120 IGLESIA NACIENTE
120 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA
Jesús sigue en su casa de Nazaret. Y más exactamente en lo que fuera el taller de carpintería.
Con Él están los doce apóstoles y María, María madre de Santiago y Judas, Salomé, Susana y Marta.
Una Marta muy apenada, con claros signos de llanto bajo sus ojos, una Marta que se ve y se siente fuera de lugar en este ambiente, tímida y solitaria, ante la Madre del Señor.
María trata de armonizarla con las otras mujeres y de quitarle ese sentido de molestia que ve que padece; pero su ternura parece dilatar cada vez más el corazón de la pobre Marta.
Rubor y lágrimas se alternan bajo ese velo, muy caído, que quiere cubrir dolor y desazón.
Entran Juan con Santiago de Alfeo.
Y Juan dice:
– No estaba, Señor.
Ha ido con su marido a casa de una amiga que la ha invitado. Eso han referido los domésticos.
Santiago de Alfeo concluye:
– Lo sentirá mucho, sin duda; de todas formas, ya recibirá tus instrucciones y te verá.
Jesús dice:
– Bien.
No es el grupo de discípulas exactamente como lo había pensado. De todas formas, ya veis que en vez de Juana está Marta, hija de Teófilo, hermana de Lázaro.
Los discípulos ya conocen a Marta. Mi Madre también.
Tú, María, y tú, Salomé, quizás también, ya sabéis por vuestros hijos quién es Marta, no tanto como mujer según los criterios de este mundo, cuanto como criatura ante los ojos de Dios.
Tú, Marta, por tu parte, ya conoces a estas mujeres, que te consideran hermana y te van a querer mucho.
Hermana e hija. Tú tienes mucha necesidad de esto, buena Marta, para sentir, ¿Por qué no?
La consolación humana de nobles afectos que Dios no sólo no condena; sino que los ha puesto en el hombre como apoyo del trabajo que la vida supone.
Dios te ha traído justo en la hora por mí elegida para poner la base, diría el cañamazo en que vais a bordar vuestra perfección de discípulas.
Discípulo quiere decir aquel que sigue la disciplina del Maestro, de su doctrina. Por tanto, en sentido amplio serán llamados discípulos todos aquellos que ahora y en el transcurso de los siglos sigan mi doctrina.
Y para no dar muchos nombres diciendo “discípulos de Jesús según la enseñanza de Pedro o de Andrés, de Santiago o Juan, de Simón o Felipe, de Judas o de Bartolomé o de Tomás y Mateo”,
se utilizará un solo nombre, que los aglomerará bajo un único signo: “cristianos”
Y mi Iglesia será llamada “católica” porque será Universal y abarcará a toda la Creación. Porque mis discípulos, se unirán a Mí y también seran corredentores…
Piedras vivas y valiosas en la Magna Obra de la Redención… “Mis otros cristos” vivientes y vibrantes de vida y de amor…
Pero entre el gran número de quienes se sujeten a mi disciplina ya he elegido a los primeros y luego a los segundos. Y así se hará a lo largo de los siglos en memoria mía.
De la misma forma que en el Templo y aún antes, desde Moisés, hubo un Pontífice, hubo sacerdotes, levitas y responsables de los distintos servicios, funciones o tareas, hubo cantores, etc.,
Así en mi Templo nuevo, que será tan grande y duradero como toda la Tierra, habrá mayores y menores, todos útiles, todos amados por Mí.
Y también mujeres, esa categoría nueva que Israel siempre ha despreciado confinándola, destinada sólo a los cantos virginales en el Templo o a la instrucción de las vírgenes en el Templo y nada más.
No argumentéis acerca de si ello era justo o no; en la religión cerrada de Israel y en el tiempo de ira, era justo.
Todo el deshonor recaía sobre la mujer, origen del pecado. En la religión universal de Cristo y en el tiempo del perdón todo esto cambia.
Toda la Gracia se ha reunido en una mujer y Ella la ha dado a luz al mundo para redención de éste.
La mujer, por tanto, ya no representa el desdén de Dios sino la ayuda de Dios. Por la Mujer, la amada del Señor, todas las mujeres pueden ser discípulas del Señor.
No sólo como la masa sino incluso como sacerdotisas menores, coadjutoras de los sacerdotes, a los cuales pueden servir de gran ayuda, respecto a ellos mismos y respecto a los fieles y no fieles,
respecto a aquellos que no serán conducidos a Dios tanto por el rugido de la palabra santa, cuanto por la sonrisa santa de una discípula mía.
Vosotras me habéis pedido seguirMe, como me siguen los hombres.
Ahora bien, sólo seguirme, escucharme o poner en práctica es demasiado poco, para lo que quiero de vosotras: os santificaríais, lo cual es grande, pero no me es suficiente.
Soy Hijo del Absoluto y de mis predilectos quiero lo absoluto. Quiero todo, porque he dado todo.
Además, no sólo existo Yo, también existe el mundo, esta cosa impresionante que es el mundo.
Debería ser impresionante en santidad: una santidad inmensa de la multitud de los hijos de Dios en número y en magnitud.
Sin embargo, lo impresionante del mundo es su iniquidad.
Su compleja iniquidad es verdaderamente inmensa, en el número de manifestaciones y en la magnitud del vicio.
Todos los pecados están asentados en el mundo, el cual, en vez de ser multitud de hijos de Dios, lo es de hijos de Satanás.
En el mundo está presente de forma especial el pecado de más claro signo de filiación satánica: el ODIO. El mundo odia. Y quien odia ve – y quiere hacérselo ver a quien no lo ve – el mal incluso en lo más santo.
Si le preguntarais al mundo para qué he venido Yo, no os diría: “Para hacer el bien, para redimir”, sino que os diría: “Para corromper y usurpar”.
Y si le preguntarais qué piensa de vosotras, las que me seguís, no os diría: “Le seguís para santificaros, para confortar al Maestro, con santidad y pureza”,
sino que diría: “Le seguís porque estáis seducidas por ese hombre”.
Así es el mundo. Os hablo de estas cosas para que calculéis todo antes de manifestaros al mundo como discípulas elegidas, las primeras del linaje de las discípulas futuras, cooperadoras de los siervos del Señor.
Tomad el corazón en vuestras propias manos, ese corazón sensible de mujer, y decidle que vosotras, y él con vosotras, habréis de soportar burlas y calumnias.
Que os escupirán y pisotearán; que todo esto lo recibiréis del mundo, del desprecio, de la mentira, de la crueldad del mundo.
Preguntadle si será capaz de recibir todas estas heridas sin gritar de indignación maldiciendo a quienes lo hieren.
Preguntadle si se siente con fuerzas de afrontar el martirio moral de la calumnia sin llegar a odiar a los calumniadores y a la Causa por que será calumniado.
Y, puesto que deberá beber el odio del mundo, que lo circundará.
Preguntadle si va a saber emanar siempre amor; si, henchido de amargura de ajenjo, va a saber sacar dulzura; si, sufriendo todo tipo de tortura de incomprensión, escarnio, murmuración;
va a saber sonreír señalando con la mano al Cielo, su meta, a la que queréis conducir a los demás (conducirlos por esa caridad de mujer, que es materna incluso en tierna edad.
Que es materna incluso para con ancianos que podrían ser abuelos vuestros y que de hecho son niños espirituales, recién nacidos, incapaces de comprender y conducirse por el camino, por la vida y la verdad
y la sabiduría que he venido a dar con el ofrecimiento de mí mismo: Camino, Vida, Verdad, Sabiduría divina).
De todas formas, aunque me dijerais: “No me siento con fuerzas, Señor, para desafiar al mundo entero por ti”, os amaría igualmente.
Ayer una jovencita me ha pedido que la inmole antes de que se cumpla la hora de su matrimonio,
porque siente que me ama como se debe amar a Dios, o sea, con la totalidad de sí misma, hasta la perfección absoluta en la entrega.
Y lo voy a hacer. Le he ocultado la hora para que el alma no tiemble a causa del miedo; o, más que el alma, la carne.
Su muerte será como la de una flor que un atardecer cierra su corola pensando abrirla al día siguiente, pero que no la vuelve a abrir porque el beso de la noche le ha aspirado la vida.
Además, lo haré, según su deseo, de forma que su sueño de muerte preceda en pocos días al mío; para no hacer esperar en el Limbo a esta primera virgen mía; para encontrarla enseguida en cuanto muera Yo.
¡No lloréis! Soy el Redentor… Fijaos cómo esta joven santa, que no se limitó al hosanna inmediatamente después del milagro, sino que, cumplido éste, como moneda que puede producir intereses,
ha sabido trabajarlo, pasando de la gratitud humana a la sobrenatural, del deseo terreno al ultraterreno, mostrando poseer una madurez de espíritu superior a la de casi todos.
Digo “casi”, pues entre vosotros que me estáis oyendo hay niveles de perfección iguales e incluso superiores -; fijaos, cómo no me ha pedido seguirme,
antes bien, ha manifestado su deseo de cumplir su evolución de niña a ángel, en el secreto de su casa.
Bueno pues, siento tanto amor por ella, que en las horas de amargura, causadas por lo que el mundo es, evocaré a esta dulce criatura y bendeciré al Padre, que me enjuga con estas flores de amor y pureza,
las lágrimas y sudores de Maestro de un mundo que no me recibe.
Bien, pues si tenéis el coraje de perseverar como discípulas escogidas, he aquí que os señalo la tarea que debéis cumplir para justificar vuestra elección y presencia conmigo y con los santos del Señor.
Mucho podéis hacer en ayuda de vuestros semejantes y de los ministros del Señor. Ya se lo dejé entrever a María de Alfeo hace muchos meses.
¡Cuánta necesidad de la mujer ante el altar de Cristo!
Una mujer puede, mucho más y mejor que el hombre, tratar las infinitas miserias del mundo, que luego pasarán al hombre para su completa curación.
Se os abrirán muchos corazones, especialmente femeninos, a vosotras, mujeres discípulas; los acogeréis como a amados hijos extraviados que vuelven a la casa paterna y que no tienen el coraje de ponerse ante su padre.
Infundiréis nueva fuerza al culpable, aplacaréis al que condena. Muchos se acercarán a vosotras buscando a Dios: los acogeréis como a fatigados peregrinos, diciendo: “Ésta es la casa del Señor, Él vendrá enseguida”.
Y entretanto, los circundaréis de vuestro amor: si no llego Yo, llegará un sacerdote mío.
La mujer sabe amar, está hecha para el amor. Envileció sí, el amor haciéndolo deseo del sentido, pero en el fondo de su carne, atrapado vive aún el verdadero amor, la gema de su alma:
el amor que no sabe del lodo acre del sentido, el amor hecho de alas y perfumes angélicos, de llama pura, de recuerdos de Dios y de su procedencia de Dios, de recuerdos de que es obra creada por Él.
La mujer es la obra maestra de la bondad junto a la obra maestra de la creación, que es el hombre: “Que tenga Adán ahora una compañera para que no se sienta solo”.
La mujer no debe abandonar a Adán. Aprovechad, pues, esta facultad de amar. Amad con ella al Cristo y, por El, al prójimo.
Sed plena caridad para con los culpables arrepentidos; decidles que no tengan miedo de Dios. ¿Cómo no habríais de saber hacerlo vosotras, que sois madres y hermanas?
¿Cuántas veces vuestros pequeñuelos, vuestros hermanitos, estuvieron enfermos y tuvieron necesidad del médico! Y tenían miedo.
Pero vosotras, con caricias y palabras de amor, les quitasteis el miedo.
Y ellos, con su manita en la vuestra, recibieron vuestros cuidados, perdido ya el terror que tenían. Los culpables son vuestros hermanos e hijos enfermos que temen la mano del médico y su sentencia…
No, no ha de ser así; vosotras que sabéis lo bueno que es Dios decid que Dios es bueno y que no hay que tenerle miedo. A pesar de que, en tono firme y tajante, dirá:
“No volverás a hacer esto jamás”, no arrojará de su presencia a aquel que consumó el hecho y enfermó, sino que le asistirá para curarle.
Sed madres y hermanas con los santos, que también necesitan amor. Ellos se fatigarán, se consumirán en la evangelización. Los desbordará la cantidad de cosas que tendrán que hacer.
Ayudadlos vosotras con discreción y diligencia.
La mujer sabe trabajar, en la casa, sirviendo a las mesas, con las camas, en los telares y en todo aquello que es necesario para la vida cotidiana.
El futuro de la Iglesia será un continuo dirigirse de los peregrinos a los lugares de Dios;
vosotras sus pías hospederas, asumiéndoos los trabajos más humildes para dejar libres a los ministros de Dios para continuar la obra del Maestro.
Vendrán tiempos difíciles, sangrientos, crueles. Los cristianos – incluso los santos – vivirán horas de terror, de debilidad.
El hombre no es nunca muy fuerte en el sufrimiento; en cambio, la mujer posee respecto al hombre esta verdadera regalidad del saber sufrir.
Enseñad esta cualidad al hombre, sosteniéndole en estas horas de temor, de abatimiento, de lágrimas, de cansancio, de sangre.
En nuestra historia tenemos ejemplos de magníficas mujeres que supieron cumplir actos de audacia liberadora.
Tenemos a Judit, a Yael. De todas formas – debéis creerlo – ninguna es mayor, por ahora,
que la madre ocho veces mártir (siete en sus hijos y una en sí misma) del tiempo de los Macabeos.
Pero ha de venir otra, a la que seguirán muchas mujeres heroínas del dolor y en el dolor, consuelo de mártires, mártires ellas mismas, ángeles de los perseguidos; mujeres que, cual mudas sacerdotisas,
predicarán a Dios con su modo de vivir y que, sin más consagración que la recibida del Dios-Amor, serán verdaderamente personas consagradas y dignas de serlo.
Éstos son, a grandes rasgos, vuestros principales deberes.
No voy a disponer de mucho tiempo para vosotras en particular; os formaréis oyéndome, profundizaréis en vuestra formación bajo la guía perfecta de mi Madre.
Ayer, esta mano materna, Jesús coge con su mano la mano de María
Mientras continúa:
– Ha conducido a mí a la niña de que os he hablado, la cual me dijo que el solo hecho de escucharla y de estar unas pocas horas a su lado,
Le había servido para madurar el fruto de la gracia recibida, llevándolo a la perfección.
No es la primera vez que mi Madre trabaja para el Cristo, su Hijo.

Con tu Rosario Madrecita, convertido en la Red Divina de la salvación, te entrego con cada Ave María, LAS ALMAS DE…
Tú y tú, primos míos además de discípulos, sabéis lo que María significa para la formación de las almas en Dios.
Y se lo podréis decir a quienes – hombres o mujeres – sientan el temor de no haber sido preparados por mí para la misión, o de una insuficiente preparación, cuando Yo ya no esté con vosotros.
Mi Madre estará con vosotros ahora y cuando Yo no esté. Y después, una vez que me haya marchado definitivamente.
Ella os queda, y con Ella la Sabiduría en todas sus virtudes; seguid desde ahora todos sus consejos.
Ayer noche, ya solos, estando sentado al lado de mi Madre, como cuando era niño, con mi cabeza apoyada sobre ese hombro suyo tan dulce y fuerte, me dijo…
Habíamos estado hablando de la jovencita que se había puesto en camino en las primeras horas de la tarde llevándose en su corazón virginal un sol más radiante que el del firmamento:
Su secreto santo, me dijo: “¡Qué dulce es ser la Madre del Redentor!”.
Sí, qué dulce es cuando la criatura que al Redentor se acerca es ya una criatura de Dios, una criatura en que la única mancha es la de origen, la cual no puede ser lavada sino por Mí .
Y todas las otras manchas de imperfección humana han sido lavadas por el amor.
Sí, dulce Madre mía, purísima Guía de las almas hacia tu Hijo,
Estrella santa de orientación, Madre suave de los santos, compasiva Criadora de los más pequeños, saludable Cura de los enfermos.
Sí, pero no siempre vendrán a ti estas criaturas que no contrastan con la santidad:
Lepras y horrores y hedores y amasijo de serpientes en torno a cosas inmundas se arrastrarán hasta tus pies,
¡Oh Reina del género humano!, para gritarte:
“¡Piedad! ^Socórrenos! ¡Llévanos a tu Hijo!”.
Entonces habrás de poner esta cándida mano tuya sobre las llagas, inclinarte con tus ojos de paloma paradisíaca hacia las deformidades infernales, aspirar el hedor del pecado…
Y no huir, antes al contrario, acoger en tu corazón a estos mutilados a causa de Satanás. A estos abortos, a esta podredumbre humana.
Y lavarlos con el llanto y traerlos a Mí… Entonces dirás: “¡Qué difícil es ser la Madre del Redentor!”.
Pero tú lo harás, porque eres la Madre… Beso y bendigo estas manos tuyas que tantas criaturas traerán a Mí. Cada una será una gloria mía.
Aunque, antes que mías, Madre santa, tuyas serán estas glorias.
Vosotras, amadas discípulas, seguid el ejemplo de mi Maestra, y de Santiago y Judas, y de todos aquellos que quieran formarse en la gracia y en la sabiduría.
Seguid su palabra: es la mía, pero más dulce; nada que añadir a ella, porque es la palabra de la Madre de la Sabiduría.
Y vosotros, amigos míos, sabed tener de las mujeres la humildad y la constancia. Deponiendo la soberbia propia del varón, no despreciéis a las mujeres discípulas,
sino, más bien, templad vuestra fuerza, podría incluso añadir “vuestra dureza e intransigencia”, en contacto con la dulzura de las mujeres.
Pero, sobre todo, aprended de ellas a amar, creer y sufrir por el Señor, pues en verdad os digo que ellas, las débiles, serán las más fuertes en la fe, amor y audacia, en el sacrificio por su Maestro,
al que aman con total integridad de sí mismas, sin pedir ni pretender nada, satisfechas sólo de amar para darme conforte y alegría.
Id ahora a vuestras casas o a las en que estáis alojados. Yo me quedo aquí con mi Madre. Dios sea con vosotros.
Se marchan todos excepto Marta.
Jesús indica:
– Quédate tú, Marta.
Ya he hablado con tu sirviente. Hoy no hospeda Betania, sino la pequeña casa de Jesús. Ven. Comerás con María y dormirás en el cuarto pequeño que está al lado del suyo.
El espíritu de José, conforte nuestro, te confortará mientras duermes, y mañana volverás a Betania más fuerte y más segura, a preparar también allí a mujeres discípulas, en espera de la otra, que tú y Yo amamos más.
No dudes, Marta. Nunca prometo en vano. Ahora bien, para transformar un desierto lleno de víboras en un huerto paradisíaco, se requiere tiempo…
El primer trabajo no se ve; parece como si nada hubiera cambiado…
Y sin embargo, la semilla está ya depositada; todas las semillas.
Luego vendrá la lluvia del llanto y las abrirá… Y los árboles buenos crecerán.
¡Ven! ¡No llores más!
T MATERIALISMO E INCREDULIDAD
¿Por qué los Católicos se han Extraviado del Mundo Sobrenatural?
El catolicismo occidental ha perdido el sentido de los milagros sobrenaturales y en ello se puede entrever, una de las causas de su decadencia.
Los cristianos sostienen que Dios existe y creó al hombre.
Pero en un juego de palabras, los ateos le responden que fue el hombre quien creó a Dios.
Y a veces pareciera que es así, porque no tratamos de comprender que lo invisible alrededor nuestro es tan, o más importante que lo visible.
Los católicos hemos hecho un largo camino en el siglo pasado, hacia soslayar esta realidad.
En lo que algunos han bautizado, erróneamente, como una fe madura.
Porque, si bien los católicos creen en la existencia de Dios, Éste no se “concibe” en occidente, como Alguien que hace prodigios en la tierra actualmente.
Lo que hoy prima es la promoción de una filosofía de vida, en vez de una revelación de un plan sobrenatural, como realmente lo es.
Aunque debemos considerar que hay diferencias, entre los distintos lugares del mundo.
En los lugares en que crece más el cristianismo, como en África, la Fe tiene una fuerte impronta sobrenatural.
Mientras que en los lugares en que decrece más la fe, como en occidente, el cristianismo ha sido vaciado de sus contenidos sobrenaturales.
EL CATOLICISMO OCCIDENTAL HA PERDIDO LA BASE SOBRENATURAL
Los cristianos hemos ido perdiendo nuestra creencia en el mundo sobrenatural.
Necesitamos recordar que nuestra religión no tiene que ver simplemente, con tratar de ser buena gente y hacer un mundo mejor.
Sino que en realidad trata de nuestra marcha hacia un mundo mejor que no es acá en la Tierra.
El que ya está presente entre nosotros a través de los propios ángeles y los santos.
Nuestro problema es que hemos dejado de creer en la visión del mundo invisible.
Debido a nuestra época utilitaria y económicamente eficiente, no nos hacemos tiempo para reflexionar sobre eso.
Incluso llegamos a tener vergüenza de reivindicar el mundo sobrenatural aún en nuestra religión.
Y así minimizamos, por ejemplo el poder sobrenatural de los Sacramentos y el Poder de la Oración.
Viéndolos simplemente como un requisito formal de la religión o un hábito que tranquiliza nuestra conciencia.
En realidad, hemos convertido nuestra fe en una especie de moralismo, de deísmo,
y de terapia para curar nuestras emociones y nuestras inclinaciones.
Y quizás haya sido en nuestro afán de empujar, para que nuestra fe católica sea relevante. para la mayoría de la población del mundo.
Es más, en la vida diaria, si bien la mayoría de las veces no dudamos de la existencia de Dios, dudas que a veces es natural nos asalten a los cristianos.
No hay que olvidar que los ataques mentales, son el arma favorita de Satanás.
Y muchas veces tendemos a pensar, que Dios en realidad está en su mundo y que no interfiere demasiado en nuestro mundo.
Salvo que nosotros estemos constantemente presionándolo, con un lenguaje infantil que demanda siempre:
“ayúdaMe, sánaMe, protégeMe, etc. Me, Me, Me,..
Y en ese proceso de presión, que pide siempre; pero no da, Dios nos consuela y mantenemos un pobre manejo de nuestras emociones.
Es así que entendemos que catolicismo es en realidad, tratar de ser mejores personas y hacer de este mundo un lugar mejor.
Y es tanto nuestro empuje por hacer el bien, por llegar a ser buenas personas y por hacer de este mundo un lugar más acogedor,
que en realidad nos estamos olvidando de que este mundo es la preparación para un mundo mejor fuera de aquí.
Que este no es el mundo definitivo en el que viviremos toda la vida.
El intelectual español Juan Manuel de Prada ha dicho:
“El pensamiento católico ha aceptado lastimosamente el dualismo, estableciendo un dique o frontera entre lo natural y lo sobrenatural.
Y de este modo, se ha resignado a enjuiciar la realidad natural con categorías estrictamente ´naturales´:
políticas, económicas, estéticas, sociológicas o cómo demonios se quiera”,
Y el Obispo Robert Barron dijo también:
“El cristianismo africano pone énfasis en lo milagroso, la vida eterna, en la providencia activa de Dios, la gracia de curación y en la Divinidad de Jesús…”
Y es bueno acotar que el cristianismo crece más rápidamente en África que en cualquier otro lado.
Pero agregó algo aún más importante:
“La razón por la que el cristianismo orientado sobrenaturalmente crece, es que es congruente con los fines del Espíritu Santo,
Y también que presenta algo que el mundo no puede…
Cuando el cristianismo se dedica a las preocupaciones puramente de este mundo… se seca rápidamente”
Hay unos cuantos católicos que están en esta línea de volver a conectar el cristianismo occidental a sus raíces, a quitarlo del letargo del confort y la mundanidad.
O sea, rescatar la naturaleza sobrenatural del cristianismo.
Esa es la línea de los Foros de la Virgen María.
Un cristianismo que haga hincapié en la vida eterna milagrosa, en la providencia activa de Dios, y la gracia de la curación.
LOS GRANDES MILAGROS TODAVÍA EXISTEN
Nunca he visto a una persona resucitada de entre los muertos físicos.
Sin embargo, he sido testigo de personas curadas milagrosamente.
Lo que sí he visto, son numerosas conversiones, que son las resurrecciones sobrenaturales más importantes.
Hemos publicado mucha cantidad de ellas.
Y hay un denominador común.
Una curación sobrenatural o una conversión, supone un encuentro activo con Dios en la vida de una persona.
Y construye la fe y la esperanza a muchas personas que lo leen.
Dirige nuestros corazones y mentes hacia el cielo.
Muchos de los santos, entendieron que lo sobrenatural se expresa en el mundo natural.
Y sostuvieron que es una herramienta muy eficaz para la evangelización.
Se dice que San Vicente Ferrer ha convertido más de 200.000 almas en su vida, muchas de ellas después de presenciar milagros increíbles.
Lo sobrenatural, sin embargo, no es un truco de salón o un fin en sí mismo.
El cristianismo sobrenatural es congruente con la obra del Espíritu Santo.
Su propósito es demostrar el Amor y el asombroso poder de un Dios Bueno.
Milagro del Sol en Fátima – 1917
NO ES BUENO ESCONDER LOS MILAGROS
Hay lecturas inspiradoras, como el libro, “Santos que Levantaron de la Muerte” por el P. Albert Hebert,
en el que relata 400 historias de santos que han levantado a personas de entre los muertos.
Lo ponemos como ejemplo porque esto dramatiza que los milagros, incluso el más milagroso de milagros, la resucitación de los muertos, no terminó con los apóstoles.
Pero lamentablemente cuando se escribe sobre estos santos, rara vez oímos de sus hechos milagrosos.
Es casi como si el catolicismo occidental tuviera miedo de lo que no puede entender.
Y por lo tanto reduce los grandes santos a meras caricaturas morales.
O lo que es peor, tiene vergüenza de la ‘credulidad’ o ‘fantasía’ de los relatos que han llegado hasta nosotros.
Acá hay algunas de estas resucitaciones.
San Patricio expulsa a las serpientes de Irlanda
SAN PATRICIO
San Patricio es mucho más que la tradición de expulsar las serpientes de Irlanda.
Un hombre llamado Machaldus y sus amigos decidieron burlarse de San Patricio.
Cubrieron uno de su grupo con un manto como si estuviera muerto y se le pidió a Patricio volverlo a la vida.
Patricio sabiendo el truco, (con el don de ciencia infusa) les dijo que el hombre estaba muerto.
Y de hecho comprobaron que lo estaba.
Después de descubrir al embaucador, ahora muerto, Patricio lo levantó de entre los muertos.
Machaldus, que había intentado burlarse de Patricio, se convirtió y se hizo conocido como San Machaldus.
SAN ESTANISLAO
El obispo San Estanislao compró una propiedad para su Iglesia, de un hombre llamado Piotr, que murió poco después de la venta.
Tres años más tarde, los hijos de Piotr impugnaron la venta como parte de un complot contra Estanislao.
El santo ordenó a la tumba de Piotr abrirse, tocó los huesos del hombre con su báculo, y todo su cuerpo se llenó.
Piotr dio testimonio de la venta, reprendió a sus hijos y luego pidió ser devuelto a la tumba.
SAN FRANCISCO JAVIER
En la ciudad de Combutura, un niño cayó en un pozo profundo y se ahogó.
Después que el cuerpo fue recuperado, Francisco oró por el niño muerto.
Francisco le tomó de la mano y le ordenó levantarse en el nombre de Jesucristo.
Inmediatamente, el muchacho regresó a la vida.
SAN VICENTE FERRER
A San Vicente Ferrer se le atribuyen muchos milagros.
La esposa de un hombre que había dado alojamiento al santo se había vuelto loca, mientras el hombre estaba ausente.
A su regreso se enteró que su esposa había cortado su garganta a su hijo pequeño, cortando en pedazos el cuerpo…
y asando algunas partes, incluso tratando de servirlos como alimento.
San Vicente llegó a la casa, recogió las piezas con sangre del cadáver, oró, e hizo la señal de la cruz sobre el cuerpo.
Las partes del cuerpo de inmediato se reunieron y el niño volvió a la vida.
PADRE PÍO
Una mujer fue a San Giovanni Rotondo para ver al Padre Pío y llevaba a su bebé muerto de seis meses de edad.
La mujer en su desesperación clamó al Padre Pío, quien tomó el cuerpo del bebé y oró.
Después de unos minutos, él le dijo: “¿Por qué gritas tanto?
¿No ves que su hijo está durmiendo?
El bebé estaba muy vivo”.
SAN MARTÍN DE TOURS
A San Martín de Tours se le acredita resucitar al menos tres personas de entre los muertos.
Una mujer llevando a su bebé muerto y acompañada de una gran multitud llegó a San Martín en busca de ayuda.
La mujer le rogó a San Martín para que trajera a su hijo de vuelta.
El obispo tomó al niño en sus brazos, se arrodilló y oró.
Cuando se levantó, el niño estaba vivo.
Además de esas cosas que hacen los santos, que hemos puesto como ejemplos.
Los ángeles también nos recuerdan que hay más cosas aquí en la tierra y también en el Cielo,
de lo que lo que señalan nuestras pobres filosofía del mundo.
LOS ÁNGELES SON GRANDES ACTORES DEL MUNDO SOBRENATURAL
Los ángeles traen del Cielo a la Tierra el mensaje de que el hijo de Dios está volviendo físicamente a la Tierra.
Y que hay un mundo invisible al que podemos recurrir diariamente y en todo momento.
No sólo para darnos paz, sino fundamentalmente para actuar en el mundo, a través de pedirles auxilio a los ángeles.
En definitiva son los ángeles los que nos permiten ver la realidad con ojos de eternidad.
Son quienes que nos permiten abrir la imaginación, nuestra mente, nuestro corazón…
Y si por ahí logramos la bendición de comunicarnos físicamente con el mundo sobrenatural, veremos la realidad tal cual es.
Piensa en el jardín del Edén, en el Paraíso que se nos presenta en el Apocalipsis:
Los ángeles son grandes actores del drama de nuestra salvación.
Así los vemos luchando al lado de los patriarcas, de los profetas, caminando con los israelitas hacia la tierra prometida.
Y son los propios ángeles quienes anuncian la Venida del Hijo de Dios, en la plenitud de los tiempos.
El ángel del Señor se presenta Zacarías, para anunciarle a San Juan Bautista.
El ángel Gabriel llega hasta María, y le anuncia la venida de su hijo nuestro salvador.
Y también se le aparece a José para asegurarle el relato de la concepción sobrenatural de Dios en María.

7. Entonces se entabló una batalla en el cielo: = Miguel = y sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus Ángeles combatieron,
8. pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos.
9. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron arrojados con él. Apoc. 12
Los ángeles no pueden contener su jolgorio cuando el Señor nace; llaman a los pastores a presenciar el hecho y cantan canciones de alabanza todo el tiempo.
También son los que asisten a los Reyes Magos para llegar hasta Belén y luego para irse por otro camino para evitar peligros.
No son solo mensajeros, sino que ellos con su acción nos llevan adorar al Hijo de Dios.
y velan por nosotros como guardianes y como guías en el camino.
Esta época navideña nos recuerda que el catolicismo debe ser profundamente místico, para captar la realidad última que vivimos en la Tierra.
Y rescatarnos del minimalismo realista, que da por sentada una realidad que únicamente es la que podemos captar con nuestros sentidos físicos.
EL LLAMADO A VOLVER A LA ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
Es por estos riesgos del minimalismo y también por los riesgos materiales,
que en algunas parroquias y algunos fieles ha comenzado recitar nuevamente la oración a San Miguel Arcángel, luego de terminada la misa.
Quien esto escribe recita diariamente la oración a San Miguel Arcángel una vez que el sacerdote termina diciendo“… pueden ir en paz” y los fieles contestan“demos gracias a Dios”.
La invocación a San Miguel Arcángel es para que nos proteja de los peligros físicos y de los peligros de la caída en el minimalismo.
En realidad con esta oración no estamos pidiendo solamente que nos proteja de ataques físicos.
Sino que nos proteja también DE LOS ATAQUES ESPIRITUALES CONTRA NUESTRA MENTE Y NUESTO CORAZÓN:
Del orgullo, la envidia, la pereza, la avaricia, la lujuria, la gula, la ira, qué son los desajustes y las trampas espirituales con las que el Maligno busca nuestra perdición.
Estos son nuestros puntos débiles, pero también son cosas que nos llegan desde afuera, que actúan sobre nosotros,
y que no nos debe permitir el lujo de ser pasivos, sino activos para contrarrestarlos.
No se trata se entrar al mundo encantado de hadas y gnomos, sino que se trata de ser conscientes de la lucha entre poderes extra humanos,
que como dice San Pablo nuestra lucha contra los principados y potestades: los Demonios (Ef 6:12).
Porque queramos o no, estamos inmersos en esa lucha, no podemos salirnos,
y cuanto antes nos demos cuenta, será mejor para la salvación de nuestra alma.
Cuando recitamos la oración a San Miguel Arcángel, recuperamos el dominio del mundo total, del natural y del sobrenatural, porque son uno sólo.
El que nos fueron incautando los ultra materialistas.
Y también quienes delinearon un paisaje totalmente humano de las pasiones del alma, como Freud por ejemplo.
En esta oración recordamos que estamos sujetos a una lucha cósmica entre las fuerzas de Dios y las fuerzas del Maligno.
Y nos da las armas para luchar contra nuestras inclinaciones del alma y nuestra concupiscencia,
como pueden ser los deseos sexuales desordenados, las ambiciones de poder, la avaricia, los celos, etc.
Porque en realidad, esas cosas también son provocadas externamente a nosotros, porque no somos flores de invernadero,
sino que estamos inmersos en un ambiente, expuestos a las inclemencias del mundo natural y sobrenatural a la vez.
Desde el principio el objetivo central de los ángeles caídos, ha sido la seducción y llevar a la ruina a las almas humanas.
Una forma de verlo es que estamos viviendo en una tierra donde están tratando de darnos caza, pero estamos siendo protegidos por ejércitos de ángeles.
Pero lamentablemente una gran cantidad de los católicos se ponen en guardia cuando se habla de los ángeles buenos y malos en lucha,
pensando que el escenario de una lucha entre fuerzas invisibles del bien y del mal, es un concepto pre moderno.
Hay quienes oponen lo que llaman una fe madura a una fe infantil
y consideran que creer que existe un mundo sobrenatural, más allá de la transustanciación de la eucaristía, es de niños.
La iglesia desmontó oficialmente la recitación de la oración a San Miguel Arcángel como consecuencia del Concilio Vaticano Segundo.
Junto con la minimización en las iglesias de las estatuas, pinturas y vitrales que señalaban el énfasis en esta lucha contra potestades y principados.
Aunque en él se habló elogiosamente de la religiosidad popular y de lo sobrenatural, el efecto fue reducir su impacto en el catolicismo.
En realidad comenzó a primar la visión del diablo y sus fuerzas como una representación de mitos pre científicos,
qué explican psicológicamente y físicamente el mundo para que podamos adaptarnos.
En lugar de ver que en realidad existe un ataque y una defensa a los seres humanos de parte de seres angelicales, los primeros malos y los segundos buenos.
Ya en 1994 el Papa Juan Pablo II pidió a los católicos recitar de vuelta la oración de San Miguel Arcángel.
Porque se ha puesto en evidencia el ataque cada vez más concertado hacia los humanos:
a través del aborto, la pornografía, el matrimonio del mismo sexo, el divorcio sin culpas, la eutanasia, etc.
¿Estamos volviendo?.
¿Cada vez más católicos comunes piensan que es correcta la antigua concepción de una lucha entre la fuerza de Dios y las fuerzas demoníacas sobre los seres humanos en la Tierra?
No lo se en realidad ¿Qué opinas tu?
Si fuera, así nos permitiría reconstruir la realidad, interpretando que toda esta locura que vemos y con la que nos enfrentamos no son fantasmas de nuestras almas torturadas.
Sino que es parte de un escenario de lucha que se produce en un campo que nosotros no vemos, pero en el que estamos inmersos.
Pero además nos haría más conscientes de que las fuerzas angelicales nos ayudan a movernos en el mundo.
Porque los católicos sabemos que no podemos confiar solamente en nosotros mismos,
ni tampoco confiar en qué podemos elegir correctamente entre el bien y el mal en cada situación.
En definitiva este tiempo es propicio para recordarnos la presencia de los ángeles a través de toda la historia del mundo, qué contamos con ellos.
Y que son los que nos defienden en esta lucha contra los principados y potestades.

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.
Fuente: Foros de la Virgen María.