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215.- ECCE HOMO

1JCONDENADO

Es la hora del Odio Satánico.

Multitudes de Demonios hay sobre la tierra para seducir a los corazones, para ayudarlos a decidir su Muerte. Cada sinedrista tiene el suyo, lo mismo que Herodes, Pilatos y todos los judíos que pidieron su Sangre. También los tenían los apóstoles en Getsemaní, para adormecerlos y prepararlos a ser cobardes.

Cuando Jesús salió de la casa de Caifás, lo llevaron al Pretorio. Dice el Evangelio: ·Era de madrugada. Ellos no entraron en el Pretorio para no contaminarse y poder así comer de la Pascua.” La hipocresía no fue prerrogativa de los judíos que lo condenaron. La ley determina que cualquiera que cometa un crimen en la Pascua, debe ser castigado con la muerte…

Pero ellos que eran tan observantes, decidieron pasar por alto también este precepto; porque su Odio contra Él,  es más poderoso que su conciencia y su afán de parecer piadosos ante el mundo, los inclinó a guardar las apariencias en el Pretorio.

Ellos no creyeron poder contaminarse al cometer un crimen y celebrar la Pascua después. Pero sí observaron el rito de no pisar la casa de un gentil y no quisieron entrar a la casa del Gobernador romano.

También ahora muchos en su interior, maquinan el mal y muestran una fachada de piedad y respeto por la religión.

1jesuspilate1

Pilatos sintió piedad de Jesús, por ser Inocente. Lo conoce a través de todos los relatos de Claudia Prócula… Y trató de salvarlo desde el primer momento… Cómo Roma es la única que tiene el derecho de ejercer justicia contra los malhechores, trata de librarlo diciendo: ‘Juzgadle, según vuestra Ley’.

Nuevamente hipócritas, los judíos no quisieron condenarlo. Y Herodes, que no vaciló en ajusticiar al Bautista, lo devuelve a Poncio Pilatos… Quieren que sea Roma la que lo sentencie… Lo odian y lo temen… No quieren reconocerlo como Mesías, pero decidieron matarlo por sí lo era. Y lo acusaron de alborotapueblos contra el poder romano, para conseguir que Roma lo condenase.

En su interrogatorio, Pilatos no puede comprender en qué consiste su Reino y lo más triste: no pide que se lo explique. Al invitarle a que conozca la Verdad, paganamente responde: ¿Qué cosa es la Verdad?

Con un levantamiento de hombros, vuelve a donde están los judíos y en los umbrales del crimen, trata de salvarlo una vez más.

Cuando Pilatos lo miró, tuvo compasión de Él. Espera que la Plebe también la tenga… Pero ante sus amenazas y su dureza, le faltó valor…

1jcrucificalo

Su debilidad y su ambición, pues temió perder su puesto, lo llevan a una cruel transacción: LA FLAGELACIÓN.

Cuatro soldados llevan a Jesús al patio enlozado con mármoles de color, más allá del atrio. En medio hay una columna alta semejante a las del pórtico. A unos tres metros del suelo, tiene una varilla de hierro sobresaliente por lo menos un metro, que termina en una argolla.

Hacen que se quite los vestidos y Jesús se queda solamente con los calzoncillos cortos de lino y las sandalias.

Las manos las atan juntas alrededor de las muñecas y se las amarran a la argolla, sobre la cabeza. De modo que aun cuando es muy alto, apenas si toca el suelo con la punta de los pies.

Esta posición en sí, ya es muy dolorosa.

Dos verdugos se colocan, uno delante de Él y otro detrás. Están armados con un flagelo de siete correas de nervios durísimos, unidas a un mango y que terminan en la punta con bolas de plomo.

1flagelo

La mano que Dios dio al hombre, para distinguirlo de los animales. La mano que Dios enseñó a usar al hombre como instrumento de la inteligencia humana para acariciar, bendecir y trabajar; se convirtió en instrumento de tortura contra el Hijo de Dios: le dio de bofetadas y se convirtió en tenazas para arrancarle los cabellos… Tomó el flagelo y los clavos e hirió a su Dios y Creador…

Alternada y rítmicamente, como si estuvieran haciendo un ejercicio, se ponen a dar golpes. Uno delante, el otro, detrás. De esta forma, el tronco de Jesús queda apretado entre estos instrumentos de dolor.

Los cuatro soldados a quienes se ha entregado al Prisionero, sin preocuparse mayormente del asunto, se ponen a jugar a los dados con otros tres que acaban de llegar.

Las voces de los jugadores se mezclan con el golpe de los flagelos, que silban como serpientes y luego suenan como piedras arrojadas contra la piel tensa de un tambor; azotando el grácil cuerpo de color marfil viejo, que al principio toma el color cebrado vivo de una rosa; luego el violeta llenándose de relieves de color añil, muy hinchados. Y después el rojinegro…  Para terminar rompiéndose y arrojando sangre por todas partes.

1flagelacion

El amor de Jesús por su Padre y por sus hijos, lo llevó a entregar su cuerpo a quien lo golpeaba. A presentar su rostro a quien lo abofeteaba y escupía. Él debía ser quebrantado, para expiar los pecados de la carne.

En su cuerpo no queda un lugar que no haya sido golpeado. Es el siervo del que habla Isaías. Su amor por su  Padre inflamó en Él el deseo de devolverle a los hijos perdidos por el Pecado.

Los hosannas mentirosos del Domingo de Ramos, se convirtieron en el grito de muerte, sediento de sangre y los hombres utilizaron además de su cuerpo creado por Dios para atormentarlo; las cosas creadas por ÉL, para ser instrumento de tortura y hacer más doloroso su Martirio.

1azotado

Aunque sus golpes los dirigen sobre todo al tórax y al abdomen, tampoco faltan los golpes en las piernas, los brazos y hasta en la cabeza, para que no quede ningún miembro sin dolor.

¡Cuánto sufrimiento!… ¡Y no se escucha ni un lamento!…

Si la cuerda no lo sostuviera, caería al suelo. Solo la cabeza se le mueve y cae sobre el pecho una y otra vez, entre golpe y golpe…

Sus órganos internos magullados y contusos, tienen grandes sufrimientos. Sofocaciones y tos convulsiva por los pulmones. Y la anemia consecutiva a toda la sangre que ha esparcido desde Getsemaní…

El hígado, el bazo y los riñones, magullados, inflamados y congestionados. Junto con el corazón exangüe y exhausto. Enfermo por la bárbara flagelación y por los dolores morales que le han precedido y que harán más penosas las próximas horas…

Los riñones que casi han sido despedazados por los flagelos, ya han dejado de funcionar. Incapaces de filtrar más, la urea se irá acumulando y se esparcirá por todo su cuerpo, torturando con el sufrimiento de la intoxicación urémica…

1azotes

Un soldado grita:

–           ¡Eh! ¡Deteneos que lo matáis! – Y agrega tono de mofa.- Necesita estar vivo, para que puedan matarlo.

Los dos verdugos se paran y se secan el sudor.

Y dicen:

–           ¡No podemos más!

–           Pensé que os habíais olvidado…

–           Pagadnos. Porque nos vamos a saciar la sed con un vaso de vino.

–           La flagelación de los esclavos es más pesada…

–           Deberían pagarnos más…

El decurión les arroja una moneda grande a cada uno, mientras les contesta:

–           ¡A la horca os mandaría! tened…

Dos jugadores comentan:

–           Habéis trabajado a conciencia.

–           Parece un mosaico.

Luego que los verdugos se van.

Un soldado dice a otro:

–           ¡Oye Tito, dinos! ¿No era éste al que amaba Alejandro?

El aludido responde:

–           Sí.

–           Le daremos la noticia para que cumpla el luto.

Tito confirma:

–           Primero hay que desatarlo.

1desmayo

Lo desatan, y Jesús cae al suelo como muerto. Lo dejan ahí.

De vez en cuando lo mueven con el pie calzado con las cáligas, para ver si se lamenta.

Pero Jesús ni siquiera gime.

No meditamos nunca en lo que le costamos y no reflexionamos en las torturas que nos dieron la salvación…

En su Cuerpo no queda un lugar que no haya sido golpeado. Ningún dolor se le perdonó: Ni en la carne, ni en la mente, ni en el corazón, ni en el espíritu. De todos se abrevará hasta morir…

Pasan unos minutos y los soldados comentan:

–           ¿Acaso habrá muerto?

–           Es posible.

–           Es joven y artesano. Eso me han dicho.

–           A mí me dijeron que es como una vestal y parece una delicada doncella…

–           ¡Déjenmelo a mí!

Y el último que habló, va y lo sienta contra la columna.

1flagelado (2)

Donde antes estuviera Jesús tirado, se ven los grumos de sangre…

Mirad la humanidad de nuestro Redentor: de la cabeza a los pies es toda una herida… LA FLAGELACIÓN hace horrorizar a quién la medita y agonizar a quién la prueba. Pero fue tortura de una hora. Los hombres que lo traicionan, le flagelan el corazón y son siglos que lo hacemos…

El soldado, va a una pequeña fuente que gorgotea bajo el pórtico. Llena un cubo de agua y se lo arroja sobre la cabeza y el cuerpo de Jesús.

Mientras dice:

–           ¡Así! ¡A las flores les gusta el agua!

Jesús suspira profundamente. Trata de levantarse. Pero sigue con los ojos cerrados.

Varias voces dicen al mismo tiempo:

–           ¡Eso es!

–           ¡Bien!

–           ¡Arriba, Adonis!

–           ¡Qué te esperan las damas!…

Pero Jesús inútilmente apoya en el suelo los puños intentando erguirse…

Entonces le ordenan:

–           ¡Arriba!

–           ¡Rápido!

–           ¿Te sientes débil?

–           ¡Oye precioso!… ¡Date prisa!

–           ¡Qué te espera alguien!…

El más brutal, con sonrisa mordaz le grita:

–           Con esto te vas a reponer.

Y con el asta de su lanza descarga un golpe en el Rostro de Jesús, dándole entre el pómulo derecho y la nariz, desviándole el tabique y que al punto comienza a sangrar.

1cristo

Jesús abre los ojos y mira a su alrededor. Es una mirada perdida… Mira fijamente al soldado que lo ha golpeado. Se enjuga la sangre con la mano. Y con un gran esfuerzo, se pone de pie.

Los militares se burlan:

–           ¡Vístete!

–           ¡Es una indecencia estar así!

–           ¡Impúdico!

Y todos sueltan la carcajada.

Jesús obedece sin decir nada. Sólo ÉL sabe lo que sufre al inclinarse, por las heridas que tiene, pues al moverse, su piel se abre y la sangre vuelve a brotar…

Pero no hay ninguna piedad y empiezan a jugar con ÉL cruelmente.

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Un soldado da una patada a sus vestidos y los dispersa cada vez que Jesús quiere alcanzarlos, balanceándose penosamente. Otro soldado los arroja al lado contrario. Y cada vez que Jesús tambaleándose llega a donde ha caído su ropa, otro soldado la arroja lejos en otra dirección. Mientras hacen esto le dicen obscenidades y se burlan de él.

Jesús sufriendo agudamente sigue a la ropa, sin decir una palabra.

Finalmente y en silencio todavía, Jesús logra tomar sus vestidos. Antes de ponerse la túnica blanca interior corta, que estaba apartada en un rincón y mojada, se limpia con ella la cara del polvo, la sangre, los escupitajos y los excrementos.

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Parece como si quisiera ocultar su vestido rojo que ayer mismo era tan hermoso y ahora está sucio de porquerías y manchado por la sangre que sudó en Getsemaní. Pero termina de vestirse con él. Luego se compone los cabellos y la barba, llevado por un instinto natural, de limpieza y orden en su persona.

Y la pobre y santa faz aparece limpia, sólo marcada por los moretones y las pequeñas heridas.

Y luego se acerca a que le dé el sol, pues está temblando por los escalofríos…

Y al suplicio al que se le sometió, se añadió otro: LA CORONACIÓN DE ESPINAS.

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La fiebre ha comenzado a apoderarse de Él, debido a la pérdida de sangre, al ayuno y a la larga caminata.

Nuevamente le atan las manos. La cuerda vuelve a cortarle en donde hay rozaduras anteriores.

Un soldado dice:

–                       ¿Y ahora qué vamos a hacer? ¡Estoy aburrido y fastidiado!

Otro le contesta:

–                       Espera… Los Judíos quieren un rey… ¡Se los daremos!…

Corre afuera, más allá del patio.

Poco después regresa con un manojo de ramas de zarza que todavía están flexibles porque es primavera, pero que tienen las espinas largas y puntiagudas.

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 Con la daga les quita las hojas y las florecillas. Las dobla entretejiéndolas de modo que formen una corona y la pone sobre la cabeza, tratando de encajarla alrededor de la frente.

Pero como es demasiado grande, se le va hasta el cuello.

Dos de los soldados dicen:

–                       No le queda.

–                       Debe ser más estrecha.

–                       Quítasela.

Al quitársela, le rasgan las mejillas y parte de los párpados, con peligro de dejarlo ciego. Y con el brusco movimiento, tambien le arrancan  los cabellos que se han enredado entre las zarzas.

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La estrechan. Pero ahora lo han hecho demasiado y a pesar de forzarla, no le cabe.

De nuevo se la quitan y le arrancan más cabellos.

La vuelven a hacer…  Ahora está bien: por delante hay una hilera triple de espinas y por detrás donde se unen las ramas, hay un verdadero nudo de espinas que se clavan en su nuca.

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El soldado que inventó este suplicio, le dice con burla:

–                       ¡Ahora estás mejor! Pareces un bronce natural con rubíes. Mírate, ¡Oh rey! En mi coraza…

Y se acerca mostrándole la lóriga reluciente…

Tito dice:

–                       La corona no basta para representar un rey. Es necesario la púrpura y el cetro. En el establo hay una caña y en la alcantarilla una clámide roja. Ve a traerla Cornelio.

Éste las trae. Le echan encima la sucia clámide roja.

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Antes de ponerle la caña entre las manos, lo golpean con ella en la cabeza y lo saludan diciendo:

–                       ¡Salve!

–                       ¡Ave! ¡Rey de los Judíos!

Y se mueren de risa.

Jesús no se opone a nada. Permite que se le siente en el ‘trono’: un artesón boca abajo que usan para dar de beber a los caballos.

Ellos lo siguen golpeando y burlándose de él como ‘Rey de los Judíos’.

1jrey

Jesús no dice una palabra. Tan solo los mira… Una mirada única de dulzura y de dolor tan atroz, que rompe el corazón el contemplarla…

Parece decir:

–                       He venido a salvaros… ¿Por qué no me amáis?…

1jcoronado

Entra en el patio el tribuno Publio Quintiliano…

Los soldados suspenden sus burlas al oír su voz, que ordena que lleven al Reo ante Poncio Pilatos.

Llevan a Jesús al atrio, donde el sol ya alumbra con todo su esplendor. Todavía lleva la corona, la clámide y  la caña.

El Procónsul le dice:

–           Adelante, para que te muestre al pueblo.

Jesús, pese a sentirse muy débil y enfermo, se yergue dignamente… Y… ¡Vaya si parece un Rey! ¡Un Rey muy Majestuoso!…

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Pilatos declara:

–           Escuchad hebreos. Aquí está EL. Lo he mandado castigar. Ahora permitid que lo deje libre.

Los judíos gritan:

–           ¡No!

–           ¡No!

–           ¡Queremos verlo afuera!

–            ¡Que se vea el blasfemo!

El Gobernador ordena:

–           Sacadlo afuera. ¡Pero tened cuidado de que no le echen mano!

1Cristo coronado de espinas

Y mientras Jesús entra en el atrio y aparece en medio de una decuria…

Poncio Pilatos lo señala diciendo:

–           ¡He ahí al Hombre! Ahí lo tenéis. Aquí tenéis a vuestro Rey.  ¿No os basta todavía?

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Es un día bochornoso. El sol cae directamente sobre todos, pues están entre la hora tercia y la sexta. Los que gritan parecen hienas rabiosas, enseñan sus puños y piden que se le mande a muerte.

El Hombre-Dios que en Sí tenía la perfección de la belleza física, apareció entonces ante los ojos de los que lo miraban, un ser feo, el oprobio de los hombres… Pues lo han convertido en todo una llaga…  En este día es semejante a un leproso, por los golpes y la humillación que recibió.

1ecce-homo2

Ved, ¡OH, hombres, a vuestro Salvador! ¡A vuestro Rey coronado por el Dolor, para que en nuestra cabeza no fermenten tantos pensamientos!

Nosotros que nos sentimos ofendidos por cualquier cosa; mirad a nuestro Rey ofendido… ¡Y es Dios!, ¡Con el manto de púrpura, con la caña cual cetro y la Corona de Espinas!

Corona que desgarró su carne, penetrando por múltiples heridas, para purificar nuestros pensamientos culpables.

Jesús sigue de pie, erguido con majestad.

1jante-pilatos

Nunca había resaltado esta realeza como ahora, ni siquiera cuando hacía milagros…

Es una nobleza dolorosa pero en tal forma divina, que basta verla para señalarlo como Dios.

Jerusalén en este día está habitado por los demonios y dominado por el Infierno. Y ciertamente Satanás debió temblar al contemplarlo…

1crucificale

Pilatos lo ha señalado diciendo:

–           ¡He ahí al Hombre! Ahí lo tenéis. Aquí tenéis a vuestro Rey.  ¿No os basta todavía?

la multitud ruge:

–            ¡No! ¡No!

–            ¡Crucifícalo!

–            ¡A la muerte el Blasfemo!

–            ¡Crucifícalo!

–            ¡Condénalo ya!

Jesús extiende su mirada sobre la turba, busca…

Encuentra en medio de este mar de caras que lo odian, las de sus amigos. ¿Cuántos? Una veintena, entre millares…

Inclina su cabeza abatido ante tal abandono. Le cae una lágrima… Luego otra…después la siguiente.

Ante su llanto no hay compasión; sino solo Odio.

1jesus_coronado

La mentira y la blasfemia lo rodearon… Y de los mismos labios que habían brotado los hosannas, surgió después el crucifige.

Basta con decir la Verdad y ser bueno, para que la gente lo odie a uno, después de pasado el entusiasmo. La Verdad es reproche y consejo. La bondad arranca el látigo y hace que los no buenos, no teman más. De esto surgió el crucifige, después de haber gritado los hosannas. Su vida de Maestro, se vio llena de estos dos gritos. El último fue el de ¡Crucifícalo!

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Poncio Pilatos intenta salvarlo una vez más:

–                       ¡Bueno! Dejad que se vaya. Es un acto de justicia.

La multitud ruge:

–                       ¡No!

–                        A la muerte.

–                       ¡Crucifícalo!

Pilatos trata de negociar:

–                       Os entrego a Barrabás.

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La multitud ruge:

–                       ¡No! ¡Al Mesías!

–                       Si es así, tomadlo vosotros. Yo no encuentro ninguna culpa en Él.

Los príncipes de los sacerdotes:

–                       ¡Dijo que es Hijo de Dios!

–                       Nuestra Ley castiga con la muerte al reo de semejante blasfemia.

Pilatos se queda pensativo. Vuelve a entrar. Se sienta sobre su silla. Se ponen una mano en la frente y el codo sobre la rodilla. Mira atentamente a Jesús.

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Luego le ordena:

–                       Acércate.

Jesús se acerca hasta la tarima.

Pilatos le pregunta:

–                       ¿Es verdad? Respóndeme.

Jesús guarda silencio.

–                       ¿De dónde has venido? ¿Qué es Dios?

1corona de espinas

Jesús contesta con dulzura:

–                       El Todo.

–                       ¿Y luego? ¿Qué quieres decir con el Todo? ¿Qué cosa es el Todo para quién muere? Estás loco… Dios no existe. Yo lo soy. Y yo sí existo.

Jesús no replica ha pronunciado su palabra salvadora y se encierra en el silencio.

El tribuno se acerca y le dice:

–                       Poncio, la liberta de Claudia Prócula te pide permiso para entrar. Trae un recado para ti.

Poncio exclama:

–                       ¡Oh, no! ¡Sólo esto me faltaba!  ¡Ahora las mujeres!… –Hace un gesto de resignación. Y autoriza- Que venga.

Entra la romana. Se arrodilla.

Le presenta al Procónsul una tablilla encerada en la que Claudia le pide a su marido, que no condene a Jesús.

La mujer se retira de espaldas, mientras Pilatos la lee…

1imperator

Luego el Gobernador le dice a Jesús:

–                       Se me aconseja que evite tu muerte. ¿Es verdad que eres más que un arúspice? Me infundes miedo…

Jesús no contesta.

–                       ¿Pero no sabes que tengo poder para dejarte libre o para mandarte a la crucifixión?

Jesús dice:

–                       No tendrías ningún poder, si no se te hubiese concedido de lo alto. Por esto quien me ha puesto en tus manos, es más culpable que tú.

1Poncio-Pilatos-

–                       ¿Quién es? ¿Tu Dios? Tengo miedo…

Jesús no responde.

Pilatos está en ascuas. No sabe qué hacer. Teme al castigo de Dios. Teme al de Roma. Recuerda todas las pláticas que ha tenido con su esposa, respecto a Jesús… Teme al poder de los vengativos judíos…

1pilatos-indeciso

Por un momento gana el temor de Dios y grita:

–                       ¡No es culpable!

Los príncipes de los sacerdotes lo amenazan:

–                     Si lo proclamas eres enemigo de César.

–                      Quien se hace rey es enemigo suyo.

–                       Tú quieres libertar al Nazareno.

–                        Se lo notificaremos a César.

1crucifícalo

Aunque Pilatos intenta salvarlo y lo presenta ante la plebe. Siente mucha compasión por Jesús y espera que la plebe la tenga. Pero ante su dureza, ante sus amenazas, no tiene valor para obrar con rectitud y decir: “Le doy la Libertad porque es Inocente. Vosotros sois los culpables y si no os alejáis, probaréis el látigo de Roma.” Esto es lo que hubiera dicho si hubiera sido justo, sin calcular en el mal que le hubiera sobrevenido. Pero para proclamar esto, es necesario ser un héroe y…

Pilatos es presa del temor humano:

–                       En una palabra. ¿Queréis que le mate?  ¿O no?…  Que se haga. Pero que la sangre de este Justo, no se le busque en mis manos.

1_Pilate_Washes_His_Hands__James_Tissot

Como poseídos por un frenesí, los judíos exclaman:

–                       ¡Qué se le encuentre en las nuestras!

–                       ¡Que caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!

–                       No le tenemos miedo.

–                       ¡A la Cruz!

–                       ¡A la Cruz!

–                       ¡Crucifícalo!

Poncio Pilatos ordena que le traigan una jofaina. Se lava las manos delante del pueblo y luego regresa a su silla.

1pilatos se lava las manos

Llama al centurión Longinos y a un esclavo.

El esclavo le trae una tablilla sobre la que pone un anuncio y ordena que se escriba:

            “Jesús Nazareno Rey de los Judíos”

Lo muestra al pueblo.

1jesus-condemned-pilate

Los príncipes de los sacerdotes protestan:

–                       ¡No!

–                       ¡No así!

–                       ¡No Rey de los Judíos!

–                       Sino que se dijo que sería rey de los judíos.

Pilatos responde secamente:

–                       Lo que escribí…  Escrito queda.

1crucificale2

Y de pie, con la palma vuelta hacia el frente, ordena a Longinos:

–                       Que vaya a la Cruz, soldado. Ve. Prepara la Cruz.

Y pronuncia la sentencia:

“¡Ibis ad Crucem! I, miles, expedi Crucem.” 

(¡Va a ir a la Cruz!)  (A un soldado la cruz del problema)

1Poncio Pilatos

           Y baja del Pretorio sin voltear a  ver ni a la gente que mete confusión, ni al Hombre que ha condenado. Sale del atrio y se retira al interior de su palacio.

Jesús se queda en medio del atrio de la Torre Antonia bajo la custodia de los soldados, en espera de la Cruz…

Detrás de la columna, Juan se cubre la boca para ahogar un grito de dolor… Es hora de ir por la Madre.

Y se va rápido…

1Dore

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA