Habla nuestro Señor Jesucristo
Los maestros habrán de proporcionar a las gentes el jugo de la Obra. Más ellos, si han de suministrar la miel, tienen que nutrirse con las flores que Yo he dado.
Todo es verdad en la Religión, sólo que a lo largo de los milenios y milenios, algunas verdades fueron dadas y expresadas mediante figuras o símbolos.
Y esto no basta ya para este siglo de racionalismo y positivismo…
¿Y por qué no decirlo? De incredulidad y de duda que penetran hasta en los ministros.
No basta ya. La fabulilla de la manzana, tal como se narra, no convence, no se acepta ni produce aumentos de fe;
antes debilita más bien la fe acerca de la verdad del Pecado Original
Y por tanto, sobre mi predicación al ser Maestro entre las gentes, sobre la institución divina de la Iglesia, sobre la verdad de los Sacramentos…
Y así podría seguir enumerando todo aquello que haría que tambalease la aceptación de la cuarta verdad de Fe.
LA PRIMERA VERDAD: la existencia de Dios.
LA SEGUNDA VERDAD: la rebelión de Lucifer.
Y en consecuencia, la transformación del Arcángel en Demonio, en Satán y por tanto, en espíritu del Mal y de las Tinieblas, opuesto al espíritu del Bien y de la Luz.
LA TERCERA VERDAD: la Creación.
LA CUARTA VERDAD: LA CULPA DE ADÁN.
El cálculo en su consecuencia divina por Lucifer transformado en Satán, por no adorarme a Mí, Jesucristo, Hijo de Dios, Redentor del Hombre, su Adversario y Vencedor.
La fabulilla de la manzana no satisface ya a las gentes de hoy y sobre todo, a los maestros de hoy, los cuales la enseñan mal al no admitirla su pensamiento.
A la sutil y metódica erosión del racionalismo y demás tendencias de hoy se ha de oponer una abierta, sincera, verosímil y digna versión,
como corresponde a cuanto se relaciona con Dios, que es prueba propuesta por Él a sus creados,
LA ÚNICA VERSIÓN SINCERA Y REAL DEL PRIMER PECADO.
Y así creerán más los maestros que harán creer más a los fieles.
Lo que fue bueno al amanecer de la Humanidad resulta insuficiente y hasta perjudicial en el atardecer de la Humanidad,
cuando los espíritus se han hecho ya adultos y se encuentran maleados con tantas cosas. ¡Demos luz! Que en la luz está la vida‖.
Adán y Eva, hermanos y esposos, al amarse se miraban con sus ojos inocentes como dos gemelos en una cuna.
Dios había puesto para el hombre al crearle una única necesidad tan sólo: La del AMOR.
Amor de hijos hacia su Padre, amor de súbditos para su Rey, amor de creados para su Creador Dios.
Y si el ácido de la Culpa no hubiese corroído las raíces del amor, éste habría crecido potente entre vosotros sin exigencia de fatiga alguna.
Qué digo fatiga, constituiría gozo para vosotros, una necesidad que produce alivio cuando se realiza como es en vosotros el respirar.
Y efectivamente, el AMOR estaba destinado a que fuera la respiración del espíritu del hombre y la sangre del mismo.
Después vino la Culpa. ¡Oh, la ruina de la Culpa!
Antes de la Culpa todo estaba regulado y basado en el amor.
El amor como es ahora, el actual generador de los hijos, entonces no existía.
La malicia no existía y por tanto, — porque va con ella— tampoco el hambre carnal.
El hombre amaba a la mujer y la mujer al hombre; naturalmente, pero no según la naturaleza como vosotros la entendéis.
Sino según la naturaleza de hijos de Dios, o sea, sobrenaturalmente.
EVA FUE AL ÁRBOL…
Su presunción la llevó a la ruina.
La presunción es el fermento de la soberbia.
En el árbol del conocimiento del Bien y del Mal Eva encontró al Seductor…
Que mentirosamente la indujo a la desobediencia, esto es, a traspasar la orden de Dios … (Gen.3,1-5)
Esto es, a desear desordenadamente ser semejante a Dios creador en la procreación (soberbia),
por lo tanto a desobedecerlo (desobediencia) comiendo del fruto del árbol del conocimiento del Bien y del Mal:
En el árbol encuentra al Seductor, el cual canta la canción de la mentira:
«¿Piensas que hay aquí algo de mal? No.
Dios te lo prohibió porque quiere teneros como esclavos de su poder.
¿Creéis ser reyes?
No sois ni siquiera libres como lo es la fiera.
Ella puede amar con un verdadero amor…
Y ser creadora como Dios…:
la vida verdadera consiste en conocer las leyes de la vida.
Entonces seréis semejantes a dioses y podréis decir a Dios: ‗Somos tus iguales‘»‖.
Eva, con tal de alcanzar el fin de la prometida y decantada semejanza o igualdad con Dios Creador, por medio de la procreación.
Engañada con tales palabras y cediendo a los halagos del Seductor, no rehúsa los medios:
Por lo tanto traspasa el divino Mandamiento o la divina Prohibición (Gén. 3, 6),
Y se entrega al placer de la glotonería y de la carne.
Por esto, además de soberbia, pecó de desobediencia, glotonería, lujuria:
Dios había dicho al hombre y a la mujer: «Os doy todo, tan sólo me reservo este misterio de la formación del hombre».
Satanás quiso arrebatar esta virginidad intelectual al hombre…
y con su lengua viperina acarició y fascinó los miembros y ojos de Eva,
creando en ella reflejos y excitaciones que antes no tenía,
porque la Malicia no la había envenenado todavía.
Ella « vió». Y al ver quiso probar.
La carne se había excitado.
¡Oh, si hubiera invocado a Dios!… El Padre la habría… curado…
Pero Eva no fue al Padre Volvió sus ojos a la Serpiente.
Era una sensación dulce para ella.
Al ver que el fruto del árbol era bueno para comerse y que era bello y atrayente, lo cortó y se lo comió.
Y «comprendió».
Ya la Malicia había bajado a morderle las entrañas.
Vió con ojos nuevos y oyó con oídos nuevos, los instintos y las voces de los animales.
Y sintió arder en ella algo raro.
Fue la primera en pecar.
Condujo a su compañero a igual cosa…‖.
Por eso sobre la mujer pesa una mayor condena.
Por Eva el hombre llegó a rebelarse contra Dios y por ella conoció la lujuria y la muerte.
Por ella perdió el dominio sobre sus tres reinos:
El del espíritu, porque permitió que el espíritu desobedeciera a Dios:
El de lo moral, porque permitió que las pasiones se adueñasen de él:
el de la carne, porque le rebajó a las leyes instintivas de las bestias.
«La serpiente me engañó», dijo Eva
«La mujer me presentó el fruto, y comí de él» dijo Adán
Y el triple, desenfrenado apetito; desde entonces, tiene entre sus garras los tres reinos del hombre‖.
¡Todos los seres lloraron amargamente la inocencia profanada de su reina!
¡Y llanto desolado de la reina ante esa profanación suya, cuya realidad y cuya imposible anulación comprende!
Eva deseó conocer y SE HIZO CREADORA, pero no logró ser dueña del árbol de la Vida.-
Se lee en el Génesis:
«Entonces Adán, siendo su mujer la madre de todos los vivientes, puso a su mujer el nombre de Eva»
¡Oh, sí! La mujer había nacido de la «Varona»
que Dios había formado para que fuera compañera de Adán, sacándola de la costilla del hombre.
Había nacido con su destino doloroso porque había querido nacer.
Porque había querido conocer aquello que Dios le había ocultado,
reservándose la alegría envidiable de darle el gozo de una posteridad, sin la humillación de los sentidos.
La compañera de Adán quiso conocer el Bien que se oculta en el Mal…
Y sobre todo, el Mal que se oculta en el bien, en el bien aparente.
Seducida por Lucifer, deseó ardientemente conocer cosas,
QUE SOLO DIOS PODÍA CONOCER SIN PELIGRO,
Y SE HIZO CREADORA.
Pero usando indignamente esta fuerza de bien, la había corrompido transformándola en acto malo,
pues que era la desobediencia a Dios y malicia y avidez de la carne.
Ya era ella la «madre».
Amaestrada y seducida por Satanás, por la Serpiente, Eva cayó en un pecado de cuatro ramas:
Soberbia, Desobediencia, Glotonería, Lujuria.
Y ya seducida y hecha discípula del Demonio, se convierte para Adán en maestra y seductora:
El pecado cuádruple que Eva había cometido por instigación diabólica,
Adán lo cometió por instigación de la mujer:
Y el árbol prohibido se convierte en realidad para el género humano en algo mortal,
porque de sus ramas pende el fruto del saber amargo que proviene de Satanás.
Y LA MUJER SE CONVIERTE EN HEMBRA.
Y con el fermento del conocimiento satánico en el corazón, va a corromper a Adán…‖
A consecuencia de este cuádruple pecado (esto es, de soberbia, desobediencia, glotonería, lujuria)
Y PARTICULARMENTE POR CAUSA DEL CUARTO:
Remate de toda infeliz obra pecaminosa, como cosa que se puede conectar con la culpa de soberbia o desobediencia o glotonería,
pero que se une mejor con la de Lujuria.
Los ojos de Adán y Eva se abren y caen en la cuenta de estar desnudos,
se hacen taparrabos con hojas de higuera y se los ponen (Gén. 3, 7)
Y así pecando, los dos mueren en el espíritu a la Gracia.
Y en castigo del pecado Dios castiga a los primeros padres y descendientes con la pena de la muerte…
Y la destrucción del cuerpo que se realiza a su tiempo:
Además castiga a la mujer en su condición de madre y esposa.
Y al hombre en la de trabajar (Gén. 3, 16-19).
Además de condenarlos, los arroja del Paraíso Terrestre …
Y por lo tanto la pérdida de la amistad divina, llegada a este nivel la carne; corrompido lo moral, degradado lo espiritual,
conocieron el dolor y la muerte del espíritu privado de la Gracia.
Y DE LA CARNE PRIVADA DE LA INMORTALIDAD
Vosotros que os horrorizáis por las ruinas de vuestros palacios, de vuestros templos, de vuestros puentes, de vuestras ciudades.

27. Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.
Y maldecís de los explosivos que destruyen, pulverizan y dañan todo.
¿No pensáis qué tamaño de ruina causó la Culpa del hombre?
En el hombre, lo obra más perfecta de la Creación, pues fue hecho por la Inteligencia Eterna que, lo diré así:
Os fundió, metal sin escorias, dándoos su misma forma.
Consiguiendo modelaros a su Imagen y Semejanza, tan bellos y puros que se llenó de júbilo el ojo de Dios al contemplar su Obra…
Y la Tierra cantó con voz altísima por la gloria de ser el planeta que, en los Orígenes del Universo,
alcanzaba a ser el inmenso palacio del rey-hombre, hijo de Dios‖.
La Culpa desbarató, en las raíces del hombre, aquel conjunto perfecto.
Y, desaparecido el amor del hombre para con Dios,
desapareció el amor de la Tierra para con el hombre.
Se desencadenó sobre la Tierra la ferocidad entre los seres inferiores, entre éstos y el hombre y…
¡Horror de los horrores!, entre los mismos hombres!
Aquella sangre se caldeó por el odio y se derramó contaminando el altar de la Tierra…
Sobre la que Dios pusiera a sus primeros hombres para que, amándose, le amaran…
Y enseñasen el amor a sus descendientes:
ÚNICO RITO QUE DIOS QUERÍA DE VOSOTROS.
Y he aquí cómo entonces, de la semilla de la Culpa nació una planta:
una planta de amargo fruto y punzantes ramas: EL DOLOR.
Primeramente el dolor sufrido del modo que el hombre lo podía sufrir conforme a su embrionaria espiritualidad contaminada:
un dolor animal hecho de los primeros dolores de la mujer. Y de las primeras heridas hechas a la carne fraterna,
UN DOLOR FEROZ DE AULLIDOS Y MALDICIONES,
GERMEN SIEMPRE DE NUEVAS VENGANZAS.
Más tarde, al refinarse en su ferocidad, aunque no en su esencia, también evolucionó el dolor haciéndose más complicado:‖
Dos son las necesidades del hombre:
El amor que impide cometer el Mal y el dolor (santificado por Jesús que, al fundirlo con su dolor infinito, dio así méritos al dolor) que lo repara.
Esta es la Ciencia que se ha de aprender: saber amar y saber sufrir”

El conocimiento del Bien y el Mal, envenenó la sabiduría y destruyó el mayor Don que nos estaba reservado… EL SEXO DIVINO Y SAGRADO, enseñado por Dios
La Culpa, más nefasta que la dinamita, trastornó al hombre en sus raíces.
¿Y sabéis dónde se encontraban éstas? En el pensamiento de Dios que hiciera al hombre.
La Culpa desbarató, en las raíces del hombre, aquel conjunto perfecto de carne y espíritu;
de carne, no diferente, en los movimientos del sentido, del espíritu.
del que no era contraria sino más pesada tan solo y en modo alguno enemiga;
de espíritu, NO prisionero y prisionero subyugado en la cárcel de la carne.
Sino, de espíritu jubiloso dentro de la dócil carne que le guiaba a Dios;
era atraído a Dios al modo de un imán divino, mediante las relaciones de amor entre el Creador:
el Todo y el espíritu:

7. Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente. GÉNESIS 2, 7
LA PARTÍCULA QUE DE SÍ MISMO, DIOS HABÍA DONADO AL HOMBRE
La Culpa desbarató aquél armonioso entorno que puso Dios en derredor de su hijo para que fuese rey y rey feliz.
La herida de Eva engendró el sufrimiento, que no terminará sino hasta cuando muera la última pareja sobre la Tierra.
Si los cataclismos y las tinieblas acompañaron la muerte del Inocente,
TAMBIÉN TINIEBLAS Y FUERTE TEMPESTAD
ACOMPAÑARON A LA MUERTE DE LA INOCENCIA Y DE LA GRACIA

Cuando nos crucificamos y Dios nos convierte en corredentores, somos pararrayos de la Justicia Divina…
EN LOS CORAZONES DE LOS PRIMEROS PADRES.
Había nacido el Dolor sobre la Tierra.
Y la Providencia de Dios no quiso que fuese eterno;
de forma que os da, después de años de dolor, la alegría de salir del dolor para entrar en la alegría, si sabéis vivir con corazón recto.
LA LIBERADORA DEL HOMBRE CAÍDO:
LA GRACIA.-
Únicamente la Gracia puede desatar las ligaduras de este monstruo despiadado.
Y si la Gracia vive, si está vivísima, si la voluntad del hijo fiel la mantiene cada vez más viva, llega incluso a estrangular al monstruo.
Ya no habrá nada que temer: ni a los tiranos internos: o sea, la carne y las pasiones;
ni a los tiranos externos: o sea, el mundo y los que en el mundo tiene poder, ni a las persecuciones ni a la muerte.
Es como dice el Apóstol Pablo: «No temo a ninguna de estas cosas, y ya no considero mía mi vida, con tal de cumplir mi misión
y llevar a cabo el ministerio encargado por el Señor Jesús para dar testimonio del Evangelio de la Gracia de Dios»‖.
No se debe olvidar que la Gracia es Luz. Y que quien la posee, conoce lo que es útil y bueno conocerse.
La Llena de Gracia conoció todo porque la Sabiduría la instruía (la Sabiduría que es Gracia), y se dejó guiar santamente.
Eva pues, conocía lo que era bueno conocer; no más de eso.
Porque es inútil conocer lo que no es bueno.
No tuvo Fe en la palabra de Dios, y no fue fiel a su promesa de obediencia.
CREYÓ A SATANÁS, QUEBRANTÓ SU PROMESA,
QUISO CONOCER LO NO BUENO, LO AMÓ SIN REMORDIMIENTO,
TRANSFORMÓ SU AMOR, QUE SE LE HABÍA DADO Y QUE ERA TAN SANTO,
EN UNA COSA CORROMPIDA, A UNA COSA QUE NO VALÍA NADA.
Ángel caído, se arrastró por el fango y paja,
mientras que podía haber corrido dichosa entre las flores del Paraíso Terrenal y ver florecer a su alrededor su prole,
de la misma forma que un árbol se cubre de flores sin doblegar su copa y meterla en el pantano‖.
El Padre Creador concedió la maternidad también a Eva, libre de todo cuanto ahora la envilece.
Una maternidad dulce y pura sin el lastre de los sentidos…
¡De cuánta riqueza se despojó Eva! ¡Más que de la inmortalidad!…
Pero la maternidad, que dejó a mi Madre intocable,
Ella la nueva Eva, la conoció para que pudiese decir al mundo cuál hubiera sido la dulce suerte de la mujer al dar a luz sin ningún sufrimiento…‖
El Génesis narra el pecado de los primeros padres y el castigo que Dios infligió a ellos y a sus descendientes.
Ha sido sobre todo, mi apóstol S. Pablo (Rom. 5) al establecer un parangón entre Yo vuestro Redentor y Adán, entre el primero y el Segundo Adán
y teniendo ante sus ojos la Anunciación, compararon a Eva y a María, esto es, a la primera y a la segunda Eva.