Amadísimos hijitos Míos, de mi Corazón Inmaculado; os voy a hablar de la Alegría del momento de la Anunciación, Mis pequeños.
Ciertamente fui preparada por la Santísima Trinidad para ser la Madre del Salvador y se Me dio una Creación Especial, Inmaculada, Santa, Bellísima en cuerpo y alma.
Fui creada para ser el medio por el cual Mi Hijo, el Salvador, vendría al Mundo. Mi Ser desde Mi Nacimiento, estaba lleno de Mi Señor. Tantas bellezas, tantas Virtudes, la Llena de Gracia.
Mis pequeños, ¡Cuánto se derramó Mi Señor en Mí! ¡Cuánto Amor!
Y tenía que ser Perfecta por Su Gracia; porque de Mí tenía que nacer el Perfecto, el Santo de los Santos.
Yo, Su Sierva y ahora Su Madre, Le iba a alimentar, ÉL iba a vivir en Mí.
Una madre da vida al hijo de sus entrañas. Pero aquí, era Mi Dios, Mi Creador… El que al Vivir en Mí, Me daba Vida, Me daba Gozo. Un Gozo incomparable, bellísimo, Santísimo.
Yo Le alimentaba en Su Cuerpo, Él Me alimentaba en Mi Alma. Era un éxtasis amoroso, Mi Dios en Mí… Mi Señor, Mi Creador y ahora, el Salvador.
La Promesa del Padre realizándose en Mí, Su Sierva, Su Esclava.
¡Cuánto Amor derramó en Mí, Mi Señor y Mi Dios!
¡Pero qué Regalo tan Grande! De ser quien Le cuidara, Le alimentara, Le enseñara a ser un Pequeño Niño en el Mundo. Y ayudarLe a crecer en humildad, para presentarse después ante los hombres como un Dios-Hombre.
Mis pequeños, ésta vida que Me regaló Nuestro Dios; éste éxtasis de Amor, es un regalo inmenso. No hay nada comparable. Escoger a ésta Su Sierva, para llevar en Su Vientre al Dios Hecho Hombre.
¡Cuánto aprendí de Él! ¡Cuánto gocé de Él! ¡Cuánta Vida Me dio!
Os quiero compartir éste gozo, Mis pequeños y os quiero preparar también, para que vosotros abráis vuestro corazón; para que Mi Hijo, vuestro Dios y Salvador también pueda Vivir en vosotros.
PedídMelo,Mis pequeños, para que Yo os prepare. Para que en éste Aniversario de Su Nacimiento, pueda nacer en vosotros y gocéis los éxtasis de Amor que Yo vuestra Madre, Maestra y Guía, tuve y sigo recordando con tanto Amor.
Estas delicadezas de Nuestro Dios son tan grandes, tan delicadas, que uno pasa toda la eternidad agradeciendo a Nuestro Dios y Creador por Sus Bendiciones.
DejadMe pues, Mis pequeños que os prepare, para que vosotros siendo Mis hijos, podáis gozar también las bellezas con las que Nuestro Dios os quiere regalar.
Y así empecéis a gozar el Cielo en la Tierra, como Yo lo gocé y lo gozaré en cada uno de vosotros, cuando Mi Hijo se Encarne en vuestro corazón.
Yo hijitos Míos, el Rey del Universo. Yo hijitos Míos, el Salvador. Yo hijitos Míos, la Voz del Padre. Yo hijitos Míos, Soy el Amor que he venido a salvaros.
¡Oh! Pobre humanidad, que no entiende que el Camino seguro es el vivir en Mi Corazón.
Todo Un Dios que se hace Hombre para convivir entre los hombres.
Todo Un Dios que Vive, camina, habla, come, hace Milagros entre los hombres; quienes en lugar de encumbrarlo en sus corazones, lo desprecian, lo abofetean y lo matan.
El mayor Regalo que pudo haber hecho Mi Padre a la humanidad y fue despreciado.
Pocos corazones acogieron Mi Venida, Mis enseñanzas, Mi Amor. Pocos corazones apreciaron tal Regalo del Cielo.
El corazón del hombre es tan duro. El pecado ha obscurecido sus mentes, cerrado sus oídos, ha hecho de piedra su corazón.
Hijitos Míos, hermanos Míos, para comprenderme; imaginad por un momento, que vosotros invitáis a muchos niños y personas queridas a vuestra casa, a celebrar vuestro cumpleaños y llegan todos ellos con regalos en las manos. Y vosotros os emocionáis porque los veis a todos reunidos y traen regalos.
Y vosotros, estáis contentos porque es vuestro cumpleaños y os imagináis que todos ellos están pensando en vosotros, porque es vuestro cumpleaños.
Pero de repente, se apartan de vosotros, se van a otro lugar y se empiezan a intercambiar ésos regalos. Los regalos no eran para vosotros, eran para ellos.
Se los intercambiaron y os dejaron abandonados, era vuestro cumpleaños, vosotros los invitasteis, vosotros quisisteis que fueran a celebrar con vosotros ésa alegría de cumplir un año más, pero se olvidaron de vosotros.
Ellos están gozando de la fiesta, que era vuestra fiesta, pero se apartaron e hicieron su propia fiesta y vosotros os quedasteis solos, sin ningún regalo. Nadie se acercó a deciros cosas bonitas, a felicitaros por un año más. Os quedáis tristes porque nadie os recuerda…
Y ellos están contentos, porque tienen un regalo que les dio algún amigo, algún pariente, pero ése regalo no fue para vosotros.
Soy el Niñito Jesús, Soy vuestro Salvador. Y así como Niño, paso año tras año viendo cómo se reúnen en torno Mío aparentemente.
Pero la reunión no es para Mí, es para ellos. Se reúnen con amor fraterno, pero el amor se lo dan entre ellos y no hay nada para Mí.
Se celebra Mi cumpleaños, es una Fiesta Divina, es una Fiesta del Cielo.
Se celebra la Promesa de Mi Padre, de enviar al Salvador para protegeros de Satanás y de todas sus obras; él ya tenía al mundo en tinieblas y Yo vengo como Luz, para alumbrar nuevamente la vida de los hombres y para darles una guía de salvación.
Pero el Mundo os sigue jalando, os sigue apartando de Mí.
Los seres humanos no Me buscan, no Me recuerdan. Quizá pongan algún Nacimiento por ahí, junto a un árbol inmenso.
Un árbol lleno de esferas y de luces, que opaca el recuerdo de la Venida del Salvador a salvar al género humano y para abriros nuevamente las Puertas del Cielo que estaban cerradas por el Pecado Original.
Esto es un acontecimiento Celestial, el Cielo celebra éste acontecimiento tan grande y lo goza inmensamente y lo agradece a Mi Padre, vuestro Padre, vuestro Dios.
Y vosotros, una gran mayoría de hogares, Me dejan abandonado y solamente se reúnen en familia, en vuestra familia. Yo no Soy parte de vuestra familia.
Es triste esto, Mis pequeños, porque mientras el Cielo celebra éste acontecimiento tan grande, un acontecimiento Universal. La gran mayoría de las familias ni Me recuerdan.
Todo se queda en lo humano, en un intercambio de regalos del Mundo y poco hay de lo espiritual entre ellos.
Os pido Mis pequeños, que vosotros os acordéis aunque sea un momentito en ése día, en que Yo vengo al Mundo a traer Luz.
La Luz Divina, la Luz Salvadora, en ése día en que vuestro Salvador, empieza Su Misión para salvar al género humano y para enseñaros nuevamente cómo se debe vivir el Amor que se vive en el Cielo.
Ojalá Me deis algunos minutitos, para que Yo pueda vivir en vuestro corazón aunque sea unos momentos antes de que Me dejéis abandonado; SOLO, en el Pesebre.
Y os vayáis con los vuestros a hacer una fiesta en la que no estoy invitado Yo, vuestro Dios.
Yo Vine al Mundo para mostraros el Amor que se Vive en el Cielo.
Yo, Soy todo Amor. Soy el reflejo del Padre, de vuestro Creador. Y vosotros fuisteis creados también para ser reflejo del Amor de vuestro Dios.
YO SOY EL AMOR ENCARNADO
Y os di toda una Evangelización para que vivierais el Amor y que el Amor se diera en todos los corazones; para que a pesar de la maldad que se vivía y se sigue viviendo, no entrara a vuestro corazón y predominara el amor entre los hombres.
Porque al final, ES EL AMOR EL QUE VENCERÁ.
Con esto Mis pequeños, os quiero advertir hacia dónde os está queriendo llevar Satanás. Lo estáis viendo a través de los medios de comunicación: es la maldad, es la destrucción, es la lucha fraterna.
Pero si os dais cuenta, está la Venganza atrás de todo ello y es maldad por Maldad.
Mi Padre os dice:
¿Dónde estaríais todos vosotros si Yo actuara en venganza con lo que Le hicisteis a Mi Hijo y con lo que hacéis de mal todos los días?
Si Yo os pagara con la misma moneda, con el mal que tenéis en vuestro corazón… No quedarían almas sobre la Tierra.
Me visteis a Mí vuestro Salvador, caminar en el mundo. Y a pesar de los ataques que constantemente tenía de aquellos que se habían vendido a Satanás, no los ataqué con la misma moneda, ni aún a Mis Mismos verdugos.
PUDE HABER ENVIADO A LEGIONES DE ÁNGELES A DESTRUIRLOS… Y no lo hice.
Porque entonces toda Mi Evangelización de Amor se hubiera venido para abajo, no hubiera servido para nada.
Estáis rodeados de Maldad. En éstos momentos, Satanás se ha entronizado en toda la Tierra. Estáis viendo injusticias, estáis viendo muertes, secuestros, maldad fraterna, maldad en muchas formas y en vuestro corazón ¿Qué es lo que está sucediendo?
¿Hay amor o hay maldad?
¿Estáis perdonando a los que están causando el mal y pedís por ellos, por su conversión…?
O ¿Estáis pensando cómo contraatacar con otro mal? Que de ésta forma, no estáis siendo ejemplo de amor. primeramente ante Mí, vuestro Dios… Y luego, por dar un mal ejemplo ante vuestros hermanos.
Se os dio el don de la vida para que fuerais ejemplo de amor y de respeto a otra vida humana, a un hermano vuestro que está en el error, que está enfermo de maldad, que ha sido tomado por Satanás; pero que vosotros en lugar de ayudarle orando por él, poniéndolo en Mi Corazón, para que le salve.
Al contrario, lo hundís más al desear cosas negativas y maldad hacia su persona, hacia su alma. Y de ésta forma, ante Mis Ojos no sois dignos hijos de Dios, ni almas que merezcan entrar al Reino de los Cielos; porque vuestra alma no está actuando en el Amor, sino en el odio y en la venganza.
Meditad esto Mis pequeños, porque Satanás os está llevando a eso, a que no seáis dignos hijos de Dios. porque un alma así, llena de odio y de venganza no puede entrar al Reino de los Cielos.
El ataque de Satanás es muy sutil, se aprovecha de vuestra carnalidad caída en el pecado y no crecida en la virtud. Por eso hay tantas y tantas almas que se pierden…
Y tantas y tantas más, que tienen que pasar mucho tiempo en el Purgatorio, para limpiar ésta sed de maldad y de venganza que ha crecido en vuestro corazón.
Para eso vine Yo, vuestro Dios Encarnado; para enseñaros cómo se debe de pagar a aquellos que os tratan en el mal.
Y es deseando un bien, deseando una conversión, deseándoles su salvación eterna. Sé que eso es difícil para vosotros, caídos en el pecado y con una espiritualidad débil; pero contáis Conmigo, con vuestro Dios y Salvador.
Uníos Conmigo, para que Yo os haga crecer en la virtud, para que Yo Me pueda Encarnar en vosotros y para que podáis salvar a infinidad de almas, que ahora son instrumentos de Satanás.
Yo vine para la salvación de todas las almas y de todos los tiempos. Vine para EncarnarMe en todos.
Para que éste Mundo sea un Mundo de Amor, para que Yo pueda convivir entre los hombres. Pero hombres ya transformados por Mi Gracia, por el Ejemplo que Yo os dejé.
Recordad eso siempre: vosotros solos no podréis alcanzar nunca vuestra salvación.
Satanás es muy fuerte para vosotros, pero YO SOY MUCHO MÁS FUERTE QUE ÉL.
Y si estáis Conmigo, aseguraréis vuestra salvación eterna y la salvación de muchas almas, que para eso vinisteis a la Tierra.
Y UNO DE MIS DOLORES, es que son muy pocas las almas de las cuales Yo recibo agradecimiento ó amor.
Días grandes están por venir, se recuerda el Advenimiento de vuestro Dios y… ¿Qué hace el hombre?
Sólo intercambio de cosas materiales cuando debieran hacer Gran Fiesta por el recuerdo de la Vida de su Salvador, del Nacimiento de su Salvador aquí en la Tierra.
¡Oh! Mis pequeños, ¡Como se ha endurecido el corazón del hombre! Vivís en lo material, vivís para el mundo.
Vuestro corazón, vuestra mente divagan en cosas vacías, necias, malvadas. El corazón del hombre ha sido arrebatado por el Maligno, se vive para la obscuridad, se vive para la maldad.
Se le arrebata al que tiene. Se destruye al que posee… El delincuente encuentra su reino y es protegido por los grandes, éstos grandes, en su afán de poseer el mundo, aplastan al pequeño. Destruyen al que es Mío. Manipulan todos los bienes del mundo para aprisionar al débil. Vuestra vida se ha vuelto un caos.
El Amor, Mi Amor que todo lo vence se le ha hecho a un lado. Las potencias del hombre ahora son ensalzadas. El más fuerte es el que vence. Se le ve débil al que Me ama. Ahora el enfermo de “lepra” es aquel que está Conmigo: Se le aparta, se le persigue, se le destruye.
Los papeles se han cambiado, el que triunfa es el que tiene más maldad en su corazón. Las tinieblas van obscureciendo al mundo; las luces que son los Míos, están siendo apagadas.
Pero no vencerán aún. Mi Vida, aunque sea una pequeña flama casi por extinguirse, dará gran luz en el momento preciso, cuando Yo lo indique. Y así, todo volverá a florecer.
La luz purificará. Las tinieblas serán vencidas. Pero el hombre se tiene que dar cuenta de su error; se tiene que dar cuenta de que las tinieblas lo han llevado a la destrucción espiritual, moral, física. No hay vida si Yo no estoy con el hombre.
El hombre ahora quiere permanecer en la muerte y Yo le permito ésta libertad a pesar del Dolor de Mi Corazón. Yo no puedo detener al hombre a pesar de que lo Amo tanto…
TENGO QUE ESPERAR SU ARREPENTIMIENTO.
TENGO QUE ESPERAR A QUE ESCOJA MI AMOR.
¡Un Dios que se ha dado por completo al hombre y es despreciado de ésta manera!
El hombre ha preferido la maldad, la obscuridad, el pecado antes que a su Dios antes que al Amor, antes que a la Paz que lo va a llevar a producir Cielo en la Tierra.
Mis pequeños, sois Mis hermanos, os invito a hacer familia Conmigo. Os invito a traer el Cielo, como Yo lo traje a la Tierra. Os invito a compartir el Reino que habéis dejado crecer en vuestro corazón y darlo a vuestros hermanos.
Dad, Mis pequeños lo que Yo os he dado. Dad Mis pequeños ese Amor, esa confianza, esa Vida a vuestros hermanos. Hacedles entender y hacedles vivir el Reino, el Reino de vuestro Dios que Yo os vine a traer por mandato del Padre.
Ayudadles a vuestros hermanos a comprender las bellezas de Mi Palabra, de Mis Obras, de Mis Milagros. Todo fue dado para vosotros, para todas las generaciones.
Vividlas, para que se gocen vuestros hermanos al veros vivir el Reino de vuestro Dios aquí en la Tierra, que seáis Emisarios del Amor.
Vivid Conmigo éste Tiempo, el Nacimiento de vuestro Dios, la Misericordia Infinita de vuestro Padre hacia los hombres. Vivid, vivid Conmigo ésta alegría de estar nuevamente en el Pesebre, de estar ya con vosotros en la Tierra.
Apreciad el regalo de vuestro Dios, que por generaciones y generaciones se venía anunciando por los Profetas… Y que por fin se daba en ese momento de la historia.
Gozad infinitamente Mi Presencia en esos momentos en los cuales la Promesa se hacía patente en la Tierra.
Agradeced vosotros mismos y por vuestros hermanos, Mi Venida; la cual anunciaba la Luz nuevamente para el hombre. Que proclamaba el vencimiento del pecado y de la Maldad de Satanás.
Empezaba ya una época de Amor, de libertad y de Gloria para la humanidad.
Dejad que vuestro corazón se llene de ese gozo infinito que tuvieron los mismos Ángeles al ir a adorarMe en el Pesebre. Acompañad con vuestra mente, con vuestro corazón a esa gente sencilla; a esos pastores que Yo escogí para que fueran los primeros en ver a su Salvador.
Vosotros, a los que he escogido de entre el mundo; a los sencillos, a los obedientes, a los que han dado su “fiat” de amor, acercaos. Venid aquí ante el Pesebre y ved ahí la Obra de vuestro Dios. El Regalo Inmenso, Infinito de vuestro Dios al concederos a Su Propio Hijo.
Por fin llegaba la plenitud de los Tiempos y Yo coronaba esa plenitud, el Regalo de vuestro Dios.
Dejad que Mi Santo Espíritu de Amor os haga entender éste Misterio de Amor, éste Regalo Infinito de vuestro Dios. Apartaos del mundo en éste Tiempo…
Vivid los gozos del Cielo como Mi Misma Madre los Vivió en total donación a Mi Padre, cuidando a Su Hijo: a Su Dios y a Su Salvador.
Os pido que seáis Mi padre. Os pido que seáis Mi madre en la Tierra. OS PIDO QUE SEÁIS MI FAMILIA.
Sois Mis hermanos. CuidadMe, protegedMe, alimentadMe, llevadMe a todos aquellos que necesiten conocerme; para que también se arrodillen ante Mí con humildad y sencillez…
Y agradezcan a Mi Padre, vuestro Padre y vuestro Dios; Sus Bondades y el Regalo que os dio con Mi presencia en la Tierra. Enamorad a vuestros hermanos con el amor que debe existir en vuestro corazón, con ese santo agradecimiento de Mi Vida entre vosotros.
GozadMe, adoradMe, agradecedMe, que Yo Me sigo dando por cada uno de vosotros. Yo Me sigo ofreciendo por cada uno de vosotros. Yo os sigo educando. Yo velo por cada uno de vosotros.
Estoy Vivo entre vosotros y en vosotros; no Me cambiéis por el mundo. No Me cambiéis por un regalo que solamente será un compromiso ante vuestros hermanos.
No olvidéis esta Fiesta Santa, por solamente un intercambio material, de compromiso con vuestros hermanos.
Soy Yo vuestro Dios Al que debéis recordar, Soy Yo vuestro Dios el que vine a Salvaros y a daros todos los regalos del Cielo. Soy Yo vuestro Dios el que ahora os da Vida y os la dará eternamente. El compromiso es Conmigo, no con el mundo.
Gozad, os pido nuevamente gozad éste Tiempo, así como lo gozaron todos aquellos que sintieron en su corazón por Obra del Espíritu Santo, Quién Es el que Venía en el Vientre de Su Madre, la Siempre Virgen María.
AGRADECED A MI MADRE SU DONACIÓN, Sus Dolores por vosotros.
Dejad que Ella os lleve hasta ese Rinconcito, un Rinconcito de la Tierra que fue el Trono de vuestro Dios. Id hacia ese lugar con vuestro corazón, acompañad a Mi Madre, a Mi padre José. Acompañadlos en esa adoración de corazón ante su Dios.
Gozad, gozad y ayudad a vuestros hermanos a entender esta Belleza Celestial.
Veis señales a vuestro alrededor profetizadas, como la maldad del hombre que os está llevando a la destrucción como al pueblo de Sodoma y Gomorra. Éstos pueblos que apartaron también el amor de su corazón. Estáis así ahora Mis pequeños, destruyendo el amor y las bondades que se os dieron en vuestro corazón y pedís una señal.
La mayor señal se os dio ya hace más de dos mil años en ese Pesebre, el Salvador con vosotros…
Y la humanidad lo sigue negando a pesar de los Milagros que se hicieron. A pesar de las Enseñanzas que os di. Y sigue pidiendo la humanidad una señal.
La señal más grande, la señal más bella, tener a vuestro Dios entre vosotros: el hombre la despreció y la sigue despreciando.
Mis pequeños no busquéis señales. No os distraigáis en las cosas que tienen que pasar, tomad para vuestro corazón la señal que ya se os dio y esa señal os abrirá todos los caminos, será Luz en vuestra vida, vuestro Dios con vosotros.
La Señal de la Salvación del hombre, ésa es la que debéis apreciar, gozar y agradecer.
Quedo con vosotros Mis pequeños, quedo con el mundo, quedo con todos aquellos que han abierto el corazón a su Dios. Gracias, Mis pequeños.