Pasos:
I. Coronilla del Amor
II. Meditación de la Hora Nocturna. (Una por día)
III. Oración final (ver al final la última oración)
IV. TRISAGIO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD (Complemento poderosísimo de Protección)
CORONILLA DEL AMOR
En las cuentas del rosario. En las cuentas grandes:
Sagrados Corazones de Jesús, María y José; sed nuestro amor y salvación.
En las cuentas pequeñas (10 veces):
Jesús, María y José os amo. Salvad almas. Salvad a los consagrados.
Al final del rosario, repetir tres veces:
Sagrados Corazones de Jesús, María y José; haced que os ame cada vez más.
II MEDITACIÓN DE LAS HORAS NOCTURNAS
DÍA DÉCIMO QUINTO
15. Reparad por las almas que no frecuentan los Sacramentos.
Hijo amado: dais alegría a mi Divino Corazón en esta noche porque a medida que hacéis las horas nocturnas de reparación, os vais consumiendo como cirio encendido al pie del Santísimo, vais creciendo en virtud, os vais haciendo perfecto.
La oración reparadora es suave aroma que perfuma vuestro corazón. La oración reparadora es fuego de Amor Divino que arde en vuestro corazón y os eleva en gracia. La oración reparadora os borra vuestras imperfecciones y os hace más radiantes. La oración reparadora os hace sentir tedio por el mundo y repugnancia por el pecado. La oración reparadora es como lluvia de agua fresca que penetra en las almas de corazón árido, reseco.
Así es pues, hijo mío que os arropo con mi mirada y os abraso con la llama de Mi Amor Divino, cada noche que os sumerjáis en la Llaga de mi Sagrado Costado para cumplir con este acto sublime de devoción: las Horas Nocturnas de Reparación.
En esta noche, alma reparadora: os pido orar por las almas que no frecuentan los Sacramentos. Sacramentos que son siete fuentes de Gracia. Sacramentos que son instrumentos divinos para la salvación de las almas. Sacramentos que purifican el corazón, dándole el brillo y la lozanía de un ángel. Sacramentos que son credencial necesaria para la entrada al Cielo.
En esta noche, alma reparadora: os pido orar por las almas que no frecuentan los sacramentos; almas cegadas por el pecado, almas con corazón endurecido a Mi amor, almas que creen que al Cielo se va sin esfuerzo, sin renuncia constante.
En esta noche, alma reparadora: os pido orar por las almas que no frecuentan los sacramentos; reparad para que descubran estas siete fuentes de Gracia. Reparad para que logren en vida, borrar muchos pecados; reparad para que se acojan a mi misericordia infinita. Reparad para que se suelten de las garras de Satanás, para que den inicio a un nuevo camino.
Alma reparadora: Sanad las llagas de Mi Cuerpo Santísimo porque los pecados de los hombres me sumergen en un terrible dolor; dolor, porque muchos mueren sin pedirme perdón; dolor, porque muchos caen, como hojas de los árboles, en las profundidades del Averno.
Reparad para que todas las almas frecuenten los Sacramentos. Sacramentos indispensables para la salvación del alma porque nada manchado habrá de entrar al Reino de los Cielos.
Alma Reparadora:
Jesús amado: vuestro Divino Corazón agoniza de dolor al ver tantas almas que desprecian los auxilios celestiales de los Sacramentos. Almas que difícilmente se salvarán si no frecuentan estas siete fuentes de misericordia. Fuentes que purifican el corazón manchado por el pecado. Fuentes que liberan a los poseídos por el espíritu del mal. Fuentes que nos acrisolan como a oro y plata para adelantarnos en la virtud.
Jesús amado: vuestro Divino Corazón agoniza de dolor porque muchas almas hacen de sus vidas: guillotina de muerte para la vida eterna; muchas almas no se cobijan a vuestra infinita misericordia, degradan los Sacramentos y por ende a Vos mismo.
Jesús amado: vuestro Divino Corazón agoniza de dolor porque los pecadores naufragan en el lodazal de sus culpas; culpas que deforman su corazón; culpas que los lleva siempre a una vida sin sentido, a una agonía constante porque tienen ojos y no os ven, oídos y no os escuchan.
Jesús amado: en esta noche reparo con mi sacrificio por las almas que no viven una vida sacramental. Despertadlas, agonizante Jesús mío, de su sueño letargo; hacedles sentir la imperiosa necesidad de sumergirse en las fuentes de misericordia para que sean purificadas, limpiadas.
Agonizante Jesús mío: llamad a cada una de estas almas por su nombre; llevadlas sobre vuestros hombros y sanad sus heridas; dadles a beber del agua viva y quitadles las cadenas que no las deja ser libres. Haced que a través de las horas nocturnas de reparación: sean muchos los hijos pródigos que regresen hacia Vos; haced que estas súplicas fervientes calen en sus corazones y las muevan a un cambio.
Haced que empiecen a sentir repulsión por el mundo. infundidles el santo temor de Dios para que reaccionen a tiempo, para que se despojen del hombre terrenal y se revistan del hombre nuevo. Haced que sus ojos vuelvan a ver la luz; luz que un día perdieron por la oscuridad del pecado.
Haced que estas almas laven sus culpas en el sacramento de los Ríos de la Gracia. Ríos que acabarán con toda inmundicia, con todo olor putrefacto. Ríos que darán brillo al alma. Ríos que devolverán el estado de Gracia perdido. Ríos que doblegarán la voluntad humana a vuestro Santo Querer: Vida coherente con la Palabra, vida enriquecida con los Sacramentos.
III ORACIÓN FINAL
Jesús mío, Amantísimo y Dulcísimo Salvador: permitidme que os ofrezca y que ofrezca por Vos al Padre Eterno, la Preciosísima Sangre y Agua salida de la herida abierta en Vuestro Divino Corazón en el árbol de la Cruz. Dignaos aplicar eficazmente esta Sangre y esta Agua a todas las almas, en particular a los pobres pecadores y a la mía. Purificad, regenerad, salvad a todos los hombres con el auxilio de vuestros méritos. Concedednos finalmente, oh Jesús, entrar en vuestro Amantísimo Corazón y habitar en él para siempre. Amén.
DÍA DÉCIMO SEXTO
16. Reparad para que todos mis hijos reconstruyan mi Iglesia, aparentemente, en ruinas.
Hijo querido: es Jesús el que os habla. Despertad y venid hacia Mí que deseo descansar en vuestro corazón. Quiero que me acompañéis en esta noche, porque la soledad en que me encuentro hace que exude Sangre de mi Cuerpo. Sangre que es el remedio a vuestros males. Sangre que es coraza de protección contra el Enemigo.
Enemigo que no podrá tocaros porque sois mi propiedad; enemigo que será confundido mediante las horas nocturnas de reparación; enemigo que no tendrá cuentas con las almas generosas que atienden a Mis llamados de Amor.
Mi Divino Corazón está saturado de oprobios porque mi Iglesia está dividida, fragmentada; mi Iglesia está pasando por una horrorosa crisis; mi Iglesia está siendo sacudida por vientos de doctrinas heréticas; doctrinas que son incoherentes con las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia.
Alma reparadora que deseáis llevaros mi dolor: reparad para que todos Mis hijos reconstruyan mi Iglesia aparentemente en ruinas. Reparad para que obedezcan a su único Pastor. Reparad para que todos sus miembros sean reflejos de santidad. Reparad para que cesen los escándalos, para que haya coherencia de vida, honestidad.
Alma reparadora que deseáis llevaros mi dolor: reparad para que mi Iglesia que es: Una, Santa, Católica y Apostólica, atraiga con su testimonio a las ovejas dispersas; ovejas que beben en otras fuentes, ovejas que pastan en laderas.
Alma reparadora que deseáis llevaros mi dolor: reparad para que los hombres acepten y aprecien las enseñanzas transmitidas en mi Iglesia. Iglesia que siempre permanecerá, aun, en las fuertes tormentas y vientos impetuosos.
Alma reparadora: sed pararrayo en mi Iglesia, alimentándoos de su doctrina, siguiendo sus sabias enseñanzas; enseñanzas que no estén en desacuerdo con Mi Evangelio.
Alma reparadora que habéis sido llamada a una vocación especial: enmielad Mi Corazón, agonizante, con vuestras asiduas penitencias, mortificaciones, sacrificios.
Enmielad mi Corazón agonizante: atrayendo muchas almas más, al ejercicio de las horas nocturnas de reparación. Horas que iluminarán el sendero de las almas ciegas de espíritu. Horas que ablandarán los corazones duros, corazones de pedernal, corazones renuentes a una conversión transformante.
Levantad mi Iglesia con vuestra reparación. Anteponed mi Segunda Llegada y refugiaos en uno de los Aposentos de mi Sagrado Corazón para que NO seáis confundido, NO seáis sacado de mi verdadera Iglesia.
Alma Reparadora:
Corazón de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por vuestra Iglesia. Iglesia, aparentemente semidestruida. Iglesia fuertemente atacada por Satanás.
Iglesia medio tambaleante. Iglesia que a pesar de los vendavales que la sacuden, jamás se desmoronará, jamás se derrumbará porque sois Vos su piedra angular, sois Vos quien la fundasteis, quien la instituisteis.
Corazón de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por vuestra Iglesia. Iglesia que habrá de permanecer en la luz. Iglesia asistida siempre por el Espíritu Santo. Iglesia cubierta por sus potentes rayos de luz. Corazón de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por Vuestra Iglesia.
Sé que es vuestra máxima preocupación. Por eso, agonizante Jesús mío, defendedla de los ataques del demonio, sitiadla por miríadas de Santos Ángeles, resguardadla bajo los pliegues del Manto Celestial de María.
Corazón de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por Vuestra Iglesia, ya que muchos de vuestros hijos no se identifican en plenitud con sus enseñanzas; algunos se saltan vuestros principios, vuestras Leyes.
Corazón de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche, noche en la que hacéis un llamado a toda la humanidad para que perseveremos en vuestra Santa Iglesia, para que permanezcamos fieles a la doctrina, transmitida por los apóstoles de generación en generación, para no dejarnos seducir por doctrinas llamativas y extrañas.
Corazón de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por vuestra Iglesia. Iglesia que queréis reconstruir, restaurar con la oración continua de las almas víctimas y de las almas reparadoras. Iglesia en la que ha penetrado el humo de Satanás, pero las Tinieblas del Mal serán disipadas, regresarán al lugar de donde salieron.
Corazón de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por vuestra Iglesia. Iglesia a la que amo porque fuisteis Vos quien la constituisteis. Iglesia de la que me siento
orgullosa de pertenecer porque sois Vos la columna que la sostiene. Iglesia que será renovada, transformada porque sois su Constructor, su Arquitecto.
Corazón de Jesús saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por vuestra Iglesia. Haced que sus miembros caminen tras vuestras huellas; huellas que nunca se habrán de borrar, huellas que dejarán un recuerdo perpetuo de vuestra Presencia en medio de vuestro pueblo.
III ORACIÓN FINAL
Jesús mío, Amantísimo y Dulcísimo Salvador: permitidme que os ofrezca y que ofrezca por Vos al Padre Eterno, la Preciosísima Sangre y Agua salida de la herida abierta en Vuestro Divino Corazón en el árbol de la Cruz. Dignaos aplicar eficazmente esta Sangre y esta Agua a todas las almas, en particular a los pobres pecadores y a la mía. Purificad, regenerad, salvad a todos los hombres con el auxilio de vuestros méritos. Concedednos finalmente, oh Jesús, entrar en vuestro Amantísimo Corazón y habitar en él para siempre. Amén.
DÍA DÉCIMO SÉPTIMO
17. Reparad para que las almas vivan cada Eucaristía como si fuese la última en sus vidas.
Escuchad, hijo mío, mi llamado. Atended a mi súplica en esta noche, noche en que os quiero ver con vuestros ojos despiertos y vuestro corazón dispuesto para las horas nocturnas de reparación.
Sabed alma reparadora que muchos de mis hijos asisten al Santo Sacrificio de la Eucaristía por costumbre; poco se conmueven ante la prédica del sacerdote y lo peor es que están de cuerpo presente, pero su corazón y su pensamiento están ausentes del Milagro más grande que está por descubrirse, de Mi descenso en las manos del sacerdote.
¡Cómo deseo, alma reparadora, que cada uno de los hijos que asisten a la Santa Misa, lleguen a Mí ansiosos en escuchar mi Palabra, anhelantes de alimentarse de mi Cuerpo y de mi Sangre, ávidos en asociarse a la adoración de la Iglesia Triunfante!,
Porque la Eucaristía es el momento más sublime; momento en donde el Cielo se junta con la tierra; momento en el cual los Ángeles me entonan bellos himnos; momento en el cual las almas deberían estar unidas, en espíritu, a mi Divinidad presente en la Sagrada Hostia; momento de pensar sólo en Mí; momento para tener un encuentro a solas con Dios.
Alma reparadora: la rutina de algunos de mis hijos para con Mi invención de Amor, lacera mi Sagrado Corazón, ya que deberían extasiarse ante el acto sublime, anonadarse como las almas santas que se encuentran en el Cielo.
Hijo amado, que formáis parte de este apostolado de reparación: atraedme con vuestra oración, también, aquellas almas que consideran que no es necesaria la Eucaristía; almas que pecan contra el tercer mandamiento de la ley de Dios.
Almas que dicen acudir a la Misa cuando les nace; almas que malgastan su tiempo en las bagatelas del mundo; almas a las que espero cada domingo para embellecer su corazón; almas a las que espero cada domingo para llenar sus vacíos; almas a las que espero cada domingo para descubrirles su pecado y llevarlas al Tribunal de mi Misericordia.
Almas a las que espero cada domingo para despertarlas en la fe, para animarlas a sobrellevar la cruz con amor, para liberarlas de su esclavitud, para mostrarles un mundo distinto, más asequible, más visible.
Hijo querido que estáis cumpliendo con un oficio de ángeles en la tierra: reparad para que todos mis hijos vivan cada Eucaristía como si fuese la última en sus vidas.
Alma Reparadora:
Corazón amantísimo de Jesús: ¡Cómo entregarme al descanso! si aún me falta algo muy importante para hacer: cumplir con mi oficio de ángeles, alivianar vuestra carga mediante las horas nocturnas de reparación. Horas que excitan Mi Corazón en ansias de permanecer en el monte Calvario, consolándoos. Hora en la que enjugo vuestras lágrimas y adoro vuestras llagas. Hora que cierra el día, uniendo mi corazón al vuestro.
Corazón amantísimo de Jesús: ¡Cómo entregarme al descanso!, si sé que estáis triste. ¡Cómo entregarme al descanso!, si ya no puedo conciliar el sueño sin antes haberos consolado. ¡Cómo entregarme al descanso!, si me hacéis partícipe de vuestro dolor; dolor que también hiere mi corazón.
Corazón amantísimo de Jesús: ¡Cómo entregarme al descanso!, si habéis hablado a mi corazón, si habéis pronunciado mi nombre, si habéis puesto vuestra mirada en mí para reparar en esta noche por todas aquellas almas que asisten a la Eucaristía por rutina, por costumbre.
Almas que deberían caer de rodillas, si fuese posible, ante la grandeza de vuestro amor; almas que deberían de aprovechar al máximo cada Eucaristía para irse desprendiendo del hombre viejo; almas que deberían de tomar la Eucaristía como un anticipo del Cielo en la tierra.
Corazón amantísimo de Jesús, que me habéis cautivado y seducido: os pido que cautivéis y seduzcáis a todos los hombres para que vivan cada Eucaristía con entrega, con devoción, con admiración ante vuestra grandeza y vuestra extrema humildad.
Corazón amantísimo de Jesús: reparo en esta noche entregándoos parte de Mi sueño por aquellas almas que no participan del Santo Sacrificio Eucarístico, cada domingo. Ten compasión de ellas; aún, el mundo les atrae; aún, no han hallado la libertad de espíritu; aún, no han entendido que cada Misa es un reanudar los Misterios de la Sagrada Pasión.
Corazón amantísimo de Jesús: atraed al aprisco de vuestro Corazón Eucarístico a todas las almas para que se embriaguen de amor, para que se conduelan de sus culpas, para que borren las flaquezas de su pasado y den inicio a una nueva vida.
Corazón amantísimo de Jesús: escuchad mis súplicas en esta noche y arropad con el manto de la compasión a todas las criaturas que aún, no os conocen.
III ORACIÓN FINAL
Jesús mío, Amantísimo y Dulcísimo Salvador: permitidme que os ofrezca y que ofrezca por Vos al Padre Eterno, la Preciosísima Sangre y Agua salida de la herida abierta en Vuestro Divino Corazón en el árbol de la Cruz. Dignaos aplicar eficazmente esta Sangre y esta Agua a todas las almas, en particular a los pobres pecadores y a la mía. Purificad, regenerad, salvad a todos los hombres con el auxilio de vuestros méritos. Concedednos finalmente, oh Jesús, entrar en vuestro Amantísimo Corazón y habitar en él para siempre. Amén.
Extractado del libro: En los umbrales de la Nueva Jerusalén, cap. II (Mensajes dados a Agustín del Divino Corazón, mensajero de los Sagrados Corazones Unidos y Traspasados de Jesús y de María).
TRISAGIO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD.
Bendita sea la Santa e indivisible Trinidad, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
V. Abrid, Señor mis labios. R. Y mi voz pronunciará vuestra alabanza.
V. Dios mío, mi defensa te encomiendo. R. Señor, a mi socorro acude presto.
Gloria sea dada al Padre, Gloria al eterno Hijo, Gloria al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Acto de Contrición
Amorosìsimo Dios, uno y Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en quien creo, en quien espero, a quien amo con todo mi corazón, cuerpo y alma, sentidos y potencias, y por ser vos mi Padre, mi señor y mi Dios infinitamente bueno y digno de ser amado sobre todas las cosas, me pesa, Trinidad Misericordiosa, me pesa, trinidad amabilísima, me pesa Trinidad Santísima, de haberos ofendido sólo por ser vos quien sois: propongo y os doy palabra de nunca mas ofenderos, y de morir antes que pecar; espero en vuestra suma bondad y misericordia infinita que me habéis de perdonar todos mis pecados y me daréis gracia para perseverar en un verdadero amor y cordialísima devoción de vuestra siempre amabilísima Trinidad. Amén.
Himno
Ya se aparta el sol ardiente Tu, luz perenne. Unidad Danos un amor ferviente, Santísima Trinidad. En la aurora te alabamos Y en la tarde ¡oh sumo bien! Confiados esperamos Que allá en el cielo también. Al Padre, al Hijo, y al Santo Espíritu, con fervor Demos en piadoso canto Gloria, alabanza y honor. Amén.
Se dice tres veces:
Sanctus, Sanctus, Sanctus, Dominus Deus, Sabaoth. Pleni sunt coeli et terra gloria tua. Hosanna in excelsis. Benedictus qui venit in nomine Domini. Hosanna in excelsis. Aleluya.Aleluya.
GLORIA Patri, etFilio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen
Ahora en su rosario, en el primer misterio rezar:
PATER NOSTER, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen.
GLORIA Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen
Decir en las 9 nueve perlas siguientes:
Abba Santísimo, Sanctus, Sanctus, Sanctus,Dominus Deus, Sabaoth. Rex caelestis, Pleni sunt coeli et terra gloria tua.Hosanna in excelsis.Benedictus qui venit in nomine Domini.Hosanna in excelsis. Aleluya. Aleluya.”
GLORIA Patri, etFilio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen
Y al terminar las 9 veces se dice:
“Por infinitos siglos de los siglos. Amén” Aleluya. Aleluya.
Hacer lo mismo en el segundo y tercer misterio, hasta completar 27 veces
Sanctus, Sanctus, Dominus Deus, Sabaoth. Rex caelestis, Pleni sunt coeli et terra gloria tua.Hosanna in excelsis. Benedictus qui venit in nomine Domini. Hosanna in excelsis. Aleluya. Aleluya.”
Antifonía
A Tì, Dios Padre ingénito; a Tî Hijo unigénito; a Tî, Espíritu Santo paráclito, santa e indivisible Trinidad de todo corazón te confesamos, alabamos y bendecimos: a Tì se dé Gloria por los siglos de los siglos. V. Adoremos al Dios de las alturas. R. Alabémosle en la tierra todas sus criaturas.
Oración
Amabilísimo Señor, Dios Uno y Trino, dadnos continuamente vuestra gracia, vuestra caridad y la comunicación de Vos para que en tiempo y eternidad os amemos y glorifiquemos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, una deidad, por infinitos siglos de los siglos. Amén.
Gozos a la Santísima Trinidad
Dios Uno y Trino, a quien tanto Arcángeles. Querubines, Angeles y Serafines Dicen: Santo, Santo, Santo.
Santísima Trinidad, Una esencia soberana, De donde en raudales mana La Divina Caridad, De tu inmensa majestad Ante el trono sacrosanto.
Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
Oh misteriosa Deidad De una esencia y tres personas, Pues que piadosa perdonas, Nuestra miseria y maldad, Oye con benignidad Este fervoroso canto.
Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
El Trisagio que Isaías Escribió con tanto celo, Lo cantan siempre en el cielo Angélicas jerarquías; Tan piadosas melodías Son de las almas encanto.
Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
Este Trisagio glorioso Voz del coro Celestial Contra el poder infernal Es auxilio poderoso, Y en este mar proceloso, Puerto en que cesa el quebranto. Angeles y serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
De la muerte repentina Del rayo exterminador, De la peste y del temblor, Libra esta oración divina; Ella la mente ilumina Y disipa nuestro llanto.
Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
Es el iris que se ostenta Precursor de la bonanza Es áncora de esperanza En la desecha tormenta, Es la brújula que orienta Al tender la noche el manto.
Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
Es escudo soberano De la divina justicia, Con que de infernal malicia Triunfa el devoto cristiano, Y hace que el dragón tirano Huya con terror y espanto.
Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
De la guerra fratricida Que ensangrienta nuestro suelo, El Trisagio, don del Cielo, Nos preserva con su egida; Y en dulce paz bendecida Suba hasta Dios nuestro canto. Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
Yo confío en vuestro amor, Santo Dios, fuerte, inmortal, Que en el coro celestial Cantaré con gran fervor El himno que tanto honor Causa, cuando en su canto, Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
Dios Uno y Trino a quien tanto Arcángeles, Querubines, Angeles y Serafines, Dicen: Santo, Santo, Santo.
Antífonía
Bendita sea la santa e indivisible Trinidad, que todas las cosas crea y gobierna, ahora y siempre y por los infinitos siglos. Amén
V. Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo. R. Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos.
Oración
Omnipotente y sempiterno Dios, que te dignaste revelar a tus siervos la gloria de tu eterna Trinidad, y que adorasen la unidad de tu augusta Majestad en la confesión de la fe; te suplicamos rendidos que por la misma confesión de la misma fe, nos veamos siempre libres de las adversidades y peligros. Por Jesucristo Señor nuestro, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Ofrecimiento
Te rogamos Señor, por la santa iglesia católica, en especial por nuestro Santo Padre El Papa y todos los prelados que la gobiernan, por la exaltación de la santa fe católica, la conversión de los infieles, herejes y pecadores, paz y concordia entre los príncipes cristianos, perseverancia de los buenos y arreglo de las costumbres, por los perseguidos, afligidos, enfermos y agonizantes, por las almas del purgatorio, por el acierto en los gobiernos de las naciones, unión en los matrimonios, ejemplo en las familias y santa educación de la juventud; por nuestros amigos y enemigos y por todas las necesidades espirituales y temporales del pueblo y del estado. Sagrado Corazón de Jesús, fuente de bondad y misericordia. Ten piedad de nosotros.
Tres Padres Nuestros, Avemarías y Glorias por el remedio de todas nuestras necesidades.
PATER NOSTER, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen.
AVE MARIA, gratia plena, Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei et Dei Mater Nostra, ora pro nobis peccatoribus, nunc, et in hora mortis nostrae. Amen.
GLORIA Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confiamos infinitamente.
Acto de Desagravio
Divino Salvador de las almas; cubiertos de confusión nuestros rostros, nos posternamos en vuestra presencia soberana y dirigiendo nuestra vista al solitario Tabernáculo, donde gemís cautivo de nuestro amor, se pàrten nuestros corazones de pena al ver el olvido en que os tienen los redimidos, al ver esterilizada vuestra sangre, e infructuosos los sacrificios y escarnecido vuestro amor. Pero ya que con infinita condescendencia permitís que unamos esta noche nuestros gemidos a los vuestros, nuestras lágrimas a las que brotaron por nuestra causa de vuestros Sacratísimos ojos, a las lágrimas de sangre que vertieron vuestros Divinos ojos, os rogamos dulce Jesús, por los que no ruegan, os bendecimos por los que os maldicen y os adoramos por los que, despiadados os ultrajan, y con toda la energía de nuestras almas, deseamos bendeciros y alabaros en todos los instantes de nuestra vida y en todos los Sagrarios de la tierra y con los valiosos afectos de vuestro amante Corazón.
Suba, Señor, hasta Vos, el doloroso grito de expiación y arrepentimiento que el pesar arranca de nuestros contritos corazones.
V. Por nuestros pecados, por los de nuestros padres, hermanos y amigos, por los del mundo entero. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por las infidelidades y sacrilegios, por los odios y rencores. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por las blasfemias, por la profanación de los días santos. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por las impurezas y escándalos. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por los hurtos e injusticias, por las debilidades e irrespetos humanos. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por la desobediencia a la Santa Iglesia Católica, la que instituyó Jesucristo, por la violación del ayuno. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por los crímenes de los esposos, por las negligencias de los padres, por las faltas de los hijos. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por los atentados cometidos contra el Papa. R. Perdón Señor, perdón. V. Por las persecuciones levantadas contra los Obispos, Sacerdotes, religiosos y Sagradas Vírgenes. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por los insultos hechos a vuestras imágenes, la profanación de los templos, el abuso de los sacramentos y los ultrajes al augusto Tabernáculo. R. Perdón Señor, perdón. V. Por los crímenes de la prensa impía y blasfema, por las horrendas maquinaciones de tenebrosas sectas. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por los justos que vacilan, por los pecadores que resisten a la gracia y por todos los que sufren. R. Piedad, Señor piedad.
V. Perdón, Señor, y piedad por el más necesitado de vuestra gracia; que la luz de vuestros Divinos Ojos no se aparte jamás de nosotros; encadenad a la puerta del Tabernáculo nuestros inconstantes corazones; hacedles allí sentir los incendios del amor Divino, y a vista de las propias ingratitudes y rebeldías, que se deshagan de pena, que lloren lágrimas de sangre, que vivan muriendo de amor. R. Amén.
GLORIA A TI SEÑOR JESÚS. GRACIAS POR SALVARNOS.
JESUS, MARIA, Y JOSE OS AMO SALVAD VIDAS, NACIONES Y ALMAS. AMÉN.
No me mueve, mi Dios para quererte El Cielo que me tienes prometido, Ni me mueve el Infierno tan temido; Para dejar por eso de Ofenderte. Tú me mueves Señor muéveme el verte, Clavado en una cruz y escarnecido,
Muéveme el ver Tu cuerpo tan herido. Muéveme Tus afrentas y Tu muerte, Muéveme en fin Tu amor, en tal manera; Que aunque NO hubiera Cielo yo te amara Y aunque NO hubiera Infierno Te temiera. NO me tienes que dar porque te quiera, Pues aunque lo que espero NO esperara; Lo mismo que te quiero Te quisiera.