempo que les dediquéis a vuestros pequeñitos.
Dejad que ellos os conozcan, porque seréis el prójimo inmediato del cual aprenderán y lo que vean en vosotros serán las bases para toda su vida.
Si habláis de cosas bonitas, pero no las actuáis; tendrán problemas ellos. Porque no sabrán qué hacer, si tomar las palabras o tomar el ejemplo. Y desgraciadamente el ejemplo vencerá. Y si estáis dando mal ejemplo a pesar de las palabras bonitas, destrozaréis su alma y los principios que tendrán para toda su vida.
Sed congruentes con lo que enseñéis, con lo que viváis y así lograréis que vuestros hijos vivan en la verdad, sin dobleces.
Sed uno con ellos, en vuestra palabra y en vuestra acción. Porque actualmente habéis perdido lo que es la realidad, del Sacramento del Matrimonio.
Mis pequeños, hablar de Matrimonio es hablar de vida, es hablar de transmisión de la vida que vosotros ya debéis tener en vuestra alma para transmitirla a vuestros descendientes.
Hablar de Matrimonio es hablar de donación, de humildad, de respeto, de crecimiento, de ayuda, de sacrificio.
Hablar de Matrimonio es procrear hijos, hijos para Mí, para el Cielo.
Cuando vosotros os unís en Matrimonio, hacéis un compromiso primeramente Conmigo, es una unión de por vida y ésa unión dará frutos.
Cuando vosotros Me pedís un hijo, os he dicho que Yo no os estoy dando un hijo, os estoy dando un alma. Es un alma nueva que va a bajar a la Tierra a servirMe y vosotros seréis maestros de ésa alma.
Entended bien ése concepto, Mis pequeños. Vosotros seréis maestros y deberéis enseñar lo que ya debéis haber aprendido vosotros: Mi espiritualidad, la vida en la Gracia, en las virtudes, en el amor, en el respeto a vuestros hermanos, en el crecimiento de vida espiritual, en la donación hacia vuestros hermanos, en la transmisión del conocimiento que vosotros daréis y que luego recibirán vuestros hermanos.
Si vosotros no estáis preparados a transmitir vida espiritual, NO OS UNÁIS TODAVÍA, porque no estáis preparados a ello. No solamente es vida física la que daréis. Lo más importante que daréis a ése pequeñito es la vida espiritual y se os va a juzgar por lo que pongáis en ésa almita.
Será vuestro hijo, Me cuidaréis una almita, la haréis crecer en el amor, en la virtud, para que cuando crezca, ella pueda trasmitir también éstos valores a sus hermanos; ésa ayuda a crecer espiritualmente y por los méritos que ésta almita haga, podrá regresar fácilmente al Reino de los Cielos, al Reino del Amor, de donde primeramente salió.
Cuando Me estáis pidiendo un hijo, es un hijo para vosotros. No es un hijo para la sirvienta, no es un hijo para la guardería, no es un hijo para algún pariente. Es un hijo de vosotros, porque vosotros transmitiréis la vida en la unión que habéis realizado.
Es un compromiso grande, os vuelvo a repetir. Porque a ésa almita también la podréis matar, espiritualmente hablando. O le podréis dar un conocimiento falso, con el cual la destruiréis y ella destruirá a muchos posteriormente.
Os vuelvo a repetir: se os juzgará por cada una de las almas que vosotros habéis obtenido porque Me las pedisteis y de acuerdo a cómo las hayáis alimentado obtendréis premio o castigo.
Es toda una cadena la que se va dando a través de lo que vosotros tenéis. Cadena de conocimiento, cadena de Verdad, cadena de Amor. Vosotros daréis lo que tengáis en vuestro corazón, en vuestra mente, en vuestra espiritualidad.
Yo he confiado en vosotros. Confío en que a ésas almitas con las que Yo os regalo, las hagáis crecer verdaderamente para Mí, para vuestro Dios. Y no las dejéis crecer en la maldad, para el Enemigo.
Porque entonces tendréis un Juicio severo para vosotros y les atraeréis a ellas también un Juicio severo.
Así pues, tened cuidado con lo que hagáis en vuestro Matrimonio y con los hijos que tengáis.
No es un juego el Sacramento Matrimonial. Es una responsabilidad muy grande Conmigo, para con vuestro Dios. En las Escrituras os di una frase referente al Matrimonio: “LO QUE DIOS HA UNIDO, QUE NO LO SEPARE EL HOMBRE”.
Mis pequeños, tanto éste Sacramento, como los otros Sacramentos que tenéis; es la unión del alma, Conmigo, con vuestro Dios. Pero por vuestra falta de Fe, estáis acostumbrados a ver nada más lo corpóreo, lo material, lo que se ve.
Entre vosotros hacéis contratos de diferente índole, ya sean comerciales, de amistad, judiciales, etc., Pero no estáis viendo el contrato que hacéis Conmigo, con vuestro Dios a través de los Sacramentos.
Y así como Yo, en cada Sacramento, prometo infinidad de Bendiciones, Gracias, cuidados, crecimiento espiritual, protección. Vosotros también tenéis que cumplir con vuestra parte y es el de respetar ésa unión que se hace Conmigo.
Mis pequeños, el trato Sacramental que hace el alma Conmigo, con vuestro Dios, es un trato indisoluble. Es eterno, no se puede romper, entendedlo.
Mis pequeños, por eso antes de llegar a la recepción del Sacramento, deberéis estar seguros si lo vais a tomar y respetar para siempre, porque Yo así lo estipulo.
A nivel espiritual, Mis pequeños, todo se vuelve más grave, más serio. Y debéis respetar esto que Yo os doy.
NO ES UN JUEGO, no es para tomarse por un tiempo y romperlo cuando vosotros queráis.
En algún tiempo sabréis a qué Me refiero y entonces conoceréis los errores en los que habéis caído; porque no habéis respetado Mis Leyes. No tenéis la suficiente Fe y no tenéis ése amor hacia todo lo que viene de Mí.
Así que, Mis pequeños os vuelvo a repetir, si vais a uniros por el Matrimonio, deberéis respetar lo que es el Sacramento Matrimonial, porque Yo no lo romperé.
Aunque vosotros lo rompáis y como éste dura hasta que uno de los dos cónyuges muera, si vosotros os unís nuevamente, estando en vida los dos cónyuges, incurriréis en pecado mortal, EN ADULTERIO.
Tened presente esto, Mis pequeños. Ahora os estoy hablando a nivel espiritual y seréis juzgados a nivel espiritual.
Hijitos Míos, Mis pequeños, Mis delicias. Yo Soy vuestro Padre Dios, que os creó para gozo Mío y para perpetuar Mi Obra de Creación y con ella más gozo, al ver que Me ayudáis a traer a la Tierra nuevas almitas, nuevas creaturitas a quienes amar. Hoy os quiero hablar sobre la vida matrimonial que debierais llevar, la vida santa matrimonial.
El matrimonio cristiano, es la forma perfecta de vivir la familia del Cielo, en la Tierra. Yo veo en el matrimonio la unión de Mi Cielo con vosotros.
Vosotros los casados, los que habéis recibido la vocación para el matrimonio; tenéis una excelente oportunidad de santificaros y de santificar a muchos.
No sólo a los que vayáis a procrear, sino a todos aquellos con los que entraréis en contacto dentro de la vida de familia, vida social relacionada con lo familiar y matrimonial. Vida social de comunidad, en donde vivís y a donde asistís, como familia o como matrimonio.
Mi Hijo Jesucristo hizo Su Primer Milagro en las Bodas de Caná y bendijo el Matrimonio.
Yo creé una mujer para el hombre y a éste Yo le había dado todo el poder y el cuidado de Mi Creación.
Yo he puesto en vosotros, todos Mis hijos actuales; el compromiso de mantener saludable Mi Creación, así como sus leyes y el respeto en el cumplimiento a Mi Obra.
Mi Obra, es de carácter DIVINO y así lo debéis ver, vivir y enseñar.
Si os mantenéis solteros, vuestra vida debe ser santa y de ayuda espiritual y material para con todos aquellos que os rodeen, sean solteros o casados.
Sí os habéis casado, vuestra vida debe estar entregada a la procreación; para producir más seres que Me amen y que puedan proseguir Mi Obra de Amor y Redención en el Mundo.
Si habéis sido llamados a la excelsitud con vuestro Dios, al haber sido llamados al sacerdocio o a la vida religiosa, os deberéis mantener en un estado santísimo y de servicio hacia vuestros hermanos; para apoyarlos en el crecimiento en las virtudes y en el sano desarrollo de la vida espiritual; tanto para los solteros, cómo para los casados o para los futuros consagrados.
El gran pecado actual, ya acrecentado por vuestra tibieza hacia lo espiritual; consiste en que no respetáis ninguna de las tres esferas de espiritualidad que os acabo de señalar.
Los solteros no viven su castidad, ni sus compromisos divinos ni humanos.
Los casados ya no desean llevar a plenitud sus compromisos divinos en la familia, con la transmisión de vida humana y espiritual, al no querer mantener el núcleo familiar por ser “muy pesado” y que les “coarta” su libertad.
Y Mis almas sacerdotales y religiosas se han desviado por los intereses carnales y posesiones mundanas.
Vuestro libertinaje está destruyendo toda Mi Obra a todos niveles.
Gracias a que todavía hay almas que se mantienen en Mi Gracia, en Mis Mandatos y en Mis Leyes, Mi Justicia; Mi Justa Justicia, no se ha hecho patente como debiera.
Mi Amor Misericordioso todavía está venciendo a Mi Justicia; pero es grande el dolor que vosotros Me causáis al veros destruiros mutuamente.
Vuestro mal, el mal que os rodea y al cuál le habéis dado fuerza impresionante por haberos apartado de Mis Leyes, os está acabando. Se posesiona de algunos de vosotros y así os volvéis instrumentos en garras del “Destructor”.
El Maligno en ésta forma, empieza a destruir Mi Obra de Creación, de Santificación y de Redención, al utilizaros para que os destruyáis unos a otros. Tanto física cómo espiritualmente.
Os estáis destruyendo y estáis permitiendo que el Maligno, sus secuaces y lo que ellos producen, os aniquilen.
Me echáis la culpa de vuestros males y no os miráis a vosotros mismos ni a las consecuencias que producís por permanecer en el Mal. Si fuerais lo suficientemente humildes para aceptar lo que os digo, os daríais perfecta cuenta de que habéis afectado en su santidad a las tres esferas básicas de vuestra sociedad.
Los solteros, al no querer mantener su compromiso de celibato, afectan a casados o casadas y destruyen familias, destruyen matrimonios, destruyen Mi Obra Divina.
Daos perfecta cuenta de que es a Mí al que estáis afectando, porque lo que destruís es Mi Obra, es Mi Ideal.
También así proceden algunos casados con infinidad de tonterías. Y así se involucran con solteros o con otros casados y como resultado, se afectan uno o varios matrimonios.
Vuestro pecado, el pecado de éstos Mis hijos que no desean ya mantener su compromiso de estado para Conmigo, afecta fuertemente a todos vosotros.
A algunos por ser los afectados directos de la ruptura matrimonial, a otros por dejarse llevar por el mal ejemplo dado.
Ahora su falta de amor hacia Mí y a los suyos, hacen también de ése mal ejemplo, vida en su vida, causando la muerte espiritual en sí mismos y en otros; al volverse ahora ellos mismos, mal ejemplo para otros.
Hijitos Míos, vuestra vida sobre la Tierra se tiene que mantener en un estado santo; porque Santa fue, sigue siendo y será Mi Obra de Creación.
Si vuestro Mundo ahora se está cubriendo de podredumbre y de bajeza espiritual, es por culpa vuestra. No habéis respetado Mis Leyes. Muchos de vosotros os habéis convertido en instrumentos de destrucción en manos del Mal.
Sed sinceros y haced un recuento de vuestra vida pasada y entonces os daréis cuenta del porqué actual.
Vosotros los solteros ¿Os habéis mantenido santos en vuestra misión de célibes? ¿No habéis afectado a otros solteros o a otros casados, dando paso a impurezas en su vida? ¿Habéis dado buen ejemplo espiritualmente, viviendo Mis Mandamientos?
Vosotros los casados ¿Estáis produciendo vida humana y espiritual para que Mi Obra se perpetúe? ¿No estáis limitando Mi Obra de Procreación al limitarMe los hijos que os quiero dar, usando medios anticonceptivos o criminales como el aborto?
¿Estáis realmente llenando de VIDA, de Mi Vida Espiritual, a los hijos que os dí; para que ellos puedan atraer el Cielo a la Tierra al respetar y proseguir con Mis Leyes y Decretos de Amor? ¿No habéis afectado a otros matrimonios al dar mal ejemplo de vida o afectando la vida matrimonial de otros, al introducirlos a tener relaciones impuras con vosotros?
Si por debilidad de uno u otro de los cónyuges habéis roto los lazos matrimoniales ¿Os habéis mantenido célibes, respetando el sacramento matrimonial? ¿U os habéis unido adúlteramente a otro prójimo?
Si fuerais sinceros con vosotros mismos, veríais que sois pocos los que no os habéis manchado con lo que ahora el mundo enseña y hasta apoya, con tal de destruir Mi Obra.
Mis Leyes se os dieron perfectas, porque perfecto es todo lo que Yo Creo. Pero vuestra fragilidad, vuestra miseria, vuestra pecaminosa conveniencia; han causado que Mi Obra se vaya destruyendo. Y al ser afectada por vuestro mal proceder, por vuestro pecado; ella misma responde con la negatividad con la que la habéis afectado.
Esto os lo podría ejemplificar así: cuando entrenáis a un perro a atacar a vuestro prójimo, aún por cuestiones de seguridad; tarde o temprano va a atacar a un hijo vuestro o a vosotros mismos. El mal que enseñasteis, el mal con el que alimentasteis a ése pobre perro, tarde o temprano se vuelve contra su dueño.
Ahora lo veis con vuestros hijos, si los despreciasteis, si no los educasteis bajo Mis Leyes y Mi Amor, si no los enseñasteis a respetarMe y a respetar a vuestro prójimo; no podréis esperar frutos buenos de sus acciones y de su corazón.
El Mal se revierte hacia sus progenitores y hacia todos los que entren en contacto con ellos y esto es lo que ahora estáis padeciendo en vuestra sociedad. Yo no estoy castigando, os estáis castigando vosotros mismos.
¿Cómo ahora pedís seguridad, respeto, amor, en vuestra familia y en vuestra sociedad; si vosotros mismos no fuisteis productores y ejemplo de ello? Luego volteáis a verMe a Mí, a vuestro Dios y Me maldecís por el mismo mal que causasteis.
Sois injustos y ciegos a aceptar vuestra realidad, a aceptar la verdad que ahora os castiga. Daos cuenta de que hasta que no recapacitéis en ello y no entendáis Mi Palabra, hasta entonces no Podréis cambiar el rumbo de los acontecimientos.
Realmente ya es demasiado el Mal producido y vosotros ya no lo podéis controlar; pero Yo sí; puesto que Soy Omnipotente, Bondadoso y Misericordioso.
Y con vuestro arrepentimiento y un cambio sincero de vida, aunado a vuestra petición para que venga el cambio espiritual a la Tierra entera, Yo lo podré lograr.
Yo sólo Espero que con sincera humildad recapacitéis sobre el Mal que habéis producido a Mi Obra y con vuestra ayuda de intercesión, después de vuestro arrepentimiento; se podrá lograr el cambio que tanto el Cielo y muchas almas de la Tierra, desean.
Mi Corazón Misericordioso tiene cabida para todos vosotros. Sois Mis hijos y Yo nunca voy a desoír los lamentos de arrepentimiento de vosotros. Os quiero salvar de las Garras del Mal.
Os quiero regresar al Redil Celeste. Os quiero regalar con infinidad de regalos de Mi Corazón para toda la Eternidad.
Por ello, no temáis. Regresad a Mí. Arrepentidos. Cualquiera que haya sido vuestro pecado y su magnitud, estad seguros que NO HAY pecado que Yo no pueda perdonar.
Vuestra sincera humildad puede lograr lo inesperado. Acordaos solamente que tenéis un Padre que os ama infinitamente y que hará todo lo posible para perdonaros y para regresaros a vuestro Hogar Celestial.
Yo os bendigo en Mi Santo y Misericordioso Nombre, en el de Mi Hijo Jesucristo, Quién al tomar todos los pecados del Mundo y de todos los tiempos; os dio ésa oportunidad que ahora todos tenéis para vuestra salvación.
Y en Nombre de Mi Santo Espíritu, quién infunde Su Amor y Sus Dones a TODOS Mis hijos, para que con sabiduría recapacitéis sobre vuestra vida pasada y luego os podáis entregar nuevamente a Mí, a vuestro Padre y Creador, para salvaros eternamente.
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