228 EL MURCIÉLAGO19 min read

228 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Jesús está ahora en Caná, agradeciéndole a Susana la hospitalidad prestada a Áglae.

Están aparte, bajo una tupida parra  cargada de racimos de uva que ya está enverando.

Mientras, los demás comen algo en la amplia cocina.  

Susana dice: 

–     Esa mujer era muy buena, Maestro.

No nos fue, de ninguna manera, gravosa.

Quería ayudarme siempre en el lavadero con la ropa, en la limpieza de la casa para la Pascua;

como si fuera una doméstica.

Y te puedo decir con conocimiento de causa, que trabajó como una esclava;

para ayudarme a terminar los vestidos pascuales.

Era prudente y se retiraba siempre cuando venía alguna persona.

Incluso con mi marido trataba de no estar.

Hablaba poco en presencia de la familia.

Comía poco.

Se levantaba antes del alba para estar ya aseada, cuando se despertaran los hombres.

Yo encontraba siempre el fuego encendido y barrida la casa.

Pero, cuando estábamos solas me preguntaba acerca de Ti.

Y me pedía que le enseñase los salmos de nuestra religión.

Decía: «Para saber orar como lo hace el Maestro».

¿Ahora ha terminado de penar?

Porque sufrir sufría mucho.

De todo tenía miedo y mucho suspiraba y lloraba.

¿Es feliz ahora?». 

Jesús responde: 

–     Sí.

Sobrenaturalmente feliz.

Libre de sus miedos. En paz.

Te agradezco una vez más el bien que le has hecho.

–     ¡Oh, mi Señor!

¿Qué bien?

No le di sino amor en tu Nombre, porque no sé hacer otra cosa.

Era una pobre hermana.

Yo esto lo comprendía.

La amé por gratitud hacia el Altísimo, que me ha tenido en su gracia.

–     Has hecho más que si hubieras predicado en el Bel Nidrás.

Ahora tienes aquí a otra.

¿La has reconocido?

–     ¿Quién no la conoce por esta región?

–     Todos, es verdad.

Pero todavía no conocéis, ni vosotros ni la región, a la segunda María.

La que será siempre de su vocación.

Siempre.

Te ruego que lo creas.

–     Tú lo dices.

Tú sabes. Yo creo.

–     Di también:

«Yo amo».

Sé que es más difícil sentir compasión de uno que ha faltado y perdonarlo, cuando es de los nuestros,

que no si es uno que tiene la disculpa de ser pagano.

De todas formas, si el dolor de ver apostasías familiares fue fuerte;

sean más fuertes la compasión y el perdón.

Yo he perdonado por todo Israel…

Termina Jesús, remarcando las palabras.  

Susana dice: 

–     Yo también perdonaré por mi parte.

Pues creo que un discípulo debe hacer lo que hace su Maestro.

–     Estás en la verdad y Dios exulta por ello.

Vamos con los otros.

Y se dirigen hacia el interior de la casa…

Muere la tarde….

Dulce será el descanso en el silencio de la noche.  

Susana pregunta: 

–     ¿No nos vas a decir nada, Maestro?

–     No lo sé todavía.

Entran en la cocina, donde ya están preparadas comida y bebida;

para la cena que pronto tendrá lugar.  

Susana llega hasta donde están las demás discípulas y con un ligero rubor en su rostro juvenil, 

dice:

–     ¿Quieren mis hermanas venir conmigo a la habitación de arriba?

Tenemos que preparar pronto las mesas;

porque luego tenemos que colocar los lechos para los hombres.

Podría hacerlo sola, pero emplearía más tiempo.

 La Virgen dice: 

–     Voy también yo, Susana.  

Susana objeta: 

–     No.

Somos suficientes nosotras;

además servirá para conocernos, porque el trabajo hermana».

Salen juntas.

Mientras Jesús, después de beber agua aderezada con jarabe, va a sentarse con su Madre;

con los apóstoles y los hombres de la casa, al fresco de la pérgola.

Dejando así libres a las domésticas y la señora, para ultimar las viandas.

Proveniente de la habitación de arriba, se oye la voz de las tres discípulas, que están preparando las mesas.

Susana está contando el milagro que tuvo lugar en su boda.

María de M{ágdala responde:

–     Transformar el agua en vino es grande.

Pero transformar a una pecadora, en discípula es más grande aún;

quiera Dios que yo haga como aquel vino: ser del mejor.

–     No lo dudes.

Él transforma todo de forma perfecta.

Aquí estuvo una, que además era pagana;

que había sido convertida por El en el sentimiento y en la fe.

¿Podrás dudar que suceda esto contigo, que ya eres de Israel?

–    ¿Una?

¿Joven?

–    Joven.

Y bellísima.

Martha pregunta: 

–    ¿Y dónde está ahora? 

–    Lo sabe sólo el Maestro.  

Martha explica: 

–    ¡Ah, María!…

¡Entonces es aquella de que te hablé!

Lázaro había ido en aquel atardecer a ver a Jesús.

Y oyó las palabras que se dijeron por ella.

¡Qué perfume había en la habitación!

Lázaro lo llevó en la ropa durante varios días.

Pues bien,

Jesús dijo que era superior el corazón de la convertida, con su perfume de arrepentimiento.

¿Quién sabe a dónde habrá ido?

Susana dice: 

–     Creo que a vivir en soledad…

María suspira: 

–     Ella en soledad.

Y era extranjera; yo aquí…

Y me conocen bien.

Su expiación en la soledad, la mía viviendo en medio del mundo que me conoce.

No envidio su suerte, porque estoy con el Maestro;

pero espero poderla imitar un día, para no tener nada que me distraiga de El.  

Susana pregunta: 

–     ¿Serías capaz de dejarlo?   

Magdalena comenta: 

–     No.

Pero El dice que se marcha.

Mi espíritu entonces lo seguirá.

Con Él puedo desafiar al mundo.

Sin El tendría miedo del mundo.

Abriré el desierto entre mí y el mundo.  

Martha se mortifica: 

–     ¿Y yo y Lázaro?

¿Qué hacemos?

–     Como antes en el tiempo del dolor.

Os amaréis y me amaréis.

Y sin tener que avergonzaros.

Porque entonces estaréis solos;

pero sabiendo que estoy con el Señor y que en el Señor os amo.

Pedro, que la ha oído,

comenta: 

–     Es fuerte y tajante, María, en sus decisiones.   

Y Simón Zelote responde:

–      Una cuchilla recta como su padre.

De su madre tiene las facciones; de su padre, el espíritu indómito.

He aquí que la que tiene el espíritu indómito está bajando rápidamente ahora.

Y viene hacia sus compañeros para comunicar que las mesas están preparadas..

Y todos acuden para cenar… 

Más tarde…

La campiña se cobija con el manto oscuro y sereno de la noche sin luna.

La débil claridad de los astros, dibuja apenas los contornos de las plantas;

las masas oscuras de los árboles y las blancas de las casas.

Ninguna otra cosa

Las aves nocturnas vuelan silenciosas en torno a la casa de Susana, en busca de insectos.

Rozando en su vuelo a las personas que están sentadas en la terraza,

bajo el emparrado.

alrededor de una lámpara de aceite que arroja una luz amarillenta e ilumina suavemente; 

los rostros congregados alrededor de Jesús. 

Martha, a quién los murciélagos infunden mucho miedo;

lanza un grito cada vez que alguno de ellos, le pasa cerca.

Mientras Jesús está muy ocupado con las mariposillas que atrae la flama.

Con su mano las aleja para que no se quemen.

Tomás dice:

–    Son unos animalillos muy estúpidos.

Tanto unos como otros.

Ésos se mueren por los insectos, (señala a los murciélagos)

Y éstos por la llama, que se imaginan que es un sol y se queman.

No tienen ni rastro de seso.

Judas de Keriot responde:

–     Son animales.

¿Pretendes que razonen?

–    No.

Querría al menos que tuviesen instinto…

¡Qué si son estúpidos!

Santiago de Alfeo dice: 

–     No les da tiempo a tenerlo.

Me refiero a las mariposas;

porque después de la primera prueba ya están muertas.

El instinto se despierta y se hace fuerte, después de las primeras, penosas sorpresas.

Tomás replica: 

–     ¿Y los murciélagos?

Deberían tenerlo, porque viven varios años.

Lo que pasa es que son tontos.

Jesús dice: 

–     No, Tomás.

No lo son más que los hombres. 

También éstos parecen muchas veces murciélagos tontos.

Rozan como ebrios una y otra vez, las cosas que sólo sirven para causar dolor.

Juan dice:

–    Mirad:

Mi hermano, con una buena sacudida del manto, ha echado a tierra uno.

Jesús pide: 

–     Dádmelo.

El murciélago ha caído a los pies de Santiago de Zebedeo.

Y ahora atontado, se agita en el suelo con movimientos torpes.

Santiago lo coge con dos dedos, por una de las alas membranosas.

Y sosteniéndole como si fuera un trapo sucio;

lo deposita en las rodillas de Jesús.

Que dice: 

–     Aquí tenemos al imprudente.

Vamos a ver lo que hace.

Tomás reafirma:

–    Soltémoslo…

Y veréis que volverá a hacer lo mismo, sin arrepentirse y chocará otra vez.

Se recuperará, pero no se corregirá.

Judas dice: 

–     Un rescate singular, Maestro.

Es un animal muy feo; yo lo mataría del todo.

Jesús objeta: 

–     No.

¿Por qué?

También él tiene una vida y la quiere conservar;

él la defenderá.

–     No creo.

O no sabe que la tiene o no le preocupa conservarla.

¡La pone en peligro!

–     ¡Oh, Judas! 

¡Qué severo serías con los pecadores, con los hombres!

También los hombres saben que tienen una y otra vida…

Y no titubean en poner en peligro las dos.

–     ¿Tenemos dos vidas?

–    La del cuerpo y la del espíritu.

Lo sabes bien.

–     ¡Ah!

Pensé que aludías a la reencarnación. 

Hay quién cree en ello.  (los saduceos)   

Jesús explica: 

–    No existe la reencarnación.

Pero sí existen dos vidas.

Y con todo, el hombre las pone en peligro.

Si fueses Dios,

¿Cómo juzgarías a los hombres, que además del instinto, tienen la razón?

Judas replica: 

–     Severamente.

A menos que se tratase de alguien que estuviese dañado en la cabeza.

–    ¿No tendrías en cuenta las circunstancias que hacen enloquecer moralmente?

–     No.

–    Así pues.

¿Tú no tendrías piedad de alguien que conociendo a Dios y a la Ley.?

¿Y que sin embargo pecan.? 

–    No la tendría.

Porque el hombre DEBE saber controlarse.

–     ¡Debería!

–     DEBE, Maestro.

Es una vergüenza imperdonable que un adulto caiga en ciertos pecados…

Sobre todo si ninguna fuerza le empuja.

–   Según tú.

¿Cuáles serían esos pecados?

–    Ante todo, los de los sentidos.

Es un degradarse sin remedio…

María Magdalena inclina la cabeza…

Y Judas prosigue implacable-

–    Es también corromper a los demás… 

Porque el cuerpo del impuro exhala un hedor que atolondra a los más puros.

Y los arrastra a cometer los mismos…

Mientras la Magdalena inclina cada vez más la cabeza,

Pedro interviene interrumpiendo a Judas:

–     ¡Oh! ¡Ra! ¡Ra! ¡Ra!

¡No seas tan severo, hombre!

La primera que cometió esta imperdonable vergüenza fue Eva.  

Que estaba en el Jardín del Edén.

Y no me vas a decir ahora, que la corrompió el fermento impuro proveniente de un lujurioso.

Pues has de saber que, por lo que a mí respecta;

aunque  me siente al lado de un lujurioso,

no siento ninguna turbación en absoluto.

Yo creo que eso es asunto suyo…

Judas:  

–     La proximidad ensucia siempre.

Si no la carne, el alma, que es todavía peor.

Pedro: 

–     ¡Me pareces un fariseo!

Pero… perdona…

Entonces según lo planteas;

sería necesario estar dentro de una torre de cristal y quedarnos allí encerrados.

Zelote interviene:

–    Simón…

No te hagas ilusiones de que esto te serviría de algo.

En la soledad, las tentaciones son más fuertes.

¨Pedro: 

–    ¡Oh, qué bien!

Entonces serían solamente sueños.

¡No pasará ningún mal!

Judas: 

–     ¿Ningún mal?

¿No saben que la tentación lo lleva a uno a pensar?

¿Y que el pensamiento busca un pretexto, para satisfacer de cualquier modo el instinto que aúlla?

¿Y que la excusa aplana el camino para un refinamiento del pecado?

¿En el que el sentido se une al pensamiento?

Pedro responde:

–     De esto no sé nada, querido Judas.

Tal vez porque nunca he pensado detenidamente como dices, en ciertas cosas.

Me parece que nos hemos ido muy lejos del asunto de los murciélagos….

Y que es muy bueno que no seas Dios. 

Pues de otro modo te quedarías tú muy solo en el Paraíso, con tu ceño fruncido y severo.

¿Qué dices de esto, Maestro?

Jesús responde: 

–     Digo que es bueno no ser demasiado absolutos.

Porque los ángeles del Señor escuchan las palabras de los hombres y las anotan en los libros eternos.

Y un día podría resultar desagradable el oírse decir: «Hágase contigo según juzgaste».

Digo que si Dios me ha enviado,

es porque quiere perdonar todas las culpas de las que un hombre se arrepiente;

sabiendo lo débil que es el hombre por causa de Satanás.

Judas, respóndeme:

¿Admites que Satanás pueda apoderarse de un alma, de forma que ejercite sobre ella una coacción;

que de hecho le aminora el pecado a los ojos de Dios?

–    No lo admito.

Satanás sólo puede incidir en la parte inferior. 

Simón Zelote y Bartolomé,

dicen simultáneamente:  

–     ¡Blasfemas, Judas de Simón!

–     ¿Por qué?

¿En qué?

Zelote: 

–     Desmintiendo a Dios y al Libro.

En él se lee que Lucifer incidió también en la parte superior.

Bartolomé agrega: 

–     Y Dios, por boca de su Verbo, nos lo ha dicho una infinidad de veces.

Judas: 

–     También está escrito que el hombre tiene libre albedrío.

Lo que significa que sobre la libertad humana del pensamiento y del sentimiento,

Satanás no puede ejercer violencia.

No lo hace ni siquiera Dios.

Zelote: 

–     Dios no, porque es Orden y Lealtad.

Satanás sí, porque es Desorden y Odio.  

Judas: 

–     El odio no es el sentimiento opuesto a la lealtad.

Dices mal.

Zelote: 

–     Digo bien, porque Dios es Lealtad.

Y por tanto, no falta a su palabra de dejar al hombre libre de actuar.

mientras que el Demonio, no habiendo prometido al hombre libertad de arbitrio,

no puede traicionar esta palabra.

Es verdad por otra parte, que el demonio es Odio y que por tanto, arremete contra Dios y el hombre;

arremete asaltando su libertad intelectiva, además de su carne.

Y conduciendo esta libertad de pensamiento a esclavitud, a estados de posesión,

por los que el hombre hace cosas que no haría si estuviera libre de Satanás..

Judas niega: 

–     No lo admito.  

Tadeo, que está sentado en el extremo más alejado,

le grita: 

–     ¿Y entonces los endemoniados?

¡Niegas la evidencia!

Judas insiste: 

–     Los endemoniados…

Son sordos, mudos o dementes; no lujuriosos.  

Como entre él y el Iscariote, sólo están Simón Zelote y Santiago de Zebedeo, además de Martha; 

Tomás debe inclinarse de forma muy evidente, para encarar más cerca a Judas…

Al que pregunta con ironía: 

–     ¿Tienes presente sólo este vicio? 

Judas replica con desprecio: 

–      Porque es el más extendido y además bajo. 

Tomás suelta una carcajada, cargada de sarcasmo;

acercándose de manera muy obvia para todos;

mirándolo fijamente con severidad y reproche…..

Antes de decir con ligereza: 

–     ¡Ah, creía que era el que conocías mejor!

Finaliza Tomás riendo.  

Judas se ruboriza violentamente, buscando la respuesta adecuada… 

Pero entonces se pone en pie súbitamente, como si quisiera reaccionar.

Luego se domina;

dándose la vuelta, baja por escalera…

Y se aleja con pasos largos y rápidos, hacia los campos.  

A todo esto, sigue un silencio sepulcral…  

Luego Andrés dice:

–     Su idea no está equivocada en todo.

Se diría que, en efecto, Satanás tiene dominio sólo sobre los sentidos:

cuerpo, ojos, oído, habla..

Jesús completa: .

–     Y sobre el cerebro.  

Felipe pregunta:

–     Maestro…

Podrías explicarnos, ¿Cómo influye en nuestros pensamientos y en nuestros sentimientos? 

Porque con lo que dices del cerebro, ¡También domina nuestra inteligencia!

¿Cómo podemos evitarlo?

Y casi simultáneamente,

Santiago de Zebedeo: 

–     Pero entonces, Maestro… 

¡Cómo se explican ciertas maldades?

¿No son acaso posesiones?

Y Andrés: 

–     Un Doras, por ejemplo…

Jesús explica: 

–     Un Doras…

Como tú dices para no faltar a la caridad a nadie.

Que Dios te premie por ello.

O una María, como todos los que no se protegen con la santidad y ella es la primera en reconocerlo…

Por los siete pecados capitales, cometidos sin remordimiento, antes de su resurrección espiritual;

Todos lo pensamos, después de las claras y anti-caritativas alusiones de Judas.   

Las posesiones que causan desórdenes mentales y enfermedades,

que nosotros ordinariamente calificamos como «locos o endemoniados»…

Son las menos graves y las más escandalosas. 

Precisamente porque son muy obvias y cualquiera las puede notar.

Los vicios y adicciones, son la posesión que les sigue en importancia y gravedad;

porque esclaviza, atormenta, tortura sin piedad;

aniquila lentamente, aumentando la cadena de culpas;

hasta destruir con la desesperación: el suicidio o el homicidio...

Que es la culpa final. 

Todos estos son esclavitud ejercida por los demonios que genera la maldad del mismo hombre;

para su propio castigo y autodestrucción cruel, además de la del prójimo…

También sobre los que ejercen influencia de los que viven bajo su dominio.

Esclavitud sexual

O tienen la desgracia de caer  en sus garras…  

Y de esta forma se pasa a la posesión más peligrosa, maligna y destructora de todas:

las posesiones que mencionó Santiago: 

las maldades y perversiones secretas e inconfesables;

de las que nadie habla, pero todos sabemos que se practican; especialmente entre los paganos...  

Porque Satanás a sus esclavos, no les concede ninguna tregua….   

Y la esclavitud de los pecadores, además de denigrante, es muy dolorosa y llena de angustia. 

Cuando estuvimos en Agua Especiosa…

¿Recuerdan al romano cuya curación, aceleró la presencia de los fariseos y la furia del Sanedrín?

Felipe y Bartolomé dicen al mismo tiempo: 

–     ¡Oh sí!

¡Al que le dijiste que no tenía el espíritu perfecto y completo!

–     ¡Porque no lo poseía un ángel poderoso!  

Jesús confirma: 

–     Así es. 

La posesión demoníaca perfecta, la ejecuta Satanás;

cuando engaña con razones en las que mezcla verdades con mentiras…  

Por la soberbia y vanidad, se han extraviado muchos, llegando a padecer ceguera casi incurable… Tomás de Kempis

Y el EGO se hincha con la soberbia….

Son las posesiones más tiránicas y sutiles

Y de ellas se liberan sólo aquellos que permanecen tan poco degradados en su espíritu,

que saben todavía comprender la llamada de la Luz.

Doras no fue un lujurioso…

Y a pesar de todo, no supo ir al Libertador.

En esto está la diferencia:

Que, mientras que en el caso de los lunáticos, mudos, sordos o ciegos por obra demoníaca

son los familiares los que se preocupan de traérmelos y conducirlos a Mí,

en el caso de éstos poseídos en su espíritu; sólo es su espíritu el que se ocupa de buscar la Libertad.

Por este motivo reciben el perdón, además de la libertad.

Porque su voluntad ha tomado la iniciativa de liberarse de la posesión del Demonio.  

Ya que los pecadores son los poseídos más completamente por Satanás;

que extiende su poder a los tres grados del hombre:

El cuerpo, el alma y el espíritu; con su intelecto, su moral y su voluntad. 

La posesión satánica perfecta, casi nunca se percibe abiertamente;

porque Satanás es muy hábil para ocultarse…

Con la más refinada HIPOCRESÍA…

Y es en estas posesiones, donde los ángeles caídos,

ejecutan sus acciones más DESTRUCTORAS Y PODEROSAS; 

porque sus esbirros, hacen más daño;

una DESTRUCCIÓN que repercute en TODA la Creación…

Y LO SABEN

La posesión demoníaca perfecta, ya existe en estos momentos.

Y sólo será superada por los hijos completos de Satanás; que serán los opositores de los hijos de la Luz;

cuando la Noche de los Últimos Tiempos, haya cubierto con sus Tinieblas la tierra entera…

Y ahora vamos a descansar.

María, tú que sabes lo que significa estar uno poseído,

ruega por los que se prestan intermitentemente al Enemigo, pecando y produciendo DOLOR..

El RACISMO es producto de la fusión de la soberbia, con el Odio y la ignorancia…

–     Sí, Maestro mío.

Y sin rencor.

–     La paz a todos.

Dejamos aquí la causa de tanta discusión.

Tinieblas con tinieblas fuera en la noche.

Y volvemos a la casa, a dormir bajo la mirada de los ángeles.

Jesús deposita encima de un banco al murciélago,

el cual hace sus primeros intentos de volar.

Luego se retira con los  apóstoles a la habitación alta.

Mientras las mujeres con los dueños de la casa se van a la planta baja.

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