C1 MORIR AMANDO 228 min read

LA BESTIA SEMEJANTE A UN CORDERO

“Hijos predilectos, hoy recordáis mi segunda aparición, ocurrida en la pobre Cova de Iria en Fátima, el 13 de junio de 1917.

Ya entonces os predije lo que estáis viviendo en estos tiempos.

Os anuncié la gran lucha entre Yo, la Mujer vestida del Sol, y el enorme Dragón Rojo que ha llevado a la humanidad a vivir sin Dios.

Os predije también el astuto y tenebroso trabajo realizado por la Masonería, para alejaros de la observancia de la Ley de Dios y haceros de ese modo víctimas de los pecados y de los vicios.

Sobre todo, como Madre, os he querido advertir de los grandes peligros que hoy amenazan a la Iglesia, a causa de los muchos y diabólicos ataques que se llevan a cabo contra Ella para destruirla.

Para alcanzar este fin, a la bestia negra que sube del mar, acude en ayuda, desde la tierra, una bestia que tiene dos cuernos, semejantes a los de un cordero.

El cordero, en la Sagrada Escritura, siempre ha sido el símbolo del sacrificio. En la noche del Éxodo, es sacrificado un cordero y, con su sangre, son rociados el dintel y las jambas de las casas de los hebreos, para sustraerlos al castigo que, en cambio, alcanza a todos los egipcios.

La Pascua hebrea recuerda este hecho cada año con la inmolación de un cordero, que es sacrificado y consumido.

Sobre el Calvario, Jesucristo se inmola por la redención de la humanidad, se hace Él mismo nuestra Pascua y se convierte en el verdadero Cordero de Dios que quita todos los pecados del mundo.

La bestia tiene en la cabeza dos cuernos semejantes a los del cordero.

Al símbolo del sacrificio está íntimamente unido el del Sacerdocio: los dos cuernos. Un cubrecabeza con dos cuernos llevaba el Sumo sacerdote del Antiguo Testamento.

La Mitra, con dos cuernos, llevan los Obispos de la Iglesia, para indicar la plenitud de su Sacerdocio.

La bestia negra semejante a una pantera indica la Masonería; la bestia con dos cuernos, semejante a un cordero, indica la Masonería infiltrada dentro de la Iglesia,

Es decir la masonería Eclesiástica, que se ha difundido sobre todo entre los miembros de la Jerarquía.

Esta infiltración masónica dentro de la Iglesia, ya os ha sido predicha por Mí en Fátima, cuando os anuncié que Satanás se introduciría hasta el vértice de la Iglesia.

Si el objetivo de la masonería es el de conducir a las almas a la perdición, llevándolas al culto de falsas divinidades, el fin de la masonería eclesiástica, en cambio, es el de destruir a Cristo y a su Iglesia, construyendo un nuevo ídolo, es decir, un falso Cristo y una falsa Iglesia.

–Jesucristo es el Hijo del Dios Viviente, es el Verbo Encarnado, es Verdadero Dios y Verdadero Hombre, puesto que une en su Persona divina la naturaleza humana y la naturaleza divina.

–Jesús, en el Evangelio, ha dado de sí mismo la más completa definición, diciendo ser la Verdad, el Camino y la Vida.

–Jesús es la Verdad, porque nos revela al Padre, nos dice su Palabra definitiva, lleva a su perfecto cumplimiento toda la Revelación Divina.

–Jesús es la Vida, porque nos da la misma vida divina con la Gracia merecida por Él con la Redención, e instituye los Sacramentos como medios eficaces que comunican la Gracia.

Jesús es el Camino, que conduce al Padre por medio del Evangelio que nos ha dado como camino a recorrer para alcanzar la salvación. 

Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria…

Jesús es Verdad, porque es Él –Palabra viviente– fuente y sello de toda la Revelación Divina.

Entonces la masonería eclesiástica obra para obscurecer su Divina Palabra, por medio de interpretaciones naturales y racionales…

Y con el pretexto de volverla más comprensiva y aceptada, la vacía de todo contenido sobrenatural.

Así es como se difunden los errores por todas partes dentro de la misma Iglesia Católica.

A causa de la difusión de estos errores, hoy muchos se alejan de la verdadera Fe, volviendo realidad la profecía que os ha sido hecha por Mí en Fátima:

Vendrán tiempos en los que muchos perderán la verdadera Fe.

La pérdida de la Fe es apostasía.

La masonería eclesiástica actúa de una manera astuta y diabólica, para conducir a todos a la apostasía.

Jesús es Vida porque da la Gracia.

La masonería eclesiástica tiene como propósito justificar el pecado, presentarlo no ya como un mal, sino como un valor y un bien.

Por lo cual se aconseja realizarlo como un modo de satisfacer las exigencias de la propia naturaleza, destruyendo la raíz de la cual podría nacer el arrepentimiento y se dice que ya no es necesario confesarlo.

Fruto pernicioso de este maldito cáncer, que se ha difundido por toda la Iglesia, es la desaparición, en todas partes, de la confesión individual.

Las almas son llevadas a vivir en el pecado, rechazando el Don de la vida que Jesús nos ha ofrecido.

Jesús es el camino que conduce al Padre por medio del Evangelio.

La masonería eclesiástica favorece la exégesis que dan de él interpretaciones racionalistas y naturales, por medio de la aplicación de los varios géneros literarios, de manera que el mismo queda lacerado en todas sus partes.

Al final se llega a negar la realidad histórica de los milagros y de Su resurrección y se pone en duda la divinidad misma de Jesús y su Misión Salvífica.

Después de haber destruido al Cristo histórico, la bestia con dos cuernos, semejante a un cordero, trata de destruir al Cristo Místico que es la Iglesia.

La Iglesia instituida por Cristo es una sola: la Santa, Católica, Apostólica, Una, fundada sobre Pedro.

Como Jesús, también la Iglesia fundada por Él, que constituye su Cuerpo Místico, es verdad, vida y camino.

La Iglesia es verdad porque a Ella sola Jesús ha confiado la custodia, en su integridad, de todo el depósito de la Fe.

Lo ha confiado a la Iglesia Jerárquica, es decir,al Papa y a los Obispos unidos a Él.

La masonería eclesiástica trata de destruir esta realidad con el falso ecumenismo, que lleva a la aceptación de todas las Iglesias cristianas, afirmando que cada una de ellas posee una parte de la verdad.

Cultiva el designio de fundar una Iglesia ecuménica universal formada por la fusión de todas las confesiones cristianas, entre las cuales estaría la Iglesia Católica.

La Iglesia es vida porque da la Gracia y Ella sola posee los medios eficaces de la Gracia, que son los siete Sacramentos.

Es vida especialmente porque a Ella sola ha sido dado el poder de generar la Eucaristía, por medio del Sacerdocio Ministerial y Jerárquico.

En la Eucaristía Jesucristo está realmente presente con su Cuerpo Glorioso y su Divinidad.

Entonces la masonería eclesiástica trata de atacar, de muchas maneras engañosas, la piedad eclesial hacia el Sacramento de la Eucaristía.

De ésta, sólo valoriza el aspecto de la Cena, tiende a minimizar su valor sacrificial, trata de negar la presencia personal y real de Jesús en las Hostias Consagradas.

Por esto se han ido suprimiendo gradualmente todos los signos externos que son indicativos de la fe en la presencia real de Jesús en la Eucaristía, como las genuflexiones, las horas de adoración pública, la santa costumbre de rodear el tabernáculo con luces y flores.

 

La Iglesia es camino porque conduce al Padre, por medio del Hijo, en el Espíritu Santo, por el camino de la perfecta unidad.

Como el Padre y el Hijo son uno, así debéis ser una sola cosa entre vosotros.

Jesús ha querido que Su Iglesia sea signo e instrumento de la unidad de todo el género humano.

La Iglesia logra estar unida porque ha sido fundada sobre la piedra angular de su unidad: Pedro y el Papa que sucede al carisma de Pedro.

Entonces la masonería eclesiástica trata de destruir el fundamento de la unidad de la Iglesia con el ataque astuto e insidioso contra el Papa.

Ella urde las tramas del disentimiento y de la contestación al Papa; sostiene y premia a aquellos que lo vilipendian y lo desobedecen; propaga las críticas y las oposiciones de Obispos y teólogos.

De esta manera se demuele el fundamento mismo de su unidad y así la Iglesia es cada vez más lacerada y dividida.

Hijos predilectos, os he invitado a consagraros a mi Corazón Inmaculado y a entrar en este mi refugio maternal, sobre todo para ser preservados y defendidos contra esta terrible insidia.

Por esto en el acto de consagración de mi Movimiento Yo os he solicitado renunciar a toda aspiración a “hacer carrera”.

Así podéis sustraeros a la más peligrosa y fuerte insidia usada por la masonería, para asociar a su secta secreta a tantos hijos míos predilectos.

Os llevo a un gran amor a Jesús Verdad, haciéndoos valientes testimonios de fe; a Jesús Vida, llevándoos a una gran santidad; a Jesús Camino, pidiéndoos ser en la vida sólo Evangelio vivido y anunciado al pie de la letra.

Luego os conduzco a un gran amor a la Iglesia.

–Os hago amar a la Iglesia–verdad, haciéndoos fuertes anunciadores de todas las verdades de la fe católica, mientras os oponéis, con fuerza y coraje a todos los errores.

–Os hago Ministros de la Iglesia–vida, ayudándoos a ser Sacerdotes fieles y santos. Estad siempre disponibles a las necesidades de las almas, prestaos con generosa abnegación al ministerio de la Reconciliación y sed llamas ardientes de amor y de celo hacia Jesús presente en la Eucaristía.

Que en vuestras iglesias se vuelva a tener con frecuencia la hora de pública Adoración y reparación al Santísimo Sacramento del altar.

–Os transformo en testimonio de la Iglesia–camino, y os hago instrumentos preciosos de su unidad. Por esto os he dado, como segundo compromiso de mi Movimiento, una particular unidad con el Papa.

Por medio de vuestro amor y de vuestra fidelidad, el designio divino de la perfecta Unidad de la Iglesia volverá a resplandecer en todo su esplendor.

De ese modo, a la tenebrosa fuerza que hoy ejerce la masonería eclesiástica para destruir a Cristo y a su Iglesia,

Yo opongo el fuerte esplendor de mi ejército sacerdotal y fiel, para que Cristo sea amado por todos, escuchado y seguido, y su Iglesia sea cada vez más amada, defendida y santificada.

Sobre todo en esto resplandece la victoria de la Mujer vestida del Sol y mi Corazón Inmaculado tiene su más luminoso triunfo.”

EL NÚMERO DE LA BESTIA: 666

“Hijos predilectos, comprended ahora el designio de vuestra Madre Celeste, la Mujer vestida del Sol, que combate, con su ejército, en la gran lucha contra todas las fuerzas del mal,para obtener su victoria, en la perfecta glorificación de la Santísima Trinidad.

Combatid Conmigo, pequeños hijos, contra el Dragón, que trata de llevar a toda la humanidad contra Dios.

Combatid Conmigo, pequeños hijos, contra la Bestia Negra, la masonería, que quiere conducir las almas a la perdición.

Combatid Conmigo, pequeños hijos, contra la bestia semejante a un cordero, la masonería infiltrada dentro de la vida eclesial, para destruir a Cristo y a su iglesia.

Para lograr este objetivo ella quiere construir un nuevo ídolo, es decir, un falso Cristo y una falsa Iglesia.

La masonería eclesiástica recibe órdenes y poder de las varias logias masónicas y actúa para conducir secretamente a todos a formar parte de estas sectas secretas.

Así pues, solicita a los ambiciosos con la perspectiva de fáciles carreras; colma de bienes a los hambrientos de dinero; ayuda a sus miembros a sobresalir y a ocupar los puestos más importantes,

mientras de una manera disimulada, pero, decidida, margina a todos aquellos que se niegan a participar en sus planes.

En efecto, la bestia semejante a un cordero ejercita todo el poder de la primera bestia en su presencia y obliga a la tierra y a sus habitantes a adorar a la primera bestia.

Sin rodeos, la masonería eclesiástica llega hasta construir una estatua en honor de la bestia y obliga a todos a adorar esta estatua.

–Pero según el primer mandamiento de la Santa Ley del Señor, sólo DIOS debe ser adorado y a Él sólo se debe tributar toda forma de culto.

Entonces se sustituye a DIOS por un ídolo poderoso, fuerte, dominador. Un ídolo tan poderoso como para dar muerte a todos aquellos que no adoren la estatua de la bestia.

Un ídolo tan fuerte y dominador que hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, reciban una marca sobre la mano derecha o en la frente,

de manera que ninguno pueda comprar o vender sin tener esa marca, es decir, el nombre de la bestia o el número de su nombre.

Este gran ídolo, construido para ser adorado y servido por todos, como ya os he revelado en el mensaje precedente, es un falso Cristo y una falsa Iglesia.

Pero, ¿Cuál es su nombre?

–En el capítulo 13 del Apocalipsis está escrito: “Aquí se requiere sabiduría. El que tiene inteligencia calcule el número de la bestia; este número representa la cifra de un hombre. Tal cifra es 666 (seiscientos sesenta y seis)”.

Con la inteligencia, iluminada por la luz de la Divina Sabiduría, se logra descifrar del número 666 el nombre de un hombre y este nombre, indicado por tal número, es el del Anticristo.

LUCIFER, LA SERPIENTE ANTIGUA, EL DIABLO O SATANÁS, EL DRAGÓN ROJO,

SE VUELVE, EN ESTOS ÚLTIMOS TIEMPOS, EL ANTICRISTO.

El Apóstol San Juan ya afirmaba que cualquiera que negara que Jesucristo es Dios, es el Anticristo.

La estatua o el ídolo construido en honor de la bestia para ser adorado por todos los hombres, es el Anticristo.

Calculad ahora su número 666, para comprender cómo indica el nombre de un hombre.

El número 333 indica la Divinidad.

Lucifer se rebela contra Dios por soberbia, porque quiere ponerse por encima de Dios.

El 333 es el número que indica el misterio de Dios. Aquél que quiere ponerse por encima de Dios lleva el signo de 666.

Por lo tanto este número indica el nombre de Lucifer, Satanás, es decir, de aquel que se pone contra Cristo, del Anticristo.

El 333 indicado una vez, es decir por 1, expresa el misterio de la Unidad de Dios.

El 333 indicado dos veces, es decir por 2, indica las dos naturalezas, la divina y la humana, unidas en la Persona Divina de Jesucristo.

El 333 indicado por tres veces, es decir por 3, indica el misterio de las Tres Personas Divinas, o sea, expresa el misterio de la Santísima Trinidad.

Entonces el número 333 enunciado una, dos o tres veces, expresa los Misterios principales de la Fe Católica, que son:

1º) la Unidad y la Trinidad de Dios.

2º) La Encarnación, la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Si el 333 es el número que indica la Divinidad, aquel que quiere ponerse por encima del mismo Dios es indicado con el número 666.

El 666 enunciado una vez, es decir por 1, expresa el año 666 seiscientos sesenta y seis. 

En este período histórico el Anticristo se manifiesta a través del fenómeno del Islam, que niega directamente el misterio de la Divina Trinidad y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.

El islamismo, con su fuerza militar, se desencadena por doquier, destruyendo todas las antiguas comunidades cristianas, invade Europa y sólo por una intervención maternal y extraordinaria Mía,

solicitada fuertemente por el Santo Padre, no logra destruir completamente la Cristiandad.

El 666 indicado dos veces, es decir por 2, expresa el año 1332, mil trescientos treinta y dos.

En este período de tiempo histórico el Anticristo se manifiesta con un radical ataque a la Fe en la Palabra de Dios.

A través de los filósofos, que comenzaron a dar exclusivo valor a la ciencia y luego a la razón, se tiende gradualmente a constituir como único criterio de verdad a la sola inteligencia humana.

Nacen los grandes errores filosóficos que se prolongan a través de los siglos hasta vuestros días.

La importancia exagerada dada a la razón, como criterio exclusivo de verdad, lleva necesariamente a la destrucción de la fe en la Palabra de Dios.

En efecto, con la reforma protestante se rechaza la Tradición como fuente de la Divina Revelación, y se acepta sólo la Sagrada Escritura.

Pero también ésta debe ser interpretada por medio de la razón, y se rechaza obstinadamente el Magisterio auténtico de la Iglesia Jerárquica, a quien Cristo ha confiado la custodia del depósito de la Fe.

Cada uno es libre para leer y para comprender la Sagrada Escritura, según su personal interpretación.

De esta manerala Fe en la Palabra de Dios es destruida. 

Obra del Anticristo, en este período histórico, es la división de la Iglesia, la consiguiente formación de nuevas y numerosas confesiones cristianas, que gradualmente son impulsadas a una pérdida creciente de la verdadera Fe en la Palabra de Dios.

El 666 enunciado 3 veces, es decir por 3, expresa el año 1998, mil novecientos noventa y ocho.

En este período histórico, la masonería, ayudada por la eclesiástica, logrará su gran objetivo: construir un ídolo para ponerlo en lugar de Cristo y de su Iglesia.

Un falso Cristo y una falsa Iglesia. Por lo tanto, la estatua construida en honor de la primera bestia, para ser adorada por todos los habitantes de la tierra y que marcará con su sello a todos aquellos que quieran comprar o vender, es la del Anticristo.

Habréis llegado así al vértice de la purificación, de la gran tribulación y de la apostasía.

La apostasía será entonces generalizada porque casi todos seguirán al falso Cristo y a la falsa Iglesia.

¡Entonces será abierta la puerta para la aparición del hombre o de la persona misma del Anticristo!

He aquí, hijos predilectos, por qué os he querido iluminar sobre las páginas del Apocalipsis, que se refieren a los tiempos que vivís. 

Para prepararos Conmigo a la parte más dolorosa y decisiva de la gran lucha que se está combatiendo entre vuestra Madre Celeste y todas las fuerzas del Mal que se han desencadenado.

¡Valor! Sed fuertes, mis pequeños niños. A vosotros corresponde la misión, en estos años difíciles, de permanecer fieles a Cristo y a su Iglesia, soportando hostilidad, luchas y persecuciones.

Pero sois parte preciosa de la pequeña grey, que tiene la misión de combatir y de vencer al fin a la poderosa fuerza del Anticristo.

Os formo, os defiendo y os bendigo a todos.”

Ejercicios Espirituales bajo forma de Cenáculo con Sacerdotes del M.S.M. de América y Europa

Poseed el testimonio de Jesús

“Hijos predilectos, con qué amor os miro y cuánto consuela a mi Corazón dolorido este vuestro continuo Cenáculo, que reproduce aquí la realidad del de Jerusalén.

Os recogéis en oración continua, intensa, hecha Conmigo.

Cuán grata me resulta la Liturgia de las Horas, el Rosario entero que recitáis, la Adoración Eucarística, la solemne concelebración de la Misa, que forma el corazón de todo el Cenáculo.

Os reunís como hermanos que se aman, se ayudan, para llevar juntos el peso de las dificultades que encontráis.

Renováis cada día vuestro acto de consagración a mi Corazón Inmaculado, en diversas lenguas, y así os unís realmente a todos vuestros hermanos de mi Movimiento que se encuentran esparcidos por todas las partes del mundo. Vosotros formáis parte de mi ejército.

Sois porción preciosa de mi maternal herencia.

Poseed el testimonio de Jesús y observad los Mandamientos de Dios.

Satanás se desencadena contra vosotros porque formáis mi talón, es decir, la parte más débil y frágil de Mí misma y porque sois mi progenie.

Así hoy, os insidia fuertemente y se desencadena contra vosotros con toda clase de tentaciones y de persecuciones.

Permaneced serenos. Tened confianza en Mí.

Éstos son los tiempos de la Batalla y debéis combatir por mi Victoria.

Por eso hoy os invito a todos a poseer el testimonio de Jesús.

Poseed el testimonio de Jesús en estos tiempos de la purificación, para andar por el camino de la fidelidad a Cristo y a su Iglesia y de una creciente santidad.

Entonces así permanecéis en la seguridad y en la paz, en la confianza y en el filial abandono en Mí.

Poseed el testimonio de Jesús en estos tiempos de la apostasía, para ser fuertes y valientes testimonios de fe.

Para esto os invito a estar cada vez más unidos al Papa, a sostenerlo con vuestra oración y vuestro amor, a acoger y difundir su Magisterio: indicaréis así a las almas el camino seguro a seguir para permanecer en la verdadera Fe.

Conservad el testimonio de Jesús en estos tiempos de la Gran Tribulación.

Han llegado los días predichos por el Evangelio y por el Apocalipsis. Las fuerzas del mal, unidas al poder de quien se opone a Cristo harán grandes prodigios en el cielo y sobre la tierra, hasta seducir a gran parte de la humanidad.

Permaneced firmes en vuestro heroico testimonio de Jesús y combatid Conmigo contra la fuerza poderosa de aquel que se manifiesta como el enemigo de Cristo.

Al final, podréis contemplar con alegría mi gran victoria en el glorioso triunfo de Cristo.

Os bendigo a todos, con vuestros seres queridos,las almas que os han sido confiadas, vuestro ministerio sacerdotal, y acojo entre mis manos todas las intenciones de bien que lleváis en el corazón.”

Aquí debe mostrarse la constancia de los santos

“Hoy miradme a Mí, vuestra Madre Celeste, en el esplendor de mi Cuerpo Glorioso, elevado con mi alma a la Gloria del Paraíso.

SOY LA MUJER VESTIDA DEL SOL

Soy vuestra Celestial Capitana. Soy la Reina de todos los Santos.

Dirigid vuestra mirada a Mí como signo de segura esperanza y de consolación, en estos tiempos de la Purificación, de la Apostasía, y de la Gran Tribulación.

Han llegado los tiempos de la lucha y de la mayor conquista por parte del Dragón, de la Bestia que viene de la tierra y de la Bestia que viene del mar.

Son por tanto los tiempos en los que se construye una civilización sin Dios y se conduce a toda la humanidad a vivir sin Él.

Son los tiempos en que Satanás y las fuerzas diabólicas se hacen adorar por un número cada vez mayor de hombres y así se vuelve más vasta la difusión del culto satánico, de las sectas y de las misas negras.

Son los tiempos en los que se construye un ídolo para poner en lugar del verdadero Dios y de la verdadera Iglesia, Y este ídolo es un falso Cristo y una falsa Iglesia.

Son los tiempos en los que todos aquellos que sigan a este ídolo serán marcados con su sello en la frente y sobre la mano.

MARTIRES DEL SIGLO XXI

Son los tiempos en los que los fieles seguidores del Cordero serán sometidos a marginaciones, a persecuciones, a prisiones y a la muerte.

Por lo tanto son los tiempos de vuestra constancia. Aquí debe mostrarse la constancia de los santos.

Aquí debe mostrarse la constancia de aquellos que pertenecen al Señor, ponen en práctica los mandamientos de Dios y permanecen fieles a Jesús.

Aquí debe mostrarse la constancia de aquellos que serán perseguidos y conducidos al martirio, porque son bienaventurados aquellos que mueren en el Señor, encuentran reposo de sus fatigas y el bien que han hecho los acompaña.

Aquí debe mostrarse la constancia de aquellos que no adoran a la Bestia y no se dejarán marcar con su diabólico sello.

En cambio, aquellos que adorarán a la Bestia y a su estatua y recibirán su marca en la frente o en la mano, beberán el vino de la ira de Dios, vertido en el cáliz de su terrible castigo, y serán torturados en la presencia del Cordero y de los Ángeles santos con fuego y azufre.

Aquí debe mostrarse la constancia de aquellos que llevan escrito en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre, porque no han traicionado a su Dios y en su hablar nunca ha habido una mentira y siguen al Cordero dondequiera que vaya.

Aquí debe mostrarse la constancia de todos mis pequeños niños que Yo llamo a consagrarse a mi Corazón Inmaculado, para vivir Conmigo los momentos conclusivos de la batalla y de la caída de Babilonia,

cuando la viña de la tierra sea vendimiada y los racimos sean arrojados al tonel del prensado, que representa el Gran Castigo de Dios.

Por eso hoy os invito a todos a dirigir vuestra mirada a Mí, vuestra Madre Celeste, en el esplendor de mi Cuerpo Glorioso, para que mi luz os ilumine, mi Corazón Inmaculado os recoja,

mi amor maternal os sostenga para ser, en estos tiempos, valientes testimonios de constancia frente a la Iglesia y a toda la humanidad.”

LA MARCA EN LA FRENTE Y EN LA MANO

Vosotros sois los pequeños niños de vuestra Madre Niña. Sois parte de mi progenie y pieza clave de mi designio victorioso.

Formáis una corona preciosa de pureza, de amor y de humildad en torno a la cuna en la que Yo estoy recostada.

Dejaos nutrir y formar por Mí; dejaos conducir con docilidad por Mí; dejaos marcar por Mí con mi sello maternal.

Éstos son los tiempos en que los seguidores de aquél que se opone a Cristo son sellados con la marca en la frente y sobre la mano.

–La marca en la frente y en la mano es expresión de una total dependencia de quien es marcado por este signo.

El signo significa a aquél que es enemigo de Cristo, es decir, el Anticristo, y su marca cuando es impresa significa la completa pertenencia de la persona signada al ejército de aquél que se opone a Cristo y lucha contra su Divino y Real Dominio.

La marca es impresa en la frente y en la mano.

La frente indica la inteligencia, porque la mente es la sede de la razón humana.

La mano expresa la actividad humana, porque es con sus manos que el hombre actúa y trabaja.

Por lo tanto, es la persona la que es marcada con el sello del Anticristo en su inteligencia y en su voluntad.

Quien permite ser señalado con la marca en la frente es conducido a acoger la doctrina de la negación de Dios, del rechazo de su Ley, del ateísmo, que en estos tiempos, es cada vez más difundido y propagado.

Y así, es impulsado a seguir las ideologías hoy de moda y a hacerse propagador de todos los errores.

Quien permite ser señalado con la marca en la mano es obligado a actuar de una manera autónoma e independiente de Dios, ordenando la propia actividad a la búsqueda de bienes solamente materiales y terrenos.

De ese modo sustrae su acción al designio del Padre, que quiere iluminarla y sostenerla con su Divina Providencia;

al amor del Hijo, que hace de la fatiga humana un medio precioso para su misma redención y santificación; al poder del Espíritu Santo que actúa por doquier para renovar interiormente a cada criatura.

Quien es marcado en la mano trabaja sólo para sí mismo, para acumular bienes materiales; hace del dinero su dios y acaba siendo víctima del materialismo.

Quien es marcado en la mano obra solo para la satisfacción de los propios sentidos, para buscar el bienestar y el placer, para dar plena satisfacción a todas sus pasiones, especialmente a la de la impureza, y se hace víctima del hedonismo.

Quien es señalado con la marca en la mano hace de su propio yo el centro de todo su obrar, mira a los demás como objetos para usar y explotar para provecho propio y se hace víctima del egoísmo desenfrenado y de la falta de amor.

Si mi Adversario marca con su sello a todos sus secuaces, ha llegado el tiempo en que también Yo, vuestra Celeste Capitana, marco con mi sello maternal a todos aquellos que se han consagrado a mi Corazón Inmaculado y forman parte de mi ejército.

Imprimo en vuestra frente mi sello son el Signo Santísimo de la Cruz de mi Hijo Jesús.

Crucifícame Señor Mío y Dios mío, porque te adoro sobre todas las cosas y SÉLLAME con tu Preciosísima Sangre como propiedad absolutamente tuya.

Así abro la inteligencia humana para acoger su Divina Palabra, amarla, vivirla; os conduzco a confiaros completamente a Jesús que os la ha revelado, y os transformo hoy en valientes testimonios de fe.

A los signados en la frente con la marca blasfema, Yo contrapongo a mis hijos, signados con la Cruz de Jesucristo.

Después ordeno toda vuestra actividad a la perfecta glorificación de la Santísima Trinidad.

Por eso imprimo en vuestra mano mi sello que es el signo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Con el signo del Padre, vuestra actividad humana es ordenada a una perfecta cooperación al designio de su Divina Providencia, que también hoy sigue disponiendo todas las cosas para vuestro bien.

Con el signo del Hijo, cada una de vuestras acciones es injertada profundamente en el misterio de su Divina Redención.

Con el signo del Espíritu Santo, todo vuestro obrar se abre a su poderosa fuerza de santificación, que sopla por todas partes como un fuego potente, para renovar desde los fundamentos a todo el mundo.

Hijos míos predilectos, dejaos marcar todos, en la frente y en la mano con mi sello maternal en este día en el que, recogidos con amor en torno a mi cuna, celebráis la fiesta del Nacimiento terreno de vuestra Madre Celestial.”

 ¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guardame y defiéndeme como a pertenencia y posesión tuya. Amén.

Entonces hoy, os pido a vosotros, hijos consagrados a mi Corazón Inmaculado, todo lo que en este mismo lugar, en mayo de 1917, he pedido a mis tres pequeños niños Lucía, Jacinta y Francisco, a quienes me aparecí.

¿Queréis también vosotros ofreceros como víctimas al Señor, sobre el altar de mi Corazón Inmaculado, por la salvación de todos mis pobres hijos pecadores?

Dadme vuestro Fiat y yo os entregaré como hostia viva y santa, igual que lo hice con el Primer Padre Nuestro cuando mi Hijo Jesucristo nació en Belén.

Os uniré a Jesús y juntos consolaremos el Sacratísimo Corazón tan herido y agraviado, del Altísimo, nuestro Padre y nuestro Dios. Amén

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