MI PRÓJIMO24 min read

Hace más de tres décadas que conocí al Señor y hasta años recientes, en la Evangelización del Padre Celestial, aprendí que antes de encarnarnos vivíamos en el Cielo y que nada en nuestra vida sucede por casualidad.

Esto último resulta totalmente cierto, cuando contemplo mi vida en retrospectiva y sobre todo ahora, que estoy dando testimonio de lo que ha significado para mí el Conocer y amar a Dios; el Buscarlo y Encontrarlo.

Y sobre todo, el Seguirlo por los escabrosos senderos que Él eligió para llevarme y ahora Trasmitirlo, a quienes Él desea que aprendan las lecciones que ya me dió a mí.

Para hacer más comprensible esta particular aventura que les estoy narrando ahora, tengo que relatarles algunos detalles de un suceso que me aconteció un año antes de mi conversión:

Como mi matrimonio había sido calculado en base al interés material y mi vida estaba plagada de violencia intrafamiliar, mentiras e infidelidades; después de una serie de sucesos desafortunados, un día tuve una severa crisis de ansiedad y terminé internada en un hospital psiquiátrico.Duré tres semanas ahí, con una vigilancia muy estrecha y mientras tomaba medicamentos. Mi pregunta más dolorosa fue siempre:

¿Por qué? ¿Cómo era que había terminado en aquel lugar?

Toda esa experiencia merecería un relato aparte, pero eso no es lo que importa ahora.

Porque unos días antes de que me dieran de alta, tuve una entrevista con el eminente psiquiatra que estaba a cargo de mi caso y cuando le pregunté:

–      Doctor, ¿Estoy loca?

Él se rió y me contestó:

–      Si alguna duda me quedaba, ud. acaba de despejarla. Tiene un juicio perfecto. Los locos jamás se hacen ese cuestionamiento. El único problema que ud. tiene, es un marido avaricioso y totalmente falto de moral.

Y mi mundo acabó de hacerse pedazos con la revelación de que él había intentado sobornar al médico para que yo fuese declarada una incompetente mental…

Para así obtener el control total de los bienes matrimoniales y poder divorciarse de mí haciendo todo lo que quería, sin que nada se le interpusiese.

Curiosamente cuando salí del hospital, hubo un libro que estaba haciendo furor y que cuando lei la sinopsis NO pude resistir el deseo de comprarlo; aunque permaneció en mi biblioteca cuatro años sin abrir, porque sentía mucho miedo de leerlo.

Ese libro se llama  “Los Renglones Torcidos de Dios” y lo escribió el español Torcuato Luca de Tena.Cuando lo leí después, constaté y comparé algunas experiencias que tuve…

Y comprendí plenamente porqué Jesús permitió que viviera aquellas tres semanas tan dolorosas.

Ciertamente ahora le doy gracias. Porque pude comprender muchísimas cosas que nos agobian en el mundo actual…

Y sobre todo aprendí, que aquel hospital psiquiátrico al igual que muchos otros, solo eran el Pabellón de Torturas de Satanás…

Y los enfermos tenían las diferentes manifestaciones de los posesos por él.

Pero regresando a las consecuencias de mi temeraria Oración que les describí, en el post anterior

Había comenzado ya la Cuaresma.

El Jueves muy temprano desperté oyendo carcajadas y mucha algarabía, en la terraza del huerto que estaba, justo debajo del balcón de mi habitación.

Así que me levante, me aseé y decidí averiguar el motivo de la fiesta. Cuando pasé por la cocina, me enteré que mi madre había llegado de visita…

Y por ese motivo, habían decidido servir el almuerzo en la terraza que estaba llena de equipales y servía para las comidas informales.

Cuando llegué, estaba toda la familia reunida…

Y un escalofrío me recorrió, al ver el entrecejo fruncido de mi madre, que era lo que más temía. Era evidente que estaba bastante contrariada y para variar, yo era el motivo de su disgusto. 

Suspiré resignada y me dispuse  a que me llovieran los reproches.

La saludé con un beso y tomé el asiento que más alejado estaba de ella.

De esta forma quedé en medio de dos de mis cuñados; los que NO disimulaban para nada, la tremenda diversión que estaban disfrutando…

Desde que me convertí y por la manera en que Jesús me guiaba para hacer su Voluntad, mi madre estaba muy resentida de lo que llamaba mi rebeldía para obedecerla… Y que echaba por la borda, la esmerada educación que me había dado.

En realidad su malestar comenzó cuando Jesús me convirtió en su apóstol y me llevó a misionar a las iglesias que estaban en el selecto grupo social al que pertenecíamos.

Los problemas de incredulidad, recrudecían la resistencia a la aceptación del Evangelio como Jesús me lo estaba enseñando…

Y yo lo estaba conociendo y testimoniando ahora.  Jesús me había dicho:

«Te he traído a estas parroquias, para que les enseñes a conocerMelos más pobres entre los pobres; porque lo Único que poseen es dinero y mucha soberbia.» 

Y mientras Satanás hacía talco mi prestigio y destruía mi ego…

Yo intentaba obedecer la Voluntad de Dios, en medio de las constantes pruebas que me estaban acrisolando.

Mi estadía en el manicomio, lo único que había hecho era fortalecer mi autoestima y mi personalidad desafiante…

Porque al Dolor lo había convertido en un maestro… Y es bien sabido que lo que NO te mata, te fortalece.

Para mi madre, esto era imposible de entender y sólo veía las actitudes autodestructivas mías (así lo consideraba)

Y con las que estaba consumando un suicidio social.Ella NO entendía que al enamorarme de Dios, mi vida ya giraba en torno a Él.

Era lo más importante de mi vida y ya NO tomaba en cuenta para nada, lo que el Mundo pudiera pensar de mí.  

Y esto había sido una penosa confrontación con las ideas que mi madre tenía sobre la forma que debíamos llevar la religión, (Cómo la habían llevado los españoles a nuestro país y  se había practicado por siglos. SIN CARISMAS ESCANDALOSOS, por favor)

Después que yo conocí a Dios en la Renovación Carismática; cuando viví la Unción del Bautismo del Espíritu Santo y experimenté mi propio pentecostés…

Cambió mi vida…

Y mi madre estaba convencida que también la religión, yo la había revolucionado por completo…

Afirmando en muchos la idea de que me había vuelto loca de remate.

Y ni modo. Si por amar a Jesús tenía que soportar el estigma de la Locura de la Cruz, (1 Cor. 1,23) decidí que ese sería el menor de mis problemas.

A la Única Persona que me importaba agradar era a la Santísima Trinidad… Y mientras yo estuviera satisfecha con mi propia opinión de mí misma, eché al cubo de la basura todo lo demás. 

Así estaban las cosas, aquel primer Jueves de Cuaresma…

Apenas había empezado a probar el desayuno, cuando ella me preguntó:

–          ¿Fuiste a tomar ceniza o también la Cuaresma la vas a modificar con tus locuras?

Traté de apaciguarla:

–          Mamá por favor…

Su ceño se frunció más y prosiguió implacable:

–        Digo esto, porque ya que me ha sido imposible convertirte en una verdadera dama… Ahora también me entero que eres la Cantinflas’ con faldas del Reino Celestial y has perdido por completo toda compostura…

Me atraganté con el chocolate y pensé angustiada: ¿A qué se refiere?

Mi desconcierto era tan patético, que uno de mis cuñados vino en mi auxilio y le dijo a mi sobrina Aracely que estaba sentada junto a mi madre:

–          Hijita, platícale a tu tía lo que nos estabas contando a nosotros…

Un nuevo escalofrío me estremeció de pies a cabeza. ¡Oh NO! A pesar de todos mis esfuerzos, mi madre siempre se enteraba de todo lo relacionado conmigo y pensé aterrorizada en lo que diría, después de mi última aventura con Jesús…

«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios…»Y cuánta más limpieza que la inocencia infantil…

La niña destellaba el regocijo en su precioso rostro, mientras empezó a detallar la experiencia que había vivido…

Y mi sobrinita de cinco años, dividió su relato en Dos Películas sobrenaturales.

La primera la disfrutó en el salón de juegos, donde refirió a los diablos con la rosa en la boca y que no podían hablar.

También describió a los que salieron huyendo después… Que estaban como electrocutados y parecía que hubieran salido del remolino de una licuadora. Caminaban como ebrios y estaban bastante maltratados. (Fueron a los que obligué a que entraran en mí)

Y fue en ese preciso momento, que una de mis hermanas bautizó a esa oración como la de la Aspiradora…

Porque dijo que exactamente así era como funcionaba.

Con su lenguaje infantil y lleno de inocencia, Aracely enseguida relató como todos los Demonios tomaron la determinación de ir a quejarse contra mí hasta el Cielo, para que Dios corrigiese todo…  Y me pusiese en mi lugar.

Mi otro cuñado concluyó:

–          ¡Pobres diablos! Quien te viera cuñadita, convertida en el Azote del Infierno. Ya decía yo que a ti hay que tratarte con mucho cuidado. NO sólo eres estupenda jinete, también sabes manejar a quién Nadie se atrevería a enfrentar… Y todos agregaron sus propios comentarios, bromeando y divirtiéndose a mis costillas.

Mi madre se limitó a decir:

–          ¿De verdad NO sientes miedo por tanto atrevimiento? Traté de educarte para ser una gran dama y lo acabaste de arruinar ahora, con tus desvaríos de ninja vengadora con Satanás.

La miré con desconsuelo y NO respondí.

Porque viéndolo fríamente, NI siquiera yo lo comprendía.

Entretanto, mi sobrinita continúo con lo que había vivido como un sueño la noche anterior.

Era la segunda película.  Esa la describió en el Cielo y lo hizo de esta manera:

Que el Cielo es una ciudad bellísima y hay un estadio muy grande.

Que también hay un castillo hermosísimo y tiene unas oficinas donde Dios trabaja, moldeando los destinos de cada ser humano.

Que por un lado del Cielo hay un túnel de cristal transparente, por donde entran los que van a presentarle peticiones o quejas al Señor.  (Y cómo yo también veía con el Don de Ciencia Infusa, lo que ella con su lenguaje infantil describía, supe claramente lo que trataba de decir)

Y pude complementar perfectamente lo que le faltaba…Que unos soldados vestidos como generales de un ejército (oficiales nazis), van y presentan quejas contra los cristianos que oran y ayunan, porque les están causando demasiados estragos.

Que el Padre Celestial preside los juicios contra ellos… Y dicta las sentencias.

En esos juicios hay muy poquita gente.

Pero luego hubo un alboroto muy grande…

Y todos estaban avisando que me iban a enjuiciar a mí y se llenó el estadio.

Que parece que NO es la primera vez que me enjuician…

Y me he convertido en un personaje muy popular. (Tal vez por esto lo de Cantinflas con faldas)Por el túnel transparente iban todos los diablos vestidos como participantes del Carnaval y provocaron la admiración y las risas de todos, especialmente los niños.

Los ángeles trataban de disimular su diversión y su asombro. Y se obligaron a NO reirse.

Y que algunos habitantes del Cielo exclamaron: ¡Cuánta Imaginación!  

Que todos los niños se revolcaban de risa y nadie quería perderse mi juicio.

Que había un tribunal como se ve en las series de televisión y que la Virgen María, Jesús y mi Ángel de la Guarda eran mis abogados defensores.Que el Juez era el Padre Celestial, tiene una imponente Majestad y una Personalidad tan impactante, que nos doblega en una reverencia automática y una adoración absoluta.

Todos los demás estábamos muy serios Y espectantes…

Un detalle que llamaba mucho la atención, era que yo parecía una niña muy pequeña; porque me veía como en mi fotografía de la primera comunión. (Tenía 7 años)

Y el Juicio comenzó.

Lucifer era el Fiscal…

Aunque estaba vestido con una falda hawuiana… Se comportó con su soberbia de siempre.

Empezó diciendo que estaba muy agraviado porque yo había violado el Mandamiento del Amor y NO lo respetaba como mi prójimo.

Que había cometido abuso de la autoridad y había hecho uso excesivo del Poder, en su perjuicio.

Además había sido muy prepotente al humillarlo de tan tremenda forma.

Estaba enojadísimo y le dijo al Padre Celestial:

–          “¡Mira cómo nos dejó! ¡Quítanos esto!”Y Aracely describía con lujo de detalles las vestimentas que lucían y lo graciosos que se veían.

Mientras esto sucedía al imaginarlos…  Todos estaban desternillados de risa.

Y hasta en mi madre sorprendí el destello de una sonrisa.

Mientras  tanto yo me encogí en el equipal y deseaba que la tierra me tragara.

El Padre Celestial me preguntó que si tenía algo qué alegar en mi defensa…

No pronuncié una palabra.

Entonces intervino la Virgen, luego Jesús, mi ángel de la Guarda y también el Espíritu Santo habló en mi defensa.

Yo permanecí en silencio y muy atenta. No había en mí, el menor rastro de miedo o de culpabilidad.

Satanás manifestó todos sus argumentos y solicitó la pena máxima, por mis trasgresiones a todos los Mandamientos del Amor… El Padre Celestial me miró con infinita ternura, pero NO abandonó su seriedad y tampoco me reprochó nada.

Al final, el Padre Celestial les dijo que Él NO podía hacer nada, porque yo había decretado que solamente yo podía revertirles el castigo. 

Además cuando pidieron permiso para zarandearnos, Él les advirtió que se atuvieran a las consecuencias… Porque Él me conocía y sabía que yo no me iba a quedar de brazos cruzados.

Pero que ellos hicieron caso omiso a esa advertencia. Así que NO había nada que hacer, hasta que yo misma decidiera una resolución adversa.

Al contrario de lo que pudiera esperarse, esta sentencia me llenó de angustia y mi inquietud aumentó.

ORGULLO GAY

Los Demonios NO podían creer lo que había sucedido.

Protestaron ruidosamente, pero el Padre Celestial disolvió la Asamblea…

Y ellos tuvieron que irse, más enojados todavía.

Quedaron como yo los había dejado y… 

 Mientras regresaban por el túnel, en el Cielo había una gran algarabía…

Los ángeles empezaron a cantar y el Cielo se llenó de Alabanzas…

En mi familia había comentarios diversos y todos los expresaban según su sentir.

Yo ya NO los oía.Cuando el relato de la niña terminó, yo me sentía muy incómoda.  Ni siquiera había desayunado.

Mi sobrinita me preguntó:

–      Tía, ¿Qué vas a hacer con tu prójimo?

» MI PRÓJIMO»…

Sentí como un puñetazo en el estómago y respondí apurada:

–      Después te lo digo corazón, ahorita NO lo sé…

Me levanté casi sin haber tocado el delicioso platillo; pues no pude comer una de mis comidas favoritas: chilaquiles con pollo y frijoles refritos.

Llevé mi plato a la cocina y me retiré a mi recámara.

Estuve varias horas pensando en todo lo que había sucedido…

La mirada del Padre Celestial era la que más me avergonzaba, porque yo lo adoro. Lamentaba mi deplorable carácter y sentí en mi corazón que esta vez, había hecho algo verdaderamente mezquino.

Me urgía hablar con Jesús.

Me arrodillé y empecé mi Oración Personal.

Jesús se presentó dulce y maravilloso como siempre…

Y yo le relaté todo, como si Él no supiera nada.

Finalmente le pregunté:

–       Señor, ¿Todas esas acusaciones tenían fundamento? ¿Realmente violé todo lo que me acusaron?

EL MANDAMIENTO MÁS GRANDE…

Jesús suspiró y dijo:

–      Sí. Lo hiciste.

Y yo me defendí argumentando Defensa Propia:

–        Pero él se lo buscó. Se lo advertí muchas veces y NO me hizo caso. Además estuvo abusando de su fuerza y quería matarnos. ¿Cómo se atreve a acusarme si él es el Culpable de todas las desgracias de la humanidad? Alega ser mi prójimo… ¿Y las violaciones que él comete contra nosotros, NO cuentan?

Sentí como el Amor Infinito de Jesús me invadía y me rodeaba, mientras me contestaba con una gran dulzura;

–         La Justicia de Dios equilibra todo. Nadie puede ejercerla por sí mismoUstedes sólo deben obedecer el Supremo Mandamiento del Amor y estar dentro de la Voluntad de Nuestra Santísima Trinidad.

Suspiré con enorme desaliento. Esto NO contribuyó a que me sintiera mejor. Sentía en mi pecho un profundo dolor que me ahogaba…

NO podía concebir en donde había fallado…

Pero había una sola verdad: yo me sentía muy mal…   Y la más miserable de todas las creaturas.

Si el Padre Celestial al que yo amaba tanto, NO me había reprochado nada…

¿Por qué me sentía tan mal?Aunque NO había pronunciado una palabra…

Jesús me dijo:

–       Cuando actuaste contra el Amor, te heriste a ti misma…

Grandioso, era una aclaración, pero eso NO mejoraba el asunto.

Revisé mentalmente todo lo que había sucedido y recordé algunas enseñanzas que había recibido.

Pensé: «Por eso Jesús dice que todo lo hagamos en el bien. El simple deseo o la expresión de malos pensamientos hacia los demás, se convierten en realidad porque la Presencia de Dios en nosotros, les da un PODER descomunal.»

«Por eso Satanás influye tanto en que siempre estemos llenos de rencor, de sentirnos superiores y de Odio, PARA QUE MALDIGAMOS Y BLASFEMEMOS.»

Cuando actuamos así, nos convertimos en Generadores de Maldad.Entonces Jesús me introdujo en su Corazón e hizo que viera mi última confrontación con Satanás a través de Él. Era como David y Goliath, pero al revés…

Yo era Goliath e hice con Satanás un puré de papas.

Y de manera increíble sentí una inmensa compasión por Satanás.

Estuve contemplando el Infinito Sufrimiento que lo invade por haber perdido a Dios y ESO es lo que lo impulsa a actuar con un Odio mortal contra nosotros.

Nos tiene una Envidia Feróz, porque nosotros SÍ tenemos la Promesa de regresar al Cielo. Y por eso emplea todos sus recursos, para IMPEDIR que lo logremos.

Al mismo tiempo pude ver mi Gran Pecado contra el Amor en esta situación tan particular, cuando estaba cumpliendo mi misión de apóstol…

Mientras yo creía que NO me había apartado del Bien.

Recuerdo que reflexioné:

«Grandioso. ¿Entonces NADIE…?  ¿Quién puede ser santo delante de Dios?»  Suspiré con desaliento y una vez más acepté mi realidad:

«Soy una pecadora en rehabilitación, que la mayoría de las veces por mis actitudes, estoy en el suelo caída.»

«PERO DIOS ME AMA ASÍ COMO SOY

Y esta verdad me dio fuerzas para continuar por el Sendero que Dios me había marcado…

Nunca olvidar esto, me ha ayudado a seguir caminando por El Camino de la Cruz.

En aquel momento, sólo le pregunté a Jesús:

–        ¿Y ahora qué hago?

Jesús me miró cómo sólo Él puede hacerlo, cuando espera algo grande de nosotros…Y contestó:

–         Piensa. Tú SABES lo que deberías hacer…

Yo suspiré y dije:

–         Está bien mi Señor. Después que lo haga te llamaré…

Todo estaba condicionado al Amor al Prójimo, al que había violentado.

Estuve meditándolo un par de horas y finalmente tomé una resolución.

Prendí mi cirio pascual, recé mi Rosario a la Virgen María y las Oraciones de mi devoción diaria, además de mi devoción particular a la Preciosísima Sangre.

Y luego hice la invocación que jamás pensé que algún día haría:

Invoqué tres veces a Satanás.  Se presentó renuente y altanero.

Me preguntó:

–       ¿Qué Quieres?

Le contesté muy seria y sin altivéz:

–          Pedirte perdón.

Levantó su rostro con un gran desplante de arrogancia, me miró con una airada expresión de sorprendido desprecio por mi atrevimiento, que lo obligó presentarse ante mí…

Y replicó con una gran furia contenida:

–          Sabes que NO puedo dártelo.

Yo le respondí calmadamente y poniendo énfasis en la primera frase:

–         ESE, ES TU PROBLEMA. Sabes que yo te estoy hablando sin soberbia. Lamento mucho haberte lastimado con mi prepotencia y con mi ira. En este momento te quito todo el Castigo que te infligí. Ya NO QUIERO ser causante de tu sufrimiento…

Él me miraba con sorpresa y sin disimular su asombro…

Y yo proseguí:

–        Y junto contigo, se lo quito a Todos los de tus Huestes Infernales. Pero TE ADVIERTO una cosa…

Soy mujer y por lo tanto muy poco predecible.Al hacer esto NO significa que te estoy presentando bandera blanca de rendición y tampoco significa que eres intocable e invencible…

El Amor que siento por mi Señor y mi Dios, me ha hecho reflexionar y…Esto NO es una Tregua. Te lo advierto: Voy a ser tu peor Contrincante.

Si te vuelves a atravesar en mi camino y NO estoy estoy en mis mejores momentos, NO te garantizo que NO te cause algo peor.» 

Se paralizó completamente, por lo que consideró una audacia inconcebible y que su rostro delató sin que pudiera evitarlo.

Entonces fue mi turno de mostrarme con la dignidad que tomaba mi madre, cuando de ejercer la autoridad ancestral de la familia lo requería…

Y levantando la barbilla le dije muy solemne:

–     Las mujeres somos hormonales, ¿Sabes? Y yo NO tengo problemas de orgullo para pedir perdón.  

Lo único que puedo asegurarte, es que cada que te metas conmigo, te voy a hacer llorar.Y ya puedes juntarte con los demás hombres en la cantina, a llorar por las penas causadas por una mujer, porque una cosa SI te prometo:

VOY A SER TU MÁS GRANDE PESADILLA.

Y ya lárgate. Ésta entrevista ha terminado.»

Sin esperar respuesta, le dí la espalda, me acerqué a la estatuilla de la Virgen de Guadalupe que señoreaba en mi habitación y levantando los brazos… Empecé a alabar a la Virgencita.

Luego me postré en el piso, ante el crucifijo de la Santísima Trinidad; le pedí perdón al Señor por las faltas que cometí también contra Él…

Y proseguí con mi vida cotidiana.

Desde aquel día, tomé la determinación de que para jamás equivocarme otra vez, en cualquier situación y bajo cualquier circunstancia, la pregunta más sabia, SIEMPRE es:

«Y ahora mi Señor, ¿CUÁL ES TU VOLUNTAD? ¿QUÉ ES LO QUE QUIERES QUE HAGA?» Y Obedecerlo inmediatamente…

Estos artículos debieron ser publicados a principios del mes de Octubre de este año que agoniza.

Porque había que trasmitirles algunas enseñanzas sobre el Halloween.  Pero últimamente Satanás ha utilizado para atacarme, a sus esbirros humanos. Todos los angélicos parecen haberse esfumado. 

Está usando a los humanos, para esconder su Cobardía y su Odio Mortal. Porque los UTILIZA como escudos y como armas. Si me defiendo a la manera usual, estaré atacando a mis hermanos satanistas y violaría el Mandamiento del Amor. 

Igualmente si los ataco directamente, con las mismas armas que utilizan ellos…

Y esto es lo que Satanás desearía.

Con la mitad de mi vida lidiando con él, también he aprendido a conocerlo un poco… Tal vez piensa que de esta forma me anula, al usarlos como escudos y como armas simultáneamente.

 También en el Mundo Físico actúa igual…   

El Estado Islámico es la proyección humana, de su perversión y su crueldad. Esta estrategia la usa para consumar la confrontación y aumentar el Odio, con el que destruye a los seres humanos a los que desprecia tanto…

Y así lastima al Dios que de otra manera, le es imposible alcanzar. 

Hice una Oración Especial el 23 de Octubre y en la Noche de Halloween…

Me visitaron algunos espíritus humanos y me dieron una paliza, que casi me mandó al hospital.

Esto para mí, fue la Señal de que lo que pedí, para el Infierno fue devastador. Porque la agresión física es el máximo despliegue de la impotencia satánica.

Después de terminado el episodio que me dejó bastante maltrecha, le pregunté a mi Ángel de la Guarda:

–       ¿ Y puedo saber en dónde estabas tú?

Él me respondió:

–       ¡¡Defendiéndote!!

Conociendo la capacidad y el poder de las Fuerzas Malignas, estoy plenamente consciente de que sin la Protección Divina, no estaría relatando esto.

Porque nuestras pruebas jamás son superiores a nuestra capacidad para soportarlas…

Me fracturaron algunas costillas, me dejaron como si un auto me hubiese atropellado y arrastrado un centenar de metros sobre el pavimento.

Durante tres semanas, una de mis hermanas fué mi enfermera, ayudándome en muchas cosas por las que no podía valerme por mí misma.

Han pasado cinco semanas desde el ataque y ya casi me recuperé, aunque NO por completo… 

Con todos estos combates, lo único que he aprendido, es que la Soberbia también deja sordos y ciegos a quienes la padecen…

Pues Satanás me preguntó que si estaba dispuesta a rendirme.

Y yo le contesté:

–       «El que te portes como cualquier macho cobarde, haciendo uso de la fuerza física para amedrentarme, lo único que me demuestra es que la impotencia, también puede volver idiotas a los genios. ¡Mátame! Yo no te tengo miedo. Será interesante descubrir cómo tus lágrimas, serán el mejor monumento para mi último aliento de vida.

Me postraste en esta cama y espera a ver como mi respuesta en este round, te demostrará cómo TAMBIÉN ACABAS DE PERDERLO…»

Increíblemente despues de cada batalla, mi voluntad se fortalece más, en seguir combatiendo hasta la muerte.

Y soy tan implacable como él: sólo pienso en darle una paliza que le demuestre, cómo mi Señor Único y Trino lo Vence una y otra vez…  Mi respuesta en esta ocasión, fue que uní todos mis sufrimientos a los de Jesús en el Calvario y los ofrecí por las almas de los satanistas.

También los consagré al Inmaculado Corazón de María… para que fuesen salvados.

De esta forma mi aparente derrota, Dios la convirtió en una aplastante victoria. Porque sé que eso es lo que más destruye los planes de Lucifer.

Y ahora estoy segura que NO voy a sentirme mal, por haber hecho algo mezquino. Pues estoy en concordancia con los planes de mi Señor Único y Trino.

Porque al ser Generadores de Amor, es cuando alegramos el Corazón de nuestro Padre.

Ahora ya tengo muy claro, lo que quiso decir Jesús con eso de que las batallas con Él se ganan perdiendo. 

Me sentí muy feliz al constatar que Dios había escuchado mi Oración.

La Reacción de Satanás fué mi mejor indicativo.

Esto me llenó de felicidad y me reanimó, para seguir con mi Batalla.

Cuando podemos paladear la dicha de gozar la Presencia y el Amor del Señor Único y Trino;

Las incomodidades y molestias que provoca Satanás, vale la pena soportarlas. Así que hermanitos amados, los convoco a que NO PIERDAN A JESÚS por las posesiones materiales. Yo las gocé todas. No valen la pena. 

Cuando nacemos, venimos sin nada…

Y cuando morimos debemos dejarlas.

Lo importante es prepararnos para ese momento crucial...

Y que NO estemos apegados a nada…

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