Hijitos Míos, al ver todos los desastres que estáis teniendo alrededor del mundo, os concentráis en ellos y os quiero repetir nuevamente, Mis pequeños, lo que os avisé en todas Mis Apariciones.
Yo, vuestra Madre, la Siempre Virgen María, os he pedido el rezo del Santo Rosario para que podáis detener los ataques de Satanás.
NO estáis queriendo ver la realidad espiritual dentro de toda la problemática que se os está dando en lo humano. Vosotros NO queréis ver cómo Satanás os está queriendo destruir; estáis viendo nada más la vida humana, estáis viendo lo material, cuando debierais estar preparados más en lo espiritual.
Mis pequeños, si Nuestro Padre Dios Me permitió venir en las Apariciones pasadas, fue para prepararos para éstos Tiempos que estáis viviendo. Os estaba trayendo Yo éste Aviso del Cielo, para que os protegierais contra sus ataques, contra toda la Maldad que se está diseminando sobre la Tierra…
Pero lo estáis viendo solamente a nivel humano y al verlo así, NO ORÁIS, veis las cosas como normales. Pero cada día se van agravando más estas situaciones que veis como naturales: las lluvias, las aguas, los mares, van creciendo y destruyendo cada vez más.
Los calores, las sequías, también van creciendo y destruyen vuestros alimentos y la vida de muchas personas. NO estáis queriendo ver la realidad NI os estáis protegiendo.
Seguís haciendo lo que estáis haciendo u os preocupáis solamente de vuestra economía particular… Y le estáis dando libertad total a Satanás para atacaros.
No hay Oración, NI en vuestra mente NI en vuestro corazón. Estáis viviendo una vida totalmente sin preocupación espiritual y dejando que Satanás destruya tanto lo material como lo espiritual.
Al ver también que vuestros jóvenes y niños se están yendo por caminos equivocados… Y vosotros, NI os inmutáis.¿Queréis llegar al final de toda esta Maldad? ¿Queréis dejar a Satanás que se apropie de vuestra vida y de la de los vuestros?
Tenéis que protegeros Mis pequeños, tenéis que proteger a los pequeños que tenéis en vuestro hogar.
Regresad a Mí vuestra Madre Mis pequeños, dejad que Yo guíe vuestra vida y vuestros actos. Dejad que Yo os aconseje contra la Maldad de Satanás.
Pero escuchadMe a Mí, vuestra Madre y NO dejéis que solamente ésas falsedades que os rodean, traten de explicar lo que está sucediendo.
Cuando toda ésa información está manipulada por los esbirros de Satanás.
NO Mis pequeños, si NO os preocupáis en lo personal de lo que está sucediendo, Satanás os podrá destruir. Tenéis que protegeros y para eso estoy Yo, vuestra Madre.
Estos son los tiempos que Nuestro Padre Me ha dado, que Me ha concedido para protegeros. Os veo como almitas inocentes, pequeñitos distraídos y sin saber qué hacer, timoratos por los ataques de Satanás y por eso vengo a ayudaros.
Apreciad Mi ayuda de Madre, tomad el Santo Rosario como Yo también lo tomo. Y juntos, en cada Rosario que recéis, rezadlo Conmigo con vuestra Madre y así venceremos a Satanás Mis pequeños, os lo aseguro y os lo prometo.
Se os ha pedido la Santidad. Es obligación de todo hijo de Dios buscar ésa Santidad. Ciertamente cuesta trabajo, pero Nos tenéis a Nosotros, tenéis la Vida, la Guía amorosa de Jesucristo.
Mis pequeños, Soy vuestra Madre Santísima, la Siempre Virgen María. Yo os he llevado Mis pequeños, por orden del Padre, a niveles más altos. Se os ha dado ésta Evangelización para que vosotros la deis a vuestros hermanos. Habéis tratado de hacerla vida y eso es lo que va ayudando a las almas a entrar en ésa Santidad.
Pero la Santidad no se logra de la noche a la mañana, Mis pequeños. Es una lucha de toda la vida, de toda una vida. Primeramente, para alcanzar la Santidad debéis venceros a vosotros mismos, deberéis quitar de vosotros todo aquello que os pueda separar de vuestro Dios.
Empezando con las faltas, aún las más leves que haya en vuestro corazón, siempre tendiendo a vivir en ésa Divina Voluntad, viviendo unidos a los méritos, a la Vida, a la Predicación, a las Enseñanzas de Mi Hijo.
Él Me pone de ejemplo por Virtuosa, por amorosa. Pero Yo Misma también alcancé ésa Santidad, por Mi Donación, por Mi Fiat, por el olvido de Mí Misma.
Ciertamente como Madre, Yo os guío y Mi Hijo Me dio ésa Misión, para guiaros hacia la Santidad y así ser verdaderos hijos de Nuestro Padre Dios y hermanos verdaderos de Mi Hijo Jesucristo.
Yo imploro a Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor, para que derrame sobre cada uno de vosotros, sobre toda la humanidad, todas Sus Bendiciones, Sus Dones, Su Sabiduría, para que vosotros podáis tomar de Él, como Fuente de todo Bien, todo lo que cada una de las almas necesita.
Ciertamente cada uno de vosotros sois diferentes, algunos necesitareis más paciencia, otros más amor, otros más docilidad, otros más templanza, otros más pureza. En cada una de las Virtudes podréis santificaros.
La Santidad es necesaria Mis pequeños, para ir engrandeciendo el Pueblo Santo de Nuestro Dios.
Al venceros a vosotros mismos, se derrama en vosotros ése caudal de Bendiciones Celestiales. Al vaciaros vosotros de vuestras cosas, es cuando vuestro Dios puede entrar en Perfección en cada uno de vosotros. Mientras más os vaciéis más Gracia obtendréis.
Debéis ser ésos receptáculos humanos, para que entre la Divinidad en vosotros, no temáis a ello, Mis pequeños, no temáis, porque entonces es cuando seréis verdaderos hijos de Dios, es cuando entenderéis lo que vuestros Primeros Padres entendían, ésa vida en Dios, ésa vida íntima, ésa vida de Amor, ésa vida de Virtud.
Así pues, Mis pequeños, si queréis ser verdaderos hijos de vuestro Dios, ser hijos unidos a la Voluntad de vuestro Dios, entonces deberéis vaciaros, vaciaros de las cosas del mundo para llenaros de las cosa del Cielo.
Mucha humildad se necesita, mucha humildad se necesita, Mis pequeños y Sabiduría para entender éstas Palabras y Fortaleza para llevarlas a cabo. Siempre se le teme a lo que NO se conoce.
Mis pequeños, os hemos dado el Conocimiento, ya NO podéis poner ninguna traba. NO debéis poner ningún impedimento para que entre vuestro Dios a vivir plenamente en vuestro corazón.
Ya NO son tiempos de duda, éstos son tiempos de donación, de valentía, porque deberéis luchar contra fuerzas tremendas y deberéis estar protegidos con la vida en la Gracia, con la vida en la Virtud, con las Potencias de vuestro Dios.
Donaos, Mis pequeños, Nosotros NO podemos forzaros, vuestra transformación tiene que ser en la totalidad de la libertad.
Dejad que Yo, vuestra Madre os vaya llevando hacia ése desprendimiento total. Cada cosa que se os vaya quitando, dejadla Mis pequeños. Dejadla ir porque es lastre para vuestra alma y por cada cosa mala que se os quite, se os dará una buena.
NO temáis, Mis pequeños y así iréis viendo vuestra transformación paulatina. Dejaos mover por vuestra Madre, que Yo os alcanzaré las Gracias necesarias para ésa transformación final. Transformación en cuerpo y alma que ya se os anunció, para que podáis recibir al Santo de los Santos entre vosotros.
A través de la Oración, a través de vuestro ejemplo, a través de vuestra vida de ejemplo, podéis dar mucha vida a vuestros hermanos. Y NO solamente a los que os rodean, sino a los que están en otros lugares alrededor del Mundo.
Recordad lo que os dije ayer, que estando en la Comunión de los Santos podéis hacer grandes cosas. Que vuestra Oración conjunta con vuestros Hermanos en ésta Comunión, sea siempre lo más devota posible, con el mayor respeto, con la mayor devoción en todas vuestras oraciones y deseos.
ORAD, orad con esa confianza de saber que seréis escuchados; porque apoyados en la Promesa que os hizo Mi Hijo, de que cuando dos o más estuvierais reunidos en Su Santo Nombre, Él concedería todas las Gracias y Bendiciones necesarias para quien vosotros recéis, oréis, intercedáis.
Así que bajo ésta Promesa, tomad de Nosotros todo lo que necesitéis para vuestros hermanos y para vosotros mismos.
Vuestra oración es poderosa, recordadlo. Porque NO estáis solos, estáis con Nosotros y con todos vuestros Hermanos en la Comunión de los Santos.
El crecimiento espiritual empieza precisamente cuando os dais cuenta en humildad de que estáis necesitados de tal o cual virtud.
La Humildad os va a abrir ese horizonte Divino, para que podáis crecer. Para que podáis aceptar vuestras necesidades, vuestra mediocridad, vuestros errores, vuestros pecados. Arrepintiéndoos de ellos empezaréis una nueva vida.
Apoyaos siempre en vuestros Hermanos que llegaron primero, sufrieron cosas similares a las vuestras, pero triunfaron y ahora están en ésta Comunión de los Santos.
Apoyaos en sus oraciones, en su vida, en su virtud y en su triunfo.
Apoyaos en Mi Hijo, que también sufrió a pesar de haber sido el Dios Verdadero entre los hombres.
Vivid en la virtud a pesar de que todo sea adverso a vosotros. Esas son las almas triunfadoras, las que NO se dejan llevar por los ataques de la Tierra, del Mundo, del Demonio.
Vivid pues en ésta santa virtud de la Obediencia. Obediencia a vuestro Dios. Vinisteis a servirle y así como Mi Hijo obedeció al Padre en todo, vosotros debéis ser iguales, obedientes a las Mociones del Santo Espíritu de Amor en vosotros, que es la Voz del Padre.
Luchad siempre para que el ejemplo espiritual que deis siempre os acompañe, que NO se separe de vosotros, que sea ya parte total de vuestra vida, vinisteis a servir a vuestro Dios y eso quiere decir vida espiritual.
Sí, estará muy en contraste con el Mundo y seréis atacados por ello.
Ya os lo había dicho Mi Hijo, que aquellos que lo siguieran, que tomaran su Cruz y que sufrirían igual que el Maestro.
Vosotros sois discípulos del Maestro, porque habéis aceptado en vuestro corazón Su Vida y Sus Enseñanzas. Seréis atacados, pero también seréis glorificados.
Así que Mis pequeños, con esa valentía que solamente os puede dar la Gracia, seguid adelante. Y tomad Fuerza de la Fuerza de Mi Esposo, El Santo Espíritu de Amor.
Llevad La Palabra de Mi Hijo, llevad Su Presencia, llevad la vida espiritual a donde os presentéis. Ya NO podéis ser del Mundo, Mis pequeños. YA NO SOIS del Mundo, sois de vuestro Dios. Y eso se tiene que manifestar a todos los lugares a donde vayáis.
NO importe cómo os ataquen, la fuerza, el amor y sobre todo la humildad os dará esa Fuerza para seguir adelante y seguir mostrando a vuestro Dios, que lleváis ya en vuestro interior.
Mis pequeños, estad siempre atentos a vuestro corazón, estad siempre a la escucha de lo que Mi Esposo os diga.
Ahorita estáis viendo en vuestro Rosario cómo se os va dando toda ésa indicación por quienes debéis pedir, interceder, por quienes debéis perdonar, a quienes debéis elevar a la Gracia.
Pero que NO sea solamente éste momento durante el rezo del Santo Rosario, sino a través de todo el día, de la noche, en los momentitos que tengáis.
Mis pequeños es mucha, mucha la Oración, es mucha la Intercesión, es mucho el deseo que tenemos Nosotros de reparación y de Salvación, hay mucho Mal en el Mundo. Y muchos NO se dan cuenta de éste mal.
Mis pequeños, por eso voy formando grupos aunque sean pequeños. Pero son grupos que se han dado a la Voluntad de su Dios. Y por eso tenéis esa Fuerza, porque estáis con Dios.
NO venís nada más por convencionalismos, NO venís nada más para uniros. Venís porque realmente necesitáis en vuestro corazón estar con vuestro Dios. Necesitáis vivir para vuestro Dios y hacer vivir a muchas almas para vuestro Dios.
Por eso que vuestra Oración sea de corazón para que ésta tenga un valor infinito a los Ojos de vuestro Padre.
Mis pequeños, pedís bien al orar por los Míos, los Ministros de Mi Iglesia, la Iglesia de la cuál Yo fui Fundadora, la Iglesia que recibió el Espíritu Santo en sus inicios para dar Gloria, Santidad, Belleza al Pueblo de Dios, al Nuevo Pueblo de Dios, a aquellos que iban a seguir con la Evangelización, con la Vida que Mi Hijo les había dado.
Mis pequeños, pedid mucho por Mis Ministros, por Mis hijos predilectos. Mucho Mal se ha introducido dentro de la Iglesia, a grado tal que se está dando el mal ejemplo a altos niveles, a altas esferas de la comunidad religiosa de Mi Iglesia.
Profetizado está que aún antes de que llegara nuevamente Mi Hijo en Su Segunda Venida, que si NO se cortaba el tiempo de la prueba, hasta los elegidos caerían.
Mis Ministros son los elegidos, son la cabeza de Mi Iglesia… Y están cayendo.
El Mundo los ha hecho caer y NO se quieren dar cuenta.
Orad intensamente por ellos, necesitan mucho apoyo, necesitan Oración.
Recordad Mis pequeños, que con Nosotros, vuestra Oración se vuelve muy poderosa y especialmente cuando el Amor está cubriendo ésa Oración, está acompañando ésa Oración. Que vuestra Oración vaya directamente al corazón de vuestros hermanos sacerdotes, los Ministros de Mi Iglesia.
Se tendrá que dar la Renovación, la Purificación dolorosa dentro de Mi Iglesia. Pero ésa Perla Preciosa NO puede ser manchada, tiene que dar el Fruto para lo cual fue creada.
Seguid Mis pequeños, con vuestra Oración, unidos a las necesidades de Mi Corazón. Estrechando en vuestro corazón a Mis Ministros, como Yo los tengo también. NO dejéis que se os escapen de vuestros brazos. Mantenedlos en vuestro corazón, en donde Yo también habito.
Hijitos Míos, la renovación espiritual se está dando, estáis viendo a vuestro alrededor cosas grandes en el Mundo entero. Estáis viendo también cambios físicos en el Mundo entero; todo se está dando ya.
Agradeced a vuestro Dios que ha escuchado la súplica de Su Pueblo alrededor del Mundo. Súplicas sencillas, súplicas honestas, salidas de corazones como los vuestros, que NO buscáis vuestros propios intereses sino los de vuestros hermanos.
Súplicas de un Pueblo fiel, que siguiendo las Palabras de Mi Hijo, Su ejemplo, Su Vida, quiere preparar el terreno para Su Segunda Venida.
Pueblo Fiel, que está queriendo darse completamente con tal de que aparezca ya Su Salvador.
Insistid Mis pequeños, el tiempo es muy corto ya. Insistid, Mis pequeños en que ya la humanidad entera reciba éstas gracias de Salvación, reciba éste cambio que logrará Mi Esposo, El Santo Espíritu de Amor.
Insistid Mis pequeños en la vida en el Amor, que es el Regalo que os traerá Mi Hijo en Su Segunda Venida, el Amor Puro, el Amor Santo, el Amor que se Vive en el Reino de los Cielos.
Luchad por ello Mis pequeños, a través de la Oración, a través del ejemplo, a través de la donación de vosotros mismos. Ved más por vuestro prójimo y menos por vosotros, daos en todo momento en todo lo que podáis. DAOS, daos con Amor.
Os amo, Mis pequeños, confiad en Mí, vuestra Madre, os amo, Mis pequeños.
Os Bendigo, Mis pequeños y os tengo muy dentro de Mi Corazón.
Yo os Bendigo en Nombre de Mi Padre y el vuestro, en Nombre de Mi Hijo, el Salvador, en Nombre de Mi Esposo, el Santo Amor de vuestro Dios y en Mi Nombre, Virgen y Madre.