Hijitos Míos, Mis pequeños, vosotros Me seguís queriendo ver como el Dios del Antiguo Testamento; el Dios Vengador, el Dios de los Ejércitos, el Dios Temible al que no se le podía ver de frente sin morir.
Mis pequeños, al mandaros Yo a Mi Hijo Jesucristo, fue para haceros ver que Yo Soy Todo Amor.
Que el Dios del Antiguo Testamento, había sido el Dios del pueblo de cerviz dura, el pueblo pecador, el pueblo que a pesar de tenerMe como Dios, momento a momento Me daba la espalda. Me traicionaba por otros dioses, Me hacía a un lado… Y cuando le iba mal, arrepentido volvía a Mí.
Mis pequeños, Mi Hijo se dio por todos vosotros. Os dio toda una Evangelización de Amor, para que conocierais realmente quien Soy Yo, vuestro Dios en Mi Santísima Trinidad. El Dios de Amor que está esperando a que su Pueblo regrese a Él; para consentirle, para amarle, para protegerle, para perfeccionarle.
Sí, Yo a través de Mi Hijo os mostré ésa faceta, la del Amor, la del Perdón, la de la Redención, que tanto le costó a Mi Hijo. Pero vosotros Mi pueblo, vosotros Mis hijos, vosotros sois los que os mantenéis en el Antiguo Testamento.
Seguís siendo el pueblo de cerviz dura, el pueblo que traiciona a su Dios, el pueblo que no quiere escuchar Mi Amor, Mis advertencias.
Advertencias que os tengo que dar cuando veo que os desviáis, pero ni aún a ellas escucháis. Hacéis a un lado todo lo que se os da para que reforméis vuestra vida y caminéis nuevamente por caminos rectos de Luz, de Amor, de crecimiento espiritual. Para una renovación de todos vosotros, del Pueblo que fue salvado con La Sangre de Mi Hijo.
Seguís siendo ése pueblo de cerviz dura que prefiere a otros dioses ó se prefiere a sí mismo y Me hacen a un lado. No queréis tenerMe como Dios, a pesar de que en Mi Amor, Yo os quiero llevar a ésa perfección a la que fuisteis creados y que se perdió por el Pecado.
Que recuperó Mi Hijo por vosotros y que os la enseñó para que la ganarais siguiendo Sus Pasos. ¡Pero no! Mis pequeños… Queréis seguir siendo ése pueblo que Me traiciona y quiere hacer su voluntad y no la Mía.
Estudiad las Escrituras, Mis pequeños y veréis que cada vez que Mi pueblo se apartaba de Mí, grandes calamidades le sobrevenían.
Mis pequeños, ¿En qué forma tengo que hablaros, para que podáis entender que os Amo y que quiero vuestra perfección en el Amor? ¿Tenéis que esperar hasta los desastres ya anunciados y no hacéis nada por evitarlos, cambiando la forma de vuestra vida? ¿Tenéis que sufrir, para poder arrepentiros?
Os he dado el camino fácil, a través de vuestro cambio personal, conociendo la historia. Pero no queréis hacerle caso a la historia. Que ella os enseña mucho, para que podáis vivir.
¿Queréis sufrir y así daros cuenta que Mis Palabras, Mis Profecías, Mis advertencias eran ciertas?
Entended Mis pequeños y cambiad vuestra vida antes de que sea tarde. La Espada de la Justicia está pronta por caer, a toda la Tierra, si no entendéis. (Satanás lo provoca y el hombre lo secunda)
Cambiad vuestra forma de vida, enmendad el camino. Sed como el pueblo de Nínive, que entendió al Profeta Jonás y obtuvieron el perdón de sus pecados.
O ¿Queréis ser el pueblo de Sodoma y Gomorra? Que no entendieron, tuvieron las advertencias de los profetas y no quisieron entender
¿Qué queréis, Mis pequeños? Soy vuestro Dios, Soy vuestro Padre, Yo os creé. Todo Mi Amor he derramado por vosotros. Quiero lo mejor para vosotros, pues sois Mis hijos; pero vosotros en vuestro libre albedrío, vais por el camino errado y no queréis rectificarlo.
Seguiré, seguiré avisándoos. Os seguiré consintiendo ¿Merecéis ése consentimiento, Mis pequeños? La Justicia tendrá que llegar. Pero ¿Será aminorada por vuestras obras buenas y vuestro arrepentimiento?
Ésta será vuestra tarea, Mis pequeños. EL SUFRIMIENTO DE LA PURIFICACIÓN SE PUEDE AMINORAR O ANULAR, dependiendo de vosotros.
Yo estoy con vosotros, nunca Me apartaré de vuestra vida. Pero vuestra traición y vuestro mal proceder pueden acarrearos grandes males. Eso ya depende de vosotros, Mis pequeños.
Gracias por escucharMe y ojalá éstas Palabras lleguen a lo más profundo de vuestro corazón.
Hijitos Míos, en las Escrituras podéis leer el pasaje en el cuál le digo al Apóstol San Pablo: “Mi Gracia te basta” (2 Corintios 12, 9-10) Y esto se lo decía Yo, vuestro Dios Jesucristo, Dios Encarnado; para que entendiera que estando Conmigo, siguiendo Mis Pasos, los ataques de Satanás perdían su fuerza.
Todos vosotros que estáis trabajando para Mí, para Mi Padre, tendréis continuamente los ataques de Satanás. Pero entended, os vuelvo a repetir que las fuerzas de Satanás, en presencia de las Fuerzas Nuestras en la Trinidad, son nada Mis pequeños. Son viento suave que choca contra una muralla fortísima, que es Nuestro Poder.
Las fuerzas de Satanás no pueden contra las fuerzas Divinas. Si vosotros os revestís con las Fuerzas Divinas y esto es, dejándoNos Vivir en vosotros; Satanás no puede hacer nada contra vosotros.
Es un viento suave que chocará contra vosotros, Muralla de Gracia, Muralla de Bendiciones, Muralla de Amor.
Ciertamente el mal llega a atacar a vuestros hermanos y hace grandes estragos en algunas almas, porque éstas se han desprovisto de toda Gracia. Viven en el pecado, en el pecado mortal, el cual no permite que la Gracia Divina entre a ayudarles.
El pecado mortal es vuestra perdición Mis pequeños, os debilitáis por su causa. El pecado mortal, realmente es así porque morís a la Gracia, vosotros mismos la rechazáis. No queréis que vuestro Dios actúe en vosotros, no queréis que vuestro Dios Viva en vosotros; no queréis que vuestro Dios os aconseje, os instruya, os lleve por el camino del bien.
Si vosotros mismos camináis por caminos obscuros, os podéis imaginar qué os puede pasar. El ladrón protegido por las sombras, fácilmente os puede atacar y destruir. O al menos, quitaros vuestros bienes.
Entended esto Mis pequeños, si vosotros mismos os ponéis en el camino de Satanás y todas las armas que Nosotros os damos para que podáis luchar contra su fuerza, no las queréis tomar; vosotros mismos os presentaréis ante él como corderos para que os degüelle. Sois su presa, os estáis dando al Mal como sacrificio y que de nada os servirá.
En cambio, si os mantenéis en la Gracia, si hacéis que el Amor proteja vuestra vida y os dé todos ésos parámetros por los cuáles vosotros debéis guiaros y debéis ayudar a vuestros hermanos, para que caminen por caminos rectos y seguros; entonces os estaréis protegiendo y los estaréis protegiendo. Y haréis una familia con la Celestial que os protegerá.
Vosotros mismos os atraéis los males cuando os apartáis de Mí. La muerte os está acechando continuamente, Mi Gracia os levanta, os hace ver la realidad en éstos tiempos de obscuridad.
Estáis viendo los desastres, guerras, corrupción, maldad que os rodea y precisamente por no estar en Gracia, por no estar en íntima comunicación Conmigo, con vuestro Dios, se os hacen normales éstas cosas y decís que todo es cíclico. Y que todo tiene que pasar y dais explicaciones científicas a los acontecimientos que os rodean, cuando realmente ya se salieron de toda naturalidad.
Lo que está sucediendo a vuestro alrededor son los Castigos de la Purificación que habéis atraído por haberos apartado de Mí, vuestro Dios y se irán acrecentando y se irán sucediendo más rápidamente, si vosotros no entendéis todo esto que os estoy diciendo.
Si Yo Me he tomado éste detalle de venir a avisaros alrededor de la Tierra de lo que está sucediendo y sucederá, es porque os amo, Mis pequeños. Podéis ver en las Sagradas Escrituras, que Yo vuestro Dios, siempre aviso a Mi pueblo, que sois todos vosotros, de los cambios que se puedan suceder, si vosotros no entendéis que debéis manteneros en salud espiritual.
Esto lo permito, no lo envío Yo, Mis pequeños. Lo permito para que podáis entender que sin Mí, vuestro Dios no podéis vivir.
Cuando entendáis Mis pequeños, de corazón, que todo lo que Yo os he dado, es para vuestro bien y lo sigáis de corazón, no por obligación; entonces habrá un cambio grande, benéfico, para todos vosotros alrededor de la Tierra.
Entended que estos son tiempos de gran donación, de dolor, de sacrificio, de amor, para que unos se den por otros, como Mi Hijo se dio por vosotros. (Una manera práctica de hacer esto es invocar a San José y pedirle su ayuda para que nos enseñe a aceptar nuestro sufrimiento y OFRECERLO con amor y alegría, unido a los Méritos de Jesucristo)
Entended que la vida real, es la vida en la Gracia. No os estáis alimentando correctamente, Mis pequeños. No estáis creciendo, os estáis dejando llevar por las fuerzas de Satanás, que se os hacen más fáciles y llevaderas; pero que después os causarán una terrible confusión interior y que ojalá os llevara al arrepentimiento de vuestros actos.
Orad Mis pequeños, para que la Luz del Espíritu Santo, os lleve hacia la Verdad, os indique el camino correcto. Éstos son tiempos de Cuaresma; tiempo que se os da de Gracia, para que podáis seguir Sus Pasos. Acompañadle, dejadle que Viva en vosotros, que os tome de la mano, que os aconseje y podáis reformar vuestra vida.
No despreciéis el tiempo de Gracia que se os da, porque después será tiempo de Dolor si no enmendáis el camino.
Mis pequeños, Yo vuestro Dios había escogido al pueblo judío y a través del Pacto que firmamos de corazón, en el cual ellos serían Mi pueblo y Yo sería su Dios, fui soportando sus traiciones a través de los años.
Les mando a Mi Hijo y traicionan a Mi Hijo, al Dios Encarnado. Y por ello perdieron la Primogenitura y todas las Bendiciones que tenían que llegar a la Tierra a través del Pueblo Judío; porque ellos iban a ser portadores de Mi Sabiduría, ésta pasa a la humanidad entera.
Todos vosotros, seguidores de Mi Hijo, seguidores de Su Palabra, que es Mi Palabra, que es Mi Amor, sois ahora Mi Pueblo Escogido, la Primogenitura es para todos vosotros; pero con ello también tenéis las obligaciones de la Ley Divina.
Los Diez Mandamientos que Yo le di a Mi hijo Moisés, que eran para el pueblo judío; ahora son las Tablas de la Ley para la humanidad entera.
Aquéllos que son Mi pueblo ahora, Mis bendiciones como Dios son para vosotros, Mis Promesas del Antiguo y Nuevo Testamento, son para todos vosotros. Pero os vuelvo a repetir: las obligaciones que Yo también le di al pueblo judío, primeramente a través de los Profetas y por último con Mi Hijo, son obligaciones para vuestra perfección.
Sois Mi pueblo, Soy vuestro Dios, pero ¿Os comportáis realmente como el pueblo escogido, Mis pequeños? Yo os he pasado la Primogenitura, porque el pueblo judío la rechazó; pero no os estáis comportando todos vosotros como pueblo escogido, ni habéis agradecido ésta Bendición tampoco.
Entrad en vuestro corazón y preguntaos vosotros mismos, ¿Qué estáis haciendo por vuestro Dios?, ¿Qué estáis haciendo con la vida que os concedí para amarMe y para amar a vuestros hermanos? ¿Qué es lo que os dijo Mi Hijo? Que la Ley se podía resumir solamente en dos Mandamientos: amarMe con todo vuestro corazón y amar a vuestros hermanos como a vosotros mismos.
¿Qué estáis haciendo vosotros con éstos dos Mandamientos? No hay amor en vuestro corazón, no hay amor en vuestra vida, no os sentís realmente como hijos Míos.
Habéis hecho un desastre de toda, TODA Mi Bondad, de Mi Creación. De todos los Sacrificios por los que tuvo que pasar Mi Hijo para reparar vuestros pecados, no hay agradecimientos en vuestro corazón…
Seguís crucificando a Mi Hijo día a día, hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo. Son tantos los pecados que se cometen alrededor del Mundo, que su Crucifixión se sigue dando continuamente.
¿Cuándo Mis pequeños, repararéis el mal que hacéis y actuaréis en el Amor? ¿Cuándo Mis pequeños, podré estar Yo vuestro Padre, orgulloso de vosotros Mis hijos, actuando bajo Mis Leyes, viviendo en Mi Amor? ¿Cuándo agradeceréis tantas bondades, tantos cuidados?
Mis pequeños, cuánta maldad hay en vuestro corazón, no respondéis como verdaderos hijos del Rey; es más, ni siquiera os consideráis hijos del Rey.
Yo, vuestro Rey, vosotros Mis hijos, que tenéis derecho y tenéis vuestro lugar en el Reino de los Cielos; ésas Promesas ya no las tomáis en cuenta, ya no son nada en vuestra vida.
Mis Tesoros no valen nada para vosotros, habéis hecho vuestros propios tesoros, os habéis llenado de maldad y de cosas inservibles y creéis que eso es lo que os dará alegría futura y que aseguraréis vuestras necesidades por siempre.
Otra vez, vuestra necedad, la obscuridad de vuestra mente, vuestra concupiscencia no os deja pensar correctamente, ni vivir en la realidad. El Demonio os pone espejismos, los cuales seguís como verdaderos. La Gracia en la cual debéis vivir, por las virtudes que deben obrar en vuestra vida, ya no las hacéis vida; ya no amáis a vuestro prójimo como a vosotros mismos, estáis entrando a la ley de la selva.
Destrucción, maldad, el poder del fuerte contra el débil. Tened cuidado, Mis pequeños, porque estáis cayendo al Abismo. Enmendad vuestro camino porque si no, ya no tendréis remedio.
Dejad que el Santo Espíritu de Amor os haga ver la realidad de vuestra vida. PedidMe humildad Mis pequeños, para que no os enterquéis en la forma en que vivís y que consideráis correcta y verdadera. Dejad que Yo, vuestro Dios, os haga entender cómo debe ser vuestra vida y veréis la diferencia, Mis pequeños.
Creéis gozar en un bien que es aparente, que se desvanece muy pronto y que solamente os va a dejar malestar en vuestra alma. Si os mantenéis Conmigo y lucháis por los bienes Divinos en vuestro corazón, veréis que Mis bienes prometidos, os darán bienestar y paz. Paz interior que no tenéis ya la gran mayoría de vosotros.
Ése es el principal fruto de mantenerse Conmigo, la Paz, la seguridad de que estáis actuando en el bien. Sed honestos con vosotros mismos Mis pequeños: ni tenéis paz en vuestro corazón, ni la estáis transmitiendo a vuestros hermanos, porque no hay AMOR VERDADERO en vuestros actos, en vuestra vida e insisto: y menos en vuestro interior.
Entended, Mis pequeños, que necesitáis de Mí, de vuestro Dios y de Mi Gracia para volveros a ése estado primario, ése estado de Gracia, en el cuál sois Mis verdaderos hijos.
Enmendad el camino, os vuelvo a repetir, enmendad y veréis el cambio.
¡Oh!, Mis pequeños, ¿Cómo os puedo hacer entender Mi Ternura por vosotros? Es tanto el Amor de Mi Corazón que se desborda, se desborda por vosotros: os veo tan pequeñitos, tan necesitados de Amor.
Necesitáis que os cargue Yo, vuestro Dios. Que os haga cariñitos, que os alimente correctamente.
Necesitáis tanto de Mí, Mis pequeños, como el bebé necesita de los padres para poder sobrevivir y crecer; pero vosotros Me rechazáis, no queréis tomar de Mi Alimento.
Si el alimento de la Tierra os hace crecer y os da vida en vuestro cuerpo, Mi Alimento Divino es muy superior. Vuestra alma no es tan limitada como lo es vuestro cuerpo. Vuestra alma es inmensa en comparación con vuestro cuerpo.
Así pues, el Alimento que debéis tomar para vuestra alma, tiene que ser infinitamente superior, más puro, más seleccionado, mejor en todos sentidos, para que vuestra alma obtenga su potencial, que es inmenso.
No os imagináis, Mis pequeños, lo que Yo os he dado, el regalo que tenéis en vuestro interior, ¡No os imagináis! Mis pequeños, lo que vale vuestra alma. Tenéis un tesoro interior que no podéis medir, porque vuestras capacidades humanas no llegan a tanto.
Yo, como Dios, doy regalos inmensos, inconmensurables y así es vuestra alma. Por eso Satanás os quiere arrebatar el Gran Regalo que tenéis; él sí conoce el valor de las almas y por eso, continuamente está tratando de destruiros, para arrebatárMelas y llevarlas a la Destrucción Eterna.
Agradeced Mis pequeños, aún sin saber perfectamente éste regalo tan grande que os he dado, que es vuestra vida, que es vuestra alma, que es vuestro ser. Si supierais lo que tenéis lo cuidaréis, como se cuida a la joya más preciosa. Le ponéis envases preciosos, la guardáis para que no os la roben, porque sabéis el valor de una joya preciosa y sabéis que tenéis enemigos que os la quieren quitar. Eso es en lo humano. En lo Divino, valéis muchísimo más que cualquier joya de la Tierra.
Algún día veréis el potencial tan grande que os he dado y entonces comprenderéis éstas palabras que os digo.
La Fe que ya os falta ahora, es la que os hace conocer Mis Verdades y confiar en Mis Palabras. Os pido Mis pequeños, que toméis éste consejo de Mí, vuestro Dios y vuestro Padre. Así como un padre aconseja a sus hijos cuando les da un bien, del cuál no conocen su valor real, tomad de Mí éste consejo y no dejéis que el Enemigo os arrebate el Tesoro tan grande que tenéis en vuestro interior, vuestro ser: vuestra alma.
Y si vuestra alma está compenetrada en Mi Amor Mis pequeños, el valor se vuelve inmensamente más grande; porque Me refleja a Mí, Me toma a Mí, recibe Mi Luz, se alimenta de Mi y el Demonio siendo el Ladrón más grande que pueda existir, os tratará de quitar vuestro tesoro ya purificado, ya santificado por Mi Presencia en vosotros.
No despreciéis Mis Consejos ni Mis cuidados, Mis pequeños; porque si perdéis lo que os he dado, os dolerá inmensamente y entonces sabréis lo que perdisteis en realidad.
Arrepentíos de corazón por vuestra vida pasada y retomad la vida en la Gracia, para que vuestra alma adquiera el valor inconmensurable que se merece.
Hijitos Míos, así como la Muerte de Mi Hijo os dio vida a cada uno de vosotros, en el sentido de que al seguir Sus Pasos, podríais vencer las fuerzas de Satanás y eso os daría vida al manteneros en ése contacto íntimo por el estado de Gracia por el cual Él Murió.
Vosotros adquiristeis por Gracia Divina, vida en Su Muerte; pero para poder seguir manteniendo ésa vida en vosotros, debéis dar muerte a vuestra concupiscencia, a vuestro pecado, a la maldad que tenéis por naturaleza.
La lucha que debéis tener debe ser continua, ir evitando todo aquello que os pueda llevar a la muerte espiritual y con ello a la recepción de todas las bendiciones que se os dan cuando vivís en estado de Gracia.
Aquellos que viven en pecado mortal, cierran su corazón al estado de Gracia y no reciben el cúmulo de bendiciones que Yo continuamente estoy dando a las almas que están abiertas por estar buscando el estado de Gracia, al vencerse a sí mismas y luchando contra las Fuerzas del Mal.
Ciertamente estáis rodeados de maldad, de error, de pecado; pero si os mantenéis en la Gracia, pidiendo la ayuda Divina, porque con vuestras fuerzas humanas no lo vais a poder lograr, entonces estaréis recibiendo vida continuamente y crecimiento.
Aquél que vive en pecado no crece ni recibe vida ni puede dar vida, o ¿Acaso un cadáver puede ayudar a algún vivo o a algún otro hermano? ¡NO! Mis pequeños. Muchos de vosotros sois cadáveres. Cadáveres que no transmiten vida espiritual, que es la vida real del hombre, la vida de vuestra alma.
Vuestro cuerpo recordad, es solamente vehículo, para que vuestra alma pueda ir a diferentes lugares a producir vida. La vida está en vuestro interior, no en vuestro exterior. La vida es la que lleváis interiormente, que es Mi Presencia continua en vosotros.
Si vosotros Me rechazáis, Me sacáis de vuestro corazón. Al vivir en pecado y llenaros de él, entonces nunca podréis vivir como es debido ni ayudar a vuestros hermanos a vivir como es debido.
Manteneos en ésa necesidad del vivir, alimentaos continuamente de Mí y haced crecer a vuestra alma a ésos niveles, como os he dicho, inconmensurables, porque vuestra alma tiene que crecer.
Vuestros Primeros Padres eran bellísimos, perfectos en su creación antes del Pecado y a eso os quiero llevar, Mis pequeños. A que teniéndoMe a Mí y alimentándoos de Mí, os puedo Yo hacer crecer como estaban vuestros Primeros Padres.
Ellos eran los reyes de la Creación, era Mi Perfección de Obra. Imaginad cómo eran: podéis ver las grandezas que os rodean de la naturaleza, de todo el mundo, del Universo entero.
Podéis ver la grandiosidad de Mi obra en la Creación y todo ello era inferior a la perfección que puse en vuestros Primeros Padres. Imaginad qué tan perfectos y santos eran vuestros Primeros Padres y a eso os quiero regresar.
Manteneos en Gracia, mantened vuestra alma ávida de Alimento Divino e iréis conociendo Mis Bondades y Mi Amor y la perfección a la que os voy a llevar si os mantenéis Conmigo.
Os amo, Mis pequeños príncipes y os bendigo en Mí Santo Nombre, en el de Mí Hijo Jesús y en el del Espíritu Creador y Consolador.