Archivos diarios: 27/03/23

746 Teoría del Error

IMITAR A JESÚS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

524b En Jericó. En casa de Zaqueo con los pecadores convertidos.

Jesús habla de nuevo:

–                Mientras tomábamos el alimento…

Uno de vosotros;

no de Israel, ha dicho que quería que le explicara algo.

Que lo pregunte ahora,

porque pronto tendremos que volver donde la gente y después dejarnos.

Zaqueo  explica:

–               Soy yo el que ha dicho eso.

Pero muchos desean saberlo.

Por lo que muchos desean conocerlo, no he sabido explicarlo bién.

Tampoco otros de los nuestros que son de nuestra religión.

Hemos preguntado a tus discípulos cuando han pasado por aquí,

pero no nos han hablado con claridad.

–                ¿Y qué es lo que quieres saber?

El anciano Diómedes interviene,

y  explica:

–                 Nosotros, respecto al alma, ni siquiera sabíamos que la teníamos.

Al menos nosotros habríamos debido saberlo, porque nuestros antiguos…

Pero no leíamos a los antiguos.

Éramos animales…

Y ya no sabíamos qué es esta alma.

Ni siquiera ahora lo sabemos.

¿Qué es el alma?

¿Acaso nuestra razón?

No creemos que lo sea, porque en tal caso nosotros no la habríamos tenido.

Y hemos oído decir que sin alma no hay vida.

¿Qué es entonces el alma que nos dicen que es incorpórea, inmortal, si no es la razón?

El pensamiento es incorpóreo, pero no es inmortal porque cesa con nuestra vida.

Ni el más sabio piensa después de la muerte.

–               El alma, hombre, no es el pensamiento.

El alma es el espíritu, es el principio inmaterial de la vida.

El principio impalpable, pero verdadero,

que anima todo el hombre y perdura después del hombre.

Por eso se le llama inmortal.

Es algo tan sublime, que hasta el más poderoso pensamiento es nada respecto a Ella.

El pensamiento termina;

el alma por el contrario, tiene ciertamente, un principio, pero no un fin.

Bienaventurada o réproba, continúa siendo.

¡Dichosos aquellos que saben conservarla pura!

¡O hacerla de nuevo después de haberla hecho impura…

Para devolverla a su Creador, como Él se la dio al hombre para animar su humanidad!

–               Pero ¿Está en nosotros?

¿O por encima de nosotros, como el ojo de Dios?

Jesús responde:

–                     En nosotros.

–                    ¿Entonces, es prisionera en nosotros hasta la muerte?

¿Esclava?

–                      No.

Reina.

En el pensamiento eterno, el alma, el espíritu,

es la cosa que reina en el hombre, en el animal creado llamado hombre.

Ella, viniendo del Rey y Padre de todos los reyes y padres;

siendo parte e imagen de Él, don y derecho de Él;

teniendo como misión hacer de la criatura llamada hombre, un dios después de la vida.

Un “habitante» de la Morada del sublimísimo, único Dios, es creada reina…

Y con autoridad y destino de reina.

Siervas suyas, todas las virtudes y las facultades del hombre;

ministra suya, la buena voluntad del hombre.

Siervo suyo, el pensamiento:

siervo y alumno, el pensamiento del hombre.

Desde el espíritu, el pensamiento adquiere potencia y verdad, justicia y sabiduría.

Y puede elevarse a perfección regia.

Un pensamiento privado de la luz del espíritu tendrá siempre lagunas y tinieblas;

no podrá nunca darse razón de verdades que son más incomprensibles que misterios;

para quien, habiendo perdido la regalidad del alma, está separado de Dios.

El pensamiento del hombre estará ciego, sufrirá idiotez,

si carece del punto base, de la palanca indispensable para comprender…

Para -dejando la Tierra y lanzándose hacia arriba…

elevarse al encuentro de la Inteligencia, de la Potencia, de…

En una palabra, de la Divinidad.

«Te hablo así a ti, Demetes…

Porque no has sido siempre simplemente un cambista.

Puedes comprender y dar explicación a los demás.

Démetes hace una reverencia, diciendo:

–                       Eres verdaderamente un vidente, Maestro.

No, no he sido solamente un cambista…

Es más, éste ha sido el último peldaño de mi descenso…

Dime, Maestro:

Pero, si el alma es reina,

¿Por qué no reina entonces y no domeña al mal pensamiento y a la mala carne del hombre?

–                       Domeñar no sería libertad ni mérito…

Sería opresión.

–                       Pero también el pensamiento y la carne dominan al alma;

hablo de mí, de nosotros.

Y la hacen esclava demasiadas veces.

Por esto decía que si estaba en nosotros en forma de esclava.

¿Cómo puede permitir Dios que algo tan sublime…

La has definido «parte de Dios e imagen de Él»

Sea humillada por aquello que es inferior?

Jesús reflexiona,

revelando:

–                      Lo que había en el Pensamiento divino era que el alma no conociera la esclavitud.

Pero, ¿Olvidas al enemigo de Dios y del hombre?

Los espíritus infernales…

A vosotros también os son conocidos.

–                     Sí…

Y todos con deseos crueles.

Puedo decir que recordando al niño que era yo…

Sólo a estos espíritus infernales puedo atribuir el hombre que vine a ser…

Y que he sido hasta el umbral de la vejez.

Ahora encuentro otra vez a aquel niño pequeño perdido de entonces.

Pero, ¿Podré hacerme tan niño como para volver a la pureza de entonces?

¡Es que se nos concede el camino hacia atrás en el tiempo?

–                      No hace falta andar hacia atrás.

No podrías hacerlo.

El tiempo pasado no regresa.

No se puede hacer que vuelva ni se puede volver a él.

Pero no es necesario.

Algunos de vosotros sóis de lugares donde es conocida la teoría de la escuela pitagórica.

Teoría de error.

Las almas, superada la espera de la Tierra,

no vuelven jamás a la Tierra en ningún cuerpo.

Ni de animal, pues no es conveniente que algo tan sobrenatural viva dentro de un animal;

ni de hombre, porque…

¿Cómo se daría premio al cuerpo reunido con el alma en el último Juicio,

si esa alma hubiera tenido como vestido muchos cuerpos?

Dicen los que creen en la teoría mencionada, que es el último cuerpo el que goza;

porque, a través de sucesivas purificaciones, en sucesivas vidas…

El alma sólo en la última reencarnación alcanza la perfección digna de premio.

¡Error y ofensa!

Error y ofensa a Dios:

Pensando que Él no ha podido crear sino un número limitado de almas;

error y ofensa al hombre:

Juzgándolo tan corrompido como que difíclmente merezca premio.

El premio no se producirá inmediatamente;

el noventa y nueve por ciento de las veces, deberá sufrir una purificación después de esta vida.

Pero purificación es preparación al gozo.

Por tanto, quien se purifica es uno que ya se ha salvado.

Una vez salvado, gozará pasado el último Día, con su cuerpo.

No podrá tener más que un cuerpo para su alma, ni más de una vida aquí.

Y con el cuerpo que le hicieron sus procreadores y el alma que le creó el Creador para vivificar a la carne,

gozará el premio.

No se hace posible la reencarnación ni la retrocesión en el tiempo.

Pero sí se hace posible recrearse con movimiento de libre voluntad.

Dios bendice a estas voluntades y las ayuda.

Todos vosotros las habéis tenido.

Se ve entonces, bajo el lavacro del arrepentimiento;

al hombre pecador, vicioso, sucio, delincuente, ladrón, corrompido, corruptor, homicida, sacrílego, adúltero;

renacer espiritualmente…

Destruir la carne corrompida del hombre viejo;

deshacer el yo mental aún más corrompido….

Como si la voluntad de redimirse fuera un ácido;

Y un ácido que ataca y destruye la envoltura malsana tras la cual se esconde un tesoro….

Sacado al desnudo el propio espíritu, habiéndolo purificado;

habiéndolo curado, revestirlo con un nuevo pensamiento,

con un nuevo vestido de pureza, de bondad, de niñez.

¡Oh, un vestido que puede acercarse a Dios, que puede cubrir dignamente al alma recreada,…

Custodiarla y ayudarle hasta su supercreación, que es la santidad cabal que mañana…

Un mañana quizás lejano, si se considera con mente y medida humanas de tiempo;

cercanísimo, si es contemplado con pensamiento de eternidad,

será gloriosa en el Reino de Dios.

Y todos pueden si quieren, recrear en sí al niño puro de los días infantiles;

al niño amoroso, humilde, franco, bueno, al que la madre apretaba contra su pecho,

al que el padre miraba gloriándose de él, amado por el ángel de Dios

y mirado por Dios con amor.

¡Vuestras madres!

Quizás eran mujeres de gran virtud…

Dios no dejará sin premio su virtud.

Procuraos pues, una igual,

para reuniros con ellas cuando habrá para todos los virtuosos una sola cosa:

el Reino de Dios para los buenos.

Quizás no eran buenas y contribuyeron a vuestro hundimiento.

Pero si ellas no os han amado, si no conocéis el amor, si esta carencia os ha hecho malos…

Ahora, que un Amor divino os ha recogido, sed santos.

Para poder en una exultancia celeste gozar del Amor que a todo amor supera.

¿Tenéis algo más que preguntar?

–                No, Señor.

Todo lo tenemos que aprender.

Pero, por el momento, no encontramos nada más…

–              Os dejaré a Juan y a Andrés durante unos días.

Luego mandaré aquí a discípulos buenos y sabios.

Quiero que los potros salvajes conozcan los caminos del Señor y sus pastos,

como los de Israel,

porque he venido para todos y para todos tengo un mismo modo de amar.

Levantaos y vámonos.

Y es el primero en salir al mudado jardín;

seguido muy de cerca por los suyos, que se quejan dulcemente:

–                  Maestro, has hablado a estos como pocas veces hablas a los tuyos…

–                  ¿Y eso os contraría?

¿No sabéis que así se hace también en el mundo,

cuando se quiere conquistar a una persona amada?

Sin embargo, con aquellos que sabemos que nos aman con todo su ser…

Y ya forman parte de nuestra familia, no hay necesidad de arte de conquista;

basta que nos veamos, para estar los unos en los otros con gozo y paz.

Dice Jesús con una sonrisa divina…

Tanto comunica la alegría, que hay que decirla efectivamente divina.

Y los apóstoles ya no se quejan.

Gozosos, lo miran.

Y se quedan arrobados en la exultación del recíproco amor.