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358 EL JUEGO DE LA NIGROMANCIA

358 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Un viento helado cabalga a través de las colinas septentrionales y hace mucho frío.

Los ocho apóstoles van bien envueltos en sus mantos que solo dejan ver

un pedazo de nariz y los ojos entumecidos.

Juan dice:

–        Ahora bien, si Yo por mí mismo ya hubiera seleccionara a quien merece el Milagro,

el Amor, la Palabra de Dios.

y a QUIEN   

NO LA MERECE… 

Podría hacerlo por derecho divino y por divina capacidad,

Para que los que quedasen excluidos, aunque fueran verdaderos diablos,

¡Y vaya que gritarían fuerte el día de su Juicio Individual!

“¡El culpable es tu Verbo, que no quiso adoctrinarnos!”

Pero esto no podrán decirlo…

O sea, lo dirán mintiendo una vez más.

Y serán juzgados por ello».

Mateo pregunta:

–        ¿Entonces, no acoger la doctrina es ser un réprobo?

–          Eso no lo sé.

No sé si todos los que no crean serán realmente réprobos.

Si os acordáis, hablando a Síntica, dio a entender que los que obran con honestidad en la vida

no son réprobos, aunque crean en otras religiones.

Pero se lo podemos preguntar.

Claro que Israel, que tiene conocimiento del Mesías y que ahora cree parcialmente y mal,

en el Mesías, o que lo rechaza, será severamente juzgado.

Su hermano Santiago, observa:

–    El Maestro habla mucho contigo.

Y sabes muchas cosas que nosotros no sabemos.

–        Culpa tuya y vuestra.

Yo le pregunto con sencillez.

Algunas veces pregunto cosas que deben darle una imagen de su Juan,

como si fuera una persona muy necia.

Pero no me importa dar esta imagen.

Me basta con conocer su pensamiento.

Y tenerlo dentro de mí para hacerlo mío.

Deberíais hacer lo mismo vosotros.

¡Pero tenéis siempre miedo!… ¿Y de qué?

¿De ser ignorantes?

¿De ser superficiales? ¿De ser cabezotas?

Deberíais tener miedo sólo de estar todavía pobremente preparados cuando Él se marche.

Lo dice siempre…

Y me lo digo siempre, para prepararme a la separación…

Pero siento que significará siempre un gran dolor…

Andrés exclama:

–          ¡No me lo recuerdes!

Y repiten lo mismo los otros.

Y suspiran.

Judas Tadeo pregunta a Santiago.

–          Pero, ¿Cuándo sucederá?

Dice siempre: «Pronto».

Pero «pronto» puede ser dentro de un mes o de años.

Es muy joven y el tiempo pasa muy rápido…

Santiago de Alfeo palidece visiblemente y agacha la cabeza.

Tadeo pregunta:

–         ¿Qué te pasa, hermano?

Te estás poniendo muy pálido…

–        ¡Nada, nada! Pensaba…

Y Judas Tadeo se inclina para verlo bien…

–          ¡Pero si se te saltan las lágrimas!

¿Qué te pasa?…

–         No más que lo que os pasa a vosotros…

Pensaba en cuando estemos solos.

Santiago de Zebedeo, señalando a Pedro, que ha dejado a Jesús solo.

Y que ahora corre, gritando palabras que el viento impide oír.

Pregunta:

–         ¿Pero qué le pasa a Simón de Jonás, que se adelanta corriendo y gritando,

como un cormorán en día de tempestad?

Aceleran el paso y ven que Pedro ha tomado un senderillo que viene de la ya cercana Sefori.

Mientras se preguntan si va a Sefori por orden de Jesús por aquel atajo.

Pero luego, observando bien, ven que los dos únicos viandantes que de la ciudad vienen,

hacia la vía principal son Tomás y Judas.

Y varios se preguntan:

–       ¡Atiza!

–        ¡Aquí?

–        ¿Precisamente aquí?

–         ¿Y qué hacen aquí?

–        De Nazaret, si acaso, tenían que ir a Caná y luego a Tiberíades…

Zelote que siente que la sospecha, cual serpiente despertada, alza su cabeza,

en el corazón de muchos.

dice con prudencia:

–        Quizás venían buscando a los discípulos.

Era su misión.

Mateo aconseja:

–        Vamos a acelerar el paso.

Jesús está solo y parece que nos espera…

Van.

Y llegan donde Jesús al mismo tiempo que Pedro, Judas y Tomás.

Jesús está palidísimo…

Tanto que Juan pregunta:

–        ¿Te encuentras mal?

Pero Jesús le sonríe y hace un gesto de negación.

Mientras tanto, saluda a los dos que han regresado después de tanta ausencia.

Abraza primero a Tomás, pujante y alegre como siempre;

pero que se pone serio mirando al Maestro, tan  manifiestamente cambiado.

Y pregunta solícito:

–          ¿Has estado enfermo?

Jesús responde:

–          No, Tomás.

En absoluto. ¿Y tú?

¿Has estado bien, contento?

–          Yo sí, Señor.

Siempre bien y siempre contento.

Sólo me faltabas Tú para hacer beato a mi corazón.

Mi padre y mi madre te agradecen el que me hayas mandado un tiempo.

Mi padre estaba un poco enfermo, así que he trabajado yo.

He estado donde mi hermana gemela y he conocido al sobrinito.

Le hemos puesto el nombre que me dijiste.

Luego vino Judas…

Y me ha hecho dar más vueltas que una tórtola en período de amores: arriba, abajo…

Donde había discípulos.

Él ya se había movido, por su propia cuenta, no poco.

Pero bueno, ahora te contará él, porque ha trabajado como diez y merece que lo escuches.

Jesús lo deja.

Y ahora es el turno de Judas, que ha esperado pacientemente y que se acerca franco,

desenvuelto, triunfante.

Jesús lo perfora con su mirada de zafiro.

Pero lo besa y recibe su beso, igual que con Tomás.

Y las palabras que siguen son afectuosas.

Jesús pregunta:

–          ¿Y tu madre, Judas, ha estado contenta de tenerte?

¿Está bien esa santa mujer?

Judas responde alegremente:

–          Sí, Maestro.

Y te bendice por haberle enviado a su Judas.

Quería mandarte unos presentes.

Pero, ¿Cómo podía llevármelos conmigo acá y allá por montes y valles?

Puedes estar tranquilo, Maestro.

Todos los grupos de discípulos que he visitado trabajan santamente.

La idea se va extendiendo cada vez más.

Yo he querido personalmente,

controlar las repercusiones de ella en los más poderosos escribas y fariseos.

A muchos de ellos ya los conocía, a otros los he conocido ahora, por amor a Ti.

He tratado con saduceos, herodianos…

¡Oh, te aseguro que me han machacado bien la dignidad!…

¡Pero, por amor a Ti, haré esto y más!

He sido desdeñosamente rechazado, he recibido anatemas.

Pero también he logrado suscitar simpatías en algunos que tenían prevenciones respecto a Ti.

La posesión demoníaca perfecta, proporciona la fuerza y la determinación, para permanecer en el Mal...

No quiero tus elogios.

Me basta con haber cumplido mi deber.

Y agradezco al Eterno el que me haya ayudado siempre.

He tenido que usar el milagro en algunos casos, lo cual me ha dolido;

porque merecían rayos y no bendiciones.

Pero Tú dices que hay que amar y ser pacientes…

Lo he sido, para honor y gloria de Dios y para alegría tuya.

Espero que muchos obstáculos queden abatidos para siempre;

mucho más si consideramos que por mi honor he garantizado que ya no estaban aquellos dos

que creaban tanta sombra.

Después me vino el escrúpulo de haber afirmado lo que no sabía con certeza.

Y entonces quise verificar para poder tomar las oportunas medidas,

para no ser hallado en embuste, lo cual me habría colocado para siempre en una situación

sospechosa ante los que caminan hacia la conversión…

¡Fíjate! ¡He ido a ver incluso a Anás y a Caifás!…

¡Oh, querían reducirme a cenizas con sus censuras!…

Pero yo me he mostrado tan humilde y persuasivo, que al final me han dicho:

«Bueno, pues si las cosas están exactamente así…

Pensábamos que estaban de otro modo.

Los rectores del Sanedrín, que podían conocer la situación, nos habían referido lo contrario y…».

Simón Zelote que se ha contenido hasta ese momento, pero no más.

Y está lívido por el esfuerzo hecho.

lo interrumpe:

–          No querrás decir que José y Nicodemo han sido unos embusteros»

–         ¿Y quién ha dicho eso?

¡Todo lo contrario!

José me vio cuando salía de donde Anás y me dijo: «¿Por qué estás tan alterado?»

Le conté todo.

Le dije también que, siguiendo el consejo suyo y de Nicodemo,

Tú, Maestro, habías despedido al presidiario y a la griega.

Porque los has despedido, ¿No es verdad?

Judas lo pregunta mirando fijamente a Jesús con sus ojos de azabache,

brillantes hasta la fosforescencia.

Parece como si quisiera perforarlo con la mirada para leer lo que Jesús ha hecho.

Jesús, que sigue frente a Judas, cercanísimo,

dice sereno:

–         Te ruego que continúes tu narración, que me interesa mucho.

Es un relato exacto, que puede ser muy útil.

–          ¡Ah!, bueno.

Decía que Anás y Caifás han cambiado de opinión.

Lo cual significa mucho para nosotros, ¿No es verdad?

¡Y luego!… ¡Ahora os voy a hacer reír!

¿Sabéis que los rabíes me metieron en medio y me sometieron a otro examen,

como si fuera un menor en el paso a la mayoría de edad?

¡Y qué examen! Bien.

Los convencí y ya no me entretuvieron más.

Entonces me vino la duda y el miedo de haber dicho algo que no fuera verdad.

Y pensé tomar conmigo a Tomás e ir de nuevo a donde estaban los discípulos.

O donde se podía pensar que se hubieran refugiado Juan y la griega.

He estado con Lázaro, con Mannahém, en el palacio de Cusa, con Elisa de Betsur;

en Béter en los jardines de Juana, en el Getsemaní;

en la casita de Salomón del otro lado del Jordán, en Agua Especiosa;

donde Nicodemo, donde José…

–         ¿Pero no lo habías visto ya?

–          Sí.

Y me había asegurado que no había vuelto a ver a esos dos.

Pero… ya sabes… yo quería asegurarme…

Resumiendo: he inspeccionado todos los lugares en que pensaba que pudiera estar él…

Y no creas que sufría por no encontrarlo.

Sería injusto.

Siempre – y Tomás lo puede confirmar – siempre que salía de un lugar sin haberlo encontrado.

Y sin haber visto siquiera algún indicio de él, decía: «¡Alabado sea el Señor!»,

Y decía: «¡Oh, Eterno, haz que no lo encuentre jamás!».

Exactamente así. El suspiro de mi alma…

El último lugar fue Esdrelón….

¡Ah, a propósito!

Ismael ben Fabí, que está en su palacio de los campos de Meguiddó,

desea invitarte a su casa…

Pero yo en tu lugar no iría…

Jesús pregunta:

–          ¿Por qué?

Iré sin falta.

También Yo deseo verlo.

Es más, iremos enseguida.

En vez de ir a Seforis, vamos a Esdrelón.

Y pasado mañana, que es vigilia de sábado, a Meguiddó.

Y de allí a la casa de Ismael».

Judas se opone:

–          ¡No, no, Señor!

¿Por qué? ¿Piensas que te estima?

–          Pero, si has ido a hablar con él y lo has cambiado a favor mío…

¿Por qué no quieres que vaya?

–          No fui a hablar con él…

Estaba él en las tierras y me reconoció.

Pero yo – ¿verdad, Tomás? – quería huir cuando lo vi.

No pude porque me llamó por el nombre.

Yo… sólo puedo aconsejarte que no vayas nunca más donde ningún fariseo, escriba

o seres semejantes.

No es útil para Ti.

Quedémonos nosotros solos con el pueblo y basta.

Incluso Lázaro, Nicodemo, José… será un sacrificio… pero es mejor, para no crear celos,

ni rencores y dar armas a las críticas…

En la mesa se habla…

Y ellos estudian deslealmente tus palabras.

Pero, volvamos a Juan…

Yo estaba yendo a Sicaminón, a pesar de que Isaac, que lo he visto en los confines de Samaria,

me había jurado que desde Octubre no lo había vuelto a ver.

–         Pues Isaac ha jurado una cosa verdadera.

Pero esto que aconsejas respecto a los contactos con escribas y fariseos,

se contradice con lo que has dicho antes.

Tú me has defendido…

Eso has hecho, ¿No es verdad?

Has dicho: «He desmontado muchas prevenciones contra Ti».

Has dicho esto, ¿No es verdad?

–          Sí, Maestro.

–         ¿Y entonces por qué no puedo Yo mismo terminar de defenderme?

Así que iremos a casa de Ismael.

Y tú, ahora vuelves y vas a avisarle.

Contigo van Andrés, Simón el Zelote y Bartolomé.

Nosotros nos detendremos donde los campesinos.

Respecto a Sicaminón, venimos de allí.

Éramos once.

Te aseguramos que Juan no está allí.

Y tampoco en Cafarnaúm, o en Betsaida, Tiberíades, Magdala, Nazaret, Corozaín,

Belén de Galilea.

Y así sucesivamente en todas las etapas que quizás tenías pensado recorrer para…

Tu propia seguridad respecto a la presencia de Juan entre los discípulos o en casas amigas.

Jesús habla sereno, con tono natural…

Y no obstante, algo debe haber en Él, que turba a Judas…

El cual por un instante, cambia de color.

Jesús lo abraza como para besarlo…

Y, mientras lo tiene así, su mejilla al lado de la de Judas,

le susurra quedo:

–          ¡Desdichado!

¿Qué has hecho de tu alma!

–          Maestro… yo…

La posesión demoníaca perfecta NO PUEDE reverenciar a Dios, porque Satanás lo odia y a sus instrumentos, es lo que les trasmite…

–            ¡Vete!

¡Que apestas a infierno más que el mismo Satanás!

¡Calla!…

Y arrepiéntete si puedes.

Judas…

Cualquier otro hubiera escapado a todo correr. ¡Pero él!…

Dice con desfachatez en alta voz:

–          Gracias, Maestro.

Lo que sí que te rogaría antes de marcharme, serían dos palabras en secreto.

Todos se separan bastantes metros.

–          ¿Por qué, Señor, me has dicho esas palabras?

Me han dolido.

–          Porque son la verdad.

Quien trata con Satanás se coge el olor de Satanás.

–          ¡Ah! ¿Es por la nigromancia?

¡Qué miedo me has hecho pasar! 

¡Una broma! ¡Ha sido sólo un juego!

¡Sólo fue una broma de niño curioso!

Y me ha servido para conocer a algunos saduceos y perder el hambre de la nigromancia.

Como ves, me puedes absolver con toda tranquilidad.

Son cosas inútiles cuando se tiene tu poder.

Tenías razón. ¡Venga, Maestro!

¡Es tan leve el pecado!…

Grande es tu sabiduría. Pero, ¿Quién te lo ha dicho?

Jesús lo mira severamente y no responde.

El día que Jesús estuvo una jornada entera intercediendo por él, en la cueva de Yiftael

con La Oración Profunda, el Padre le mostró al Hijo lo que el apóstol indigno,

hacía mientras tanto….

Y por qué el Milagro solicitado, le estaba NEGADO…

Judas con posesión diabólica perfecta… ¡Este magnífico actor, se le parece mucho en la fisonomía, al verdadero Judas…!

Judas se siente un poco atemorizado, al comprender que el Señorío de Jesús como Dios,

le ha proporcionado el conocimiento…

Y trata de minimizarlo…

–          ¿Pero verdaderamente me has visto en el corazón el pecado?

–          Y me has causado repugnancia. ¡Vete!

Y no digas ni una sola palabra más.

Y Jesús le vuelve la espalda.

Regresa adonde los discípulos y les ordena que cambien de camino.

Pero primero despide a Bartolomé, Simón y Andrés;

los cuales van hasta donde Judas y se echan a andar a buen paso.

Los que se quedan, por el contrario, caminan lentamente, desconocedores de la verdad

que sólo Jesús conoce.

Tan desconocedores, que elogian a Judas por su actividad y sagacidad.

Y el honesto de Pedro se acusa sinceramente del pensamiento temerario,

que tenía en el corazón respecto a su compañero…

Jesús sonríe, una sonrisa leve, de persona un poco cansada;

como si estuviera abstraído y apenas oyera el charloteo de sus compañeros,

que de las cosas saben sólo aquello que su humanidad les permite saber.

Nota importante:

Se les suplica incluir en sus oraciones a una ovejita que necesita una cirugía ocular,

para no perder la vista.

Y a un corderito, de nuestro grupo de oración, un padre de familia joven,

que necesita una prótesis de cadera, para poder seguir trabajando por ellos.

¡Que Dios N.S. les pague vuestra caridad….!

Y quién de vosotros quiera ayudarnos,

aportando una donación económica; para este propósito,

podrán hacerlo a través de éste link

https://paypal.me/cronicadeunatraicion?locale.x=es_XC

19. que nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma, y = que penetra hasta más allá del velo, =Hebreos 6

353 LOS HIJOS DEL TRUENO

353 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Jesús va caminando por una zona muy montañosa.

No son montes altos, pero es un continuo subir y bajar de collados.

Y un fluir de torrentes (alegres en esta estación fresca y nueva;

límpidos como el cielo; niños como las primeras hojas, cada vez más numerosas,

sobre las ramas).

Mas, a pesar de que la estación del año sea tan bella y alegre, que podría aliviar el corazón,

no parece que Jesús esté muy aliviado de espíritu.

Y menos que Él lo están los apóstoles.

Caminan, muy callados, por el fondo de un valle.

Solamente pastores y greyes se presentan ante sus ojos.

Pero Jesús ni tan siquiera da muestras de verlos.

Lo que capta la atención de Jesús es el suspiro desconsolado de Santiago de Zebedeo.

Y sus improvisas palabras, fruto de un pensamiento amargo…

Santiago dice:

–         ¡Derrotas y más derrotas!…

Parecemos como malditos…

Jesús le pone la mano en el hombro: 

Y dice:

–          ¿No sabes que ése es el sino de los mejores?

–         ¡Sí, sí!

¡Lo sé desde cuando estoy contigo!

Pero, de vez en cuando sería necesario algo distinto.

Y antes lo teníamos, para confortar el corazón y la Fe…

–          ¿Dudas de mí, Santiago?

¡Cuánto dolor tiembla en la voz del Maestro!

–         ¡No, no!…

La verdad es que no es muy seguro el «no».

–         Pero dudar, dudas.

¿De qué, entonces?

¿Ya no me amas como antes?

¿Ver que me echan de un lugar, que sencillamente  se burlan de Mí; 

que no me prestan atención en estos confines fenicios, ha debilitado tu amor?

Hay un llanto tembloroso en las palabras de Jesús…

A pesar de que no haya sollozos ni lágrimas: es verdaderamente su alma la que llora.

Santiago protesta:

–         ¡Eso no, Señor mío!

Es más, mi amor a Ti crece a medida que te veo menos comprendido;

menos amado, más postrado, más afligido.

Y, por no verte así, por poder cambiar el corazón a los hombres,

solícito daría mi vida en sacrificio.

Debes creerme.

No me tritures el corazón, ya tan afligido, con la duda de que piensas que no te amo.

Si no… Si no, romperé todos los cánones.

Volveré para atrás y me vengaré de los que te causan dolor,

para demostrarte que te amo, para quitarte esta duda.

Y, si me atrapan y me matan, no me importará lo más mínimo.

Me conformaré con haberte dado una prueba de amor.

–         ¡Oh, hijo del trueno!

¿De dónde tanta impetuosidad?

¿Es que quieres ser un rayo exterminador?

Jesús sonríe por la fogosidad y los propósitos de Santiago.

–         ¡Al menos, te veo sonreír!

Ya es un fruto de estos propósitos míos. ¿Tú que opinas, Juan?

¿Debemos llevar a cabo mi pensamiento para confortar al Maestro,

abatido por tantas reacciones contrarias?  

Juan responde apasionadamente:

–        ¡Sí, sí!

Vamos nosotros.

Hablamos de nuevo.

Y si lo vuelven a insultar, llamándolo rey de palabras, rey hazmerreír, rey sin dinero, rey loco;

repartimos palos a diestra y siniestra, para que se den cuenta de que el rey tiene también

un ejército de fieles y que estos fieles no permiten burlas.

La violencia es útil en ciertas cosas.

¡Vamos, hermano!

Le responde Juan está colérico: y no parece él mismo, porque siempre es dulce.

Jesús se mete entre los dos,

los aferra por los brazos para detenerlos,

y dice:

–         ¿Pero los estáis oyendo?

¿Y Yo qué he predicado durante tanto tiempo?

¡Sorpresa de las sorpresas!

¡Hasta incluso Juan, mi paloma, se me ha transformado en gavilán!

Miradlo, vosotros, qué feo está, tenebroso, hosco, desfigurado por el odio.

¡Qué vergüenza!

¿Y os asombráis porque unos fenicios reaccionen con indiferencia?

¿Y de que haya hebreos que tengan odio en su corazón?

¿Y de que unos romanos me conminen a marcharme?

¿Cuándo vosotros sois los primeros que no habéis entendido todavía nada?

¿Después de dos años de estar conmigo?

¿Cuándo vosotros os habéis llenado de hiel por el rencor que tenéis en el corazón?

¿Cuando arrojáis de vuestros corazones mi doctrina de amor y perdón?

¿Y la echáis afuera como cosa estúpida?

¿Y acogéis por buena aliada a la violencia?

¡Oh, Padre santo!

¡Esta si que es una derrota!

En vez de ser como gavilanes que se afilan rostro y garfas,

¿No sería mejor que fuerais ángeles que orasen al Padre,

para que confortara a su Hijo?

¿Cuándo se ha visto que un temporal beneficie con sus rayos y granizadas?

Pues bien, para recuerdo de este pecado vuestro contra la caridad, para recuerdo

de cuando vi aflorar en vuestra cara el animal-hombre en vez del hombre-ángel

que quiero ver siempre en vosotros, os voy a apodar «Los hijos del Trueno».

Jesús está semiserio mientras habla a los dos inflamados hijos de Zebedeo.

Pero el reproche, al ver el arrepentimiento de ellos, pasa.

Y con cara luminosa de amor los estrecha contra su pecho,

diciendo:

–         Nunca más, feos de esta forma.

Y gracias por vuestro amor.

Y volviéndose hacia Mateo, Andrés y los dos primos hijos de Alfeo,

agrega:

Y también por el vuestro, amigos.

Venid aquí, que quiero abrazaros también a vosotros.

¿No sabéis que, aunque no tuviera nada más que la alegría de hacer la voluntad de mi Padre

y vuestro amor, sería siempre feliz, aunque todo el mundo me abofetease?

Estoy triste, mas no por Mí, por mis derrotas, como vosotros las llamáis.

Estoy triste por piedad hacia las almas que rechazan la Vida.

Bien, ahora estamos todos contentos, ¿No es verdad?

niños grandes, que es lo que sois.

Ánimo, entonces.

Id donde esos pastores que están ordeñando el rebaño.

Pedid un poco de leche en nombre de Dios.

Y al ver la mirada desolada de los apóstoles. 

añade:

No tengáis miedo.

Obedeced con Fe.

Recibiréis leche y no palos, aunque el hombre sea fenicio.

Y los seis se dirigen hacia el hombre indicado.

Mientras Jesús los espera en el camino.

Y ora, entretanto, este Jesús triste al que ninguno quiere…

Vuelven los apóstoles con un pequeño cubo de leche.

Y dicen:

–        Ha dicho el hombre que vayas allí, que tiene que decirte algo.

Y no puede dejar las cabras a los pastorcillos, porque son antojadizas e imprevisibles.

Jesús dice:

–          Vamos entonces allí, a comer nuestro pan.

Y suben todos a lo alto de la escarpa, desde donde se asoman, prominentemente,

las caprichosas cabras.

Cuando llegan,

Jesús dice:

–        Te agradezco la colodra de leche que me has dado.

¿Qué deseas de Mí?

–         Tú eres el Nazareno, ¿Verdad?

¿El que hace milagros?

–         Soy el que predica la Bienaventuranza eterna.

Soy el Camino para ir al Dios verdadero; la Verdad que se da; la Vida que os vivifica.

No soy el hechicero que hace prodigios.

Éstos son las manifestaciones de mi bondad y de vuestra debilidad, que tiene necesidad

de pruebas para creer.

Pero, ¿Qué deseas de mí?

–          Mira…

¿Hace dos días estabas en Alejandrocena?

–         Sí. ¿Por qué?

–          Yo también estaba, con mis cabritillos.

Cuando he comprendido que iba a producirse una riña, he desaparecido,

porque es costumbre suscitarlas para robar lo que hay en los mercados.

Son ladrones todos: los fenicios…

Y también los otros.

No debería decirlo, porque soy de padre prosélito y de madre siria.

Y yo mismo soy prosélito.

Pero es la verdad. Bien.

Volvamos a lo que estaba diciendo.

Me había metido en una caballeriza, con mis animales,

esperando a que llegara el carro de mi hijo.

Al atardecer, al salir de la ciudad, encontré a una mujer que lloraba con una hijita suya

en los brazos.

Había recorrido ochos millas para llegar a Ti, porque está fuera, en los campos.

Le pregunté que qué le sucedía.

Es prosélito. Había venido para vender y comprar.

Había oído hablar de Ti, y le había nacido la esperanza en el corazón.

Había ido corriendo a casa, había tomado en brazos a la niña.

¡Pero con un peso se camina despacio!

Cuando llegó a los almacenes de los hermanos, ya no estabas.

Ellos, los hermanos, le dijeron: «Lo han echado.

Pero ayer por la tarde nos dijo que haría de nuevo un alto en Tiro».

Yo – también yo soy padre – le dije: «Pues entonces ve a Tiro».

Pero ella me respondió: «¿Y si, después de todo lo que ha sucedido, pasa por otros caminos

para volver a Galilea?». Le dije: «Mira. O ese confín o el otro.

Yo pastoreo entre Rohob y Lesemdán,

justamente en el camino que hace de confín entre aquí y Neftalí.

Si lo veo, se lo digo; palabra de prosélito».

Y te lo he dicho.

–        Y que Dios te recompense por ello.

Iré a ver a esa mujer.

Tengo que volver a Akcib.

–         ¿Vas a Akcib?

Entonces podemos ir juntos, si no desdeñas a un pastor.

—         No desdeño a nadie.

Por qué vas a Akcib?

–        Porque allí tengo los corderos.

A no ser que… ya no los tenga…

–        ¿Por qué?

–         Porque hay una enfermedad…

No sé si ha sido una hechicería o qué.

Sé que mi lindo rebaño se me ha enfermado.

Por eso he traído aquí las cabras, que están todavía sanas; para separarlas de las ovejas.

Aquí estarán con dos hijos míos.

Ahora están en la ciudad, para hacer las compras.

Vuelvo allá… para ver morir a mis lindas ovejas lanosas…

El hombre suspira…

Mira a Jesús y se disculpa:

–        Hablarte a Ti, siendo quien Eres, de estas cosas.

Y afligirte, estando ya afligido de cómo te tratan, es una necedad.

Pero las ovejas son afecto y dinero, ¿Sabes?,

Para nosotros…

–         Comprendo.

Pero se pondrán buenas.

¿No las has llevado a que las vea un médico rural?

–        Todos me han dicho lo mismo: «Mátalas y vende sus pieles.

No hay otra posibilidad» e incluso me han amenazado si las saco…

Tienen miedo de que las suyas se contagien la enfermedad.

Así que las tengo que tener encerradas…

Y aumenta la mortalidad.

Son malos los de Akcib…, ¿Sabes?  

Jesús dice simplemente:

–        Lo sé.

–       Yo digo que me las han embrujado…

–        No.

No creas esas historias…

¿En cuanto vengan tus hijos te pones en marcha?

–        Inmediatamente.

De un momento a otro llegarán.

¿Éstos son tus discípulos?

¿Son sólo éstos?

–         No.

Tengo otros más.

–         ¿Y por qué no vienen aquí?

Una vez, cerca de Merón, me encontré con un grupo de ellos.

A la cabeza del grupo había un pastor.

Decía serlo.

Uno alto, fuerte, de nombre Elías.

Fue en Octubre, me parece.

Antes o después de los Tabernáculos.

¿Ahora te ha abandonado?

–         Ningún discípulo me ha abandonado.

–         Me habían dicho que…

–          ¿Qué te habían dicho?

–         Que Tú… que los fariseos…

En fin, que los discípulos te habían abandonado por miedo.

Y porque Tú eras un..

Jesús completa la palabra que el pastor calla: .

—        Demonio.

Dilo tranquilamente.

Lo sé.

Doble mérito para ti, que crees igualmente.

–         ¿Y por este mérito no podrías?…

Quizás estoy pidiendo una cosa sacrílega…

–          Dila.

Si es una cosa mala, te lo digo.

Se le ve lleno de ansiedad al hombre…  

Cuando pide:

–        ¿No podrías, al pasar, bendecir a mi rebaño? –

Jesús sonríe al decir:

–        Bendeciré a tu rebaño.

A éste… –

Y Jesús levanta  la mano bendiciendo a las cabritas desperdigadas,..

Y al de las ovejas.

–         ¿Crees que mi bendición las salvará?

–         De la misma forma que salvas a los hombres de las enfermedades,

podrás salvar a los animales.

Dicen que eres el Hijo de Dios.

Las ovejas las ha creado Dios.

Por tanto son cosas del Padre. Yo… no sabía si era una cosa respetuosa el pedírtelo.

Pero, si se puede, hazlo, Señor. 

Y llevaré al Templo grandes ofrendas de alabanza; mejor: te lo doy a Ti, para los pobres,

creo que será mejor.

Jesús sonríe y calla.

Llegan los hijos del pastor.

Poco después, Jesús con los suyos y el viejo se ponen en marcha.

Dejan a los pastorcillos jóvenes custodiando las cabras.

Caminan raudos porque quieren llegar pronto a Quedes,

para dejarla también enseguida, con intención de tomar la vía que del mar va hacia el interior.

Debe ser la misma que recorrieron yendo a Alejandrocena,

la que se bifurca a los pies del promontorio.

Al parecer, por lo que conversan el pastor y los discípulos.

Jesús va adelante, solo.

Santiago de Alfeo, comenta: .

–         ¿No nos encontraremos con otros problemas?

El hijo del pastor responde:

–          Quedes no depende de aquel centurión.

Está fuera de los confines fenicios.

A los centuriones basta con no pincharlos y se desinteresan de la religión.

–         Y además no nos vamos a detener...

–         ¿Vais a aguantar más de treinta millas en un día? –

–         ¡Sí, hombre!

¡Somos peregrinos perpetuos!

Caminan ininterrumpidamente…

Llegan a Quedes.

La atraviesan sin ningún contratiempo.

Toman la vía directa.

En el mojón está indicada Akciba.

El pastor lo señala diciendo:

–        Mañana llegaremos.

Esta noche venís conmigo.

Conozco labriegos de estos valles, pero muchos están dentro de los confines fenicios…

¡Bueno!, Pues pasaremos los confines.

Seguro que no nos van a descubrir inmediatamente…

¡Lo que es la vigilancia!…

¡Mejor sería que vigilasen a los bandidos!…

El sol declina.

 Y los valles ciertamente no contribuyen a mantener la luz,  menos aún siendo boscosos.

Pero el pastor conoce muy bien la zona y va seguro.

Llegan a un poblado muy pequeño, verdaderamente solo un puñado de casas.

–        Vamos a ver si nos dan posada.

Aquí son israelitas.

Estamos justamente en los confines.

Si no nos reciben, vamos a otro pueblo, que es fenicio.

–       No tengo prejuicios, hombre.

Llaman a una casa.  

Una mujer muy anciana, abre la puerta,

y los recibe:

–         ¿Tú, Anás?

¿Con amigos?

Ven, ven, y que Dios sea contigo.

Entran en una amplia cocina alegrada por una lumbre.

Alrededor de la mesa está reunida una numerosa familia de todas las edades,

pero que hace sitio amablemente a los que de improviso acaban de llegar.

El pastor los presenta:

–         Éste es Jonás.

Ésta es su esposa, y sus hijos y nietos y nueras.

Una familia de patriarcas fieles al Señor.

Anás a Jesús.

Y luego, volviéndose hacia el anciano Jonás:

–       «Y éste que está conmigo es el Rabí de Israel, al que deseabas conocer.

El anciano Jonás responde:

–         Bendigo a Dios por ser hospitalario y por tener sitio esta noche.

Y, pidiendo bendición, bendigo al Rabí que ha venido a mi casa.

Anás explica que la casa de Jonás es casi una posada para los peregrinos,

que del mar van hacia el interior.

Se sientan todos en la caliente cocina.

Las mujeres sirven a los recién llegados.

El respeto que hay es tal, que incluso paraliza.

Pero Jesús resuelve la situación rodeándose, nada más terminar la cena,

de los muchos niños presentes.

E interesándose por ellos, los cuales en seguida fraternizan.

Detrás de ellos, durante el breve espacio de tiempo que separa la cena del descanso,

encuentran valor los hombres de la casa y narran lo que han sabido del Mesías,

y preguntan cosas nuevas.

Jesús, benigno, rectifica, confirma, explica, en serena conversación,

hasta que peregrinos y familiares se van a descansar, tras haberlos bendecido Jesús a todos.

Nota importante:

Se les suplica incluir en sus oraciones a una ovejita que necesita una cirugía ocular,

para no perder la vista.

Y a un corderito, de nuestro grupo de oración, un padre de familia joven,

que necesita una prótesis de cadera, para poder seguir trabajando por ellos.

¡Que Dios N.S. les pague vuestra caridad….!

Y quién de vosotros quiera ayudarnos,

aportando una donación económica; para este propósito,

podrán hacerlo a través de éste link

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19. que nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma, y = que penetra hasta más allá del velo, =Hebreos 6

352 PARÁBOLA DE LOS OBREROS Y LA VIÑA

 

352 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Jesús ha subido encima de una caja que está colocada contra una pared.

Todos por tanto, lo pueden ver bien.

Ya se ha esparcido por el aire su dulce saludo, seguido luego por las palabras:

«Hijos de un único Creador, escuchad»,

para proseguir, en  el atento silencio de la gente:

El tiempo de la Gracia para todos ha llegado, no sólo para Israel,

sino para todo el mundo.

Hombres hebreos que estáis aquí por diversas razones, prosélitos, fenicios, gentiles,

TODOS, oíd la Palabra de Dios.

Comprended la Justicia, conoced la Caridad.

Teniendo Sabiduría, Justicia y Caridad, dispondréis de los medios para llegar al Reino de Dios,

a ese Reino que NO ES UNA ESCLUSIVIDAD de los hijos de Israel;

sino que es de todos aquellos que amen de ahora en adelante, al Verdadero, Único Dios.

crean en la Palabra de su Verbo.

Escuchad.

He venido de muy lejos, no con miras de usurpador, ni con la violencia del conquistador.

He venido sólo para ser el Salvador de vuestras almas.

Los dominios, las riquezas, los cargos, no me seducen.

Para Mí no son nada.

Son cosas a las que ni siquiera miro.

Es decir, las miro con conmiseración;

porque me producen compasión; siendo como son:

CADENAS para apresar a vuestro espíritu, impidiéndole así acercarse al Señor Eterno, Único,

Universal, Santo y Bendito.

Las miro y me acerco a ellas como a las más grandes miserias.

Y trato de liberarlas del lisonjero y cruel engaño, que seduce a los hijos de los hombres,

para que puedan usarlas con justicia y santidad.

No como crueles armas que hieren y matan al hombre y lo primero;

siempre,  al espíritu de aquel que las usa no santamente.

Pero en verdad os digo, PUPILAS APAGADAS, salud a un cuerpo agonizante,;

que da luz a los espíritus y salud a las almas enfermas….

¿Por qué?

Por qué el hombre ha perdido de vista el verdadero fin de su vida.

Y se ocupa de lo transitorio.

El hombre no sabe o no recuerda…

Recordando, no quiere prestar obediencia a esta santa orden del Señor:

Y hablo también para los gentiles que me escuchan.

De hacer el bien, que es bien en Roma como lo es en Atenas, en Galia o en África;

porque la Ley Moral existe bajo todos los cielos y en todas las religiones;

en todo corazón recto.

Y las religiones, desde la de Dios hasta la de la moral individual;

dicen que la parte mejor de nosotros sobrevive.

Y QUE SEGUN COMO HAYA OBRADO EN LA TIERRA,

ASÍ SERÁ SU SUERTE EN LA OTRA VIDA…

 Fin pues del hombre, es la conquista de la Paz en la otra vida;

NO las comilonas, la usura, el abuso de la fuerza, el placer aquí por poco tiempo;

para pagarlos eternamente con muy duros tormentos.

Pues bien, el hombre no sabe, no recuerda o no quiere recordar esta verdad.

Si no la sabe, es menos culpable.

Si no la recuerda, es bastante culpable, porque hay que tener encendida la Verdad,

cual antorcha santa, en las mentes y en los corazones;

pero si no la quiere recordar y cuando resplandece…

Cierra los ojos para no verla, aborreciéndola como a la voz de un orador pedante;

entonces su culpa es grave, muy grave.

21. El hijo le dijo: “Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.”

Y no obstante, Dios perdona esta culpa, si el alma repudia su comportamiento malo…

Y se propone perseguir durante el resto de la vida, el fin verdadero del hombre;

que es conquistarse la paz eterna en el Reino del Dios Verdadero.

¿Habéis seguido hasta ahora un camino malo?

¿Abatidos, pensáis que es tarde para tomar el camino recto?

¿Desconsolados, decís: «¡No sabía nada de esto!

¿Ahora me veo ignorante e inhábil»?

NO.

No penséis que es como con las cosas materiales.

Y que hace falta mucho tiempo y fatiga para rehacer de nuevo, con santidad, lo ya hecho.

La Bondad del Eterno, verdadero Señor Dios, es tal que, ciertamente;

no os hace recorrer hacia atrás la vida vivida para colocaros de nuevo en la bifurcación

21. El hijo le dijo: “Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.”

en que vosotros errando, dejarais el recto sendero, para seguir el malo;

SU BONDAD es tanta que, desde el momento en que decís:

«Quiero ser de la Verdad»,

O sea, de Dios, porque Dios es Verdad,

Dios, por un milagro enteramente espiritual, infunde en vosotros la Sabiduría,

siendo así que ya no sois ignorantes sino poseedores de la ciencia sobrenatural,

igual que los que desde años antes la poseen.

Sabiduría es desear tener a Dios, amar a Dios, cultivar el Espíritu,

tender al Reino de Dios repudiando TODO lo que es carne, mundo y Satanás.

Sabiduría es obedecer a la Ley de Dios;

que es ley de caridad, de obediencia, de continencia, de honestidad.

Sabiduría es amar a Dios con todo el propio ser,

Señor, enciende mi corazón en el FUEGO de tu AMOR ARDIENTE y ayúdame a AMAR como Tú Quieres que lo haga…

amar al prójimo como a nosotros mismos.

Estos son los dos elementos indispensables para ser sabios con la Sabiduría de Dios.

Y en el prójimo están incluidos no sólo los que tienen nuestra misma sangre, raza o religión,

sino TODOS los hombres:

ricos, pobres, sabios, ignorantes, hebreos, prosélitos, fenicios, griegos, romanos…

Jesús se ve interrumpido por un grito amenazador de algunos exaltados.

Los mira y dice:

–          Sí.

Esto es el amor.

Yo no soy un maestro servil.

Digo la Verdad porque debo hacerlo…

Así para sembrar en vosotros lo necesario para la Vida Eterna.

OS GUSTE O NO, tengo que decíroslo, para cumplir mi deber de Redentor;

os toca a vosotros cumplir con el vuestro, de personas necesitadas de Redención.

Amar al prójimo, pues. TODO EL PRÓJIMO. 

Con un amor santo.

No amarlo con deshonesto concubinato de intereses, de forma que es «anatema»

el romano, fenicio, prosélito o viceversa…,

Mientras no hay de por medio sensualidad o dinero.

Y luego, si surgen en vosotros el deseo carnal o de la ganancia, ya no es «anatema»…

Se oye otra vez el rumor de la gente.

Los romanos, por su parte, en su sitio en el atrio,

exclaman:

–          « ¡Por Júpiter!

–         ¡Habla bien éste!».

Jesús deja que se calme el rumor…

Y prosigue:

–           -Amar al prójimo como querríamos ser amados nosotros.

Porque no nos agrada ser maltratados, vejados, que nos roben o subyugue…,

Ni ser calumniados o que nos traten groseramente.

La misma susceptibilidad, nacional o individual, tienen los demás.

No nos hagamos, pues, recíprocamente, el mal que no quisiéramos recibir nosotros.

Sabiduría es prestar obediencia a los Diez Preceptos de Dios:

«Yo soy el Señor tu Dios. No tengas otro Dios aparte de Mí.

No tengas ídolos, no les rindas culto.

EL PRIMER MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS

No tomes el Nombre de Dios en vano.

Es el Nombre del Señor tu Dios.

Y Dios castigará a quien lo use sin razón, por imprecación o para convalidar un pecado.

Acuérdate de santificar las fiestas.

El Sábado está consagrado al Señor, que descansó en Sábado de la Creación…

Y le ha bendecido y santificado.

Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas en paz largamente sobre la tierra…

Y eternamente en el Cielo.

No matarás.

No cometerás adulterio.

La desgracia del ADULTERIO…

No robarás.

No hablarás con falsedad contra tu prójimo.

No desearás la casa, la mujer, el siervo, la sierva, el buey, el asno;

ni nada que pertenezca a tu prójimo».

Ésta es la Sabiduría.

Quien esto hace es sabio y conquista la Vida y el Reino que no tienen fin.

Desde hoy, pues, proponeos vivir según la Sabiduría;

anteponiéndola a las pobres cosas de la tierra.

¿Qué decís? Hablad.

¿Decís que es tarde?

No. Escuchad una parábola.

Un amo de una viña, al amanecer de un día, salió para contratar obreros para su viña.

Y ajustó con ellos un denario al día.

Salió de nuevo a la hora tercera.

Y, pensando que eran pocos los jornaleros contratados;

viendo en la plaza a otros desocupados en espera de que los contratara, los tomó y dijo:

«Id a mi viña, que os daré lo que he prometido a los otros».

Y éstos fueron.

Habiendo salido a la hora sexta y a la hora nona, vio todavía a otros y les dijo:

«¿Queréis trabajar para Mí? Doy un denario al día a mis jornaleros».

Aceptaron y fueron.

Salió, en fin, a la hora undécima.

Vio a otros que, ya declinando el sol, estaban inactivos:

«¿Qué hacéis aquí, tan ociosos?

^No os da vergüenza estar sin hacer nada todo el día?», les preguntó.

«Nadie nos ha contratado.

Hubiéramos querido trabajar y ganarnos el pan.

Pero nadie nos ha llamado a su viña».

«Bien, pues yo os llamo a mi viña. Id y recibiréis el salario de los demás».

Eso dijo porque era un buen patrón y sentía piedad del abatimiento de su prójimo.

Llegada la noche, terminados los trabajos, el hombre llamó a su administrador,

y dijo:

«Llama a los jornaleros y paga su salario, según lo que he fijado,

empezando por los últimos, que son los más necesitados;

porque no han tenido durante el día el alimento que los otros una o varias veces han tenido,

Y además, son los que, agradeciendo mi piedad, más han trabajado;

los he observado;

licéncialos, que vayan a su merecido descanso y gocen con su familia,

de los frutos de su trabajo».

Y el administrador hizo como el patrón le ordenaba.

Y dio a cada uno un denario.

Habiendo llegado al final aquellos que llevaban trabajando desde la primera hora del día,

se asombraron al recibir también sólo un denario.

Y manifestaron sus quejas entre sí y ante el administrador, el cual dijo:

«He recibido esta orden.

Id a quejaros al patrón, no vengáis a quejaros a mí».

Y fueron y dijeron: «¡No eres justo!

Hemos trabajado doce horas, primero en medio del aguazo, luego bajo el sol de fuego,

y luego otra vez con la humedad del anochecer.

Y tú nos has dado lo mismo que a esos haraganes que han trabajado sólo una hora!…

¿Por qué?».

Y especialmente uno de ellos levantaba la voz juzgándose traicionado

y explotado indignamente.

Y el amo de la Viña preguntó: 

«Amigo, ¿Y en qué te he perjudicado?

¿Qué he pactado contigo al alba?

Una jornada de continuo trabajo y, como salario, un denario. ¿No es verdad?».

«Sí. Es verdad.

Pero tú has dado lo mismo a ésos, por mucho menos trabajo…».

«¿Has aceptado este salario, porque te parecía bueno?»

«Sí. He aceptado porque los otros daban incluso menos».

«¿Te he maltratado aquí?”

«No, en conciencia no».

«Te he concedido reposo a lo largo de la jornada y comida…

¿No es verdad?

Te he dado tres comidas.

Y la comida y el descanso no habían sido pactados. ¿No es verdad?».

«Sí, no estaban acordados.”

«Entonces, ¿Por qué los has aceptado?”

«Hombre, pues…

Tú dijiste: `Prefiero así, para evitar que os canséis volviendo a vuestras casas’.

No dábamos crédito a nuestros oídos…

Tu comida era buena, era un ahorro, era…».

«Era una gracia que os daba gratuitamente y que ninguno podía pretender.

¿No es verdad?».

«Es verdad.»

«Por tanto, os he favorecido.

¿Por qué os quejáis entonces?

Debería quejarme yo de vosotros;

que, habiendo comprendido que tratabais con un patrón bueno

trabajabais perezosamente, mientras que éstos, que han llegado después de vosotros,

habiendo gozado del beneficio de una sola comida –

y los últimos de ninguna, han trabajado con más ahínco, haciendo en menos tiempo

el mismo trabajo que habéis hecho vosotros en doce horas.

Os habría traicionado si os hubiera reducido a la mitad el salario,

para pagar también a éstos.

No así.

Por tanto, coge lo tuyo y vete.

¿Pretendes venir a imponerme en mi casa lo que a ti te parece?

Hago lo que quiero y lo que es justo.

No quieras ser malo y tentarme a la injusticia.

Yo soy bueno».

¡Oh, vosotros todos, que me escucháis!

En verdad os digo que el Padre Dios propone a todos los hombres el mismo pacto.

Y les promete la misma retribución.

Al que con diligencia se pone a servir al Señor, Él lo tratará con justicia;

aunque fuere poco su trabajo debido a la muerte cercana.

En verdad os digo que no siempre los primeros serán los primeros en el Reino de los Cielos.

Y que allí veremos a últimos ser primeros y a primeros ser últimos.

Allí veremos a hombres no pertenecientes a Israel, más santos que muchos de Israel.

He venido a llamar A TODOS, en nombre de Dios.

Pero, si muchos son los llamados, pocos son los elegidos;

porque pocos desean la Sabiduría.

No es sabio el que vive del mundo y de la carne y no de Dios.

No es sabio ni para la tierra ni para el Cielo:

en la tierra se crea enemigos, castigos, remordimientos…

Y pierde el Cielo para siempre.

Repito: sed buenos con el prójimo, quienquiera que sea.

Sed obedientes, dejando a Dios la tarea de castigar a quien manda injustamente.

Sed continentes sabiendo resistir a la sensualidad;

honrados, sabiendo resistir al oro; coherentes, calificando de anatema,

a aquello que se lo merece.

Y no cuando os parece.

Y luego estrecháis contactos con el objeto que antes habíais maldecido como idea.

No hagáis a los demás lo que no querríais para vosotros.

Y entonces…

Los vendedores frustrados, irrumpen en el patio,

gritando:  

–         ¡Vete, profeta molesto!

–         ¡Nos has fastidiado el mercado!… –

          ¡Nos has arrebatado los clientes!… 

Y los que habían hecho alboroto en el patio cuando Jesús había empezado a enseñar

no todos fenicios:

también hay hebreos, que están en esta ciudad por intereses personales…

Y se unen a los vendedores para insultar amenazando y sobre todo,

para obligar a Jesús a abandonar el lugar;

porque no les gusta lo que aconseja en orden al mal. 

Jesús cruza los brazos y los mira, triste, solemne.

La gente, dividida en dos partidos, se enzarza, defendiendo u ofendiendo al Nazareno.

Lanzando Improperios, alabanzas, maldiciones, bendiciones;

gritos de: 

–        «Tienen razón los fariseos.

–        Eres un vendido a Roma, amigo de publicanos y meretrices. 

–       « ¡Callad, lenguas blasfemas!

–         ¡Vosotros sois los vendidos a Roma, fenicios del infierno!.

–        , «¡Sois diablos!»

–        «¡Que os trague el infierno!»,

–       «¡Fuera! ¡Fuera!»,

–         ¡Fuera vosotros, ladrones que venís a mercadear aquí, usureros!» etcétera, etcétera.

Intervienen los soldados,

diciendo:

–         « ¡De amotinador nada!

–         ¡Es Él la víctima!».

Y con las lanzas echan fuera del patio a todos y cierran el portón.

Se quedan con Jesús los tres hermanos prosélitos y los seis apóstoles.

El Triano se acerca a los tres hermanos,

y pregunta: 

–         ¿Pero cómo se os ha ocurrido hacerle hablar?

Elías responde:

–         ¡Muchos hablan! 

–        Sí.

Y no pasa nada porque enseñan lo que gusta al hombre.

Pero este no enseña eso.

Y es indigesto…

El viejo soldado mira atentamente a Jesús…

Que ha bajado de su sitio y está callado, como abstraído.

Afuera, la gente sigue enzarzada en la discusión….

Tanto que, del recinto militar salen otros soldados y con ellos el propio centurión.

Instan para que les abran, mientras otros se quedan a rechazar tanto a quien grita:

–       « ¡Viva el Rey de Israel!», como a quien lo maldice.

El centurión, inquieto, da unos pasos adelante.

Arremete coléricamente contra el viejo Aquila:

–         ¡Así tutelas a Roma tú?

¡Dejando aclamar a un rey extranjero en la tierra dominada?

El viejo saluda con reciedumbre y responde:

–         Enseñaba respeto y obediencia.

Y hablaba de un reino que no es de esta tierra.

Por eso lo odian.

Porque es bueno y respetuoso.

No he hallado motivo para imponer silencio a quien no iba contra nuestra ley.

El centurión se calma,

y barbota:

–         Entonces es una nueva sedición de esta fétida gentuza…

Bien.

Dadle a este hombre la orden de marcharse inmediatamente.

No quiero problemas aquí.

Cumplid esto y, en cuanto esté libre el trayecto, escoltadlo hasta fuera de la ciudad.

Que vaya a donde quiera.

A los infiernos, si quiere.

Pero que se vaya de mi jurisdicción. ¿Entendido?

El centurión saluda y responde: 

–          Sí.

Lo haremos.

El centurión da media vuelta;

con grandes resplandores de coraza y ondeos de manto purpurino.

Y se marcha sin siquiera mirar a Jesús.

Los tres hermanos dicen a Jesús:

–          Lamentamos…

Jesús replica con mansedumbre: 

–          No tenéis la culpa vosotros.

No temáis.

No os ocasionará ningún mal,

Yo os lo digo…

Los tres cambian de color…

Felipe dice:

–          ¿Cómo es que sabes que tenemos este temor?

Jesús sonríe dulcemente, es como un rayo de sol en su rostro triste…

–          Conozco lo que hay en los corazones y en el futuro.

Los soldados se han puesto al sol, a esperar.

Y no pierden ojo, más o menos solapadamente, mientras hacen comentarios…

Escipión y los soldados,

comentan:

–            ¿Podrán querernos a nosotros, si odian incluso a ése, que no los subyuga?

–           Y que hace milagros, debes decir…

–          ¡Por Hércules!

–         ¿Quién de nosotros ha sido el que ha venido avisar,

de que estaba el sospechoso y había que vigilarlo?

–          ¡Ha sido Cayo! H

–         ¡El cumplidor!

–        Ya hemos perdido el rancho y perder el beso de una muchacha!…

–        ¡Ah, sí!

–        ¡Epicúreo!

–       ¿Dónde está la bella?

–       ¡Está claro que a ti no te lo digo, amigo!

–         Detrás del alfarero, en los Cimientos.

–        Lo sé, unas noches…

El triario, como paseando, va hacia Jesús.

Se mueve alrededor de Él, mirándolo insistentemente.

No sabe qué decir…

Jesús le sonríe para infundirle ánimo.

El hombre no sabe qué hacer…

Pero se acerca más.

Jesús, señalando las cicatrices,

dice:

–          ¿Son todas heridas?

Se ve que eres un hombre valeroso y fiel…

El viejo soldado se pone como la púrpura por el elogio.

–         Has sufrido mucho por amor a tu patria y a tu emperador…

¿No querrías sufrir algo, por una patria más grande: el Cielo?;

¿Por un eterno emperador: Dios?

El soldado mueve la cabeza,

y dice:

–         Soy un pobre pagano.

De todas formas, quién sabe si no llegaré también yo a la hora undécima.

Pero, ¿Quién me instruye? ¡Ya ves!…

Te echan.

¡Éstas heridas sí que hacen daño, no las mías!…

Al menos yo se las he devuelto a los enemigos.

Pero Tú, a quién te hiere, ¿Qué le das?

–          Perdón, soldado.

Perdón y amor.

–         Tengo razón yo.

La sospecha sobre Ti es estúpida.

Adiós, galileo.

–          Adiós, romano.

Jesús se queda solo, hasta que vuelven los tres hermanos y los discípulos, con comida.

Los hermanos ofrecen a los soldados; los discípulos, a Jesús.

Éstos comen, inapetentes, al sol;

mientras los soldados comen y beben alegremente.

Luego un soldado sale a dar una ojeada a la plaza silenciosa. 

Y grita: 

–          Podemos ponernos en marcha.

Se han ido todos. Sólo están las patrullas.

Jesús se pone en pie dócilmente.

Bendice y conforta a los tres hermanos.

Y les da una cita para la Pascua en el Getsemaní.

Luego sale, encuadrado entre los soldados.

Le siguen sus discípulos, apesadumbrados.

Y recorren las calles vacías, hasta la campiña.

El Triario lo saluda: 

–         Salve, galileo

Jesús responde:

–       Adiós, Aquila.

Te ruego que no hagáis ningún mal a Daniel, Elías y Felipe.

Sólo Yo soy el culpable.

Díselo al centurión.

–        No digo nada.

A estas horas ya ni se acuerda de esto.

Y los tres hermanos nos proveen bien;

especialmente de ese vino de Chipre que el centurión prefiere a la propia vida.

Quédate tranquilo.

Adiós.

Se separan.

Los soldados franquean, de regreso, las puertas.

Mientras Jesús y los suyos se encaminan por la campiña silenciosa, en dirección este.

Nota importante:

Se les suplica incluir en sus oraciones a una ovejita que necesita una cirugía ocular,

para no perder la vista.

Y a un corderito, de nuestro grupo de oración, un padre de familia joven,

que necesita una prótesis de cadera, para poder seguir trabajando por ellos.

¡Que Dios N.S. les pague vuestra caridad….!

Y quién de vosotros quiera ayudarnos,

aportando una donación económica; para este propósito,

podrán hacerlo a través de éste link

https://paypal.me/cronicadeunatraicion?locale.x=es_XC

19. que nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma, y = que penetra hasta más allá del velo, =Hebreos 6

351 UN AUDITORIO MULTIRACIAL

351 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

El patio de los tres hermanos está la mitad en sombra… 

La mitad luminosa de sol, está lleno de gente que va y viene para sus compras,

mientras que fuera del portón, en la placita, vocea el mercado de Alejandrocene

en medio de un confuso ir y venir de adquisidores y compradores; de asnos, de ovejas,

de corderos, de volatería;

porque se comprende que aquí tienen menos remilgos y llevan al mercado también a los

pollos, sin miedo a ningún tipo de contaminación.

Rebuznos, balidos, cacareos de gallinas y triunfales quiquiriquíes de gallitos;

se mezclan con las voces de los hombres,

formando un alegre coro que de vez en cuando, adquiere notas agudas y dramáticas

por algún altercado.

También dentro del patio de los hermanos hay bullicio.

Y no falta algún que otro altercado, por el precio o porque un marchante ha tomado

lo que otro, para sus adentros había elegido.

No falta el quejido lastimero de los mendigos que en la plaza, cerca del portón, recitan la

letanía de sus miserias con una cadencia cantora y triste como un aúllo de moribundo.

Soldados romanos con aire dominador, van y vienen por la hostería y la plaza; en servicio,

porque van armados y nunca solos, en medio de los fenicios;

que también van todos armados.

Jesús pasea arriba y abajo por el patio, con los seis apóstoles, esperando el momento

adecuado para hablar.

Luego sale a la plaza un momento.

Pasa cerca de los mendigos y les da una limosna.

La gente se distrae unos minutos a mirar al grupo galileo…

Y se pregunta quiénes serán esos extranjeros.

Hay quien informa de quiénes son los huéspedes de los tres hermanos;

porque les ha pedido a éstos información.

Un rumor sigue los pasos de Jesús… 

Que va tranquilo, acariciando a los niños que encuentra en su camino.

En el rumor no faltan risitas irónicas y epítetos poco halagüeños para los hebreos,

como tampoco falta el honesto deseo de oír a este «Profeta», a este «Rabí», a este «Santo»,

a este «Mesías» de Israel.

Así, se lo señalan unos a otros con tales nombres, según su grado de fe

y su rectitud de corazón. 

Dos madres: dicen: 

–        ¿Pero es verdad?

–        Me lo ha dicho Daniel, precisamente a mí.

Y él ha hablado en Jerusalén con gente que ha visto los milagros del Santo.

–        Sí, de acuerdo.

¿Pero será el mismo hombre?

–         Me ha dicho Daniel que no hay duda de que es Él, por lo que dice.

–         Entonces…

¿Qué piensas…

¿Me concederá la gracia aunque sea sólo prosélito?

–        Yo diría que sí…

Inténtalo.

Quizás no vuelve.

¡Inténtalo, inténtalo!

¡Mal no te hará, eso está claro!

–       Sí.

Dice la mujercita.

Y dejando plantado a un vendedor de loza con el que estaba contratando unos cuencos,

se marcha.

El vendedor que ha oído la conversación de las dos y ahora está defraudado;

enfadado por el buen trato que se ha esfumado,

se abalanza contra la mujer que queda y la cubre de improperios:

–        «Maldita neófita.

Sangre de hebrea. Mujer vendida» etc., etc.

Dos hombres, barbudos y de porte grave,

dicen:

–        Me gustaría oírlo hablar.

Dicen que es un gran Rabí.

–        Un Profeta querrás decir.

Mayor que el Bautista.

¡Me ha dicho Elías unas cosas!… 

¡Unas cosas!

Él las sabe porque tiene una hermana que está casada con uno que vive al servicio,

de un rico de Israel.

Y para saber de ella, va a preguntar a los compañeros de servicio.

Este rico es muy amigo del Rabí…

Un tercero, un fenicio que estando cerca, ha oído la conversación… 

asoma su cara enjuta, satírica, entre los dos….

Y con sardónica risotada, dice:

–        ¡Pues vaya santidad!

¡Aderezada con riquezas!

¡Por lo que yo sé, el santo debería vivir en pobreza!

–        Calla, Doro, mala lengua.

Tú pagano, no eres digno de juzgar estas cosas.

–       ¡Ah, vosotros sí sois dignos, especialmente tú, Samuel!

Mejor sería que me pagaras esa deuda.

–       ¡Ten, y no sigas dando vueltas alrededor de mí, vampiro de cara de fauno!…

Un anciano semiciego, que está acompañado de una muchachita,

y que pregunta:

–        ¿Dónde está, dónde está el Mesías?

Y la niña:

–      « ¡Dejad paso al viejo Marcos!

¡Por favor, decidle al viejo Marcos dónde está el Mesías!».

Las dos voces:  la senil, débil y trémula; la de la niña argentina y segura,

se expanden en vano por la plaza;

hasta que otro hombre dice:

–      ¿Buscáis al Rabí?

Ha vuelto hacia la casa de Daniel.

Ahí está, parado, hablando con los mendigos.

Dos soldados romanos: dicen: 

–       Debe ser ese al que persiguen los judíos.

¡Menudos bichos, ésos!

A simple vista se ve que es mejor que ellos.

 ¡Eso es lo que los fastidia!

–       Vamos a decírselo al alférez.

Ésa es la orden.

–      ¡Disparatada, Cayo!

Roma se cuida de los corderos y soporta, diría incluso que acaricia, a los tigres.

–       ¡No creo, Escipión!

¡A Poncio matar le es fácil!

–       Sí…

Pero no cierra su casa a las hienas rastreras que lo adulan.

–      ¡Política, Escipión! ¡Política!.

–      Vileza, Cayo, y necedad.

De éste debería hacerse amigo.

Ganaría una ayuda para mantener obediente a esta gentuza asiática.

No sirve bien a Roma

Poncio desatendiendo a este hombre bueno y adulando a los malos.

–        No critiques al Procónsul.

Somos soldados.

El superior es sagrado como un dios.

Hemos jurado obediencia al divino César y el Procónsul lo representa.

–      Eso está bien en lo que respecta al deber hacia la Patria, sagrada e inmortal,

pero no para el juicio interno.

–       Pero la obediencia viene del juicio.

Si tu juicio se rebela contra una orden y la critica, ya no obedecerás totalmente.

Roma se apoya en nuestra obediencia ciega para tutelar sus conquistas.

–        Pareces un tribuno.

Y es correcto lo que dices.

Pero te hago una observación:

Roma es reina, pero nosotros no somos esclavos, sino súbditos.

Roma no tiene, no debe tener, ciudadanos esclavos.

Y esclavitud es imponer silencio a la razón de los ciudadanos.

Yo digo que mi razón juzga que Poncio hace mal, no ocupándose de este israelita…

Llámalo Mesías, Santo, Profeta, Rabí, lo que quieras.

Y siento que puedo decirlo; 

porque diciéndolo, no viene a menos mi fidelidad a Roma, ni mi amor;

es más, si deseo esto;

es porque siento que Él, enseñando respeto a las leyes y a los Cónsules, como hace,

ayuda al bienestar de Roma.

–     Eres culto, Escipión…

Llegarás lejos.

¡Ya vas adelante! Yo soy un pobre soldado.

Pero, ¿Ves, mientras, allí?

El soldado señala al grupo que se ha congregado…

Y agrega:

–      La gente se ha amontonado en torno al Hombre.

Vamos a decírselo a los jefes militares…

Efectivamente, cerca del portón de los tres hermanos,

hay un montón de gente alrededor de Jesús,

al cual se le ve bien por su alta estatura.

Luego de repente, se eleva un grito.

Y la gente se agita.

Otros, que estaban en el mercado, acuden corriendo.

Y algunos del remolino de gente corren hacia la plaza e incluso más allá de la plaza.

Preguntas… respuestas…

–       ¿Qué ha pasado?

–        ¿Qué sucede?

–       ¡El Hombre de Israel ha curado a Marcos, el anciano!

El velo de sus ojos se ha disipado.

Jesús, entretanto, ha entrado en el patio, seguido de una procesión de gente.

Renqueando al final, viene uno de los mendigos… 

Un renco que se arrastra más con las manos que con las piernas.

Pero, si las piernas están torcidas y carecen de fuerza;

por lo cual sin los bastones, no andaría… 

La voz por el contrario, es muy vigorosa.

Parece una sirena que desgarra el aire luminoso de la mañana:

Grita desgañitándose y sin tregua.

–       ¡Santo! ¡Santo!

¡Mesías! ¡Rabí!

¡Piedad de mí! 

Se vuelven dos o tres personas:

–       ¡No malgastes energías!

–       Marcos es hebreo, tú no.

–       ¡Para los israelitas verdaderos hace milagros, no para los hijos de perro!

–        Mi madre era hebrea…

–        Y Dios la ha castigado dándole a ti, un monstruo, por su pecado.

–        ¡Fuera, hijo de loba!

–        Vuelve a tu sitio, lodo en el lodo…

El hombre se pega a la pared, acobardado;

atemorizado ante los amenazadores puños levantados…

Jesús se detiene, se vuelve, mira.

Ordena:

–        ¡Hombre, ven aquí!

El hombre lo mira, mira a los que lo amenazan…

Y no se atreve a avanzar.

Jesús se abre paso entre la pequeña muchedumbre y se acerca a él.

Lo toma de la mano y le pone la otra mano en el hombro,

y dice:

–          No tengas miedo.

Ven aquí delante conmigo.

Y mirando a los despiadados,

dice severo: –

        «Dios es de todos los hombres que lo buscan y que son misericordiosos».

Comprenden la alusión.

Y ahora son ellos los que se quedan parados, arrinconados y acobardados,  donde están.

Jesús se vuelve de nuevo.

Los ve allí, confusos, casi decididos a marcharse.

Y les dice:

–        No, venid también vosotros.

Os vendrá bien también a vosotros, para enderezar y fortalecer vuestra alma,

de la misma forma que enderezo y fortalezco a éste; porque ha sabido tener fe.

Hombre, Yo te lo digo:  ¡Queda curado de la enfermedad!

Y quita la mano del hombro del renco;

tras haber experimentado éste como una sacudida.

El hombre se yergue seguro, sobre sus propias piernas;

arroja las muletas ya consumidas por el uso,

y grita:

–        ¡El me ha curado!

¡Bendito sea el Dios de mi madre!

Y se arrodilla para besar los bordes de la túnica de Jesús.

El tumulto de quien quiere ver o ya ha visto y ahora comenta, alcanza su culmen.

En el profundo atrio, que de la plaza conduce al patio, las voces resuenan con sonoridad

de pozo y producen eco contra las murallas del Castro.

Los soldados temen que se haya producido una reyerta, algo que es fácil en estos lugares,

con tantos contrastes de razas y fes.

Y pronto acude un pelotón y se abre paso rudamente preguntando qué sucede.

Algunos responden:

–        ¡Un milagro, un milagro! Jonás, el renco, ha sido curado.

–         Ahí está, al lado del Hombre galileo!

Los soldados se miran unos a otros.

No hablan hasta que no ha pasado toda la muchedumbre.

Detrás se ha agregado más gente, de la que había en los locales de la hostería. 

Y en la plaza, donde ahora se ve solamente a los vendedores, enojadísimos por el imprevisto

reclamo, que hace fracasar el mercado de ese día.

Luego, al ver pasar a uno de los tres hermanos,

preguntan:

–        Felipe, ¿Sabes lo que piensa hacer ahora el Rabí?

Felipe todo alborozado, responde: 

–        Va a hablar, a adoctrinar.

¡Y además en mi patio! 

Los soldados se consultan. ¿Quedarse? ¿Marcharse?

–        El alférez nos ha dicho que vigilemos…

Y se contestan:

–        ¿A quién?

–        ¿Al Hombre?

Escipión, el soldado defensor de Jesús,

agrega:

–        Por Él podríamos ir a jugarnos a los dados un ánfora de vino de Chipre.

A mí me parece que es Él el que necesita ser protegido, no el derecho de Roma!.

¿No lo veis?

Ninguno de nuestros dioses tiene un aspecto tan manso y al mismo tiempo tan viril.

Esta gentuza no es digna de Él.

Y los indignos son siempre malos.

Medio sarcástico, medio admirado, otro soldado, 

exclama:

–        ¡Vamos a quedarnos a protegerlo!

Si hace falta le guardamos las espaldas…

Y se las acariciamos a estos bribones.

–        Bien dices, Pudente.

Es más, para que Prócoro el alférez, que siempre está soñando complots contra Roma y…

ascensos para él, por gracia y mérito de su solícita vigilancia por la salud del divino César

y de la diosa Roma, madre y señora del mundo, se convenza de que aquí no va a conquistar

brazalete o corona, ve a llamarlo, Acio.

Un soldado joven se marcha corriendo y corriendo vuelve,

diciendo:

–        Prócoro no viene, manda al triario Aquila…

–        ¡Bien! ¡Bien!

Mejor él que el propio Cecilio Máximo. Aquila ha servido en África, en Galia,

y estuvo en las crueles selvas que nos arrebataron a Varo y a sus legiones.

Conoce a griegos y bretones y tiene buen olfato para distinguir…

Y viendo llegar al glorioso oficial.

lo saluda diciendo:

–         ¡Salve! ¡Aquí tenemos al glorioso Aquila!

¡Ven, enséñanos, a nosotros míseros, a comprender el valor de los seres!  

Todos los demás soldados gritan:

–        ¡Viva Aquila, maestro de soldados!

Dándole afectuosos zarandeos al viejo soldado, marcado de cicatrices en el rostro…

Y, como el rostro, así tiene sus brazos y pantorrillas desnudos.

É1 sonríe bonachón,

y exclama:

–         ¡Viva Roma, maestra del mundo!

¡No yo, que soy un pobre soldado!

¿Qué sucede, pues?

–          Vigilar a ese hombre alto y rubio como el más claro cobre.

–         Bien. Pero, ¿Quién es?

–          El Mesías, según dicen.

Se llama Jesús y es de Nazaret.

Es aquel, ¿Ya sabes, no?,

Por el que se comunicó aquella orden…

–         ¡Mmm! Bien…

Pero me parece que perseguimos nubes.

–          Dicen que quiere hacerse rey y suplantar a Roma.

El Sanedrín, los fariseos, saduceos y herodianos, lo han denunciado ante Poncio.

Ya sabes que los hebreos tienen esta obsesión en la cabeza…

Y, de vez en cuando, aparece un rey…

–        Sí, sí…

¡Pero si es por este hombre!…

De todas formas, vamos a oír lo que dice.

Creo que se dispone a hablar.

–         He sabido por el soldado, que está con el centurión;

que Publio Quintiliano le ha hablado de Él como de un filósofo divino…

Otro soldado, joven, dice

–        Las mujeres imperiales se muestran entusiastas… 

Otro soldado joven suelta la carcajada y riéndose

agrega abiertamente:

–         ¡Claro!

También yo me sentiría entusiasta de El si fuera una mujer…

¡Y querría tenerlo en mi cama…!  

Otro más, bromeando, agrega:

–        ¡Cállate, impúdico!

¡La lujuria te come! 

–         ¿Y tú no, Fabio?

Ana, Sira, Alba, María…

El triano, ordena.

–        Silencio, Sabino.

Está hablando y quiero escuchar.

Y todos guardan silencio….

Nota importante:

Se les suplica incluir en sus oraciones a una ovejita que necesita una cirugía ocular,

para no perder la vista.

Y a un corderito, de nuestro grupo de oración, un padre de familia joven,

que necesita una prótesis de cadera, para poder seguir trabajando por ellos.

¡Que Dios N.S. les pague vuestra caridad….!

Y quién de vosotros quiera ayudarnos,

aportando una donación económica; para este propósito,

podrán hacerlo a través de éste link

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19. que nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma, y = que penetra hasta más allá del velo, =Hebreos 6

336 VERDUGO PURIFICADOR

  1. 336 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Debe haber llovido toda la noche.

Pero con el alba ha venido un viento seco que ha repelido las nubes hacia el sur,

más allá de las colinas de Nazaret.

Por ello, un tímido sol invernal se atreve a asomarse y a encender con su rayo

un diamante en cada hoja de los olivos; mas es vestido de gala que pronto pierden,

porque el viento agita sus frondas y las desnuda…

Y parecen llorar esquirlas de diamante, que se desvanecen entre la hierba adornada,

en el camino lodoso.

Pedro, con la ayuda de Santiago y Andrés,

prepara carro y burro.

No se ve a los otros todavía.

Luego salen uno tras otro de una cocina, porque dicen a los tres que ya estaban fuera

–       Id ahora vosotros a tomar algo.

Y los tres entran, para salir poco después, esta vez con Jesús.  

Pedro explica:

–      He vuelto a poner la cubierta, por el viento.

Si estás decidido a ir a Yiftael, tendremos de frente el viento… y punza.

No comprendo por qué no nos vamos por el camino que va a Sicaminón,

luego el del litoral… Es más largo, pero menos escabroso.

¿Has oído lo que decía ese pastor al que he logrado tirar de la lengua?

Ha dicho: «Yotapata, durante los meses de invierno, queda aislada.

Sólo hay un camino para llegar a ella.

Y no se va con corderos, no…

No se debe llevar nada en las espaldas, porque hay pasos que se salvan

más con las manos que con los pies…

Y los corderos no pueden nadar…

Hay dos ríos, llenos muchas veces… 

Y hasta el propio camino es un torrente que corre por un fondo de rocas.

Yo voy allí después de los Tabernáculos, y en plena primavera.

Y vendo bien, porque entonces la gente se aprovisiona para meses».

Eso ha dicho…

Y nosotros… con este cacharro… (y da una patada a la rueda del carrito)…

y con este burro… ¡Mmmm!…

Jesús responde:

–        El camino que va de Sefori a Sicaminón era mejor.

Pero lo utiliza mucha gente…

Recuerda que conviene no dejar rastro de Juan…

Zelote observa:

–        El Maestro tiene razón.

Podríamos encontrar incluso a Isaac con otros discípulos… 

¡Y en Sicaminón ya no digamos!… 

Pedro acepta:

–        Pues nada… vamos…

Andrés dice:

–        Voy a llamar a esos dos… 

Y mientras Andrés hace esto, Jesús se despide de una anciana y de un niño,

que salen de un aprisco con unos cubos de leche.

Llegan también unos pastores, barbados.

Jesús les agradece la hospitalidad ofrecida en la noche de lluvia.

Juan y Síntica ya están en el carro, que ahora, guiado por Pedro, se dirige por el camino.

Jesús acelera el paso para seguirlo;

a su lado el Zelote y Mateo;

detrás de Él, Andrés, Santiago, Juan y los dos hijos de Alfeo.

El viento corta la cara e hincha los mantos.

La cobertura extendida sobre los arcos del carro, cruje como una vela;

a pesar de que la lluvia de la noche la haya hecho más pesada.

Mirándola. Pedro susurra:

–        ¡Bueno caramba, pues se secará pronto! –

¡Basta con que a este pobre hombre no se le sequen los pulmones!…

Espera, Simón de Jonás… Se hace así –

Y para el burro, se quita el manto, sube al carro y arropa muy bien a Juan.  

Qué le pregunta.

–       ¿Pero por qué?

Ya tengo el mío…

–        Porque yo, tirando del asno, tengo ya tanto calor,

como si estuviera en un horno de pan.

Y además estoy habituado a estar desnudo en la barca.

Y cuanto más tormenta más desnudo.

El frío es para mí, un acicate y me hace más ágil.

¡Vamos  arrópate bien!

María me ha dado en Nazaret tantas recomendaciones;

tantas, que, si te pones malo, no voy a poder presentarme a Ella jamás…

Baja del carro y agarra otra vez los ramales e incita al asno para que camine.

Pero pronto debe pedir ayuda a su hermano y a Santiago;

para ayudar al burro a salir de un sitio cenagoso en que se ha hundido la rueda.

Y así van, empujando por turnos el carro para facilitar la labor al burro,

que hinca sus robustas patas en el fango y tira – ¡pobre animal! -,

resoplando afanoso y espurreando ávido…

Porque Pedro lo estimula a caminar, ofreciéndole unos pedazos de pan

y unos trozos de manzana, que le concede sólo cuando hacen un alto en el camino.

Mateo que observa la maniobra,

le dice bromeando:

–        Eres un sinverguenza, Simón de Jonás.

–        No.

Aplico con dulzura al animal a su deber.

Si no hiciera esto, tendría que usar la tralla… y eso me duele.

Si no pego a la barca cuando hace caprichos, y es de madera,

¿Por qué debería pegar a éste, que es de carne?

Ahora mi barca es éste… está en el agua…

¡Vaya que si está en el agua!

Por tanto, lo trato como a la barca.

¡Yo no soy Doras, eh!

¿Sabéis que quería llamarlo Doras, antes de comprarlo?

Pero luego oí su nombre y me gustó.

Se lo he dejado…  

Los apóstoles preguntan curiosos:

–        ¿Cómo se llama? 

–        ¡Adivinad! – y Pedro se ríe bajo su barba.

Salen los más extraños nombres.

Y los de los más cafres fariseos o saduceos, etc. etc

Pero Pedro siempre menea su cabeza…

Se dan por vencidos.

–        ¡Se llama Antonio!

¿No es un nombre bonito?

¡Ese maldito romano!

¡Se ve que el griego que me lo vendió, también tenía sus resentimientos contra Antonio!

Todos ríen, mientras Juan de Endor,

explica:

–        Será uno de los que obtuvo la libertad previo pago de una talla,

después de la muerte de César.

¿Es viejo?

–        Tendrá setenta años…

Y debe haber hecho todos los tipos de trabajos…

Ahora tiene un hospedaje en Tiberíades…

Llegan al crucero de Sefori con el camino de Nazaret Tolemaida.

Nazaret-Sicaminón, Nazaret-Jotapata.

El hito consular tiene escritas las tres indicaciones de Tolemaida, Sicaminón y Yotapata.

Pedro pregunta:

–        ¿Entramos en Sefori, Maestro? 

–        Es inútil.

Vamos a Yiftael.  Sin detenernos.

Comeremos mientras andamos.

Es preciso estar allí antes de que anochezca.

Marchan y marchan, atravesando dos torrentillos bien cargados,

afrontando las primeras pendientes de un sistema de montes en dirección norte-sur,

pero que forman al norte un nudo escabroso, que luego se resuelve hacia el este. 

Jesús señala diciendo:

–        Allí está Yiftael  

Pedro observa:

–        No veo nada.

–        Está a septentrión.

Por la parte nuestra hay pendientes a pico, y lo mismo a oriente y a poniente.

–        De modo que hay que rodear todo aquel monte, ¿No?

–        No.

Hay un camino junto al monte más alto, al pie de él, en el valle

Acorta mucho, aunque es un camino muy empinado.

–        ¿Has estado allí alguna vez?

–        No. Pero lo sé.

¡Verdaderamente es un camino empinado!

Tanto que, llegados a él se sienten desfallecer: parece como si uno, de tanto como

se reduce la luz en el fondo de este valle,

tan horrendo y escarpado que hace pensar en las dantescas simas, del octavo círculo,

y descendiera veloz al encuentro de la noche.

Es un camino verdaderamente ahondado en el volumen rocoso;

tan lleno de desniveles, que está dispuesto casi en escalones;

un camino estrecho, agreste, encajado entre un torrente rabioso…

y una pendiente aún más rabiosa,

que continúa, con empinada subida, hacia el norte.

La luz aumenta a medida que se sube, pero, como contrapartida,

aumenta también el cansancio; tanto que aligeran de los talegos personales el carroy baja también Síntica para que el carrito vaya lo más ligero posible.

Juan de Endor, que después de aquellas pocas palabras no había vuelto a abrir la boca

sino para toser, querría bajarse también.

No se lo conceden, así que se queda donde estaba, mientras todos empujan el carro

y tiran del asno;

y sudan cada vez que hay un desnivel.

Pero ninguno se queja.

Al contrario, todos tratan de mostrarse satisfechos del ejercicio;

para no humillar a los dos por los que lo hacen…

(los cuales ya más de una vez han expresado su pesar por este esfuerzo).

El camino hace un ángulo recto, y luego otro ángulo, más corto,

que termina en una ciudad acomodada en lo alto de una ladera;

o tan empinada que, como dice Juan de Zebedeo, da la impresión

de que vaya a deslizarse hacia abajo con sus casas.

-Sin embargo, es muy sólida.

Todo un bloque con la roca.

Síntica recuerda y dice:

–        Como Ramot entonces…

Juan dice:

–        Más todavía.

Aquí la roca es parte de las casas, no sólo base de ellas.

Recuerda más a Gamala. ¿Os acordáis?  

Andrés replica:

–        Sí.

Y también de aquellos cerdos…  

Simón Zelote agrega:

–        De allí justamente partimos para Tariquea, el Tabor y Endor…

Juan de Endor, suspira, 

diciendo:

–        Estoy destinado a daros recuerdos penosos y grandes trabajos…

Judas de Alfeo. exclama impetuoso:  

–        ¡De ninguna manera!

Tú nos has dado una amistad fiel.

Nada más, amigo

Y todos se unen a él para confirmar más claramente.

–        De todas formas…

Alguno no me ha amado…

Ninguno me lo dice…

Pero yo sé meditar, sé reunir en un solo cuadro los hechos diseminados.

Esta partida, no, no estaba prevista… 

Y la decisión no es espontánea…  

Dulcemente afligido,

Jesús pregunta:

–        ¿Por qué hablas así, Juan?

–        Porque es verdad.

Alguno no me ha aceptado.

He sido elegido yo, no otros, ni siquiera los grandes discípulos, para ir lejos.

Santiago de Alfeo, entristecido por esta luz que viene a la mente del hombre de Endor.

pregunta:

–        ¿Y entonces Síntica? 

–        Síntica viene para no trasladarme a mí solo…

Para ocultarme compasivamente la verdad…

–        ¡No, Juan!…

–        Sí, Maestro.

Fíjate, podría hasta decirte el nombre de mi torturador.

¿Sabes dónde lo leo?

¡Me basta mirar a estas ocho personas buenas para leerlo!

¡Me basta reflexionar en la ausencia de los otros para leerlo!

El hombre por quien Tú me encontraste, es el mismo que quisiera que Belcebú me encontrara.

Y me ha conducido a este momento.

Y a ti también, Maestro;

porque Tú también sufres come yo, o quizás más que yo.

Y me ha conducido a este momento, para hacerme caer de nuevo en la desesperación.

Y en el odio.

Porque es malo, es cruel, es envidioso… y más cosas.

El alma oscura en medio de tus siervos luminosísimos, es Judas de Keriot…

–        No hables así, Juan.

No falta sólo él.

Todos, excepto el Zelote, que no tiene familia, faltaron durante las Encenias.

De Keriot, y menos aún en este período, no se viene en pocas etapas.

Son casi doscientas millas de camino.

Y era justo que fuera a casa de su madre, como Tomás.

También he prescindido de Nathanael, porque es anciano.

Y de Felipe, para que acompañara a Nathanael…

–        Sí.

Faltan otros tres.

Pero… ¡Oh, Jesús bueno!…

Tú conoces los corazones porque eres el Santo.

Pero no eres el único que los conoce

También los perversos conocen a los perversos;

porque se reconocen en ellos.

Yo fui perverso, y me he visto de nuevo, en mis peores instintos, en Judas.

De todas formas, lo perdono.

Solamente por una cosa le perdono, el que me mande a morir tan lejos:

porque precisamente por él vine a ti.

Y que Dios le perdone todo lo demás… todo lo demás.

Jesús no intenta rebatir… Calla.

Los apóstoles se miran unos a otros, mientras a fuerza de brazos empujan al carro,

por el camino resbaladizo.

Está ya cerca la noche cuando llegan a la ciudad.

Allí, desconocidos entre desconocidos, se alojan en una posada,

construida en el extremo sur del pueblo, el extremo sur:

un risco, cuya pared está tan cortada a pico y es tan profunda, que lanzar hacia abajo

la mirada por ella hace venir vértigo; mientras en el fondo

ruido, sólo ruido, en la sombra de pez que ya viste al valle, ruge un torrente.

Nota importante:

Se les suplica incluir en sus oraciones a una ovejita que necesita una cirugía ocular,

para no perder la vista y a un corderito, de nuestro grupo de oración,

un padre de familia joven que necesita una prótesis de cadera, para poder seguir trabajando por ellos.

Que Dios N:S: les pague vuestra caridad….

Y quién de vosotros quiera ayudarnos, aportando una donación económica;

para este propósito, podrán hacerlo a través de éste link

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192 HERENCIA SACERDOTAL

192 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

Jesús está en la hermosa casa de Judas junto con todos los suyos.

María de Simón, la madre de Judas ha venido de la casa de campo, para darle un hospedaje digno.

Y han llegado a un salón grande, que está junto a la terraza superior y donde sirven las comidas  señoriales. 

Todos han tomado lugar en la enorme mesa y Jesús detiene a la madre de Judas,

diciéndole: 

–    No, madre.

Tú también debes estar con nosotros.

Somos como una familia, no se trata de un banquete frío y de etiqueta, dado a los huéspedes.

Te he tomado un hijo y quiero que tú me tomes como hijo tuyo;

así como Yo te tomo como una madre, porque eres digna de ello. 

¿No es verdad amigos, que así nos sentiremos todos más contentos y más a nuestras anchas?

Los apóstoles y las dos Marías dicen que sí, con mucho gusto.

La madre de Judas, con una gran perla en las pupilas, debe sentarse entre su hijo y el Maestro. 

De esta forma tiene enfrente a las dos Marías y a Margziam al centro.

La criada trae viandas porque en esto, la madre de Judas ha sido inflexible.  

Jesús hace la ofrenda y bendición de los alimentos y luego los distribuye. comenzando por ella, cosa que conmueve cada vez más a la mujer…

Y enorgullece a Judas, aunque al mismo tiempo lo pone pensativo y hace que se avergüence.

La conversación versa sobre distintos temas. 

Jesús trata de que la madre de Judas tome parte en ellos y de que adquiera familiaridad en sus relaciones con las dos discípulas.

A esto ayuda mucho Marziam, el cual afirma que quiere mucho a la madre de Judas:

“Porque se llama María, como todas las mujeres que son buenas.” 

Pedro pregunta semiserio: 

–     ¡¿Y no vas a querer a la que nos espera a orillas del lago, malandrín?! . 

–     ¡Mucho, si es buena!

–     Puedes estar seguro de ello.

Todos lo dicen.

Yo también debo decirlo, porque si siempre ha sido dócil con su madre y conmigo, es verdaderamente señal de que es buena.

Pero no se llama María, hijo.

Tiene un nombre extravagante. Su padre le puso el nombre de lo que le había procurado la riqueza. Quiso llamarla Porfiria.

La púrpura es bella y valiosa, mi mujer no es guapa, pero sí valiosa, por su bondad.

Me enamoré de ella porque era serena, casta, silenciosa: ¡Tres virtudes que no son fáciles de encontrar, ¡Eh!

Desde cuando era niña me fijé en ella. Bajaba a Cafarnaúm con el pescado y la veía atareada con las redes, en la fuente, o trabajando silenciosa en el huerto de su casa.

No era la distraída mariposa que revolotea acá o allá, ni la galliníta incauta que mira de reojo a cada quiquíriquí de gallo.

No levantaba nunca la cabeza, aun cuando sentía voces de hombre.

Cuando yo, enamorado de su bondad y de sus espléndidas trenzas – las únicas bellezas que tenía -, y…

Compadecido de su esclavitud en la familia, le dirigí mis primeros saludos – tenía ella entonces dieciséis años -, a duras penas me respondió. 

Se cubrió todavía más con su velo y se retiró más a su casa.

¡Huy! ¡Lo que me costó saber si no le parecía un ogro y aviar el matrimonio!…

Pero no me arrepiento de ello porque, aunque hubiera dado la vuelta al mundo, no habría encontrado otra como ella.

¿Verdad, Maestro, que es buena?

Jesús responde:

–     Mucho.

Estoy seguro de que Margziam la querrá aunque no se llame María.

¿Verdad, Margziam?

El niño responde: 

–     Sí; se llama «mamá»

Y las mamás son buenas y se las quiere.

Luego Judas habla de lo que ha hecho durante el día.

Después que él fue a avisar a su madre de que venían y que con Andrés como compañero, ha empezado a hablar por el agro de Keriot. 

Y agrega: 

–    Mañana me gustaría que vinieseis todos.

No quiero brillar yo solo. Iremos si es posible un judío y un Galileo.

Yo con Juan, por ejemplo.

Y Simón con Tomás.

¡Si viniera el otro Simón!..

En vuestro caso – señala a los dos de Alfeo – podéis ir vosotros dos.

A todos, incluso a quien no le interesaba saberlo, les he dicho que sois los hermanos del Maestro.

También vosotros – señala a Felipe y a Bartolomé – podéis ir juntos.

He dicho que Natanael es un rabí que acompaña al Maestro; esto impresiona. Y…

Quedáis vosotros tres. De todas formas, en cuanto llegue el Zelote se podrá formar otra pareja.

¡Ah! Y después nos alternaremos porque quiero que os conozcan a todos…

Judas está rebosante de entusiasmo.  

Y agrega:   

–     He hablado del decálogo, Maestro.

Tratando de ilustrar especialmente aquellos puntos en que sé que en esta zona se cometen más faltas…

Y así…

Jesús advierte:

–      No tengas la mano pesada, Judas.

Te lo ruego. 

Ten siempre presente que alcanza más la dulzura, que la intransigencia.

Y que también tú eres hombre.

Por esto, examínate y reflexiona cuán fácil es que también caigas…

Y cómo te irritas cuando se te dice algo claro y se te reprende… 

La madre de Judas baja la cabeza, ruborizada de vergüenza.

Judas responde: 

–    No te preocupes, Maestro.

Me esfuerzo en imitarte en todo.

Mira, en el pueblo que se ve por aquella puerta – están comiendo con puertas abiertas y se ve un bonito horizonte desde esta habitación elevada.

Hay un enfermo deseoso de ser curado; pero no se le puede transportar.

¿Podrías venir conmigo?

–    Mañana, Judas.

Mañana por la mañana, sin falta.

Y si hay otros enfermos, decídmelo o traédmelos.

–     ¿De veras quieres hacer favores a mi patria, Maestro?

–     Sí.

Para que no se diga que he sido injusto con quién no me ha hecho ningún mal.

¡Hago bien, aún a los malos! ¿Por qué no a los buenos de Keriot?

Quiero dejar un recuerdo indeleble de Mí…

–     Pero, ¡Cómo!

¿No volveremos más aquí?…

–    Volveremos otra vez, pero…

Marziam grita jubiloso, interrumpiendo:

–    ¡Allá viene María con Simón!

Al verlos que están subiendo la escalera que conduce a la terraza, en que está la sala donde están comiendo.

Todos se ponen de pie y van al encuentro de los dos que llegan.

Hay alboroto de exclamaciones, saludos, sillas que se mueven.

Nada distrae a María de saludar primero a Jesús y luego a la madre de Judas.

Ésta se postra con gran veneración.

Pero María la levanta y la abraza como si fuera una querida amiga a la que hubiera vuelto a ver después de una ausencia.

Entran de nuevo en la sala y María de Simón ordena a la criada otras viandas para los recién llegados.

María le entrega a Jesús un pequeño rollo.

 Mientras dice: 

–     Mira  Hijo, éste es el saludo de Elisa.

Jesús lo abre, lo lee,

y dice:

–     Lo sabía…

Estaba seguro. Gracias, Mamá, por mí y por Elisa.

¡Eres verdaderamente la salud de los enfermos!

–     ¡Yo!…

Tú, Hijo, no yo.

–     Tú…

 Y eres mi mejor ayuda.

Luego se vuelve a los apóstoles y a las discípulas,

y dice

–     Elisa escribe:

«Vuelve, mi Paz. No sólo te quiero amar, quiero también servirte».

Así hemos liberado de la angustia, de la melancolía, a una criatura. 

 Y hemos ganado a una discípula.

Sí, volveremos.

María dice: 

–     Quiere conocer también a las discípulas.

Se recupera lentamente, pero con continuidad. ¡Pobrecilla!

Todavía sufre momentos de espantoso desconcierto. ¿Verdad, Simón?

Un día quiso probar a salir conmigo… pero vio a un amigo de su Daniel… 

¡Cuánto nos costó calmar su llanto! ¡Menos mal que Simón vale mucho!

Me sugirió, dado que manifiesta el deseo de volver a convivir normalmente con la gente…

Y que el ambiente de Betsur está demasiado lleno de recuerdos para ella…

Me sugirió llamar a Juana.

Fue él a llamarla.

Había vuelto después de las fiestas, a sus espléndidos cultivos de rosales de Judea, a Béter.

Dice Simón que, atravesando esas colinas llenas de rosas, le parecía soñar.

Porque creía estar en el Paraíso.

Vino sin demora.

¡Juana puede comprender a una madre que llora a sus hijos y compadecerse de ella!

Elisa le ha tomado mucho afecto y yo me he venido.

Juana la quiere convencer de que salga de Betsur y vaya a su castillo.

Lo logrará porque es dulce como una paloma; pero también cuando quiere una cosa, sólida como un bloque de granito.

Jesús dice: 

–     Iremos a Betsur al regreso y luego nos separaremos.

Vosotras discípulas, os quedaréis con Elisa y Juana, durante un tiempo.

Nosotros iremos por Judea.

Nos veremos de nuevo en Jerusalén para Pentecostés…  

Mas tarde, después de terminada la comida, los apóstoles con Jesús salen a Keriot. 

Las mujeres con Margziam, van con María de Simón a la finca campestre.  

Y mientras las discípulas con el niño, están en el magnífico huerto de manzanos, se escuchan sus voces:

Margziam jugando y los golpes de la ropa de sus hombres contra los lavaderos, en el arroyo que corre entre los árboles. 

María santísima y María la madre de Judas, están juntas y solas en la espléndida terraza;

sombreada por altísimos nogales y un techo entramado y cubierto de flores y frondosas parras…

La madre de Judas, sentada al lado de María. bajo la sombra del emparrado..

le dice:

–     Estos días de paz los recordaré como un dulce sueño.

¡Demasiado cortos! ¡Demasiado! ¡Muy breves!…

Comprendo que no se debe ser egoísta y que es justo que vayáis a ver a esa pobre mujer y a otros muchos infelices.

¡Si pudiera… detener el tiempo o ir con  vosotros!… Pero, no puedo.

No tengo parientes más que mi hijo y debo cuidar nuestras propiedades…

María le contesta:

–    Comprendo…

Te duele separarte de tu Hijo.

Nosotras las madres quisiéramos estar siempre con nuestros hijos.

De todas formas, los damos por una buena razón.

Y no los perdemos.

Ni siquiera la muerte nos los arrebata, si están en gracia.

también nosotras, ante los ojos de Dios.

Además, los tenemos todavía en este mundo y podemos acercarnos a ellos;

a pesar de que la voluntad de Dios los arranque de nuestro pecho para entregarlos por el bien del mundo.

Y… el eco de sus obras nos hace como una caricia en el corazón; porque sus obras son el perfume de su alma.

María de Simón pregunta muy despacio: 

–     ¿Qué es tu Hijo para ti, Señora?

María contesta feliz:

–     Es mi alegría.

–    ¡Tú alegría!… 

Se oye una explosión de llanto y se dobla sobre sí misma, tocando con la frente sus rodillas, agobiada.

María se inclina hacia ella y con gran compasión.

le pregunta con dulzura: 

–    ¿Por qué lloras, pobre amiga mía?

¿Por qué? Dímelo…

Soy feliz en mi maternidad, pero sé comprender también a las madres que no lo son… -dice María con dulzura.

–    Sí. Que no lo son.

Y yo soy una de ellas.

Tu hijo es tu alegría… 

Y el mío es mi dolor.

Al menos lo ha sido. 

Desde que está con tu Hijo, me causa menos aflicción.

¡Oh! Entre todos los que ruegan por tu santo Hijo, para que le vaya bien y triunfe; no hay nadie después de ti, ¡Bienaventurada!

¡Qué ruegue tanto como esta infeliz que te está hablando!…

Dime la verdad.

¿Qué piensas de mi hijo?

Somos dos madres.

La una, frente a la otra.

Entre nosotras está Dios y hablamos de nuestros hijos.

A ti te debe ser muy fácil hablar de tu Hijo. Yo

Yo debo hacerme violencia a mí misma, para hablar de él. 

Pero también, ¡Cuánto bien o cuanto dolor, me puede venir al hablar de esto!

Y aunque me sea doloroso, me servirá de alivio el haber hablado

Aquella mujer de Betsur casi enloqueció por la muerte de sus hijos, ¿No es verdad?

Pero yo te juro que he pensado a veces… 

Y pienso al ver a mi Judas, que es hermoso, sano e inteligente;

pero que no es bueno, ni virtuoso, ni de corazón recto; tampoco sano de sentimientos, ni de pensamientos limpios;…

He pensado y pienso, que preferiría llorarlo muerto; a saber que Dios no lo quiere.

¡Tú dime!, ¿Qué piensas de mi hijo? Sé franca.

Hace más de un año que me quema el corazón esta pregunta. 

Pero, ¿A quién puedo dirigirme?

¿A los vecinos de Keriot?:

No sabían todavía de la presencia del Mesías entre nosotros y que Judas quería ir con Él.

Yo sí lo sabía, porque me lo había dicho en el viaje de regreso de la Pascua

Exaltado y violento, como siempre que se apodera de él, un capricho. 

Y como siempre, sin interés alguno por los consejos de su madre.

¿A sus amigos de Jerusalén?

Me detenía una santa prudencia y una piadosa esperanza.

No les podía decir a esos, a los que no puedo amar porque son todo; menos santos: 

¿Judas sigue con el Mesías?’

Y esperaba que su capricho se le pasase como otros tantos.

Como todos, aunque costase lágrimas y tristezas.

Como lo han sido más de una jovencilla que aquí y muchas en otras partes…

A las que ha enamorado y luego, no tomó por esposa a ninguna de ellas… 

¿Sabes que hay lugares a donde no puede ir; porque podría encontrar un castigo justo?

Aún el pertenecer al Templo fue un capricho

No tiene la devoción de un verdadero sacerdote creyente. 

Tampoco tiene la fe necesaria, para servir verdaderamente a Dios.

No se sabe lo que quiere, jamás.

Su padre, Dios lo perdone; lo echó a perder

Jamás tuvo valor mi voz  y mi opinión no ha contado nunca nada, para los dos hombres de mi casa.

Me ha tocado siempre llorar y reparar, nada más, con todo tipo de humillaciones…

Cuando murió Juana y aunque nadie lo diga; sé que murió de dolor cuando después de haber esperado toda su juventud,

 Judas dijo claro que no quería casarse. 

Mientras que por otra parte se sabía en Jerusalén, que había mandado a unos amigos suyos;

para pedir la mano de una mujer rica, hija de una familia propietaria de una red comercial hasta Chipre.

Yo tuve que llorar mucho por los reproches de la madre de la joven muerta;

como si yo hubiese sido cómplice de mi hijo

¡No! ¡No lo soy! 

Y tampoco valgo nada ante sus ojos.

El machismo equivocado y una ignorancia bestial, lo han convertido en un semental…

Y desprecia a las mujeres; pues está convencido, que por el solo hecho de serlo;

somos las causantes de todas las desgracias que agobian a nuestro pueblo.

Esa fue la verdadera herencia de Simón, el sacerdote de Keriot;

para nuestra ruina…

El año pasado cuando estuvo aquí el Maestro, comprendí que Él se había dado cuenta…

Y quise hablarle… pero es doloroso…

Mucho muy doloroso para una madre tener que decir:

“¡Atento a mi hijo! ¡No te confíes de él!

Es un avaro, duro de corazón, ambicioso, soberbio, lujurioso y vicioso; como todos los amigos con los que se junta…

Prepotente, mentiroso, cínico; malicioso,  muy egoísta, mimado;

caprichoso, celoso, envidioso, cruel; inconstante y voluble.” 

Judas es todo esto… y más.

La soberbia es como un portón enorme, abierto para que los espíritus satánicos, vivan en el interior del poseso, completamente a sus anchas…

Mi hijo es esto. Yo..

Yo… yo pido un milagro. 

Tu Hijo es el Mesías. Nuestro Dios Encarnado. 

Yo ruego porque tu Hijo que hace tantos milagros; haga uno en mi hijo Judas…

Pero tú…tú…

¡Oh! Tú, dime: 

¿Qué piensas de él?…

María, que ha estado siempre callada y con expresión de un dolor comprensivo ante estas quejas maternales;

este lamento materno, cuyo fundamento su recto corazón no puede desmentir, hablando con gran dulzura,

dice despacio:

–     ¡Pobre madre!…

¿Qué pienso?…

Sí, tu hijo no es esa alma cristalina que es Juan, ni el manso y dulce Andrés;

ni el fuerte Mateo, que ha querido cambiar y ha cambiado.

Es… inconstante, sí.

¡Es así! Pero rogaremos mucho por él…

Tú y yo. No llores.

Tal vez llevada por tu amor de madre;

quisieras poder enorgullecerte de tu hijo y lo ves más deforme de cómo es…

María de Simón replica convencida:

–    ¡No!… 

¡Oh, no, no!…  Estoy en lo cierto y tengo mucho miedo…

El aire se llena con los gemidos de la madre de Judas.

Y en la penumbra se distingue el blanco rostro de María más pálido que nunca;

ante esta confesión materna, que confirma todos sus temores…

Pero se domina…  

Y atrae a sí, a la infeliz madre y la acaricia.

Mientras ésta, con todos los diques del control completamente rotos… 

Cuenta confusa y angustiosamente; todas y cada una de las durezas, exigencias y violencias de Judas….

Y termina diciendo:

–     Me avergüenzo de él, cuando tu hijo me da muestras de amor.

No se las pido.

Estoy segura que además de su Bondad; las hace para decir con ellas a Judas:

“Acuérdate que de este modo, es como se trata a una madre.”

Ahora parece muy bueno… ¡Oh! ¡Si fuese verdad!

Ayúdame con tus oraciones, tú que eres santa, para que mi hijo no sea indigno de la gracia inmensa, que Dios le ha concedido.

Si no me quiere amar, ni sabe ser agradecido conmigo que lo dí a  luz y lo alimenté para criarlo; no me importa.

Pero quiero que realmente sepa amar a Jesús.

Que sepa servirle con fidelidad y reconocimiento.

Si esto no sucediese, entonces…

Entonces que Dios le quite la vida. 

Prefiero tenerlo en el sepulcro…

Finalmente lo tendría.

Porque desde que tuvo uso de razón, ha sido muy poco mío. 

Es mejor muerto, antes que un mal apóstol.

¿Puedo pedir a Dios así?

¿Tú que dices?…

María la mira con una infinita compasión…

Y le dice:

–     Ruega al señor que haga lo mejor.

No llores más.

He visto prostitutas y gentiles a los pies de mi Hijo.

Y con éstos, a publicanos y pecadores…

Todos se han convertido en corderos por su Gracia.

Espera, María. Ten confianza.

Las penas de las madres, salvan a los hijos.

¿No lo sabías?…

Y con esta compasiva pregunta cesa todo.

180 PARÁBOLA DEL BANQUETE

180 IMITAR A JESÚS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Y en efecto incansable – mientras el sol y el recuerdo del arrebol de la tarde desaparecen y se levanta el primer canto de grillos inseguro y solitario –

Jesús va adentrándose en un prado segado recientemente, en que la languideciente hierba crea una alfombra de penetrante y suave fragancia.

Le siguen los apóstoles, las Marías, Marta y Lázaro con los de su casa – entre los sirvientes veo a 1os dos que en el Monte de las Bienaventuranzas hallaron consuelo para sus días: el anciano y la mujer -,

Isaac con los discípulos, y… yo diría que toda Betania.

Jesús se detiene para bendecir al patriarca; éste le besa la mano llorando y acariciando al niño, que va al lado de Jesús;

al niño le dice:

–     ¡Dichoso tú, que lo puedes seguir siempre!

¡Escúchame, hijo: sé bueno; gran ventura la tuya, gran ventura; sobre tu cabeza pende una corona!… ¡Dichoso tú!

Una vez que han terminado todos de colocarse,

Jesús empieza e hablar.

–     Ahora que se han marchado estos pobres amigos necesitados con mucho consuelo en la esperanza,

o mejor, en la certeza, de que basta conocer poco para ser admitidos en el Reino de Dios,

en la certeza de que basta un mínimo de verdad sobre cuyo fundamento trabaje la buena voluntad,

me dirijo a vosotros, mucho menos infelices que ellos, porque os encontráis en condiciones materiales mucho mejores y, además, recibís más ayuda del Verbo

mi amor va a ellos sólo con el pensamiento; aquí, a vosotros, mi amor os llega también con mi palabra.

Por tanto, tanto en la tierra como en el Cielo, recibiréis un trato más riguroso, pues a quien más se le dio más se le ha de pedir.

Mínimo es el bien de que estos pobres amigos que están regresando a su galera pueden disponer;

por el contrario, su dolor es máximo ¿Qué se les puede dar sino promesas de bien?

Cualquier carga sería superflua, pues os digo en verdad que de por sí su vida es penitencia y santidad y nada más se les debe imponer.

En verdad os digo también que, como verdaderas vírgenes sensatas, ellos no dejarán que sus lámparas se apaguen antes de la hora de su llamada.

No, no la dejarán apagarse; esta luz es todo el bien que poseen y no pueden dejar que se apague.

En verdad os digo que, como Yo estoy en el Padre, así los pobres están en Dios.

Por esto, Yo, Verbo del Padre, he querido nacer y permanecer pobre.

Los ricos poseen muchas cosas; los pobres, sólo a Dios.

Los ricos tienen amigos, los pobres están solos.

Los ricos tienen muchas consolaciones, los pobres no.

Los ricos se divierten, los pobres sólo trabajan.

Todo es fácil para los ricos, por su dinero.

Los pobres tienen, además, la cruz del temor a las enfermedades y a las carestías, pues significarían para ellos hambre y muerte.

Mas los pobres poseen a Dios.

Dios, amigo suyo, Consolador suyo;

É1 los distrae de su penoso presente con esperanzas celestiales;

a El se le puede decir (y ellos saben decirlo, lo dicen precisamente por ser pobres y humildes y estar solos):

«Padre, socórrenos con tu misericordia»

Esto lo estoy diciendo aquí, en esta tierra, que es de Lázaro, amigo mío y de Dios a pesar de que sea muy rico.

Puede parecer extraño.

Lázaro es la excepción de los ricos.

Lázaro ha alcanzado esa virtud, dificilísima de encontrar en la tierra y aún más difícil de practicarse por enseñanza ajena,

que es la virtud de la libertad respecto a las riquezas.

Lázaro es un hombre justo,

No se ofende, no se puede ofender porque sabe que es el rico-pobre, por lo cual mi crítica celada no le toca.

Lázaro es justo y reconoce que en el mundo de los grandes sucede como Yo digo.

Por lo cual afirmo:

en verdad, en verdad os digo que es mucho más fácil que esté en Dios un pobre que un rico,

y os digo que en el Cielo del Padre mío y vuestro, muchos asientos serán ocupados por aquellos que en la tierra sufrieron,

cual polvo que se pisa, el desprecio, por ser los más pequeños.

Los pobres guardan en su corazón las perlas de las palabras de Dios; son su único tesoro.

Quien no tiene más que un bien lo custodia

el que tiene muchos se aburre, se distrae, es soberbio y sensual.

Así, este último no admira con ojos humildes y enamorados el tesoro ofrecido por Dios;

lo confunde con otros tesoros – las riquezas de la tierra -, valiosos sólo en apariencia, y piensa:

«¡Si escucho a éste, que es semejante a mí en cuanto a la carne, será por condescendencia!».

Y hace insensible, con los sabores fuertes de la sensualidad, su capacidad de distinguir el sabor de lo sobrenatural:

sabores fuertes… cargados de especias para confundir su hedor y su sabor a cosa podrida…

Escuchad, y entenderéis mejor cómo los cuidados de este mundo, las riquezas, la crápula, impiden entrar en el Reino de los Cielos.

Un rey celebraba las nupcias de su hijo. ¡Imaginaos qué fiesta habría en palacio!

Era su único hijo, que, llegado a la plena edad, se casaba con su amada. El padre y rey quiso que todo fuera alegría en torno a la de su amado hijo, que por fin se casaba con su elegida.

lo preparó con tiempo, cuidando de todos los detalles, para que resultase espléndido y digno de las bodas del hijo del rey.

Envió a los siervos, también con suficiente tiempo, para decir a los amigos, a los aliados y a los grandes del reino,

que habían sido fijadas las nupcias para esa fecha, por la tarde,

y que estaban invitados; que vinieran para dar un digno marco a la figura del hijo del rey.

Pero… ni amigos, ni aliados, ni grandes del reino aceptaron la invitación.

Entonces el rey, dudando de que los primeros siervos hubieran referido las cosas correctamente, envió a otros siervos,

para que insistieran con estas palabras:

«¡Os rogamos que vengáis! Todo está preparado. La sala está aparejada, hemos traído de los más distintos lugares vinos preciados,

en las cocinas están amontonados bueyes y animales cebados en espera de ser guisados,

las esclavas ya están amasando la harina para hacer dulces, o machacando en los morteros las almendras para hacer

finísimas gollerías enriquecidas con los más exóticos aromas.

Las mejores bailarinas y los mejores músicos han sido ya contratados para la fiesta.

Venid, pues, para no hacer vano tanto aparato».

Pero los amigos, los aliados y los grandes del reino o rechazaron la invitación, o dijeron: «Tenemos otros quehaceres»,

o fingieron aceptar la invitación pero luego fueron a sus cosas (quién al campo, quién a sus ocupaciones, quién a cosas menos nobles).

–     Porque el siervo del rey insistía:

«No le niegues al rey esto, pues te podría causar algún mal» –

Incluso hubo quien, molesto por tanta insistencia, mató al siervo para hacerlo callar.

Los siervos volvieron y refirieron al rey todo.

El rey se encendió de cólera y mandó a su ejército para castigar a los asesinos de sus siervos y a los que habían despreciado su invitación;

se reservó premiar a los que habían prometido que irían.

Pero llegada la tarde de la fiesta, a la hora establecida, no vino ninguno.

E1 rey, indignado, llamó a los siervos y dijo:

«No ha de suceder que mi hijo no tenga a nadie que le celebre en esta tarde de sus nupcias.

El banquete está preparado.

Los invitados no son dignos de él.

A pesar de todo, el banquete nupcial de mi hijo ha de celebrarse.

Id pues, a las plazas y a los caminos, colocaos en los cruces, parad a los que pasan,

congregad a los que veáisociosos; traedlos aquí; que la sala se llene de gente festiva».

Y fueron los siervos, y recorrieron los caminos, se diseminaron por las plazas, por los cruces,

y reunieron a todos los que encontraron:

buenos o malos, ricos o pobres, y los condujeron a la morada real (previamente les habían procurado los medios

Los guiaron hasta la sala, y la sala se llenó, como el rey quería, de gente festiva.

Mas he aquí que, habiendo entrado el rey en la sala, para ver si ya podía empezar la fiesta,

vio a uno que, a pesar de las facilidades que le dieron los siervos de ir bien presentado, no llevaba vestido de bodas.

Le preguntó: «¿Cómo es que has entrado aquí sin el vestido de bodas?».

Este no supo qué responder, porque, en efecto, no tenía nada que lo pudiera disculpar.

Entonces el rey llamó a los siervos y les dijo:

«Tomad a éste, atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera de mi casa, a las tinieblas y al lodo helador:

ahí llorará y le rechinarán los dientes, como ha merecido por su ingratitud y por la ofensa que me ha infligido, 

más que a mí a mi hijo, al entrar con vestido pobre y sucio en la sala del banquete,

donde no debe entrar nada que no sea digno de la sala y de mi hijo».

Como podéis ver, los cuidados de este mundo, la avaricia, la sensualidad, la crueldad,

provocan la ira del rey y hacen que jamás estos hijos de las preocupaciones vuelvan a entrar en la casa del Rey.

Podéis también ver cómo entre los llamados, por amor al hijo, hay quien recibe castigo.

¡Cuántos, hoy día, en esta tierra a la que Dios ha enviado a su Verbo! Dios verdaderamente ha invitado, a través de sus siervos.

Y los seguirá invitando, cada vez más impelentemente a medida que se va acercando la hora de mi Desposorio -, a amigos, a aliados, a los grandes de su pueblo.

Mas no responderán a la invitación, porque son falsos aliados, falsos amigos, grandes sólo de nombre pues son mezquinos.»  

Jesús va elevando cada vez más la voz.

A la luz del fuego que ha sido encendido entre Él y los que le escuchan,

para iluminar esta noche en que todavía falta la Luna, que está en fase menguante –

Sus ojos lanzan destellos de luz como si fueran dos zafiros relucientes.

Sí, son mezquinos.

Ya se ve por qué no comprenden el deber y el honor que supone la adhesión a la invitación del Rey.

Soberbia, dureza, lujuria crean un baluarte en torno a su corazón. Siendo malos, me odian a mí, a mí, y por eso no quieren venir a mis bodas.

No quieren venir. Prefieren unirse a la sucia política, al dinero (más sucio todavía), a la sensualidad (sucísima).

Prefieren el cálculo astuto, la conjura, la ratera conjura, la celada, el delito.

Yo condeno todo esto en nombre de Dios. Se odia por tanto la voz que habla y la misma fiesta, objeto de la invitación.

En este pueblo han de ser identificados los que matan a los siervos de Dios (los profetas, siervos hasta este momento; mis

discípulos, siervos de hoy en adelante), aquí están; y también los que, pretendiendo burlarse de Dios, dicen: «Sí. Iremos»,

pensando para sus adentros: «^Ni soñarlo!».

Todo esto es una realidad en Israel.

Y el Rey del Cielo, para que su Hijo goce de un digno aderezo de bodas, dispondrá que vayan a los cruces de camino

para congregar a todos aquellos que no son amigos o grandes o aliados sino simplemente pueblo que pasa.

La convocatoria ha comenzado ya, de mi propia mano, de mi mano de Hijo y siervo de Dios.

Indiscriminadamente vendrán…

De hecho ya han venido.

Yo los ayudo a asearse y engalanarse para la fiesta de bodas.

¡Ah, pero habrá, para desgracia propia, quien se aproveche indignamente de esta magnificencia de Dios,

que le ofrece perfumes y vestiduras regias para que pueda aparecer como en realidad no es, o sea, rico y noble.

Y se aproveche para seducir, para obtener una ganancia…!

¡Oh, individuo de alma torva, atrapado por el repugnante pulpo de todos los vicios…!

Éste sustraerá perfumes y vestidos para obtener una ilícita ganancia, para usarlos no en las bodas del Hijo sino en sus bodas con Satanás.

Sí, esto sucederá.

En efecto, muchos son los llamados, mas pocos los que por saber perseverar en la llamada, alcanzan la elección. 

Pero también sucederá que estas hienas, que prefieren la carroña al alimento fresco, serán arrojados como castigo, fuera de la sala del Banquete,

A las tinieblas y al fango de un lodazal eterno en que Satanás emite su horrible risa estridente por cada triunfo sobre un alma.

Y en que resuena eterno, el llanto desesperado de los mentecatos que siguieron al Delito en vez de seguir a la Bondad que los había llamado.  

Alzaos. Vamos a descansar.

Os bendigo a todos, habitantes de Betania.

Os bendigo y os doy mi paz.

Te bendigo a ti especialmente Lázaro, amigo mío.

Y a ti Marta. Bendigo a mis discípulos, a los primeros y a los nuevos.

Yo los envío por el mundo, a invitar para las bodas del Rey.

Arrodillaos, que voy a bendeciros a todos.

Pedro, di 1a Oración que os he enseñado, dila aquí, a mi lado.

En pie, porque así debe decirla quien ha sido destinado por Dios para ello.

Toda la asamblea se arrodilla sobre la hierba.

En pie sólo están Jesús, con su vestidura de lino, alto, bellísimo…

Y Pedro, vestido de marrón oscuro encendido de emoción, casi tembloroso…

Recitando la Oración con esa voz suya un poco ronca, lentamente por miedo a equivocarse:

«Padre nuestro…»

Cuando la sublime oración termina…

Margziam arrodillado justo delante de María, que le mantiene unidas sus manitas, mira con una sonrisa de ángel a Jesús,

y dice bajo:

–     ¡Mira Madre, qué hermoso es tu Hijo!

Y también mi padre, ¡Qué gallardo’ Parece estar en el Cielo…  

Piensa un ´pcco y agrega:

–     ¿Estará aquí mi madre viendo?

María susurra:

–     Sí, tesoro, está aquí…

Está aprendiendo la Oración…

Y María le da un beso.

–      ¿Y yo?

¿La voy a aprender?

–     Ella te la susurrará en el alma mientras duermes,.

Y yo te la repetiré de día. 

El niño echa hacia atrás su cabecita morena y la apoya en el pecho de María,…

Y se queda así mientras Jesús lleva a cabo la siempre solemne bendición mosaica.

Acabado el gesto, todos se ponen en pie y se marcha cada uno a su casa.

Sólo Lázaro sigue todavía a Jesús.

Luego entra con Él en la casa de Simón, para estar un rato más en su compañía.

D UN SUEÑO PROFÉTICO 1

CUMPLIMIENTO

PÉRDIDA DE LA FE

¿Cuáles son los Signos de la Pérdida de Fe en vastos Sectores de la Iglesia?

La idea de muchos católicos es que la Iglesia crecerá indefinidamente hasta la Segunda Venida de Jesucristo.

Sin embargo esto ya ha sido desmentido, porque la época de oro del cristianismo ya fue, fue en lo que se llama la cristiandad en el medioevo.

A partir de lo cual el mundo se ha ido descristianizando y la Iglesia perdiendo pie en occidente, aunque creciendo en otros continentes.

Además, tanto las escrituras como la doctrina de la Iglesia estampada en su Catecismo, dicen que antes de la Segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo,

la Iglesia pasará por una gran crisis, una gran tribulación.

Lo que está evidenciado en la  frase de Jesús «Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará fe sobre la tierra?» (Lc 18: 8).

Y hoy estamos de cara ante esa posibilidad, debido a lo que se escucha, ve, y lee.

A pocos lectores medianamente atentos, se les escapa el desconcierto en la fe que tienen, desde cardenales hasta humildes católicos en los bancos de las parroquias.

Y esto nos lleva a cuestionarnos sobre una apostasía muy importante dentro de la Iglesia.

Muchos católicos en los bancos están como anestesiados.

Otros han dejado de preocuparse, porque piensan que la solución no está en sus manos.

Lo cierto es el la Iglesia Católica Romana está sufriendo una doble pinza.

Por un lado, la sociedad secular persigue a la Iglesia…

argumentando su posición respecto al aborto, la supuesta homofobia y demás pecados que la mayoría de los sacerdotes denuncian.

Pero por otro lado se ha gestado una revolución interna de aceptación creciente de la moral laicista…

Que está desarmando y modificando la doctrina tradicional de la Iglesia.

Esto ya lo previó Nuestro Señor hace 2000 años.

LA PERSECUCIÓN DE LOS CRISTIANOS AL FINAL DE LOS TIEMPOS

Los ataques externos que suceden en el mundo se inscriben dentro lo que Nuestro Señor Jesucristo repetidamente enseñó, que los fieles cristianos serían odiados por todos.

Nuestro Señor Jesucristo repetidamente enseñó que los fieles cristianos serían odiados por todos.

Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros.

Su fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. (Juan 15: 18-19)

¿Y por qué es esto?

Siempre ha habido un conflicto entre el mundo y los fieles discípulos de Jesucristo.

Jesús nos enseñó a rechazar el pecado, y a amarnos unos a otros. El verdadero amor es incompatible con el pecado.

En la medida en que pecas, que has fracasado en el amor.

Pero el mundo ha abrazado el pecado.

Por lo tanto la sociedad secular pecaminosa siempre tendrá algo para oponerse al cristianismo verdadero y a los fieles.

¿Por qué? porque el amor y el pecado son incompatibles.

Entonces os entregarán a la tortura y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre. (Mateo 24: 9)

Esta oposición entre el mundo y los fieles se incrementa o incrementará durante la tribulación, que incluye un gran martirio de muchos cristianos.

Se ve  un fuerte aumento del odio por las enseñanzas de Jesús y de su Iglesia, y por todos los que creen y viven de acuerdo con esas enseñanzas.

Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de muchos se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará. (Mateo 24: 12-13)

Caridad es una palabra usada para referirse al verdadero amor espiritual, es diametralmente opuesta a iniquidad.

El amor y el pecado se oponen el uno al otro porque el pecado es maldad.

Por lo tanto cuando abunda la iniquidad, la caridad se enfría en muchas personas.

Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará. (Marcos 13:13)

No vamos a tener éxito en convencer a todo el mundo para convertirse en fieles discípulos de Cristo.

No podemos ganar la guerra cultural entre la sociedad secular de pecado y la fe cristiana. Sin embargo la Iglesia y los fieles no desaparecerán del mundo.

Podemos y vamos a perseverar hasta el final de la tribulación cuando Cristo regrese.

Y los fieles cristianos serán salvados por su perseverancia en la fe, a pesar de la oposición del mundo.

Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre

17. Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús.

Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo.

Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas. (Lucas 6: 22-23)

Es una bendición ser odiado por la sociedad secular de pecado, si somos odiados por nuestra fidelidad a Cristo.

Con el tiempo, los cristianos serán separados de la sociedad.

Habrá muchas formas en las que los cristianos no podrán participar en la sociedad.

Por ejemplo, con el tiempo, quizás no haya hospitales cristianos, porque todos los hospitales se verán obligados por la ley y la cultura a cometer pecados graves:

Aborto, la anticoncepción abortiva, la eutanasia, los procedimientos de transición de género, la procreación artificial, y otros pecados graves.

Con el tiempo, los cristianos fieles no serán capaces de enseñar en las escuelas públicas y no habrá escuelas privadas cristianas.

Porque todas las escuelas eventualmente serán obligadas por la ley y la cultura a enseñar doctrinas erróneas:

Fomentando un comportamiento ajeno a su moral, como el caso de la homosexualidad y  la ideología de género.

Y lo mismo puede decirse de los otros tipos de participación en la sociedad.

Los cristianos ya son vituperados por la sociedad por sus creencias:

como el rechazo del aborto y la anticoncepción, el matrimonio entre homosexuales, el cambio de sexo, y muchos otros pecados graves.

Y este reproche sólo va a empeorar a medida que la sociedad rechace más la fe en Dios y se haga cada vez más pecaminosa.

También Nuestro Señor dudaba de si encontraría fe cuando volviera en su Segunda Venida:

Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra? (Lc 18:8).

Y eso es una acusación contra la propia Iglesia, que como vemos se irá deteriorando en su capacidad de mantener la fe a su interior.

EL PEOR ATAQUE CONTRA EL CRISTIANISMO VIENE DE ADENTRO DE LA IGLESIA

Los católicos estamos poniendo mucho énfasis en el ataque que estamos sufriendo de parte del mundo occidental laicista que está expulsando a las religiones del área pública.

Pero no tendría el efecto que vemos si el cristianismo estuviera compacto y tuviera la fe que tenían los primeros cristianos.

Aquí nos encontramos ante el dilema del huevo o la gallina, que es primero.

Porque esta actividad y actitud del mundo laicista occidental sólo sería posible en esta magnitud sí el cristianismo no está fuerte.

Sí cristianismo está fuerte y cree realmente en la doctrina, es capaz de salir a evangelizar de nuevo y crear los antídotos ante estos ataques; podría recomponer la cultura que se está perdiendo.

Si hablas con Dios estás rezando… Si Dios te habla, tienes esquizofrenia… 

Por la soberbia de NEGAR LO SOBRENATURAL Y DIVINO dentro de la Iglesia…

(los milagros se acabaron junto con los primeros apóstoles)

El cristianismo está desvaneciéndose dentro de los propios cristianos.

Hay una herejía monumental en nuestro tiempo.

Que supera a la herejía más grande que ha sucedido en el catolicismo, que fue el arrianismo, la cual negaba abiertamente la divinidad de Cristo.

Ahora existe lo que llamamos un arrianismo sigiloso, que no niega abiertamente ni proclama a toda voz desde los púlpitos la no divinidad de Cristo en las palabras.

Sino que la niega en sus acciones.

Durante por lo menos los últimos 50 años los arrianistas sigilosos dentro de la Iglesia Católica ya sean laicos, religiosos o sacerdotes,

han hecho todo lo posible a su alcance para eliminar las cosas que apuntan a la divinidad de Cristo y a la sobrenaturalidad de nuestra fe.

Ejemplo de esto ha sido el despojamiento en las iglesias del arte sagrado, la arquitectura sagrada, la música sagrada e incluso de los elementos sagrados del santo sacrificio de la misa.

Se ha perdido la maravilla.

Y eso es lo que lleva a muchos católicos a presentarse a recibir la Eucaristía vestidos de manera inconvenientes,

tomando la ostia como si estuvieran metiendo la mano en una bolsa de papas fritas y sin asombrarse del milagro.

El terrible SACRILEGIO de la comunión en la mano y dada por los ministros laicos…

Y esto se trasmite a todos a través del clima en el propio templo.

Pensemos en la transubstanciación, que aunque se diga que cristo está con su cuerpo y sangre en la hostia consagrada, en el fondo pocos creen en ello.

En el fondo, lo tratan de una explicación piadosa medieval, de algo simbólico.

Lo más sorprendente es que estos individuos asisten a misa y hasta la celebran.

Porque en realidad no tienen por qué participar en misa, ya que descreen de muchas de las cosas que hacen a la maravilla del regalo que nos hizo Jesucristo de vida eterna.

Estamos siguiendo lo que ha sucedido a muchos judíos.

Al que escribe este artículo le ha sucedido ir invitado a una sinagoga e informarse por los propios concurrentes que no creen en Dios,

que los salmos que cantan son sólo una expresión folklórica de su pueblo, al cual sí aman.

Los últimos hallazgos de las investigaciones sobre los católicos son sombríos porque la gente está dejando en masa la religión, en occidente.

Y esto es porque la iglesia se ha ido convirtiendo en una ONG que realiza obras de caridad y practica el buenismo, con reuniones sociales básicamente los domingos.

El énfasis no se pone en la evangelización sino en la justicia social la ecología, mejorar la vida de los pobres, etc.

En el fondo el problema es el modernismo.

Que es la idea de que lo sobrenatural no es creíble en esta época moderna y ha sido superado por los conocimientos científicos.

Habido una fantástica estrategia de desmitologización de las historia de la Biblia, eliminando los milagros y elementos sobrenaturales de los evangelios.

Lo que ha tenido una influencia muy grande los seminarios, que luego se ha transmitido a los púlpitos en todo el mundo.

El proceso se vendió como un pasaje desde un catolicismo infantil a un catolicismo maduro.

Las historias sobrenaturales tuvieron que ser eliminadas porque no encajaban con el mundo moderno.

Las doctrinas relativas con demonios, ángeles, cielo e infierno fueron extirpadas a través del silencio de los púlpitos.

Porque se consideraban primitivas y medievales y poco creíbles para gente moderna

Y lo peor que esto no partió de los laicistas presionando a la iglesia.

Sino que partió del propio seno de la iglesia, que vació este contenido sobrenatural.

Se llegó a la concepción de que la religión que profesamos es parte de una cultura y por lo tanto hecha por el hombre.

Así que puede ser cambiada su doctrina a los antojos y modas del momento.

Y que en realidad los milagros no ocurren.

De modo que católicos y protestantes por igual han estado creando de la religión cristiana una organización de buenas obras en la tierra.

En lugar de la alimentación de Jesús a los cinco mil que habla la Biblia, desde los púlpitos se ha hablado que el verdadero milagro es el hecho de que todo el mundo comparte la cena.

Y así muchos sacerdotes cuando hablan de la eucaristía se refieren a ella como la Cena del Señor.

Como si fuera un acontecimiento social y no un hecho sobrenatural en el que Cristo se da a nosotros con su sangre y su cuerpo.

Todo ha sido sigilosamente y secretamente reinterpretado por la eliminación de la explicación sobrenatural, dándole a las palabras otro significado que el que originalmente tenían.

Por ejemplo cuando algunos dicen “Aleluya Cristo ha resucitado” quieren decir que de alguna forma,

las maravillosas enseñanzas de Jesús continúan siendo practicadas por sus fieles seguidores.

Y lo mismo puede decirse del rol de María en nuestra historia de salvación, cuando a María se la considera una chica judía silenciosa, que tuvo una crisis de embarazo, y dio a luz a un gran maestro.

Entonces la conclusión lógica es que son innecesarios los sacramentos y una vida de arrepentimiento y de fe.

Porque incluso sostienen que todos se salvan y que si el infierno existe, Dios es tan misericordioso que lo tiene vacío.

Del mismo modo  se han reinterpretado en muchos casos la confesión, que es considerada para personas inseguras.

También el matrimonio, en el que el criterio actual es que se puede ser flexible porque la misericordia es todo.

Y además la sexualidad, porque Dios puede haber creado muchos sexos y no solo dos y todos aceptables.

Pero la gente no es tonta y a la larga se da cuenta. 

Su conclusión es que si la religión que practican se resume a la paz, la justicia y el trabajo social, entonces,

¿Qué sentido tiene levantarse temprano para ir a misa, escuchar himnos mal cantados y tristes, una homilía mal preparada y en bancos incómodos?

¿Por qué no quedarse a dormir o ir a disfrutar del buen día con amigos?

Esto nos lleva a la triste realidad.

De que el adoctrinamiento arrianista sigiloso dentro de la iglesia, que ha llevado al rechazo de lo sobrenatural,

ha sido tan grave, que sólo permanece un remanente en la iglesia que confía en el poder sobrenatural de Dios.

Basta conversar con la persona que tenemos al lado en el banco para darnos cuenta de todo lo que se ha perdido en el campo sobrenatural.

Todo esto nos hace débiles en lugar de guerreros poderosos y fuertes, listos para enfrentarse a los poderes del mundo dominado por el hijo de la mentira.

Precisamente hablando sobre la necesidad de una nueva evangelización, el Papa Benedicto XVI dijo:

“el verdadero problema de nuestro tiempo es la crisis de Dios, la ausencia de Dios disfrazada por una religiosidad vacía”.

Esto termina derrumbándose por completo, por eso la disminución del número de cristianos en occidente.

Y lo que es peor aún, la disminución de la presencia de la fe en los que aún quedan.

Este ataque espiritual ha generado una epidemia de pereza espiritual que amortigua la vida divina que Dios nos da.

2 Timoteo 3 – Biblia de Jerusalen
Carácter de los hombres en los postreros días
1. Ten presente que en los últimos días sobrevendrán momentos difíciles;
2. los hombres serán egoístas, avaros, fanfarrones, soberbios, difamadores, rebeldes a los padres, ingratos, irreligiosos,
3. desnaturalizados, implacables, calumniadores, disolutos, despiadados, enemigos del bien,
4. traidores, temerarios, infatuados, más amantes de los placeres que de Dios,
5. que tendrán la apariencia de piedad, pero desmentirán su eficacia. Guárdate también de ellos.
6. A éstos pertenecen esos que se introducen en las casas y conquistan a mujerzuelas cargadas de pecados y agitadas por toda clase de pasiones,
7. que siempre están aprendiendo y no son capaces de llegar al pleno conocimiento de la verdad.
8. Del mismo modo que Jannés y Jambrés se enfrentaron a Moisés, así también estos se oponen a la verdad; son hombres de mente corrompida, descalificados en la fe.
9. Pero no progresarán más, porque su insensatez quedará patente a todos, como sucedió con la de aquéllos.

Por eso el camino más seguro para recomponer el cristianismo en occidente es volver a la maravilla de la sobrenaturalidad.

Volver a oír y creer en las maravillosas historias de milagros contadas por la Biblia y sentir y comprender que todo es gracia.

LAS APOSTASÍAS COMIENZAN SIEMPRE DE LO ALTO

La apostasía, o sea la pérdida de la fe o su abandono, es la constante en la historia que narra la Biblia, y por tanto una constante en nuestra historia de salvación.

Dios creó los coros angélicos y a la cabeza estaba Lucifer.

Era el ángel con un intelecto más agudo, el más hermoso y el que tenía la misión de dirigir a los demás.

Pero este ángel que estaba en la cima de todo se rebeló contra Dios y apostató, o sea que perdió la fe en Dios.

Junto con él, un tercio de los ángeles cayeron en la desobediencia.

Y como sabemos San Miguel Arcángel los enfrentó, los venció y luego Dios los envió al infierno.

Luego tenemos que Dios creó al hombre dotándolo de todo lo necesario para su subsistencia y la inmortalidad.

Y también le dio a una mujer como ayudante porque dijo que no era bueno que el hombre estuviera solo.

Los situó en el Jardín del Edén, un lugar paradisíaco, pero les advirtió qué podían comer de cualquier árbol salvo del árbol del conocimiento del bien y del mal.

Pero la mujer fue seducida por el Maligno, comió del fruto del árbol, se lo dio de comer a su esposo y esto configuró la rebelión de los primeros humanos hacia Dios.

Y como consecuencia Dios los expulsó del Jardín del Edén y ya no pudieron comer más del árbol de la vida.

Y entró en el mundo la enfermedad, la muerte y la necesidad de trabajar con el sudor de su frente para alimentarse.

Esto obligó a que Dios trazara un plan para recobrar la santidad de la humanidad.

Entonces eligió un pueblo en el que iba a nacer su hijo como Redentor.

En el Antiguo Testamento puede verse como el pueblo judío una y otra vez apostata, pierde la fe en Dios y se rebela contra sus emisarios.

Incluso comienza a adorar un becerro de oro y muchas otras situaciones que marcan su infidelidad constante, lo que Dios permanentemente corrige con intervenciones.

Estas rebeliones eran empujadas por los diferentes líderes judíos del momento.

Hasta que se llega al momento culminante en que ese pueblo elegido no reconoce y rechaza al hijo de Dios, que había sido enviado en misión redentora.

Los propios líderes religiosos del pueblo judío son los que conspiran para crucificar a Jesús.

De modo que tenemos dos comprobaciones en la Biblia.

La primera es que la historia es un camino de pérdidas constantes de la fe en Dios y de intervenciones suyas para recuperarla.

Y en segundo lugar, estas rebeliones que manifiestan la pérdida de fe, parten de la cúpula, o sea de lo más alto de la organización.

Esto sin duda es un patrón, entonces ¿por qué deberíamos descartar que se produzca una pérdida de fe o apostasía masiva en la Iglesia y que se irradie desde la cúpula?

El talante de muchos católicos es descartar esta posibilidad porque hay un pasaje de la escritura en Mateo 16: 18 que dice,

«Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella».

Pero hay otro pasaje de Lucas 18: 8 que dice,

«… sin embargo, cuando el Hijo del hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?»

Si bien Jesucristo promete que la Iglesia no desaparecerá, no promete que la Iglesia tendrá una gran estructura y muchos fieles en un futuro, más bien por el contrario.

Y si nos atenemos a esta promesa y a la historia de la creación y de la salvación, es más probable que haya una pérdida de fe importante en la Iglesia Católica en algún momento,

que venga desde la cúpula, que lo contrario.

Es perfectamente razonable pensar entonces que la gran estructura actual de la Iglesia desaparezca o ella se transforme en una expresión de fe que no apunte a los mandamientos del Señor.

Mientras que subsistiría un pequeño remanente, dentro o fuera de la Iglesia apóstata, que conservaría la verdadera fe.

Pareciera que aún no hemos llegado a esta etapa pero quizás nos estemos acercando,

de acuerdo a declaraciones que estamos leyendo de obispos y cardenales, a homilías que estamos escuchando y a las interpretaciones de la fe que se hacen en los bancos de la Iglesia.

DESDE FÁTIMA SE COMENZÓ A HABLAR INSISTENTEMENTE DE LA APOSTASÍA QUE VENDRÍA DESDE LA CÚPULA

Las últimas décadas ha mostrado un progresivo desvanecimiento de la fe que nos legaron los apóstoles.

Lo cual se aceleró luego del Concilio Vaticano II.

La posibilidad de una apostasía importante proveniente de la cúpula vaticana comenzó a hablarse con más insistencia luego de las apariciones de Fátima.

Todavía hoy se sigue discutiendo el contenido del Tercer secreto de Fátima, en el que los fatimistas aducen que contiene la información de que la Iglesia pasará por una gran apostasía que vendrá desde la cúpula.

Pareciera que efectivamente el Vaticano reveló el contenido que había en la hoja del Tercer Secreto de Fátima en el año 2000.

Pero que había otra hoja que lo complementaba, aunque es discutible si se trata de parte del Tercer secreto o de un cuarto secreto, como se le llama en este momento.

El contenido de esta hoja adicional entregada por su Lucía también al Papa para ser abierta en 1960, hablaría precisamente sobre la apostasía desde la cúpula.

Hay diversos testimonios sobre el contenido del Tercer secreto no revelado o cuarto secreto, como quiera llamársele, que se pueden leer aquí y aquí.

Pero hay algunos aportes de los principales protagonistas que son realmente llamativos sobre el proceso de una apostasía dentro de la Iglesia.

Uno es el contenido del discurso del papa Pablo VI el 13 de octubre de 1977, en el sexagésimo aniversario de las apariciones de Fátima.

El dijo,

«La cola del demonio está actuando para la desintegración del mundo católico.

La oscuridad de Satanás ha entrado y se ha extendido por toda la Iglesia Católica hasta su cumbre.

La apostasía, la pérdida de la fe, se está extendiendo por todo el mundo y en los niveles más altos dentro de la Iglesia.«

Probablemente no sea coincidencia que Pablo VI haya elegido el aniversario de Fátima para revelar lo que contenía esa cuarta hoja lo secretos.

También hay una pista dada por Sor Lucía en una entrevista con el padre Fuentes en 1957.

Lucía le preguntó al padre Fuentes,

«Padre, ¿cuánto tiempo hay antes de que llegue 1960?»

Y luego agregó,

«Será muy triste para todos, ni una sola persona se alegrará si de antemano el mundo no reza y no hace penitencia.

«No puedo dar ningún otro detalle porque todavía es un secreto.»

Esta declaración eso Lucía se produjo en la misma ventana de tiempo en que se estaba planificando el Concilio Vaticano II, que comenzó en el año 1962.

Otra pista la tenemos en el segundo secreto de Fátima donde se lee,

«En Portugal, el dogma de la fe siempre será preservado…»

Frase que entroncaría con el tercer secreto y que supone que habría otros lugares, distintos a Portugal, donde el dogma de la fe no sería preservado.

Hay otro dato importante que fue publicado por el Carmelo de Coímbra en el 2013,

en un libro que habla sobre la biografía de la hermana Lucía (Um Caminho sollozo o Olhar de Maria: Biografía de Irmã Lúcia de Jesús y do Coração Imaculado, OCD).

En este pasaje se habla de la preocupación de Sor Lucía por la pérdida de fe en la Iglesia.

Por lo cual se le apareció Nuestra Señora el 31 de diciembre de 1979, quién le habría dicho según el libro,

«Dios ha escuchado tu oración y me ha enviado para decirte que es necesario intensificar tu oración y tu trabajo para la unión de la Iglesia, de los obispos con el Santo Padre y de los sacerdotes con los obispos,

para guiar al pueblo de Dios en los caminos de la verdad, la fe, la esperanza y el amor, unidos en Cristo su Salvador.»

La preocupación de Sor Lucía y la recomendación de Nuestra Señora permiten pensar que algo no andaba bien en la fe de la Iglesia.

Pero si bien la idea de una apostasía importante proveniente de la cúpula se cataliza en Fátima,

hay otras apariciones marianas y visiones de santos y místicos que hablan sobre una pérdida de fe masiva en la Iglesia Católica.

Nuestra Señora del Buen Suceso

OTRAS VISIONES SOBRE LA APOSTASÍA DENTRO DE LA IGLESIA

Hay varias apariciones marianas que se han referido a un fenómeno de apostasía masiva dentro de la Iglesia.

Unos son los mensajes de Nuestra Señora del Buen Suceso, dados a Sor Mariana de Jesús Torres en Ecuador, entre el siglo XVI y XVII, que dicen,

«Así les hago saber que desde finales del siglo XIX y poco después de la mitad del siglo XX… el espíritu católico decaerá rápidamente; la preciosa luz de la Fe se extinguirá gradualmente…»

Y agregó,

«Varias herejías se propagarán en esta tierra… El pequeño número de almas que, ocultas, preservarán el tesoro de la fe y las virtudes, sufrirán una martirio indescriptiblemente cruel y lento…»

En las apariciones de La Salette en el siglo XIX, aprobadas por la Iglesia, Nuestra Señora le dijo a los videntes,

«Lucifer, con una gran cantidad de demonios, será liberado del infierno. Gradualmente abolirán la fe, incluso entre las personas consagradas a Dios«.

Además especificó,

«La abominación se verá en lugares santos, en conventos, y entonces el demonio se hará rey de corazones».

Y sentenció algo difícil y que ésta relacionado con una apostasía que viene desde la cúpula,

«Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del anticristo».

Esto no necesariamente se debiera interpretar literalmente sino como un indicador de la apostasía que vendría desde arriba.

Estos dichos han sido cuestionados por varios cardenales, pero en 1851 el obispo expresó en un escrito,

«[La aparición] tiene en sí todas las características de la verdad, que los fieles están justificados al creer que está más allá de toda duda y con certeza«.

Lo que fue enviado a Roma y recibió la aprobación del Papa Pío IX.

Luego están las apariciones de Fátima, cuyas evaluaciones del supuesto cuarto secreto se pueden leer en detalle aquí y aquí.

San Pío X

Hay otras apariciones marianas que hablan del mismo tema pero no las mencionaremos aquí porque no tienen la categoría de estas otras que manejamos.

También hay una serie de Santos y místicos que han tenido visiones sobre esta apostasía y se puede leer en este otro artículo aquí.

Además de Pablo VI, también hay otros Papas que se han referido a este tema, pero en un lenguaje críptico ante esta eventualidad tan delicada.

El Papa León XIII dijo,

«Estos enemigos astutos [los demonios] han llenado y embriagado de hiel y amargura a la Iglesia, la esposa del Cordero Inmaculado, y han puesto manos impías en Sus posesiones más sagradas.

En el mismo lugar santo, donde se ha establecido la sede del más santo de los santos y la silla de la verdad para la luz del mundo,

han elevado el trono de su abominable impiedad, con el diseño inicuo de que cuando el pastor haya sido golpeado, las ovejas puedan dispersarse».

El Pecado, PECADO ES

El Papa San Pío X manifestó,

«Hay buenas razones para temer que esta gran perversidad sea como un anticipo, y tal vez el comienzo de esos males que están reservados para los últimos días«.

Y el Papa Pío XII declaró,

«Creemos que la hora presente es una fase terrible de los eventos contados por Cristo.

Parece que la oscuridad está por caer sobre el mundo. La humanidad está bajo una crisis suprema».

Fuente: Foros de la Virgen María

D REINO DE LAS TINIEBLAS 2

CUMPLIMIENTO

Impresionante Testimonio de un ex Gay, que sintió cuando el Demonio lo Vino a Buscar

Joseph Sciambra, de 47 años, es un ex actor porno gay, que ha descrito su propio viaje hacia el núcleo más oscuro del infierno gay.

De niño comenzó con la pornografía y el deseo de placer le llevaba a buscar sensaciones cada vez más morbosas.

«La pornografía es adictiva, y es progresiva», explica con lucidez Joseph Sciambra.

«Esto puede ser comparado a la droga. Cuando comienzas a tomarla, empiezas con lo más suave como el alcohol o la marihuana. Entonces se pierde el sentido de lo que estás haciendo y entras a drogas más duras.

Es lo mismo con el porno».

Un día se encontró en el hospital luego de una orgía y sintió al demonio que lo venía a buscar.

Y el rosario de su madre y el encuentro con Jesús, le hizo cambiar de vida.

Cuenta cosas impresionantes de lo que vivió dentro del mundo gay. Y sugiere la forma de tratar a los gays para sanar sus heridas.

Joseph Sciambra, de 47 años, es un ex actor porno gay, que ha descrito su propio viaje hacia el núcleo más oscuro del infierno gay, en el distrito Castro de San Francisco a principios de los años 90.

Lo documentó enTragado por Satanás“,que es el título de su libro, en el que relata sus experiencias.

‍Joseph, que abandonó la escena gay hace 14 años después de una dramática reconversión a la fe católica, dice que su búsqueda de amor y aceptación a través del sexo comenzó con la pornografía.

‍A la edad de ocho años, un día él ingenuamente hojeó una revista porno dejada por un hermano mayor. Esto lo despertó y lo enganchó a una búsqueda por revistas porno más gráficas.

Luego vino la masturbación y la necesidad de actuar con los demás, lo que veía en las revistas.

Joseph dice que lo que él ansiaba era experimentar un nirvana sexual profundo y satisfactorio. Y esto amplió el horizonte de sus aventuras sexuales.

Nuevas experiencias sexuales con nuevas parejas fue el único estímulo que parecía ofrecer la emoción, que buscaba desesperadamente.

Los burdeles y las prostitutas se convirtieron en parte de su rutina sexual. Cuando  Joseph se aburrió del porno femenino, se trasladó a la pornografía gay.

Entonces se dio cuenta de que debía estar con los hombres gays, para satisfacer sus crecientes deseos sexuales.

Hombres gay mayores iniciaron a Joseph de 19 años en el sexo gay en el ambiente gay de Castro. Entonces él comenzó a visitar las casas de baños y salas de juego de vídeo para adultos, de sexo gay anónimo.

En su búsqueda de amor y compañía Joseph se sumergió profundamente en el mundo gay y lo  que tan desesperadamente buscaba, constantemente se le escapaba.

Las llamadas “cabinas gloria” (un lugar para el sexo oral anónimo) ofrecieron la siguiente forma de excitación y  fue en uno de esos lugares que Joseph relata que se entregó sexualmente a Satanás,

Quien se presentó en forma de una boca abierta con una larga lengua,

y a  partir de ese momento Joseph comenzó a escuchar voces dentro de su cabeza y buscando nuevos estímulos, fue que Joseph se convirtió en un actor porno amateur y finalmente se encontró viajando

cada vez más hacia abajo, en la oscuridad del sadomasoquismo, allí infligió y recibió dolor y tortura sexualizada esto incluye prácticas horrendas demasiado gráficas para describir aquí.

La mayor parte de esto fue filmado para la industria del porno gay y el nirvana sexual de Joseph, podía ahora sólo obtenerse con la violencia, la dominación y la agresión.

Ahora, a sus más de 40 años, Joseph dice que lo único que experimentó en su interior fue odio.: Odio por otros hombres, odio por su vida y odio por el mundo.

A esas alturas ya había experimentado el sexo con más de mil hombres y abrazó todo lo que era sexualmente espantoso y horrible.

Una orgía diabólica muy violenta, mandó a Joseph al hospital. Allí tuvo una experiencia de la muerte y de su alma descendiendo a una boca abierta y salivante, que supo que era el Infierno.

Pero la madre católica de Joseph estuvo al lado de su cama, rezando fervientemente el Rosario.

El miedo se apoderó del corazón de Joseph. No quería entrar en la boca eterna que se había abierto para recibirlo a causa de escoger el pecado para su vida.

‍Dice que pidió la ayuda de Dios y la liberación. En ese momento, sintió que lo trajo de vuelta a su cuerpo.

Joseph redescubrió su fe católica que había abandonado en su infancia. Él experimentó el perdón de Dios por sus años de pecado sexual en el sacramento de la confesión.

‍Los demonios fueron echados de él en un exorcismo realizado por un sacerdote católico.

‍Él dice que encontró la fuerza para continuar su camino de fe con la recepción de la Eucaristía en la Misa, y encontró ayuda y el consuelo de María, la Madre de Dios.

‍Joseph admite que todavía lucha con la atracción hacia otros hombres y con la tentación de masturbarse.

Pero él dice que ha llegado a saber que el amor, la aceptación y la paz que tan ardientemente buscaba al tener sexo con otros hombres, Jesús se la da ahora en abundancia a través de una vida espiritual.

Para Joseph, la atracción entre personas del mismo sexo es una cruz que Dios ha pedido soportar a algunas personas por la redención del mundo.

Ahora lleva adelante una tienda religiosa católica en Napa, California; Joseph dice que existe un auténtico gozo en llevar la cruz.

‍Al unir sus sufrimientos a los de Jesús sufriente, Joseph cree que está ayudando a salvar a sus amigos gay de una suerte endiablada de la que apenas escapó.

‍Según Joseph, muchos hombres gay han llegado a él, diciéndole de su infelicidad y sus propias experiencias similares en el estilo de vida gay.

Joseph dice que habla en primer lugar de su amor por ellos. Luego habla de cómo su encuentro y aceptación del amor de Dios lo salvó de ser “tragado por satanás.”

Él les dice que el éxtasis sexual gay es momentáneo e ilusorio, pero el amor de Dios es duradero, satisfactorio y real.

Sciambra explica en su libro la carrera hacia sensaciones más fuertes que tienen los gay y la búsqueda permanente de liberarse de ese mundo que los persigue.

Y adelanta forma en que se pueden liberar y cómo se los puede ayudar.

UNA CARRERA HACIA SENSACIONES PORNOGRÁFICAS MÁS FUERTES

Sciambra describe como fue iniciado por la pornografía. Los niños son naturalmente curiosos sobre el sexo opuesto y el sexo en general.

‍Antes incluso de ver una revista pornográfica ya había sido introducido a la idea de la sexualidad femenina a través de los programas más populares de la época, como “Los ángeles de Charlie” y “Apartamento para tres”.

Cuando tuvo la oportunidad de ver mujeres desnudas en Playboy o Penthouse, por supuesto la tomó.

Después de todo, muchos de los padres de sus amigos coleccionaban Playboy, al igual que su hermano mayor, por lo que fue visto como una especie de rito de pasaje masculino.

Después de esa primera introducción a la pornografía, te enganchas.

‍Entonces comienza un deseo de más pornografía y las formas variantes del porno; es decir, diferentes modelos femeninos, material más explícito, la incapacidad para excitarse por formas suaves de porno.

‍Es un ciclo de adicción que a menudo se refleja en el abuso de drogas y alcohol.

Cuando sucede la exposición a la pornografía en la infancia, toda la estructura del deseo en la mente se vuelve dependiente de un flujo constante de estímulos visuales.

Más tarde, en la edad adulta, la idea de estar con una sola mujer, a menudo deja la sensación al adicto a la pornografía, de insuficiente.

Ahora, uno de los principales dispositivos de reclutamiento gay es el porno.  Se da una visión completamente falsa de las relaciones homosexuales y el sexo gay.

En el porno, todo el mundo es hermoso, feliz y saludable.

Sus temas, a menudo enfatizan la suprema masculinidad y las relaciones padre-hijo sexualizadas apuntan a las mismas heridas que se encuentran en el centro del sentido incorrecto de cada hombre gay sobre la masculinidad.

‍Sus deseos y anhelos más íntimos, son presos del porno.  Lo que se obtiene, es una solución rápida. Eso más tarde, te deja más dañado que antes.

LA BÚSQUEDA PERMANENTE DE LIBERACIÓN DE PARTE DE LOS GAY

Sciambra opina que el concepto de matrimonio gay, se ha fusionado con éxito con el de la igualdad homosexual.

Esto crea una dinámica en la que todos los gays se sienten obligados a apoyar el matrimonio gay,  incluso si no tienen ningún interés en el matrimonio por sí mismos.

Porque tiene que ver con la liberación homosexual.

Y el punto de la liberación homosexual es crear inevitablemente algún tipo de alivio dentro de la mente gay.

Porque cada persona gay, una vez que ha abrazado su homosexualidad, quiere el final de tanto sufrimiento, persecución y lucha.

El entrar en el estilo de vida gay, es un intento de tener paz e integridad.

PERO, ES UN ENGAÑO.

Y LA PAZ QUE ANHELAN NUNCA SUCEDE.

Debido a que la corriente principal de los medios de comunicación está colaborando con los de la Élite Gay, se ha producido una imagen muy sesgada y falsa del estilo de vida homosexual. ‍

En un momento, él ha comparado eso también, aunque las imágenes eran muy diferentes cuando era un niño.

En ese momento, The Village People y The Castro, en San Francisco se presentaban como una gran fiesta. En el momento en que entró en el estilo de vida, el estado de ánimo había cambiado con la aparición del SIDA.

‍Tuvo que ver como hermosos jóvenes de todas partes de los Estados Unidos, que llegaban a San Francisco buscando un puerto seguro de aceptación, sucumbían a la enfermedad.

Le rompió el corazón.

Pero en los años 90, las cosas empezaron a volver a lo de siempre:

La pornografía gay se convirtió en un producto de moda y una nueva generación de niños, fue atraída a la muerte por las promesas de placer sin riesgo.

Él dice que en su libro, la intención no es simplemente que la gente se disguste o se salga, sino revelar un lado muy importante de la forma de vida gay, que rara vez se investiga.

La última exploración seria fue probablemente la película tan denostada “Cruising”, dirigida por William Friedkin.

El considera que esa película hizo bien.

Porque si bien, los hombres gay pueden un día asentarse y entrar en la monogamia; la gran mayoría de antemano, tienen que viajar a través de un terreno de perversidad y promiscuidad.

Porque cada joven que acaba de entrar en el estilo de vida, se ajusta rápidamente a una tropa de hombres mayores entusiastas y listos para explotar nuevos reclutas.

Esto te prepara para una vida de amargura y decepción.

Algunos sobreviven y siguen adelante, muchos no lo hacen.  Sin embargo, todos ellos reaparecen dañados y desconfiados.

En especial quería llegar a los padres modernos que están tan dispuestos a ofrecer a sus hijos a este horror.

Para explicar lo que le espera a sus hijos…

Y

.también para dar un poco de dignidad a los que cayeron en esa vida debido a causas ajenas a ellos.

LA FORMA EN QUE LOS GAY SE PUEDEN LIBERAR

Sciambra dice que ha visto a muchos hombres y mujeres homosexuales infelices y alejados del cristianismo a causa de un exceso de celo cristiano, que les mostró condena, pero no amor.

‍Dice que ha descubierto, que cuando una persona gay está contemplando dejar el estilo de vida, a menudo sólo quiere un amigo desinteresado, es decir, alguien que no quiera o no le pida algo a ellos.

Esto puede ser una cuestión de simplemente escuchar, realmente no ofrecer mucho de catequesis o dogma, sino simplemente hacerles saber que te importan.

Una vez establecida la relación, tienes que decidir cuándo y cómo la verdad del plan de Jesucristo para cada uno de nosotros se va a entregar.

‍Siempre hay que recordar que ellos están profundamente heridos y las personas que sufren, necesitan simpatía, compasión y oraciones.

El consejo que le daría a alguien que está luchando con la pornografía es que la curación es posible, pero que se necesita tiempo, paciencia, y ser valiente de corazón.

Lo más importante, es que esto sólo es posible por la gracia de Dios y nuestra plena cooperación en Su amor por nosotros.

‍Para aquellos que luchan con la atracción hacia el mismo sexo, le gustaría animarlos a desarrollar su vida de oración, su relación con Dios.

Tienen que pasar mucho tiempo en oración, ir a misa todos los días, y hacer una confesión semanal.

Una gran parte de este esfuerzo es tener un muy buen confesor y director espiritual.

Porque ha visto hombres vagando de confesor en confesor, porque les da vergüenza, y así se han convertido en pecadores habituales.

Cuando uno encuentra un director espiritual cualificado, quédese con él.

‍Hay que empezar desde el lugar de la honestidad: con uno mismo, con los demás y con Dios.

En lugar de actuar sobre los deseos – que implica la actividad sexual con otra persona o ver pornografía -, los que quieren dejar tienen que excavar sus sentimientos y recuerdos.

Con el fin de descubrir por qué tienen estos deseos homosexuales.

Este es un proceso muy difícil y doloroso, pero debe llevarse a cabo.

A continuación, deben desnudarse completamente a sí mismos de su falso orgullo y ponerse de pie completamente sin vergüenza ante el Señor.

Porque, sin excepción, todos los hombres gay y las mujeres que he conocido, de mala gana a veces, podían rastrear su homosexualidad volviendo a algo de su experiencia de la niñez.

Y cuando alguien está preocupado por una persona que conocen, que pueda estar experimentando con la homosexualidad, primero tiene que tener en cuenta que Dios es amor.

‍No tener sorpresa, ni horror, ni ira.

Por lo tanto, la manera de acercarse a esa persona no es desde la preocupación o el cuestionamiento, sino con el resaseguramiento del amor.

Toda persona que se adentra en el estilo de vida gay es una persona que ha sido herida.

Como resultado, a menudo pueden ser recelosa, desconfiada, y demasiado sensible.

Con esto en mente, la mejor difusión es ser amable, paciente y comprensivo.

Esto no quiere decir capitular, por el contrario, debes tener una fuerza interior basada en la verdad de Cristo, pero también debe ser guiada y abierta a las obras del Espíritu Santo.

Debes evitar ser emocional, porque la verdad sólo puede ser transmitida y aceptada cuando se ofrece en la bondad y la comprensión.

Fuente: Foros de la Virgen María.

A EL IMPERIO DEL MALIGNO 1

CUMPLIMIENTO

EL OSCURO GOBIERNO MUNDIAL PARALELO,

QUE DESCUBRIÓ UN ENVIADO DEL PAPA EN LA ONU

El P. Schooyans nos revela la transformación de la ONU, defensora tradicional de los derechos humanos, en lo que es hoy, la principal promotora del Nuevo Orden Mundial.

No está claro si la iniciativa de investigar a la ONU partió de Juan Pablo II.

Que le pidió al Padre Michel Schooyans demógrafo belga, filósofo y teólogo sentarse en la ONU e investigar lo que sucedía allí.

O si partió la idea de este sacerdote y Juan Pablo II lo envió.

Pero el resultado es el mismo.

De esta investigación emergió un libro publicado en Europa.

Que se comenta – no lo hemos podido confirmar – que todo su tiraje fue comprado por alguien que no quería que se difundiera.

Fue luego publicado en el 2001 en inglés The Hidden Face of the United Nations.

Y actualmente lo vende Amazon que dice tener 11 ejemplares de él.

También fue publicado en español en México en el 2002 con el título «La cara oculta de las Naciones Unidas», pero está agotado.

Se trata de un libro peligroso para el Nuevo Orden Mundial.

Porque los católicos podrían acceder a una información sobre la ONU que nunca han oído y nadie jamás les dijo, salvo algún sacerdote del tipo francotirador.

‍El P. Michel Schooyans sustituye en su libro lo que alguna vez fue una noble imagen de las Naciones Unidas con una aterradora realidad.

Un plan para formar un nuevo orden mundial basado en una visión, que él define como satánica, de los «nuevos derechos del hombre».

Muchos de éstos, en áreas tales como la homosexualidad, la eutanasia, la pedofilia, el divorcio y la prostitución.

Unos han sospechado durante mucho tiempo la verdad sobre de las Naciones Unidas, con su fachada de dedicación a la paz, el progreso y la prosperidad.

Pero al inicio del milenio, este sacerdote católico, miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales del Vaticano

y profesor en prestigiosas Universidades, ha puesto de manifiesto la transformación de esta organización.

La alguna vez prometedora para las naciones, devino en una máquina para la destrucción de las soberanías nacionales.

Y trabaja para su sustitución por un Nuevo Orden.

Una cultura mundial basada en una visión maligna de los «nuevos derechos del hombre».

Quince años después lo que halló el P. Michel Schooyans parecería que se ha venido confirmando.

Y aún así está absolutamente oculto para la mayoría de los católicos; por eso queremos compartirlo.

‍Desde que Michel Schooyans escribió el libro, pasaron tres Papas y ninguno de ellos ha salido a hablar directa y claramente de esta vinculación, sino solo alusivamente.

Por lo que debe haber habido una decisión de no confrontar poderes en este momento o quizás porque se sabían sin suficiente poder de comunicación.

Es un tema para reflexionar y discernir.

Libros del Padre Schooyans se pueden bajar en ,pdf aquí.

Padre Michel Schooyans

‍MICHEL SCHOOYANS NO ES UN PENSADOR MARGINAL

En 1997 el entonces cardenal Joseph Ratzinger escribió el prólogo de un libro de Michel Schooyans titulado:

El Evangelio: Confrontando el Desorden del Mundoque es una especie de manifiesto Católico antiglobalización.

Y todos conocemos a Ratzinger y sabemos que no prologa a cualquier persona ni cualquier obra.

El Cardenal Ratzinger denunció en el prefacio al Nuevo Orden Mundial

En concreto utilizando la terminología «nuevo orden mundial» como más o menos la culminación del marxismo.

Él va a decir que el cristiano está «obligado a protestar» contra esto y que el Nuevo Orden Mundial no puede «reducir la libertad al silencio».

En una parte del prólogo dice Ratzinger:

Bajo el nuevo título de Orden Mundial, estos esfuerzos adquieren una configuración que cada vez se relacionan con la ONU

y sus conferencias internacionales, especialmente las de El Cairo y Beijing

Que revelan una filosofía del hombre nuevo y del mundo nuevo, en su esfuerzo por trazar formas de llegar a ellos.

Esta filosofía recomienda no preocuparse por el cuidado de los que ya no son productivos ni da alguna esperanza de una vida de calidad.

Se recomienda reducir el número de participantes en la mesa de la humanidad, para que la llamada felicidad, ya adquirida por algunos, no sea tocada.

El carácter típico de esta nueva antropología, que está en la base del Nuevo Orden Mundial,

se revela sobre todo en la imagen de la mujer, en la ideología del «empoderamiento de las mujeres«, propuesta en Beijing.

El objetivo es la autorrealización de las mujeres para quienes los principales obstáculos son la familia y la maternidad.

Esto debe desaparecer antes de la «equidad y la igualdad de género», antes de que se realice un ser humano indistinto y uniforme,

en cuya vida la sexualidad no tendría otro significado que la voluptuosidad.

DE DEFENSORA DE LOS DERECHOS TRADICIONALES

A CREADORA DE NUEVOS DERECHOS

El P. Schooyans nos revela la transformación del original reconocimiento de una ONU, defensora tradicional de los derechos humanos,

con la «Declaración Universal de los Derechos del Hombre» de 1948, hasta hoy que en palabras del autor, se ha llegado a una

«reinterpretación perversa de los derechos del hombre que opera bajo la influencia del voluntarismo.

La oposición a los Estados soberanos.

El establecimiento de una inquisición laica al amparo de la tolerancia.

Y el uso de la ley para «legitimar» la violencia.

Los resultados de esta disminución del hombre, expulsado de ser el dueño de la Tierra, pone los derechos humanos sobre la base de la fuerza física.

De modo que «los derechos del animal fuerte son superiores a los del hombre débil»

COMO SE DIBUJA EL CONSENSO

PARA QUITAR EL PODER A LOS ESTADO NACIONALES

Recientes conferencias internacionales se han ocupado de aplicar una nueva norma política – en El Cairo en 1994, Beijing en 1995, y en Nueva York en 2000, entre otras.

Siendo marcadas por «recurrir a un consenso», sobre la que el autor comenta:

«Este consenso convoca constantemente, de modo engañoso, a anular la legislación nacional que continua basándose en la objetividad de los derechos del hombre, típica de la tradición clásica.

Por esto, la legislación nacional, está cada vez más y más arrinconada para parecer falsa en relación con estas «conclusiones», planes secretos y otros planes de acción».

El Padre Schooyans ilustra el resultado ominoso:

«El consenso se obtiene en las asambleas internacionales gracias a las organizaciones no gubernamentales que hacen un buen trabajo de cabildeo.

En esta partitura, el premio va para la Federación Internacional de Planificación de la Familia, defensora especialmente del aborto.

Luego de este consenso se presiona a las naciones para que puedan ‘ser fieles a sí mismas’ para firmar pactos o convenios sobre esos asuntos y programas de acciones consensuadas.

Una vez ratificados, estos instrumentos jurídicos tendrán fuerza de ley en las naciones participantes»

El Padre Schooyans cita algunos ejemplos de conflicto entre tales consensos promovidos por la ONU y las leyes nacionales.

Uno de ellos el reconocimiento de Gran Bretaña del derecho de los padres a decidir si sus hijos deben o no deben asistir a las clases de educación sexual,

y la trayectoria de la ONU hacia los derechos del niño.

LOS NUEVOS DERECHOS CREADOS POR LA ONU

El autor ve la marcha hacia una nueva ética creada por unos «nuevos derechos» en áreas tales como:

la homosexualidad, la eutanasia, la supresión de la supervisión de los hijos, la pedofilia, el divorcio, la prostitución

y cómo éstos se dirigen hacia la «sacralización civil de la violencia».

El final de este «viaje neo-nietzscheano», advierte, será la reconversión de la violencia individual por la violencia institucional.

«Por su propia naturaleza, esta misma «nueva ética» será intolerante.

Ya que debe ser así para poder procurar la uniformidad social y hacer individuos unidimensionales».

LA DEIFICACIÓN DE LA TIERRA Y LA SUSTENTABILIDAD ECOLÓGICA

El Padre Schooyans culpa la falsa idea de derechos humanos que tiene la ONU a la determinación de éste organismo mundial a «deificar la Tierra y desacralizar al hombre».

La Carta de la Tierra de 1992, según el autor, refleja un cientificismo evolutivo que acepta al hombre como un producto de la evolución

e ignora su capacidad de preguntarse e indagar sus significados.

Incluyendo los de su propia existencia: Vida, muerte y necesidad de libertad.

Contrariamente, la Carta subordina al hombre a una «ecología imperativa», que excluye toda discusión del por qué las cosas existen.

Por tanto, cierra el debate a favor de una evolución puramente materialista.

Todo esto está en manos del Consejo de la Tierra y de la Cruz Verde, dos organizaciones no gubernamentales.

Su éxito, Fr. Schooyans señala, «se dirige a dejar sin efecto la concepción realista de los derechos del hombre».

LA BÚSQUEDA DEL ABSOLUTISMO

El siguiente paso hacia un absolutismo que terminará con todo el reconocimiento del individualismo es la propuesta de los burócratas de la ONU

de «Instrumentos jurídicos adecuados que eviten el control nacional».

Uno de éstos «instrumentos jurídicos» previsto por el autor ya existe: la Corte Penal Internacional (CPI).

‍El Padre Schooyans advierte que bajo la presión de las feministas y / o homosexuales radicales,

la competencia de este tribunal podría extenderse a ‘delitos’ concernientes a los llamados «nuevos derechos del hombre ‘obtenido por medio de «consensos».

Es fácil ver que la Iglesia Católica o sus obispos pudieran ser arrastrados ante este tribunal y condenados por negarse a «ordenar» a las mujeres

o por continuar enseñando la inmoralidad de lo que significan las prácticas homosexuales.

Ya es creciente la condena judicial para aquellos que hablen públicamente de la visión bíblica y católica sobre la homosexualidad, como desordenada.

El Padre Schooyans prevé ya, el sometimiento a los opositores del aborto, la homosexualidad y la eutanasia a un posible juicio ante jueces de este tribunal.

Señala además una resolución de 26 de noviembre de 2000 de la Comisión de la ONU de los Derechos del Hombre para crear el cargo de

Representante Especial del Secretario General de la ONU «quien es el encargado de la protección de los defensores de los derechos del hombre».

En una Declaración sobre los Defensores de los Derechos del Hombre (difundida en marzo, 2000) dice que:

«los nuevos derechos del hombre deben ser promovidos activamente y rápidamente para formar parte de la legislación nacional».

El autor dice que esto está dirigido en primer lugar a resguardar a los defensores más radicales

de los nuevos derechos del hombre de toda la oposición y ataque.

‍El autor señala que no hay duda que las acusaciones en estas materias corresponderán a la Corte Penal Internacional,

si no se resuelven de forma adecuada en las naciones.

«La asociación NAMBLA (una asociación que promueve la pedofilia) ya ha hecho saber que espera aprovechar la protección conferida por la Declaración

sobre los Defensores de los Derechos del Hombre, para protegerse contra los que se oponen a la pedofilia».

UNA FUERTE PRESIÓN PARA QUE SE ADOPTEN LOS NUEVOS DERECHOS

El Padre Schooyans acusa a los funcionarios de la ONU de presionar para que los «nuevos derechos del hombre» sean adoptados.

‍Incluye los que el autor ve como una reorganización de derecho sexual destacando, entre ellos:

«Las diferencias de roles entre hombres y mujeres en la sociedad no son naturales sino culturales”

«Todo el mundo es libre de elegir su sexo o cambiarlo; las uniones homosexuales tienen el «derecho» a la adopción.

Y las «familias monoparentales, uniones del mismo sexo, como modelos familiares»;

«Legalizar y dar fácil acceso a la anticoncepción en todas sus formas y al aborto»;

«La educación sexual obligatoria sexual para adolescentes…

La libertad sexual para los adolescentes sin el control de los padres..

LA CREACIÓN DE UNA NUEVA RELIGIÓN DE CONSENSO

El Padre Schooyans identifica el deseo de la ONU de «hacer el paso por la puerta reservada para la conciencia.»

Esto fue revelado, dice el autor, en la reunión de los 1000 líderes mundiales religiosos por la paz,

que son parte de la cumbre del Pacto Mundial de Nueva York en julio de 2000.

El propósito específico de “Unirse a la Iniciativa Religiosa» es la creación de una religión mundial,

para obtener una «nueva ética planetaria».

Todos los proselitismos (esfuerzos de conversión) de cada religión de forma individual estarían prohibidos.

Los «Círculos de la cooperación» podrían difundir que adoptemos una nueva religión panteísta.

‍La reunión de estos líderes religiosos terminó, en palabras del P. Schooyans

«con un elogio de la tolerancia, el agnosticismo, y el relativismo radical mal entendido.»

Comprensiblemente, el Cardenal Francis Arinze, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, no pudo firmar esa iniciativa.

LA CONSTRUCCIÓN DE UNA ÉLITE SOBERANA MUNDIAL

El Padre Schooyans vio toda la febril actividad del Milenio del año 2000, que incluyó la cumbre de jefes de Estado y de los líderes de las religiones en Nueva York,

como parte de los esfuerzos del secretario general para erigir una

«ONU como un auténtico criadero para una ‘elite’ soberana mundial, y para transformarla

en un lugar de concentración de poder sin precedentes en la historia».

Esto sostiene autor:

«dejaría a los gobiernos y parlamentos en un papel residual…

‘Compartir la responsabilidad’ es una nueva expresión de trampa explosiva que indica que la ONU ya no se conforma con jugar un papel secundario.

Tiene la intención de ponerse al centro del poder mundial y equiparse, poco a poco,

con todos los aparatos de control que necesite para ejercer lo que cree, es su misión en el Nuevo Milenio».

Hans Kelsen

LA BASE TEÓRICA DE ESTE MOVIMIENTO ES DE HANS KELSEN

El Padre Schooyans identifica al filósofo-teórico Hans Kelsen (1881-1973) detrás de esta obra arquitectónica de un nuevo absolutismo mundial.

«No es una exageración decir que los conceptos de consenso de los nuevos derechos del hombre, de internacionalismo y de la mayoría de los otros temas que hemos encontrado,

encuentren su fuente en esta teoría de un total derecho racionalista y positivista de la ONU.

Se sabe que Kelsen, probablemente no tenía conocimiento de la perversa utilización que se hizo de su pensamiento en el ambiente de la ONU.

No es menos cierto que el capital de trabajo de Kelsen [Teoría Pura], cuya influencia sigue siendo ejercida sobre los juristas de todo el mundo,

es una guía que no se puede pasar por alto si se quiere entender las tendencias actuales de la ONU.

Eso es tanto más evidente cuando uno se da cuenta que el profesor vienés de Berkeley influyó en la redacción de la Carta».

Kelsen pone la «norma suprema» más allá de los cuestionamientos, exigiendo obediencia por el deber u obediencia ciega.

‍Kelsen escribe:

«Los Estados No conservarán la autoridad (para crear normas) excepto en la medida en que el derecho internacional reserve tal materia.

Por ello se terminará eliminando la libertad de regular leyes nacionales.

Si alguien admite que el derecho internacional sea un orden jurídico supranacional,

los mandatos de los países ya no tendrán autoridad ilimitada»

Y el Padre Schooyans dice:

«Esto explica el papel que se le transferirá a la Corte Penal Internacional.

Dado que ya no habrá forma de identificar los principios generales del derecho.

Le corresponderá al tribunal demostrar el significado de los textos jurídicos y las decisiones consensuadas,

y decir cuál es la interpretación válida.

Las discrepancias en la interpretación serán de ahí en adelante intolerables,

porque arruinarán el orden jurídico y en consecuencia al Estado supranacional…

Las convenciones y pactos ya no aparecerán aquí como acuerdos aprobados de forma libre por los Estados soberanos e individuales.

Sino como un vínculo jurídico que emanará de la voluntad de la organización internacional,

lo que requerirá, a través de las ratificaciones, la obediencia de los Estados».

El Padre Schooyans comenta que:

«Con tal asombrosa teoría de la ley , estaremos en la presencia de la concentración piramidal de un poder absoluto y sin precedentes en la historia».

Declara además:

«Se observa, entonces, que el orden jurídico mundial será construido no para el servicio de un tipo imperial hegemónica clásico, sino para controlar la vida.

La norma suprema aquí será el dominio sobre la vida con el fin de llegar, por lo tanto, a dominar a los hombres y a todas las cosas».

Es fácil ver que para obtener este dominio sobre la vida, es necesaria la destrucción de los verdaderos derechos humanos.

Como el Padre Schooyans explica:

«En los ambientes de la ONU, la destrucción de las Naciones aparece entonces, como un objetivo a ser buscado,

si se quiere definitivamente sofocar la concepción antropocéntrica de los derechos del hombre.

Al poner fin al organismo intermediario que es el Estado Nacional, un Estado mundial centralizado lo reemplazaría.

Manera en que entonces se vendría la llegada de los tecnócratas y otros aspirantes a un gobierno mundial totalitario».

LA CONSAGRACIÓN DEL DERECHO A LA VIOLENCIA Y A LA MUERTE

El Padre Schooyans ve al aborto, la eutanasia y la esterilización como un esfuerzo para abrirnos a un totalitarismo en todo el mundo.

El autor ve todas estas prácticas como expresión que tiende a convertir la violencia en un derecho, hacia «el don de la muerte»,

como expresión de la voluntad soberana:

«De hecho, en el caso del aborto, en el que un inocente es absolutamente declarado culpable,

es el mal que resulta de una anticoncepción fallida “El obstáculo para un carrera o para la comodidad”.

Un obstáculo inadmisible para nuestra propia libertad; un freno para el enriquecimiento y desarrollo.

La violencia absoluta recae sobre un total inocente.

El inocente debe ser linchado.

En consecuencia, el inocente debe ser designado como víctima, como un chivo expiatorio, e incluso como una víctima inocente.

Y debe ser tratado como tal, con una violencia que lo silenciará y lo hará desaparecer.

Se puede hablar de forma análoga sobre los pobres del Tercer Mundo, a quienes se le quieren esterilizar.

Los deficientes mentales o los enfermos terminales a los que se le quieren practicar la eutanasia;

a los mendigos, los niños de la calle a los que se le quiere disparar como a conejos.

En nombre de los «nuevos derechos del hombre»,

categorías enteras de seres humanos pueden ser condenados a muerte sin que los asesinos cometan homicidio.

Estos seres se ven privados de todos sus derechos y toda protección jurídica esta apartada de ellos».

No es de extrañar, entonces, que el P. Schooyans informe que,

«La presencia cristiana perturba a la presente ONU, ya que en el dominio de la antropología, la ONU ha rechazado toda referencia a la verdad…

Está claro para todos que la Iglesia no puede admitir que toda referencia a la verdad sea expulsada».

LA SOSTENIBILIDAD ECOLÓGICA

Muchos de estos horrores visitan la humanidad con la excusa de un «desarrollo sostenible».

Es decir, restringen la expansión humana en la afirmación que es perjudicial para el planeta.

Como si el hombre estuviera sujeto a la Tierra, en lugar de la Tierra al hombre.

«Aquí no hay muchas preguntas para pedirle a los hombres de hoy que se sacrifiquen para conseguir una utopía de un futuro radiante por nacer.

En el nombre de las generaciones futuras, se deben tomar medidas draconianas sin demora,

para restringir el mal causado por las intervenciones humanas en el planeta.

Para recuperar esta «ética del futuro» los ecologistas impregnaron fuertemente ideas de la Nueva Era, exaltando el culto de Gaia.

Ellos concluyeron que los derechos de la Madre Tierra son más importantes que los derechos de estos seres efímeros llamados hombres».

Las convocatorias sobre el «desarrollo sostenible» que vienen desde las Conferencias de la ONU en Estocolmo en 1972 deben ser vistas bajo esta luz.

‍La Carta de la Tierra exige al hombre

«reconocer, no sólo los derechos de la tierra en general, sino también los derechos de los seres vivos, especialmente de los animales.

En breve, el hombre debe aceptar ser sujeto al imperativo ecológico«.

Fuente Foros de la Virgen María: