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107 EL PREJUICIO

107 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

Jesús está hablando desde el centro de una plaza, a mucha gente concentrada en torno a Él.

Habla subido al banco de piedra que hay junto a la fuente.

También están alrededor los Doce, con unas caras… que reflejan consternación…

Y gran incomodidad.

O que expresan claramente la repulsión hacia ciertos contactos…

Especialmente Bartolomé y Judas de Keriot, muestran abiertamente su contrariedad:

Para evitar lo más posible la cercanía de los samaritanos, Judas se ha puesto a caballo en una rama de un árbol, como queriendo dominar la escena.

Bartolomé ha ido a apoyarse en un portal de un ángulo de la plaza.

El prejuicio está vivo y activo en todos.

Jesús se manifiesta con total normalidad.

Es más, se está esforzando en no apabullar a los presentes con su Majestuosidad…

Tratando de todas formas, al mismo tiempo de hacerla resaltar; para eliminar en ellos todo género de duda.

Acaricia a dos o tres pequeñuelos, de los cuales pregunta el nombre.

Se interesa personalmente de un anciano ciego, al que también personalmente, le da el óbolo.

Responde a dos o tres cuestiones que le plantean, acerca de asuntos no generales sino privados.

Uno de estos asuntos es la pregunta de un padre acerca de su hija, que se ha escapado de casa por amor y que ahora solicita perdón.

Jesús aconseja:

–     Concédele tu perdón inmediatamente.

El hombre se resiste:

–      ¡He sufrido por ello, Maestro!

Y sigo sufriendo. En menos de un año he envejecido diez.

–      El perdón te aliviará.

–      No puede ser. La herida permanece.

–      Es verdad, pero en esa herida hay dos espinas que hacen daño:

Una, la innegable afrenta que te ha infligido tu hija; la otra es el esfuerzo por dejar de amarla. Quita, al menos, ésta.

El perdón, que es la forma más alta del amor, la sacará.

Piensa pobre padre, que es una hija que ha nacido de tí y que siempre tiene derecho a tu amor.

Si la vieras con una enfermedad corporal y supieras que si no la cuidases tú, tú en persona, moriría, ¿La dejarías morir?

Ciertamente no. Pues piensa entonces que tú, tú en persona, con tu perdón, puedes atajar su mal y conducirla a la restauración de la salud del instinto.

Porque mira, en ella ha tomado predominio el lado más vil de la materia.

–     Entonces… ¿Piensas que debo perdonar?

–     Debes hacerlo.

–     ¿Pero cómo voy a resistir el verla en casa después de lo que ha hecho? ¿Cómo voy a ser capaz de no maldecirla?

–     Sí así fuera, no habrías perdonado.

El perdón no está en el acto de abrirle de nuevo la puerta de casa, sino en abrirle de nuevo el corazón.

Sé bueno, hombre. ¿No vamos a tener para con nuestra hija la paciencia que tenemos con el novillo indócil?

Una mujer por su parte, presenta la cuestión de si haría bien casándose con su cuñado, para dar un padre a sus huerfanitos.

–     ¿Piensas que sería un verdadero padre?

–      Sí, Maestro. Son tres varones.

Necesitan un hombre que los guíe.

–      Hazlo entonces, y sé esposa fiel como lo fuiste con el primero.

–      El tercero le pregunta que si, aceptando la invitación que ha recibido de ir a Antioquía, haría bien o mal.

–      ¿Por qué quieres ir?

–      Porque aquí no dispongo de medios ni para mí, ni para mis muchos hijos.

He conocido a un gentil que me contrataría, porque me ha visto hábil en el trabajo; ofrecería también trabajo a mis hijos.

Pero no querría…

Te parecerá extraño un escrúpulo en un samaritano, pero lo tengo.

No querría que perdiésemos la fe. ¿Es que ese hombre es un pagano, ¿Sabes?

–     ¿Y qué quieres decir con ello?

Mira, nada contamina si uno no quiere ser contaminado.

Ve tranquilamente a Antioquía y sé del Dios verdadero. Él te guiará.

Y serás incluso el benefactor de ese patrón que conocerá a Dios a través de tu honradez.

Luego comienza a hablar a todos los presentes.

–     He oído la voz de muchos de vosotros.

Y en todos he visto un secreto dolor, un pesar del que ni siquiera quizás os dais cuenta…

He visto que lloráis en vuestros corazones.

Esto se ha ido acumulando durante siglos. Y no son capaces de disolverlo ni las razones que a vosotros mismos os decís, ni las injurias que os lanzan.

Antes bien, cada vez más se endurece y pesa como nieve que se solidifica en hielo.

Yo no soy vosotros, como tampoco soy uno de los que os acusan.

Soy Justicia y Sabiduría. Una vez más, para solución de vuestro caso, os cito a Ezequiel:

Él, proféticamente, habla de Samaria y de Jerusalén llamándolas hijas de un mismo seno.

Llamándolas Oholá y Oholibá (Ezequiel 23).

La que primero cayó en la idolatría fue la primera, de nombre Oholá,

porque ya antes había quedado privada de la ayuda espiritual de la unión con el Padre de los Cielos.

Con el Amor de Fusión, nos hacemos Uno con Dios…

La unión con Dios significa siempre salvación.

Confundió erróneamente la verdadera riqueza, la verdadera potencia, la verdadera sabiduría;

con la pobre riqueza, potencia y sabiduría de uno que era inferior a Dios.

Y más pequeño que ella misma; fue seducida por la riqueza, potencia y sabiduría de éste

hasta el punto de que se hizo esclava del modo de vivir del que la había seducido.

Buscando ser fuerte, vino a ser débil. Buscando ser más, vino a ser menos. Por imprudente enloqueció.

Cuando uno, imprudentemente, se coge una infección, mucho le cuesta luego librarse de ella. Diréis: “¿Menos? No. Nosotros fuimos grandes”.

Sí, grandes, pero ¿Cómo?, ¿A qué precio? No lo ignoráis. ¿Cuántas mujeres también consiguen la riqueza al precio tremendo de su honor?

Adquieren una cosa que puede terminar y pierden algo que no tiene fin: el buen nombre.

Oholibá, viendo que a Oholá su propia locura le había producido riqueza, quiso imitarla. Y enloqueció más que Oholá.

La fusión con Dios nos proporciona la felicidad embriagadora del Amor Divino…

Además con doble culpa, porque tenía consigo al Dios verdadero y no habría debido pisotear jamás la fuerza que de esta unión le venía:

Duro, tremendo castigo ha recibido.

Y  más grande aún será, la doblemente desquiciada y fornicadora Oholibá.

Dios le volverá la espalda – ya lo está haciendo – para ir a los que no son de Judá.

No se puede acusar a Dios de ser injusto porque no se imponga.

A todos abre los brazos, invita a todos; pero, si uno le dice: “Vete”, se va.

Busca amor, invita a otros, hasta que encuentra a alguien que dice: “Voy”.

Por eso os digo que podéis hallar alivio a vuestro tormento, debéis hallarlo, pensando en estas cosas.

¡Oholá vuelve en ti! Dios te llama.

La sabiduría del hombre está en saberse enmendar; la del espíritu, en amar al Dios verdadero y su Verdad.

Abrió las Puertas del Cielo

No fijéis vuestra mirada ni en Oholibá, ni en Fenicia, ni en Egipto, ni en Grecia. Mirad a Dios. Ésa es la Patria de todo espíritu recto, y es el Cielo.

No hay muchas leyes, sino una sola: la de Dios. Por ese código se tiene la Vida. No digáis: “Hemos pecado”

Decid más bien: “No queremos volver a pecar”. La prueba de que Dios os sigue amando la tenéis en esto: os ha enviado a su Verbo a deciros: “Venid”.

Venid, os digo. ¿Os injurian?, ¿Os han proscrito?… ¿Quiénes?: seres semejantes a vosotros.

Considerad que Dios es mayor que ellos, y que os dice: “Venid”. Llegará un día en que exultaréis por no haber estado en el Templo…

Con la mente exultaréis y aún mayor será el gozo de los espíritus,

porque el perdón de Dios habrá descendido a los hombres de corazón recto dispersos por Samaria.

Preparad su venida. Venid al Salvador universal, vosotros, hijos de Dios que ya no sabéis hallar el camino.

–     Nosotros iríamos, al menos algunos.

Los que no nos aceptan son los de la otra parte.

–     Pues, citando de nuevo al sacerdote y profeta, os digo:

“Yo tomaré el leño de José, que Efraím tiene en su mano, con las tribus de Israel a él unidas.

Y lo uniré al de Judá para hacer de ellos un solo tronco…”. No, no es al Templo; venid a Mí; Yo no rechazo a nadie.

Yo soy aquel que fue llamado el Rey dominador de todos. Soy el Rey de los reyes. ¡Oh, pueblos todos que deseáis ser purificados, Yo os purificaré!

¡Rebaños sin pastor, o con pastores ídolos, Yo os congregaré, porque soy el Pastor bueno!

Os daré el único tabernáculo que voy a poner en medio de mis fieles.

Este tabernáculo será fuente de vida, pan de vida, luz, salvación, protección, sabiduría.

Será todo, porque será el Viviente dado en alimento a los muertos para que vivan.

“Oh Jesús Sacerdote, guarda a tus sacerdotes en el recinto de tu Corazón Sacratísimo, donde nadie pueda hacerles daño alguno; guarda puros sus labios, diariamente enrojecidos por tu Preciosísima Sangre. Entregamos en tus divinas manos a TODOS tus sacerdotes. Tú los conoces. Defiéndelos, Ayúdalos y SOSTENLOS, para que el Maligno no pueda tocarlos. Amén

Será el Dios que se efunde con su santidad para santificar.

Esto soy y seré.  El tiempo del odio, de la incomprensión, del temor, queda superado.

¡Venid! ¡Ven, pueblo de Israel, pueblo separado, pueblo afligido, pueblo lejano, pueblo estimado;

infinitamente apreciado por estar enfermo, debilitado.

Infinitamente amado porque una flecha te ha abierto las venas del corazón y te ha desangrado, ha extraído de tus venas la unión vital con tu Dios!

¡Ven al seno de donde naciste, al pecho de que recibiste la vida; todavía hay para ti dulzura y calor…!

¡Siempre! ¡Ven! ¡Ven a la Vida y a la Salud!

Dice Jesús a los samaritanos de Sicar:

–     Tengo otros hijos a quienes evangelizar.

Tengo que dejaros. Pero antes quisiera abriros, fúlgidos, los caminos de la esperanza y llevaros a ellos y deciros:

“Caminad seguros, que la meta es cierta”.

Hoy no voy a citar al gran Ezequiel, sino al discípulo predilecto de Jeremías, grandísimo profeta.

Baruc habla por vosotros. Realmente toma vuestras almas y habla por todas ellas al sublime Dios que está en los Cielos.

28. «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.
29. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; = y hallaréis descanso para vuestras almas. =
30. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»

Las vuestras , no me refiero sólo a las de los samaritanos, sino a todas vuestras almas, ¡Oh, estirpes del pueblo elegido caídas en múltiple pecado!

Y también las vuestras, pueblos gentiles que sentís que entre los muchos dioses a los que adoráis hay un Dios desconocido.

Un Dios al que vuestra alma siente único y verdadero y que no obstante, debido a vuestra pesantez no podéis buscarlo para conocerlo, como el alma quisiera.

Al menos una ley moral os había sido dada, ¡Oh gentiles, oh idólatras!;

porque sois hombres y el hombre tiene en sí una esencia que viene de Dios y que se llama espíritu.

Y que tiene siempre voz y consejos elevados y empuja a vida santa.

Vosotros la habéis sometido a la esclavitud de una carne viciosa, rompiendo la ley moral humana, la que teníais, llegando a ser pecadores incluso humanamente…

Rebajando el concepto de vuestras fes y rebajándoos a vosotros mismos a un nivel animalesco que os hace inferiores a los brutos.

Y a pesar de todo oís, todos, y comprendéis más.

Y como consecuencia actuáis, en la medida en que aumenta vuestro conocimiento de  la Ley de una moral sobrenatural, que el verdadero Dios os ha dado.

Baruc (Baruc 2,16-18 y Baruc 2, 24-26) ora así: “Señor, míranos desde tu santa morada. Vuelve hacia nosotros tus oídos.

Escúchanos. Abre tus ojos y piensa que no serán los muertos que están en los infiernos, cuyo espíritu está separado de sus entrañas,

Postrado ante la Cruz en la que has muerto y a la que yo también te he condenado. Sólo puedo decirte hoy que lo siento, que te amo y te pido perdón por mis errores y te pido perdón por mis pecados. Perdóname Señor, HOY ME ARREPIENTO, Perdóname Padre mío por mi maldad, perdóname Señor, por mis errores, perdóname señor por mis pecados. PERDÓNAME SEÑOR, HOY ME ARREPIENTO, PERDÓNAME MI DIOS, CRUCIFICADO.

los que rindan honor y justicia al Señor, sino el alma afligida por la dimensión de las desventuras, que camina encorvada y débil, con los ojos hacia el suelo…

El alma hambrienta de Tí, ¡Oh Dios!, es la que te rinde gloria y justicia”.

Ésta es la oración que debéis tener en vuestros corazones humillados con noble humildad, que no es degradación e indolencia,

sino conocimiento exacto de la propia mísera situación y santo deseo de hallar el medio de mejorar espiritualmente.

Y Baruc llora humildemente, y todo justo debe llorar con él, viendo y nombrando con su verdadero nombre,

las desventuras que han hecho triste, dividido y vasallo a un pueblo fuerte.

“No hemos hecho caso de tu voz y has cumplido las palabras que habías manifestado a través de tus siervos, los Profetas…

Y han sacado de sus sepulcros los huesos de nuestros reyes y de nuestros padres, los han arrojado al ardor del sol, al crudo frío de la noche;

los habitantes de la ciudad han muerto entre atroces dolores, de hambre, a espada, de peste.

Has reducido al estado presente el Templo en que se invocaba tu Nombre, a causa de la iniquidad de Israel y Judá.

No digáis, hijos del Padre: “Tanto nuestro Templo como el vuestro han surgido y resurgido y se yerguen espléndidos”.

No. Un árbol abierto desde su ápice hasta sus raíces por un rayo no puede pervivir;

podrá vegetar míseramente, presentar un conato de vida en algunos rebrotes que nazcan de raíces que se resistan a morir…

no pasará de ser un conjunto de ramajes infructíferos; jamás volverá a ser opulento árbol de copiosos frutos sanos y delicados.

Pues bien, el proceso de fragmentación iniciado con la separación, se acentúa cada vez más,

a pesar de que materialmente la construcción no parezca lesionada;  antes bien, bella y nueva.

Destruye las conciencias que en ella moran. Llegará la hora en que, apagada toda llama sobrenatural, le faltará al Templo,

altar de precioso metal que para subsistir debe ser mantenido en continua fusión por el calor de la fe y de la caridad de sus ministros,

le faltará lo que constituye su vida;

entonces, gélido, apagado, ensuciado, lleno de cadáveres, pasará a ser podredumbre acometida para ruina suya,

por cuervos llegados de otras regiones y por el alud del castigo divino.

Hijos de Israel, orad, llorando, conmigo, vuestro Salvador.

Que mi voz sostenga las vuestras y penetre, pues mi voz tiene este poder, hasta el trono de Dios.

Quien ora con el Cristo, Hijo del Padre, es escuchado por Dios, Padre del Hijo.

Elevemos la antigua, justa Oración de Baruc (3, 1-7):

“Y ahora, Señor omnipotente, ¡Oh Dios de Israel!, toda alma angustiada, todo espíritu henchido de ansiedad, eleva a ti su grito.

Abre tus oídos, Señor, y ten piedad. Eres un Dios misericordioso; ten piedad de nosotros, porque hemos pecado en tu presencia.

Eternamente, ocupas tu trono; ¿Debemos nosotros perecer para siempre?

Señor omnipotente, Dios de Israel, escucha la oración de los muertos de Israel y de sus hijos, que han pecado en tu presencia.

Ellos no prestaron oídos a la voz del Señor su Dios. Se nos han adherido sus males.

No te acuerdes de la iniquidad de nuestros padres; acuérdate, más bien, de tu poder y tu Nombre…

Ten piedad, para que invoquemos este Nombre y nos convirtamos de la iniquidad de nuestros padres”.

Orad así y convertíos verdaderamente, volviendo a la sabiduría verdadera, que es la de Dios y se encuentra en el Libro de los Mandamientos de Dios y en la Ley,  que dura eternamente.

Y que ahora Yo, Mesías de Dios, traigo de nuevo, en su simple e inalterable forma, a los pobres del mundo,

anunciándoles la buena nueva de la Era de la Redención, del Perdón, del Amor, de la Paz.

Quien crea en esta palabra alcanzará vida eterna.

0s dejo, habitantes de Sicar, que habéis sido buenos con el Mesías de Dios. Os dejo con mi Paz.

La multitud grita simultáneamente:

–     ¡Quédate más tiempo!

–     ¡Vuelve!

–     ¡Ninguno nos volverá a hablar como lo has hecho Tú.

–     ¡Bendito seas, Maestro bueno!

–     ¡Bendice a mi pequeñuelo!

–     ¡Santo, ruega por mí!

–     ¡Déjame conservar un ribete de tu indumento como bendición!

–     ¡Acuérdate de Abel!

–     ¡Y de mí, Timoteo!

–     ¡Y de mí, Yorái!

–    De todos.

De todos. La paz descienda sobre vosotros.

Lo acompañan hasta unos centenares de metros fuera de la ciudad….

Y luego, muy despacio, se regresan…

77 EL SEGUNDO MANDAMIENTO

77 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

Jesús no está. Hay un gran desconcierto entre los discípulos. Su agitación es tanta, que parecen un enjambre provocado.

Hablan, miran fuera nerviosamente, hacia todas partes… 

Finalmente toman una decisión respecto a lo que los tiene agitados.

Pedro ordena a Juan:

–    Vete a buscar al Maestro. Está en el bosque junto al río. Dile que venga pronto para que diga lo que debemos hacer.

Juan va a la carrera.

Judas de Keriot, dice:

–    No entiendo por qué tanta confusión y tanta descortesía.

Yo habría ido y lo habría recibido con todos los honores. Es un honor suyo y también para nosotros. Así pues…

Pedro advierte.

–   Yo no sé nada.

Él será diferente a su pariente… pero a quién está con hienas se le pega el olor y el instinto.

Por lo demás, tú querrías que se fuese aquella mujer… ¡Pero ten cuidado! El Maestro no quiere y yo la tengo bajo mi protección.

Si la tocas… ¡Yo no soy el Maestro! Te lo digo para tu conducta futura.

Judas dice con ironía:

–   ¡Hummm! ¿Quién es pues? ¿Tal vez la bella Herodías?

–    ¡No te hagas el gracioso!

–    Si me hago el gracioso es por tí.

Has creado en torno a ella una guardia real, como si se tratara de una reina…

–    El Maestro me dijo: ‘Procura que no se le perturbe y respétala’ Y eso es lo que hago.

Tomás pregunta:

–   ¿Pero quién es? ¿Lo sabes?

Pedro dice:

–    Yo no.

Varios insisten:

–    ¡Ea! ¡Dilo! ¡Tú lo sabes!

–   Os juro que no sé nada. El Maestro lo sabe. Pero yo no.

–   Hay que preguntárselo a Juan. A él le dice todo.

Judas pregunta:

–  ¿Por qué? ¿Qué cosa especial tiene Juan? ¿Es acaso un dios tu hermano?

Santiago de Zebedeo responde:

–   No, Judas. Es el más bueno de nosotros.

Santiago de Alfeo dice:

–   Por mí ni me preocupo.

Ayer mi hermano la vio cuando salía del río con el pescado que le había dado Andrés y se lo preguntó a Jesús.

Él respondió: ‘Tadeo. No tiene cara. Es un espíritu que busca a Dios. Para Mí no se trata de otra cosa y así quiero que sea para todos.’

Y lo dijo en tal forma: ‘Quiero’ que os aconsejo de no insistir.

Judas de Keriot dice:

–   Yo voy a donde está ella.

Pedro se enciende como un gallo de pelea y replica:

–    ¡Haz la prueba! Si eres capaz…

–   ¿La harás de espía para acusarme con Jesús?

–    Dejo ese encargo a los del Templo.

Nosotros los del lago ganamos el pan con el trabajo y no con la delación. No tengas miedo de que Simón de Jonás la haga de espía.

Pero no me provoques y no te atrevas a desobedecer al Maestro, porque yo soy…

–    ¿Y quién eres tú? ¡Un pobre hombre como yo!

–     Sí, señor. al revés.

Más pobre, más ignorante, más vulgar que tú. Y no me avergüenzo. Me avergonzaría si fuese igual a ti en el corazón.

El Maestro me confió este encargo y yo lo hago.

–    ¿Igual a mí en el corazón? Y…

¿Qué cosa hay en mi corazón que te causa asco? ¡Habla! ¡Acusa! ¡Ofende!…

Bartolomé interviene:

–    ¡Judas! ¡Cállate! Respeta las canas de Pedro.

–    Respeto a todos. Pero quiero saber qué cosa hay en mí…

Pedro estalla:

–    Al punto eres servido.

Déjame hablar… hay tanta soberbia que con ella se puede llenar esta cocina. Hay falsedad y hay lujuria.

Judas casi se ahoga:

–   ¿Yo falso?…

Todos se interponen y Judas debe callar.

Simón, con calma dice a Pedro:

–    Perdona amigo, si te digo una cosa.

Él tiene defectos, pero tú también los tienes. Y uno de ellos es el de no compadecer a los jóvenes. ¿Por qué no tomas en cuenta la edad? ¿El nacimiento y… tantas otras cosas?

Mira. Tú obras por amor a Jesús. Pero, ¿No has notado que estas disputas le causan hastío? A él no le digo nada. –señala a Judas- pero a ti, sí.

Porque eres un hombre maduro y muy sincero, te hago esta súplica:

¡Él tiene tantas penas por sus enemigos y dárselas también nosotros! Hay tantas guerras a su alrededor. ¿Por qué provocar otra en su nido?

Tadeo confirma:

–   Es verdad. Jesús está triste y ha adelgazado.

En las noches oigo que da vueltas en su cama y suspira. Hace algunos días, me levanté y ví que lloraba, orando.

Le pregunté: ‘¿Qué te pasa?’ Él me abrazó y me dijo: ‘Quiéreme mucho. ¡Qué fatigoso es ser ‘Redentor’!

Felipe agrega:

–    También yo me di cuenta de que había llorado en el bosque junto al río.

Y a mi mirada interrogante respondió: ‘¿Sabes qué diferencia hay entre el Cielo y la Tierra, además de no ver a Dios?

Es la falta de amor entre los hombres. Me estrangula como una soga.

He venido a darles granos a los pajaritos, para que me amen los seres que se aman.’

amor animal

Escuchar todo esto, resquebraja por un momento el gran egoísmo de Judas.

Siente una oleada de amor por su Maestro y el conocer su sufrimiento, se le clava como un puñal en su corazón.

Y se deja caer, llorando como un niño.

Y en ese preciso momento, entra Jesús con Juan:

–  Pero, ¿Qué sucede? ¿Por qué ese llanto?

Pedro responde:

–  Por mi culpa, Maestro. Cometí un error. Regañé a Judas muy duramente.

Judas replica entre sollozos:

–  No… yo… yo… el culpable soy yo.

Yo soy el que te causa dolor. No soy bueno… Perturbo… Pero, ¡Ayúdame a ser bueno! Porque tengo algo aquí en el corazón…

Algo que no comprendo… que me obliga a hacer cosas que no quiero hacer. Es más fuerte que yo.

Judas con Posesión diabólica perfecta por la MALDAD

Y te causo dolor a Ti, Maestro; al que debería dar gozo. Créelo; no es falsedad.

Jesús dice:

–    Sí, Judas. No lo dudo.

Viniste a Mí, con sinceridad de corazón; con verdadero entusiasmo. Pero eres joven…

Nadie. Ni siquiera tú mismo te conoces como Yo te conozco. ¡Ea! ¡Levántate y ven aquí!

Luego hablaremos los dos solos. Mientras tanto, hablemos de aquello por lo que me mandasteis llamar.

¿Qué hay de malo en que venga Mannaém?

¿No puede un hermano de leche de Herodes, tener sed del Dios Verdadero?

¿Tenéis miedo por Mí? Tened fe en mi palabra. Este hombre ha venido con fines honestos.

Pedro:

–   ¿Entonces por qué no se dio a conocer?

Jesús:

–   Precisamente porque viene como un ‘alma’; no como hermano de Herodes.

Se ha envuelto en el silencio, porque piensa que ante la Palabra de Dios, no existe el parentesco con un rey. Respetaremos su silencio.

Andrés:

–    Pero si por el contrario… ¿Él lo envió?

–   ¿Quién?…  ¿Herodes?… No. No tengáis miedo.

Tadeo:

–   ¿Quién lo manda entonces?

Santiago:

–   ¿Cómo se ha informado de Ti?

–   Es discípulo de mi primo Juan.

Id y sed con él corteses; como con los demás. Id. Yo me quedo con Judas.

Los discípulos se van.

Jesús mira a Judas, que está todavía lloroso y le pregunta:

–      ¿Y? ¿No tienes nada que decirme?

Yo sé todo lo tuyo. Pero quiero saberlo por ti. ¿Por qué ese llanto? Y sobre todo, ¿Por qué ese desequilibrio, que te tiene siempre tan descontento?

Judas con posesión demoníaca perfecta por la SOBERBIA

–     ¡Oh, sí Maestro! Lo dijiste.

Soy celoso por naturaleza. Tú sabes que así es… Y sufro al ver que… Al ver tantas cosas.

Esto me saca de quicio, porque soy injusto. Y me hago malo, aun cuando no quisiera. No…

–     ¡Pero no llores de nuevo!

¿De qué estas celoso? Acostúmbrate a hablar con tu verdadera alma. Hablas mucho. Hasta demasiado…

Pero, ¿Con quién? Con el instinto y con tu mente. Tomas un fatigoso y continuo trabajo, para decir lo que quieres decir: hablo por ti. De tu ‘yo’.

Porque cuando tienes que hablar de otros y a otros, no te pones cortapisas, ni límites. Y lo mismo haces con tu carne.

Ella es un caballo bronco. Pareces un jinete a quien el jefe de las carreras, le hubiese dado dos caballos locos para hacer el paso de la muerte…

Uno es el sentido. Y el otro… ¿Quieres saber cuál es el otro? ¿Sí?…

Judas asiente con la cabeza.

Jesús continúa:

–           Es el error que no quieres domar.

Tú…  Jinete capaz pero imprudente. Te fías de tu capacidad y crees que basta.

Quieres llegar primero… no pierdes tiempo ni siquiera para cambiar de caballo.

Antes bien, los espoleas y pinchas. Quieres ser el ‘vencedor’… quieres aplauso.

¿Acaso no sabes que la victoria es segura cuando se conquista con constante, paciente y prudente trabajo?…

Habla con tu alma. De allí es de donde quiero que salga tu confesión. O, ¿Debo decirte lo que hay dentro?

Cuando se tiene una posesión demoníaca perfecta, Satanás es el Huésped dentro de nuestro corazón y la tragedia más grande de Jesús, es que Él ve con Quién está dialogando y lo tiene que mantener dentro de su círculo íntimo a pesar de ser su más grande Adversario…

Una sombra cruza por la mirada de Judas antes de responder:

–     Veo que también Tú no eres justo. Y no eres firme y esto me hace sufrir.

–    ¿Por qué me acusas? ¿En qué he faltado a tus ojos?

–     Cuando quise llevarte con mis amigos, no te gustó.

Y dijiste: ‘Prefiero estar entre los humildes.’ Luego Simón y Lázaro te dijeron que era bueno que te pusieras bajo la protección de un poderoso y aceptaste.

Tú das preferencia a Pedro, a Simón, a Juan. Tú…

–    ¿Qué otra cosa?

–    Nada más, Jesús.

–    Nubecillas… pompas de espuma.

Me das compasión porque eres un desgraciado  que te torturas, pudiendo alegrarte.

¿Puedes decir que este lugar es de lujo? ¿Puedes decir que no hubo una razón poderosa que me obligó a aceptarlo?…

¿Si Sión no me hubiera arrojado, estaría refugiado en un lugar de asilo?

–    No.

–   ¿Entonces cómo puedes decir que no te trato como a los demás?

¿Puedes decir que he sido duro contigo cuando has faltado? Tú no fuiste sincero… las vides… ¿Qué nombre tenían esas vides?…

No fuiste complaciente con quién sufría y se redimía. Ni siquiera fuiste respetuoso conmigo. Y los otros lo vieron.

Y con todo; una sola voz se levanta incansable en tu defensa: la mía. Los demás tendrían el derecho de estar celosos.

Porque si ha Habido uno que fuera preferido y protegido, eres tú.

Judas, avergonzado y conmovido, llora.

–    Me voy.

Es la hora en que soy de todos. Tú quédate y reflexiona…

–    Perdóname, Maestro.

No podré tener paz, si no tengo tu perdón. No estés triste por mi causa. Soy un muchacho malvado… Amo y atormento…

Así sucedía con mi madre. Así es ahora contigo. Y así será con mi esposa, si algún día me caso… creo que sería mejor que me muriese.

–    Sería mejor que te enmendases.

Estás perdonado. ¡Hasta luego!

Jesús sale.

Afuera está Pedro, que le dice:

–     Ven, Maestro. Ya es tarde.

Hay mucha gente. Dentro de poco se pondrá el sol. Y no has comido. Ese muchacho es causa de todo.

–    ‘Ese muchacho’ Tiene necesidad de todos vosotros para no ser el causante de estas cosas.

Procura recordarlo, Pedro. Si fuese tu hijo, ¿Lo compadecerías?

–    ¡Uhmmm! Sí y no.

Lo compadecería. Pero le enseñaría también algunas cosas. Aunque fuese adulto le enseñaría como a un jovencillo mal educado.

Bueno… si fuese mi hijo, no sería así…

–    ¡Basta!

–    Sí, ¡Basta, Señor mío!

Mira, allí está Mannaém. Es el que tiene el manto rojo muy oscuro, que parece casi negro.

Me dio esto para los pobres. Y me preguntó que si podía quedarse a dormir.

–   ¿Qué respondiste?

–   La verdad. ‘No hay más que para nosotros…’

Jesús no dice nada. Deja a Pedro y va a dónde está Juan y le dice algo en voz baja.

Luego, ya en su puesto, comienza a hablar:

–    La paz esté con todos vosotros, y con ella descienda sobre vosotros luz y santidad.

Está escrito: “No profieras en vano mi Nombre”.

¿Cuándo se le toma en vano? ¿Sólo cuando se le blasfema? No. También cuando uno lo profiere sin ser digno de Dios.

¿Puede un hijo decir: `Amo y honro a mi padre”, si luego, a todo lo que el padre desea de él opone una acción contraria?

No es diciendo: “padre, padre” como se le ama. No es diciendo: “Dios, Dios”, como se ama al Señor.

‘En Israel, que – como he explicado anteayer – tiene tantos ídolos en el secreto de los corazones, existe también un hipócrita alabar a Dios, un alabar que no queda corroborado por las obras de quienes lo hacen.

Hay en Israel también una tendencia: la de descubrir muchos pecados en las cosas externas y no querer encontrarlos donde realmente existen, en las cosas internas.

Tiene también Israel una necia soberbia, un antihumano y antiespiritual hábito: el de estimar blasfemia el Nombre de nuestro Dios pronunciado por labios paganos,

llegando a prohibirles a los gentiles el acercarse al Dios verdadero porque se considera sacrilegio. Así ha sido hasta ahora; cese ya.

El Dios de Israel es el mismo Dios que ha creado a todos los hombres. ¿Por qué impedir que los seres creados sientan la atracción de su Creador?

¿Creéis que los paganos no sienten algo en el fondo dei corazón, una insatisfacción que grita, que se agita, que busca?; ¿A quién?, ¿A qué?:  al Dios desconocido.

¿Y pensáis que si un pagano orienta su propio ser hacia el altar del Dios desconocido, hacia ese altar incorpóreo que es el alma en que siempre hay un recuerdo de su Creador, el alma que espera ser poseída por la gloria de Dios,

como lo fue el Tabernáculo erigido por Moisés según la orden recibida y que llora hasta no quedar poseída, pensáis que Dios rechaza su ofrecimiento como si de una profanación se tratase?

EL SEGUNDO MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS

¿Y creéis que es pecado ese acto, suscitado por un honesto deseo del alma que, despertada por celestes llamadas, dice “voy” al Dios que le está diciendo “ven”?

¿Mientras que por el contrario sería santidad el corrompido culto de un Israel que ofrece al Templo lo que tras haber gozado le sobra,

y entra a la presencia de Dios y lo nombra, al Purísimo,  con alma y cuerpo que no son sino toda una gusanera de culpas?

No. En verdad os digo que es en ese israelita, que con alma impura pronuncia en vano el Nombre de Dios, donde se da la perfección del sacrilegio.

Es pronunciarlo en vano cuando – y estúpidos no sois – cuando, por el estado de vuestra alma sabéis que lo pronunciáis inútilmente.

¡Oh, verdaderamente veo el rostro indignado de Dios, volviéndose hacia otra parte con disgusto, cuando un hipócrita lo llama, cuando lo nombra un impenitente!

Y siento terror de ello, Yo que no merezco ese enojo divino.

Leo en más de un corazón este pensamiento:

“Pero entonces, aparte de los niños, ninguno podrá invocar a Dios, dado que en todas partes en el hombre hay impureza y pecado”.

No. No digáis eso. Son los pecadores quienes deben invocar ese Nombre.

Deben invocarlo quienes se sienten estrangulados por Satanás y quieren liberarse del pecado y del Seductor.

Quieren. He aquí lo que transforma el sacrilegio en rito. Querer curarse.

Llamar al Poderoso para ser perdonados y para ser curados. Invocarlo para poner en fuga al Seductor.

Está escrito en el Génesis que la Serpiente tentó a Eva en el momento en que el Señor no paseaba por el Edén.

Si Dios hubiera estado en el Edén, Satanás no habría podido estar. Si Eva hubiera invocado a Dios, Satanás habría huido.

Tened siempre en el corazón este pensamiento. Y llamad con sinceridad al Señor. Ese Nombre es salvación. Muchos de vosotros quieren bajar a purificarse.

Purificaos primero el corazón, incesantemente, escribiendo en él, con el amor, la palabra “Dios”.

No con engañosas oraciones o con prácticas consuetudinarias, sino con el corazón, con el pensamiento, con los actos, con todo vosotros mismos, pronunciad ese Nombre: Dios.

Pronunciadlo para no estar solos, pronunciadlo para ser sostenidos, pronunciadlo para ser perdonados. Comprended el significado de la palabra del Dios del Sinaí:

“En vano” es cuando decir “Dios” no supone una transformación en bien; y entonces, es pecado.

“En vano” no es cuando, como el latido de sangre en el corazón, cada minuto de vuestro día, y toda acción vuestra honesta, toda necesidad, tentación, todo dolor os trae a los labios la filial palabra de amor:”¡Ven, Dios mío!”.

Entonces, en verdad, no pecáis nombrando el Nombre santo de Dios. 

Marchad. La paz sea con vosotros.

No hay ningún enfermo.

Jesús permanece con los brazos cruzados apoyado contra la pared, bajo el techado en que ya descienden las sombras.

Cuando termina, no hay ningún enfermo. Jesús se queda con los brazos cruzados y mira a los que se van yendo, después de que los ha despedido y bendecido.

El hombre vestido de rojo oscuro, parece que no sabe qué hacer.

Jesús no lo pierde de vista, cuando lo ve que se dirige hacia su caballo, lo alcanza y le pregunta:

–    ¡Oye! Espérame. Ya va anochecer. ¿Tienes dónde dormir? ¿Vienes de lejos? ¿Estás solo?

El hombre contesta titubeante:

–    De muy lejos… Y me iré. No sé… si en el poblado encontraré… o hasta Jericó. Allí dejé la escolta en la que no confiaba.

Jesús le dice:

–    No. Te ofrezco mi cama. Ya está lista. ¿Tienes que comer?

–    No tengo nada. Creí que este lugar sería más hospitalario.

–     No falta nada.

–     Nada. Ni siquiera el odio contra Herodes. ¿Sabes quién soy? 

–    Los que me buscan tienen un solo nombre: ‘Hermanos, en el Nombre de Dios’. Ven. Juntos compartiremos el pan. Puedes llevar el caballo a aquel galerón. Yo dormiré allí y te lo cuidaré.

     No. Esto jamás. Yo dormiré ahí. Acepto el pan; pero no más. No pondré mi sucio cuerpo donde Tú pones el tuyo, que es santo.

–     ¿Me crees santo?

–    Sé que eres santo. Juan, Cusa, tus obras… tus palabras.

El palacio real es como una concha que conserva el rumor del mar. Yo iba a donde estaba Juan… Y luego lo perdí.

Él me dijo: ‘Uno que es más santo que yo, te recogerá y te elevará’ no podrías ser otro, sino Tú.

Vine en cuanto supe en dónde estabas.

Zelote regresa del río, después de bautizar y Jesús bendice a los últimos bautizados.

Luego le dice:

–    Esta persona, es el peregrino que busca refugio en el Nombre de Dios. Y en el Nombre de Dios lo saludamos como amigo.

Simón se inclina y el hombre también.

Entran en el galerón y Mannaém amarra el hermosísimo caballo blanco, con gualdrapas de color rojo que penden de la silla, adornadas con plata, en el pesebre.

Juan acude con hierba y un cubo con agua.

Acude Pedro también, con una lámpara de aceite, porque ya está oscuro.

Mannaém dice:

–    Aquí estaré muy bien. Dios os lo pague.

Jesús le pone la mano en el hombro y le dice:

–   Ven amigo mío. Vamos a compartir el pan…

Luego entran todos en la cocina, donde arde una tea y se reúnen para cenar…

32 LEVADURA DE CONVERSION

32 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Hago un llamado URGENTE a todo el mundo católico para que el próximo 9 de Agosto se lleve a cabo una jornada de ayuno y oración a nivel mundial con el rezo del rosario de mi Preciosísima Sangre y con el rezo del Exorcismo de San Miguel, de 12:00 am a 6:00 pm, pidiéndole al Padre Celestial por la protección de mis Templos, Santuarios y Lugares Santos, que están siendo destruidos y profanados por las fuerzas del Mal en este mundo.

A través del camino montañoso, Jesús va caminando con sus discípulos por una vereda serpenteante que corta la pendiente y sigue el curso del río.

Juan está rojo como la púrpura, cargado como un mozo de cuerda, con una saca grande bien llena.

Judas, por su parte, porta la de Jesús junto con la suya.

Simón lleva sólo la suya y los mantos.

Jesús viste de nuevo su túnica, la madre de Judas debe haber encargado que se la lavaran porque no tiene arrugas. Y calza sus sandalias. 

A pesar del calor y la fatiga, Juan no pierde su buen humor.

Y exclama:

–    ¡Cuánta fruta! ¡Qué hermosos viñedos hay en aquellas colinas! Maestro, ¿Este es el río en cuyas riberas nuestros padres cogieron los racimos milagrosos’

Jesús contesta:

–    No. Es el otro que está más hacia el sur. Pero toda la región es rica en sabrosas frutas.

Simón observa:

–    Ahora ya no es tan fértil aunque siga siendo bella.

Jesús aclara:

–    Muchas guerras han devastado la tierra. Aquí se formó Israel… pero para esto debió fecundarse con su sangre y la de los enemigos.

–   ¿En dónde encontraremos a los pastores?

–    A cinco kilómetros de Hebrón; en las riberas del río que me preguntaba Juan.

–   ¿Entonces es más allá de aquellas colinas?

–    Sí.

–    Hace mucho calor, Maestro. Después ¿A dónde iremos?

–    A un lugar mucho más caliente. Pero os ruego que vengáis.

Caminaremos de noche. Las estrellas son tan claras que no hay oscuridad. Os quiero mostrar un lugar…

Juan pregunta:

–   ¿Una ciudad?

–    No. Un lugar que os hará entender al Maestro; mejor tal vez que sus palabras.

Judas dice:

–    Perdimos varios días por ese incidente sin importancia. Destruyó todo…

Y mi madre que había preparado tantas cosas, ha quedado desilusionada. No sé por qué has querido retirarte hasta la purificación.

Jesús contesta:

–    Judas, ¿Por qué llamas sin importancia un suceso que fue una gracia para un verdadero fiel? ¿No querrías para ti una muerte semejante?

Había esperado toda su vida al Mesías. Cuando era anciano fue por caminos ásperos a adorarlo. Cuando le dijeron: ‘Está en…’ conservó en su corazón por treinta años, las palabras de mi Madre.

El amor y la fe lo revistieron con su fuego en la última hora que Dios le reservó. El corazón se le partió de alegría.

Se le incendió en el fuego de Dios como un holocausto agradable. ¡Qué mejor suerte que ésta!

¿Aguó la fiesta que habías preparado?… Ve en esto una respuesta de Dios.

Que no se mezcle lo que es del hombre con lo que es de Dios. Tu madre, me verá otra vez. todo Keriot puede venir al Mesías; el viejo ya no tenía fuerzas para hacerlo.

He sido feliz de haber estrechado con el corazón, al viejo padre que moría y de haber encontrado su espíritu. Y por lo demás…

¿Para qué dar escándalo con mostrar desprecio a la Ley? ¿Cómo puedo decir que sean fieles, si Yo no lo Soy?

Simón responde:

–     Creo que este es el error de nuestra decadencia. Los rabíes y los fariseos aplastan al pueblo con sus preceptos y después hacen como el que profanó la casa de Juan, que la convirtió en un burdel.

Judas aclara:

–     Es uno de Herodes.

–     Sí, Judas. Pero las mismas culpas cometen las castas que se llaman a sí mismas ‘santas’ ¿Tú qué opinas Maestro?

–     Afirmo que con tal de que haya un poco de verdadero fermento y de verdadero incienso en Israel, se hará el pan y se perfumará el altar.

–     ¿Qué quieres decir?

–     Quiero decir que si hay alguien que con recto corazón venga a la verdad. La Verdad se esparcirá como fermento en la masa de harina y como incienso en todo Israel.

–     ¿Qué fue lo que te dijo esa mujer?

Jesús no responde y se vuelve hacia Juan:

–      Pesa mucho y te cansas. Dámela.

El discípulo más joven contesta:

–     No, Jesús. Estoy acostumbrado a las cargas y luego… me lo aligera al pensar en la alegría que tendrá Isaac.

Al dar vuelta a la colina, a la sombra del bosque se encuentran con las ovejas de Elías, los pastores están bajo la sombra de un árbol, cuidándolas.

Ven a Jesús, se levantan de un salto y corren. Cuando están frente a Él,

Jesús les pregunta:

–     La paz sea con vosotros. ¿Qué hacíais?

Isaac contesta:

–     Estábamos preocupados por Ti. Por el retraso. No sabíamos si ir a tu encuentro u obedecer.

Decidimos venir hasta aquí para obedecerte y al mismo tiempo satisfacer a nuestro amor; pues debías de haber llegado aquí desde hace varios días.

–    Tuvimos que detenernos.

–   ¿Pasó alguna desgracia?

–    Ninguna, amigo. Un fiel murió en mi pecho. Sólo fue eso.

Judas interviene:

–   ¿Qué querías que sucediese pastor? Cuando las cosas están bien organizadas… 

Claro que es menester saber disponerlas y preparar los corazones para recibirlas. Mi ciudad tributó honores al Mesías. ¿Verdad, Maestro?

Jesús responde:

–   Es verdad, Isaac. Al regresar pasamos por la casa de Sara.

También la ciudad de Yuttá, sin ningún otro preparativo que el de su bondad sencilla y la verdad con la que me predicaste, logró entender la esencia de mi doctrina.

Aman con un amor práctico, desinteresado y santo. Isaac, te envían alimentos y vestidos. 

Todos contribuyeron a aumentar los óbolos de tu casa. Tómalos. No tengo dinero. Pero te traje esto que está purificado con la caridad.

–    No, Maestro. Déjalo contigo. Yo estoy acostumbrado a no tener nada.

–    Ahora tienes que ir a lugares a donde te enviaré y lo necesitarás. No es mucho pero sabrás emplearlo.

Ahora se dirige al discípulo más joven:

–     Juan, dale aquella alforja.

Y agrega mirando a Isaac: 

–     Es un regalo que está lleno de amor.

Isaac toma la alforja y va a vestirse detrás de un matorral; pues todavía está descalzo y viste su rara toga improvisada con su cobija.

Elías dice:

–     Maestro, tres días después de que te fuiste, estábamos apacentando los animales en Hebrón.

Y la mujer que estaba en la casa de Juan, nos mandó una criada con esta bolsa diciendo que quería hablar con nosotros.

La primera vez la devolví y le dije: ‘No tengo nada que escuchar’.

Luego la sirvienta regresó y dijo: ‘Ven, en el Nombre de Jesús’. Y fui… esperando que no estuviese su… el hombre que la tiene allí.

Quería saber muchas cosas, pero yo hablé con prudencia. Es una prostituta.

Tuve miedo de que fuese una trampa contra Ti. Me preguntó quién Eres; donde vives; qué es lo que haces; si eres un grande de Israel.

Le dije: ‘Es Jesús de Nazareth. Está por todas partes, porque es un maestro y va enseñando por la Palestina’

También dije que eras un hombre pobre y sencillo. Un obrero a quien ha hecho sabio la Sabiduría… no dije más.

Jesús contesta:

–     Hiciste bien.

Y simultáneamente Judas exclama:

–     ¡Has hecho mal! ¿Por qué no le dijiste que Él es el Mesías? ¡Qué es el Rey del Mundo!

¡Hay que aplastar la soberbia romana bajo el poder de Dios!

Elías explica:

–     No me hubiera entendido. Y luego… todo lo que es de Jesús, es santo

¿Cómo puedo saber lo que ella piensa? No quise poner en peligro a Jesús, hablando de más. Que el mal le venga de cualquier otro, pero no de mí.

Judas se vuelve hacia Juan:

–    Juan, vamos a decirle quién es el Maestro. A explicarle cuál es la Verdad santa.

Juan objeta:

–    Yo no. Iré solo que Jesús me lo ordene.

–   ¿Tienes miedo? ¿Qué puede hacerte? ¿Te causa asco?… El Maestro no le tuvo.

–    No es miedo ni asco. Tengo compasión de ella.

Pero pienso que si Jesús hubiera querido; se hubiera detenido a instruirla. No lo hizo. Entonces no es necesario que lo hagamos nosotros.

Elías muestra la bolsa diciendo:

–     Entonces no había señales de conversión. Pero ahora…

Judas la toma y se sienta sobre la hierba.

Closeup of gold jewelery with precious stones

Extiende su manto y abre la bolsa dejando que caiga sobre él, todo su contenido:

Es un montón de anillos, collares, gargantillas, brazaletes, aretes, pulseras, tiaras… adornadas con piedras preciosas.

Oro brillante que cae sobre el amarillo oro del vestido del apóstol.

Judas, exclama admirado:

–     Maestro, ¡Son puras joyas! ¿Qué hacemos con ellas?

Simón aconseja:

–     Se pueden vender.

Judas responde sin esconder su asombro:

–    Sería un desperdicio.

Elías explica:

–    Yo también le dije cuando las recibí: ‘Tu dueño te pegará’ y ella me respondió: ‘No son suyas. Son mías. Y puedo hacer con ellas lo que se me antoje.

Sé que es oro de pecado… Pero se hará bueno, si se emplea con quien es pobre y santo. Para que se acuerde de mí’…

Y se puso a llorar desconsoladamente.

Judas dice:

–    Ve, Maestro.

Jesús contesta rotundo:

–     No.

–    Manda a Simón.

–    No.

–    Entonces voy yo.

–    ¡No!

Los ‘no’ de Jesús, son cortantes e imperiosos.

Elías ve que Jesús está enojado y pregunta preocupado:

–     Maestro, ¿Hice mal en hablar con ella y en haber tomado el oro?

Jesús contesta:

–     No hiciste mal. Pero no hay nada que hacer.

Judas insiste:

–     Pero tal vez esa mujer quiera redimirse y tenga necesidad de ser instruida.

Jesús suspira y se arma de paciencia. Luego dice:

–    Existen en ella tantas chispas para provocar el incendio en que pueda quemarse su vicio y volver a ser un alma otra vez virgen, por el arrepentimiento.

Hace poco os hablé de la levadura que se esparce en la harina y la hace un pan santo. Oíd esta breve parábola:

Esa mujer es harina. Una harina en quién el Maligno ha mezclado sus polvos de infierno.

Mis palabras y Yo, somos la levadura.

Pero si hay mucho salvado en la harina; piedras, ceniza, arena; ¿Podrá hacerse el pan aunque la levadura sea buena?…

¡No se puede hacer!

Es necesario quitar con paciencia, ese tamo. Las cenizas, las piedritas y la arena.

La misericordia pasa y ofrece ese tamiz. El primero.

El que se compone de verdades breves; pero fundamentales, como son las necesarias para que entienda que está atrapada en la red de la ignorancia completa, del vicio y del gentilismo.

Si el alma lo acepta, empieza la primera purificación. 

La segunda viene con el tamiz del alma misma; que compara su ser con el del Ser que se le ha revelado… Y esto le da horror.

Y aquí empieza su obra.

Por medio de una operación más minuciosa, limpia lo que es harina; pero que aún tiene granitos pesados, para poder obtener un pan óptimo…

Cuando está lista; vuelve otra vez la Misericordia y se introduce en esa harina preparada.

Y también ésta es otra preparación, Judas.  Que la fermenta y la hace pan.

Pero ésta es una operación larga que necesita de la voluntad del alma.

Esa mujer tiene ya en sí, lo mínimo que era justo darle y que puede servirle para terminar su trabajo.

Dejemos que lo haga, si quiere hacerlo. Sin que nada la perturbe.

Cualquier cosa turba a un alma que se elabora: la curiosidad; celo imprudente; las intransigencias; así como las piedades excesivas.

–   ¿Entonces, no vamos?

–   No, Judas. Y para que ninguno tenga tentación, vámonos.

En el bosque aprovecharemos la sombra. Nos detendremos en las márgenes del Valle de Terebinto.

Allí nos separaremos.

Elías volverá a sus pastizales con Leví.

José vendrá conmigo hasta el paso de Jericó.

Después nos volveremos a reunir.

Tú, Isaac; continúa haciendo lo que hacías en Yutta, partiendo de aquí por Arimatea y Lidia, hasta llegar a Docco. Allí nos encontraremos.

Hay que preparar la Judea y tú ya sabes cómo hacerlo

Judas pregunta:

–   ¿Y nosotros?

Jesús contesta:

–    ¿Vosotros? Vendréis conmigo para ver mi preparación. También Yo me preparé para la misión.

–    ¿Fuiste con un rabí?

–    No.

–   ¿Con Juan?

–    De él, sólo recibí el bautismo.

–   ¿Entonces?…

–    Belén ha hablado con las piedras y los corazones.

También allá donde te llevaré Judas… un corazón, el mío. Y también las piedras, hablarán y te darán la respuesta.

Elías trae leche y pan y dice:

–   Tratamos de persuadir a los de Hebrón; pero no creen más que en Juan. Para ellos es su ‘santo’ y no quieren a nadie más.

Jesús dice:

–   Es un pecado común a muchos. Miran al obrero y no al Dueño que lo envió.

¡No importa! El Verbo sufre, pero no guarda rencor… ¡Vámonos!

LA CIENCIA DE LA MUERTE 2

1RESURRECCION

LA CONVERSION ES LA RESURRECCIÓN DEL ESPÍRITU  

Jesús llevó su Amor a empurpurarse con su Sangre sobre la cima del Calvario y ahí esplende, para recordarnos que fuimos hechos para el Cielo.

Y relampaguea para llamarnos a Sí. Para volver a grabar el Nombre Santo de Jesucristo, sobre el altar de nuestro corazón sin Dios y sobre el templo profanado de nuestra mente.

Para consagrarlos al Dios Verdadero con un verdadero culto a Dios.

Hay que amar, alabar, cantar, invocar, bendecir, CREER en el Nombre Bendito de Jesús.

EL ARREPENTIMIENTO ES EL DOLOR DE HABER CAUSADO DAÑO.

“Yo Soy el Señor Dios Tuyo.”

Pareciera que el dedo de Dios haya escrito esta sentencia en todo lo creado.

El pecador trata de ahogar este grito de la conciencia.

Pero siempre llega el momento en que en medio de la ebriedad y del placer. En el ajetreo del trabajo, en el reposo de la noche, en el paseo solitario, en el vacío de Dios, le reprocha:

Sufres porque has convertido en dios a esta carne que ávido besas; este oro que avaro acumulas; este odio que carcome tu existencia, con el ansia de venganza.

Dios es Paz.

El que quiere recuperarla, debe escombrar la mente, el corazón, la carne; de todo lo que no es paz y causa turbación.

EL PECADO ES UNA MALDICIÓN, que atrae la Justicia Divina. 

El arrepentimiento quita el anatema cuando es sincero.

Cada hombre debe examinarse con sinceridad y entonces sabe en dónde ha errado.

De Dios nadie puede hacer burla.

El alma que se acerca a Él con humildad, obtiene su Perdón.

NO HAY ARREPENTIMIENTO

Tropezar no es malo, encariñarse con la piedra, SÍ.

MIENTRAS DURE EL DESEO POR EL OBJETO POR EL QUE PECAMOS.

Dios no perdona a quién no se arrepiente, porque es necesario limpiar el corazón para obtener gracias…

Y las excusas no se pueden perdonar.

EL MAL NO BASTA NO HACERLO.

TAMBIÉN ES NECESARIO NO DESEAR HACERLO.

Por eso Jesús dijo: “Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió con ella adulterio en su corazón.”

Porque el pecado a los ojos de Dios es un delito realizado, cuando hay deleite alimentando pensamientos de adulterio, se es adúltero;

De homicidio, homicida; de traición, traidor; etc.

Jesús vino para salvar a los pecadores y cada alma que se arrepiente y se convierte; es una justificación para la tremenda humillación a que se sometió el Infinito al tomar forma humana.

Porque en la llama del arrepentimiento, el alma se ofrece amando a la Flama del Amor Divino, que la absuelve y la absorbe dentro de Sí Mismo.

El hombre es débil y cuando peca por lo sorpresivo de los ataques de Satanás, Dios le perdona si surge en él un arrepentimiento sincero y la voluntad de no pecar más.

PORQUE QUIÉN ES REALMENTE FIEL Y AMA A DIOS, NO SE DOBLEGA A LAS PASIONES,

NI LO QUEMA EL FUEGO DE SATANÁS,

YA QUE EL PECADO LE REPUGNA.

Y cuando amamos a Dios con todo nuestro ser, no pecamos.

Porque el pecado es un dolor que se da a Dios.

Quién ama verdaderamente no quiere lastimar jamás al Amado, ni con el más mínimo dolor.

Para el pecador arrepentirse significa abandonar su vida de pecado,

Postrado ante la Cruz en la que has muerto y a la que yo también te he condenado. Sólo puedo decirte hoy que lo siento, que te amo y te pido perdón por mis errores y te pido perdón por mis pecados. Perdóname Señor, HOY ME ARREPIENTO, Perdóname Padre mío por mi maldad, perdóname Señor, por mis errores, perdóname señor por mis pecados. PERDÓNAME SEÑOR, HOY ME ARREPIENTO, PERDÓNAME MI DIOS, CRUCIFICADO.

Y volverse hacia Dios por el camino de la Oración y la Penitencia.

Los pecadores son los muertos del espíritu y cuando el hombre atiende el llamado de Dios y se arrepiente, se verifica el milagro anunciado por Jesús.

Y los que escuchan y atienden su llamada, se levantan de su tumba espiritual y resucitan a la verdadera Vida.

NO HACER EL MAL, NO ES SUFICIENTE PARA ESCAPAR DEL INFIERNO.

El poder de Dios arranca de la esclavitud del pecado, pero el arrepentimiento debe llevar a la conversión.

Es decir, al deseo continuo de conocer, amar y pertenecer, cada vez más a Dios; buscando hacer siempre la Voluntad Divina.

Y el Reino de Dios llega al corazón que acepta la Ley que vino de los Cielos a través del Evangelio de Jesús, porque al practicarla el hombre se convierte en ciudadano del Reino.

LA CONVERSIÓN DEBE VIVIRSE TODOS LOS DIAS.

Para el cristiano, convertirse significa despertarse cada día, con el deseo ferviente de ser mejor que el día anterior,

de pertenecer más a Dios y amarle cada vez más, limando las imperfecciones.

Tratando de conquistar con el heroísmo y la voluntad, estratos más elevados de la perfección.

Conquistando la salvación con todas las potencias y poniendo en juego todos los dones recibidos de la Gracia de Dios.

LA RESURRECCIÓN MORAL Y ESPIRITUAL.

La salvación se encuentra en el Evangelio.

Aceptando todas sus verdades espirituales, practicando una auténtica caridad.

No se puede conciliar el Reino de Dios, con el Reino de Satanás.

No es posible dar gusto al mismo tiempo a la carne y al espíritu.

ES INDISPENSABLE EL ESCOGER. 

Él se ha dado a Sí Mismo dejando el seno del Padre, para hablar a los hombres.

Se ha humillado Él, Dios; a morir como un malhechor, para lavar nuestro corazón y volverlo capaz de acoger a Dios.

Él ha dado el Paráclito para que fuese Maestro en el conocimiento de su Doctrina de Caridad, pureza, bondad, humildad.

JESÚS LLAMA: 

 “¡Venid! Mis brazos están abiertos. Mi boca tiene besos de perdón y mi Corazón tiene Tesoros de Amor. Dejad las riquezas injustas y venid a Mí, Soy la Riqueza Verdadera.

Dejad los goces indignos y venid a Mí, Gozo Verdadero. Yo Soy el Dios de la Paz. Todo Dolor en Mí se calma. Todo peso se vuelve ligero.

Venid. Dejad aquello que mata y que muere. Aquello que hace daño. Aquello que quiere el Mal. Ayudadme a rechazar al infierno en el Infierno y a abriros el Cielo.

Venid a Mí que os amo. Ayudadme con vuestra voluntad. La quiero para actuar. No porque yo la necesite, sino porque es necesaria para vosotros, para merecer el Reino.

Yo puedo darles todo si venís a mi Corazón y no de manera humana, sino sobrehumana, eterna, inefablemente dulce.

No les digo que no conoceréis el Dolor, lo he conocido Yo que Soy Dios.

Pero les digo:

tu dolor se volverá suave si lo sufres sobre mi Corazón. Todo dolor en Mí se calma”

El llamado a la conversión, es el llamado a la Vida, a la resurrección del espíritu.

Y esto solo puede suceder aquí en la Tierra, en este momento, mediante un milagro de gracia.

Solo aquí, en nuestro único día.

La respuesta la tenemos nosotros con nuestra voluntad.

EL QUE LO AMA DE VERDAD Y QUIERE AMARLO SIEMPRE MÁS

SE LIBERA DE LAS CADENAS DEL ERROR Y DEL PECADO Y LE DA EL ‘’.

HAY QUE DAR EL PRIMER PASO Y DECIR A JESÚS: ‘SEÑOR. VENGO A TI.’

Y A SATANÁS: ‘ALÉJATE DE MÍ. YO NO TE PERTENEZCO’.

PREPARACIÓN A LA MUERTE

La muerte es inevitable. Entró en el mundo como consecuencia inmediata del Pecado. Nadie ama la muerte, sobretodo sí es dolorosa, sí es prematura e inmerecida. Nadie la ama.

Y sin embargo, todos debemos morir. Por eso se debe mirar a la muerte con la misma serenidad, con que se mira todo lo que debe terminar.

Si pedimos a Dios poder amarla, avanzaremos velozmente en el camino de la perfección.

Dios desea estar con sus creaturas y las creaturas debieran desear estar con Él.

            La contemplación de la Muerte es Escuela de Vida.

Si vivimos con santidad, la muerte se convierte en esto:

Separación temporal del cuerpo, del espíritu, para después resucitar triunfalmente para siempre, reunidos y felices en Dios.

Todos nacemos desnudos. Todos morimos y somos destinados a la corrupción.

Como se nace, reyes o pordioseros, así se muere. Es solo la envoltura superficial de lo ostentoso, lo que permite una diferencia entre uno y otro.

Pero lo esencial, el ser humano, no deja de ser carne muerta.

Despojos cuyo destino final es la destrucción. No es así lo incorruptible: el alma.

EN LA HORA DE LA MUERTE

La Cruz de la muerte es la última cruz del hombre y tiene dos brazos. Uno es la Cruz de Jesús y el otro el nombre de María.

Entonces la muerte sucede  en la paz de los liberados también de la cercanía de Satanás, porque estas son las dos cosas que el maldito no soporta.

Todos vamos a morir y esto nunca hay que olvidarlo, si queremos salir victoriosos de la extrema insidia que nos odia infinitamente.

El grito que salva porque nunca se le invoca inútilmente, es el Nombre de Jesús.

El vela en espera de ser llamado y acude pronto, pues ante el Nombre de Jesús, tiemblan de alegría los Cielos y de terror los Abismos.

Y SE OBRAN LOS MILAGROS… 

Sólo los hijos desamorados e imprudentes esperan el último momento, para llamarlo.

Satanás vela para apoderarse de las almas, como un ladrón que ataca de repente.

 

El mundo está lleno de muertes repentinas y es uno de los productos de nuestra manera de existir.

Hemos multiplicado los placeres y la muerte. El saber y la muerte.

Hay que luchar para que el sol quemante de nuestra carnalidad, no nos vuelva irreconocibles a los ojos de Dios y repelentes ante Él.

Hay que vencer, pidiéndole a Dios que nos ayude en nuestra voluntad de ser buenos y con un ferviente deseo de complacerlo. A Él le basta con esto.

Quién hace esto, hace todo. Porque Dios es nuestro refugio contra Satanás que trata de impedírnoslo.

Por eso hay que arder en el amor de Dios. El pecado nos ha enfermado.

Jesús vino por los enfermos y los pecadores.

Las fiebres pueden conocer sus caricias. Nuestros sudores, su Sudario. Nuestras agonías, sus brazos para sostenernos. Nuestras angustias, su Palabra.

Y la carne, fiera enloquecida; cuando se pierde se encuentra la Vida.

Los que están enfermos  por haber traicionado la Ley de Dios y servido a la carne, pueden encontrar alivio, Jesús no se cansa de salvar.

Él es el único que sufre y vela con nosotros. Sonríe a nuestras esperanzas y en canto el Padre lo quiere, las convierte en realidad.

Para los que tienen el decreto de muerte, Él toma a los que tiemblan frente al Misterio de la Muerte y que lo llaman.

Él trasforma las tinieblas en Luz, el dolor en alegría y nos toma de la mano.

Él conoce la muerte. La ha conocido antes que nosotros.

Él sabe que es solo un instante y que Dios aturde los sentidos sobrenaturalmente, para no dejar al alma sola en la lucha extrema.

Hay que confiar y mirarlo solo a Él.

Y cuando Él está con nosotros y su Amor y su Sangre nos cubren, ya no hay miedo para el encuentro con Dios.

Y así se gana el Combate Final.

VIVIR MURIENDO

El que quiere vivir por el espíritu y quiere llevar a otros a que vivan la misma vida, debe posponer la carne; casi matarla, para cuidar solo del espíritu.

El hombre debe pasar por una autogénesis a una segunda creación. Volver a crearse y hacer que el espíritu reine hasta llegar a la perfección.

Por eso hay que llorar por las culpas, pero ¡Hay que levantarse!

No siendo muertos vivos y formar parte en el futuro, de los eternos condenados.

El amor es el factor más potente que Jesús nos da en anticipo, para estimular un cambio.

El hombre es como un niño que aprende a hacerse adulto e independiente de la ayuda de otros, precisamente como lo necesita un incapaz que debe ser ayudado en todo;

para crecer, nutrirse caminar y lo auxilia el que ya está formado, habiendo alcanzado la edad perfecta en el cuerpo, en el intelecto, en el espíritu.

Y Jesús hace de ‘madre’ para hacer del hombre ‘infante espiritual’, un adulto de la estirpe selecta, un regio sacerdote, una hostia viviente, que continuamente se ofrece a Dios como Cristo, con Cristo, por Cristo,

a fin de continuar el Sacrificio Perpetuo que se ha iniciado con Cristo y que terminará hasta el Fin de los Siglos.

Y la leche que nos nutre, es su Caridad.

Verdaderamente los hombres han sido redimidos por el Amor, antes que por la Sangre y que la Muerte del Hijo de Dios.

Y es su Amor el que da la madurez necesaria, para que el alma aprenda a ser vino y hostia, consagrados a su Amor.

El hombre es un ser que solo delante del holocausto, se rinde. Jesús obtuvo su triunfo, después de la Muerte.

Y lo mismo es para sus discípulos.

Para ser harina de hostias, es necesario saberse despojar de todas las impurezas por el Amor.

Ninguna otra cosa como el Amor, es absoluta en operar esta depuración de la personalidad, para volverla apta para vivir en el Cielo.

Pero después de tanto dolor, toda la amargura que se vive por amor a nuestro Rey, la encontraremos convertida en dulzura.

ALMAS VÍCTIMAS Y CORREDENTORAS

Todas las heridas con las que seamos afligidos, serán gemas eternas. ¡Todo el dolor será júbilo!

El tiempo pasa y todo instante pasa. Solo queda Dios y con Él, su Eternidad.

Cuando se piensa en esto, se anhela el Dolor como el aire para respirar.

La uva es más dulce, cuanto más madura es y más madura es, cuanto más sol agarra.

El dueño de la viña no cosecha su uva para hacerla vino, si no está bien madurada.

Y para que madure. La poda de modo que el sol pueda descender y circular entre racimo y racimo.

Y hacer de los granillos ásperos y verdes, otras tantas perlas de líquido azucarado.

En el otoño, después de tanto sol y tanta podadura, las uvas están bellas y útiles al hombre.

Dios es el Sol y las almas-víctimas, la viña donde debe formar el Vino Eterno.

Dios es el Sol y el Viñador.

Las circunda y las inunda con sus rayos.

Y los mortifica para que sean verdaderos sarmientos cargados de fruta y no vanos zarcillos que no sirven a nadie.

Es necesario que el Sol y el Viñador los trabajen a su completo placer en las almas.

Y ellas deben imitar a los racimos que no hacen voces de protesta, ni hacen resistencia al Sol y al Viñador.

Sino al contrario, se dejan abrir para recibir los rayos cálidos.

Se dejan medicar con líquidos apropiados.

Se dejan acomodar sin reacción alguna. Y así se hacen siempre más grandes y dulces.

Un verdadero prodigio de jugos y de belleza.

También las almas deben desear el sol y la obra del Eterno Viñador,

cuanto más se acerca para ellas la hora de la Divina Vendimia.

No están destinadas al Místico Lagar, los racimos reacios y enfermos que no han querido volverse maduros, sanos y dulces.

Y que se han escondido, para no ser curados.

Los que son dignos de la Vendimia, son los racimos que no han tenido miedo de ser podados y medicados.

Y que dócilmente se han sacrificado en sus gustos por Dios.

Cuando la Vendimia se avecina, las almas-víctimas deben aumentar sus esfuerzos, para absorber cuanto más puedan de Dios.

ÉL LOS CONVERTIRÁ EN LICOR DE VIDA ETERNA.

Deben secundar su generosidad, para secundar las Obras de Jesús.

Él quiere hacer de ellos, racimos dignos de ser puestos a los pies del Trono de Dios.

ALMAS – VÍCTIMAS.

Los CORREDENTORES tienen el deber de salvar primeramente a sus familias.

Y Jesús tiene con ellos los mismos cuidados que el Viñador tiene con las plantas haraganas.

Aunque ahora no sepan darnos las gracias, cuando lleguen a la Vida las darán,

porque la Luz les ilumina horizontes que su humanidad les vela.

Y con éstas promesas no hay que llorar, sino continuar orando, llorando y sufriendo por ellos,

en los brazos de Jesús que son más dulces que aquellos de todas las madres.

Jesús nos devolverá los seres que hemos amado, en un Reino donde la triste muerte de la Tierra no tiene acceso y donde la horrible muerte del espíritu, ya no es posible.

Las promesas de Jesús secan las lágrimas, cuando desciende esta esperanza que es Fe y bendición.

La separación es penosa, pero cuando sabemos que no es total, el dolor disminuye.

Vivir muriendo, es morir amando.

Y morir amando es seguir el camino de la Cruz.

Es amar el Calvario, el Dolor, el Sacrificio, hasta el martirio Total.

MORIR AMANDO

Amar Es morir. Amar totalmente, es morir totalmente.

Para el que ama, la muerte deja de ser Destrucción para volverse Construcción.

El que muere construye, reedifica.

El que ama se dona totalmente, con una generosidad absoluta; porque lo único que desea, es la felicidad del ser amado y su completo bienestar.

PARA EL ALMA-VÍCTIMA QUE LLEGA A AMAR A DIOS CON UN AMOR TOTAL,

LA MUERTE ES LA OFRENDA CON LA CUAL AGRADECE TODOS LOS DONES RECIBIDOS

de Aquel que murió por ella primero y obtener la sonrisa y el beso de Jesús, es la máxima de las recompensas.

ALMAS VÍCTIMAS Y CORREDENTORAS

El Amor fue el sacerdote del Calvario.

El Amor es el sacerdote del místico altar donde se realiza la inmolación total, para morir por el Dios Único y Trino,

al cual ha llegado a amar de tal forma, que la muerte no solo ha perdido su horror, sino que se ha convertido en una imperiosa necesidad, con la cual puede abrazar a su Dios,

al probarle de esta manera, como Él es más importante que su propia vida y no puede ahogar el grito de su corazón, que clama jubiloso en una triple oblación.

Morir amando es una gloria que solo puede comprender el que la prueba.

Morir amando es rendir el Verdadero Culto a Dios.

Morir amando solo se puede gozar cuando se ha aprendido la Ciencia de la Muerte y una dulzura inefable envuelve las palabras:

“Sacrifícame Señor mío y Dios mío, porque te adoro sobre todas las cosas…”

ALMAS VÍCTIMAS Y CORREDENTORAS

El Amor de Dios, el hombre lo rechaza con desprecio y en los tiempos actuales, el Amor Vilipendiado de Dios, por Justicia y Respeto de su Perfección, no puede soportar más las afrentas.

Dios llama una y otra vez por todos los medios, pidiendo que se abran los corazones a su Amor Intensísimo y que se hagan víctimas, aceptando ser consumidos, para darle alivio al Amor.

Advierte que es la hoguera de un holocausto lo que ofrece;

pero que NO HUYAN de él, los que no se han vendido a Satanás.

NINGUNO, por más pequeño y mezquino que sea por su estado de pecado debe creerse rechazado por Él.

Eso es Misericordia.

Y de las almas más miserables, puede y quiere hacer, estrellas fulgidísimas para su Cielo.

Y repite su amoroso llamado:

“YO TE AMO TAL COMO ERES, EN ESTE MOMENTO.”

            No importa los pecados que hayas cometido. Ya los he pagado Yo en la Cruz. En Ella y con los brazos abiertos, te estoy diciendo cuanto te amo.

Te estoy esperando. Arrepiéntete y conviértete. SOY TU PADRE Y TE AMO.

 Quiero darte consuelo y alivio. Venid a Mí, todos. Pobres, manchados, débiles y los haré reyes. Dadme vuestra miseria, Yo la cubriré con mi Grandeza.

Dadme vuestras tinieblas y Yo os daré mi Luz. Vuestras imperfecciones y Yo os daré mi Perfección. Vuestro egoísmo y Yo lo cubriré con mi Bondad.

¡Venid! Entrad en mi Amor y dejadlo entrar en vosotros.

Soy el Pastor que se fatiga hasta la muerte por la oveja perdida y por ella Yo he dado mi Sangre.

¡Oh, mis corderitos! No teman si muchos harapos y manchas hay en vuestros vestidos y heridas en vuestra alma.

Abrid solo el corazón y aspirad mi Amor.

Seréis justos para con Dios y para con vosotros mismos, porque daréis consuelo a Dios y a vosotros, salvación.

¡Venid! Generosos que me amáis ya. Arrastrando a los hermanos que titubean todavía.

Si en todos pido que me permitan entrar,

es para dar alivio al Amor Rechazado.

A vosotras amadísimas almas-víctimas, pido de daros totalmente a Mí.

Seréis destruidos sobre la Tierra por mi Amor vehemente, pero recreados de una gloria tan alta, como ustedes no lo pueden concebir.

¡QUÉ FULGOR TENDRÁN LAS ALMAS QUE ACOGIERON EL AMOR DE DIOS,

HASTA SER CONSUMIDAS POR ÉL!

Tendrán el Fulgor mismo de mi Amor que quedará en ellas:

Fuego y Gema eterna de Divinísimo Esplendor.  

F111 LA ORACIÓN: DIÁLOGO CON DIOS

En la Puerta del Cielo, la argentina voz de Diana resuena en las murallas del salón, donde los catecúmenos escuchan atentos la lección de ese día:

“Para una clara Comunicación con Dios y que nos garantice una Respuesta, es necesario reunir los elementos indispensables:

La primera condición para la Oración, es la Gracia.

LA GRACIA.

            El Pecado es la barrera con la que Satanás aparta al hombre de Dios y le impide que goce de Él. El arrepentimiento sincero nos lava y purifica junto con la Sangre preciosa y Divina.

Y dispone nuestra alma para recibir el Perdón de Dios y junto con él, su Misericordia que nos devuelve la Gracia.

Poseer en el alma la Luz, la Fuerza, la Sabiduría de Dios que comunica esa semejanza intelectual con Él y es el signo inconfundible de la Filiación con Él. La Gracia es el Don sublime que hace que Dios habite en el alma y que el alma esté ‘viva’.

Es entonces también cuando las oraciones son ‘vivas’ y la Gracia crece, florece, tiene raíces profundas y se eleva como árbol de Vida Eterna.

La Gracia es la Vida del espíritu y el alma lavada con la Sangre de Jesús ha sido perdonada y ésta, al abandonarse al Amor…

Es como un águila que se eleva, porque el secreto de la Fortaleza y de la formación espiritual, es la meditación amorosa.

Cuando se aprende a orar con la Meditación de la Oración Mental y se avanza hasta llegar a la plena comunicación del Amor con la Profecía, el alma ya no tiene obstáculos en el conocimiento de Dios.

Porque la Oración es la comunicación del alma con Dios, de la que se sale vigorizado y con el deseo de pertenecerle más. Y dispuestos a entregarnos más plenamente.

Es un don de intercambio: Dios lo concede al Hombre y el hombre lo da a Dios. Por medio de la Oración, Dios se va revelando como Es… Y el alma aprende a conocerlo y a amarlo siempre más.

LA HUMILDAD.

“Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón”

Jesús sabía que en esta imitación está la Clave de la Felicidad en la Tierra y en el Cielo. Los hombres tenemos las ruinas que tenemos, porque NO somos mansos ni somos humildes. NI en las familias, NI en las ocupaciones, NI en el vasto ámbito de las naciones. Soberbia e Ira dominan a los hombres y generan todos los delitos.

La Presencia de Dios es un acto de su Bondad. El deseo de amor de un Dios de estar con su creatura y cuando la creatura NO lo traiciona, Dios NO se aleja. En ciertos casos y por especiales respuestas del alma, esta comunicación se vuelve muy sensible.

Pero hay del alma que gozando de la Presencia de Dios, cae en el pecado de soberbia; porque la perdería súbitamente, pues Dios NO está en donde hay soberbia.

Entre más grande es la humildad de la creatura, más a ella desciende Dios.

HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR

María tuvo a Dios en SÍ, NO solo espiritualmente; sino como Carne Viva, porque alcanzó el vértice de la humildad santa.

La humildad en la Oración es indispensable si se quiere obtener algo. Dios mira con amor al hijo que inclina ante su Grandeza y Majestad, reconociendo Quién es Él y al mismo tiempo consciente de su propia miseria y debilidad.

El alma ‘viva’, ‘ve’ al Dios Vivo.

Y entre más lo conoce más lo ama y más anonadada se siente ante su Infinita Bondad. Y un profundo agradecimiento inunda el corazón, al esperar la respuesta de la única pregunta que los labios formulan cada vez con más frecuencia y ante TODAS las circunstancias:

‘Padre ¿Qué quieres que haga?’

LA OBEDIENCIA.

            Es la prueba de la humildad y la Fe. Son el escollo donde la soberbia se cae y se hunde. La Obediencia es la piedra donde el orgullo se estrella, porque rinde a los pies del Omnipotente el juicio del hombre, para abrazar solamente la Voluntad Divina.

Al obedecer a Dios se contempla la Gloria de Dios y se presencian los milagros más increíbles. La docilidad interior es indispensable y NO hay sumisión verdadera, hasta que no hay alegría en su cumplimiento.

Esto es el cimiento de muchas virtudes y el recipiente de muchas gracias. El Espíritu Santo la busca para comunicarle sus santas inspiraciones, porque solo el que la tiene, lo escucha y las practica.

El alma dócil, escala el Cielo sin comprenderlo y asciende sin sentirlo, a la sombra y en comunicación con el Paráclito, que la lleva por los caminos del espíritu, con una Obediencia ciega.

Es la virtud que se deja moldear suavemente, como el barro en manos del Divino Alfarero. Es el tesoro de las gracias.

Jesús y María, fueron obedientes por excelencia. Este es el secreto de la Oración de  Poder.

La Perfección de la Obediencia consiste en seguir prontamente las inspiraciones del Espíritu Santo y practicarlas. Cada vez que se escucha esa voz interior que NO hace ruido, hay que atenderla.

El alma sabe distinguir perfectamente cuando habla. La Obediencia del espíritu es mortificación y humillación. Al obedecer la Voluntad de Dios, se perfeccionan las virtudes internas.

La Obediencia interna perfecta clava las almas en la Cruz y hace que vivan crucificadas: Es la Renuncia Total de la Voluntad, que se inmola por amor a Dios y sacrifica el cuerpo, los sentidos, los afectos y todos los movimientos del espíritu, para obedecer solamente las inspiraciones del Espíritu Santo.

Esta es la Obediencia ciega, pronta y amorosa, que encuentra la verdadera e incomparable Felicidad, en el absoluto despojo de sí misma.

La sumisión no es real, hasta que NO se disfruta adaptándose y alabándolo, en todas las circunstancias.

LA CARIDAD.

            El Espíritu Santo se comunica por medio de ella, porque es la Esencia misma de Dios y la vida del alma. La Caridad sobrenaturaliza todas las virtudes y las acciones del hombre.

Y es el pulso que late en el espíritu y le da vitalidad. El Dolor es el trono de la Caridad y su perfección está en la Inmolación. Dios se da y las almas se dan.

Dios se crucificó por los hombres y ellas se crucifican con Él.

Esta Caridad es la que une al Cielo con la Tierra y la Oración alcanza dimensiones cósmicas, porque la Caridad es el Amor comunicativo.

El Dolor Divinizado por Jesús, es el que conquista al Amor. Por esto, los más sacrificados son los que más aman. Sin la Caridad NO hay Fusión.

La Caridad sabe amar y perdonar a los enemigos.

La última Oración del mártir, debe ser siempre por los verdugos; para que alcancen la salvación. La última de los santos, por sus Opresores, para que lleguen a la Caridad.

LA GENEROSIDAD.

            El que cierra su oído al clamor del pobre, él también gritará y NO será escuchado. La dureza de corazón en el Desprendimiento y la Generosidad, cierran las puertas de los Cielos para la Oración.

Dios NO tolera la avaricia, tanto material como espiritual.

Los avaros son soberbios y envidiosos. La Dureza de Corazón es refractaria al amor divino y a la Bondad. La vida del que la lleva consigo es muy triste y desgraciada, porque carece del pronto placer de hacer el bien.

Son corazones fríos e infelices que se mantienen alejados de la Caridad, llevando una existencia vana y culpable. Son corazones metalizados que lo único que desean es atesorar.

Insaciables y desenfrenados, NO CORRESPONDEN  a las inspiraciones divinas y mueren ciegos y sordos a su pecado.

La santidad NO está en las visiones, éxtasis y revelaciones. La santidad consiste en la pureza y el sacrificio generoso y constante de una voluntad abandonada totalmente en la Voluntad de Dios.

Hay que conformarse siempre con lo que el Espíritu Santo quiere dar… Y así NO nos equivocamos.

Considerándonos siempre indignos de sus dones.

LA PUREZA.

            La Pureza es el reflejo de Dios. Y donde está la Pureza está la santidad. Es solo en las almas puras en donde se encuentra la Luz del Espíritu Santo.

La INOCENCIA consiste en la limpieza total del alma.

Los limpios de corazón sienten el contacto divino y son los que escuchan la Voz de Dios. Lo entienden, lo aman, lo consuelan y se gozan con sus ternuras y sus sonrisas.

El vicio que más aleja de Dios, es la impureza; porque a través de la impureza entra la Incredulidad, que ofusca los corazones, quita la esperanza y destruye la Caridad.

Ninguna alma que NO es pura puede conocer a Dios y mucho menos amarlo, porque el Espíritu Santo, abomina la Impureza.

La Lujuria es el vicio con cual Satanás está llenando los Infiernos.

Y por eso promueve la sensualidad que hace su nido en los corazones soberbios, para que NO puedan acoger a Dios.

El cuerpo es el Templo Vivo del Espíritu Santo y tiene que tener una pureza total, el que quiera acogerlo y poseerlo.

EL PERDON.

            Los que perdonan son la réplica más acabada de Dios, porque Él perdona y sigue perdonando.

Cuando el hombre aprende a amar y a perdonar, comienza a hacerse espiritual.

Todo se le perdonará a quién haya perdonado todo.

El que perdona atrae el Corazón de Dios y NO hay hombre que NO necesite ser perdonado por Él.

Dios es un Dios de Amor y NO puede vivir en un corazón que Odia.

Jesús bajó a la Tierra a enseñar al hombre a  amar y a perdonar.

El corazón que se crucifica, NO guarda rencor y sabe amar de verdad.

El Odio es Pecado y el pecado cierra las puertas del Cielo a la Oración y hace que no suba. Y Dios NO puede escuchar a un corazón que no perdona. Porque nadie puede ser perdonado si NO se arrepiente y NO perdona.

El Perdón es la Venganza de Dios y también es la venganza de los que aprenden a amar como Él enseñó.

LA SINCERIDAD.

            Este es otro requisito indispensable en la verdadera Oración.

Los hipócritas ostentan apariencias de piedad y en el interior de sus familias son culpables ante Dios y ante el prójimo. Buscan la estima y los honores mundanos.

Quieren decir a los demás: ‘Pueden confiar en mí. Vean que soy un santo. Lo comprueba mi forma de orar’

Semejante actitud es una Blasfemia. Los soberbios, los falsos y los mentirosos, oran así.

La verdadera Oración brota del corazón a los labios y surge en el trabajo, en los negocios, en el descanso, en la fatiga, en el dolor y en la alegría, porque sale con todo el ser, al impulso del corazón que ama a Dios y se revela en todas sus acciones.

El alma recuerda que es la creatura y con amor reverencial se pone en la Presencia de su Creador que se le revela en todo y en todas las circunstancias.

La ternura amorosa del Padre se encuentra a cada paso del día.

Y se acaban las coincidencias.

EL ABANDONO.

            La Oración sostiene al alma en la Prueba y la provee de una fuerza nueva en la inteligencia y en el corazón. Es la Fuerza que no viene de un estudio humano, sino de un completo abandono en Dios.

Los que dan más, son los que más se olvidan de sí mismos. Es cosa muy penosa y difícil, pero indispensable si se quiere avanzar por este camino.

Pablo lo practicó y nos lo enseñó con su ejemplo:

Ahora voy a Jerusalén atado por el Espíritu, sin saber lo que me sucederá allá… Solamente que en cada ciudad el Espíritu Santo me da a conocer que me esperan prisiones y tribulaciones… pero de ninguna manera me preocupo por mi vida, con tal de terminar mi misión y cumplir el ministerio que he recibido del Señor Jesús, de anunciar el Evangelio de la Gracia de Dios”

Ciertamente el abandono de Pablo, brilla esplendorosamente en este abandono en Dios.

Porque olvidarse de sí mismo es olvidar NO solo el pasado, sino la personalidad limitada. Olvidarnos totalmente quienes somos en nuestra existencia terrenal. Como si ya hubiésemos sido muertos y enterrados en una tumba. Totalmente desaparecidos para el mundo.

Y pensar solamente en lo que Dios quiere de nosotros, viviendo para hacer exclusivamente su Voluntad.

Cuando el hombre muere, su espíritu deja todo lo terrenal y queda solo frente a Dios, con su alma muerta o viva, según su voluntad lo determinó en la prueba terrenal.

Al quedar frente al Misterio que es Dios, el Mundo a su vez muere para él y debe vivir su Vida Eterna de acuerdo a su propia autosentencia.

Cuando en la existencia terrena encontramos a Dios y NO desdeñamos su Llamado, sucede lo mismo. La vida deja de pertenecernos y en una Prueba muy dolorosa, aprendemos a vivir exclusivamente para Dios.

Uniéndonos de tal manera con Él, que se experimenta en la Tierra el Paraíso y ya no hay nada que temer. NADA. La luz de Dios resplandece cuando el alma se sumerge en el mar de la Oración y la Caridad.

LA CONFIANZA.

            Dios Padre conoce las necesidades del hombre, pero a Él le agrada la Confianza del alma que se le acerca como un niño a contarle sus confidencias, para enriquecer una relación de amor, que es el verdadero objetivo de la Oración…

Y que al exponerle sus necesidades, le pide ayuda.

Confiar lo más íntimo y que causa rubor y vergüenza. Confiarle ‘Todo’ Al que lo es TODO, es increíblemente productivo. Porque Dios NO se escandaliza NI murmura, NI mucho menos falta a la Caridad.

Él sabe comprender y aconsejar. ÉL NOS AMA MUCHÍSIMO. Y su Amor está presente en todas nuestras súplicas…

Y elimina los obstáculos para nuestra santificación.

Perdonar para ser perdonados. El perdón de Dios trae la Paz. Estar vigilantes teniendo cuidado y Oración, para ser fuertes y tener la ayuda de Dios, aunada a una voluntad firme de NO pecar.

Después de una grande confianza en la Justicia del Padre y en su Amor. Porque todo cambia en nuestro interior, después de sumergirnos en la Oración.

El gozo inefable de hablar con Dios, hace que el Dolor sea soportable y el corazón se alimenta con la fuerza de un león para enfrentarse al Mundo y a todo, después de habernos unido completamente al Padre en la soledad y en la Oración.

LA ORACIÓN LO ES TODO.

Es un diálogo franco, animado, lleno de confianza, recogido, sereno, claro, íntimo. La Oración confiada puede cambiar el Castigo en Bendición.

La plegaria dirigida la Padre para que en su Misericordia ayude, toca el Corazón de Dios y agiliza su intervención. La súplica ardiente hace que Satanás NO pueda objetar nada a la intervención Divina.

Y esperar contra toda esperanza. ORANDO SIEMPRE CONFIADAMENTE.

Cuando se tiene una Fe Perfecta y una Confianza Perfecta, nacida de la oración y de la Bondad del Señor, Se podrán obtener los más portentosos milagros.

 PORQUE LA FE, LA ORACIÓN Y LA CONFIANZA,

SON LA LLAVE DE LOS MILAGROS.

EL AMOR.

Hay que recordar que una verdadera palpitación de amor, que salga como Nube de Incienso de las Llamas de nuestro corazón enamorado de Dios, tiene para Él un valor infinitamente más grande, que miles de ceremonias hechas con corazón tibio o frío.

Hay que atraer su Misericordia con nuestro amor. Ella es grande y activa con quién lo ama. El Cordero se ha Inmolado por nosotros y nos cubre como una ola que pasa y lava nuestras almas, dejándolas sin mancha.

Y SU AMOR CONTESTA NUESTRAS ORACIONES INMEDIATAMENTE.

LA ENTREGA.

DIOS LLAMA Y PASA. Puede que mañana no esté el corazón dispuesto y tampoco encontremos la Invitación de Dios.

Dios es tan exigente, como es infinitamente generoso en premiar.

El que quiere ser discípulo es necesario que abrace la Cruz y lo siga.

La vida del cristiano NO ES  una vida tapizada de pétalos. Es absoluta en sus exigencias.

Es como las rosas: son preciosas, fragantes, perfumadas, pero duran poco y lo que queda son solo espinas.

A través de la Oración, los consuelos de Dios son maravillosos y nos fortalecen siempre, hasta llegar al final del camino. Pero la Cruz es dolor y espinas…

Y NO HAY OTRO CAMINO.

Muchas raíces están trabadas en el ser humano. Hay que separarlas o cortarlas. Solo con la libertad espiritual se viene al servicio de Dios. NADA DEBE IMPEDIR LA ENTREGA.

Cuando el alma se entrega a Dios con todas las poderosas energías de su ser y doblega su temperamento, dirigiéndolas hacia la perfección. El apasionado y poderoso absolutismo, se arrojan sin titubeos por este camino.

Se aprovecha la experiencia en el Mal, para ser poderosos en el Bien y se emplean los mismos sistemas que se empleaban para entregarse toda al pecado…

Ahora se entrega toda a Dios.

Es entonces cuando se pone en práctica el Mandamiento más importante: Amar a Dios sobre todas las cosas, con todas las potencias del ser y al prójimo como a nosotros mismos.

Nadie que haya puesto la mano en el arado para arar los campos de los corazones y esparcir la semilla de la Doctrina de Dios, puede volverse atrás para mirar lo que ha dejado y lo ha perdido.

Lo que podría haber tenido si hubiera seguido por otro camino menos extraordinario, que el de ser elegidos.

Quién obra así NO está adaptado al Reino de Dios. Hay que valorarnos, decidirnos y luego entregarnos.

Entregarnos sin reservas, sin miedos, sin reticencias…

EN LA ENTREGA TOTAL PARA UN AMOR TOTAL.

LA PREPARACIÓN…

El alma debe ser pobre con la Pobreza de espíritu. Desnuda, pobre y vacía. Que viva solo de Él, por Él y para Él.

Hambrienta: Solo Él calma la sed de Justicia del alma hambrienta de lo sobrenatural con la Posesión y la Comunicación de la misma Divinidad.

Sedienta: El Hambre de Dios solo puede ser calmada bebiendo de la Fuente del Agua Viva de Jesús. El Espíritu Santo es el Único Consolador.

El Dolor es el compañero indispensable de la Oración.

En él se encuentra su completo desarrollo y se fortalece ejercitando el sacrificio, la mortificación y la Penitencia. La Oración es la Fuente de la Gracia, ella llega hasta el Corazón de Dios y escala alturas inconcebibles al entendimiento humano.

En todos los tiempos y las ocasiones se puede orar. El alma puede hacerlo saltando todos los obstáculos y NO conoce las limitaciones. Aún en medio de la más ruidosa reunión y sin que los demás lo adviertan, al realizar todas las tareas cotidianas, continúa con sus coloquios con el Dios que habita en su interior.

La Oración es la voz armoniosa del alma pura que atraviesa los Cielos y llega hasta el Trono de Dios.

En ella va la amorosa flecha que traspasa el Corazón del Amado. Esta Oración nunca regresa vacía, sino llena de gracias y favores.

El secreto del alma que NO quiere perder a su amor, es permanecer siempre fija con todas sus potencias en Dios, a través de la Oración.

LA  FE.

            Es la luz oscura que arrastra al hombre hacia su Dios, por medio de la humildad. Es indispensable para la salvación y es la prueba que Dios exige al entendimiento humano y la orgullosa inteligencia del hombre.

La Fe es Luz para los humildes y Tinieblas para los soberbios. La Fe desata las manos del Omnipotente y aplaca la Justicia Divina.

La Fe arranca gracias al Eterno. Es un lazo de luz que une la Tierra con el Cielo y un lazo de Unión que pone en comunicación al alma con Dios.

LA Fe es el fundamento de la perfección.

LA INFANCIA ESPIRITUAL.

            Jesús dijo: Yo os lo aseguro, el que NO recibe el Reino de Dios como niño, no entrará en él. El niño es humilde, confiado, acepta ‘que no sabe’ con simplicidad.

Los niños son amables, curiosos y reciben con admiración y llaneza, todas las enseñanzas.

Observarlos como aman y creen en Dios, por la Inocencia que los caracteriza, es una lección de sabiduría. Hacen lo que se les enseña y no se ensoberbecen por lo que hacen. Aprenden y practican lo que aprenden.

Los niños, cuando cometen una pequeña falta ¡Con cuanta humildad la confiesan! NO buscan excusas. Saben que Dios lo sabe. Creen. Les apena haber causado un dolor a Dios.

Arrepentidos, piden perdón de su falta y ofrecen sinceramente, NO volver a faltar. Aman con sencillez  y siempre son sinceros.

Todas las cualidades de los niños son indispensables para la Oración auténtica, porque la característica principal del alma orante, debe ser siempre la docilidad interior y la Obediencia total.

Dios no desperdicia sus palabras, en donde NO hay intención de Obedecerlas.

            Cuando el alma sabe alcanzar la amorosa ciencia de saber permanecer fija en Dios, unida a Dios con todas sus potencias; todos los actos que produce son actos de amor y raptada por el amor, alcanza la santidad, casi sin darse cuenta.

Y aunque esté durmiendo sigue amando, porque la carne se adormece y se despierta con el nombre santo en los labios y con el pensamiento puesto en Él,

¡Maravilloso connubio del alma con Dios! Ni el más apasionado amor humano da la embriaguez que se experimenta, cuando el alma está verdaderamente enamorada de Dios.

El que ha probado los dos amores sabe que NO existe. Es como comparar el licor más barato, con el más exquisito de los vinos. El deleite es diferente, aunque la embriaguez sea parecida. Y cuando se conoce lo excelente, NO es posible conformarse con menos.

Para conocer este éxtasis, no debe haber nada que se interponga entre el alma y Dios  para formar con Él una unidad perfecta.

Para llegar a tener el corazón vacío de humanos intereses, hay que pasar por un crisol amarguísimo, pero la recompensa vale por todos los sacrificios y todas las renuncias.

Lo que vale la pena siempre tiene un precio alto.

Dios lo vale TODO.

Y cuando el alma se enamora de Él, es verdaderamente imposible vivir sin Él.

Cuando Él se convierte en la razón de vivir, la vida se convierte en una apasionada y maravillosa aventura, en la que el alma se la pasa entre el Cielo y el Infierno.

Satanás es el Villano que trata deponerle fin a la más increíble historia de Amor. Los que NO saben defenderlo… Lo pierden.

EL PROBLEMA DE LAS ORACIONES NO CONTESTADAS.

Es necesario acercarse a Dios con los labios y el alma encendidos de verdadera caridad. Entonces los obstáculos que Satanás interpone para impedir el auxilio divino, son anulados, porque Dios ES el Vencedor Eterno.

Por eso es necesario reunir los requisitos para que la Oración pueda ser efectiva. Esta es una verdad dolorosa y aterradora. 

El hombre mismo es el que da las armas al Maligno, para impedir la intervención de Dios.

La Oración Poderosa necesita de la Justicia. Las Plegarias NO son atendidas principalmente por dos motivos: la Injusticia y el Amor.

LA INJUSTICIA.

Dios NO escucha nuestra oración si tenemos afectos desordenados que están desplazando a Dios del primer lugar en nuestro corazón. Tampoco si somos injustos y duros de corazón con los pobres, con los servidores y los familiares.

EL  AMOR.

Dios nos ama con un Amor Infinito y Eterno. Siempre, cuando nosotros iniciamos nuestra oración, la Gracia del Señor desciende sobre nosotros.

El Eterno nos atiende al instante cuando con un corazón humilde, amoroso, confiado, con sacrificio y constancia, le imploramos piedad, pan, consuelo, ciencia, dirección, ayuda, protección y fortaleza.

Todo esto y más, da Dios con su Infinito Amor, cuando nos volvemos a Él.

Y si no siempre somos atendidos porque Él se niega a acceder a nuestra petición, NO debemos pensar que nuestra Oración vaya a quedar sin respuesta.

A cambio de algo negado por una Inteligencia que todo lo conoce, recibimos otros dones de los que NO nos damos cuenta inmediatamente, ni los agradecemos.

Más tarde o más temprano debemos mostrar nuestro agradecimiento y reconocimiento a esta Bondad infinitamente Inteligente, que cuida de nosotros.

Porque Él, que todo lo sabe. NO concede aquello que nos proporcionaría la felicidad de un instante y Dolor para el resto de nuestra vida terrena y que puede ser causa de pena en la otra vida, por el mal uso que se puede dar a la dádiva divina.

El Amor de Dios siempre nos protege, hasta de nosotros mismos.

LA ORACIÓN HECHA CON FE VERDADERA Y AMOR VERDADERO,

 SIEMPRE OBTIENE.

CUANDO UNA ORACIÓN QUEDA SIN RESPUESTA, hay que revisar que NO esté viciada en la petición o en la Fe. A veces Dios explica por qué NO la concede. Sí es en la Fe, NI siquiera ha llegado al Cielo.

Dios quiere que todos sus hijos sean tan suyos que todas sus santas demandas está dispuesto a atenderlas continuamente.

No siempre concederá las cosas solicitadas, pero sustituirá el don negado por otros cien consuelos más grandes todavía, porque Él arde con el deseo de hacernos felices, de poder estrecharnos contra su Corazón y enjugarnos el Llanto.

Él es el Único que da Bien, Paz y Amor Verdadero y Eterno.

Si somos cristianos inmaduros, constantemente pediremos cosas que NO nos convienen.

Conforme vayamos creciendo espiritualmente, también aprenderemos a Orar.  Afortunadamente para nosotros, Jesús es un Maestro con mucha paciencia y le encanta enseñarnos cuando hay buena voluntad.

Invocar la protección de María Santísima y la Sangre de Jesús antes de ponernos a Orar, elimina TODAS las interferencias con las que Satanás trata de Obstaculizar nuestra Oración y las respuestas de Dios, cuyo Amor quisiera entretenerse en amorosos coloquios, con todos sus hijos.

SOLO EL PECADO APARTA DE DIOS Y HACE NULAS LAS ORACIONES.

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, CONOCELA

F90 EL CREDO 9

Y SEPULTADO.

LA CONVERSION ES LA RESURRECCIÓN DEL ESPÍRITU.  

Jesús llevó su Amor a empurpurarse con su Sangre sobre la cima del Calvario y ahí Esplende, para recordarnos que fuimos hechos para el Cielo.

Y relampaguea para llamarnos a Sí.

Para volver a grabar el Nombre Santo de Jesucristo, sobre el altar de nuestro corazón sin Dios y sobre el templo profanado de nuestra mente. Para consagrarlos al Dios Verdadero con un verdadero Culto a Dios.

Hay que amar, alabar, cantar, invocar, bendecir, CREER en el Nombre Bendito de Jesús.

EL ARREPENTIMIENTO ES EL DOLOR DE HABER CAUSADO DAÑO.

“Yo Soy el Señor Dios Tuyo.” Pareciera que el dedo de Dios haya escrito esta sentencia en todo lo creado.

El pecador trata de ahogar este grito de la conciencia.

Pero siempre llega el momento en que en medio de la ebriedad y del placer. En el ajetreo del trabajo, en el reposo de la noche, en el paseo solitario, en el vacío de Dios, le reprocha:

‘Sufres porque has convertido en dios a esta CARNE que ávido besas; a este ORO que avaro acumulas;  a este ODIO que carcome tu existencia, con el ansia de Venganza.’ Dios es Paz. El que quiere recuperarla, debe escombrar la mente, el corazón, la carne; de todo lo que NO es paz y causa turbación.

El Pecado es una Maldición.

El arrepentimiento quita el Anatema cuando es sincero.

Cada hombre debe examinarse con sinceridad y entonces sabe en dónde ha errado.

De Dios nadie puede hacer Burla. El alma que se acerca a Él con humildad, obtiene su Perdón.

NO HAY ARREPENTIMIENTO

MIENTRAS DURE EL DESEO

POR EL OBJETO POR EL QUE PECAMOS.

1-tentacion

Dios NO perdona a quién NO se arrepiente,…

Porque es necesario limpiar el corazón para obtener gracias…

Y las excusas NO se pueden perdonar.

EL MAL NO BASTA NO HACERLO.

TAMBIÉN ES NECESARIO NO DESEAR HACERLO.

Por eso Jesús dijo: “Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió con ella adulterio en su corazón.” (El poder de nuestros deseos en el Bién o en el Mal, ES INFINITO)

Porque el Pecado a los ojos de Dios es un delito realizado.

Cuando hay deleite alimentando pensamientos de adulterio, se es adúltero; de homicidio, homicida; de traición, traidor; etc.

1tentacion-

Jesús vino para salvar a los pecadores y cada alma que se arrepiente y se convierte; es una Justificación para la tremenda humillación a que se sometió el Infinito, al tomar forma humana.

Porque en la Llama del arrepentimiento, el alma se ofrece Amando a la Flama del Amor Divino, que la absuelve y la absorbe dentro de Sí Mismo.

El hombre es débil y cuando peca por lo sorpresivo de los ataques de Satanás, Dios le perdona si surge en él un arrepentimiento sincero y la voluntad de no pecar más.

Porque quién es realmente fiel y ama a Dios, NO se doblega a las pasiones, NI lo quema el Fuego de Satanás, ya que el pecado le repugna.

Y cuando amamos a Dios con todo nuestro ser, NO pecamos. Porque el Pecado es un dolor que se da a Dios.

Quién ama verdaderamente NO quiere lastimar jamás al amado, ni con el más mínimo dolor.

Para el pecador Arrepentirse significa abandonar su vida de pecado y volverse hacia Dios por el camino de la Oración y la Penitencia.

Los pecadores SON los muertos del espíritu.

Y cuando el hombre atiende el llamado de Dios y se arrepiente, se verifica el Milagro anunciado por Jesús.

Y los que escuchan y atienden su llamada…

 Se levantan de su tumba espiritual y resucitan a la verdadera Vida.NO hacer el Mal NO es suficiente para escapar del Infierno.

El poder de Dios arranca de la esclavitud del pecado, pero el arrepentimiento debe llevar a la conversión.

Es decir, al deseo continuo de Conocer, Amar y Pertenecer cada vez más a Dios; buscando hacer siempre la Voluntad Divina.

Y el Reino de Dios llega al corazón que acepta la Ley que vino de los Cielos a través del Evangelio de Jesús, porque al practicarla el hombre se convierte en ciudadano del Reino.

LA CONVERSIÓN DEBE VIVIRSE TODOS LOS DIAS

1Last_Supper

Para el cristiano, convertirse significa despertarse cada día, con el deseo ferviente de ser mejor que el día anterior…

De pertenecer más a Dios y amarle cada vez más, limando las imperfecciones. Tratando de conquistar con el heroísmo y la voluntad, estratos más elevados de la perfección.

Conquistando la salvación con todas las potencias y poniendo en juego todos los dones recibidos de la Gracia de Dios.

LA RESURRECCIÓN MORAL Y ESPIRITUAL.1jesushealsLa salvación se encuentra en el Evangelio. Aceptando todas sus verdades espirituales, practicando una auténtica caridad.

NO se puede conciliar el Reino de Dios, con el Reino de Satanás.

NO es posible dar gusto al mismo tiempo a la carne y al espíritu. Es indispensable el escoger.

Él se ha dado a Sí Mismo dejando el Seno del Padre, para hablar a los hombres.

Se ha humillado Él, Dios; a morir como un malhechor, para lavar nuestro corazón y volverlo capaz de acoger a Dios.

Él ha dado el Paráclito para que fuese Maestro en el conocimiento de su Doctrina de Caridad, pureza, bondad, humildad.

1sacredheart

Jesús Llama:

 “¡Venid! Mis brazos están abiertos. Mi boca tiene besos de perdón y mi Corazón tiene Tesoros de Amor. Dejad las riquezas injustas y venid a Mí, Soy la Riqueza Verdadera.

Dejad los goces indignos y venid a Mí, Gozo Verdadero. Yo Soy el Dios de la Paz. Todo Dolor en Mí se calma. Todo peso se vuelve ligero.

Venid. Dejad aquello que mata y que muere. Aquello que hace daño. Aquello que quiere el Mal. Ayudadme a rechazar al infierno en el Infierno y a abriros el Cielo.

Venid a Mí que os amo.

Ayudadme con vuestra voluntad…

La quiero para actuar.

No porque YO la necesite, sino porque es necesaria para vosotros, para merecer el Reino.

YO puedo darles TODO si venís a mi Corazón y NO de manera humana, sino sobrehumana, eterna, inefablemente dulce.

NO les digo que no conoceréis el Dolor,

Lo he conocido Yo que Soy Dios.

Pero les digo:

Tu dolor se volverá suave si lo sufres sobre mi Corazón.  

En MÍ todo Dolor en Mí se calma”

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El llamado a la conversión, es el Llamado a la Vida…

A la Resurrección del espíritu.

Y esto solo puede suceder aquí en la Tierra, en este momento,

Mediante un milagro de gracia.

Solo aquí, en nuestro único día.

La Respuesta la tenemos nosotros con nuestra voluntad.1Dragon%20de%20la%20Muerte_800

El que lo ama de verdad, se libera de las cadenas del Error y del Pecado y le da el ‘Sí’.

Hay que dar el primer paso y decir a Jesús:

Señor Jesús. Vengo a Ti.’

Y a Satanás:

‘Aléjate de mí. Yo NO te pertenezco’.

PREPARACIÓN A LA MUERTE.

La muerte es inevitable. Entró en el mundo como consecuencia inmediata del Pecado.

Nadie ama la muerte, sobretodo sí es dolorosa, sí es prematura e inmerecida. Nadie la ama.

Y sin embargo, todos debemos morir.

Por eso se debe mirar a la muerte con la misma serenidad, con que se mira todo lo que debe terminar.

Si pedimos a Dios poder amarla, avanzaremos velozmente en el camino de la perfección.

Dios desea estar con sus creaturas y las creaturas debieran desear estar con Él.1MUERTE-DESPRENDIMIENTO DEL ALMA

            La Contemplación de la Muerte es Escuela de Vida.

Si vivimos con santidad, la muerte se convierte en esto:

Separación temporal del cuerpo, del espíritu; para después resucitar triunfalmente para siempre, reunidos y felices en Dios.

Todos nacemos desnudos. Todos morimos y somos destinados a la corrupción. Como se nace, reyes o pordioseros, así se muere.

Es solo la envoltura superficial de lo ostentoso, lo que permite una diferencia entre uno y otro.

Pero lo esencial, el ser humano, no deja de ser carne muerta.

Despojos cuyo destino final es la destrucción.

NO es así lo incorruptible: el alma.

1Cerca-de-la-muerte

EN LA HORA DE LA MUERTE

LA Cruz de la Muerte es la última cruz del hombre y tiene dos brazos:

Uno es la Cruz de Jesús y el otro el nombre de María.

Entonces la muerte sucede  en la paz de los liberados también, de la cercanía de Satanás…

Porque estas son las dos cosas que el Maldito NO soporta.

Todos vamos a morir y esto nunca hay que olvidarlo, si queremos salir victoriosos de la extrema Insidia que nos Odia Infinitamente.

El grito que salva porque NUNCA se le invoca inútilmente, es el Nombre de Jesús.  

El vela en espera de ser llamado…

Y acude pronto, pues ante el Nombre de Jesús…

Tiemblan de Alegría los Cielos y de Terror los Abismos.

Y SE OBRAN LOS MILAGROS…

Sólo los hijos desamorados e imprudentes esperan el último momento, para Llamarlo.

Satanás vela para apoderarse de las almas, como un Ladrón que ataca de repente.

El Mundo está lleno de muertes repentinas y es uno de los productos de nuestra manera de existir.

Hemos multiplicado los placeres y la muerte. El saber y la muerte.

Hay que luchar para que el sol quemante de nuestra carnalidad, NO nos vuelva irreconocibles a los ojos de Dios y repelentes ante Él.

Hay que Vencer, pidiéndole a Dios que nos ayude en nuestra voluntad de ser buenos y con un ferviente deseo de complacerlo.

A Él le basta con esto. Quién hace esto, hace todo.

Porque Dios es nuestro Refugio contra Satanás que trata de impedírnoslo.

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Por eso hay que arder en el Amor de Dios. El Pecado nos ha enfermado.

Jesús vino por los enfermos y los pecadores. Las fiebres pueden conocer sus caricias. Nuestros sudores, su Sudario. Nuestras agonías, sus brazos para sostenernos. Nuestras angustias, su Palabra.

Y la carne, fiera enloquecida cuando se pierde se encuentra la Vida. Los que están enfermos  por haber traicionado la Ley de Dios y servido a la carne, pueden encontrar alivio, Jesús NO se cansa de salvar.

Él es el Único que sufre y vela con nosotros. Sonríe a nuestras esperanzas y en canto el Padre que lo quiere, las convierte en realidad.

Para los que tienen el decreto de muerte, Él toma a los que tiemblan frente al Misterio de la Muerte y que lo Llaman.

1lamuerte

Él trasforma las Tinieblas en Luz, el Dolor en Alegría y nos toma de la mano.

Él Conoce la Muerte. La ha conocido antes que nosotros.

Él sabe que es solo un instante y que Dios aturde los sentidos sobrenaturalmente, para NO dejar al alma sola en la lucha extrema.

Hay que confiar y mirarlo solo a Él.

Y cuando Él está con nosotros y su Amor y su Sangre nos cubren… YA NO hay miedo para el encuentro con Dios.

Y así se gana el Combate Final.

DRAGON DE LA MUERTE

DRAGON DE LA MUERTE

VIVIR MURIENDO

El que quiere vivir por el espíritu y quiere llevar a otros a que vivan la misma vida, debe posponer la carne; casi matarla, para cuidar solo del espíritu.

El hombre debe pasar por una autogénesis, a una segunda creación.

Volver a crearse y hacer que el espíritu reine hasta llegar a la perfección.

Por eso hay que llorar por las culpas, pero ¡Hay que levantarse!…

No siendo muertos vivos y formar parte en el futuro, de los eternos condenados.

El amor es el factor más potente que Jesús nos da en anticipo, para estimular un cambio. El hombre es como un niño que aprende a hacerse adulto. E independiente de la ayuda de otros, precisamente como lo necesita un incapaz que debe ser ayudado en todo para crecer, nutrirse caminar…

Y lo auxilia el que ya está formado, habiendo alcanzado la edad perfecta en el cuerpo, en el intelecto, en el espíritu.

Y Jesús hace de ‘madre’ para hacer del hombre ‘infante espiritual’, un adulto de la estirpe selecta, un regio sacerdote, una hostia viviente…

Que continuamente se ofrece a Dios como Cristo, con Cristo, por Cristo, a fin de continuar el Sacrificio Perpetuo que se ha iniciado con Cristo y que terminará hasta el Fin de los Siglos.

Y la leche que nos nutre, es su Caridad.

Verdaderamente los hombres han sido redimidos por el Amor, antes que por la Sangre y que la Muerte del Hijo de Dios.

Y es su Amor el que da la madurez necesaria, para que el alma aprenda a ser Vino y Hostia, consagrados a su Amor.

El hombre es un ser que solo delante del holocausto, se rinde. Jesús obtuvo su triunfo, después de la Muerte. Y lo mismo es para sus discípulos.

Para ser harina de hostias, es necesario saberse despojar de todas las impurezas por el Amor. Ninguna otra cosa como el Amor, es absoluta en operar esta depuración de la personalidad, para volverla apta para vivir en el Cielo.

Pero después de tanto dolor, toda la amargura que se vive por amor a nuestro Rey, la encontraremos convertida en dulzura.

Todas las heridas con las que seamos afligidos, serán gemas eternas. ¡Todo el dolor será júbilo! El tiempo pasa y todo instante pasa. Solo queda Dios y con Él, su Eternidad.

Cuando se piensa en esto, se anhela el Dolor como el aire para respirar.

La uva es más dulce, cuanto más madura es y más madura es, cuanto más sol agarra.

El dueño de la viña no cosecha su uva para hacerla vino, si no está bien madurada.

Y para que madure. La poda de modo que el sol pueda descender y circular entre racimo y racimo. Y hacer de los granillos ásperos y verdes, otras tantas perlas de líquido azucarado.

En el otoño, después de tanto sol y tanta podadura, las uvas están bellas y útiles al hombre. Dios es el Sol y las almas-víctimas, la viña donde debe formar el Vino Eterno.

Dios es el Sol y el Viñador. Las circunda y las inunda con sus rayos. Y los mortifica para que sean verdaderos sarmientos cargados de fruta y no vanos zarcillos que no sirven a nadie.

Es necesario que el Sol y el Viñador los trabajen a su completo placer en las almas.Y ellas deben imitar a los racimos que no hacen voces de protesta, ni hacen resistencia al Sol y al Viñador.

Sino al contrario, se dejan abrir para recibir los rayos cálidos.

Se dejan medicar con líquidos apropiados. Se dejan acomodar sin reacción alguna.

Y así se hacen siempre más grandes y dulces. Un verdadero prodigio de jugos y de belleza.

También las almas deben desear el sol y la obra del Eterno Viñador, cuanto más se acerca para ellas la hora de la Divina Vendimia.  NO están destinadas al Místico Lagar los racimos reacios y enfermos que NO han querido volverse maduros, sanos y dulces.

Y que se han escondido, para NO ser curados.

Los que son dignos de la Vendimia, son los racimos que NO han tenido miedo de ser podados y medicados.

Y que dócilmente se han sacrificado en sus gustos por Dios.   Cuando la Vendimia se avecina, las almas-víctimas deben aumentar sus esfuerzos, para absorber cuanto más puedan de Dios. Él los convertirá en Licor de Vida Eterna.

Deben secundar su generosidad, para secundar las Obras de Jesús. Él quiere hacer de ellos, racimos dignos de ser puestos a los pies del Trono de Dios.

ALMAS -VÍCTIMAS 

Los Corredentores tienen el deber de salvar primeramente a sus familias.

Y Jesús tiene con ellos los mismos cuidados que el Viñador tiene con las plantas haraganas.

Aunque ahora NO sepan darnos las gracias, cuando lleguen a la Vida las darán; porque la Luz les ilumina horizontes que su humanidad les vela.Y con éstas promesas no hay que llorar, sino continuar orando, llorando y sufriendo por ellos, en los brazos de Jesús que son más dulces que aquellos de todas las madres.

Jesús nos devolverá los seres que hemos amado, en un Reino donde la triste muerte de la tierra no tiene acceso y donde la horrible muerte del espíritu, ya no es posible.

Las promesas de Jesús secan las lágrimas, cuando desciende esta esperanza que es fe y bendición. La separación es penosa, pero cuando sabemos que no es total, el dolor disminuye.

Vivir muriendo, es morir amando.

Y morir amando es seguir el camino de la Cruz. Es amar el calvario, el dolor, el sacrificio, hasta el martirio Total.

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EL CAMINO DE LA CRUZ

MORIR AMANDO.

Amar Es morir. Amar totalmente, es morir totalmente.

Para el que ama, la muerte deja de ser Destrucción para volverse Construcción.

El que muere construye, reedifica. El que ama se dona totalmente, con una generosidad absoluta, porque lo único que desea, es la felicidad del ser amado y su completo bienestar.

Para el alma-víctima que llega a amar a Dios con un amor total, la muerte es la Ofrenda con la cual agradece todos los dones recibidos de Aquel que murió por ella primero…

Y obtener la sonrisa y el beso de Jesús, es la máxima de las recompensas.

El Amor fue el sacerdote del Calvario.

Porque somos los “otros” CRISTOS…

El Amor es el sacerdote del místico altar donde se realiza la inmolación total, para morir por el Dios Único y Trino, al cual ha llegado a amar de tal forma, que la muerte no solo ha perdido su horror…

Sino que se ha convertido en una imperiosa necesidad, con la cual puede abrazar a su Dios, al probarle de esta manera, como Él es más importante que su propia vida y no puede ahogar el grito de su corazón, que clama jubiloso en una triple oblación.

Morir amando es una gloria que solo puede comprender el que la prueba.

Morir amando es rendir el Verdadero Culto a Dios.

Morir amando solo se puede gozar cuando se ha aprendido la Ciencia de la Muerte y una dulzura inefable envuelve las palabras:

“Sacrifícame Señor mío y Dios mío, porque te adoro sobre todas las cosas…”

El Amor de Dios, el hombre lo rechaza con desprecio y en los tiempos actuales, el Amor Vilipendiado de Dios, por Justicia y Respeto de su Perfección, NO puede soportar más las afrentas.

Dios llama una y otra vez por todos los medios, pidiendo que se abran los corazones a su Amor Intensísimo y que se hagan víctimas, aceptando ser consumidos, para darle alivio al Amor.Advierte que ES la hoguera de un holocausto lo que ofrece; pero que NO huyan de Él, los que no se han vendido a Satanás.

Ninguno, por más pequeño y mezquino que sea por su estado de pecado, debe creerse rechazado por Él. Eso es Misericordia.

Y de las almas más miserables, puede y quiere hacer, estrellas fulgidísimas para su Cielo.

Y repite su amoroso llamado:

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“YO TE AMO TAL COMO ERES, EN ESTE MOMENTO.”

            No importa los pecados que hayas cometido. Ya los he pagado Yo en la Cruz. En Ella y con los brazos abiertos, te estoy diciendo cuanto te amo. Te estoy esperando. Arrepiéntete y conviértete. SOY TU PADRE Y TE AMO.

 Quiero darte consuelo y alivio. Venid a Mí, todos. Pobres, manchados, débiles y los haré reyes. Dadme vuestra miseria, Yo la cubriré con mi Grandeza. Dadme vuestras tinieblas y Yo os daré mi Luz. Vuestras imperfecciones y Yo os daré mi Perfección. Vuestro egoísmo y Yo lo cubriré con mi Bondad.

¡Venid! Entrad en mi Amor y dejadlo entrar en vosotros. Soy el Pastor que se fatiga hasta la muerte por la oveja perdida y por ella Yo he dado mi Sangre.

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¡Oh, mis corderitos! No teman si muchos harapos y manchas hay en vuestros vestidos y heridas en vuestra alma. Abrid solo el corazón y aspirad mi Amor.

Seréis justos para con Dios y para con vosotros mismos, porque daréis consuelo a Dios y a vosotros, salvación.

¡Venid! Generosos que me amáis ya. Arrastrando a los hermanos que titubean todavía.

Si en todos pido que me permitan entrar, es para dar alivio al Amor Rechazado.

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LOS PRIMEROS CORREDENTORES…

A vosotras amadísimas almas-víctimas, pido de daros totalmente a Mí.

Seréis destruidos sobre la Tierra por mi Amor vehemente, pero recreados de una gloria tan alta, como ustedes NO lo pueden concebir.

¡Qué fulgor tendrán las almas que acogieron el Amor de Dios, hasta ser consumidas por Él! Tendrán el Fulgor mismo de mi Amor que quedará en ellas:

Fuego y Gema eterna de Divinísimo Esplendor.

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA,CONOCELA

75.- LA ÚLTIMA LLAMADA…

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Prócoro vaga por los jardines sin saber qué hacer, ni a donde ir. Se siente impotente, débil, viejo y enfermo.

Tropieza con despojos humanos parcialmente quemados. Contra antorchas todavía encendidas, de las cuales brotan chispas.

Como animal acorralado mira hacia todos lados, con ojos extraviados.

Los jardines están casi totalmente en tinieblas.

Sólo la luna ilumina y vuelve más macabros los cadáveres carbonizados.

Finalmente regresa a la fuente, al lado donde estuviera el poste que fuera el patíbulo de Mauro.

Y allí se arrodilla llorando con profundo dolor.

Entonces siente que una mano le toca el hombro y al volverse ve a un desconocido,

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Al que le pregunta aterrorizado:

–           ¿Quién eres tú?

El bondadoso anciano le contesta:

–           Pablo de Tarso.

El griego sollozando dice:

–           ¡Oh! ¡Eres tú!… ¡Estoy condenado! ¿Qué deseas?

El apóstol le contesta con inmensa compasión:

–           Salvarte.

Prócoro se apoyó contra un árbol…

Y dijo completamente desconsolado:

–           Para mí ya no hay salvación.

–           ¿Acaso no has oído sobre el ladrón crucificado del que Jesús tuvo compasión?

Prócoro gritó llorando:

–           ¡Pero tú no sabes lo que yo hice!…

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–           Fui testigo de tus sufrimientos. Y escuché la declaración de la verdad.

–           ¡Oh, Dios!…

–           Y si un siervo de Cristo, en la hora del martirio y de la muerte ha perdonado tus agravios,

¿Por qué no habrá de perdonarlos el Mismo Cristo?

Prócoro se tomó la cabeza con las manos, en un ademán desesperado…

Y exclamó:

–           ¡Oh! ¡Si Él quisiera perdonarme!

¡Perdón para mí!… ¡Perdón…! –y su llanto aumentó.

–           Nuestro Dios es un Dios de Amor y Misericordia. Su Infinita Bondad supera con su Gracia nuestros errores, cuando tenemos arrepentimiento.

Prócoro repitió asombrado y con inmenso dolor:

–           ¿Perdón para mí?

–           Apóyate en mí y acompáñame.

Pablo lo lleva consigo hasta una banca de mármol.

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Y se sientan envueltos por el silencio de la noche y el rumor del agua de la fuente.

El Apóstol repite:

–           Nuestro Dios es un Dios de Misericordia.  Si te pusieras a la orilla del mar a echar guijarros, ¿Podrías llegar a colmar sus profundidades?

Pues en verdad te digo que la Misericordia de Dios es como el océano y en su Sangre Preciosísima se lavan nuestras culpas.

Los delitos y los pecados de los hombres, Él los hunde como guijarros en el Mar de su Misericordia. Cristo es nuestro Salvador.

Tú has sufrido y te arrepentiste al pie del patíbulo de Mauro.

Cristo ha sido testigo de tu abatimiento.

Y sin pensar en lo que te pudiera suceder, declaraste la verdad y Cristo no ha olvidado tus palabras.

Lo importante es el arrepentimiento. Cuando éste es verdadero, Dios perdona.

Yo soy el hombre que aborrecía a Jesús y persiguió a sus seguidores.

Yo también fui verdugo de los cristianos. A Jesús no le conocía y tampoco le amaba.

Yo no creía en Él, hasta el día que se me manifestó en el Camino de Damasco, cuando iba decidido a destruir a sus elegidos.

Desde ese bendito día, Él ha sido para mí la Misericordia. Ahora te está llamando a ti.

Sí le odiaste, cuando Él te amaba. Si le perseguiste en los que Él amaba.

Si le destruiste en sus confesores, Él te amaba y te sigue amando.

Más ahora, porque con tu arrepentimiento, Él quiere perdonarte y salvarte.

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Un inmenso dolor laceró hasta lo más profundo del alma y el corazón de Prócoro y al mismo tiempo renació la esperanza.

¡ÉL PODÍA SER PERDONADO!

Él, que se siente culpable de la muerte de todos y cada uno de aquellos benditos mártires, que por una venganza estúpida, había crecido como una avalancha…

¡Destruyendo la vida de tantos millares de inocentes!

Y un sollozo que parece ahogarlo, agita el pecho de aquel infortunado ser humano…

Que fue el instrumento perfecto para detonar la venganza de Satanás: el Verdadero Verdugo y Destructor de la Iglesia.

Pero Pablo sí pudo llegar a aquella alma.

El arrepentimiento con sus lágrimas humildes, es el primer lavado de las almas.

Pablo vio el dolor lacerante de aquel miserable  y recordó su propia y dolorosísima experiencia…

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Después de un largo momento, dijo:

–           Cristo me acercó a ti. Él me ha ordenado que agrupe a las almas en nombre del Amor y yo estoy siempre a su servicio.

Tú te consideras condenado, más yo te digo: cree en Él y te salvarás.

Tú piensas que él te odia por tu gran pecado y por todos los demás pecados que ahora te abruman, pero yo te repito que en Él no hay otra cosa,

Más que Amor para ti EL TE AMA TAL COMO ERES EN ESTE MOMENTO.

Antes de que yo le poseyera, en mí solo había maldad, la cual vivía en mi corazón y me impulsaba en mis obras.

Ahora Jesucristo es para mí, todo. Y sólo en Él, está el refugio y el consuelo.

Él solo ve tu pesar por el daño que has causado y tu aflicción inconsciente aunque tú no lo sepas, por el daño a tu propia alma.

Haz a un lado tus temores y levanta tu cara.

Si tú lo quieres, Jesucristo te perdona y te eleva hasta Sí. 

Prócoro se ha llenado de esperanza….

Y exclama:

–           ¡Sí! Si lo quiero. ¡Quiero su Perdón!…Quiero su perdón… –y llora como un niño.

Pablo lo toma de la mano y lo conduce hasta la fuente, cuyos plateados raudales brillan  con sus reflejos a la luz de la luna, que como una pequeña cuña, apenas ilumina aquel lugar.

Reina el silencio y los jardines están vacíos.

Prócoro se arrodilla sin dejar de llorar, junto al lugar donde estuvo el poste donde Mauro fue martirizado.

Mientras tanto Pablo ora en silencio, con sus manos levantadas hacia el cielo estrellado.

Y luego con el rostro radiante y como obedeciendo a una orden recibida, se dirige a la fuente.

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Bendice el agua y con el hueco de sus manos, toma un poco y la derrama sobre el viejo que llora inconsolable.

Y dice con voz solemne:

–           ¡Prócoro, yo te bautizo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo! Amén.

El griego levanta los brazos.

Continúa arrodillado y ora por largo rato, en silencio y con el rostro bañado por sus lágrimas…

Enseguida Pablo saca de entre sus ropas, una bolsa de precioso paño que contiene el Pan consagrado.

Y partiendo un pedazo ora, la da al griego…

Y pronuncia las palabras de la Comunión:

–          Este es el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Dios que se hizo Hombre y murió para salvarte… Convirtiéndose en Alimento para sus confesores…

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Prócoro levanta su cara bañada en llanto…

Y recibiéndola en la boca contesta:

–          Bendito sea su Santo Nombre. Yo lo recibo… Amén

A continuación se postra con el rostro en tierra y ora en silencio.

Pasa el tiempo y se escucha el canto de los gallos.

Entonces Prócoro pregunta con voz trémula:

–           ¿Qué debo hacer antes de morir?

Pablo le contesta contundente:

–           Ten Fe y atestigua la Verdad.

El griego le toma la mano al apóstol y se la besa.

Luego se levanta y los dos salen juntos. En el camino se separan y se van por diferentes rumbos.

Cuando Prócoro llega a su casa, antes de entrar, los pretorianos lo arrestan y lo llevan al palacio de Tiberio.

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El César se retiró a descansar, pero Tigelino lo está esperando…

Y al verlo sentenció:

–           Has cometido un crimen de lesa majestad. De esta traición, no podrás escapar al castigo.

Pero si declaras mañana en el Anfiteatro, que estabas borracho y trastornado.

Y que los autores de la conflagración fueron los cristianos…

Tu castigo se limitará a los azotes y al destierro. –concluye Tigelino con aire engañoso.

Prócoro contestó con serenidad:

–           No puedo hacer eso.

Tigelino se acercó a él con paso lento y su voz es contenida,

Y aterradora:

–           ¿Cómo? ¡Maldito perro griego!

¿Dices que no puedes hacerlo? ¡Entonces no estabas borracho!… Y parece que no comprendes el castigo que te espera. ¡Mira!

Y señala en el extremo del atrium a cuatro fornidos esclavos que junto con los verdugos, lo esperan con los instrumentos del tormento en las manos.

Pero Prócoro contesta:

–           ¡No puedo!

La Ira se apodera de Tigelino, pero se contiene.

Y dice con una amenaza mortal:

–           Te llevaré a los calabozos de Calígula.

¿Recuerdas los tormentos de los primeros cristianos? Yo personalmente vigilaré tu tortura…

El viejo palidece, pero contesta con firmeza:

–           Yo también soy cristiano y Jesús es Mi Señor y Mi Dios. 

SE NEGÓ A RENEGAR DE CRISTO Y SUFRIÓ CON VALENTÍA Y HONOR SU MARTIRIO

EN IRAK, SE NEGÓ A RENEGAR DE CRISTO Y SUFRIÓ CON VALENTÍA Y HONOR SU MARTIRIO

Tigelino lo mira con asombro y exclama:

–           ¡Perro nauseabundo! ¡Te has vuelto loco de verdad!

Y  totalmente furioso, le toma de la barba con una mano y le amenaza:

–           ¡Te retractarás! ¡Te juro por Júpiter, que te retractarás! – y le arrojó al piso.

Prócoro contestó desde el piso:

–           ¡No puedo!

Totalmente lívido, temblando de rabia…

SIGLO XXI

SIGLO XXI

Tigelino ordenó a sus esbirros:

–           ¡Llevadle al tormento!

Ante esta sentencia, los tracios se apoderan del viejo y le arrastran hasta los sótanos del Palacio….

Después de haberlo atormentado,

Tigelino vuelve a preguntarle:

–           ¿Te retractarás?

Prócoro insistió:

–           ¡No puedo!

martirio isis

Tigelino ordena suspender el tormento.

Impotente, se pasea de un lado a otro de la estancia, con el rostro descompuesto por la Ira.

Y luego, con el semblante iluminado por una nueva idea y una diabólica sonrisa, ordenó:

–          ¡Arrancadle la lengua!

Y el tormento continuó…

Al principio, Haloto anunció que el César no asistiría.

Pero luego, Nerón cambia de opinión ante los persuasivos argumentos del favorito.

Tigelino le manifestó:

–           Divinidad, después de lo ocurrido en los jardines, es más imperioso tu deber de presentarte ante el pueblo.

Te aseguro que esta vez, el esclavo crucificado no te insultará.

neron16

Entonces se promueve otro banquete en los jardines imperiales.

Al día siguiente está atestada la casa de Tiberio.

Los augustanos, senadores y los de la Orden Ecuestre, asisten todos. No solo por el espectáculo ofrecido, sino porque están deseosos de mostrar su adhesión al César.

Porque el protagonista es Prócoro, de quién está hablando Roma entera…

Y se rumora que después de la espectacular acusación del griego, se había apoderado de Nerón tal frenesí, que no había dormido…

Y que es atormentado por visiones pavorosas y por eso ha anunciado su viaje a Acaya.

Pero otros afirman lo contrario y que ahora está decidido a desplegar mayor crueldad contra los cristianos.

Otros auguran que la acusación lanzada por Prócoro a la cara del César, podrá tener las más desastrosas consecuencias.

Y hay quienes también por humanidad, ruegan a Tigelino, que ponga fin a las persecuciones.

petronio-2

Cornelio Flavio le dice:

–           Ved las repercusiones. Habéis querido desviar la cólera del pueblo y convencerle de que estabais castigando a los culpables. Y el resultado ha sido contraproducente.

Valerio Mesala confirmó:

–           ¡Cierto! Todos dicen ahora que los cristianos son inocentes.

Nerva agregó:

–           Y si a eso llamáis habilidad, Prócoro tuvo razón cuando afirmó que el cerebro de todos vosotros, cabía en la cáscara de una nuez.

Quinto Pomponio añadió:

–           Lo mejor es terminar con todo esto.

Si dejáis en paz a los cristianos. Todo esto terminará por olvidarse.

Tigelino se volvió hacia ellos y dijo:

–           Cornelio Flavio, entre el pueblo se rumora también, que tu hija Priscilla ha sustraído a sus esclavos cristianos, a la justicia del César. Y lo mismo cuentan de tu esposa, Mesala.

Flavio replicó lleno de alarma:

–           ¡Eso no es cierto!

Valerio exclamó, no menos sobresaltado:

–           Vuestras mujeres divorciadas quieren perder a mi esposa.

Pero otros hablan de Prócoro Quironio.

Marcial preguntó:

–           ¿Qué le sucedió?  Él fue quien entregó a los cristianos en poder de Tigelino.

augustanos

Lucano agregó:

–           De mendigo pasó a ser un hombre opulento.

Hubiera podido terminar sus días en la mayor tranquilidad.

Trhaseas exclamó:

–        ¡Es un hombre desconcertante!

Vitelio dijo:

–           También pudo contar con unos espléndidos funerales. ¡Pero no!

Plinio movió la cabeza y dijo:

–        ¡De repente abandona todo y decide perderse!

Haloto declaró:

–       ¡Definitivamente se ha vuelto loco!…

tigelino2

Tigelino respondió:

–           No está loco. Se convirtió en cristiano.

Plinio exclamó:

–           ¡Imposible!

Séneca sentenció:

–           ¡Os lo he dicho ya! Exterminad a los cristianos si queréis.

Pero creedme: No podréis vencer a su Dios.

Trhaseas se impacientó:

–           ¡Después de lo que hemos visto!… ¡Por Cástor!

¿Acaso no comprendéis? Mirad lo que está sucediendo…

Marcial aconsejó:

–           Yo no he incendiado a Roma. Pero si el César lo permitiese ofrecería inmediatamente una hecatombe a esa Divinidad, para desagraviarlo.

Séneca añadió:

–           ¡Y todos deberíais hacer lo mismo! ¡Hemos visto su Poder! ¡Con ese Dios, no se juega!

Y Petronio concluyó:

–           Tigelino rió el otro día, cuando aseguré que estaban armándose.

Y ahora os afirmo: ¡Están triunfando!

angel de la victoria

Varias voces preguntaron al mismo tiempo:

–           ¡Qué!

–           ¿Cómo es eso?

–           ¿Por qué dices eso?

Petronio confirmó:

–           ¡Por Zeus! ¡Así es!

Porque si un hombre como Prócoro no ha sido capaz de resistirles… ¿Quién lo hará?

Si pensáis que después de cada uno de estos espectáculos, no aumentará el número de cristianos, mejor buscad otro oficio.

Acaso entonces logréis informaros mejor de lo que piensa el pueblo y de lo que está pasando en la ciudad…

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Varios exclaman al mismo tiempo:

–           ¡Por Pólux!

–           ¡Este Dios es Increíble!

–           ¡Muy poderoso entre los cristianos!

–           ¡Y también nos lo ha demostrado a nosotros!

–           ¡Están triunfando!

–          ¡Petronio dice la verdad!

Y preguntan:

–           ¿Y qué opinas tú en conclusión?

Entonces Valerio Mesala se acercó a Petronio,

Y le preguntó:

–           Sí. Dinos lo que piensas.

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Petronio respondió:

–           Concluyo por donde habéis empezado vosotros. Creo que ya se ha derramado demasiada sangre.

Tigelino lo miró burlón y con una ironía cruel, le dijo:

–           ¡Eh!… ¡Todavía falta otra poca!…

Petronio le contestó con desdén:

–           Si tu cabeza no basta. Veo que en tu bastón hay más.

El Prefecto de los pretorianos miró con asombro su bastón de marfil y efectivamente, está manchado con la sangre del griego.

Pero la llegada del César interrumpió esta conversación.

Y encabezó la comitiva en compañía de Pitágoras.

Van hacia donde acondicionaron un escenario, para ver el espectáculo.

banquete

Inmediatamente después da principio la representación de un drama al cual casi nadie presta atención porque el ánimo de los concurrentes, está expectante con Prócoro.

El público, familiarizado ya con la sangre y la tortura, se muestra fastidiado.

Y empieza a silbar y a gritar frases poco halagadoras para la corte.

La obra se acelera y al fin llega el momento culminante:

Los esclavos llevan una cruz de madera tan baja, que un oso parado sobre sus patas traseras puede alcanzar fácilmente el pecho y la cabeza del ajusticiado.

Enseguida dos hombres arrastran a Prócoro, ya que no puede caminar, pues en la tortura le quebraron las piernas…

Y lo enclavaron en la Cruz con rapidez.

Y solo hasta que la cruz quedó colocada en su sitio, fue que todos pudieron ver al augustano caído en desgracia…

Pero muy poco queda reconocible en aquel hombre torturado, del antiguo Prócoro.

Su rostro está más blanco que la cera y su barba cana se ve ensangrentada, después que le arrancaran la lengua.

Aquel cuerpo delgado es un amasijo tumefacto, que por entre los desgarros de las costillas, muestra como respiran sus pulmones.

Lo que está a la vista de todos, es el cuerpo desnudo de un anciano decrépito y agonizante.

La mirada del griego había sido muy desconfiada.

En su rostro vigilante y receloso se veían siempre reflejadas, la incertidumbre y la alarma.

Y ahora…

TRANSFIGURACION

TRANSFIGURACION DE LOS CONFESORES 

Es un rostro luminoso como el de otros cristianos, que fueron sacrificados en el Circo…

Se han acondicionado dos vallados alrededor del escenario, que desde distintas direcciones confluyen al sitio en donde está el patíbulo del augustano en desgracia.

A través de ellos, primero sueltan un león y un minuto después a un tigre.

tigre bengala

Son fieras que llevan varios días sin comer y las cuales husmean el aire por el olor de la sangre.

Pero de pronto y de manera inexplicable…

tigre

Los dos se dirigen hacia el ajusticiado y se echan a un lado de la cruz, como si fueran una inesperada guardia real.

Inmediatamente son soltados otro par de fieras.

Un león Blanco que después de una escena similar.

Levanta su impresionante cabeza y… ¡Bosteza!…

Luego se echa del otro lado de la cruz aumentando el inusitado cortejo.

Y con la impresionante pantera,

lo único que pasó fue que aumentó el número de fieras convertidas en mansos guardias.

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El público contempla  impactado la increíble escena.

Muchos miran con la boca abierta por el asombro más absoluto, sin poder comprender lo que está sucediendo.

Entre ellos el mismo emperador.

Por último sueltan un oso que llega hasta el patíbulo de Prócoro y mueve de un lado a otro la cabeza sin levantarla del suelo, como si buscara algo.

Y husmea el aire por el olor de la sangre…

Es evidente que está muy hambriento y cuando ve la cruz y la presa que le espera en ella, se aproxima.

Se alza sobre sus patas traseras…

Y de repente se echa a los pies de la cruz, como un perro a los pies de su amo.

Séneca exclamó:

–           ¡Si después de esto, NO admitís que este Dios NO PUEDE SER VENCIDO! 

Nada os convencerá…

Cornelio Flavio:

–           ¡Después de lo que hemos visto!…

Marcial:

–           ¡Por Cástor!

Babilo el astrólogo:

–       ¡Esto es imposible!

Jeronimo

SAN JERÓNIMO

Valerio Mesala:

–           ¿Acaso no comprendéis?

Petronio:

–           ¡Vaya que están triunfando!

Lucano:

–           Mirad lo que está sucediendo…

Pitágoras:

–           ¡Este Dios es…!

Plinio:

 –          ¡Indescriptible!

1950

Marco Aurelio está dichosísimo.

Pues todos estos acontecimientos, están renovando su esperanza

¡Jesús es el Dios de los Milagros!

Unos esclavos azuzaron al oso con sus gritos y una vara larga.

El animal se levantó enfurecido y se paró frente a ellos.

Abrió sus enormes fauces y lanzó un rugido aterrador. Por un momento pareció que se arrojaría sobre ellos…

Parado sobre sus patas traseras, miró desafiante a todos…

Lanzó otro rugido impresionante y volviéndose a poner en cuatro patas…

Regresó lentamente hacia la cruz, donde volvió a acomodarse como si la custodiara.

Tigelino se muerde los labios, furioso.

En Haloto puede más su crueldad que su asombro…

Y piensa desesperado en el imprevisible desarrollo de una representación que NO estaba planeada para esto…

El ánimo de los presentes se divide, aunque todos están pasmados por igual…

Ver a las impresionantes fieras, comportarse como si fueran animales amaestrados es algo difícil de asimilar…

Nerón está paralizado por el asombro, pero NO está dispuesto a doblegarse…

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Y todavía falta el desenlace de este drama tan singular…

En el semblante de Prócoro hay una expresión llena de paz y alegría.

Sus ojos miran hacia el cielo y su cara está luminosa y radiante, porque sus ojos están mirando a un heraldo celestial…

Que desciende y…

La multitud asombrada guarda silencio y una sonrisa se dibuja en el rostro del mártir.

Luego abre su boca ensangrentada…

 Y todos pueden ver una oquedad sanguinolenta y sin lengua…

Y una Voz retumbante y poderosa, que nadie reconoció como la suya…

Declaró:

–        El Señor Jesucristo, Dios y Hombre Verdadero, Resucitó.

                         Y Él vendrá con toda su Majestad como Rey Vencedor

Y como Sol de Justicia para TODAS las Naciones de la Tierra.       

Y Juzgará a los vivos y a los muertos.

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Esperadle…
¡Bienaventurados los que estén PREPARADOS..!

 ÉSTA ES:

LA ÚLTIMA LLAMADA…

De los ojos de Prócoro se deslizan lágrimas de felicidad y de agradecimiento.

Corren por sus pálidas mejillas y se mezclan con la sangre de su barba.

Luego su cuerpo se estremece visiblemente con un estertor final…

Y expiró.

Nerón se levanta colérico y se retira sin decir una sola palabra, acompañado de Pitágoras.

Todos los augustanos se quedan paralizados por unos momentos…

Y luego se apresuran a seguir a su emperador.

Tigelino ordena la distribución de premios entre los del pueblo.

Y finalmente los arqueros mataron a las fieras,

porque nadie se pudo acercar a retirar el cuerpo del griego, ya que los animales NO se movieron de allí…

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HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, CONÓCELA

69.- LA VIDA Y LA EXISTENCIA

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En la Puerta del Cielo se escucha la voz clara y potente.

Es el anciano Pontífice, que dice:

“El hombre cae en un error al considerar lo que es la vida y lo que es la muerte. Una cosa es la vida y otra la existencia. La existencia comienza al nacer: se alimenta, respira, se mueve y obra. Se considera la muerte como la cesación de todos estos impulsos y al despojo que es enterrado en un sepulcro.

La vida empieza cuando el alma es creada en Dios y baja a habitar una carne. Y tiene fin, cuando el Pecado la mata.

El hombre era la perfección de lo creado. Tenía de ángel, el alma y de Dios el hálito divino: el espíritu.

Del animal, la perfecta belleza en todas sus partes: la física y material. Y las pasiones en lo moral. No hay criatura igual.

Era el Rey de la Tierra. La Gracia de Dios estaba en él y poseía las magníficas potencias e los instintos, totalmente sometidos a la soberanía del espíritu.

Su muerte debía ser un dulce sueño sobre la Tierra, con un despertar bienaventurado como rey, con el Padre, en el Cielo.

El hombre existe teniendo la imagen de hombre. Pero cuando mata la vida en el alma, se convierte en un sepulcro ambulante, en el que se pudre la vida…

El alma muere a su destino celestial, pero sobrevive a su Castigo.  Los hombres se arruinan por las cosas terrenas. Se condenan, se matan, se perjudican en miles de formas, por cosas caducas que no valen la pena, pero que son grandes solamente ante el pequeño pensamiento terrenal que valora lo terreno.

La muerte es una desgracia por cuanto al dolor que causa la separación de un ser querido.

Pero la muerte es el Misterio que revela nuestro origen y la vida es el escenario que esconde este misterio.

Un escenario vacío en el cual, cada quién traza lo que quiere.

El justo no se acerca a la muerte, cuando vive auténticamente la Doctrina Cristiana y lleva dentro de sí, la Divinidad trasmitida por Jesús.

Se quita a la muerte su horror, cuando se hace de la vida una moneda para conquistar la Vida Eterna.

El hombre fue creado para el Cielo. Ésta que vivimos sobre la Tierra, es la jornada mortal.

Ésta es solamente la formación de nuestro ser futuro de ‘Vivientes Eternos’: La existencia humana es la gestación que nos forma para darnos a luz, en el Reino de la Luz.

Jesús nos ama tal como somos. Él solo espera nuestro arrepentimiento.

Y su Amor misericordioso sigue resucitando a los muertos, mientras todavía hay tiempo. Todo el que invoca el Nombre de Jesús con Fe, humildad y amor, Él acude inmediatamente porque es El Salvador.

La muerte es un justo decreto que pesa sobre todos los mortales y NO debe ser motivo de angustia, más que para los que no creen y están cargados de culpas.

En el Cielo no cuentan los años vividos, sino la intensidad y el modo como se vivieron.

La existencia, es la vida terrenal.

LA VIDA TERRENAL ES PRUEBA

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La vida terrenal es destierro del Cielo y es una prueba con relación a la eternidad.

La existencia: la vida en el tiempo, por más larga que sea es menos que un instante.

Así como la tierra es menos que un punto invisible en el espacio, con relación al Universo.

Cualquier golpe por duro que sea, es una prueba para darnos una enseñanza.

No se puede pretender vivir sin respirar el aire, aunque esté contaminado. No se puede pretender superar la Prueba de la vida humana, sin sufrir todas sus consecuencias; que son inevitables desde que el hombre se rebeló contra Dios.

En realidad, todo lo que circunda al hombre en la tierra es una continua llamada, ya sea de la vida o de la muerte. El hombre es la más perfecta e importante de todas las criaturas. Y solo en él hay cosas que no hay en las demás criaturas que lo rodean:

1°- LA ASPIRACIÓN A LA INMORTALIDAD.

La muerte le repugna y no quisiera morir…

Esta repugnancia no se encuentra en los seres inferiores, ¿Por qué?

Porque el hombre fue creado con plenitud de vida. Y la muerte no es sino consecuencia de su rebelión a Dios.

Esto es un hecho transitorio que el hombre lleno de Gracia intuye y cree… Intuición que es transformada en FE.

Fe que hace huir todo temor y muchas veces, verdadero terror de quién oscurecido por la concepción materialista de la vida, NO ve más allá de la tumba, más que el Abismo pavoroso de la NADA.

Éstos suelen decir: ‘Más allá de la tumba, hay solo silencio…’

2°- LA ASPIRACIÓN A LA FELICIDAD.

Este deseo de felicidad es vivo y ardiente en el ser humano…

La busca por doquier. Tanto, que la experiencia de todas las generaciones que le han precedido, no es suficiente para convencerlo de que la felicidad para la que ha sido creado, no la puede encontrar en la tierra.

En vano los hombres la buscan en la tierra, porque el hombre ha sido creado para una felicidad que ninguna cosa terrena puede dar. Y esa hambre insaciable, es de felicidad celestial…

Es la felicidad eterna de la que se siente anhelo.

Es la felicidad de poseer a Dios: LA PLENITUD DE ADORACIÓN SACIADA TOTALMENTE.

El Amor y la alegría poseídos en tal forma, que en la tierra no es posible tenerlos sin morir, como consecuencia de la limitada capacidad humana.

3°- LA NECESIDAD DE LA PAZ.

El hombre busca la Paz.

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Necesidad que no puede ser satisfecha en la Tierra, porque esta Paz que él anhela, NO existe en nadie igual a él o alrededor de él.

La Bondad y la Paz, son uno de los principales atributos de Dios.

Jesús es el Príncipe de la Paz. Él ha traído la Paz…

Y si nosotros NO tenemos Paz, es por la perversidad humana, que prefiere el Mal al Bien; el delito a la santidad; la sangre al espíritu.

Dios es Paz.

La paz es un consuelo sobrenatural en la tierra.

La Paz es el Mismo Dios.

PRINCIPE DE PAZ

Y es una de las cosas más bellas que puede experimentar el alma.

Y por eso Él nos enseñó a saludar a los cristianos, con el saludo con que Él Mismo saludaba… “ Que la Paz del Señor esté contigo..”

Dios es Luz, Dios es Paz, porque Dios es Amor.

Cuando NO amamos, NO podemos sentir su Paz.

Y la vida es una prueba personal en la que la criatura deberá rendir cuentas de sus personales actos.

Toda criatura humana deberá responder ante Dios de lo que hizo con el Don de la Vida.

Porque la muerte no interrumpe o destruye la vida. Continúa activa en el más allá, tanto en el Bien como en el Mal.

Para los elegidos, la perfecciona…

Sucede como el forastero que llega a otra ciudad para él desconocida.

Y pasea por las calles distraído por las grandes novedades que va encontrando. Y los problemas de su vida, vuelven a su memoria. Así es para el que llega al Paraíso.000las-tierras-prometidas-del-eden-perdido-el-paraisoNo es que inicie una nueva vida, sino que recuerda las cosas de su vida terrena y las ve bajo una luz totalmente diferente y con un perfil nitidísimo.

Por esto mismo, el interés por las cosas terrenas se ve totalmente modificado por la nueva situación.

Afectos e intereses son vistos con el Conocimiento Total.

La realidad de los acontecimientos humanos adquieren toda su pavorosa visión.

Bastaría con que solo por un instante, todos los hombres en su camino por la tierra pudieran tener una visión del Mundo como es visto desde allá; para que se verificara un cambio radical en las amargas y tristísimas realidades que todos viven…

Pero esto no puede ser posible. Porque la vida en la Tierra es prueba.

Y ya NO sería Prueba si sucediera algo así.

LA FE PERDERIA SU RAZÓN DE SER.

SOLO DANDO EL PASO DE FE, ¡APRENDEMOS A VOLAR!

SOLO DANDO EL PASO DE FE, ¡APRENDEMOS A VOLAR!

El orden de la vida humana es que a una carne se funda un espíritu, para volver al hombre igual a Dios, el Cual no es carne, sino Espíritu.

No animal, sino sobrenatural. Cuando la carne muere, en el anochecer de su vida terrenal; es despojada de su revestimiento para desaparecer en la nada de la cual fue extraída.

Y el espíritu retorna a su origen para continuar su vida, según como la haya elegido el hombre en su destino eterno:

Feliz y dichoso, si está vivo.

Condenado, si está muerto por haber hecho de la carne su reina; en lugar de hacer de Dios, el Señor y la vida de su espíritu.

LA VIDA ES PRUEBA.

¿En qué consiste esta Prueba?

Está dividida en tres partes:

1°- Es Prueba de Fe.

En la aprobación y recepción de la fe.

Sin la fe, es imposible agradar a Dios. Por esto; si NO se cree, NO hay salvación.

CREER ES LA CLAVE DE TODO

CREER firmemente en las verdades y misterios revelados. CREER en la Autoridad de Dios Revelador.

CREER en las Palabras del Verbo de Dios.

CREER en la Ley que NO cambia y NO puede cambiar nunca.

Y a la que nadie puede desfigurar, mutilar o alterar. Sin provocar la Ira y el Castigo Divinos.

CREER en los Sacramentos de salvación contenidos en la Iglesia…

CRUZ SALVACION

2°- Prueba de Humildad y de Obediencia.

Exigidas por la Omnipotencia Divina.

Consiste en que el hombre reconozca que Dios es Supremo Señor y Dueño de Todo y de todos.

Y que a Él se le debe completa sumisión.

Plena y absoluta Obediencia a su Voluntad y a su Ley.

HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR

HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR

3°- Prueba de AMOR.

Es exigida por la Misericordia Divina y en ella se encierra TODO.

Correspondiendo Al Infinito Amor de Dios, amándolo con todas las potencias de nuestro ser.

Aceptamos la racionabilidad y cumplimos perfectamente las primeras dos partes.

Los cristianos en el Bautismo, recibimos la Gracia santificante: la Fe, la Esperanza y la Caridad. Virtudes inseparables e indivisibles.

Y con el Amor, LA CAPACIDAD DE AMAR.

Y consiguientemente:

LA DE SERVIR Y OBEDECER.

Amando A Dios con todas las fuerzas, NO es posible dejarse influenciar por la vanidad, la falsedad, los espejismos, las lisonjas y las insidias del Mundo.

FLOR rosa-roja

Este amor da la claridad para ver, como la vida humana es como una flor que se abre por la noche y se marchita al día siguiente.

El Amor nos atrae y nos mueve hacia Él y Él se mueve hacia nosotros.

Del encuentro surgen efectos maravillosos y estupendos para el que decide amarlo y para las almas.

Hay que amarlo hasta consumirnos por Él…

Igual que Él se ha consumido por nosotros.

ÉSTA ES LA UNICA

Y MARAVILLOSA RAZÓN

DE NUESTRA EXISTENCIA Y DE NUESTRA VIDA.

Esta es la razón por la que hemos recibido el Don de la Existencia y Satanás NO lo soporta.

Por eso distorsiona la Misión y busca por todos los medios destrozar este propósito en todas las almas.

Dios ha creado al hombre libre y dotado de inteligencia, para poder discernir el Bien del Mal.

Ha dado una voluntad soberana para que conociendo el Bien, se determine a Él como finalidad suprema de su vida.

Dios no puede coartar la Libertad, porque así nos convertiría en seres inferiores a los brutos…

Porque en las leyes que los rigen, también los ha creado libres.

Los ciegos y los sordos voluntarios, comprenderán esto cuando sea demasiado tarde.

POR ESO HAY QUE IMITAR A CRISTO

Ninguno fue más probado que Él.

Ninguno como Él conoció la soledad, la incomprensión, el abandono. Desde aquellos celestes a los humanos.

Ninguno padeció TODOS los dolores de toda especie, desde que abrió los ojos en la Gruta de Belén.

Dolores que fueron aumentando en amargura e intensidad…

Pero Él nunca reprochó al Padre por este Océano de Dolor que lo circundaba.

Cuando la vida Terrenal es considerada y valorada como ‘PRUEBA’ de Fidelidad a la Fe; Fidelidad a la Ley y Fidelidad al Amor…

La conclusión de esta Prueba, es el Juicio de Dios. Del que NADIE al igual que de la Muerte, puede escapar.

LA VIDA ES UN DON.

La vida siempre es de Dios.

Él la ha dado y el hombre lo olvida con facilidad. Y se olvida de Agradecerlo.

La Hora Terrenal es solo un instante frente a la Eternidad.

Y sobre esto quiere hacernos reflexionar la enfermedad…

Y hacia este fin debe dirigirse la Vida, después de recuperar la salud…

Hay que ocuparse de dar a lo que NO muere, una jornada de Paz.

Si se reflexionara en esto, cuantas presas perdería el Infierno…

Pero por costumbre se hace mal uso de la salud que Él concede y de los años que agrega a la existencia para este fin…

La deshonestidad NO consiste solamente en robar, mentir y perjudicar al prójimo.

Es deshonestidad defraudar a Dios, de aquel respeto amoroso, que es deber del hombre hacia su Creador.

Es deshonestidad usar sus dones para actos malvados.

Todos sus dones y especialmente el Don de la Vida.

Se  hace mal uso de la vida que el Padre ha dado. Se hace mal uso del Cuerpo en el cual alienta el alma.

Templo reservado a Dios en el cual reside la mente que debería ser dirigida a comprender la Ley de Dios.

Así como el corazón debería ser ocupado en Amarla y Practicarla.

LA VIDA ES UNA GUERRA

Satanás es la cabeza de sus pérfidas y malvadas legiones.

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Habiendo perdido su desafío lanzado contra Dios, juró desde lo más íntimo de su ser, Odio y Guerra a Dios y a la Obra de sus manos…

Después de haber ganado su primera gran batalla contra los Primeros Padres, la primera de una Gran Guerra sin cuartel.

Batalla que aún está en curso y que NO terminará hasta el fin de la vida del último hombre, en el Fin de los Tiempos.

Esta Guerra conducida con riqueza de inteligencia y de potencia, era del todo desproporcionada; pues entre la naturaleza angélica y la naturaleza humana, hay una gran disparidad de fuerzas y de inteligencia.

Esto haría que la naturaleza humana, estuviera por siempre sometida a una extremadamente bárbara tiranía y sin la más mínima esperanza de resistencia alguna, ni en el Tiempo, ni en la Eternidad.

Toda la Humanidad se había hecho culpable porque potencialmente, TODA estaba en Adán y Eva.

Y los hombres en lo personal, tanto en el Tiempo como en la Eternidad, habrían debido sufrir atrozmente por una Culpa de la que personalmente, NO eran responsables.

Y esto Repugnó a la Infinita Justicia Divina.

Y por eso, Ella decretó el Misterio de la Encarnación y Redención Humana.

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Dios es un Padre Amorosísimo…

Y cuando la jornada terrena del hombre fue convertida por Satanás en una lucha cruel…

Para que esta Gran Guerra NO fuera dispareja y el hombre NO estuviese solo, Dios puso a su lado a un ángel suyo.

Un Ángel Guardián. Siempre dispuesto y listo para intervenir cada vez que le sea solicitado.

Desgraciadamente la incredulidad hará que muy pocos recurran a él.

¡Cuántas veces el Ángel Custodio está obligado a la pasividad casi absoluta, a causa de esta incredulidad!

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Y cuantas veces se ven obligados a retirarse, para NOasistir a la ruina que el hombre hace de sí mismo.

Dios como Padre Bueno y Amoroso, prepara a sus hijos para que emprendan este largo, tremendamente difícil viaje.

Y en nuestro camino por la Tierra, avisando con anticipación las dificultades que el viaje conlleva y los peligros y obstáculos que encontraremos.

Estas advertencias son precisamente porque Él no quiere que perezcamos, bajo las ruinas con las que Satanás sepulta todo lo que toca.

La Tierra está envuelta en una marea de delitos, de blasfemias, de desobediencias a la Ley de Dios y el hombre naufraga en ella…

Los grandes y los pequeños cometen los mismos pecados…

Y esta es la Hora de la Potestad de las Tinieblas, que el hombre espontáneamente ha querido.

Demasiada sangre se esparce sobre la Tierra por quienes han perdidohasta la noción más elemental del Bien y del Mal…

Y son marionetas en manos de Satanás, deslumbrando y extraviando a los débiles.

Los tiranos gobiernan y es su tiranía de la que se sirve el Demonio para angustiar a sus súbditos, llevándolos a desconfiar sobre todo de Dios.

Y los impíos más hostiles se vuelven acusando a Dios y dándole a Él el rencor que debe ser dado a quién ha ocasionado tanto mal:

Satanás y las pasiones malvadas que provoca en los que NO se cuidan…

Los frutos del rechazo de Dios, pueden verse en todo su trágico aspecto.

Y mientras los hombres se deleitan con su hechizante sabor que los lleva a la desesperación y a la muerte, después de haberlos hecho desvariar en el miedo del mañana que los hace enloquecer…

Si se pudiese ver toda la verdad sobre el futuro que se aproxima, ningún hombre que NO esté sostenido por Satanás resistiría.

Por eso hay que apoyarnos en Jesús.

Los hombres pierden a Dios por su culpa y porque así lo quieren…

Cuando la Gracia muere, se pierde a Dios. Y es la Desolación.

Y los pecadores muertos a la Gracia, NO SON felices. Parece que lo sean, pero no es así.

Y esta Humanidad que fue creada por Amor, salvada por el Amor, pero que se ha vendido al Odio, por eso no puede ser feliz.

La falta de amor, es la principal causa de su desdicha.

El Odio rechaza al Amor. Dios es amor. La felicidad está basada en la Paz. Y ésta se encuentra solo en Dios.

¡Trágica y dramática responsabilidad del hombre, que durante su peregrinación terrena, se encuentra siempre en la alternativa de escoger!…

Pues ésta es verdaderamente nuestra Prueba. La lucha interior que necesariamente debemos sostener, es la razón de nuestra presencia en la Tierra. ¿A quién le daremos la victoria?… 

La decisión es personal e irrevocable…

Por eso la vida es una guerra de todos los días, para poder pertenecer a Dios.

Hay que luchar como soldados bien armados y seguir luchando con Dios como nuestro Comandante Supremo.

Las batallas parciales no tienen ninguna importancia, SI NO SE GANA LA GUERRA HASTA EL COMBATE FINAL.

El Enemigo es UNO, con muchas caras: el demonio, la carne, el mundo y el dinero.

Cualquier golpe por duro que sea, es solo una prueba. Satanás golpea para distorsionarla misión y el propósito aparente es dejarnos destrozados.

Hay que refugiarse en el Inmaculado Corazón de María y recordar que es solo una Prueba que fortalecerá la virtud…

Jesús ha mostrado como debe ser usada la vida.

Él ha explicado como somos Templos de Dios y como quiere vivir en nosotros.

Pues Él ama vivir en el hombre, más que en templos de piedra y mármol.

IMITAR AL MAESTRO ES EL SECRETO QUE SALVA

Quién quiere seguir a Jesús, no debe tener ansia de la vida, ni miedo por la vida.

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Y Jesús enseñará como se conquista la Vida Eterna y cómo hay que vencer a Satanás, en cada una de las trampas que nos tiende.

VIVIR   MURIENDO

La vida nace de la muerte.

La muerte de la carne, NO es la muerte material del cuerpo.

Lo que debe morir, es lo animal y satánico infectado en el hombre a través de sus idolatrías.

Y esto no muere mientras la carne está satisfecha y haya en el hombre mentira, orgullo, ira, soberbia, gula, avaricia, envidia y pereza.

Hay que morir diariamente en el sentido metafórico, porque el ‘yo’ humano, no está sino quebrado. Y esto no es muerte, es vida…

El espíritu debe triunfar sobre la muerte de lo ‘humano’ y esto es motivo de júbilo.

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La Infinita Misericordia de Dios provee todas las ayudas, para que el espíritu permanezca vencedor con la asistencia del Espíritu Santo.

La vida como Don de Dios, le pertenece solo a Él.

Con la existencia nos ha hecho nacer y nos conserva vivos.

En la vida espiritual, con la Gracia y los Sacramentos, Él da la Vida para convertirnos y hacer de ella un instrumento de recreación del alma y de supercreación en la Deificación del espíritu.

Todo esto sucede cuando la usamos para servirlo.

Todos deberían estar ansiosos de servir a Dios, para volverse dignos de acoger en sí, la infusión vital del Consolador que viene con todos sus dones, pero quiere por trono un espíritu preparado y deseoso de Él.

El mundo rechaza a este Espíritu que hace a los hombres buenos.

Jesús es la Vida. ¡Cuanta Vida hay en Él y da Él! Vida Verdadera. Vida Santa. Vida Eterna. Vida Jubilosa. Con su Palabra, que es la Palabra del Padre y Amor del Espíritu.

Jesús obra para librar a las almas de la Perdición y con su Amor, cancela nuestros pecados, esperando en nosotros. ¿Qué debemos hacer?

Devolverle el amor por el Amor que recibimos de Él y convertirnos en ‘vivientes’

¿QUÉ ES ESTAR VIVOS?

Ser ‘vivientes’ o estar vivos, no quiere decir ser de este mundo: quiere decir pertenecer totalmente al Señor.

Quiere decir poseer la Gracia y tener derecho al Cielo.

‘Vivo’ no es el que respira, come y duerme con el alma muerta: éste es un despojo putrefacto ya próximo a caer, como la rama podrida de una higuera, en la fosa cuyo fondo es el Infierno.

Vivo es aquel que aunque esté agonizante en la carne, porque ‘vive muriendo’ POSEE LA VIDA…

Y ‘muere amando’ porque prefiere perderlo TODO, antes que perder a Dios.

Y su única preocupación es: mantenerse vivo, perseverando en no perder a Dios, que es la Vida.

Porque para ser verdadero hijo de Dios es necesario tener el alma y el espíritu ‘vivos’

Dios arde en el deseo de hacer felices a sus hijos. Él quiere abrazarlos y enjugar su llanto. Él quiere saciar el hambre y la sed del corazón, de nuestras almas y de nuestros espíritus.

Él siempre está cercano porque sabe que sus hijos sin Él, son infelices. Él espera encerrado en un poco de Pan, para asumir una forma visible a nuestra pesantez material.

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Él desciende del Cielo como un dulce Tesoro, para mantener la Vida en sus hijos; para consolarlos; para sostenerlos y para nutrirlos; cumpliendo el deseo del Padre, que quiere salvar al Género Humano.

Él ha dado su Sangre Santísima, para fortalecernos espiritualmente.

El que se alimenta de Ella y la invoca, se convierte en ‘vencedor’.

Estar vivos en el Señor, es la experiencia más grande en belleza, en alegría, en duración, en esplendor, en libertad y vitalidad.

Usar los sentidos espirituales, guiados por el Espíritu Santo, ES UNA EXPERIENCIA SUBLIME.

‘Vivos’ en Dios Uno y Trino. Vivos en la Eternidad.

Los que lo experimentan comprenden que es mejor sufrir aquí en la Tierra, que en ninguna otra parte…

Y aman la Cruz como el más excelso de los tronos.

Con el ‘alma viva’, SE CONVERSA, CON EL DIOS VIVO Y VERDADERO. El Espíritu santo, obra este prodigio…

El alma en Gracia posee el Amor. Y poseyendo el amor, posee a Dios: el Padre que la conserva. El Hijo que la amaestra. Y el Espíritu Santo que la ilumina. Y así se posee el Conocimiento, la Ciencia, la Sabiduría y la Luz.

Y de esta manera,  la Oración se convierte en el Núcleo Vital de nuestra existencia.

DON DE PROFECIA

Porque ya NO rezamos. Conversamos y sentimos la inefable Ternura de nuestro Abba Santísimo…

Su Palabra desciende a nutrir las almas que se entregan a Él.

Y Jesús es el sacerdote y Guía de los que lo buscan.

Y ellos no perecen en esa búsqueda de la Verdad, en las que muchos se pierden porque se niegan a creer y a amar el Evangelio.

Los ‘vivientes’ del espíritu saben que lo único necesario es:

VIVIR SU PALABRA. CAMINAR SIGUIENDO SU PALABRA.

EL NÚCLEO DE LA VIDA DEL ALMA ES: EL EVANGELIO.

¿CÓMO VIVIR LA VIDA VERDADERA?

Es necesario seguir el Camino del Espíritu, con firmeza y con calma. Ninguna ansia, ningún miedo.

Hay que orar, escuchar, meditar, sufrir, trabajar, reposar siempre con el alma desposándose con Dios…

Él es un Huésped Perfecto.

Sabe conversar y sabe callar, según ve si el que lo hospeda está en condiciones de poderlo o no, escuchar.

Jesús es muy dulce al instruir.

Amorosamente firme al mandar algo.

Perfectamente amorosísimo al consolar.

Y Fortalece nuestras almas, de acuerdo al crecimiento y a las pruebas.

SAGRADO CORAZON DE JESUS EN VOS CONFIO

HAY QUE CONFIAR EN ÉL, CIEGAMENTE

Por cuanto más el alma pueda amarlo, siempre es una medida minúscula, respecto a cuanto nos ama Él.

Dios llama para despertar a las almas y que ellas lo acojan. Se muestra afanoso para que lo conozcan y les pide el corazón, para hospedarse en él. Porque el corazón es el más bello Tabernáculo para Él.

Y el alma se estremece de alegría cuando Dios se le acerca y palpita de amor, derritiéndose de dulzura y de arrepentimiento.

Cuando esto sucede, hay que secundar el impulso del alma, dejando toda diligencia por la carne. Hay que poner nuestra carne soberbia de rodillas y amar nuestra alma, dándole la vida con la conversión, que es la Resurrección espiritual.

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TRANSFIGURACIÓN

Dios quiere que en la Resurrección Final, también nuestros cuerpos esplendan de Luz y de Belleza sobrenatural y eterna.

Acoger la Vida Divina quiere decir potenciar la propia vida del hombre a obras sobrenaturales.

Y si el alma sabe consagrarse y conservarse llena de Gracia, tal como queda después de que recibe los Sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, esta alma es solo un poco inferior a Dios… Y con esto está dicho todo.

Porque poseer la Gracia y nacer, crecer y robustecer el espíritu, nos convierte en dioses, porque la Gracia deifica.

Y esto es lo que Jesús quiere, porque entonces querría decir: que su Sacrificio ha sido coronado por la victoria y realmente Él ha arrancado su imperio al Maligno, relegándolo a su Infierno, porque ya no hay corazones que lo acojan.

Lo sepultaría en su Reino Maldito, sellándolo con una piedra y poniendo sobre ella el Trono de María, su Vencedora…

Para vivir la Vida de la Gracia, primero es necesario nacer de nuevo.

Renunciar a nuestra vida de Pecado y a Satanás, con sus obras de destrucción y de muerte. Y decidirnos a conquistar el Amor y el Reino del Amor.

INMORTALIDAD

Y el Premio justifica el heroísmo…

Las almas que se quieren dar todas al Amor, siempre caen en el desprecio de los demás.

A las almas llamadas a exhalar Amor, les son quitadas todas las cosas de la vida y les son dadas todas las soledades y también las necesidades. Además de luchar con los obstáculos de otros quereres que intentan impedir al espíritu, que se entregue a su Dios.

Pero el verdadero amante NO toma en cuenta lo primero y NO se asusta con lo segundo.

Y pone sobre todo lo que es su necesidad vital:

AMAR A SU DIOS SOBRE TODA LAS COSAS…

Pedro calla. En el aire resuena vibrante, la enseñanza de ese día…

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HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA,CONÓCELA

59.- ORACIÓN: DIÁLOGO CON DIOS

En la Puerta del Cielo, la argentina voz de Diana resuena en las murallas del salón, donde los catecúmenos escuchan atentos la lección de ese día:

“Para una clara comunicación con Dios y que nos garantice una respuesta, es necesario reunir los elementos indispensables:

La primera condición para la Oración, es la Gracia.

LA GRACIA.

            El Pecado es la barrera con la que Satanás aparta al hombre de Dios y le impide que goce de Él. El arrepentimiento sincero nos lava y purifica junto con la Sangre preciosa y Divina. Y dispone nuestra alma para recibir el Perdón de Dios y junto con él, su Misericordia que nos devuelve la Gracia.

Poseer en el alma la Luz, la Fuerza, la Sabiduría de Dios que comunica esa semejanza intelectual con Él y es el signo inconfundible de la Filiación con Él. La Gracia es el Don sublime que hace que Dios habite en el alma y que el alma esté ‘viva’.

Es entonces también cuando las oraciones son ‘vivas’ y la Gracia crece, florece, tiene raíces profundas y se eleva como árbol de Vida Eterna. La Gracia es la Vida del espíritu y el alma lavada con la Sangre de Jesús ha sido perdonada y ésta, al abandonarse al Amor, es como un águila que se eleva, porque el secreto de la Fortaleza y de la formación espiritual, es la meditación amorosa.

MEDITANDO

Cuando se aprende a orar con la meditación de la Oración Mental y se avanza hasta llegar a la plena comunicación del Amor con la profecía, el alma ya no tiene obstáculos en el conocimiento de Dios.

Porque la Oración es la comunicación del alma con Dios, de la que se sale vigorizado y con el deseo de pertenecerle más. Y dispuestos a entregarnos más plenamente. Es un don de intercambio: Dios lo concede al Hombre y el hombre lo da a Dios.

Por medio de la Oración, Dios se va revelando como Es. Y el alma aprende a conocerlo y a amarlo siempre más.

LA HUMILDAD.

“Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón”

Jesús sabía que en esta imitación está la clave de la felicidad en la tierra y en el Cielo. Los hombres tenemos las ruinas que tenemos, porque no somos mansos ni somos humildes. Ni en las familias, ni en las ocupaciones, ni en el vasto ámbito de las naciones. Soberbia e ira dominan a los hombres y generan todos los delitos.

La Presencia de Dios es un acto de su Bondad. El deseo de amor de un Dios de estar con su creatura y cuando la creatura no lo traiciona, Dios no se aleja. En ciertos casos y por especiales respuestas del alma, esta comunicación se vuelve muy sensible.

Pero hay del alma que gozando de la Presencia de Dios, cae en el pecado de soberbia, porque la perdería súbitamente, pues Dios no está en donde hay soberbia. Entre más grande es la humildad de la creatura, más a ella desciende Dios. María tuvo a Dios en sí, no solo espiritualmente; sino como Carne Viva, porque alcanzó el vértice de la humildad santa.

La humildad en la Oración es indispensable si se quiere obtener algo. Dios mira con amor al hijo que inclina ante su Grandeza y Majestad, reconociendo Quién es Él y al mismo tiempo consciente de su propia miseria y debilidad. El alma ‘viva’, ‘ve’ al Dios Vivo.

Y entre más lo conoce más lo ama y más anonadada se siente ante su Infinita Bondad. Y un profundo agradecimiento inunda el corazón, al esperar la respuesta de la única pregunta que los labios formulan cada vez con más frecuencia y ante TODAS las circunstancias:

‘Padre ¿Qué quieres que haga?’

LA OBEDIENCIA.

            Es la prueba de la humildad y la Fe. Son el escollo donde la soberbia se cae y se hunde. La Obediencia es la piedra donde el orgullo se estrella, porque rinde a los pies del Omnipotente el juicio del hombre, para abrazar solamente la Voluntad Divina. Al obedecer a Dios se contempla la gloria de Dios y se presencian los milagros más increíbles. La docilidad interior es indispensable y no hay sumisión verdadera, hasta que no hay alegría en su cumplimiento.

Esto es el cimiento de muchas virtudes y el recipiente de muchas gracias. El Espíritu Santo la busca para comunicarle sus santas inspiraciones, porque solo el que la tiene, lo escucha y las practica. El alma dócil, escala el Cielo sin comprenderlo y asciende sin sentirlo, a la sombra y en comunicación con el Paráclito, que la lleva por los caminos del espíritu, con una obediencia ciega.

Es la virtud que se deja moldear suavemente, como el barro en manos del Divino Alfarero. Es el tesoro de las gracias. Jesús y María, fueron obedientes por excelencia. Este es el secreto de la Oración de  Poder.

La perfección de la obediencia consiste en seguir prontamente las inspiraciones del Espíritu Santo y practicarlas. Cada vez que se escucha esa voz interior que no hace ruido, hay que atenderla. El alma sabe distinguir perfectamente cuando habla. La obediencia del espíritu es mortificación y humillación. Al obedecer la Voluntad de Dios, se perfeccionan las virtudes internas.

La Obediencia interna perfecta clava las almas en la Cruz y hace que vivan crucificadas: Es la Renuncia Total de la Voluntad, que se inmola por amor a Dios y sacrifica el cuerpo, los sentidos, los afectos y todos los movimientos del espíritu, para obedecer solamente las inspiraciones del Espíritu Santo.

Esta es la obediencia ciega, pronta y amorosa, que encuentra la verdadera e incomparable felicidad, en el absoluto despojo de sí misma. La sumisión no es real, hasta que no se disfruta adaptándose y alabándolo, en todas las circunstancias.

LA CARIDAD.

            El Espíritu santo se comunica por medio de ella, porque es la Esencia misma de Dios y la vida del alma. La Caridad sobrenaturaliza todas las virtudes y las acciones del hombre. Y es el pulso que late en el espíritu y le da vitalidad. El Dolor es el trono de la Caridad y su perfección está en la Inmolación. Dios se da y las almas se dan.

Dios se crucificó por los hombres y ellas se crucifican con Él. Esta Caridad es la que une al Cielo con la Tierra y la Oración alcanza dimensiones cósmicas, porque la Caridad es el Amor comunicativo.

El Dolor divinizado por Jesús, es el que conquista al Amor. Por esto, los más sacrificados son los que más aman. Sin la Caridad no hay Fusión. La Caridad sabe amar y perdonar a los enemigos.

La última oración del mártir, debe ser siempre por los verdugos, para que alcancen la salvación.

La última de los santos, por sus opresores, para que lleguen a la Caridad.

LA GENEROSIDAD.

AMOR LLAMANDO A LA CARIDAD

            El que cierra su oído al clamor del pobre, él también gritará y no será escuchado. La dureza de corazón en el desprendimiento y la generosidad, cierran las puertas de los Cielos para la Oración.

Dios no tolera la avaricia, tanto material como espiritual. Los avaros son soberbios y envidiosos. La dureza de corazón es refractaria al amor divino y a la Bondad. La vida del que la lleva consigo es muy triste y desgraciada, porque carece del pronto placer de hacer el bien.

Son corazones fríos e infelices que se mantienen alejados de la Caridad, llevando una existencia vana y culpable. Son corazones metalizados que lo único que desean es atesorar. Insaciables y desenfrenados no corresponden a las inspiraciones divinas y mueren ciegos y sordos a su pecado.

La santidad no está en las visiones, éxtasis y revelaciones. La santidad consiste en la pureza y el sacrificio generoso y constante de una voluntad abandonada totalmente en la Voluntad de Dios.

Hay que conformarse siempre con lo que el Espíritu Santo quiere dar y así NO nos equivocamos. Considerándonos siempre indignos de sus dones.

LA PUREZA.

            La Pureza es el reflejo de Dios. Y donde está la Pureza está la santidad. Es solo en las almas puras en donde se encuentra la Luz del Espíritu Santo. La inocencia consiste en la limpieza total del alma. Los limpios de corazón sienten el contacto divino y son los que escuchan la Voz de Dios.

Lo entienden, lo aman, lo consuelan y se gozan con sus ternuras y sus sonrisas.

El vicio que más aleja de Dios, es la impureza; porque a través de la impureza entra la Incredulidad, que ofusca los corazones, quita la esperanza y destruye la Caridad.

Ninguna alma que no es pura puede conocer a Dios y mucho menos amarlo, porque el Espíritu Santo, abomina la impureza.

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La Lujuria es el vicio con cual Satanás está llenando los Infiernos.

Y por eso promueve la sensualidad que hace su nido en los corazones soberbios, para que no puedan acoger a Dios. El cuerpo es el Templo vivo del Espíritu Santo y tiene que tener una pureza total, el que quiera acogerlo y poseerlo.

EL PERDON.

            Los que perdonan son la réplica más acabada de Dios, porque Él perdona y sigue perdonando. Cuando el hombre aprende a amar y a perdonar, comienza a hacerse espiritual.

Todo se le perdonará a quién haya perdonado todo.

El que perdona atrae el Corazón de Dios y no hay hombre que no necesite ser perdonado por Él. Dios es un Dios de Amor y no puede vivir en un corazón que odia.

Jesús bajó a la Tierra a enseñar al hombre a  amar y a perdonar. El corazón que se crucifica, no guarda rencor y sabe amar de verdad. El Odio es Pecado y el pecado cierra las puertas del Cielo a la Oración y hace que no suba.

Y Dios no puede escuchar a un corazón que no perdona. Porque nadie puede ser perdonado si no se arrepiente y no perdona. El Perdón es la venganza de Dios y también es la venganza de los que aprenden a amar como Él enseñó.

LA SINCERIDAD.

            Este es otro requisito indispensable en la verdadera Oración. Los hipócritas ostentan apariencias de piedad y en el interior de sus familias son culpables ante Dios y ante el prójimo.

Buscan la estima y los honores mundanos. Quieren decir a los demás: ‘Pueden confiar en mí. Vean que soy un santo. Lo comprueba mi forma de orar’ Semejante actitud es una blasfemia. Los soberbios, los falsos y los mentirosos, oran así.

La verdadera oración brota del corazón a los labios y surge en el trabajo, en los negocios, en el descanso, en la fatiga, en el dolor y en la alegría, porque sale con todo el ser, al impulso del corazón que ama a Dios y se revela en todas sus acciones.

El alma recuerda que es la creatura y con amor reverencial se pone en la Presencia de su Creador que se le revela en todo y en todas las circunstancias. La ternura amorosa del Padre se encuentra a cada paso del día. Y se acaban las coincidencias.

EL ABANDONO.

            La Oración sostiene al alma en la prueba y la provee de una fuerza nueva en la inteligencia y en el corazón. Es la fuerza que no viene de un estudio humano, sino de un completo abandono en Dios.

Los que dan más, son los que más se olvidan de sí mismos. Es cosa muy penosa y difícil, pero indispensable si se quiere avanzar por este camino.

Pablo lo practicó y nos lo enseñó con su ejemplo: “Ahora voy a Jerusalén atado por el Espíritu, sin saber lo que me sucederá allá. Solamente que en cada ciudad el Espíritu Santo me da a conocer que me esperan prisiones y tribulaciones… pero de ninguna manera me preocupo por mi vida, con tal de terminar mi misión y cumplir el ministerio que he recibido del Señor Jesús, de anunciar el Evangelio de la Gracia de Dios” Ciertamente el abandono de Pablo, brilla esplendorosamente en este abandono en Dios.

Porque olvidarse de sí mismo es olvidar no solo el pasado, sino la personalidad limitada. Olvidarnos totalmente quienes somos en nuestra existencia terrenal. Como si ya hubiésemos sido muertos y enterrados en una tumba. Totalmente desaparecidos para el mundo. Y pensar solamente en lo que Dios quiere de nosotros, viviendo para hacer exclusivamente su Voluntad.

Cuando el hombre muere su espíritu deja todo lo terrenal y queda solo frente a Dios, con su alma muerta o viva, según su voluntad lo determinó en la prueba terrenal.

Al quedar frente al Misterio que es Dios, el Mundo a su vez muere para él y debe vivir su vida eterna de acuerdo a su propia autosentencia. Cuando en la existencia terrena encontramos a Dios y no desdeñamos su llamado sucede lo mismo.

La vida deja de pertenecernos y en una prueba muy dolorosa, aprendemos a vivir exclusivamente para Dios. Uniéndonos de tal manera con Él, que se experimenta en la Tierra el Paraíso y ya no hay nada que temer. NADA.

La luz de Dios resplandece cuando el alma se sumerge en el mar de la Oración y la Caridad.

LA CONFIANZA.

            Dios Padre conoce las necesidades del hombre, pero a Él le agrada la confianza del alma que se le acerca como un niño a contarle sus confidencias, para enriquecer una relación de amor, que es el verdadero objetivo de la Oración y que al exponerle sus necesidades, le pide ayuda.

Confiar lo más íntimo y que causa rubor y vergüenza. Confiarle ‘Todo’ Al que lo es TODO, es increíblemente productivo.

Porque Dios no se escandaliza ni murmura, ni mucho menos falta a la caridad. Él sabe comprender y aconsejar.

ÉL NOS AMA MUCHÍSIMO. Y su Amor está presente en todas nuestras súplicas y elimina los obstáculos para nuestra santificación.

Perdonar para ser perdonados. El perdón de Dios trae la Paz. Estar vigilantes teniendo cuidado y Oración, para ser fuertes y tener la ayuda de Dios, aunada a una voluntad firme de no pecar.

Después de una grande confianza en la Justicia del Padre y en su Amor. Porque todo cambia en nuestro interior, después de sumergirnos en la Oración.

El Gozo inefable de hablar con Dios, hace que el dolor sea soportable y el corazón se alimenta con la fuerza de un león para enfrentarse al Mundo y a todo, después de habernos unido completamente al Padre en la soledad y en la Oración.

LA ORACIÓN LO ES TODO. Es un diálogo franco, animado, lleno de confianza, recogido, sereno, claro, íntimo.

  La Oración confiada puede cambiar el castigo en bendición.

La plegaria dirigida la Padre para que en su misericordia ayude, toca el Corazón de Dios y agiliza su intervención.

La súplica ardiente hace que Satanás no pueda objetar nada a la intervención Divina. Y esperar contra toda esperanza. ORANDO SIEMPRE CONFIADAMENTE.

Cuando se tiene una Fe Perfecta y una Confianza Perfecta, nacida de la oración y de la Bondad del Señor, se podrán obtener los más portentosos milagros.  

PORQUE LA FE, LA ORACIÓN Y LA CONFIANZA, SON LA LLAVE DE LOS MILAGROS.

EL AMOR.

Hay que recordar que una verdadera palpitación de amor, que salga como nube de incienso de las llamas de nuestro corazón enamorado de Dios, tiene para Él un valor infinitamente más grande, que miles de ceremonias hechas con corazón tibio o frío.

Hay que atraer su Misericordia con nuestro amor. Ella es grande y activa con quién lo ama. El Cordero se ha Inmolado por nosotros y nos cubre como una ola que pasa y lava nuestras almas, dejándolas sin mancha.

Y SU AMOR CONTESTA NUESTRAS ORACIONES INMEDIATAMENTE.

LA ENTREGA.

DIOS LLAMA Y PASA. Puede que mañana NO esté el corazón dispuesto y TAMPOCO encontremos la invitación de Dios.

Dios es tan exigente, como es infinitamente generoso en premiar. El que quiere ser discípulo es necesario que abrace la Cruz y lo siga.

La vida del cristiano no es una vida tapizada de pétalos. Es absoluta en sus exigencias.

Es como las rosas: son preciosas, fragantes, perfumadas, pero duran poco y lo que queda son solo espinas.

A través de la Oración, los consuelos de Dios son maravillosos y nos fortalecen siempre, hasta llegar al final del camino. Pero la Cruz es dolor y espinas. Y NO HAY OTRO CAMINO.

Muchas raíces están trabadas en el ser humano. Hay que separarlas o cortarlas. Solo con la libertad espiritual se viene al servicio de Dios. NADA DEBE IMPEDIR LA ENTREGA.

Cuando el alma se entrega a Dios con todas las poderosas energías de su ser y doblega su temperamento, dirigiéndolas hacia la perfección. El apasionado y poderoso absolutismo, se arrojan sin titubeos por este camino.

Se aprovecha la experiencia en el mal, para ser poderosos en el Bien y se emplean los mismos sistemas que se empleaban para entregarse toda al pecado… Ahora se entrega toda a Dios.

Es entonces cuando se pone en práctica el Mandamiento más importante: Amar a Dios sobre todas las cosas, con todas las potencias del ser y al prójimo como a nosotros mismos.

Nadie que haya puesto la mano en el arado para arar los campos de los corazones y esparcir la semilla de la Doctrina de Dios, puede volverse atrás para mirar lo que ha dejado y lo ha perdido.

Lo que podría haber tenido si hubiera seguido por otro camino menos extraordinario que el de ser elegidos. Quién obra así no está adaptado al Reino de Dios. Hay que valorarnos, decidirnos y luego entregarnos.

Entregarnos sin reservas, sin miedos, sin reticencias. EN LA ENTREGA TOTAL PARA UN AMOR TOTAL.

LA PREPARACIÓN.

El alma debe ser pobre con la Pobreza de espíritu. Desnuda, pobre y vacía. Que viva solo de Él, por Él y para Él.

Hambrienta: Solo Él calma la sed de Justicia del alma hambrienta de lo sobrenatural con la posesión y la comunicación de la misma Divinidad.

Sedienta: El Hambre de Dios solo puede ser calmada bebiendo de la Fuente del Agua Viva de Jesús. El Espíritu Santo es el Único Consolador.

El Dolor es el compañero indispensable de la Oración.

En él se encuentra su completo desarrollo y se fortalece ejercitando el sacrificio, la mortificación y la Penitencia. La Oración es la Fuente de la Gracia, ella llega hasta el Corazón de Dios y escala alturas inconcebibles al entendimiento humano.

En todos los tiempos y las ocasiones se puede orar. El alma puede hacerlo saltando todos los obstáculos y NO conoce las limitaciones.

Aún en medio de la más ruidosa reunión y sin que los demás lo adviertan, al realizar todas las tareas cotidianas, continúa con sus coloquios con el Dios que habita en su interior.

La Oración es la voz armoniosa del alma pura que atraviesa los Cielos y llega hasta el Trono de Dios. En ella va la amorosa flecha que traspasa el Corazón del Amado. Esta Oración nunca regresa vacía, sino llena de gracias y favores.

El secreto del alma que no quiere perder a su amor, es permanecer siempre fija con todas sus potencias en Dios, a través de la Oración.

LA  FE.

            Es la luz oscura que arrastra al hombre hacia su Dios, por medio de la humildad. Es indispensable para la salvación y es la prueba que Dios exige al entendimiento humano y la orgullosa inteligencia del hombre.

La Fe es luz para los humildes y tinieblas para los soberbios. La Fe desata las manos del Omnipotente y aplaca la Justicia Divina.

La Fe arranca gracias al Eterno. Es un lazo de luz que une la Tierra con el Cielo y un lazo de unión que pone en comunicación al alma con Dios.

LA Fe es el fundamento de la perfección.

LA INFANCIA ESPIRITUAL.

            Jesús dijo: Yo os lo aseguro, el que no recibe el Reino de Dios como niño, no entrará en él.

El niño es humilde, confiado, acepta ‘que no sabe’ con simplicidad. Los niños son amables, curiosos y reciben con admiración y llaneza, todas las enseñanzas.

Observarlos como aman y creen en Dios, por la inocencia que los caracteriza, es una lección de sabiduría.

Hacen lo que se les enseña y no se ensoberbecen por lo que hacen. Aprenden y practican lo que aprenden.

Los niños, cuando cometen una pequeña falta ¡Con cuanta humildad la confiesan! No buscan excusas.

Saben que Dios lo sabe. Creen. Les apena haber causado un dolor a Dios. Arrepentidos, piden perdón de su falta y ofrecen sinceramente, no volver a faltar. Aman con sencillez  y siempre son sinceros.

Todas las cualidades de los niños son indispensables para la Oración auténtica, porque la característica principal del alma orante, debe ser siempre la docilidad interior y la Obediencia total.

Dios No desperdicia sus Palabras, en donde no hay intención de obedecerlas.

            Cuando el alma sabe alcanzar la amorosa ciencia de saber permanecer fija en Dios, unida a Dios con todas sus potencias; todos los actos que produce son actos de amor y raptada por el amor, alcanza la santidad, casi sin darse cuenta.

Y aunque esté durmiendo sigue amando, porque la carne se adormece y se despierta con el nombre santo en los labios y con el pensamiento puesto en Él, ¡Maravilloso connubio del alma con Dios!

Ni el más apasionado amor humano da la embriaguez que se experimenta, cuando el alma está verdaderamente enamorada de Dios.

El que ha probado los dos amores sabe que no existe paralelo. Es como comparar el licor más barato, con el más exquisito de los vinos. El deleite es diferente, aunque la embriaguez sea parecida. Y cuando se conoce lo excelente, no es posible conformarse con menos.

Para conocer este éxtasis, no debe haber nada que se interponga entre el alma y Dios  para formar con Él una unidad perfecta.

Para llegar a tener el corazón vacío de humanos intereses, hay que pasar por un crisol amarguísimo, pero la recompensa vale por todos los sacrificios y todas las renuncias. Lo que vale la pena siempre tiene un precio alto. Y Dios lo vale TODO.

Y cuando el alma se enamora de Él, es verdaderamente imposible vivir sin Él.

Cuando Él se convierte en la razón de vivir, la vida se convierte en una apasionada y maravillosa aventura, en la que el alma se la pasa entre el Cielo y el Infierno.

Satanás es el villano que trata de ponerle fin a la más increíble historia de Amor.

Los que NO saben defenderlo… LO PIERDEN. 

EL PROBLEMA DE LAS ORACIONES NO CONTESTADAS.

Es necesario acercarse a Dios con los labios y el alma encendidos de verdadera caridad. Entonces los obstáculos que Satanás interpone para impedir el auxilio divino, son anulados, porque Dios es el Vencedor Eterno.

Por eso es necesario reunir los requisitos para que la Oración pueda ser efectiva. Esta es una verdad dolorosa y aterradora.  El hombre mismo es el que da las armas al Maligno, para impedir la intervención de Dios.

La Oración Poderosa necesita de la Justicia. Las plegarias no son atendidas principalmente por dos motivos: la injusticia y el amor.

LA INJUSTICIA.

Dios no escucha nuestra oración si tenemos afectos desordenados que están desplazando a Dios del primer lugar en nuestro corazón. Tampoco si somos injustos y duros de corazón con los pobres, con los servidores y los familiares.

EL  AMOR.

Dios nos ama con un Amor Infinito y Eterno. Siempre, cuando nosotros iniciamos nuestra oración, la Gracia del Señor desciende sobre nosotros.

El Eterno nos atiende al instante cuando con un corazón humilde, amoroso, confiado, con sacrificio y constancia, le imploramos piedad, pan, consuelo, ciencia, dirección, ayuda, protección y fortaleza. Todo esto y más, da Dios con su Infinito Amor, cuando nos volvemos a Él.

Y si no siempre somos atendidos porque Él se niega a acceder a nuestra petición, no debemos pensar que nuestra Oración vaya a quedar sin respuesta.

A cambio de algo negado por una inteligencia que todo lo conoce, recibimos otros dones de los que no nos damos cuenta inmediatamente, ni los agradecemos.

Más tarde o más temprano debemos mostrar nuestro agradecimiento y reconocimiento a esta Bondad infinitamente Inteligente, que cuida de nosotros.

Porque Él, que todo lo sabe; NO CONCEDE aquello que nos proporcionaría la felicidad de un instante y dolor para el resto de nuestra vida terrena y que puede ser causa de pena en la otra vida, por el mal uso que se puede dar a la dádiva divina.

El Amor de Dios siempre nos protege, hasta de nosotros mismos.

LA ORACIÓN HECHA CON FE VERDADERA Y AMOR VERDADERO,  SIEMPRE OBTIENE.

CUANDO UNA ORACIÓN QUEDA SIN RESPUESTA, hay que revisar que no esté viciada en la petición o en la Fe. A veces Dios explica por qué no la concede. Sí es en la Fe, ni siquiera ha llegado al Cielo.

Dios quiere que todos sus hijos sean tan suyos que todas sus santas demandas está dispuesto a atenderlas continuamente.

No siempre concederá las cosas solicitadas, pero sustituirá el don negado por otros cien consuelos más grandes todavía, porque Él arde con el deseo de hacernos felices, de poder estrecharnos contra su Corazón y enjugarnos el llanto. Él es el Único que da bien, paz y amor verdadero y eterno.

Si somos cristianos inmaduros, constantemente pediremos cosas que NO nos convienen.

Conforme vayamos creciendo espiritualmente, también aprenderemos a Orar.

Afortunadamente para nosotros, Jesús es un Maestro con mucha paciencia y le encanta enseñarnos cuando hay buena voluntad.

Invocar la protección de María Santísima y la Sangre de Jesús antes de ponernos a orar, elimina TODAS las interferencias con las que Satanás trata de obstaculizar nuestra oración y las respuestas de Dios, cuyo amor quisiera entretenerse en amorosos coloquios, con todos sus hijos.

SOLO EL PECADO APARTA DE DIOS Y HACE NULAS LAS ORACIONES.

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA,CONÓCELA

34.- PERDONA NUESTRAS OFENSAS II

000de-la-misericordiaEs necesario saber siempre perdonar, porque TODOS tienen necesidad del Perdón.

El crecimiento espiritual se manifiesta a través de esfuerzos superiores a las fuerzas humanas. No es un mérito guardar silencio: pero lo es y muy grande, cuando se lo guarda al NO responder cuando se recibe una ofensa. Este Perdón es muy valioso como testimonio para impulsar a otros a la conversión.

La única medicina para calmar la ira, es callarse.

En las disputas es muy difícil conservar la justicia y la paz del espíritu. Y los que son enemigos nuestros, son amigos de Satanás. ¿Queremos ser amigos de Satanás, al odiar al que nos odia?

El perdón es un regalo que nos devuelve el equilibrio interior y la salud: mental, espiritual y física. A fuerza de otorgarse una y otra vez; es como cubrirnos con una cúpula de fuerza protectora para las agresiones. En otras palabras: les quitamos a los demás, el poder para hacernos daño.

El Perdón es el Testimonio más poderoso de que Dios está con quién lo ejerce.

Al igual que la Fe y el amor, tiene su origen en la voluntad.

Esta es la respiración de la vida del cristiano:

QUERER CREER.  QUERER AMAR.  QUERER PERDONAR.  QUERER SALVARSE.

Amar Quiere decir imitar con espíritu de amor a quién se ama. El Amor es magnánimo y misericordioso. Tiene necesidad de perdonar. Porque no puede odiar.

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EL PERDON HACIA LOS DEMÁS, ATRAE EL PERDÓN DE DIOS.

El hambre de aceptación es un instinto básico en el ser humano y es por eso que los rechazos y las agresiones son tan dolorosos. Son como ardientes flechas que producen heridas punzantes en las que se inocula un veneno atormentador compuesto de Ira, Dolor, Amargura, Rencor y Venganza.

Su doloroso aguijón produce primero un escozor que dependiendo de nuestra susceptibilidad y nuestra soberbia, se va agigantando hasta convertirse en Odio. Nos enferma y nos hace perder el equilibrio en nuestras tres partes: el cuerpo, el alma y el espíritu.

Cuando concluí la enseñanza del Padre Nuestro, lo hice con estas palabras: Queda bien claro que si ustedes perdonan las ofensas de los hombres, también el Padre Celestial los perdonará. En cambio, si NO perdonan las ofensas de los hombres, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.”

Mis palabras NO dejan alternativa.

Cuando tenemos una fe auténtica al orar el Pater Noster, si lo decimos, tenemos que hacerlo.

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Y SI NO LO DECIMOS, PERDEMOS LO MÁS IMPORTANTE DE DIOS EN ESTA TIERRA: SU PERDÓN.

YO practiqué esta enseñanza cuando desde la Cruz, oré para el perdón para mis asesinos…”

¿POR QUÉ DEBEMOS Y NECESITAMOS PERDONAR?

El hombre para ser feliz, necesita amar y ser amado.

Si Dios es amor y estamos hechos a imagen y semejanza de Él, es por eso que el Amor juega un papel tan fundamental en todas las relaciones humanas.

Al enfrentarnos a un mundo que NO SABE AMAR, el rechazo es determinante en las consecuencias de nuestras reacciones a lo que nos rodea.

Fuimos creados para amar y al empeñarnos en odiar, nos forzamos a funcionar al contrario.

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Éste conflicto es el núcleo de todas las alteraciones psicológicas en el ser humano.

Especialmente dañino es, cuando se ve obligado a odiar, lo que debe ser lo más amado en este mundo después de Dios: los hijos o los padres.

El hombre es la maquinaria más perfecta y su desequilibrio afecta las tres partes de él. Cuando el Odio se enseñorea de nuestro ser, el espíritu muere a la Gracia y se pierde la armonía con su Creador.

Al perder la armonía con la principal fuente de la Vida: Dios; se entra en contacto con la energía emanada por Satanás a través del Odio, que afectan terriblemente al alma y al cuerpo.

EL ODIO MATA EL ESPÍRITU.

El espíritu muerto es controlado por Satanás.

El alma se enferma.

De acuerdo al daño recibido son las alteraciones psicológicas manifestadas. Y la dureza de corazón y de carácter se agudiza.

Entre más herida está una persona, más llena de Odio, Amargura; y más endurecida estará. Al NO tener armonía con Dios, perdemos la armonía con nosotros mismos y NO podemos tenerla tampoco con los que nos rodean.

Y la depresión es el termómetro que marca la intensidad de una ira reprimida y convertida en Odio contra sí mismos y que NO encuentra salida a través de una venganza contra el que lo dañó.

El cuerpo: una mente dañada, se proyectará en un cuerpo enfermo. Éste es el origen de un gran porcentaje de las enfermedades crónicas, que la ciencia no ha podido curar.

El Odio es invalidante: la artritis y el cáncer, son un claro ejemplo de ello. Cuando el hombre aprende a perdonar, la mejoría es notable.

EL PERDON ES SALUD PARA EL CUERPO Y PARA EL ALMA.

Y PARA EL ESPIRITU ES SALVACIÓN.

PERDONAR ES SANAR.   PERDONAR ES LIBERARSE.   PERDONAR ES RESUCITAR.

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EL  PERDON  DE  DIOS

Dios perdona a cualquiera que con corazón contrito, humilde y decidido a perseverar en el bien, se lo pide. Porque por más grande que sea el pecado cometido, el arrepentimiento sincero, alcanza de Dios el Perdón.

Dios conoce nuestra debilidad. Sabe de qué barro estamos hechos y distingue perfectamente las intenciones del corazón. La humildad y el amor, siempre obtienen su Perdón.

La soberbia de la inteligencia y la lujuria de la carne, son los pecados que espiritualmente dejan al alma como un cadáver putrefacto y asqueroso.

Y así es como nos ven los ojos de Dios.

El llanto del arrepentimiento de un corazón contrito y humillado, es amor expiatorio que unido al Amor Purificador del Perdón de Dios, curan las almas de tan horrendas heridas.

Cuando se ama a Dios, el Pecado duele y no se quiere OfenderLo.

Para gozar de la protección de Dios, es necesario su Perdón. El alma que se sabe perdonada y tiene la seguridad de tener a Dios consigo, recupera la alegría y la paz. El bienestar se extiende hasta el cuerpo.

Yo sabía que esto era tan importante, que por eso lo convertí en Sacramento. El salmo 32, expresa muy bien este alivio.

ES NECESARIO EL PERDÓN DE DIOS

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El Sacramento de la Reconciliación, es un Sacramento de Liberación y de Sanación

Interior. Yo lo instituí precisamente por esto: el Pecado toma vida propia.

Y quise liberar a vuestro espíritu de las cadenas y las cargas por el Pecado. Y vuestra alma del Caos y la Destrucción, que siempre traen consigo.

El Perdón de Dios resucita nuestro espíritu a la Gracia y nuestra alma se une a la Vida: la Santísima Trinidad.

¿POR QUÉ ES NECESARIO EL PERDÓN DE LOS DEMÁS?

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HAY QUE HUMILLAR LA SOBERBIA …

 Casi nunca nos gusta reconocer las cosas lamentables de nuestra propia conducta. No es fácil reconocer nuestras culpas. Se necesitan grandes dosis de humildad, para reconocer los propios errores.

Y una confesión dolorosa que NO siempre estamos dispuestos a hacer.

Una auténtica disculpa, es mucho más que el mero reconocimiento de un error. Equivale a confesar que algo que dijimos o hicimos, le provocó un daño a otro.

Y que ese daño como un boomerang, también nos lastima a nosotros.

Nuestro equilibrio interior es tan sensible, que aunque conscientemente nos neguemos a aceptar que actuamos mal y disponemos de una montaña de justificaciones; la conciencia es un juez tan implacable, que hasta que NO resarcimos el daño, es como nos sentimos mejor.

El arrepentimiento sincero, es una medicina dolorosa y amarga, pero sus efectos son tan saludables, que cuando lo llevamos activo a solicitar el Perdón y somos capaces de decir sinceramente: ‘Lo siento. Lamento mucho haber…  Por favor, Perdóname.’

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¿ME PERDONAS POR…?

Estas palabras obran efectos maravillosos y curativos. Purifican de una manera esplendorosa nuestro interior. ¡Cuántas relaciones importantes se restaurarían, si fuésemos capaces de decirlas más seguido!

En una ocasión tuve un paciente que me fue a consultar, aquejado por una serie de síntomas: insomnio, depresión, dolores de cabeza, trastornos estomacales, etc.  El reconocimiento médico no reveló ningún trastorno orgánico.

El Espíritu Santo me hizo ‘percibir’…Y finalmente le dije:

–           Si no me dice usted lo que pesa en su conciencia, NO podré ayudarlo.

El hombre me miró sorprendido. Y después de dolorosas vacilaciones, confesó que como albacea del testamento de su padre, había despojado a su hermano de su parte de la herencia.

Allí mismo lo persuadí para que pidiera perdón a su hermano y le devolviera lo que le había quitado.

Después de haberlo hecho, el hombre fue a darme las gracias, porque se había curado.

A veces dudamos de pedir perdón por temor a vernos desairados. Es una dolorosa posibilidad que NO debe detenernos. Porque en el dado caso de que así sucediera, ya NO ES responsabilidad nuestra, el que no haya una reconciliación.

Vale la pena porque seremos nosotros los que sanaremos. 

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¿PORQUÉ ES NECESARIO EL PERDÓN HACIA NOSOTROS MISMOS?

 ARREPENTIMIENTO: Pesar de haber hecho una cosa con intención de resarcir y reparar el daño.

REMORDIMIENTO: Inquietud interior que perturba la conciencia, ante el recuerdo de un crimen cometido.

Cómo podemos observar el remordimiento es pasivo y el arrepentimiento es activo. Esta diferencia marca las consecuencias de nuestras acciones.

Cuando reconocemos nuestras culpas y pedimos perdón al que ofendimos, el siguiente paso es perdonarnos a nosotros mismos.

Cuando este último perdón NO lo llevamos a cabo, NO podemos recuperar la paz del espíritu.

Diablo significa Acusador.

Él hace honor a este título utilizando algunos pecados nuestros, como verdaderos tormentos que convierten la vida en un infierno.

Cuando esto sucede, el hombre que comete pecados tan atroces que le resulta imposible pensar que pueda alcanzar el Perdón: los remordimientos torturan tanto y el hombre se siente tan culpable, que cree que Dios no puede perdonarlo.

La humildad, llorando dice: ‘Señor, ten piedad de mí. Yo no puedo, Tú si puedes. Ayúdame porque solo Tú puedes hacerlo.’

La soberbia impotente, declara: ‘Dios NO puede perdonarme. Es imposible.’

El que dice estas palabras está midiendo a Dios consigo mismo. Y piensa que Dios NO perdonará, porque si él fuese el ofendido, NO perdonaría.

El humilde compadece y perdona, aun cuando sufra por haber sido ofendido.

El soberbio NO perdona, porque NO quiere renunciar a su Rencor.

El que NO se perdona a sí mismo, está odiándose. Y sé autodestruye con un castigo AUTO-impuesto, ya que de manera subconsciente busca sufrimientos para castigarse y se entrega a relaciones destructoras.

El arrepentimiento auténtico debe tener un valor viril y sin pedir excusas, ni dárselas; hay que aceptar las consecuencias del pecado, como un doloroso medio de expiación.

Y con renovadas fuerzas, aceptarnos como somos, amándonos y con inmensa gratitud hacia Dios.

Cuando hemos alcanzado el Perdón de Dios, debemos hacerlo extensivo a nuestra voluntad, con este pensamiento: “Si Dios me ha perdonado, ¿Quién soy yo para NO hacerlo?”

La soberbia impulsada por Satanás, es la que dice que Dios NO PUEDE perdonarnos.

Pues donde abunda el pecado, sobreabunda la Gracia. Esto debemos recordarlo porque nos muestra la infinita misericordia de Dios y debe ser el baluarte cuando Satanás quiere afligirnos, con sentimientos de culpa.

Entonces, ¿Qué es lo que debemos hacer? Efectuar los Siete Pasos del Perdón aplicados a ¡NOSOTROS MISMOS!

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Y AMEMOS AL ENEMIGO EN QUE NOSOTROS MISMOS NOS CONVERTIMOS…

Por ejemplo, si nuestro pecado fuese como el de Judas y ya cometimos el DEICIDIO, después de pedir perdón al Señor con arrepentimiento sincero, vamos a orar: “Yo…(fulano de tal), ME PERDONO A MÍ MISMO POR HABER MATADO A JESÚS, EN….

¡Y asunto concluido! Aceptemos las CONSECUENCIAS de nuestro Pecado como expiación por el mismo.

Y cuando Satanás venga a fastidiarnos, simplemente le decimos: ¡VADE RETRO SATÁN! Mi Abba ya me perdonó y yo también me perdoné…

¡LÁRGATE DE AQUÍ! ¡YO NO TENGO NADA CONTIGO! Invoquemos a nuestra Madrecita y verán como sale huyendo el muy Cobarde…

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¿PORQUÉ ES NECESARIO PERDONAR A LOS DEMÁS?

Muchas personas creen equivocadamente que el perdón solo debe otorgarse, cuando el ofensor se muestra arrepentido. Si queremos obtener óptimos resultados, debemos corregir este error.

Primero que nada tenemos que estar conscientes, que el perdón es un Regalo. Tanto para el perdonado, como para el perdonador.

El que recibe la mayoría de los beneficios, es el que lo otorga. 

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TE PERDONO…

A menos que decidamos amar nuestras enfermedades y desequilibrios y seguir manteniéndonos alejados de Dios por el resentimiento; NO nos queda otra alternativa.

Porque ni siquiera podremos volver a orar el ‘Pater Noster’, con la seguridad de estar siendo atendidos

Hagamos el Perdón activo, si podemos decirle a nuestro Ofensor: “Yo te perdono por esto…” Qué bien o si NO, al menos hagámoslo espiritualmente y digámosle a Jesús: “Señor yo perdono a fulano por esto… Bendícelo.”

Punto final, ya no tenemos pagarés que nos estorben para seguir amando y produciendo Amor…

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¿CUÁNTAS VECES SE DEBE PERDONAR?

Para el Amor y para el Perdón, no hay límites. No lo hay. Ni en Dios, ni en los verdaderos hijos de Dios. Mientras dure la vida, no hay límite.

En el cristiano, por más que las culpas produzcan dolor, hay que perdonar siempre al que nos hace daño.

La primera vez que perdonamos de verdad duele tanto; que es como si nos desollaran vivos.

Después va disminuyendo la sensación de dolor, hasta que quedamos envueltos en una muralla de amor tan densa; que los dardos envenenados del Demonio, pierden toda su eficacia.

Conforme nos habituamos a ejercer el Perdón, se va formando un escudo formidable a nuestro alrededor, que inclusive desarma al Enemigo.

Porque se convierte en un ejercicio tan habitual, que llegamos a perdonar en el mismo momento en que estamos siendo ofendidos y al contestar con amor, estamos poniendo la otra mejilla, al mismo tiempo que detenemos la flecha de fuego llena de Odio que se ha lanzado para herirnos, antes de que ésta llegue a tocarnos.

El Perdón de las ofensas es la Prueba de nuestra caridad y de nuestra unión con el Verbo.

Si consideramos las flechas de las ofensas como ofensas, NO las podemos amar. Si consideramos a los que nos afligen como injustos, NO los podemos amar.

Si consideramos las ofensas como plumas agregadas para volar a Dios y miramos a los torturadores como los cooperadores más valiosos para que adquiramos méritos celestiales, entonces SÍ los podemos amar.

Desgraciadamente vivimos en un mundo que nos obliga a practicar el perdón continuamente y por lo mismo, su valor es inapreciable. Porque al ser el Odio, el principal elemento que nos rodea; la única manera de neutralizarlo es el Perdón.

Ayúdame a amar a mi enemigo

Él nos ayuda a convertirnos en amos de nuestras pasiones y el Dolor deja de ser un Verdugo, para transformarse en un Maestro.

Y el maravilloso bienestar que lo acompaña es sensacional.

Entonces somos espectadores de las ofensas que nos infieren, sin sentirnos lastimados por ellas. Y somos capaces de realizar, al compadecer el porqué de la crueldad del ofensor, el precepto más asombroso de la Doctrina Cristiana: amar a nuestros enemigos.

EL AMOR A NUESTROS ENEMIGOS

El que no ama, permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un asesino. Y como lo saben ustedes, en el asesino NO permanece la Vida Eterna.” (1 de Juan 3, 15)

A S E S I N O.

Es una palabra bastante fuerte para calificar una conducta bastante común en nuestros días.

Es imposible pasar por esta vida, sin encontrarnos con gente que de muy diversas maneras, nos lastiman una y otra vez.

La reacción más natural es el enojo y el resentimiento.

Entonces ¿Cómo poder cumplir con el Mandamiento tan perentorio de Jesús?

El Perdón es totalmente activo y requiere de un enorme esfuerzo de la voluntad, pero su ejercicio es sumamente fácil, si dejamos que sea Jesús el que lo haga por nosotros.

Si él vive dentro de nosotros y de verdad lo amamos. Basta con que le entreguemos lo que sentimos y le pidamos ayuda. Nunca nos defraudará.

Cuando logramos dominar el ejercicio del Perdón, nuestra vida se transforma de manera total.

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 Es infinitamente feliz y saludable; porque el Odio aparte hacernos vivir infelices y amargados. Es una pasión tan avasalladora, que cuando no se vierte al exterior en desórdenes de conducta violentos, se vuelve contra nosotros mismos y toma cualquiera de las dos formas: alteraciones físicas que desarrollan enfermedades psicosomáticas hasta llegar al cáncer.

O alteraciones nerviosas en forma de depresión que culmina con el suicidio. lA DESESPERACION ES EL PRIMER PASO…

Viendo el contexto completo de lo que significa el Odio, adquiere sentido la fuerte palabra: ‘asesino’.

Si no somos asesinos de los demás, lo somos de nosotros mismos.

Si es el Odio o la indiferencia, uno de los látigos que nos fustigan, roguemos a Dios para que sane nuestro corazón, entregándole nuestros sentimientos y pidiéndole que resucite el amor.

Porque es solamente amando como adquiere sentido nuestra vida. Cuando todas nuestras potencias están ocupadas en amar, no hay lugar para el resentimiento.

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Es al señor al que le toca castigar, las venganzas se le deben entregar a Él. Al hombre le toca amar y perdonar. Compadecer y perdonar. Orar y perdonar. ¡Cuánta necesidad de ayuda y de perdón, tienen los culpables ante Dios!

Y solo a través de la Oración se ahuyentan los fantasmas de Satanás y podemos sentir la Presencia de Dios que nos llena de fortaleza, amor y compasión.

Si Dios está cerca puede uno enfrentarse a todo y soportarlo con rectitud y mérito. Solo la Fe en Aquel del cual nos alimentamos, puede ayudarnos a vencer el Odio y hacer posible lo que para muchos no solo es imposible, sino una verdadera locura: el amor por nuestros enemigos.

¿CÓMO DETECTAR AL ESPIRITU RENCOROSO?

El espíritu rencoroso es uno de los principales obstáculos para la Oración. El rencor es hijo del Odio y la Soberbia. El rencor es pecado. El pecado impide la comunicación con Dios.

Satanás es habilísimo para disfrazarse con la hipocresía. El que trata de orar con el rencor en el corazón, NO recibe contestación. Y el alma deja de orar. Deja de ser creyente. Es por eso que Jesús es tan intransigente con este Mandamiento.

En nuestro corazón siempre debe haber paz y alegría. Y el espíritu rencoroso nos está saboteando, si al pensar en nuestro ‘enemigo’ sentimos malestar y evitamos encontrarnos con él. Decimos perdono, pero no olvido.

Reconocemos que en el fondo del corazón, nos alegra que le vaya mal y lo consideramos ‘un justo castigo por su maldad’. Deseamos que Dios se encargue de vengar pronto nuestros agravios.

Cuando ‘inadvertidamente’ dejamos caer indirectas y pequeñas puyas venenosas que le hagan la existencia tan pesada, como nos la hicieron a nosotros. Cuando nos vengamos con críticas y murmuraciones, tratando de destruir la reputación del ‘enemigo’.

Si reconocemos cualquiera de estas circunstancias con alguien relacionado a nuestra vida, ¡Es el momento de efectuar los Siete Pasos del Perdón, para recuperar nuestro equilibrio interior!

En primer lugar, debemos recordar que el verdadero cristiano no ve en sus semejantes, ‘enemigos’. El Enemigo ya sabemos quién es.

Porque se debe amar a los malvados.

Porque con el amor se alcanza la misericordia que los convierte y los salva.

Cuando se siente aversión por el enemigo, es señal de que se puede fermentar en el corazón, la levadura del Odio.

El que camina por el Sendero de la Cruz, siguiendo a Jesús y NO perdona, termina por encaminarse hacia el Odio.

NO SE DEBE ODIAR AL QUE NOS ODIA. No abráis ni siquiera un resquicio a lo que no es de Dios.

¡Hay peligro de perecer y de ser vencidos por el verdadero Enemigo! ¡NO! Tened Caridad y prudencia…

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONÓCELA