CUANDO ABBA PROVEE16 min read

EL EVANGELIO NO ES UNA MENTIRA

La multiplicación de los panes y los peces es uno de los milagros de Jesús quien, con una pequeñísima cantidad de alimento, fue capaz de dar de comer a toda una multitud.

El suceso está contado seis veces en los Evangelios: los cuatro evangelistas describen la primera, en que cinco mil hombres son saciados con cinco panes y dos peces.

Mateo el Apóstol y Marcos, además relatan la segunda en que cuatro mil hombres se alimentan de siete panes y «unos pocos pescados».

La primera multiplicación de los panes puede apreciarse en cuatro textos «paralelos», escrito por cada uno de los cuatro evangelistas.

En el Evangelio de Mateo está en el capítulo 14, versículos 13 a 21. En Marcos: capítulo 6.30-44. En Lucas: capítulo 9, vers. 10-17. En Juan: 6.1-15.

LA PROVIDENCIA DIVINA

Está el caso de un sacerdote jesuita en Texas, en su misión en El Paso, el padre Richard M. Thomas, relata:

Que desde hace más de veinte años había organizado el trabajo misionero a los mexicanos empobrecidos y mexico-americanos.

Dice que él y los que trabajan en la misión han encontrado la multiplicación inexplicable de comida en decenas de ocasiones.

Ha ocurrido en una cárcel que visitan.

Ha ocurrido en el lugar conocido como Rancho del Señor.

Se ha producido con familias pobres que limpian en los vertederos.

 El otoño  fue la última vez que recuerdo. No sabíamos que se estaba multiplicando hasta más tarde, cuando se contó todo.

‍Ellos estaban sirviendo sándwiches de jamón y queso.

La mujer que trajo la comida usó dos barras de pan, envolviendo cada sándwich en una servilleta y sirviéndolos en una clínica.

Había hecho 26 sándwiches. Cuando llegó a la clínica le dio seis o siete sándwiches a los trabajadores voluntarios y luego comenzó a repartirlos a las madres, que estaban allí para obtener la leche para sus hijos.

Yo estaba de pie justo al lado de ella y entonces me dijo que no iban a alcanzar. Pero aún así, 26 madres tomaron sus bocadillos y cuando todo había terminado todavía había bocadillos de sobra.

Cuando estaba conduciendo de regreso a su casa le dio más sándwiches a la gente pobre en la calle.

La mayor parte del tiempo, todo sucedió de manera imperceptible.  

“Es como el florecimiento de una rosa”, dice el sacerdote.

En gran parte es de bajo perfil, no dramático. Me ha pasado varias veces, en diversos lugares, con un número distinto de personas.

En otra ocasión, fuimos a visitar a la cárcel, la semana anterior a la  Pascua.

Estábamos dando a los prisioneros un plato especial de México: budín de pan.

Y como nosotros estábamos dando también afuera, la señora me dijo que no sería suficiente, ya que los presos fuera de las celdas eran 75 u 80.

Los reclusos “iban y venían”, y sin embargo el budín de pan no disminuyó. Tampoco la limonada. Estos presos seguían viniendo y nosotros seguíamos entregando.

Comprendimos que Dios estaba multiplicando budín de pan, dice el padre Thomas.

Todo el mundo tenía un plato con budín de pan y también limonada.

Todos los prisioneros consiguieron toda la limonada que querían.

Esto se prolongó durante media hora.

Y nos dimos cuenta de lo que estaba sucediendo.

Pudimos ver allí la limonada que seguía saliendo.

Luego repartimos también a los policías y guardias, todo lo que querían; que fue más de lo previsto. Después que nadie quería más, se acabó todo.

No es muy dramático. Dios es sutil. Pero no había ninguna duda al respecto. No hay redoble de tambor. – dice el sacerdote.  

SEGUNDO TESTIMONIO

Esto sucedió al padre Dwight Longenecker, un anglicano que se pasó al catolicismo y dice:

Cuando yo era un pastor anglicano joven, vivía en un apartamento con mi hermano menor, yo era un estudiante de teología que vivía por la Fe.

Realmente no tenía dinero y estaba viviendo a salto de mata con lo poco que podía ganar mientras estudiaba.

Todo era muy emocionante, mientras dependíamos de la Providencia  divina y veiámos los pequeños milagros, con los cuales el Señor nos amparaba.

Después que tenía un trabajo, una casa y un sueldo, dejaron de suceder cosas y yo me sentía aburrido. Un día me lamenté con mi hermano…

Así que él dijo: 

–     ¿Por qué no das la mitad de tu dinero? Eso hará que sea interesante”

Repliqué: 

–     Está bien. Vamos a hacerlo.    

 –    Por cierto creo que aumentarán nuestros huéspedes, porque hay más estudiantes que vendrán a vivir aquí.

Empecé a dar la mitad de mi dinero y vivimos con el resto y tenía razón.

En un año mi apartamento estaba lleno de otros seis chicos que vivían con nosotros, en una informal comunidad religiosa.

Rezábamos juntos y hacíamos en trabajo de la iglesia.

Cuando llegaron los empleos a tiempo parcial, contribuyeron a nuestras necesidades financieras.

No le dije a nadie que estaba regalando la mitad de mi sueldo y que lo que había dejado tenía que proporcionar para ocho de nosotros.

Para ayudar a alimentar a todo el mundo, mi hermano se levantaba temprano y horneaba dos panes.

Él fue a la panadería local y compró una gran bolsa de 25 kilos de harina.

Esto fue en Junio.

El panadero estimaba que si mi hermano horneaba dos panes al día, la harina duraría hasta Septiembre.

Y habríamos tenido que usarla para entonces, porque si no lo hacíamos se llenaría de gorgojos.

Con la nueva gente necesitábamos más pan y mi hermano comenzó a hornear tres o incluso cuatro panes al día.

En Diciembre nos dimos cuenta de que la harina no se había agotado.

Duró tres meses más de lo que debería y no tenía gorgojos.

Entonces uno de los chicos tuvo un buen trabajo y él nos ayudaría a comprar la harina cuando la necesitábamos.

¿Experimentamos una multiplicación de alimentos similar a la que tuvo Elías y la viuda? (1 Reyes 17:8-24)

Creo que lo hicimos. Y eso es una de las razones por las que creo en los milagros.

Un milagro es por definición, una suspensión o una excepción a las leyes naturales.

1 de Reyes 17, 15

¿Fue nuestra harina de pan multiplicada milagrosamente?

Bueno, creo que si fue un milagro. Y ¡Gracias a Dios!»

Y la fuente que nos proveyó esta información concluye:

“Tan pronto como lo digo, otros pensamientos preocupantes vienen a la mente. Si se trató de un milagro, ¿Por qué de repente se detuvo?

Si Dios proveyó la harina para el pan nuestro por unos pocos meses, ¿Por qué no hace milagros y detiene las hambrunas?

¿Por qué niños pequeños todavía mueren de hambre?

Respuesta: TENEMOS QUE PONER NUESTRA CARIDAD EN ACCIÓN.

Al final, un milagro es por definición, algo que desafía no sólo nuestras expectativas, sino nuestra lógica.

Los milagros están fuera del dominio de la lógica humana por sí solos.

Ellos son parte de un plan más grande y extraño que no podemos ver. «

Ese plan, y ese reino opera con una lógica que está más allá de nuestra lógica y un razonamiento que es más extraño y más grande que el nuestro.

El problema con los testimonios de oídas, es que NO ACLARAN nuestras dudas y sí aumentan la confusión, cuando NO TENEMOS EL ALMA VIVA, por la experiencia de la conversión.

Porque el Alma viva, contiene al Dios Viviente y Él MISMO nos ayuda a COMPRENDERLO y a agradecer, tanto lo sutil, como lo clamoroso.

¿CÓMO PODEMOS REALIZAR UN MILAGRO DE MULTIPLICACIÓN?

Mi Amada Familia del Cielo:

Después de mi donación y cuando ABBA me convirtió en apóstol, recuerdo MUCHÍSIMAS veces en que mi Señor Jesús me mostró su Bondad y su maravilloso Amor, en diferentes maneras portentosas.

Por principio de cuentas, les suplico que cuando vean funcionar los Carismas del Espíritu Santo, JAMÁS lo atribuyan a mérito propio.

Recuerden que somos templos vivos del Espíritu Santo o sea, una especie de envase que lo Contiene Y ES ÉL, EL QUE HACE TODAS LAS COSAS.

Dios lo hace porque ÉL es Bueno y tiene piedad de nuestra absoluta miseria. Porque si lo hiciera por nuestros méritos, ¡UFFF! el Cielo estaría casi vacío y nosotros jamás veríamos la Gloria de Dios.

En los primeros años, cuando ya experimentaba el Amor de Coparticipación y trabajábamos en diversos ministerios, en el grupo carismático de nuestra parroquia. 

Hacíamos retiros donde el Señor nos tomaba y Él enseñaba a los catecúmenos, que luego entregábamos al párroco y en una Misa,

En una renovación del Sacramento de la CONFIRMACIÓN al estilo Pentecostés, el Espíritu Santo derramaba sus Dones y así aumentaba el Rebaño de Jesús. 

Luego cada uno iba descubriendo sus Talentos y se integraban a los diferentes ministerios, que dos santos sacerdotes pastoreaban y organizaron, para servir al Señor.

Antes de cada retiro ayunábamos y orábamos…

Y JESÚS DECIDÍA quienes iban a ENSEÑAR los diferentes TEMAS a impartir.

Cuando CADA QUIÉN sabíamos nuestra asignatura designada, debíamos aumentar nuestro AYUNO, nuestra ENTREGA y nuestra meditación del EVANGELIO, para saturarnos de las enseñanzas contenidas en la BIBLIA. 

Luego dejábamos que el Señor ACTUARA.

A mí NO ME GUSTABAN las telenovelas en la TV. me parecían una locura barata y melodramática de desperdiciar un tiempo valioso para cosas más interesantes.  

Y en varias ocasiones me sucedió, que mientras Jesús PREDICABA a través mío, me dejaba pasmada con lo que hacía.

En una ocasión, nuestro grupo de oyentes eran de un municipio cercano a la ciudad donde vivía y mi tema asignado era el PERDÓN.

Gran sorpresa me llevé, cuando JESÚS empezó a hablar de la telenovela «Marimar» donde la VENGANZA parecía haberse servido con todos los aderezos. 

Y durante más de una hora, JESÚS estuvo hablando sin que yo ENTENDIERA NADA, porque incluía personajes, situaciones e interacciones de la telenovela, para puntualizar sus enseñanzas.

Mientras mantenía FASCINADOS a todos sus oyentes, yo sólo entendía lo kerigmático; pero no tenía la mínima idea de quiénes eran los involucrados, ni porqué habían hecho lo que hicieron.  

Hasta el día de hoy, ignoro de qué se trata «Marimar», porque siguen sin gustarme las telenovelas.

Creo que tengo que aumentar mi crecimiento espiritual en la MORTIFICACIÓN, porque como aprendiz en la escuela del SUFRIMIENTO, sigo estando reprobada. 

Y tal vez “MARIMAR” sea otra de mis lecciones a estudiar. 

Porque también me dijo que viera la telenovela «Senda de Gloria» ya que todo lo relatado en ella IBA A REPETIRSE en México y varias partes del mundo. 

Y necesitamos aprender, cómo tenemos que conducirnos, cuando esos eventos sucedan. 

Un día tuvimos una evangelización en una finca campestre que nos facilitaron en un rancho al norte, donde comienza la sierra de Zacatecas.  

Nos prestaron las instalaciones, pero nosotros debíamos llevar las provisiones.

Y cómo siempre he sido muy respetuosa con las Sagradas Escrituras, a todos nuestros invitados no les pedimos cuota para gastos; porque para mí, traficar con Dios es simonía.

Era un retiro para jóvenes, con duración de tres días, en un puente de fin de semana.

Llevamos provisiones para nuestros sesenta invitados y los doce siervos del Ministerio de Evangelización.

Como sucede en las bodas, con los agregados a los invitados: 

Muchos padres decidieron acompañar a sus retoños ¡Y lo hicieron acompañados de sus demás hijos! 

Y muchos amigos de ellos, decidieron que era una buena oportunidad para vacacionar y pachanguear.

Y más si era una ocasión en la que ¡No se iba a gastar ni un peso, más que el transporte!

Pero esto, no lo prevenimos en absoluto. ¿Pueden imaginar mi consternación, cuando vi cuadruplicada la asistencia, además de nuestros catecúmenos originales?

Y teníamos que alimentar a aquella multitud que llegó confiada en una invitación que no exigía nada, más que la presencia física. 

Cómo es lógico, al iniciar el segundo día, nuestras provisiones estaban casi agotadas; quedaban unas cuantas cosas que alcanzarían escasamente para alimentarnos a los doce…

¡Y todavía faltaba la comida del sábado y la del domingo! ¿Qué íbamos a hacer?

De mis once ayudantes, SÓLO UNO TUVO FE.

Los demás se hicieron los desentendidos, buscaron un pretexto y ¡Casi desaparecieron!…  

Estábamos aislados en una colina, a muchos kilómetros de la ciudad, rodeados por un bosque y ¡Ninguna tienda para comprar nada!… 

 Yo estaba llorando en la cocina lamentándome y diciéndome:

–     Querías conocer el Evangelio de su primera fuente. ¡Anda! ¿Cómo vas a resolver esto?”

Estaba tan abrumada, que casi no hice caso cuando el encargado de cuidar la finca, entró y depositó un envoltorio en el escurridor del fregadero, diciéndome: 

–     Los acabo de sacar de la presita. Ya los limpié y espero que le sirvan. Si necesita más, dígame.

Aunque ahorita hay muy pocos, porque el patrón vino la semana pasada y se llevó casi todos los que ya estaban crecidos.  

Pocos minutos después entró Griselda, la única que mantenía la Fe y me dijo: 

–     ¿Ya viste lo que trajo don Juan? Limpió y arregló una docena de pescados para que hagamos ceviche. Ahora está platicando con Francisco (su esposo).

Pero me dijo que lo que nos haga falta, se lo pidamos sin pena.

Creo que entre los dos van a bajar unos aguacates de los árboles y podremos hacer guacamole. ¡Excelente noticia! ¿No crees?

¡CEVICHE! Esta palabra fue cómo un campanazo en mi cerebro y corrí a abrir mi Biblia…

El Evangelio de San Juan capítulo 14, v.12 estaba palpitante frente a mis ojos y me recordó la multiplicación de los panes y los pescados.

Entonces le pedí a Griselda que me acompañara a Orar.

Fuimos al Oratorio y le entregué TODO a Jesús.

En una pequeña cesta pusimos nuestros escasos víveres y también se los ofrendé a ABBA.

Y las dos alabamos a la Santísima Trinidad y le pedimos que repitiese aquel Milagro.

Dimos las Gracias por anticipado y regresamos a la cocina.

Preparamos los pescados, junto con 1k de jitomates y cuatro cebollas.

Lo pusimos en un bol grande y empezamos a preparar el ciento de tostadas de nos quedaban… Y a distribuirlas con tres tostadas por plato.

Y pusimos a los demás a repartir.

En mi interior cantaba alabanzas al Espíritu Santo y me concentraba en mi labor culinaria.

Yo preparaba sin mirar nada más, que una cucharada grande que depositaba en cada tostada; la distribuía sobre la tostada, mientras alababa y le rogaba al Señor que ayudara a mi Fe tan raquítica.

No sé cuánto tiempo transcurrió. Yo preparaba las tostadas y Griselda las entregaba para que las distribuyeran.

 ¡Sinceramente no entiendo CÓMO! El ceviche no se acababa y siempre parecía ser la misma cantidad. 

El colmo llegó cuando muchos preguntaban cuál era la receta, porque estaba muy sabroso y…

 ¡Todos repitieron plato! 

Y exactamente cuando todos estaban satisfechos, se acabó el ceviche.

Yo estaba muda por el asombro y el agradecimiento. ¡Y dejé de preocuparme por el día siguiente!

El Domingo terminó la evangelización y en la comida Jesús repitió el prodigio.

Con tres kg de frijoles recién cocidos y tres kg de tortillas aderezadas con un guacamole, ¡Comimos casi 300 personas!

A la olla sólo le agregamos  agua, mientras seguía hirviendo. Y han sido los frijoles más deliciosos de TODA mi vida.

Para concluir esto, también voy a platicarles cómo Jesús me enseñó a bendecir la basura.

Yo trabajaba y un día por muchas circunstancias unidas, nadie comió en la casa.

Cómo nadie lo hirvió, ni lo guardó en el refrigerador; un riquísimo Caldo de Res que tenía kilo y medio de carne y mucha verdura, se echó a perder.

¡Olía terriblemente mal! Y cuando estaba a punto de tirarlo, Jesús me dijo que lo bendijera.

Obedecí y ¡Oh, sorpresa! Ya no olía mal y cuando lo probé, tampoco sabía mal. 

LOS MILAGROS NO SON PARA QUE LOS SANTOS RESUELVAN SU COMODIDAD

Entonces pensé en reservarlo para la comida y Jesús me reprendió diciéndome que el Milagro no lo había hecho para mí.

Luego me enseñó a bendecirlo MULTIPLICÁNDOLO y me mandó que lo tirara en el cesto de la basura.

Y completó la enseñanza diciéndome que cuando tirara comida hiciera lo mismo y sus ángeles la llevarían a quién la estaba necesitando.

Cuando pasa el camión de la basura por mi casa, lo bendigo junto con TODOS los contenedores en el mundo.

MULTIPLICO todo su contenido alimenticio, al mismo tiempo que el DESPERDICIO de los privilegiados por la RIQUEZA,

Y SE LO ENTREGO A ABBA. 

Desde ese día dejé de sentirme culpable por el desperdicio de la comida y la Oración es más o menos así:

“Amadísimo Padre Celestial. Tú que Eres infinitamente Bueno. Infinitamente Poderoso. Infinitamente Misericordioso, escucha la Oración que te presento a través del Inmaculado Corazón de María y por la Sangre de Jesús:

Te doy Gracias porque en esta casa no hace falta nada y tu Amor nos provee hasta de las cosas que deseamos sin merecerlo.

(Con cada crucesita hay que hacer una bendición en el aire)

+ Yo bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo estos alimentos y te ruego que los multipliques las veces que sea necesario.

+ en las mesas de los que no tienen que comer + Y se los des junto con tu Espíritu Santo para saciar también su hambre espiritual.

+ Gracias Padre Santo porque lo haces por tu infinita bondad y misericordia para los hijos que amas. Amén

Cristo espera que le AYUDEMOS a repartir su GENEROSIDAD

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