70.- LAS PEQUEÑAS HOSTIAS
Los mártires saludan y se despiden de los que se quedan…
Gael, un jovencito se arrodilla para recibir la bendición de Mía, su madre.
Después ella le dice con un suspiro:
– Bendito tú que ascenderás con la corona del doble martirio… Bendíceme ahora tú a mí….
Gael se toca una de las heridas producidas por el zarpazo de un tigre y con su sangre hace lo mismo que Emma, una niña como de diez años que con su sangre como si fuera un crisma, marca una crucecita en la frente de Jennifer, su madre. A la que deja para marchar alegremente a la hoguera.
Nathan, abraza a los dos compañeros de armas.
Y les dice:
– Alegraos conmigo, voy a la conquista de un Reino eterno… Ojalá decidierais uniros a mí en la Fe y conozcáis la verdadera dicha de morir amando.
Jeffrey un anciano, besa a su hija moribunda y se aleja decidido.
Todos antes de salir obtienen la bendición del sacerdote Jonathan.
Los pasos que van a la muerte se alejan por el corredor…
Los que han sido comisionados para escoltar a los prisioneros, preguntan a los dos soldados:
– ¿Os quedáis aquí vosotros?
Ellos contestan:
– Sí.
– Nos quedamos.
– ¿Por qué? Es… peligroso.
– Esta gente corrompe a los ciudadanos fieles.
Ambos soldados se encogen de hombros.
Y los intendentes se van, al mismo tiempo que penetran los fosores con sus camillas para llevar afuera a los muertos.
Se produce un poco de confusión, porque junto con los fosores han entrado también los parientes de los muertos y los moribundos, produciéndose lágrimas y adioses que se cruzan unos y otros.
Los dos soldados aprovechan esta circunstancia para decirle a un niño:
– ¿Cómo te llamas?
– Kevin.
– Fíngete muerto y te pondremos a salvo.
Kevin los mira con una infantil severidad…
Y les dice:
– ¿Traicionaríais vosotros al emperador poniéndoos a salvo mientras él puso su confianza en vosotros para su gloria?
Los dos militares contestan al mismo tiempo:
– ¡Niño!…
– ¡Ciertamente que no!
– Pues tampoco traiciono yo a mi Dios, que murió por mí en la Cruz.
Los dos soldados se miran verdaderamente estupefactos…
Y se preguntan:
– ¿Pero quién les infunde tanta fortaleza?
Y después, con el codo apoyado en la pared para sostenerse la cabeza, continúan observando meditabundos…
Regresan los intendentes con esclavos y camillas…
Uno comenta:
– Aún son pocos para la hoguera. A ver…
El otro levanta la voz y pregunta:
– ¿Quienes son los menos heridos que puedan sentarse?
¡Los menos heridos!…
Quién más, quién menos, todos están agonizando y ya no pueden sentarse…
Pero las voces suplican:
– ¡Yo!
– ¡Yo!
– ¡Yo! Con tal de que me llevéis…
Escogen otros once…
Louanne, una joven que fue triturada por la boa, suspira:
– ¡Dichosos de vosotros!
Samantha, otra que agoniza después del ataque de una pantera y ve alejarse a otra que estaba junto a ella y con la que una leona solo jugó…
Haciendo un esfuerzo le dice fuerte:
– ¡Ruega por mí, Rosalía!
Marlon, un jovencito que fue destrozado por un leopardo y ve que suben a la camilla a otro que perdió brazos y piernas entre las mandíbulas de un tigre y…
Con amor le dice:
– ¡Adiós, Christopher!
Jerónimo dice, besando a Matilda:
– ¡Madre, acuérdate de mí!
– ¡Nos encontraremos en el Cielo!
Y corre jubiloso hacia la salida.
Mariana se despide de Lorenzo, un joven que agoniza por el ataque de un león:
– ¡Hijo mío, cuando estés en el Cielo, llama pronto a mi alma!
Carolina le dice a Ian:
– ¡Esposo mío, que la muerte te sea dulce!…
Y sale feliz al encuentro con el fuego…
Se entrecruzan los saludos y las despedidas.
Y los intendentes se llevan las camillas…
El sacerdote Jonathan, que se encuentra lívido y a punto de morir, hace acopio de todas sus fuerzas para decir:
– Sostengamos a los mártires con nuestra plegaria y ofrezcamos el doble dolor de los miembros y del corazón que se ve excluido del martirio, por ellos. Pater Noster…
Apenas ha concluido la Oración sublime, cuando llega Mauricio corriendo jadeante…
Y al ver a los dos soldados se para en seco y contiene el grito que ya estaba a punto de salir de sus labios.
Los dos legionarios le dicen:
– Puedes hablar, hombre; que no te traicionaremos.
– Nosotros, soldados de Roma, pretendemos ser soldados de Cristo.
Jonathan exclama:
– La sangre de los mártires fecunda la gleba.
Y dirigiéndose a Mauricio, le pregunta:
– ¿Traes los Misterios?
Mauricio responde:
– Sí. He podido dárselos a los otros, momentos antes de que se los lleven a la hoguera. ¡Helos aquí!
Los soldados contemplan admirados la bolsa púrpura que el otro extrae de su seno.
Jonathan grita:
– ¡Soldados! Vosotros que os preguntáis dónde encontramos la fortaleza: ¡Aquí la tenéis!
¡Éste es el Pan de los fuertes! ¡Éste es el Dios que entra a vivir en nosotros! Este…
Lo interrumpe el grito de Grace, anhelante ante los espasmos del ahogo final:
– ¡Pronto! ¡Pronto, padre que me muero!… Dame a Jesús… Y moriré feliz…
Jonathan se apresura a partir el Pan para dárselo a la jovencita, que después de recibirlo se recoge quieta, cerrando los ojos.
Fabio suplica:
– A mí también… Y después llamad a los criados del Circo. Yo quiero morir en la hoguera... –borbollea un niño como de seis años, que tiene la espalda lacerada y rasgada la mejilla desde la sien hasta el cuello que sangra abundantemente…
Jonathan pregunta:
– ¿Puedes tragar?
– ¡Puedo! ¡Puedo!… No me he movido, ni hablado para no morir… Antes de recibir la Eucaristía. La esperaba… Ahora…
El sacerdote le da una miguita del Pan Consagrado, que el niño trata de tragar sin conseguirlo…
Uno de los soldados se inclina compasivo y le sostiene la cabeza.
Mientras el otro, habiendo encontrado en un rincón un ánfora que contiene todavía un poco de agua, procura ayudarlo a tragar, instilándole el agua en los labios, gota a gota.
Mientras tanto Jonathan parte las Especies que distribuye a los que tiene cerca y después, les suplica a los soldados que lo transporten para distribuir la Eucaristía a los moribundos…
Ellos le llevan con mucho cuidado con todos los que están esperando ansiosos la Eucaristía y observan asombrados, la transformacion en aquellos rostros sufrientes, que se llenan de alegría y de una gran Paz.
Pues reciben las Especies con mucha Reverencia y Adoración. ¡Y esto sucede con todos los mártires, sin excepción!
Por último, el heroíco sacerdote hace que le vuelvan a poner en el lugar donde estaba…
Y con mucho amor y agradecimiento les dice:
– Que nuestro Señor Jesucristo os recompense por vuestra piedad.
El pequeño Fabio que se esforzaba por tragar las Especies, sufre un ahogo y se agita…
Uno de los soldados lo toma compadecido entre sus brazos.
Más al hacerlo, un borbotón de sangre, brota de la herida del cuello, bañándole la lóriga reluciente.
– ¡Mamá! ¡El Cielo! Señor… Jesús… –el cuerpecito se abandona y el niño expira.
Los soldados exclaman:
– ¡Ha muerto!
– ¡Y sonríe!…
– ¡Paz al pequeño Fabio! –dice Jonathan, que va palideciendo siempre más.
– ¡Paz! –suspiran los moribundos.
Los dos soldados hablan entre sí…
Después, uno de ellos dice:
– Sacerdote del Dios Verdadero, termina tu vida admitiéndonos en tu milicia.
Jonathan responde fatigosamente:
– No en la mía… sino en la de Jesucristo… Más… no es posible… porque antes… hay que ser… catecúmenos.
Ellos objetan:
– No. Porque sabemos que en caso de muerte, se puede administrar el Bautismo.
El anciano jadea:
– Vosotros… estáis… sanos…
Los dos replican:
– Nosotros estamos a punto de morir, porque… Con un Dios como el vuestro, que os hace santos.
– ¿A qué continuar sirviendo a un hombre corrompido?… Nosotros queremos la gloria de Dios. Bautízanos.
– Yo soy Fabio como el pequeño mártir y mi compañero es Nathan, como nuestro glorioso compañero de armas…
Y enseguida volaremos a la hoguera. ¿Qué valor puede tener la vida del Mundo, una vez que hemos comprendido vuestra vida?
El sacerdote suspira y dice:
– Ya no hay agua… ni líquido alguno… – Jonathan se queda quieto y pensativo, como si oyera una voz interior.
Y luego, formando un hueco con su mano trémula, recoge la sangre que gotea de su atroz herida y ordena:
– ¡Arrodillaos!… Fabio, yo te bautizo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo… Nathan, yo te bautizo, en el Nombre del Padre. Del Hijo y del Espíritu Santo… El Señor esté con vosotros… Para la Vida… Eterna… Amén…
Al decir estas palabras… los ha aspergeado con su sangre.
Cuando la Oración termina, el sacerdote también ha terminado su misión de sufrimiento y su vida… Ha muerto.
Los dos soldados lo contemplan…
Luego observan por algún tiempo a los que van muriendo lentamente…
Serenos y sonrientes en medio de su agonía. Arrebatados por el éxtasis Eucarístico.
Luego Nathan el mayor, dice al otro:
– Vamos Fabio… ¡No esperemos ni un momento más!
Nathan contesta radiante:
– ¡Con tales ejemplos, es segura la Vida! ¡Vamos a morir por Cristo!
Y marchan veloces por el corredor, al encuentro del martirio y de la gloria.
Cuando llegan a donde están los otros cristianos reunidos para ser conducidos a la hoguera…
También ellos reciben de manos del diácono Máximo, el Pan de los ángeles y experimentan por primera vez, la sensación sublime de tener a Dios dentro de sí.
Nathan oye la confesión de Fe de sus antiguos camaradas y su sonrisa se vuelve más radiante al exclamar:
– ¡Alabado sea Jesucristo! Los tres vamos a pelear el Combate Final…
En la estancia que acaban de abandonar, los gemidos se van haciendo cada vez más tenues y escasos…
En el circo, todos los espectadores guardan silencio y escuchan atentos porque Nerón está cantando su Troyada…
Simultáneamente, en otro vasto salón en los subterráneos del Circo, donde la luz entra a duras penas por dos pequeñas aberturas al nivel del suelo y que sirven para que también entre el aire.
Están los prisioneros cristianos que han traído de las cárceles para completar el espectáculo.
Son personas de todas las edades y condiciones sociales. El lenguaje es pronunciado con variación de estilos, según sean patricios o esclavos. Y mezclado al latín vulgar, se oye el griego, español, tracio, etc.
Pero si diferentes son los trajes y los acentos; los espíritus son iguales y están unidos por la Caridad.
Ellos se aman sin distinción de raza o de nación. Se aman y buscan servir y ser de ayuda, unos para otros.
Los patricios de ricos vestidos, cuidan de los pobres, vestidos humildemente. Los más fuertes ceden los puestos más secos o menos incómodos, a los más débiles.
Y los abrigan con sus vestidos y togas, permaneciendo ellos con la túnica corta que cubre el pudor.
Usan togas y mantos para hacer con ellos colchones, almohadas o para cubrir a los enfermos que tiemblan por la fiebre. O están heridos por las torturas.
Los más sanos cuidan a los más enfermos, dándoles de beber con amor un poco de agua o vendando las heridas con pedazos de tela arrancados a sus vestidos… Curando los miembros dislocados y lacerados. Mojando las frentes, ardientes por la fiebre.
Y de vez en cuando, entonan en un canto suave: el Pater Noster y los salmos que hablan de amor y de esperanza…
Un niño gime en la semioscuridad y el canto se suspende…
Dimitry pregunta:
– ¿Quién llora?
Stanislao, contesta:
– Es Cástulo. La fiebre y la quemadura no lo dejan descansar. Tiene sed y no puede beber, porque el agua lastima sus labios quemados por el fuego.
Georgiana, una patricia de aspecto imponente y voz suave, dice:
– Aquí hay una madre que ya no puede darle la leche a su pequeño.
El sacerdote Pawel ordena:
– Lleven a Cástulo con Plautina.
Se levanta Stefan, un fornido hombre moreno y lleva con gran cuidado entre los brazos al niño de siete años, que está vestido con una tuniquita recamada de finas grecas, sucia y manchada de sangre.
Plautina se sienta en una piedra adosada a la muralla, que el anciano Matthew le cede…
Y se acomoda de tal forma que el niño pueda estar cómodo en sus brazos.
Luego dice al portador del pequeño mártir:
– Dámelo Stefan. Y que Dios te lo recompense.
Cuando Stefan lo deposita con mucho cuidado, queda al descubierto el rostro totalmente quemado del pobre niño martirizado.
Cástulo es el hermoso chicuelo que consolara a Marco Aurelio en el Tullianum y después que lo suspendieran sobre las parrillas en el Circo, ahora se ve monstruoso…
Sólo unos pocos cabellos quedan detrás de la cabeza. Adelante, la piel ha desaparecido por el fuego. No más frente, ni mejillas, ni nariz. Toda la carne es una viva tumefacción. Parece como si la hubiera corroído un ácido.
En el lugar de los ojos están dos llagas horripilantes y los labios son otra llaga que forma un agujero deforme. Este es el resultado de haberlo tenido inclinado sobre las llamas, únicamente con el rostro; porque la quemadura termina bajo el mentón…
Plautina se abre la túnica y hablando con el amor de una verdadera madre, se exprime su redonda mama llena de leche y hace destilar las gotas sobre los labios del pequeño que no puede sonreír, pero que le acaricia la mano para mostrarle su alivio.
Y luego, después de haberlo saciado; hace caer más leche sobre el pobrecito rostro, para medicarlo como si fuera un bálsamo. Es sangre de madre convertida en alimento y que da el amor por otra, que ha perdido a su hijo…
Plautina los ha perdido a todos… sus siete hijos y su esposo murieron martirizados en la arena, prácticamente repartidos en todas las formas de suplicio. A ella no la tocaron las fieras, porque ya se habían hartado…
El niño no gime más. Refrescado, calmado su sufrimiento y arrullado por la mujer, se adormece respirando afanosamente.
Plautina parece una madre dolorosa, tanto por la postura, como por la expresión. Mira al pequeño como si fuese verdaderamente su criatura y las lágrimas ruedan por sus mejillas.
Gira la cabeza hacia atrás, para impedir que caigan sobre aquella carita que está totalmente quemada.
El canto se reanuda, dulce y melancólico…
Killian, otro sacerdote; interrumpe en el fondo de aquel lugar…
Y con voz sonora dice:
– Nos acaban de avisar que Fabio ha muerto. Oremos…
Todos dicen el ‘Pater Noster’…
Cuando terminan; el anciano Joao exclama:
– ¡Fabio es feliz! Él ya ve a Cristo…
Antonio le contesta:
– Nosotros también lo veremos Joao e iremos a Él con la doble corona: la de la Fe y la del martirio. Seremos como renacidos sin sombra de mancha, porque los pecados de nuestra vida pasada serán lavados también con nuestra sangre.
Pecamos mucho, nosotros que fuimos paganos por largos años. Y es muy grande que a nosotros venga el júbilo del martirio, para hacernos nuevos y dignos del Reino.
Otra voz muy conocida, retumba:
– ¡Paz a vosotros, hermanos!
Muchas voces contestan:
– ¡Pablo! ¡Pablo! ¡Bendito seas!
Mucho movimiento sobreviene entre la multitud. Sólo Plautina se queda inmóvil, con su preciosa carga sobre su regazo.
– ¡Paz a vosotros! –repite el apóstol.
Y se mete hasta el centro…
Luego dice:
– He venido a vosotros con Artyom y Alexander, para traerles la Vida.
Hugo pregunta:
– ¿Y el Pontífice?
Pablo contesta:
– Él les manda su saludo y su bendición. Está vivo por ahora… él quería venir; pero Joaquín, William y Amine, nos avisaron que lo están buscando y es conocido por los guardias. Por eso vengo yo, que soy menos notorio y ciudadano romano.
A él debemos protegerlo en las Catacumbas. Hermanos, ¿Qué nuevas me tenéis?
Adam contesta:
– Fabio ha muerto.
Noha agrega.
– Cástulo ha sufrido el primer martirio.
Sienna dice:
– Jade ha sido conducida a la tortura.
Johanna informa:
– A Franco y a Aidan los han transportado con Lars y sus hijos… No sabemos a dónde…
Pablo responde:
– Oremos por ellos. Vivos o muertos, que Cristo dé a todos su paz…
Y Pablo, con los brazos abiertos en Cruz, ora. Está vestido como un siervo, con una vestidura corta, oscura y con un pequeño manto con capucha, que para orar, se ha echado para atrás.
A su espalda están Artyom y Alexander, vestidos como él. Son muy jóvenes.
Terminada la Oración, Pablo dice:
– ¿Dónde está Cástulo?
Noha responde:
– En el regazo de Plautina, allá en el fondo.
Pablo aparta a la multitud y se acerca al grupo. Se inclina y observa… Bendice al niño y a la mujer.
El niño despertó con los gritos que saludaron al Apóstol y levanta una manita, buscando tocar a Pablo, el cual la toma entre las suyas y le habla con dulzura:
– Cástulo ¿Me escuchas?
El niño responde con fatiga:
– Sí.
– Sé, fuerte, Cástulo. Jesús está contigo.
Cástulo se lamenta:
– ¡Oh! ¿Por qué no me lo habéis dado? ¡Ahora ya no puedo más! –y una lágrima brota entre aquellas llagas.
Pablo lo consuela:
– No llores, Cástulo. ¿Puedes ingerir aunque solo sea un pedacito? ¿Sí?… ¡Bien! Te daré el Cuerpo del Señor.
Después iré con tu mamá a decirle que Cástulo es una flor del Cielo. ¿Qué debo decir de tu parte a tu mamá?
– Que soy feliz. Que he encontrado una mamá que me da su leche. Que los ojos ya no hacen más mal. ¿No es mentira decirlo, verdad? Es para consolar a la mamá. Y porque yo estoy viendo el Paraíso y el lugar suyo y el mío, mejor que si tuviera los ojos todavía vivos.
Dile que el fuego no hace daño, cuando los ángeles están con nosotros. Y que no tenga miedo, ni por ella ni por mí. El Salvador le dará fuerza. ¡Jesús es tan Bueno!
– ¡Bravo, Cástulo! Le diré a tu mamá tus palabras. Dios ayuda siempre. ¡Oh, hermanos! ¡Y lo veis!
Este es un niño. Tiene la edad en que no se puede soportar un pequeño malestar. Y vosotros lo veis y lo habéis escuchado. Él está en Paz. Él está dispuesto a sufrirlo todo, aún después de haber padecido tanto, para ir hacia Aquel que él ama y que lo ama.
Porque es uno de aquellos que Él amaba: un niño…
Y éste es un héroe de la Fe. Tomen el coraje de este pequeño, hermanos. Ustedes saben que yo me hago pasar junto con éstos como sepulturero, para poder recoger cuantos más cuerpos podamos y depositarlos en suelo santo.
Por eso vivo junto a los tribunales y veo cómo viven los presos en el Circo y observo todo. Y me consuelo al pensar que yo también en mi hora, cuando Dios la reclame, seré por Él sostenido, como los santos que nos han precedido.
Hoy regresé de llevar al cementerio a Fátima, hija de Florián y de Valeria. No tenía más que catorce años y ustedes saben que estaba débil de salud. Con todo, ayer fue una gigante frente a los tiranos. El despecho de Nerón la torturó de muchas formas: lanzada, suspendida, estirada, desgarrada. Y siempre sanaba por Obra de Dios y siempre resistió a todas las amenazas.
Ahora ella está en la Paz. ¡Valor hermanos! También a ella la nutrí con el Pan Celestial. Y con el sabor de aquel Pan, ella caminó a su último martirio. Ahora os daré también a vosotros aquel Pan, para que sea día de fiesta sobrenatural para vosotros. El Circo os espera…
¡Y NO TEMÁIS! En las fieras y en las serpientes ustedes verán apariencias paradisíacas, porque Dios cumplirá para vosotros este milagro. Las fauces y las roscas les parecerán abrazos de amor. Las llamas, rocío matinal. Los rugidos y los silbidos serán voces celestiales…
Y como Cástulo, veréis el Paraíso, que ya desciende para recogerlos en su felicidad.
Todos los cristianos menos Plautina, se han arrodillado y cantan…
Mientras ellos cantan, han entrado también unos soldados romanos y los carceleros que al mismo tiempo que participan, montan guardia para que no entren personas enemigas.
Y el canto se eleva, dulce y armonioso:
Como anhela la cierva
Estar junto al arroyo
Así mi alma desea, señor Jesús
Estar contigo.
Sediento estoy de Dios
Del Dios que me da la Vida
¿Cuándo iré a contemplar
El Rostro de mi Señor?
Lágrimas son mi pan
Noche y día
Cuando oigo que me dicen:
¿Dónde quedó tu Dios?
Yo me acuerdo y mi alma
Dentro de mí, se muere
Por ir hasta tu Templo
A tu casa, mi Señor y Dios.
¿Qué te abate alma mía?
¿Por qué gimes en mí?
Pon tu confianza en Dios, que aún le cantaré
A Jesús. A mi Dios Salvador.
Pablo se prepara para el Rito y dice a Cástulo:
– Tú serás nuestro altar ¿Puedes detener el cáliz sobre tu pecho?
– Sí.
Extiende un lino sobre el cuerpecito del niño y sobre el lino apoya el cáliz y el pan. Y la Misa es celebrada para los mártires, por Pablo y los dos sacerdotes que lo acompañan.
El lino palpita sobre el pecho de Cástulo, el cual por orden de Pablo, tiene entre sus dedos la base del cáliz, para que no se caiga…
Cuando Pablo hace la consagración, un temblor de sonrisa se dibuja sobre el rostro llagado del pequeñín y después la cabeza cae con una pesadez de muerte.
Plautina se estremece pero se domina…
Pablo prosigue como si no notase nada. Pero cuando toma la hostia para darle al pequeño mártir, un fragmento…
Plautina le dice:
– Está muerto.
Pablo se paraliza por un momento y luego le da a ella, el fragmento destinado al niño que ha permanecido con los deditos cerrados alrededor de la base del cáliz, en la última contracción.
Y ellos le tienen que desprender para poder tomar el cáliz y darlo a los demás.
Después de distribuida la Comunión, la Misa termina.
Pablo se despoja de los vestidos y pone todo lo que ocupó en la Misa, en una bolsa que lleva bajo el manto.
Después declara:
– Paz al mártir de Cristo. Paz a Cástulo santo.
Y todos responden:
– Paz.
Pablo dice:
– Ahora lo llevaré a otro lugar. Denme un manto para envolverlo. Lo llevaré sin esperar la noche. Al anochecer vendremos por Fabio.
Las pequeñas hostias que se consagraron juntas, han partido juntos al cielo también… Pero a éste lo llevaré como a un niño dormido. Adormecido en el Señor.
Jack, uno de los soldados da su clámide y allí depositan a Cástulo.
Lo envuelven y Pablo lo toma en brazos, como si fuera un padre que lleva a otro lugar a su hijito dormido… Con la cabeza sobre la espalda paterna.
Pablo se despide:
– Hermanos, la Paz sea con vosotros y acuérdense de mí, cuando estéis en el Reino…
Y se va bendiciendo…
Un poco después, llegan los intendentes del Circo, para llevarlos a completar el espectáculo de aquella noche en que a los ojos del mundo, es el triunfo de la Hora de las Tinieblas…
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONÓCELA
P204 DESPEDIDA
Ovejas de mi Grey, mi Paz sea con vosotras
Vienen ya los días en que me apartaré de vosotros por un tiempo, para que mi Padre de comienzo a su Santa Justicia. El Dios de la Misericordia representado en el Hijo del Hombre se aparta, para que mi Padre sea glorificado en sus criaturas y en su creación.
Por un corto tiempo mientras llega el Aviso, estaré con vosotros. Más en otro tiempo ya no estaré, pero nos volveremos a ver en la Nueva Creación, donde vuestro gozo será tan grande que nadie os lo quitará. Allí me veréis espiritualmente y seremos una sola Familia.
Rebaño mío, la señal que os anunciará la llegada del Aviso está por darse. Alegraos porque están cerca los días de mi Regreso Triunfante. Una parte del Cielo estará en la Jerusalén Celestial. En la Nueva Creación ya no seréis esclavos del Pecado, porque este morirá con la Purificación que se aproxima…
Todo será gozo y plenitud y la Voluntad de Dios se hará en los Cielos y en la Tierra, para que se cumplan las Palabras de la Oración del Padre Nuestro. Mi Padre se gloriará de sus criaturas y su Creación y la sombra de sus Alas a todos cubrirá.
La Jerusalén Celestial, aguarda por el Pueblo Fiel de Dios, el Pueblo que mi Padre se eligió como heredad. Pensad Hijos Míos en la Gloria que os espera, para que en los momentos difíciles de la Prueba, tengáis la esperanza y el consuelo de que es más grande el gozo y la felicidad que aguarda por vosotros, que las penurias por las que pasaréis.
En vuestro Paso por la Eternidad unos pocos van a tener el privilegio de ver la Jerusalén Celestial, lista y preparada; adornada con perlas y joyas preciosas y llena de la luz de Dios. Este es el regalo que le espera al pueblo fiel, la Gloria de Dios. Ni el ojo vio ni el oído escuchó, lo que aguarda para los Hijos de Dios.
Ovejas de mi Grey, pasado el tiempo del Aviso y Milagro, comenzarán los días de la Gran Purificación, los cuales os limpiarán de toda mancha de pecado para que brilléis como crisoles y así podáis entrar en la Nueva Creación.
No temáis a esos días, acordaos que ni uno solo de vuestros cabellos se os perderá, si permanecéis unidos a Mí. No os desesperéis.
En los momentos difíciles de la prueba, Orad y confiad y todo irá pasando como un sueño.
Acordaos que la Corona os espera, NO la perdáis; permaneced firmes y fieles, fortalecidos con la Oración, para que vuestra FE se acreciente y nada ni nadie os pueda robar la Paz.
Preparaos pues Rebaño Mío, porque se acercan los días de vuestra Purificación. Días donde vuestra FE, será puesta a prueba; donde sólo los que perseveren hasta el final alcanzarán la Corona de la Vida.
No os entristezcáis, acordaos que si sois mis testigos, debéis de cargar cada uno con su Cruz a imitación mía; llevándola por el Camino de la Amargura hasta subir al Calvario.
Allí será crucificado el Pecado y el hombre viejo morirá, para que resucite un hombre nuevo a la Nueva Vida.
Alegraos hijos míos, porque falta poco. Las cadenas del pecado muy pronto caerán y vuestra esclavitud terminará. Os espera la Libertad de los Hijos de Dios y la compañía espiritual de vuestro Eterno Pastor.
Mi Paz os dejo, mi Paz os doy. Arrepentíos y convertíos, porque el Reino de Dios está cerca.
Vuestro Eterno Pastor, Jesús de Nazareth.
Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad, ovejas de mi grey
http://www.mensajesdelbuenpastorenoc.org/mensajesrecientes.html
13 DE NOVIEMBRE DEL 2016
Amado Pueblo Mío:
En cada latir de mi Corazón se encuentra cada uno de mis hijos.
Yo vengo a ustedes para sanarles las heridas, las penas. Y para darles todo cuanto necesiten para que continúen en lo correcto. En ocasiones esperan de Mí lo que no les conviene, Yo les doy lo que les lleva a ser parte de Mi Rebaño.
Sean conscientes de que “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6), soy Actor y Espectador, soy Médico y Medicamento. En ocasiones, soy la venda sobre la herida. En otras ocasiones, soy el hilo que sutura; en otras, soy el medicamento contra el dolor; en otras ocasiones, soy el suave viento que ayuda a sanar la herida.
Y en otras ocasiones… Soy Cepillo que lava la herida.
Amado Pueblo Mío, cada uno de Mis hijos tiene que cumplir la Ley del Amor, solo así vivirán en la Verdad.
Amado Pueblo Mío:
El que se aleja de Mí se ama más a sí mismo, ama más su EGO humano y por ende, desprecia al que se encuentra junto a Mí…
Quien se ama más a sí mismo, en él se han filtrado los fluidos de la soberbia, del amor propio, de la envidia, de la infelicidad, de la desesperanza, del imperdón, de la vanidad, de la crudeza, de los malos tratos, de la necedad, de la posesión, de la imposición, del NO aceptar Mi Voluntad…
Quien se aleja de Mí, siempre encuentra un pretexto para que el hermano sea el expiador y él el verdugo.
Quien se aleja de Mí, se impone sobre sus hermanos, hasta que la soberbia le lleva a ser intolerable para sus hermanos. NO, amados míos, abran los ojos del espíritu y Disciernan…
En este instante, espíritus de perturbación han tomado a algunos de Mis hijos para que mantengan a Mi Pueblo en un constante Dolor. Ustedes deben discernir lo que llega de Mí como necesario para el alma y lo que llega a ustedes a perturbarles, azotarles y agotarles para que se alejen de Mi Camino.
En Mi Pueblo, cada criatura humana debe ser quien encamina al hermano hacia Mí y NO quien le aleje de Mí. El obstinado no crece, NADA LE SATISFACE.
Al humilde le basta con servirme y ofrecerme cuanto tiene. Cuanto puede y cuanto no puede, ya que se esfuerza al máximo.
Pueblo Mío, en este Instante es imprescindible la Unidad y la seguridad de que caminan en Mi Verdad.
Prepárense en el espíritu, auxíliense mutuamente para que los sentidos espirituales afloren prontamente.
Mi Pueblo se confunde al escuchar que los Signos de este instante NO SON SIGNOS, sino cosas que deben suceder y que son naturales. Ustedes tienen que ser conscientes de que los ciegos espirituales son aquellos que NO desean mirar los Signos de este Instante como una alerta para que la Humanidad despierte.
Y en su lugar le dicen a Mis hijos que cuanto acontece, es natural.
Pueblo Mío, mirarás a esos hermanos que negaron los Signos de este instante como un Mensaje para que se preparen en el espíritu, les mirarás cercanos a los que desprecian a Mi Madre.
Pueblo Mío, las luchas contra espíritus del Mal que vagan por la Tierra pervirtiendo a los hombres, robando la salvación de las almas…
Son Demonios salidos del mismo Infierno, que arden de envidia al mirarles a ustedes adorándoMe, recibiéndoMe, Laborando para Mi Reino.
ANUNCIANDO A SUS HERMANOS EL INSTANTE EN QUE SE ENCUENTRAN.
Los Demonios se estremecen de Ira contra ustedes, Benditos de Mi Padre.
La Humanidad pervertida por el pecado, ha contaminado todo aspecto de la sociedad.
El veneno del Placer y la Ignorancia han sido vertidos lentamente sobre los hombres, con la finalidad de que Me desconozcan y desconfíen de Mí.
La FE se apagará en la humanidad como la llama de una vela azotada por el viento. Iniciará la más cruel de las Persecuciones Religiosas, raciales y económicas.
Las enfermedades enviadas a la Humanidad por la ciencia mal empleada, serán repentinas y desconocidas.
HOY 24 DE NOVIEMBRE ACABA DE SUCEDER…
http://https://actualidad.rt.com/view/video_frame/224397
Oren hijos Míos, oren, la Naturaleza hace temblar al hombre.
Oren hijos Míos, oren, Perú tiembla, la enfermedad asoma.
Oren hijos Míos, oren, Mi Iglesia es sorprendida.
Pueblo Mío, insisto en la Ley del Amor y en la Caridad de unos hacia otros. Reconozcan a las criaturas caritativas, estas poseen una conciencia recta y un corazón sobreabundado en la Verdad, NO son criaturas de Fe fingida.
Mi Verdad es el Amor, Mi Amor es Mi Verdad.
Les amo.
Su Jesús.
Y como dice nuestro Padre San Agustín: “Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti”.
Y: “Nos hiciste, señor para Ti. Y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en Ti.” Amén.
69.- LA VIDA Y LA EXISTENCIA
En la Puerta del Cielo se escucha la voz clara y potente.
Es el anciano Pontífice, que dice:
“El hombre cae en un error al considerar lo que es la vida y lo que es la muerte. Una cosa es la vida y otra la existencia. La existencia comienza al nacer: se alimenta, respira, se mueve y obra. Se considera la muerte como la cesación de todos estos impulsos y al despojo que es enterrado en un sepulcro.
La vida empieza cuando el alma es creada en Dios y baja a habitar una carne. Y tiene fin, cuando el Pecado la mata.
El hombre era la perfección de lo creado. Tenía de ángel, el alma y de Dios el hálito divino: el espíritu.
Del animal, la perfecta belleza en todas sus partes: la física y material. Y las pasiones en lo moral. No hay criatura igual.
Era el Rey de la Tierra. La Gracia de Dios estaba en él y poseía las magníficas potencias e los instintos, totalmente sometidos a la soberanía del espíritu.
Su muerte debía ser un dulce sueño sobre la Tierra, con un despertar bienaventurado como rey, con el Padre, en el Cielo.
El hombre existe teniendo la imagen de hombre. Pero cuando mata la vida en el alma, se convierte en un sepulcro ambulante, en el que se pudre la vida…
El alma muere a su destino celestial, pero sobrevive a su Castigo. Los hombres se arruinan por las cosas terrenas. Se condenan, se matan, se perjudican en miles de formas, por cosas caducas que no valen la pena, pero que son grandes solamente ante el pequeño pensamiento terrenal que valora lo terreno.
La muerte es una desgracia por cuanto al dolor que causa la separación de un ser querido.
Pero la muerte es el Misterio que revela nuestro origen y la vida es el escenario que esconde este misterio.
Un escenario vacío en el cual, cada quién traza lo que quiere.
El justo no se acerca a la muerte, cuando vive auténticamente la Doctrina Cristiana y lleva dentro de sí, la Divinidad trasmitida por Jesús.
Se quita a la muerte su horror, cuando se hace de la vida una moneda para conquistar la Vida Eterna.
El hombre fue creado para el Cielo. Ésta que vivimos sobre la Tierra, es la jornada mortal.
Ésta es solamente la formación de nuestro ser futuro de ‘Vivientes Eternos’: La existencia humana es la gestación que nos forma para darnos a luz, en el Reino de la Luz.
Jesús nos ama tal como somos. Él solo espera nuestro arrepentimiento.
Y su Amor misericordioso sigue resucitando a los muertos, mientras todavía hay tiempo. Todo el que invoca el Nombre de Jesús con Fe, humildad y amor, Él acude inmediatamente porque es El Salvador.
La muerte es un justo decreto que pesa sobre todos los mortales y NO debe ser motivo de angustia, más que para los que no creen y están cargados de culpas.
En el Cielo no cuentan los años vividos, sino la intensidad y el modo como se vivieron.
La existencia, es la vida terrenal.
LA VIDA TERRENAL ES PRUEBA
La vida terrenal es destierro del Cielo y es una prueba con relación a la eternidad.
La existencia: la vida en el tiempo, por más larga que sea es menos que un instante.
Así como la tierra es menos que un punto invisible en el espacio, con relación al Universo.
Cualquier golpe por duro que sea, es una prueba para darnos una enseñanza.
No se puede pretender vivir sin respirar el aire, aunque esté contaminado. No se puede pretender superar la Prueba de la vida humana, sin sufrir todas sus consecuencias; que son inevitables desde que el hombre se rebeló contra Dios.
En realidad, todo lo que circunda al hombre en la tierra es una continua llamada, ya sea de la vida o de la muerte. El hombre es la más perfecta e importante de todas las criaturas. Y solo en él hay cosas que no hay en las demás criaturas que lo rodean:
1°- LA ASPIRACIÓN A LA INMORTALIDAD.
La muerte le repugna y no quisiera morir…
Esta repugnancia no se encuentra en los seres inferiores, ¿Por qué?
Porque el hombre fue creado con plenitud de vida. Y la muerte no es sino consecuencia de su rebelión a Dios.
Esto es un hecho transitorio que el hombre lleno de Gracia intuye y cree… Intuición que es transformada en FE.
Fe que hace huir todo temor y muchas veces, verdadero terror de quién oscurecido por la concepción materialista de la vida, NO ve más allá de la tumba, más que el Abismo pavoroso de la NADA.
Éstos suelen decir: ‘Más allá de la tumba, hay solo silencio…’
2°- LA ASPIRACIÓN A LA FELICIDAD.
Este deseo de felicidad es vivo y ardiente en el ser humano…
La busca por doquier. Tanto, que la experiencia de todas las generaciones que le han precedido, no es suficiente para convencerlo de que la felicidad para la que ha sido creado, no la puede encontrar en la tierra.
En vano los hombres la buscan en la tierra, porque el hombre ha sido creado para una felicidad que ninguna cosa terrena puede dar. Y esa hambre insaciable, es de felicidad celestial…
Es la felicidad eterna de la que se siente anhelo.
Es la felicidad de poseer a Dios: LA PLENITUD DE ADORACIÓN SACIADA TOTALMENTE.
El Amor y la alegría poseídos en tal forma, que en la tierra no es posible tenerlos sin morir, como consecuencia de la limitada capacidad humana.
3°- LA NECESIDAD DE LA PAZ.
El hombre busca la Paz.
Necesidad que no puede ser satisfecha en la Tierra, porque esta Paz que él anhela, NO existe en nadie igual a él o alrededor de él.
La Bondad y la Paz, son uno de los principales atributos de Dios.
Jesús es el Príncipe de la Paz. Él ha traído la Paz…
Y si nosotros NO tenemos Paz, es por la perversidad humana, que prefiere el Mal al Bien; el delito a la santidad; la sangre al espíritu.
Dios es Paz.
La paz es un consuelo sobrenatural en la tierra.
La Paz es el Mismo Dios.
Y es una de las cosas más bellas que puede experimentar el alma.
Y por eso Él nos enseñó a saludar a los cristianos, con el saludo con que Él Mismo saludaba… “ Que la Paz del Señor esté contigo..”
Dios es Luz, Dios es Paz, porque Dios es Amor.
Cuando NO amamos, NO podemos sentir su Paz.
Y la vida es una prueba personal en la que la criatura deberá rendir cuentas de sus personales actos.
Toda criatura humana deberá responder ante Dios de lo que hizo con el Don de la Vida.
Porque la muerte no interrumpe o destruye la vida. Continúa activa en el más allá, tanto en el Bien como en el Mal.
Para los elegidos, la perfecciona…
Sucede como el forastero que llega a otra ciudad para él desconocida.
Y pasea por las calles distraído por las grandes novedades que va encontrando. Y los problemas de su vida, vuelven a su memoria. Así es para el que llega al Paraíso.No es que inicie una nueva vida, sino que recuerda las cosas de su vida terrena y las ve bajo una luz totalmente diferente y con un perfil nitidísimo.
Por esto mismo, el interés por las cosas terrenas se ve totalmente modificado por la nueva situación.
Afectos e intereses son vistos con el Conocimiento Total.
La realidad de los acontecimientos humanos adquieren toda su pavorosa visión.
Bastaría con que solo por un instante, todos los hombres en su camino por la tierra pudieran tener una visión del Mundo como es visto desde allá; para que se verificara un cambio radical en las amargas y tristísimas realidades que todos viven…
Pero esto no puede ser posible. Porque la vida en la Tierra es prueba.
Y ya NO sería Prueba si sucediera algo así.
LA FE PERDERIA SU RAZÓN DE SER.
El orden de la vida humana es que a una carne se funda un espíritu, para volver al hombre igual a Dios, el Cual no es carne, sino Espíritu.
No animal, sino sobrenatural. Cuando la carne muere, en el anochecer de su vida terrenal; es despojada de su revestimiento para desaparecer en la nada de la cual fue extraída.
Y el espíritu retorna a su origen para continuar su vida, según como la haya elegido el hombre en su destino eterno:
Feliz y dichoso, si está vivo.
Condenado, si está muerto por haber hecho de la carne su reina; en lugar de hacer de Dios, el Señor y la vida de su espíritu.
LA VIDA ES PRUEBA.
¿En qué consiste esta Prueba?
Está dividida en tres partes:
1°- Es Prueba de Fe.
En la aprobación y recepción de la fe.
Sin la fe, es imposible agradar a Dios. Por esto; si NO se cree, NO hay salvación.
CREER ES LA CLAVE DE TODO
CREER firmemente en las verdades y misterios revelados. CREER en la Autoridad de Dios Revelador.
CREER en las Palabras del Verbo de Dios.
CREER en la Ley que NO cambia y NO puede cambiar nunca.
Y a la que nadie puede desfigurar, mutilar o alterar. Sin provocar la Ira y el Castigo Divinos.
CREER en los Sacramentos de salvación contenidos en la Iglesia…
2°- Prueba de Humildad y de Obediencia.
Exigidas por la Omnipotencia Divina.
Consiste en que el hombre reconozca que Dios es Supremo Señor y Dueño de Todo y de todos.
Y que a Él se le debe completa sumisión.
Plena y absoluta Obediencia a su Voluntad y a su Ley.
3°- Prueba de AMOR.
Es exigida por la Misericordia Divina y en ella se encierra TODO.
Correspondiendo Al Infinito Amor de Dios, amándolo con todas las potencias de nuestro ser.
Aceptamos la racionabilidad y cumplimos perfectamente las primeras dos partes.
Los cristianos en el Bautismo, recibimos la Gracia santificante: la Fe, la Esperanza y la Caridad. Virtudes inseparables e indivisibles.
Y con el Amor, LA CAPACIDAD DE AMAR.
Y consiguientemente:
LA DE SERVIR Y OBEDECER.
Amando A Dios con todas las fuerzas, NO es posible dejarse influenciar por la vanidad, la falsedad, los espejismos, las lisonjas y las insidias del Mundo.
Este amor da la claridad para ver, como la vida humana es como una flor que se abre por la noche y se marchita al día siguiente.
El Amor nos atrae y nos mueve hacia Él y Él se mueve hacia nosotros.
Del encuentro surgen efectos maravillosos y estupendos para el que decide amarlo y para las almas.
Hay que amarlo hasta consumirnos por Él…
Igual que Él se ha consumido por nosotros.
ÉSTA ES LA UNICA
Y MARAVILLOSA RAZÓN
DE NUESTRA EXISTENCIA Y DE NUESTRA VIDA.
Esta es la razón por la que hemos recibido el Don de la Existencia y Satanás NO lo soporta.
Por eso distorsiona la Misión y busca por todos los medios destrozar este propósito en todas las almas.
Dios ha creado al hombre libre y dotado de inteligencia, para poder discernir el Bien del Mal.
Ha dado una voluntad soberana para que conociendo el Bien, se determine a Él como finalidad suprema de su vida.
Dios no puede coartar la Libertad, porque así nos convertiría en seres inferiores a los brutos…
Porque en las leyes que los rigen, también los ha creado libres.
Los ciegos y los sordos voluntarios, comprenderán esto cuando sea demasiado tarde.
POR ESO HAY QUE IMITAR A CRISTO
Ninguno fue más probado que Él.
Ninguno como Él conoció la soledad, la incomprensión, el abandono. Desde aquellos celestes a los humanos.
Ninguno padeció TODOS los dolores de toda especie, desde que abrió los ojos en la Gruta de Belén.
Dolores que fueron aumentando en amargura e intensidad…
Pero Él nunca reprochó al Padre por este Océano de Dolor que lo circundaba.
Cuando la vida Terrenal es considerada y valorada como ‘PRUEBA’ de Fidelidad a la Fe; Fidelidad a la Ley y Fidelidad al Amor…
La conclusión de esta Prueba, es el Juicio de Dios. Del que NADIE al igual que de la Muerte, puede escapar.
LA VIDA ES UN DON.
La vida siempre es de Dios.
Él la ha dado y el hombre lo olvida con facilidad. Y se olvida de Agradecerlo.
La Hora Terrenal es solo un instante frente a la Eternidad.
Y sobre esto quiere hacernos reflexionar la enfermedad…
Y hacia este fin debe dirigirse la Vida, después de recuperar la salud…
Hay que ocuparse de dar a lo que NO muere, una jornada de Paz.
Si se reflexionara en esto, cuantas presas perdería el Infierno…
Pero por costumbre se hace mal uso de la salud que Él concede y de los años que agrega a la existencia para este fin…
La deshonestidad NO consiste solamente en robar, mentir y perjudicar al prójimo.
Es deshonestidad defraudar a Dios, de aquel respeto amoroso, que es deber del hombre hacia su Creador.
Es deshonestidad usar sus dones para actos malvados.
Todos sus dones y especialmente el Don de la Vida.
Se hace mal uso de la vida que el Padre ha dado. Se hace mal uso del Cuerpo en el cual alienta el alma.
Templo reservado a Dios en el cual reside la mente que debería ser dirigida a comprender la Ley de Dios.
Así como el corazón debería ser ocupado en Amarla y Practicarla.
LA VIDA ES UNA GUERRA
Satanás es la cabeza de sus pérfidas y malvadas legiones.
Habiendo perdido su desafío lanzado contra Dios, juró desde lo más íntimo de su ser, Odio y Guerra a Dios y a la Obra de sus manos…
Después de haber ganado su primera gran batalla contra los Primeros Padres, la primera de una Gran Guerra sin cuartel.
Batalla que aún está en curso y que NO terminará hasta el fin de la vida del último hombre, en el Fin de los Tiempos.
Esta Guerra conducida con riqueza de inteligencia y de potencia, era del todo desproporcionada; pues entre la naturaleza angélica y la naturaleza humana, hay una gran disparidad de fuerzas y de inteligencia.
Esto haría que la naturaleza humana, estuviera por siempre sometida a una extremadamente bárbara tiranía y sin la más mínima esperanza de resistencia alguna, ni en el Tiempo, ni en la Eternidad.
Toda la Humanidad se había hecho culpable porque potencialmente, TODA estaba en Adán y Eva.
Y los hombres en lo personal, tanto en el Tiempo como en la Eternidad, habrían debido sufrir atrozmente por una Culpa de la que personalmente, NO eran responsables.
Y esto Repugnó a la Infinita Justicia Divina.
Y por eso, Ella decretó el Misterio de la Encarnación y Redención Humana.
Dios es un Padre Amorosísimo…
Y cuando la jornada terrena del hombre fue convertida por Satanás en una lucha cruel…
Para que esta Gran Guerra NO fuera dispareja y el hombre NO estuviese solo, Dios puso a su lado a un ángel suyo.
Un Ángel Guardián. Siempre dispuesto y listo para intervenir cada vez que le sea solicitado.
Desgraciadamente la incredulidad hará que muy pocos recurran a él.
¡Cuántas veces el Ángel Custodio está obligado a la pasividad casi absoluta, a causa de esta incredulidad!
Y cuantas veces se ven obligados a retirarse, para NOasistir a la ruina que el hombre hace de sí mismo.
Dios como Padre Bueno y Amoroso, prepara a sus hijos para que emprendan este largo, tremendamente difícil viaje.
Y en nuestro camino por la Tierra, avisando con anticipación las dificultades que el viaje conlleva y los peligros y obstáculos que encontraremos.
Estas advertencias son precisamente porque Él no quiere que perezcamos, bajo las ruinas con las que Satanás sepulta todo lo que toca.
La Tierra está envuelta en una marea de delitos, de blasfemias, de desobediencias a la Ley de Dios y el hombre naufraga en ella…
Los grandes y los pequeños cometen los mismos pecados…
Y esta es la Hora de la Potestad de las Tinieblas, que el hombre espontáneamente ha querido.
Demasiada sangre se esparce sobre la Tierra por quienes han perdidohasta la noción más elemental del Bien y del Mal…
Y son marionetas en manos de Satanás, deslumbrando y extraviando a los débiles.
Los tiranos gobiernan y es su tiranía de la que se sirve el Demonio para angustiar a sus súbditos, llevándolos a desconfiar sobre todo de Dios.
Y los impíos más hostiles se vuelven acusando a Dios y dándole a Él el rencor que debe ser dado a quién ha ocasionado tanto mal:
Satanás y las pasiones malvadas que provoca en los que NO se cuidan…
Los frutos del rechazo de Dios, pueden verse en todo su trágico aspecto.
Y mientras los hombres se deleitan con su hechizante sabor que los lleva a la desesperación y a la muerte, después de haberlos hecho desvariar en el miedo del mañana que los hace enloquecer…
Si se pudiese ver toda la verdad sobre el futuro que se aproxima, ningún hombre que NO esté sostenido por Satanás resistiría.
Por eso hay que apoyarnos en Jesús.
Los hombres pierden a Dios por su culpa y porque así lo quieren…
Cuando la Gracia muere, se pierde a Dios. Y es la Desolación.
Y los pecadores muertos a la Gracia, NO SON felices. Parece que lo sean, pero no es así.
Y esta Humanidad que fue creada por Amor, salvada por el Amor, pero que se ha vendido al Odio, por eso no puede ser feliz.
La falta de amor, es la principal causa de su desdicha.
El Odio rechaza al Amor. Dios es amor. La felicidad está basada en la Paz. Y ésta se encuentra solo en Dios.
¡Trágica y dramática responsabilidad del hombre, que durante su peregrinación terrena, se encuentra siempre en la alternativa de escoger!…
Pues ésta es verdaderamente nuestra Prueba. La lucha interior que necesariamente debemos sostener, es la razón de nuestra presencia en la Tierra. ¿A quién le daremos la victoria?…
La decisión es personal e irrevocable…
Por eso la vida es una guerra de todos los días, para poder pertenecer a Dios.
Hay que luchar como soldados bien armados y seguir luchando con Dios como nuestro Comandante Supremo.
Las batallas parciales no tienen ninguna importancia, SI NO SE GANA LA GUERRA HASTA EL COMBATE FINAL.
El Enemigo es UNO, con muchas caras: el demonio, la carne, el mundo y el dinero.
Cualquier golpe por duro que sea, es solo una prueba. Satanás golpea para distorsionarla misión y el propósito aparente es dejarnos destrozados.
Hay que refugiarse en el Inmaculado Corazón de María y recordar que es solo una Prueba que fortalecerá la virtud…
Jesús ha mostrado como debe ser usada la vida.
Él ha explicado como somos Templos de Dios y como quiere vivir en nosotros.
Pues Él ama vivir en el hombre, más que en templos de piedra y mármol.
IMITAR AL MAESTRO ES EL SECRETO QUE SALVA
Quién quiere seguir a Jesús, no debe tener ansia de la vida, ni miedo por la vida.
Y Jesús enseñará como se conquista la Vida Eterna y cómo hay que vencer a Satanás, en cada una de las trampas que nos tiende.
VIVIR MURIENDO
La vida nace de la muerte.
La muerte de la carne, NO es la muerte material del cuerpo.
Lo que debe morir, es lo animal y satánico infectado en el hombre a través de sus idolatrías.
Y esto no muere mientras la carne está satisfecha y haya en el hombre mentira, orgullo, ira, soberbia, gula, avaricia, envidia y pereza.
Hay que morir diariamente en el sentido metafórico, porque el ‘yo’ humano, no está sino quebrado. Y esto no es muerte, es vida…
El espíritu debe triunfar sobre la muerte de lo ‘humano’ y esto es motivo de júbilo.
La Infinita Misericordia de Dios provee todas las ayudas, para que el espíritu permanezca vencedor con la asistencia del Espíritu Santo.
La vida como Don de Dios, le pertenece solo a Él.
Con la existencia nos ha hecho nacer y nos conserva vivos.
En la vida espiritual, con la Gracia y los Sacramentos, Él da la Vida para convertirnos y hacer de ella un instrumento de recreación del alma y de supercreación en la Deificación del espíritu.
Todo esto sucede cuando la usamos para servirlo.
Todos deberían estar ansiosos de servir a Dios, para volverse dignos de acoger en sí, la infusión vital del Consolador que viene con todos sus dones, pero quiere por trono un espíritu preparado y deseoso de Él.
El mundo rechaza a este Espíritu que hace a los hombres buenos.
Jesús es la Vida. ¡Cuanta Vida hay en Él y da Él! Vida Verdadera. Vida Santa. Vida Eterna. Vida Jubilosa. Con su Palabra, que es la Palabra del Padre y Amor del Espíritu.
Jesús obra para librar a las almas de la Perdición y con su Amor, cancela nuestros pecados, esperando en nosotros. ¿Qué debemos hacer?
Devolverle el amor por el Amor que recibimos de Él y convertirnos en ‘vivientes’
¿QUÉ ES ESTAR VIVOS?
Ser ‘vivientes’ o estar vivos, no quiere decir ser de este mundo: quiere decir pertenecer totalmente al Señor.
Quiere decir poseer la Gracia y tener derecho al Cielo.
‘Vivo’ no es el que respira, come y duerme con el alma muerta: éste es un despojo putrefacto ya próximo a caer, como la rama podrida de una higuera, en la fosa cuyo fondo es el Infierno.
Vivo es aquel que aunque esté agonizante en la carne, porque ‘vive muriendo’ POSEE LA VIDA…
Y ‘muere amando’ porque prefiere perderlo TODO, antes que perder a Dios.
Y su única preocupación es: mantenerse vivo, perseverando en no perder a Dios, que es la Vida.
Porque para ser verdadero hijo de Dios es necesario tener el alma y el espíritu ‘vivos’
Dios arde en el deseo de hacer felices a sus hijos. Él quiere abrazarlos y enjugar su llanto. Él quiere saciar el hambre y la sed del corazón, de nuestras almas y de nuestros espíritus.
Él siempre está cercano porque sabe que sus hijos sin Él, son infelices. Él espera encerrado en un poco de Pan, para asumir una forma visible a nuestra pesantez material.
Él desciende del Cielo como un dulce Tesoro, para mantener la Vida en sus hijos; para consolarlos; para sostenerlos y para nutrirlos; cumpliendo el deseo del Padre, que quiere salvar al Género Humano.
Él ha dado su Sangre Santísima, para fortalecernos espiritualmente.
El que se alimenta de Ella y la invoca, se convierte en ‘vencedor’.
Estar vivos en el Señor, es la experiencia más grande en belleza, en alegría, en duración, en esplendor, en libertad y vitalidad.
Usar los sentidos espirituales, guiados por el Espíritu Santo, ES UNA EXPERIENCIA SUBLIME.
‘Vivos’ en Dios Uno y Trino. Vivos en la Eternidad.
Los que lo experimentan comprenden que es mejor sufrir aquí en la Tierra, que en ninguna otra parte…
Y aman la Cruz como el más excelso de los tronos.
Con el ‘alma viva’, SE CONVERSA, CON EL DIOS VIVO Y VERDADERO. El Espíritu santo, obra este prodigio…
El alma en Gracia posee el Amor. Y poseyendo el amor, posee a Dios: el Padre que la conserva. El Hijo que la amaestra. Y el Espíritu Santo que la ilumina. Y así se posee el Conocimiento, la Ciencia, la Sabiduría y la Luz.
Y de esta manera, la Oración se convierte en el Núcleo Vital de nuestra existencia.
Porque ya NO rezamos. Conversamos y sentimos la inefable Ternura de nuestro Abba Santísimo…
Su Palabra desciende a nutrir las almas que se entregan a Él.
Y Jesús es el sacerdote y Guía de los que lo buscan.
Y ellos no perecen en esa búsqueda de la Verdad, en las que muchos se pierden porque se niegan a creer y a amar el Evangelio.
Los ‘vivientes’ del espíritu saben que lo único necesario es:
VIVIR SU PALABRA. CAMINAR SIGUIENDO SU PALABRA.
EL NÚCLEO DE LA VIDA DEL ALMA ES: EL EVANGELIO.
¿CÓMO VIVIR LA VIDA VERDADERA?
Es necesario seguir el Camino del Espíritu, con firmeza y con calma. Ninguna ansia, ningún miedo.
Hay que orar, escuchar, meditar, sufrir, trabajar, reposar siempre con el alma desposándose con Dios…
Él es un Huésped Perfecto.
Sabe conversar y sabe callar, según ve si el que lo hospeda está en condiciones de poderlo o no, escuchar.
Jesús es muy dulce al instruir.
Amorosamente firme al mandar algo.
Perfectamente amorosísimo al consolar.
Y Fortalece nuestras almas, de acuerdo al crecimiento y a las pruebas.
HAY QUE CONFIAR EN ÉL, CIEGAMENTE
Por cuanto más el alma pueda amarlo, siempre es una medida minúscula, respecto a cuanto nos ama Él.
Dios llama para despertar a las almas y que ellas lo acojan. Se muestra afanoso para que lo conozcan y les pide el corazón, para hospedarse en él. Porque el corazón es el más bello Tabernáculo para Él.
Y el alma se estremece de alegría cuando Dios se le acerca y palpita de amor, derritiéndose de dulzura y de arrepentimiento.
Cuando esto sucede, hay que secundar el impulso del alma, dejando toda diligencia por la carne. Hay que poner nuestra carne soberbia de rodillas y amar nuestra alma, dándole la vida con la conversión, que es la Resurrección espiritual.
Dios quiere que en la Resurrección Final, también nuestros cuerpos esplendan de Luz y de Belleza sobrenatural y eterna.
Acoger la Vida Divina quiere decir potenciar la propia vida del hombre a obras sobrenaturales.
Y si el alma sabe consagrarse y conservarse llena de Gracia, tal como queda después de que recibe los Sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, esta alma es solo un poco inferior a Dios… Y con esto está dicho todo.
Porque poseer la Gracia y nacer, crecer y robustecer el espíritu, nos convierte en dioses, porque la Gracia deifica.
Y esto es lo que Jesús quiere, porque entonces querría decir: que su Sacrificio ha sido coronado por la victoria y realmente Él ha arrancado su imperio al Maligno, relegándolo a su Infierno, porque ya no hay corazones que lo acojan.
Lo sepultaría en su Reino Maldito, sellándolo con una piedra y poniendo sobre ella el Trono de María, su Vencedora…
Para vivir la Vida de la Gracia, primero es necesario nacer de nuevo.
Renunciar a nuestra vida de Pecado y a Satanás, con sus obras de destrucción y de muerte. Y decidirnos a conquistar el Amor y el Reino del Amor.
Y el Premio justifica el heroísmo…
Las almas que se quieren dar todas al Amor, siempre caen en el desprecio de los demás.
A las almas llamadas a exhalar Amor, les son quitadas todas las cosas de la vida y les son dadas todas las soledades y también las necesidades. Además de luchar con los obstáculos de otros quereres que intentan impedir al espíritu, que se entregue a su Dios.
Pero el verdadero amante NO toma en cuenta lo primero y NO se asusta con lo segundo.
Y pone sobre todo lo que es su necesidad vital:
AMAR A SU DIOS SOBRE TODA LAS COSAS…
Pedro calla. En el aire resuena vibrante, la enseñanza de ese día…
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONÓCELA
68.- EL SEGUNDO MARTIRIO…
El anciano Jonathan desventrado ha hablado con una voz tan fuerte, tan segura y resonante, que un sano no lo haría así.
Y ha trasfundido a todos, su espíritu heroico; de tal suerte que un cántico dulce, se eleva de aquellas criaturas destrozadas…
En Jesús puse toda mi esperanza
Él se inclinó hacia mí
Y escuchó mi clamor
Y me sostuvo con su Amor.
Yo te amo, Señor Jesús, mi fuerza
El Señor es mi Roca, mi fortaleza
Y mi Libertador. ¡Oh, Dios! ¡Roca en que me refugio!
Mi Escudo, mi Fuerza y mi Salvación.
Invoqué al Señor, tan digno de alabanza
Y me salvó de mis enemigos.
La muerte me asechaba,
Los tormentos de Belial me asustaban,
Los lazos del lugar oscuro me rodeaban
Y delante de mí, prepararon trampas mortales.
En mi angustia clamé al Señor Jesús
Invoqué a mi Dios y desde su Templo oyó mi voz
Llegó mi clamor a sus oídos.
Venceré, porque Él está conmigo
Venceré, porque Jesús conmigo está.
Venceré, vencerás, venceremos
En el Nombre Santísimo de Dios…
Una voz interrumpe el canto, al preguntar desde el corredor:
– ¿Dónde está mi mujer?
Clhoe le contesta con júbilo:
– ¡Fernando! ¡Esposo mío! ¡El niño está vivo! Te lo he salvado. Has llegado a tiempo, porque yo muero.
¡Toma a nuestro pequeño Bryan!
El hombre se adelanta, se inclina, abraza a su esposa moribunda…
Recibe al niño de la mano temblorosa que se lo da y sus dos bocas que tan santamente se amaron, se unen por última vez en el beso conjunto, que estampan sobre la cabecita del inocente.
Con un último esfuerzo exclama:
– Jonathan, bendíceme… muero…
Tal pareciera que la esposa hubiera detenido a propósito la vida, hasta la llegada del esposo. Ahora se deja caer con un estertor, entre los brazos del marido, al cual susurra:
– Vete, vete… por el niño… A Laur… -la muerte trunca la palabra.
Jonathan dice:
– Paz para Chloe.
Todos responden:
– Paz.
El marido contempla a sus pies:
Desangrada y desgarrada a la que fuera su mujer… Una joven hermosa y delicada.
Las lágrimas que se desprenden de sus ojos, caen sobre el rostro de la muerta…
Y con voz temblorosa y llena de amor, se despide:
– ¡Acuérdate de mí, fiel esposa mía!…
Y dirigiéndose a su anciano suegro, le dice:
– Paúl, la llevaré a la viña de Álvaro. Enrique y Rodrigo están aquí afuera con la camilla…
Paúl pregunta:
– ¿Os dejan pasar?
Fernando responde:
– Sí. El que aún tenga parientes entre los que están vivos, podrá recibir sepultura…
– ¿Con dinero?
– Y también sin él. Todo el que quiere puede venir a recoger a los muertos y a saludar a los que están vivos.
Con esto esperan que a la vista de los mártires, amedrentar a los que aún estamos libres, persuadiéndolos a no hacerse cristianos y que con nuestras palabras… Os ablanden a vosotros.
El que no tenga parientes irá a parar al Carnario. Con todo, nuestros diáconos buscarán por la noche los restos…
Axel pregunta:
– ¿Se está preparando acaso el nuevo martirio?
Fernando contesta:
– Sí. Para esto dejan pasar a los parientes. Y por esto también, hay que sepultar a los mártires por la noche. Ellos serán el objeto del espectáculo…
James, un joven poco herido, pregunta:
– ¿Así tan tarde? ¿Qué espectáculo puede haber por la noche?
Madeleine pregunta sorprendida:
– Sí. ¿Qué espectáculo?
Y Rowena, una mujer joven a quién un tigre le arrancó el brazo izquierdo, exclama:
– ¡La hoguera! … ¡Oh!…
La fuerte voz de Jonathan responde:
– Para los que esperan en el Señor, las llamas serán como el rocío dulce de la aurora. Recordad a los mancebos de los que habla Daniel.
Ellos pasearon cantando entre las llamas. ¡La llama es hermosa! ¡Purifica! ¡Y viste de luz!
Nada de inmundas fieras, de lúbricas serpientes, ni de miradas impúdicas a los cuerpos de las vírgenes.
¡Las llamas! Si algo de culpa queda aún en nosotros, que la llama de la hoguera venga a ser como el Fuego del Purgatorio…
Y varios cristianos confirman:
– ¡Oh! Podremos…
– Sí. Un breve purgatorio y después revestidos de Luz, vayamos a Dios. A Dios que es Luz, iremos nosotros.
Fortaleced vuestros corazones que querían ser luz para el mundo pagano…
– ¿Lo lograremos?…
– Que el fuego de las hogueras llegue a ser el inicio de la luz que nosotros habremos de proporcionar a este mundo de tinieblas. Y…
Y en eso se perciben pasos fuertes; herrados, en el corredor.
Dos soldados preguntan al aparecer en la estancia:
– Nathan. ¿Vives aún?
El joven sin ojos responde:
– Sí, compañeros. Vivo. Y es para hablaros de Dios…
Venid, porque yo no puedo ir a donde estáis vosotros, ya que no veré más la luz. Estoy ciego…
Los dos exclaman al verlo:
– ¡¡Infeliz!!
Pero Nathan objeta:
– ¡No! ¡Feliz!… Yo soy feliz. Al no ver ya las inmundicias del mundo. No entrando por mis pupilas las lisonjas de la carne y del oro, ya no me podrán tentar.
En las tinieblas de la ceguera temporal, estoy viendo ya la Luz. ¡Veo a Dios!…
Los dos legionarios exclaman alarmados:
– Pero, ¡¿No sabes qué dentro de poco vas a ser quemado?!…
– ¡¿No sabes que porque te amamos hemos pedido verte?!…
– ¡Por qué?…
– ¡Para hacer que huyeras, si aún estabas vivo!..
Nathan exclama asombrado:
– ¿Huir? ¿Tanto me odiáis qué queréis arrebatarme el Cielo? No erais así en las mil batallas que sostuvimos juntos, codo con codo, por el emperador. Entonces nos estimulábamos a ser héroes y ahora vosotros…
Mientras yo me bato por un Emperador Eterno, Infinito de Poder, ¿Me aconsejáis una vileza? ¿La hoguera…?
Y ¿No habría muerto gustoso entre las llamas, durante los asaltos a una ciudad enemiga con tal de servir al emperador y a Roma?
A un hombre igual que yo y a una ciudad que ahora existe y mañana, no.
Y ahora que estoy dando el asalto al Enemigo más verdadero, para servir a Dios y a la Ciudad Eterna, en la que reinaré con mi Señor Jesucristo, ¿Queréis que yo tema a las llamas?…
Ambos soldados se miran desconcertados…
Jonathan habla de nuevo:
– El mártir es el único héroe. Su heroísmo es eterno. Su heroísmo es santo. A nadie perjudica con su heroísmo.
No emula a los estoicos con áridos estoicismos; ni a los crueles, con violencias inútiles y nefandas. No se apodera de tesoros, ni usurpa poderes, sino que da.
Da de lo suyo: sus riquezas… sus fuerzas… su vida… Es el generoso que se despoja de todo para darlo.
Imitadle. Siervos ignorantes de un hombre cruel que os envía a matar y a encontraros con la muerte…
Félix dice:
– La muerte es la que te espera a ti.
Jonathan responde con firmeza:
– No. La Vida me espera… Pasad a la vida. A servir a la Vida y a servir a Dios. Por ventura, una vez pasada la embriaguez de la batalla, cuando en el campo se da la señal de silencio. ¿Habéis sentido vosotros alguna vez el gozo, qué veis rebosar en vuestro compañero? NO.
Sin cansancio, nostalgia, temor de la muerte. Náuseas de sangre y de violencias… Aquí… ¡Mirad!
Aquí se muere y se canta ¡Aquí se muere y se sonríe! Porque nosotros NO moriremos sino que viviremos.
Nosotros NO conocemos la muerte, sino la Vida, al Señor Jesús… -lo interrumpen nuevos pasos marciales en el corredor.
Entran una vez más aquellos dos hombres musculosos que vinieron al principio con las antorchas…
Con ellos están otros dos senadores con togas muy elegantes…
Y los augustanos Tigelino y Haloto, su principal coordinador en los juegos…
Las antorchas humean al tenerlas elevadas los dos primeros, mientras los augustanos se inclinan a observar los cuerpos…
Y los otros dos los siguen en silencio…
Haloto dice:
– Muerto…
Tigelino agrega:
– Éste también…
– Ésta agoniza…
– El niño ya está frío…
– El viejo morirá en breve…
– ¿Ésta?…
– La serpiente le ha fracturado las costillas. Fíjate como ya tiene espuma roja en los labios…
Y así continúan caminando, examinando y cambiando impresiones entre ellos…
Haloto opina:
– Yo diría que los dejásemos morir aquí.
Tigelino dice tajante:
– ¡No! El Juego ya está fijado y el César también espera esto…
El intendente del circo dice preocupado:
– ¿Bastará con los de las otras cárceles? Son demasiado pocos…
Bruno no ha sabido regular las cantidades. Demasiados a los leones y pocos en exceso para las hogueras.
Tigelino confirma:
– Así es. ¿Qué hacemos?…
El otro augustano piensa y murmura:
– Espera…
Haloto se coloca en medio de la estancia y dice:
– El que de vosotros se encuentre menos herido, que se ponga de pie…
Se levantan unas veinte personas.
– ¿Podéis caminar y valeros por sí mismos?
– Si, podemos.
Los perplejos testigos involuntarios de esta escena replican:
– Tú estás ciego. –le dicen sus compañeros a Nathan.
Nathan contesta serenamente:
– Pero me pueden guiar. No me privéis de la hoguera, pues pienso que estáis ideando eso…
Haloto está conmocionado…
Pero confirma:
– Efectivamente… ¿Y quieres la hoguera?
– La quiero como una gracia. Soy un soldado fiel. Mirad las cicatrices de mis miembros, como premio de mi prolongado y fiel servicio al emperador. Por favor, os lo suplico; concededme la hoguera.
Los augustanos lo miran sorprendidos…
Y en el juzgado más insólito, Tigelino dice agriamente:
– Si tanto amas al emperador ¿Por qué le traicionas?
Nathan replica:
– No traiciono al emperador, ni al imperio, puesto que no cometo actos contra su salud, sino que sirvo al Dios Verdadero que es el Hombre-Dios y el Único digno de ser servido hasta la muerte.
El indiciado ha hablado…
Satanás NO ha terminado.
Y para su impotencia desesperada.
El que se ha convertido en juez implacable dictamina la sentencia, que culmina el sacrificio ofrecido...
Tigelino, con voz estentórea, ordena:
– Que sea cómo quieres… ¡Vamos!…
Haloto confirma:
– ¡Vosotros los que podéis caminar, salid de aquí! Esperad junto a las salidas. Ahí se os darán nuevas ropas.
Y todos se dirigen hacia el lugar indicado…
Detrás de ellos, un intendente del Circo le dice a otro:
– Ronaldo, con semejantes corazones, son inútiles los tormentos. Te lo digo yo:
Con ellos lo único que hacemos, es cubrirnos de crueldad sin finalidad alguna…
Su compañero replica disculpándose:
– Tal vez es verdad, Emiliano. Pero el divino César…
Las voces se pierden al alejarse…
HERMANO EN CRISTO JESUS: