828 La Recreación del Alma11 min read

IMITAR A JESÚS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

550a Misión de amor para Lázaro 

Por la explanada bañada de sol en los jardines de Bethania…

Jesús y Lázaro pasean conversando.

Lázaro dice a Jesús:

–              Había comprendido que para un gran fin me dejabas morir.

Y que era un acto de Bondad.

Pensaba que quizás era por evitarme ver la persecución de que eres objeto.

Sabes que digo la verdad.

Yo estaba contento de morir, para no verla.

No soportaba ver, cómo te maltratan los malvados rufianes, que se creen los poderosos de Israel…

Toda esa mafia de malandros que constituyen, la mayoría del Sanhedrín…

Me irritan.

Me desesperan.

Me turban.

Mira Maestro…

He perdonado muchas cosas a los que son jefes de nuestro pueblo.

Tuve que perdonar hasta los últimos días…

Elquías…

Lázaro cierra por un instante los ojos;

oprimiendo sus manos una contra otra, para reforzar la pausa que hace al pronunciar el nombre del infame fariseo…

Pero luego continúa con decisión:

“Pero la muerte y la resurrección han borrado lo que hubo antes…”

¿Para qué recordar las últimas acciones de ellos para causarme dolor?

He perdonado todo a María.

Ella parece dudarlo.

Es más, no sé por qué;

pero desde que he resucitado ha tomado respecto a mí una actitud tan…

No sé cómo definirla.

De una mansedumbre y acatamiento tan poco comunes en mi María.

Ni siquiera en los primeros momentos después de volver aquí, redimida por Tí, era así.

Bueno, quizás Tú sabes y me puedes decir algo al respecto, porque María te dice todo…

Quizás sabes si los que vinieron aquí la censuraron demasiado.

Yo siempre, cuando la veía absorta en la idea de su pasado;

trataba de disminuir el recuerdo de su error, para medicar su sufrimiento.

No logra restablecerse en sosiego.

¡Y parece tan…

Por encima de cualquier tipo de abatimiento!

A algunos les podrá parecer incluso poco arrepentida.

Pero yo comprendo…

Yo sé.

Hace de todo por expiar.

Pienso que hace grandes penitencias, de todo tipo.

No me extrañaría que bajo sus vestidos llevara un cilicio, ni que su carne conociera las dentelladas de los azotes…

Porque su hambre de reparar, se autoflagela con el sacrificio.

Pero el amor fraterno que tengo yo y que quiere sostenerla interponiendo un velo entre el pasado y el presente;

no lo tienen los demás…

¿Tú sabes si acaso, ha sido maltratada por alguien que no sepa perdonar…

De tal forma que esté necesitada de perdón?

Jesús responde:

–                No lo sé, Lázaro.

María no me ha hablado de esto.

Sólo me ha dicho que ha sufrido mucho oyendo la insinuación de los fariseos de que Yo no era el Mesías,

porque no te curaba o no te resucitaba.

–               ¿Y…

No te ha dicho nada de mí?

Es que… yo sufría mucho…

Y recuerdo que mi madre en sus últimas horas…

Manifestó cosas que tanto a Martha como a mí nos habían pasado desapercibidas:

Fue como si el fondo de su alma y de su pasado subiera nuevamente a la superficie,

con las últimas convulsiones del corazón.

Mi temor es…

Que en mi agonía…

Haya sucedido algo similar…

Mi corazón ha sufrido mucho por María…

Y ha hecho mucho esfuerzo para que no percibiera nunca lo que por ella he sufrido…

Mi temor es el haberla herido ahora que es buena;

mientras que antes por amor de hermano y luego por amor a Tí,

nunca la había herido en el tiempo infame, cuando ella era un oprobio.

¿Qué te ha dicho de mí, Maestro?

–              Me ha manifestado su dolor;

porque hubiera sido demasiado poco el tiempo…

Para darte su santo amor de hermana y condiscípula.

Perdiéndote;

ha medido toda la extensión de los tesoros de afecto que en el pasado había pisoteado…

Y ahora se siente feliz de poderte dar todo el amor que quiere darte,

para decirte que tú para ella eres el santo, amado hermano.

–              ¡Ah, es lo que había intuido!

Esto me da satisfacción.

Temía haberla ofendido.

Desde ayer pienso mucho, pienso…

Me esfuerzo en recordar…

Pero no lo logro.

Jesús responde:

–               ¿Pero por qué quieres recordar?

Tienes el futuro por delante.

El pasado ha quedado en la tumba.

RESSUR~1

Es más, ni siquiera ha quedado allí.

Ha sido consumido por el fuego junto con las vendas fúnebres.

Pero si esto te tranquiliza, te diré las últimas palabras que tuviste para tus hermanas…

Para María sobre todo.

Dijiste que por María Yo he venido aquí.

Y vengo, porque María sabe amar más que todos los demás.

Es verdad.

Le dijiste que ella te ha amado más que todos los que te han amado.

Esto también es verdad, porque ella te ha amado renovándose por amor a Dios y a ti.

Le dijiste que toda una vida de delicias, no te habría dado la alegría que has experimentado gracias a ella.

Y las bendijiste, como los patriarcas bendecían a sus más amados hijos.

Bendijiste igualmente a Martha y la llamaste “tu paz”

Y a María la llamaste “tu alegría”

¿Te sientes en paz ahora?

–               Ahora sí, Maestro.

Me siento en paz.

–                Pues entonces, dado que la paz da misericordia;

perdona también a los jefes del Sanhedrín que me persiguen.

Lázaro lanza una asombrada exclamación:

–               ¡Oh! Pero…

Jesús continúa:

–                Porque esto es lo que querías decir:

Que todo puedes perdonarlo, pero no el mal que me hacen a Mí.

–               Así es, Maestro.

–              No, Lázaro.

Yo los perdono.

debes perdonarlos, si quieres asemejarte a Mí.

–                ¡Oh!

¡Asemejarme a Tí!..

¡No puedo!

Soy solo un hombre cualquiera.

–                El hombre ha quedado allá abajo.

¡El hombre!

Tu espíritu…

Tú sabes lo que sucede cuando muere un hombre…

Lázaro lo interrumpe con vehemencia:

–                 ¡No, Señor!

No recuerdo nada de lo que me ha sucedido.

Jesús sonríe y responde:

–                 No hablaba de tu personal saber, de tu experiencia particular.

Hablaba de lo que todo creyente sabe que le sucede cuando muere.

–                  ¡Ah!

El Juicio particular.

Lo sé.

Lo creo.

El alma se presenta ante Dios…

Y Dios la juzga.

–              Así es.

El juicio de Dios es justo e inviolable.

Y tiene un infinito valor.

Si el alma juzgada es culpable mortalmente, pasa a ser alma réproba…

Si es levemente culpable, es enviada al Purgatorio.

Si es justa, va a la paz del Limbo, a la espera de que Yo abra las puertas de los Cielos.

Así pues, Yo he hecho regresar a tu espíritu habiendo sido ya juzgado él por Dios.

Si hubieras sido un réprobo, no te habría podido llamar de nuevo a la vida;

porque haciéndolo, habría anulado el juicio de mi Padre.

Para los réprobos no hay ya mutaciones.

Están juzgados para siempre.

Pero tú estabas dentro del número de los no réprobos.

Y por tanto, estabas en la clase de los bienaventurados…

O de los que son bienaventurados después de la purificación.

Pero reflexiona, amigo mío.

Si la sincera voluntad de arrepentimiento que puede tener el hombre siendo todavía hombre…

O sea carne y alma, tiene valor de purificación.

Si un simbólico rito de bautismo en las aguas, buscado por contrición;

respecto a las inmundicias contraídas en el mundo y por la carne;

tiene para nosotros hebreos, valor de purificación…

¿Qué valor tendrá el arrepentimiento, más real y perfecto…

Mucho más perfecto, de un alma liberada de la carne, consciente de lo que Dios ES.

Iluminada acerca de la gravedad de sus errores;

iluminada acerca de la magnitud de la alegría que ha alejado de sí por horas, años o siglos:

La alegría de la paz del Limbo, que poco después será la alegría de una posesión de Dios ya alcanzada…

¿Qué será la purificación dúplice, ternaria, del arrepentimiento perfecto, del amor perfecto;

del baño en el ardor de las llamas encendidas por el amor de Dios y por el amor a los espíritus;

en el cual y por el cual, los espíritus se despojan de toda impureza y surgen hermosos como serafines;

coronados por algo que no corona ni siquiera a los serafines:

El martirio terreno y ultraterreno, contra los vicios y por el amor?

¿Qué será?

Dilo, amigo mío.

–             Pues… no sé…

¿Una perfección?

Mejor…

Una nueva creación.

–           Eso es.

Has dicho la palabra precisa.

El alma queda como recreada.

Recuérdalo…

Jesús señala hacia los confines de los jardines, dónde se encuentra la tumba vacía de Lázaro…

Añadiendo:

El hombre ha quedado allá abajo.

¡El hombre!

Tu espíritu…

Cuando el alma es recreada, se hace semejante a la de un niño recién nacido.

¡Es nueva!

Desaparece todo el pasado, su pasado de hombre…

El pasado no existe más.

Cuando desaparezca la Culpa Original…

El alma, ya sin mancha ni sombra de manchas, será supercreada y será digna del Paraíso.

Yo llamé a tu alma y la he hecho regresar…

Porque ya se había recreado por la determinación y su amor al Bien;

por la expiación de los sufrimientos y la muerte;

por tu perfecto arrepentimiento y tu perfecto amor, que se prolongaron después de la muerte.

Tú tienes el alma completamente inocente, de un recién nacido.

Y si eres un bebé de pocas horas…

¿Porqué poner sobre esta infancia espiritual, los pesados vestidos del hombre adulto?

Los infantes tienen alas, no cadenas para su espíritu alegre.

Me imitan fácilmente porque no han adquirido todavía, una personalidad determinada.

Se hacen como Yo soy;

porque en su alma exenta de improntas se puede imprimir, sin confusión de rasgos…

Mi Imagen y mi Doctrina.

En su alma no hay recuerdos humanos, tampoco resentimientos ni prejuicios.

No hay nada…

Y puedo estar Yo ahí:

Perfecto, Absoluto, como estoy en el Cielo.

Tú, que te encuentras como renacido, uno que ha nacido nuevamente,

porque en tu vieja carne la capacidad motora es nueva, no tiene pasado, ni mancha, ni huellas de lo que fue…

Tú has vuelto para servirme.

Solo, para esto.

Y debes ser como Yo Soy, más que todos.

Mírame bien.

Fíjate en Mí, como en un espejo.

Dos espejos que se miran para reflejar mutuamente, la presencia de lo que aman.

Tú eres un adulto y un infante.

Adulto por la edad.

Infante por la limpieza de corazón.

Superas a los infantes, porque conoces el Bien y el Mal.

Y porque supiste escoger el Bien, aún antes del Bautismo en las llamas del amor.

Pues bien, Yo te digo a ti, hombre cuyo espíritu está limpio por la purificación vivida:

Sed perfecto como lo es nuestro Padre Celestial y como lo Soy Yo.

Sed perfectos.

Esto es, semejante a Mí que te amé en tal forma...

Que hice a un lado las leyes de la vida y de la muerte.

Del Cielo y de la Tierra.

Para volver a tener en la tierra a un siervo de Dios, a un verdadero amigo mío.

Y en el Cielo a un bienaventurado, a un gran bienaventurado.

Lo digo a todos: ‘Sed Perfectos.’

Y ellos, la mayoría;

no tienen el corazón que tú tenías, digno del milagro;

digno de ser tomado como instrumento para esta glorificación de Dios en su Hijo.

Y ellos no tienen tu deuda de amor para con Dios…

Puedo decírtelo, puedo exigírtelo a ti.

Y en primer lugar lo exijo en una cosa:

En no guardar rencor a quien te ha ofendido y me ofende.

Perdona.

Perdona, Lázaro.

Fuiste sumergido en las Llamas del Amor.

Debes ser “amor”, para no conocer nunca otra cosa que no sea el abrazo de Dios.

–              ¿Y si hago así, habré cumplido la misión para la que me resucitaste?

–                Haciéndolo la .

–              Es suficiente esto, Señor;

no necesito ni preguntar ni saber más.

Servirte era mi sueño.

Si te he servido incluso en la nada que puede hacer un enfermo y un muerto…

Y si voy a poder servirte en lo mucho que puede hacer uno que ha sido curado,

mi sueño está cumplido y no pido nada más.

Mi ideal es servirte.

Es lo único que quiero.

Lo único que pido.

¡Bendito seas, Jesús, Señor y Maestro mío!

Y contigo, bendito sea el que te ha enviado.

–              Bendito sea siempre el Señor, Dios Omnipotente.

Se dirigen hacia la casa.

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