EJÉRCITO VICTORIOSO IV25 min read

HORAS NOCTURNAS DE REPARACIÓN

Pasos:

I. Coronilla del Amor

II. Meditación de la Hora Nocturna. (Una por día)

III. Oración final (ver al final la última oración)

IV. TRISAGIO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD (Complemento poderosísimo de Protección)

 CORONILLA DEL AMOR

En las cuentas del rosario. En las cuentas grandes:

Sagrados Corazones de Jesús, María y José; sed nuestro amor y salvación.

En las cuentas pequeñas (10 veces):

Jesús, María y José os amo. Salvad almas. Salvad a los consagrados.

Al final del rosario, repetir tres veces:

Sagrados Corazones de Jesús, María y José; haced que os ame cada vez más.

II MEDITACIÓN DE LAS HORAS NOCTURNAS

NOVENO DÍA

9. Reparad por aquellos jóvenes que malgastan su vida en el vicio, en la drogadicción.

Hijo: necesito de vuestra compañía. En esta noche necesito que abráis vuestros ojos y os sumáis en Oración. Necesito que abráis vuestro corazón y me cedáis un espacio para descansar. Necesito que veléis siquiera una hora porque sufro al ver cómo los jóvenes malgastan su vida en el vicio.

Vicio que los lleva a la degradación, vicio que les coarta la libertad, vicio que los separa de Mí; vicio que compromete a la familia, seno que le vio nacer y crecer; seno en el que aprendió a leer sus primeras palabras; seno en el que escuchó hablar de Dios por primera vez; seno que le inculcó valores, principios para que fuese hombre o mujer de bien.

Es mucho el dolor que la juventud causa a mi Sagrado Corazón, porque son muchos los jóvenes que escapan a la realidad. Son muchos los jóvenes que dicen no encontrarle sentido a sus vidas. Son muchos los jóvenes que han caído en los abismos oscuros de la drogadicción.

Drogadicción que los sumerge en el bajo mundo de la degradación moral; drogadicción que los arrebata de sus familias, de su entorno laboral y social; drogadicción que es el acabose de un proyecto de vida. Son muchos los jóvenes que han perdido el sentido de trascendencia y por eso les viene el adormilamiento espiritual.

Son muchos los jóvenes que han seguido las huellas del Príncipe de las Tinieblas y por esto se han adentrado en el satanismo, por querer explorar un mundo nuevo, mundo turbulento, fangoso, mundo de fracaso, de ruina. Son muchos los jóvenes que profanan su cuerpo, el templo del Espíritu Santo, comercializan con él, lo venden al mejor postor.

Hijo: ya conocéis el por qué de mi sufrimiento en esta noche, ya que conocéis la agonía de Mi Corazón. Por tanto orad para que la juventud vuelva su corazón al Señor; orad para que la juventud construya su casa sobre la roca y no en terrenos movedizos; orad para que la juventud comprenda que Dios es el motor y la brújula del Mundo.

Orad para que la juventud haga frente a las tentaciones. Orad para que la juventud sea constructora de una sociedad justa, humana.

Qué grato haberos encontrado, haber sentido el aliento fresco de vuestra reparación, haber encontrado apoyo en vuestra debilidad. Qué grato saber que puedo contar con vuestra compañía en mis noches de desierto.

Alma Reparadora:

Agonizante Jesús mío: es para mí un privilegio poderos servir. Este pequeño sacrificio, no es nada en comparación con vuestra misericordia para conmigo. Valeos de mi debilidad, de mi inconstancia, de mi flaqueza. Hacedme sentir útil para permanecer fiel en nuestro pacto de amor, pacto que dulcifica mi corazón y lo apacigua. Pacto que hace que suspire de amor por

Vos. Pacto que derrite mi corazón en deseos de reparar cada noche, aun a costa de mi cansancio. 

Agonizante Jesús mío: derramad parte de vuestro dolor en mi corazón ; porque no es justo que vuestra voz se pierda en el bullicio del mundo, no es justo que hayáis dado vuestra vida por la salvación de la humanidad y malgasten vuestras gracias. No es justo que seáis tratados con indiferencia por algunos de vuestros hijos. No es justo que los jóvenes caigan en laberintos sin salida porque aducen no conoceros; dudan, aún, de vuestra existencia.

Agonizante Jesús mío: levanto mis manos en esta noche para pedir al Padre Eterno compasión por algunos jóvenes que andan influenciados por Satanás; jóvenes que destruyen todo lo que encuentran a su paso; jóvenes de corazón vacío, carentes de amor; jóvenes que evaden su historia, su realidad.

Agonizante Jesús mío: llamad a muchísimos de vuestros hijos para que se integren a este Apostolado de Reparación, para que juntos derribemos los muros de la indiferencia, para que juntos edifiquemos un mundo mejor, para que juntos sembremos la luz de la esperanza; luz que jamás se apagará, luz que iluminará las conciencias de los hombres, luz que servirá de guía en el ocaso de la tarde.

Agonizante Jesús mío: atrapad en las redes de vuestro Amor Divino a los jóvenes más renuentes, más duros de corazón; hacedles sentir que estáis vivo; comunicadles vuestra esmerada ternura y llenad los múltiples vacíos de sus corazones con vuestra Presencia.

Agonizante Jesús mío: reparo en esta noche para que el sufrimiento que os causan algunos jóvenes sea menguado, para que sintáis el fuego de mi corazón porque os amo, os adoro, os glorifico; ya que sois mi Dios y mi todo.

Agonizante Jesús mío: miradme rendido a vuestros pies, ungiéndoos con el óleo de mi reparación nocturna para que cese vuestro dolor y vuestra constante agonía. 

III ORACIÓN FINAL

Jesús mío, Amantísimo y Dulcísimo Salvador: permitidme que os ofrezca y que ofrezca por Vos al Padre Eterno, la Preciosísima Sangre y Agua salida de la herida abierta en Vuestro Divino Corazón en el árbol de la Cruz. Dignaos aplicar eficazmente esta Sangre y esta Agua a todas las almas, en particular a los pobres pecadores y a la mía. Purificad, regenerad, salvad a todos los hombres con el auxilio de vuestros méritos. Concedednos finalmente, oh Jesús, entrar en vuestro Amantísimo Corazón y habitar en él para siempre. Amén.

DÉCIMO DÍA

10. Reparad por los pecados de la humanidad, la ingratitud de los hombres para con Dios.

 Hijo amado de mi Sacratísimo Corazón: ¡Cómo quisiera que la humanidad entera Me adorase y me glorificase como al Dios Uno y Trino! ¡Cómo quisiera que la humanidad entera, fijase sus ojos en Mí y no en el mundo! ¡Cómo quisiera que la humanidad entera, dejara del todo su pecado y viviera en estado de gracia!

¡Cómo quisiera que la humanidad entera, no caminara más en pos de falsos dioses y siguiera las huellas del Crucificado! ¡Cómo quisiera que la humanidad entera, descubriera mi Presencia en la alborada de la mañana y en el ocaso de la tarde! ¡Cómo quisiera que la humanidad entera se desbocara de amor por Mí y cortara con las obras de las Tinieblas!

Obras que llevan a muchos hombres a no valorar mis prodigios de amor en sus vidas, a no percatarse de mi inmensa misericordia para con ellos, a no pensar que todo lo que tienen es bondad de Mis venerables manos, a permanecer sumido en un aletargamiento y somnolencia espiritual, a divagar de un lado para otro sin hallar reposo a sus corazones agitados, a creer que los logros y éxitos alcanzados han sido producto de su propio esfuerzo.

La indiferencia e ingratitud de estas almas son espadas que laceran mi Divino Corazón. Corazón que sólo sabe amar y perdonar. Corazón que se consume en sed de almas. Corazón siempre abierto dispuesto en daros alojo. Corazón que palpita con fuerza ante el arrepentimiento y contrición verdadera.

Corazón que espera ser adorado y reverenciado por todas las almas. Corazón rodeado de una corona de espinas porque los hombres no me saben agradecer; son indolentes, apáticos ante Mis pulsaciones de amor. Corazón que se desgarra de dolor porque de la mayoría de los hombres sólo recibo desdén e ingratitud.

Consolad, pues, Mi agonizante Corazón y dadme todo el amor que no recibo de las criaturas; rendidme tributos de adoración y de alabanza porque, aún así, sigo llamando para que todas las almas vuelvan a Mí. Estoy dispuesto en perdonarles, en abrasarlas en la llama de mi Amor Divino, en borrarles del libro de sus vidas sus muchísimos pecados, en arroparlas con el Manto de Mi

Misericordia, para absolverlas de toda culpa, en quitarles los harapos de mendicidad para vestirlas con ropajes de gracia.

Alma Reparadora:

Amado Jesús mío: heme aquí de nuevo velando en esta noche, queriéndome sumergir en la llaga de vuestro Sagrado Costado. Llaga que me conducirá a vuestro Divino Corazón. Corazón que recibirá descanso, alivio a vuestro dolor, fin a vuestra tristeza a través de la meditación en esta hora de reparación nocturna; reparación que hago con todo el amor de mi pobre corazón porque Vos lo merecéis todo.

Reparación que habrá de subir como incienso ante la Presencia del Padre. Reparación que se convertirá en una plegaria porque no sois amado, no sois adorado, no sois glorificado por todos los hombres de la tierra. Reparación que habrá de extenderse en el mundo entero como preparación para vuestra segunda llegada. Llegada que está muy próxima. Reparación que abrirá las puertas de la Nueva Jerusalén. 

Amado Jesús mío: heme aquí de nuevo velando en esta noche. Vuestras palabras despiertan mi espíritu para reparar toda mi vida por los pecados de la humanidad, para ofrecerme si fuese posible como holocausto y ofrenda de Amor a vuestra Misericordia y Justicia Divina.

Amado Jesús mío: heme aquí de nuevo velando en esta noche, ya que quiero reparar la ingratitud de los hombres para con vuestra Celestial Majestad. Hombres que aún no han descubierto la perla de gran valor. Hombres que andan cegados por su orgullo intelectual. Hombres que no saben valorar vuestras gracias, vuestra infinita bondad para con todas las criaturas.

Amado Jesús mío: heme aquí de nuevo velando en esta noche; noche embellecida por el cielo tapizado de estrellas. Noche engalanada por los destellos de la luna llena; noche sombría para las almas que, aún, no se han dejado seducir por vuestras palabras; noche mustia para los ingratos que desprecian vuestros llamamientos de amor.

Amado Jesús mío: heme aquí de nuevo velando en esta noche, elevando rogativas al cielo, pidiendo al Padre Eterno que derrame lluvias de amor sobre toda la tierra para ver si así las almas os reconocen como a su Señor, como al Creador de todo cuanto existe, como la brújula que orienta y da sentido a la vida. Como el capitán que impide que el barco naufrague en alta mar. Como el Rey del más alto linaje que merece trono de gloria, muestras de agradecimiento por vuestras mercedes.

DÍA DÉCIMO PRIMERO

11. Reparad por las almas que no valoran el Sacramento del Matrimonio y la fidelidad conyugal.

Hijos amados que os habéis despertado en el silencio de esta noche para hacerme compañía: la recompensa no la recibiréis en la tierra sino en el Cielo; vale la pena que os desgastéis dando gloria a mi Santo Nombre. Vale la pena que os consumáis como cirio encendido al pie del Sagrario. Vale la pena que sigáis vuestra marcha, aun, sintiéndoos cansados, fatigados.

Vale la pena que os unáis a la oración y reparación de las almas víctimas del mundo entero. Vale la pena que no seáis del común, que os distingáis por vuestra piedad. Vale la pena que caminéis tras mis huellas y no tras las pisadas fangosas del mundo.

Vale la pena que imitéis a vuestros hermanos en la práctica loable de las horas nocturnas de reparación porque el dolor de mi Divino Corazón ha rebosado la copa; mi Sangre Preciosa es desperdiciada, mis Mandamientos desobedecidos.

Hijo mío, gritad: Estoy Vivo. Padezco vejámenes, soledad. Gritad que Mi Sagrado Corazón está cercado por una corona de espinas. Gritad que es urgente: un cambio de vida, volver sus ojos a Mí, regresar a la Casa de mi Padre. Gritad que si no se convierten, sufrimientos indecibles les esperan en la vida eterna.

Vuestra compañía, hijos míos, suaviza un poco mi dolor; dolor porque muchas familias se desintegran, se destruyen a sí mismas; dolor porque las parejas en el momento del matrimonio se juran amor eterno, pero con el correr del tiempo se les pierde el encanto, difícilmente se soportan, a duras penas se toleran.

Dolor porque los esposos están obligados a la fidelidad, pero algunos de ellos caen en el adulterio; pecado que mancha el lecho nupcial; pecado que acarrea consecuencias nefastas, pecado que destruye la solidez del hogar, pecado que cubre de sombras y de tristeza a la familia; pecado que hiere el corazón del que ha sido engañado.

Mi Divino Corazón sufre porque muchos de mis hijos aducen que no es necesaria la Bendición del sacerdote para construir una familia; que la felicidad no la da el matrimonio católico, que en unión libre se vive mejor.

Reparad por estos hijos Míos que se pierden de Mis gracias; hijos que dejan de alimentarse del Pan Vivo bajado del Cielo. Pan que les dará salvación y vida eterna. Reparad para que los hombres tomen conciencia de la importancia del Sacramento del Matrimonio y de la fidelidad conyugal.

Alma Reparadora:

Mi delirio de amor: escuché el suave murmullo de vuestra voz. Los latidos de Mi corazón se aceleraron ante vuestra súplica ardiente. Por eso, heme aquí adorable Jesús mío dispuesto a dar cumplimiento con esta hora de reparación nocturna; hora en que las puertas del Cielo se abrirán para derramar sus gracias; hora en que los mismos Ángeles se unirán a mi oración constante.

Hora en que quizás muchos duermen; pero vuestro amor me atrajo, vuestro amor Me sedujo, vuestro amor me llevó al monte Gólgota; para recoger la Preciosísima Sangre que fluye de vuestras Sagradas Llagas. Llagas que son fuentes de misericordia. Llagas que son rayos fulgurantes de Luz Divina; luz que alumbrará a las familias del mundo entero para que permanezcan en la unidad, en el amor y en la paz duradera.

Mi Jesús amado: reparo en esta noche por las familias disolutas, familias que se han desintegrado por culpa de un espíritu de adulterio; conceded el don de la fidelidad a los esposos, aumentadles la gracia del perdón, del amor recíproco.

Reparo por los hermanos que se han unido sin el Sacramento del Matrimonio; sensibilizadles el corazón para que reconozcan su pecado, quitad la cortina de oscuridad que cubren sus ojos; destapad sus oídos a vuestra Voz; Voz que los llama insistentemente a un cambio, a un reorganizar sus vidas.

Reparo por toda la humanidad que transgrede vuestras leyes, vuestros Mandatos Divinos. Atraedlos al aprisco de vuestro Sagrado Corazón y purificadles, limpiadles sus manchas producidas por el pecado.

Mi tierno Jesús: cuánto deseo que no sufráis, que no os lastimen, que no os hieran, que todos los hombres os amen con amor frenesí, que todos los hombres encarnen el Evangelio, vivan vuestra Palabra, que todos los hombres luchen con tesón en la salvación de sus almas.

Jesús amado: llamad a la conversión perfecta a cada uno de vuestros hijos que viven en situaciones irregulares; convencedlos que si no hay cambio, difícilmente habitarán en una de las moradas de los Cielos; difícilmente recibirán el premio prometido. Espero mi querido Jesús que esta hora nocturna de reparación os haya servido como medicina que alivie vuestro dolor.

III ORACIÓN FINAL

Jesús mío, Amantísimo y Dulcísimo Salvador: permitidme que os ofrezca y que ofrezca por Vos al Padre Eterno, la Preciosísima Sangre y Agua salida de la herida abierta en Vuestro Divino Corazón en el árbol de la Cruz. Dignaos aplicar eficazmente esta Sangre y esta Agua a todas las almas, en particular a los pobres pecadores y a la mía. Purificad, regenerad, salvad a todos los hombres con el auxilio de vuestros méritos. Concedednos finalmente, oh Jesús, entrar en vuestro Amantísimo Corazón y habitar en él para siempre. Amén.

Extractado del libro: En los umbrales de la Nueva Jerusalén, cap. II (Mensajes dados a Agustín del Divino Corazón, mensajero de los Sagrados Corazones Unidos y Traspasados de Jesús y de María).

TRISAGIO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD.

Bendita sea la Santa e indivisible Trinidad, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

V. Abrid, Señor mis labios. R. Y mi voz pronunciará vuestra alabanza.

V. Dios mío, mi defensa te encomiendo. R. Señor, a mi socorro acude presto.

Gloria sea dada al Padre, Gloria al eterno Hijo, Gloria al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Acto de Contrición

Amorosìsimo Dios, uno y Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en quien creo, en quien espero, a quien amo con todo mi corazón, cuerpo y alma, sentidos y potencias, y por ser vos mi Padre, mi señor y mi Dios infinitamente bueno y digno de ser amado sobre todas las cosas, me pesa, Trinidad Misericordiosa, me pesa, trinidad amabilísima, me pesa Trinidad Santísima, de haberos ofendido sólo por ser vos quien sois: propongo y os doy palabra de nunca mas ofenderos, y de morir antes que pecar; espero en vuestra suma bondad y misericordia infinita que me habéis de perdonar todos mis pecados y me daréis gracia para perseverar en un verdadero amor y cordialísima devoción de vuestra siempre amabilísima Trinidad. Amén.

Himno

Ya se aparta el sol ardiente Tu, luz perenne. Unidad Danos un amor ferviente, Santísima Trinidad. En la aurora te alabamos Y en la tarde ¡oh sumo bien! Confiados esperamos Que allá en el cielo también. Al Padre, al Hijo, y al Santo Espíritu, con fervor Demos en piadoso canto Gloria, alabanza y honor. Amén.

Se dice tres veces:

Sanctus, Sanctus, Sanctus, Dominus Deus, Sabaoth. Pleni sunt coeli et terra gloria tua.   Hosanna in excelsis. Benedictus qui venit in nomine Domini. Hosanna in excelsis. Aleluya.Aleluya.

GLORIA Patri, etFilio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen

Ahora en su rosario, en el primer misterio rezar:

 PATER NOSTER, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen.

GLORIA Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen

Decir en las 9 nueve perlas siguientes:

Abba Santísimo, Sanctus, Sanctus, Sanctus,Dominus Deus, Sabaoth. Rex caelestis, Pleni sunt coeli et terra gloria tua.Hosanna in excelsis.Benedictus qui venit in nomine Domini.Hosanna in excelsis. Aleluya. Aleluya.”

GLORIA Patri, etFilio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen

Y al terminar las 9 veces se dice:

“Por infinitos siglos de los siglos. Amén” Aleluya. Aleluya.

Hacer lo mismo en el segundo y tercer misterio, hasta completar 27 veces

Sanctus, Sanctus, Dominus Deus, Sabaoth. Rex caelestis, Pleni sunt coeli et terra gloria tua.Hosanna in excelsis. Benedictus qui venit in nomine Domini. Hosanna in excelsis. Aleluya. Aleluya.”

Antifonía

A Tì, Dios Padre ingénito; a Tî Hijo unigénito; a Tî, Espíritu Santo paráclito, santa e indivisible Trinidad de todo corazón te confesamos, alabamos y bendecimos: a Tì se dé Gloria por los siglos de los siglos. V. Adoremos al Dios de las alturas. R. Alabémosle en la tierra todas sus criaturas.

Oración

Amabilísimo Señor, Dios Uno y Trino, dadnos continuamente vuestra gracia, vuestra caridad y la comunicación de Vos para que en tiempo y eternidad os amemos y glorifiquemos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, una deidad, por infinitos siglos de los siglos. Amén.

Gozos a la Santísima Trinidad

Dios Uno y Trino, a quien tanto Arcángeles. Querubines, Angeles y Serafines Dicen: Santo, Santo, Santo.

Santísima Trinidad, Una esencia soberana, De donde en raudales mana La Divina Caridad, De tu inmensa majestad Ante el trono sacrosanto.

Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

Oh misteriosa Deidad De una esencia y tres personas, Pues que piadosa perdonas, Nuestra miseria y maldad, Oye con benignidad Este fervoroso canto.

Angeles y Serafines,  Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

El Trisagio que Isaías Escribió con tanto celo, Lo cantan siempre en el cielo Angélicas jerarquías; Tan piadosas melodías Son de las almas encanto.

Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

Este Trisagio glorioso Voz del coro Celestial Contra el poder infernal Es auxilio poderoso, Y en este mar proceloso, Puerto en que cesa el quebranto. Angeles y serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

De la muerte repentina Del rayo exterminador, De la peste y del temblor, Libra esta oración divina; Ella la mente ilumina Y disipa nuestro llanto.

Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

Es el iris que se ostenta Precursor de la bonanza Es áncora de esperanza En la desecha tormenta, Es la brújula que orienta Al tender la noche el manto.

Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

Es Escudo soberano de la Divina Justicia, Con que de infernal malicia Triunfa el devoto cristiano, Y hace que el dragón tirano Huya con terror y espanto.

Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

De la guerra fratricida Que ensangrienta nuestro suelo, El Trisagio, don del Cielo, Nos preserva con su egida; Y en dulce paz bendecida Suba hasta Dios nuestro canto. Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

Yo confío en vuestro amor, Santo Dios, fuerte, inmortal, Que en el coro celestial Cantaré con gran fervor El himno que tanto honor Causa, cuando en su canto, Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

Dios Uno y Trino a quien tanto Arcángeles, Querubines, Angeles y Serafines, Dicen: Santo, Santo, Santo.

Antífonía

Bendita sea la santa e indivisible Trinidad, que todas las cosas crea y gobierna, ahora y siempre y por los infinitos siglos. Amén

V. Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo. R. Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos.

Oración

Omnipotente y sempiterno Dios, que te dignaste revelar a tus siervos la gloria de tu eterna Trinidad, y que adorasen la unidad de tu augusta Majestad en la confesión de la fe; te suplicamos rendidos que por la misma confesión de la misma fe, nos veamos siempre libres de las adversidades y peligros. Por Jesucristo Señor nuestro, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Ofrecimiento

Te rogamos Señor, por la santa iglesia católica, en especial por nuestro Santo Padre El Papa y todos los prelados que la gobiernan, por la exaltación de la santa fe católica, la conversión de los infieles, herejes y pecadores, paz y concordia entre los príncipes cristianos, perseverancia de los buenos y arreglo de las costumbres, por los perseguidos, afligidos, enfermos y agonizantes, por las almas del purgatorio, por el acierto en los gobiernos de las naciones, unión en los matrimonios, ejemplo en las familias y santa educación de la juventud; por nuestros amigos y enemigos y por todas las necesidades espirituales y temporales del pueblo y del estado. Sagrado Corazón de Jesús, fuente de bondad y misericordia. Ten piedad de nosotros.

Tres Padres Nuestros, Avemarías y Glorias por el remedio de todas nuestras necesidades.

PATER NOSTER, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen.

AVE MARIA, gratia plena, Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei et Dei Mater Nostra, ora pro nobis peccatoribus, nunc, et in hora mortis nostrae. Amen.

GLORIA Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confiamos infinitamente.

Acto de Desagravio

Divino Salvador de las almas; cubiertos de confusión nuestros rostros, nos posternamos en vuestra presencia soberana y dirigiendo nuestra vista al solitario Tabernáculo, donde gemís cautivo de nuestro amor, se pàrten nuestros corazones de pena al ver el olvido en que os tienen los redimidos, al ver esterilizada vuestra sangre, e infructuosos los sacrificios y escarnecido vuestro amor.

Pero ya que con infinita condescendencia permitís que unamos esta noche nuestros gemidos a los vuestros, nuestras lágrimas a las que brotaron por nuestra causa de vuestros Sacratísimos ojos, a las lágrimas de sangre que vertieron vuestros Divinos ojos, os rogamos dulce Jesús, por los que no ruegan, os bendecimos por los que os maldicen y os adoramos por los que, despiadados os ultrajan, y con toda la energía de nuestras almas, deseamos bendeciros y alabaros en todos los instantes de nuestra vida y en todos los Sagrarios de la tierra y con los valiosos afectos de vuestro amante Corazón.

Suba, Señor, hasta Vos, el doloroso grito de expiación y arrepentimiento que el pesar arranca de nuestros contritos corazones.

V. Por nuestros pecados, por los de nuestros padres, hermanos y amigos, por los del mundo entero. R. Perdón Señor, perdón.

V. Por las infidelidades y sacrilegios, por los odios y rencores. R. Perdón Señor, perdón.

V. Por las blasfemias, por la profanación de los días santos. R. Perdón Señor, perdón.

V. Por las impurezas y escándalos. R. Perdón Señor, perdón.

V. Por los hurtos e injusticias, por las debilidades e irrespetos humanos. R. Perdón Señor, perdón.

V. Por la desobediencia a la Santa Iglesia Católica, la que instituyó Jesucristo, por la violación del ayuno. R. Perdón Señor, perdón.

V. Por los crímenes de los esposos, por las negligencias de los padres, por las faltas de los hijos. R. Perdón Señor, perdón.

V. Por los atentados cometidos contra el Papa. R. Perdón Señor, perdón. V. Por las persecuciones levantadas contra los Obispos, Sacerdotes, religiosos y Sagradas Vírgenes. R. Perdón Señor, perdón.

V. Por los insultos hechos a vuestras imágenes, la profanación de los templos, el abuso de los sacramentos y los ultrajes al augusto Tabernáculo. R. Perdón Señor, perdón. V. Por los crímenes de la prensa impía y blasfema, por las horrendas maquinaciones de tenebrosas sectas. R. Perdón Señor, perdón.

V. Por los justos que vacilan, por los pecadores que resisten a la gracia y por todos los que sufren. R. Piedad, Señor piedad.

V. Perdón, Señor, y piedad por el más necesitado de vuestra gracia; que la luz de vuestros Divinos Ojos no se aparte jamás de nosotros; encadenad a la puerta del Tabernáculo nuestros inconstantes corazones; hacedles allí sentir los incendios del amor Divino, y a vista de las propias ingratitudes y rebeldías, que se deshagan de pena, que lloren lágrimas de sangre, que vivan muriendo de amor. R. Amén.

GLORIA A TI SEÑOR JESÚS. GRACIAS POR SALVARNOS.

JESUS, MARIA, Y JOSE OS AMO SALVAD VIDAS, NACIONES Y ALMAS. AMÉN.

No me mueve, mi Dios para quererte El Cielo que me tienes prometido, Ni me mueve el Infierno tan temido; Para dejar por eso de Ofenderte. Tú me mueves Señor muéveme el verte, Clavado en una cruz y escarnecido,

Muéveme el ver Tu cuerpo tan herido. Muéveme Tus afrentas y Tu muerte, Muéveme en fin Tu amor, en tal manera; Que aunque NO hubiera Cielo yo te amara Y aunque NO hubiera Infierno Te temiera. NO me tienes que dar porque te quiera, Pues aunque lo que espero NO esperara; Lo mismo que te quiero Te quisiera.

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