UNA ESTIRPE DIVINA 4
El Nacimiento de la Virgen María.
Su virginidad en el eterno Pensamiento del Padre.
Veo a Ana saliendo al huerto – jardín. Va apoyándose en el brazo de una pariente (se ve porque se parecen).
Está muy gruesa y parece cansada, quizás también porque hace bochorno, un bochorno muy parecido al que a mí me hace sentirme abatida.
A pesar de que el huerto sea umbroso, el ambiente es abrasador y agobiante.
Bajo un despiadado cielo, de un azul ligeramente enturbiado por el polvo suspendido en el espacio, el aire es tan denso, que podría cortarse como una masa blanda y caliente.
Debe persistir ya mucho la sequía, pues la tierra, en los lugares en que no está regada, ha quedado literalmente reducida a un polvo finísimo y casi blanco. Un blanco ligeramente tendente a un rosa sucio.
Sin embargo, por estar humedecida, es marrón oscura al pie de los árboles, como también a lo largo de los cortos cuadros donde crecen hileras de hortalizas.
Y en torno a los rosales, a los jazmines o a otras flores de mayor o menor tamaño (que están especialmente a lo largo de todo el frente de una hermosa pérgola que divide en dos al huerto,
hasta donde empiezan las tierras, ya despojadas de sus mieses.
La hierba del prado, que señala el final de la propiedad, está requemada; se ve rala.
Sólo permanece la hierba más verde y tupida en los márgenes del prado, donde hay un seto de espino blanco silvestre, ya todo adornado de los rubíes de los pequeños frutos.
En ese lugar, en busca de pastos y de sombra, hay unas ovejas con su pastorcito
Joaquín, con otros dos hombres como ayuda, está dedicado a las hortalizas y a los olivos. A pesar de ser anciano, es rápido y trabaja con gusto.
Están abriendo unas pequeñas protecciones de las lindes de una parcela para proporcionar agua a las sedientas plantas.
Y el agua se abre camino borboteando entre la hierba y la tierra quemada, y se extiende en anillos que, en un primer momento, parecen como de cristal amarillento para luego ser anillos oscuros de tierra húmeda
en torno a los sarmientos y a los olivos colmados de frutos.
Lentamente, Ana, por la umbría pérgola, bajo la cual abejas de oro zumban ávidas del azúcar de los dorados granos de las uvas, se dirige hacia Joaquín, el cual cuando la ve, se apresura a ir a su encuentro.
– ¿Has llegado hasta aquí?.
– La casa está caliente como un horno».
– Y te hace sufrir.
– Es mi único sufrimiento en este último período mío de embarazo.
Es el sufrimiento de todos, de hombres y de animales. No te sofoques demasiado, Joaquín.
– El agua que hace tanto que esperamos…
Y que hace tres días que parece realmente cercana, no ha llegado todavía. Las tierras arden. Menos mal que nosotros tenemos el manantial cercano y muy rico en agua.
He abierto los canales. Poco alivio para estas plantas cuyas hojas ya languidecen cubiertas de polvo. No obstante, supone ese mínimo que las mantiene en vida. ¡Si lloviera!…
Joaquín, con el ansia de todos los agricultores, escudriña el cielo.
Mientras Ana, cansada, se da aire con un abanico (parece hecho con una hoja seca de palma traspasada por hilos multicolores que la mantienen rígida).
La pariente dice:
– Allí, al otro lado del Gran Hermón, están formándose nubes que avanzan velozmente.
Viento del norte. Bajará la temperatura y dará agua.
Joaquin está desalentado,
y dice:
– Hace tres días que se levanta y luego cesa cuando sale la Luna.
Sucederá lo mismo esta vez
Ana, que de repente ha palidecido,
comenta:
– Vamos a casa.
Aquí tampoco se respira; además, creo que conviene volver.
– No. Siento la misma gran paz que experimenté en el Templo cuando se me otorgó la gracia.
Y que luego volví a sentir otra vez al saber que era madre. Es como un éxtasis.
Es un dulce dormir del cuerpo, mientras el espíritu exulta y se aplaca con una paz sin parangón humano. Yo te he amado, Joaquín.
Y cuando entré en tu casa y me dije: “Soy esposa de un justo”, sentí paz, como todas las otras veces que tu próvido amor se prodigaba en mí.
Pero esta paz es distinta. Creo que es una paz como la que debió invadir, como una deleitosa unción de aceite, el espíritu de Jacob, nuestro padre, después de su sueño de ángeles.
O semejante más bien, a la gozosa paz de los Tobías tras habérseles manifestado Rafael.
Si me sumerjo en ella, al saborearla, crece cada vez más. Es como si yo ascendiera por los espacios azules del cielo…
Y no sé por qué, pero desde que tengo en mí esta alegría pacífica, hay un cántico en mi corazón: el del anciano Tobit. Me parece como si hubiera sido compuesto para esta hora… para esta alegría…
Para la tierra de Israel que es su destinataria… para Jerusalén, pecadora, mas ahora perdonada… bueno… no os riáis de los delirios de una madre…
Pero, cuando digo: “Da gracias al Señor por tus bienes y bendice al Dios de los siglos para que vuelva a edificar en ti su Tabernáculo”,
yo pienso que aquel que reedificará en Jerusalén el Tabernáculo del Dios verdadero, será este que está para nacer…
Y pienso también que, cuando el cántico dice: “Brillarás con una luz espléndida, todos los pueblos de la tierra se postrarán ante ti, las naciones irán a ti llevando dones, adorarán en ti al Señor y considerarán santa tu tierra, porque dentro de ti invocarán el Gran Nombre.
Serás feliz en tus hijos porque todos serán bendecidos y se reunirán ante el Señor. ¡Bienaventurados aquellos que te aman y se alegran de tu paz!…”, cuando dice esto, pienso que es profecía no ya de la Ciudad Santa,
sino del destino de mi criatura, y la primera que se alegra de su paz soy yo, su madre feliz…
El rostro de Ana, al decir estas palabras, palidece y se enciende, como una cosa que pasase de luz lunar a vivo fuego, y viceversa.
Dulces lágrimas le descienden por las mejillas, y no se da cuenta.
Y sonríe a causa de su alegría. Y va yendo hacia casa entre su esposo y su pariente, que escuchan conmovidos en silencio.
Se apresuran, porque las nubes, impulsadas por un viento alto, galopan y aumentan en el cielo mientras la llanura se oscurece y tirita por efectos de la tormenta que se está acercando.
Llegando al fibra! de la puerta, un primer relámpago lívido surca el cielo.
El ruido del primer trueno se asemeja al redoble de un enorme bombo ritmado con el arpegio de las primeras gotas sobre las abrasadas hojas.
Entran todos.
Ana se retira.
Joaquín se queda en la puerta con unos peones que le han alcanzado, hablando de esta agua tan esperada, bendición para la sedienta tierra.
Pero la alegría se transforma en temor, porque viene una tormenta violentísima con rayos y nubes cargadas de granizo.
Joaquin comenta:
– Si rompe la nube, la uva y las aceitunas quedarán trituradas como por rueda de molino.
¡Pobres de nosotros!».
Joaquín tiene además otro motivo de angustia:
Su esposa, a la que le ha llegado la hora de dar a luz al hijo.
La pariente le dice que Ana no sufre en absoluto.
Él está, de todas formas, muy inquieto.
Y cada vez que la pariente u otras mujeres (entre las cuales está la madre de Alfeo)
salen de la habitación de Ana para luego volver con agua caliente, barreños y paños secados a la lumbre, que brilla en el hogar central en una espaciosa cocina…
Él va y pregunta…
Y no le calman las explicaciones tranquilizadoras de las mujeres.
También le preocupa la ausencia de gritos por parte de Ana.
Dice:
– Yo soy hombre.
Nunca he visto dar a luz. Pero recuerdo haber oído decir que la ausencia de dolores es fatal….
Declina el día antes de tiempo por la furia de la tormenta, que es violentísima. Agua torrencial, viento, rayos… de todo, menos el granizo, que ha ido a caer a otro lugar.
Uno de los peones, sintiendo esta violencia,
dice:
– Parece como si Satanás hubiera salido de la Gehena con sus demonios.
¡Mira qué nubes tan negras! ¡Mira qué exhalación de azufre hay en el ambiente.! También hay silbidos y voces de lamento y maldición! Si es él, ¡Está enfurecido esta noche!
El otro peón se echa a reír….
y dice:
– Se le habrá escapado una importante presa…
O quizás Miguel de nuevo le habrá lanzado el rayo de Dios… Y tendrá los cuernos y la cola cortados y quemados.
Pasa corriendo una mujer y grita:
– ¡Joaquín!
¡Va a nacer de un momento a otro! ¡Todo ha ido rápido y bien!
Y desaparece con una pequeña ánfora en las manos.
Entonces se produce un último rayo; tan violento, que lanza contra las paredes a los tres hombres.
En la parte delantera de la casa, en el suelo del huerto, queda como recuerdo un agujero negro y humeante.
Luego, de repente, cesa la tormenta
De detrás de la puerta de Ana viene un vagido… (parece el lamento de una tortolita en su primer arrullo).
Mientras, un enorme arco iris extiende su faja semicircular por toda la amplitud del cielo.
Surge, o por lo menos lo parece, de la cima del Hermón, la cual besada por un filo de sol, parece de alabastro… de un blanco – rosa delicadísimo.
Se eleva hasta el más terso cielo septembrino y, salvando espacios limpios de toda impureza, deja debajo las colinas de Galilea y un terreno llano que aparece entre dos higueras, que está al Sur,.
Y luego otro monte, y parece posar su punta extrema en el extremo horizonte, donde una abrupta cadena de montañas detiene la vista.
Todos los presentes comentan:
– ¡Qué cosa más insólita!
¡Mirad, mirad!
– Parece como si reuniera en un círculo a toda la tierra de Israel, y… ya…
¡Fijaos!, ya hay una estrella y el Sol no se ha puesto todavía.
¡Qué estrella! ¡Reluce como un enorme diamante!…
– ¡Y la Luna, allí, ya llena y aún faltaban tres días para que lo fuera!
¡Fijaos cómo resplandece!.
Las mujeres irrumpen, alborozadas, con un envoltorio rosado entre cándidos paños.
¡Es María, la Mamá! Una María pequeñita, que podría dormir en el círculo de los brazos de un niño.
Una María que al máximo tiene la longitud de un brazo, una cabecita de marfil teñido de rosa tenue, y unos labios de carmín que ya no lloran;
sino que instintivamente quieren mamar, tan pequeñitos, que no se ve cómo van a poder coger un pezón.
Y una naricita diminuta entre dos mejillas redondeadas.
Si la estimulan abre los ojitos: dos pedacitos de cielo, dos puntitos inocentes y azules que miran, Y NO VEN.
Entre sutiles pestañas de un rubio tan tenue que es casi rosa. También el vello de su cabeza redondita tiene una veladura entre rosada y rubia como ciertas mieles casi blancas.
Tiene por orejas dos conchitas rosadas y transparentes, perfectas. Y por manitas… ¿Qué son esas dos cositas que gesticulan y buscan la boca?
Cerradas, como están, son dos capullos de rosa de musgo que hubieran hendido el verde de los sépalos y asomaran su seda rosa tenue;
abiertas, como están ahora, dos joyeles de marfil apenas rosa, de alabastro apenas rosa, con cinco pálidos granates por uñitas.
¿Cómo podrán ser capaces de secar tanto llanto esas manitas?
¿Y los piececitos? ¿Dónde están?
Por ahora son sólo pataditas escondidas entre los lienzos. Pero, he aquí que la pariente se sienta y la destapa…
¡Oh, los piececitos!
De la largura aproximada de cuatro centímetros, tienen por planta una concha coralina; por dorso, una concha de nieve veteada de azul;
sus deditos son obras maestras de escultura liliputiense, coronados también por pequeñas esquirlas de granate pálido.
Me pregunto cómo podrán encontrarse sandalias tan pequeñas que valgan para esos piececitos de muñeca cuando den sus primeros pasos,
y cómo podrán esos piececitos recorrer tan áspero camino y soportar tanto dolor bajo una cruz.
Pero esto ahora no se sabe.
Se ríe o se sonríe de cómo menea los brazos y las piernas.
De sus lindas piernecitas bien perfiladas, de los diminutos muslos, que, de tan gorditos como son, forman hoyuelos y aritos,
de su barriguita (un cuenco invertido), de su pequeño tórax, perfecto, bajo cuya seda cándida se ve el movimiento de la respiración y se oye ciertamente, si, como hace el padre feliz ahora,
en él se apoya la boca para dar un beso, latir un corazoncito…
Un corazoncito que es el más bello que ha tenido, tiene y tendrá la tierra, el único corazón inmaculado de hombre.
¿Y la espalda? Ahora la giran y se ve el surco lumbar y luego los hombros, llenitos.
Y la nuca rosada, tan fuerte, que la cabecita se yergue sobre el arco de las vértebras diminutas, como la de un ave escrutadora en torno a sí del nuevo mundo que ve.
Y emite un gritito de protesta por ser mostrada en ese modo;
Ella, la Pura y Casta, ante los ojos de tantos, Ella, que jamás volverá a ser vista desnuda por hombre alguno, la Toda Virgen, la Santa e Inmaculada.
Tapad, tapad a este Capullo de azucena que nunca se abrirá en la tierra, y que dará, más hermosa aún que Ella, su Flor, sin dejar de ser capullo.
Sólo en el Cielo la Azucena del Trino Señor abrirá todos sus pétalos.
Porque allí arriba no existe vestigio de culpa que pudiera involuntariamente profanar ese candor.
Porque allí arriba se trata de acoger, a la vista de todo el Empíreo, al Trino Dios – Padre, Hijo, Esposo – que ahora, dentro de pocos años, celado en un corazón sin mancha, vendrá a Ella.
De nuevo está envuelta en los lienzos y en los brazos de su padre terreno, al que asemeja. No ahora, que es un bosquejo de ser humano. Digo que le asemeja una vez hecha mujer.
De la madre no refleja nada.
Del padre, el color de la piel y de los ojos y sin duda, también del pelo; que si ahora son blancos, de joven eran ciertamente rubios a juzgar por las cejas.
Del padre son las facciones — más perfectas y delicadas en Ella por ser mujer, ¡Y qué Mujer!; también del padre es la sonrisa y la mirada y el modo de moverse y la estatura.
Pensando en Jesús como lo veo, considero que ha sido Ana la que ha dado su estatura a su Nieto, así como el color marfil más cargado de la piel;
mientras que María no tiene esa presencia de Ana (que es como una palma alta y flexible), sino la finura del padre.
También las mujeres, mientras entran con Joaquín donde se encuentra la madre feliz, para devolverle a su hijita,
hablan de la tormenta y del prodigio de la Luna, de la estrella, del enorme arco iris.
Ana sonríe ante un pensamiento propio.
Y dice:
– Es la estrella. Su signo está en el cielo.
¡María, arco de paz! ¡María, estrella mía! ¡María, Luna pura! ¡María, perla nuestra!.
Joaquín pregunta:
– ¿María la llamas?
– Sí. María, estrella y perla y luz y paz…
– Pero también quiere decir amargura…
¿No temes acarrearle alguna desventura?
– Dios está con Ella.
Es suya desde antes de que existiera. El la conducirá por sus vías y toda amargura se transformará en paradisíaca miel.
Ahora sé de tu mamá… todavía un poco, antes de ser toda de Dios….
Y la visión termina en el primer sueño de Ana madre y de María recién nacida.
Dice Jesús:
Levántate y apresúrate, pequeña amiga. Siento ardiente deseo de llevarte conmigo al azul paradisíaco de la contemplación de la Virginidad de María.
Saldrás de él con el alma fresca como si tú también hubieras sido recientemente creada por el Padre, una pequeña Eva antes de conocer carne;
saldrás con el espíritu lleno de luz, pues te habrás abismado en la contemplación de la obra maestra de Dios; con todo tu ser repleto de amor, pues habrás comprendido cómo sabe amar Dios.
Hablar de la concepción de María, la Sin Mancha, significa sumergirse en lo azul, en la luz, en el amor.
Ven y lee sus glorias en el Libro del Antepasado:
“Dios me poseyó al inicio de sus obras, desde el principio, antes de la creación.
Ab aeterno fui erigida, al principio, antes de que la Tierra fuera hecha; aún no existían los abismos, y yo ya había sido concebida.
Aún no manaba agua de los manantiales, aún no se elevaban con su pesada mole los montes, aún las colinas no eran para el Sol collares… y yo ya había nacido.
Dios no había hecho todavía la tierra ni los ríos ni las columnas del mundo, y yo ya existía.
Cuando preparaba los cielos, yo estaba presente, cuando con ley inmutable clausuró el abismo bajo la bóveda, cuando fijó arriba la bóveda celeste y colgó de ella las fuentes de las aguas,
cuando al mar le establecía sus confines y daba leyes a las aguas, cuando daba leyes a las aguas de no sobrepasar su límite, cuando echaba los fundamentos de la tierra, yo estaba con Él ordenando todas las cosas.
Siempre alegre jugueteaba ante Él continuamente, jugueteaba en el Universo…”.
Las habéis aplicado a la Sabiduría, pero hablan de Ella: la hermosa Madre, la santa Madre, la Virgen Madre de la Sabiduría, que soy Yo, el que te habla.
He querido que escribieras, como encabezamiento del libro que habla de Ella, el primer verso de este himno, para que fuera confesado y conocido el consuelo y la alegría de Dios;
la razón de la constante, perfecta, íntima alegría de este Dios Uno y Trino que os sostiene y ama.
22.- LA MAGNA OBRA DE LA REDENCIÓN II
LA VIDA VERDADERA = EL AMOR.
Con la Redención, Jesús recuperó todo lo que Adán despilfarró. Y lo más importante entre lo que recuperó, fueron las almas deformes y los espíritus mutilados de su esencia: La capacidad de amar.
Cristo muriendo, ruega por los enemigos de Dios, para que tengan el Perdón y vuelvan a la justicia. Jesús es el restablecedor del orden. El Perdón es Amor. Y es la medicina más amarga, pero más efectiva para empezar a reconstruir el alma.
El Odio ofusca la paz. Y su látigo fustiga sin piedad al hombre, por la violencia contenida en su interior. La felicidad está en Dios, porque Él da la alegría que da la Paz.Él da la continencia para el dominio de las pasiones. Él da la resignación, la paciencia, todas las virtudes que son necesarias.
MARIA ES LA CORREDENTORA
La Madre no es diferente del Hijo. No en la naturaleza humana, sino en la Misión Sobrenatural de la Redención. El Hijo para tocar el ápice del Dolor, debía probar la separación del Padre: en el Getsemaní, sobre la Cruz. Fue el Dolor llevado a la altura y severidad infinitas.
La Madre, para tocar el ápice del Dolor, debía probar la separación del Hijo: en los tres días de la sepultura.
Entonces María estuvo sola. La sostenían solo la Fe, la Esperanza y la Caridad. Pero Él estaba ausente. Fue la espada no configurada, pero traspasante y hurgante en su corazón. No murió porque Dios no quiso.
Pero para la Madre, haber quedado privada del Hijo. ¡Y con qué muerte! De la unión con su Hijo; fue de tal espasmo que sin una gracia especial, hubiese muerto.
En aquella Hora Dolorosísima. En el mar de dolores que fue la vida de la Virgen, consagrada al Supremo Dolor y a la Suprema Alegría desde su concepción. Ella, la Purísima Corredentora, debió dar su ‘Sí’, para completar lo que le faltaba a la Pasión de Jesús.
María es la Corredentora. Por lo tanto siendo todo en Ella inferior solamente a Dios, también su Dolor debía ser cual ningún dolor de criatura humana, alcanzará nunca de ser.
María nació Inmaculada porque fue consagrada a Dios por sus padres, antes de ser concebida y amó como jamás criatura alguna podrá hacerlo. Por ser Corredentora le tocó redimir a la Mujer con su Maternidad Divina.
El Pecado de Eva tuvo varias facetas y todas debían ser reparadas.
María no conoció el Pecado, por eso venció a Satanás y lo sometió bajo su purísimo calcañal.
Por eso mismo encontró la Gracia de Dios que la convirtió en Madre.
Por ser Corredentora junto con Jesús, María conoció el Dolor y el Sufrimiento en grado sumo. Su amor sin límites atrajo la Gracia de Dios que le pidió el sacrificio sin límites. María fue Sacerdotisa y Víctima, junto con su Hijo.
La primera cristiana y la primera mártir en el Camino del Calvario, junto con la Víctima Suprema: su Hijo Jesucristo. Ella se sacrificó como mujer para redimir a la Mujer:
LA DESOBEDIENCIA
María llevada de su amor por Dios, hace voto de virginidad…
Dios le pide ser madre y esposa. Obedece.
Eva buscó el placer, el triunfo, la libertad.
María acepta el Dolor, el Aniquilamiento, la Esclavitud.
Eva dijo ‘NO’ a Dios.
María se convierte en Esclava de Dios.
LA SOBERBIA.
Eva quiso conocer lo que solo era atributo divino.
María se humilló hasta lo profundo y aceptó toda clase de humillaciones.
La Esclava de Dios aceptó sin defenderse y en silencio:
La humillación de la sospecha de José. La mujer siempre presiente lo que su esposo siente por ella. ¿Cómo debió sentirse la Madre que aunque se sabía inocente, NO PODÍA explicar lo que había pasado? Aunque su prometido era un santo, también debía ser probado en la Fe. Y el Evangelio deja entrever el oculto martirio de José.
Las humillaciones de los demás no tan santos. María era prometida, NO esposa. Un embarazo sin boda debió desatar una ola de comentarios muy poco caritativos.
Humillaciones de pobreza en Belén, cuando Jesús nació.
Humillaciones de perseguida por el mandato de Herodes.
Humillaciones en el destierro. En Egipto, las cosas no fueron diferentes al ser ellos extranjeros y perseguidos.
Humillaciones de los parientes y amigos que al ignorar la verdad, tomaban como debilidad materna, la forma de educar a Jesús. Y no la querían mucho al ver la adoración que Ella tributaba a Jesús.
Humillaciones en los tres años del Ministerio de Jesús, por NO haber sabido educarlo. Por permitirle que NO se casara y se pusiera a mantener a su madre viuda, en lugar de andar de alborotador porque, ¡Vaya escándalos que armaba contra los del Sanedrín!
Humillaciones por ser la Madre de un Demente que se creía Dios.
Humillaciones crueles durante la predicación de la Palabra. El Mesías nacería de una Virgen. Los que lo negaron y crucificaron, lo insultaron y fueron los precursores de los que no meditan cuanto amor tiene Dios por su Virgen Santísima y NO respetan su Virginidad.
Y la odian tanto, que no vacilan en blasfemar contra ella con los peores insultos dirigidos contra una mujer.
Humillaciones después de muerto Jesús, al reconocer una pobreza tal, que le impedía comprar un sepulcro y aceptó la caridad de José de Arimatea.
Humillaciones de los que pensaron que había enloquecido de Dolor en el Calvario, al verla sostener que Él Resucitaría.
INCREDULIDAD
Eva no le creyó a Dios. Prefirió la voz del Maligno Seductor y por eso desobedeció.
María padeció durante tres días, el aparente abandono del Padre. Resistió los repetidos ataques de Satanás y fue la ÚNICA que continuó creyendo y esperando la Resurrección. Por eso se completó la Redención.
Si Ella hubiese dudado, hubiese deshecho la Obra de Jesús. Aceptó saber solo lo que Dios quería que supiese, sin preguntar nada. Creyó siempre, sin cuestionar nunca.
LA LUJURIA
Con el voto de virginidad rechazó el placer y cualquier experiencia de los sentidos. La carne fue puesta bajo sus pies, junto con Satanás. La lujuria es glotonería llevada a la voracidad; pues los vicios que no se refrenan siempre conducen a otros peores.
Casto es el que tiene moderación no solo en el cuerpo, sino también en sus afectos y en sus pensamientos. María fue la casta, para borrar las manchas de la carne, del corazón y de la mente.
LA AVARICIA
Eva robó a Dios el primer fruto.
María venció la avaricia de los Primeros Padres, renunciando anticipadamente a su Hijo. Su Dolor de dolores: una madre se siente morir, cuando se ve forzada a renunciar a sus hijos. Su corazón es despedazado y siempre queda aunque sea una fibra que une a la madre a la que la alejan de su hijo.
María dio su Hijo a Dios y luego lo dio a los hombres. En el Calvario dio su ‘Sí’ más doloroso, cuando al llorar por el Hijo que le habían matado, aceptó ser la Madre de los Verdugos de Jesús.
La Madre comparte con el Hijo la naturaleza humana. Carne Divina se formó de la virginal carne de María.
Su misión sobrehumana de la Redención también los unió.
Jesús y María siguen siendo Redentores:
Siguen sufriendo en la Gloria Intangible de los Cielos, por los hombres que los reniegan y los ofenden. A Él en su Sacratísimo Corazón y a Ella en su Corazón Inmaculado.
María es la eterna Parturienta que da a luz con un dolor sin parangón: Ella sabe que de su Dolor engendra hijos, no bienaventurados para el Cielo, sino en una proporción mucho mayor, condenados para el Infierno.
Sabe que alumbra criaturas muertas o destinadas a morir. Muertas porque se niegan a reconocer a Dios y a recibir los Sacramentos que les darían la Salvación.
Ella es el Segundo Cristo
Mientras el Cielo se oscurecía en el Calvario y se rasgaba el Velo del Templo, también se rasgaron sus corazones con la misma herida, al ver el número incontable de almas para las que será inútil la Pasión.
Cristo salva con el Dolor y con la Sangre.
María salva con el Dolor y con las Lágrimas.
Los Dos quisieran salvar a todos con su amor…
Jesucristo una vez que entregó su espíritu en las manos del Padre, entró con su Espíritu Santísimo en el Reino de la Vida, en lugar de Adán que debió ser el primer hombre que entrara a formar parte del Reino Celestial y que por su prevaricación hubo de esperar milenios, para entrar con su espíritu cuando Jesús abrió los Cielos para los muertos en Dios.
Y habrá de esperar muchos milenios más para tener su carne unida al espíritu. Jesús NO.
Jesús fue Resucitado y Exaltado y Dios Padre puso en sus manos traspasadas todo Poder de Juicio, convirtiéndole en Cristo-Juez.
Y solo Él con María hasta ahorita, son los únicos dos que habitan en el cielo en cuerpo y alma. Y son la Prueba innegable de lo que espera a los hijos verdaderos de Dios: la Resurrección de la Carne.
Por eso hay que levantar las frentes enfermas hacia el Cielo para que el Rocío Divino nos bañe, porque estamos enfermos y NO lo sabemos.
Nos hemos dejado besar por Satanás y su lepra está sobre nosotros y en nosotros. Pero el Amor de Jesús… solamente su Amor puede curarnos. No rechacemos su mano que nos busca para atraernos a Él.
¿Nos sentimos tan malos que no creemos posible que Él pueda perdonarnos? ¡Él es tan Bueno! Hubiera perdonado también a Judas si en lugar de suicidarse, hubiese ido bajo la Cruz y le hubiese dicho: ‘¡Perdóname!’…
Hubiera sido el Primer redimido de Jesús, porque él fue el Culpable más Grande. Y sobre él hubiera hecho llover la Sangre de su Corazón, atravesado no tanto por la lanza, cuanto por su traición y nuestras traiciones.
En los últimos Mensajes Dios, nuestro Abba Santísimo nos ha alertado sobre una Gran Persecución que es Inminente y quiere que aceleremos la instrucción que nos prepara para vencer a Satanás en esta Gran Batalla que está iniciando y que culminará con nuestro último combate mortal y personal, para conquistar el Cielo y llegar triunfadores ante el Padre Celestial.
Yo por mi parte lo único que puedo decirles es que cuando conocí esta Bendita Religión y comprendí que nuestro sufrimiento mundano y pagano es TOTALMENTE INÚTIL cuando NO lo ofrecemos con amor a Dios.
Después de mi instrucción como catecúmena y cuando pude constatar que en el INFIERNO, las almas de los condenados sufren TODOS LOS TORMENTOS INFLIGIDOS DURANTE LA PASIÓN SUFRIDA A NUESTRO REDENTOR SANTÍSIMO , SIN PALIATIVOS y con el agravante de que los miembros del cuerpo usados para Ofender a Dios con nuestra vida pagana, son torturados de una manera especial y despiadada por el Odio de Satanás y por sus Demonios.
Que en el PURGATORIO, también sufrimos igual, pero con la Diferencia que en este lugar NO SE ODIA y hay la esperanza de salir conforme aprendemos a Amar expiando las oportunidades que desechamos por estupidez y por orgullo, lo que nos ciega con una Tibieza muy irresponsable y que Lamentamos amargamente; pero ya no podemos hacer NADA, excepto tener una PACIENCIA DE SIGLOS O MILENIOS.
Y que aquí en la Tierra, POR MÁS TERRIBLES QUE SEAN NUESTROS SUFRIMIENTOS, NO SE COMPARAN CON NADA de lo que vivió nuestro Redentor Santísimo, porque cuando estamos siguiendo las Huellas Ensangrentadas de Jesucristo, DIOS ES NUESTRO CIRENEO y DOSIFICA nuestro calvario personal, haciéndolo soportable…
Y a veces hasta olvidándolo completamente, porque su Portentosa Presencia hace que todo lo demás desaparezca y en nuestra Fusión con Él, nuestro espíritu es RAPTADO EN ÉXTASIS, Y ÉL ES EL QUE LUCHA NUESTRO COMBATE Y LO GANA POR NOSOTROS…
Plautina está visiblemente conmovida y calla…
Pero entonces interviene el Apóstol Pedro y completamente ungido por el Espíritu Santo, se manifiesta a través de él, el Padre Celestial y todos son atraídos por aquella Poderosa Presencia que parece irradiar Luz a través de todos los poros de su piel.
Los más crecidos en el Espíritu y que han orado mucho por el Don del Discernimiento, reconocen inmediatamente la inconfundible y extraordinaria Personalidad del Amorosísimo ABBA… Y escuchan extasiados las Palabras llenas de Amor y de Ternura que brotan a través de la garganta del Apóstol, que es un dócil Instrumento en las Manos Divinas…
LOS CORREDENTORES
Queridos hijitos Míos, hoy os quiero hacer una ligera semblanza didáctica sencilla pero entendible sobre el Cielo, el Purgatorio y la Tierra.
El Cielo es vuestro hogar en donde vivís, del cual vivís Conmigo y gozáis aún antes de bajar a servirMe.
El Cielo siempre ha existido. NO tiene principio ni tendrá fin, ya que es parte de Mí, como lo sois también vosotros. El Cielo y su gozo lo constituye Mí Amor.
Cuando el alma decide por propio libre albedrío, bajar a servirMe como Mí Hijo lo hizo, atendiendo una necesidad de Mí Corazón, en la ayuda a sus hermanos y la difusión de Mí Amor como alimento y vida, Yo le concedo el Don de la Vida.
El Don de la Vida es un Don excelso concedido a algunas almas, a las que Yo escojo para bajar a servirMe. NO todas las almas tienen la oportunidad de bajar y el tener el Don de la Vida. Es un honor grandísimo para el alma y un gozo para Mí vuestro Dios, al ver que el alma se ofrece a su Dios en Amor y Sacrificio, para servirMe en la Tierra.
El alma goza en el Cielo antes de bajar, pero podría decirles que su gozo es limitado, según su nivel de creación. El alma que regresa después de su Misión por la Tierra, alcanza niveles superiores de gozo, porque fue escogida por Mí; se donó, se sacrificó por Mí en sus hermanos. NO sucumbió a las tentaciones fortísimas del Mal y regresó triunfante. El gozo del alma triunfante se vuelve superior, porque Yo así premio su donación libre y espontánea, por servir a su Dios.
Mi hijo Pablo, apóstol de Mí Hijo Jesucristo, os habló algo de ésto, al deciros sobre la existencia de “varios Cielos” a los que otra gran santa les llama “moradas”.
Según haya sido vuestro desempeño, con la Misión que os concedí para llevar a cabo sobre la Tierra, podréis alcanzar diferentes niveles de gozo en el Cuelo a vuestro regreso. En todos los niveles, el gozo es total. Pero como sabéis, no es lo mismo llenar hasta el borde, un recipiente grande que uno pequeño.
Si amasteis y os distéis por completo durante vuestra vida por Mí en vuestros hermanos, vuestro “recipiente” vuestra capacidad de gozar en Mí Cielo, será mayor. Si os distéis menos por los demás, para Mí Amor a vuestros hermanos, vuestro gozo será menor. Si casi no os distéis, pero al menos algo pequeñito distéis, el gozo que os dé será casi del mismo nivel que teníais antes de bajar.
El Gozo que os dé en cada nivel será total, de modo que NO podréis envidiar el gozo que tenga un alma en un nivel superior, debido a que Yo colmaré plenamente el “recipiente” vuestra alma, según lo crecida que regrese después de su paso por la Tierra, por haber vivido en el Amor y haberlo dejado en las almas de sus semejantes.
Si distéis mucho amor y alimentasteis correctamente a vuestra alma, ella llegará muy crecida, muy madura en el Amor y ella será colmada, como premio a ésa donación.
Si en cambio NO distéis mucho amor, distéis lo mínimo u os salvasteis por intercesión de otros, NO por méritos propios; vuestra alma llegará pequeña, raquítica, pero aún así la colmaré. Su gozo será pequeño, como pequeño y raquítico fue el amor que dejó en la Tierra. NO podrá desear más, porque no supo amar más y tampoco envidiará a las almas más crecidas y con más gozo, porque NO le podrá “caber más amor” a su recipiente pequeño, a su alma poco crecida.
Esto Mí Hijo os lo ejemplificó con los talentos. Aquella alma rica en talentos, ella admira Mí obra en ella, siente la responsabilidad, pero se dá a sus hermanos y dá todo; por eso “al regresar al amo” o sea, a vuestro regreso a Mí Reino, a vuestro Hogar, Yo le agradezco su buen servicio y le doy más, porque fue fiel en lo poco y ahora le doy mucho más en Mí Reino.
Al que se le dieron menos talentos y también los puso a trabajar, se le dá de la misma forma que al primero y se le premia según su nivel de donación. Pero no así al que aunque se le dio poco y sintió la responsabilidad con su Dios, tuvo miedo y no hizo nada por Mí Reino entre vosotros. A éste NO sólo se le quita lo que se le dió, sino se le reprende y lo que tenía se le dá al que se le dió más, porque es un alma en la que puedo confiar para trabajar en las cosas de Mí Reino.
La Tierra, lugar de la Creación del hombre, sufrió una fuerte caída al cometerse el Pecado Original en ella. Toda la Tierra, Mí Creación, las almas al encarnarse, todo lo creado, sufrió por tal Pecado. La Misión de las almas es la de ayudarMe a conseguir para la Tierra, para Mí Creación, para el hombre, su nivel de perfección en el cuál fue creado. Para daros a conocer la forma “ideal” de hacerlo, os mandé a Mí Único Hijo, Jesucristo para que os enseñara el camino para lograrlo.
Os dio Mis Leyes y Preceptos de Amor. Os dio Mis Enseñanzas y os dejó su Vida en la Sagrada Eucaristía.
El alma baja de la misma forma que bajó Mí Hijo, con una donación total. La diferencia estriba en que la Esencia Divina de Mí Hijo, NO se podía manchar por el Pecado Original. Esto es, porque Soy Yo Mismo, en Mí Segunda Persona y como Dios, Yo tengo todo el Poder y la Gracia Divina para NO mancharMe con algo que es infinitamente más pequeño que Yo: el Pecado Original, causado por la desobediencia de vuestros primeros padres.
El Pecado afectó a la materia creada de la cual tomáis cuerpo y al encarnaros, vuestra alma va a ser afectada en vuestro desenvolvimiento sobre la Tierra.
Si el alma toma del Alimento debido: Oración, Vida de Amor, Eucaristía, esa alma estará fuerte para vencer las insidias del Mal en el campo de batalla. Si el alma no se alimenta bien, esa alma estará muy atacada… Y si NO es vencida, por lo menos muy herida quedará a su regreso a Mí Reino, cuando Yo la mande llamar.
Este campo de batalla –la Tierra- está ahora al mando del Príncipe del Mundo, quien os atacará continuamente para que dejéis Mí Amor y Mis Enseñanzas, además de tratar de haceros caer en la Perdición Eterna para que NO podáis regresar a Mí Reino, vuestro Hogar.
Las almas sufren caídas, quebrantos, éxitos, durante el tiempo de vida que os concedo. Cuando se os termina el tiempo de vida que os concedo para servirMe, os mando llamar a cuentas. Y como Administrador de Mis Bienes, os hago un recuento de vuestra vida y así es cómo en vuestro Juicio Personal se os dará Vida Eterna con el nivel de gozo que lograsteis, según vuestros méritos…
O se os dará Dolor Eterno, si en lugar de trabajar para Mí, en la salvación de vuestros hermanos, en su crecimiento y apoyo espiritual en la lucha, OS VOLVISTEIS INSTRUMENTOS DEL MAL y le servisteis, para matarlos espiritualmente.
El Purgatorio es el “hospital” de las almas heridas en misión. Prácticamente ninguna alma llega sana y limpia a Mí Presencia al final de su vida, todas han sufrido “heridas” y llegan con cicatrices de odios, envidias, rencores, mentiras, caídas mortales de pecados graves que aunque ya fueron perdonados…
Sus pecados tienen que purgar por su mal proceder. El Purgatorio “sanará” todas esas heridas que el Demonio os causó, porque vosotros lo permitisteis en alguna etapa de vuestra vida.
Las almas van al Purgatorio a cerrar heridas, a hacer desaparecer cicatrices profundas. A limpiar y restaurar vuestras vestiduras, para poder entrar a vuestra Casa Eterna como dignos hijos de Rey, quien os recibirá con los brazos abiertos a invitaros al Gozo Eterno.
Hijitos Míos, que esta pequeña explicación os haga reflexionar sobre vuestro paso por la Tierra y tened presente que vuestra misión es algo muy serio para el Cielo.
Os he concedido el Don de la Vida porque fuisteis escogidos por Mí vuestro Dios, para ayudarMe a levantar la Creación al nivel Divino del Principio. He puesto Mí Confianza en cada uno de vosotros, dándoos diferentes Talentos para ser puestos al servicio de la salvación eterna de vuestros hermanos y según los uséis, así será vuestro premio eterno.
Vosotros bajásteis a la Tierra a servirMe y es la GRACIA DE SER OTROS CRISTOS. Esta Gracia es la sublimación de cada alma que baja a la Tierra, es la misión y la vida por excelencia, que debe tener cada alma, porque así se vive en el Cielo y Mi Reino Celestial se debe de vivir en la misma forma, transmitiendo a Mi Hijo en cualquiera de Sus facetas o virtudes.
Viviendo realmente el Amor Celestial como El se los manifestó en todas Sus Obras. La Vida de Mi Hijo se debe manifestar en cada una de las almas que bajan a la Tierra. Cada alma baja impregnada de Mi Amor. Amor que se debe ir desarrollando primero con la ayuda y guía de los padres que os ha tocado tener y posteriormente, con la ayuda interna que cada uno de vosotros deberá escuchar en su interior; para que sea Mi Santo Espíritu el que os lleve a crecer y consumar el Amor Infinito que Yo puse en cada uno de vosotros para el crecimiento y Redención del género humano.
Yo os conozco perfectamente a cada uno de vosotros. Yo os guío a cada uno de vosotros en forma particular. Ninguno es igual a otro y todos necesitáis unos de otros para vuestro buen desarrollo y desenvolvimiento humano y espiritual.
Yo os creé limitados, manteniendo esas necesidades en vosotros y en vuestro prójimo, para que así vivierais en santa humildad, apreciando con ella que sin la ayuda de vuestros hermanos, NO podríais subsistir, NI humanamente ni espiritualmente, por las Enseñanzas que transmito a algunos de vosotros.
He puesto Mi Conocimiento parcialmente en cada uno de vosotros, para que con necesidad humilde os acercarais los unos a los otros. Pero en vez de aceptar con humildad vuestras limitaciones y así pedirlas, os ensoberbecéis con lo que tenéis que es ilimitado y no permitís que aflore de cada uno de vosotros vuestra humildad.
Y preferís comprar a veces con altanería y desprecio, los bienes que vuestro prójimo os puede dar para completar lo que necesitáis. Sólo Mi Hijo ha bajado sin tener la limitación de las Gracias Divinas y TENIÉNDOLAS TODAS, las puso a vuestra disposición para que de ellas os sirvierais para vuestro crecimiento espiritual, para vuestro crecimiento en el Amor.
Se quiso humillar haciéndose pequeño y pobre. Y así enseñaros que hasta Él mismo necesitaba de Su prójimo para subsistir humanamente. Aceptó la ayuda de ricos y pobres y así también de los desprecios de ricos y pobres. Tuvo que trabajar de carpintero, para que con Su trabajo ayudara a otros y con la remuneración de Su trabajo ayudara a Su Familia para la subsistencia diaria.
Quiso aceptar todos los acontecimientos que a diario se Le presentaron y que ahora se os presentan a cada uno de vosotros, tanto humanos como espirituales. Quiso tomar una a una todas las situaciones de la vida para así irlas purificando, santificando y que ellas así se volvieran ocasiones de vida, de crecimiento espiritual, de ocasión de sacrificio y para intercesión por todas las almas y de todos los tiempos.
Os quiso dar ejemplo de aceptación a Mi Voluntad al permanecer oculto, llevando vida normal como de cualquier ciudadano, vida “aparentemente” sin importancia, haciendo cosas normales “sin importancia” para la sociedad. Pero fue una Vida Oculta obediente y vasta para la salvación de todos vosotros, porque El permanecía en Mi en todo momento.
Quiso pasar desapercibido treinta años, como muchos de vosotros pasáis quizá toda vuestra vida, bien desapercibidos para el mundo, pero viviendo profundamente para Mi, haciendo Mi Voluntad. Quiso santificar cada trabajo, cada vida ordinaria o importante, cada momento.
En Su Vida Pública trató a gente de todos niveles sociales y económicos y se hizo uno en cada uno de ellos, menos en los soberbios y en el pecado; pero sí comprendiendo a los pecadores y ayudándolos a salir del Abismo a veces tan profundo en el cuál habían caído por su pecado, que los mismos conciudadanos deploraban y castigaban a veces, hasta mortalmente los que así procedían, como en el caso de la mujer adúltera que iba a ser lapidada.
Mi Hijo bajó a llevar Salvación. Y en la caridad y en la comprensión por conocer vuestra pequeñez y vuestra debilidad, os mostró cómo El mismo fue Tentado por el Maligno y le hizo saber como Su tarea en la tierra dependía de Mí, Su Padre.
Y de ésta forma tomaba fuerza extraordinaria para vencerlo fácilmente en todas las ocasiones en las que se le presentó. Cuando arrojaba a los Demonios, éstos Lo ponían en evidencia ante el Pueblo dándoles a conocer que Él era el Mesías, el Hijo de Dios Altísimo y El en lugar de envanecerse, los hacía callar. La Humildad ante todo. Mi Hijo, Dios en Mí Mismo, el Humilde por excelencia, el Verbo hecho Carne, el Amor vivo entre vosotros.
El os enseñó a través de la vida con Sus discípulos Mis necesidades de salvación, viviendo y enseñando Mi Sabiduría y a la vez acompañada con Prodigios Grandísimos venciendo, hasta lo humanamente imposible: la Muerte.
El os enseñó que viviendo Su Vida, Sus enseñanzas, siempre viéndoMe a Mi primero y a Mi Voluntad, podrían lograr todo. Así se lo confió a Sus discípulos y les dijo: “Id y predicad a todas las naciones y aquellos que Me sigan podrán hacer las mismas cosas que Me han visto hacer y las harán aún mayores.” Este es un privilegio que Mi Hijo os ha dejado y es para todos aquellos que realmente quieran seguir la Vida Divina de Mi Ser Infinito.
Vosotros conocéis la vida de los discípulos cuando, bajando el Espíritu Santo en Pentecostés, los confirma como los verdaderos seguidores de Su Palabra y de Sus Obras. Vosotros conocéis la predicación de cada uno de ellos y los prodigios que realizaban porque se volvieron otros Cristos.
Vosotros conocéis la vida de los santos de vuestra historia que, sin llegar muchos de ellos a tener una vida de tanto trabajo y tanta donación como la tuvo Mi Hijo y luego Sus discípulos, han podido también hacer prodigios grandísimos gracias al volverse otros Cristos en alguna de Sus Virtudes.
Vosotros Mis hijitos sois limitados, NO podéis tener todas las virtudes de Mi Hijo. Pero cada uno de vosotros debe desarrollar la que Mi Santo Espíritu os ha otorgado, haciéndola crecer en humildad, en el servicio desinteresado para con vuestros hermanos, pero interesado en hacer Mi Voluntad.
Esa virtud o virtudes, os llevarán a vuestra santificación y ayudaréis a la santificación de muchos de los vuestros al lograr como muchos lo han logrado, hacer de la virtud o el don que poseen por Mi Gracia, actos heroicos de amor.
Es una misión sublime a la que todos vosotros estáis llamados y que para ello bajasteis a servirMe, la de ser otros Cristos y poner todos vuestros dones y virtudes al servicio Mío y al de vuestros hermanos, para su salvación eterna.
No bajasteis para hacer vida en lo material efímero y egoísta, sino en los bienes espirituales, que os darán Vida Eterna y Amor Infinito por parte de vuestro Dios.
Podéis ser ama de casa o renombrado cirujano; podéis ser uno de Mis hijos que limpia vuestras calles o encumbrado magnate, etc. NINGUNO de vosotros está completo en dones ni en virtudes, porque así lo he querido, para que os deis cuenta de que todos necesitáis de todos y todos necesitáis de Mi.
NO lo he hecho por egoísmo. Lo he hecho para bien vuestro, para que al daros cuenta de vuestras limitaciones, os cuidarais los unos a los otros, creciendo en Amor y en Servicio mutuo y para el buen desarrollo de vuestro Mundo.
Entended hijitos Míos, que hasta que NO os deis perfecta cuenta de que si no vivís como Mi Hijo os enseñó, hasta que NO Os volváis otros Cristos según los dones obtenidos en cada uno de vosotros, MI Reino NO se podrá dar sobre la Tierra.
Vosotros deberéis daros cuenta de que debéis cambiar personalmente, aceptando vuestras limitaciones con humildad. Al veros limitados y humildes Me pediréis que Yo venga a vivir libremente en vosotros y ASÍ ES como se dará el cambio favorable, cambio que ya muchos ansían y así terminar con la Maldad que ahora cubre a vuestro mundo.
Dejad que la luz, Mi Luz, que habita en vosotros, aflore y empiece a encender corazones. Que vuestro trato de Amor hacia los demás deje vivir a Mi Hijo en vuestros actos diarios y por consiguiente, se empiece a destruir el Odio y la Maldad que ahora vive entre vosotros.
Dad Luz de Amor, Mi Presencia viva en vosotros a vuestros semejantes y Ayudadme a hacer nacer nuevos Cristos, después de permitir que en vosotros sea Él el que os habite.
TraedMe almas. Levantad pecadores con vuestra comprensión y ayuda espiritual, como Mi Hijo lo hacía. Preparad Mi Reino entre vosotros apartando Miedos y Egoísmo personal.
¿Acaso le teméis a la luz del día? ¿Acaso le teméis al Amor sincero y verdadero? ¿Acaso no queréis caminar por vuestras calles con confianza y alegría al existir paz y amor entre vuestros semejantes? ¿Acaso NO queréis tener trato directo con vuestro Dios y Señor?
¿Acaso NO queréis vivir vida de amor fraternal desinteresado en bienes materiales e interesado en el crecimiento de las potencialidades espirituales que Yo os dí?
“Vosotros podréis lograr todo lo que Me visteis hacer y lo haréis MAYOR; cuando por fin queráis venir en pos de Mi”, os dijo Mi Hijo Jesucristo y LO RESPALDO YO, Su Padre y Dios vuestro.
Haced la prueba y Me veréis en los resultados. Actuad con amor verdadero y desinteresado para con vuestra persona, sólo viéndome a Mi y a los intereses de superación espiritual que deis a vuestros hermanos y os aseguro que podréis lograr todo.
El Tiempo es corto y tampoco sabéis cuándo os he de llamar a cuentas. Así que Reparad vuestro camino pasado y emprended ya desde ahora un Nuevo Camino basado en Mis Leyes y en Mí Amor.
Yo Soy el Buen Dios que perdona todo un pasado lleno de Maldad y al olvidarlo os da la oportunidad de ganaros un buen lugar en Mí Reino, vuestro Hogar de Siempre.
Yo os Bendigo en Mi Santísimo Nombre, en el del Amor Redentor de Mi Hijo y en el del Amor y Vivificador de Mi Santo Espíritu.
Acudid a la Guía Materna de vuestra Madre Santísima para que os lleve a alcanzar la plenitud del Amor y de Mi Hijo Amado.
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONÓCELA
N97 ¡¡¡MI OBRA MAESTRA!!!
El alma que nace a la Gracia, su corazón es como un pesebre donde renace Jesús. Y el alma que se mantiene en la Gracia, es piedra viva de la Esposa de Cristo: la Iglesia. Y para ella es el Cántico del Emmanuel…
25 de Diciembre de 2015
La Paz sea contigo. ¡Es tu Señor Quien te habla y es por Mi Gloria que Me estoy revelando a ti 1 y a tu sociedad! Ven, ven y cántame una canción.
No sé cantar, Señor.
¿No sabes cantar? Entonces déjame que escriba contigo la letra de una canción. Y aunque sólo la leas de corazón, su entonación se convertirá en una melodía para Mis Oídos. Escribe:
¡Emmanuel ven, ven Mi Amado, ven y revive mi alma, ven y dota mi alma de vida!
Oh Amado del Padre, he abierto la puerta de mi corazón.
¿Tendré que esperar mucho hasta que entres en mis habitaciones?
Tu mero paso por mi corazón dejará tras de sí una estela de la fragancia más delicada de Tu perfume, porque Tu Amor remediará mi lastimosa alma.
Espíritu de Amor, concédeme tan sólo mi parte de Tu Amor.
¡Emmanuel ven, ven Perfecto mío, ven y arrebata mi alma, o si no el desamparo se apoderará de mi miserable corazón!
Oh Amado del Padre, ¡qué Hermoso eres! Hijo del Altísimo, ¿Quién es como Tú?
Ven y llévame en Tus Huellas, tomaremos juntos el camino, seguiremos las señales dejadas por la Mano de Tu Padre, que conducen a Su Jardín de Delicias.
Nosotros, Amado mío, con un solo corazón y una sola mente seguiremos la senda dulcemente perfumada que Tu Padre preparó para mí.
Para animarme, Él ha cubierto mi camino con zafiros. Y para darme confianza, Él ha firmado Su Santo Nombre con óleo, completamente sobre mí.
Oh Amado del Padre, Tú, cuyas Manos todavía están goteando con Mirra pura desde Tu Resurrección,
ven y arrebata mi alma con una sola de Tus miradas, suficientes para mí para mantener mi alma tranquila y quieta, que me bastan para alegrar mis ojos en Tu Presencia.
Aliento de mi jardín, Fuente de mi alma, Manantial de Sublime Amor, del todo Adorable y Santo, de quien procede toda fecundidad,
derrama Tu Espíritu sobre toda la humanidad, despliega Tu Gran Amor en el Cielo y sobre la tierra.
Oh, Amado del Padre, Tú eres plenamente Hermoso,
¿A qué puedo compararte, Vida mía?
A una columna de incienso, a un rayo de Luz resplandeciente, a un aliento de mirra pura.
Tu Presencia, Señor, se yergue majestuosamente frente a mí,
Y -¡Ah!- como si yo misma fuera una reina, Tú me levantas para abrazar mi alma, susurrando delicadamente Tu Amor en mi oído:
“Paloma Mía, estoy enfermo de amor por ti. Vengo del Cielo más alto a visitarte. He dejado de lado Mi Corona y descendí de Mi Trono, No tardaré.
Sólo un poco más, un poquito más, y la prohibición será levantada.
Te renovaré y te devolveré tu Divinidad.
Amada Mía, daré agua del pozo de la Vida, gratis para ti, que estás sedienta de Mi Amor.
Tu Rey no reposará, nada en absoluto, amada de Mi Espíritu, hasta que Le permitas sellar sobre tu corazón Su Divino Beso, un Beso de Su Boca. 2
¿No te has dado cuenta cómo el sol se oscurece cada vez que dudas de Mi Amor?
Acércate a Mí, alma queridísima, y derramaré sobre ti incontables tesoros de Mi Sagrado Corazón.
Sólo para ti los he guardado, para volver tu alma bella como en primavera,
y convertirla en una torre de marfil, un Cielo sólo para Mí.
¿No te has dado cuenta cómo te he injertado en Mí? Déjame escuchar otra vez tu voz…”
Qué espléndido eres, el Ungido, Cordero de Sacrificio de Dios, rodeado por Tus ángeles y todos los santos.
El Irresistible, Reflejo del Padre, Luz tres veces santa, Uno en Tres, Tres en Una Luz, más brillante que mil soles,
¿Cómo he sido considerada digna de ver al Hijo y en el Hijo al Padre?
“¿No has escuchado, paloma Mía, que los humildes se alegrarán en Mí, y que los más pobres exultarán en Mi Presencia?
¿No te has dado cuenta de la debilidad que tengo por los desgraciados, y de cómo Me complazco en instruir a los pobres?”
¡Dios mío, Dios mío! ¿Quién es ésta que se eleva como la aurora, ecuánime en el crepúsculo como la estrella de la mañana?
¿Quién es ésta más bella que la luna, adornada con el sol y una Puerta abierta de par en par en Su Corazón?
“Es la Reina del Cielo.
Es Mi Madre y Tu Madre,
la más hermosa de las mujeres,
bella como el Cielo,
radiante como Mi Gloria,
única en Su Perfección,
la Delicia de Mi Alma.
Es la Mujer con las doce estrellas sobre Su Cabeza como corona,
el Vaso de Mi Gloria, un reflejo de Mi Eterna Luz.
Ella es aquella cuya Presencia en Mis Cortes brilla más que todas las constelaciones juntas.
Ella es el Vaso de la Luz Verdadera, la Palabra hecha carne y que vivió entre ustedes.
Ella es Gracia en la Gracia y la más Dulce Canción de los salmistas.
Ella es Mi Tema de Alegría, Mi Honor y Mi Orgullo,
Ella es la Puerta del Cielo, La que muestra a Sus hijos cómo entrar en Mi Reino.
ELLA ES MI OBRA MAESTRA
Ella es la Consoladora de su Consolador, Corredentora de su Redentor, la Esposa de Mi Santo Espíritu.
Hija, no descansaré hasta que te lleve a ti también a la Casa de Mi Madre,
a la Habitación de Aquella que Me concibió, para revelarte también a ti Su Belleza.
Entonces, todos los misterios que te parecían como un pozo de enigmas,
repentinamente, como el estruendo de un rayo, se te revelarán también a ti, amada Mía,
Y comprenderás porqué la Mujer vestida de Sol desciende ahora de Mis Cortes a todos ustedes, en un momento tan oscuro.
Deja que tus ojos, paloma Mía, estén fijos hacia delante, que tu mirada permanezca recta ante ti.
Por la Senda que caminé, volveré, amor Mío. Vendré y cuidaré de Mi Viña Yo Mismo.
Emmanuel estará con ustedes “
¿Te gusta?
¡Mucho!
Entonces, bendíceme, alábame y ámame…
Que Tu Nombre sea bendito y alabado.
Que el Amor nos enseñe a amarle.
Que aprendamos a buscarte en la sencillez de corazón.
Que Tu Santo Espíritu llene todo el mundo.
Que ninguna de Tus flores se marchite,
sino haz que todas ellas florezcan con una delicada fragancia
para glorificarte, ¡Oh Santo de los Santos!
1 Muchas veces, el Señor me hace desaparecer mostrándose a Sí Mismo a la gente en mi lugar 2 Cantar de los Cantares 1,1
DICIEMBRE 28 DE 2015 – 8:20 A.M.
Hijitos de mi Corazón, la Paz de mi Señor esté con todos vosotros.
Pequeños, cada vez están más cerca los días de la Gran Prueba y qué tristeza que la inmensa mayoría de mis hijitos, no saben lo que está por llegar…
Andan como potrillos desbocados en pos del pecado. Unos lo toman en charla, otros dudan y se muestran escépticos…
Y la inmensa mayoría no creen en una realidad que está por llegar.
Sólo una pequeña minoría acoge los mensajes y pone en práctica las directivas del Cielo.
Los hijos de la Oscuridad siguen siendo más listos que los hijos de la Luz, porque llevan mucho tiempo preparándose para darle la bienvenida a su falso mesías…
Mientras los hijos de Dios están aletargados y muchos no saben, ni creen, que está próxima la Segunda Venida de mi Hijo. ¡Cuánto sufro con todo esto! La fe cada día languidece más y más y los Mensajes del Cielo no son escuchados.
Hijitos, una vez más os digo: está cerca vuestro paso por la Eternidad, ¿Qué estáis esperando para poner vuestras cuentas en orden?. Acordaos que muchos no vais a resistir esta Prueba y si vivís en pecado en este mundo, correréis el riesgo de perderos eternamente.
Mi Corazón de Madre de la humanidad, sufre al ver perderse tantas almas de jóvenes. Miles y miles caen en el Averno todos los días de vuestro tiempo y el Cielo no puede hacer nada por ellos, porque han renegado de Dios y se han apartado de Él.
La falta de amor está llevando a la Muerte Eterna a muchos de mis jóvenes; mi adversario se deleita con la pérdida de la juventud.
Hijitos, la crisis familiar va en aumento. La inmensa mayoría de las parejas jóvenes ya no contraen matrimonio por la Iglesia Católica; sino que prefieren vivir en fornicación, sin compromiso, ni fidelidad.
Llegan los hijos y un gran número de estos niños son rechazados por uno de sus padres. Criaturas carentes de amor que van creciendo sin valores. Niños tristes y rebeldes que van formándose sin el conocimiento de Dios…
Llegan a la juventud con todas estas carencias afectivas y espirituales… Y es ahí cuando muchos eligen la mala vida que los conduce a los vicios, la maldad, la oscuridad y la muerte eterna.
Este mundo hijitos está lisiado por falta de amor. Y es la falta de amor la que está llevando a las sociedades a una decadencia moral, social y espiritual.
El Amor es vida y la vida proviene de Dios que es el Perfecto Amor. Todo gira en torno al amor y por amor fuisteis creados. Si os apartáis de él, seréis frutos muertos.
Volved a Dios hijitos, que ES la Vida, que lo es TODO. No sigáis caminando como sombras errantes. Mirad que está cerca la hora de la Justicia Divina y muchos vais a perecer por falta de conocimiento.
El Aviso de mi Padre está llegando y va a coger a muchos sin estar preparados.
Os pregunto: ¿Cuándo estéis en la eternidad, qué le responderéis al Tribunal Supremo?
Hijitos, el mundo ya está atribulado, sólo falta que llegue el día de la Gran Misericordia, para que todo se cumpla como está escrito.
Enderezad vuestro caminar hijitos rebeldes, no sigáis dándole la espalda al Dios de la Vida; porque de seguir como vais, vuestras almas se van a perder al paso de la Justicia Divina.
Como Madre de la humanidad, intercedo por todos vosotros y muy especialmente por todos aquellos que están más apartados de Dios.
Quiero rescataros de la Muerte Eterna mis pequeños rebeldes. Pero no puedo hacer nada si vosotros continuáis apartados de Dios y os negáis volver a Él.
Acogeos al año de la Misericordia Divina, para que recibáis las gracias del perdón y podáis volver al redil de mi Amado Hijo.
Os estoy esperando hijitos rebeldes.
No me cansaré de rogar e interceder por vosotros, porque os amo y no quiero veros morir eternamente.
Desgarrad hijitos vuestros corazones, porque se acerca el regreso triunfal de mi Hijo.
Vuestra Madre, María Rosa Mística.
Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad.
Diciembre 22 de 2015 – 8:35 a.m.
LLAMADO DEL PADRE PÍO DE PIETRELCINA A LOS HIJOS DE DIOS
Se acerca otra Navidad y sólo los hombres de buena voluntad saben lo que esto representa: el nacimiento espiritual de Dios en sus corazones.
La inmensa mayoría de la humanidad dedica estos días a la fiesta, el derroche y el pecado, sin darse cuenta que la Navidad es tiempo de servicio, amor, perdón y entrega a los más necesitados.
¡Cuánto dinero se malgasta en este tiempo en cosas innecesarias, cuando la inmensa mayoría se debate en la pobreza y un gran número de seres humanos no tiene ni lo necesario para subsistir!
¡Millones de niños todos los días en los países pobres mueren de desnutrición, ante la indiferencia de tantos! ¡Violencia, desigualdad e indiferencia, que claman justicia al Cielo de parte de los más necesitados!
Hermanos, retomad la senda de la salvación y no malgastéis más vuestro tiempo en las vanidades de este mundo.
Se os está acercando el día de la Gran Misericordia y la inmensa mayoría de esta humanidad, aún sigue caminando en la maldad y el pecado.
El Cielo está muy triste con esta humanidad de estos últimos tiempos. Nuestra Señora, los Seres Angélicos y nosotras las Almas Bienaventuradas, permanecemos en completa alabanza y Adoración al Padre Celestial.
Nuestra oración, alabanza, adoración y súplica, son un clamor general en el Cielo.
Pedimos al Padre por la conversión y salvación de esta humanidad.
Hermanos, no dudéis en llamarme, cuando os sintáis atacados por el Maligno, decid así:
“Padre Celestial, por la intercesión de tu Siervo San Pío de Pietrelcina, te rogamos nos libres de toda asechanza del Maligno. ¡San Pío de Pietrelcina, venid en nuestro auxilio y por la gracia de Dios, líbranos del Mal y del Maligno!” Amén.
Quiero ser también para vosotros mis devotos un guía espiritual. No temáis en invocarme.
Estoy a vuestro servicio para daros toda mi asistencia y ayuda espiritual.
MI buen Dios me ha concedido la gracia de poder estar con vosotros espiritualmente en este tiempo,
para ayudaros y asistiros en el combate espiritual de cada día.
Pedid mucho discernimiento al Santo Espíritu y probad los espíritus, porque aquel que niegue a Jesucristo como el Hijo de Dios, no es de la Luz, sino de la Oscuridad.
Leed y meditad la Santa Palabra de Dios, para que podáis discernir los Signos y Señales de estos Tiempos…
Y no seáis engañados por la jauría de lobos que ya andan dispersos buscando a quién engañar y hacer perder.
El espíritu de engaño os ronda hijos míos, por eso debéis de estar preparados y tener conocimiento de la Palabra de Dios, para que podáis caminar en la verdad que os hará libres.
Poned en práctica el Santo Decálogo de Dios y mirad en qué habéis pecado, para que corráis a confesaros.
Os digo esto, porque en estos tiempos de tanta oscuridad, maldad y pecado, estáis muy propensos a caer en las trampas del demonio; pues bien sabéis que los ataques del Enemigo del alma se han intensificado y buscan hacer perder el mayor número de almas.
Los pecados de pensamiento, palabra, obra y omisión, se van volviendo faltas graves y debéis de tenerlos en cuenta para hacer una buena confesión.
Acogeos pues a la misericordia del Padre y no sigáis ofendiendo a nuestro buen Dios, para que podáis alcanzar el gozo de la vida eterna.
Vuestro Servidor, Fray Pío de Pietrelcina.
Diciembre 15 de 2015 – 2:10 P.M.
LLAMADO URGENTE DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL AL PUEBLO DE DIOS
Gloria a Dios, Gloria a Dios, Gloria a Dios, Aleluya, Aleluya, Aleluya.
Que la paz del Altísimo esté con todos vosotros, hombres de buena voluntad.
Estad lista y preparada milicia terrenal, porque las Trompetas están por sonar, os anunciarán que vuestro paso por la Eternidad está llegando.
Por espacio de Siete Días sonarán y junto con la Cruz Gloriosa, serán las últimas señales que mi Padre os dará para que estéis listos a la llegada del Aviso.
Mortales, ya está cerca el día en que vuestras almas, pasarán por la eternidad. Corred a poner vuestras cuentas en orden; no lo dejéis para el último momento, porque bien sabéis que el tiempo ya no es tiempo.
Os recuerdo Rebaño de mi Padre, que la paz de los hombres está por terminarse. La Guerra está llegando y con ella la Tribulación.
El Aviso de mi Padre no vendrá en tiempo de paz, sino cuando más atribulada esté la humanidad y la creación… Y esto está por darse.
Por eso os estoy exhortando fraternalmente para que no dilatéis más vuestra confesión de vida. Cuanto antes acercaos al confesionario y no tengáis miedo. Haced un buen examen de conciencia y confesadlo todo sin temor al Sacerdote, para que podáis recibir el perdón y misericordia de mi Padre.
Simiente de mi Padre, el mundo está próximo a entrar en Tribulación; la Guerra se acerca para las naciones y con ella la gran Batalla Espiritual por la salvación de vuestras almas.
Serán los ejércitos del Adversario y su milicia aquí en la tierra, los que den comienzo al Gran Armagedón.
No descuidéis la oración; orad a todo instante y haced oración combativa; atando y encadenando las fuerzas del mal, para que podáis repeler los ataques del Maligno.
LA BATALLA ESPIRITUAL YA COMENZÓ EN VUESTRA MENTE
Haced mi exorcismo y el Conjuro de los Ángeles, para que permanezcáis en victoria. Limpiad vuestros hogares de toda contaminación espiritual, haciendo mi exorcismo o el Salmo 18, después del rezo del Santo Rosario a nuestra Señora y Reina.
Asperjad con agua exorcizada todos los rincones de vuestro hogar a medida que vais haciendo la oración del exorcismo o el salmo 18.
Tomad Sacramentales: agua, sal y aceite, debidamente bendecidos o exorcizados preferiblemente; para que limpiéis vuestro cuerpo de toda contaminación, porque mi Adversario y sus instrumentos del Mal lo están contaminando todo, a través de la Nueva Era.
Hermanos, está próxima a salir al mercado una nueva tecnología, que estará al servicio del Adversario. Viene con un microchip, el cual tiene el ojo de Horus, que es el ojo de Satanás
Que todo lo verá y controlará en la vida y en los hogares de aquellos que compren esta tecnología.
Esta tecnología, controlará la mente de todos aquellos que la utilicen a través de bajas frecuencias y ultrasonidos se afectarán las ondas cerebrales, haciendo de quien la use un conejillo de indias.
Van a manipular la voluntad humana, inyectando en el subconsciente mensajes subliminales que alejarán de Dios a esta humanidad ingrata y pecadora.
Así se robarán muchas almas. Los valores morales y espirituales se perderán. El caos y la desesperación, se apoderarán de muchos, llevándolos a la muerte espiritual.
Absteneos pues Pueblo de Dios de comprar la tecnología de muerte que se hará llamar: “El Gran Hermano”.
Porque todo lo que busca esta tecnología no es otra cosa que alejar la humanidad de Dios y destruir la vida y la familia de quien la use.
La marca de la Bestia, el microchip, ya está listo para ser implantado en la humanidad.
Después de la Guerra comenzará el Nuevo Orden Mundial y con él la implantación global de la marca o Sello de la Bestia. Todo ya está listo para que comience el último reinado del Anticristo.
Pero antes de que esto suceda, vendrá el Aviso de mi Padre que preparará a su Pueblo para esos días de Tribulación. El tiempo del Aviso se ha acortado por la maldad y pecado en que se encuentra esta humanidad.
Las Señales del Cielo se han intensificado para que podáis discernir la proximidad de este Gran Acontecimiento que cambiará vuestra vida y os preparará para el Gran Armagedón.
¡Rebaño de mi Padre, luchad por el Reino de Dios y allanad su Próxima Venida!
Que la paz del Altísimo permanezca en vosotros. Vuestro Hermano y Servidor: Miguel Arcángel.
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R17.- PRESENCIA DE DIOS, SERENIDAD Y DIVINA VOLUNTAD
Pasos:
1. Santo Rosario, meditado y con las letanías. 2. Meditación del día y una virtud. 3. Coronilla de protección. 4. Letanías al Inmaculado Corazón. 5. Oración final. 6. Consagración
33 DIAS, SIN INTERRUPCION
EN GRACIA
EUCARISTIA DIARIA
ROSARIUM Signum Crucis:
Per signum Crucis de inimicis nostris libera nos, Deus noster. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen
SANTO ROSARIO con las letanías. Gozosos: Los días Lunes y Sábados. Dolorosos: Los días Martes y Viernes. Luminosos: Los Jueves. Gloriosos: Los días Miércoles y Domingos
JACULATORIA DESPUES DE CADA MISTERIO:
Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores, por el Santo Padre y en reparación de las injurias hechas al Inmaculado Corazón de maría. Jesús, perdónanos nuestras culpas, presérvanos del fuego del infierno. Lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia. Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo y os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente, os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido; por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.
Oh María Madre mía, sé nuestro amparo y protección en estos días de purificación. Corazones de Jesús, María y José, dadnos la salvación y llevadnos a la gloria del Padre. Amén.
MEDITACIÓN DE LOS 33 DÍAS
DÉCIMO SÉPTIMO DÍA
CONVERTÍOS Y VOLVED AL SEÑOR
Carísimos hijos: convertíos y volved al Señor. Es el único camino que os lleva a la salvación, los demás caminos son mero espejismo, falso ilusionismo. El Señor os ha dado plena libertad, albedrío. Él no obliga a nadie a seguirle, sólo os muestra su mensaje liberador. Os da unas pautas para que os salvéis.
Unas enseñanzas que las encontráis en las Sagradas Escrituras. Libro Santo en el que meditaron las almas que ahora gozan de la visión beatífica de Dios. Libro Santo que os sacará de vuestra ignorancia espiritual. Libro Santo que debéis llevar escrito en vuestro pensamiento y en vuestro corazón. Libro Santo que habrá de ser vuestra consigna, vuestro manual de vida.
Convertíos y volved al Señor: comprended que no hay otra opción. El mundo camina en dirección opuesta a los valores del Evangelio. El mundo está paganizado porque el Dios Verdadero ha dejado de ser adorado y glorificado. Ha sido cambiado por falsos dioses.
Dioses creados por el mismo hombre. Dioses con pensamientos distintos a los de Jesús. Dioses que llevan a dar culto a Satanás; dioses que encaminan a las almas por caminos amplios y espaciosos, caminos que abren las puertas del Infierno.
Convertíos y volved al Señor: no aplacéis más vuestra decisión. Decidle: sí a Jesús e id a purificar vuestro corazón en los Ríos de la Gracia. Él os perdonará, os contará entre sus elegidos.
Convertíos y volved al Señor: aceptad hoy mismo mi invitación. Despojaos de vuestras viejas vestiduras y vestíos con nuevos ropajes; ropajes que os harán lucir como príncipes o princesas porque sois hijos del Rey.
Convertíos y volved al Señor: soltaos de los lazos opresores del adversario. Experimentad la libertad y dicha verdadera. El pecado produce turbación de espíritu. Estar en gracia es vivir en completa paz, aún, en medio de las vicisitudes de la vida; porque la cruz no os podrá faltar. Es necesaria para vuestra purificación y salvación.
Convertíos y volved al Señor: Satanás se reviste de ángel de luz para engañar o tentar y seducir. Ya es hora de que os acojáis a la misericordia infinita de Jesús. No esperéis que la humanidad sienta la justa cólera de Dios.
Convertíos y volved al Señor. Cada vez os queda menos tiempo. Pronto se dará el Juicio de las Naciones. No seáis de aquellas almas que tuvieron muchísimas oportunidades de salvacion y no las supieron apreciar. Y ahora sufren los más terribles tormentos en el Infierno.
Convertíos y volved al Señor: estáis viviendo tiempos borrascosos. El enemigo os asecha porque sabe perfectamente que le queda poco tiempo. Sabe muy bien que pronto su cabeza será aplastada por la mujer vestida de sol.
Convertíos y volved al Señor: no os entretengáis en las obras de las tinieblas. Os llegó el momento de despertar. Estáis en los tiempos de la tribulación y de la justicia. Debéis estar en estado de gracia. Dejad ya vuestro pecado, reconciliaos con Dios. El poco tiempo que os queda, pasadlo en oración y reparación; porque la gran prueba está a punto de comenzar. LOS DOLORES DE PARTO YA HAN DADO INICIO.
Convertíos y volved al Señor: discernid los tiempos. La higuera pronto florecerá y echará frutos.
Convertíos y volved al Señor: que no os pase como en los tiempos de Noé: nadie le escuchó y por eso perecieron.
Convertíos y volved al Señor: atended a los anuncios de los profetas y creed que el Segundo Advenimiento de Jesús está muy próximo. La Nueva Jerusalén pronto abrirá sus puertas.
Convertíos y volved al Señor: muy pronto llegará el momento que teniendo oro o plata, nada podréis comprar. Sólo los marcados con el número de la bestia.
Convertíos y volved al Señor: pronto os llegará un gobierno mundial. Gobierno que unificará la economía, la política y la religión en una sola. Gobierno que convertirá cada país en una cárcel; porque ya no podréis entrar o salir libremente.
Convertíos y volved al Señor: el tirano pronto se mostrará al mundo entero. La silla de San Pedro estará vacía. Pronto veréis dos Papas como en el tiempo de Aviñón: un Papa verdadero y otro falso. No os dejéis confundir, estad alerta. Permaneced fieles a la sana doctrina y a la tradición.
Refugiaos en mi Inmaculado Corazón mediante la consagración, para que forméis parte de las filas del Ejército Victorioso. Confiad siempre en la misericordia de Dios. ÉL DEFENDERÁ A LOS JUSTOS.
El resto fiel de la Iglesia será escondido bajo los pliegues de mi Sagrado Manto, para que el adversario no os descubra.
Virtud de la Presencia de Dios.
Dios habita en los corazones puros, corazones que no tienen manchas, arrugas; corazones con olor a santidad. Corazones empapados de Cielo.
Las almas que viven en pecado alejan de sus corazones a Dios, se pierden de sus gracias. Son almas que no le encuentran sentido a la vida. Son almas que divagan de un lado para otro buscando la paz, el sosiego.
Dios hace Presencia en los corazones acrisolados, refinados.
Dios hace Presencia en los corazones que frecuentan los Sacramentos; corazones que buscan el alimento que da vida eterna.
Dios hace Presencia en el cielo tapizado de estrellas.
Dios hace Presencia en la hermosura del jardín, jardín con muchísimas rosas, rosas de vivísimos colores que recrean vuestra vista. Rosas de profusos aromas que os eclipsan de amor por la exquisitez de su perfume.
Dios hace Presencia en el aire. Aire que cala muy dentro de vuestro ser y os acaricia, os mima.
Dios hace Presencia en todas las obras talladas y trabajadas laboriosamente para que os admiréis de su belleza y perfección.
Dios hace Presencia en vuestro corazón; corazón que palpita, vibra porque estáis vivos.
Dios hace Presencia en el Tabernáculo del Amor, Mansión del Cielo en la tierra con muchísimas gracias.
Dios hace Presencia en el hombre de corazón limpio; corazón que evita caer en pecado porque sabe que es ruptura, pérdida a la filiación divina.
Dios hace Presencia en el alma que sabe amar. Alma que se dona a los demás sin esperar recompensa.
Dios hace Presencia en la quietud del arroyo, arroyo que armoniza vuestro espíritu.
Dios hace Presencia en el alma que ha hecho ruptura con el mundo. Alma que con sus pies pisa la tierra; pero su corazón está adherido al Cielo.
Dios hace Presencia en el alma que mortifica sus sentidos; para con ellos rendirle gloria, alabanza.
DÉCIMO OCTAVO DÍA
SÓLO OS QUEDA ORAR Y REPARAR
Hijos míos: os he estado recordando por última vez algunos de los mensajes que he dado en varias partes del mundo, como en la Salette, Akita, Garabandal, Fátima y a mi hijo predilecto Stefano Gobbi entre otros.
Pero mis palabras no han sido del todo escuchadas. Sólo los corazones sencillos las acogen, las guardan con recelo como perlas finas, como tesoros del Cielo.
Cuánto deseo que la humanidad entera abriera sus ojos a la realidad de los acontecimientos. Acontecimientos que demuestran que estáis en el Final de los Tiempos, el Libro del Apocalipsis va en la mitad del camino.
Cuanto deseo que la humanidad entera estuviera atenta y preparada al Retorno glorioso de Cristo. Que despierte de su somnolencia espiritual e inicie de inmediato un proceso de conversión perfecta y transformadora.
Cuánto deseo que la humanidad entera atendiera a la voz de los profetas. Profetas que en este final de los tiempos están allanando caminos como San Juan Bautista, porque la Segunda Venida del Mesías está muy próxima.
Cuánto deseo que la humanidad entera comprendiera que la Iglesia pronto llegará al Viernes Santo.
Viernes Santo que la purificará, la probará hasta que brille en su máximo esplendor.
Cuánto deseo que la humanidad entera se consagrara a mi Inmaculado Corazón y formase parte de mi Ejército Victorioso. Ejército que verá el triunfo de los Sagrados Corazones Unidos y Traspasados.
Cuánto deseo que la humanidad entera se uniera al Apostolado de Reparación. Apostolado que menguará las fuerzas del Adversario. Apostolado que adelantará el triunfo de los Sacratísimos Corazones. Apostolado que abrirá las puertas de la Nueva Jerusalén. Apostolado que extinguirá las densas capas de oscuridad que cubren la tierra.
Cuánto deseo que la humanidad entera hiciese muchísimos actos de reparación; actos que merman la justa cólera de Dios. Actos que abrevian, aún más, el tiempo porque los hombres corren alto riesgo de perderse.
Cuánto deseo que la humanidad entera sienta la necesidad de visitar el Santísimo Sacramento, porción del Cielo en la que habita Jesús. Porción del Cielo poco frecuentado y visitado. Porción del Cielo muchas veces profanada.
Cuánto deseo que la humanidad entera no dudara más de mis apariciones, de las manifestaciones del Cielo. Entended que este es el tiempo de María y del Espíritu Santo.
Cuánto deseo que la humanidad entera compartiera al pie de la cruz, los sufrimientos de mi Hijo Jesús; porque son muchos los hombres que hieren su Sagrado Cuerpo con el pecado.
Cuánto deseo que la humanidad entera entendiera que la hora de la Gran Prueba ha llegado; porque son muchos los errores que se están difundiendo. Muchos pastores no están atentos a los lobos vestidos de corderos; lobos que se han introducido en la Iglesia para llevarla a la destrucción.
Cuánto deseo que la humanidad entera rezara por la salvación del mundo; mundo que ha tocado el fondo de la perdición y de la impiedad extrema.
Cuánto deseo que la humanidad entera contribuyese al triunfo de la Divina Voluntad, viviendo en estado de gracia, haciendo siempre lo que Jesús os diga.
Cuanto deseo que la humanidad entera encontrase en mi Inmaculado Corazón, un refugio seguro en este tiempo de Tribulación y de Justicia.
Cuánto deseo que la humanidad entera se preparara en oración, ayuno, mortificación y penitencia; porque la gran crisis de la Iglesia se avecina.
Pronto entrará en la agonía y pasión más dolorosa. Pronto será abandonada por muchos de mis hijos.
Pronto será teñida de rojo por la sangre que derramarán algunos de mis hijos predilectos y algunos laicos fieles a la doctrina predicada por Jesús.
Pronto el castigo azotará a este mundo pagano, mundo sin ley y sin Dios. Pronto la tierra será purificada por una lluvia de fuego. Tierra que será completamente renovada para así, recibir al Rey del más alto linaje vestido de resplandor y de gloria.
Cuánto deseo que estos mis últimos mensajes, se difundan por todo el mundo. Es el último llamado angustioso para toda la humanidad. Son las últimas advertencias para este tiempo de Tribulación y de Justicia. El tiempo se os acaba, los dolores de parto ya han comenzado. El hijo de la perdición se prepara para tomar la silla de Pedro que dentro de poco estará vacía, sólo os queda orar y reparar.
Virtud de la serenidad
Mi Inmaculado Corazón conservó la serenidad en cada una de las etapas de mi vida, aún, en las escenas más dolorosas de la Sagrada Pasión de mi Hijo Jesús.
Conservé siempre la calma; porque cuando se deja perder esta virtud se anida en el corazón la impaciencia y el ofuscamiento.
Y estos sí que son enemigos letales del alma. Enemigos que son como langostas, que destruyen y matan.
La serenidad es suave oleaje y brisa refrescante para los corazones agresivos e iracundos.
La serenidad es dulce refrigerio para los corazones melancólicos, tristes.
La serenidad es viento suave para los corazones inquietos, turbados.
La serenidad es un torrencial de paz para los corazones heridos y malogrados.
Hijitos míos, guardé serenidad en la Anunciación y Encarnación del Hijo de Dios. Me abandoné en sus brazos y proseguí mi camino.
Guardé serenidad en la búsqueda de posada en Belén, no me desesperé, confié en Dios. Me puse en sus venerables manos.
Guardé serenidad en la profecía del anciano Simeón, conservé sus palabras en mi Corazón y emprendí marcha.
Guardé serenidad en la pérdida y hallazgo del Niño Jesús en el templo. Cuando lo encontramos no protesté ante sus palabras. Meditaba en ellas día y noche.
Guardé serenidad en la crucifixión y muerte de Jesús. A pesar de mi dolor y llanto mi espíritu no se ofuscó, permaneció apacible.
Hijos míos, no os perturbéis ante los ataviares de vuestra vida; reconoced que un corazón siempre intranquilo, es un corazón que aún no ha recibido a Jesús; no le ha abierto sus puertas, no le ha permitido entrar.
La serenidad de Dios es joya diamantina para quién la posee. No la perdáis. Si carecéis de ella, trabajad arduamente en adquirirla. Y una vez que la tengáis en vuestras manos; guardadla en vuestro corazón y os sentiréis plenos y rebosados de Dios.
DÉCIMO NOVENO DÍA
SOY LA REINA DEL SANTÍSIMO ROSARIO
Hijos míos: yo soy la Reina del Santísimo Rosario. Reina que quiere recibir de cada uno de vosotros, ramos de rosas perfumadas y de vivos colores. Rosas que sembraré en uno de los jardines del Cielo. Rosas que serán cultivadas por mis purísimas manos. Rosas con las que haré una preciosa corona para ceñirla en vuestra cabeza el día que entréis a gozar de la presencia perpetua de Dios.
Yo soy la Reina del Santísimo Rosario y como Reina del Cielo y de la tierra os llamo a esta oración diaria, oración sencilla y fervorosa; oración que hace palpitar mi Inmaculado Corazón de amor por todos vosotros. Oración que hace que os abrase con la Llama de mi Amor Santo. Oración que ensancha mi Corazón Virginal para daros albergue en este Final de los Tiempos; porque la humanidad corre riesgo de perderse, porque muchos hombres se han apartado del camino de la salvación.
Yo soy la Reina del Santísimo Rosario: tomad en vuestras manos esta arma poderosísima, arma que derrotará y encadenará a Satanás. Arma que os revestirá de una fuerza sobrenatural para que resistáis la gran prueba que se os aproxima.
Arma que os dará el coraje para no dejaros amilanar en los 42 meses en que el hijo de la perdición ocupe el puesto que no le pertenece.
Arma que os mantendrá ocultos bajo los pliegues de mi Sagrado Manto, de tal modo que os hagáis invisibles frente al Adversario y su ejército sanguinario.
Yo soy la Reina del Santísimo Rosario y os pido hijos de mi predilección, que recéis la corona completa diariamente para que no seáis confundidos ni engañados por el falso cristo y la falsa iglesia.
Yo soy la Reina del Santísimo Rosario y os llamo con urgencia e insistencia a una cruzada del Santo Rosario. Cruzada que prepara a la humanidad para el Gran Aviso.
Aviso que está muy próximo; porque debido a la sobreabundancia y proliferación del pecado, el tiempo se ha abreviado. Y Dios se manifestará al mundo entero con un último gesto de misericordia.
Yo soy la Reina del Santísimo Rosario y extiendo mi invitación a todo el mundo de rezarlo; porque la apostasía está llegando al punto culmen. La difusión del error está sacando a muchos de mis hijos de la Verdad y los está llevando a gestar el Gran Cisma, hecatombe para la Iglesia.
Yo soy la Reina del Santísimo Rosario y os insisto en esta, mi oración predilecta. Oración que poco se reza en familia;
PORQUE LA TELEVISIÓN Y EL INTERNET SON LAS CAJAS NEGRAS DE LAS CASAS.
Son las puertas abiertas que llevarán al Infierno, un número indeterminado de almas.
Yo soy la Reina del Santísimo Rosario y convoco a todos los soldados rasos de mi Ejército Victorioso a batallar contra el Dragón rojo y la Bestia Negra, (El Comunismo y la Masonería) Para que juntos les debilitemos; porque el Santo Rosario es arma letal para todos los espíritus del mal.
Yo soy la Reina del Santísimo Rosario, oradlo con vuestros labios, con vuestro corazón. Es la mejor defensa contra Satanás.
Os recuerdo: legiones de demonios han sido soltados del Infierno para seducir y engañar.
Yo soy la Reina del Santísimo Rosario, permaneced en mi presencia con esta bellísima oración: el Santo Rosario.
Las almas marcadas por Jesús, por San Miguel Arcángel o por mí; deben ser devotísimas del Santo Rosario que os hará santos; devoción que os dará la gracia de repudiar lo mundano y el pecado.
Yo soy la Reina del Santísimo Rosario, oradlo frecuentemente porque cesarán las advertencias del Cielo.
Advertencias que son poco escuchadas por los hombres. El mundo está avocado a la Gran Purificación. Purificación que transformará la tierra. La naturaleza volverá al orden primero, para la cual fue creada.
Yo soy la Reina del Santísimo Rosario, ato a los elegidos con esta prodigiosa cadena de amor. El Adversario perseguirá cruelmente a mi resto fiel. Maltratará en forma inmisericorde a todos los que profesen ser almas Eucarísticas y Marianas.
Pero no tengáis temores. Consagraos a mi Inmaculado Corazón que yo os defenderé del maligno, aplastaré la cabeza de la serpiente con mi talón.
Hijos carísimos: rezad el Santo Rosario para que debilitéis a Satanás. No podrá atacar a ninguno de mis hijos porque yo los ampararé contra toda asechanza.
Rezad el Santo Rosario; os recuerdo: es el arma poderosa que encadenará a Satanás en este Final de los Tiempos. Es el arma poderosa con la cual lo derrotaréis. Es el arma poderosa con la que anticiparéis el Triunfo de mi Inmaculado Corazón y el Reinado del Sagrado Corazón.
Virtud de la Divina Voluntad
Dejad que Jesús actúe en vuestra vida, entregadle vuestro corazón para que sea Él quien os muestre el atajo de entrada al Cielo. Cielo abierto, Cielo con muchísimas moradas, moradas equipadas para las almas que vivieron en la Divina Voluntad. Almas que murieron así mismas. Almas que se rindieron al Amor Divino. Almas que actuaron movidas por el soplo del Espíritu Santo. Almas que renunciaron a su voluntad humana para dar rienda suelta al Querer de Dios. Almas que ansían el Cielo. Almas que saben que para entrar en él, deben dejar apegos. Deben soltarse de amarras y volar hacia un encuentro con Él.
Cumplir con la Divina Voluntad es asemejaros a Jesús, Hijo amado que fue Obediente hasta la muerte. Hijo amado que no se atrevió a decir: no. Porque temía contristar a su Padre.
Padre Eterno que por amor a la humanidad lo descendió a la tierra como Redentor, como alma Víctima Divina que se ofrendaría en holocausto perenne de amor. Hijo amado que no tergiversó el Plan de Dios. Llegó al culmen de su ofrecimiento.
Os llamo también a vosotros a hacer lo mismo; a imitarlo a Él y a Mí. Nosotros proseguimos nuestro camino a pesar de las dificultades. Supimos abrazar la cruz. Tuvimos fuerzas en llevarla con dignidad sobre nuestros hombros. De nuestros labios no salieron reproches. Aceptamos el Plan de Dios pese al sufrimiento.
Cumplid, vosotros con la Divina Voluntad y recibiréis premio. Premio de gloria; premio que no hallaréis en la tierra, lo encontraréis en el Cielo.
Cumplid vosotros con la Divina Voluntad y os haréis acreedores de un galardón de oro.
Cumplid vosotros con la Divina Voluntad y empezaréis a oler a Cielo.
Cumplid vosotros con la Divina Voluntad y vuestro ser se irradiará porque la luz de Dios. Os invadirá haciéndoos semejantes al refulgir de una estrella.
CORONILLA DE PROTECCIÓN Y LIBERACIÓN
PARA DEFENDERNOS Y HACERLA EN TODO MOMENTO
(De rodillas y con los brazos en cruz)
Con un Rosario común de 50 cuentas)
EN LAS CUENTAS GRANDES:
Ave María Purísima sin pecado concebida, hija de San Joaquín y Santa Ana, María Santísima!
EN LAS CUENTAS PEQUEÑAS:
¿Quién como Dios? Nadie como Dios
EN EL GLORIA:
Huid poderes malignos, venció Cristo el Señor.
AL FINAL DE LAS CINCO DECENAS:
Corazones triunfantes de Jesús y María, reinad en mi vida y en mi corazón. (Se repite tres veces)
LETANÍAS AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial. Ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo. Ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo. Ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios. Ten misericordia de nosotros.
Santa María, Corazón Inmaculado de María. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vaso del amor más puro. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consagrado íntegro a Dios. Ruega por nosotros.
Corazón de María, preservado de todo pecado. Ruega por nosotros.
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación. Ruega por nosotros.
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención. Ruega por nosotros.
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, medianero de todas las gracias. Ruega por nosotros.
Corazón de María, latiendo al unísono con el Corazón de Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatífica. Ruega por nosotros.
Corazón de María, holocausto del amor divino. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abogado ante la justicia divina. Ruega por nosotros.
Corazón de María, traspasado de una espada. Ruega por nosotros.
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados. Ruega por nosotros.
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, fortaleza de los cristianos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, esperanza de los pecadores. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consuelo de los moribundos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, alivio de los que sufren. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lazo de unión con Cristo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, camino seguro al Cielo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, prenda de paz y santidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vencedora de las herejías. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Reina de Cielos y Tierra. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, que por fin triunfarás. Ruega por nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Ten misericordia de nosotros.
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos:
Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conformes a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, Nuestro Señor. Amén.
5. Oración final
Santísima Virgen María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preparadme con vuestras lecciones de amor al segundo advenimiento de vuestro Hijo Jesús. Avivad mis sentidos para que guarde en mi corazón vuestras enseñanzas, enseñanzas que son doctrina segura que me adentran al cielo. Despertad en mí: celo insaciable por la salvación de mi alma, desapego al mundo y anhelos de santidad. Instruidme en la ciencia de la cruz para que acepte con beneplácito el sufrimiento y me haga heredero de uno de los aposentos de vuestro Inmaculado Corazón. Arropad todo mi ser con vuestros rayos de luz para que seáis mi Maestra y yo vuestro discípulo, discípulo que imite vuestras adorables virtudes para ser bien visto ante los ojos de vuestro Hijo. Fortalecedme en este tiempo de la tribulación, cercenad mi corazón con vuestra espada de doble filo y heridlo de amor, para que vuestra presencia siempre me acompañe hasta el día del retorno de Nuestro Señor Jesucristo. Madre Celestial, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preservad nuestra Iglesia frente a toda apostasía, herejía y cisma. Conservadnos fieles a la Tradición de la Iglesia e instruidnos con vuestra Sabiduría Divina para que la luz del Espíritu acreciente nuestra fe, nos muestre el camino de salvación y lleve nuestro corazón a la santidad. Madre Celestial, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, guardad al resto santo en vuestro Inmaculado Corazón hasta el día de la segunda llegada de vuestro Amadísimo Hijo Jesús. Amén.
6. CONSAGRACION A MARÍA INMACULADA (De S. Luis María Griñón de Montfort) María Inmaculada, dulce Soberana mía, cuanto me alegro de ser tu esclavo de amor. Te confío y consagro mi cuerpo y mi alma, con todos mis bienes interiores y exteriores, naturales y sobrenaturales, pasados, presentes y futuros. Quiero también en este día ganar cuantas indulgencias pueda, y te las entrego. María, Madre mía, renuncio a mi propia voluntad, a mis pecados, a mis disposiciones e intenciones. Quiero lo que tu quieras: me arrojo en tu Corazón abrazado de Amor Divino, divino molde en que debo formarme; en él me escondo y me pierdo para orar, obrar y sufrir, siempre por ti, contigo, en ti y para ti, a la mayor gloria del Sagrado Corazón de Jesús, tu Divino Hijo, Amén.
12.- LA ASCENSIÓN
Es una esplendorosa mañana en el Getsemaní. Los pétalos de las flores y las hojas de los olivos, todavía conservan el rocío matinal.
Jesús dice:
– Ahora vamos a darnos el beso de despedida, amigos míos queridísimos.
Se pone en pie para abrazarlos.
Todos hacen lo mismo.
Pero mientras que Jesús tiene una sonrisa pacífica de una hermosura totalmente divina, ellos lloran llenos de turbación…
Juan, echándose sobre el pecho de Jesús, en medio de los fuertes espasmos a causa de los sollozos que le rompen el pecho de tan lacerantes como son; solicita por todos, intuyendo el deseo de todos…
Juan suplica sollozando:
– ¡Danos al menos tu Pan! ¡Haz que nos fortalezca en este momento!
Jesús le responde:
– ¡Así sea!
Entonces toma un pan, lo ofrece, lo bendice y repite las palabras rituales. Y lo mismo hace con el vino, repitiendo después:
– Haced esto en memoria mía – añadiendo: -De mí que os he dejado esta prenda de mi amor para seguir estando y estar siempre con vosotros hasta que vosotros estéis conmigo en el Cielo.
Los bendice y dice:
– Y ahora vamos.
Salen de la habitación, de la casa…
Jonás, María y Marcos están afuera. Se arrodillan y adoran a Jesús.
Jesús les dice:
– La paz permanezca con vosotros, y el Señor os compense de todo lo que me habéis dado – dice Jesús bendiciéndolos al pasar.
Marcos se levanta y dice:
– Señor, los olivares que hay a lo largo del camino de Betania están llenos de discípulos que te esperan.
Jesús ordena:
– Ve a decirles que se dirijan al Campo de los Galileos.
Marcos se echa a correr con toda la velocidad de sus jóvenes piernas.
Los apóstoles dicen entre sí:
– Entonces, han venido todos.
Más allá, sentada entre Marziam y María Cleofás, está la Madre del Señor. Y viéndolo acercarse se levanta y lo adora con todo el impulso de su corazón de madre y de fiel.
Jesús las invita:
– Ven Madre y también tú, María…
Ellas están paralizadas por la majestad resplandeciente que emana de Él, como en la mañana de la Resurrección.
Jesús no quiere apabullar con esta majestad suya así que, afablemente pregunta a María de Alfeo:
– ¿Estás sola?
– Las otras… las otras están adelante… con los pastores y… con Lázaro y toda su familia… Pero nos han dejado a nosotras aquí, porque… ¡Oh, Jesús! ¡Jesús! ¡Jesús!… ¿Cómo soportaré el no verte Jesús bendito, Dios mío; yo que te quise incluso antes de que nacieras y que tanto lloré por ti cuando no sabía dónde estabas después de la matanza…?
¿Yo que tenía mi sol y todo, todo mi bien en tu sonrisa desde que volviste?… ¡Oh, cuánto bien! ¡Cuánto bien me has dado!… ¡Ahora sí que voy a ser verdaderamente pobre, viuda, ahora sí que voy a estar verdaderamente sola!…
¡Estando Tú, teníamos todo!… Aquella tarde creí conocer todo el dolor… Pero el propio dolor, todo aquel dolor de aquel día me había ofuscado y… sí, era menos fuerte que ahora… Y además… estaba el hecho de que ibas a resucitar. Me parecía no creerlo, pero ahora me doy cuenta de que sí lo creía, porque no sentía lo que siento ahora… – llora.
Y tanto la ahoga el llanto, que jadea.
– María buena, verdaderamente te afliges como un niño que crea que su madre ya no lo quiere y que lo haya abandonado por haber ido a la ciudad, a comprarle regalos que lo harán feliz y pronto volverá a él para cubrirlo de caricias y regalos. ¿No es esto acaso, lo que Yo hago contigo? ¿No voy a prepararte la alegría? ¿No voy para volver y decirte: “Ven, pariente y discípula mía amada, madre de mis amados discípulos”? ¿No te dejo mi amor? ¡Te doy mi amor, María! ¡Bien sabes que te quiero! No llores así. Exulta más bien, porque ya no me verás vilipendiado y fatigado, ni perseguido, ni sólo rico del amor de pocos. Y con mi amor te dejo a mi Madre.
Juan será para ella hijo. Tú sé para Ella buena hermana, como siempre. ¿Lo ves? Mi Madre no llora. Sabe que, si bien la nostalgia de mí será la lima que consumirá su corazón, la espera será en todo caso breve respecto a la gran alegría de una eternidad de unión. Y sabe también que esta separación nuestra no será tan absoluta que le haga exclamar: “Ya no tengo Hijo”.
Ése fue el grito de dolor del día del Dolor. Ahora en su corazón canta la esperanza: “Sé que mi Hijo sube al Padre, pero no me dejará sin sus espirituales amores”. Créelo así también tú y todos… Ahí están los otros y las otras. Ahí están mis pastores.
Y las caras de Lázaro y sus hermanas, en medio de todos los domésticos de Betania y la cara de Juana, semejante a una rosa bajo un velo de lluvia. Y las de Elisa y Nique, ya marcadas por la edad y ahora las arrugas se hacen más profundas a causa del dolor: dolor de cualquier modo, para la criatura humana, aunque el alma se alegre por el triunfo del Señor. Y la cara de Anastática y las caras de azucena de las primeras vírgenes. Y el ascético rostro de Isaac, el inspirado de Matías, el rostro viril de Mannaém, los austeros de José y Nicodemo… Caras, caras, caras…
Jesús llama a los pastores, a Lázaro, a José, a Nicodemo, a Mannaém, a Maximino y a los otros de los setenta y dos discípulos. Les dice que se acerquen, porque quiere tener especialmente cerca a los pastores.
Dice a éstos:
– Venid aquí. Vosotros, que estuvisteis junto al Señor cuando vino del Cielo, y que os inclinasteis ante su anonadamiento, estad ahora cerca del Señor cuando vuelve al Cielo, exultando en vuestro espíritu por su glorificación. Habéis merecido este puesto porque habéis sabido creer contra toda circunstancia desfavorable y habéis sabido sufrir por vuestra fe. Os doy las gracias por vuestro amor fiel.
A todos os doy las gracias. A ti, Lázaro amigo. A ti, José y a ti Nicodemo, compasivos con el Cristo cuando serlo podía significar un gran peligro. A ti, Manaém, que por ir por mi camino has sabido despreciar los sucios favores de un inmundo.
A ti Esteban, florida corona de justicia que has dejado lo imperfecto por lo perfecto y serás coronado con una corona que todavía no conoces pero que te será anunciada por los ángeles.
A ti Juan, por breve tiempo hermano mío en el pecho purísimo y venido a la Luz más que a la vista. A ti Nicolái, que siendo prosélito has sabido consolarme por el dolor de los hijos de esta nación. Y a vosotras discípulas buenas y más fuertes que Judit, sin por ello dejar de ser dulces.
Y a ti Marziam niño mío, que tomarás a partir de ahora el nombre de Marcial, en memoria del niño romano matado en el camino y puesto delante del cancel de Lázaro con el rótulo de desafío: “Y ahora di al Galileo que te resucite, si es el Cristo y si ha resucitado. “Marcial, último de los inocentes que en Palestina perdieron la vida por servirme a Mí, aun inconscientemente, y primero de los inocentes de todas las naciones.
De los inocentes que por haberse acercado a Cristo. Serán odiados y recibirán prematura muerte, como capullos de flores arrancados de su tallo antes de abrirse.
Que este nombre Marcial, te señale tu destino futuro: sé apóstol en tierras bárbaras y conquístalas para tu Señor, como mi amor conquistó al niño romano para el Cielo.
A todos, a todos os bendigo en este adiós invocando al Padre, invocando para vosotros la recompensa de los que han consolado el doloroso camino del Hijo del hombre.
Bendita sea la Humanidad en esa porción selecta suya, que está en los judíos y está en los gentiles y que se ha manifestado en el amor que ha tenido hacia mí.
Bendita sea la Tierra con sus hierbas y sus flores; benditos sus frutos, que me procuraron delicia y alimento muchas veces. Bendita sea la Tierra con sus aguas y con su calor; por las aves y los animales, que muchas veces superaron al hombre en confortar al Hijo del hombre.
Bendito seas tú Sol, bendito seas tú mar, benditos seáis vosotros montes, colinas, llanuras; benditas vosotras, estrellas que me habéis acompañado en la nocturna oración y en el dolor. Y tú, Luna, que has sido luz para mis pasos durante mi peregrinaje de Evangelizador.
Benditas seáis todas vosotras, criaturas obras del Padre mío, compañeras mías en este tiempo mortal; amigas de Aquel que había dejado el Cielo para quitar a la atribulada Humanidad las espinas de la Culpa que separa de Dios.
Jesús con su última bendición, dirá después a la Madre Santísima… Que devolvió bondad y santidad a todas las cosas de la Creación…
Jesús continúa:
– ¡Benditos seáis también vosotros, instrumentos inocentes de mi tortura: espinas, metales, madera, cuerdas trenzadas, porque me habéis ayudado a cumplir la Voluntad del Padre mío!
¡Qué voz tan resonante tiene Jesús! Se expande por el aire templado y sereno como tono de bronce golpeado; se propaga en ondas sobre el mar de rostros que lo miran desde todas las direcciones.
Constituyen centenares las personas que rodean a Jesús, que sube con aquellos a quienes más quiere hacia la cima del Monte de los Olivos. Pero Jesús, al llegar al principio del Campo de los Galileos, despoblado de tiendas en este período situado entre las dos fiestas…
Jesús ordena a los discípulos:
– Ordenad a la gente que se detenga dónde está. Luego seguidme.
Sigue subiendo hasta la cima del monte, la que está más cerca de Betania y no de Jerusalén, cima que domina todo. Muy cerca de Él, están su Madre; los apóstoles, Lázaro, Mannaém, los pastores y Marziam. Más allá en semicírculo, manteniendo a distancia a la muchedumbre de los fieles, los otros discípulos.
Jesús está en pie sobre un peñasco que sobresale sobre el claro, entre la verde hierba mostrando su blancura. El sol toca sus vestiduras y las hace resplandecer como nieve y brillar como si fueran de oro, sus cabellos. Sus ojos de zafiro, centellean con luz divina.
Abre los brazos en ademán de abrazar: parece querer estrechar contra su pecho a todas las multitudes de la Tierra, que su espíritu ve representadas en esa pequeña multitud
Con esa voz que no puede olvidarse, da la última orden:
– ¡Id! ¡Id en mi Nombre, a evangelizar a las gentes hasta los extremos confines de la tierra! Dios esté con vosotros. Que su amor os conforte, su luz os guíe, su paz more en vosotros hasta la vida eterna.
Se transfigura en belleza. ¡Hermoso! Tanto y más hermoso que en el Tabor.
Caen todos de rodillas, adorando. Él, elevándose ya de la piedra en que se apoyaba, busca una vez más el rostro de su Madre, y su sonrisa alcanza una potencia que nadie podrá jamás representar… Es su último adiós a su Madre.
Sube, sube… El Sol, aún más libre para besarlo, ahora que no hay frondas que intercepten el camino de sus rayos; toca con sus resplandores sobre el Dios-Hombre que asciende con su Cuerpo santísimo al Cielo y evidencia sus Llagas gloriosas, que resplandecen como rubíes vivos.
El resto es un perlado mar de luces. Es verdaderamente la Luz que se manifiesta en lo que es, en este último instante como en la noche natalicia.
Centellea la Creación con la luz del Cristo que asciende. Una luz que supera a la del Sol. Una luz sobrehumana y beatísima. Una luz que desciende del Cielo al encuentro de la Luz que asciende…
Y Jesucristo, el Verbo de Dios, desaparece para la vista de los hombres en este océano de esplendores…
En la tierra dos gritos se escuchan en medio del profundo silencio de la muchedumbre extática:
El grito de María cuando El desaparece: « ¡Jesús!» y el que precede al copioso llanto de Isaac.
Los demás están enmudecidos por religioso estupor y permanecen allí, como en espera de algo… Hasta que dos luces angélicas candidísimas, en forma mortal aparecen y dicen las palabras recogidas en el primer capítulo de los Hechos Apostólicos:
– Hombres de Galilea, ¿Por qué estáis mirando al Cielo? Este Jesús, que os ha sido ahora arrebatado y que ha sido elevado al Cielo su eterna morada, vendrá del Cielo en su debido tiempo, tal y como ahora se ha marchado.
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA
10.- DESPEDIDA DE LA MADRE
Las señales de la Pasión han desaparecido. María está en su habitación sentada y leyendo el Libro de Daniel en un rollo que estudia con mucha atención… Ya no se ve torturada. Su rostro ha adquirido una gravedad mas acentuada y sin ser aquel rostro trágico de la Pasión, se ve mucho más madura. Tiene un aspecto sereno y muy majestuoso.
En la tranquila habitación, por la ventana abierta entra un radiante sol matutino, que ilumina un jardín cercado por altas tapias, pero en el que todavía se ven brillar en las hojas, las gotas del rocío matinal.
Entra Jesús, todavía con su espléndida vestidura de la mañana de la Resurrección. Su Rostro emana fulgor. Sus heridas son pequeños soles.
María se arrodilla sonriendo. Luego se alza y lo besa en la Mano derecha.
Jesús la estrecha contra su Corazón y la besa en la frente, sonriendo, y le pide un beso.
Que María da, también en la Frente.
Jesús dice:
– Mamá. Mi tiempo de permanencia en la Tierra ha terminado. Subo al Padre. He venido para una especial despedida de ti y para mostrarme a ti una vez más, con el aspecto que tendré en el Cielo.
No he podido mostrarme a los hombres con esta figura de esplendor: no habrían podido soportar la belleza de mi Cuerpo glorificado, una belleza que supera demasiado sus capacidades. Pero a ti, Mamá, sí. Y vengo a inundarte de alegría otra vez con ella.
Besa mis Heridas. Que Yo sienta en el Cielo el perfume de tus labios y que a ti te quede en los labios la dulzura de mi Sangre. Pero quédate segura Mamá, de que nunca te dejaré. Saldré de tu corazón durante esos pocos instantes requeridos por la consagración del Pan y del Vino; para volver luego, después de esa fatigosa separación de ti, con un ansia de amor pareja a la tuya, ¡Oh Cielo mío vivo cuyo Cielo soy Yo!
No habremos estado nunca tan unidos como de ahora en adelante. A1 principio, mi incapacidad embrionaria; luego mi infancia seguida por la lucha de la vida y del trabajo; la Misión, la Cruz y el Sepulcro: estas cosas me interponían distancia y obstáculo para decirte cuánto te amo.
Pero ahora estaré en ti no ya como una criatura en formación; estaré a tu lado no ya en medio de los obstáculos del mundo que veda la fusión de dos que se aman: ahora estaré en ti como Dios. Y nada, nada; ni en la Tierra ni en el Cielo, podrá separarnos a mí de ti, ni a ti de mí, Madre Santa.
Te diré palabras de inefable amor, te haré caricias de indescriptible dulzura. Y tú me amarás por quien no me ama. ¡Oh, tú colmas la medida del amor, que el mundo no dará a Cristo, con tu amor perfecto, Mamá! Por eso más que un adiós, mi despedida es como la de uno que saliera un momento a este jardín florido a coger rosas y azucenas.
Pero Yo te traeré del Cielo otras rosas y otras azucenas más hermosas que éstas que aquí han florecido. Te llenaré de ellas el corazón Mamá, para hacerte olvidar el hedor de la Tierra que no quiere ser santa y anticiparte la brisa del bienaventurado Paraíso donde con tanto amor se te espera.
Y el Amor que no sabe esperar, vendrá a ti dentro de diez días. Adórnate con tu más hermosa alegría ¡Oh Madre Virgen, que tu Esposo viene! El invierno ha pasado… Las viñas florecidas emanan su perfume y Él canta: “¡Levántate, Oh llena de hermosura! ¡Ven Esposa mía, que serás coronada!”. (Cantar de los cantares 2, 11-13)
Con su Fuego te coronará, ¡Oh Santa! y te hará feliz con su Espíritu, que se infundirá en ti con todos sus esplendores, ¡Oh Reina de la Sabiduría!, Reina suya, que has sabido comprenderlo desde la aurora de tu vida y amarlo como ninguna criatura en el mundo jamás amó.
Madre, subo al Padre nuestro. A ti, Bendita, la bendición de tu Hijo.
María resplandece en su éxtasis, en esta habitación resplandeciente por la luz de Cristo.
Jesús dice:
– No hagáis, hombres, objeto de polémica el hecho de si era o no posible que Yo cambiara de figura. Ya no era el Hombre vinculado a las necesidades del hombre. Tenía al Universo como escabel de mis pies y todas las potencias como siervas obedientes. Y si, mientras era el Evangelizador, había podido transfigurarme en el Tabor ¿No iba a poder transfigurarme para mi Madre siendo ya el Cristo glorioso? O mejor: ¿no iba a poder cambiar de figura para los hombres y aparecerme a Ella como ya era: divino, glorioso, transfigurado en Aquel que en realidad era, en vez de con esa figura de Hombre con que me mostraba a todos? Ella, que además, me había visto ¡Pobre Mamá!, transfigurado por los padecimientos; era justo que me viera transfigurado por la Gloria
No hagáis objeto de polémica el si Yo podía estar realmente en María. Si decís que Dios está en el Cielo y en la Tierra y en todas partes, ¿Por qué sois capaces de dudar el que Yo pudiera estar contemporáneamente en el Cielo y en el Corazón de María, que era un vivo Cielo? Si creéis que estoy en el Sacramento y cerrado dentro de vuestros ciborios, ¿Por qué podéis dudar que Yo estuviera en este purísimo y ardentísimo Ciborio que era el Corazón de mi Madre?
¿Qué es la Eucaristía? Es mi Cuerpo y mi Sangre unidos a mi Alma y a mi Divinidad. Pues bien, cuando Ella me concibió, ¿Acaso tenía algo distinto en su seno? ¿No tenía al Hijo de Dios, al Verbo del Padre con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad? Si vosotros me tenéis, ¿No es acaso, porque María me tuvo y me dio a vosotros, después de haberme llevado nueve meses?
Pues bien, de la misma manera que dejé el Cielo para morar en el seno de María, ahora que dejaba la Tierra, elegía el seno de María como Ciborio para mí. ¿Y qué ciborio, en qué catedral, es más hermoso y santo que éste?
La Comunión es un milagro de amor que hice por vosotros, hombres. Pero en la cima de mi pensamiento de amor resplandecía el pensamiento de infinito amor de poder vivir con mi Madre y hacer que viviera Ella conmigo hasta que nos reuniéramos en el Cielo.
El primer milagro lo hice para alegría de María, en Caná de Galilea. Los últimos milagros, para el consuelo de María, en Jerusalén: La Eucaristía y el velo de la Verónica.
El Velo de la Verónica, para poner una gota de miel en la amargura de la Desolada y la Eucaristía, para que no sintiera que Jesús ya no estuviera en la Tierra.
¡TODO, TODO, TODO… Comprendedlo de una vez por todas, ¡LO TENÉIS POR MARÍA! Deberíais amarla y bendecirla cada vez que respiráis. El velo de la Verónica es también un aguijón para vuestra alma escéptica.
Comparad vosotros racionalistas, tibios, inseguros en la fe; vosotros que os conducís por secos exámenes, el Rostro del Sudario y el de la Sábana: uno es el Rostro de un vivo, el otro es el de un muerto; pero la altura, la anchura, los caracteres somáticos, la forma y las características son iguales.
Superponed las imágenes. Veréis que corresponden la una a la otra. Soy Yo. Yo que quise recordaros cómo era y en qué me convertí por amor a vosotros. Si no estuvierais definitivamente extraviados, si no fuerais ciegos; deberían bastar esos dos Rostros para llevaros al amor, al arrepentimiento, a Dios.
El Hijo de Dios os deja, bendiciéndoos con el Padre y con el Espíritu Santo.
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA
170.- LA MIRADA DE DIOS
Es una noche serena y llena de estrellas. Efraím está envuelto en los velos nocturnos. El arroyo no es más que un murmullo en el silencio. En el Oriente, clarea el alba.
La persona que estaba acuclillada en el suelo, cubierta bajo un manto oscuro, se pone de pie al oír que se abre la puerta de la cocina…
Jesús sale y se dirige a la escalera. Una tos discreta, llama su atención y se detiene…
El hombre se inclina para saludarlo y dice en voz baja:
– Soy yo, Maestro. Soy Mannaém. Te he estado esperando.
Jesús contesta.
– La paz sea contigo. ¿Cuándo viniste?
Mannaém dice:
– He estado en aquellos matorrales, desde ayer por la noche.
– ¡Toda la noche bajo el sereno!
– Tenía que hablarte a solas. Esperé a que salieras para orar. Alabado sea el Altísimo.
– Eternamente lo sea. -contesta Jesús.
Y mira a Mannaém. Trae un vestido común y corriente de color café y un manto más oscuro, de tela tosca. No luce ninguna de sus acostumbradas joyas… Ni tampoco los riquísimos adornos que siempre resaltan sus finas vestiduras. Parece un trabajador o un peregrino. Está irreconocible…
Jesús le pregunta:
– ¿Por qué tantas precauciones?
Mannaém responde:
– Maestro, José y Nicodemo quieren hablarte y han tratado de hacerlo, burlando cualquier vigilancia. Lo intentaron varias veces, pero parece que Belcebú ayuda a tus enemigos…
Tuvieron que renunciar porque tanto su casa como la de Nique, tienen vigilancia continua. Ella es una mujer valiente. Se puso en camino por Adomín. Pero la siguieron y se detuvo cerca de la ‘Subida sangrienta’ y les dijo: “Voy a ver a un hermano mío que está en una gruta en los montes. Si queréis venir, vosotros que enseñáis lo de Dios, haréis una obra santa, porque está enfermo y tiene necesidad de Dios.” Y con esta audacia los persuadió a irse. Pero no se atrevió a venir aquí. Y fue en realidad a ver a alguien que está en una gruta y que le confiaste… Y le llevó lo que traía para Ti.
– Es verdad. ¿Pero cómo lo hizo saber Nique?…
– Fue a Bethania. Lázaro no está. Y María no es una mujer que tiemble ante nadie… Se vistió como una reina y fue al Templo, públicamente con Sara y Noemí. Y luego a su palacio de Sión. De allí envió a Noemí a casa de José, con el recado.
Nos pusimos de acuerdo en que yo vendría, porque nadie sospecha de mí… Pues soy un nómada que va de un palacio de Herodes a otro. A decirte que la noche del Viernes al Sábado, José y Nicodemo, uno de Arimatea y otro desde Rama, vendrán y te esperarán en Gofená. Yo te llevaré… José te ruega que nadie sepa de este encuentro, por el bien de todos.
– También por el tuyo, Mannaém.
– Señor… Yo no tengo bienes que cuidar, ni intereses de familia, como José.
– Y esto confirma mis palabras de que las riquezas materiales, son siempre un peso… Di a José que nadie sabrá de nuestro encuentro. Ven. Te enseñaré donde nos encontraremos la noche del sábado…
Bajan sin hacer ruido y salen del huerto, bajando a la ribera del arroyo.
El día señalado, Mannaém lleva a Jesús hasta una gruta donde lanza un chillido semejante al de un búho…
José y Nicodemo, salen a un corredor rocoso. Después de los saludos, los guían a un lugar en donde encendieron una hoguera.
Nicodemo pregunta:
– Maestro. ¿Nadie se ha enterado de tu venida?
Jesús replica:
– ¿Y quién quieres, Nicodemo?
– ¿No están contigo tus discípulos?
– Solo Juan y Judas de Simón. Los otros evangelizan desde el crepúsculo del sábado hasta el del viernes… Yo salí de casa diciendo que no me esperasen hasta el domingo. Todos están acostumbrados a mis ausencias… Estad tranquilos. Tenemos mucho tiempo para hablar. Este es el mejor lugar.
José dice:
– Nos desagrada haberte traído hasta acá. Pero desde aquí podemos partir por diferentes caminos, sin que nadie nos vea. Porque donde se sospecha que alguien te quiere, ahí está el ojo penetrante del Sanedrín…
Nicodemo objeta:
– José. Creo que somos nosotros los que vemos sombras, donde no las hay. Me parece que desde hace días, todo se ha calmado…
– Te engañas, amigo. Te lo aseguro. Hay calma porque no tienen necesidad de buscar al Maestro, pues ya saben dónde está. Por eso lo vigilan a Él y no a nosotros. Por eso recomendé que no dijese a nadie que nos veríamos. Para evitar… Bueno, lo que queríamos decirte es que alguien denunció donde te encuentras y que ese alguien no soy yo, ni tampoco Nicodemo, Mannaém o Lázaro, ni sus hermanas o Nique.
José mira a Jesús y pregunta:
– ¿Hablaste con alguien más?
Jesús contesta:
– Con nadie, José.
– ¿Estás seguro?
– Cierto.
– ¿Y tus discípulos?
– No. Están conmigo, Juan y Judas de Simón. Judas, aunque es un poco imprudente, no ha podido hacerme daño alguno con su irreflexión. Porque no se ha alejado de la ciudad y en estos días hay pocos peregrinos.
– Entonces el mismo Belcebú te denunció. Porque el Sanedrín sabe que estás aquí.
– ¡Bien! ¿Cómo reaccionó cuando lo supo?
– De diversas maneras Maestro, alguien dijo que esto era lógico. Como te pusieron en el bando en lugares santos; el único refugio era Samaría. Otros sostienen que eres un ‘samaritano del alma’, más que de raza y que esto es suficiente para condenarte.
Todos están felices porque consiguieron callarte. Y ya pueden decir a las multitudes que eres amigo de los samaritanos. Dicen: “Hemos ganado la batalla y lo demás será juego de niños.” Te rogamos que hagas lo posible porque no sea verdad.
– No lo será. Dejad que hablen. Los que me aman no perderán la paz, con las apariencias.
– Cuídate. No salgas de donde estás. Te avisaremos si algo sucede…
– No es necesario. Quedaos donde estáis. Pronto vendrán las discípulas. Como el lugar en donde estoy es conocido. Los que no tienen miedo al Sanedrín, vendrán, para que mutuamente nos consolemos.
– Queremos socorrerte, Maestro.
– No. Los discípulos que andan evangelizando, traen todo lo que necesitamos. El obrero vive de lo que le den. Les exijo que a su regreso no traigan ni una migaja de provisión y que tomen para nosotros lo que basta, para la comida frugal de una semana.
– ¿Por qué, Maestro?
– Para enseñarles el desprendimiento de las riquezas y la superioridad del espíritu, sobre las preocupaciones del mañana. Por eso y por otras razones que me reservo. No insistáis más.
– Como quieras. Pero nos desagrada no poder servirte.
– Llegará la hora en que lo haréis. Ya va a amanecer.
– Debemos separarnos. Regreso a Gofená, donde dejé mi caballo. Nicodemo bajará a Berot. Y de allí a Rama, terminado el sábado.
– ¿Y tú, Mannaém?
Mannaém responde:
– ¡Oh! Yo no tengo temor alguno. Herodes está en Jericó. Dejé el caballo encargado y seguro… Por ahora me quedo contigo. En la bolsa traigo alimentos para los dos.
Jesús dice:
– Entonces despidámonos. Nos volveremos a ver en Pascua.
José protesta:
– ¡No querrás exponerte al peligro!
Nicodemo exclama:
– ¡No lo hagas, Maestro!
– Es verdad que sois malos amigos que me aconsejáis el pecado y la cobardía. ¿Dónde debo adorar al Señor, en la Pascua de los Ácimos? Tengo que ir al Templo de Jerusalén, como debe hacerlo todo varón de Israel.
Los dos dicen al mismo tiempo:
– ¡Pero, Maestro!
– ¡Ellos te descubrirán inmediatamente!
Jesús:
– Aunque no me descubrieren. Yo haría que me viesen.
Nicodemo y José:
– Quieres tu ruina.
– Es como si te suicidaras.
– No. Vuestra inteligencia está llena de Tinieblas. No voy a suicidarme. Obedezco la Voz de mi Padre que me dice: “Ve. Es la Hora” el Cordero Salvador solo puede ser Inmolado, en la Pascua de los Ácimos. Vine para ser proclamado Rey de todas las Naciones. Porque esto es lo que quiere decir ‘Mesías’
¿No es verdad? Y también quiere decir ‘Redentor’. Sólo que el verdadero significado de estas dos palabras, no corresponde a lo que pensáis. Yo os bendigo y pido al Cielo que descienda sobre vosotros, un rayo de luz.
Hasta pronto, José. Sé justo y bueno, como el que fue mi tutor por muchos años. Si él estuviese aquí, él jamás me aconsejaría la villanía.
Me repetiría las palabras que solía decirme, cuando algo duro pesaba sobre nosotros: “Levantemos el corazón. Encontraremos la mirada de Dios y olvidaremos el dolor que los hombres nos infligen. Hagamos cualquier cosa por dura que sea; pensando que es Dios quién nos la presenta. Y de este modo santificaremos aún las cosas más pequeñas. Y Dios nos amará.” ¡Oh! ¡Esto es lo que hubiera dicho para consolarme, en medio de los más grandes dolores!… Y nos habría consolado… ¡Oh, Madre mía!…
Jesús se desprende de José, a quién había abrazado y baja su cabeza. Se queda en silencio un largo minuto… al contemplar su próximo martirio y el de su pobre Madre…
Luego Jesús dice a Nicodemo:
– Renace en tu espíritu, Nicodemo. Para poder amar la Luz que soy Yo. Y para poder vivir en ti, como Rey y Salvador. Idos. Que Dios esté con vosotros.
Los dos sanedristas toman el camino opuesto por el que vino Jesús.
Mannaém los acompaña para despedirlos, hasta la entrada de la gruta. Y regresa con una cara muy expresiva…
Mannaém dice:
– Son ellos los que violarán la distancia sabática y no tendrán paz hasta que paguen al Eterno, lo que creen deberle, con el sacrificio de un animal. ¿No sería mejor para ellos sacrificar su tranquilidad, declarándose abiertamente tuyos? ¿No sería más agradable ante el Altísimo?
– Lo sería. Pero no los juzgues. Cuando llegue el momento decisivo, muchos que se creen mejores que ellos, caerán… Y estos dos se levantarán contra todo un mundo.
– ¿Lo dices por mí, Señor? Mejor quítame la vida, antes que reniegue de Ti.
– No me renegarás… En tí hay otros elementos que ellos no tienen y que te ayudarán a ser fiel.
– Es verdad. Soy… Herodiano. Es decir lo fui… Porque ya estoy separado del Consejo. Ante las otras castas, es poco menos que ser pagano.
Los del Templo se han aliado con los herodianos, para destruirte. Tú les infundes mucho miedo… A todos. Temen por sus intereses que jamás se sacian. ¡Ah! ¡Cómo me desagrada llevar una vida doble! Quisiera seguirte solo a Ti. Pero te sirvo más así. Maestro, Tú dices que pronto serás Inmolado. ¿No es un lenguaje figurado?
– Tú quisieras que eso no me pasara. No se trata de una figura. Es una realidad. Seré Sacerdote para siempre. Pontífice Inmortal de un Organismo al que daré vida, hasta el fin de los siglos.
Y la verdadera autoridad que me ungirá como Pontífice y Mesías, es la del que me ha enviado. Ningún otro que no sea Dios, puede ungir a Dios como Rey de reyes y Señor de los señores, para siempre.
– ¡Entonces, no se puede hacer nada! ¡Me entristece!
– Si puedes hacer algo… Amarme. Amar no al hombre que se llama Jesús… Sino lo que Es Jesús.
Amarme con todo tu ser, así como Yo os amo; para que estés conmigo más allá de lo temporal. ¡Seremos muy felices en el Reino de mi Padre, nosotros que nos amamos!
Jesús sale afuera de la cueva con Mannaém a su lado. Y sonríe a algo que ve y contempla…
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA
14.- LA PROFECIA DE CAÍN
En Nazareth, María, descalza, va y viene por su casita. Son los primeros albores del día. Con su vestido azul pálido, parece una delicada mariposa que roza sin ruido alguno, paredes y objetos. Se acerca a la puerta que da hacia la calle y la abre con cuidado. Mira hacia fuera y ve que no hay nadie. La deja entreabierta. Vuelve a poner todo en orden.
Abre puertas y ventanas. Entra en el cuarto de trabajo en donde antes estaba la carpintería y ahora tiene sus telares. Cubre con cuidado uno donde hay un tejido comenzado y una sonrisa aflora al verlo. Sale al huerto. Las palomas se le amontonan sobre los hombros y la acompañan hasta una despensa donde están sus alimentos.
Toma trigo y les dice:
– Aquí. Hoy aquí. No hagáis ruido. ¡Está muy cansado!
Luego toma harina y va a la cocina, en donde está el horno y se pone a amasarla, para hacer el pan. Sonríe llena de felicidad. De la masa, toma una cantidad y la pone aparte, la cubre con un lienzo y continúa con su trabajo. Está colorada y en sus cabellos hay una mancha de harina.
Se escucha una voz femenina:
– ¿Ya estás trabajando? – Es María de Alfeo, que ha entrado sin hacer ruido.
María contesta:
– Sí. Hago el pan y mira: las tortas de miel que a Él tanto le gustan.
– Hazlas. Hay mucha masa. Yo te ayudo y te la preparo.
María de Alfeo, robusta y más gruesa; trabaja con fuerza amasando el pan; mientras maría pone miel y mantequilla en sus panecillos. Hace muchos redondos y los pone sobre una lámina.
Luego dice con preocupación:
– No sé cómo hacer para avisarle a Judas. Santiago no se atreve y los demás… -y da un profundo suspiro.
María contesta:
– Hoy vendrán. Simón Pedro viene siempre los lunes, con los pescados. Lo enviaremos a la casa de Judas.
– Quien sabe si quiera ir.
– Simón jamás me dice que no.
En ese momento Jesús aparece, diciendo:
– La paz sea en éste, vuestro día.
Las mujeres se sobresaltan al oír su voz.
María dice:
– ¿Ya te levantaste? ¿Por qué? Quería que durmieras.
– He dormido como un niño, Mamá. Tú no debes haber dormido.
– Te he mirado dormir. Siempre lo hacía así, cuando eras pequeño. Siempre sonreías en sueños. Y esas sonrisas me quedaban todo el día, como una perla en el corazón. Pero esta noche no sonreías Hijo. Suspirabas como si estuvieras afligido. –María lo mira con ansia.
– Estaba cansado, Mamá. Y el mundo no es esta casa en donde todo es sinceridad y amor. Tú… tú sabes Quién Soy y puedes entender lo que significa para Mí, el contacto con el mundo. Es como quien camina por un camino sucio y lodoso. Aun cuando se camine con cuidado y esté uno atento, lo salpica a uno un poco el fango. Y el hedor nos llega aun cuando no se respire. Y si a este hombre le gusta la limpieza y el aire puro, puedes imaginar cuanto le fastidie.
– Sí, Hijo. Lo entiendo. Pero me duele que sufras.
– Ahora estoy contigo y no sufro. Es el recuerdo… y me ayuda para que mi alegría de estar contigo, sea mucho más grande.
Y Jesús se inclina para besar a su Madre. Acaricia también a la otra María que entra toda colorada, porque estaba prendiendo el horno y le expresa su mayor preocupación:
– Será necesario avisar a Judas Tadeo.
– No es necesario. Judas estará aquí hoy.
– ¿Cómo lo sabes?
Jesús sonríe y calla.
María dice.
– Hijo, los lunes de todas las semanas viene Simón Pedro. Me quiere traer los peces que atrapó en las primeras horas. Llega poco después del amanecer. Hoy estará contentísimo al verte. Simón es bueno. En el tiempo que se queda, nos ayuda. ¿No es así, María?
Ésta asiente con la cabeza y Jesús dice:
– Simón Pedro es un hombre sincero y bueno. Pero también el otro Simón que dentro de poco veréis, es un gran corazón. Voy a su encuentro. Están por llegar. Ayer Yo me les adelanté.
Jesús sale mientras las mujeres ponen el pan en el horno. Luego van a la habitación de María, donde ella se pone las sandalias y cambia su vestido por uno de lino muy blanco. Después de un rato la puerta de la calle se abre y entra el grupo: Jesús con los discípulos y los pastores.
Él le dice:
– Mamá, he aquí a mis amigos.
Jesús les pone los brazos rodeándoles la espalda a los dos pastores y los presenta a María:
– He aquí a los dos hijos que buscan una madre. Sé su alegría, Señora.
María contesta con dulzura:
– Os saludo. ¿Tú? ¿Leví? Y ¿Tú? Por la edad, Él me dijo que tú eres José. Este nombre, aquí es dulce y sagrado. Venid. Con alegría os digo: mi casa os acoge y una madre os abraza en recuerdo del gran amor que vosotros tuvisteis por mi Niño.
Los pastores están encantados.
Luego sigue Zelote.
– Éste es Simón, Mamá.
María dice:
– Mereciste el favor porque eres bueno. Lo sé. Que la Gracia de Dios, sea siempre contigo.
Simón, más experto en las costumbres del mundo se inclina hasta la tierra, llevando los brazos cruzados sobre el pecho y dice:
– Te saludo, Madre verdadera de la Gracia. Y no pido otra cosa al Eterno ahora que conozco la Luz y a ti, que eres una bella luna.
Jesús continúa con las presentaciones:
– Éste es Judas de Keriot.
Judas se inclina y dice obsequioso:
– Tengo una madre, pero mi amor por ella desaparece ante la veneración que siento por ti.
María dice con dulzura:
– No por mí. Por Él. Yo soy porque Él Es. Para mí no quiero nada. Sólo la pido para Él. Sé cuánto honraste a mi Hijo en tu ciudad. Pero Yo te digo: que en tu corazón sea el lugar donde Él reciba de ti, todo el honor. Entonces yo te bendeciré con corazón de Madre.
– Mi corazón está debajo del calcañal de tu Hijo. Feliz opresión. Sólo la muerte destruirá mi lealtad.
La voz de Jesús continúa:
– Este es nuestro Juan, Mamá.
Juan se ha arrodillado y María lo toma por los hombros mientras dice:
– Estuve tranquila desde que supe que estabas cerca de Jesús. Te conozco. Sé bendito, quietud mía. –María lo besa en la frente.
La voz ronca de Pedro, se oye desde afuera:
– He aquí al pobre Simón que trae su saludo y… -entra y se queda con la boca abierta. Baja su canasto y se postra- ¡Ah, Señor Eterno! ¡Dios te bendiga, Maestro! ¡Ah, qué feliz soy! ¡No podía estar más sinTí!
Jesús dice:
– Levántate Simón.
– Me levanto, sí. Pero… ¡Ey tú, muchacho!- se dirige a Juan- Despáchate a Cafarnaúm a avisar a los demás. Y ve primero a la casa de Judas. –mira a María de Alfeo y agrega- Está por llegar tu hijo, mujer. –se dirige otra vez a Juan- ¡Pronto! Haz de cuenta que eres una liebre con los perros por detrás.
Juan sale riéndose y Pedro se levanta, diciendo:
– ¡Eh! ¡No! ¡No quiero que te vayas sin mí otra vez! te seguiré como la sombra sigue al cuerpo. ¿Dónde estuviste, Maestro? ¡Ah! Verte es como un vino nuevo que se le sube a uno, tan solo con olerlo. ¡Oh, mi Jesús! –Pedro está a punto de llorar por el gozo.
– También Yo deseaba verte. A todos vosotros. Aun cuando estaba con amigos queridos. Mira Pedro, éstos dos son los que me han amado desde que tenía pocas horas de nacido. Todavía más: ya han sufrido por Mí. Aquí hay un hijo sin padre, ni madre por mi causa. Pero encontrará tantos hermanos, cuántos sois vosotros. ¿No es verdad?
– ¿Me lo pides, Maestro? Pero si por una suposición el Demonio te amase; yo lo amaría porque te ama. También sois pobres por lo que veo. Así pues, somos iguales. Venid a que os bese. Soy pescador, pero tengo el corazón más tierno que un pichoncito. Es sincero, no os fijéis si soy áspero. Lo duro es por fuera. Por dentro soy todo miel y mantequilla. ¡Con los buenos! ¡Porque con los malvados…!
Jesús dice tomando a Judas por un brazo:
– Éste es un nuevo discípulo.
Pedro lo mira queriéndolo reconocer:
– Me parece haberlo visto antes.
– Sí. Es Judas de Keriot. Tu Jesús, por medio de él tuvo una buena acogida en esa ciudad. Os ruego que os améis aunque seáis de diferentes regiones. Todos sed hermanos en el Señor.
– Y como a tal lo trataré si él lo es. ¡Eh!… ¡Sí! –Pedro mira fijamente a Judas, con esa mirada amonestadora- ¡Eh! ¡Sí! Es mejor que lo diga. Así me conocerá al punto y bien. Lo digo: no tengo mucha estima por los judíos en general y por los ciudadanos de Jerusalén en particular. Pero soy honrado y en mi honradez te aseguro que hago a un lado todas las ideas que tengo sobre vosotros y que quiero ver en ti, sólo al hermano discípulo. Te toca a ti que yo no cambie de pensamiento ni de decisión.
Zelote pregunta sonriendo:
– ¿Y también contra mí tienes los mismos prejuicios?
– ¡Oh! ¡No te había visto! ¿Contra ti?… ¡Oh! Contra ti, no. Tienes la honradez pintada en la cara. Se te brota la bondad del corazón, hasta afuera; como un bálsamo oloroso dentro de una copa porosa. Algunas veces, cuanto más uno envejece; tanto más se hace uno falso y malvado. Pero tú eres como aquellos vinos alabadísimos. Entre más añejos, más secos y buenos.
Jesús dice:
– Has juzgado bien, Pedro. Venid ahora, mientras las mujeres trabajan para nosotros. Sentémonos debajo de ese fresco emparrado. ¡Qué hermoso es estar aquí con los amigos!
Y salen al huertecillo.
Cuando todos se acomodan a su alrededor, Jesús dice:
– En estos meses de presencia y de ausencia, me he formado un juicio de vosotros. Os he conocido y conozco con experiencia de Hombre. Ahora he pensado en enviaros al mundo. Pero antes debo haceros maestros capaces de enfrentaros a él con dulzura y sagacidad. Con calma y constancia. Con conciencia y ciencia de vuestra misión. Aprovecharemos este tiempo de sol ardiente que impide que se pueda viajar por la Palestina; para vuestra instrucción y formación de discípulos. He detenido a este hijo, -señala a José- porque le doy el encargo de llevar a sus compañeros mis palabras. Para que también allá se forme un núcleo robusto que me anuncie, no tan sólo con decir que Estoy; sino con las características más esenciales de mi Doctrina.
Como primera cosa os digo que es absolutamente necesario en vosotros, el amor y la unión. ¿Qué cosa sois? Personas de toda clase social. De todas las edades y de diferentes regiones. He querido escoger a quienes carecen de enseñanza y conocimientos, para que más fácilmente penetre Yo con mi doctrina. Y cuidándoos unos a otros, lleguéis a decir: ‘Todos somos iguales. Todos tenemos las mismas debilidades y todos necesitamos el mismo adiestramiento. Hermanos en los defectos personales o nacionales. Debemos desde ahora en adelante ser hermanos en el conocimiento de la Verdad y en el esfuerzo de practicarla’
Sí. Hermanos. Quiero que así os llaméis y como a tales os consideréis. Sois como una sola familia. ¿Qué familia próspera es la que el mundo admira? La que está unida y la que está concorde. Si un hijo se hace enemigo del otro. Si un hermano daña al otro, ¿Puede durar acaso la prosperidad de esa familia? ¡No! En vano el padre de familia se esforzará en trabajar; en allanar las dificultades; en imponerse al mundo. Sus esfuerzos son inútiles, porque las propiedades se acaban. Las dificultades aumentan. El mundo se ríe de esta situación perpetua de lucha que despedaza corazones y riquezas, que unidas eran fuertes contra el mundo. Y quedan convertidas en un montoncillo de intereses contrarios, de los que se aprovechan los enemigos de la familia, para acelerar más pronto su ruina.
Jamás seáis así vosotros. Permaneced unidos. Amaos. Amaos para enseñar a amar. Ved. También lo que nos rodea nos enseña esta gran fuerza. Ved este enjambre de hormigas cuya fuerza radica en que están unidas. Meditad esto. ¿Tenéis algo que preguntar?
Judas de Keriot pregunta:
– ¿Ya no regresaremos más a Judea?
– ¿Quién lo dijo?
– Tú, Maestro. Has dicho que prepararás a José para instruir a los otros que están en Judea. ¿Tan mal te fue que ya no quieres regresar allá?
Tomás curioso, pregunta:
– ¿Qué te hicieron en Judea?
Y el fogoso Pedro exclama al mismo tiempo:
– ¡Ah! Yo tenía razón en decir que habías regresado agotado. ¿Qué te hicieron los perfectos de Israel?
Jesús dice:
– Nada, amigos. Ninguna otra cosa, más que lo que acá también encontraré. Si diera vueltas por toda la tierra, encontraría amigos mezclados con enemigos. Judas, ¡Te había pedido que guardases el secreto!
Judas replica muy disgustado:
– Es verdad. Pero, ¡Yo no puedo callar cuando veo que prefieres la Galilea que a mi patria! Eres injusto. Allá también recibiste honores.
– ¡Judas! Judas… ¡Oh, Judas! Tu reproche es injusto. Tú mismo te acusas al dejarte llevar de la ira y de la envidia. Había buscado la forma para dar a conocer tan solo el bien que recibí en Judea. Y sin mentir, había podido decir con alegría estas cosas buenas, para que os amasen a los de Judea. Con alegría, porque el Verbo de Dios no conoce separaciones de lugares; antagonismos, enemistades, discriminaciones. A todos vosotros os amo. ¿Cómo puedes decir que prefiero la Galilea, cuando quise hacer los primeros milagros y las primeras manifestaciones, en el sagrado recinto del Templo y de la Ciudad Santa que es cara a cualquier israelita?
¿Cómo puedes decir que soy parcial, si de los diez discípulos, porque Tadeo y Santiago, mis primos son de la familia? ¿Cuántos sois de Judea? Y si a vosotros agrego a los pastores, ¿Puedes ver de cuantos de Judea soy Amigo? ¿Cómo puedes decir que no os amo a vosotros los judíos, si cuando nací y cuando me preparé a la misión, quise que hubiera dos judíos, por cada uno de Galilea? ¿Y me acusas de injusticia? Pero examínate Judas y dime si el injusto eres tú.
Jesús ha hablado majestuosa y dulcemente. Pero aunque no hubiese dicho más, habrían sido suficientes las tres veces que pronunció la palabra: ¡Judas! Para darle una gran lección. La primera la dijo el Dios Majestuoso que llama al respeto. La segunda, el Maestro que enseña de un modo paternal, la tercera fue la súplica de un amigo acongojado por los modales del otro.
Judas, mortificado; baja la cabeza. Pero continúa enojado y se ve feo al dejar ver sus sentimientos…
Y Pedro no sabe callar:
– Y por lo menos pide perdón, muchacho. Si estuviese en lugar de Jesús, no te bastarían palabras. ¿Qué Él sea injusto? ¡Eres un señorito irrespetuoso! ¿De este modo es como os educan en el Templo? ¿O a ti no te pudieron educar? Porque si ellos son…
Jesús interviene:
– Basta, Pedro. Dije lo que tenía que decir. También de esto os hablaré mañana. Y ahora repito lo que había dicho a éstos en Judea: ‘No digáis a mi Madre que los judíos maltrataron a su Hijo. Está muy afligida al intuir que tuve aflicciones. Respetad a mi Madre. Vive en la sombra y en el silencio. Tan solo es activa en la virtud y en orar por Mí y por todos. No introduzcáis ni siquiera el eco del Odio, donde todo es amor. Respetadla. Tiene más valor que Judith y lo veréis. Pero no le obliguéis antes de que sea la Hora, a gustar las heces que son los sentimientos de los desgraciados del mundo. De los idólatras que se creen conocedores de Dios y por lo cual unen la idolatría y la soberbia.
Lo que una palabra imprudente provocó, es motivo para una lección. Escuchad:
Pensad realmente y que os sirva de regla al obrar; que ninguna cosa permanece siempre oculta. Haced el bien y ofrecedlo al Señor Eterno ¡Oh! Él sabrá si es que os conviene darlo a conocer a los hombres. Y quién ve una acción, no juzgue solamente por las apariencias. Nunca acuséis. Pedro dijo a Judas: ¿Qué Maestro tuviste? ¿Qué Soy Yo? En verdad os digo que no habrá maestro más sabio, paciente y perfecto que Yo. Y sin embargo también se dirá de uno de los míos: Pero, ¿Qué Maestro tuvo?
Al juzgar no os dejéis llevar por motivos personales. Judas, al amar a su región más de lo razonable, creyó ver que Yo era injusto con ella. Para ver bien, hay que ver todo en Dios. Hay que estar atentos. Siempre muy atentos. Mirad por ejemplo a mi Madre. ¿Podéis imaginar en Ella, inclinación al Mal? Pues bien, ya que el amor la empuja a seguirme, dejará su casa cuando mi amor lo quiera. Ella, después de haberme rogado. Ella, mi Maestra, me decía: ‘entre tus discípulos es necesario que esté también tu Madre, Hijo. Quiero aprender tu Doctrina.’
Ella, que poseyó esta Doctrina en su seno. Y mucho antes en su corazón, como un Don que Dios le daba, a la futura Madre de su Verbo Encarnado. Ella dijo: ‘Pero juzga Tú si es que puedo ir, sin que pierda la unión con Dios. Sin que me acerque a lo que es mundo y que Tú afirmas que penetra con sus hedores y pueda corromper este corazón mío que fue, es y qué quiere pertenecer sólo a Dios. Me examino por cuanto sé y me parece que puedo hacerlo, (Y aquí Ella sin saberlo, se tributó la mayor alabanza) porque no encuentro diferencia entre mi inocente paz de cuando era flor del Templo, a la que poseo ahora que hace seis lustros, que soy mujer de hogar. Pero soy yo una sierva indigna que no conoce y que mal juzga todavía las cosas del espíritu. Tú Eres el Verbo, la Sabiduría, la Luz. Y puedes ser Luz para tu pobre Mamá, que se resigna a no verte más, antes que no ser grata al Señor.’ y debí decirle con el corazón que se me estremecía de admiración: ‘Mamá, Yo te lo digo: el mundo no te corromperá. Antes bien, el mundo será perfumado por ti’
Mi Madre, lo acabáis de oír, supo ver los peligros del vivir en el mundo también para Ella. Y vosotros hombres, ¿No los veis? ¡Oh! Satanás está al acecho. Y solo los que vigilan serán los vencedores. ¿Los demás? Para los demás será lo que está escrito.
Judas pregunta:
– ¿Qué es lo que está escrito, Maestro?
– “Y Caín se arrojó sobre Abel y lo mató. El Señor dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano? ¿Qué es lo que has hecho con él? La voz de su sangre clama a Mí. Así pues, serás maldito sobre la tierra, que ha sabido gustar la sangre que el hombre derramó abriendo las venas de su hermano. Y jamás cesará esta horrible sed de la Tierra por la sangre humana. Ella, envenenada con esta sangre, será estéril para ti, más que una mujer ajada por los años. Y huirás a buscar paz y pan. Y no los encontrarás. Tu remordimiento te hará ver sangre en cada flor y hierba, en cada gota de agua y alimento. El cielo te parecerá sangre. Sangre en el mar. Y del Cielo, de la Tierra y del mar se elevarán tres voces que llegarán a ti: la de Dios, la del Inocente y la del Demonio. Y para no escucharlas te darás muerte.
(Ninguno de sus oyentes sabe que acaba de profetizar la agonía y la muerte de Judas)
Pedro observa:
– El Génesis no dice así.
Jesús contesta:
– No. El Génesis, no. Lo digo Yo. Y no me equivoco. Lo digo por los nuevos Caínes, de los nuevos Abeles. Por los que no vigilándose a sí mismos y al Enemigo, llegarán a ser una sola cosa con él.
Juan dice:
– Pero entre nosotros no los habrá. ¿No es así Maestro?
– Juan, cuando el Velo del Templo se rasgue, sobre toda Sión se verá escrita una gran verdad.
– ¿Cuál, Señor mío?
– Que los hijos de las Tinieblas, en vano estuvieron en contacto con la Luz. Acuérdate de ello, Juan.
– ¿Seré yo un hijo de las Tinieblas?
– No, tú no. Pero no lo olvides; para explicar el Crimen al mundo.
– ¿Cuál Crimen Señor? ¿El de Caín?
– No. Este es el primer acorde del Himno de Satanás. Hablo del Crimen Perfecto. El crimen Inconcebible… El que para entenderlo es menester mirarlo a través del Sol Divino del Amor y a través de la meta de Satanás. Porque solo el Amor Perfecto y el Odio Perfecto. Solo el Bien Infinito y el Mal Infinito, pueden explicar semejante ofrenda y semejante Pecado. –Se escucha un gran estruendo- ¿Habéis oído?… Parece que Satanás oye y aúlla con el deseo de realizarlo. Vámonos antes de que las nubes se abran y dejen caer los rayos y el granizo.
Bajan corriendo por la zanja y saltan al huerto de María, cuando de repente la tempestad se desata furiosa…
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA
22.- LA MAGNA OBRA DE LA REDENCIÓN II
LA VIDA VERDADERA = EL AMOR.
Con la Redención, Jesús recuperó todo lo que Adán despilfarró. Y lo más importante entre lo que recuperó, fueron las almas deformes y los espíritus mutilados de su esencia: La capacidad de amar.
Cristo muriendo, ruega por los enemigos de Dios, para que tengan el Perdón y vuelvan a la justicia. Jesús es el restablecedor del orden. El Perdón es Amor. Y es la medicina más amarga, pero más efectiva para empezar a reconstruir el alma. El Odio ofusca la paz. Y su látigo fustiga sin piedad al hombre, por la violencia contenida en su interior. La felicidad está en Dios, porque Él da la alegría que da la Paz.Él da la continencia para el dominio de las pasiones. Él da la resignación, la paciencia, todas las virtudes que son necesarias.
MARIA ES LA CORREDENTORA
La Madre no es diferente del Hijo. No en la naturaleza humana, sino en la misión sobrenatural de la Redención. El Hijo para tocar el ápice del Dolor, debía probar la separación del Padre: en el Getsemaní, sobre la Cruz. Fue el Dolor llevado a la altura y severidad infinitas. La Madre, para tocar el ápice del Dolor, debía probar la separación del Hijo: en los tres días de la sepultura.
Entonces María estuvo sola. La sostenían solo la Fe, la Esperanza y la Caridad. Pero Él estaba ausente. Fue la espada no configurada, pero traspasante y hurgante en su corazón. No murió porque Dios no quiso. Pero para la Madre, haber quedado privada del Hijo. ¡Y con qué muerte! De la unión con su Hijo; fue de tal espasmo que sin una gracia especial, hubiese muerto.
En aquella Hora Dolorosísima. En el mar de dolores que fue la vida de la Virgen, consagrada al Supremo Dolor y a la Suprema Alegría desde su concepción. Ella, la Purísima Corredentora, debió dar su ‘Sí’, para completar lo que le faltaba a la Pasión de Jesús.
María es la Corredentora. Por lo tanto siendo todo en Ella inferior solamente a Dios, también su Dolor debía ser cual ningún dolor de criatura humana, alcanzará nunca de ser. María nació Inmaculada porque fue consagrada a Dios por sus padres, antes de ser concebida y amó como jamás criatura alguna podrá hacerlo. Por ser corredentora le tocó redimir a la Mujer con su Maternidad Divina.
El Pecado de Eva tuvo varias facetas y todas debían ser reparadas.
María no conoció el pecado, por eso venció a Satanás y lo sometió bajo su purísimo calcañal.
Por eso mismo encontró la Gracia de Dios que la convirtió en Madre.
Por ser Corredentora junto con Jesús, María conoció el Dolor y el Sufrimiento en grado sumo. Su amor sin límites atrajo la Gracia de Dios que le pidió el sacrificio sin límites. María fue Sacerdotisa y Víctima, junto con su Hijo. La primera cristiana y la primera mártir en el Camino del Calvario, junto con la Víctima Suprema: su Hijo Jesucristo. Ella se sacrificó como mujer para redimir a la Mujer.
LA DESOBEDIENCIA
María llevada de su amor por Dios, hace voto de virginidad…
Dios le pide ser madre y esposa. Obedece.
Eva buscó el placer, el triunfo, la libertad.
María acepta el Dolor, el Aniquilamiento, la Esclavitud.
Eva dijo ‘NO’ a Dios.
María se convierte en Esclava de Dios.
LA SOBERBIA.
Eva quiso conocer lo que solo era atributo divino.
María se humilló hasta lo profundo y aceptó toda clase de humillaciones.
La Esclava de Dios aceptó sin defenderse y en silencio:
La humillación de la sospecha de José. La mujer siempre presiente lo que su esposo siente por ella. ¿Cómo debió sentirse la Madre que aunque se sabía inocente, no podía explicar lo que había pasado? Aunque su prometido era un santo, también debía ser probado en la Fe. Y el Evangelio deja entrever el oculto martirio de José.
Las humillaciones de los demás no tan santos. María era prometida, no esposa. Un embarazo sin boda debió desatar una ola de comentarios muy poco caritativos.
Humillaciones de pobreza en Belén, cuando Jesús nació.
Humillaciones de perseguida por el mandato de Herodes. Humillaciones en el destierro. En Egipto, las cosas no fueron diferentes al ser ellos extranjeros y perseguidos.
Humillaciones de los parientes y amigos que al ignorar la verdad, tomaban como debilidad materna, la forma de educar a Jesús. Y no la querían mucho al ver la adoración que Ella tributaba a Jesús.
Humillaciones en los tres años del Ministerio de Jesús, por no haber sabido educarlo. Por permitirle que no se casara y se pusiera a mantener a su madre viuda, en lugar de andar de alborotador porque, ¡Vaya escándalos que armaba contra los del Sanedrín!
Humillaciones por ser la madre de un Demente que se creía Dios.
Humillaciones crueles durante la predicación de la Palabra. El Mesías nacería de una Virgen. Los que lo negaron y crucificaron, lo insultaron y fueron los precursores de los que no meditan cuanto amor tiene Dios por su Virgen Santísima y no respetan su Virginidad. Y la odian tanto, que no vacilan en blasfemar contra ella con los peores insultos dirigidos contra una mujer.
Humillaciones después de muerto Jesús, al reconocer una pobreza tal, que le impedía comprar un sepulcro y aceptó la caridad de José de Arimatea.
Humillaciones de los que pensaron que había enloquecido de Dolor en el Calvario, al verla sostener que Él resucitaría.
INCREDULIDAD
Eva no le creyó a Dios. Prefirió la voz del Maligno Seductor y por eso desobedeció.
María padeció durante tres días, el aparente abandono del Padre. Resistió los repetidos ataques de Satanás y fue la ÚNICA que continuó creyendo y esperando la Resurrección. Por eso se completó la Redención. Si Ella hubiese dudado, hubiese deshecho la Obra de Jesús. Aceptó saber solo lo que Dios quería que supiese, sin preguntar nada. Creyó siempre, sin cuestionar nunca.
LA LUJURIA
Con el voto de virginidad rechazó el placer y cualquier experiencia de los sentidos. La carne fue puesta bajo sus pies, junto con Satanás. La lujuria es glotonería llevada a la voracidad; pues los vicios que no se refrenan siempre conducen a otros peores. Casto es el que tiene moderación no solo en el cuerpo, sino también en sus afectos y en sus pensamientos. María fue la casta, para borrar las manchas de la carne, del corazón y de la mente.
LA AVARICIA
Eva robó a Dios el primer fruto.
María venció la avaricia de los Primeros Padres, renunciando anticipadamente a su Hijo. Su Dolor de dolores: una madre se siente morir, cuando se ve forzada a renunciar a sus hijos. Su corazón es despedazado y siempre queda aunque sea una fibra que une a la madre a la que la alejan de su hijo. María dio su Hijo a Dios y luego lo dio a los hombres. En el Calvario dio su ‘Sí’ más doloroso, cuando al llorar por el Hijo que le habían matado, aceptó ser la Madre de los verdugos de Jesús.
La Madre comparte con el Hijo la naturaleza humana. Carne divina se formó de la virginal carne de María.
Su misión sobrehumana de la Redención también los unió.
Jesús y María siguen siendo Redentores: Siguen sufriendo en la Gloria Intangible de los Cielos, por los hombres que los reniegan y los ofenden. A Él en su Sacratísimo Corazón y a Ella en su Corazón Inmaculado.
María es la eterna Parturienta que da a luz con un dolor sin parangón: Ella sabe que de su Dolor engendra hijos, no bienaventurados para el Cielo, sino en una proporción mucho mayor, condenados para el Infierno.Sabe que alumbra criaturas muertas o destinadas a morir. Muertas porque se niegan a reconocer a Dios y a recibir los Sacramentos que les darían la Salvación.
Ella es el segundo Cristo
Mientras el Cielo se oscurecía en el Calvario y se rasgaba el Velo del Templo, también se rasgaron sus corazones con la misma herida, al ver el número incontable de almas para las que será inútil la Pasión.
Cristo salva con el Dolor y con la Sangre.
María salva con el Dolor y con las Lágrimas.
Los Dos quisieran salvar a todos con su amor…
Jesucristo una vez que entregó su espíritu en las manos del Padre, entró con su Espíritu Santísimo en el Reino de la Vida, en lugar de Adán que debió ser el primer hombre que entrara a formar parte del Reino Celestial y que por su prevaricación hubo de esperar milenios, para entrar con su espíritu cuando Jesús abrió los Cielos para los muertos en Dios. Y habrá de esperar muchos milenios más para tener su carne unida al espíritu. Jesús no. Jesús fue resucitado y exaltado y Dios Padre puso en sus manos traspasadas todo poder de Juicio, convirtiéndole en Cristo-Juez. Y solo Él con María hasta ahorita, son los únicos dos que habitan en el cielo en cuerpo y alma y son la prueba innegable de lo que espera a los hijos verdaderos de Dios: la Resurrección de la Carne.
Por eso hay que levantar las frentes enfermas hacia el Cielo para que el Rocío divino nos bañe, porque estamos enfermos y no lo sabemos. Nos hemos dejado besar por Satanás y su lepra está sobre nosotros y en nosotros. Pero el Amor de Jesús… solamente su Amor puede curarnos. No rechacemos su mano que nos busca para atraernos a Él.
¿Nos sentimos tan malos que no creemos posible que Él pueda perdonarnos? ¡Él es tan Bueno! Hubiera perdonado también a Judas si en lugar de suicidarse, hubiese ido bajo la Cruz y le hubiese dicho: ‘¡Perdóname!’…
Hubiera sido el Primer redimido de Jesús, porque él fue el Culpable más Grande. Y sobre él hubiera hecho llover la Sangre de su Corazón, atravesado no tanto por la lanza, cuanto por su traición y nuestras traiciones.
Y la dulce voz de Jesús nos dice:
MENSAJE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
17 DE MARZO DEL 2012
Amados hijos Míos:
LES AMO, LES BENDIGO A TODOS DE IGUAL MANERA,
CON MI AMOR QUE ES JUSTO Y MISERICORDIOSO.
EL QUE SE ACERCA A MÍ CON CORAZÓN CONTRITO YO LE ACOJO DE INMEDIATO.
El firme propósito de enmienda es una puerta abierta a la que acuden Mis Ángeles para auxiliarles con prontitud a fin de que continúen hacia el camino de la conversión.
Mi Madre peregrina tras los pasos de cada criatura humana permitiéndole sentir en la conciencia la calidad y cualidad del acto o de la obra que van a ejecutar. Toda Mi Casa permanece atenta a la humanidad, ya que en este instante el mal ha anulado la conciencia y Mis hijos actúan sin pensar ni meditar las consecuencias de sus actos indebidos.
TODA LA HUMANIDAD SE DECLARA SALVA, REDIMIDA POR MÍ Y POR LO TANTO DIGNA DE LA SALVACIÓN ETERNA, INDEPENDIENTEMENTE DE SUS ACTOS, BUENOS O MALOS.
Amados Míos, Yo plasmé la Redención para y ante ustedes. Este acto profundo de Amor Mío, no es permisivo en cuanto a las malas obras del hombre que no se arrepiente de su proceder, esto es: cada criatura humana debe luchar por la salvación y debe actuar acorde a Mis Actos y Obras para recibir el beneficio de la Redención y así recibir el premio de la Salvación Eterna.
BIEN ERRADO ESTÁ QUIEN COMETE MALOS ACTOS Y SE CREE A SÍ MISMO DIGNO DE MI CASA.
Ya vendré a separar el trigo de la cizaña. Y verán Mis hijos con dolor sus actos indebidos, y la desobediencia a Mis llamados. Mi Misericordia no tiene fin para quien se acerca, se arrepiente y retoma el sendero, y como soy justo Juez, no obtendrá la misma medida aquel que aferrado al mal, ha cosechado malos frutos sin dolerse de ello en ningún instante, ni aun cuando Me tenga frente a él.
Amados les invito a meditar en sus actos, pensamientos y deseos. Les invito a actuar como embajadores de Mi Palabra de fraternidad, de Amor, de Paz, de Perdón y de Caridad. Les llamo a conocerme para que Me amen.
Hijos, oren por Japón, oren por estos sus hermanos.
Oren por Inglaterra, sufrirá.
Oren por Nicaragua, necesita de sus oraciones.
Amados Míos, no tardo en escuchar a Mis hijos, no tardo en acogerles, no tardo en sentir la desobediencia de la mayoría de la humanidad y mirar con tristeza cómo se entregan a las fantasías de lo mundano que les ofrece satanás.
¡Cuántos se sumen en el temor de las fechas que vagan por doquier referentes al término de esta generación y no acogen con amor y decisión la Redención, que Yo les doné!
¡Cómo camina el hombre a sabiendas de la falta de conciencia, entregado a la oscuridad y a la maldad!
A USTEDES, MIS DISCÍPULOS, MIS FIELES; LES INVITO A SER CADA INSTANTE MISIONEROS DE PAZ Y DE MI AMOR. El hombre continúa en su apresurado paso y no mira los signos presentes. Las catástrofes no se hacen esperar, el dolor es mirado de lejos en los corazones que han desterrado el amor. El hambre se esparcirá con rapidez y la falta de caridad hará que no se comparta el pan. Las rebeliones aumentarán para despertar de país en país al hombre que yace enfermo por falta de verdad. La insensibilidad humana ha desterrado a este REY; busco corazones en donde reine la verdad, el amor la entrega, la decisión, la caridad, la honestidad y la fraternidad.
A USTEDES MIS FIELES, LES INVITO A MANTENERSE UNIDOS, MUY UNIDOS. El mal se infiltra en medio de Mis fieles para causar división, manténganse alerta. Los grandes imperios han sido socavados por la desunión, los grandes héroes no son los que marchan solos sino en comunión de almas y fusionados a Mí. Así como las estrellas dan brillo y lucen en el firmamento, así Mis fieles engalanan Mi Casa.
Amados Míos, son Mis tesoros.
Les bendigo.
Su Jesús.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
14 DE MARZO DEL 2012
Amadísimos Hijos de Mi Corazón Inmaculado:
LES BENDIGO, LES AMO, LES LLEVO DENTRO DE MI CORAZÓN MATERNO.
Como en un desierto, así Mi Corazón se duele al no recibir la correspondencia de amor de todos Mis hijos entregados al pie de la Cruz. Mis creaturas, porque son las creaturas de Mi Hijo, y como Madre de Él, así las considero y las amo.
LES LLAMO A HACER COMPAÑÍA A MI HIJO PRESENTE EN LOS SAGRARIOS en donde es olvidado y abandonado, irrespetado y en ocasiones ofendido. Ustedes reparen por esto, por esta ofensa gravísima a Mi Hijo.
LES INVITO A QUE SE ACERQUEN A MÍ. Mi Hijo me ha encomendado este último instante de esta generación para que Yo les conduzca amorosamente por el camino de la fe, de la humildad, de la caridad, pero sobretodo invitándoles y guiándoles con Mi Amor Materno a que eliminen de ustedes todo aquello que no es amor, todo aquello que no pertenece a Mi Hijo, todo aquello que es mundano y ha venido a tomar el lugar que corresponde a Mi Hijo.
¡Cuánto daño causa una explosión atómica en la humanidad y en la Creación!, y ¡Cuánto daño se causan ustedes mismos mediante el pecado cuando éste toma posesión de todo ese terreno interior, que debe ser más espiritual, más de Mi Hijo, más divino y es totalmente mundanizado por ustedes!
LES INVITO A RETOMAR EL CAMINO, A HACER UN ALTO Y MIRARSE CADA UNO A SÍ MISMO, pero mirarse en verdad para hacerle frente a este combate espiritual que se está llevando a cabo y aumentará en los instantes venideros.
ES IMPRESCINDIBLE QUE TOMEN CONCIENCIA DE QUE MI HIJO ES EL REY Y USTEDES SUS CREATURAS. Es imprescindible que se entreguen totalmente al Amor Divino y destierren para siempre esos dioses mundanos que hoy saturan no sólo la mente y el pensamiento sino la vista, el oído, el corazón y el cuerpo de algunos de Mis hijos, algunos… que son la gran mayoría.
¡CON CUÁNTA MISERICORDIA HA TRATADO MI HIJO DE ENCAUSARLES,
Y COMO UN PUEBLO SUMAMENTE DESOBEDIENTE NO ACATAN LA VOZ DIVINA!
¡Cuántos poderosos en el mundo ejecutarán su voluntad sin ni siquiera pensar por un instante en el daño que causarán a los inocentes, daño irreparable! Detrás de las grandes potencias existen espíritus del mal, causarán un gran deterioro a toda la humanidad, a toda la Creación y éste daño repercutirá en todo el Cosmos.
Hijos de Mi Corazón Inmaculado:
ATIENDAN ESTE RUEGO DE ESTA MADRE QUE LES PIDE, QUE LES SUPLICA A LOS PADRES Y MADRES DE FAMILIA QUE TOMEN LAS RIENDAS DE LA VIDA DE SUS HIJOS, porque esta juventud se ha entregado en manos de satanás. Pero no es tarde, Mi Hijo es misericordiosísimo, tomen ustedes el lugar que les corresponde y llenen esos corazones vacíos de Amor Divino y llénenlos con palabras de poder. Los padres y madres tienen el don, dado de lo alto, de usar la palabra para impartir bendición sobre los hijos, para decretar libertad sobre los hijos, para soltar las ataduras mundanizadas de los hijos. Utilicen el don de la palabra y con fuerza y poder y con fe, retornen sus hijos hacia Dios, preséntenlos ante la Cruz de gloria y majestad.
Y ustedes, padres y madres de familia, sean custodios de estos tesoros con que el Cielo les ha bendecido, de esos retoños que les miran como guías y son sus fieles espejos. A ustedes, que son los que guían los hogares, les llamo a mirar el mal que ejercen cuando no son cumplidores de la Voluntad Divina y en su lugar se dejan guiar por el libertinaje, por la infidelidad y no son testimonio de un Dios vivo y presente. Acudan a esta Madre, que no dudaré ni un instante de encauzarles.
A MIS HIJOS PREDILECTOS LOS SACERDOTES, LES INVITO A PREDICAR FUERTEMENTE. Estos son instantes importantísimos que no se repetirán, y ustedes deben proclamar la Palabra de Mi Hijo con fuerza, con poder y valentía, porque tienen a su cargo el Rebaño que Mi Hijo les ha encomendado. Los Templos permanecen vacíos, y es que el Cuerpo Místico necesita predicadores que alienten a un cambio radical, a una transformación total de la creatura humana en su interior para que sean más espirituales. ¡Cuánto pueden predicar de la Sagrada Escritura pero predicarla con fuerza y con valentía para que el Cuerpo Místico retome la conciencia necesaria siendo más espiritual y así enfrente el cumplimiento de las profecías.
Hijos de Mi Corazón Inmaculado, Pueblo de Mi Hijo, Cuerpo Místico:
TODAS LAS PROFECÍAS CONFLUYEN EN ESTOS INSTANTES. NO SON UNA FANTASÍA SON VERDAD. Acaten estos llamados para que no se duelan cuando en medio de la Tribulación no les nazca, no encuentren cómo clamar misericordia a Mi Hijo.
EL DUEÑO DE LA MENTIRA, SATANÁS, TOMA UN GRAN BOTÍN Y
ES DEBER DEL CUERPO MÍSTICO EL CONOCER Y AMAR A MI HIJO PARA QUE SE EVANGELICEN UNOS A OTROS.
NO PIERDAN EL TIEMPO, QUE ÉSTE YA NO ES TIEMPO, ES INSTANTE.
Les invito a orar con fuerza por Panamá.
Les invito a orar por Venezuela.
Les invito a orar por Estado Unidos, sobre todo por su gobernante.
Y USTEDES SEAN COPIAS DEL AMOR DE MI HIJO, DE LA PACIENCIA DE MI HIJO, DE LA FRATERNIDAD DE MI HIJO Y DE ESA ENTREGA MÍA A LA VOLUNTAD DIVINA Y DE ESE NO DESEAR OCUPAR LOS PRIMEROS LUGARES SINO LOS ÚLTIMOS SIENDO APÓSTOLES DE MI HIJO, EN TODO INSTANTE.
Les bendigo, les mantengo en Mi Corazón Materno que proclama a viva voz cuánto ya está próximo, y desde aquí, desde este amado y gran país, Me dirijo a toda la humanidad.
SOY EL ARCA DE SALVACIÓN, LA MUJER VESTIDA DE SOL QUE IMPLORA A SUS HIJOS EL REGRESO. MI MANO PERMANECE DELANTE DE CADA UNO. VENGAN QUE YO LES CONDUCIRÉ POR EL VERDADERO CAMINO.
Les bendigo y no desestimen este llamado.
Queden en Mí Paz, queden en Mi Corazón, atiendan Mi Llamado.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
COMENTARIO DEL INSTRUMENTO
Hermanos (as):
DESPUÉS DE QUE LA MADRE SANTÍSIMA NOS HABLÓ,
LA MIRÉ CON UNA GRAN ESPADA EN LA MANO Y EN LA ESPADA DECÍA: AMOR Y FE.
Y miré a millares y millares de Seres Angelicales, detrás de la Madre. No Ángeles delicados y sutiles como los que estamos acostumbrados a ver representados. Miré en todo su esplendor a todas las Jerarquías Angélicas: Serafines, Querubines, Tronos, Dominaciones, Virtudes, Potestades, Principados, Arcángeles y Ángeles. Contemplé una cantidad innumerable de ellos detrás y alrededor de la Santísima Virgen acompañándola. Y los miré a todos, empuñando sus espadas: signo de preparación para el combate.
Vi allí los Siete Espíritus mencionados en la Sagrada Escritura (Ap. 1,4), los cuales están delante del Trono de Dios. Estos Siete Arcángeles estaban ahora allí al lado de la Madre Santísima, formidables e imponentes y alineados en orden de batalla y unidos a las innumerables Legiones Celestiales, que los rodeaban y exclamaban enardecidas: ¡QUIÉN COMO DIOS!
Y había un espacio no muy grande que los separaba de otro grupo siniestro y amenazador. En el otro lado vi un hombre que tenía en las dos manos muchas cadenas y en cada cadena estaba escrito el nombre de las grandes potencias del mundo. Detrás de las potencias y de este hombre miré una multitud de almas que se dejaban arrastrar por ellas y por el hombre y gritaban ofendiendo a Nuestro Señor Jesucristo, ofendiendo a la Santísima Madre y proclamando a este hombre como Dios.
Al lado derecho de la Madre, cerca de los innumerables Seres Angélicos pude ver al Pueblo fiel. Un número no muy grande, no tan grande como el que seguía a esa tétrica figura que mencioné antes. Pero este pequeño Pueblo tenía el poder de millones de hombres y un solo hombre podía desarrollar la fuerza de mil hombres y vencer así al enemigo. Vencían con el poder de la Palabra porque cuando mencionaban la Palabra de Dios, las almas que seguían al individuo siniestro, eran derrotadas.
Pero, sí: miré al Pueblo de Dios, crucificado, miré a la Iglesia, como Institución, sangrando, pero luego la miré levantada por los Ángeles, por la Madre Santísima y por el Pueblo fiel. Y aquel ser del mal, con todos sus aliados fue derrotado, para la gloria de Dios.
Hermanos (as):
LA LUCHA SERÁ ARDUA Y SANGRIENTA, PERO EL TRIUNFO SERÁ NUESTRO, PORQUE SOMOS EL PUEBLO DE DIOS.
NO ESTAMOS SOLOS, TODO EL CIELO LUCHA CON NOSOTROS PARA DERROTAR AL ENEMIGO
Y CRISTO Y SU SANTÍSIMA MADRE TRIUNFARÁN… Y NOSOTROS CON ELLOS.
Amén.
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA