A41 ALMA DE LA IGLESIA
Hijitos Míos, en la Iglesia, como institución Divina, Yo dejé todo Mi Poder, al mismo Pedro Yo le dije “todo lo que ates en la Tierra, atado quedará en el Cielo, lo que desates en la Tierra, desatado quedará en el Cielo”, con esto Yo le daba a entender, Mis pequeños, que Yo confiaba en los ministros de la Iglesia.
Ciertamente la pasión humana, el error humano, aún permanece en los ministros, pero para todos vosotros, laicos, el juicio hacia ellos, no se debe dar, es la oración y es el cuidado hacia ellos lo que debe predominar. Ellos tendrán que dar cuentas ante Mí, vuestro Dios, por la Misión tan grande que Yo le he dado al Sacerdocio.
Mis pequeños, es en la Iglesia en donde Yo he dejado Mi Poder. Poder para perdonar los pecados, poder para levantar al pecador a través de las Bendiciones reales y grandiosas que recibís de ella a través de los ministros.
Sí, Mis pequeños, Yo estoy Presente con ellos, en la Sagrada Eucaristía. Cuando ellos Me traen en la Transubstanciación, Yo Me hago Presente con sus palabras y por sus manos. Por el Poder que Yo les dejé a ellos, Yo les obedezco.
Esto es una realidad, Mis pequeños. Yo vuestro Dios, Omnipotente y Eterno, Me hago pequeñito y obedezco a los ministros de Mi Iglesia para venir a la Tierra en cada Misa. Yo Mismo, a través de ellos, os voy levantando a través de las Bendiciones que ellos os den…
Yo Mismo, a través de Mi Santo Espíritu, les voy dando las palabras, les voy dando el conocimiento para que vayan educando a los fieles, a todos vosotros. Yo Mismo voy santificando a las almas, a través del conocimiento de las Escrituras y del buen ejemplo que deben dar Mis ministros.
Yo Soy el Alma de la Iglesia, la Santísima Trinidad Somos el Alma de la Iglesia.
Es una realidad que todos vosotros debéis aceptar y agradecer. Dios con vosotros en todo momento. No estáis apartados del Cielo, el Cielo baja para todos vosotros y está con vosotros en la Iglesia, en el conocimiento que se da a través de Ella a través de Mis ministros, en el consejo de los buenos sacerdotes, en el amor que se transmite a través de todos ellos.
Sabiendo todo esto y teniendo conocimiento de todo esto, Satanás ataca constantemente a Mis ministros, a los fieles, a la institución, a su unión. A su unión que ellos mismos, -Mis ministros- tienen con el Cielo.
Vosotros como fieles, debéis mantener ésta unión y debéis mantener la vitalidad de la Iglesia, actuando según Mis Mandamientos y según los Mandamientos de la Iglesia, de ésta forma mantenéis ésa vida del Cielo aquí en la Tierra.
Ayudad a vuestros ministros, que son tan fuertemente atacados por Satanás y sus secuaces. Orad mucho, para que no se den los “Judas” de éste tiempo que siempre habrá, desgraciadamente.
Vosotros pedid el espíritu de Discernimiento, para que os dejéis guiar por la santidad que Yo voy suscitando entre los fieles, a través de Mis ministros.
No dudéis de todo esto, Mis pequeños. Y no critiquéis, porque vosotros no sabéis juzgar correctamente. Simplemente, agradeced. Orad, daos por vuestros sacerdotes, por vuestros hermanos… Y mantened la vitalidad de la Iglesia con vuestros buenos actos y transmitiendo todo lo que Yo os di.
Pronto hijitos Míos, de donde debiera brotar Sabiduría, Amor y Enseñanzas, saldrá todo lo contrario; maldad, engaño, error.
Mis pequeños debéis pedir de todo corazón, la Sabiduría Santa en vosotros. El Discernimiento que os ayude a no caer en el Error y una Fe absoluta; para que no os dejéis llevar por los engaños de Satanás.
Es una prueba fuerte, Mis pequeños. Como la que tuvieron que pasar Mis primeros discípulos, cuando vieron que su Mesías, su Salvador, era crucificado y moría. Me estaban viendo morir, cuando tanto les había dicho que Yo era Vida, que los defendería, que estaría siempre con ellos.
Ciertamente el hombre duda mucho, le falta Fe, Fe absoluta y por eso les decía que al menos tuvieran Fe del tamaño de una semilla de mostaza. Con esto les quería decir, que cuando menos tuvieran un poquito de Fe, pero Fe absoluta. Dudaron en Mi Crucifixión, corrieron cuando vieron que moría su Maestro, dudaban aún de Mi Resurrección. Tres años junto con su Dios y dudaron.
Vosotros también dudáis, Mis pequeños. Pero os daré también Mi Santo Espíritu, para que reforcéis todo lo que habéis aprendido, todo lo que habéis transmitido, todo lo que tenéis en vuestro corazón. Habéis perseverado y os daré grandes regalos, Mis pequeños, porque habéis estado Conmigo en los momentos difíciles y estaréis todavía en los más difíciles que vendrán.
Pero Mis regalos, especialmente la Luz de Mi Santo Espíritu, os iluminará para que no caigáis en los errores de Satanás. Tendréis la Fuerza que tuvieron Mis primeros discípulos y los subsecuentes. Y os vuelvo a repetir, no dudéis, Mis pequeños, que vuestro Hermano no solamente está entre vosotros, está en vosotros.
Hijitos Míos, “vocación”, quiere decir “llamado”, sí, Yo voy suscitando vocaciones de diferente índole. Todos vosotros, almas que estáis sobre la Tierra, todos habéis recibido un llamado, una vocación.
Algunos seréis casados, otros solteros; algunos tendréis una profesión, otros tendrán otra; todos pertenecéis a Mi Cuerpo Místico y todos vosotros os complementáis. O debiera decir debierais complementaros perfectamente unos a otros.
La vocación a la vida religiosa y en particular al sacerdocio, es un llamado hacia la vida espiritual, otros tendrán un llamado hacia lo profesional, algunos estáis llamados a curar cuerpos y otros a curar almas, otros a mantener en buen estado vuestra ciudad y otros a mantener bien los campos.
Si os dais cuenta y meditáis todo esto Mis pequeños, todo lleva un orden perfecto, que es el orden perfecto de la Creación. Y así os vais ayudando, como buenos hermanos que debéis ser. Y la Sabia Bendita que os va dando alimento, es Mi Gracia, es Mi Amor.
Todo se debe de dar en el Amor, la unión que deben de tener todas las celulitas de Mi Cuerpo Místico, es el Amor. Vosotros dais lo que recibisteis gratuitamente, dais a vuestros hermanos, unís a vuestros hermanos, agradecéis a vuestros hermanos, vivís para vuestros hermanos. Esto sería el orden perfecto.
Ciertamente la maldad de Satanás ha echado a perder todo esto desde el Principio de los Tiempos. Ya no se dan las cosas en gratitud, ya no agradecéis. Se venden los servicios, cuando se debieran dar gratuitamente.
Mis pequeños, debéis volver al orden primero, en donde fue Creado todo en perfección. Esto se tendrá que dar a través de la Oración. La Oración, Mis pequeños, tiene que ir dirigida fuertemente hacia lo espiritual, ciertamente que necesitáis lo material, lo físico, porque estáis en un mundo físico.
Pero debéis vosotros respaldar y sobre todo cimentar bien ó muy bien vuestra vida en lo espiritual, si no está bien cimentada vuestra vida espiritual, TODO, todo lo demás se derrumba. Eso lo sabéis perfectamente, que cuando no tenéis un buen soporte espiritual, un hermano vuestro se derrumba y tiende hacia el Mal.
Cuando estáis bien cimentados en el bien, que es Mi Bien, se dan frutos agradables y benéficos para todos vosotros. Por eso la vocación a la vida religiosa, al sacerdocio, es tan importante Mis pequeños, porque vosotros dependéis de ello.
Ellos os ayudarán con su Oración, con su ejemplo, con su vida; a que todos vosotros estéis bien cimentados y que llevéis a cabo vuestra misión y vuestra vocación de acuerdo a Mis Planes; llevándolo todo con un espíritu religioso, con un espíritu Divino.
Que actuéis en vuestra vocación siempre respaldados por el bien que debéis dar, en el cual debéis estar cimentados y de ésta forma siempre actuaréis en justicia y en amor, en respeto a vuestros hermanos y actuando en equidad, nunca aprovechándoos del bien que recibisteis hacia vuestros hermanos.
Siempre dando, porque habéis recibido gratuitamente y así, de ésa forma, también vosotros recibiréis de vuestros hermanos. Según como actuéis, vosotros recibiréis.
Así pues, ayudad a vuestros hermanos, que han recibido la vocación religiosa, porque ellos son indispensables para la vida del hombre, ellos son los que os darán el Alimento para el alma y sin ése Alimento vosotros no sois nada; sois como la sal insípida, cuando no tenéis Fe.
Cuando no tenéis soporte espiritual, el hombre no vale, el hombre ya no es en sí creatura de Dios, se vuelve instrumento de Satanás y vosotros no fuisteis creados para ello, Mis pequeños. Sois Míos, pertenecéis al Cielo y todo porque debéis estar cimentados en ésa vida íntima Conmigo, con vuestro Dios.
Soy vuestro Hermano Jesucristo y Me duele mucho el ver lo que está padeciendo Mi Iglesia.
Mis pequeños, os di un gran regalo que está entre vosotros, en el mundo: Mi Presencia Viva con vosotros, Mi Cuerpo, Mi Sangre, Mi Presencia, Mi Madre, el Cielo entero en la Iglesia. Los templos, si vosotros los vierais, resplandecen entre la negrura que Satanás ha diseminado por toda la Tierra.
Debierais llegar a los templos como islas de salvación, donde llegarais verdaderamente a llenaros de Mi Gracia, de Mi Amor; para nuevamente salir al mundo y seguir atacando la Maldad de Satanás, que se ha posesionado de una gran cantidad de almas. Y porque no acuden a Mí, porque no vienen a verMe, fácilmente son presas de Satanás.
Mis pequeños, ciertamente Satanás también se ha introducido dentro de Mi Misma Iglesia, ya no brilla lo que debiera brillar, ya no se obtiene de ella el Alimento Santo que vosotros debierais tomar. Pero la Fe de vosotros es la que sigue manteniendo ése brillo, porque vosotros también sois Iglesia.
Mientras haya un alma que esté Conmigo, seguiréis recibiendo Mis Bendiciones en Mis Templos por vuestra Fe y porque Me buscáis, Mis pequeños. Porque sabéis que Yo Soy Fuente de Sabiduría, Fuente de Gracias, Fuente de Amor, Fuente de Perdón. Y de esto ya no os acordáis ni os acercáis a Mí, manteniendo vuestra alma llena de Pecado y de Maldad.
Si os acercarais a Mí, aunque fuera quince minutos diarios en algún Templo, a solas Conmigo; pidiendo perdón por vuestras faltas y la de vuestros hermanos ¡Oh! Mis pequeños, cuánto se lograría…
Cuánto lograríais cada uno de vosotros por el bien de innumerables almas, por su salvación y para que se diera la Luz que debe eliminar las Tinieblas en las que ahora estáis rodeados.
Mis pequeños, debéis mantener ésa Luz en vosotros mismos y debéis transmitirla con la Fe que tenéis, porque Me buscáis y sabéis que cuando Me buscáis realmente, Yo Me dejo alcanzar. Pero hay tantos hermanos vuestros que ya no tienen ésa Fe… O no sienten necesitarMe.
¡Cuánta frialdad hay en tantos corazones! La Maldad que antes os rodeaba, ahora se ha introducido en innumerables corazones. La Oración la habéis hecho a un lado y ésta puede producir grandes milagros en corazones ya trastornados, obscurecidos y maltratados por el Pecado.
No os apartéis, Mis pequeños, de la oración, de los Sacramentos. Sed Luz en estos tiempos de Tinieblas os lo he pedido tanto, ahora que en éstos momentos más lo necesitaréis; porque será el Golpe Final de Satanás, su presencia entre vosotros. Presencia Satánica, haciéndose pasar por Mí, vuestro Dios, vuestro Salvador.
Deberéis tener mucho cuidado, Mis pequeños. La Obscuridad, la Maldad, querrá volverse Luz y muchos le seguirán.
Os he preparado por mucho tiempo, vosotros seréis guiados por Mi Sabiduría, por la Luz del Espíritu Santo, por el Amor del Padre; para que el que viene a engañaros no os pueda afectar. Y vosotros podáis ayudar con vuestra predicación, a que vuelvan por el buen camino.
Ciertamente será una tarea difícil, porque seréis rechazados. Porque será tanta la fuerza de éste Ser Malvado, que atraerá a las masas, que vosotros no sabréis qué hacer.
Por eso os repito, es el golpe final del poder de Satanás. Y su fuerza es tremenda contra vosotros, pero no contra Mí y si Yo estoy en vosotros, no os preocupéis. Momentos difíciles tendrá la Humanidad, especialmente aquellos que se han separado de Mí, de Mis Enseñanzas, de Mi Ejemplo y de Mi Amor.
Acudid en todo momento a Mí, Mis pequeños. Porque vuestra fuerza es nula prácticamente, ante el poder de Satanás. Solamente con Mi Fuerza podréis vencerle y a ayudar también a hermanos vuestros a que encuentren el buen camino, que encuentren la Luz que los salvará.
La Santa Iglesia es Mi Presencia Viva entre vosotros. En ella tenéis Mi Cuerpo, Mi Sangre, Mi Divinidad. Ella Me está representando en estos momentos de la humanidad. Mi Iglesia padecerá junto con vosotros, lo que Yo padecí en Mi Cuerpo.
Mis pequeños, en estos momentos estáis viendo la Traición y vendrá la Muerte. Algunos, se alegrarán con la Muerte de la Iglesia. Sentirán que son libres, que ya no hay Leyes ni Mandamientos que los estén presionando o les estén coartando su libertad, como lo sienten ellos.
Para los que estáis Conmigo, será Llanto Desolación. Y quisierais estar al pie de la Cruz, como en aquél tiempo; cuando morí por vosotros. Se dividirá la humanidad entre los que están Conmigo y los que Me atacan.
Será un tiempo difícil para los que Me aman, porque serán muchos más los que Me odian. pero no os traigo solamente malas noticias, porque después viene Mi Resurrección en Mi Iglesia. Viene lo bello, viene el Regalo para los que son fieles, para los que Me aman, para los que no se quieren separar de Mí.
Hace tiempo cuando empezaron éstos Mensajes, os dije que no os fijarais en los Acontecimientos de la Purificación. Que éstos se tenían que dar, sino que os fijarais y pusierais toda vuestra esperanza, en el Regalo tan Grande que os voy a dar después… Y ahí es donde quiero que estéis vosotros, los que Me amáis…
En ésa Esperanza de la Resurrección, en ésa Nueva Vida que os voy a dar a todos vosotros, los que perseverasteis. Los que Me buscasteis, los que quisisteis estar Conmigo a pesar de los ataques de vuestros hermanos.
Será un tiempo bellísimo, será un tiempo santísimo, os acordaréis remotamente de la Tribulación que pasasteis y ni siquiera os importará… Porque será tan bello lo que os daré, que ése regalo os hará olvidar prácticamente, todo lo que tuvisteis que pasar para llegar a ése momento tan grande y bello que ahora os estoy adelantando.
Luz bellísima, Paz total, Amor, os envolverán. Conviviréis como verdaderos hermanos, como lo que realmente sois, con el Amor fraterno que se vive en el Reino de los Cielos.
No os imagináis Mis pequeños, tantas bellezas. Y por eso os pido que os mantengáis en ésa Esperanza, que es un Regalo Real que os voy a otorgar a vosotros, el resto fiel. Vosotros, los que estaréis envueltos en Mi Amor.
Os amo, Mis pequeños. Manteneos Conmigo, sed los Cristos que daréis ejemplo en éstos tiempos, a las generaciones actuales y a las futuras.
Con todo lo que os he explicado y enseñado, quiero que os volváis Almas de Oración; como Yo, vuestro Hermano Jesucristo lo fui y lo sigo siendo. Sed almas de Oración; de oración profunda, de oración salvadora, de oración de intercesión, de oración de agradecimiento, de oración de vida.
Mis pequeños, lo que necesito de vosotros es vuestra disponibilidad para que se derrame Mi Santo Espíritu sobre vosotros y Él os vaya llevando por ésos Caminos de Oración… Y sobre todo, para que pidáis por las necesidades más apremiantes que vosotros posiblemente ni conozcáis.
Veis lo que se puede ver con vuestros ojos, pero no veis lo que está en el corazón del hombre; que es lo que Yo veía y sigo viendo Mis pequeños. Y por eso os pido que pidáis ésa Gracia de poder orar por los corazones abatidos, los corazones llenos de Maldad; los corazones pecaminosos, los corazones que no tienen Virtud, que no la transmiten, que no la viven.
Ciertamente vosotros podéis aparentar actuar en el Bien, pero vuestro corazón puede estar con el mismo Satanás, el Enemigo. Y a eso Me refiero Mis pequeños, a que oréis de corazón a corazón. Que vuestro corazón vaya al corazón de todos vuestros hermanos que están alrededor del mundo y que muchos de ellos necesitados, muy necesitados de Oración están.
Satanás engaña a las almas, las aprisiona, las llena de cadenas y vuestra oración puede hacer grandes milagros hacia éstas almas que no ven ninguna salida a ésa prisión en la que están y al estar acechadas por Satanás, lo único que producen, es Maldad.
Os he dicho Mis pequeños, que Mi Sangre Preciosa, Mi Amor, Mi Donación; pueden hacer grandes Milagros en vuestros hermanos que tanto Me necesitan… No desperdiciéis las armas espirituales que tenéis para protegeros contra Satanás.
La Oración sencilla, la más sencilla que salga de vuestro corazón, que Yo ejemplificaba como la de los niños; es la que llega directamente a Mi Corazón. Y esas oraciones sencillas, no rebuscadas; son las que prefiero, Mis pequeños.
Vosotros estáis viendo la necesidad de vuestros hermanos y aún vuestra propia necesidad y lo único que quiero escuchar de vosotros es simplemente una palabra, “Ayúdame”. Cuando estáis en gran necesidad no escogéis palabras rebuscadas. Escogéis lo primero que sale de vuestro corazón y eso es lo que Yo recojo, Mis pequeños…
Y eso es lo que Yo necesito en estos tiempos, el “ayúdame” y,sobre todo, el “ayúdanos”, porque en ése momento se está dando la Caridad en vuestro corazón. Ya no os estáis viendo solamente a vosotros mismos, estáis viendo por vuestros hermanos.
Mucho amor necesitáis, Mis pequeños. PedídMelo, que es el Amor con el que Yo Me nutrí para salvaros, el Amor del Padre, ofreciéndoLo y ofreciéndoMe por vuestra salvación. OfrecedMe pues vuestro amor y Mi Amor por vuestra salvación y la de los vuestros.
OfrecedMe nuevamente al Padre, dadLe a Él toda Mi Vida, todas Mis Acciones, todos Mis Pensamientos, Mis Oraciones, Mis Sacrificios. Cada segundo de Mi Vida, dádseLo a Nuestro Padre, para que Él tenga Misericordia sobre vosotros. Entregaos también vosotros mismos… Entregad vuestra pequeñez vuestra nada, pero unida a Mis Potencias Divinas y así lograréis, Mis pequeños, un cambio grande en la Humanidad.
Recordad que un alma donada totalmente a Mi Voluntad, puede lograr grandes Milagros y grandes cambios para toda la humanidad y aún para el Universo entero.
Sed Mis pequeños, de ésas almas que se donen totalmente a Mí, vuestro Dios.Para que Yo os pueda ofrecer al Padre y podáis ser Instrumentos de grandes bendiciones sobre vuestros hermanos.
Os Bendigo Mis pequeños. Y ésta Bendición que ahora les doy, os servirá para éstos momentos difíciles, para la Gran Purificación y para quitarle el poder a Satanás.
Mi Amor os purifique, os santifique y os proteja de todo mal, Mis pequeños, así sea.
Que Mi Amor os cubra, os proteja y os llene de Bendiciones; para que vayáis preparando el Camino de Regreso a vuestro Dios y Salvador entre los hombres.
Yo os bendigo en Nombre de Mi Padre, en Mi Santo Nombre y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.