44.- EL MARTIRIO
Pablo de Tarso y Lucano el médico, han estado coordinando a la jerarquía de los cristianos y comunicando a Pedro todas las novedades. La primera parte de las Obras de las Catacumbas, ha sido terminada.
Y el senador Astirio, los mantiene informados del avance de los trabajos.
Como Nerón emprende a capricho, nuevas y colosales construcciones, a nadie sorprende la construcción de dos nuevos laberintos, en diferentes puntos de la ciudad.
Y que todos piensan que son los cimientos de otros tantos palacios, para el César.
Alternando las enseñanzas en casa por Fernanda y la asistencia a la Escuela de Apolonio, se aceleró la instrucción en el cristianismo de todos los miembros de la ‘familia’ de Nicolás y de su hermano Emiliano.
En la Puerta del Cielo, el salón porticado que es en realidad, la Iglesia de la Santa Cruz, ha sido adornado para un evento muy especial.
En el baptisterio, que es una piscina manantial que está junto al salón más grande, en el inmenso jardín. Todo está listo para recibir a los nuevos cristianos que llegarán allí, después de escuchar la última enseñanza del Catecumenado.
Un mensajero de la casa de Celina, le lleva una carta.
La joven lee la tablilla y su mirada preocupada, nubla su bello semblante. Le contesta a Raymundo que al día siguiente por la tarde, regresará a su casa. Que diga a todos que la esperen.
Diana la ve y le pregunta:
– ¿Qué es lo que pasa, hermana mía?
Celina contesta.
– Te lo diré después que haya terminado con la enseñanza de este día, porque necesito tu apoyo en la Oración.
– Está bien. Ya sabes que estoy contigo.
Y las dos se dirigen al salón donde las esperan unos trescientos catecúmenos y donde una Fernanda radiante y feliz les da la bienvenida, pues su esposo y su cuñado, están en primera fila.
Celina ora el ‘Pater Noster’ y es seguida por todos.
Y luego comienza la exposición de su tema, así:
– Hermanos. Después de este tema, ya estaréis listos para pedir el Bautismo, el que de vosotros lo decida. Que la Gracia de nuestro Señor ponga en vuestro ánimo, el heroísmo necesario para una sabia decisión…
EL MARTIRIO
“Antes de conocer a Jesús, ustedes eran paganos demasiado carnales para el Evangelio.
Y sin embargo si estáis bien preparados, sabréis seguir adelante hasta dar el testimonio final… El Testimonio de la sangre: el Martirio.
Erais lujuriosos, ambiciosos, disolutos, crueles, escépticos, viciosos… Y sabréis arrancar de vosotros mismos todas estas lacras, dejando desnuda el alma. Haciéndola sangrar para arrancar los tentáculos de la vida pagana y venir a Jesús, heridos en el pensamiento, en los afectos, en las costumbres, diciendo:
‘Señor, si Tú quieres, puedes sanarme’.
Y Jesús os ha sanado, cicatrizando todas vuestras heroicas heridas.
Porque es Heroísmo el saber arrancar de sí esto que es un mal, por amor de una Ley aceptada totalmente. Es Heroísmo mutilarse de todo esto que es un tropiezo para seguirlo.
Es el heroísmo que Jesús indicó, dejándolo TODO, para ir a Él.
Regenerarse es hacerse un alma nueva. Despojándose de los compromisos y las ideas del mundo, para abrazarse de la Idea de Dios y VIVIRLA. Vivirla verdadera e integralmente, llevando la civilización del Amor a la Tierra y amando hasta dar la propia vida.
Porque seguir a Jesús: Significa caminar por un camino que cada vez se hace más duro y bañado de lágrimas. Seguir a Jesús, significa imitarlo. Caminar detrás de Él, poniendo nuestros pies sobre sus huellas ensangrentadas, hasta llegar a la Cima del Calvario…
AMANDO COMO ÉL AMÓ: amando a Dios sobre todas las cosas.
Amarlo hasta ofrecerle a Él nuestra vida, para corresponder al Amor Infinito que la dio por la nuestra.
Al meditar cuidadosamente la Pasión de Nuestro Señor, veremos lo que podemos esperar en la pasión que viviremos, al caminar detrás de Él: Traicionado, Acusado, Vendido, Apresado, Juzgado, Condenado, Negado, Flagelado, Calumniado, Crucificado, Muerto y al parecer, Abandonado también de Dios.
LA PASIÓN DE JESÚS, NOS MUESTRA EL CAMINO DEL MARTIRIO.
Se necesita valor y heroísmo para seguirlo y la decisión de mirar el sendero señalado, SIN MIEDO. Para dar la Batalla, hasta el último combate, con serenidad y arrojo varoniles.
El que vive y sufre siguiendo el ‘Camino de la Cruz’, el que después de haber participado del Calvario, le toca también la recompensa de Jesús: la Resurrección.
Porque NO hay resurrección sin crucifixión. Y la gloria de poseer a Dios en una bienaventuranza eterna.
El Sacrificio de Jesús, fue el Sol que iluminó el Mundo. La luz de la Gracia baja a los corazones y la Paz con Dios, los hace fecundos.
Los méritos de su Martirio, consiguieron para los cristianos: la capacidad de ganar el Cielo y poseer a Dios.
San Juan Bautista fue el Precursor de Jesús. Llevó una vida sacrificada que culminó cuando lo decapitaron. Fue el último mártir de Israel y el primer mártir cristiano.
TODOS LOS QUE DECIDIMOS SER CRISTIANOS,
DEBEMOS SER DIGNOS DE LLEVAR LA PALMA DEL MARTIRIO
La voluntad sincera del arrepentimiento, cuando todavía el hombre está sobre la tierra, tiene valor de purificación. El alma se ve libre de las cadenas de la esclavitud del Pecado, comprende lo que es Dios y ve la gravedad de sus errores, a la luz del Espíritu Santo. También ve la alegría de la que ha estado separado por años.
Se despojan de toda inmundicia y contemplan el abismo de su propia degradación. Entre más profundo se ha caído, más dolorosa es la subida. Más penosa la cuesta que debe transformar la animalidad, en angelical belleza.
Llevan una meta en el corazón y se dicen a sí mismos: “Supiste martirizar tu corazón, para que la carne gozara. Aprende ahora a martirizar tu carne, para dar a tu corazón, la Paz Eterna.”
Estas son las almas mártires y dignas de Amor como las vírgenes, con una doble corona: la de su Martirio Terreno y Ultraterreno, contra los vicios y por el amor. Porque amar con todas las fuerzas es ya un verdadero martirio.
Es entonces cuando se llevan a cabo, las Nupcias Espirituales, en las que la criatura se une a su Creador. El martirio suave y gozoso de tener que caminar sin ver. Fiándose totalmente de la Divina Providencia, que con amorosa solicitud, lleva al alma a una recreación, para ser el espejo acabado y perfecto que refleja a su Creador.
Porque la vida es una Prueba Martirial y son Vencedores, los que la sufren sin poner nunca en duda, la Infinita Bondad del Eterno.
La Cruz que las mata es el holocausto que las hace enloquecer en su espíritu.
Y ellas se confían a Dios. Enfrentan la Prueba y permanecen fieles para elevarse. Solo Dios sabe cuáles batallas deben combatir.
El Tentador les ha prometido la alegría y ellas se estrechan más fuertemente al Dolor, porque la alegría era el Mal y ellas han decidido seguir al Bien.
El sabor del fruto del Bien, es amarguísimo a la carne humana. Sólo en la otra Vida, se convierte en miel paradisíaca.
Rechazar a Satanás significa atraerse el Odio centuplicado del Mismo y Dios nos da la fortaleza para que NO venga la Muerte antes de que cumplamos nuestra misión.
Embelesados en el Cielo, debemos embelesarnos en el ardor de la Contemplación, para poder sufrir la Pasión SIN doblegarnos. permaneciendo luces del mundo y muriendo, para hacer oír la Voz del Cielo, que habla a través de nosotros.
Venceremos a Satanás. Y en la hora de la victoria, la Luz de Dios nos hace esplendorosos como soles. Cuando se vive de Fe, se muere con un esplendor de Fe en el corazón y sobre los labios. Cuando se vive de pureza, se convierte sin muchas palabras.
Las obras de la virtud, hacen convertirse al Mundo. NO todos se convierten pero lo hacen los mejores. Y esto es suficiente.
EL COMBATE.
En cada hombre, hay otro que se revela en los momentos de peligro:
Está el CÍNICO. Que siempre se ríe de las víctimas y saca provecho de las desgracias ajenas.
Está el TRAIDOR. Mezcla del cínico y el cobarde, que siempre se inclina hacia el partido más fuerte. NO dejando de quejarse de las fallas del perdedor.
Está el COBARDE. NO es tan delincuente como el cínico; ni tan asqueroso como el traidor. Pero muestra lo endeble de su formación espiritual.
Está el HÉROE. Que manso y aparentemente insignificante. Se afirma en la hora de la lucha y grita al Enemigo: ‘¡Aquí estoy!’
Está el SANTO, que mientras todos huyen aterrorizados, dice: ‘Yo tomo su lugar.’
No es el ser tentados, lo que ha de causar Temor. Así como tampoco la violencia de la Tentación.
Ni la reiteración de los recios ataques, deben inducir al alma al Abatimiento y al Desaliento para seguir adelante. La Ira de Satanás, siempre se desata contra las presas que se le escapan y son conquistas de Dios.
En una batalla, ¿Dónde concentra el enemigo sus embestidas más fuertes?
Endereza toda la artillería contra las posiciones más fuertes y que son de capital importancia. Cuando se ha conquistado la plaza fuerte; las débiles caen por sí solas.
Sería necio gastar fuerzas y municiones en ataques a las defensas desmoronadas por la falta de iniciativa de sus defensores, QUE SE RINDEN SIN LUCHAR.
Satanás es un estratega Inteligentísimo, sagaz y MUY CRUEL.
Sabe regular muy bien sus asaltos. Donde aprecia debilidad espiritual y moral. Y donde ve un consentimiento pleno para aceptarle como amigo, usa de halagos.
Y el hombre cae por sí mismo en sus garras.
Sus ataques violentos los reserva, para donde advierte una resistencia y prevé una Derrota. Entonces cambia los halagos por Terror; sin cansarse de atacar una y otra vez.
Usando todos sus efectivos y todos los medios, a fin de conquistar o AL MENOS ATORMENTAR… (Por eso cuando aprendemos a Amar el Sufrimiento, nos convertimos en guerreros LETALES para él)
La vida es una lucha cotidiana contra el Demonio, el Mundo y la Carne.
Porque Satanás usa de los TRES, para hacer caer en Pecado a la criatura y así privarla de la Gracia, para poder apoderarse de ella.
LA CARNE.
Las debilidades del ‘yo’, siempre presentes mientras el hombre vive y cuya solución solo es aplastada, conforme él ‘yo’ es crucificado.
EL MUNDO.
Los afectos y todo lo que constituye el respeto humano, son las armas predilectas para atormentar.
Usa al hombre contra el hombre. Buscando siempre lastimar en donde más Duele y con quién más se Quiere.
EL DEMONIO.
Conforme avanza el alma en el descubrimiento del mundo espiritual, SE DESCARA COMPLETAMENTE
Y SE ENCARA ABIERTAMENTE: “Deja a Ese…” “Y te daré…” Y sigue una enumeración de lo que él considera que puede darle resultado.
Como conoce muy bien a su presa, sabe por dónde llegar. Cuando NO consigue su objetivo, su Furia Homicida lo lleva al ataque físico…

Sn. Juan María Vianney “CÓMO NO PUEDE ATRAPAR AL PÁJARO, VINO A QUEMARLE LA JAULA” (Cuando el Demonio lo arrastró y le inició un incendio en su habitación)
El santo cura de Ars, cuando Satanás lo atacaba físicamente, dejándolo como un boxeador de peso ligero, vapuleado por un boxeador de peso pesado. En su habitación personal, TODO quedaba hecho un desastre, como si la hubiera arrasado un huracán.
Su cama, era un amasijo de hierros retorcidos y como remate, un día se la incendió.
A las preguntas de sus compañeros sobre lo que había acontecido; el santo cura de Ars, solía responder: “Cómo no pudo atrapar al pájaro, vino a quemarle la jaula.”
Pocas veces consigue alcanzarnos.
El amor de Jesús y de María, protegen siempre y solo causa daños HASTA DONDE SE LO PERMITEN…
El Testimonio del Padre Pío es más que esclarecedor:
Las Tentaciones de Satanás que quisieron hacer caer al padre Pío, se manifestaron de cada modo: “El Padre Agostino nos confirmó que Satanás apareció bajo las formas más variadas: Bajo forma de jovencitas desnudas que bailaron en forma de crucifijo. Bajo forma de un joven amigo de los frailes. Bajo forma del Padre Espiritual o del Padre Provincial. Del Papa Pío X y del Ángel de la guarda.
De San Francesco. De Maria Santísima… Pero también en sus semblantes horribles, con un ejército de espíritus infernales… A veces NO hubo ninguna aparición… Pero el pobre Padre fue golpeado hasta salirle sangre, atormentado con ruidos ensordecedores, lleno de escupitajos etc.”
Él logró librarse de estas agresiones invocando el Nombre de Jesús…
Las luchas entre el Padre Pío y Satanás se agriaron cuando el Padre Pío liberó a los poseídos.
Más de una vez – el Padre Tarsicio contó de Cervinara – antes de salir del cuerpo de un poseído, el Malvado ha gritado: “Padre Pío nos das más molestias tú que San Michelle”. Y también: “Padre Pío, NO NOS ARRANQUES LAS ALMAS y NO TE MOLESTAREMOS….”
La carta a Agostino del 5 de noviembre de 1912:
“Estimado Padre, ésta también es su segunda carta a través de la concesión de Dios y ha seguido el mismo destino de la anterior. Yo estoy seguro de que el Padre Evangelista ya le ha informado sobre la nueva guerra que los apóstatas impuros están haciendo en mí.
Mi padre, ellos no pueden ganar, a su voluntad por mi constancia. Yo le informo sobre sus trampas. Sé que les gustaría inducirme, privándome de sus sugerencias. Yo encuentro en sus cartas mi único consuelo. Pero para glorificar a Dios y para su Confusión yo los llevaré. Yo NO puedo explicarle a usted, cómo ellos están pegándome. A veces yo pienso que me voy a morir.
El sábado yo pensé que ellos realmente quisieron matarme, yo NO hallaba a qué santo pedirle ayuda. Yo me dirigí a mi Ángel de la guarda, suplicándole ayuda, quien me hizo esperar largo tiempo… Y finalmente, él voló alrededor de mí y con su voz angélica cantó los himnos de alabanza a Dios.
Entonces una de esas escenas usuales pasó. Yo le reñí severamente, porque él me había hecho esperar tanto por su ayuda, a pesar de que lo había llamado urgentemente y por castigo, yo no quise mirarlo a la cara.
Yo quería que él recibiera más que un castigo de mí, yo quise huirle… Pero, él pobre, me localizó llorando; él me tomó hasta que yo lo mirara… yo lo miré fijamente en la cara y vi que él lo sentía.”
(PADRE PIO DA PIETRELCINA: Epistolario I° (1910-1922) a cura di Melchiorre da Pobladura e Alessandro da Ripabottoni – Edizioni “Padre Pio da Pietrelcina” Convento S.Maria delle Grazie San Giovanni Rotondo – FG)
La carta al Padre Agostino del 13 de febrero, de 1913:
“Ahora que veintidós días han pasado, desde que Jesús permitió a los diablos para descargar su enojo sobre mí. Mi Padre, en mi cuerpo todo se machuca de las palizas que yo he recibido en el presente por nuestros enemigos.
En varias oportunidades, ellos me han quitado mi camisa incluso. Y me han golpeado de una manera brutal”…
La carta al Padre Benedetto de fecha 18 de marzo de 1913:
“Estos diablos no dejan de pegarme, mientras que también me tumban de la cama. ¡Ellos igualmente me quitan mi camisa, para pegarme! Pero ahora ellos NO me asustan ya. Jesús me ama, Él me alza a menudo y me pone en la cama”
(PADRE PIO DA PIETRELCINA: Epistolario I° (1910-1922) a cura di Melchiorre da Pobladura e Alessandro da Ripabottoni – Edizioni “Padre Pio da Pietrelcina” Convento S.Maria delle Grazie San Giovanni Rotondo – FG)
Satanás fue más allá de todos los límites de provocación, con el Padre Pío. Hasta le dice que él era un penitente. Éste es el testimonio del Padre Pío: “Un día, mientras yo estaba oyendo las confesiones, un hombre vino al confesionario dónde yo estaba. Él era alto, guapo, me vistió con algo de refinamiento y era amable y cortés. Comenzó a confesar sus pecados; los cuales, eran de cada tipo: contra Dios, contra el hombre y contra las morales. ¡Todos los pecados eran molestos!
Yo estaba desorientado, por todos los pecados que él me dijo. Yo respondí. Yo le traje la Palabra de Dios, el ejemplo de la Iglesia, las morales de los Santos, pero el penitente enigmático se opuso a mi palabras justificando, con habilidad extrema y cortesía, todo tipo de pecado.
Él vació todas las acciones pecadoras y él intentó hacer normal, natural y humanamente comprensible todas sus acciones pecadoras. Y esto NO solamente para los pecados que eran repugnante contra Dios, Nuestra Señora y los Santos; él fue Rotundo sobre la argumentación. Pero, qué pecados morales tan sucios y ásperos.
Las respuestas que él me dio con la delgadez experimentada y malicia me sorprendieron. Yo me pregunté: ¿Quién es él? ¿De qué mundo viene él? Y yo intenté mirarlo bien, leer algo en su cara. Al mismo tiempo concentré mis oídos a cada palabra, para darle el juicio correcto que merecían. Pero de repente; a través de una luz vívida, radiante e interior yo reconocí claramente quién era él.
Con autoridad divina yo le dije:
“Diga…….”Viva Jesús por siempre” “Viva María eternamente”
En cuanto yo pronuncié estos nombres dulces y poderosos, Satanás desapareció al instante en un goteo de fuego, mientras dejaba un hedor insoportable”.
Satanás es el mejor maestro en lo que consiste el conocernos a nosotros mismos. A veces está tan enojado, que descubre las tácticas que usará, al enumerar las debilidades de su víctima. Si el alma usa la inteligencia: de sus aparentes victorias, sacará las conclusiones necesarias, para preparar las defensas.
Y es cuando es indispensable fortalecernos en el Señor y en la Fuerza de su Poder. Hay que revestirnos de las Armas de Dios, para poder resistir las asechanzas del Demonio.
Porque nuestra lucha NO ES CONTRA LA CARNE Y LA SANGRE; sino contra los Principados. Contra las Potestades. Contra los Dominadores de este mundo tenebroso. Contra los espíritus del Mal, autollamados dioses, que están en las alturas.
Por eso hay que tomar las Armas de Dios, para poder resistir en este día malo. Y después de haber vencido todo, mantenerse firmes. La Guerra es contra el Infierno Fortísimo, el cual desencadena directamente las grandes Tormentas de las más poderosas tentaciones; en un postrer esfuerzo de abatir al espíritu gigantesco que se le resiste.
La Tentación es un elemento del Mal, que se puede cambiar en Bien y en gloria, mediante la libre voluntad con que el hombre la rechaza. A veces es tan sorpresivo y violento el ataque, que agarrando al hombre desprevenido, lo hace caer…
¿Qué hacer? ¿Llorar y desesperar, porque estamos derribados mordiendo el polvo? ¿Quedar abatidos y darnos por vencidos, aceptando nuestra mísera realidad? ¿Tirar la toalla y batirnos en retirada, dejando que el Enemigo consuma su victoria y nos destruya por completo?
¡Claro que NO!
¡Sólo los cobardes se dan por vencidos! Cuando se recibe un golpe bajo, (Los de Satanás, siempre lo son) y nuestro triste barro yace miserable y derrotado; debemos recordar, ¡Qué somos polvo!
El Demonio que se retuerce de risa porque nos hizo caer… No hace más que recordarnos, la miseria que somos y como dependemos de Jesús.
Dependiendo del daño recibido. Debemos serenarnos. Tratar de mirar objetivamente la situación y…
¡Llorar amargamente! Pero NO DE ABATIMIENTO… Sino de arrepentimiento, por el Dolor infligido a Dios por nuestro Pecado.
Postrarse en Tierra y pedir perdón al Señor, equivale a levantarse y seguir adelante.
No debemos olvidar que los tropiezos que pone Satanás son más grandes, cuanto más cerca estamos de Dios.
Levantarse y proseguir con constancia inalterable, decididos a pertenecer más a Dios. ¡Dios sabe distinguir las caídas y es Padre que levanta a los que caen; NO por malicia, sino por debilidad de la criatura y tropiezo de Satanás!
El alma que lo conoce, sabe de la Infinita bondad de Dios. Y confía en que el arrepentimiento sincero, obtiene de Dios el Perdón. Y Él, en su Infinita Misericordia, aumenta las Fuerzas y los recursos que el alma necesita para perseverar y vencer.
El Demonio vencido, se retira con su mezquina victoria, diciéndonos: “De todas maneras, ¿Ya ves que eres un perro? ¡Te hice caer y te hice llorar! ¡Volveré y me las pagarás! ¡Te mataré!” La Burla y la amenaza NO faltan jamás.
Su función es tratar de amedrentar a como dé lugar. Le encanta hacer una descripción minuciosa de lo que nos hará cuando caigamos en sus manos, cuando llegue nuestra hora…
Tentación rechazada, es mérito adquirido. Lo que NO consiguió con la Tentación, trata de conseguirlo con el Terror. Pero, ¡Si Dios está con nosotros! ¿Quién contra nosotros?
Para esto dejó al hombre su magnífica libertad de QUERER. Para que a través de ella y por mérito propio, alcance la gloria merecida. Conforme avanza el hombre en el conocimiento de Dios y por lo tanto del Amor; el alma extrae de la Verdad, la fuerza necesaria para remontar el Abismo y colocarse al nivel del Enemigo en la Última Batalla.
Todas las luchas anteriores, tienen como finalidad entrenarnos, para el mortal Combate Final. En ella EL MARTIRIO DE LA HORA DE LA MUERTE ES LA BATALLA DEFINITIVA, que determina el curso de nuestro destino eterno.
No podemos darnos el lujo de cometer el más mínimo error.
Si tomamos en cuenta que como hijos de Dios, somos dioses y que lo que decimos se hace; podemos entender el tremendo drama que se desarrolla con nuestras últimas declaraciones.
Para esto hay que encuadrar el diálogo, en un plano totalmente espiritual.
Y veremos claramente el COMBATE, entre el alma que quiere retornar a Dios y el terrible Adversario que trata de impedirlo.
Este conocimiento es invaluable para el momento en que tengamos que librar, nuestro propio y personal combate. Ya sea en una confrontación abierta, como la que tuvo Jesús con sus acusadores…
O en la paz del lecho de enfermo en la que termina la jornada terrena. Este combate es especialmente doloroso para los ATEOS. Por eso sus agonías son desesperadas y espantosas, cuando NO terminan de manera súbita, con el Homicidio o el SUICIDIO…
Pruebas + sufrimiento = Amor Perfecto.
La debilidad humana no es capaz de resignarse al Martirio. Pero los corazones que aman de verdad a Dios y deben dar testimonio de Él…
Él Mismo les infunde una gracia sobrenatural: el Amor Perfecto.
Cuando se llega al Amor Total; NI las torturas, NI las acusaciones, NI las separaciones de los familiares; NI la pérdida de la vida, NI ABSOLUTAMENTE NADA, tiene importancia. TODO se convierte en pedestal para levantarse al Cielo, para aceptarlo TODO, para extender los brazos y el corazón a las torturas, mirando solamente hacia Dios.
El amor, el sacrificio y la confesión heroica de la Fe, es Absolución. La vida es un martirio, cuando el Mundo ha perdido toda atracción y el corazón suspira por el Cielo.
Cuando se vive para enseñar a los demás el Amor; para consolar de sus desilusiones el Corazón de Dios y para perseverar infatigables en darle almas.
Por eso debemos perseverar en cumplir nuestra Misión y el Ministerio recibido de Jesús, de santificar el Mundo y dar testimonio del Evangelio. De ninguna otra cosa nos debemos preocupar.
Si sabemos convertirnos en verdaderos hijos del Padre Celestial; DEBEMOS VIVIR, ACTUAR Y MORIR COMO TALES…
Nuestra muerte debe ser brecha en los diques del Paganismo, como agua que socava una y otra vez… Y rompe lenta, pero inexorablemente, las más fuertes obras del hombre.
Y nuestra sangre, igual que la de Jesús; brotando por miles de heridas, debe resquebrajar las murallas paganas para que el Mundo pueda ser conquistado por el Amor.
Hay que orar pidiendo la Sabiduría, para poder ser CONFESORES. Cuando la poseemos y amamos verdaderamente a Dios; hacemos de este Amor la razón principal de nuestra vida y es cuando alcanzamos la perfección espiritual: la Santidad.
Con el Amor de Fusión Perfecto, nuestro espíritu es elevado al Cielo.
Y podemos gozar de Dios, ENMEDIO DEL MARTIRIO CRUENTO.
NO muertos. NO torturados. NO destruidos. NO desesperados. Así como NO es muerte el trabajo de parto, sino que es vida que genera vida: el Dolor de un instante ofrecido a Dios, NO ES MÁS DOLOR…
Sino GOZO que se vuelve Eterno, al dejar este mundo. Debemos por tanto, reflejar a Dios en sus cualidades y a Cristo Salvador en su Holocausto. Debemos imitarlo si realmente queremos sobrevivir y reunirnos con nuestro Padre.
EL QUE ESTÉ DISPUESTO PARA EL MARTIRIO,
ESTÁ LISTO PARA RECIBIR EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO…
Celina calla…
Después de un momento de reflexión, todos se dirigen a la Iglesia de la Santa Cruz, donde se celebra la Eucaristía y donde los espera un grupo de obispos, para bautizarlos.
Nicolás dice al saludar al obispo Francesco:
– Ahora ya que me han dado el conocimiento de esta gloriosa Fe, mientras mi Fernanda me ha dado la dulzura, tú ábreme las puertas de la Gracia. Quiero ser de Cristo para ser igual al ángel que Él me ha dado por esposa y que me ha abierto los caminos celestiales en los que prosigo, olvidando todo el pasado. ¡No tardes más! ¡Oh, obispo! Yo creo y ardo por confesarlo, para la Gloria de Jesucristo, nuestro Señor.
Los cristianos escuchan conmovidos y alegres.
Y sonríen al nuevo hermano y a la feliz Fernanda que lo tiene tomado de la mano, estando entre el esposo y el cuñado.
Al igual que los demás, Nicolás y Emiliano están vestidos de blanco y sin ningún adorno, ni joyas de ningún tipo.
El Obispo Francesco pronuncia la fórmula sacramental del Bautismo, mientras los cristianos van siendo sumergidos uno a uno, por tres veces; en la piscina con el agua lustral.
Nicolás con las gotas de agua todavía escurriendo de sus cabellos, recibe el beso fraterno de los cristianos y sus felicitaciones…
Que le dicen:
– Serás un campeón entre nosotros.
El joven patricio contesta sonriendo:
– No soy capaz de tanto. Yo, infeliz pagano envuelto en el Error. Todo el mérito es de esta dulce esposa mía. Su belleza y su gracia, sedujeron en mí al hombre… Pero su Fe y su pureza, han seducido mi espíritu. He querido ser igual a ella, para poderla amar y comprender más, todavía.
De mí, iracundo y sensual; ella ha hecho esto que veis: un manso y un puro. Y espero con ayuda de ella, crecer siempre más en este Camino. Ahora te veo ángel de virginal candor, ángel de la esposa mía. Y a ti también Azharías. A ti te sonrío, porque me sonríes. ¡Ahora te veo, Angélico esplendor!
La alegría de contemplarte es superior a toda la aspereza del Martirio.
Fernanda santa, prepárame para eso. Yo quiero entregarme completamente y consagrarme como tú. Quiero ser Sacerdote e inmolarme a mí mismo, a mi Señor Jesucristo. Sobre esta Estola yo quiero escribir con mi sangre, el Nombre Santísimo del Cordero y ofrendar el Verdadero Culto a Dios.
– Amén. –contestan todos.
Cuando la asamblea termina, los cristianos regresan a sus hogares.
Y en Roma, Celina redacta un documento donde autoriza la venta de sus propiedades y dona todas sus riquezas para que Pedro las distribuya, a los pobres de la Iglesia.
Luego pide a Diana que la acompañe a orar durante toda la noche.
Diana le pregunta:
– ¿Cuál es la razón para esta decisión?
Celina contesta:
– Me enteré, de que Narciso Haloto con calumnias, ha conseguido de su padre una orden de arresto contra mí. Piensa llevarme a los lupanares del Palatino y entregarme a los spintrias. (Maestros de voluptuosidad)
Quiere retenerme prisionera, hasta que se canse de mí. Después de profanarme, quién sabe cuántas crueldades más tiene planeadas la ruin bajeza del despechado romano. Pues está dispuesto a hacer uso de toda su fuerza y poder, para vengarse de lo que considera: ‘Estúpidos desprecios de una jovencilla orgullosa.’
Diana se queda muda de estupor y solo exclama:
– ¡Oh!
Las dos se arrodillan ante la cruz, en el cubiculum de Celina.
Y se sumergen en una larga y ardiente Oración…
Cuando llega la mañana, se levantan y preparan un pequeño altar, con linos muy finos y hermosas flores blancas.
Luego entra un hombre joven, elegantemente vestido; con su toga ribeteada de púrpura, parece un senador.
Es Humberto y las dos jóvenes le saludan con gran veneración. Él saca de una bolsa, todo lo necesario para celebrar una Misa. Después se reviste con las vestiduras sacerdotales y se inicia la Eucaristía.
Celina y Diana, oran siempre más fervorosamente.
Humberto consagra las Especies y después las da a las dos jóvenes, que las reciben con profunda adoración.
Pero cuando el sacerdote las bendice al terminar la Misa y desciende del altar, solamente Diana se mueve.
Celina permanece postrada, su compañera la llama y la sacude suavemente.
Humberto también se inclina y entre los dos, la levantan.
Ya la palidez de la muerte, está sobre el rostro de Celina y los ojos están semicerrados por la agonía final. Respira fatigosamente y una alegría incontenible, ilumina su bello rostro.
La colocan con cuidado sobre un largo diván que hay junto a una ventana abierta al atrium, donde se oye el agua del implovium, cuando salpica el hermoso jardín.
Tratan de ayudarla.
Pero ella, haciendo un esfuerzo, levanta una mano y solamente dice dos palabras:
– Gracias… Jesús…
Y sin ningún espasmo, expira…
Diana besa la blanca frente de su amiga.
Y lágrimas silenciosas, resbalan por sus mejillas, mientras le dice:
– Hermana mía, me has precedido. Te lo ruego, ora por mí, cuando llegue mi hora.
Humberto unge el cuerpo con los santos óleos y cruza sobre el pecho, las manos de la doncella; que parece como si durmiera apaciblemente.
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONÓCELA
43.- LA PERSECUCION
En el cubiculum de un lujoso palacio, furioso da vueltas como un león enjaulado y con el rostro descompuesto por la ira, Narciso Haloto.
Había ido a buscar a Celina y en su casa le dijeron que había emprendido un viaje del que tardaría muchas semanas en regresar. Y no… NO sabían en donde se encontraba ahora.
La esquiva y hermosa virgen le ha colmado la paciencia.
A pesar de su pesquisa no ha logrado dar con su paradero y no comprende como ella se atreve a rechazarlo de esa manera… Pues él desciende de una poderosa familia en Roma, acaudalada y con ilustre linaje. Sus antepasados han sido cónsules y militares muy prestigiados…
Aún ahora su padre es el favorito de Nerón… Y ellos no están acostumbrados a implorar los favores de nadie.
Haloto es el prototipo de su sangre y esta hermosa joven le ha herido más que nada en su vanidad… Y más que amor que un día creyera sentir por ella, se ha levantado en él la obstinación del jugador que está acostumbrado a ganar.
Desde siempre ha obtenido lo que quiere y no conoce las contrariedades, ni la derrota. Y NO pasa siquiera por su mente la posibilidad, de que ésta vez no pueda conseguir su objetivo.
En el ejército, la disciplina militar había puesto límites a su voluntad; pero al mismo tiempo le había afirmado en que toda orden debe ser obedecida. Y él ha sido un hombre implacable en ese sentido.
Su prolongada permanencia en el Oriente, donde la gente es sumisa y habituada a la obediencia de los esclavos, le ha confirmado en su ánimo de no ser contrariado jamás. Ni siquiera en el más mínimo de sus deseos.
¿Quién se cree Celina que es, para tratarlo como a un liberto y no tan solo rechazarlo; sino largarse sin dejarle noticias de su paradero? Piensa en esto y su rostro palidece de cólera y se goza por anticipado, en lo que la humillará…
Se vengará de todos los agravios sufridos. La atormentará a su antojo, como si fuera una esclava. Y empieza a deleitarse con el pensamiento de las rojas huellas del látigo, marcando sus carnes sonrosadas…
Quiere verla suplicándole que tenga piedad de ella.
Su obsesión por Celina le ha hecho ser un amo más cruel y despiadado. Sus esclavos y hasta sus libertos se acercan a él temblando.
Y él disfruta viendo el terror en sus miradas. Y como ahora caen sobre ellos inmerecidos castigos, tan despiadados como injustificables; empezaron secretamente a odiarle, tanto como le temían.
Narciso descarga en ellos sus venganzas, ya que no puede alcanzar a la fugitiva causante de su pésimo estado de ánimo.
Se ha propuesto usar todos los medios a su alcance para obtenerla y cuando esto suceda… ¡Celina se enterará de quién es él! ¡Vaya que lo sabrá!…
La sangre le hierve de ira.
El es un Haloto y le demostrará lo peligroso que es tratar de ignorarlos o burlarse de ellos, como ella se ha atrevido a hacerlo con él.
Mientras tanto en la Puerta del Cielo, están acelerando la instrucción de los catecúmenos…
Y Celina está en uno de los salones, hablando a más de un centenar de personas:
LA PERSECUCIÓN
No son necesarios las grandes persecuciones o los grandes cismas, para luchar contra Cristo. También está la pequeña íntima lucha de cada alma; contra la Ley de Dios.
O la velada, astuta, estatal lucha de cada país, contra la Roma Católica. Contra la Voz de Jesús que habla y reclama a los hombres la Ley de honestidad, del deber, del amor.
Son luchas contra Cristo.
Los escribas, los fariseos y los sacerdotes del Templo de Jerusalén, se opusieron siempre a las verdades de Jesús. Las odiaron y las combatieron por todos los medios; porque estaban llenos de soberbia y de envidia.
Y su odio fue atizado por Satanás, hasta encontrar su desfogue implacable en la Cruz.
El rey Herodes ordenó el Genocidio de Belén, por miedo y por envidia de las profecías que vio cumplirse en las palabras de los Reyes Magos. Miedo y envidia que movió al Sanedrín contra Jesús.
¿Por qué?
POR EL PODER
Jesús, como Dios Todopoderoso fundó una Iglesia cuyo uno de sus grandes caudales es: EL PODER.
Tesoro que la hace bella, potente, perfecta. Única en el mundo por sus innumerables tesoros espirituales, donados por el Todopoderoso. Ninguna sociedad existente en el Universo, dispone del Poder del que dispone la Iglesia.
Las Potencias del Infierno, gozan de un poder superior al humano, debido a su naturaleza angélica superior a la naturaleza humana. Pero no en la medida que ellos se esfuerzan en hacer creer.
El poder del que ellos disponen es extranatural, NO sobrenatural. Nacido principalmente de la ignorancia de sus adeptos, a los que han convertido en profanadores de los Misterios de Dios.
Pero el Poder concedido a la Iglesia de Jesucristo, SI es un poder sobrenatural. Infinitamente superior al concedido a los ángeles. Poder Divino que cuando es ejercido dentro de la Voluntad de Dios y en amoroso seguimiento a sus designios; es una fuerza devastadora para Lucifer.
Esto lo sabe muy bien el Archí-enemigo de Dios y de los hombres.
Y por eso su principal estrategia es provocar la crisis de Fe, demoliendo las convicciones principalmente en la Jerarquía; para NEUTRALIZAR ESTA FUERZA y hacer que se desperdicien las riquezas que fueron fruto de la Sangre de Jesús. Y de esta manera dejar anulados a los que son sus mortales enemigos.
EL PODER ESTA EN LA FE
Y cuando es usada la Fe Verdadera en todos los Sacramentos, él es un Adversario Aniquilado. Por eso trata de ensombrecer a la Iglesia. Que a los ojos humanos le puede restar resplandor; pero en la realidad NO se ha disminuido en Ella nada de su valor, ni de su potencia.
Una Iglesia ‘Viva’ en su parte divina y sobrenatural, ya hubiera acabado con el terror que Satanás ejerce en el mundo, por medio de los corazones entregados a él.
Satanás sabe cuán débil es la naturaleza humana, con la embriaguez del poder terrenal.
Por eso una de las Tentaciones en el Desierto, fue precisamente ésta. Y como NO logró que Jesús consintiera, buscó la manera de obligarlo, haciendo que lo proclamaran rey. Pero Jesús huyó.
Las riquezas y el poder son las dos cadenas más poderosas, para perder al espíritu.
Muchos se han extraviado lejos de la Fe y se han torturado a sí mismos con un sinnúmero de tormentos, por entregarse a ellas.
Su avidez por poseerlas los han precipitado en la Condenación Eterna, después de haber sido flagelo para otros y de olvidar completamente el sentido de la Vida y de la Doctrina Cristiana.
La Confusión entre poder terrenal y poder espiritual en los corazones, provoca los errores y las herejías en el interior.
Y la Persecución provocada por el odio irracional en el exterior.
La Persecución sanguinaria y violenta, es el punto que delimita claramente las relaciones entre la política y la religión, porque pone de manifiesto la eterna batalla del poder por el Poder; en la terrible guerra espiritual, entre Jesucristo y Lucifer.
‘Mi Reino no es de este mundo’.
Estas palabras son la clave para no perder la brújula en el camino para llegar a Dios.
El cristiano verdadero sabe quién persigue a Quién y por qué.
También está consciente de su propia Identidad. Y por eso es temido y más odiado por su Adversario.
El cristiano verdadero sabe vencer; aún cuando a los ojos del mundo, pareciera vencido. El cristiano verdadero dirige su propio combate. Y el Enemigo, debe aceptar las reglas. Los que NO ‘ven’, NO comprenden.
Si su alma estuviese viva, verían como son regios los vencedores. Y como las ‘víctimas’ son los verdaderos dioses que se han liberado de la esclavitud del Mal y se yerguen ante él victoriosos. Satanás mira impotente como sus ataques solo los hacen crecer más.
Los destruye aparentemente, en lo único que puede alcanzarlos: lo material y terrenal. Pero con esto está contribuyendo a la Obra de Dios: deificar al alma para que sea verdadera hija de Dios.
Pero un Padre no da solamente amor y semejanza a los hijos. Da también sus riquezas y su herencia. No hay victoria sin lucha. Y no puede tenerse el vestido adornado, ni palma de gloria, sin el Dolor y sin la Cruz; los medios por los cuales Jesús fue exaltado por el Padre, después de la Suprema Humillación y Obediencia.
Para ser coherederos del Reino Celestial del cual el Cordero de Dios, el Verbo Encarnado, ES el Rey de reyes y Señor de señores; debemos también desear ser coherederos en su parte de Dolor, de inmolación, de humillación y de obediencia. Porque solo así se podrá junto con Él, Victorioso y Glorioso, ser glorificados.
Breve, siempre breve será la Prueba terrena respecto a la Eternidad. Relativos, siempre relativos el sufrimiento y la cruz, respecto al gozo celestial e infinito, como todas las cosas que vienen de Dios.
No hay que desconsolarse por las persecuciones, vejaciones, opresiones, calumnias, escarnios, que vienen de quienes son utilizados por Satanás, para tratar de destruirnos.
Porque Cristo es perseguido en sus hijos.
Ni la espada, ni los tormentos pueden separar de Cristo a los que lo aman de verdad.
Nada es tan poderoso como la persecución a una idea o a una religión, para hacerle aumentar su potencia. Lo mismo pasa con Cristo: de la larga persecución moral y la feroz persecución final, obtendrá el sello de Gloria Imperecedero por el cual reina y reinará como el Santo de los santos.
Entonces todas las cosas serán restauradas, tal y como Dios las había concebido antes de crearlas.
La Iglesia en plena coherencia Divina y humana, debe en su calidad de Maestra y Guía, dirigir a los hombres hacia los ilimitados horizontes de la Eternidad Divina.
Renovarse o perecer. Ser la Fiel Esposa de Cristo, que conquistará el mundo con el Amor. Tener a la Iglesia aceptada y conocida solo en su parte humana y culpablemente ignorada en su parte Divina y sobrenatural; Ha hecho que Satanás crea su loca ilusión de haber acabado con Ella, como un día hizo con la Cabeza.
Las fuerzas del Infierno no la podrán vencer. Estas palabras de Jesús, son la promesa de Dios a una Iglesia que NO podrá ser destruida. Porque Él NO lo va a permitir. Porque ha sido establecida como Faro del Mundo.
EL MESIAS PERSEGUIDO.
“Cuando el mundo los odie, recuerden que primero que a ustedes me odió a Mí. No sería lo mismo si ustedes fueran del mundo, pues el mundo ama lo que es suyo…”
Jesús no envileció su Divinidad al asumir figura humana. Su Amor Perfectísimo Divinizó a la Humanidad; que llevada por la libre voluntad del hombre, nos hace semejantes a la Perfección de Dios, que es Amor Puro, Libre, Perfecto.
Jesús no quiso diferenciarse del hombre, para llevarlo hasta donde Él está. Y unidos en Él, ser tentados y vencedores, para ser dioses en el Reino Celestial.
Cuanto más crece el hombre en perfección, más se ve asaltado por las fuerzas del Mal. Más en el hombre saturado de Dios, los asaltos no son muerte sino vida. Tampoco envilecimiento, sino gloria.
El hombre no ha cambiado y Satanás tampoco. Quitando el miedo y la ignorancia, el alma unida a Dios puede alcanzar la perfección, porque en la entrega llega la Fusión y es Dios Mismo el que libra los combates. La vida es una guerra de todos los días y las víctimas se purifican en la hoguera de las tentaciones.
El alma víctima, es el mártir que llega a ser dios por el esfuerzo constante de las victorias conseguidas en la vida terrena. Si el alma ya fuese dios, no tendría que esforzarse en serlo. El Amor la invita a divinizarla mediante el Amor. En esto consiste la perfección.
El que descubre a Dios y lo busca para amarlo; comienza a hablar un lenguaje nuevo y diferente, que NO puede ser comprendido por los que pertenecen al mundo.
El cristiano siempre será perseguido e incomprendido. Más incomprendido mientras más avanza en el camino de la Cruz.
LA SEÑAL DEFINITIVA DE QUE JESÚS ES DIOS…
ES EL ODIO CON EL QUE TRATAN DE DESTRUIRLO TODO EL INFIERNO Y TODO EL MUNDO.
Odio mortal dirigido contra ÉL y contra todos los que lo representan.
Dios es Amor. Jesús es el Amor Encarnado. Cuanto más se ha demostrado la sobrenatural realidad de su Divinidad y de su Palabra, más Odiado es. Satanás creyó vencerlo matándolo a Él y matando a los primeros cristianos, así como ahora nos quiere matar a nosotros.
Aún sigue creyendo que exterminando la Iglesia, acabará con la Doctrina Cristiana. Por eso debemos estar preparados. El Espíritu Santo nos ha prevenido que ha pedido permiso para cribarnos y se le ha permitido hacer proyectos orgullosos para actuar como quiera durante cuarenta y dos meses, antes del regreso de Jesús para instaurar su Reino en la Tierra.
Se le concedió hacer la guerra a los santos y vencerlos. Y tiene poder sobre todo pueblo, raza y nación. El que tenga oídos escuche y comprenda:
Quién está destinado a la cárcel, irá a la cárcel.
Quién está destinado a muerte de espada, perecerá por la espada.
Para los santos es la hora de la Perseverancia y la FE.
PERSEGUIR A UNA DOCTRINA NO SIRVE MAS QUE PARA AUMENTAR SU PODER. Sobre todo si es auténtica en las verdades que enseña.
Cada gota de sangre de los que sean martirizados y cada lágrima de los santos que sean aplastados, será semilla de cristianos y hará que el catolicismo se extienda por todo el planeta. Porque Satanás no cambia y tampoco cambia sus métodos.
Como trató a Jesús y a los primeros cristianos, tratará a los actuales. Y así seguirá mientras haya un alma que deba probar su fidelidad a Dios. De los gobernantes parten las más crueles masacres.
Las lacras del Mal imperante penetran y se extienden en el espíritu del hombre, quiera o no quiera, porque no quieren que el espíritu se vuelva a Dios y a su Ley.
Estallan el rencor y la envidia de los hijos de Satanás, en las persecuciones feroces; cuando botando la máscara humana que cubre su cabeza de serpiente infernal, se manifiesta abiertamente y combate a los hijos de la luz.
Los espíritus que no están vivos y nutridos de amor y de Evangelio. No pueden resistir y permanecer fieles, por eso le temen a las persecuciones y al martirio. Y terminan por renegar de Dios, pues carecen del Amor y la fortaleza suficientes para vencer.
Los hombres son los instrumentos que Satanás mueve para golpear a la Iglesia. Satanás sabe que los tiempos apremian y que ésta es la lucha decisiva que anticipará la venida de Cristo.
Satanás es el capitán de este ejército que se inició en el Sanedrín entre las castas de los fariseos, de los escribas. Que encontraron su alférez en Judas y que culminará con el Reino del Anticristo.
El cual al torrente de Gracia contrapondrá un torrente de ferocidad y de sangre, en el cual triturará y desaparecerá a todos los cristianos; donde muy pocos caerán como víctimas santas, invocando a Cristo.
PORQUE DECIRSE CRISTIANO, NO QUIERE DECIR SERLO. No es el recibir el rito del Bautismo y acercarse a los Sacramentos con el espíritu muerto, lo que lo constituye.
Ser cristiano quiere decir ser como Cristo lo ha dicho que se debe ser y como el Evangelio lo repite. El querer adaptar el Evangelio a una vida sin conversión, es una patética confesión de miseria espiritual.
El Evangelio debe ser vivido de manera integral. Y el Anticristo nos obligará a ser perfectos, porque su diabólica ferocidad estará completada con la moderna tecnología para torturar.
El que no quiera perderse deberá aprender a ser un héroe.
LA PERSECUCIÓN ES LA SUERTE DE LOS SANTOS
El hijo de un doctor, quiere ser doctor. El hijo de un artista, quiere ser artista. Los que creen que han surgido de una tribu de simios, corren el peligro de convertirse en bestias.
Los que sienten que fueron creados por Dios y lo aman como Padre, NO hay duda de que intentarán volverse como Él. Y cuando llegue el Tiempo del Sufrimiento por ser cristianos…
DESDE AHORA DEBEN DECIDIR
SI ESTARÁN LISTOS PARA ENFRENTAR ESE DÍA,
CON DIGNIDAD Y VALOR.
Satanás asecha con grandes grandezas a los que desean el Cielo, más que a los demás. Quién busca las grandezas del mundo, no puede entrar al Reino de los Cielos.
Judas de Keriot, es el ejemplo perfecto de esto. Porque la grandeza del mundo está en oposición a la Ley de Dios. La Grandeza del Mundo casi siempre se consigue con medios ilícitos, que para prevalecer sobre el prójimo; con la injusticia lo convierten en peldaño y lo aplastan para poder sobresalir.
El Mundo seduce con el espejismo del éxito y del triunfo.
Cristo triunfa en lo que es considerado como pérdida y derrota.
Solo el que sabe querer resistir con todas sus fuerzas, triunfa sobre las seducciones. Y a éstos, Satanás les hace una guerra despiadada y continua.
Todos los que siguen al Dios verdadero, PADECEN PERSECUCIÓN.
Todos los que lo predican, terminan con la suerte de los profetas: ODIADOS.
A Juan Bautista lo odiaron por su severidad. Y por decir la Verdad, terminó decapitado.
A Jesús lo odiaron por su Bondad. Y por decir la Verdad, terminó crucificado.
Los dos predicaban a Dios. La Penitencia y el Amor atraen al Odio. Satanás inculca el Odio en los corazones y es generador de tragedias.
Cuando el Espíritu Santo se acerca a las almas y éstas comienzan a responder a su llamado, los hombres se dividen en dos ramas: los que aman y los que odian al que está llevando el Reino de Dios a los corazones.
Desafortunadamente siempre es más grande la cantidad de los odiadores que de los convertidos. Satanás sabe que las almas reconocen a Dios. Y se convierten al ser consoladas y curadas por Él. Presiente su derrota en los corazones y su Odio y su Furia no tienen límites.
Entonces ataca con toda su rabia a los que se atreven a desafiarlo arrebatándole sus presas y vuelve furiosos a los que le pertenecen, comunicándoles su Odio Infernal.
Quien da hospedaje al Infierno, es quién odia a los pequeños cristos.
Satanás es tan astuto que convierte a los hombres sin que se den cuenta, en marionetas a las cuales maneja como quiere, a través de los hilos de sus malos sentimientos y sus pasiones. Y sin que ellos lo adviertan, hecha mano de todos sus recursos para atacar al perseguido y dañarlo por todos los medios posibles.
Los santos del Cielo traen una corona adornada con las perlas de su llanto y de su dolor. Algunos han sido martirizados hasta la sangre, por las vejaciones de Satanás y sus aliados.
En la Tierra recibieron el extraordinario consuelo de la Ternura de Dios que alivia el Dolor de sus hijos, que los Fortalece para llevar la amarguísima Cruz del Odio y sobrellevar las persecuciones solapadas, astutas y terribles que para poderlas vencer, debieron prepararse en la Escuela del Sufrimiento.
Para ser vencedores de Satanás que a la carne había hecho corrupta. Vencedores de los sentidos que en ellos se agitan por herencia del pecado y azuzada por Satanás.
Todos los santos son mártires. Porque para ser santos debieron superar las persecuciones y permanecer fieles. ¡Gloria a quién vence!
Satanás es el eterno azuzador de los hombres. Cuando persigue a un justo, aprovecha todas las oportunidades para abatirlo y destruirlo. Y endereza todas sus armas para herir en la Misión y en los afectos…
Porque en unos la Presencia de la Gracia en los justos, produce un terror humano que no tiene razón de existir y en otros es un reproche que no pueden soportar. En estos casos es mejor soportar y vencer; sin soberbias y sin desesperaciones.
Esta hora siempre tiene su razón de ser y es buena. No hay que sucumbir al miedo. Durante estas horas, Dios NO ABANDONA, sino que sostiene al que es fiel. NO podrán soportar las persecuciones los que no tengan como rey al espíritu.
Todo esto sucede porque Satanás ha robado la fuerza para amar a Dios y la capacidad para hacer el bien. El Odio más grande de Satanás está dirigido contra Dios y contra su hijo: el hombre que lo ama hasta imprimir en sí su Imagen. Él y solo Él existe en su corazón. Su amor está mezclado con llanto y dolor y purificado del rencor y del cansancio.
Las almas víctimas saben qué cosa quiere decir ser desamadas, rechazadas, ofendidas, no reconocidas, traicionadas y atormentadas con un sufrimiento que llega a enfermarlas. Calumniadas y tratadas como desquiciadas y obsesas.
En todos los medios en que se desenvuelven, son perseguidas por causa del Nombre de Jesús, el Amado de su Corazón y por su fidelidad en el espíritu. Y ellas entregan su amor y su dolor, su tribulación y su desolación.
Y Dios no las deja solas, porque Él necesita de estas penas. Un poco de Getsemani por su Amor. Ellas han extinguido el deseo de ser amadas y comprendidas y esto las hace arder en un fuego que refleja el Cielo y el Rostro de Dios.
Las burlas, los escarnios, los obstáculos, las trampas encaminadas a entorpecer su misión, las luchas espirituales, las tentaciones y las derrotas; aunadas a que al verse arrojadas de todos lados, llenándolas de dolor y de desaliento; tratando de derrotarlas con la tristeza y la impotencia y llevarlos a la duda y la desesperación.
Todos sus repetidos y feroces asaltos, están destinados a destruir la Obra de Jesús y a conseguir a como dé lugar volver a atrapar al alma que se le ha escapado.
Cada santo tiene su traidor. Se le debe perdonar más a él que a cualquier otro. Se debe buscar por todos los medios, que reconozcan sus yerros. Un perdón con lágrimas amorosas, puede conseguir que un corazón arrepentido sea rescatado de las garras de Satanás. El perdón sana. El perdón salva.
Los ataques imprevistos de Satanás, provocan que los hombres sean sus instrumentos para flagelar a otros… Si no se pierde de vista esto, se puede intentar todo para ayudar al hermano caído, que de otra manera NO podría levantarse.
Uno de los desalientos más dolorosos, es comprobar que aquellos a los que se ha hecho un beneficio, pagan con la ingratitud y la traición. Y pasándose al bando de los acusadores, calumnian sin la menor consideración.
Esta Arma: LA TRAICIÓN, Satanás la esgrime con singular maestría. Porque sabe los efectos devastadores que causa al comprobar la ingratitud de los que también se ama.
Para NO ser vencidos por el Desaliento, baste recordar que a Jesús lo crucificaron, los mismos que recibieron los beneficios de sus milagros. Los hosannas mentirosos del Domingo de Ramos, fueron los mismos que pidieron el ‘crucifige’ del Viernes Santo.
Los perdones a las traiciones, adornan de piedras preciosas las coronas de los mártires del Amor. Dios ve. Dios juzga.
Y Dios premia y castiga de acuerdo a su Infinita Perfección. Los ultrajes y las calumnias, son la tinta con la cual quedan inscritos los nombres de los elegidos en el Libro de la Vida.
Los santos están esparcidos sobre la tierra, para que los hombres sacien su hambre sobrenatural a través de Dios. Pero el hombre desprecia esta ayuda divina y por instigación satánica los persigue con odio infernal.
El hombre cae en la noche de su ignorancia y pierde cada vez más el deleite de lo Celestial. Envenenado como está por el sabor engañoso del Pecado, aumenta el Odio que instintivamente siente por el que percibe que es superior a él.
Entonces, la única protección que les queda es: LA ORACIÓN.
No hay más que recordar lo que le pasó a Jesús en su vida terrena, para no lamentarse jamás y para ser fuertes en el espíritu, al ver en todo al Mesías. Los secretos de Dios deben guardarse.
Satanás es constante en vigilar y obrar. Y bastante persistente en atormentar a los elegidos. Hay que tener mucha prudencia y paciencia. Cuando se llega a amar a los perseguidores y a los Judas, el alma crece en virtud y perfección.
Cada santo tiene su traidor. El que le hace nido en su corazón a la duda, deja de orar y dejando de orar, se aleja de Dios. Entonces la incredulidad se apodera del alma, por las trampas que pone para destruir la Obra de Dios.
Es un mal muy grande no rechazarlo. El enemigo al que no se expulsa, termina por adueñarse del lugar. Porque pone trampas, levanta sus trincheras y dirige sus ataques para matar el espíritu y apoderarse del alma de una manera aún más fuerte.
A los que NO rechazan al invasor con las armas de la Fe, la Caridad, la Esperanza; su situación llega a ser peor que antes de convertirse.
Las almas de los débiles y descuidados son tomadas como base para torturar a los justos. Le dan cabida al Infierno con sus bajas pasiones y terminan atormentando al Mesías que vive dentro de la ‘víctima’ y que a su vez debe repetir la Pasión de su Redentor.
¿CÓMO SE DEBE ACTUAR EN UNA PERSECUCIÓN?
Jesús nos enseñó como vivir y como morir: Él practicó todo lo que enseñó.
Practicó la Pobreza siendo pobre. La Continencia, siendo casto. La Templanza, siendo moderado. La Justicia, siendo justo. El Perdón, perdonando. A Redimir, redimiendo. A Obedecer, obedeciendo la más terrible de las órdenes: Morir por Amor.
Perdonó y amó a los enemigos, desde el Patíbulo donde lo crucificaron. Perdonó y amó a sus asesinos, orando por ellos desde la Cruz donde moría. Él es el ejemplo a seguir.
Cuando se recibe un insulto y una agresión, es muy importante mantener la serenidad y la calma. Enfrentar al agresor con dignidad y recordar que ésta es la suerte de los elegidos. Porque cuando el corazón se llena de Ira, se anula la Doctrina del amor y del Perdón.
La amargura y la violencia abren el camino al Pecado. Y entonces sí que es una derrota para el cristiano, haber caído en el juego de Satanás.
La alegría de saber que se está haciendo la Voluntad del Padre Celestial, inunda al alma que sabe alegrarse de ser perseguida por su amor a la Justicia. Y la única tristeza, muy dolorosa por cierto, es la compasión hacia las almas que rechazan la Vida.
El que mantiene la calma, sigue respetando al agresor. Y entonces Dios intervendrá preguntando con mansedumbre: “¿Porqué me odias? ¿Porqué me persigues? ¿Qué mal te he hecho? ¿Porqué estás enojado y tienes esa crueldad conmigo?
En lugar de los desprecios y de corresponder al insulto con Ira, hay que tener humildad y amor. Porque no importa lo que ellos sean. Importa lo que nosotros somos.
Los cristianos hemos sido elegidos para el Reino de los Cielos y NO para el Mundo. La debilidad humana debe ser vencida por la fortaleza del espíritu. Y la tentación de corresponder con la tentación de no amar, con la falta de perdón; puede convertir al cristiano en un ser igual al que lo está agrediendo con Odio y entonces sí que la Venganza de Satanás estará completa. Porque el Odio engendra Odio y Destrucción.
Y si se recibe la ofensa de ser arrojados, burlados, perseguidos, con paz; se logran conversiones con la predicación más bella: el silencio de la verdadera virtud.
Este es el heroísmo que el mundo NO puede concebir por inexplicable y lo llama locura. Los enemigos del cristiano y a los que Satanás utiliza con refinada crueldad, para herir más dolorosamente donde más daño puede hacer, son los de la propia familia.
Cuando los elegidos están en la Gracia de Dios, son fortalecidos con la Fe, la Esperanza y la Caridad. Y es Dios Quién les ayuda a ser fuertes en las persecuciones. Cuando Dios está con nosotros, ¿Quién puede vencernos?
No nos debemos dejar sorprender por el miedo, ni por la soberbia. Si somos humildes y nos mantenemos fieles a Él, sabemos que sin Él, nada podemos; Pero si confiamos en su ayuda, siempre estará con nosotros.
El Mal no puede nada contra el hombre que quiere ser justo. Sufre, queda herido, pero goza de libertad y vida. Y vencerá en todos los combates que se sucederán continuamente. En todos los combates mientras dure la vida.
Porque si el hombre se despoja de su ‘yo’ y se espiritualiza con un espíritu fundido en Dios; ni las torturas, ni los suplicios, ni las heridas, ni las hogueras pueden ya causar daño. Son impotentes para destruir, porque Dios nos cubre como un escudo y vence al Opresor. Y la Paz envuelve al perseguido. Porque Dios es Paz.
A Jesús lo acusaron de alborotapueblos y Roma lo condenó a morir. Todo el que lo sigue debe sentirse feliz de padecer las mismas aflicciones que Cristo. El que verdaderamente ama, sabe que éste es un privilegio de parte de Dios.
No hay que dejarse intimidar por los enemigos. Este es un signo seguro de que ellos van a su ruina y ustedes a su salvación. En los momentos en que nos toca padecer los sufrimientos de Cristo con mayor intensidad; de Cristo nos viene también el Consuelo y la Fuerza suficientes para soportar los sufrimientos y vencer en la Prueba.
En esta Primera Gran Persecución, ustedes eran paganos demasiado carnales para el Evangelio y sin embargo, si estáis bien preparados; sabréis seguir adelante hasta dar el testimonio final: el Testimonio de la Sangre: el Martirio.
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONÓCELA
42.- EL RUGIDO DE LOS LEONES
En Anzio, el emperador con su corte después de la comida fueron a dar un paseo en bote y Popea se las arregló para estar junto a Marco Aurelio.
Luego Nerón quiso que hombres de dignidad consular, remen en homenaje a la Augusta.
El mar está tranquilo y el viento y la brisa son suaves.
El César, sentado junto al timón y vestido con una toga púrpura, cantó un himno en honor a Poseidón, que compuso la noche anterior y al que Terpnum le ayudó a ponerle música.
En otros botes los músicos estuvieron amenizando el ambiente y alrededor nadan un grupo de delfines, como si hubieran sido atraídos por la música.
Y los extraordinarios animales se portaron tan graciosos como si alguien los hubiera invitado a la fiesta.
Plinio está muy feliz.
Cuando llegaron a mar abierto, apareció a la distancia un barco procedente de Ostia y Marco Aurelio fue el primero en descubrirlo…
Entonces la augusta Popea, dijo:
– Es evidente que nada hay oculto a tus ojos. –y súbitamente dejó caer el velo sobre su rostro- ¿Podrías reconocerme así?
Petronio intervino al punto:
– Hasta el mismo sol se hace invisible detrás de las nubes.
Pero ella, coqueta y como en broma, insistió:
– Solo el amor podría cegar una mirada tan penetrante como la tuya. ¿De quién estás enamorado?…-y comenzó a nombrar a todas las damas de la corte, como si intentara descubrir cuál de ellas es el objeto de su amor.
Marco Aurelio contesta negando con calma.
Al final Popea mencionó a Alexandra. Y al mencionarla se descubrió el rostro y le dirigió una mirada inquisitiva y aviesa…
En ese momento, Petronio hizo virar el bote, culpando a un delfín por el violento giro y apartó de Marco Aurelio la atención general, impidiendo una respuesta.
Cuando más tarde los dos descansan a solas en el cubículum…
Petronio, verdaderamente alarmado le implora nuevamente que no ofenda la vanidad de Popea:
– ¡Sería desastroso! ¡Te vi y te conozco! ¿Acaso no comprendes?…
Marco Aurelio contestó decidido:
– El que no comprendes eres tú. Popea solo me inspira aversión y desprecio. ¡Si hubiera dicho algo sobre Alexandra!… Tuve que dominar el impulso de romperle el remo en la cabeza a esa mujer perversa y ruin.
– ¿Por qué crees que hice lo que hice? Tampoco a Nerón le gustó mucho que lo mojara con el viraje. Además, yo sé que Popea no te ama. Ella es incapaz de amar a nadie.
Pero ahorita es una mujer despechada. Su deseo y su capricho nacen de la cólera que siente contra el César; que aún se halla bajo su influencia y parece que es capaz de amarla todavía.
Aun así, es tan perverso con ella, pues no le oculta sus infidelidades, ni su desvergüenza. Ahorita, Popea es más peligrosa que nunca… ¿Cómo quieres que te lo haga entender?
Marco Aurelio concede con desgano:
– Está bien. Te prometo no hacer nada para provocarla. Rogaré a Dios que me ayude a librarme de ella.
– Y mientras lo haces yo te prometo que me mantendré vigilante, aunque con ello me estoy ganando el aborrecimiento de la augusta.
Una semana después…
Bernabé está sacando agua de la cisterna con un cántaro, mientras canta a media voz en el idioma de su país.
Al mismo tiempo mira de vez en cuando hacia el grupo de cipreses, en el jardín de la casa de Acacio. Y sonríe con gran complacencia…
En un banco junto a la fuente, están sentados Marco Aurelio y Alexandra.
Parecen dos blancas y hermosas estatuas; pues ni la más leve brisa agita sus vestidos. El cielo se tiñe de oro y fuego, mientras ellos conversan abrazados tiernamente, en medio de la plácida tarde.
Alexandra le pregunta preocupada:
– Amor mío, ¿No sucederá ninguna desgracia por haber salido de Anzio sin el permiso del César?
Marco Aurelio le contestó muy alegre:
– No, amada mía. El César anunció que se iba a encerrar dos días con Terpnum y Menecrato, para dedicarse a la composición de nuevos cantos. Y pidió que nadie lo molestara.
Esto lo hace a menudo. Y cuando eso pasa, no se preocupa de nada más y no le importa lo que pase a su alrededor…
Alexandra suspiró y dijo:
– Me alegro tanto de que estés aquí. El César…
– ¿A mí que me importa el César cuando estoy junto a ti y puedo contemplarte a mi antojo? Demasiado he sufrido la nostalgia de ti y llevo varias noches que no puedo dormir. A veces la fatiga me vence y caigo en una especie de sopor. No puedo dejar de pensar en ti.
– Yo tampoco amor mío y me sorprendió tanto verte que casi no lo puedo creer…
– Puse postas a lo largo del camino y gracias a eso, pude venir con mayor rapidez, que cualquiera de los correos del César. No sabes el trabajo que me cuesta permanecer lejos de ti. Te amo demasiado, vida mía.
– Y yo presentía que ibas a venir. Te estaba esperando yo también, esposo mío. Sufro mucho por la añoranza de tu ausencia.
Se besan con mucha ternura y con una contenida pasión, bajo el baño de luz que el crepúsculo vespertino colorea con sus últimos destellos.
El plácido encanto de aquella tarde, contribuye al arrobamiento mutuo.
Luego, Marco Aurelio dice:
– ¿Sabes una cosa? Estoy adelantando mucho en el catecumenado y el Obispo Cipriano prometió bautizarme pronto, antes de seguir su viaje a Asia.
– ¿Ya te sientes listo para pedir el Bautismo?
– Estoy aprendiendo a amar a Dios sobre todas las cosas. Y eso, en lugar de disminuir, ha aumentado y perfeccionado mi amor por ti. Antes creía que el amor era un anhelo y una llama que enardecía la sangre. Ahora comprendo que es posible amar hasta con la propia sangre, cuando se anhela derramarla por amor a Él y se desea la muerte que nos da la Vida.
– ¡OH! ¡Vaya que estás adelantado! Ya oigo a un cristiano maduro en ti. Y en relación con nosotros…
– Yo sé que nuestro amor durará en el tiempo y en la eternidad, porque te amaré más allá de esta vida y juntos adoraremos a nuestro Señor. ¡Oh, si ahora solo con verme reflejado en tus ojos, siento esta felicidad! Dime, Alexandra mía, ¿Qué será cuando nuestro amor pueda ser consumado y ame y adore en tu cuerpo, al Dios que encierras en ti?
Alexandra se ruborizó y exclamó:
Marco Aurelio la miró sorprendido y halagado…
Y enlazando el delicado talle de la joven, la besa en los cabellos mientras dice:
– ¡Alexandra! Te bendigo y bendigo el momento en que te conocí.
– ¡Te amo, Marco Aurelio mío! –dijo ella suspirando de felicidad.
Incapaz de decir nada más, ante las palabras que la emocionaron mucho, pronunciadas por aquel hombre que ha cambiado tanto y es como un sueño convertido en realidad.
Los últimos reflejos violáceos del crepúsculo, se desvanecen entre los cipreses, dando paso a los destellos argentados de la luna, en una noche admirablemente hermosa.
El tribuno responde emocionado:
– Ahora mismo que me has dicho: ‘yo te amo’, estoy seguro de que por medio de la violencia yo no hubiera logrado arrancar de tus labios esas palabras, ni aun usando todo el poder de Roma.
Alexandra sonrió y mirándolo con coquetería repitió:
– Te amo y te anhelo con todo mi ser…
Por toda respuesta, Marco Aurelio le tomó la barbilla y la besó con toda la adoración, la pasión y la ternura que le despierta cuando está junto a ella.
Ella le correspondió, dulcemente apasionada…
Y en la deliciosa caricia, los dos se entregaron su apasionada donación mutua. Sus almas y sus espíritus se fundieron en una exquisita armonía, que los conecta con la maravillosa cadencia del Universo…
¡Oh! Paradisíaca felicidad del amor verdadero… Por unos instantes, todo a su alrededor queda suspendido por la magia que los envuelve…
Pero Marco Aurelio es un verdadero hombre y está consciente de que aun no puede vivir la plenitud de esta entrega, aunque la criatura que vibra de pasión entre sus brazos es su esposa…
Cuando disponga del tiempo para enseñarle a esta mujer maravillosa, todos los secretos deliciosos que encierra el Amor, entonces se deleitará con ella…
Si apresura las cosas, el inminente regreso a Anzio sólo echaría a perder lo que debe ser la experiencia más sublime de sus vidas…
La luna de miel tiene que retrasarse. Por ahora lo más sabio es mantener la cordura sobre los sentimientos…
Y con un supremo esfuerzo de su voluntad, se separó de ella.
Y dijo con cierta angustia:
– Eres mi esposa. Ahora soy tu prometido esposo y quiero que el día que estemos completamente juntos, sea para no separarnos jamás… Aun no te poseo plenamente y ya no puedo vivir sin ti. Si me quedo contigo, estaré desafiando un poder imperial que te dejaría viuda ahora mismo. Y necesito vivir para que con mi consagración a nuestro hogar, formemos la familia que los dos anhelamos. ¿Me comprendes vida mía?
Alexandra lo besó tiernamente en la nariz y le contestó:
– Mejor de lo que crees…. Pienso que Dios tiene sus planes, para permitir todo lo que nos está sucediendo. Y yo soy su sierva y la esposa que te espera y vivirá consagrada para ti. Mi Señor ya vive en ti y lo adoro en ti… Bendita sea su Voluntad en nuestras vidas y en nuestro matrimonio.
Marco Aurelio sonrió aliviado y dijo:
– Si yo preguntara a Séneca porqué enaltece tanto la virtud, creo que no sabría darme una respuesta convincente. Porque ahora sé que yo debo ser virtuoso para no perder a mi Señor Jesús. ¿Cómo no adorarlo, si además me ha dado el tesoro inestimable de tu amor? ¡Cómo quisiera quedarme contigo y no separarme ya nunca de ti! Pero debo volver a Anzio. ¡Estoy impaciente porque este viaje termine ya!
Alexandra lo escucha fijando en él sus ojos azul mar. Están húmedos y a la luz de la luna semejan dos flores perladas de rocío.
Y en aquel instante se sintieron inmensamente felices, pues sus almas están unidas por el poder de la Fe en la misma Religión que hace vibrar su espíritu y su corazón, con la certidumbre plena de que pase lo que pase, no dejarán de amarse y de pertenecerse el uno al otro; porque su amor está santificado por un amor más grande, perfecto y divino…
Marco Aurelio suspiró y dijo:
– Tengo que partir antes del amanecer, para estar en Anzio a tiempo.
Alexandra contestó con resignación:
– Yo tampoco quiero separarme de ti.
Sin mover la cabeza del hombro masculino, Alexandra alzó la mirada pensativa, hasta las altas copas de los árboles que argenta la luz de la luna y añadió:
– Muy bien, Marco Aurelio. Me has hablado de llevarme a Sicilia, en donde Publio desea pasar los años de su vejez…
El tribuno la interrumpe lleno de alborozo:
– ¡Sí, preciosa mía! Nuestras propiedades colindan con la de Petronio. Aquella es una costa deliciosa. Su clima es más suave y sus noches más bellas que las de Roma, son perfumadas y serenas. Allí la vida y la felicidad van de la mano. –y con aire soñador, hizo un esbozo del porvenir, agregando-¡Oh, Alexandra! Por entre las arboledas y los bosques nos pasearemos, en medio de nuestro gozo infinito…
Y veremos crecer nuestra familia, consagrados a la adoración de Dios.
Y ambos soñaron con las perspectivas encantadas del futuro y se abrazaron más estrechamente.
Ella preguntó:
– ¿Visitaremos a los Quintiliano?
– Sí, preciosa mía; serán parte de nuestra familia.
Alexandra le tomó una mano y se la besó.
Marco Aurelio le dijo muy quedo:
– ¡Oh, Alexandra! Yo soy quién debo rendirte homenaje de adoración. –y tomando sus manos, las llevó tiernamente a los labios.
Ella se estremeció, diciendo emocionada:
– ¡Marco Aurelio! Esposo mío… ¡Te amo tanto!
Y por unos momentos ambos escucharon el latir de sus corazones amantes…
Hasta los cipreses inmóviles parecían estar suspendidos en aquella inefable escena de amor…
Que de súbito…
El silencio de la noche fue interrumpido por una especie de trueno, ronco y sordo; que hizo temblar el cuerpo de Alexandra…
Entonces Marco Aurelio se levantó y dijo:
– Son los leones que rugen en el vivarium. –Y la abrazó.
Luego, los dos escucharon con atención:
Al primer bramido siguieron otros…
Se escuchan los rugidos de las fieras que en medio del silencio de la noche, resuenan aterradoras y amenazantes.
Alexandra se sacude con un presentimiento lleno de tristeza, pero Marco Aurelio la estrecha más…
Y trata de tranquilizarla:
– No tengas miedo. Los Juegos están próximos. Los vivares están llenos con muchísimas fieras y esta casa está muy cerca del vivarium. Ven.
Y ambos entran en la casa acompañados por el tétrico rugir de los leones, que va en aumento…
Cada vez más estruendoso y aterrorizante…
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONÓCELA
41.- INICIO DE LA RUINA DE ISRAEL
El camino de Anzio no es accidentado, ni largo. La ciudad está compuesta de palacios y casas de campo construidas y amuebladas con lujo. En ellas se puede encontrar todo cuanto se puede exigir para una vida cómoda y con los refinamientos más exquisitos.
Es una ciudad construida para el recreo de los patricios de Roma…
Al tercer día de estar en Anzio, Nerón fue informado del fracaso romano en Judea y la derrota de Cestio Galo. Disimuló la consternación y el terror que le acometían cuando se ve forzado a distraer su atención de lo que le causa placer, para tener que afrontar problemas graves.
Y en apariencia se mostró jactancioso y muy airado; achacando cuanto había acontecido a la negligencia de los jefes romanos…
Y despreciando lo sucedido, deliberó a quién debía encargar de los asuntos de Oriente y que castigase a los rebeldes judíos, poniéndolos como ejemplo para evitar que la enfermedad de la rebelión se extienda a las naciones colindantes.
Haloto le recordó que Vespasiano en su juventud le había ayudado a Claudio a pacificar a los germanos y a Britania.
Él tiene la experiencia del ejercicio de la guerra, además de que sus hijos también son militares y Vespasiano tiene la habilidad para el triunfo.
De todo esto, Nerón sacó un presagio favorable y llamó a Vespasiano.
Cuando el general se presentó ante él, le anunció:
– Escúchame muy bien Tito. Quiero que a esos perros judíos les des una lección que le sirva a todas las provincias, para aprender lo que significa desafiar las águilas romanas. Te ordeno que arrases su nación y que de su famoso Templo, no quede piedra sobre piedra. Porque el mensaje debe ser muy claro, para cualquiera que esté pensando en hacer lo mismo que Israel.
Vespasiano hizo el saludo militar al emperador y contestó:
– Entendido majestad. No quedará piedra sobre piedra. Cumpliré lo que has ordenado. Israel será arrasado completamente.
Nerón hizo una seña a Epafrodito y un esclavo se apresuró a escribir:
– Tomarás el mandato de las legiones que están acantonadas en Siria y recogerás de Alejandría, las legiones Quinta y Décima. He aquí el poder para que reúnas a los ejércitos de los reyes aliados. ¡Si es necesario, perderemos una provincia rica para nosotros; pero convertiré a esa nación en un desierto, solo pasto para las fieras del campo! Ningún levantisco judío volverá a ser libre…
El esclavo le entregó la vitela y Nerón estampó su sello con su anillo de rubí.
Luego la enrolló y se la entregó a su general.
Vespasiano y Tito partieron a cumplir lo ordenado y Nerón se quedó fastidiado.
Con este ánimo se puso a leer su poema sobre la destrucción de Troya y lamentó no haber podido jamás presenciar el espectáculo del incendio de una ciudad.
Luego de un momento de silencio, dijo:
– Envidio a Príamo. Ha sido muy afortunado al asistir y contemplar, el incendio y la ruina de su ciudad natal.
Tigelino replicó al punto
– Pronuncia solo una palabra, ¡Oh, divinidad! Tomaré en mis manos una antorcha y antes de que termine la noche, verás arder a Anzio.
– ¡Calla, necio! ¿Y entonces a donde podría ir yo a respirar las brisas marinas, que son las que me conservan este don de los dioses que debo proteger para el bien de la humanidad?
¿Acaso no es Roma la que me hace daño? Son las exhalaciones de sus barrios infectos, las que aumentan mi ronquera…
Y se quedó mirando al vacío, como si contemplara una visión extática.
Y dando un gran suspiro añadió:
– ¿Y el incendio de los palacios de Roma, no ofrecerían un espectáculo mil veces más trágico y grandioso que el de Anzio?
Y todos empezaron a comentar esta eventualidad. Previendo la terrible catástrofe que constituiría el cuadro de una ciudad como Roma, envuelta en llamas.
De la ciudad que era capital del Imperio que había conquistado el mundo y se viera convertida en cenizas…
Nerón declaró:
– Si hubiera esa emergencia, mi Poema sería más grande que los cantos de Homero. Y yo reconstruiría la ciudad, alrededor de la Domus Áurea. Sería una urbe grandiosa moderna. Pero sería necesario darle otro nombre…
Y empezó a desarrollar su sueño fantasioso de la ciudad que admiraría la posteridad y que no sería superada jamás.
– ¡Hazlo! ¡Hazlo! -exclamaron muchos de sus embriagados oyentes.
Vitelio dijo:
– Sería un homenaje para el mejor artista de todos los tiempos. Podríamos llamarla Nerópolis.
El César contestó:
– Menester sería para ello, que yo tuviera amigos más fieles y abnegados.
Marco Aurelio se alarmó.
Pero luego pensó que todo era una locura y puntada de borrachos. Pues por insensatos que fueran el César y sus amigos, no se atreverían a poner en práctica una idea tan demencial. ¿O sí?…
HERMANO EN CRISTO JESUS: