CIENTIFICOS JAPONESES ALERTAN DE GIGANTESCO TERREMOTO QUE ESTARIA POR GOLPEAR JAPON.
En Mayo de 2013 el Consejo de Gestión de Desastres de Japón ha instado al Gobierno a tomar medidas de precaución para protegerse ante un gigantesco terremoto que estaría por llegar y afectaría un extenso territorio del país, informan los medios locales. – fuente RT noticias
En el inicio de 2015 hemos sido alertados de forma muy explícita en un mensaje que Jesús le diera a Luz de María diciendo: Amados, “La mayor parte del Japón quedará bajo el mar” 19.01.2015
En el informe, que fue presentado por el grupo, advierte que la comida y el agua deben ser almacenados en las áreas que podrían ser afectadas por el gran sismo que según pronostican, sacudiría la región de la Fosa de Nankai. Una franja que se extiende a lo largo del fondo del mar desde el centro hasta el oeste de Japón frente a la costa del Pacífico.
Estos científicos habían estimado que 320.000 personas podrían morir, en el peor de los casos; si un terremoto y un tsunami se producen a lo largo de la Fosa de Nankai.
Inquietante precedente
El informe puede ser de gran importancia para las autoridades japonesas teniendo en cuenta que el 11 de marzo de 2011 un inesperado terremoto de magnitud 9 en la escala de Richter sacudió el noreste de Japón. Como consecuencia, se produjo un gigantesco tsunami que superó todas las predicciones de los científicos: la altura de las olas superó los 15 metros.
El desastre también provocó el colapso de la central nuclear de Fukushima, produciendo una fuga radioactiva sin precedente en la historia, con consecuencias a nivel planetario impredecibles aún…
La catástrofe dejó más de 18.000 muertos, miles de desaparecidos y alrededor de 380.000 edificios destruidos.
Cabe recordar que el devastador terremoto y tsunami de marzo de 2011 seguido por la tragedia de Fukushima, fueron anunciados insistentemente y repetidamente durante muchos meses a través de los mensajes que Luz de María reciebiera de Jesús y la Santísima Virgen. [publicado en mensajes 2009 – 2010]
A partir de este lamentable hecho del 2011 los mensajes volvieron a referirse a una nueva tragedia para Japón, dejando entrever un futuro de consecuencias verdaderamente apocalípticas que afectarían a todo el planeta. Y esto es factible si consideramos que este territorio posee 43 reactores nucleares, agrupados en 17 centrales nucleares; mas los depósitos de residuos altamente radiaoctivos.
MAS DE 100 LLAMADOS DE ADVERTENCIA
DESDE 2012 A LA FECHA
COMPENDIO
Nuestro Señor Jesucristo a luz de María
YA es el instante de los instantes en el que clamo oración nuevamente por Japón que sufrirá.
Oren por Japón, llegará el dolor.
Hijos, oren por Japón, oren por estos sus hermanos.
Oren amados Míos, oren por este Pueblo amado Mío de Japón, que nuevamente sufrirá en gran medida.
Únanse e intercedan por: Japón. Oren, padecerá.
Les insto a orar por Mi amado Japón.
Les invito una vez más a orar por Japón, ya que padecerá nuevamente.
Oren por Japón, llorará.
LAS CALAMIDADES NO SE HARÁN ESPERAR SOBRE LA TIERRA.
Esta generación se encuentra al borde del precipicio, debido a que la Naturaleza ha despertado en su totalidad; para purificarse a sí misma ante el nauseabundo pecado que la humanidad ha depositado sobre Ella. Eventos antes no vistos serán asombro del hombre impío, que no ha acatado Mi Palabra.
LOS QUE ME CONOCEN ESPERAN LOS ACONTECIMIENTOS COMO MUESTRA DE MI CERCANÍA Y DE MI SEGUNDA VENIDA.
Oren amados Míos, por Japón, sufrirá.
Oren por Japón, padecerá y esparcirá un gran dolor a la humanidad. Ora, Pueblo Mío, ora por Japón, contamina la Tierra.
Amados hijos, oren por Japón, nuevamente será estremecido y un tsunami azotará.
La peste ha sido desatada, negada y escondida por quienes son responsables de la misma. Oren por Japón.
Ora, Pueblo Mío, ora por Japón, verterá nuevamente el veneno letal sobre la humanidad.
Oren por Japón se estremecerá con fuerza.
Amados, oren por Japón, será instrumento de desunión y dolor para la humanidad.
Oren amados Míos, Mi Misericordia solicita oración por Japón, se estremecerá la tierra.
Oren por Japón, su tierra será duramente estremecida.
Les invito a orar por Japón, el dolor asoma grandemente.
Oren por Japón, causará gran angustia a toda la humanidad.
El Gran Caín (la radioactividad) de esta generación se levantó silencioso en medio de la ignorancia de los hombres.
Oren, este gran Caín traerá nuevamente el dolor al hombre, oren por Japón.
Les invito a orar por Japón, llevará a padecer a la humanidad.
Les invito a orar por Mi amado Pueblo de Japón, padecerá nuevamente con la fuerza implacable de la Naturaleza.
Oren, la Tierra se estremecerá fuertemente. Oren por Japón.
Amados, “La mayor parte del Japón quedará bajo el mar”. Hijos, oren por Japón, la Naturaleza le tocará con severidad.
Oren, hijos Míos. Oren por Japón, padecerá el estremecerse de la tierra, esparciendo la contaminación hacia el mundo.
Oren, hijos Míos por Japón, continuará esparciendo el dolor a través de la energía atómica, FLAGELO DE TODA LA HUMANIDAD.
Oren fuertemente por Japón, continuará siendo fuente de contaminación para toda la humanidad.
Oren, hijos amados, oren por Japón, continuará contaminando a la humanidad, antes de que parte de ese territorio sea llevado por el mar. Japón traerá nuevamente gran calamidad a la humanidad.
Oren, es importante que oren por Japón. Es importante que sean conscientes de que la energía nuclear es el Herodes de este instante.
Oren hijos, oren por Japón. La energía atómica se eleva, llevando a sufrir al hombre y contaminando el Planeta.
La Tierra continuará estremeciéndose con fuerza, llevando gran parte del territorio de Japón a perecer en el mar, junto a otras poblaciones costeras.
LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
La Naturaleza incontenible representa en este instante un peligro para el hombre que la invadió sin piedad. Los países poseedores de plantas de energía nuclear mantienen una doble amenaza ante la tierra que desde ya está siendo sometida a una fuerte y bien sabida escala de acontecimientos naturales. A un embate de efectos naturales, sin dejar de lado el peligro inminente que representa Japón. Padecerá duramente. Oren por Japón, contamina la Tierra. La naturaleza ha dejado de lado la tregua. Oren por Japón.
LOS SANTOS ARCÁNGELES A LUZ DE MARÍA
Oren, amados Míos, por Japón; no le olviden en sus oraciones. Será causa de dolor y lamento para la humanidad.
http://revelacionesmarianas.com/
TERREMOTO Y CRISIS NUCLEAR EN JAPÓN
LAS SECUELAS DE FUKUSHIMA, CINCO AÑOS DESPUÉS DE LA CATÁSTROFE
MAKIKO SEGAWA
Koriyama Japón
07/03/2016 02:50
«Cuando ocurrió el desastre, no pude abandonar la ciudad. Ahora me preocupan las hemorragias nasales de mi hija. Se le ha diagnosticado un quiste cervical en la garganta. Cuando llora, le duele tanto que no puede respirar bien». Makiko, la madre de una niña de seis años, se desespera al relatar los problemas de salud que sigue padeciendo su hija en Koriyama; una ciudad 50 kilómetros al sur de la central nuclear de Fukushima.
El testimonio de Makiko es tan sólo uno de los muchos que escucha todos los días Naoya Kawakami, un sacerdote de la Iglesia Unida de Cristo de Japón que ha creado una ONG en Koriyama para dar apoyo económico y psicológico a las madres con hijos afectados por la secuelas de la catástrofe nuclear. Cinco años después del tsunami que arrasó la central de Fukushima, Kawakami ha documentado los casos de unos 600 niños que han sufrido y continúan padeciendo los espeluznantes efectos de la radiactividad: cáncer de tiroides, hemorragias nasales, dolores de cabeza, erupciones cutáneas, ojos hundidos, heces negras…
Una mañana del pasado mes de febrero, esta periodista acompañó a Kawakami mientras atendía a un grupo de las llamadas Madres de Fukushima, (3a in Koriyama). Una pequeña sala de apenas 10 tatamis, llena de juguetes de madera y un pequeño piano, en la que se oía la voz suave y tranquila del pastor, un hombre de poco más de 40 años. Frente a él había sentadas cinco o seis mujeres de edades comprendidas entre los treinta y pocos y los cuarenta y muchos, a las que se les relajaba la expresión del rostro oyendo lo que les decía Kawakami. Todas ellas parecían petrificadas y tensas: un reflejo natural de cinco años de penurias y sufrimientos.
«Cuando sucedió el accidente, mi hijo formaba parte de una banda de música después del colegio. Sufrió una hemorragia nasal tan terrible que gastó una caja entera de pañuelos de papel. Ahora, cuando se va al colegio andando, le sangra la nariz. Las hemorragias nasales son tan intensas que le he pedido que abandone la banda de música», se lamenta Makiko, madre de un niño de 13 años en Koriyama. «Desde 2012, mi hija mayor empezó a sufrir una extraña enfermedad de la piel, se le vuelve de color rojo y morado. Le duele y le escuece al mismo tiempo. Aparece y desaparece», relata por su parte Yukie, madre de otra niña de seis años.
Cada vez que una de estas mujeres explica la historia de sus hijos, las lágrimas ruedan por sus mejillas. Lágrimas que han sido contenidas y reprimidas durante mucho tiempo, pero que gracias al alivio que les proporciona estar frente al pastor; caen silenciosamente, sin hacer ruido. «Durante el desastre, mi marido no me permitió abandonar la ciudad con mi hija. Ahora mi hija tiene un quiste y yo tengo un quiste y un tumor en la tiroides», cuenta Yuko, madre de una niña de ocho años.
Incidencia elevada de cáncer en niños
El pastor Naoya Kawakami atiende a varias ‘madres de Fukushima’ en su ONG de Koriyama. MAKIKO SEGAWA
Entre todas las ciudades de la prefectura de Fukushima, Koriyama alberga la mayor población de niños con cáncer de tiroides confirmado y de casos sospechosos, según los resultados del primer y segundo estudio oficial de seguimiento de la función tiroidea realizados en 2014 y 2015. Cada año la Universidad Médica de Fukushima estudia la incidencia de cáncer de tiroides en distintos municipios. Y a finales del pasado mes de diciembre, se detectaron 16 nuevos casos confirmados en Koriyama, lo cual eleva a 115 la cifra total de niños afectados. Estos enfermos tenían edades comprendidas entre los seis y los 18 años cuando sucedió la catástrofe.
Así lo comunicaron el pasado 15 de febrero la universidad y el propio Gobierno regional de la prefectura de Fukushima, en una conferencia pública convocada por el Comité de Estudio de Salud de la prefectura para presentar los resultados de los últimos análisis. Sin embargo, las autoridades rechazan un vínculo entre el accidente nuclear y la incidencia de cáncer. De hecho, Hokuto Hoshi, presidente del Comité; aseguró tras presentar los datos del informe que «en estos momentos es impensable relacionar la radiación con los casos de cáncer de tiroides».
A la conferencia del pasado 15 de febrero, asistieron unas 60 familias afectadas, pero, una vez más, se sintieron ninguneadas por las autoridades. «Durante la conferencia, a las madres de Fukushima no se nos permitió plantear ni una sola pregunta a los médicos; solamente gozaron de ese derecho los principales medios de comunicación de Japón afines al Gobierno. ¡El Gobierno y los medios japoneses nos ignoran y nos humillan!», exclamó absolutamente indignada tras la conferencia Sachiko Sato, de 64 años, madre de cinco hijos y residente en Fukushima.
Tras el accidente, Sachiko decidió evacuar a sus hijos, a excepción del mayor, de 25 años, a la prefectura de Yamagata, a 160 kilómetros de Fukushima. Hasta el 11 de marzo vivía en una granja orgánica autosuficiente de Kawamata, una zona de montaña a 40 kilómetros. Pero, debido al miedo a la radiactividad, la dejó y ahora dirige una ONG dedicada a personas con minusvalías psíquicas en la misma ciudad.
El desamparo de las madres
El desamparo de las madres de Fukushima es total, ya que las autoridades nunca han escuchado sus voces y oficialmente las consideran inexistentes o irrelevantes. «Su situación es extraordinariamente abrumadora. Les hacen creer que nadie les ayudará», se lamenta el pastor Kawakami, quien empezó a dar apoyo a estas mujeres seis meses después de la catástrofe, en septiembre de 2011. «He llegado a escuchar a un alto cargo del Gobierno local recriminarle muy enfadado a una de estas mujeres con estas palabras: ‘¡A tu hijo le ha vencido la radiación porque tú, su madre, te preocupas demasiado!’».
La ciudad de Koriyama es un importante centro de negocios de la región, con unos 340.000 habitantes en la actualidad. La buena evolución del sector químico de los últimos cinco años y la fanfarria oficial de la «Campaña de reconstrucción de Fukushima» impulsada por el Gobierno han hecho que, desde febrero de 2015, regresaran a la ciudad unos 6.600 habitantes. También es la ciudad que alberga la mayor cantidad de gente enviada por las empresas desde Tokio, porque aquí se concentran muchas fábricas y delegaciones de las principales empresas japonesas.
El tren bala, o Shinkansen, apenas tarda una hora en llegar desde la estación central de Tokio. A simple vista no hay nada que la distinga de otras ciudades del área metropolitana de Tokio, con sus edificios modernos, sus tiendas vanguardistas y sus grandes avenidas. Ante la visión de la ciudad, a todo el mundo se le olvida la radiactividad y el hecho importante de que es la ciudad japonesa con mayor incidencia de cáncer de tiroides.
MAKIKO SEGAWA
El día que visitamos Koriyama, el titular de portada del viernes del periódico local, el Fukushima Minpo, rezaba: «Sonríe ante el florecimiento de Fukushima. Sonríe ante a»… En artículos de dos páginas se daba información sobre todo tipo de actividades relacionadas con la alimentación y el mundo gourmet de todas las ciudades de la prefectura. Sobre Koriyama decía: «Festival del florecimiento pleno de la deliciosa ciudad de Koriyama».
«¡Este artículo no tiene perdón! ¡Es inaceptable!», denunciaba furiosa Tokiko Noguchi, una madre de 51 años a cuyo hijo mayor, que ahora tiene 11 años, se le cayó todo el pelo al principio del desastre nuclear. Pero el hecho es que la mayor parte de los medios de comunicación japoneses defienden la versión oficial del Gobierno, según la cual no se ha demostrado ningún vínculo entre la elevada incidencia de cáncer y la catástrofe nuclear.
El extraño suicidio de un periodista
Uno de los pocos periodistas japoneses que sí intentó investigar la verdad sobre los niños afectados por el desastre de Fukushima fue Maki Iwaji, de la cadena de televisión Asahi. Su trabajo, sin embargo, fue interrumpido tras su muerte, supuestamente por suicidio al inhalar humo de carbón en su casa.
Maki fue el primer periodista de la televisión japonesa que consiguió emitir un vídeo de una entrevista con una madre cuyos hijos tenían cáncer de tiroides. Las madres de la ciudad de Koriyama, como Tokiko, recuerdan con cariño a Maki por su carácter cálido y sincero: «Era un periodista brillante, cálido, honesto y un hombre encantador.
Estaba intentando identificar a un niño con cáncer de tiroides que entonces tenía seis años, hablando con la junta directiva de su colegio y visitando el propio centro escolar. Pero me dijo que los directivos del colegio negaron su existencia con la excusa de que ‘No tenemos ningún niño que haya sido operado de amígdalas’».
Muchas de las madres que acuden a la ONG del pastor Kawakami tienen empleos a tiempo parcial o son amas de casa. A diario van a comprar verduras, agua y arroz de fuera de Fukushima por miedo a la radiactividad, e invierten una cantidad enorme de energía para afrontar las críticas que lanzan contra ellas sus vecinos e incluso sus propias familias. Hay que tener en cuenta que las escuelas de Fukushima están empezando a consumir verduras y arroz de la región con el eslogan de «Comamos comida local».
Pero cuanto más intensamente se dedican las madres a defender a sus hijos, mayor presión y rechazo han de soportar, especialmente de sus maridos y parientes más cercanos. De hecho, la mayoría de estas mujeres confiesa que la relación de pareja con sus maridos ha empeorado; cuanto más hablan de sus miedos y preocupaciones, más aumentan las fricciones con sus cónyuges.
Conflictos matrimoniales
Manifestación en Tokio contra la inacción del Gobierno en la protección de los niños afectados por el desastre, el pasado 5 de marzo. AFP
«Mi marido no me ayuda. Es el tipo de hombre que cree y cumple a ciegas lo que dicen el Gobierno y los medios de comunicación japoneses. No importa con qué intensidad intenten convencerle los demás con hechos, no cree ni lo que él mismo ve y comprende con sus cinco sentidos. Es tan duro, tan tozudo. Envidio a mi amiga que se pudo marchar junto con su marido. Su marido entiende el miedo de su mujer y aceptó emigrar, aunque se acabasen de comprar un piso nuevo en la ciudad», se queja Yuko Muroi, de 41 años.
No sólo Yuko, sino casi todas las demás madres también explicaban al pastor entre sollozos el deterioro de la relación con sus maridos a causa del conflicto sobre cómo tratar a los niños en las zonas como Koriyama, afectadas por la radiactividad.
«He sido testigo de muchos, muchos casos de parejas que tienen gran cantidad de problemas matrimoniales desde el desastre. Parece que existe una gran diferencia mental entre maridos y mujeres. Algunos de ellos incluso han acabado en divorcio», relata Kawakami con ojos tristes.
«Como ejemplo de esto último», recuerda el pastor, «hace poco una de estas mujeres me dijo: ‘Pastor, finalmente he tomado la decisión de divorciarme a causa de los comentarios de mi marido’. Me dijo que su esposo, incluso teniendo ante sus ojos a su hijo con una hemorragia nasal tan intensa que perdió el conocimiento y cayó al suelo, le dijo ‘Nada, nada, no es a causa de la radiactividad’».
Pero muchas de las madres optan por quedarse con sus maridos porque no se atreven a divorciarse, a pesar de que temen por la salud de sus hijos.
Yuko, que tiene una niña de ocho años con problemas de desarrollo, nunca olvidará lo que le dijo su esposo cuando ella le manifestó su deseo de irse a vivir a otra ciudad después de la explosión de Fukushima: «Si quieres, márchate, vete tú sola, la niña se queda aquí». Con lágrimas en los ojos, Yuko admite que, cinco años después, ha abandonado la idea de cambiar de ciudad y asegura: «Si pudiera divorciarme, lo haría. Pero no puedo, si me mudo a un lugar extraño, sola con mi hija disminuida, no creo que pudiera sobrevivir».
Ni el Gobierno ni la compañía Tepco, responsable de la central de Fukushima, ofrecen ningún tipo de indemnización a las mujeres que quieren marcharse de la zona, porque no existe ningún daño por radiactividad obvio y visible como en las poblaciones situadas en el círculo de 20 kilómetros de la planta accidentada.
Las madres de Fukushima no tienen nada en lo que apoyarse, salvo la pequeña ayuda que les ofrecen los grupos de voluntarios como Kawakami. «Hoy en día“, se lamenta el pastor, “no importa la cantidad de ruido que hagan estas pobres mujeres. Por mucho que griten ‘a mi hijo le sangra la nariz’, la gente las ignora, diciendo: ‘¿Y qué?’»
Fuente: http://www.elmundo.es/ciencia.html