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F72 COMO NOSOTROS PERDONAMOS…

En el Libro Enfrentando a Nerón, tenemos la odisea de como un cónsul romano que NI idea tenía de lo que era el cristianismo, se convirtió en un formidable apóstol y dio testimonio de Jesucristo en el Coliseo, ante un enfurecido emperador Domiciano que también trató de exterminar a los cristianos en el primer siglo.

Entre las lecciones que recibió para instruirse en el cristianismo está la forma EN QUE APRENDIÓ A PERDONAR  y que estamos reproduciendo, para todos nuestros hermanitos actuales que estén interesados en hacerlo. Para esto transcribiremos los dos post que fueron escritos como enseñanza para los primeros cristianos…

Esperamos que los disfruten tanto, como sucedió con nosotros, cuando el Maestro nos los enseñó.

Así que DISFRÚTENLOS.

«Cuando Marco Aurelio termina de escribir, llegó Mauro a revisar a su paciente.

Y teniendo reunidos a todos los miembros de la casa, les anunció:

–           Bien Marco Aurelio, por disposición de Pedro, ya no seré solamente tu médico, sino también tu maestro. David, -dice dirigiéndose al joven- si hay cristianos catecúmenos que quieran escuchar la enseñanza, ve a llamarlos. Y mientras revisaré a mi querido hermanito. 

David respondió feliz:

–           Voy inmediatamente.

Mauro con gran delicadeza procedió a examinar a Marco Aurelio, que mira sonriente y extasiado a su esposa, que a su vez le sonríe con amor y dulzura.

Para sorpresa de Marco Aurelio, David regresa con una treintena de personas que se distribuyen en la habitación.

Y el tribuno escucha su primera lección particular, en la voz fuerte y sonora de Mauro:

“PERDONA NUESTRAS OFENSAS…”

Dios es Amor. Dios ama. Ama como padre a sus hijos. Como Jesús, Dios-Hombre a sus hermanos. Él siendo Amor, NO puede ser más que Justicia, porque solo quién no ama es injusto. Por lo tanto es siempre Justo, tanto en el castigar como en el premiar. Dios tuvo Misericordia y compasión desde antes de crear al Hombre, cuya Culpa futura NO era ignorada por su Creador.

Y esto, el haber creado al hombre para darle el Cielo y hacerse una Familia con la semejanza divina. Y haberlo creado conociendo su destino en el que por su propia voluntad sería un pecador, un rebelde, un prevaricador, un ladrón, homicida, violento, mentiroso, concupiscente, sacrílego, idólatra.

Y sobre todo, haberlo creado sabiéndolo capaz de matar a su Verbo. Que por el hombre tomaría un Cuerpo y por la Humanidad sería herido infinitas veces con sus pecados, desde su venida redentora hasta el Fin de los Siglos; da la medida exacta de la Infinita Misericordia y Compasión de Dios.

Él miraba en lo Eterno a su Verbo. Y su Pensamiento Eterno pensaba en todas las cosas que para el Verbo habría creado. Y contemplando en lo eterno la futura Creación, en la cual todo sería creado  ‘bueno´.. Vio a la Serpiente atacar, corromper, envenenar todas las cosas, llevándoles el Dolor.

Vio al hombre Decaído. Vio a Caín asesino de Abel; figura del otro Caín (Israel) que asesinaría al nuevo Abel: su Verbo.

Aún el más santo de los hombres, delante de un conocimiento similar; habría si NO odiado; sentir al menos surgir indiferencia por el Ingrato inútilmente beneficiado, Destructor de los bienes recibidos.

Dios, NO. Dios sabe todo. Pero su Misericordia y compasión NO murieron, NI languidecieron. Al contrario, oculto precisamente por este Conocimiento eterno; desde la Eternidad fue decretado que porque el Hombre y los hombres serían pecadores, homicidas de sí mismos en su parte eterna y de sus hermanos.

Para hacerlos de nuevo ‘vivos’, ‘hijos’, ‘coherederos’; ERA NECESARIO  sacrificar al Hijo.

Él sería el Hijo del Hombre. El Adán Fiel y Santísimo. El Abel y el Cordero Inmolado por los Caínes Deicidas.

Y de la Primera Culpa (aquella del Edén) y de la Segunda Culpa (la del Templo) vendrá la Redención. Y Dios será Compasivo y Misericordioso con todos aquellos que con su ‘buena voluntad’, querrán ser hijos de Dios, habiendo acogido con amor a Cristo.

Y seguido y practicado los Mandamientos y las enseñanzas de la Palabra Divina.

¡Y EL PERDON FUE PRIMERO QUE EL PECADO!

Dios quería perdonar al hombre y La Promesa de la Redención le fue dada al hombre en el Edén…

El Amor Perfecto e Infinito creó el medio para absolver al Culpable, antes de crearlo. ¡El Perdón es la Venganza de Dios!

¿CÓMO SE APRENDE A PERDONAR?

Para practicar esta enseñanza es necesario comprender, CÓMO FUNCIONA  el Perdón.

EL PERDÓN CONSTA DE SIETE PASOS DIVIDIDOS EN DOS PARTES.

La primera parte la da el Hombre, NO PUEDE puede darlos Dios.  Porque entra en juego algo de lo que Dios quiso que el hombre fuera el soberano absoluto: la voluntad.

La voluntad es el propio ‘yo’. Es un gran amigo. Un gran tentador. Un gran enemigo y un gran juez.

Es amigo fiel en el hombre bueno. Es amigo hipócrita en el que NO es bueno, porque después de servir de cómplice para las fechorías que incita, se convierte en juez inexorable y atormenta con reproches crueles. Es un gran enemigo en el hombre inclinado a la soberbia.

Pero la buena voluntad, el gran amigo que lleva al Heroísmo espiritual, es lo que se necesita para llevar a cabo los cuatro primeros pasos, en la Primera Parte del Proceso del Perdón.

Como el perdón depende en gran parte del libre albedrío concedido al hombre, por eso al hombre le toca realizar más de la mitad del ejercicio que debe hacerse al perdonar.

La palabra clave es: QUIERO.  

1°- QUERER  PERDONAR.

Independientemente de los sentimientos.

Aquí lo que importa es nuestra voluntad. No debemos mirar el agravio recibido, por grave que sea. Tampoco importa lo que sentimos. Eso es aparte.

Lo único que debemos tener en cuenta es el amor por nuestro Dios y el deseo de imitar a nuestro Salvador.

Debemos ‘forzar’ nuestro ‘yo indignado’ y como dueños de nuestra voluntad, uniéndola a la de Jesús que dijo: “Padre, hágase tu voluntad y no la mía…”, decir: ‘Quiero’.  «Quiero perdonar.»

2°- QUERER RECONOCER NUESTROS SENTIMIENTOS COMO PECADOS.

La Ira. La Furia. El Orgullo lastimado. La Soberbia herida. El deseo de Venganza. El Rencor. El Odio. ¿Qué son?…

PECADOS. CON LOS CUALES ESTAMOS OFENDIENDO A DIOS. NO importa lo que otro nos haya hecho. Importa lo que nosotros estamos haciendo.

Y esos sentimientos hieren al Amor y ofenden gravemente al Señor.

Cuando reconocemos esto, sabemos que es Satanás el que quiere derrotarnos con el Pecado, para apartarnos de Dios.

3°- QUERER ARREPENTIRSE…

Y pedir humildemente Perdón a Dios.

Al arrepentirnos por el dolor que hemos causado al Señor, le pedimos perdón.

Y cuando renunciamos a estos sentimientos-pecados, le entregamos nuestra alma herida y nuestro corazón desgarrado, para que Él los sane.

Y con la reconciliación con Dios, desaparecen las cadenas con las que Satanás nos había atrapado.

4°- QUERER ROMPER EL PAGARÉ DE NUESTRO DEUDOR.

Orando. PERDONANDO. Especificando la Ofensa recibida y el nombre del ofensor. Pidiendo las bendiciones de Dios, sobre nuestro enemigo.

Al declarar el perdón al ofensor por el agravio recibido, con esto cancelamos la deuda del culpable con nosotros.

Y oramos por él, para que la Gracia de Dios descienda sobre el que ha pecado contra nosotros.

Así devolvemos Bien por mal, al invocar las bendiciones de Dios sobre él.

Y aquí se acaba nuestra intervención

Para los pasos que da el hombre es necesaria la humildad. La fe. El Arrepentimiento…

Y MUCHO VALOR.

La entrega es necesaria, porque se requiere Poder, para vencer al Rencor.

Querer doblegar el amor propio herido, es un esfuerzo titánico y MUY doloroso.

Solo cuando lo intentamos por primera vez, lo podemos comprender. Es como dar un salto al vacío. Al llegar a este punto (cuarto paso), solemos quedarnos sin voz.

Y las palabras más angustiosas, son las que debemos obligarnos a pronunciar…

«Padre amado, YO PERDONO A…. Por haberme… Y te ruego que Tú también lo perdones y lo bendigas con la Luz de tu salvación…»

Cuando logramos vencer la parálisis momentánea y recuperamos la voz, nuestra alma desgarrada brota con cada sílaba.

Para esto es necesario un tremendo esfuerzo de voluntad.

Pero, ¡Vaya que vale la pena!

Para los pasos que da Dios, el hombre NO puede intervenir, porque está fuera de su capacidad.

Lo único necesario es la Fe.

¡Y el Gozo que se experimenta es tan maravilloso!

¡Cómo el bienestar que invade todo nuestro ser, al ver como Dios siempre cumple sus promesas! 

5°- DIOS ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN Y HACE LO QUE LE PEDIMOS.

Satanás YA NO puede acusar al culpable de habernos ofendido delante de Dios, porque nosotros ya le perdonamos. Y pierde su dominio sobre nosotros y sobre el instrumento que usó para dañarnos.

Tampoco puede acusarnos a nosotros, porque ya fuimos perdonados y NO tiene pecados con qué encadenarnos y torturarnos.

La Misericordia de Dios llega al ofensor para que se convierta y se salve. Y Dios recupera otra oveja perdida.

Y a nosotros, con esa misma misericordia nos llena de Gracia, con la cual regeneramos nuestra propia alma, para que alcance la perfección.

6°- DIOS TOMA NUESTRO CORAZÓN Y NUESTRA MENTE  Y SANA LOS RECUERDOS DOLOROSOS.

¡DEJAMOS DE SENTIRNOS OFENDIDOS!

LAS OFENSAS PIERDEN SU DIMENSION ¡Es como si le hubieran sucedido a otra persona ajena a nosotros y el corazón hubiera sido anestesiado! DEJAN DE DOLER.

El Amor de Dios es el bálsamo perfecto y santo. Nos fortalece y quita de las manos del ofensor, el arma con la que nos estaba destruyendo.

Al orar por nuestro ‘enemigo’ Dios NO puede resistir la Fuerza del Perdón, que es la Fuerza del Amor Perfecto.

Porque éste es amor operante que destruye el Odio y abre las fuentes de la Gracia, haciendo que cada día crezcamos en amor, santidad y perfección, hasta ser verdaderos hijos suyos.

7°- DIOS TOMA TODO NUESTRO SER Y LO LLENA DE AMOR.Jesús desde la cruz dijo: “Padre, perdónalos… porque no saben lo que hacen…” Y Él amó a sus asesinos mostrándonos con el ejemplo:

El Amor al Enemigo.

Es un Don que Dios nos da, después de que ya hicimos nuestra parte.

Él nos hace sentir el amor y la compasión por el alma que yace encadenada por Satanás. Que es el verdadero culpable de nuestro dolor, ya que el hombre pecador es su instrumento para destruirnos.

Con este amor sublime se rompe el círculo que Satanás ha tratado de crear por medio de la Venganza y el Rencor.

Dios ama a través de nosotros a esa alma desgraciada, que llena de odio nos aflige y trata de destruirnos.

Y a nosotros nos da la fortaleza necesaria para soportar las injurias y convertirlas en amor y en alegría, pues la dicha que se siente es incomparable.

Y para lograrlo, lo único que es necesario, ES LA DECISIÓN DE QUERER PERDONAR.

Sentir el Poder de Dios en el Perdón Total, es una de las experiencias más sublimes que el Espíritu Santo nos puede dar.

Alcanzar el amor a este grado de virtud, es lo que deifica al alma; porque se ha llegado a la Semejanza Perfecta con el Salvador.

Entonces es cuando somos y nos sentimos dioses.

Hijos verdaderos del Dios Único y Trino, el Altísimo Señor del Universo.

EL PERDON ES EL AMOR PERFECTO.

Jesús es el Hijo del Amor. Y como Hombre vino a instaurar el Amor en la Tierra. El amor es Paciencia y Perdón.

Jesús como Maestro enseñó:

“El holocausto perfecto es amar como a nosotros mismos a los que nos persiguen y nos guardan rencor. Quién haga esto poseerá la Paz.»

Está dicho: los mansos poseerán la Tierra y gozarán de abundancia y de paz.

En verdad os digo que el que sabe amar a sus enemigos, llega a la perfección y posee a Dios.

A vosotros os ordeno que améis, que perdonéis. Si en el mundo existe el Odio, en vosotros solo debe existir el Amor. Un amor para todos.

¡Cuántos traidores encontraréis en vuestro camino! Pero NO debéis odiarlos y devolverles mal por mal. De otra manera el Padre os odiará. Antes que vosotros Yo he sido objeto de Odio. Se me ha traicionado y sin embargo, siempre perdonado.

Es importante el dominio de sí mismos y tolerar las ofensas, que es la manifestación más sublime de la Caridad.

Esto solo lo pueden conseguir los que quieren que en su vida, NO haya otra ley que la Ley del Amor, que Yo proclamé y practiqué en toda su realidad.

NO podéis imaginar lo que significó para Mí, tener a la mesa al Traidor. Haberme dado a él en la Eucaristía. Humillarme ante él, al lavarle los pies. Tener que compartir con él, la Copa Ritual y poner mis labios en donde él había puesto los suyos.

Hay discusión sobre mi modo de haber muerto tan rápidamente. Es verdad que los golpes de la Flagelación enfermaron mi Corazón.

Pero también es verdad que estaba enfermo y despedazado por el esfuerzo de tener que soportar a mi lado al Traidor. Ya desde la Cena empecé a morir físicamente. Lo perdoné con mi silencio.  

Y lo amé al grado de que habría perdonado su Traición; si se hubiese arrepentido y venido a Mí, en lugar de suicidarse.

Porque un espíritu vale tanto, que es digno de que se superen cualquier repugnancia y resentimiento. El valor de un alma es tan grande, que aún a costa de morir por el esfuerzo, se debe perdonar para salvarla.

Y ese será siempre mi más grande dolor: NO HABER PODIDO SALVAR A JUDAS, PORQUE ÉL NO QUISO.

EL INFIERNO ESPERA A LOS QUE NO SABEN PERDONAR

¿Se os calumnia? Amad y perdonad.

¿Se os golpea? Amad y perdonad. Presentad la otra mejilla a quién os abofetea.

¿Se os roba? Perdonad y regalad lo robado. Dad sin juzgar al culpable. Dios os recompensará y el inicuo pagará su pecado.

Ama a quién te odia. Ruega por quién te persigue. Justifica a quién te calumnia. Bendice a quién te maldice. Haz el bien a quien te hace daño. Sé pacífico con el furioso. Condescendiente con el que te desagrada.

NO critiques. NO juzgues. Tratad de amar y de haceros amar. NO penséis en lo que pasó y rogad por los infelices que os han causado daño. PERDONADLOS.

Si perdonáis a los hombres en sus errores, también vuestro Padre de los Cielos os perdonará los pecados.

Pero si tenéis rencor y NO perdonáis, tampoco vuestro Padre os perdonará. Si tú perdonas, Dios perdona. Es menester limpiar el corazón para obtener gracias. Debemos augurar al prójimo aunque sea malo, un mayor bien.

SEÑOR TE ENTREGO TODO LO QUE SIENTO Y FORTALÉCEME PARA SEGUIR AMANDO

El Perdón es rocío en la sed ardiente del culpable. Es una humedad de lágrimas que es consuelo y lluvia de gracias celestiales; que trae consigo la limpieza y jugos vitales espirituales.

Dios perdona todo a quién lo ama con todo su ser. Y el Perdón de Jesús hace dignos de orar y de ser escuchados.

Perdonad al culpable, como Dios perdonó. Amadlo, porque con el dolor que os dio, os ha proporcionado un medio para merecer un premio mayor en el Cielo. Unid a lo que él os proporciona, el Perdón. Y vuestro premio será mucho mayor.

La mirada que se niega al pariente pobre o al amigo que ha caído en desgracia, es igual a un puñal que se ha clavado en medio del corazón. De igual modo la mirada de odio, la de desprecio, que se lanzan al enemigo o al mendigo.

Hay que perdonar y amar al enemigo, aunque la carne se rehúse a hacerlo. El perdón es amor del espíritu. NO vengarse, es manifestación y mérito del espíritu. Haced a los demás, lo que queráis que se os hiciese. Y NO hagáis a otros, lo que no queráis para vosotros. ¡Amad! ¡Amad! ¡Amad! 

Amad a amigos y a enemigos. Para que seáis semejantes a Mí. Amad por respeto a Mí, que Soy Creador de vuestros enemigos. Quiero que en vosotros exista la perfección del Amor.

Es inútil presentar ofrendas ante el altar, si ANTES no se han sacrificado en el interior del corazón, todos los rencores por amor a Dios y NO se ha llevado a cabo el rito santísimo de saber perdonar.

Antes de presentar la ofrenda, haced la inmolación del amor propio y reconcíliate con tu hermano. Después trae tu ofrenda. Y solo entonces será santo tu sacrificio.

Vestid a los desnudos del espíritu, perdonando a quién os ofende. La ofensa es anti Caridad. La anti Caridad, despoja a Dios. Por eso el que ofende se desnuda y solo el perdón del ofendido lo vuelve a vestir. Porque lo trae hacia Mí y Yo estoy dispuesto a perdonar a quien ha sido perdonado.

Nadie hay que no haya ofendido a Dios. Yo perdono al que perdona. Se os tratará como tratéis. Perdonad por tanto, si queréis ser perdonados. Y os alegraréis en el Cielo, por la caridad que hayáis tenido.

EL INFIERNO ESPERA A LOS QUE NO SABEN PERDONAR. Y pondré en las manos de quién fue generoso, una recompensa mucho mayor.

NO solo daré o que disteis, sino mucho más. Cuando vosotros decís: ‘Padre pequé. Perdóname.’ Vosotros sentís cuán dulce es el Perdón.

Así como lo es también para Mí, el perdonar. Pensad en vuestra propia condición. Pensad en que vuestra intransigencia NO se cambie en daño, al obligarMe a ser intransigente con vosotros. Sed misericordiosos para obtener Misericordia.

Nadie puede considerarse sin pecado para que pueda ser inexorable con el pecador. Es preciso compadecer y perdonar. Porque si la vida del hombre es frágil y mucho más frágil es su bienestar.

NO juzguéis el pecado de los culpables. Y NO os alegréis cuando lo estén expiando. PERDONAD pues, PARA QUE SE OS PERDONE.

Es menester perdonar como Dios perdona. Por más dolor que os produzca, PERDONAD. Perdonad siempre a quién os hace mal. Perdonad para ser perdonados; porque también habéis ofendido a Dios y a los hermanos.

El Perdón abre el Reino de los Cielos, tanto al perdonado como al que perdona. Como os comportéis, así seréis tratados.

PERDÓNANOS NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN… 

Hay deudas materiales, morales y espirituales. Es una deuda material el dinero o la cosa que se restituye, porque se la prestaron a uno. Es una deuda moral la honra ofendida y no reparada; Como el amor pedido y no recibido.

Es una deuda espiritual la obediencia a Dios, a quién pedir lo que se quiera siempre es poco. Es obediencia espiritual el amarlo.

El egoísta quiere tener pero NO dar. Este es el antípoda del Cielo. Tenemos deudas con todos. ¡Hay de quien NO perdona! NO será perdonado.

Dios no puede en Justicia, perdonar la deuda que tiene el hombre con Él, Ser Santísimo, si el hombre NO perdona a su semejante.

Yo Soy el Cristo Salvador. De Mí está dicho que Soy el que llevará la justicia entre las naciones. Es verdad. Porque si los ciudadanos de todos los países, hicieran lo que enseño; los odios, las guerras, los atropellos, tendrían fin.

EL INFIERNO ESPERA A LOS QUE NO SABEN PERDONAR. 

LA DOCTRINA DEL AMOR Y DEL PERDON. Compendia el Mandamiento de ser perfectos como el Padre Celestial es Perfecto. Amando a Dios y al prójimo. Y ser justos con el prójimo es todavía más difícil, que ser amantes de Dios.

Porque Dios es Bueno y es fácil amar a quién es bueno. Dios es Consuelo y es fácil amar a quién conforta y consuela. Dios es sostén y es fácil amar a quién sostiene. Dios es Perdón y es fácil amar a quién perdona. Dios es amor y es muy fácil amar a quién ama.

Pero el prójimo; frecuentemente es malvado, injusto, pronto a afligir y a aumentar nuestro dolor con sus incomprensiones, obstinaciones, escarnios y durezas. Fácil a abandonarnos si nos ve agobiados e infelices; cuando no se hace cómplice de quién nos oprime, para tiranizarnos y afligirnos todavía más.

Duro para perdonar cuando se cree injustamente ofendido o perjudicado por nosotros, aunque seamos inocentes. Es durísimo para perdonar, cuando ha sido probada la culpa. Y por todo eso, amarlo es muy difícil.

Pero está dicho: “Amad a aquellos que os odian y seréis hijos del Altísimo.” ¿Por qué? Porque este es el amor Perfecto. La más grande semejanza e imagen con Dios.Así como cada hijo asume la vida que el Padre le trasmite con los genes. Y son incancelables en la sangre o en el aspecto. En el carácter, más que en el apellido, la herencia física paterna en el ser. Así se asumen los principales atributos de Dios, aquellos que son su Esencia al asumir la vida misma de Dios. Viviendo por Él, en Él y para Él.

Y convirtiéndonos en verdaderos hijos; no por igualdad de naturaleza y sustancia. Sino por sobre naturalización de la criatura, que así se diviniza por su participación relativa a las acciones de Dios Uno y Trino. Y por semejanza, haciendo lo que Él hace siempre: AMANDO.

El perdón es dulce. Los que perdonan son la réplica más acabada de Dios, puesto que Él perdonó y sigue perdonando. Así es como el hombre se hace espiritual y debemos imitar a Jesús, porque una de las armas favoritas de Satanás es inocular el Odio y fermentar el rencor. Porque así la carne es terreno propicio para cultivar los vicios satánicos.

El Odio es el antagonista del Amor y en donde está el Odio, está Satanás. El Odio está siempre cubierto por la soberbia y muchas veces se disfraza con la más refinada hipocresía. Se anida en los corazones vengativos y el corazón que odia, NO puede amar a Dios.Y Dios NO puede estar en un corazón que odia.

Continuará…

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA