Septiembre 24 de 2015
Habla la Santísima Virgen María
Hijitos Míos, Soy vuestra Madre, la Siempre Virgen María. Estoy aquí, junto a la cuna de Mi Bebé, de Mi Dios, de Mi Señor, de Mi Creador. Lo veo, gozo en ver Su Pequeñez, Su Divinidad, Su Grandeza, Su Hermosura. ¡Cuánto Amor siento por Mi Dios! Pero a la vez, sabiendo Quien Es y Mi Misión, medito mucho sobre ello.
Me gozo. Porque ciertamente es un gozo infinito el tener a Mi Dios junto a Mí, pero más por haberLo tenido en Mi Vientre nueve meses.
Desde Pequeña, Yo intuía Mi Misión. San Gabriel el Arcángel, Me vino a confirmar lo que Yo ya intuía, sabía Yo de esta Misión tan grande.
Soy la Esclava del Señor. Y de esta Pequeñez, Me elevó Mi Señor a una grandeza espiritual inmensa: Ser la Madre del Salvador.
Mi prima Santa Isabel, cuando Me presento ante ella; ella misma también, por Obra del Espíritu Santo, se da cuenta de esta grandeza. Ciertamente sabía Yo la Misión tan grande que se Me estaba dando.
Veo a Mi Pequeño crecerá, es Mi Dios. Lo adoro, Lo cuido, Lo gozo. Pero Lo tengo que ofrecer al Padre por la Salvación de todos vosotros. Es el Dolor grande, que se Me anunció al llevarLo al Templo: que una espada atravesaría Mi Corazón.
Veo Su Pequeñez y Su grandiosidad a la vez. Veo todas las cosas grandes que va a hacer por todos vosotros y el cambio que va a producir en la Tierra y en el Universo entero.
Pero también Me duele lo que van a hacer con Él. La gente malvada que Lo va a rodear, que en vez de alegrarse al saber que el Mesías ya está junto a ellos en la Tierra, que con Él se cumplen las Escrituras, que el Pueblo de Israel debiera gozarse de tener al Mesías esperado. En vez de alegrarse, será despreciado por la mayoría del pueblo.
¡Cómo es el hombre!, Tan cruel, tan malvado, teniendo a su Salvador, a su Mesías, a su Dios que los liberaría de las garras de Satanás; prefieren darLe la espalda, TraicionarLe y mantenerse con Satanás; en lugar de encumbrar a su Dios, que ya está con ellos y gozarse ante la humanidad entera, de que entre ellos ya estaba el Salvador, el Mesías, el Redentor, Dios con los hombres.
Veis ahora en vuestro Mundo, cómo aparentemente poco sirvió la venida de Mi Hijo a la Tierra. Para muchos, no sirvió y prefieren seguir a Satanás antes que a Mi Hijo. Os falta Fe.
Os falta mucho amor Mis pequeños, para agradecerLe a Nuestro Dios, Padre y Señor de todas las cosas; el haber mandado a Su Hijo, a Mi Pequeño Hijo, a Mi Dios y Salvador, a salvaros. A enseñaros a ser santos, a enseñaros cómo obtener el Reino de los Cielos de una forma sencilla y al alcance de todos, que es el de amaros los unos a los otros.
¡Cuánto dolor tengo en Mi Corazón, al ver cómo se Le hace a un lado! ¡Se Le desprecia! Como si fuera un criminal, alguien que os hubiera hecho mucho daño.
Indultaron a un asesino, que ciertamente se merecía la cruz.
Y crucificaron a Aquél que tanto os ama, a vuestro Dios, a vuestro Salvador, a Aquél que solamente produjo Amor entre los hombres. Os enseñó a amaros los unos a los otros, os enseñó a crecer en Sabiduría Divina, os protegió del Enemigo del Universo, de Satanás.
Y ahora preferís estar con el Enemigo que os esclaviza, que os hace sufrir tanto; en vez de tener a este Pequeño Bebé, vuestro Dios, Mi Pequeño; como vuestro camino, como vuestra meta. ¡Cuánto error tenéis en vuestra mente y en vuestro corazón y no buscáis la Verdad!
Simplemente, aceptáis a aquellos que hablan mal de Mi Pequeño Hijo; cuando Él solamente os enseñó Sabiduría Divina que estaba totalmente fuera del alcance del hombre, hasta que Él llegó.
Llegó como Maestro de todos. Humilde y Sencillo, viviendo lo que Él enseñaba y aun así, se Le despreció y Lo seguís despreciando. Él Es todo Amor. Pero hay un límite también en el Amor. Se os ha dicho que estáis ya en Tiempo de Justicia Divina. Despreciasteis al Amor.
SE LE DEJARÁ ACTUAR AL QUE VOSOTROS HABÉIS ESCOGIDO
Y ahora en vida propia y en dolor propio, sentiréis y viviréis, lo que hace aquél al que vosotros habéis seguido y habéis escogido; porque despreciasteis a este Pequeño Bebé que os ama más que a Él Mismo.
Que se vino a dar en totalidad por vosotros; para que el Maligno no os destruyera, ni os siguiera atormentando, como os venía atormentando por tanto tiempo.
No quisisteis vivir en la Luz que os trajo Él. Buscasteis las tinieblas y ellas os cubrirán.
Cuando las Tinieblas lleguen a todos vosotros, recordaréis las Palabras de Mi Hijo y las que os estoy diciendo.
Ciertamente, aquellos que han perseverado en la Luz, la Luz de Mi Hijo; la Luz del Cielo os cubrirá y os protegerá. Pero las Tinieblas caerán sobre aquellos que las buscaron durante su vida y no se quisieron arrepentir. Nuestro Dios y Señor es Justo. Y AHORA VIVIRÉIS SU JUSTICIA.
Arrepentíos, Mis pequeños. Arrepentíos, porque Satanás no tiene corazón.
Sufriréis inmensamente. Os acordaréis de los Dolores de Mi Hijo en el Huerto. De los Dolores que Él padeció por vuestra salvación, por vuestra redención y para que volviera el Amor a toda la Tierra.
Llorad pues vuestros pecados. Llorad por los Dolores que Mi Hijo padeció por vosotros sin merecerlo. Se dio por Amor por cada uno de vosotros. Arrepentíos, ahora que todavía es tiempo.
Se cumplirán las Palabras de Mi Hijo: Aquellos que NO VAN A REGRESAR a Él, aunque se les hable no oirán. Aunque tengan a la vista su Salvación, no la querrán ver.
Veánme, cómo estoy ante los hombres. Me presento ante los hombres Yo, vuestra Madre. Y siguen corriendo, como si no existiera. Ciertamente, son Mis tiempos. Tiempos que Me ha concedido el Padre para buscar a Mis hijos, para hacerles ver su error.
Pero ¡Ve, hijo! Estoy ante ellos y siguen corriendo. No Me quieren ver. Ve cómo estoy arriba de ellos y no Me quieren ver.
A esto os ha llevado Satanás: a no ver, a no escuchar, a no interesarse por las cosas del Cielo. Hacen sus vidas a su antojo. Viven como en la selva. Cada quien actúa por instinto, sin buscar virtudes y amor para con el hermano.
Estoy aquí entre vosotros para salvaros, pero no les interesa. Se han vuelto como autómatas, hacen lo mismo todos los días, pero sin la Presencia de Mi Hijo ni buscando su salvación. Vivir por vivir, gozar por gozar, no ponerse limitaciones de ninguna especie y evitar todo aquello que os quite el gozo.
El hombre por el Pecado Original, tiene muchos errores. La carne tiene una caída natural hacia el pecado y vuestra Salvación depende precisamente, de la lucha entre el Bien y el mal, que esa nunca se va a apartar de vosotros.
Nunca podréis escoger solamente aquello que os traiga placer o alegría, porque el mal siempre estará presente en el momento o poco después de vuestros actos. Porque Satanás es así.
Aún a pesar de que os lleva hacia el pecado, hacia placeres indebidos en donde creéis que habéis gozado y que no os causa ninguna preocupación el haber causado un mal al prójimo con el que gozasteis; rápidamente os llevará a algún fracaso en la relación con los que os rodean o con el mundo entero.
Y va a evidenciar vuestro mal actuar, porque así traiciona Satanás. ¿Cuándo os vais a dar cuenta Mis pequeños, de que Satanás os odia?
Porque fuisteis creados en el Amor de Nuestro Padre Dios porque os ama, porque os quiere de regreso a vuestra Casa Celestial. Y además os tiene envidia, porque Nuestro Dios derrama todas Sus Riquezas Espirituales y aún materiales sobre vosotros; pero tontamente, vosotros despreciáis Sus regalos.
Satanás ya no puede recibir esos regalos, porque se puso en contra de los Designios Divinos, se puso en contra del Amor y él no puede regresar al Reino de los Cielos, vosotros sí. Pero tontamente vosotros mismos sois los que no queréis aceptar, seguir y vivir lo que vuestro Creador, lo que vuestro Redentor os ha dado para vuestra salvación y para un goce eterno, después de haber llevado una misión de Amor en la Tierra.
Eso es a lo que más envidia os tiene Satanás, QUE PODÉIS AMAR y él ya no puede amar. Todo lo creado tiene un Sello de Amor y él está fuera de ése Sello.
Vosotros podéis regresar al Reino de los Cielos y gozar eternamente con Nuestro Dios y Señor, él conoció el Amor y nunca más lo va a poder tener, es la gran envidia que os tiene. Y por esa envidia os ataca tanto, os quiere destruir.
Y aunque os consienta aquí en la Tierra, dándoos lo que vosotros tontamente queréis, en un libertinaje sin escrúpulos; os hace caer en ello, en esa trampa de la que muchas veces ya no saldréis y os condenaréis eternamente.
Y él se alegrará inmensamente, de haber impedido que vuestra alma regresara al Reino del Amor. Sois muy tontos, Mis pequeños.
Podéis vosotros regresar al Reino de los Cielos, al Reino del Amor, viviendo como Mi Hijo os Enseñó y es produciendo amor. Sí, el cuerpo, la carne, tiene una caída natural hacia el pecado y el alma también tiene una caída natural hacia el amor. Depende de vosotros, a qué vais a escuchar y a seguir
¿Las inclinaciones de la carne o las inclinaciones de vuestra alma? Es vuestra libertad, vosotros escogéis; estáis llamados para amar y ser amados eternamente, pero vosotros escogéis.
Mis pequeños, después de conocer las palabras del Arcángel Gabriel anunciándoMe Mi Misión, la frase que le di, para que él la llevara al Padre diciéndole: “He aquí la Esclava del Señor, hágase en Mí, según Tu Palabra” ahora quiero que la meditéis y la toméis para vosotros mismos.
En ese momento, Mis pequeños, Me separé de Mí Misma, Mi Vida ya no Me pertenecía. En ése momento Le daba Mi voluntad completa a Mi Dios, a Mi Creador, a Mi Padre.
Al darle Mi voluntad, era Mi Dios el que trabajaría de ahí en adelante, por Mí y para Mí. Yo desaparecía para Mí Misma, Me donaba totalmente a la Voluntad Divina reconociendo con ello, Su Sabiduría Excelsa.
¿Qué Soy Yo, más que Su Sierva? ¿Qué Soy Yo, ante la Divinidad Perfecta? ¿Qué Soy Yo, ante Mi Creador? Yo, La Pura, La Santa, La Inmaculada ¿Qué Soy Yo, ante Mi Dios? Una Pequeña Creatura. Me anonadé, porque ante la Inmensidad de Mi Dios ¿Qué Soy Yo, ante Él?
Al tomar Él las riendas de Mi Vida, Le permito a Él que es Perfección guiarMe, sostenerMe, enseñarme.
Todo esto Mis pequeños os lo digo, para que vosotros os anonadéis ante la Supremacía de la Santísima Trinidad. Para que os soltéis completamente ante Su Perfección, ante Su Misericordia Infinita, ante Su Belleza, ante Su Amor.
Él Es el Perfecto. TeniéndoLo a Él como el Principio y el Fin, teniéndoLo a Él como guía de vuestra vida, todo será perfecto en vosotros.
El anonadamiento, se da en las almas humildes, sencillas, pero, sobre todo, sabias. Ciertamente, necesitáis Sabiduría Divina para entrar en esa humildad profunda y cuando llegáis a ella, todo se vuelve sencillo.
Y ¿Cuál es la Sabiduría profunda que vosotros recibiréis y que viviréis? La de un niño, Mis pequeños.
Cuando le dije: “Hágase en Mí, según Tu Palabra”, en ése momento Me volvía Niña. Una Niña Pequeña, una Niña que se dejaba abrazar por los Brazos amorosos, tiernos y Poderosos de un Dios, que Me conocía perfectamente, que sabía Mis cualidades y sabía qué hacer Conmigo, para llevar a cabo Mi Misión en forma perfecta.
Había sido escogida para Ser la Madre del Salvador y ¿Qué mejor que Ser guiada por Dios Mismo?
Cuando el niño se deja guiar por los padres, cuando es obediente y bueno, todo se vuelve más fácil. Confía plenamente en sus padres, se deja llevar por sus consejos y cuidados; porque sabe que sus padres le evitarán la mayor cantidad de dolores y problemas que se van suscitando a lo largo de la vida.
Yo, al dejarMe mover por la Sabiduría Divina estaba actuando en Sabiduría y es lo que quiero que vosotros hagáis en estos momentos, Mis pequeños. Que os dejéis mover plenamente por la Sabiduría Divina. Sois instrumentos, como Yo Misma lo fui y lo sigo siendo.
Soy la Reina del Cielo; pero sigo aceptando la Voluntad de la Santísima Trinidad.
¿Qué es más fácil hacer: seguir las instrucciones de Alguien que es Sabio o a aquél que solamente crea Reglas, para que todo salga bien?
Entended que Nuestro Dios, Nos da todo ya fácil y solamente hay que seguirLo. Él inventó las Reglas, las Leyes, pero llenas de Amor; para que vosotros al llevarlas a cabo, vivierais envueltos en Su Amor y gozando de lo que os da y os dará.
Cuando sois hijos obedientes, todo sale perfecto y todo es fácil, porque os consiente vuestro Creador, que os ama infinitamente.
Satanás, se ha encargado de hacer las cosas difíciles en la Creación. Hizo que vuestros Primeros Padres buscaran hacer su propia voluntad. Ellos no tenían la Sabiduría Divina, ellos no habían creado las Leyes que rigen en toda la Creación, en el Universo entero.
Ciertamente conocían todo lo que Nuestro Dios había Creado para el bien del hombre, para su gozo eterno. Conocían la Creación, más no la crearon ellos.
Conocían las Leyes que rigen cada planeta, cada estrella, cada constelación, pero ellos, no las crearon.
Por eso os repito, es más fácil ser obedientes, ser como niños, seguir todo aquello que Nuestro Padre, Nuestro Dios os manda. Ser obedientes en la misión que a cada uno de Nosotros encomendó, eso es lo fácil.
¿Por qué queréis ser como dioses, si no tenéis las capacidades? A eso llevó Satanás. A creer que vuestros Primeros Padres, podían ser como dioses. Ellos no son creadores, fueron creados. Y cada uno de vosotros, también sois creados, no sois creadores.
Sed como niños, sed obedientes. Sed siervos como Yo vuestra Madre, le dije al Ángel: ‘Yo Soy la Sierva del Señor, hágase en Mí, lo que Él quiera hacer con Su Sierva, con Su Niña.’
Sed niños, como Yo, Mis pequeños. Sed niños del Señor, sed niños de Nuestro Dios y Creador. Sed obedientes y todo será más fácil en vuestra vida.
Estoy con vosotros, estoy Presente con vosotros, Mi Amor os cubre, Mi Amor os protege. Veo el amor que le tenéis a Mi Hijo en vuestro corazón, os bendigo Mis pequeños.
Y también almas como las vuestras, Me dan mucha alegría a Mí, como Madre y a Mi Hijo, al que vosotros amáis tan fuertemente.
Estos son tiempos de cambio. Va a ser un cambio bellísimo, un cambio al cual debéis esperar con gran alegría. Cuando Él llegó, todo era tinieblas, Él trajo la Luz. La conocieron los hombres, la gozaron los que tenían un corazón bueno. Porque los regalos que derramó Mi Hijo entre los hombres de ése tiempo, los recibieron muchas personas, los gozaron y aun así traicionaron a Mi Hijo, dándoLe la espalda.
Cuando los escribas y fariseos convencieron al pueblo a gritar ese grito de traición “CRUCIFÍCALE”, ¡Cuánto dolor causo a Mi Hijo esa palabra!
Ciertamente, sabía que sería crucificado, que sería asesinado por los jefes del pueblo, los escribas y fariseos; porque los había puesto en evidencia ante el pueblo de todas sus traiciones, maldades, mentiras, asesinatos, que ellos causaban cuando se querían deshacer de alguien que no les convenía.
Ese grito de “CRUCIFÍCALE” fue dolorosísimo para Nosotros, para Mi Hijo y para Mí, cuando gritaron esa palabra. Mucha gente que recibió infinidad de beneficios por parte de Mi Hijo, gente que recibió Milagros de Mi Hijo, lo traicionó con ese “CRUCIFÍCALE”.
Alimentó a cientos, a miles. Salvó a decenas de posesiones satánicas, restauró miembros, hizo ver a los ciegos, caminar a los cojos. Los leprosos volvieron a la vida, porque eran despreciados por su pueblo y por sus dirigentes. Y aun a pesar de tantas Bendiciones, gritaron “CRUCIFÍCALE”.
Fue un dolor inmenso el que causó esa palabra. Era una palabra de traición del pueblo escogido, el pueblo que debió haber sido ejemplo para todos los demás pueblos de la Tierra y traicionó a su Dios, traicionó a su Mesías, traicionó a su Sangre.
Porque se hizo judío, para vivir en el pueblo judío y para el pueblo judío. Para santificarlo y que recuperara la dignidad que su Padre le había dado al escogerlo desde antiguo. Un pueblo que debió haber sido ejemplo de Sabiduría, de Virtud, de Amor, de Ejemplo y se volvió todo lo contrario: pueblo traicionero, pueblo ladrón, pueblo Deicida. Un pueblo que mató a su Salvador, a su Creador, a su Dios.
Por eso, Mis pequeños, Mi Hijo se alegra junto Conmigo, al ver almas como las vuestras que aunque llenas de defectos, de mugre, de miserias, amáis a Mi Hijo de corazón. Caéis, pero volvéis a Él. Le amáis, aun a pesar de vuestros pecados. Aceptáis que se os corrija de vuestros errores y regresáis a Él arrepentidos. Este tipo de almas son las que valen realmente a los Ojos de Nuestro Dios, en su Santísima Trinidad.
Estoy en estos tiempos Mis pequeños, escogida por Nuestro Padre Dios, para ayudar a las almas buenas, a las almas que buscan su santidad, a estrecharse mutuamente con la ayuda de Mi Hijo e iniciar un Nuevo Mundo, con discípulos de Mi Hijo, de Mi Dios.
Os defenderé de las garras de Satanás, juntaré al Pueblo que iniciará una Nueva Generación, alegraré a Mi Hijo y ya no escuchará esa palabra de traición, ya no escuchará “CRUCIFÍCALE”; porque escuchará las palabras de alabanza, salidas de corazones y de labios santos.
Porque los escogidos seréis santificados, para iniciar los Nuevos Cielos y Nuevas Tierras; almas nuevas, purificadas y santificadas por La Sangre del Cordero, Mi Hijo. Agradeced infinitamente a Mi Hijo vuestro Dios, vuestro Creador, vuestro Redentor, la Sabiduría Divina.
AgradecedLe Su Amor hacia vosotros, Su donación, Su Triunfo; que será el triunfo que compartiréis con Él, al iniciar un Nuevo Mundo, una Nueva Generación de almas que aman a Mi Dios, a Mi Señor, a Mi Hijo, a la Santísima Trinidad.
Hijitos Míos, quiero ver en cada uno de vosotros a Mi Pequeño Hijo, Mi Jesús, Mi Dios, Mi Todo.
Estos tiempos de renovación espiritual, serán para eso, Mis pequeños. Invocad continuamente la acción de Mi Esposo, el Santo Espíritu de Dios; para que os lleve a ésos momentos bellos del Nacimiento de Mi Hijo.
Pureza, Santidad, es lo que quiero de vosotros, Mis pequeños; para que Nuestro Padre Dios y Señor, os tenga muy cerca de Su Corazón. Fuisteis creados para servir a Nuestro Dios, en Su Santísima Trinidad.
El estar encarnados y padeciendo el Pecado Original, no os permite entender este Misterio de Amor. Es tanto el Amor de Nuestro Dios, que necesitáis estar transformados para que podáis gozar y entender estas bellezas celestiales.
Es un regalo de Amor de Nuestro Dios el de que fuerais creados, primeramente en alma, en el Reino de los Cielos y luego se os diera el don de la vida, para misionar aquí en la Tierra. Todo esto es un regalo inmenso del Amor de Nuestro Dios.
Fuisteis creados para servir al Amor.
Esta sola frase si la meditarais, os llevaría a un misticismo profundo y bello, del cual no quisierais salir, en días y semanas. SERVIR AL AMOR, servir a Nuestro Dios, servir a Nuestro Creador.
Por eso se os hace difícil pensar como estáis ahora encarnados, de lo que se vive, de lo que se habla en el Reino de los Cielos, que es el Amor. Vuestras capacidades de amar, de vivir el Amor de Nuestro Dios, están ahora limitadas por vuestro cuerpo, cuerpo afectado por el Pecado Original.
Pero cuando vuestra alma deje vuestro cuerpo y se pueda ensanchar a lo que debe ser, es cuando comprenderéis que prácticamente no sabíais nada de lo que es el Amor de Nuestro Dios. Y es cuando gozaréis el amar en plenitud de alma en el Reino de los Cielos.
Agradeced a Nuestro Dios que os haya creado, que os haya dado vida, que os haya dado una misión de amor y que os dé la oportunidad de regresar al Reino de los Cielos, después de haber cumplido vuestra misión de amor.
Y sobre todo, agradecedLe infinitamente que lo podréis adorar eternamente en el Reino de los Cielos.