Hijitos Míos, todos vosotros necesitáis de Purificación. A lo largo de vuestra existencia vosotros mismos vais cayendo en faltas leves o graves, que necesitan ser purificadas. Yo os voy poniendo todos los medios a vuestro alcance para que logréis ésa purificación, para que podáis llegar sin mucho problema, de regreso al Reino de los Cielos.
Os quiero hablar ahora de la soledad. Mucho le teméis a la soledad, Mis pequeños. Pero podéis ver cómo en Mi Vida, Yo como Cristo Jesús la soledad la buscaba Yo, porque en la soledad es donde Yo encontraba a Mi Padre.
A veces tendréis soledad y la debéis aceptar para entrar íntimamente en la Oración y a veces tendréis soledad para crecimiento espiritual. También la tendréis por algún tipo de penitencia que Yo permita en vuestra vida y siempre la soledad os va a llevar a la intimidad.
No despreciéis lo que Yo permita en vuestra vida. Si hay soledad, buscadMe en vuestro interior. BuscadMe en todo lo que os rodea y veréis que NO estáis solos. Vosotros teméis a la soledad, porque es cuando os encontráis con vuestro propio ser y es cuando os dais cuenta de la vaciedad que hay en vuestro interior.
Ahí, a ésa vaciedad sí le teméis porque estáis vosotros, ante vosotros mismos y os dais cuenta de que NO tenéis un soporte espiritual fuerte para afrontar los problemas que tenéis a diario, con vuestra cruz de cada día. Y es entonces cuando cargáis vosotros mismos y solos vuestra cruz, cuando Yo os he dicho que Yo os voy a ayudar, si confiáis en Mi y Me buscáis.
Mis pequeños, que la soledad os atraiga a Mí, vuestro Dios, en Mi Trinidad, NO le temáis a la soledad que Yo permita en vuestra vida. Yo amo a las almas y de ésta forma en la soledad las trato de enamorar, para que ya nunca más os separéis de Mí.
Si os dais cuenta, la soledad viene en los últimos momentos de la vida del hombre y es para ir preparando al alma al encuentro bello y santo, Divino y eterno que tendrá el alma para con su Dios. Así, el alma, en la soledad de la Tierra, empezará a conocerMe, a buscarMe, a llenarse de Mi.
Hasta llegar al deseo santo de abrazarMe y es cuando el alma ya va a estar preparada para dar el paso hacia la Vida Eterna y NO a lo que vosotros llamáis muerte. El alma así preparada gozará ya ése momento, el momento final de la vida sobre la Tierra, para llegar al abrazo infinito y eterno Conmigo, con vuestro Dios.
El verdadero valor del hombre NO estriba en lo material que tenga y que posea. NO Mis pequeños, lo que haya adquirido vuestra alma en obras buenas, en obras santas, es lo que le va a dar el valor final cuando se presente ante Mí, en su Juicio Particular.
Y precisamente por ello Mis pequeños, porque el hombre se ha desviado tanto hacia las cosas materiales, Yo en éste tiempo os las iré apartando; para que empecéis a adentraros en vuestro corazón, a vuestro interior, para que os deis cuenta de que estabais equivocados con las cosas del Mundo.
Y a través de ésta vivencia fuerte que tendréis, volveréis a Mí vuestro Dios. Reconoceréis vuestro error y avanzaréis como nunca os habíais imaginado que iríais a avanzar. Esto sucede simplemente, cuando os despegáis de las cosas del Mundo y os entregáis a lo espiritual.
Sí, ciertamente cuando NO es a través de vuestra propia voluntad que buscáis lo espiritual. APROVECHAD LAS CIRCUNSTANCIAS DIFÍCILES QUE PROPICIARÁ SATANÁS, a través de las grandes pruebas que enfrentaréis, para que podáis BuscarMe.
Y así encontrar lo que tanto he deseado para cada uno de vosotros: el crecimiento espiritual, que os dará la Vida Eterna y una gran felicidad.
Ésta Felicidad Mis pequeños, empieza ya desde la Tierra, cuando estáis Conmigo, cuando Me habéis encontrado, cuando realmente estáis buscando lo que Mi Hijo os predicó.
Cuando NO buscáis la Verdad, NO podréis realmente vivir como un verdadero hijo de Dios. Un verdadero hijo Mío, en el cual Yo Me puedo gozar en vosotros y vosotros os podéis gozar en Mí. Así pues Mis pequeños, cuando Yo os vaya apartando de la materialidad que os rodea, sabréis que vais a adquirir un paraíso en vuestro interior.
Conoceréis que todo va a cambiar para vosotros, para un bien infinitamente grande que NO conocíais, porque NO lo habíais buscado con vuestro libre albedrío. Es Mi Voluntad, es Mi Amor Infinito el que se va a derramar en cada uno de vosotros.
Es el Tesoro, es ésa Perla Preciosa, que encontraréis y que agradeceréis de corazón, porque Yo os amo y es cuando conoceréis Mi Amor hacia vosotros, conoceréis cuánto os amo y Me agradeceréis, a pesar de que ya NO tengáis lo material.
Os daréis cuenta qué superfluo y qué sin vida era vuestro caminar anterior. Y ahora, vuestro caminar será en pasos seguros, en pasos santos, en pasos llenos de vida que os darán una Felicidad grandísima, Mis pequeños.
Confiad en Mí Mis pequeños, que nada sucede por casualidad y todo esto que va a suceder en breve, será para vuestro bien.
Mis pequeños, cuando Yo caminé sobre la Tierra, veía la necesidad que tiene el hombre y NO solamente de ése tiempo; sino lo veo también ahora, su necesidad espiritual.
Estáis vacíos de los Bienes del Cielo y NO porque falte ésa riqueza hacia vosotros, sino porque tenéis el corazón cerrado. Os falta confianza, os falta ésa necesidad espiritual propia del ser humano, de dejar entrar la Gracia de vuestro Dios.
La compasión movió Mi Corazón hacia vuestros hermanos, para que fueran curados NO solamente de cuerpo, sino de alma. Muchas veces, el estar enfermo del alma va a traer ésa enfermedad del cuerpo, ¡Tanto, tanto es lo que ataca el Mal al hombre que al destruir su alma, por consecuencia destruye al cuerpo!
Orad por vuestros hermanos, NO para su sanación solamente de su cuerpo, sino primeramente de su alma. El hombre necesita recuperar la salud de su alma primero. Porque su entidad primera, es realmente la vida que se une a Mí su Dios. Necesita recibir ésa vida espiritual. Aquél que vive unido a Mí, la más de las veces, tiene un cuerpo sano.
Orad fuertemente por aquellos en los que veáis que su cuerpo está enfermo, porque es muy probable que su alma esté así también, muy enferma. La Compasión os debe llevar a la Caridad.
Orad, aunque NO se os pida oración. DAD, aunque NO se os pida el recibir. Vuestro corazón siempre debe estar dadivoso, debe ser como el Mío, continua oración para la salvación y sanación de todo el género humano. Vivid pues, para ésa recuperación del Reino de vuestro Dios.
Siendo discípulos Míos, tenéis ése don de sanación ya en vosotros, para darlo a vuestros hermanos, para que sanéis cuerpos y almas. Son Dones Divinos que se otorgan a los que son discípulos Míos. Tenéis la Sabiduría, tenéis la Ciencia, pero sobre todo, tenéis el Amor.
Utilizadlos Mis pequeños, pero NO os envanezcáis con ellos, los habéis adquirido gratuitamente en vuestra donación. Yo os he llenado de Mí, ahora dad lo que Yo os he dado. Tened paciencia con vuestros hermanos, llevadlos a la Santidad, hacedlos mejor que vosotros y ahí es donde estará vuestra humildad.
Yo os dije que aquellos que estuvieran Conmigo, podrían hacer las mismas obras y aún mayores que las que Yo realicé, pero NO por vuestras capacidades. Sino por Mi Presencia en vosotros, que Yo Me seguiré manifestando al Mundo a través de los discípulos de estos días, de Mis Apóstoles de estos días, de Mi heredad Divina para éstos días.
Aprovechad Mis pequeños, los Bienes y Promesas del Cielo. Pero actuad en la humildad, en la sencillez, en la Caridad hacia vuestros hermanos. Dad, DAD TODO, daos por completo y así Me tendréis a Mí por completo.
¡Oh! Mis pequeños, ¡Cuánto bien quiero derramar sobre vosotros y sobre toda la humanidad!
¿Veis ésta multitud de almas? Son vuestros hermanos en el Cielo. Orando están, deseosos están de ya unir los Cielos con la Tierra. Oran por vosotros, viven para vosotros, sufren. Sufren por vuestro sufrimiento, deseosos están por darse a pesar de su gozo celestial, ven vuestro dolor y oran por ello.
Llevan sus vestiduras blancas, porque ellos también estuvieron en la Prueba y han triunfado, han llevado su Cruz. En algunos, fue también en el Martirio. Son vuestros hermanos, desean unirse a vosotros, acudid a ellos, acudid a vuestra Familia.
Entrad en ésa intimidad en vuestro corazón para que Yo os pueda traer aquí, para que podáis entender ésta excelsitud, éste Amor que ya se vive aquí en el Reino de los Cielos, éste Amor que se da para vuestro bien en la Tierra.
Mis pequeños, es tanto el Amor que quiero derramar sobre vosotros. Os quiero cubrir, os quiero transformar, os quiero hacer gozar como nunca habéis gozado.
Solo espero vuestra donación, Mis pequeños, ¡Cómo quisiera forzaros al Bien que os quiero dar! Pero os respeto. DadMe vuestro corazón ya Mis pequeños, dadMe vuestra vida, ¡Os quiero consentir!
El hombre aún no quiere la transformación, os estáis perdiendo de los gozos Celestiales. ¡Oh! Mis pequeños, ¡Cuánta es vuestra necedad! Os quiero revestir con la vestimenta Celestial y NO queréis. Vuestra Fe tan endeble, tan pobre, tan frágil.
¡Cómo Me da lástima vuestra pequeñez! ¡Pero Me da más lástima el que NO respondáis a Mis Bienes, que NO confiéis en Mi Palabra, que NO confiéis en las obras que podéis ver, palpar, en donde podéis ver Mis magnificencias.
¡Oh! Mis pequeños, ¿Por qué dudáis tanto? ¿Por qué, por qué Me pagáis así? DadMe vuestro corazón. DejadMe Mis pequeños, que os dé una pequeña probadita para que podáis ver y sentir aunque sea un poquito, de lo que os quiero dar.
DejadMe que os enamore, para que Me tengáis confianza y Yo Me derrame plenamente con Mis regalos.
Soy vuestro Dios Amor y solamente eso es lo que os quiero dar: Mi Amor en pleno.
Vuestra alma satisfecha quedará, gozaréis infinitamente. TenedMe confianza Mis pequeños, tenedMe confianza a Mí, vuestro Padre y vuestro Dios. DejadMe llevaros a ésos éxtasis de Amor en ésa intimidad a donde Yo llevo a las almas que se donan, que Me tienen confianza, dejadMe extasiaros.
Probad de Mis mieles, NO os arrepentiréis, Mis pequeños. NO os arrepentiréis. Yo Soy el Amor de los Amores, la Pureza Santísima, el Amor Olvidado, el Amor Despreciado.
A vosotros Mis pequeños que he escogido y que estáis en Mi Rebaño, NO Me tengáis miedo ni desconfianza por favor, ya os he instruido.
Vuestra desconfianza Me dolería mucho, porque mucho he dado por vosotros y una falta de confianza en éstos momentos, después de haberMe donado tanto a vosotros, Me dolería mucho.
DadMe la mano, dejadMe que os lleve volando hacia ésos mundos bellísimos que he creado para el deleite del hombre.
DejadMe que os lleve a la profundidad de Mi inmensidad Divina. Ahí quedaréis extasiados, en ése éxtasis de Amor a donde Yo llevo a las almas que más amo, que se han soltado totalmente como niños, que han aprendido a ver su pequeñez, a ver su nada.
Y han aprendido a ver que Yo Soy el Rico, el Padre amoroso que comparte Sus riquezas. Y las más grandes, con aquellos que más Me aman, aquellos que se acercan más a Mi Corazón y que se recuestan sobre Él.
NO os acerquéis con temor Mis pequeños. Corred hacia Mí como ése niño que ve al Padre o que ve a la Madre, que le abre los brazos y le abre su corazón.
Venid, venid a Mí, gozad lo que tengo para vosotros.
Gracias, Mis pequeños. Iré aceptando lo que Me vayáis dando, pero tened confianza Mis pequeños. Tened confianza en vuestro Dios. Son regalos que hago a Mis íntimos y vosotros sois de Mis íntimos.
Cuando gocéis de lo que Yo os dé, NO digáis palabra, simplemente abrazad Mi Corazón. Abrazadlo fuertemente y eso Me dará mucho gusto. Un deleite Divino que Yo Me quiero regalar con vuestro pequeño corazón.
Os quiero explicar algo que NO conocéis todavía, Mis pequeños. Así como la Trinidad Somos el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Una sola Persona…
Cuando vosotros en grupo oráis, NO sois grupo, sois uno, Mi Cuerpo Místico NO se puede dividir.
Seréis muchos, tendréis diferente mentalidad, diferentes ideologías, diferentes necesidades. Sois diferentes ciertamente, como Nosotros en Nuestra Trinidad, pero sois uno porque el Amor os une. Sois uno Conmigo, porque Yo estoy en vosotros, Yo estoy para vosotros.
Yo os llevo a la Trinidad y la Trinidad está con vosotros. NO os podéis separar, Mis pequeños y os vuelvo a repetir, porque el Cuerpo NO está dividido.
La Presencia de Mi Hijo sobre la Tierra fue para esto, Mis pequeños. El Pecado os desunió, os separó de Mi Cuerpo Místico, Él vino a unir nuevamente al Cuerpo.
Estáis separados, pero NO por vuestras ideologías, estáis separados porque NO Me amáis, porque NO os amáis, el Amor os unirá al final. Todavía vuestro corazón NO está preparado a ello, porque estáis en el Mundo, estáis viviendo para el Mundo.
Y NO sois del Mundo, Mi Hijo os lo repitió varias veces, vosotros pertenecéis al Cielo.
Mis pequeños, vuestra Oración Me halaga, en vuestra Oración estoy Yo y Yo voy guiando vuestra Oración, porque vosotros sois pequeños y Yo estoy en vosotros. Yo en vuestro interior, os voy guiando para que ésa Oración llegue a Mí.
Ahora os estoy hablando como debe ser, en la Trinidad Perfecta. Yo Mismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os voy dando a conocer Mis necesidades, os voy dando a conocer Mi Amor, os voy dando a conocer las facetas de Mi Amor, para que vosotros mismos encontréis el camino que más quiera vuestro corazón.
Ahí es donde vuestra voluntad, vuestro libre albedrío os va dando vuestra personalidad en el Amor.
Vosotros podréis escoger entre la intimidad, donde Me encontraréis; podréis escoger entre el apostolado y ahí también Me encontraréis; entregaréis Mi Amor al daros a los pequeños, múltiples formas podréis tener, Mis pequeños, como facetas de Amor y en todas Yo estaré.
Respeto ésa libertad en el Amor y además os doy ése gusto personal para que encontréis vuestro camino para llegar a Mí.
Os amo infinitamente, Mis pequeños y Yo en Mi Trinidad os acojo, para que sigáis uniendo con vuestra Oración, con vuestra donación, al Mundo entero en Mi Cuerpo Místico, en el Amor de vuestro Dios, en la Santísima Trinidad.
Os bendecimos en Nuestro Santo Nombre, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Que la Paz y el Amor estén siempre con vosotros y los vuestros y que la compañía y la veneración a Vuestra Madre Celestial os alcance la Vida Eterna.