IMITAR A JESÚS ES EL EJEMPLO QUE SALVA
555a Lección nocturna a Simón Pedro sobre el perdón de los pecados.
En la noche serena del sábado en Efraím…
En la habitación en que María de Jacob, hospeda al Hombre Dios en su destierro…
Jesús está dando instrucciones pastorales a su Primer Pontífice:
– En verdad te digo que a veces habrá hechos que tendrán apariencia de pecado y que serán martirio…
Y recibirán el premio que se da a un martirio padecido.
Recuerda sobre todo, que en todos los casos antes de condenar, deberás acordarte de que tú también fuiste hombre.
De que tu Maestro, a quien ninguno pudo hallar en pecado, nunca condenó a nadie,
que se hubiera arrepentido de haber pecado.
Perdona setenta veces siete…
E incluso setenta veces setenta, los pecados de tus hermanos y de tus hijos.
Porque cerrar las puertas de la Salud a un enfermo, sólo porque haya recaído en la enfermedad, es querer su muerte.
¿Has comprendido?
Pedro responde:
– He comprendido.
Esto verdaderamente lo he comprendido…
– Pues entonces dime ahora todo lo que pensabas.
– ¡Claro que te lo digo!
¡Oh, Maestro!
¡Veo que sabes todas las cosas y comprendo que no es murmurar…!
¡Si te pido que envíes a Judas en mi lugar, porque él se siente muy mal…!
¡Sufre si no va!
Te lo digo, no para decir que él sea envidioso y que yo me escandalice de él;
sino buscando su tranquilidad, para que esté en paz…
Y para que también Tú lo estés.
Pues debe de ser muy pesado y muy fatigoso para Tí, tener siempre cerca, a ese viento de tempestad…
– ¿Se ha quejado otra vez Judas?
– ¡Sí!
¡Así es!
Ha dicho que todas tus palabras son como puñales que lo hieren profundamente…
Ha dicho que cada palabra tuya, cuando evangelizas, es una bofetada para él.
Hasta lo que dijiste para los niños…
Dice que a propósito lo dijiste por él, que Eva se había acercado al árbol…
Porque le gustaba esa cosa que brillaba, como una corona de rey.
Realmente yo no había reparado en semejante comparación.
Bueno…
Yo soy un ignorante.
Bartolomé y Zelote dijeron que Judas recibió un buen golpe y “fue tocado en lo más vivo”
porque a él le cautiva y anda ciego detrás de todo lo que brilla y atrae su vanagloria.
Ha de ser así.
Y tendrán razón porque son sabios.
¡Sé bueno con tus pobres apóstoles, Maestro!
Da contento a Judas de ir…
Y a mí, el de quedarme contigo.
Total… ya lo ves…
Yo solo soy capaz de hacer que los niños se diviertan…
Y de comportarme como un niño contigo.
Pedro abraza a su Jesús, al que ama verdaderamente con todas sus fuerzas.
Jesús contesta:
– No puedo darte gusto.
No insistas…
Tú por lo que eres irás a misión.
Él, por lo que es, se queda aquí.
También Santiago me habló de ello y aunque lo quiero mucho, le dije que “No”
Ni aunque me suplicase mi Madre, cedería.
No es un castigo, sino una medicina.
Judas debe tomarla.
Si no le sirve a su espíritu, sirve al mío;
porque no podré reprocharme el haber dejado de hacer todo lo posible, para santificarlo.
Jesús dice esto con aspecto severo e imperioso.
Ha hablado clara y firmemente.
Pedro deja caer sus brazos y baja la cabeza suspirando.
– No te aflijas Simón.
Nosotros tendremos una eternidad para estar juntos y amarnos.
Pero tenías otras cosas que comunicarme…
– Ya es tarde Maestro y Tú debes dormir.
– Tú más que Yo Simón.
Debes partir al alba.
– ¡Oh!
Para mí estar contigo, me da más descanso que estar en la cama.
– Habla, pues sabes bien que duermo poco…
Y Jesús sigue hablando con su Primer Pontífice…