N171 EL CAMINO DEL AMOR

Hijitos Míos, hoy os quiero hablar de la Gracia tan grande que debéis pedir y que para ella vinisteis a la Tierra a servirMe y es la Gracia de llegar a ser otros Cristos. Esta Gracia es la sublimación de cada alma que baja a la Tierra, es la misión y la vida por excelencia, que debe tener cada alma.

Porque así se vive en el Cielo y Mi Reino Celestial se debe de vivir en la misma forma, transmitiendo a Mi Hijo en cualquiera de Sus facetas o virtudes. Viviendo realmente el Amor Celestial, como El se los manifestó en todas Sus Obras.

La Vida de Mi Hijo se debe manifestar en cada una de las almas que bajan a la Tierra. Cada alma baja impregnada de Mi Amor. Amor que se debe ir desarrollando primero, con la ayuda y guía de los padres que os ha tocado tener… Y posteriormente, con la ayuda interna que cada uno de vosotros deberá escuchar en su interior.

Para que sea Mi Santo Espíritu el que os lleve a crecer y consumar el amor infinito que Yo puse en cada uno de vosotros para el crecimiento y redención del género humano.

Yo os conozco perfectamente a cada uno de vosotros. Yo os guío a cada uno de vosotros en forma particular. Ninguno es igual a otro y todos necesitáis unos de otros, para vuestro buen desarrollo y desenvolvimiento humano y espiritual.

Yo os creé limitados, manteniendo esas necesidades en vosotros y en vuestro prójimo, para que así vivierais en santa humildad; apreciando con ella que sin la ayuda de vuestros hermanos NO podríais subsistir, NI humanamente NI espiritualmente, por las enseñanzas que transmito a algunos de vosotros.

He puesto Mi Conocimiento parcialmente en cada uno de vosotros, para que con necesidad humilde os acercarais los unos a los otros. Pero en vez de aceptar con humildad vuestras limitaciones y así pedirlas, os ensoberbecéis con lo que tenéis, que es Limitado.

Y NO permitís que aflore de cada uno de vosotros vuestra humildad y preferís comprar… Y a veces con altanería y desprecio, los bienes que vuestro prójimo os puede dar para completar lo que necesitáis.

Sólo Mi Hijo ha bajado sin tener la limitación de las Gracias Divinas y TENIÉNDOLAS TODAS, las puso a vuestra disposición para que de ellas os sirvierais para vuestro crecimiento espiritual, para vuestro crecimiento en el Amor.

Se quiso Humillar haciéndose pequeño y pobre. Y así enseñaros que hasta El Mismo necesitaba de Su prójimo, para subsistir humanamente. Aceptó la ayuda de ricos y pobres… Y así también, de los desprecios de ricos y pobres.

Tuvo que trabajar de carpintero, para que con Su trabajo ayudara a otros y con la remuneración de Su trabajo ayudara a Su Familia para la subsistencia diaria.

Quiso aceptar todos los acontecimientos que a diario se Le presentaron y que ahora se os presentan a cada uno de vosotros, tanto humanos como espirituales.

Quiso tomar una a una, todas las situaciones de la vida para así irlas purificando, santificando y que ellas así se volvieran ocasiones de vida, de crecimiento espiritual, de ocasión de sacrificio y para intercesión por todas las almas y de todos los tiempos.

Os quiso dar ejemplo de aceptación a Mi Voluntad al permanecer oculto, llevando vida normal como de cualquier ciudadano. Vida “aparentemente” sin importancia, haciendo cosas normales “sin importancia” para la sociedad…

Pero fue una Vida Oculta obediente y vasta, para la salvación de todos vosotros, porque El permanecía en Mi en todo momento.

Quiso pasar desapercibido 30 años, como muchos de vosotros pasáis quizá, toda vuestra vida. Bien desapercibidos para el Mundo, pero viviendo profundamente para Mi, haciendo Mi Voluntad.

Quiso santificar cada trabajo, cada vida ordinaria o importante, cada momento.

En Su Vida Pública trató a gente de todos niveles sociales y económicos y se hizo uno en cada uno de ellos, menos en los soberbios y en el pecado, pero sí comprendiendo a los pecadores…

Y ayudándolos a salir del Abismo, a veces tan profundo en el cuál habían caído por su pecado, que los mismos conciudadanos deploraban y castigaban a veces hasta mortalmente los que así procedían, como en el caso de la mujer adúltera que iba a ser lapidada.

Mi Hijo bajó a llevar salvación en la caridad y en la comprensión, por conocer vuestra pequeñez y vuestra debilidad. Os mostró cómo El mismo fue Tentado por el Maligno y le hizo saber como Su tarea en la tierra dependía de Mi, Su Padre.

Y de ésta forma tomaba fuerza extraordinaria para vencerlo fácilmente, en todas las ocasiones en las que se le presentó.

Cuando arrojaba a los demonios, éstos Lo ponían en evidencia ante el pueblo dándoles a conocer que El era el Mesías, el Hijo de Dios Altísimo… Y Él en lugar de envanecerse, los hacía callar.

La Humildad ante todo. Mi Hijo, Dios en Mi Mismo. El Humilde por excelencia, el Verbo hecho Carne, el Amor Vivo entre vosotros.

El os enseñó a través de la vida con Sus discípulos, Mis necesidades de salvación, viviendo y enseñando Mi Sabiduría… Y a la vez acompañada con prodigios grandísimos… Venciendo hasta lo humanamente imposible, la Muerte.  

El os enseñó que viviendo Su Vida, Sus enseñanzas. Siempre viéndoMe a Mi primero y a Mi Voluntad, podrían lograr TODO. Así se lo confió a Sus discípulos y les dijo: “Id y predicad a todas las naciones y aquellos que Me sigan podrán hacer las mismas cosas que Me han visto hacer y las harán aún mayores.”

Este es un privilegio que Mi Hijo os ha dejado. Y es para todos aquellos que realmente quieran seguir la Vida Divina de Mi Ser Infinito.

Vosotros conocéis la vida de los discípulos cuando bajando el Espíritu Santo en Pentecostés, los confirma como los verdaderos seguidores de Su Palabra y de Sus Obras. Vosotros conocéis la predicación de cada uno de ellos y los prodigios que realizaban, porque se volvieron otros Cristos.

Vosotros conocéis la vida de los santos de vuestra historia. Que sin llegar muchos de ellos a tener una vida de tanto trabajo y tanta donación como la tuvo Mi Hijo y luego Sus discípulos, han podido también hacer prodigios grandísimos gracias al volverse otros Cristos en alguna de Sus Virtudes.

Vosotros Mis hijitos, sois limitados. NO podéis tener todas las virtudes de Mi Hijo. Pero CADA UNO de vosotros debe desarrollar la que Mi Santo Espíritu os ha otorgado, haciéndola crecer en Humildad, en el servicio desinteresado para con vuestros hermanos, pero interesado en hacer Mi Voluntad.

Esa virtud o virtudes os llevarán a vuestra santificación y ayudaréis a la santificación de muchos de los vuestros al lograr como muchos lo han logrado, hacer de la virtud o el don que poseen por Mi Gracia, actos heroicos de amor.

Es una misión sublime a la que todos vosotros estáis llamados y que para ello bajasteis a servirMe, la de ser otros Cristos y poner todos vuestros dones y virtudes al servicio Mío y al de vuestros hermanos, para su salvación eterna.

No bajasteis para hacer vida en lo material efímero y egoísta sino en los bienes espirituales, que os darán vida eterna y amor infinito por parte de vuestro Dios.

Podéis ser ama de casa o renombrado cirujano. Podéis ser uno de Mis hijos que limpia vuestras calles o encumbrado magnate, etc. NINGUNO de vosotros está completo en dones ni en virtudes, porque así lo he querido, para que os deis cuenta de que TODOS necesitáis de todos y TODOS necesitáis de Mi.

NO lo he hecho por egoísmo, lo he hecho para bien vuestro. Para que al daros cuenta de vuestras limitaciones, os cuidarais los unos a los otros, creciendo en amor y en servicio mutuo y para el buen desarrollo de vuestro Mundo.

Entended hijitos Míos, que hasta que NO os deis perfecta cuenta de que si NO VIVÍS como Mi Hijo os enseñó, hasta que NO os volváis otros Cristos según los dones obtenidos en cada uno de vosotros, MI Reino NO se podrá dar sobre la Tierra.

Vosotros deberéis daros cuenta de que debéis cambiar personalmente… Aceptando vuestras limitaciones con humildad. Al veros limitados y humildes Me pediréis que Yo venga a vivir libremente en vosotros…

Y así es como se dará el cambio favorable. Cambio que ya muchos ansían y así terminar con la Maldad que ahora cubre a vuestro Mundo.

Dejad que la luz, Mi Luz que habita en vosotros, aflore y empiece a encender corazones. Que vuestro trato de Amor hacia los demás, deje vivir a Mi Hijo en vuestros actos diarios y por consiguiente, se empiece a destruir el Odio y la Maldad que ahora vive entre vosotros.

Dad luz de amor, Mi Presencia viva en vosotros, a vuestros semejantes y ayudadme a hacer nacer nuevos Cristos, después de permitir que en vosotros sea El el que os habite.

TraedMe almas, levantad pecadores con vuestra comprensión y ayuda espiritual, como Mi Hijo lo hacía. Preparad Mi Reino entre vosotros apartando miedos y egoísmo personal.

¿Acaso le teméis a la luz del día? ¿Acaso le teméis al Amor sincero y verdadero? ¿Acaso NO queréis caminar por vuestras calles con confianza y alegría, al existir paz y amor entre vuestros semejantes?

¿Acaso NO QUERÉIS tener trato directo con vuestro Dios y Señor? ¿Acaso NO queréis vivir vida de amor fraternal desinteresado en bienes materiales e interesado en el crecimiento de las potencialidades espirituales que Yo os dí?

“Vosotros podréis lograr TODO lo que Me visteis hacer y lo haréis mayor cuando por fin, queráis venir en pos de Mi”, os dijo Mi Hijo Jesucristo y LO RESPALDO YO, Su Padre y Dios vuestro.

Haced la prueba y Me veréis en los resultados. Actuad con amor verdadero y desinteresado para con vuestra persona, sólo viéndome a Mi y a los intereses de superación espiritual que deis a vuestros hermanos y os aseguro que podréis lograr todo.

También hijitos Míos, os quiero nuevamente recordar el Poder de la Oración.

Vosotros os movéis en un mundo físico, tangible, material. En un mundo lleno de error e irrealidad por causa del mal que se ha difundido a todos niveles. Confiáis ahora en las cosas que tocáis, que sentís, que vivís en vuestro cuerpo.

Podéis observar las potencias negativas que ha creado el hombre para destruirse mutuamente; tenéis armas para destruir al mundo en breves minutos.

Toda ésa sabiduría, toda ésa tecnología, que pudieron haberse utilizado para el bienestar humano, fueron puestas en manos de Mi enemigo para que fuerais aconsejados por él, para obtener vuestra propia destrucción.

Que paradoja hijitos Míos, os doy capacidades e inteligencia para crearos bienestar. Os doy leyes de Amor y un Mundo que os pudiera proveer de todo para vivir como hermanos, en paz y caridad mutuas…

Y en lugar de buscar ésa vida de amor y alegría, al vivir en Mi Corazón y siguiendo Mis Preceptos, preferís vuestra propia destrucción, vuestro malestar cotidiano, vuestra inseguridad de vida, vuestra desconfianza, aún de los que os rodean.

Cuánta ambigüedad, Me pedís bienestar y ayuda y producís maldad y desprecio, tanto para Conmigo cómo para con vuestros hermanos. Habéis perdido ésa comunicación Conmigo y sólo la buscáis cuando algo os falta.

La Oración, comunicación divina del alma con su Dios, la habéis olvidado, la habéis limitado a monólogo de petición exigente. La utilizáis sólo en casos urgentes o muy necesitados… Pero que tan pronto obtenéis Mi ayuda, os olvidáis nuevamente de usarla, incluyendo el agradecerMe el favor obtenido de ése momento urgente.

En vuestro mundo físico estáis acostumbrados a observar las potencias de la Naturaleza, potencias destructivas, a veces equiparables a las que el hombre, con sus armas mortíferas, puede producir.

Os asombráis y tembláis ante la posibilidad de que un país “potencia”, utilice sus armas contra otra “potencia” o pueblo. Teméis a ése poder destructivo el cuál se ha hecho realidad.

Los grandes pueblos que poseen ésas armas se miden con sus oponentes, se hacen competencia a ver quién crea el arma más destructiva, para poder sojuzgar a toda la humanidad y que se le “respete” por temor.

Cuánto mal hay hijitos Míos, en vuestra mente y en vuestro corazón. Yo vuestro Dios el Omnipotente, el Creador de TODO cuanto existe y que Mis Poderes son inmensamente superiores a vuestras más temibles armas mortíferas…

Yo, en la persona de Mi Hijo Jesucristo, a pesar de todo Mi Poder y Omnipotencia, Me mostré humilde y sencillo. Nunca hice alarde de fuerza ni de Mi Poder Absoluto para tratar de sojuzgaros.

Los fariseos así creían fuera el Mesías y Me presenté pequeño, humilde y sin ningún deseo de derrocar a los poderosos. Y ¿sabéis por qué?, porque en la sencillez, en la humildad y en la pequeñez radica la fuerza del ser.

Porque es en los pequeños y agradecidos, porque es en los que confían como niños en Su Padre, en los que se puede manifestar la Vida del Padre, la Vida de Dios. Los que vivís para complacerLo, los que vivís para llevar a cabo Sus Planes, es en ellos en los que se muestra Mi Poder.

Cuando aprendéis a trascender de vuestra carnalidad a vuestra espiritualidad, es entonces que aprendéis a vivir en el verdadero Mundo, en el Mundo del Amor, en el cuál se muestra todo Mi Poder.

Son las almas sencillas, humildes, donadas totalmente a Mis Intereses, las que Me pueden “arrancar” favores inmensos para todos vosotros, Cuántas veces no os he hecho saber lo que un alma humilde ha obtenido en Gracias para todos vosotros.

El alma sencilla a través de la Oración, puede conseguir de Mi todo lo que deseé. El poder de la Oración en un alma pura, en un alma deseosa que Mi Voluntad se vuelque en ella, puede hacer que viva a la par Conmigo. Me conoce y conoce Mis Intereses.

Vive para agradarMe e intercede ante vosotros para obtener  innumerables Gracias y Bendiciones para obtener la paz de los pueblos y la salvación de las almas. Un alma orante es un alma que vive al unísono con Mi Amor.

Un alma orante vive para alegrarMe, redimiendo almas al vivir unida a los Méritos de Mi Hijo. Un alma orante ve por Mis intereses antes que a los propios y en ella Me puedo mostrar a los demás, física y espiritualmente, a través de múltiples manifestaciones de Mi Poder que obro en ellas.

SANTA ÁGUEDA detuvo la lava del volcán Etna, antes de que arrasara la ciudad de Catania

Un alma orante es pararrayos entre el Cielo y la Tierra. Puede detener Mi Justa Justicia debido a su donación tan excelsa y puede conseguir bendiciones por su donación total, al grado que se vuelve otro Cristo entre vosotros.

Un alma orante es un regalo que Yo vuestro Dios, concedo a vosotros Mis hijitos de tiempo en tiempo, para mostraros Mi Misericordia y para llenaros de bendiciones.

Así os podéis dar fácilmente cuenta de lo que la Oración, en manos de un alma escogida, puede hacer. TODOS  vosotros tenéis ésa capacidad de ser almas orantes y si os unierais todos, en pocos minutos podríais destruir el Mal que os envuelve, el Mal que os está sojuzgando, el Mal que ya NO os deja vivir en la paz y en el amor en el que fuisteis pensados por Mí, en el Principio de los Tiempos.

Vosotros tenéis el remedio en vuestra voluntad. Si escogéis ser Míos, contáis con todo Mi Poder Omnipotente, infinitamente superior a las fuerzas humanas y a las del Maligno.

Pero si escogéis ser propiedad del Mal, su limitado poder os seguirá sojuzgando y llevándoos a vuestra propia destrucción. Destrucción espiritual y destrucción física.

¡Abrid los ojos del alma hijitos Míos! Ya NO veáis vuestras conveniencias carnales, sois espíritu y vida, porque Yo Soy Espíritu y Vida y ésa es vuestra herencia, el Reino de los Cielos.

Vuestra alma es la que va a trascender, es la que va a tener vida o muerte eterna, vida o muerte espiritual. Vuestro cuerpo es sólo envoltura limitada que volverá al polvo de donde fue creado. Deberéis buscar afanosamente, el conocer a dónde y cómo llegaréis al final de vuestra existencia en la Tierra.

Vuestra existencia en la Tierra es un momento del tiempo del alma; la cuál, viviendo en la Eternidad entra a tomar parte del tiempo creado por Mí, para vuestra Redención y al volver a Mí, regresáis a la Eternidad de las almas.

Esa insignificancia de tiempo que vosotros ahora lo véis como años, meses o días de existencia en la Tierra para cumplir una misión; al cumplirla exitosamente, os dará una Eternidad futura de mucho más gloria que la que teníais antes de bajar al donaros para servirMe, para la salvación de vuestros hermanos.

Así como Mi Hijo Jesucristo, al entrar al tiempo y dejaros Mis Enseñanzas, la principal enseñanza que os dejó fue la de que TODA Su Vida fue una continua Oración por la salvación de todas las almas, pasadas, presentes y futuras.

Os mostró cómo la Oración se vuelve unión íntima al compartir todo momento Conmigo: Todos Sus momentos, todas Sus alegrías y logros estaban dirigidos a Mí.

Todos Sus dolores, pesares y preocupaciones por vuestra salvación, estaban en íntima comunicación Conmigo y en Mis Necesidades, para obteneros verdadera Vida a todos vosotros.

Aún Su Pasión y Muerte, estaban llenas de Vida por vosotros. Su Oración era Vida, intercesión, disculpa para todos vosotros y para todos los tiempos.

Esto es lo que debéis aprender de Mi Hijo, hacer vida de oración durante vuestro paso por la Tierra. Uníos a El, para que El viva en vosotros y pueda conseguir todo a través de vosotros. Aprended en la humildad que El vivió.

Aprended de El en la donación de Su Ser que tuvo para cada uno de vosotros y que aún la tiene en aquellos en los cuáles Lo dejan vivir en su corazón.

Haced vida de Oración para que así pueda Yo Ser en vosotros y vosotros en Mi y que de Mi podáis tomar todo lo que queráis dar a las almas de vuestros hermanos para alcanzar su salvación eterna.

Porque tenéis en vuestro corazón un arma más, mucho más poderosa que la más poderosa de las amas mortíferas y destructivas construidas en la Tierra: Me tenéis a Mi, tenéis el poder del AMOR .

Y cómo os lo he dicho antes, el Poder del Amor es el que mueve a TODO EL UNIVERSO.

Y así como el Universo es ilimitado, así de ilimitado es el poder de la Oración en el Amor. Usadlo hijitos Míos, vividlo para vuestros hermanos y así modificaréis los corazones endurecidos por el Mal y cambiaréis la faz de la Tierra.

Mi Amor sólo os puede traer Paz y Bienestar, Vida y Fraternidad a todos los pueblos. ¿Acaso NO queréis esto? O ¿Preferís la zozobra, la destrucción y el temor constante en el que vivís?

Profundizad en la Oración y encontraréis Mi Reino en vosotros, un Reino que NO os imagináis ahora y que realmente existe en vosotros.

Empezad, tratad, pedidle a Mi Hija la Siempre Virgen María, os guíe a alcanzar ésa profundidad en la Oración y así Me encontraréis en vuestro interior. Dad el primer paso y Yo os abriré el camino del Amor.

Camino infinito y bellísimo, el cuál gozaréis y Me agradeceréis al obtenerlo y todo eso lo lograréis, gracias al Poder de la Oración.

Acudid a la guía materna de vuestra Madre Santísima para que os lleve a alcanzar la plenitud del Amor y de Mi Hijo Amado.

Yo os Bendigo en Mi Santísimo Nombre, en el de Mi Hijo, Salvador y Redentor del Mundo y en el del Amor Infinito de Mi Santo Espíritu.

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