IMITAR A JESÚS ES EL EJEMPLO QUE SALVA
522c En Jericó.
Jesús está hablando con Zaqueo, en la puerta de su casa de Jericó.
Mientras caminan hacia el interior de la casa…
El ex-publicano dice:
– Nique me ayudaba mucho.
Pero ahora la veo sólo cada nueva luna.
Hubiera querido seguirla.
Pero Jericó es un lugar propicio, para mi nuevo trabajo…
Jesús responde:
– No estará mucho tiempo en Jerusalén…
Viajarías por nada.
Nique volverá después aquí…
– ¿Después?…
¿Cuándo, Señor?
– Cuando mi Reino haya sido proclamado.
– Tu Reino…
Tengo miedo de ese momento.
Los que ahora se dicen fieles tuyos…
¿Sabrán serlo entonces?
Porque sin duda, habrá tumultos y luchas entre los que te aman y los que te odian…
¿Sabes Señor, que tus enemigos pagan incluso a bandoleros, a la hez del pueblo;
para tener partidarios preparados a crear alboroto para imponerse?
Esto lo he sabido por uno de mis pobres hermanos…
¡Oh!…
¿Entre quien roba legalmente, entre quien roba el honor y el que desvalija a un viandante…
Hay, acaso, mucha diferencia?
Yo he robado también legalmente, hasta que Tú me salvaste.
Pero ni siquiera entonces habría secundado a los que te odian…
Es un joven.
Un ladrón.
Sí.
Un ladrón.
Una noche, que había ido hacia el Adomín a esperar a tres, como yo;
que venían de Efraím con ganado que habían comprado a menos precio…
Lo encontré apostado en una hoz.
Hablé con él…
Nunca he tenido familia;
pero creo que si hubiera tenido hijos les habría hablado de la misma manera,
para convencerlos de cambiar de vida.
Me explicó cómo y por qué se hizo ladrón.
Sí…
¡Cuántas veces los verdaderos culpables son los que parece que no hacen nada malo!…
Le dije:
“Deja de robar.
Si tienes hambre, hay un pan también para ti.
Te encontraré un trabajo honrado.
Dado que todavía no te has hecho homicida, detente, sálvate“
Y lo convencí.
Me dijo que se había quedado solo;
porque los otros habían sido comprados con mucho dinero por los que te odian.
Y ahora están preparados para crear tumultos, para declararse que son tuyos…
Para escandalizar al pueblo;
escondidos en las grutas del Cedrón, en los sepulcros;
hacia el Faselo en las cavernas del norte de la ciudad;
entre las tumbas de los Reyes y de los Jueces, en todas partes…
Qué pretenden hacer, Señor?
– Josué pudo detener el Sol…
Pero ellos a pesar de todos los medios, no podrán detener la Voluntad de Díos.
– ¡Tienen el dinero, Señor!
El Templo es rico.
Y para ellos no es korbán el oro ofrecido al Templo, si les sirve para triunfar.
– No tienen nada.
El Poder es mío, toda la fuerza es mía.
Su edificio caerá…
Como si fuera de hojas secadas por los vientos de otoño.
Y colocadas en forma de castillo por un niño…
No temas, Zaqueo.
Tu Jesús, SERÁ JESÚS.
– ¡Dios lo quiera, Señor!…
Nos llaman.
¡Vamos…!