CUMPLIMIENTO
POR FAVOR USEN EL CARISMA DE DISCERNIMIENTO
(El que usó Jesús en el Banquete de Simón)
Un repartidor colapsa frente a la puerta de un cliente por el calor extremo en EE.UU.

Un repartidor de la empresa UPS colapsó mientras entregaba un paquete en la ciudad de Scottsdale (Arizona) debido al extremo calor que estos días azota una gran parte de EE.UU.
El incidente quedó grabado por una cámara de seguridad instalada en la casa del cliente, Brian Enríquez, quien compartió las imágenes el jueves pasado.
En la grabación se ve al trabajador entrar al porche de Enríquez y avanzar con dificultad, en un día en que se alcanzaron 43 grados centígrados en la zona.
Al inclinarse para dejar el paquete en el suelo, el repartidor se derrumba y permanece sentado por un breve período de tiempo antes de tumbarse.
Más tarde, se levanta con dificultad, toca el timbre para avisar sobre la entrega y se marcha tambaleándose.
Por su parte, Enríquez afirmó este lunes a KPNX que estaba trabajado cuando sonó el timbre y no pudo ver lo que ocurrió en el momento. “Me preocupé por el hecho de que él se acercaba a trompicones.
Si hubiera llegado antes a mi teléfono, podría haber hablado con él a través de mi Ring [sistema de aviso], pero en ese momento él ya había abandonado la propiedad”, contó, agregando que llamó a la Policía y alertó a UPS sobre lo ocurrido.
Desde la empresa aseguraron este miércoles a USA Today que el repartidor se encuentra bien, detallando que se puso en contacto con su jefe tras el colapso y este le prestó ayuda de inmediato.
Esta semana, el Servicio Nacional Meteorológico de EE.UU. alertó de que casi 100 millones de personas se verían afectadas en el país por las advertencias y avisos de altas temperaturas.
Fallos en la nube: el calor extremo hizo caer los servidores de Google y Oracle en Londres

Los servicios en la nube que proveen Google y Oracle se desconectaron en la noche del martes por los problemas de refrigeración que experimentaron sus servidores alojados en el Reino Unido.
Los fallos comenzaron al final del día más caluroso en la historia del país, según informa el portal The Register.
Los centros de datos no se vieron capaces de soportar la oleada de calor sin precedentes, en una jornada en la que las temperaturas alcanzaron los 40,3 °C en el este de Inglaterra.
Una parte de la infraestructura de enfriamiento de Oracle Cloud dejó de funcionar, sus instalaciones de almacenamiento de datos se desconectaron y no estuvieron disponibles hasta el miércoles.
Algunos usuarios no pudieron acceder a sus datos en la nube, un problema que también afectó a los clientes de Google Cloud.
Esta última plataforma declaró en un comunicado que varios de sus productos estaban “experimentando tasas de error elevadas, latencias o falta de disponibilidad del servicio”,
un conjunto de problemas que requirió la “restauración del sistema de enfriamiento” en sus servidores europe-west2-a, ubicados en Londres.
La desconexión afectó a varios servicios relacionados con la computación y el análisis de datos, incluidos BigQuery, SQL y Kubernetes.
También cayeron los sitios web del sistema de gestión de contenidos WordPress alojados en los servidores británicos de Google.
Para evitar daños a las máquinas y una interrupción prolongada, los administradores apagaron intencionalmente parte de los equipos.
Parte de los problemas causadas por el calor persiste y en Google sigue afectada una pequeña proporción de los volúmenes de discos con datos.
Oracle Cloud reportó que la mayoría de los servicios se recuperó para la mañana del miércoles, pero un “subconjunto de recursos continúa experimentando impacto”, por lo que los ingenieros de la compañía están trabajando para normalizar la situación.
La Amazonía brasileña registra una deforestación récord en el primer semestre del año

La deforestación en la Amazonía brasileña alcanzó un nuevo récord para el primer semestre del año, con la pérdida de 3.988 kilómetros cuadrados de vegetación entre enero y junio, según datos satelitales divulgados este viernes por la Agencia Brasil de Noticias.
De acuerdo al último reporte del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), que computa alertas diarias de deforestación, el acumulado del semestre superó la tala del mismo período de todos los años de la serie, que comenzó en 2016.
Además, la afectación de las zonas selváticas es 80 % mayor que el promedio de superficie deforestada en igual período de 2018, informó el INPE.
Asimismo, la quema tuvo en junio una cota máxima para ese mes en 15 años y se acrecentó un 17,9 % en el primer semestre respecto a la misma etapa de 2021, de acuerdo con mediciones realizadas por el Sistema de Detección de Deforestación en Tiempo Real (Deter).
El organismo a cargo del monitoreo satelital reveló además que más de la mitad (51,6 %) de la deforestación en la Amazonía en el primer semestre de 2022 ocurrió en tierras públicas.
Teniendo en cuenta el año electoral, la institución sugiere que los planes de gobierno comiencen a priorizar la conservación de este ‘pulmón’ del planeta.
Bajo el mandato del presidente Jair Bolsonaro, iniciado el 1 de enero de 2019, la deforestación anual promedio en la Amazonia brasileña aumentó un 73 % hasta los 13.038 kilómetros cuadrados el año pasado, según cifras oficiales.
El propio jefe de Estado presionó para abrir las tierras protegidas a la agroindustria y la minería, y está a favor de la explotación de los recursos naturales de la zona.
“Una amenaza tremenda”: Científicos culpan a la actividad humana por la aparición de una ‘piscina’ de agua cálida en el Pacífico

El calentamiento sistemático de masas de agua en el noreste del océano Pacífico no es resultado de variaciones climáticas naturales, sino el efecto de las actividades humanas sobre el planeta, concluye un reciente estudio realizado por investigadores alemanes.
Durante los últimos 20 años se registraron 31 ondas marinas de calor en la región mencionada, cifra que contrasta con las nueve detectadas entre 1982 y 1999,
señalan los científicos del Instituto Oceanográfico de la Universidad de Hamburgo en su artículo publicado en la revista Communications Earth and Environment.
El estudio indica que el calentamiento de esta parte del océano tuvo consecuencias devastadoras entre 2014 y 2015: la productividad marina se debilitó, abundaron algas tóxicas,
y se registraron muertes masivas de aves y mamíferos marinos. Además, dicho evento provocó graves sequías en la costa oeste de Estados Unidos, recoge Phys.org.
La onda de calor marino más reciente duró tres años, entre 2019 y 2021, y elevo las temperaturas marinas hasta 6 °C por encima de la media.
El equipo científico culpa a las emisiones de gases de invernadero de origen antropogénico por este fenómeno, señalando que la probabilidad de que se surgiera sin influencia humana es de menos del 1 %.
“Esta piscina en calentamiento seguirá aumentando la temperatura del agua en el futuro, incrementando tanto la frecuencia como la intensidad de las ondas de calor marinas locales.
El aumento drástico de la temperatura media del agua está empujando los ecosistemas a sus límites”, explicó Armineh Barkhordarian, uno de los autores del estudio.
El investigador advierte que una mayor frecuencia e intensidad de estas ondas “supone una amenaza tremenda a la biodiversidad”
y puede “empujar a los ecosistemas marinos más allá del punto de inflexión, después del cual ya no podrán recuperarse”.
Cientos de ejemplares del pingüino más pequeño del mundo aparecen muertos en las costas de Nueva Zelanda

Cientos de ejemplares de pingüino azul aparecieron muertos desde el inicio de mayo en las playas de Nueva Zelanda, informa Radio New Zealand.
Los cuerpos de estas pequeñas aves aparecían todos los días en las playas de la región más septentrional de la Isla Norte, una de las dos islas principales del país.
Conocido también como pingüino enano o pingüino del hada, el ‘Eudyptula minor’ (este es su nombre científico) mide poco menos de 25 cm de alto y pesa alrededor de un kilogramo, lo que lo convierte en la especie de pingüino más pequeña del mundo.
Este animal, que habita en Nueva Zelanda y en las costas del sur de Australia, no está en peligro de extinción, pero su población ha experimentado un descenso significativo en la última década;
Y aunque las muertes masivas de aves marinas no son ninguna novedad, lo que alarma a los científicos es la creciente frecuencia con las que estas ocurren desde entonces.
Graeme Taylor, el principal asesor científico del Departamento de Conservación de Nueva Zelanda, explicó a New Zealand News que esta especie se está muriendo de hambre como consecuencia del cambio climático,
ya que las condiciones climáticas prolongadas de El Niño provocan un calentamiento de las aguas.
Esto a su vez hace que los peces de los que se alimentan se adentren más en busca de aguas más frías o abandonen el área por completo.
“Esta pequeña especie puede sumergirse hasta 20 o 30 metros de forma rutinaria, pero no puede sumergirse a mucha más profundidad”, dice Taylor.
Con su principal fuente de alimento fuera de alcance, los pingüinos pierden peso
y, eventualmente, se mueren de hambre o sucumben a la hipotermia porque no tienen suficiente grasa para mantener el calor corporal.
Un estudio revela que el calor extremo en los océanos superó “el punto de no retorno” en 2014

Un equipo de científicos descubrió que el calor extremo en los océanos superó “el punto de no retorno” en 2014 y las temperaturas excesivamente cálidas de los océanos causadas por el cambio climático se han convertido en una nueva normalidad.
Según detallaron los académicos en un artículo publicado este martes en PLOS Climate, más de la mitad de la superficie del océano ha estado superando el umbral histórico de calor extremo de forma regular desde hace siete años.
En el marco de su estudio, los científicos cartografiaron 150 años de temperaturas de la superficie del mar para determinar un punto de referencia histórico fijo para los extremos de calor marino.
A continuación, observaron con qué frecuencia y en qué parte del océano se superaba este punto.
Así, el primer año en el que más de la mitad del océano experimentó temperaturas extremas fue 2014.
La tendencia continuó en los años siguientes, y en 2019 ya el 58 % de la superficie del océano superó el umbral de calor extremo, mientras que a finales del siglo XIX esta cifra constituyó un 2 %.
Según los investigadores, esas temperaturas aumentan el riesgo de colapso de ecosistemas marinos cruciales, como los arrecifes de coral, las praderas marinas y los bosques de algas, lo que también afectará a las comunidades humanas.
Kyle Van Houtan, uno de los autores de la investigación, explica que estos ecosistemas son de suma importancia para la humanidad, ya que contribuyen a “una pesca sana y sostenible”,
“amortiguan las regiones costeras bajas de los fenómenos meteorológicos extremos” y absorben “el exceso de carbono puesto en la atmósfera por las emisiones de efecto invernadero generadas por el hombre”.
“El cambio climático no es un acontecimiento futuro“, señaló Van Houtan, agregando que lo sucedido es “una prueba más que debería ser una llamada de atención para actuar” ante el calentamiento global.
Este verano boreal, los incendios forestales están castigando numerosas regiones del mundo, incluida Grecia, que enfrenta la peor ola de calor de los últimos 30 años.
Las llamas ya han calcinado más de 56.000 hectáreas en el país mediterráneo, matando al menos a dos personas e hiriendo a una veintena.
Este mismo lunes se publicó un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU que concluyó que
“el papel de la influencia humana en el sistema climático es indiscutible” y confirmó que ya se habían producido “cambios generalizados y rápidos”.
Fiji advierte de “la posible pérdida de países enteros dentro del siglo” si continúa el calentamiento global

El sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), publicado este lunes, es “muy alarmante”, afirmó el embajador de Fiji ante la ONU, Satyendra Prasad, según The Guardian.
“Se descubre que [el calentamiento global] supera todo lo que pensábamos que eran las estimaciones. […]
Presenta algunos de los escenarios catastróficos, que hemos estado pensando en el Pacífico, del aumento del nivel del mar, pérdida de tierras bajas y posible pérdida de países enteros dentro del siglo”, advirtió el diplomático.
Por su parte, el primer ministro del país, Frank Bainimarama, señaló en su cuenta de Twitter que el informe “coloca a las naciones de las islas del Pacífico a 0,4 grados centígrados de una catástrofe existencial”.
“Necesitamos: corte dramático de emisiones para el 2030. Emisiones cero para el 2050. Sin excusas”, agregó.
“Estamos al borde de una catástrofe climática”
El secretario general del Foro de las Islas del Pacífico, Henry Puna, resaltó que, según el pronóstico del IPCC,
el nivel del océano aumentará por el calentamiento global en 2 metros para el 2100 y en 5 metros para el 2150.
“El informe también encontró que los eventos extremos en el nivel del mar que ocurrieron anteriormente una vez cada 100 años podrían ocurrir todos los años a fines de este siglo. […]
esto resultará en la pérdida de millones de vidas, hogares y medios de subsistencia en todo el Pacífico y el mundo”, dijo al canal australiano ABC.
“Estamos al borde de una catástrofe climática, con un estrecho margen para actuar. Los gobiernos, las grandes empresas, los principales emisores del mundo ya no pueden ignorar
las voces de quienes ya padecen esta crisis existencial en desarrollo. Ya no pueden elegir la retórica sobre la acción”, sostuvo Puna.
A su vez, Diann Black-Layne, representante climática de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS, por sus siglas en inglés), que une a 39 naciones,
incluidas Cuba y la República Dominicana, publicó en su cuenta de Twitter un comunicado donde señaló: “Tenemos que darle la vuelta a esto”.
“Si mantenemos el calentamiento a 1,5 °C nos enfrentamos a medio metro de subida del nivel del mar.
Pero si evitamos que el calentamiento llegue a 2 °C, podemos evitar una subida del nivel del mar de 3 metros a largo plazo”, indicó.
Retrocede la capa de nieve de los picos de la cordillera de los Andes en medio de una megasequía histórica

Imágenes satelitales revelan que la capa de nieve de la cordillera de los Andes ha retrocedido en numerosos lugares en el transcurso del último año, dejando expuesta la tierra a raíz de un nivel históricamente bajo de nevadas y precipitaciones, informa Reuters.
Las fotografías fueron captadas el 27 de julio de 2020 y el 29 de julio de este año, respectivamente, por el satélite Copernicus Sentinel-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Este fenómeno sucede en medio de una sequía que se prolonga ya durante una década y que los expertos atribuyen al calentamiento global. El fenómeno viene acompañado de una precipitada caída en el caudal de ríos en la región.
En palabras de Ricardo Villalba, investigador principal del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA),
la contracción de glaciares amenaza con afectar el abastecimiento de agua, un recurso vital que algunas comunidades de la región obtienen de las montañas.
“Aquí estamos viendo un proceso de disminución a largo plazo en precipitaciones, una megasequía“, señaló el experto, para añadir que
“si miras los niveles de precipitaciones ahora mismo para toda la cordillera [de los Andes], muestran que o bien no ha nevado en absoluto o ha nevado muy poco“.
Villalba recordó que en la década de 2000 los glaciares andinos se mantuvieron del mismo tamaño o incluso aumentaron, mientras que ahora se observa un fenómeno opuesto.
A tal punto que los centros de esquí en la frontera argentino-chilena, que reabrieron este invierno tras una larga pausa por la pandemia, se ven obligados a transportar nieve o utilizar nieve artificial para cubrir las pistas.
“Los glaciares se encuentran en un proceso de retraimiento muy dramático que es mucho más acelerado de lo que hemos visto antes“, precisó el investigador.
Para terminar, el especialista concluyó que “desafortunadamente, esto está pasando en todos los glaciares de la cordillera,
y tiene un fuerte vínculo con el proceso del calentamiento global que está afectando a todo el planeta”
Algunos expertos consideran que lo que está ocurriendo se debe a que Biden simplemente recoge la tendencia impulsada por el expresidente Donald Trump,
quien redujo el tiempo que lleva revisar las solicitudes de perforación, lo que supuso que numerosas empresas asegurasen dichos derechos antes del cambio de mando.
Si bien, durante las primeras semanas de Biden como presidente, el ritmo de solicitudes aceptadas se redujo gracias a una orden temporal, luego se recuperaron a un nivel que supera
las cifras mensuales de la mayor parte de la Administración Trump. Nuevo México y Wyoming son los estados donde se registran el mayor número de aprobaciones, seguidos de Montana, Colorado y Utah.
En ese sentido, Erik Molvar, director Ejecutivo del Proyecto Western Watersheds, cree que “va a ser difícil”
para el actual mandatario detener por completo las perforaciones de combustibles fósiles en tierras federales.
La propia secretaria del Interior, Deb Haaland, hace poco aseguró que de momento no cuentan con un plan para establecer una prohibición permanente, pese a haberse opuesto rotundamente mientras era congresista.
Ambientalistas como Greta Thunberg han criticado estos datos.
“No solo estamos subvencionando la crisis climática y ecológica, la estamos acelerando”,
denunció en Twitter. Otros defensores del clima incluso recuerdan que, si la Administración Biden no hacen nada al respecto, estará demostrando que las promesas en este tema fueron tan sólo palabras.
El segundo embalse más grande de EE.UU. alcanza niveles mínimos históricos en medio de una gran sequía
El nivel del segundo embalse más grande de EE.UU. ha alcanzado mínimos históricos, en medio de una sequía que azota a varios estados de la costa oeste del país, informa Associated Press.
El lago Powell, gigantesco embalse situado en la frontera entre los estados de Utah y Arizona, registró la semana pasada una caída récord de su nivel de agua hasta los 1.082 metros.
El Servicio de Parques Nacionales se ha visto obligado a restringir el acceso de casas flotantes y otras embarcaciones en el embalse, que es un popular destino turístico, sobre todo en los meses de verano.
Además, debido a que los puntos de ingreso al lago han quedado a gran altura por la disminución del agua,
los turistas tienen que arriesgarse bajando por acantilados. Todas esas circunstancias han afectado al sector del turismo local.
Cambio climático
El lago Powell es el segundo embalse más grande de EE.UU. por detrás del lago Mead (Nevada).
Los dos almacenan agua del río Colorado y están viendo cómo sus niveles disminuyen más rápido de lo esperado, generando preocupación en siete estados que dependen de dicho río para abastecerse.
El pasado mes de julio, funcionarios del Servicio de Parques Nacionales comenzaron a liberar agua de fuentes río arriba para evitar que el nivel del lago Powell cayera drásticamente,
lo que podría haber amenazado la generación de energía hidroeléctrica en el embalse. El nivel de los lagos en otros estados de la parte occidental de EE.UU.
también ha alcanzado mínimos históricos en las últimas semanas a consecuencia de una gran sequía que los ambientalistas vinculan con el cambio climático.
Según los cálculos aportados por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, la estrategia de reforestación para absorber el carbono atmosférico, podría provocar
un aumento de precios de los alimentos adicional del 80 % para 2050 porque este método afecta a la disponibilidad de tierras agrícolas.
Cada semana, un nuevo país o gran empresa anuncia su compromiso de lograr cero emisiones netas de dióxido de carbono para contribuir a la lucha contra el cambio climático,
señala el informe de Oxfam. Al mismo tiempo, los gobiernos o las juntas directivas participantes no están reduciendo sus emisiones “con la rapidez o la magnitud necesarias para evitar una debacle climática de consecuencias catastróficas”.
Por el momento, se trata ya de más de 120 países, incluidos los de la Unión Europea, EE.UU., China y Japón, y decenas de compañías como British Airways,
Mars, Unilever, Citigroup, BlackRock, Shell y BP que se han adherido al compromiso de lograr cero emisiones netas de carbono para mediados de este siglo.
Mientras tanto, según la ONG, “la mayoría de estas promesas son vagas y no se apoyan en planes cuantificables”.
Para absorber todas las emisiones de carbono del mundo por medio de la reforestación del planeta y lograr así las emisiones cero, serían necesarias 1.600 millones de hectáreas
forestales nuevas, lo que equivale a cinco veces la superficie de la India. Esta cifra supera también todas las tierras agrícolas del mundo.
Expertos advierten que erupciones volcánicas menores podrían causar un efecto “cascada” y llevar a una catástrofe global
Casi todas las discusiones sobre los riesgos que plantean los volcanes sigue el mismo patrón: cuanto más potente sea la posible erupción, más afectado se vería el bienestar humano.
Sin embargo, un equipo de expertos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) ahora plantea que se hace demasiado hincapié en los riesgos que implican las raras explosiones
volcánicas masivas, mientras que se presta muy poca atención a los posibles efectos dominó de erupciones moderadas en puntos clave del planeta.
“Es hora de cambiar la forma en que vemos el riesgo volcánico extremo”, defendió Lara Mani, autora principal del informe.
“Los escenarios más probables involucran erupciones de menor magnitud que interactúan con nuestras vulnerabilidades sociales y nos llevan en cascada hacia la catástrofe”.
“Necesitamos dejar de pensar en términos de erupciones colosales que destruyen el mundo, como se describe en las películas de Hollywood”, subrayó la científica.
Los investigadores de Cambridge han identificado siete puntos importantes en nuestro planeta donde grupos de volcanes relativamente pequeños pero activos se encuentran
junto a infraestructuras vitales que, si se paralizan, podrían tener consecuencias globales catastróficas.
Estas regiones incluyen grupos de volcanes en el Mediterráneo, Taiwán, el norte de África, el Atlántico norte y el noroeste de EE.UU., enumera el estudio, publicado en la revista Nature Communications.
Según explica Mani, incluso una erupción menor en una de estas áreas “podría hacer una erupción de cenizas o generar temblores lo suficientemente grandes como
para interrumpir redes que son fundamentales para las cadenas de suministro y los sistemas financieros globales”.
Como ejemplo de la historia reciente, el equipo menciona lo ocurrido en 2010 en Islandia, donde una erupción de magnitud 4 del volcán Eyjafjallajökull generó grandes columnas
de ceniza que, arrastradas por los vientos del noroeste, provocaron el cierre parcial del espacio aéreo europeo, causando pérdidas de 5.000 millones de dólares a la economía mundial.
Sin embargo, cuando en 1991 el monte Pinatubo en Filipinas entró en una erupción de magnitud 6, o unas 100 veces mayor en escala que el evento islandés,
el daño económico general fue menos de una quinta parte del causado por la erupción del Eyjafjallajökull.
Relacionan las recurrentes ‘zonas muertas’ en el Pacífico Norte con los periodos de calentamiento climático

El calentamiento del clima está relacionado con los episodios abruptos de “zonas muertas” que han surgido de manera repetitiva en el Pacífico Norte a causa de los insuficientes niveles de oxígeno en el agua.
Un estudio científico ha podido establecer el historial de estos fenómenos en las latitudes subárticas del océano en los últimos 1,2 millones de años y pretende predecir su reaparición en el futuro.
La investigación se realizó con el fin de “comprender si el cambio climático está llevando los océanos hacia un ‘punto de inflexión'”, en medio de la creciente hipoxia capaz de destruir
“ecosistemas, fuentes de alimentos y economías”, según afirmó Karla Knudson, la autora principal del estudio oceanográfico publicado en la revista Science el 2 de junio.
Sus conclusiones se fundamentan en un análisis de núcleos de sedimentos del mar de Bering, que se sitúa al norte extremo del océano Pacífico, entre las costas rusa y estadounidense.
Se estableció, en particular, que la presencia de oxígeno disuelto en alta mar ha descendido un 2 % en los últimos 50 años, pero el estudio abarca un periodo de tiempo mucho más grande.
La hipoxia extinguió los organismos marinos en múltiples ocasiones en el pasado y la investigadora Ana Christina Ravelo estima que para que ocurra esta clase de mortandad “no es necesaria una gran perturbación como el derretimiento de las capas de hielo”.
Las extinciones que dejaron sus huellas en los registros geológicos siempre han ocurrido “durante los períodos interglaciares cálidos, como en el que estamos hoy en día”.
Desde hace tiempo los científicos tienen constancia de un episodio importante de hipoxia generalizada en el Pacífico Norte al final de la última Edad de Hielo,
cuando el derretimiento de las capas de hielo propició una afluencia masiva de agua dulce al océano.
Este nuevo estudio proporciona datos sobre eventos anteriores semejantes.
Muerte de algas y sus causas profundas
La hipoxia se produce después de un intenso crecimiento en aguas superficiales de algas marinas,
también conocidas como el fitoplancton. Cuando este muere, se hunde en las profundidades del océano y se descompone allí, lo que agota el oxígeno y libera mucho dióxido de carbono.
Este es un mecanismo de formación de las ‘zonas muertas’, pero no está claro qué lo desencadena: el calentamiento de los océanos, el alto nivel del mar o la disponibilidad de hierro, que es un factor limitante para el crecimiento del fitoplancton.
Aunque el elevado nivel del mar durante los cálidos periodos interglaciares ha sido una condición importante, los investigadores no la consideran suficiente para desencadenar por sí solo un evento hipóxico.
Posiblemente desempeñaron un papel fundamental los cambios en la circulación oceánica que alterarían el patrón de distribución de los nutrientes.
Actualmente, las ‘zonas muertas’ regionales ocurren en áreas costeras de todo el mundo debido a los efectos de las crecientes temperaturas y el enriquecimiento de las aguas costeras
con los fertilizantes utilizados en la agricultura. Los científicos prevén que el fenómeno pueda repetirse y generalizarse en esta misma región en el futuro, puesto que el ecosistema “está preparado para este tipo de eventos”, según Ravelo
La NASA advierte que la Tierra ha acumulado en los últimos 15 años una cantidad de calor sin precedentes

Un estudio conjunto realizado por la NASA y la Administración Atmosférica y Oceánica Nacional de EE.UU. (NOAA, por su sigla en inglés) reveló que entre 2005 y 2019
se duplicó el desequilibrio energético de la Tierra. Esto provoca que el planeta acumule energía, lo que deriva en un aumento del calor.
Tras comparar los datos obtenidos por dos mediciones independientes, los especialistas comprobaron que “coinciden” con la observación de “cambios en el desequilibrio energético de la Tierra”,
lo que les brinda “mucha confianza” en que se trata de un “fenómeno real”, explicó el autor principal e investigador del Centro de Investigación Langley de la NASA, Norman Loeb. “Las tendencias que encontramos fueron bastante alarmantes”, agregó.
Respecto de las causas, mencionaron algunas derivadas de la actividad humana, el llamado forzamiento antropogénico.
Se trata, por ejemplo, la emisión de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, que capturan la radiación saliente que debería dirigirse hacia el espacio.
Además, el calentamiento provoca otros cambios, como el derretimiento de la nieve y los hielos, el incremento del vapor y modificaciones en las nubes que pueden agravar el aumento de la
temperatura, ya que conducen a una mayor absorción de la energía solar. El “efecto neto” que tiene este proceso es el desequilibrio energético de la Tierra.
Calentamiento de la temperatura del mar
Otro elemento que habría jugado un papel importante es la Oscilación Decadal del Pacífico (PDO, por su sigla en inglés), un patrón de variabilidad climática del océano,
que pasó de una fase fría a otra cálida. Esta variación interna puede tener efectos de gran alcance en el clima.
Una fase intensamente cálida de la PDO se desarrolló entre 2014 y 2020,
causando una reducción generalizada de la cobertura de las nubes sobre el océano, con el consiguiente incremento de la absorción de la energía solar.
Al analizar todos estos factores, Loeb explicó que el desequilibrio energético “es probable que sea una mezcla de forzamiento antropogénico y variabilidad interna”.
“Durante este período, ambos provocan un calentamiento, lo que genera un cambio bastante grande en el desequilibrio energético de la Tierra”,
siguió el especialista, quien advirtió que “la magnitud de este incremento no tiene precedentes”.
Según la NASA, el estudio, publicado en Geophysical Research Letters, muestra solamente una instantánea relacionada con el cambio climático y no puede saberse con certeza qué ocurrirá
con el desequilibrio energético en las próximas décadas. En este contexto, alertaron que si no disminuye la tasa de absorción de calor, los cambios climáticos podrían ser aún mayores a los actuales.
Imágenes por satélite de la Agencia Espacial Europea evidencian el terrible impacto de la sequía en California
La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) compartió recientemente dos imágenes obtenidas por satélite que muestran las devastadoras consecuencias de la sequía que azota el oeste de EE.UU.
Se trata de dos fotos en las que se aprecia parte del bosque nacional de Ángeles y el embalse de San Gabriel, en el sur de California.
Una de las imágenes fue tomada en junio de 2020, mientras que la otra se corresponde a junio de este año. El contraste entre ambas fotos resulta tan revelador como impactante.
En la primera imagen, las colinas del parque nacional están salpicadas de verdor y el embalse se ve más ancho, con un color azul brillante.

Sin embargo, en la de 2021 predominan los colores pálidos y marrones y el embalse parece casi vacío.

El oeste de EE.UU es conocido por sus frecuentes sequías estivales, pero en los últimos años estos fenómenos se han acentuado considerablemente.
Desde 2011 hasta 2018, el estado de California sufrió una de las peores y más largas sequías desde que se tienen registros. 2019 y 2020 fueron años hidrológicos más normales
y permitieron que los bosques y las reservas de agua comenzaran a recuperarse.
Sin embargo, este periodo benigno no duró demasiado, pues la sequía volvió a notarse con fuerza en los primeros meses de 2021,
registrándose el febrero más seco de la historia de las observaciones meteorológicas en la zona. Desde entonces, las condiciones no han vuelto a mejorar.
A primeros de junio, el lago Mead, en el río Colorado, el mayor embalse artificial de EE.UU., situado entre Nevada y Arizona, alcanzó su mínimo histórico.
Según datos de la Oficina de Recuperación del Departamento de Interior, el nivel de sus aguas cayó hastq los 326,6 metros, el más bajo desde la construcción de la presa en la década de 1930.
Los niveles del lago Mead son fluctuantes a lo largo del año y dependen de patrones climáticos, del consumo y de la evaporación.
Las autoridades calculan que el nivel del agua caerá a los 324 metros antes de empezar a recuperarse en noviembre, cuando disminuyan las necesidades de la agricultura.
Según los científicos, los cambios climáticos en el oeste de EE.UU. son la continuación de una ‘megasequía‘ que arrancó a principios del siglo XXI.
Esta tendencia tiene su reflejo, además, en los incendios forestales más intensos y peligrosos registrados en muchos años,
así como en el predominio de tierras agrícolas resecas y con vegetación insuficiente para la ganadería y, en general, toda la fauna.
Los especialistas alertan de que habrán aún más repercusiones negativas
Desaparece misteriosamente un enorme lago en la Antártida
Un equipo internacional de científicos descubrió que un enorme lago ubicado en la Antártida oriental ha desaparecido repentinamente dejando únicamente una capa de hielo fracturada
y una depresión en forma cráter de unos 11 kilómetros cuadrados, según muestra un estudio publicado esta semana en la revista Geophysical Research Letters.
Los investigadores presenciaron su desaparición a partir de imágenes satelitales que mostraban el antes y después del raro evento, que ocurrió durante el invierno antártico de 2019 en la plataforma de hielo Amery.
Se estima que entre 600 y 750 millones de metros cúbicos de agua dulce se perdieron en el océano. Aunque los científicos todavía no están exactamente seguros de cómo se desvaneció
el lago en tan poco tiempo, el escenario más probable es que el fondo del lago haya colapsado por la intensa presión.
“Creemos que el peso del agua acumulada en este lago profundo abrió una fisura en la plataforma de hielo debajo del lago, un proceso conocido como hidrofractura, que hace que el agua drene hacia el océano debajo”, explicó el autor principal Roland Warner.
La plataforma de hielo Amery es la tercera más grande de la Antártida, con algunas áreas que alcanzan los 1.800 metros de espesor.
Este lago estaba situado en la parte superior de esta zona, en un lugar donde el hielo tiene más de 1.400 metros de grosor.
Y aunque no es raro ver lagos drenados por este fenómeno, los científicos no esperaban que suceda en una profundidad de hielo tan alta.
El equipo espera usar toda la información recopilada para comprender mejor el proceso de degradación de las plataformas de hielo antártico.
“Dado que el agua de deshielo de la superficie en las plataformas puede causar su colapso, lo que en última instancia conduce a un aumento del nivel del mar cuando el hielo en tierra
ya no es retenido, es importante comprender los procesos que debilitan las plataformas de hielo”, señaló Amanda Fricker, glacióloga del Instituto Scripps de Oceanografía.
Si bien el mundo está experimentando un calor sin precedentes, los investigadores de momento no pueden concluir que el cambio climático sea el responsable de la desaparición del lago.
En todo caso, recuerdan que con el aumento de las temperaturas en las últimas décadas algunas plataformas de hielo han experimentado un mayor derretimiento de su superficie, lo que aumenta el riesgo de una hidrofractura generalizada.
La ola de calor funde el revestimento de cables y deforma carreteras en el oeste de EE.UU. y Canadá

La ‘cúpula de calor’ que cubrió el pasado viernes el oeste de Canadá y el noroeste de EE.UU. ha provocado ya decenas de muertes y establecido varios récords de temperatura.
Entretanto, habitantes de las áreas afectadas han compartido en redes sociales imágenes que muestran la escala del desastre.
En particular, el sistema de tranvías de Portland (Oregón, EE.UU.) mostró fotos de un cable cuyo revestimiento se fundió, presuntamente por el calor ambiental.
“En caso de que se pregunte por qué estamos cancelando el servicio durante el día, esto es lo que le está haciendo el calor a nuestros cables de alimentación”, señaló la compañía.
Por su parte, el portavoz de la Patrulla Estatal del estado de Washington, Rocky Oliphant, publicó fotografías de una carretera cercana a la ciudad de Everson que
“se está deformando y es insegura para viajar”. Como resultado de la deformación, la ruta quedó cerrada, advirtió el oficial.
Desde el otro lado de la frontera, una habitante de Vancouver (Columbia Británica, Canadá) compartió la imagen de una vela doblada por el calor dentro de su vivienda.
“En caso de que alguien se pregunte qué tanto calor hace en Vancouver en este momento, una vela en mi sala de estar se derritió hoy espontáneamente”, escribió la internauta.
Otra mujer, también de Vancouver, puso galletas crudas debajo del guardabrisas de su coche. Según afirma, se hornearon ahí perfectamente.
A su vez, una usuaria de Seattle publicó la fotografía de un supermercado con los estantes refrigerados casi vacíos y cubiertos con polietileno.
“Hace tanto calor aquí en Seattle, que nuestra tienda de comestibles ha cubierto los alimentos fríos o eliminado lo que no se puede mantener lo suficientemente frío”, explicó para luego precisar que ese día la temperatura alcanzó los 42,2 grados centígrados.
La ola de calor, que cubre también el noroeste estadounidense, ha causado un aumento de temperaturas de hasta 10-15 grados más de lo normal a esta altura de año.
En particular, hizo que la ciudad de Lytton, en Columbia Británica, batiera por tercer día consecutivo el récord de temperatura más alta jamás observada en Canadá.
Este martes se registraron allí 49,5 grados centígrados.
El oeste de Canadá y el noroeste estadounidense no son las únicas regiones del mundo que están experimentando temperaturas inusualmente altas.
La capital rusa, Moscú, también atraviesa una ola de calor y la semana pasada batió el récord diario de temperatura que había establecido en 1917.
Supera los 500 el número de fallecidos en Canadá y EE.UU. durante la fuerte ola de calor
Al menos 486 personas han fallecido por muerte súbita en los últimos cinco días en la provincia canadiense de Columbia Británica, 361 más en comparación con las 165 que ocurren
normalmente en ese periodo de tiempo, comunicó este miércoles la jefe de medicina forense de la entidad territorial, Lisa Lapointe, según CBC.
Aunque las causas todavía están por determinar, Lapointe indicó que “es muy probable” que el factor detrás de muchos de esos fallecimientos sea la ola de calor que azotó el oeste de Canadá el pasado viernes.
Asimismo, advirtió que el número es preliminar y aumentará a medida que los forenses reciban nuevos informes.
Más al sur, el estado estadounidense de Oregón ha contabilizado al menos 63 muertes por las altas temperaturas, 45 de ellas en el condado de Mutnomah, recoge USA Today.
En el vecino Washington se han confirmado más de media docena de fallecimientos provocados por las temperaturas.
Tanto en Canadá como en EE.UU. la mayoría de las víctimas fatales del calor han sido personas ancianas. En Vancouver (Columbia Británica) dos terceras partes de ellas
tenían más de 70 años, mientras que en el condado de Mutnomah la edad de los muertos por las altas temperaturas varía entre 44 y 97 años. La mayoría de ellos tenían comorbilidades.
Aparte de los fallecimientos, el bochorno provocó también una ola de hospitalizaciones. “Era algo muy parecido a lo que sucedió en los primeros días de tratar de lidiar con el brote
[de covid-19]”, comentó el doctor Steve Mitchell, del centro médico Harborview, en Seattle (Washington).
“Llegamos al punto en que las instalaciones tenían problemas con equipos básicos, como ventiladores”, agregó.
La ola de calor que cubre también el noroeste estadounidense y canadiense ha causado un aumento de temperaturas de hasta 10-15 grados más de lo normal a esta altura de año.
En particular, hizo que la ciudad de Lytton, en Columbia Británica, batiera por tercer día consecutivo el récord de temperatura más alta jamás observada en Canadá.
Este martes se registraron allí 49,5 grados centígrados.
La Antártida registra una temperatura récord de 18,3 ºC
Las Naciones Unidas confirmaron este jueves que la temperatura en la Antártida alcanzó el año pasado un récord de 18,3 ºC, informa AFP.
La temperatura récord se registró en la estación de investigación argentina Esperanza, situada en la península Antártica, el 6 de febrero de 2020, según la Organización Meteorológica Mundial de la ONU.
“La verificación de este récord de temperatura máxima es importante porque nos ayuda a construir una imagen del tiempo atmosférico y el clima en una de las últimas fronteras de la Tierra”, señaló el secretario general del organismo, Petteri Taalas.
“La península Antártica se encuentra entre las regiones del planeta que más rápido se calientan”, subrayó el alto cargo, agregando que el nuevo récord “es consecuente con el cambio climático” que se está observando.
A mediados de abril, un reporte de la Organización Meteorológica Mundial indicó que 2020 fue el tercer año más caluroso de la historia,
por detrás de 2016 y 2019, con una temperatura global promedio 1,2 grados centígrados por encima de los niveles previos a la Revolución Industrial.
Además, la década de 2011-2020 superó todos los registros anteriores de temperatura.
Según el organismo, las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera continuaron elevándose durante los últimos dos años.
Durante 2020 continuó elevándose también el nivel del mar —un proceso que se ha acelerado incluso más en los meses recientes—, en parte, a raíz de un mayor derretimiento de los
glaciares groenlandeses y antárticos. Al mismo tiempo, los ecosistemas y la fauna marina continúan sufriendo las consecuencias negativas de la acidificación y desoxigenación del agua oceánica.
Entre tanto, un estudio publicado en mayo en la revista Nature Geoscience advirtió que el deshielo en la Antártida amenaza con una reacción en cadena en los patrones climáticos.
El aumento del dióxido de carbono en la Amazonía podría afectar las precipitaciones más que la deforestación
Un nuevo estudio basado en simulaciones reveló que un aumento del 50 % en las emisiones globales de dióxido de carbono en la atmósfera podría reducir las precipitaciones en la
Amazonía de forma drástica, posiblemente en un nivel equivalente a lo que ocurriría si se talara toda la selva y se sustituyera por pastos.
Se trata de un escenario extremo, pero que podría hacerse realidad si no cambian las pautas de conducta.
“Para nuestra sorpresa, solo el efecto fisiológico [del dióxido de carbono] sobre las hojas del bosque generaría una disminución anual del 12 por ciento en la cantidad de lluvia,
mientras que la deforestación total provocaría una caída del 9 por ciento”, indicó el ecólogo David Montenegro Lapola, de la Universidad de Campinas (UNICAMP) en Brasil,
uno de los autores de la nueva investigación, publicada en la revista Biogeosciences.
El investigador señaló que estas cifras superan “la variación natural de las precipitaciones entre un año y otro, que es del 5 por ciento”.
Tanto la deforestación como las emisiones de dióxido de carbono están provocando una reducción de la humedad en la zona, aunque de formas ligeramente diferentes.
En el caso de la deforestación, uno de sus resultados es una disminución de la cantidad de hojas, que son las responsables de liberar vapor de agua a la atmósfera al abrir sus estomas
para ‘exhalar’ oxígeno. Eso significa que, si en el bosque hay menos hojas, también habrá menos humedad en el aire, lo que a su vez provocará que haya menos nubes.
Las concentraciones de dióxido de carbono, a su vez, hacen que los estomas permanezcan abiertos durante menos tiempo, lo que también tiene como consecuencia que emitan menos vapor a la atmósfera.
Los resultados del nuevo estudio coinciden con los de investigaciones anteriores, que también descubrieron que un aumento del dióxido de carbono reduciría las precipitaciones
en los bosques tropicales de Sudamérica, además de provocar un aumento de las precipitaciones en los bosques de otros continentes.
Se sugiere también que la Amazonía es especialmente vulnerable al aumento del dióxido de carbono, incluso más que los bosques de Asia o África.
Por lo tanto, los ecosistemas futuros en el continente sudammericano dependerán de una reducción global de las emisiones de dióxido de carbono
Estudio: El cambio climático aumenta el riesgo de infección patógena de los cultivos en todo el mundo

Una variable poco contemplada del cambio climático es que supone un mayor riesgo de que los cultivos se infecten con plagas y patógenos, tornando incomibles sus productos
y, por tanto, privando a la población mundial de grandes cantidades de alimentos, según revela un estudio publicado en Nature Climate Change.
Investigadores de la Universidad de Exeter (Inglaterra) han desarrollado modelos para predecir lo que sucederá con las áreas cultivables en el futuro, a medida que aumentan las temperaturas del planeta.
Estos modelos sugieren que el incremento de las temperaturas beneficiará la producción de la mayoría de los cultivos ubicados en latitudes alejadas del ecuador, como América del Nort
e y partes de Europa y Asia, mientras que las regiones tropicales, como Brasil, África subsahariana, India y el sudeste asiático, verán pocas o ninguna ganancia.
Más allá de esto, sin embargo, los hallazgos también evidencian que el riesgo de infección por hongos y patógenos similares crecerá en las latitudes altas a medida que se elevan las temperaturas.
El estudio utilizó información existente sobre las temperaturas mínima, óptima y máxima para la infección con 80 patógenos y en cultivos de hongos y oomicetos.
Con esto, los autores compararon los rendimientos actuales y las proyecciones futuras para cuatro cultivos básicos principales: maíz, trigo, soja y arroz, así como ocho cultivos templados y tropicales.
Concluyeron que las tasas de infección por patógenos vegetales están fuertemente determinadas por la temperatura.
La escasez de alimentos es una “preocupación continua” a medida que la población mundial se expande, la cantidad de tierra cultivable disminuye y aumenta la amenaza del cambio climático.
Thomas Chaloner, estudiante de doctorado en la Universidad de Exeter y autor del estudio, alertó que “la agricultura tiene que planificarse y prepararse para el futuro, y ese futuro casi está aquí”.
Los investigadores concluyeron que los patógenos de las plantas representan una “gran amenaza” para la producción de cultivos y la seguridad alimentaria, causando
“pérdidas de producción devastadoras a nivel mundial”, lo que refuerza la necesidad de un “manejo cuidadoso de los cultivos”
Un estudio advierte que un sistema de corrientes clave del océano Atlántico puede colapsar

Un gran sistema de corrientes oceánicas en el Atlántico, que incluye la corriente del Golfo,
se ha visto afectado debido al cambio climático causado por los humanos.
En un nuevo estudio publicado en la revista Nature, los científicos advierten que, si ese sistema colapsa, conduciría a cambios dramáticos en los patrones climáticos mundiales.
En su investigación, los expertos analizaron la Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés) que transporta agua cálida
y salada desde los trópicos hacia el norte en la superficie del océano y agua fría hacia el sur en el fondo del océano.
De acuerdo con el autor principal del estudio, Niklas Boers, del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (Alemania),
se trata de “uno de los sistemas de circulación clave de nuestro planeta”. Por ello, un posible colapso de la AMOC tendría graves consecuencias a nivel global.
Si esta circulación se debilita hasta un punto crítico, podría traer un frío extremo a Europa y partes de América del Norte, elevar el nivel del mar a lo largo de la costa este
de Estados Unidos e interrumpir los monzones estacionales que proporcionan agua a gran parte del mundo.
También pondría en peligro aún más la selva amazónica y las capas de hielo de la Antártida.
Los modelos climáticos han demostrado que la AMOC está en su punto más débil en más de 1.000 años.
Sin embargo, no se sabe si el debilitamiento se debe a un cambio en la circulación o a la pérdida de estabilidad.
“La diferencia es crucial”, señaló Boers, “porque la pérdida de estabilidad dinámica implicaría que la AMOC se ha acercado a su umbral crítico, más allá del cual podría ocurrir una transición sustancial y en la práctica probablemente irreversible al modo débil”.
Del estudio se desprende que la interrupción de la AMOC podría producirse debido a una serie de factores, que se suman al efecto directo del calentamiento del océano Atlántico.
Estos incluyen la entrada de agua dulce del derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia, el derretimiento del hielo marino, el aumento de las precipitaciones y la escorrentía de los ríos.
Otros modelos climáticos han dicho que la AMOC se debilitará durante el próximo siglo, pero que es poco probable un colapso antes de 2.100, reseña Reuters.
El autor principal del estudio aseveró a The Washington Post que “es uno de esos eventos que no debería suceder,
y deberíamos hacer todo lo posible para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero lo más rápido posibl