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D16 MALDAD Y PECADO

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20 DE MAYO DEL 2015

Amadísimos hijos:

LES AMO Y LES BENDIGO.

Hijos Míos, en el instante en que lean esta Mi Palabra con corazón contrito y humillado y verdaderamente arrepentidos de sus malas acciones, sus Sacramentales serán bendecidos por Mi Amor.

En Mi paso por la Tierra, llamé a Mis Discípulos para que fueran testigos de Mi obrar y Mi actuar. Y así ellos llegaran a vivir en la Voluntad de Mi Padre. Todos tuvieron la misma oportunidad. Unos estuvieron atentos más pronto, no sólo en aprender; sino en llevar a la praxis con sus semejantes, cada una de Mis Instrucciones.

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MI VIVIR FUE UN CONTINUO OBRAR Y ACTUAR

PARA SER YO MISMO TESTIMONIO, PARA TODAS LAS GENERACIONES.

Mis Discípulos fueron escribiendo, primero en su corazón colmándolo de Mis Enseñanzas, todo cuanto observaron y aprendieron en el cotidiano vivir.  Y fueron testimonio de cada una de Mis Palabras, pero sobre todo de Mis Obras.

En la Sagrada Escritura, mi Pueblo Fiel puede encontrar respuesta para llevar una vida apegada a la Voluntad de mi Padre.

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No es secreto para ninguno de Mis hijos que Mi Padre actuó con Su Justicia, cuando el pecado sobrepasó y desbordó la Copa de la Misericordia.

Yo actué con Justicia Divina en varias oportunidades, dejando enfáticamente la gran Enseñanza de que NO sólo Soy Misericordia; sino como Justo Juez Soy a la vez, la Divina Justicia.

Esta generación ha tentado continuamente Mi Justicia, la que no he derramado en totalidad por la intercesión de Mi Madre que Me clama por ustedes, Mis hijos.

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Los Demonios se mantienen sin descanso sobre la humanidad, ya que éstos no duermen como el ser humano, únicamente se alimentan del pecado del hombre. Y como esta generación continuamente cae en el pecado, los Demonios se multiplican sin cesar.  

A algunos de Mis fieles instrumentos les he permitido mirar cómo mediante el pecado, se multiplican los Demonios a gran velocidad. Si cada uno de ustedes que leen esta Mi Palabra, lograra mirar cuántos demonios se encuentran sobre la humanidad, temblarían de terror y de espanto.

ES EL HOMBRE EL QUE MULTIPLICA EL PECADO…

Es el hombre el que logra nuevas invenciones en las formas de pecar…

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Es el hombre el que me ofende, instante a instante; aun a sabiendas de que se mantienen ¡YA! adentrados en la Gran Purificación.

Y ni aun mirando y viviendo el despertar de la Naturaleza en contra del hombre, ni aun así detienen el pecado. Y son totalmente inconscientes de cuánto les afecta el pecado y como  éste alimenta a los demonios, que en miríadas se apoderan de las almas.

Amado Pueblo Mío:

¡Cuánto me ofenden!… Y ¡Cuánto me ofenden cuando niegan Mi Justicia! Amparándose en Mi Infinita Misericordia por la que Yo perdono al mayor de los pecadores, si éste llega a Mí verdaderamente arrepentido y con un firme y total propósito de enmienda.

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Pero ese arrepentimiento y esa enmienda no los miro. No llegan a Mí, en la mayoría de los que llegan a confesar sus pecados.  Me ofenden mayormente con la mentira, porque Yo conozco el propósito de cada uno de ustedes.

Llamo a aquellos pecadores que sin ninguna misericordia hacia Mí, continúan pecando aun a sabiendas de que están cometiendo abominación en Mi Contra. Tengan conciencia de que además de los pecados mortales, existen pecados veniales que les alejan de Mí. Y la creatura humana no debe acostumbrarse a ellos, ya que les debilitan la voluntad y les privan de muchas gracias necesarias para perseverar y no caer en pecado mortal.

EL LIBRE ALBEDRÍO DOMINANDO EL CORAZÓN, LLEVA A LAS CRIATURAS A  COMETER PECADO, teniendo esto un gran peso en la balanza de Mi Justicia, cuando el pecado se convierte en un hábito.

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 ¡Cuántos de Mis hijos viven continuamente atormentados por los pecados que cometen y no se convierten!

¡Ay de aquellos que no escuchan Mis Llamados a la Conversión!… ¡Ay de aquellos que no miran que la Tierra recibe el Pecado del hombre!… La Tierra es quien recibe la sangre de Mis mártires asesinados cruelmente. La Tierra es quien recibe las vejaciones de los hombres y ésta Me clama a Mí: ¡JUSTICIA!

 Y Yo le he permitido a la Naturaleza, reaccionar en contra del Pecado para que el hombre despierte.

SOY JUSTO JUEZ, DE LO CONTRARIO SERÍA UN DIOS IMPERFECTO YA QUE ESTARÍA DE ACUERDO CON EL LIBERTINAJE.

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Amados Míos:

LA GRAN TRIBULACIÓN IRÁ EN AUMENTO DÍA A DÍA, HUMANAMENTE,

 YA QUE PARA USTEDES EL TIEMPO EN MI VOLUNTAD HA DEJADO DE SER TIEMPO Y VIVEN DE INSTANTES

 De lo contrario, sería aún más fuerte el dolor que deberían soportar ante tanta irreverencia hacia Mi Casa y hacia Mi Madre.

Miro algunos que dicen llamarse “Mis hijos” Y que dicen practicar Mis Mandamientos. Y a la vez se llaman a sí mismos cristianos.

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Les miro actuar con la espada en la mano, en contra de la Palabra a través de la cual Yo me explicito hacia esta generación mediante Mis fieles Instrumentos…

Niegan el Poder Divino y el Derecho Divino de transmitirle a mis hijos mi Palabra con el mismo lenguaje, para que me comprendan con mayor facilidad.

Niegan Mi Justicia, cuando el mismo hombre por su propia libertad humana, ha atraído hacia sí mismo la Purificación que en Mi Voluntad esperaba. Pero ante tanto pecado del hombre y ante el llamado del mismo hombre por su constante irreverencia, se apresuró la purificación a grandes pasos y se adentró en la humanidad.

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¿Cuál hombre es tan perfecto?  ¿Quién vive en la Voluntad de Mi Padre?  ¿Quién cumple a cabalidad la Voluntad de Mi Padre para poder decirme cuándo y  cómo Me debo dirigir  a Mi Pueblo?

Reprochable es ante Mí el hombre que creyéndose a sí mismo digno de dictarme órdenes, lo hace públicamente ante sus hermanos.

¡Hipócrita el que diga que no comete pecado!…

¡Hipócrita el que juzga a sus hermanos!…

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¡Hipócrita el que me recibe en  mi Cuerpo y mi Sangre! 

¡Y en su conciencia sabe que su mirada, su oído y su palabra no se encuentran limpios! 

 Es que no han comprendido aún, que con una mirada maliciosa y permitiendo que el pensamiento vuele muy distante de Mí, han entrado en pecado.

¡HIPÓCRITA EL QUE DIGA QUE NO PECA!

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Ya le mediré sus obras y sus actos cuando se encuentre frente a Mí.

Por un solo Justo más, por un solo justo más ante Mí… ¡Cuánto sufrimiento habrían evitado!

El hombre en este instante es el pecador de pecadores. Y hace gala de una inteligencia superior dada por Mí, pero la utiliza para el mal. 

Aquellos que dirigen la humanidad y el destino de la misma por medio de órdenes y del dios dinero; serán traicionados por sus hermanos y castigados fuertemente por Mí.

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Mi Pueblo fiel es engañado. Las armas de guerra son llevadas de pueblo en pueblo, sin que Mis hijos se enteren de ello.

Las Naciones con mayor poder, se encuentran en este instante abasteciendo con toda clase de armamento nuclear a países pequeños; PORQUE SABEN QUE EN INSTANTES DETONARÁ LA TERCERA GUERRA MUNDIAL.

Ignorante es aquel que no reconoce que en este instante, la Ira domina a los hombres. De lo contrario, no mirarían a diario tantas ejecuciones sin sentido. No mirarían a diario la agresión hacia los inocentes.

Y NO MIRARÍAN A DIARIO, A LOS INOCENTES ACTUAR COMO SALVAJES

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Producto de la entrega cotidiana a la tecnología creada para instruirles en la violencia total.

He llamado y llamado a la humanidad, a alejarse de la tecnología mal empleada. Y ni aun mis fieles o quienes dicen llamarse mis fieles, son obedientes a mis llamados.

La Violencia, la Ira y la Desobediencia se encuentran presentes en cada creatura humana. Y sólo aquellos que luchan contra la corriente del mundo. Sólo aquellos QUE  ME AMAN y se esfuerzan por continuar unidos a Mí; son los que se resisten a la tentación de la Tecnología mal empleada.

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¡Cómo alimentan a las industrias creadas para derrotar el correcto actuar del hombre!… ¡Cómo alimentan y engrandecen con dinero; a las industrias creadas para ser receptores de capital, para levantar al Anticristo en contra de ustedes mismos!

Todo aquello que causa mal al hombre, tiene como único fin sustentar la aparición del Anticristo y su actuar en contra de Mi Pueblo.

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YA NO LES LLAMO CON EL CORAZÓN, SINO CON MI JUSTICIA…

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RAZONEN: Si se llaman hijos Míos y verdaderos cristianos; no pueden alimentar el ascenso del Anticristo. No son verdaderos si continúan enfermando el cuerpo con toda la alimentación contaminada, con el fin de aniquilar a Mi Pueblo…

RAZONEN: No pueden llamarse Mis hijos si se devoran unos a otros…

RAZONEN: No pueden llamarse Mis hijos si permiten que la Tecnología mal empleada les sature la mente de Violencia y de Ira. Para que en este instante aprueben y miren con indiferencia las ejecuciones masivas de sus hermanos inocentes, que confiesan su fe en Mí.

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Se devoran unos a otros; PERO NO ALZAN LA VOZ PARA COMBATIR LA INJUSTICIA, para combatir la hambruna de sus hermanos.

¿Serán éstos Mis verdaderos hijos y Mi verdadero Pueblo?

¡NO!

Amado Pueblo Mío:

Mantente atento. No pierdas ni un instante de tu vida deteniéndote en aquellos que se abalanzan como aves de rapiña sobre ustedes, movidos por el Demonio para detenerles en el caminar correcto hacia la Vida Eterna.

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LA TIERRA GIME, ANTE LA MALDAD DEL HOMBRE

Y en ese gemir, permite que salga de su interior a través de los volcanes por todo el mundo, el dolor que en este instante guarda en Sus entrañas.

Oren, hijos Míos por Italia, padecerá a causa de la Naturaleza.  El Volcán Etna causará estragos y el terrorismo, ya adentrado en esa amada tierra Mía, sonreirá cuando los hombres derramen lágrimas al mirar y vivir en carne propia, la MALDAD de los que actúan dominados por Satanás.

¡Cuántos de Mis hijos se han entregado al terrorismo y me han solicitado salir de su vida! ¡Han blasfemado y han aceptado a Satanás como su señor!… ¡Cuánto se lamenta Mi Casa!

REINO DEL MAL

REINO DEL MAL

La Tierra continuará abriéndose en varios lugares del mundo como si fuese hueca. Deseando renovarse a sí misma, llevará a sus profundidades, lo que ustedes miran en este instante como superficie.

Oren hijos Míos, oren por los que padecerán en Perú la fuerza de la Naturaleza.

Oren por Chile, los volcanes continuarán flagelándole y la tierra se estremecerá con fuerza. Caminen, hijos Míos hacia donde Mi Madre apareció y dejó Su Palabra y Su Corazón.

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La peste continúa avanzando y llegará a las grandes ciudades, en instantes en que enfrentarán las malas acciones de los mismos hombres. Ante esto, acudan a Mi Madre para que les sane.

No esperen el último instante para clamar piedad… !

¡CONVIÉRTANSE YA!

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QUE EL TIEMPO NO ES TIEMPO.

Mi Iglesia será duramente estremecida. Pero Mi Ley está escrita para que no entren en confusión.

Mis hijos no entran en confusión porque conocen Mi Palabra y no se permiten ser mal conducidos por los deseos imperiosos de la Masonería, que lucha por destruir a Mi Cuerpo Místico.

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Amadísimo Pueblo Mío:

Llegaré si es preciso a liberar a los cautivos, si son fieles a Mí.  Mi Madre llegará para llevar a Mi Pueblo Su Auxilio.  Jamás desamparo a los Míos y no lo haré en instantes tan estremecedores como lo son éstos, que están iniciando y que son parte ¡YA! de la Gran Purificación.

ENVIARÉ DE MI CASA MI AMPARO PARA MI PUEBLO,

PARA QUE LES TENGA PRESENTE QUE YO SOY DIOS

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Y NO DESAMPARO A LOS MÍOS 

Para que refuerce Mi Palabra y ésta resuene en el corazón de Mi Pueblo fiel y no tema.

Se hará presente luego de la Manifestación Pública del Anticristo, para que ustedes Pueblo fiel, no sean confundidos.

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Oren, hijos Míos por Jamaica, padecerá.

Oren, hijos Míos por Estados Unidos; la opresión en contra de Mis hijos será vivida por los inocentes y Estados Unidos será estremecida y azotada por el terrorismo.

El hombre actúa en contra de Mi Creación, mancilla Mi Creación y Mi Misericordia infinita actúa con Mi Justicia.

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LES AMO COMO SU SEÑOR Y SU DIOS

Y USTEDES RETORNAN A MI CASA IRREVERENCIA, ABOMINACIÓN, PROFANACIÓN, PECADO Y MÁS PECADO,

INJURIAS, CALUMNIAS Y MUERTE…

¡Ay de aquellos que toquen y perviertan a algunos de Mis inocentes!

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Amado Pueblo Mío:

¿Por qué temen a los anuncios de  Mi Madre? Teme el que no vive en Mi Voluntad y vive actuando en contra de Mi Voluntad o no ama a su prójimo.

¡Cómo se desesperan ante el Aviso, que está próximo y en el que cada uno deberá enfrentar su propia conciencia!

AVISO

¡ARREPIÉNTANSE YA!… Y NO TEMAN.

¡CONVIÉRTANSE YA!.. Y NO TEMAN.

¡ACTÚEN Y OBREN CORRECTAMENTE!..  Y NO TEMAN.

JUSTICIA DIVINA

Mis Ángeles Ejecutores se encuentran ya en el Norte, en el Sur, en el Este y en el Oeste.  Ustedes no reaccionan y continúan sumidos en la total irreverencia hacia Mi Casa y hacia Mi Madre.

Continuará llevando Mi Madre Mi Palabra por todo el mundo y los signos en el firmamento continuarán avisándoles que está cerca Mi Segunda Venida.

Únanse en mi Corazón y en el de mi Madre. Sean uno, ya que sólo la unidad verdadera detendrá que el Demonio cause fisuras entre los míos.

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Continuaré digiriéndome a ustedes, a Mis fieles; a los que desean mantenerse atentos, a los que desean mantener la lámpara encendida para que Yo no les encuentre dormidos.

Caminen fortalecidos por Mi Palabra y con fe firme. Porque YO, su Señor y su Dios, no les abandonaré.

Les bendigo con Mi Amor para que luchen y lleguen a vivir en Mi Voluntad.

Su Jesús.

http://www.revelacionesmarianas.com/

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MAYO 19 DE 2015 – 8:10 A.M.

LLAMADO DE JESÚS EL BUEN PASTOR A SUS OVEJAS DESCARRIADAS

Paz a vosotras ovejas de mi grey.

Como Buen Pastor, os digo ovejas descarriadas: El cielo no acepta ni aprueba, ninguna relación marital entre parejas del mismo sexo. Estas relaciones son abominables, detestables y son una afrenta al amor y misericordia de mi Padre. Toda sodomía, todo adulterio, toda lujuria y toda impureza sexual, llevan a la muerte eterna, si no hay arrepentimiento y reparación por ello.

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No quiero la muerte del pecador, porque no he venido a condenar al mundo, sino a salvarlo. Entended que mi Castigo es contra el pecado, no contra el hombre. Por lo tanto, no juzgo al sodomita que busca de Dios, lleva una vida tranquila, se respeta y respeta a los demás. Condeno SÍ, el pecado de aquel sodomita que escandaliza y arrastra a otros a pecar.

 A este como dice mi Palabra: ‘Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y los tiraran al mar.’ (Mateo 18. 6). Acordaos que soy el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas y que he venido a este mundo a rescatar lo que estaba perdido.

Deseo que mis ovejas descarriadas vuelvan a Mí, arrepentidas y con un corazón contrito y humillado. Si así lo hicieren, derramaré sobre ellas la Fuente de mi Misericordia y no volveré a acordarme más de su pecado. Yo no juzgo, ni condeno al pecador que se arrepiente.

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 Acordaos de mi Palabra cuando le dije a la mujer adúltera: ¿Dónde están los que te condenan? YO tampoco te condeno, ve en paz y no peques más. Hoy como ayer, también le digo al pecador de estos últimos tiempos: vuélvete a Mí y no peques más, para que puedas alcanzar el gozo de la vida eterna.

Estoy tocando a la puerta del corazón de todos aquellos que andan apartados de Mí. Vengo como un Padre a daros mi Misericordia y Perdón. No os obligo, pero es mi deseo que hagáis parte de mi redil. No tengáis miedo. No vengo a condenaros. Mis brazos están abiertos esperándoos para perdonaros, si volvéis a Mí, arrepentidos.

Atended a mi llamado y no dejéis escapar esta oportunidad que os estoy dando. No quiero vuestra muerte, porque soy el Dios de la Vida. Y Vida es lo que quiero daros en abundancia. Si os negáis a recibirme y me tiráis la puerta, no os haré ningún reproche; me iré en silencio y esperaré confiado de que al menos uno atienda a mi llamado.

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Os estoy esperando:

Prostitutas, homosexuales, adúlteros, fornicarios, lujuriosos e impuros sexuales. Os estoy esperando, ladrones, mentirosos, alcohólicos, envidiosos, calumniadores, hechiceros, idólatras, avaros y demás ovejas rebeldes.

Mi mesa está servida. El banquete listo y vuestro Padre os espera. Acordaos de venir con el traje apropiado, para que podáis entrar y no seáis devueltos. Vuestra tarjeta de invitación debe ser un corazón contrito y humillado y vuestro traje debe ser el de Arrepentimiento.

Os espero, no tardéis. Las puertas están abiertas. Apresuraos antes de que caiga la noche, porque bien sabéis que la Noche es Tiempo de Justicia y las Puertas se cerrarán. Y si tocáis no habrá ya quien os escuche.

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MAYO 13 DE 2015 – 8:10 P.M.

Las trompetas nuevamente sonarán y esta vez será más fuerte su llamado. Alertarán a la humanidad para que se prepare espiritual, material y sicológicamente; a la llegada de todos los acontecimientos señalados para este Final de los Tiempos.

Rebaño mío, la Furia de la naturaleza está por desencadenarse y castigará al hombre por todo el maltrato y ultraje que ha recibido de su mano. Fuego en cadena está a punto de brotar de la tierra. Los volcanes despertarán como dragones y el fuego de su boca, convertirá en cenizas muchos lugares de la tierra.

La Creación está por entrar en los últimos dolores de parto y su Lamento se sentirá en todos los confines de la tierra. Bolas de fuego del espacio se aproximan a la tierra con dirección a las naciones impías.

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Fenómenos celestiales nunca antes vistos por ojo alguno, se manifestarán. Todo el Universo se consternará y la tierra se moverá. Los continentes se desplazarán, por el asentamiento de las placas tectónicas y la tierra se transformará, dando origen a una Nueva Creación.

Rebaño mío, no entréis en pánico; bien sabéis que todo esto tiene que darse para que pueda surgir una Nueva Creación.

En los días de prueba, orad y alabad. Y todo se irá dando conforme a la Voluntad de mi Padre. Si permanecéis unidos a Dios, nada os pasará. Vuestra fe y confianza en la Voluntad Divina, os ayudarán a sobrellevar estos días de prueba.

Como Buen Pastor os anuncio lo que está por venir, para que os preparéis y nada os coja por sorpresa.

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Los acontecimientos están muy cerca, por eso debéis de estar atentos y vigilantes como buenos soldados; llevando siempre vuestra Armadura Espiritual puesta, de día y de noche. Y caminando como hijos de la Luz, para que vuestra Luz ilumine la Oscuridad que se aproxima y seáis Faro que guíe a todas aquellas almas que aún andan en la Tibieza y la Oscuridad.

¡TIBIOS DE CORAZÓN, DESPERTAD!

¡DESPERTAD DE VUESTRO LETARGO ESPIRITUAL!

¡Definíos de una vez, porque la Noche está llegando y la Puerta se os cerrará! Acordaos que no todo el que me diga: ¡Señor, Señor! Entrará en el Reino de los Cielos; sino el que haga la voluntad de mi Padre Celestial. (Mt 7, 21)

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Vosotros hijos de doble ánimo, todavía no os habéis definido y esto será vuestra perdición, si no retomáis cuanto antes el Camino de la Salvación.

¡Hijos de doble ánimo, SI SEGUÍS EN VUESTRA TIBIEZA ESPIRITUAL OS ASEGURO QUE OS PERDERÉIS!

¡PORQUE OS VOMITARÉ DE MI BOCA!

¡O estáis con Dios, o estáis con el Mundo y su Príncipe!

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Mirad que el tiempo ya no es tiempo. Y que la Justicia Divina está por comenzar. Y en su Tiempo ya nadie os escuchará. La Barca de mi Misericordia está próxima a partir. Apresuraos y comprad el boleto de salvación que os dará la vida eterna.

Mi paz os dejo, mi paz os doy. Arrepentíos y convertíos porque el Reino de Dios está cerca.

Vuestro Maestro, Jesús, el Buen Pastor.

PASTOR DE ALMAS

Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad.

http://www.mensajesdelbuenpastorenoc.org/mensajesrecientes.html

POR ‘JUGAR AL SECUESTRO’, MENORES MATAN Y ENTIERRAN A NIÑO DE 6 AÑOS

¿Qué pasó con Christopher Raymundo?

CIUDAD DE MÉXICO, 17 de mayo 2015 – El pequeño Christopher Raymundo Márquez Alvarado no fue víctima de un juego: “Le quitaron los ojos, le partieron el labio, le rebanaron el cachete y le dieron 27 puñaladas en la espalda”; aseguró Rita Isela Alvarado, tía del menor.

De acuerdo al sitio local Omnia, familiares del niño de 6 años asesinado y enterrado por cinco adolescentes en Chihuahua; aseguraron que ni Tania Concepción Mora Alvarado, madre del menor; pudo ver el cuerpo de su hijo, por las lesiones que sufrió durante el supuesto Juego del Secuestro”

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Que se haga justicia y que esto no quede impune porque ellos eran cinco. De 15, 14, 13 y 11 años, mucho mayores y más fuertes físicamente, que él. Mi niño de 6 años qué les podía hacer. Lo ataron, lo acuchillaron, lo apalearon, lo torturaron… Es algo que no puedo concebir y como abuela pido justicia. Que no los dejen libres”.  Exigió Claudia Alvarado Martínez, abuela materna de Christopher.

Detallaron además, que los restos del pequeño fueron colocados en una bolsa de plástico, acelerando su estado de descomposición. Por lo que este mediodía fue velado en la Funeraria Nueva Luz, en la colonia Ávalos.

A los familiares, se unieron amigos con pancartas en las que sentenciaron los hechos: “¡No mataron a un perro! ¡ES UN NIÑO!

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Por otra parte, trascendió que los mismos agresores “ayudaron” en la búsqueda de Cristopher, luego de que se denunciara su desaparición el pasado jueves.

Con profundo dolor, familiares despidieron al pequeño de 6 años, exigiendo justicia y sanción en contra de los jóvenes que golpearon y asesinaron al menor.

El día de ayer, el cuerpo de Cristopher fue encontrado cerca de un arroyo en un terreno baldío ubicado en la colonia Laderas de San Guillermo.  Luego del hallazgo del cuerpo sin vida del menor Christopher Márquez Mora de 6 años de edad, quien fue brutalmente asesinado por otros cinco menores en el municipio de Aquiles Serdán, Chihuahua; los habitantes del fraccionamiento Laderas de San Guillermo se encuentran conmocionados ante los detalles de tan horrendo crimen.

VIOLENCIA

En el lugar donde fue encontrado el cuerpo de la víctima. Los habitantes alertan a sus hijos sobre los peligros que existen en una sociedad descompuesta que vive en extrema violencia.

Adrián Ontiveros un padre de familia, declaró: «Emocionalmente, no lo podemos creer. Estamos hasta como en shock, más nosotros, que tenemos niños. Es muy difícil de asimilar».

Los detalles del crimen parecen ser sacados de una película de terror. En este arroyo seco que está a pocos metros del Penal Estatal Número Uno, aún se observa una escena donde los cinco menores narraron que jugaban a que secuestraban al pequeño Christopher. Primero lo asfixiaron, lo apuñalaron en más de una veintena de veces, destrozaron el rostro a pedradas y luego lo enterraron. No conformes con esto, colocaron hierbas y animales muertos sobre la fosa; cuestión que para los vecinos y conocidos del menor asesinado, no se trató de un juego y piden todo el peso de la ley.

Silvia Ramírez, una vecina del fraccionamiento afirmó: «Eran niños, yo digo que no muy niños; porque para que quemaran casas con animales y perros vivos adentro, yo digo que eso ya no está bien de un niño».

CUARTO Y QUINTO MANDAMIENTO

El fiscal de la Zona Centro Sergio Almaraz, lamentó el asesinato del menor en estas circunstancias. Sin embargo, asegura que no se trata de un caso policiaco.

Esmeralda Sígala, una vecina de la víctima dijo que los cinco involucrados en el crimen «Si vuelven aquí, los van a linchar entre todos. Y obviamente todos estamos de acuerdo, porque era un angelito. Un angelito que tenía mucha vida por delante, pues no se merecía una muerte así, como la que tuvo».

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La madre de Christopher está apoyada por un grupo de abogados en la ciudad de México para darle seguimiento al caso; mientras que el pequeño que lo conocían como «El Negrito», fue sepultado junto a la tumba de su padre, quien murió hace dos años dejando a cargo de la madre a sus tres hijos.

Excélsior – dom, 17 may 2015

Excélsior – Christopher había sido reportado como desaparecido desde el pasado jueves 16 de mayo.

CIUDAD DE MÉXICO, 17 de mayo.- Cinco menores de edad “jugando al secuestro” asesinaron a un niño de 6 años, identificado como Christopher Raymundo Márquez Mora, en la colonia Laderas de San Guillermo, Chihuahua.

De acuerdo al fiscal Sergio Almaraz, el menor se encontraba afuera de su domicilio cuando los adolescentes, uno de 12 años de edad, dos de 15 y dos niñas de 13 lo invitaron a recoger leña, a lo que el pequeño accedió. Ya estando cerca de un arroyo en un lote baldío, los menores decidieron jugar al secuestro amarrando Christopher de manos y pies, para luego golpearlo en repetidas ocasiones en el rostro con un palo y piedras e incluso sofocándolo.

Los 5 adolescentes golpearon con un palo y piedras el rostro de Christopher, lo sofocaron y luego lo apuñalaron

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LLEGA A MALASIA CASO DE NIÑO ASESINADO EN CHIHUAHUA

El Universal – jue, 21 may 2015

MÉXICO, D.F., mayo 21 (EL UNIVERSAL).- El caso de Cristopher Márquez, el pequeño de 6 años que fue asesinado por otros cinco menores de edad en Chihuahua al intentar «recrear un secuestro», ha sido retomado en otros países debido a la gran conmoción que provocó el hecho.

Una televisora de Malasia transmitió un video sobre la noticia y recreó el suceso como se presume que ocurrió, desde que se llevaron al pequeño hasta cómo lo enterraron.

El medio incluso empleó imágenes 3D para explicar cómo pudo suceder la muerte, según las declaraciones que han realizado las autoridades que iniciaron la investigación.

El pasado martes, el fiscal General de Chihuahua, Jorge Enrique González, informó en una entrevista radiofónica que los cinco menores (de 11, 13 y 15 años) dijeron que decidieron matar a Cristopher para evitarse un problema porque lo habían herido. Y se les había pasado la mano«.

Reveló que las declaraciones de los menores concuerdan en señalar que la intención original era un «juego». Pero al ver que lo habían lesionado, decidieron asesinarlo para que no los acusara.

Jorge Enrique González también señaló que los menores, especialmente tres de ellos; tienen antecedentes no penales por causar algunos problemas en su colonia, como romper vidrios y provocar daños materiales.

Comentó que el adolescente de 15 años, quien lideraba al grupo; es un «joven rebelde, con problemas en la escuela. Lo acababan de correr de una secundaria por indisciplina, por mala conducta».

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Agregó que con anterioridad, los menores se burlaban del niño, le hacían bromas y lo llegaron a lastimar.

Sobre el día de los hechos, el fiscal narró que se llevaron al pequeño Cristopher con engaños; le dijeron que iban a jugar a que lo secuestraban. Lo amarraron y lo llevaron a un terreno donde decidieron empezar a torturarlo, como si realmente fuera una persona plagiada. Sin embargo, al ver que ya lo habían lesionado, decidieron quitarle la vida para evitarse el problema por haberlo herido. Después lo enterraron en una fosa y «trataron de cubrir la situación como si no hubiera pasado nada», refirió el fiscal.

Agregó en conferencia de prensa que mientras ocurría la agresión en contra del pequeño, una de las adolescentes cavó un hoyo donde metieron el cuerpo bocabajo. Sin embargo, para asegurarse de que el niño muriera, otra de las menores lo apuñaló por la espalda. Finalmente sepultaron el cuerpo, colocaron maleza y los restos de un animal muerto “para no llamar la atención”.

NIÑOS ASESINOS

NIÑOS ASESINOS

Ante el remordimiento, uno de los adolescentes de 15 años, le confesó a su madre lo que había ocurrido con Christopher; por lo que ésta dio aviso a las autoridades correspondientes que acudieron al lugar, identificando el cuerpo del niño de 6 años.

Christopher había sido reportado como desaparecido desde el pasado jueves 16 de mayo

El fiscal, detalló que los menores de 12 y 13 años no pueden ser imputados debido a su minoría de edad, aunque explicó que quedarán a disposición del DIF estatal, para que determine su situación ante los violentos hechos. En tanto los jóvenes de 15 años que también quedarán a disposición del DIF, podrían ser sometidos a una acción penal.

El pasado jueves 16 de mayo Christopher desapareció, por lo que su madre dio aviso a las autoridades activando la Alerta Amber. Este sábado los peritos hallaron su cuerpo, determinando que el menor murió a consecuencia de los golpes en el rostro, sofocamiento y heridas con arma blanca.

MALDAD INFANTIL

https://www.youtube.com/watch?v=ktDSkEfgOBc

F3 EL HOMBRE DECIDE SER DIOS II

 

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LA SENTENCIA DIVINA.

Dios Padre alejó al hombre del jardín de sus delicias. Ya no podía confiar más en sus hijos. El hombre había querido ser el dueño de todo y se opuso a que Dios fuese el Único Creador. Se marchó a su destierro con su pecado. Era un rey humillado y despojado de sus dones. El Hombre del Paraíso se había convertido en un ser terrenal y mortal.

Su reino lo perdió en manos del que lo pervirtió.

Satanás lo despojó de lo que Dios le había dado. Y de amo se convirtió a sí mismo en esclavo de aquel que había sido destinado a obedecerlo.

Y el dolor y la muerte entraron a formar parte de la vida humana. La herida de Eva engendró el sufrimiento, que no terminará hasta que muera la última pareja sobre la tierra.

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EL CASTIGO. 

No desproporcionado, sino justo.

Para entenderlo se necesita considerar la perfección de Adán y Eva.

Considerando aquel vértice, se puede medir la magnitud de la caída en aquel abismo de degradación.

Dios respetó la voluntad humana.

El hombre perseveró en su estado de rebelión hacia su Divino Benefactor. Porque no se arrepintió del dolor causado a Dios y todavía mantenía su unión con la mentira. Soberbiamente salió del Edén, después de haber mentido y haber aducido pobres excusas a su pecado.

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Se hicieron cinturones de hojas y testimoniaron que se avergonzaban; no por estar desnudos y aparecer tales ante Aquel que los había creado y conservado vestidos solo de Gracia e Inocencia, sino porque eran culpables y tenían miedo de comparecer delante de Dios.

Miedo, sí. Arrepentimiento, NO.

Entonces Dios, después de haberlos expulsado del Edén, protegió con Querubines los umbrales del mismo, para que los dos prevaricadores no regresaran fraudulentamente, para hacer botín de los frutos del Árbol de la Vida, nulificando una parte del justo castigo y defraudando todavía una vez más a Dios de su derecho: aquel de dar y de quitar la vida.

Dios es nuestro Rey y nuestro Padre. No un siervo y menos un esclavo.

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Dios es Justo.

Cuando castigó al hombre, no le quitó la inteligencia, ni la fuerza moral, porque nunca ha dejado de amar al hombre, por más culpable que éste sea. También le dejó al hombre la voluntad soberana, para que éste pudiese llegar a ser dueño de sus pasiones y pudiera controlarlas.

El hombre debió obedecer. Los inocentes eran castos. Sabían amar verdaderamente, con aquella ternura virginal que está en el más ardiente amor materno o en el más ardiente amor filial. O sea, de aquellos dos amores que no tienen atracción sensual y son fortísimos.

Dios habría regulado el amor del hombre por las criaturas nacidas de su santo amor con Eva. Pero Adán y Eva no llegaron a este amor, porque el desorden había corrompido con su veneno, el santo amor de los Progenitores.

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CONSECUENCIAS DEL PECADO.  

El Enemigo de Dios y del hombre por Odio, hirió mortalmente a la Humanidad y la infectó con el germen del Odio, de los Celos, de la Envidia. Y con esto puso la causa primaria de la división que enfrenta a los hombres el uno contra el otro.

De esta manera fue cosechado el segundo fruto de la maldad del Maligno: el fratricidio de Caín. Y desde entonces el virus de la violencia ha ido aumentando hasta alcanzar proporciones pavorosas, porque cada día crece más la semilla que Lucifer siembra en el corazón del hombre: EL ODIO.

Por un solo hombre entró el Pecado en este mundo y por el pecado, la muerte. Y pudieron penetrar entre las delicias del Edén, turbando el orden, la armonía, el amor; esparciendo su veneno. Corrompiendo el intelecto, voluntad, sentimientos, instintos. Suscitando apetitos culpables, destruyendo la Inocencia y la Gracia, afligiendo al Creador.

Haciendo de las criaturas bienaventuradas, dos infelices; condenados uno, a obtener fatigosamente su pan de la Tierra; que por haber sido maldecida, produce cardos y espinas. Y a la otra, a parir con dolor; a vivir en el dolor y la sujeción del hombre.

Condenados los dos a conocer el dolor del hijo muerto y la vergüenza de ser los padres de un fratricida. Y finalmente a conocer el dolor de morir.

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Hasta aquel momento, el veredicto de Dios no había todavía fragmentado la rebelión del hombre, el cual con la fácil adaptación de los animales, se había adaptado rápido a su nuevo destino. No más fácil y alegre como el anterior; pero no privado de gozos humanos que compensaban sus dolores humanos.

Las pasiones de los sentidos se satisfacían en la carne compañera.

La alegría de crear por sí solos nuevas criaturas, -¡Oh, orgullo persistente!-. Ilusionándose con esto, que era el ser iguales a Dios Creador; el dominio sobre los animales, la satisfacción de la cosecha y del bastarse a sí mismos, sin tener que agradecer a nadie.

Alegrías sensuales, pero siempre alegrías. Cuánta oscuridad de vapores de orgullo y de niebla de concupiscencia, perduró obstinada en los dos protervos. La maternidad era obtenida con dolor, pero la alegría de los hijos compensaba aquel dolor. El alimento era obtenido con fatiga, pero el vientre se llenaba igualmente y la gula era satisfecha; porque la tierra estaba colmada de cosas buenas.

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La enfermedad y la muerte estaban lejanas. Gozando los cuerpos creados perfectos, de una salud y una virilidad que hacía pensar en una larga vida, aunque no fuese eterna. Se amaban con ternura y con pasión; ya que por su elección al orden sobrenatural; fueron dotados para amar y ellos, sí sabían amar mucho.

Y la soberbia fermentante suscitaba el pensamiento burlón: ¿Dónde pues está el castigo de Dios? Nosotros somos felices también sin Él.

Pero un día, el verde de los campos en los cuales florecían las flores multicolores creadas por Dios, enrojeció con la primera sangre humana vertida sobre la tierra.

Y dio alaridos de dolor la madre del dulce Abel muerto.

Y el padre comprendió que no era vana la amenaza de aquella promesa: “Volverás a la tierra de la cual fuiste sacado, porque eres polvo y al polvo volverás.”

Y Adán murió dos veces: por sí y por su hijo. Porque un padre muere la muerte de su hijo viéndolo agonizar.

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Y Eva alumbró con desgarramiento, dando a la tierra el cuerpo exánime de su predilecto y comprendió que cosa era el parir en pecado.

La muerte de Abel hizo añicos el orgullo de Adán y las escorias expertas de Eva, en el más atroz alumbramiento a las tinieblas.

El alarido de Eva, también marcó el nacimiento del arrepentimiento.

En aquella hora señalada por la primera sangre humana esparcida por criminal violencia, por la cual la tierra fue maldecida dos veces. Hora en la cual fulminaba, el Castigo de Dios. Murió el orgullo y nacieron el arrepentimiento y la nueva vida; con los cuales los dos culpables iniciaron el ascenso hacia la justicia y ameritaron, después de una larga expiación, el Perdón Divino por los méritos de Cristo.

Este dolor llenó el mundo y se trasmitió de generación en generación y terminará hasta que tenga fin el mundo. Ha llenado con su alarido el lugar en donde Adán extrae el pan de los surcos, sobre los cuales goteaba su sudor.

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Se ha esparcido por la Tierra, los horizontes, los cañones, los desiertos y las selvas. Toda la Creación lo ha sentido y lo ha trasmitido. Y como luz cegadora ha hecho ver a Adán y a Eva, la inmensidad de su Pecado. No cometido solamente contra Dios, sino contra ellos mismos, en su carne y en su sangre.

Todo este milenario dolor viene de un desorden creado por un Rebelde en el Cielo y por el consentimiento al desorden propuesto por él, a los dos primeros habitantes de la Tierra.

La Gracia restaura, pero la Herida queda. La Gracia auxilia, pero los impulsos hacia el Mal, quedan. Porque desde el momento del Pecado, el Bien y el Mal, son. Y se combaten dentro y fuera del hombre.

La impureza es la raíz de las enfermedades del alma. Los males morales tienen otros nombres: orgullo, codicia y sensualidad. Cuando se alcanza la perfección con estas tres fieras que lo destrozan, – y aun así el hombre las busca con loca ansiedad, – el alma queda totalmente separada de Dios.

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La muerte y el dolor entraron en el mundo por envidia del Demonio.

Pero Dios no es autor, ni de la muerte, ni del dolor. Y no se alegra con el dolor de los vivientes.

El Pecado destruyó la capacidad y la intensidad en el Amor. Y desde entonces el dolor existe en la Tierra y arranca lágrimas al hombre, por la depravación de su inteligencia que trata siempre de aumentarlo por todos los medios.

En su paso por la tierra, el hombre más que para sufrir, vive para hacer sufrir. ¡Cuántas lágrimas se acarrea el hombre por la instigación oculta de su amo: Satanás!

Nadie quiere sufrir, pero todos buscan que los demás sufran.

LA EVOLUCION DEL PECADO.

Adán y Eva faltaron al primero de los Mandamientos dados por Dios y pecaron contra el Amor a Él, con la Desobediencia. Pero no pecaron contra el prójimo y en lugar de maldecir a Caín, lloraron por igual sobre el hijo muerto en la carne: Abel. Y sobre el hijo muerto en el espíritu por el fratricidio. 

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Así pues, continuaron siendo hijos de Dios, junto con sus descendientes venidos después de este dolor.

Caín pecó contra el amor a Dios y contra el amor al prójimo. Infringió por completo el amor. Dios le maldijo y Caín no se arrepintió. Por eso él y sus hijos, no fueron más que hijos del animal llamado hombre.

Si el primer pecado de Adán produjo tal decadencia en el hombre: ¿Qué grado de decadencia no habrá producido en el segundo, al que además acompañaba la maldición divina? ¿Qué variedad de formas de pecar no se habrán desatado en el corazón del hombre-animal, al estar totalmente privado de Dios. Y qué virulencia habrán alcanzado después de que Caín no solo escuchó el consejo del Maldito, sino que lo abrazó como dueño querido, asesinando por órdenes del mismo?

El desgaje de aquella rama, envenenada por la posesión diabólica, evolucionó de mil maneras.

En donde no está Dios, está Satanás. Cuando el hombre ya no tiene el alma viva, se transforma en un hombre-animal. EL BRUTO, AMA A LOS BRUTOS.

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La lujuria carnal al estar aferrada y soliviantada por Satanás, le desata la avidez por todas las uniones, presentándole atractivo y seductor, lo que en realidad es horrendo como un íncubo. Lo lícito ya no le satisface, por parecerle muy poco. Y fuera de sí por la lujuria, busca lo ILÍCITO; llegando a tener monstruos por hijos e hijas.

Son los monstruos que por el poderío de sus formas, su salvaje belleza y su ardor bestial, frutos de la unión de Caín con los brutos y de los brutísimos hijos de Caín con las fieras, insaciables en su sensualidad al hallarse abrasados por el fuego de Satanás.

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DE ELLOS SON LOS RASTROS SIMIESCOS, QUE LLAMAN LA ATENCIÓN DE LOS CIENTÍFICOS, INDUCIENDO AL ERROR.

El hombre desatina con las líneas somáticas y  los ángulos cigomáticos. Y no queriendo admitir a un Creador por ser excesivamente soberbio para reconocer haber sido hecho; admite la descendencia de los brutos para así poder decir: “Por nosotros mismos hemos evolucionado de animales a hombres. Es el esfuerzo de superación.”

Y así el hombre prefiere auto degradarse, por no querer humillarse ante Dios. 

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De este modo perdió el hombre la perfección de la belleza física y vino la variedad de las razas.

 En los tiempos de la primera corrupción, tuvo el aspecto de animal. Ahora ha adquirido esa apariencia en la mente y en el corazón.

Y en su alma, por su cada vez más profunda unión con el Mal; ha tomado en demasiados, el rostro de Satanás, borrando casi totalmente la semejanza con Dios y quedando solo el hombre-animal, guiado por los más bestiales instintos.

La prevaricación trastornó el orden con el más desconcertante desorden y destruyó el Plan Estupendo de Dios, cambiando totalmente la condición del hombre.

Satanás finalmente logró su objetivo y se apoderó del hombre, sobre el cual desahoga su odio, su veneno y sus desenfrenadas y desesperadas pasiones.

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Al hombre rico, sabio, fuerte, feliz, inmortal y libre; lo convirtió en pobre, ignorante, débil, infeliz, mortal y esclavo, atormentado por su implacable verdugo.

A la felicidad del Paraíso Terrenal, siguió la infelicidad del exilio. A la Luz, siguieron las Tinieblas de la ignorancia, al grado de perder su propia identidad.

El Amor fue sustituido por el Odio. Al Bien para el que el hombre fue creado, se prefiere el Mal con toda su gama de manifestaciones. A la Vida Eterna, finalidad de la Creación, se prefiere la Muerte Eterna, en la abismal desesperación del Infierno. 

Dios, a cambio del Amor sin límites que ha dado al hombre, recibe un tremendo insulto: el desprecio absoluto por parte del ser humano, que en una monstruosa ingratitud se niega a reconocerlo y a amarlo.

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La Humanidad ha pecado con el Deicidio en el Pueblo Elegido, el Pueblo de Dios. El hombre se niega a reconocer al Salvador y lo mata, porque no le gusta lo que Él ha venido a decir. Y por no arrodillarse ante Dios hecho Hombre, negándole la Adoración que le corresponde; lo convierte en el Redentor; cumpliendo en esta forma el Plan Admirable de Dios.

Y después del Deicidio cometido por los sacerdotes de Israel; los fomes del mal  prosperaron cada vez más fuertes hasta que el hombre ha llegado a la perfección de la maldad y la perversión, en el más refinado satanismo.

La Noche de la Negación de Dios cubre ahora todo el mundo. Los corazones están endurecidos por el egoísmo y por el odio que prevalecen en todas partes. La inocencia de los niños es contaminada y profanada. 

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El mundo se aleja cada vez más de Dios y se ha caído en el engañoso espejismo de creer poder prescindir de Él, construyendo una civilización materialista, que se niega a aceptar el pecado como un mal y haciendo al alma incapaz para el arrepentimiento, totalmente sordos a las voces del Cielo.

Satanás es el tirano que con las cadenas del pecado, arrastra al hombre hacia donde él quiere. Los impulsos del Pecado son el egoísmo y el odio, los dos enemigos acérrimos del Amor. Tientan con recompensas, amenazan con represalias, indagan, señalan y preparan asechanzas, para dañar al prójimo.

Así es como se realizan toda clase de crímenes. 

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El hombre siempre se envilece cuando sirve al pecado. El alma corrompida empuja la carne a pecados obscenos, que envejecen y deforman. El vicioso jamás es verdaderamente feliz. Porque en las glotonerías y en el ocio, el cuerpo disfruta, pero el alma languidece.

Los culpables aunque lo nieguen, sufren; porque el pecado enferma el alma y hiere al espíritu. Y nadie puede herirse a sí mismo, sin causarse dolor. El pecador no conoce la paz en su corazón.

Todo pecado es una enfermedad y hay algunos que provocan la muerte inclusive física. Las bendiciones de Dios son destruidas por el pecado y la alegría se acaba. Toda acción mala, quita la paz. El alma pecadora siente cansancio y tedio, se aburre pronto de todo y no conoce el júbilo del verdadero amor, sintiendo dentro de sí un verdadero quebrantamiento.

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El alma enferma por el pecado hace que muera el espíritu; el cual se convierte en instrumento de Satanás, para infligir daño a los demás, en la decadencia de un círculo perfecto de maldad y de odio. El pecado enferma al alma con un cáncer que carcome y destruye peor que la lepra. El cáncer del cuerpo se queda en la tierra, pero el pecado permanece por toda la eternidad.

El espíritu muerto por el pecado es totalmente dominado por Satanás. Quién toma ‘posesión espiritual’ del templo viviente que es el hombre, quién es lanzado a cometer verdaderas aberraciones que lo angustian y de las cuales quisiera verse libre.

Pero cada vez comprueba dolorosamente y muchas veces sin comprenderlo ¿Por qué no puede hacerlo?…

LA ESCLAVITUD DEL PECADO.

Entre los ángeles hay diferentes jerarquías: ángeles, arcángeles, etc. Entre los demonios también las hay. Jesús también especificó una distinción entre los demonios y los espíritus inmundos. Los demonios son los ángeles caídos que no supieron retener su condición. Los espíritus inmundos son generados por los pecados de los hombres.

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El pecado consumado y convertido en vicio, fortalece y vitaliza a estos espíritus generados por la maldad humana. Llegan a agigantarse a tal grado que toman un dominio total del hombre, hasta esclavizarlo de una manera absoluta.

El alma fue creada para volver a unirse con Dios. Y cuando la libre voluntad del hombre decide unirla al pecado, se produce un místico adulterio espiritual.

La lujuria de la mente es la soberbia. Fue el pecado de Satanás que se burló de Dios, llevándole a creerse superior a Él. La mente del soberbio fornica con Satanás, contra Dios y contra el Amor.

La lujuria del corazón es la ambición de las riquezas y del poder. Es la que odia a Jesús y a su Evangelio, porque Él ha acabado con ella en el corazón de los que aprenden a amar a Dios.

La lujuria carnal empuja al cuerpo a vivir esclavizado como un animal. Y sus instintos lo gobiernan en satánica tiranía, por infames placeres.

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Esta es la triple concupiscencia que destruye al hombre manteniéndolo alejado de Dios. El alma muere si se le mantiene apartada de Dios.

Dios es Amor. Privada de su fuente, el Amor, el alma pierde la capacidad de amar y a pesar de todos los esfuerzos, la felicidad se vuelve más inaccesible cada día. El odio y la amargura envuelven al alma que busca inútilmente un alivio.

El hombre privado de Dios por una vida llena de pecado, lo que lleva a cabo es un suicidio espiritual, porque en un loco e insensato deseo de vivir para sí, en el egoísmo desenfrenado, se priva de lo que viene a ser su misma vida: el Amor. Y en el vacío resultante, la búsqueda incesante de paliativos, lo hunden en el vicio y en el error. 

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Cuando se vive solamente para la materia, el cuerpo se vuelve lo más importante y por darle satisfacción a la carne, el hombre muere sin darse cuenta de que está muriendo en su parte más importante: la espiritual.

El que mata el amor, mata la paz. La inquietud resultante es la prueba de que las almas están moribundas, que languidecen por el hambre de Dios. Hambre que solo podrá ser saciada en la Fuente del Agua Viva: el Verbo Encarnado y en su Palabra: el Evangelio.

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P29 OJO POR OJO

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35. A mí me toca la venganza y el pago para el momento en que su pie vacile. Porque está cerca el día de su ruina, ya se precipita lo que les espera.

36. Que va hacer Yahveh justicia al pueblo suyo, va a apiadarse de sus siervos. Porque verá que su fuerza se agota, que no queda ya libre ni esclavo.

37. Dirá entonces: ¿Dónde están sus dioses, roca en que buscaban su refugio,

38. ¿Los que comían la grasa de sus sacrificios y bebían el vino de sus libaciones? ¡Levántense y os salven, sean ellos vuestro amparo!

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39. Ved ahora que yo, sólo Yo Soy y que no hay otro Dios junto a mí. Yo doy la muerte y doy la vida, hiero yo y sano yo mismo y no hay quien libre de mi mano.

40. Sí, yo alzo al cielo mi mano y digo: Tan cierto como que vivo eternamente,

41. cuando afile el rayo de mi espada, y mi mano empuñe el Juicio, tomaré venganza de mis adversarios, y daré el pago a quienes me aborrecen. (Deuteronomio 32, 35-41 Biblia de Jerusalén)

MADRE D LA SALVACION

¡TODO MÉTODO ABORTIVO CREADO POR EL HOMBRE, ES UNA OFENSA GRAVE A LAS LEYES DE LA CREACIÓN Y AL CÓDIGO DEL AMOR DE DIOS!

Julio 07 de 2013- 12.30 P.M.

LLAMADO URGENTE DE MARIA ROSA MISTICA A LA HUMANIDAD

Hijitos de mi corazón, que la paz de Dios esté con vosotros.

Esta humanidad perversa y pecadora prefiere la muerte a la vida…

¿Cuántos de mis niños inocentes son asesinados diariamente en los vientres de las madres desalmadas?

VIENTRE MATERNO

¡Oh, madres sin conciencia que asesináis en vuestros vientres la esperanza, que rompéis el ciclo de la vida que Dios creó!

¡Os digo que si no os arrepentís y hacéis reparación, el vientre del Averno será vuestra morada en la eternidad!

REMORDIMIENTO Y CASTIGO

Todos aquellos legisladores, gobernantes, profesionales de la medicina o personas que directa o indirectamente apoyan, inducen o practican métodos abortivos, son igual de culpables…

Y si no se arrepienten y hacen reparación, recibirán también su paga en la eternidad:

¡Allá en las profundidades del Abismo será el llanto y el crujir de dientes, por toda la maldad con que obraron en este mundo!

INFIERNO

Quiero deciros humanidad pecadora:

 El ciclo de la vida comienza en el mismo momento en que el óvulo de la mujer es fecundado…

 Es ahí cuando el Espíritu Santo comienza a darle forma a un nuevo ser humano. 

EMBRION HUMANO

Toda interrupción o manipulación del ciclo de la vida, va en contra de las leyes de Dios que son inmutables; que son rectas, que no pueden ser modificadas por las leyes y el razonamiento humano.

Toda interrupción que se haga desde el momento de la concepción es un crimen a la vida y a las leyes que la rigen.

CRIMEN INCALIFICABLE

Es pecado grave a los mandamientos de Dios cuando dice en su Quinto Mandamiento:

¡NO MATARÁS!

Lo que la humanidad no considera pecado, lo es para Dios.

Las leyes de los hombres son imperfectas, porque no tienen en cuenta los mandamientos de Dios que son las leyes divinas que rigen la vida de los hombres.

LEY-ABORTO

La vida debe ser respetada como don de Dios desde el momento en que es concebida.

Todo método abortivo creado por el hombre es una ofensa grave a las leyes de la creación y al código del amor de Dios.

ABORTO INDUCIDO

El hombre no puede interrumpir en ningún momento el ciclo de la vida, anteponiendo sus leyes a las leyes divinas.

¿Quién os creéis que sois hijos del barro, para manipular las leyes de Dios y obrar como si fuerais Dioses?

Vuestra soberbia será vuestro peor castigo y por ella moriréis eternamente.

MUERTE ETERNA

¡Oh, humanidad tomad conciencia y volved a Dios!

 ¡No manipuléis la vida, obra del Creador; para que su Justicia Divina no tenga que castigaros!

MANIPULANDO ADN

Hijas de Jerusalén cubrid vuestra desnudez, dejad de pecar;

¡Recapacitad y respetad la vida, obra de Dios!

Es en vuestros vientres donde se origina la vida humana.

COSA JUZGADA

No asesinéis la vida y no hagáis de vuestros vientres

sepulcros vivientes.

BEBE ABORTADO

Acordaos: en la eternidad reina la Justicia Divina y será la Justicia de Dios y su Tribunal Supremo quién juzgará vuestras acciones en este mundo

Ysi no os arrepentís y reparáis, os aseguro que su sentencia será para vosotras: ¡Muerte Eterna!

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Recapacitad pues ¡Oh humanidad!

Guardad los preceptos de Dios para que tengáis mañana vida eterna.

Vuestra Madre

María Rosa Mística.

MARIA ROSA MYSTICA

Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad.

http://www.mensajesdelbuenpastorenoc.org/mensajesrecientes.html

1

¡AY DE AQUELLOS QUE VIERTEN LA SANGRE INOCENTE DE LOS NO NACIDOS!
20.03.91  
-Yo, Yahvé, soy tu Padre.

1MP

Ven, llevarás a cabo tu obra a Mi lado, hija. Te daré nuevas fuerzas cada día porque ello será necesario para Mi Obra que se extenderá por el mundo entero. He encendido tu lámpara para que veas, hija Mía.

CRUZ DE PENTECOSTES

Te he escogido enseñarte desde Mi Morada; de Mi Propia Boca recibes Mi Palabra; guarda Mis Enseñanzas como la niña de tus ojos.
-Sí, mi Señor y Dios.
-Incluso ahora, en tu nada, Yo, que soy Todo, Me extenderé y como la niebla que se insinúa por todas partes, envolveré a toda Mi creación en Mí, desde el extraño hasta Mi mejor amigo, porque Mi Celo 1 ha superado Mi deseo de reprimirla.
Te he creado con un propósito: te he creado por Amor, para que Me ames.

ROSA MYSTICA1

Cuando el cuerpo y la carne se vayan a consumir y agotarse, aquel que Me estuvo agradando será atraído dentro de Mi Alma para siempre jamás; pero ¡Ay de aquel que no tuvo temor de Mí! 

 ¡Ay de aquel que nunca vio la iniquidad, como locura, ni la necedad como demencia!  

¡Ay del corazón que creyó que él podía alcanzar el cenit de su fuerza por sus propios esfuerzos y sin Mí!

CIENCIA Y VIDA

¡Ay de aquel que no ha obedecido Mis Mandamientos!  
¡Ay de aquél cuyo corazón esté lleno de malicia!
¡Ay del chacal que conspiró de noche!
¡Ay de aquel que juzgó a su hermano y le causó vivir en el terror!  
¡Ay de los labios que levantaron falsos testimonios!
¡Ay de aquellos que vertieron sangre inocente de los no nacidos!

VICTIMAS INOCENTES

¡VUESTRA RECOMPENSA SERÁ EL INFIERNO!  
¡Ay de los impuros que reciben la Carne y Sangre de Mi Hijo en estado de pecado, qué aborrecibles son para Mí!  
¡Ay de aquel que Me ofende rechazando la confesión y absolución y viene culpable a recibir a Mi Hijo!  

¡SÓLO MANOS CONSAGRADAS!

¡SÓLO MANOS CONSAGRADAS!

¡ARREPENTÍOS! ¡ARREPENTÍOS DE VUESTROS PECADOS!

¿Qué hay de bueno en vuestra ofrenda a Mí si tenéis una serpiente enrollada en vuestro interior?
Si Me preguntáis: «¿Qué debemos hacer entonces para ganar la Vida Eterna?»,

Yo os digo: ¡ARREPENTÍOS! SEGUID MIS MANDAMIENTOS, PRODUCID LOS FRUTOS APROPIADOS,

y Yo, en presencia de Mis Ángeles os ofreceré la habitación que os tengo reservada.

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Vigilad y estad en guardia contra todas estas cosas. Dejadme que manifieste Mi Espíritu en vuestro desierto, como Me plazca, cuando Me plazca y sobre el que Me plazca para salvaros.
-¡Corrígenos, Yahvé, Padre amantísimo, de forma suave y misericordiosa pero también rápida!
-Amadme, adoradme y ponedme como primero y por encima de todo…

ADORACIÓN EUCARÍSTICA

-¡Enséñanos a amarte sin ofenderte más! ¡Estoy desesperada sin Ti, oh Abba!
-Mis Ojos están sobre ti Mi niña, constantemente y Mi Espíritu te invadirá más que nunca para no dejar nada de ti.

Yo soy Todo y Yo puedo llenarte con Mi Luz.  
¡Ah creación! Yo soy Leal y Benévolo,

¡Déjame libre, ¡Oh creación! ¡Y con Mi Ternura más amorosa llenaré tu espíritu de la divinidad de Mi Espíritu!

ESPÍRITU SANTO

Déjame libre para aniquilar tu letargo que te lleva a esta gran apostasía y a la ruina de tu alma.

Permíteme que te llene con Mi Fuego para que te conviertas en Mi sierva leal y ferviente.

Déjame que te transforme para que te conviertas en la delicia de Mi Alma,

 Yo Soy el que Soy está contigo.

Sé bendito y ten Mi Paz, tú que Me lees.

EL PARACLITO

1 Amor celoso

http://www.tlig.net/sp.html

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Sé que el plan del aborto alrededor del mundo está controlado

14.07.2013 22:11

Jueves 4 de julio de 2013 a las 18:40 hrs.

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Mi queridísima hija, ha llegado Mi Hora para intervenir por la fuerza en el mundo, en un tiempo de gran pecado contra Mí.

Mi Paciencia es sometida a prueba y Mi Ira ha sido provocada conforme presencio los más grandes insultos, que están siendo perpetrados contra Mí.

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Como el Creador de todas las cosas vivientes, Yo Soy el Autor de la vida.

Yo la creo como Yo deseo y la termino de acuerdo a Mi Santa Voluntad.

Cuando el hombre trata de interferir con Mi Voluntad, contraatacaré, ya que no toleraré tal maldad.

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A aquellos que matan a cualquiera de Mis hijos, os digo que vuestra vida será terminada.

 Tomaré vuestra vida, no solo en cuerpo, sino en espíritu.

Ninguna vida eterna será ni puede ser concedida a vosotros.

La vida que quitáis será vuestra caída. 

OJO POR OJO SERÁ VUESTRO CASTIGO.

CELO DIVINO

Prestad atención, aquellos de vosotros que continúan destruyendo la vida en todas sus formas:

Sé lo que estáis haciendo. 

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Sé que el plan del aborto alrededor del mundo es controlado por un grupo de entre vosotros.

Sé que aquellos países que se apresuran por la legislación obscena para justificar el aborto, son meras marionetas.

Ellos son sostenidos por cuerdas mientras bailan al ritmo del Único Grupo Mundial, que obedece a un único amo.

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Su lealtad es a la Bestia cuyo plan mayor: destruir cientos de millones de vidas ha estado teniendo éxito, a través del pecado del aborto.

Los no nacidos son un blanco fácil a sus ojos.

Ellos utilizan el aborto para interferir con Mis Leyes y el gran Don legado al hombre: el Don de la vida.

La arrogancia del hombre, inseparable de la Bestia y de aquellos de entre vosotros que él engaña, me enferman.

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Mi Amor es Poderoso: pero vuestra intención malvada para destruir lo que es Mío, será llevada a un freno tan abrupto, que gritaréis por vuestra vida.

 A menos que me llamen ahora a través del Don de la Reconciliación, se os mostrará poca Misericordia.

Ya que cada uno de vosotros que justifica, promueve o tiene alguna participación en tomar la vida del no nacido, sufriréis el mismo castigo.

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Destruid aquellas vidas inocentes y vuestras propias vidas serán tomadas.

 He observado, en terrible dolor cómo me habéis estado insultando, por tanto tiempo.

VUESTRO TIEMPO SE ACABÓ,

 ya que seréis severamente castigados ahora,

por este acto grave en contra de Mi Divinidad.

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Recordad, hay poco tiempo para que abandonéis vuestra aceptación al aborto.

Mi Ira que muy pronto se derramará sobre las cuatro esquinas de la Tierra. 

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Es debido al pecado del aborto, que el hombre sufrirá el peor castigo.

Ningún país será excluido de estos castigos.

Solo a aquellos que no permiten el aborto, les será ahorrado el terrible dolor que infligiré sobre el mundo. 

Como el Autor de la vida, ningún hombre tiene el derecho de ir en contra Mía.

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NADIE

El que se atreva a desafiarme, al imitarme en la toma de la vida, será privado de toda vida.

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Vuestro Padre

Dios Altísimo

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MARIA DE LA DIVINA MISERICORDIA

MARIA DE LA DIVINA MISERICORDIA

219.- EL ÚLTIMO CRIMEN

1olivar

La cara de Judas es una máscara siniestra que causa miedo. Brinca de la zanja y huye por el olivar, sin regresar por el camino por el que llegó. Parece que lo persiguiese una jauría.

Regresa a la ciudad. Se envuelve en el manto como puede. Trata de cubrirse lo mejor posible, la herida y la cara.

Se dirige al Templo. Y al hacerlo, en un cruce del camino se encuentra con la chusma que arrastra a Jesús hacia el Pretorio.

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No puede retroceder, porque otra gente que ha acudido a ver, lo cerca por detrás. Y como es muy alto, alcanza a ver todo.

Y se encuentra frente a frente con la mirada de Jesús…  Las dos miradas se cruzan por un momento.

Jesús lo mira con infinita compasión…

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Es una mirada dulce. Llena de amor y de un Perdón total…

Una mirada que el Traidor no puede soportar… Y baja la cabeza.

Pero con un despiadado tirón, a Jesús lo obligan a seguir caminando…

Y Judas ve pasar a Jesús amarrado, golpeado y maltratado. Con los horrendos cardenales… Y todas las huellas del horroroso tormento sufrido a manos de sus verdugos: Los sacerdotes del templo de Jerusalén…

3atormentado

El impacto es tal, que Judas cae de bruces, como desvanecido.

La gente lo pisotea sin piedad y él no reacciona. Prefiere que lo pisen todos antes que volver a mirarlo…

Cuando la jauría Deicida ha pasado y la calle queda vacía, se levanta y corre al Templo. Tropieza y casi arroja por el suelo a un guardia que está a la puerta del recinto. Otros guardias corren, para ayudar al compañero e impedirle la entrada…

Pero como un toro furioso, Judas los embiste a todos. A uno que lo ha aferrado para no dejarlo entrar al salón semicircular del Sanedrín, donde todavía están discutiendo los del Gran Consejo…

Con fuerzas sobrehumanas lo toma por la garganta y lo arroja escaleras abajo, como si fuera un guiñapo. Y si no lo dejó muerto, ciertamente sí muy mal parado…

Entra como un torbellino y de pié, en medio del salón, en el mismo lugar donde antes estuvo Jesús…

Vocifera:

–                       ¡No quiero!… ¡Malditos!… ¡Vuestro dinero!

4judas-monedas

Los pocos sinedristas que están presentes, lo miran… Y se quedan paralizados y mudos, por el  asombro total…

Judas parece un demonio vomitado por el Infierno: ensangrentado, despeinado, delirante, babeando, con las manos crispadas…

Y grita con voz estridente:

–                       ¡No quiero vuestro dinero, malditos! ¡Me habéis perdido! Me hicisteis cometer el más grande Pecado. Como vosotros, también yo soy maldito. He entregado la Sangre Inocente. Que Ella caiga sobre vosotros, tanto como mi propia muerte. Sobre vosotros… ¡Noo!… ¡Ah!…

Judas ve en el piso de mármol, las manchas de Sangre…

5James_Tissot_The_False_Witnesses_Before_Caiaphas

Y exclama con horror:

–                       ¿También aquí la hay? ¡Por todas partes está su Sangre! ¿Cuánta Sangre tiene el Cordero de Dios, para cubrir así la Tierra y no morir?… ¡Y pensar que yo la he derramado, por instigación vuestra! ¡Malditos! ¡Malditos! ¡Malditos seáis para siempre!

¡Maldición a estos muros! ¡Maldición sobre este Templo Profanado! ¡Maldición al Pontífice Deicida! ¡Maldición a los Sacerdotes Indignos, a los Fariseos hipócritas, a los judíos crueles, a los Escribas mentirosos, a los Doctores falsos! ¡Sea yo maldito! ¡Lo sea yo! ¡Tomad vuestro dinero y os destroce el corazón como a mí la cinta!

Y arroja con fuerza inaudita la bolsa, a la cara de Caifás.

6caifas

Y sale lanzando un grito pavoroso, el último anatema lanzado sobre el Sanedrín…

El eco se une al dinero que suena esparciéndose sobre el  piso, después de haberle roto la boca al Sumo Sacerdote del Templo de Jerusalén.

Nadie se atreve a detenerlo…

Judas corre… Se vuelve a encontrar  a  Jesús, que lo llevan al palacio de Herodes…

Y la misma mirada misericordiosa del Maestro traicionado por él…

7betrayal

Judas de Keriot lo mira horrorizado…

Jesús lo mira a su vez con infinito amor y compasión….

Parece decirle:

–           Ven a Mí. Todavía puedo perdonarte.

8Sagrado_Corazon

La compasión en la mirada del Maestro lo hace cimbrar desde lo más profundo de su alma… Si un vestigio hubiera brotado para mover su voluntad hacia el arrepentimiento, Satanás lo sofoca inmediatamente.

Aunque parezca imposible su desesperación aumenta… Corre sin rumbo fijo,  huyendo enloquecido…

9judas iscariote

Jesús, como un bribón en medio de cien soldados, vuelve a atravesar la ciudad… Para regresar al Pretorio, porque Herodes se negó a condenarlo… Y vuelve a encontrarse con Judas Iscariote…

La misma mirada de compasión amorosa hacia el Traidor…

10Jesus%205

Satanás le sofoca cualquier intento de volverse hacia el Salvador y Judas ni siquiera puede mover su voluntad al arrepentimiento…

Baja la cabeza para no mirar la amorosa invitación de la Víctima de su Odio y abandona el centro de la ciudad. Se encamina por las callejuelas más miserables. Atraviesa el barrio de Ofel…

Y vuelve a dar nuevamente al Cenáculo. Está cerrado. Como abandonado. Se detiene. Lo mira…

Murmura:

–                       ¡La Madre!… ¡La Madre!…  –se queda inmóvil- ¡Y a esta Madre le he matado a su Hijo!  ¡También yo tengo una madre! Quiero entrar. Volver a ver la sala. ¡Aquí no hay sangre!…

39Jesus_Judas

Y da un golpe a la puerta. Luego otro y otro.

La dueña de la casa viene y apenas abre… Al ver a Judas deformado, irreconocible, espantada lanza un grito e intenta cerrar; pero Judas de un empujón le abre.

Y separando violentamente a un lado a la mujer, camina veloz por el corredor. Avanza hacia la puerta del Cenáculo, la abre y entra…

Hermosos rayos del sol matutino entran por las ventanas abiertas.

Da un suspiro de descanso. ¡Cuánta paz se respira! Aquí hay calma y silencio… Observa todo con detenimiento…

11Tiziano_ La Ultima Cena

La vajilla está toda en su lugar. Da la impresión de que los invitados van a llegar en cualquier momento.

Judas va a la mesa. Mira si hay vino en las jarras. Bebe directamente y con ansias de una de ellas, que está casi llena y la sostiene con ambas manos. Luego se deja caer exhausto en el asiento más próximo.

Apoya la cabeza sobre sus brazos cruzados, encima de la mesa. No se ha percatado de que está sentado exactamente en el lugar de Jesús y que tiene ante sí, el Cáliz que se empleó para la Eucaristía…

12eucaristia

Permanece así durante unos minutos hasta que la fatiga por la carrera y lo sucedido en las últimas horas, desaparece. Luego levanta la cabeza. Mira a su alrededor y ve la copa… Comprende donde está sentado. Y se levanta como impulsado por un resorte.

13eucaristia01

Pero la copa lo atrae. Todavía hay un poco de vino rojo en el fondo y el sol, al dar sobre la reluciente plata, enciende el líquido de  color rubí…

Judas exclama:

–                       ¡Sangre! ¡Sangre! ¡Es Sangre! ¡Su Sangre! ¡Su Sangre!… “Haced esto en recuerdo de Mí”… “Tomad y bebed, esta es mi Sangre. La Sangre del Nuevo Testamento que será derramada por vosotros”… 

14eucaristia3

El Jeque Árabe aparece de repente y le dice con sarcasmo:

–                       ¡Ni siquiera te ilusiones!… Esa Sangre es tu condenación. No te arrepentiste de tus pecados… Al contrario… Cometiste el más grande de los sacrilegios, pues confirmaste al salir de aquí, la Traición… Comiste y bebiste tu propia condenación. Esa Sangre ya no puede darte ninguna absolución. Recuerda que el Caín de Dios, no puede ser perdonado…

15corpo-e-sanguee

El espíritu de soberbia que Judas alimentó toda su vida y lo ha dominado desde su más tierna infancia lo ciega y lo impulsa a exclamar:

–                       ¡Ah!… ¡Maldito sea yo! ¡Porque por mi Pecado no se derramará! No le pido perdón, porque no puede perdonarme…

Judas ha olvidado por completo la primera lección de su Maestro… (Capítulo 4, publicado el 22 de Agosto de 2012)

16arcangel-lucifer-portador-de-luz1

Satanás continúa implacable:

–                       Si no nos perdonó a nosotros que somos espíritus perfectos. ¿Esperas que el Altísimo te perdone a ti, que eres el Asesino de su Hijo, que es Dios como el Padre?

17gustave_dore_paradise_lost_012

Judas ya está e la desesperación absoluta y exclama aterrorizado:

–                       ¡Sí! ¡Ya lo sé! Sé que no puede perdonarme… ¡Lo sé! ¡Lo sé!… ¡Largo! ¡Largo! ¡Lárgate! ¡Déjame! No hay lugar donde el Caín de Dios pueda encontrar reposo…

–                       Vivir así no tiene sentido… Lo mejor sería que terminaras de una vez…con este absurdo tormento…

–                       ¡Muerte, ven a mí!

18muerte

–                       Ella no vendrá. Eres joven y fuerte. Necesitas ir a su encuentro…

–                       ¡Largo! ¡Muerte! ¡Muerte! ¡Déjame!…

Sale. Quiere huir despavorido… Y…

Se topa frente a frente con María que está de pié, en la puerta de la habitación donde la dejara Jesús.

Ella, al oír el ruido se asomó… Y vio a Judas. Se estremece al verlo, pero no lo maldice…

¡Está viendo a Satanás en él!

Ella que vive y respira siempre en el Cielo y que jamás ha bajado sus ojos de allá… Ella que siempre ha tenido a Lucifer bajo su calcañal; que siempre ha mirado sólo a Dios; no lo conocía…

Pero al mirar la cara del Traidor, lo mira por primera vez y lo está conociendo…

19mirada-letal

Y a la extraordinaria, santísima e intrépida Mujer; no le importa hablar con él, con tal de tratar de llegar, al espíritu muerto de Judas… 

La Virgen está muy pálida. Como si no tuviera sangre en las venas… Sus ojos llenos de dolor, son muy semejantes a los de su Hijo.

Judas se encuentra con esos ojos que lo miran dolorosos y compasivos, con la misma mirada con que acaba de mirarlo Jesús en la calle.

Y con un ¡Oh! De espanto, se adhiere más a la pared.

María dice dulcemente:

–                       ¡Judas!… Judas, ¿A qué has venido?

Las mismas palabras de Jesús, dichas con un amor doloroso.

20MIRADA

Judas las recuerda y lanza un grito aterrado…

La Virgen repite:

–                       Judas, ¿Qué has hecho? ¿Has correspondido a tanto amor con la Traición?

La voz de María es una temblorosa caricia.

Judas intenta escapar.

María le llama con una dulzura maternal increíble. Realmente es la Madre que interroga al hijo malvado, que se ha portado mal; pero al que no ha dejado de amar…

Es más de lo que Satanás puede soportar. Ella es la única creatura cuya santidad es algo tan portentoso y magnífico, que literalmente lo aniquila.

38LUCIFER

Lucifer decide huir despavorido…

En este momento, si Judas hubiera querido, hubiese sido salvado, porque tiene su voluntad totalmente LIBRE…  

La Presencia de su Vencedora es el máximo terror de su pavoroso y despiadado amo…

22MARIA

María insiste:

–                       ¡Judas! ¡Judas! ¡Detente! ¡Espera! ¡Escucha! Te lo digo en su Nombre: Él Perdona…

La voz de María. Su aspecto… Ha sido el golpe de gracia o de desgracia, porque la resiste.

21-ntra-sra-de-los-dolores

Judas escapa corriendo… Y…

Se encuentra con Juan que también viene corriendo hacia la casa, para acompañar a la Virgen.

La sentencia ha sido pronunciada. Jesús está apunto de emprender su camino hacia el Calvario. Es la hora de que la Madre sea llevada a donde está su Hijo…

Juan reconoce a Judas, aun cuando muy poco quede del hermoso Judas de hace unas cuantas horas…

Y le pregunta con manifiesto desprecio:

–                       ¿Tú aquí? ¡Maldición te caiga, Asesino del Hijo de Dios! El Maestro ha sido sentenciado a muerte. Alégrate si puedes, pero déjame libre el camino. Voy a llevar a su Madre. ¡Que Ella la otra Víctima, no te encuentre, sierpe horrenda!

Judas huye. Se envuelve la cabeza con los trozos del manto, dejando solo un resquicio para ver.

La poca gente que no ha ido al Pretorio al verlo, se hace a un lado. Como si evitase a un loco. Porque eso es lo que parece…

Judas corre y vaga por los campos. El viento le trae de vez en cuando, un eco de la gritería que lanza la turba. Y cada vez que Judas lo escucha, aúlla como un chacal.

Sacude su cabeza rítmicamente contra las paredes. Cada vez que ve un líquido, el que sea: agua; leche que un niño lleva en una jarra; aceite que sale de una botija…

Grita desesperado:

–                       ¡Sangre! ¡Sangre! ¡Su Sangre!

23GOTA

Se ha hecho hidrófobo.

Tiene ansias de beber en los arroyuelos o en la fuente, pero no puede. Dios se ha retirado de él y ya está sufriendo los tormentos de un condenado…

24infierno-

Y dice:

–                       ¡Es sangre! ¡Me ahoga! ¡Me quema! ¡Siento quemarme! ¡Su Sangre que ayer me ha dado se me ha convertido en Fuego! ¡Maldición sobre mí! ¡Maldición sobre Ti!

Sube y sigue subiendo por las colinas que rodean Jerusalén…  Sus ojos miran como fascinados al Gólgota. Desde lejos ve por dos veces que el cortejo desaparece por la subida.

Continúa mirando fascinado como la muchedumbre multicolor, va subiendo lentamente, hasta llegar a la cima del Gólgota… Mira y lanza un lamento lúgubre, que parece un aullido.

También Judas ha llegado a la cima del otro monte… Sobre un pequeño desfiladero que está cubierto de Olivos, el desgraciado apóstol está de pié, bajo un olivo al borde del precipicio…

Mira hacia el Gólgota. Ve que son levantadas las cruces y comprende que Jesús ha sido Crucificado…

25calvario

Satanás le muestra lo que sucede en el Monte Calvario…

En un lapso de tiempo muy corto, pero que a Judas le parece una eternidad, pasa velozmente ante su horrorizada mirada, todas y cada una de las escenas de su vida: los pecados cometidos, las oportunidades desperdiciadas, el desprecio hacia las enseñanzas de Jesús, el sufrimiento causado al prójimo por su egoísmo monstruoso, su idolatría y su egolatría en todas y cada una de sus facetas más sutiles…

Y sobre todo, los pecados cometidos contra Dios en la Persona Divina de Jesús… Y entonces comprende en toda su trascendencia, su Magna Traición y lo que realmente significa el haber sido el Verdugo Deicida…

Judas mira y se convulsiona.

26agonizante

Grita:

–                       ¡No, no! ¡No me mires! ¡No me hables! No lo soporto. ¡Muere! ¡Muere, maldito! ¡La muerte te cierre los ojos que me hacen temblar!  ¡Qué te cierre esa boca que me maldice!Pero también yo te maldigo porque no me has salvado…

El rostro de Judas está de tal modo transformado; que causa horror sobrenatural.

Es la cara de un condenado. Dos hilillos de baba, le resbalan de la boca. La mejilla donde lo mordió el perro, está verdosa e hinchada. Su cara como torcida, sus cabellos pegajosos, su barba crecida; le dan un aspecto muy lúgubre.

Sus ojos giran en sus órbitas manifestando un infinito tormento…

27lucifer (2)

Arranca de su cintura la faja de lana roja que le da tres vueltas. La amarra al tronco de un olivo y jala de ella con todas su fuerzas. Ve que resiste.

Entonces escoge un olivo para lo que intenta. El elegido es el que da al desfiladero con sus ramas. Sube sobre él. Amarra fuertemente una punta a la rama más gruesa y que da al precipicio. Hace luego un nudo corredizo. Por última vez ve hacia el Gólgota.

28CALVARIO

 Enseguida mete la cabeza entre el nudo. Se sienta en el borde y de un golpe, se lanza al vacío.

El nudo lo aprieta. Se sacude por algunos minutos. Se le saltan los ojos. Se pone negro. Abre la boca. Las venas del cuello se hinchan y se ponen negras. Da cuatro cinco patadas en el aire, en su última convulsión.

Le cuelga la lengua, negra y babosa… Los ojos se abren más, dejando ver el tomate inyectado de sangre. El iris del ojo se oculta bajo el párpado, dejando ver la esclerótica… Ha muerto.

El fuerte viento que sopla por la tormenta, bambolea el macabro péndulo… Y le hace dar vueltas como si fuera una horripilante araña junto a su tela…

29Judas_Hangs_Himself_(Judas_se_pend)_-_James_Tissot

El que es culpable, dondequiera ve sombras tenebrosas. La conciencia las crea, como un instinto natural que podría servir para arrepentirse.

Satanás por su parte, instiga estas sombras y su maligna astucia las convierte en una apariencia engañosa, que arrastra a la desesperación.  El alma que es llevada a este punto, se convierte en su esclava.

En el proceso para llegar hasta aquí, el primer paso es la duda… en espiral descendente se llega hasta la desesperación. Y ésta lleva a cometer el Último Crimen: el Suicidio.

30luzbel

A Judas, el Padre de la Mentira le ha mostrado una escena real: La Crucifixión…   Mezclada con un engaño: El Salvador maldiciéndolo.

Judas se traga el cebo, con sedal y plomada. Y sella su propia condenación…

Si al menos hubiese recordado que Satanás es el Maestro del Engaño…

Las palabras que en realidad Jesús estaba pronunciando son:Padre, perdónales; porque no saben lo que hacen…’

El remordimiento lo hubiera podido salvar. Si lo hubiese empleado para arrepentirse… Si hubiese guardado en su corazón la Primera Lección que recibió de Jesús, su historia hubiese sido muy diferente…

Pero él, no quiso. A su traición criminal que hubiese encontrado misericordia, en la inclinación infinita de amar de Jesús; añadió blasfemias.

La resistencia a la voz de la Gracia que le hablaba por medio de los recuerdos, de los temores, de su Sangre, de su manto, de su mirada; por medio de los restos de la Eucaristía instituida…

31sangre

De las palabras de María… él resistió a todo. Quiso resistir; como había querido traicionar. Como quiso maldecir, como quiso suicidarse.

La voluntad es la que vale en todas las cosas, sean buenas o malas.

¿Para qué arrojar el precio de la traición; cuando hacerlo no es más que el fruto de la Ira por el desengaño y no de una voluntad de querer arrepentirse?

32Judas

Judas no quiso. Somos dueños absolutos de la voluntad y ella nos puede dar el Cielo o el Infierno. Cuando se quiere permanecer en la culpa… Satanás es un amo cruel e implacable.

33satanas

María le dijo: “Arrepiéntete, Judas. Él perdona…”

Si en lugar de rechazarla y huir, se hubiera arrojado a sus pies pidiendo: ¡Piedad!…  Ella, la Misericordiosa; lo hubiera recogido como a un herido. Y en las heridas que Satanás le había hecho. En las que inoculó el veneno de la Traición, María habría derramado su llanto que salva.

34arrepentimiento

Lo habría llevado a los pies de la Cruz, tomándolo de la mano para que Satanás no se lo pudiese arrebatar y no lo golpearan los discípulos. Lo hubiera llevado para que su Sangre hubiera caído directamente sobre él: el más grande de los pecadores.

En el Calvario el Crucificado está con los brazos abiertos y enclavados; para deciros que os ama. Que no quiere; que no puede castigaros, porque os ama. Que prefiere no poderos abrazar… Único dolor en su actitud de Crucificado; antes que estar libre para castigaros. El Crucificado espera sólo una palabra: ¡Jesús, sálvame!…

35luz_en_el_horizonte-1440x9002t

El Crucificado: Esperanza Divina para los que se arrepienten y Quieren dejar la culpa…  Para los impenitentes es objeto de un gran pavor, como Judas. Que los hace blasfemar y emplear la violencia contra sí mismos. Son asesinos de su propio cuerpo; de su propia alma, por su persistencia en la Culpa.

Y la actitud del que es Bueno; del que se dejó inmolar con la esperanza de salvarlos; toma forma de un espectro pavoroso…

Cuando Judas dejó de creer en Jesús, en la satisfacción del dinero; en la ambición del poder y en la protección humana: se suicidó.

36judas ahorcado

No fue por el remordimiento de su delito. De haber sido así, se habría matado en cuanto se dio cuenta de que Él lo sabía…  Más no fue así. Ni después del Ósculo Infame y el saludo amoroso de Jesús. Tampoco cuando lo vio escupido; amarrado y arrastrado fuera, entre mil insultos.

Sólo  después de haber comprendido que el Sanedrín no lo favorecía; que había instigado el delito y se habían servido de él, para luego volverse en su contra. Y solo después de haberse convencido que ni el poder, ni el dinero llegaban… Sólo entonces se mató.

Después de la Traición, todo quedó claro ante sus ojos y se dio cuenta de que nada de esto lo hacía feliz… Y de la oscuridad de su desesperación, que lo tenía en la Nada; se arrojó a la oscuridad horripilante del Infierno… 

37falling_into_hell

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA

61.- DOLOR DE UNA EMPERATRIZ

A la mañana siguiente, descansado y perfectamente arreglado. Elegante como siempre, Marco Aurelio regresó a la prisión.

Pero allí le aguarda un suceso inesperado. Por lo general todos los guardias pretorianos que por turno custodian la cárcel Mamertina, lo conocen y lo dejan pasar sin oponerle el menor obstáculo. Pero esta vez los soldados no le permitieron pasar.

Un centurión se acercó y le dijo:

–           Perdona, noble tribuno. Hoy tenemos la orden de no dejar entrar a nadie.

Marco Aurelio palideció y repitió:

–           ¿Una orden?

El soldado le miró con expresión compasiva y contestó:

–           Sí, señor. Una orden del César. En la prisión hay muchos enfermos y hay temor de que los visitantes puedan difundir el contagio por toda la ciudad.

–           ¿Dices que la orden es solo por el día de hoy?

–           La guardia se releva al mediodía.

Marco Aurelio permaneció silencioso, con una gran opresión en el corazón. El soldado se le acercó más y le dijo en voz baja:

–           Vuelve tranquilo señor. El guardián y Bernabé cuidan de ella.

Y al decir esto se inclinó y en un parpadeo trazó con su espada un pescado sobre las baldosas del pavimento…

Marco Aurelio le dirigió una mirada rápida y le dijo:

–           ¿Y tú eres pretoriano y cristiano?

El militar contestó señalando la prisión:

–           Sí. Me llamo Fabián, hasta que me llegue el turno de entrar allí.

–           Yo también adoro a Cristo.

–           ¡Alabado sea su Nombre! Lo sé señor. Pero no puedo dejarte entrar a la prisión. Escribe una carta y se la entregaré al guardián.

–           Gracias hermano mío. Que la Paz esté contigo.

Y estrechó la mano del soldado y se alejó de allí. La opresión en su corazón desapareció. El sol ya está en lo alto iluminando los muros de la cárcel y Marco Aurelio sintió su calor como una caricia que le traspasa hasta el alma y envuelve su corazón con un nuevo consuelo.

Aquel soldado cristiano fue para él otro testimonio viviente del Poder de Cristo. Se detuvo y miró hacia el cielo. Vio las nubes rosadas sobre el Capitolio y el Templo de Júpiter Stator y dijo:

–           ¡Oh, Señor Jesús! ¡Hoy no la he visto, pero creo en tu Misericordia y en tu Amor!

En la casa encontró a Petronio, que después de que llegó ya había tomado su baño, se había ungido el cuerpo y se disponía a descansar. Pero al ver a su sobrino tan elegante y bien dispuesto, con el rostro apacible y tan tranquilo como si ya hubiera pasado la tempestad; se quedó asombrado y confundido.

Y por primera vez no pudo aparentar su acostumbrada indiferencia…

Frunciendo el entrecejo preguntó:

–           ¿Ha pasado algo que yo no sepa? ¿Por qué te veo así?… -y Petronio movió las manos como si no comprendiera.

Marco Aurelio lo mira confuso y pregunta:

–           Así ¿Cómo?… ¿Qué tratas de decir?

–           No sé. ¡Tan cambiado! Casi pareces el mismo de antes… ¡No! Mejor que antes. ¿Qué tienes? Hay algo en ti… Lo percibo, pero no lo entiendo.

–           ¡Ah! ¡Ya sé!…

Y  Marco Aurelio comenzó a relatarle todo lo acontecido en los últimos días: su visita al Tullianum, su encuentro con Cástulo, con Fabián y lo que le sucedió al recibir la Primera Comunión. Luego concluyó emocionado:

–           ¡Te imaginas! ¡Tener a Dios dentro de mí! Siento una paz tan grande. ¡Es una experiencia maravillosa! Se me quitó la desesperación y la tristeza. El dolor casi desapareció y es como si lo tuviese anestesiado. Y luego, tengo en todo mi ser una felicidad tan plena, que es como si me hubiera embriagado… Per ésta es una embriaguez que no quiero que me deje nunca. Estoy lleno de la Paz de Dios y me siento muy tranquilo. Eso es todo. Y no… De todo lo demás, nada ha cambiado. La situación sigue exactamente igual.

Petronio lo mira perplejo. Apenas puede creer lo que oye…

Marco Aurelio lo mira sonriente y concluye:

–           He decidido que no les vamos a dar el gusto de regodearse con nuestra derrota ¿Qué te parece?

Después de una larga pausa, Petronio confirma:

–           ¡Me parece estupendo! – Está muy contento, a la vez atónito y desconcertado por completo…

Pero haciendo a un lado estas emociones, dice al tribuno:

–           Tengo noticias que darte. Estuve hoy en casa de Aminio Rebio a quién el César también fue a visitar. No sé por qué se le ocurrió a la Augusta llevar consigo al pequeño Rufio Crispino, hijo de su matrimonio anterior. Tal vez esperaba que el corazón del César se ablandara ante la infantil hermosura del niño. Desgraciadamente éste venía cansado y se quedó dormido, como le sucedió una vez a Vespasiano, durante la declamación que hacía César. Viendo esto, Enobarbo se enojó y le arrojó una copa de oro a la cabeza de su hijastro, hiriéndolo gravemente… Popea se desmayó y todos pudimos oír a Nerón cuando dijo: ‘¡Estoy harto ya de esa ralea!’… y eso, bien lo sabes tú, equivale a una sentencia de muerte.

Marco Aurelio declaró:

–           El castigo de Dios pende sobre la cabeza de la Augusta… ¿Por qué me cuentas esto?

–           Te lo cuento porque la cólera de Popea os ha perseguido a ti y a Alexandra. Ocupada ahora en su propia desventura, puede que abandone la idea de su venganza y sea más fácil influir en su ánimo. La voy a ver esta tarde y hablaré con ella.

–           Gracias. Esta sí es una excelente noticia. ¿Pero que no ha sido anunciado para hoy la Inauguración de los Ludus Matutinus?

–           Sí. Pero Nerón lo pospuso para dentro de diez días… Y mientras más tiempo tengamos disponible, mejor. No se ha perdido todo aún.

Pero el mismo Petronio no cree en lo que está diciendo porque sabe perfectamente que después de la rebuscada respuesta con la que el César contestó a la petición de Alituro, en la cual se comparó con Bruto, ya no puede haber salvación para Alexandra.

También se reservó por compasión a Marco Aurelio, lo que oyó decir en casa de Aminio Rebio: Que el César y Tigelino decidieron elegir para ellos y para sus amigos, a las más lindas doncellas y hermosos jóvenes cristianos, para profanarlos antes de la tortura…

En cuanto a los demás, serán entregados el día del espectáculo a los pretorianos y a los guardianes de las fieras.

Está convencido de que su sobrino no sobrevivirá a su esposa y desea endulzarle estos últimos días con todas las esperanzas y alegrías que le sea posible proporcionarle…

Y por eso agregó:

–           Hoy le diré a la Augusta: ‘Salva a Alexandra para Marco Aurelio y yo salvaré para ti, a Rufio’ y me propongo meditar seriamente como hacerlo. Este asunto es muy delicado. Una sola palabra dicha a Enobarbo en el momento oportuno, puede salvar o perder a una persona. En el peor de los casos ganaremos tiempo…

Marco Aurelio dijo abrazándolo:

–           Gracias. Te amo, tío. Estoy pidiéndole a Dios por ti.

Petronio se emocionó y dijo un poco precipitado:

–           Sería mejor me demostraras tu agradecimiento, comiendo y durmiendo bien. ¡Por Zeus! Ni en sus mayores tribulaciones, descuidó jamás Odiseo el alimento y el descanso. Me imagino que habrás pasado en la cárcel la noche entera.

–           Pues fíjate que no. Ya te dije que ayer me vine, dormí y descansé y… bueno, cené un poco.-dice Marco Aurelio como un niño cogido en falta- Pero te prometo que haré todo eso que deseas.

Petronio levantó un dedo y dijo:

–           Me encargaré de que Aurora haga que te alimentes como es debido.

Y se despidieron.

Petronio se fue a dormir y Marco Aurelio se fue a la biblioteca a escribir la carta para Alexandra.

Cuando la terminó la llevó al centurión Marcelo, que se la dio inmediatamente al guardia. Al poco rato, el soldado regresó trayendo un saludo de Alexandra y la promesa de responderle un poco más tarde. El tribuno decidió dar un paseo y luego regresar por la contestación de su esposa.

Está el sol ya muy alto y mucha gente afluye al Forum.

Cuando Marco Aurelio va de regreso a la prisión ve una lujosa litera que va abriéndose paso y pasa junto a él. Dentro de ella, vestido elegantemente de blanco, va un augustano cuyo rostro está oculto por un rollo de papiro que va leyendo con mucha atención. Un apretado grupo de gente estorba el paso de la litera, el hombre hace a un lado el rollo de papiro y asomando la cabeza grita:

–           ¡Dispersad esa plebe! ¡Pronto!

Al hacer esto, ha quedado frente a Marco Aurelio y al reparar en ello, tomó bruscamente el rollo de papiro y volvió a cubrirse el rostro.

El tribuno se lleva la mano a la frente creyendo que sufre una alucinación, porque el ‘augustano’ es nada más y nada menos que Prócoro Quironio en persona.

A Marco Aurelio se le aclararon muchas cosas en un instante y se acercó a la litera de Prócoro saludándolo, con una mirada penetrante.

El griego contestó con altivez y dándose mucha importancia.

–           Joven, te saludo pero no me detengas, porque me urge llegar a casa de mi amigo, el noble Tigelino.

Marco Aurelio, aferrándose a uno de los bordes de la litera y mirándolo fijamente,  le dijo con voz reprimida:

–           ¿Por qué traicionaste a Alexandra?

Prócoro exclamó temblando de terror:

–           ¡Oh, grandioso Apolo!

Pero en los ojos de Marco Aurelio no hay nada amenazante y recuperándose rápidamente, recuerda que ahora es un hombre rico e influyente. Y vuelve a hablar con arrogancia…

-¡Tú ordenaste que me mataran y que me enterraran en el jardín! ¿Ya se te olvidó?

Siguió un profundo silencio.

Y luego dijo Marco Aurelio con voz ronca:

–           Es verdad que te ofendí, Prócoro.

La humildad del tribuno encrespa la soberbia del griego. Este se irguió y castañeteando los dedos, lo que en Roma es una demostración de burla y desprecio, contestó con una voz tan fuerte para que todos pudieran oírle a su alrededor:

–           Amigo, si tienes alguna petición que presentarme, ven a mi casa del Esquilino por la mañana, a la hora en que recibo a mis clientes, después del baño.

Mientras tanto los corredores han abierto paso a los portadores y están listos para proseguir la marcha.

Prócoro hizo una señal con la mano y la litera continuó rápida su camino detrás de los corredores que gritan:

–           ¡Abrid paso a la litera del noble augustano Prócoro Quironio! ¡Paso! ¡Paso!

Marco Aurelio regresó con paso lento a la prisión y en una plegaria silenciosa, perdonó a Prócoro y a todos los que lo habían sumido en aquel drama que destroza su corazón…

Luego imploró la misericordia para todos y finalizó:

–           ¡Dios mío, ayúdame!…

Marcelo le entregó la carta de Alexandra. Marco Aurelio la apretó contra su pecho y se fue a casa de Petronio, para leerla con más calma. Y cuando llegó, desenrolló el largo papiro.

Su esposa, en aquella carta escrita apresuradamente, se despide de él para siempre. Sabe que ya a nadie le está permitida la entrada a la prisión y que solo podrá ver al joven tribuno desde la arena.

Le suplica que cuando sea llevada de la prisión Mamertina al circo, asista al espectáculo; pues desea verle por última vez en la vida, antes de partir para el Cielo.

En su carta no hay el más leve indicio de temor. Al contrario, lo exhorta a que sea valiente y que no olvide que después de Cristo, ella lo adora con todo su ser. Dice que tanto ella como sus compañeros de cárcel, ansían el momento de estar en la arena, para librar el combate final y en donde hallarán para siempre la libertad…

La verdadera libertad de las tribulaciones de esta vida…  Que no olvide que ella le ama. Que le ama tanto como él  ni siquiera puede imaginarse…

Que recuerde las enseñanzas de Cristo y así podrá alegrarse con ella en su martirio. Cada una de sus palabras demuestra un estado de euforia espiritual y sobre todo un desprendimiento total de todo lo que hay en la vida terrenal y que él mismo ya había advertido en todos los presos que están en la cárcel Mamertina.

Así como también su Fe imperturbable y su alegría por la esperanza en que todas las promesas de Jesús, se verán cumplidas más allá de la muerte:

“Ya sea que me libere Cristo en esta vida o después de la muerte, Él me unió a ti cuando nos casamos y por lo tanto soy tuya. Y aunque no hayamos consumado nuestro matrimonio, somos un solo cuerpo, así como ya somos una sola alma, porque sé que piensas y sientes lo mismo que yo. Y deseas estar unido a mí, tanto como yo lo deseo amadísimo esposo mío…

Te imploro que no llores por mí. Y no te dejes dominar por el dolor y el sufrimiento. Tú sabes como hay que entregarlo a Jesús e implorar de la Virgen María, su auxilio y protección.”

Es muy evidente que para ella la muerte no significa la disolución de su matrimonio.

Con una confianza infantil, asegura a Marco Aurelio, que una vez terminados sus sufrimientos y después de las torturas (No importa cuales sean), en la arena ella entregará su vida por amor a Cristo.

Y que cuando vaya al Cielo, le dirá a Dios que su esposo Marco, se quedó en Roma, ansiando unirse también a ella para poder adorarlo juntos, por toda la Eternidad…

Está segura de que el Señor la escuchará y pondrá una solución que los va a hacer muy felices…

Y también le pedirá a Jesús que su alma vuelva a él, aunque solo sea por un instante a decirle que está más viva que nunca… Con el misterio de la Comunión de los Santos, estará en contacto con él…  Que todos sus tormentos, sufrimientos y torturas habrán quedado en el olvido, porque ella será verdaderamente dichosa y bienaventurada.

Toda aquella carta respira felicidad y una gran esperanza.

Solo hay en ella una petición relacionada con asuntos terrenales: que si algo queda de su cuerpo, quiere que Marco Aurelio lo recupere del spolarium(lugar donde son depositados los gladiadores muertos) y la sepulte como su esposa, en la tumba donde él mismo reposará algún día…

Marco Aurelio leyó aquella carta con el ánimo acongojado y al mismo tiempo siente dentro de sí, aquella paz que lo fortalece.

En su corazón comparte la misma esperanza, la Fe y los pensamientos que animan a su esposa.

En la biblioteca, se levanta y deja a un lado sobre la mesa, la carta. Y se dispone a escribir a su vez, la contestación.

Después de reflexionar un poco, se sienta y escribe a Alexandra que irá diariamente a montar guardia al pie de los muros del Tullianum y pide a la joven que crea que tal vez Jesús aún quiera salvarla para él y regresarla a sus brazos aún en el mismo circo, pues él cree que Él, puede realizar ese milagro para los dos…  

Pero cuando Marco Aurelio llegó a la cárcel esa mañana. Marcelo el centurión abandonó las filas, se le acercó y le dijo:

–           Escúchame señor. Cristo te ama tanto que ha hecho un milagro en tu favor. Anoche el liberto del César y los enviados del Prefecto vinieron a elegir doncellas y jóvenes cristianos a quienes aguarda la deshonra. Preguntaron por tu esposa. Pero nuestro Señor Jesús le mandó una fiebre, la cual está haciendo mortíferos estragos entre los prisioneros del Tullianum y entonces a ella la dejaron en paz, porque estaba inconsciente…  Y bendito sea el Nombre de Jesucristo, porque la enfermedad que la ha liberado de la vergüenza, puede también salvarla de la muerte en la arena.

Marco Aurelio tuvo que apoyarse en el hombro del soldado, para no caer desvanecido. El joven tribuno, permaneció por algún tiempo con la cabeza inclinada… Luego la levantó y dijo en voz baja:

–           Dices bien, Marcelo. Cristo que la salvó de la deshonra, la salvará también de la muerte. Gracias hermano mío. Ruega por nosotros y yo rogaré por ti. Que la paz sea contigo.

Después de despedirse, se sentó luego en un peñasco, al pie de las murallas de la prisión y allí estuvo todo el día. Al caer la tarde, regresó a la casa de Petronio.

Mientras tanto, Petronio había entrado a su biblioteca…

Leyó la carta de Alexandra que se había quedado sobre la mesa donde él escribe…  Y después de leerla, estuvo mucho rato pensativo y reflexionando como nunca lo había hecho en su vida…

Luego tomó una resolución y antes de que Marco Aurelio regresara, se fue a visitar a la Augusta.

Encontró a Popea, a la cabecera del lecho del pequeño Rufio.

El niño a consecuencia de la herida en la cabeza, lucha ahora por su vida. Y su madre, con el corazón amargado por la desesperación y el terror, asiste impotente a sus delirios por la fiebre, pensando al mismo tiempo que si logra salvarlo, ello solo servirá para que enseguida perezca con una muerte más terrible.

Ocupada exclusivamente en su propio dolor, nada quiere oír de los problemas de Marco Aurelio, pero Petronio la aterrorizó:

–           Tú has ofendido a una Divinidad nueva y desconocida. Tú Augusta, según parece adoras al Jehová hebreo, pero los cristianos afirman que Cristo es Hijo suyo. Reflexiona ahora si no te estará persiguiendo la cólera del Padre. ¿Quién podrá afirmar que no es la venganza de Éste, la que ha caído sobre ti? Y quién sabe  si la vida de Rufio no depende sino de esto: de la manera en como tú obres.

Popea lo miró espantada y preguntó:

–           ¿Qué me aconsejas?

–           Aplacar a las deidades ofendidas.

–           ¿Y cómo?

–           Alexandra está enferma. Influye tú sobre el César o sobre Tigelino, para que sea entregada a Marco Aurelio.

Popea exclama con acento desesperado:

–           ¿Y piensas que yo pueda hacer eso? Mira lo que me está pasando…

–           Puedes hacer otra cosa entonces. Si Alexandra mejora, su destino es morir en el Circo. Dirígete al Templo de Vesta y pide a la Virgo Magna, que trate de estar como de manera fortuita cerca del Tullianum, en el momento en que conduzcan a los presos a la muerte y ordene que dejen en libertad a la doncella. Ella puede hacerlo y la gran vestal no te podrá negar eso.

–           Pero ¿Y si Alexandra muere de fiebre?

–           Dicen que el Dios de los cristianos es Vengativo pero Justo. Es posible que Tú logres aplacarlo, sólo con el deseo de ir en auxilio de esa joven.

–           Si es así, que me dé una señal indicativa de que Rufio sanará.

Petronio se encogió de hombros y dijo:

–           ¡Oh, divinidad! Yo no he venido a verte como enviado de Él. Me limito a decirte: es preferible que te encuentres en buena armonía con todos los dioses, tanto romanos como extranjeros.

Popea dijo con la voz quebrantada:

–           ¡Está bien! ¡Iré!

Petronio respiró con fuerza y aliviado. Y pensó:

–           ¡Al fin he podido hacer algo!

Al regresar a su casa recordó el enojo y la frustración tanto del César como de Tigelino, por no haber podido apoderarse de Alexandra, por la fiebre que la consumía…

Y después de ver al joven patricio, le dijo:

–           Ruega a tu Dios que no muera Alexandra de la fiebre que le aqueja, porque si ella se salva, la gran vestal, ordenará su liberación. La Augusta en persona le pedirá que lo haga.

Pero Marco Aurelio objetó:

–           Si ella no lo hace, Cristo la salvará.- convencido por la Fe y la esperanza.

Mientras tanto Popea, que por la salud de su hijo está dispuesta a ofrecer hecatombes a todos los dioses del Universo, se dirigió esa misma noche a través del Forum hasta el Templo de Vesta, dejando encargado a su niño a su fiel nodriza Amelia, quién también ha sido su propia nana.

Pero es demasiado tarde, porque en el Palatino ya ha sido decretada la sentencia de muerte contra el niño.

Así pues, apenas la litera de Popea desapareció a través de la Gran Puerta, entraron dos libertos del César al aposento del pequeño Rufio. Uno de ellos se arrojó sobre Amelia y la amordazó. El otro se apoderó de una estatuilla de bronce y mató de un solo golpe en la cabeza a la pobre mujer. Luego, los dos se acercaron a Rufio.

El pequeño, atormentado por la fiebre y sin darse cuenta de lo que ocurre a su alrededor, sonrió a los hombres…

Éstos le quitaron a la nodriza el cinturón y poniéndolo alrededor del cuello del inocente niño, lo estrangularon. Éste, apenas pudo llamar una sola vez a su madre…Y murió. Lo envolvieron en una sábana y montando en los caballos que los estaban esperando, se dirigieron con el cadáver hasta el puerto de Ostia, donde lo arrojaron al mar.

Popea no encontró a la Virgo Magna y regresó al Palatino.

Y al encontrar vacío el lecho de su hijo y rígido el cadáver de Amelia, se desmayó. Cuando recuperó el conocimiento empezó a gritar y sus desesperados alaridos se oyeron toda la noche…

Pero el César le ordenó que asistiera a una fiesta que iba a dar ese día y de esta manera, Popea debió ataviarse con su túnica de color amatista y acudir al banquete con una sonrisa que enmascara su inmenso dolor.

Es una estatua regia. Hermosa como una diosa. Coronada en sus áureos cabellos, anonadada y muda, como el ángel de la muerte…

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA

51.- EL ENCUENTRO

En el jardín de la casa del obispo Acacio, en el banco junto a la fuente que está rodeado de mirtos y rosales, están sentadas Alexandra y Jazmín, conversando animadamente, cuando entra Oliver, el sobrino del obispo y les grita:

–           ¡Rápido! ¡Vámonos! Roma está ardiendo.

Las jóvenes se levantan sobresaltadas y Alexandra palidece, mientras murmura angustiada:

–           ¡Marco Aurelio! Él va a venir a buscarme aquí. ¿Cómo le aviso? ¿A dónde vamos?

Se han reunido todos los moradores de la casa y el anciano Lautaro, está con todos en el Atrium. Llega corriendo Bernabé y dice:

–           ¡Todo el circo está ardiendo y hay incendios en muchas partes! ¡Tenemos que escapar!

Alexandra exclama afligida:

–           Pero ¡Marco Aurelio! ¡Mi esposo!

Lautaro recomienda:

–           No te preocupes. El Señor le ayudará a encontrarte. Lo importante es ponernos a salvo.

Oliver dice:

–           Yo sé como podemos llegar a las canteras de Calixto en una forma más segura. Síganme.

Y el joven Oliver encabeza al grupo de cristianos. Al salir a la calle, el viento trae el humo acre del fuego y todos siguen a Oliver; que da vuelta en la esquina y sigue por una estrecha callejuela.

Entretanto el terrible elemento ardiente, sigue abarcando nuevos barrios de la ciudad. Es imposible abrigar dudas de que manos criminales están encargadas de propagar el fuego, puesto que a cada momento y como siguiendo un plan predeterminado, se ven estallar nuevos incendios a remota distancia del foco principal. El grito de: ‘¡Roma perece!’ Se escucha por todos lados.

Algunos declaran que Vulcano por orden Júpiter, está destruyendo la ciudad con fuego, porque Vesta está vengando la violación de Rubria.

En el centro de la ciudad entre el Capitolio y el Quirinal, el Victimal y el Esquilino; así como entre el Palatino y el Monte Celio, en donde las calles están ocupadas por una población más densa, el fuego había empezado en tantos puntos al mismo tiempo, que muchas personas al huir en una dirección, se encontraban de repente con una muralla de fuego y tomaban otra dirección, solo para encontrarse con otro cerco de fuego que les cierra el paso. De esta manera quedan atrapados y finalmente mueren calcinados.

Dominada por el terror, el pánico y el frenesí, la gente no haya como escapar. Las calles están obstruidas y por todos lados avanza el incendio, abrasando a los infelices que quedan carbonizados, en aquel mar de fuego.

Y mientras unos imploran a los dioses, otros blasfeman de ellos a causa de la desesperación por la espantosa catástrofe. La destrucción parece tan completa, implacable y fatal, como el destino. Cerca del anfiteatro de Pompeyo, el fuego alcanza unos depósitos de cáñamo y de barriles de pez, con los que se embrean las cuerdas y las antorchas.

Y de repente se levanta una gran flama roja, tan brillante y tan enorme que ilumina toda la ciudad. Y en aquella gran tragedia que es una ruina total, la noche se convierte en día; con aquel fulgor extraño, que hace que la luz parezca de un mortal resplandor sanguinolento, en medio de las crepitantes llamas policromas.

De aquel mar de fuego se elevan hacia la atmósfera gigantescas columnas ígneas y lenguas que en sus cúspides estallan en fantásticos abanicos de chispas doradas, aumentando y propagando una conflagración que cada vez se extiende más, como una ola furiosa y atronadora que va devorando todo a su paso, en la desventurada ciudad.

Tres días antes del incendio, estaba Pedro en la Escuela de Apolonio en el Transtíber, cuando llegó el ingeniero Frontino, diciendo que sería posible continuar las obras de las Catacumbas, pues ya había recibido órdenes para extender la construcción de la Domus Áurea. Y comentó:

–           Para la extensión de lo que el Príncipe pretende, sería necesario derribar más de la mitad de la ciudad. Y la verdad no entiendo como eso será posible…

La sangrienta respuesta está envuelta en llamas.

En la parte de las catacumbas que ya había sido concluida, los dos laberintos de túneles galerías que se habían edificado subterráneos en dos polos opuestos fuera de las murallas de la ciudad; uno está en una vastísima área que había sido propiedad de Séneca. Tiene siete entradas y salidas: cuatro dentro de la ciudad en diferentes casas y barrios. Y tres, fuera de las murallas.

Por fuera, una de las entradas-salidas, está en una rica casa de campo, propiedad del senador Astirio y la otra junto a una cantera, en la propiedad que pertenece a Calixto. Por encima. Nadie sospecharía lo que está edificado abajo. Arriba nada había cambiado: campos de cultivo, extensos huertos y jardines, bosques, almacenes de grano y establos.

Oliver había participado en la construcción de las Catacumbas y ha guiado al grupo hasta una casa donde al llegar da una contraseña y lo hacen pasar de inmediato, junto con sus acompañantes. Aquí, el fuego no ha llegado todavía.

Los conducen a través de la casa, hasta el triclinium del jardín posterior. Junto a la fuente, hay un león y un águila de mármol y un par de corderos pastando junto a un trío de palomas, al lado de una balaustrada. Alberto, el que los ha guiado, toma la paloma del centro y la gira de su posición original, con la cabecita orientada hacia el norte… un ingenioso mecanismo, hace que se muevan los corderos y aparece una abertura bajo el emparrado, entre dos cipreses. Alberto, el que los recibió, le da a Oliver una antorcha y les indica que entren por allí, despidiéndolos con las palabras:

–           Pax Vobiscum. (Que la paz de Cristo esté con vosotros)

Todos no acaban de salir de su asombro, cuando a sus espaldas se cierran las puertas y se encuentran en un sótano, al que sigue una extensa galería, por donde avanzan siguiendo a Oliver…

Cuando por fin salen del oscuro y largo pasadizo a los espacios abiertos, desde donde se ve nuevamente la ciudad ardiendo, les parece increíble que realmente están fuera de las murallas de Roma.

Oliver les dice:

–           Vamos. No está lejos la casa de Calixto. –y decidido se dirige a través del campo, seguido por todos los demás.

Tres días después…

Marco Aurelio ha inhalado mucho humo, a pesar de todas las precauciones tomadas. La carrera desde Anzio. Los incidentes ocurridos mientras buscaba a Alexandra en medio de las casas incendiadas y humeantes; el insomnio, los terribles sucesos y extraordinarias experiencias de las últimas horas, han debilitado sus fuerzas y el resto de ellas parece abandonarlo ahora…

El joven tribuno se recarga vacilante, apoyándose en un peñasco. Pasan unos minutos, cuando distingue la inconfundible figura del Pontífice de la Iglesia cristiana, acercándose hacia él. Se arrodilla con gran veneración…

Pedro se acerca y le pone la mano sobre su cabeza inclinada, bendiciéndolo. Luego…

Pedro dice a Marco Aurelio:

–           Nada temas. La casa del cantero está muy próxima. Si te vas… –y le da las instrucciones necesarias. Luego agrega- En ella encontrarás a Lautaro, a Alexandra y al fiel Bernabé. Cristo, que la ha destinado para ti, te la conserva. Sigue adelante hijo mío y que la paz del Señor te acompañe siempre.

Las palabras de Pedro, al encontrarlo cerca de la cantera, le renovaron su esperanza y por un momento se siente desvanecer. Está cada vez más cerca de la persona que para él, es la más cara en el mundo. Pronto volverá a verla después de casi sentirla perdida, en el caos de la ciudad incendiada. Besa el anillo en la mano de su Pontífice y continúa arrodillado mientras él y los que lo acompañan se despiden bendiciéndolo y luego se alejan.

Marco Aurelio siente en su ser una alegría tan grande que casi lo hace desmayar. Y eleva una plegaria de agradecimiento al Dios que ha comenzado a amar con todas sus fuerzas. Recordó que cuando era niño creía en los dioses romanos, pero no los amaba. Ahora Jesús, su Dios amado, es la fuerza que lo impulsa en todo lo que hace.

Siguiendo las instrucciones de Pedro, llegó a la hondonada que está al filo de las cavernas de la mina de cantera. Y desde allí distingue al fin la finca en la que brilla una luz a través de la ventana. El portón está abierto y un extenso jardín rodea la casa. Una vereda bordeada de azucenas, llega hasta la puerta de madera de la entrada.

Marco Aurelio llama, jalando una campanilla y la puerta se abre, dejando ver la gigantesca figura de Bernabé, que al reconocer a Marco Aurelio, dice emocionado:

–           ¿Eres tú, señor? ¡Bendito sea el nombre de Jesucristo, por la alegría que darás a mi señora!

Y abre la puerta, inclinándose para que pase.

En la cocina cerca del fuego, está Alexandra sentada con una sarta de peces que está asando para la cena. Ocupada en separar los pescadillos y creyendo que es solo Bernabé el que ha entrado, no levanta la mirada.

Marco Aurelio se le acerca con los brazos extendidos y pronunciando dulcemente su nombre:

–           ¡Alexandra, amada mía!

Ella levanta su cara con asombro y alegría. Deja la sarta de peces a un lado. Se levanta y se arroja en sus brazos. Es un abrazo que como un cerco de amor, aumenta la dicha de tenerse; después de haberse sentido perdidos, el uno para el otro.

Se besan una y otra vez. Se miran extasiados y se vuelven a abrazar, repitiendo sus nombres con adoración, con ternura. Y sintiendo como un verdadero milagro, el poder estar juntos otra vez. Marco Aurelio la abraza. La acaricia sin poder asimilar que ya la tiene entre sus brazos.

Ella le mira con un amor inmenso y los dos se deleitan en su mutua alegría, amor y felicidad sin límites. Entre besos y caricias, Marco Aurelio le refiere su búsqueda en la incendiada Roma y la casa vacía de Acacio. También todos los temores y sufrimientos que padeció hasta encontrarla. Concluye diciendo:

–           Pero ahora que te he encontrado, no puedo dejarte cerca del peligro por más tiempo. Las turbas están enfurecidas. Bajo las murallas están matándose entre sí, los fugitivos de la ciudad y los esclavos que se han sublevado, entregándose al saqueo.

Alexandra exclama:

–           ¡Oh! Pobrecitos… la desesperación los ha enloquecido.

Marco Aurelio dice:

–           ¡Sólo Dios sabe qué calamidades más pesan todavía sobre Roma! Necesitamos salir de aquí, con todos vosotros. Vámonos a Anzio, en donde tomaremos un barco que nos lleve a Sicilia. Iremos a nuestras propiedades y allá nos encontraremos con Publio.

Alexandra escucha estas palabras, con el rostro radiante de alegría. Porque en efecto, los cristianos que anteriormente debían soportar las persecuciones de los judíos, ahora con los disturbios provocados por el desastre, estàn llenos de incertidumbre.

El obispo Lino, Lautaro y los demás que ya se han acercado a dar la bienvenida al joven tribuno, oyen con asombro la declaración de éste:

–           Roma está ardiendo por mandato del César. En Anzio se quejaba de no haber presenciado jamás un gran incendio. Y si no ha retrocedido ante un crimen de tal magnitud, pensad en qué otras atrocidades será capaz de perpetrar después del incendio. ¡Huid todos conmigo! ¡En Sicilia esperaremos a que pase la tempestad! Y cuando haya pasado el peligro volveréis, para seguir esparciendo la semilla y las enseñanzas de Cristo.

Afuera, en dirección al Monte Vaticano y como confirmación de los temores expresados por Marco Aurelio, se oyen gritos distantes, llenos de rabia y de terror.

En ese momento entra Calixto el cantero y cerrando precipitadamente las puertas, exclama:

–           En las inmediaciones del Circo de Nerón, están matándose. Los esclavos y los gladiadores están atacando a los ciudadanos. Hay saqueos por todas partes.

Marco Aurelio confirma:

–           ¿Lo habéis oído?

Lino dice con tono pesaroso:

–           Se ha colmado la medida y vienen calamidades inmensas sobre todos nosotros.

Pero Marco Aurelio piensa en Pedro y dice impetuoso:

–           Estad preparados. Voy a ir por el Pontífice. No lo vamos a abandonar aquí.

Alexandra lo abraza estrechándose a él y dice:

–           Llévate a Bernabé. No quiero que te suceda nada.

–           No, vida mía. Bernabé se queda contigo. Tú eres demasiado preciosa para mí- Y mirando al gigante, le sonríe y agrega-  y yo sé cómo él cuidará de ti.

Bernabé se ruboriza al recordar el incidente con Atlante y un poco turbado, dice a Alexandra:

–           El amo tiene razón, domina. Además, si Cristo te protegió y lo guió hasta aquí, nada malo va a pasarle.- Y mira con ojos suplicantes al tribuno.

Lino interviene:

–           Primero cenaremos y luego descansarás. Hijo, has hecho un largo viaje a caballo y muy accidentado. Mañana irás a buscar a Pedro. Además, todavía nos falta saber en todo esto, cual es la voluntad de Dios.

El obispo es la autoridad entre los cristianos. Todos le obedecen y entonan los cantos de agradecimiento antes de comer y luego se retiran a descansar.

A Marco Aurelio y Alexandra les dejan una habitación. Cuando se quedan a solas, el tribuno dice:

–           ¿Sabes que gracias a Petronio  el César me autorizó a venirme antes para que estuviera contigo? Me regaló un collar para ti… y…  ¡Oh!… No sé en donde lo perdí…

Alexandra lo besa tiernamente en la nariz y exclama:

–           ¿A mí qué me interesa un collar por fabuloso que sea y regalo del César? Lo único que me importa es que ya estás conmigo…

Entre besos y caricias, Marco Aurelio le relata todas las peripecias de su estancia en Roma y de su viaje desde Anzio.

Y agrega:

–           También necesito despedirme de Petronio…

Los acontecimientos tan extraordinarios hacen que los recién casados pospongan su noche nupcial; porque Marco Aurelio, vencido por el cansancio y las emociones, cae rendido en brazos de su esposa y se duerme como un niño.

Alexandra vela su sueño y lo besa con dulzura y delicadeza, elevando plegarias por este hombre bueno, que Dios le ha dado como esposo.

Al día siguiente, Marco Aurelio se despide de todos.

Lautaro envía con él a Oliver, para que lo acompañe a buscar a Pedro.

Marco quiere despedirse de Petronio, antes de abandonar Roma. Y cuando van caminando entre el caos de la ciudad que continúa ardiendo, un negro presentimiento le oprime el corazón…

Y recuerda las palabras de Prócoro Quironio, cuando antes de separarse, el griego le comentó:

–           Entre el Janículo y el Monte Vaticano, detrás de los jardines de Agripina, existen unas excavaciones de las cuales se han estado extrayendo piedras y arena, para construir el Circo de Nerón. Pues bien, escúchame señor. Hace poco los judíos, de los cuales hay un gran número en el Transtíber, han empezado de nuevo a perseguir a los cristianos. Recordarás que en tiempos del divino Claudio, hubo tales disturbios que el César se vio obligado a decretar la expulsión de los israelitas de Roma.

Marco Aurelio preguntó:

–           ¿Y por qué lo estás mencionando?

Prócoro contestó:

–           Y ahora que han vuelto gracias a la protección de la divina Augusta, se sienten seguros y han vuelto a molestar a los cristianos, de manera más insolente. Yo sé esto porque lo he presenciado. Ningún edicto ha sido promulgado aún contra los cristianos, pero los judíos se quejan de ellos continuamente al Prefecto de la ciudad. Los acusan de ser delincuentes y de predicar una religión que el senado no ha reconocido. Y por eso los cristianos se ocultan.

–           ¿Qué estás tratando de decir?

–           Esto, señor. Que las sinagogas existen abiertamente en el Transtíber, pero los cristianos se ven obligados a ocultar su condición como tales y por eso muy pocos los conocen, pues hacen sus reuniones en secreto.

Prócoro era tan parlanchín y tan mentiroso… Además, en aquel momento estaba tan obsesionado con encontrar a Alexandra en medio del caos horroroso del incendio, que casi no prestó atención a lo que decía.

Pero ahora sus palabras resuenan claras en su memoria… Y una duda le atravesó como un puñal. Él conoce perfectamente al griego y sabe que es un pillo consumado. Ya no tiene órdenes ni le estaban pagando por buscar a Alexandra. Su trato se había terminado la tarde en que Bernabé mató a Atlante y les había dicho a los cristianos que lo enterrasen en el jardín. Entonces… ¿Cómo sabe  Prócoro todas aquellas cosas y qué estaba haciendo entre los cristianos si es un bribón? ¿Acaso seguía espiando a Alexandra?…

El pensamiento de que Bernabé se había quedado con ella, le tranquilizó un poco; por si el griego estaba pensando en una venganza…

En ese momento, Oliver le preguntó:

–           ¿Adónde quieres que vayamos primero?

–           Vamos por Pedro, creo que a Petronio mejor le escribiré luego una carta…

–           ¿Y cómo sabremos donde está Pedro?…

Marco Aurelio miró a su alrededor y vio que estaban en la Puerta Flaminia. Luego dijo:

–           Oremos para que el Señor nos guíe.

Después de unos momentos, se dirigieron al río…

Y luego de atravesarlo, pasaron al campo Vaticano, más delante de la Naumaquia. Llegaron al Monte Vaticano y se fueron rodeando por donde no hay fuego, tratando de evitar los peligros, pues la ciudad sigue ardiendo. El Circo Máximo, es un montón de ruinas humeantes. Calles enteras y callejuelas se están derrumbando en medio de columnas de fuego que se elevan hacia el firmamento. El viento cambia de dirección y sopla con impetuosa fuerza desde el mar, llevando hacia los montes Celio, Esquilino y Vitimal, ríos de llamas, tizones y cenizas.

Hasta que al fin, las autoridades se pusieron a trabajar en programas de salvamento. Por orden de Tigelino que se había apresurado a venir de Anzio al tercer día, al quinto día empezaron a derribar los edificios del Esquilino para que el fuego, al llegar a espacios abiertos, se extinguiese por sí solo. Y esto se ha hecho simplemente para salvar los restos de la ciudad, porque no podía ni pensarse en el salvamento de lo que ya estaba ardiendo.

Y es necesario también ponerse en guardia contra las consecuencias de aquella devastación. En ella se perdieron incalculables riquezas…

Todas las propiedades de la mayoría de los romanos, quedaron reducidas a cenizas. Muchos vagan errantes y enloquecidos, en medio de la mayor miseria. El hambre ha empezado a morder las entrañas de los sobrevivientes, pues desde el segundo día de la catástrofe fueron consumidas las inmensas provisiones almacenadas en la ciudad.

En medio del caos y el desorden, nadie pensó en nuevos suministros. Solamente después de las promesas de Petronio, se comunicaron a Ostia las órdenes necesarias, pues las turbas están cada vez más inquietas y amenazantes, exigiendo: ‘Pan y techo’

En vano los pretorianos traídos desde todos los campamentos, se esfuerzan por mantener de algún modo el orden, pues se encuentran por dondequiera con una abierta resistencia. En diferentes puntos, grupos de gente inerme, señalan la ciudad ardiendo y gritan:

–           ¡Matadnos ahora! ¡Ya perdimos todo! ¡Qué nos importa la vida!

E injurian al César, a los augustanos, a los pretorianos. Y el tumulto va creciendo cada vez más, de tal forma que Tigelino al contemplar los millares de incendios, se dice a sí mismo, que son otros tantos fuegos de enemigos.

Además de una enorme cantidad de harina, hizo traer todo el pan que fue posible obtener no solo desde el puerto de Ostia, sino de todos los poblados circunvecinos. Y cuando llegó el primer suministro, el pueblo derribó la puerta que daba al Aventino y se apoderó en un pestañeo de todas las provisiones, en medio de un atropellado desorden.

Se peleaban por los panes, muchos de los cuales caían al suelo y eran pisoteados. La harina de los sacos rotos, blanqueaba como nieve en todo el espacio comprendido, entre los arcos de Druso y Germánico. Y aquel desordenado saqueo continuó hasta que los soldados dispersaron a la muchedumbre, disparando flechas y otros proyectiles. Nunca desde la invasión de Roma por los Galos a las órdenes de Bretón, había presenciado la ciudad un desastre más completo.

El Capitolio era un espectáculo inusitado, pues cuando el viento desviaba por momentos las llamas, se veían sus columnatas rojas como carbones encendidos. Si en el día era horrendo el espectáculo que deslumbraba la vista; la noche presentaba ser espeluznante como un infierno. Todo el centro de la ciudad, parecía el cráter de un volcán rugiente.

Diversos rumores y noticias agitan el mar de seres humanos, tratando de sobrevivir al mar de fuego. Estas noticias son alternativamente opuestas. Se habla de una inmensa provisión de trigo y vestidos, para ser distribuida gratuitamente al pueblo. Se dice también que el César ha dado orden de que a todas las provincias de África y de Asia, serían despojadas de todos sus tesoros y sus riquezas, para repartirlos a los habitantes de Roma, de tal forma que todos serán más ricos que antes del incendio.

Simultáneamente circula el rumor de que ha sido envenenada el agua de los acueductos. Que Nerón ha decidido exterminar hasta el último de sus habitantes y que luego se trasladará a Grecia o a Egipto, para fundar una nueva capital. Cada uno de estos rumores se extiende con la velocidad del rayo y encuentra fácil aceptación entre el pueblo, infundiéndole esperanzas o estallidos de terror, rabia, indignación y una ansiedad febril.

La creencia válida entre los cristianos de que está próximo el Fin del Mundo y su exterminio por medio del fuego, fue ganando terreno y más aún entre los paganos que rinden culto a los dioses del Olimpo o en otros cultos. Pues en ese aspecto, Roma había sido muy tolerante hasta hoy. Se dispusieron campamentos para el pueblo en los regios jardines del César, en los de Pompeyo, Salustio, Micenas. En los campos de Marte y otros edificios que el César dispuso. Los pavoreales, cisnes, flamencos, gacelas, etc. Que constituían el principal adorno de esos jardines, perecieron bajo el cuchillo y bandidaje de la plebe.

Mientras tanto, comenzaron a llegar abundantes provisiones del Puerto de Ostia; en una gran cantidad de barcos, buques y botes, anclados a lo largo del Tíber. El trigo es vendido a precios increíblemente bajos y se distribuye gratuitamente a los desvalidos. Cargamentos de vinos, aceitunas, castañas, toda clase de ganado. Todo esto hace que muchos infelices disfruten ahora de un bienestar aún mayor que antes del incendio. El peligro del hambre ha sido neutralizado casi por completo. Pero fue más difícil reprimir los robos, bandidaje, asesinatos y violaciones que a diario ocurren. La vida nómada asegura la impunidad a los facinerosos, que siempre que pueden proclaman su admiración al César y le tributan aplausos cada vez que aparece en público.

Y la ciudad sigue ardiendo. La violencia del fuego disminuyó hasta el sexto día. Se renovó su fuerza la séptima noche. Pero tuvo corta duración, pues ya casi no hay combustible que lo alimente.

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA

50.- EL INCENDIO DE ROMA

En Anzio. En el atrium del palacio del César; Plinio, Haloto y Marcial, están conversando con la Augusta. Terpnum y Menecrato afinan sus cítaras. Entró Nerón y se sentó en un sillón, incrustado de carey y marfil; dijo algo al oído de su liberto Helio y esperó.

Pronto regresó Helio, trayendo un estuche de oro. Nerón lo abrió y extrajo de él un collar de finísimos ópalos y dijo:

–           Estas son joyas dignas de Venus Afrodita.

–          Se diría que las luces de la aurora irradian en ellas. –observó Popea, convencida de que esa joya es para ella.

El César admirando la joya y alabando su belleza, se volvió hacia el tribuno y finalizó diciendo:

–           Marco Aurelio, darás de mi parte este collar a la mujer a quién te ordeno que te unas en matrimonio: la joven hija de Vardanes I, el rey parto.

La mirada de Popea centelleó llena de ira y de asombro… Y pasando del César a Marco Aurelio, la fijó finalmente en Petronio…

Pero éste ni siquiera la mira, parece abstraído delineando los grabados de un arpa que está cerca, como si esto fuera lo más importante del mundo.

Marco Aurelio dio al César las gracias por el obsequio y después, acercándose a Petronio, le dijo en voz baja:

–           ¿Cómo podré agradecerte lo que has hecho por mí?

–          Sacrifica un par de cisnes a Euterpe o niega a tu Dios por mí. Ensalza los versos del César y no dejes que te afecten los presentimientos. Confío en que de ahora en adelante, el rugido de los leones no perturbará más tus sueños, ni los de tu princesa parta.

El tribuno suspiró:

–           No. Ahora estoy del todo tranquilo.

–          ¡Que la fortuna te sea propicia! Más ten cuidado ahora, porque el César acaba de tomar en sus manos el laúd. Suspende el aliento. Escucha y prepárate a derramar lágrimas de emoción…

Y en efecto, en ese momento, el emperador tomó el laúd y alzó la vista al cielo. En aquel recinto se hizo el más profundo silencio. Solo Terpnum y Menecrato que deben acompañar al César, están alertas; es espera de las primeras notas de su canto…

Y en ese mismo instante se oyó un ruido en la entrada y en seguida irrumpieron Faonte, el liberto del César, seguido por el cónsul Cluvio Rufo.

Nerón frunció el entrecejo.

Faonte dijo con voz jadeante:

–          ¡Perdón divino emperador! ¡Hay un incendio en Roma! La mayor parte de la ciudad está siendo presa de las llamas.

Al oír esta noticia, todos los presentes se levantan sobresaltados.

Nerón exclamó:

–           ¡Oh, dioses! Por fin voy a ver una ciudad incendiada y podré terminar mi himno. –Y haciendo a un lado su laúd, pregunta al cónsul- ¿Si partiera inmediatamente alcanzaría a ver el incendio?

Cluvio Rufo, pálido y desencajado, contestó:

–           Señor. Toda la ciudad está convertida en un océano de llamas. El humo ahoga a sus habitantes. Las gentes se desmayan o se arrojan al fuego desesperados, presas del delirio. ¡Roma está pereciendo! ¡Oh, César!

 

            Se hizo un silencio sepulcral.

El cual fue interrumpido por Marco Aurelio al exclamar:

–           ¡Vae mísero mihi! (¡Ay, desgraciado de mí!)

Y el joven tribuno, arrojando la copa de vino, se precipitó corriendo…

Nerón alzó las manos al cielo y exclamó:

–           ¡Ay de ti, sagrada ciudad de Príamo!

Marco Aurelio ordenó a unos cuantos sirvientes que le siguieran y despachó otro a su casa para avisar a sus huéspedes. Luego saltó sobre su caballo y se lanzó a galope tendido por las desiertas calles de Anzio, hacia Laurento. La espantosa noticia le produjo una especie de frenesí, que casi raya en la locura. Lo único que desea es llegar a Roma cuanto antes. Un solo pensamiento, está fijo en su mente: ¡Roma está ardiendo!

El potro de Idumea, caídas las orejas y con el cuello extendido, atraviesa veloz como una flecha, por entre los inmóviles cipreses, los blancos palacios y las casas de campo. Sólo se oye el ruido de los cascos que resuenan en las baldosas. Pronto, los sirvientes fueron quedando atrás, pues Marco Aurelio corre como una centella.

Atravesó Laurento y torció hacia Árdea, en la cual, como en Bobillas y Ustrino, había dejado postas, el día que partió para Anzio, a fin de recorrer en menos tiempo y con los relevos descansados, la distancia hasta Roma. Y como sabe que le esperan caballos de repuesto, casi revienta al que monta. Por un momento cruzó por su mente como un relámpago, el recuerdo de Bernabé y sus fuerzas sobrehumanas. ¿Pero qué puede hacer un hombre por más fuerte que sea, ante la fuerza destructora del fuego?

De repente, un escalofrío de terror lo estremece y le eriza los cabellos, al recordar todas  las conversaciones sobre ciudades incendiadas que en los últimos días se habían repetido con extraña persistencia en la corte de Nerón. La obsesión con la nueva ciudad de Nerópolis y las dolientes quejas del césar al verse obligado a hacer la descripción de una ciudad arrasada por las llamas, sin haber visto jamás un incendio real.

Recordó también la desdeñosa respuesta que diera a Tigelino, cuando éste le ofreció incendiar Anzio, las lamentaciones de Nerón contra Roma y las pestilentes calles del barrio del Suburra.

¡Oh, no! …¡Sí!

¡El César había ordenado el incendio de la ciudad! Sólo él podía dar una orden semejante, así como sólo Tigelino era capaz de darle cumplimiento.

Pero si Roma se estaba incendiando por mandato del César. ¿Quién podía estar seguro de que la población no estaba siendo asesinada por orden suya?

El Monstruo es capaz de eso y más. Incendio y asesinato en masa. ¡Qué terrible caos! ¡Qué desbordamiento de fuerzas destructoras y de frenesí humano! ¡Y en medio de todo esto, está su amada Alexandra!…

Los lamentos de Marco Aurelio se confunden con los resoplidos y jadeos del caballo. El cual, galopando sin descansar por un camino ascendente, en dirección a Aricia, está a punto de reventar. Entonces se cruza con otro jinete que corre en dirección contraria, hacia Anzio, como un bólido. Y al pasar junto a él, grita:

–           ¡Roma está perdida! ¡Oh, dioses del Olimpo!

Y continuó su veloz carrera. Las palabras restantes fueron sofocadas por el ruido ensordecedor de los cascos de su caballo. Pero esa exclamación: ‘¡OH, dioses del Olimpo!’ Le recordó… y oró desde el fondo de su alma.

Con su rostro bañado en lágrimas, suplicó:

–           Padre mío, sólo Tú puedes salvarla… Pater Noster…

La Oración sublime devolvió la paz al alma de Marco Aurelio. Luego divisó las murallas de Aricia, pueblo que está a la mitad del camino hacia Roma. El desesperado jinete lo cruza como una exhalación y llega hasta la posada en donde tiene el caballo de repuesto. Allí ve a un destacamento de soldados pretorianos que vienen de Roma hacia Anzio y corriendo hacia ellos, les pregunta:

–           ¿Qué parte de la ciudad es abrasada por el incendio?

–           ¿Quién eres tú? –preguntó el decurión.

–           Marco Aurelio Petronio. Tribuno del ejército y augustano. ¡Responde!

–          El incendio estalló en las tiendas cercanas al Circo Máximo. En el momento en que fuimos despachados, el centro de la ciudad estaba ardiendo.

–           ¿Y el Transtíber?

–          El fuego no llegaba allí todavía. Pero avanza rápido y abarca nuevos barrios con una fuerza que nadie puede contener. La gente muere sofocada por el calor y el humo. No hay salvación.

En ese momento le trajeron el nuevo caballo y el angustiado tribuno saltó sobre él. Y dando las gracias prosiguió su vertiginosa marcha. Corría ahora en la dirección de Albano, dejando a la derecha a Alba Longa y su espléndido lago.

Albano está al otro lado de la montaña. Pero aún antes de alcanzar la cumbre del monte, el viento le hace llegar el fuerte olor a humo y advierte en la cumbre, unos reflejos dorados…

–           ¡El Incendio! –piensa abrumado.

Las sombras de la noche están dando paso a la luz. El alba da unos destellos se oro y rosa, que no se sabe si son a causa de la aurora o al incendio de Roma.

Cuando por fin llega a la cumbre, un cuadro terrible se extiende ante sus ojos asombrados:

Toda la parte baja está cubierta de humo y parece formar una nube gigantesca, pegada a la tierra. En medio de esa nube, desaparecen ciudades, acueductos, casas de campo y árboles. Pero más allá… en una visión aterradora, la ciudad arde en las colinas. El incendio no tiene la forma de una columna de fuego, como sucede cuando arde un solo edificio, aún cuando tenga una vasta dimensión. Aquello parece más bien un largo cinturón, cuyo fulgor es parecido al de la aurora.

Y sobre aquel extenso cinturón se levanta una ola de humo, en algunos puntos enteramente negro, en otros color de rosa y en otros rojo como la sangre. Hay lugares en los que se retuerce como una espiral. Y en otros, está estrecho y ondula como una serpiente que se extiende y desenrolla. Y esa monstruosa ola humeante, es como una cinta ígnea que levanta las llamas hacia el cielo. Humo y llamas se extienden de un extremo a otro del horizonte, causando la impresión de que no solo está ardiendo la ciudad, sino el mundo entero.

Marco Aurelio desciende hacia Albano y penetra en una región, donde el humo es más denso. Todos los habitantes del pueblo están alarmados. Si en Albano la situación está así, se estremece de terror al pensar:

–           ¿Cómo estará Roma? Es imposible que una ciudad se queme por todas partes al mismo tiempo. No cabe duda de que esto ha sido provocado.

Y mueve la cabeza al pensarlo. Pero luego recuerda la promesa de Cristo, el día de su bautismo… y recupera totalmente la calma.

–           Sé que Alexandra está bien. Él me lo dijo: ‘Que pasare lo que pasare, confiáramos en Él.’ Y yo le creo. Aún cuando Roma arda hasta los cimientos, ella va a estar bien.

Y con esta certeza en el corazón, la esperanza se fue fortaleciendo mientras prosigue su veloz galope. Antes de llegar a Ustrino se vio obligado a disminuir la velocidad de su caballo, a causa de la multitud de gente que viene en dirección contraria. Ustrino está invadido por todos los fugitivos de Roma que están aterrorizados y buscan desesperadamente a los suyos, aumentando la confusión.

Cuando Marco Aurelio llegó por su caballo de refresco a la posada, se encontró con el senador Vinicio. Y éste dio más detalles del incendio.

–           Hay gladiadores y esclavos entregados al saqueo. El fuego comenzó en el Circo Máximo, en la parte colindante con el Palatino y el Monte Celio. Y extendiéndose con incomprensible rapidez, abarcó todo el centro de la ciudad. Nunca había caído sobre Roma, una catástrofe más tremenda. El Circo ha quedado completamente destruido. Las llamas que rodean el Palatino, llegaron hasta el Vicus de las Carenas.

Y Vinicio que poseía en este  barrio una espléndida mansión, llena de obras de arte que estimaba sobremanera, empezó a lamentarse amargamente por todo lo perdido.

Marco Aurelio le puso una mano en el hombro y le dijo:

–         Yo también tengo una casa en las Carenas, pero cuando todo perece, qué importa ya nada. –y recordando que había dicho a Alexandra que fuese a la casa de Publio, preguntó-   ¿Y el Vicus Patricius?

–           Destruido por el fuego.-replicó Vinicio.

–           ¿Y el Transtíber?

El senador lo miró sorprendido. Y oprimiéndose las sienes con las manos, exclamó:

–           ¡Oh! ¡Qué nos importa a nosotros el Transtíber!

–          ¡El Transtíber me importa a mí, más que todo el resto de Roma! –exclamó Marco Aurelio con vehemencia.

–           Puedes llegar hasta allí por la vía del Puerto, cerca del Aventino. Pero te sofocará el humo. En cuanto al barrio del Transtíber, no sé. Cuando yo me salí, el fuego todavía no lo alcanzaba. Lo que haya sucedido, solo lo saben los dioses… Quisiera decirte algo…

–           Habla. Si sabes algo más dimelo y nadie sabrá que tu me lo confiaste.

Vinicio titubeó y luego agregó en voz baja:

–           Como sé que no me vas a traicionar, te diré que el fuego fue provocado. Cuando estaba ardiendo el Circo no se permitió a nadie ir a extinguirlo. Yo oí en medio del incendio muchas voces que gritaban: ‘¡Muerte al que intente salvar!’ Y había muchos individuos que corrían con antorchas encendidas, aplicándolas a los edificios y a las casas.

Marco Aurelio vio sus sospechas confirmadas y solo exclamó:

–           ¡Oh! ¡Qué mentes criminales!

–           Así es… Y por otra parte, el pueblo se ha sublevado y se oyen rumores de que el incendio de Roma, fue decretado. No puedo decir nada más. Es imposible describir lo que está sucediendo. La gente perece entre las llamas o en medio del tumulto. ¡Ay de la ciudad! Y ¡Ay de nosotros!

–           ¡Adiós! –respondió Marco Aurelio saltando a su caballo y emprendió la carrera  a lo largo de la Vía Apia.

Pero ahora se hace más difícil avanzar, por la cantidad de gente que está huyendo de Roma. La ciudad, devorada por una conflagración monstruosa, se presenta ya, ante los espantados ojos del tribuno…

De aquel mar de fuego y humo, se desprende un horrendo calor. Y el rumor clamoroso de los gritos de las víctimas, no alcanza a dominar el chirrido crepitante de las llamas. Al llegar a las murallas, Marco Aurelio ve que casa, campos, cementerios, jardines y Templos, todo lo que había a ambos lados de esa vía, están convertidos en campamentos.

Ustrino con su desorden, da una ligera idea de lo que sucede dentro de la ciudad, que se ha convertido en una ciudad sin ley. Y Marco Aurelio no trae armas. Salió de Anzio, tal como se encontraba en la casa del César, cuando llevaron las noticias del incendio. Se dirige a la Vía Portuense, que conduce directamente al Transtíber. En una aldea llamada Vicus Alexandria cruzó el río Tíber.

Por algunos fugitivos se enteró de que el fuego solo había alcanzado unas pocas calles del Transtíber.

Pero la conflagración no puede ser detenida, porque hay personas que están alimentando el fuego e impiden que nadie intente apagarlo, declarando que tienen orden de proceder así.

Al joven tribuno ya no le queda ninguna duda de que el César fue quién decretó el incendio de Roma. Ningún enemigo de Roma hubiera podido causar mayor daño. La medida está colmada. La locura de Nerón ha llegado al límite más alto, haciendo su víctima al pueblo romano, en los criminales caprichos del tirano. Y también Marco Aurelio piensa que ésta será la hora postrera de Nerón, pues la ruina de toda la ciudad, clama el castigo por sus nefandos crímenes.

En su camino, Marco Aurelio se estremece al ser testigo de las escenas más aterradoras. En más de una ocasión, dos corrientes de individuos que escapan en direcciones opuestas, se encuentran en una estrecha callejuela, se atropellan, luchan entre sí. Se hieren o pisotean a los caídos. Las familias que en medio de aquel tumulto pierden a uno o varios de sus miembros, los llaman con gritos desgarradores. Entre el ensordecedor estrépito de gritos y alaridos, es casi imposible hacer una pregunta y escuchar una respuesta coherente.

Hay momentos en que nuevas columnas de humo, procedentes de la ribera opuesta del río, los envuelven haciendo unas tinieblas negras como la noche. Pero el viento que da pábulo al incendio disipa el denso humo y entonces se vuelve a ver el camino por donde se avanza. Una multitud de gladiadores y bárbaros, destinados a ser vendidos en el mercado de esclavos, embriagados con el vino saqueado del emporium (mercado), se entregan al saqueo. Para ellos, con el incendio y la ruina de Roma, ha terminado su esclavitud y ha sonado también la hora de su venganza desahogando su ira brutal al sentirse libres, por sus largos años de miseria y sufrimiento.

En su carrera militar había presenciado los asaltos y tomas de pueblos, pero nunca sus ojos habían contemplado algo semejante: la desesperación, las lágrimas, los alaridos de dolor, los gritos salvajes de alegría y locura. Todo esto mezclado con un desenfrenado desbordamiento de pasiones, provocan un caos aterrador.

Y por sobre toda esta multitud jadeante, crepita el fuego, extendiéndose devorador. Envolviendo a todos en un hálito de infierno y destrucción. Marco Aurelio oye voces que acusan a Nerón de haber incendiado la ciudad. Hay amenazas de muerte contra el César y contra Popea. Y gritos de:

–           ¡Sannio! ¡Histrio! (Bufón, histrión) ¡Matricida!

Gritos que claman arrojarlo al Tíber y darle el castigo de los parricidas, pues ya les colmó la paciencia. Se mezclan con los gritos postreros de los alcanzados por el fuego.

Al fin llega a la calle en donde se encuentra la casa de Acacio. El calor del verano, aumentado por las llamas del incendio, ha llegado a ser insoportable. El humo irrita los ojos y ciega. No se puede respirar. El aire quema los pulmones. Aún aquellos habitantes que habían abrigado la esperanza de que el fuego no atravesara el río y habían permanecido en sus casas, esperando poder escapar de ser alcanzados, empezaron a abandonarlas.

En medio del tumulto, alguien hirió con un martillo al caballo de Marco Aurelio. El animal echó hacia atrás la cabeza ensangrentada, al mismo tiempo que se oyó este grito:

–           ¡Muerte a Nerón y a sus incendiarios!

El animal se encabritó y ya no quiso obedecer a su jinete. Lo reconocieron como a un augustano. Y este fue un momento de gran peligro. Pero su espantado caballo le arrancó de ahí violentamente, pisoteando a quién encontró a su paso, hasta que Marco Aurelio pudo abandonar su cabalgadura y prosiguió su marcha a pié. Deslizándose a lo largo de las murallas, tratando de llegar hasta la casa de Acacio. Hubo un momento en que tuvo que cortar un pedazo de su túnica, mojarlo y cubrirse con él, el rostro; para poder respirar. Cada vez el calor es más insoportable.

Un viejo que huye penosamente apoyado en sus muletas, le dijo:

–           ¡No os aproximéis al monte Cestio! ¡Toda la isla está envuelta en llamas!

A la entrada del Vicus Patricius donde está situada la casa de Acacio, Marco Aurelio vio altas llamas entre las nubes de humo. Desgraciadamente el aire ya no arrastra solo humo, sino millares de chispas. A través de aquel infierno, distinguió los cipreses de la casa de Acacio, que todavía no ha sido alcanzada por el fuego.

Esto le dio nuevos bríos, pues parece estar intacta. Abrió la puerta de un empellón y se precipitó al interior. La casa está desierta. Llama desesperado:

–           ¡Alexandra! ¡Alexandra!

Nadie le respondió. Los únicos sonidos son los lúgubres rugidos del vivar, que está junto al templo de Esculapio.

Marco Aurelio se estremeció de pies a cabeza. Y al revisar toda la casa, comprueba que está vacía. En el lararium lleno de humo, hay una cruz. Y en vez de lares, arde un cirio. Al revisar los dormitorios reconoce en uno, los vestidos de Alexandra. Se pregunta en donde puede estar. Toma una de sus túnicas y la lleva a su pecho. Y hasta entonces comprende que el que está ahora en peligro es él.

–           Tengo que salir de aquí y ponerme a salvo. –pensó.

Entonces se precipitó a la calle y corre ahora tratando de huir del fuego, para salvar su propia vida. El fuego parece perseguirlo con su hálito quemante. Siente en la boca el sabor a humo y a hollín. El aire la abrasa los pulmones. Está todo cubierto de sudor que escalda como agua hirviendo. Solo lo alienta el recuerdo de su esposa y su capitum alrededor de su cuello. Lo único que quiere ahora, es verla antes de morir.

Tambaleándose como un ebrio, sigue corriendo.

Entretanto se verificó un cambio, en aquella gigantesca y aterradora conflagración, que abrasa a la ciudad entera: todas las que habían sido llamaradas aisladas, se han convertido en un solo mar de llamas.

Un torbellino de chispas, se levanta como un huracán de fuego. En eso, Marco Aurelio divisó una esquina. Y ya próximo a caer, dio la vuelta a la calle y vio a lo lejos la Vía Portuense.

Comprendió que si lograba llegar hasta ella, estaría a salvo. Luego vio una negra nube de humo, que parece cerrarle el paso. Su túnica empezó a arder por las chispas y tuvo que quitársela y arrojarla lejos de sí. Le queda solo el capitum de Alexandra, que mojó en la fuente del implovium en la casa de Acacio, antes de salir y lo trae alrededor de la cabeza, cubriéndose la nariz y la boca. A través del humo distingue voces y oye gritos.

El se acerca con la esperanza de que alguien pueda ayudarle y grita pidiendo auxilio con todas sus fuerzas, antes de llegar hasta ellos. Pero ese fue su último esfuerzo, antes de caer semidesmayado. Dos hombres le han oído y corren a socorrerlo; llevando en las manos, sendas calabazas llenas de  agua.

Marco Aurelio, que había caído desfallecido por el agotamiento, tomó una de las calabazas y bebió su contenido hasta más de la mitad. Con la otra le bañaron y le ayudaron a ponerse de pie.

–           Gracias. Ahora podré seguir caminando.

Varias personas lo rodearon preguntándole si está bien y si no se ha hecho daño. Esto sorprende al tribuno y pregunta:

–           ¿Quiénes sois?

–          Estamos aquí derribando casas, para ver si podemos detener el fuego, impidiendo que llegue hasta la Vía Portuense. –le contestó uno.

Marco Aurelio que desde esa mañana solo había encontrado turbas brutales, saqueadores y asesinos, contempló con más atención a las personas que lo rodeaban y dijo:

–           ¡Qué Cristo os premie!

–           ¡Alabado sea su Nombre! –contestó un coro de voces.

–           ¿El obispo Lino?

Ya no pudo escuchar la respuesta porque se desmayó.

Recobró el conocimiento en un jardín lleno de hombres y mujeres. Le habían puesto una túnica y las primeras palabras que dijo, fueron:

–           ¿Dónde está Lino?

Hubo un largo silencio.

Luego, una voz conocida, le respondió:

–          Se fue hace dos días a Laurento por la Puerta Nomentana. ¡Que la paz sea contigo! ¡Oh, rey de Persia!

Marco Aurelio se incorporó y vio a Prócoro Quironio ante sus ojos.

El griego le dijo:

–          Tu casa se incendió. ¡Oh, señor! Porque el barrio de las Carenas está envuelto en llamas. Pero tú serás siempre tan poderoso como Midas.

El tribuno lo miró sin responder y Prócoro continuó:

–          ¡Oh, qué desgracia! Los cristianos, ¡Oh, hijo de Apolo! Han predicho desde hace tiempo que el fuego destruirá el mundo. sus obispos lo han confirmado cuando hablan de la Parusía.

Marco Aurelio preguntó:

–          ¿Sabes algo del Obispo Lino?

–          Lino acompañado de la joven que buscas, está en Laurento. ¡Oh, qué desventura para Roma!

–           ¿Tú los has visto?

–          ¡Oh, sí, señor! Y le doy gracias a Cristo y a todos los dioses que me permiten darte esta buena noticia.

La tarde llega a su término, pero en el jardín se ve el día claro, pues el incendio que ha ido aumentando, hace que el firmamento se vea rojo para dondequiera que se mire. Pues aquella noche parece que en el mundo se haya desatado el infierno.

Toda la ciudad arde en llamas. La luna grande y llena, apareció entre las colinas. Y el resplandor del fuego la hace aparecer como si fuera de bronce. Sobre las ruinas de la ciudad que ha gobernado al mundo, la inmensa bóveda del cielo, tiene un tinte rosa extraño en el que brillan las estrellas.

Roma parece una pira gigantesca que ilumina toda la Campania. A los resplandores de aquella luz rojo sangre, se miran  a lo lejos  los montes y los pueblos; las casas de campo, los monumentos, los acueductos, los templos.

Y los actos de violencia, el robo, el saqueo, se propagan por doquier. Parece que el espectáculo de aquella ciudad que el fuego está devorando; convirtiéndola en un montón de humeantes ruinas, subleva en el ánimo de los espectadores, la versión de que el César ha dado la orden de quemar Roma, para librarse de los olores del Suburra y construir una nueva ciudad llamada Neronia.

Llenos de ira, dicen que el César está loco y que por un capricho criminal, ha decidido sacrificar a millares de romanos. Muchas personas después de haber perdido todos sus bienes o sus seres queridos, se arrojan a las llamas dominadas por la desesperación. Muchos mueren quemados o asfixiados por el humo. La destrucción parece tan completa, implacable y fatal como el destino. Y el incendio se sigue propagando.

Marco Aurelio fue trasladado a la casa de un comerciante que le da hospedaje, baño, ropa y alimentos, para que recobre sus fuerzas. Éste le confirmó que Lino se había ido con el sacerdote Nicomedes y el prelado Fileas, obispo en cuya casa había encontrado refugio y que estaba fuera de la ciudad, en Laurento.

Saber que ellos habían escapado del incendio le dio nuevas fuerzas. Ve claramente la mano de Dios que los está protegiendo y da gracias por ello en una plegaria silenciosa. Luego dijo:

–           Gracias Efrén, por tu caridad. Iré a buscar a Lino. Mi esposa está con ellos.

Efrén le aconsejó:

–          Será mejor que atravieses el Monte Vaticano hasta la Puerta Flaminia y cruzas el río por ese punto. Es el sitio menos peligroso.

Y Roma ardió por seis días y siete noches.

De las catorce divisiones de Roma, quedaron solo cuatro, incluyendo el Transtíber. Las llamas devoraron todas las demás. La catástrofe ha sido demasiado grande y no tiene paralelo en el mundo.

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA

3.- EL PRESAGIO MAS FUNESTO

El escándalo rodeó su vida desde que nació. Durante mucho tiempo se rumoró que en realidad, Nerón era fruto del incesto de Lépida con Calígula. Pero el tronco de su origen y de su nombre fue Lucio Domicio. Nueve meses después de la muerte de Tiberio, Nerón nació en Anzio. Domicio su padre era un hombre muy cruel y sin escrúpulos. Y se consideró como un presagio la respuesta que dio a las felicitaciones de sus amigos: “De Agripina y de mí, solo puede nacer algo abominable para el mundo”

Julia Agripina, su esposa; también fue hija de Germánico y hermana de Calígula. Y consultó a unos astrólogos caldeos, preguntándoles si algún día su hijo sería Príncipe. La respuesta fue que Nerón se sentaría sobre el trono imperial, pero mataría a su madre. Ella sentenció sin vacilar: “Occidat, dum imperet” (Que me mate, con tal de que reine)

Semejante réplica la retrataba muy bien. Era una mujer tan hermosa como ambiciosa. A los doce años se casó con Domicio y después de enviudar le robó el marido a su cuñada Domicia y se casó con él, pues Crispo Pasieno era uno de los hombres más acaudalados y poderosos de Roma. Cuando así le convino, lo envenenó.

De esta forma se convirtió en viuda por segunda vez y su siguiente maniobra fue seducir a Claudio.

 Nerón tenía tres años, cuando perdió a su padre y él quedó bajo la tutela de su madre. En el testamento, fue nombrado heredero de un tercio de los bienes; pero Calígula su coheredero, se apoderó de todo y desterró a su madre. Entonces él quedó prácticamente reducido a la indigencia. Estuvo bajo la custodia su tía Lépida, que lo educó dándole por maestros a un bailarín y un barbero. Creció siendo un niño mimado, caprichoso, iracundo y muy infeliz. 

Así vivió hasta una tarde que sería crucial, para el cumplimiento de su destino.

En Baias, hay una finca palaciega junto al mar. Se llama ‘La Casa de las Gallinas’ y en la entrada se detiene una lujosa carreta escoltada por la guardia pretoriana. Desciende una imponente mujer, que tiene alrededor de 24 años. Es una joven de piel muy blanca y cabellos rubios, que es recibida con muestras de cariño, por otra patricia ligeramente mayor y muy parecida a ella.

 –          ¡Julia Agripina! ¡Hermana, has regresado! ¡Qué alegría volver a verte!

 –          También es un placer para mí, Lépida. Sólo pasé para llevarme a Tiberio Nerón a Roma. Necesito tenerlo junto a mí. Voy a prepararlo para que asuma la grandeza que el destino le reserva.

Lépida exclamó asombrada:

–           ¡Oh!

Y antes de que pudiese añadir algo, un niño como de siete años que estaba junto a ella, corrió hacia el interior de la casa mientras gritaba: 

–           Yo lo llamaré, tía Lépida.

Agripina preguntó dudosa:

–           ¿Este niño es…?

Lépida confirmó:

–           Sí. Británico, el hijo de Claudio y  Mesalina. 

–           Mmm……- asintió Agripina con una enigmática sonrisa.

A un lado de las caballerizas están los corrales de las aves. Media docena de niños cuyas edades oscilan entre diez y trece años; más un adulto de un poco más de veinticinco años, están entretenidos practicando el bestialismo. Todos están ocupados con las gallinas, excepto el adulto, que dirige su atención  a un caballo bajo el cual se ha acomodado y es evidente que ha sido entrenado para obtener la misma perversa gratificación.

 

–           ¡Ahhhhhh! – un gemido de placer incontenible, escapa de la garganta del único niño con cabellos rojizos y  que enseguida exclama señalando la estatua de Leda con el cisne, que adorna la entrada para aquella área de la finca- Leda sabía lo que hacía. ¡Es deliciosa esta esponjosa suavidad! Lo único superior a esto, eres tú Helio. 

Esto lo ha dicho mirando al liberto que está a un lado y que es solo un par de años mayor que él.

Luego, volviéndose hacia el hombre corpulento que copula con un caballo, le grita:

–           ¡¿No lo crees así, Vitelio?! 

Éste responde sin abrir los ojos, pues está deleitándose al máximo:

–           Yo pienso que tu tío Calígula sabía apreciar lo mejor y por ello nombró cónsul al caballo Incitatus, dándole todo lo que le dio.

La réplica es interrumpida por unos gritos:

–           ¡Enobarbo! ¡Enobarbo! Tu mamá está en el atrium y dice que ha venido por ti.

El niño pelirrojo mira con odio al niño jadeante por la carrera; pero aprieta los labios y se contiene. Disimulando su ira, se inclina, toma la túnica pretexta y se la pone rápido. “¡Enobarbo!”…  ¡Cuánto odia ese apodo! Nunca le perdonará  a Británico, el haberlo llamado así. Si fuera otro, ya le hubiera hecho pagar por ello.

Pero tragándose la humillación, sonríe y dice:

–           Vamos. Tengo mucho tiempo sin verla.

Y los dos corren hacia la casa.

Luego que estuvieron solos en la carreta, Agripina dijo a su hijo:

–           He recuperado toda nuestra fortuna. Pronto seré emperatriz y haré que Claudio te adopte. Será el primer paso para convertirte en el Amo del Mundo.-Esbozó una sonrisa inescrutable y añadió- Uno a uno, todos los obstáculos serán eliminados. Pero primero te convertiré en un hombre…

Nerón miró con sobresalto a aquella hermosa mujer que tenía unos ojos azules idénticos a los de él. Pero ella supo calmar todos sus temores. El la miraba fascinado mientras ella, con una poderosa seducción, hábilmente esquivó todos sus impedimentos e hizo desaparecer los restos de la infancia. Lo convenció totalmente cuando lo abrazó y comenzó a besarlo, primero con ternura y luego con una pasión avasalladora.

Las expertas caricias de Agripina destruyeron toda objeción y supieron envolverlo en una ola de deleite como jamás imaginó que pudiera ser posible.

Nerón se sentía tan bien y estuvo tan encantado después de la arrobadora experiencia; que el amor que sentía por su madre se transformó en una adoración absoluta. Y a pesar de su corta edad, el hijo se convirtió en amante… 

            Tenía once años cuando lo adoptó Claudio y le dio por maestro a Lucius Anneus Séneca, que ya era senador. Y éste soñó al día siguiente, que tenía a Calígula por discípulo. Nerón muy pronto le haría ver que había sido un sueño profético, al dar muestras precoces de su verdadero carácter.

Séneca adquirió sobre Nerón cierta ascendencia moral, comparable a la de Sócrates sobre Alcibíades. El filósofo unía su vigor intelectual a un sólido sentido práctico y no era un soñador. Así fue como se convirtió en político y por suerte para el pueblo romano fue el verdadero dueño de Roma, aunque por desgracia por muy poco tiempo.

La noche del trece de Octubre del año 54 d. C. Claudio murió asesinado… Y a los dieciséis años, Nerón fue coronado emperador.  Al principio se condujo con muestras de dulzura y clemencia. Idealista como todos los jóvenes, esperaba hacer de Roma una segunda Atenas e iniciar a los romanos en la estética. Su mayor sueño era ser un gran poeta, pero su flaca voz no le ayudaba y sus esfuerzos poéticos fueron bastante lastimosos.

Lo que más celebraba y admiraba en su tío Calígula, era que había disipado en poco tiempo, los inmensos tesoros que reunió Tiberio. Por eso no ponía coto a sus gastos y dádivas. Nunca se puso un traje dos veces. Jugaba a los dados a cuatrocientos mil sestercios el punto y sus caballos llevaban herraduras de plata.

 Su libertinaje, su avaricia, su lujuria y su crueldad se manifestaron al principio por grados y de manera clandestina. En un tiempo se dijo que eran errores de juventud; pero luego se comprobó que eran vicios del carácter y no de la edad. Pronto dejó de tomarse el trabajo de disimular y se volvió abiertamente descarado.  Prolongaba sus comidas desde el mediodía hasta la medianoche y siempre que paseaba en litera con su madre, satisfacía su pasión incestuosa; como lo demostraban las manchas de su ropa.

Los enemigos de Agripina; temerosos de que esta mujer tan imperiosa y violenta, tomase sobre él un absoluto dominio por aquel género de favor, trabajaron para disuadirle de ello.

Después de una serie de intrigas y de luchas palaciegas, Nerón finalmente accedió y recibió entre sus concubinas a una cortesana que físicamente se parecía mucho a Agripina…

Con esta jugada, buscaron contentarle en su incestuosa obsesión. Y finalmente lograron su objetivo: Nerón se aficionó a su nuevo ‘juguete’.

 Pero su madre vio cómo se le escapaban las riendas del poder y se llenó de amargura. No se resignó a que otros gozaran de lo que sentía que le pertenecía solo a ella y se consagró a la intriga y al asesinato.

Con el transcurso del tiempo, Nerón se fue apartando más y más de Séneca, rechazando su influencia, para ejercer su libre y “divina” voluntad. En un matrimonio de conveniencia e influenciado por Agripina, se casó con la noble Claudia Octavia, hija de Claudio y hermana de Británico. Pero Nerón, en cuanto se apoderó de su enorme fortuna; rechazó a la esposa diciendo: “Que debían bastarle los ornamentos matrimoniales”.

Fue entonces cuando se enamoró de su liberta Actea y estuvo a punto de casarse con ella. Mientras tanto, varias veces trató de estrangular a Octavia y la repudió como estéril. Pero Nerón era muy sensible a todo lo que estuviera relacionado con su popularidad y como el pueblo censuró este divorcio y lanzó denuestos contra el emperador, éste la desterró.

Enseguida se enamoró perdidamente de una de las mujeres más conocidas y disolutas de Roma: Popea Sabina. Ésta era tan hermosa como pérfida y dirigió su estrategia contra Octavia. Su objetivo era matarla para casarse con el emperador.

 Julia Agripina se opuso con energía a este segundo matrimonio, pues había medido precisamente a su rival y adivinó la influencia nefasta que ejercería, el día que la astuta Popea fuese emperatriz. Hizo todo lo que pudo para contrarrestarla y por un tiempo casi lo logró. Pero en este duelo de voluntades, su batalla estaba perdida.

Nerón conocía perfectamente a su madre y sabía de lo que era capaz, pues había sido su cómplice en el asesinato de Claudio. Y tan poco lo disimulaba, que solía repetir un proverbio griego que celebra como manjar divino las setas: el vegetal con el que envenenaron a Claudio.

 Nerón ya estaba muy celoso y lleno de envidia hacia Británico porque era más apuesto y tenía una voz privilegiada; cuando Agripina trató de aterrorizarlo, recordándole que Británico era el hijo legítimo de Claudio y el verdadero heredero al trono imperial.

El resultado de este chantaje fue el crimen; porque su odio llegó a tal extremo, que decidió eliminarlo.

 Una  célebre hechicera llamada Locusta le preparó “el veneno más rápido y activo que fuera posible”. Éste estaba tan concentrado, que cuando invitó a Británico a la mesa imperial, el joven cayó en cuanto lo probó.

Nerón dijo que era un ataque de epilepsia y continuó comiendo como si nada. Después de que Británico expiró, el emperador declaró que había muerto por causas naturales.

Luego se divorció de su esposa. Y once días después de repudiarla, se casó con Popea Sabina a la que amó mucho. Ésta recibió como regalo de bodas, la cabeza sangrante de Claudia Octavia, a la que Nerón mandó decapitar acusándola falsamente de adulterio.

La inocente esposa fue sacrificada a los vicios de su marido, después de haber visto como mataron a su madre, a su padre y a su hermano.

Enseguida, Popea conspiró contra su suegra hasta que logró que el amor  de Nerón se convirtiera en odio y el emperador determinara deshacerse de su madre. A partir de aquel momento, no hubo vejación que no le hiciese sufrir por medio de sus agentes. Le quitó todos los honores y el poder. La desterró de su presencia y de su palacio.

Pero se asustó tanto por sus amenazas y su violencia; que fue entonces cuando decidió matarla.

Tres veces ensayó el veneno y vio que se había provisto con antídotos. Entonces planeó esconder en su cámara y encima de su lecho, maderos que el resorte de una máquina debía hacer caer sobre ella cuando estuviese dormida, aplastándola. Pero una indiscreción de sus cómplices abortó el proyecto.

Después de pensarlo cuidadosamente, fingió reconciliarse con ella por medio de una tiernísima carta, donde la invitó a venir a Baias, para celebrar con él las Fiestas de Minerva. Cuidó de prolongar el banquete para que los capitanes de las naves tuviesen tiempo de romper la galera en que ella llegara, fingiendo un accidente fortuito. Parecía que nunca se habían entendido tan bien madre e hijo.

Y cuando ella quiso retirarse le ofreció en vez de su nave averiada; la que había construido para su pérdida. La acompañó alegremente. Le besó los pechos al separarse y veló una parte de la noche esperando el resultado de esta maquinación.

La nave estaba maravillosamente adornada y se deslizaba con suavidad por el lago iluminado por la luna llena, cuando se oyeron gritos: ¡El navío se llenaba de agua y estaban hundiéndose! Pero Agripina que era una experta nadadora, llegó hasta la playa.

Cuando el César se enteró de lo ocurrido ya no supo qué hacer.

Pronto llegó el liberto de su madre, diciéndole regocijado que Agripina estaba a salvo. Nerón arrojó un puñal a su lado sin que él lo advirtiese y mandó que lo encadenaran, acusándolo de ser un asesino enviado por aquélla. Enseguida mandó matar a su madre y después dijo que se había suicidado al verse descubierta. Luego acudió a ver el cadáver y lo tocó por todas partes. Alabó algunas formas y criticó otras. Y sintiendo sed durante el examen, hizo que le llevaran de beber.

Y desde aquel momento ya no gozó de un instante de paz.

 Trató de salvar las apariencias ante el senado y la opinión pública, haciendo creer que había una conspiración en su contra. Pero no pudo liberarse de su conciencia y el suplicio que lo atormentaba, no terminó jamás.

 A partir de entonces, todo lo que emprendió Nerón llevaba el sello de  lo febril. Sus placeres y sus vicios se volvieron desenfrenados.

Lo que es sorprendente y notable, es que Nerón nada soportó con tanta paciencia, como las injurias y las sátiras. Y con nadie fue tan tolerante y mostró menos rigor, que contra aquellos que por medio de versos le dirigían sus ataques. Contra él se publicaron muchos epigramas en griego y en latín, como el siguiente:

Sobrepasando los delitos de Alcmeon y Orestes;Nerón al parricidio le añadió el incesto.Como Eneas hizo desaparecer en otro tiempo a su padre,Nerón su descendiente, acaba de matar a su madre.” 

            No solo no buscó a los autores, sino que se opuso a que se les castigase con severidad a los que fueren denunciados. En lo profundo de sí, su sentimiento de culpa era tan grande; que no se sentía injuriado y tuvo miedo de atraerse mayores ultrajes si se mostraba ofendido. 

            En el año 62 d. C. se rompieron los últimos diques que contenían a la bestia feroz oculta en él. Ofreció a Burro, Prefecto del  Pretorio un remedio para la garganta y le mandó un veneno. Entonces nombró en su lugar a Sofonio Tigelino, educado en la mayor corrupción moral. Un verdadero canalla que con palabras de Tácito “Asentaba su poder en el crimen y era capaz de las peores villanías, si ello le reportaba ventajas.”

La música era una de las artes que le habían instruido en la infancia y en cuanto fue emperador hizo venir al palacio a Terpnum, el mejor citarista de la época y lo nombró su director musical, no cesando de repetir a sus cortesanos este proverbio griego “La música no es nada si se le mantiene oculta.”  Tanto le apasionaron los aplausos que le tributaron en cadencia en Alejandría, que formó su propio grupo de aplaudidores entrenados para que lo apoyasen siempre que cantara.

El gran sueño del emperador es ser el mejor artista y una gran estrella del espectáculo. Está dispuesto a usar todos los recursos posibles para realizarlo. ¿Qué  obstáculo puede impedírselo, si él es el Amo del Mundo?

Ahora Nerón ha ido a Baias a comprobar personalmente un extraordinario acontecimiento que podría considerarse como un presagio funesto y es demasiado evidente como para pasarlo por alto. El supersticioso emperador está muy preocupado…

Poco después de su matrimonio con Augusto, el primero de la dinastía de los Claudios; la emperatriz Livia fue a ver su casa en Baias, cuando un águila volando por encima de ella, dejó caer sobre sus rodillas una gallina blanca de la que acababa de apoderarse y que todavía conservaba en el pico una rama de laurel. Ella tuvo el capricho de criar al ave y plantar la rama. La gallina dio tantos pollos que aquella casa fue llamada desde entonces: “La Casa de las Gallinas”. Y la planta se desarrolló tan bien, que en lo sucesivo tomaron de ella los césares, los laureles para sus triunfos. Además fue para ellos una tradición, plantar otros en el mismo lugar, después de haber triunfado. Se observó después que poco antes de la muerte de cada emperador, el arbusto que él había plantado se marchitaba.

El día anterior llegó de Baias la noticia de que el arbusto que plantara Nerón, se había secado hasta la raíz y estaban muriendo todas las gallinas.

Nerón está aterrorizado ¿Qué presagia el futuro? Él apenas tiene treinta años de edad…

 

 

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA