CUMPLIMIENTO
La mayoría de los ancianos no está en condiciones de dar su consentimiento voluntario para la eutanasia
La eutanasia está ganando terreno en el mundo.
Y la pendiente resbaladiza está llevando a muchos a pedir la libertad de morir cuando lo deseen, apelando a su autonomía en las decisiones, en situaciones intolerables, para obtener una muerte digna según ellos.
Pero éste es un argumento más efectista que real.
Porque muchos ancianos no están en condiciones de dar su consentimiento libre y soberanamente para morir; porque su debilidad social, psicológica, física, económica, etc. los hace fácilmente manipulables.
Para poder hablar de EUTANASIA, lo primero que hay que hacer es definir el término.
Eutanasia procede del griego eu (bien, bueno) y thanatos (muerte), que se puede entender como agonía serena o muerte dulce.
En sentido más técnico sería “muerte sin sufrimiento ocasionada a quien padece una enfermedad incurable o dolorosa”.
Las razones para permitir o no la eutanasia se están discutiendo en todo occidente en este momento, en un intento de abrir una puerta para el SUICIDIO…
ARGUMENTOS A FAVOR DE LA EUTANASIA
Los siguientes argumentos a favor de la Eutanasia son los que se manejan más vulgarmente:
- Tengo un derecho a disponer de mi propia vida y puedo reivindicar la autonomía como parte integral de la dignidad humana y expresión de ésta.
- Una vida que en determinadas condiciones es indigna, la imagen que proyecto ante los seres cercanos, puede ser considerada como humillante e indigna.
- ¿Por qué aceptar una forma de existencia en circunstancias limitadísimas, sacrificando, en cierta forma, a parientes y amigos?
- Así como se tiene un derecho a vivir con dignidad, ¿Por qué no tener un derecho a morir dignamente?
- No debe intentarse prolongar la vida cuando ésta no se pueda vivir, haciendo del paciente no un ser humano, sino un caso clínico interesante (como ocurre en los hospitales universitarios actualmente)
- Podría institucionalizarse unos derechos no sólo del paciente terminal, sino de la familia en sí.
- ¿Es justo morir de un modo tan doloroso?
EL CONSENTIMIENTO INFORMADO
Un argumento predilecto de los propulsores de la eutanasia es que hay que dejar a las personas que libre y soberanamente puedan decidir si seguir con sus vidas o terminarlas, ante situaciones de mucho dolor y sufrimiento.
El respeto por la autonomía fue el tema de una fuerte defensa para su legalización en Australia, en la Revista de Derecho y Medicina por Margaret Otlowski y Lorana Bartels en 2010. Llegaron a la conclusión de que
“en una sociedad secular con una población que envejece” la legalización es inevitable.
Admitiendo que se adjudica algún derecho o permiso especial a la persona para terminar con su vida, esta posición parte de la base de considerar la autonomía de la persona para tomar decisiones siempre como total.
O sea que la enfermedad, la vejez o las condiciones psicosociales de la persona no le afectan de un modo tal, que desaparecidas esas circunstancias, el individuo tomaría la misma decisión de quitarse la vida.
ES FALAZ EL CONSENTIMIENTO VOLUNTARIO
Jeremy Prichard, un criminólogo de la Universidad de Tasmania ha dado una enérgica respuesta sobre el consentimiento voluntario.
Duda de que muchas personas en la comunidad sean capaces de dar su consentimiento total y voluntario para acabar con sus vidas.
El autor sostiene que la creciente prevalencia de maltrato a personas mayores sugiere que las personas de edad pueden ser fácilmente manipuladas:
“Estos procedimientos pueden ser seguros para personas conectadas socialmente, económicamente independientes, con una gran autonomía y auto-eficacia”,
Pero “las circunstancias pueden ser completamente diferentes para
Pacientes aislados con baja auto-eficacia, que representan una carga no deseada a sus cuidadores.
Y donde algunos de los cuales se beneficie económicamente de la muerte del paciente (aunque sólo sea en una reducción de la presión financiera)“.
LA PRESIÓN SUTIL
A veces la petición de eutanasia puede ser verdadera, pero ha sido motivada por una presión sutil.
Los cuidadores pueden fácilmente convencer a un paciente que la muerte es la mejor opción para todos.
El Dr. Prichard cita algunas anécdotas preocupantes de la investigación en el cuidado de ancianos en Tasmania.
En uno, una mujer describe cómo ella es tratada por su marido:
“Tengo apoplejía desde hace unos años, soy absolutamente incapaz de hacer algo por mí misma…
Mi marido se molesta porque tengo que ir al baño todo el tiempo y que me tiene que ayudar. …
A su manera egoísta, él se preocupa por mí también, pero es muy desagradable.
Es un verdadero viejo gruñón desagradable, que no le gusta a nadie a su alrededor…
Habla todo el tiempo que estará muy bien cuando se muera y yo digo ‘bien ¿Qué debo hacer?’ Él dice: ‘Sólo espero por mi tiempo date prisa’.
Esa es mi vida… No puedo conseguir a nadie para cuidar de mí después.”
Muy poca investigación se ha realizado sobre las presiones que podrían ser ejercidas en las personas mayores y discapacitadas.
“La investigación sobre los riesgos de la eutanasia voluntaria o suicidio asistido por un médico está en su infancia”

EL TELEFONO CELULAR DE DIOS ES LA ORACION Y LAS VISITAS AL SANTÍSIMO SACRAMENTO, EL ABRAZO QUE ÉL ESTÁ ESPERANDO
Qué es la Miéricordia y la Compasión para el Catolicismo
Según Wikipedia, la misericordia es la disposición a compadecerse de las miserias ajenas.
Y la compasión es la percepción y comprensión del sufrimiento del otro, y el deseo de aliviar tal sufrimiento.
En definitiva ambos términos apuntan a lo mismo: la empatía y el tratar de hacer algo.
Los cristianos prefieren hablar de misericordia porque es una cualidad de Dios.
Sin embargo hay diferencias de fondo. El mundo secular no entiende lo que significa misericordia y la compasión para el catolicismo.
Equipara la misericordia con un sentimiento, un sentimentalismo.
Tolstoi dibujó una imagen clara de sentimentalismo, al referirse a las damas rusas de moda, las que se conmueven hasta las lágrimas por una obra de teatro…
Pero que permanecen ajenas a sus propios cocheros sentados afuera esperando por ellas en un frío de congelación.
El sentimentalismo comienza y termina con la emoción.
Santo Tomás de Aquino comenta que la Misericordia
“No destruye la justicia, sino que es un cierto tipo de cumplimiento de la justicia. La misericordia sin justicia es la madre de la disolución.
Mientras que la justicia sin misericordia es crueldad.”
La palabra latina para Misericordia está compuesta por miserum (dolor) y cordial (en referencia al corazón).
Piensa en las diversas cosas en que le piden que la Iglesia abra su Misericordia, para los que viven y SUFREN en el divorcio y segundas nupcias, la homosexualidad, el aborto, la eutanasia, etc.
¿Ha habido arrepentimiento de parte de quienes piden la Misericordia?
La generosidad puede ser dirigida a un hombre feliz y trasciende las exigencias de la justicia.
La Misericordia se dirige a alguien que está sufriendo.
Si no somos misericordiosos con los demás, negamos nuestra propia falibilidad y en consecuencia, nuestra propia necesidad de Misericordia.
El sentimentalismo desea que las cosas pudieran ser mejor, pero sin tomar las medidas necesarias para que sean mejores.
Siendo un camino necesario, también hay que coincidir que se trata de un campo minado.
Porque la compasión evangélica fácilmente se puede corromper y pasar a transformarse en una aplicación de la compasión para apoyar los valores mundanos.
Por ejemplo ¿Es compasión cristiana permitir el aborto, para que las madres en crisis no sufran?
O ¿Es compasivo apoyar la EUTANASIA cuando una persona está sufriendo y quiere finalizar con su vida?
O quizás que haya perdido el valor de la compasión.
En el primer caso, el abismo está construido de la incomprensión del mundo sobre la compasión que tiene o debía tener la Iglesia para los demás.
La imagen que tiene el mundo exterior, y a lo que apuntan los enemigos y los medios de comunicación, es a concentrar las críticas en la falta de compasión de la Iglesia.
La Iglesia no se preocupa por las mujeres con embarazos en crisis y por lo tanto no aprueba el aborto o la anticoncepción.
Y tampoco se preocupa por quienes están con problemas graves de salud y la vida les causa gran sufrimiento, y por lo tanto no acepta la eutanasia.
Y todo esto porque no es “compasiva” dicen los enemigos, y con ellos convencen a quienes no tienen una posición formada.
La Iglesia no se preocupa de los divorciados y vueltos a casar, porque no admite que tomen la eucaristía en las misas, por lo tanto no es “compasiva”,
a los ojos de los contrarios y los desinformados que no pueden entender los temas internos doctrinales.
De acuerdo a lo anterior, para que la nueva evangelización tenga éxito hay que mellar y destruir esa creencia de la gente del exterior de que a la Iglesia le falta compasión.
Como por ejemplo respecto a evitar el sufrimiento de las madres que quieren abortar, de los que quieren acabar con sus vidas mediante la eutanasia,
de los homosexuales activos que tienen dificultades para integrarse a las parroquias, de los divorciados vueltos a casar porque no pueden comulgar, etc.
Y esta discusión la vimos en el Sínodo de la Familia respecto a los divorciados vueltos a casar y los homosexuales.
Hay una frontera en que pasamos a trabajar para ser compasivo con los valores del mundo y no con los verdaderamente evangélicos.
Y eso se muestra claramente en la diferencia de posiciones entre los Cardenales Kasper el Burke.
Mientras el Cardenal Kasper sostiene que darle la comunión a los divorciados vueltos a casar es un acto de compasión,
con aquellos que quieren volver plenamente a la Iglesia, el cardenal Burke piensa que es como darle azúcar a un diabético, lo mataría.
El tema es más profundo que la comunión a los divorciados o la aceptación del matrimonio homosexual.
Refiere a la línea demarcatoria entre lo que es la compasión para el mundo y lo que es la compasión evangélica.
EL CASO DE ALGUNOS CLÉRIGOS CRISTIANOS DEL REINO UNIDO
Hace unos meses una alianza de clérigos escribió al Daily Telegraph en apoyo de la legislación del suicidio asistido en Gran Bretaña.
La carta de figuras religiosas en favor del suicidio asistido – entre ellos el ex arzobispo de Canterbury, Lord Carey – presenta un argumento teológico curioso.
“No hay nada sagrado en el sufrimiento, nada sagrado sobre la agonía, y los individuos no deben estar obligados a soportarlo”, dicen los firmantes.
Quienes añaden que ayudar a las personas con enfermedades terminales a suicidarse debe ser visto simplemente como lo que les permite la gracia de devolver su vida a Dios.
La primera curiosidad es la percepción que expresan que las entidades religiosas en el Reino Unido se oponen abrumadoramente al suicidio asistido porque creen que Dios quiere que la gente sufra.
¿Quién dice esto?
Los católicos y anglicanos han señalado constantemente la necesidad de más camas de cuidados paliativos y de hospicios, precisamente con el fin de no sólo aliviar el dolor físico, sino que también proporcionan cuidado amorosoy apoyo a los que están en su último viaje.
De hecho los obispos han manifestado siempre que un apoyo al suicidio asistido disolvería rápidamente cualquier apoyo a esta idea.
Con la introducción de la noción de que una vida que incluya el dolor y el sufrimiento es menos digna de ser vivida, y de ser protegida.
La segunda curiosidad es el intento de crear una justificación teológica para el suicidio asistido en desafío de las enseñanzas largamente asentadas en la tradición cristiana (así como otras religiones).
Como los obispos católicos de Inglaterra y Gales, han declarado:
“La falta de salud o el hecho de la discapacidad nunca son razones válidas para la exclusión o, y lo que es peor, para la eliminación de las personas.
La privación grave experimentada por la edad no es el debilitamiento del cuerpo físico o la discapacidad que puede resultar de esto, sino más bien, es el abandono, la exclusión y privación de amor”.
Lord Carey y quienes lo apoyan están ofreciendo una hoja de parra teológica para el argumento habitual en favor del suicidio asistido, que se basa en una ética de la autonomía
-Que a los individuos se les debería permitir decidir sobre tales asuntos personales por sí mismos, y controlar el momento de su muerte.
-Que estas decisiones deben ser respetadas por la ley.
-Y (lo que no se dice con frecuencia directamente) que a los médicos se les debe permitir operar esto.
Esta posición de Lord Carey era en apoyo a la propuesta que permitiría a la gente, que cree que tiene no más de seis meses de vida y que tienen una “intención establecida”
Para poner fin a su vida, darle una dosis letal de drogas con la autorización de dos médicos.
Ellos creen que en este punto de vista, el Estado no debe desempeñar ningún papel coercitivo de las decisiones personales.
No es el sufrimiento en sí mismo que lleva a la gente a buscar el suicidio asistido, sino el horror de la impotencia.
Un suicidio asistido es la respuesta enojada de los que no pueden hacer frente a no tener el control.
El puñado de obispos anglicanos y rabinos liberales detrás de la carta al Telegraph trata de justificar esto teológicamente, pero falla miserablemente diciendo:
“Valoramos la vida como un don precioso de Dios, pero también defendemos el derecho de las personas que se acercan a sus últimos meses, a que con la gracia devuelvan ese regalo,
si sienten que la calidad de su vida está a punto de deteriorarse más allá del punto en el cual quieren continuar”.
¿Devolver su vida a Dios?
Nada podría estar más lejos de la mente de los hombres de negocios de clase media y profesores que hacen su camino a Dignitas (clínica de suicidios de Suiza).
Jeffrey Spector, quien recientemente organizó su suicidio allí, rodeado de publicidad, desafió a su familia, al insistir en la decisión porque
“Sentí que la enfermedad había cruzado la línea roja y yo estaba cada vez peor…. En lugar de ir más tarde estoy saltando sobre la pistola”.
Dijo su familia más tarde, que “No quería vivir una vida en la que estuviera paralizado y dependiente de su familia para cuidar de él”
Ni Spector ni ninguno de los demás fanáticos del control que piden el suicidio asistido nunca hacen ninguna mención de Dios y mucho menos de “devolver” la vida a cualquiera.
El devolverla y entregarla es lo que hacemos cuando renunciamos al control, aceptamos nuestra impotencia y (si creemos en Dios) confiamos en Dios para que nos lleve de la mano.
Lo que los defensores del suicidio asistido hacen, es lo contrario.
Tratan de evitar la “entrega” a cualquiera y TAMPOCO A DIOS, lo que ellos organizaron para su propias existencia.
En la extraña nueva dispensación teológica de Lord Carey, podrían en el futuro ser enviados vicarios a acompañar a los inspectores a Suiza, para susurrar dulcemente en sus oídos…
Que están “con gracia volviendo a Dios”, mientras beben el elixir fatal.
La ley siempre ha compartido la suposición cristiana de que la vida es un Don de Dios, no es algo de lo que estamos en control.
Una vez que – con la ayuda del Estado y de la profesión médica, declaramos que la vida carece de valor y puede ser terminada.
Recorremos la carretera que conduce en una sola dirección: a los campos de exterminio y los gulags.
Ayudar a un suicidio es una corrupción de la compasión y una perversión de la misericordia.
Un Estado que lo avala renuncia a la obligación de la ley para defender el valor sagrado de la vida.
Un clérigo cristiano que lo avala renuncia al corazón mismo del Evangelio.
La frontera entre la compasión evangélica y su corrupción, parece clara a la mayoría de los católicos en el día de hoy sobre el tema de la eutanasia.
Sin embargo se ha desdibujado en otros tema, como por ejemplo el ABORTO.
Y hace poco se discutió en el Sínodo de la Familia respecto a la comunión a los divorciados y la celebración del estilo de vida homosexual.
Eutanasia fuera de control en Bélgica.
Un profesor universitario belga se encontró con que su madre, que tenía una enfermedad mental, recibió eutanasia de un médico porque así lo pidió, sin que nadie se contactara con él.
Esto dispara una serie de preguntas, como hasta donde un enfermo mental y SOLO, puede decidir una cosa así y como se puede sacrificar a una persona sin que familiares y amigos cercanos sean informados previamente.
Hay fuertes denuncias de que la eutanasia en Bélgica no está siendo controlada y es una simple forma de promoción de la muerte.
A este caso que relatamos se le suma el de mellizos de 45 años que fueron sacrificados hace poco porque no soportaban la idea de llegar a quedarse ciegos.
Y se comprueba en la vecina Holanda que una vez que se abre el grifo de la eutanasia, ésta se sale de control, ver aquí.
Desde el año 2002 se aprobó una ley en Bélgica que permitió a la gente ser sacrificada cuando sufrían dolor intratable e insoportable.
Hoy en día la EUTANASIA, más a menudo se concede a las personas que sufren de enfermedades mentales como la depresión, la esquizofrenia, anorexia crónica nerviosa y trastorno de desorden de la personalidad, etc
TRATANDO DE ENTENDER
Desde entonces, mi vida ha cambiado considerablemente.
Hasta ahora, todavía estoy tratando de entender cómo es posible que la EUTANASIA se realice en personas físicamente sanas, sin siquiera ponerse en contacto con sus hijos.
El portavoz del hospital de la universidad me dijo que todo sucedió de acuerdo a la “libre elección” de mi madre.
Después de la muerte de mi madre, he hablado con el doctor que le dio la inyección y me dijo que estaba “absolutamente seguro” de que mi madre no quería vivir más.
La muerte de mi madre ha provocado un montón de preguntas: ¿Cómo es posible que las personas puedan ser sacrificadas en Bélgica sin que familiares cercanos o amigos sean contactados?
¿Por qué mi país da a los médicos el poder exclusivo de decidir sobre la vida y la muerte? ¿Cómo podemos juzgar lo que es el “sufrimiento insoportable”?
¿Cuáles son los criterios para decidir qué es “sufrimiento insoportable“?
¿Podemos confiar en el juicio de un enfermo mental?Después de todo, ¿Puede una persona mentalmente enferma hacer una “elección libre“?
¿Por qué los médicos no tratan de arreglar una reunión entre nuestra madre y sus hijos?
¿Cómo puede un médico estar “absolutamente seguro” de que su paciente no quiere seguir viviendo?
¿Por qué no podemos soportar ver a las personas que sufren?
MATARIFES RADICALES
Algunos médicos de la Universidad Vrije de Bruselas creen que la EUTANASIA debe ser ofrecida a cualquier persona que desee poner fin a su vida a causa de un sufrimiento insoportable y sin sentido.
Todas las objeciones y las restricciones de la comunidad se consideran inmorales e injustificables.
Estos médicos están hoy en día incluso discutiendo la EUTANASIA para las personas que sufren de autismo y los jóvenes con tendencias suicidas.
Lo que me asusta es que estos médicos también parecen estar controlando los medios de Bélgica. ¿Es esta la sociedad que queremos?
¿Vamos a controlar los suicidios en el futuro cercano, sacando a la gente de su miseria antes de que puedan hacerlo por sí mismos – en lugar de invertir en la salud mental y cuidados paliativos?
Creo que la apelación a la “libre elección” se está convirtiendo en un dogma de conveniencia.
Estamos cambiando rápidamente hacia una sociedad de la soledad absoluta en la que no queremos cuidar más el uno del otro.
Y cuando sufrimos, pedimos a nuestros médicos para que nos maten, rompiendo las leyes fundamentales biológicas y humanas.
Comienzan a desaparecer las limitaciones a la EUTANASIA.
La pendiente resbaladiza de la EUTANASIA no es algo que los contrarios sospechan que existe por detrás, sino que es una realidad ya promocionada.
Mientras en algunos países donde no existe permiso legal para la eutanasia sus promotores la promueven como un método para los que tienen dolores físicos irresistibles…
En los países en que existe la ley, se pasó a ampliarla a aquellos que tenían algún problema psiquiátrico y ahora proponen que cualquiera que esté cansado de vivir pueda pedirla.
Esto supone ni más ni menos que cualquiera que diga estoy cansado de vivir tenga acceso legal a ella, sin considerar que este juicio pueda ser pasajero…
O fruto de las condiciones sociales en las que vive en ese momento, que quizás con un leve cambio pueda modificar su visión del significado de la vida.
Algunos académicos argumentan la eutanasia para los ‘cansados de la vida’.
Artículos recientes en la revista Journal of Medical Ethics impulsan una reforma de la ley para ser coherentes su razonamiento ético.
Los autores – incluyendo a los bioéticos Julian Savulescu y Jukka Varelius – sugieren que la eutanasia se justifica en última instancia por el sufrimiento existencial – una desesperación en la vida – y no por el tipo de enfermedad física.
Como el sufrimiento existencial puede venir en muchas formas, ya sea una enfermedad “diagnosticable” o por una desesperación no médica, se les debe permitir a los que aunque no están enfermos, han perdido la esperanza y no tienen posibilidad de recuperar el sentido de sus vidas.
Varelius, que no va tan lejos como Savulescu llamando a una nueva legislación, identifica el sufrimiento existencial como el factor clave en las solicitudes de eutanasia.
Considera el ejemplo de una angustiada víctima de un accidente de coche:
“Tenemos que preguntarnos si el sufrimiento de este paciente en particular es lo suficientemente grave como para que su vida no valga la pena vivir y si hay esperanza significativa que después de todo, podría recuperarse para vivir por lo menos una vida tolerable.
Abordar estas preguntas implica considerar las cuestiones existenciales relacionadas con el valor de la clase de vida que este paciente puede vivir y la cuestión de qué grado de esperanza debe ser considerado lo suficientemente importante“.
Varelius sugiere que las cuestiones de la pena, el significado y valor de la vida son consideraciones clave al momento de decidir si se concede la eutanasia.
Propone que la presencia de una enfermedad médica no puede ser tan importante como la consideración que alguna vez pensamos que era.
En su comentario en un artículo reciente de BioEdge sobre la eutanasia en las cárceles, Philip Nitschke utiliza un concepto similar al argumentar a favor del derecho a morir de los presos:
“Si aceptamos el sufrimiento existencial como un criterio válido, tratando de distinguir que el “sufrimiento insoportable” de la enfermedad,
y el “sufrimiento insoportable” de la prisión no tienen sentido. Es algo que las leyes ingeniosas y compasivas de Bélgica reconocen”
Fuente: Foros de la Virgen María