276 LOS TRES REINOS10 min read

276 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Cuando Jesús pone pie en la orilla derecha del Jordán. a un par millas de la pequeña península de Tariquea;

en esa zona en que todo es campo está muy verde,

porque el terreno ahora seco, pero húmedo en lo profundo,

mantiene vivas todas las plantas, hasta las más gráciles.

Encuentra a mucha gente esperándolo.

Vienen a su encuentro sus primos y Simón Zelote:

–        Maestro, las barcas nos han delatado…

Quizás también Mannaém ha sido un indicio…

Mannaém se disculpa:

–        Maestro, me puse en camino de noche para no ser visto.

Y no he hablado con nadie. Créeme

Muchos me han preguntado dónde estabas, pero a todos les he dicho solamente:

“Se ha marchado”.

Creo que el daño lo ha hecho un pescador, diciendo que te había dejado la barca…

Pedro exclama con vehemencia:

–         ¡El imbécil de mi cuñado!

¡Mira que le había dicho que guardara silencio!

¡Y le dije que íbamos a Betsaida!

¡Y que si hablaba le arrancaba la barba!

¡Y lo voy a hacer!

¡Vaya que si lo hago!

¿Y ahora? 

¡Adiós paz, aislamiento, descanso!

Jesús tratando de calmarlo,

dice:

–        Tranquilo, tranquilo, Simón.

Hemos tenido ya nuestros días de paz.

Además ya he conseguido parte del objetivo que perseguía:

Adoctrinaros, consolaros y tranquilizaros,

Para impedir ofensas y choques entre vosotros y los fariseos de Cafarnaúm.

Ahora vamos con estos que nos están esperando.

Para premiar su fe y amor.

¿No alivia también este amor?

Sufrimos por odio.

Aquí hay amor: por tanto, dicha.

Pedro se calma como viento que se para de golpe.

Jesús se dirige hacia la muchedumbre de los enfermos que lo espera

con el anhelo grabado en su rostro.

Los cura, uno tras otro; benévolo, paciente;

incluso con un escriba que le presenta a su hijito enfermo.

(Los escribas eran los maestros de los sacerdotes)

Es este escriba el que le dice:

–       ¿Ves como huyes?

Pero es inútil hacerlo.

Tanto el odio como el amor son sagaces para encontrar.

Aquí te ha encontrado el amor, como está escrito en el Cantar.

Para demasiados,  Eres ya como el Esposo de los Cantares.

Se viene a Tí como la sulamita a su esposo,

desafiando los guardias de ronda y las cuadrigas de Aminada

Jesús, como Templo Viviente del Espíritu Santo y por la FUSIÖN

que mantiene con Dios;   

conserva en Sí los atributos divinos… 

Con el don de Discernimiento y ciencia infusa, puede también leer los corazones.

Y ver escenas ocurridas en otro tiempo y lugar…

Este será un don de supervivencia,

que necesitaremos para enfrentar a los esbirros del Anticristo

Lo mira fijamente y pregunta: 

–       ¿Por qué dices esto?

¿Por qué?

El escriba decidido,

responde: 

–        Porque es verdad.

Venir a Ti es un peligro, porque eres odiado.

 ¿No sabes que te acecha Roma y te odia el Templo

Jesús se lamenta:

–       ¡Oh, hombre!,

¿Por qué me tientas?

Pones trampas en tus palabras para trasmitir al Templo y a Roma, mis respuestas.

No te curé a tu hijo con trampas…

El escriba, ante esta dulce reprensión..

Confundido. y avergonzado baja la cabeza.

Y confiesa:

–       Veo que realmente lees en los corazones de los hombres.

Perdóname.

Veo que realmente eres santo.

Perdóname.

He venido, sí…

Vine trayendo dentro de mí el fermento que otros me pusieron…

Jesús agrega:

–       Y que encontró un  lugar propicio

–        Así es.

Es la verdad.

Pero ahora regreso sin este fermento.

Esto es, me voy con uno nuevo

–        Lo sé.

Y no te guardo rencor.

Muchos son culpables por su voluntad.

Otros por la ajena.

Diferente será la medida con que Dios los juzgará.

Tú escriba, trata de ser justo y de no corromperte en lo futuro, como eras antes.

Y tampoco corrompas como fuiste corrompido.

Cuando el mundo te presione…

Mira la gracia viviente que es tu pequeño hijo, que fue salvado de la muerte…

Y sé agradecido con Dios.

–      Y contigo.

–       Con Dios

A Él toda gloria y alabanza.

Yo soy su Mesías y Soy el primero en alabarlo y glorificarlo,.

El primero en obedecerlo.

Porque el hombre no se envilece honrando y sirviendo a Dios en verdad;

como se rebaja, es sirviendo al pecado… 

–       Dices bien. 

¿Siempre hablas así?

¿Para todos?

–        Para todos.

Ya hablase a Anás o a Gamaliel

.ya hablase al mendigo leproso del camino, las palabras son las mismas

porque UNA es la Verdad.

–        Habla, entonces… 

 Porque todos estamos aquí, mendigos de una palabra tuya o de una gracia tuya.

Y una vez más… 

Perdóname.

Era sincero en mis convicciones.

Creía servir a Dios combatiéndote.

–       Eres sincero y por esto mereces comprender a Dios.

Que no es mentira.

Pero tus convicciones no han muerto todavía.

YO te lo digo.

Son como la grama que se quema

Por arriba parece muerta, pues el fuego es duro.

Pero las raíces están vivas.

Si no vigilas te verás nuevamente invadido por la grama.

¡Israel es duro para morir!

–        ¿Por qué debe morir Israel?

¿Es una planta mala?

–       Debe morir para resucitar..

–       ¿Una reencarnación espiritual?

–       Una evolución espiritual.

No hay ningún género de reencarnaciones

–         Hay quien cree en ello.

–         Están equivocados. 

–         El helenismo ha introducido en nosotros también estas creencias… (los saduceos)

–         Y los doctos se alimentan de ellas y se glorían como de un alimento exquisito.

Contradicción absurda en que incurren los que lanzan el  ANATEMA. 

A los que no observan los seiscientos trece preceptos menores.

–        ¡ Es verdad. !

¡Pero las cosas son así.

Agrada imitar lo que más se odia.

–       Entonces imitadme, pues me odiáis.

Y será mejor para vosotros.

El escriba no puede evitar sonreír, ante esta inesperada salida de Jesús.

La gente los escucha con la boca abierta.

Y los que están lejos piden a los que están cerca que les repitan las palabras de los dos.

El escriba continúa:

–       Hay quien sostiene que los vivos se generan de los muertos y los muertos de los vivos,

porque lo que es eterno no se destruye. 

Jesús responde:    

–       Lo que es eterno, en realidad no se destruye.

Pero dime según tú, ¿El Creador conoce límites?

–       No, Maestro.

¡Ni pensarlo!

Porque pensarlo sería una herejía.

–       Dijiste bien.

¿Puede entonces pensarse que permita que un espíritu se reencarne

porque llegado a un cierto número de espíritus ya no puede haber más?

–        No se debería pensar.

–       Pero hay quien lo piensa.

El helenismo nos ha traído también estas creencias.

Y los doctos (los saduceos) se alimentan de ellas

y se glorían como si se tratase de un alimento delicadísimo.

–       Contradicción absurda en que incurren los que lanzan el anatema,

a los que no observan los seiscientos trece preceptos menores.

Este pensamiento de una inmortalidad del espíritu ;

Grande de por sí en un pagano, aunque unido al error de una inexacta valoración

acerca de cómo se produce esta inmortalidad

Debería ser perfecto en un israelita.

Sin embargo, en el israelita que lo admite en los términos de la tesis pagana,

se transforma en pensamiento disminuido, rebajado, culpable.

No es, como en el pagano:

¡Gloria de un pensamiento que muestra ser digno de admiración

por haber tocado casi, por sí mismo, la Verdad,!

Y que por tanto, da testimonio de la naturaleza compuesta del hombre;

por esta intuición suya de la vida perenne de esa cosa misteriosa que se llama alma…..

Y que nos distingue de los animales.

Pero es mengua del pensamiento que conociendo la divina Sabiduría

Génesis 18

y al Dios verdadero;

viene a ser materialista incluso en una cosa tan altamente espiritual.

El espíritu no transmigra sino del Creador al ser y del ser al Creador,

ante el cual se presenta después de la vida,

para recibir juicio de vida o de muerte.

Ésta es la verdad.

Y a donde se le envía, allí se queda para siempre.

–        ¿No admites el Purgatorio?

–         Sí.

¿Por qué lo preguntas?

–       Porque dijiste:

‘A donde se le envía, allí se queda’

El Purgatorio es temporal

En el Purgatorio sufrimos el Getsemaní y el Calvario SIN PALIATIVOS, TAL COMO LO SUFRIÓ JESÚS, por nuestra NEGATIVA TERRENAL a cooperar en La Redención

(El Purgatorio, desconocido en aquel tiempo como vocablo, era conocido como concepto,

ya insinuado en 2 Macabeo 12, 45.)

–       Exactamente.

Al decir vida eterna, lo introduzco en este pensamiento.

El Purgatorio es ya vida.

Amortecida pero vital…  

Después de la estadía temporal en el Purgatorio, el espíritu conquista la vida perfecta.

La alcanza sin límites.

Dos cosas quedarán: El Cielo y El Abismo.

El Paraíso y El Infierno.

Dos categorías: los bienaventurados, los réprobos.

Pero, de los tres reinos que actualmente existen,

ningún espíritu volverá a vestirse jamás de carne hasta la resurrección final,

que clausurará para siempre la encarnación de los espíritus en los cuerpos,

de lo inmortal en lo mortal

–        ¿De lo eterno, no?

–        Eterno es Dios.

La eternidad consiste en no tener ni principio, ni fin.

Y esto es Dios.

La inmortalidad consiste en seguir viviendo, desde el momento en que se empezó a vivir.

Y esto es el espíritu del hombre.

He aquí la diferencia.

–        Sí.

Desde que uno es creado a la vida, puede por el espíritu,

por la gracia y por la voluntad, conseguir la vida eterna.

No la eternidad.

–          Vida supone comienzo.

No se dice “vida de Dios”, porque Dios no ha tenido comienzo.

–       ¿Y Tú?

–        Yo viviré, porque también Soy Hombre.

Y al espíritu divino uní el alma del Cristo en cuerpo humano.

–        Dios es llamado “el que VIVE”.

–        Efectivamente, no conoce muerte.

Él es Vida, la Vida inagotable.

No vida de Dios, sino Vida; sólo esto.

Son matices, escriba.

Pero la Sabiduría y la Verdad se visten de matices.

Son minucias, ¡Oh, escriba!

Pero es en las minucias donde se esconde sabiduría y verdad.

–        ¿Hablas así a los gentiles?

–        No, así no; no entenderían.

A ellos les muestro el Sol

Pero se lo muestro de la misma forma como se lo mostraría a un niño

que hubiera sido ciego e ignorante hasta ese momento y que milagrosamente

hubiera recuperado vista e inteligencia.

Y que ya curado, recibe también una gran capacidad intelectual.

Así: como astro; sin adentrarme a explicar su composición.

Pero vosotros, los de Israel, ni estáis ciegos ni sois ignorantes;

desde hace siglos el dedo de Dios os ha abierto los ojos, os ha despejado la mente…

–        Es verdad, Maestro.

Pero a pesar de todo estamos ciegos y somos ignorantes.

–        Os habéis hecho así.

Y no queréis el Milagro de quien os ama. 

–       Maestro…

–       Es verdad, escriba.

Éste baja la cabeza y calla

Jesús lo deja.

Y va adelante.

Al pasar acaricia a Margziam y al hijito del escriba,

los cuales se han puesto a jugar con unas piedrecitas multicolores.

Más que una predicación, lo suyo es una conversación con éste o aquel grupo.

Pero es una continua predicación, porque va resolviendo todas las dudas,

aclarando todas las ideas,

resumiendo o ampliando cosas ya dichas o conceptos aprehendidos sólo en parte por alguno.

Y las horas pasan así…

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