850 El Tiempo Nuevo6 min read

IMITAR A JESÚS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

556b Palabras a los samaritanos sobre el tiempo nuevo.

Jesús está hablando en la sinagoga de Efraím:

–               ¡Hijos de Samaria!

¡Y vosotros, apóstoles míos, hijos de Judea y Galilea!

Hoy también hay quien exulta y quien llora mientras el nuevo Templo de Dios se eleva sobre cimientos eternos.

También ahora hay quien obstaculiza las obras y quien busca a Dios donde Dios no está.

También ahora hay quien quiere edificar según el orden de Ciro y no según el de Dios…

Es decir, según el orden del mundo y no según las voces del espíritu.

Y también ahora hay quien llora con necia y humana añoranza un pasado inferior;

un pasado que no fue bueno ni sabio, hasta el punto de provocar la indignación de Dios.

También ahora tenemos todas estas cosas,

como si siempre estuviéramos en la nebulosidad de los tiempos remotos y no en la luz del tiempo de la Luz.

Abrid vuestro corazón a la Luz, llenaos de Luz para ver al menos vosotros, a quienes Yo-Luz hablo.

Es el Tiempo Nuevo.

Todo se reedifica en él.

Mas ¡Ay de aquellos que no quieran entrar y obstaculicen a los que edifican el Templo de la nueva fe,

del que Yo soy Piedra angular y al cual entregaré la totalidad de Mí mismo para hacer de argamasa para las piedras.

Para que así el edificio se levante santo y fuerte, admirable en los siglos, vasto como la Tierra…

A la que cubrirá entera con su luz!

Digo luz, no sombra, porque mi Templo será de espíritus y no de materias opacas.

Piedra para él, Yo con mi Espíritu eterno.

Piedras, todos aquellos que sigan mi palabra y la nueva fe;

piedras incorpóreas, encendidas, santas.

Y la luz se extenderá sobre la Tierra, la luz del nuevo Templo.

Cubrirá a ésta de sabiduría y santidad.

Afuera quedarán sólo aquellos que con impuro llanto lloren y añoren el pasado,

porque les era fuente de ganancias y honores sólo humanos.

¡Abríos al tiempo y al Templo nuevos, ¡Oh hombres de Samaria!

En ellos todo es nuevo.

Y las antiguas separaciones y fronteras en lo material, en el pensamiento y en el espíritu, ya no existen.

Cantad, porque está para terminar vuestro exilio de la ciudad de Dios.

¿O acaso gozáis sintiéndoos como desterrados, como leprosos para los otros de Israel?

¿Es que acaso, gozáis sintiéndoos como personas expulsadas del seno de Dios?

Porque vosotros sentís esto, vuestras almas lo sienten;

vuestras pobres almas oprimidas en estos cuerpos vuestros.

Y sobre las cuales permitís que domine vuestro pensamiento arrogante, que no quiere decir a otros hombres:

21. El hijo le dijo: “Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.”

“Nos hemos equivocado, pero, como ovejas descarriadas, volvemos al Redil”

Ya está mal el que no queráis manifestárselo a otros hombres;

pero, al menos, acceded a decírselo a Dios.

Aunque ahoguéis el grito de vuestra alma, Dios oye el gemido de ella;

que se siente infeliz de estar exiliada de la casa del Padre universal y santísimo.

Escuchad las palabras del salmo gradual (Salmo 122; más abajo se alude al Salmo 126)

(Los salmos graduales (120-134) o cantos de las ascensiones;

eran cantados por los peregrinos que iban a Jerusalén para subir al Templo)

Ciertamente sois vosotros peregrinos que desde hace siglos vais hacia la alta ciudad,

hacia la verdadera Jerusalén, la celeste.

De allí, del Cielo, vuestras almas descendieron para animar una carne…

Y es al Cielo adonde anhelan regresar.

¿Por qué queréis sacrificar vuestras almas, exheredarlas Reino?

¿Qué culpa tienen ellas de haber descendido a cuerpos concebidos en Samaria?

Vienen de un único Padre.

Y tienen el mismo Creador que tienen las almas de Judea y Galilea, de Fenicia y la Decápolis.

Dios es el fin de todo espíritu.

Todo espíritu tiende a este Dios;

aun cuando idolatrías de todo tipo, herejías funestas, cismas, o falta de fe;

lo mantengan en una ignorancia del Dios verdadero.

Ignorancia que sería absoluta si el alma no tuviera, incancelable en ella,

un embrional recuerdo de la Verdad y una anhelo de ella.

¡Oh, haced crecer este recuerdo y anhelo!

Abrid las puertas a vuestra alma.

¡Que la Luz entre, que entre la Vida y la Verdad!

¡Que quede abierto el Camino!

Que todo entre a chorros luminosos y vitales, como los rayos del Sol, las olas y los vientos de los equinoccios,

para hacer desarrollarse del embrión el árbol que se yergue y se acerca cada vez más a su Señor.

¡Salid del exilio!

Cantad conmigo:

“Cuando el Señor hace volver de la cautividad, el alma parece soñar por la alegría.

Se llena de sonrisas nuestra boca; nuestra lengua, de júbilo.

Ahora se dirá:

“El Señor ha hecho cosas grandes para nosotros”

Sí, el Señor os ha hecho cosas grandes y seréis inundados de alegría.

¡Oh, Padre mío, por ellos te ruego como por todos!

¡Haz volver, ¡Oh Señor! a estos nuestros prisioneros;

a estos que, para Tí y para Mí, están atados con las cadenas del obstinado error!

¡Condúcelos de nuevo, ¡Oh Padre! como torrente que desemboca en el gran río,

al gran mar de tu misericordia y de tu paz!

Yo y los que me sirven, con lágrimas, sembramos en ellos tu verdad.

Padre, haz que en el tiempo de la gran mies podamos, todos nosotros tus siervos en la enseñanza de tu Verdad,

cosechar con alegría en estos surcos que ahora parecen sólo sembrados de tríbulos y plantas venenosas,

el trigo selecto de tus graneros.

¡Padre! ¡Padre!

Por nuestras fatigas, lágrimas, dolores, sudores, muertes, que fueron y serán compañeros de nuestra siembra,

haz que podamos ir a Tí llevando, como manojos de mieses, las primicias de este pueblo,

las almas renacidas a la Justicia y Verdad para tu gloria. ¡Amén!

El silencio, que impresionaba incluso de tan absoluto como era con una muchedumbre tan numerosa

que llenaba la sinagoga y la plaza de delante de ésta…

Se ve hendido por un bisbiseo que va aumentando hasta transformarse primero en susurro,

luego en ruido, luego en aclamaciones de júbilo.

La gente gesticula, comenta y aclama…

¡Qué distinto es esto, respecto al epílogo de los discursos en el Templo!

Malaquías dice por todos:

–              Sólo Tú puedes decir así la verdad, sin ofender y humillar.

¡Tú eres verdaderamente el Santo de Dios!

Ora por nuestra paz.

Estamos endurecidos por siglos de…

Creencias y por siglos de afrentas.

Y debemos romper esta dura corteza nuestra.

Sé indulgente.

Jesús responde:

–             Más que eso: Amor.

Tened buena voluntad y la corteza se romperá por sí sola.

Venga a vosotros la Luz.

Se abre paso y sale, seguido por los apóstoles.

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