525 IMITAR A JESÚS ES EL EJEMPLO QUE SALVA
434b Trabajos manuales en Nazaret
Jesús está hablando en el huerto de Nazareth…
… Y no temáis corromperos tocando con vuestra túnica lo bajo, lo material,
de aquellos cuyo espíritu cuidáis.
Con prudencia, para no ser causa de ruina en vez de causa de edificación.
Vivid recogidos en vuestro yo nutrido de Dios, envuelto en virtud;
moveos con delicadeza,
especialmente cuando tengáis que ocuparos del sensibilísimo “yo espiritual” de los demás:
ciertamente lograréis hacer seres dignos del Cielo incluso de los seres más despreciables.
Zelote dice:
– ¡Qué parábola más hermosa nos has expuesto!
Voy a escribirla para Margziam.
Lentamente, buscando las palabras;
Áurea que descalza, está desde hace un poco de tiempo
erguida en la puerta que da al huerto…
Y su voz se escucha cantarina:
– Y para mí, que debo ser hecha toda hermosa para el Señor.
Jesús dice:
– ¡Oh! ¡Áurea!
¿Nos estabas escuchando?
La niña responde:
– Te estaba escuchando.
¡Es tan bonito!
¿He hecho mal?
– No, niña.
¿Hace mucho que estás aquí?
– No.
Y lo siento, porque no sé lo que has dicho antes.
Me ha mandado aquí tu Madre para decirte que dentro de poco es la hora de la comida.
Se va a sacar de un momento a otro el pan del horno.
He aprendido a hacerlo yo…
¡Qué bonito!
También he aprendido a blanquear la tela,
Sobre el pan y la tela tu Madre me ha dicho otras dos parábolas.
– ¿Ah, sí?
¿Qué ha dicho?
– Que yo soy como una harina todavía con el salvado,
pero tu bondad me depura,
tu Gracia trabaja en mí y tu apostolado me forma,
tu amor me cuece.
Y de harina fea mezclada con mucho salvado pasaré a ser,
si dejo que trabajes en mí, harina de hostia…
Harina y pan de sacrificio, que sirve para el altar.
Y en la tela, que era oscura, oleosa, áspera.
Que después de mucha jabonera y muchos golpes se ha limpiado y se ha hecho suave,
ahora el Sol va a meter sus rayos.
Será blanca…
Y me dijo que lo mismo hará de mí el Sol de Dios,
si yo estoy siempre bajo el Sol y acepto lavaduras y mortificaciones para llegar a ser digna,
del Rey de los reyes, de Ti, mi Señor.
¡Qué cosas más bonitas aprendo!…
Me parece un sueño…
¡Bonito! ¡Bonito!
¡Bonito!
¡Aquí todo es bonito…
¡No me mandes a otro sitio, Señor!
– ¿No irías con gusto con Mirta y Noemí?
– Preferiría aquí…
También con ellas.
Pero con romanos no.
No, Señor…
Poniendo su mano en sus cabellos color rubio-miel,
Jesús dice:
– ¡Ora, niña!
¿Has aprendido la oración?
– ¡Oh! ¡Sí!
¡Es tan bonito decir: “^Padre mío!”
Y pensar en el Cielo…
Pero…
La Voluntad de Dios me da un poco de miedo…
Porque no sé si Dios quiere lo que yo quiero…
– Dios quiere tu bien.
– ¿Sí?
¿Dices eso Tú?
Entonces ya no tengo miedo…
Siento que me quedaré en Israel…
A conocer cada vez más a este Padre mío… Y…
A ser la primera discípula de Galia.
¡Oh mi Señor!
– Tu fe será escuchada porque es buena.
Vamos…
Y salen todos.
Van a lavarse a la pila que está debajo del manantial.
Mientras Áurea corre ligera hacia donde está María.
Y se oyen dos voces femeninas:
De palabra ágil la de María;
titubeante, como de quien busca las palabras, la otra.
Y risitas agudas por algún error lingüístico que María corrige dulcemente…
Tomás observa:
– Aprende pronto y bien la niña.
– Sí.
Es buena y voluntariosa.
Zelote dice:
– ¡Y, además, tu Madre es maestra!…
¡Ni Satanás le opondría resistencia!…
Jesús suspira pero no habla…
– ¿Por qué suspiras así, Maestro?
¿No es como he dicho?
– Lo has dicho muy bien.
Pero hay hombres más resistentes que Satanás, que al menos huye de la presencia de María.
Hay hombres que están a su lado y que,
aun siendo adoctrinados por ella, no mejoran…
Tomás dice:
– ¿Pero no nosotros, no?
– No vosotros…
Vamos…
Entran en casa y todo termina.