Archivos diarios: 8/02/21

UNA VENTANA EN EL TIEMPO

HACE CUATRO SIGLOS

Se trata de una de las apariciones más asombrosas en la historia.

Porque predijo, 400 años antes, la crisis actual de la pérdida de fe dentro de la iglesia católica, que hoy sucede.

La aparición de Nuestra Señora sucedió a la Sierva de Dios, Madre Mariana de Jesús Torres (1563-1635), a comienzo del siglo XVII.

La madre Mariana de Jesús fue una monja Concepcionista española que viajó al Nuevo Mundo a los 13 años para cofundar el Real Convento de la inmaculada Concepción en Quito, Ecuador.

La virgen se le apareció como Nuestra Señora del Buen Suceso.

La hermana Mariana tuvo numerosos milagros en su vida además de las visiones místicas.

Hagamos un poco de historia de la aparición de Nuestra Señora.

NUESTRA SEÑORA DEL BUEN SUCESO, UN TÍTULO ANTIGUO

La advocación de Nuestra Señora del Buen Suceso nació de los hermanos españoles la Orden de Minimos para el Servicio de los Enfermos, la cual desapareció en el siglo XIX.

El superior de la orden Gabriel de Fontaned iba con Guillermo de Rigosa a ver al Papa en Roma.

Cuándo pasaron por la ciudad de Traigueras en Cataluña se desató una tormenta.

En unas montañas vieron una suave luz y subieron ahí para refugiarse.

Cuál fue su sorpresa que cuando entraron a la cueva encontraron unos olores a flores…

Y una bella estatua de la Santísima Virgen con su hijo en su brazo izquierdo, un báculo en su brazo derecho y una corona en su cabeza.

Cayeron de rodillas venerando a la virgen y emprendieron una investigación para ver de quién era la estatua.

Como nadie supo darle información sobre ella, se la llevaron en su viaje a Roma.

Allí le contaron al papa Pablo V lo sucedido en 1607.

El propio Papa le dio el nombre:

Virgen del Buen Suceso y puso a la Orden bajo su protección.

Colocaron la estatua en el Hospital Real de Madrid y fueron concedidos numerosos milagros a través de ella.

Luego de lo cual fue extendiéndose por España

Nuestra Señora del Buen Suceso

LA VIRGEN DEL BUEN SUCESO EN ECUADOR Y SU MILAGROSA ESTATUA

La Virgen del Buen Suceso llega a Ecuador por una aparición a la madre Mariana de Jesús Torres.

Se le apareció bajo el título Nuestra Señora del Buen Suceso de la misma forma, con el Niño Jesús en el brazo izquierdo y el báculo en la derecha, pero además con las llaves del convento en su mano derecha.

La aparición le da instrucciones precisas a la madre Mariana en 1599 sobre cómo realizar la estatua.

Las instrucciones de la Virgen fueron claras de que la estatua debía colocarse encima de la silla de la abadesa, porque Ella sería la abadesa del convento en el final de los tiempos.

Nuestro Señor también le dijo que Él deseaba que se hiciera la estatua para que el pueblo de Quito y el mundo entero recurrieran a ella en los tiempos difíciles que vendrían.

Y para que las monjas del convento recurrieron a ella como abadesa.

La historia de la construcción de la estatua fue un milagro.

Cuando el obispo dio la aprobación para que se hiciera la estatua se contrató al famoso escultor Francisco del Castillo para realizarla.

Éste trabajó en el coro superior del convento y tanto el obispo como las hermanas vieron los progresos.

El escultor fue a Europa a buscar pigmentos para la cara de la estatua.

Pero cómo se demoraba tanto la madre Mariana pidió el 16 de enero de 1611 a la Santísima Virgen que completara el trabajo Ella misma.

Y recibió la contestación afirmativa cuando el tabernáculo se le iluminó con luces celestes.

Entonces vio que los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael se postraron ante la Reina del Cielo y subieron al coro para terminar la estatua.

También estaba presente allí San Francisco.

Cuando quedó terminada Nuestra Señora entró la estatua y está cobró vida.

Y ella y el coro celestial entonaron el Magnificat.

Esta música despertó a las hermanas que vieron una luz brillante alrededor de la estatua a las 3 de la madrugada y comprobaron su transformación.

Al otro día milagrosamente llegó el escultor Francisco del Castillo al convento y vio que la obra magnífica no era de él.

Y dijo que se trataba de una obra angelical, que ningún escultor podría haberla hecho con tanta belleza.

Todo esto fue documentado por escrito por el escultor y el obispo

El 2 de febrero de ese mismo año el Obispo de Quito, Salvador de Ribera, bendijo la estatua y le entregó las llaves del convento, diciendo,

“Mi Señora yo te entrego el gobierno de este convento y de mi rebaño en general”

Todos los obispos qué le siguieron aprobaron la devoción a la Virgen del Buen Suceso hasta nuestros días.

El 2 de febrero de 1991 autoridades de Roma hicieron la coronación canónica de Nuestra Señora del Buen Suceso como reina de Quito.

Un hecho interesante es que el niño de la estatua de la Virgen no es el original.

Porque una hermana del convento escondió la estatua y documentos del Convento durante una revolución en Quito.

Luego la hermana murió y no se sabe dónde quedó la estatua y los demás documentos que escondió.

Pero según la profecía, la estatua original será encontrada, después que la crisis en la Iglesia profetizada por la Virgen haya terminado.

Y comenzado la restauración de la Iglesia.  

HECHOS MILAGROSOS EN LA VIDA DE MARIANA TORRES

Sor Mariana de Jesús murió 3 veces.

La primera sucedió en 1582 durante su primer mandato como superiora del convento.

Ella había sido puesta en la cárcel junto con las hermanas españolas por otras hermanas insubordinadas.

Allí en 1582 murió y fue juzgada por Nuestro Señor, donde le dio la opción de permanecer en el Cielo o volver a la Tierra como víctima expiatoria por los pecados del siglo XX.

La hermana María de Jesús eligió volver a la Tierra y Nuestro Señor le concedió 5 años de los tormento del infierno en la Tierra, para obtener la conversión de la líder de las monjas rebeldes y demás pecadores.

La segunda vez que murió fue el Viernes Santo de 1588, a consecuencia de qué se le mostraron los horribles abusos y herejías en la Iglesia en el siglo XX.

Ella resucitó el Domingo de Pascua.

Finalmente murió el 16 de enero de 1635.

En 1906 se abrió su ataúd y su cuerpo estaba completo e incorrupto.

Su cuerpo se conserva en el nivel inferior del claustro del convento.

Luego de su muerte se han registrado varios milagros.

Uno de ellos sucedió 21 de Junio del 2014 cuando una foto de ella apareció con una lágrima en su mejilla durante una reunión de los devotos de la Virgen del Buen Suceso.

La causa de beatificación comenzó en agosto de 1986 y Monseñor Luis Cadena y Almeida es el postulador de la causa.

PROFECÍAS CUMPLIDAS

Las revelaciones de Nuestra Señora del Buen Suceso y la devoción a su estatua han sido aprobadas desde sus comienzos, por los obispos sucesivos de Quito.

El postulador de la causa de Mariana de Jesús menciona 5 profecías de la Virgen del Buen Suceso que se cumplieron.

  • La independencia de Ecuador en el siglo XVIII;
    • La consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús por un “Verdadero presidente Católico” [Gabriel García Moreno] en el siglo XVIII;
    • La proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora,
    • Y el dogma de la infalibilidad Papal, ambos en el siglo XVIII,
    • Por un papa que sería prisionero en el Vaticano [papa Pío IX].

Un hecho sorprendente es que Nuestra Señora del Buen Suceso habla mucho de la Masonería como responsable de los sucesos que vendrán.

Sin embargo la Masonería europea aparece a fines del siglo XVII y principios del siglo XVIII.

De modo que todavía no era conocida con ese nombre en Europa, y menos en América, cuando la virgen hizo esas revelaciones a Mariana de Jesús.

CRISIS EN LA IGLESIA EN SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX

Nuestra Señora del Buen Suceso le dijo a Sor Mariana de Jesús que en el siglo XX se cristalizaría una gran crisis en la iglesia. Su punto crucial sería la segunda mitad del siglo XX.

Y que recién a partir de ahí sería conocida la devoción a la Virgen del Buen Suceso como remedio para esa crisis.

En ese tiempo habrá una corrupción importante en las costumbres y satanás gobernará por medio de las sectas masónicas.

En la Iglesia Católica la luz de la fe será casi completamente extinguida y los sacramentos serán profanados y abusados.

Habrá muy pocas vocaciones y las almas religiosas serán muy pocas.

Reinará la impureza y el pueblo no se preocupará de los asuntos espirituales.

Predijo que los sacerdotes depravados de esa época escandalizarían tanto a los cristianos que levantarían la indignación general.

Podemos decir que esa predicción ya se ha cumplido con la crisis de los abusos sexuales en la Iglesia Católica.

Y que la crisis de las vocaciones y demás infortunios se desataron luego del Concilio Vaticano II.

Sor Mariana de Jesús Torres

En resumen son 5 las profecías de la Virgen del Buen Suceso para nuestro tiempo.

  • Una enorme apostasía en la Iglesia
    • La corrupción del clero
    • Herejías
    • El abandonamiento de las reglas en conventos y monasterios
    • La culpabilidad de las autoridad eclesiásticas mayores por esta crisis

La visión más significativa la tuvo la Madre Mariana de Jesús el 2 de febrero de 1634, un año antes de su muerte.

La luz del santuario se extinguió cuando estaba orando ante el Santísimo Sacramento.

Y Nuestra Señora le explico qué esto representaba a la Iglesia Católica del siglo XX.

Que la luz se apague representa:

En primer lugar, la propagación de herejías en los siglos XIX y XX que extinguirán la luz de la fe.

En segundo lugar, la catástrofe espiritual en el convento y en toda la Iglesia.

En tercer lugar que la gran impureza saturará la atmósfera y casi no habrá almas vírgenes en el mundo.

En cuarto lugar las sectas masónicas infiltradas en todas las clases sociales introducirán enseñanzas para corromper a los niños y también al clero.

Y en quinto lugar algo llamativo, qué atribuye la falta de respuesta a la flojera y negligencia de los ricos,

qué siendo testigos de la Iglesia oprimida y perseguida y del triunfo del demonio, no emplearán sus riquezas para atacar el mal y restaurar la fe.

 

También Nuestra Señora le dijo a la madre Mariana que las almas que se mantengan fieles en estos tiempos necesitarán de una gran fuerza de voluntad, constancia, valor y confianza en Dios.

Pero en el momento en que parezca que todo está perdido, Nuestra Señora prometió que será el “feliz comienzo de la completa restauración”.

“Mi hora llegará cuando Yo, de una manera asombrosa, derrotare al orgullo de satanás, aplastándolo bajo Mi pie, encadenándolo en el abismo infernal, dejando a la Iglesia y a la Tierra libre de esta cruel tiranía”.

 

EXPLICACIÓN DE POR QUÉ ESTA ADVOCACIÓN ES DESCONOCIDA

Esta advocación ha sido casi desconocida fuera de Ecuador durante muchísimo tiempo.

Pero hay una explicación sobrenatural para que esto haya sucedido.

Nuestra Señora le advirtió a Mariana de Jesús que el mensaje de las apariciones se conocerá sólo después de tres siglos de silencio.

Cuando casi todo parezca perdido y comience Su milagrosa intervención para restaurar a la Iglesia.

También se comprometió a dar ayuda aquellos que recurran a ella en estos tiempos difíciles; a las almas fervorosas que están sufriendo confusión cuando la luz de la fe este casi extinta.

“Sobre todo a aquellos del final del siglo XX serán los favoritos de Su Corazón, ya que en este período el infierno se desatara y muchas almas se perderán”.

Por lo tanto es una protección especial para estos días.

Nuestra Señora también prometió grandes milagros bajo esta advocación.

Otra razón por la cual esta advocación fue poco conocida es debido a que, los sectores modernistas y progresistas que se filtraron en la Iglesia, han operado contra ella.

 

AYUDA A QUIENES DIFUNDAN LA DEVOCIÓN A PARTIR DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX

También Nuestra Señora prometió ayuda a quienes difundan la devoción.

Especialmente en los tiempos en que Ella decida que sea conocida.

Y un caso de Su ayuda que ya sucedió lo cuenta la madre Mariana.

La madre Mariana le pidió ayuda a la mayor benefactora del convento para hacer la estatua, una Marquesa.

La Marquesa inmediatamente le dijo que sí, que obtendría todo su apoyo, y la madre Mariana le comento que

“Dios Nuestro Señor y su Bendita Madre recompensarán en abundancia tu generosidad y devoción, aumentando tu bienestar tanto espiritual como temporal”.

Y la Marquesa fue inmediatamente curada por completo de un brazo que se le había quebrado.

VINCULACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN SUCESO Y FÁTIMA

Nuestra Señora avisó a Mariana qué esta vocación se conocería en la segunda mitad del siglo XX.

Y precisamente el tercer secreto de Fátima debía ser revelado en 1960, lo cual no fue cumplido por el papa Juan XXIII diciendo que: 

“este asunto no es para nuestros tiempos”, en contradicción directa con estas dos apariciones.

Entonces surge la pregunta si las revelaciones de Nuestra Señora del Buen Suceso no podrían ser parte del Secreto de Fátima.

Porque estas revelaciones hablan de la apostasía del clero y la culpabilidad de las jerarquías, la extinción de la luz de la fe, la conspiración contra la Iglesia, el dominio de satanás.

Otro paralelo entre las dos apariciones es que Nuestra Señora en Fátima le preguntó a los pastorcitos:

si querían ofrecer a Dios sus sufrimientos en reparación por los pecados por los que es ofendido y por la conversión de los pecadores.

Los pastorcitos le dijeron que sí, entonces la Virgen les dijo que iban a sufrir mucho, pero que la Gracia de Dios sería su consuelo.

En 1582 Mariana de Jesús rezaba ante el Santísimo Sacramento y se le mostró la herejía la blasfemia y la impureza del mundo en el siglo XX.

Y Nuestra Señora le preguntó si se sacrificaría por la gente de ese tiempo. Mariana le dijo que sí y cayó muerta.

Inmediatamente se presentó ante el Tribunal divino y le dieron la opción de quedarse en el Cielo o venir a sacrificarse en la Tierra en reparación.

La respuesta de la madre Mariana fue que sí y ella volvió a la vida. 

Otro paralelo está relacionado con el Infierno.

Los niños videntes de Fátima fueron llevados al Infierno.

Y en el caso de Mariana de Jesús fue condenada en la Tierra a pasar cinco años de los dolores del infierno, con las torturas de los sentidos, en reparación.

Ambos son un reclamo ante las teorías modernistas de la salvación universal, sobre la inexistencia del Infierno o que está vacío, de gran predicamento hoy en el clero y los seminarios católicos.

Finalmente otro paralelo es la promesa de Nuestra Señora del Buen Suceso de que cuando todo parezca perdido ella vendrá y restablecerá la Iglesia.

Esto es similar al mensaje de Nuestra Señora de Fátima cuando dice “Al final, Mi Inmaculado Corazón Triunfará”.

Fuente: Foros de la Virgen María

D UN SUEÑO PROFÉTICO 2

Cuerpo incorrupto de san Juan Bosco

SOBRE LA IGLESIA Y EL MUNDO

Las Profecías de un Gran Santo y Místico

San Juan Bosco fue famoso por su sueños y profecías, amó a la Virgen en todas sus advocaciones.

Vistió con gran devoción el escapulario del Carmen.

Y aún hoy se conserva incorrupto el que llevaba al morir.

Pero Don Bosco será siempre el celoso apóstol y enamorado devoto de la Santísima Virgen bajo la advocación de “María Auxiliadora”.

Él dejará como herencia esta advocación a sus hijos los salesianos.

QUIEN FUE SAN JUAN BOSCO

San Juan Bosco advirtió al Papa Pío IX (siglo XIX) de que llegará un día en que una luz brillante resplandecerá en el cielo, en pleno fragor de una batalla. (Aviso y guerra mundial)

En ese instante, el Papa y sus servidores abandonarán el Vaticano pasando por una plaza cubierta de muertos y heridos. (Fátima)

Todo el paìs sufrirá una gran perdida de población y la tierra se agitará como arrasada por un huracán y caerá un fuerte pedrisco. (asteroide)

Durante doscientos amaneceres, el Papa y su séquito vagarán por tierras extranjeras.

San Juan Bosco nació de una familia humilde el 16 de Agosto de 1815 en un pueblito de Italia llamado I Becchi, en Castelnuovo d’Asti (ahora Castelnuovo Don Bosco).

Su santa madre, Margarita» fue educándolo a la fe protegiéndolo de la prepotencia de su hermano mayor Antonio, que no quería que él estudiara.

Antonio tuvo que hacerse cargo de la familia luego de quedar él, Juan y José (los tres hermanos) huérfanos, al morir su padre Francisco, a los 33 años de edad.

La convicción de ser sacerdote comienza a nacer a los nueve años de edad cuando tiene un sueño que será una premonición del futuro.
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La Virgen Auxiliadora fue acompañándolo en la adolescencia hasta entrar al seminario de Chieri, hasta el sacerdocio (año 1840).

Junto a Don Bosco nacieron grandes vocaciones y santos; esto deja en evidencia la obra que hoy perdura y el bien que hizo a la Iglesia Católica.

Personas como Domingo Savio (santo con solo 15 años) y Miguel Rúa (beato hoy en día) fueron la expresión máxima de la incansable tarea de Juan Bosco.

Fue dotado de grandes dones naturales y sobrenaturales, como los grandes santos.
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Tuvo el don de profecía, el don de milagros.
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Se adelantó 100 años al Concilio Vaticano II y eso por su espíritu evangélico.

LA VIRGEN MARÍA INTERVIENE EN SU VOCACIÓN SACERDOTAL

Sueño de los nueve años

“Cuando yo tenía unos nueve años, tuve un sueño que me quedó profundamente grabado en la mente para toda la vida.

En el sueño me pareció estar junto a mi casa, en un paraje bastante espacioso, donde había reunida una muchedumbre de chiquillos en pleno juego.

Unos reían, otros jugaban, muchos blasfemaban.

Al oír aquellas blasfemias, me metí en medio de ellos para hacerlos callar a puñetazos e insultos.

aquel momento apareció un hombre muy respetable, de varonil aspecto, noblemente vestido.

Un blanco manto le cubría de arriba a abajo, pero su rostro era luminoso, tanto que no se podía fijar en él la mirada.

Me llamó por mi nombre y me mandó ponerme al frente de aquellos muchachos, añadiendo estas palabras:

No con golpes, sino con la mansedumbre y la caridad, deberás ganarte a estos amigos.
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Ponte, pues, ahora mismo a enseñarles la fealdad del pecado y la hermosura de la virtud.

Aturdido y espantado, dije que yo era un pobre muchacho ignorante, incapaz de hablar de religión a aquellos jovencitos.

En aquel momento, los muchachos cesaron en sus riñas, alborotos y blasfemias y rodearon al que hablaba.

Sin saber casi lo que me decía, añadí:

¿Quién sois para mandarme estos imposibles?

Precisamente porque esto te parece imposible, deberás convertirlo en posible por la obediencia y la adquisición de la ciencia.

¿En dónde? ¿Cómo podré adquirir la ciencia?

Yo te daré la Maestra, bajo cuya disciplina podrás llegar a ser sabio y sin la cual, toda sabiduría se convierte en necedad.

Pero, ¿Quién sois vos que me habláis de este modo?

Yo soy el Hijo de Aquella a quien tu madre te acostumbró a saludar tres veces al día.

Mi madre me dice que no me junte con los que no conozco sin su permiso; decidme, por tanto vuestro nombre.

Mi nombre pregúntaselo a mi Madre.

En aquel momento vi junto a él una Señora de aspecto majestuoso, vestida con un manto que resplandecía por todas partes, como si cada uno de sus puntos fuera una estrella refulgente.

La cual, viéndome cada vez más desconcertado en mis preguntas y respuestas, me indicó que me acercase a ella, y tomándome bondadosamente de la mano, me dijo:

Mira.

Al mirar me di cuenta de que aquellos muchachos habían escapado, y vi en su lugar una multitud de cabritos, perros, gatos, osos y varios otros animales.

He aquí tu campo, he aquí en donde debes trabajar.

Hazte humilde, fuerte y robusto, y lo que veas que ocurre en estos momentos con estos animales, lo deberás tú hacer con mis hijos.

Volví entonces la mirada y, en vez de los animales feroces, aparecieron otros tantos mansos corderillos que, haciendo fiestas al Hombre y a la Señora, seguían saltando y bailando a su alrededor.

En aquel momento, siempre en sueños, me eché a llorar.

Pedí que se me hablase de modo que pudiera comprender, pues no alcanzaba a entender que quería representar todo aquello.

Entonces Ella me puso la mano sobre la cabeza y me dijo:

A su debido tiempo, todo lo comprenderás.

Dicho esto, un ruido me despertó y desapareció la visión.

Quedé muy aturdido.

Me parecía que tenía deshechas las manos por los puñetazos que había dado y que me dolía la cara por las bofetadas recibidas.

Y después, aquel personaje y aquella señora de tal modo llenaron mi mente, por lo dicho y oído, que ya no pude reanudar el sueño aquella noche.

Por la mañana conté en seguida aquel sueño; primero a mis hermanos, que se echaron a reír, y luego a mi madre y a la abuela.

Cada uno lo interpretaba a su manera.

Mi hermano José decía:

Tú serás pastor de cabras, ovejas y otros animales.

Mi madre:

¡Quién sabe si un día serás sacerdote!

Antonio, con dureza:

Tal vez, capitán de bandoleros.

Pero la abuela, analfabeta del todo con ribetes de teólogo, dio la sentencia definitiva:

No hay que hacer caso de los sueños.

Yo era de la opinión de mi abuela, pero nunca pude echar en olvido aquel sueño.

Lo que expondré a continuación dará explicación de ello.

Yo no hablé más de esto y mis parientes no le dieron la menor importancia.

Pero cuando en el año 1858 fuí a Roma para tratar con el Papa sobre la Congregación salesiana,

él me hizo exponerle con todo detalle todas las cosas que tuvieran alguna apariencia de sobrenatural.

Entonces conté por primera vez, el sueño que tuve de los nueve a los diez años.

El Papa mandó que lo escribiera literal y detalladamente.

Y lo dejara para alentar a los hijos de la Congregación.

Ésta era precisamente la finalidad de aquel viaje a Roma.

EL FAMOSO SUEÑO DE SAN JUAN BOSCO SOBRE LAS DOS COLUMNAS — AÑO DE 1862

El 26 de mayo de 1862 Don Bosco había prometido a sus jóvenes que les narraría algo muy agradable en los últimos días del mes.

El 30 de mayo, pues, por la noche les contó una parábola o semejanza según él quiso denominarla.

He aquí sus palabras:

Os quiero contar un sueño.

Es cierto que el que sueña no razona; con todo, yo que Os contaría a Vosotros hasta mis pecados si no temiera que salieran huyendo asustados, o que se cayera la casa, les lo voy a contar para su bien espiritual.

Este sueño lo tuve hace algunos días.

Figúrense que están conmigo a la orilla del mar, o mejor, sobre un escrollo aislado, desde el cual no ven más tierra que la que tienen debajo de los pies.

En toda aquella superficie líquida se ve una multitud incontable de naves dispuestas en orden de batalla,

cuyas proas terminan en un afilado espolón de hierro a modo de lanza que hiere y traspasa todo aquello contra lo cual llega a chocar.

Dichas naves están armadas de cañones, cargadas de fusiles y de armas de diferentes clases; de material incendiario y también de libros (televisión, radio, cine, teatro, prensa).

Y se dirigen contra otra embarcación mucho más grande y más alta, intentando clavarle el espolón, incendiarla o al menos hacerle el mayor daño posible.

A esta majestuosa nave, provista de todo, hacen escolta numerosas navecillas que de ella reciben las órdenes, realizando las oportunas maniobras para defenderse de la flota enemiga.

El viento le es adverso y la agitación del mar favorece a los enemigos.

En medio de la inmensidad del mar se levantan, sobre las olas, dos robustas columnas, muy altas, poco distante la una de la otra.

Sobre una de ellas campea la estatua de la Virgen Inmaculada, a cuyos pies se ve un amplio cartel con esta inscripción:

Auxilium Christianorum.

Sobre la otra columna, que es mucho más alta y más gruesa, hay una Hostia de tamaño proporcionado al pedestal y debajo de ella otro cartel con estas palabras: Salus credentium.

El comandante supremo de la nave mayor, que es el Romano Pontífice, al apreciar el furor de los enemigos y la situación apurada en que se encuentran sus leales,

piensa en convocar a su alrededor a los pilotos de las naves subalternas para celebrar consejo y decidir la conducta a seguir.

Todos los pilotos suben a la nave capitaneada y se congregan alrededor del Papa.

Celebran consejo; pero al comprobar que el viento arrecia cada vez más y que la tempestad es cada vez más violenta,

son enviados a tomar nuevamente el mando de sus naves respectivas.

Restablecida por un momento la calma, el Papa reúne por segunda vez a los pilotos, mientras la nave capitana continúa su curso;

pero la borrasca se torna nuevamente espantosa.

El Pontífice empuña el timón y todos sus esfuerzos van encaminados a dirigir la nave hacia el espacio existente entre aquellas dos columnas,

de cuya parte superior todo en redondo penden numerosas áncoras y gruesas argollas unidas a robustas cadenas.

Las naves enemigas dispónense todas a asaltarla, haciendo lo posible por detener su marcha y por hundirla.

Unas con los escritos, otras con los libros, con materiales incendiarios de los que cuentan gran abundancia, materiales que intentan arrojar a bordo.

Otras con los cañones, con los fusiles, con los espolones.

El combate se toma cada vez más encarnizado.

Las proas enemigas chocan contra ella violentamente, pero sus esfuerzos y su ímpetu resultan inútiles.

En vano reanudan el ataque y gastan energías y municiones: la gigantesca nave prosigue segura y serena su camino.

A veces sucede que por efecto de las acometidas de que se le hace objeto, muestra en sus flancos una larga y profunda hendidura.

Pero apenas producido el daño, sopla un viento suave de las dos columnas y las vías de agua se cierran y las brechas desaparecen.

Disparan entretanto los cañones de los asaltantes, y al hacerlo revientan, se rompen los fusiles, lo mismo que las demás armas y espolones.

Muchas naves se abren y se hunden en el mar.

Entonces, los enemigos, encendidos de furor comienzan a luchar empleando el arma corta, las manos, los puños, las injurias, las blasfemias, maldiciones,

y así continúa el combate.

Cuando he aquí que el Papa cae herido gravemente.

Inmediatamente los que le acompañan acuden a ayudarle y le levantan.

EL PAPA EN EL TERCER SECRETO DE FÁTIMA

El Pontífice es herido una segunda vez, cae nuevamente y muere.

Un grito de victoria y de alegría resuena entre los enemigos; sobre las cubiertas de sus naves reina un júbilo indecible.

Pero apenas muerto el Pontífice, otro ocupa el puesto vacante.

Los pilotos reunidos lo han elegido inmediatamente; de suerte que la noticia de la muerte del Papa llega con la de la elección de su sucesor.

Los enemigos comienzan a desanimarse.

El nuevo Pontífice, venciendo y superando todos los obstáculos, guía la nave hacia las dos columnas.

Y al llegar al espacio comprendido entre ambas, la amarra con una cadena que pende de la proa a un áncora de la columna que ostenta la Hostia.

Y con otra cadena que pende de la popa la sujeta de la parte opuesta a otra áncora colgada de la columna que sirve de pedestal a la Virgen Inmaculada.

Entonces se produce una gran confusión.

Todas las naves que hasta aquel omento habían luchado contra la embarcación capitaneada por el Papa,

se dan a la huida, se dispersan, chocan entre sí y se destruyen mutuamente.

Unas al hundirse procuran hundir a las demás.

Otras navecillas que han combatido valerosamente a las órdenes del Papa, son las primeras en llegar a las columnas donde quedan amarradas.

Otras naves, que por miedo al combate se habían retirado y que se encuentran muy distantes, continúan observando prudentemente los acontecimientos.

Hasta que, al desaparecer en los abismos del mar los restos de las naves destruidas, bogan aceleradamente hacia las dos columnas,

llegando a las cuales se aseguran a los garfios pendientes de las mismas.

Y allí permanecen tranquilas y seguras, en compañía de la nave capitana ocupada por el Papa.

En el mar reina una calma absoluta.

Al llegar a este punto del relato, San Juan Bosco preguntó a Beato Miguel Rúa: —¿Qué piensas de esta narración?

Beato Miguel Rúa contestó:

Me parece que la nave del Papa es la Iglesia de la que es Cabeza.

Las otras naves representan a los hombres y el mar al mundo.

Los que defienden a la embarcación del Pontífice son los leales a la Santa Sede.

Los otros, sus enemigos, que con toda suerte de armas intentan aniquilarla.

Las dos columnas salvadoras me parece que son la devoción a María Santísima y al Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

El Beato Miguel Rúa no hizo referencia al Papa caído y muerto.

Y San Juan Bosco nada dijo tampoco sobre este particular.

Solamente añadió:

Has dicho bien. Solamente habría que corregir una expresión.

Las naves de los enemigos son las persecuciones.

Se preparan días difíciles para la Iglesia.

Lo que hasta ahora ha sucedido es casi nada en comparación a lo que tiene que suceder.

Los enemigos de la Iglesia están representados por las naves que intentan hundir la nave principal y aniquilarla si pudiesen.

¡Sólo quedan dos medios para salvarse en medio de tanto desconcierto!

Devoción a María Santísima.

Frecuencia de Sacramentos:

Comunión frecuente, empleando todos los recursos para practicarlos nosotros y para hacerlos practicar a los demás, siempre y en todo momento.

¡Buenas noches!

(Memorias Biográficas de San Juan Bosco)