Hijitos Míos, los que Me estáis siguiendo; vosotros, los que sois las ovejas obedientes que siguen al Pastor, vosotros Me conocéis. Soy vuestro Dios, he bajado a la Tierra para que las ovejas Me sigan y las ovejas son aquellas almas buenas que han dejado entrar Mi Amor a su corazón y han tomado Mis Enseñanzas como forma de vida.
Voy reuniendo el Rebaño, vosotros entendéis lo que es el Rebaño y a dónde os voy a llevar. Pero hay tantas almas de hermanos vuestros que no se quieren dejar guiar por Mí, por vuestro Dios que os ama tanto y que Me di en totalidad para que vosotros Me conocierais, Me amarías y os apartarais del mundo.
¡Tanto que he hecho por vosotros, los que no estáis Conmigo! Me di por todos y especialmente por las almas enfermas; porque las almas sanas, las ovejas que se han enamorado de la Voz de su Pastor, ciertamente no necesitan tanto de Mí; porque ya Mi Amor está en ellas. Pero vosotros, los que no estáis Conmigo, debéis regresar.
Soy el Buen Pastor y os quiero llevar también a ésos lugares bellos a los que pertenecéis, pero Satanás os ha llevado por caminos de distracción y de mentira y creéis que pertenecéis al mundo; porque vosotros creéis en lo que palpáis, pero no tenéis la Fe de aceptar aquello que no veis.
Cuánta maldad hay en vuestro corazón, pero es una terquedad tonta que os puede llevar al Dolor Eterno. Sigo buscando a la oveja perdida y os pido a vosotros, que sois las ovejas escogidas, que os dejéis llevar por Mi Voz y por Mis deseos. Que oréis por ésas ovejas que no quieren entender, no quieren llegar a ésos pastos verdes, a ésas aguas limpísimas que gozaréis grandemente.
Éstas almas quieren vivir todavía entre cerdos, siguen ensuciando su alma, actuando como Satanás les ha enseñado a actuar. Viven para la carne, viven destruyendo su mente, su cuerpo, su corazón, su alma. Estas almas cegadas están con la Maldad de Satanás.
Éstos son los tiempos anunciados en las Escrituras, los Últimos Tiempos de gran prueba. Tiempos de la gran lucha espiritual entre los Poderes del Cielo contra los de la Tierra, contra la Maldad de Satanás.
Debéis entender Mis pequeños ya, que estáis en la Gran Batalla y solamente uno vencerá, que es Mi Poder Divino y esto es un hecho, Mis pequeños. Porque Satanás no tiene el Poder Divino que Yo como Dios, tengo; él fue creado por Mí, Yo no fui creado por él.
Vosotros, los que vivís en el error, entended esto y dejad que Mi Sabiduría Divina os haga entender ésta realidad.
Os estáis dejando guiar por aquel que en un tiempo fue bueno, pero Me negó. Me atacó y ahora hace que vosotros ataquéis también a Mi Santo Nombre y a Mi Creación. No tenéis Sabiduría suficiente para entender que estáis en Mi contra, como también él se puso en Mi contra y ved ahora cómo está.
Él es siervo, Yo Soy Amo.
Vosotros, los que vivís en el mundo y estáis llenos de sus bienes; os creéis poderosos y también tenéis a vuestro servicio a muchos sirvientes. Y esto os lo digo para que podáis entender en analogía, lo que Soy Yo vuestro Dios y lo que es Satanás: ES UN SIRVIENTE y un sirviente malo.
Entended esto para que os dejéis guiar por Mi Sabiduría Divina, pero se necesita que primero haya humildad en vuestro corazón; que entendáis que los bienes de éste mundo no os van a dar el Cielo Eterno. Debéis apartar de vuestra mala vida todo aquello que os está separando de Mí, de Mi Amor, empezando con vuestra soberbia.
Si vosotros no buscáis la humildad que os va a salvar, estaréis propiciando que vuestra vida termine en el Mal, en el Error, en el Dolor. Mucho mal causáis vosotros, los que os cubrís con las riquezas de la Tierra; que éstas no son nada ante Mí, vuestro Dios.
Hasta el más pequeño en el Reino de los Cielos, es más rico por Mis tesoros que cualquiera de los hombres poderosos de la Tierra.
Sois nada, porque no hay amor en vuestro corazón. Solamente queréis sobresalir ante el mundo. Que se os reconozca como poderosos de los bienes de la Tierra…
Pero ya os he hecho conocer sobre lo que es la Tierra, ante el Universo.
Buscad la verdadera riqueza, que es el Reino de los Cielos. Y al decir el Reino de los Cielos, pertenecéis al Universo entero, que no lo podéis medir, porque Yo vuestro Dios, Soy Omnipotente.
Satanás os ha engañado tanto, que solamente os hace poderosos de la Tierra, que es un granito perdido en el Universo. Yo Soy el Creador del Universo y a aquellas almas que están Conmigo, les pertenece la Creación entera, que es el Universo entero.
Si seguís buscando los bienes de la Tierra, os encadenaréis a ella y os llevará a vuestra perdición eterna.
Os creéis muy listos, pero es claro que sois demasiado tontos, porque no tenéis lo que Yo os puedo dar si estáis Conmigo. Vosotros mismos os estáis destruyendo, estáis buscando solamente bienes superfluos, que solamente os servirán por un tiempo y luego perderéis.
En cambio, las almas que se dejan guiar por Mi Sabiduría Divina, han vivido para tener derecho a gozar de Mis riquezas, que es toda la Creación visible e invisible, que esto es infinitamente más que lo que vosotros buscáis con los bienes de la Tierra.
Os repito, qué tontos sois. Os creéis muy listos, pero vuestra tontería os llevará a vuestra condenación eterna. Os amo y porque os amo os reprendo y os hago ver ésta realidad que estáis viviendo. Hombres poderosos de la Tierra, sois Mis hijos, enmendad el camino y regresad a Mí; vuestro Dios, Creador, Omnipotente y Eterno.
Hijitos Míos, estoy ante vosotros, con Mi Corazón abierto, Mi Corazón traspasado, Mi Corazón Amoroso. ¿Por qué el hombre no se acerca a Mí, a pesar de que Mi Corazón amor destila en cantidades sobreabundantes, para traeros Gloria, para traeros Perdón, para atraeros a Mi Misericordia?
Mi Corazón abierto está, Mis brazos abiertos de par en par. ¡Es tanto el Amor que quiero derramar sobre vosotros! Mi Amor, Mi Puro Amor, puede transformar la Tierra entera y debe transformarla, pero el hombre debe aceptarlo.
¡Sufro, Mis pequeños al ver cómo paso desapercibido por tantas almas cuando Yo a todas las tengo en Mi Corazón! Pasan, Me ven. Ven Mi Sufrimiento solamente, algunos se apiadan, otros se horrorizan, otros desprecian, pocos aman, menos de ellos agradecen y Mi Corazón sigue esperando, sigue esperando a las almas.
Mi Misericordia se derrama sobre todos vosotros y Mi Corazón sigue esperando.
¿Hasta cuándo el hombre se dará cuenta de Mi grandiosidad, de Mi Sacrificio, que por él obtuvisteis vuestra libertad, que por él sois llamados hijos de Dios, que por Él se abrieron las Puertas nuevamente del Cielo, para que regresarais a él?
¡Cuánta ingratitud del hombre! ¡Cuánta maldad todavía en su corazón! ¡Cuánta iniquidad! Tanta, que muchos de vuestros hermanos quisieran CrucificarMe de nuevo, deshacerse de Mí, no saber de Mi Amor ni de Mi Sacrificio. El hombre quiere caminar solo. No quiere saber de Dolor, pero tampoco de Amor.
¡Cuánta ingratitud del hombre que Me sigue dejando en la Cruz, abandonado! Sin querer compartir Mis Méritos, sin unirse a la Vida de su Redentor. ¡Qué ingratitud la del hombre, que ni siquiera el Amor que tanto costó, lo quiere tomar para sí, ni para sus hermanos!
¡Qué ingratitud la del hombre, de seguir escupiendo a su Salvador, aún sufriente en la Cruz! Con sus actos deplorables a diario, rehusando la Gracia. Rehusando la Gracia que Yo os puedo alcanzar.
Mis pequeños, Mi Corazón abierto está, para recibiros a todos vosotros; para recibir vuestras peticiones, para recibir vuestras palabritas de aliento, para recibir vuestro amor.
Mi Corazón deseoso está de derramarse sobre vuestros corazones, de transformarlos, de vivificarlos, de llevarlos a la Gracia extrema de la Santidad. Mi Misericordia, antes que Mi Justicia, quiere derramarse sobre todos vosotros; levantar aún a aquél que muerto a la Gracia está.
Darle nueva vida al leproso, levantar al oprimido, llevar al bueno a misionar entre sus hermanos. ¡Cuánto dolor, Mis pequeños, cuánto dolor de éste Corazón tan dadivoso! ¡DejadMe Amaros, dejadMe llevaros hacia la Gracia, hacia la Vida Celestial! Acercaos a Mí, Fuente de Sabiduría, Fuente de Amor, Fuente de Perdón.
En la Cruz está la Vida, no la muerte, como muchos la quieren ver y así dejarMe ahí. La Cruz os abrió la puerta a la Vida, vuestra Vida real, Celestial y eterna. Os quiero ahí, Mis pequeños, junto a Mí, bebiendo de éste Cáliz, pero adquiriendo Vida. ¡Llenaos de Mi Vida! Servid a vuestros hermanos, no Me dejéis morir con vuestro olvido, con vuestro desprecio.
Mis hijitos, Mis pequeños, Yo he sufrido y Me he dado por vosotros, Me di en la Tierra por cada uno de vosotros, Me sigo dando a través de Mi vivencia a través de los corazones, en la Sagrada Eucaristía, en los Sacramentos, estoy Vivo entre vosotros.
Y en los acontecimientos que están por sucederse, Mis pequeños, ved Mi Misericordia y ved Mi Amor. Que la tristeza, la desesperación, no nublen vuestra mente ni vuestro corazón; ved lo que hay detrás de todo ello, Mis pequeños y alegraos.
Así como en un nacimiento hay dolor, pero atrás de ese dolor hay vida, hay renacimiento, hay promesa… Aquí habrá lo mismo, Mis pequeños. Atrás de estos acontecimientos, veréis la Mano de vuestro Dios, guiándoos, llevándoos. Conoceréis la Misericordia de vuestro Dios, conoceréis Su Sabiduría.
Conoceréis Su Justicia, pero Su Amor cubrirá todo y deberéis entenderlos así. Deberéis poner vuestra comprensión en todo esto que vaya a suceder a nivel mundial. Nada sucede si no lo permite el Padre.
Mis pequeños, Yo como Hijo del Padre que acepté Su Divina Voluntad, os pido os unáis Conmigo. Os unáis a Mi Vida, a Mi Pasión, a Mi Muerte y a Mi Resurrección. Algo similar sucederá en éstos tiempos, Mis pequeños, necesitáis ésta renovación.
Se os ha dicho que no podéis negar que estáis viviendo momentos peores que los de Sodoma y Gomorra, en cuanto a los pecados que está cometiendo la humanidad. Eso no es grato a los Ojos de Nuestro Dios. No se puede mantener un Reino Divino con el pecado que cometen los hombres.
Se os va a preparar para que podáis purificaros de vuestra humanidad, de vuestro pecado, de vuestra separación a la Voluntad de vuestro Dios. Por eso os digo que dentro del aparente mal que veréis, atrás vendrá un Bien infinitamente superior, del cual gozarán aquellas almas que acepten su preparación; que acepten el cambio, que acepten la Voluntad de Nuestro Dios y Padre en Su Santísima Voluntad.
Yo, como Hijo perteneciente a la Trinidad, Me mantengo como Hijo. Aceptando la Voluntad de Mi Padre, pero también Soy Dios y puedo daros lo que necesitéis para estos momentos de cambio. No quiero usar la palabra “tribulación”, porque eso crea desesperanza en el corazón del hombre.
Va a ser un cambio benéfico. Deberéis ver todo esto positivamente. Si hay humildad en vuestro corazón, reconoceréis que necesitáis ese cambio; no podéis seguir siendo mediocres, veletas, pecadores contra el Amor de vuestro Dios. Ya es tiempo de tomar el Amor y las Enseñanzas que os hemos dado, para que sean vuestra vida; para que hagáis una nueva vida en vosotros, para que renovéis junto con Nosotros, toda la Creación.
Vosotros deberéis dar ése paso, ése paso difícil para el hombre, soltarse a Nuestra Voluntad, la negación del “yo”. Sed hijos, sed siervos, aunque se os ha levantado de niveles de servidumbre a hijos de Dios. Pero os digo sed siervos, para que haya humildad en vuestro corazón y no os sintáis dioses, como os quiere hacer ver el Demonio.
La soberbia os está acabando. La soberbia os está llevando al Abismo y no os queréis dar cuenta de ello, porque el pecado que envuelve a ésta humanidad, os está endulzando el paladar. Pero ahora la amargura de la Purificación, os va a hacer entender cómo estabais viviendo.
Agradeced a vuestro Dios, a Mi Padre, a vuestro Padre, éstos momentos. Llevadlos con abnegación, con respeto, con agradecimiento… Aceptadlos de corazón y agradeced vuestro cambio espiritual, junto con vuestro cambio físico; para que podáis vivir esos momentos grandiosos que se os darán.
Alegraos, aún dentro de esto que vaya a suceder, alegraos Mis pequeños. Nuevamente alegraos, para que podáis transmitir ésta alegría y ésta confianza a vuestros hermanos. Que no sientan todo perdido, sino que vean en vosotros esa Luz en el nuevo camino que se os dará.
Alumbraréis el camino seguro por el que tendrán que caminar vuestros hermanos y vosotros mismos. Llevadlos con confianza, dadles lo que ya se os ha dado a vosotros: confianza en el Amor.
DejadMe Vivir como fue en Mi Resurrección. ¡Implorad Mi Amor para vuestros hermanos! ¡Implorad Mi Sangre Purificadora sobre ellos! ¡Salvad a vuestros hermanos, que inertes están a Mi llamado, inmersos en el mundo, que los está sepultando! ¡Mis Llagas, Sangrantes están para todos vosotros y son Vida!
Acercaos a Mí, escuchad Mis Palabras, aprended de Mí. DejadMe ser nuevamente vuestro Salvador, El que os purifique, El que os enseñe, El que os salve, El que os santifique. DejadMe cubriros con Mi Sangre, Sangre que os dará Vida, para que ésa Vida dé mucho fruto y ésa Vida reclame más Vidas.
Orad, interceded, daos Conmigo en la donación total de vuestro ser para la conversión total de vuestros hermanos, para la salvación de éste mundo, que al Abismo; que al Abismo están cayendo, no lo dejéis perderse, no los dejéis en el abandono. ORAD, orad, acompañadme. Subid a la Cruz Conmigo. Reparad, tomad de Mí y salvad todas las almas que podáis.
Velad, velad vuestro sueño, porque el Dragón Infernal se acerca. Protegeos, entrad en Mi Corazón, no os apartéis de Él y alimentaos con Mi Sangre, con Mi Amor. Y así protegidos estaréis. NO OS SEPARÉIS DE MÍ, no os separéis de Mí.
Hijitos Míos, cuando Yo caminaba y predicaba sobre la Tierra, que Me di por vosotros los hombres para que conocierais a Mi Padre y Su Amor, el Amor en Nuestra Santísima Trinidad; os hablaba de las Revelaciones Divinas, pero también os preparaba para lo que pudiera venir.
Después de Mí hubo muchos sufrimientos y ha habido muchas tribulaciones, persecuciones, destrucciones. Pero estando Conmigo, pasáis todo ello. Ciertamente tendréis aflicciones, dolores y penurias todavía más grandes por venir, para que se dé la Purificación de la Tierra.
Ciertamente los mares crecerán, los volcanes vomitarán su magma, los ríos se desbordarán, los vientos huracanados destruirán poblaciones, el hambre cundirá por la Tierra, el dolor y el llanto se oirán por todos lados, las pestes se darán, las enfermedades os envolverán, todos pasaréis tribulación y dolor.
Pero Mis pequeños, a pesar de que los Cielos aparezcan cerrados, ya no necesitaréis del Cielo que vuestros ojos ven, puesto que Yo os dije que Mi Reino estaba en vuestro corazón, que no buscarais a vuestro alrededor, si el Tesoro Grande lo teníais en vuestro interior.
Y así, aquellos que Me tengan en su corazón, que vivan Mi Reino en su interior; las tribulaciones, pestes, dolores, hambres, persecuciones, no les dañarán; porque tendrán una Fuerza Inmensa que les dará Mi Vivencia en su corazón.
Estando Conmigo Mis pequeños, tenéis Mis Potencias y las utilizaréis para el bien de vuestros hermanos, para vuestra propia protección, para la de los vuestros, para que la Tribulación no os haga sucumbir, que no os desesperéis. Por eso todo esto os lo he dicho tiempo antes, para que os fuerais preparando, para que vosotros mismos fuerais probando las mieles de Mi Gracia en vuestra vida y en la de vuestros hermanos.
Tantas cosas que os he dicho, Mis pequeños; tantas promesas que tenéis de Mí, vuestro Dios y vuestra alma no se mueve a la conversión, ¿Qué esperáis pues entonces, Mis pequeños?, ¿Qué esperáis para vuestro futuro inmediato?. Estáis ya sufriendo de Tribulación, hermanos vuestros alrededor de la Tierra están padeciendo lo que os he profetizado y se padecerán todavía cosas aún mayores.
Tenéis tiempo pues, Mis pequeños para entrar en vuestro interior y dejarMe a Mí, vuestro Dios Reinar y dejarMe mover vuestra vida para vuestro bien, para vuestro desarrollo espiritual. DejadMe Mis pequeños, obrar plenamente y veréis cómo estando Conmigo, todo cambia.
Aún a pesar de que estéis junto a un hermano, al que le pueda estar sucediendo lo mismo; tendréis diferentes puntos de vista para realizar un mismo objetivo. Vosotros actuaréis con Sabiduría y él se dejará llevar por su humanidad; vuestro hermano se desesperará y vosotros mantendréis la paz si estáis Conmigo, muchos serán los frutos.
Ayudaréis al desvalido, al desvalido espiritual en los tiempos de prueba. Y la Paz os dejará a vosotros discernir perfectamente el qué hacer o el qué no hacer, mientras que vuestros hermanos se dejarán llevar por la desesperación y podrán cometer graves errores para su vida futura.
Empezad por vuestro cambio interior, dejándoMe Vivir a Mí, vuestro Dios y veréis cómo irá cambiando vuestra vida y la de los vuestros. Con todos aquellos con los que entréis en contacto, les ayudaréis y vosotros gozaréis porque les ayudasteis a vivir con Mi Vida en vosotros.
Mis pequeños, Yo os prometí que cuando dos o más estuvieres reunidos en Mi Nombre, Yo estaría entre vosotros. Soy Jesús, vuestro Dios. Y vengo cumpliendo Mi Promesa. Estoy entre vosotros, estoy con vosotros Y EN VOSOTROS.
Sí, Mis pequeños pedid. Pedid, todo lo que podáis. Es vuestro corazón lleno de Amor, de Mi Amor, el que os hace pedir. Hay tantos que viven en el Mundo que no saben pedirme, no saben acercarse a Mí con Confianza, con Fe; sabiendo que Yo Soy El Omnipotente, que puedo daros todo… Yo os doy Vida y doy Vida a otros por vuestras peticiones de Amor.
Tened siempre esa Confianza de saber que seréis escuchados, especialmente cuando actuáis en el Amor, cuando actuáis para servir a vuestros hermanos. Así le dije a Mis Apóstoles: el que quiera ser el primero, que sea el último; porque el primero servirá a los demás.
Vosotros estáis en ésa posición, sirviendo. Sirviendo a vuestros hermanos. Vosotros sí podéis ver las necesidades de vuestros hermanos porque tenéis corazón generoso, estáis viendo ya los problemas que el Mundo tiene.
El Amor es el que os hace ver esas necesidades; el velo se os ha quitado de vuestros ojos, estáis viendo las necesidades de vuestro Dios en el Mundo, por eso, Mis pequeños, os hemos dado todas éstas Bendiciones, para que podáis ayudar a vuestros hermanos.
Yo como Médico de Cuerpo y Almas, os doy también ésta Gracia de levantar a vuestros hermanos en cuerpo y alma, aliviarlos en cuerpo y alma, porque ésa es vuestra Misión de Amor: Ayudar a levantar a vuestros hermanos a su Salvación Eterna.
Y aliviarles sus sufrimientos con vuestras oraciones, con vuestra donación, con la Vida que Yo pondré en vosotros, para que la transmitáis.
Pedidme, pedidme lo que queráis para vuestros hermanos y para vosotros mismos; siempre en ese crecimiento de Fe, en ese crecimiento de Amor, en ese crecimiento en las Virtudes, como Mi Madre, La Siempre Virgen María, La Llena de Gracia, La Purísima y Santísima. A través de Ella, también conseguiréis todo de Mí.
Gracias Mis pequeños, gracias POR CREER, OBEDECER Y AMAR. Y manteneos en Nuestra Familia, Familia que ve por sus hermanos en una forma desinteresada, honesta y amorosa.
Porque mientras más os adentráis en Mí, es cuando más os dais cuenta de cómo vuestros hermanos, alrededor vuestro, cercana o aún distantemente necesitan un cambio, necesitan ser evangelizados.
Ciertamente, cuando vosotros vivís en vosotros mismos, gozando vuestra propia vida, de vuestro crecimiento espiritual y no queréis daros cuenta de vuestro alrededor, vivís en forma muy egoísta; porque son tantos y tantos de vuestros hermanos alrededor del mundo que necesitan de Mí a través de vosotros; que si realmente Me amaráis y los amarais, haríais algo para que Mi Reino, Mi Palabra, Mi Conocimiento y Mi Amor se difundieran entre todos vosotros.
No todos vosotros podréis ir a misionar a otros pueblos o a otros países. Pero debéis ser como ésa piedrecilla que se lanza en el estanque, que va formando ondas a su alrededor.
Si vosotros, realmente ya estáis transformados, si vosotros realmente ya os habéis soltado totalmente a Mi Voluntad, muchas veces ni os daréis cuenta de lo que estáis haciendo con vuestros hermanos; porque solo con vuestro ejemplo, vuestras palabras correctas, vuestra educación Cristiana, saldrá por vuestros poros y transformará a vuestros hermanos.
Mi Presencia en vosotros es lo que hace el cambio en muchas almas. Ahora, cuando tengáis que dar alguna palabra de aliento, de crecimiento, de amor, Yo debo estar Presente en todo ello para transformar las almas de vuestros hermanos.
Y si no es posible que vuestra presencia esté ante vuestros hermanos; os he dicho que vuestra oración, vuestro solo pensamiento, vuestra comprensión hacia ellos, hará el cambio.
Por eso, vuestra vida tiene que ser como la Mía: oración en todo momento, día y noche. Yo os daré la forma en que no os separéis de Mí; pero manteneos Mis pequeños, con ésa necesidad: sentir en vuestro interior lo que Yo sentía al estar entre vosotros, veros pequeños, necesitados de una transformación.
Que ése deseo no tenga fin en vuestro corazón. Son tantas, tantas las almas necesitadas y tan pocos los que desean trabajar por ello. PedidMe, PedidMe a Mí, vuestro Hermano y vuestro Dios que os dé las capacidades para que podáis estar entre vuestros hermanos trasformándolos.
Ciertamente experimentaréis capacidades extraordinarias, milagrosas, si realmente estáis viviendo para Mí. Y así iréis de un lugar a otro, movidos por Mi Santo Espíritu para que podáis dar mucho fruto. Todas ésas almas Me agradecerán su cambio a través de vosotros.
DejadMe a Mí, que Yo vuestro Dios os transforme y os lleve a donde necesito que estéis, para la ayuda de vuestros hermanos.
Que Mi Amor os cubra, os proteja y os llene de Bendiciones para que vayáis preparando el camino de regreso a vuestro Dios y Salvador entre los hombres.
Yo os bendigo en Nombre de Mi Padre, en Mi Santo Nombre y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.