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18 MATERNIDAD DE ISABEL

18 CONOCER A DIOS, ES EMPEZAR A AMARLO

María anuncia a José la maternidad de Isabel

Y confía a Dios la justificación de la suya.

Ante mi vista la casita de Nazaret y María dentro, jovencita, como cuando el Ángel de Dios se le apareció.

El solo hecho de ver, ya me llena el alma del perfume virginal de esa morada; del perfume angélico aún presente en esa estancia en que el Ángel agitó sus alas de oro; del perfume divino,

que se ha concentrado enteramente en María para hacer de Ella una Madre y que ahora de Ella revierte.

Las sombras empiezan a invadir la estancia a la que antes había descendido tanta luz de Cielo.

Está anocheciendo.

María, de rodillas al lado de su lecho, ora con las manos cruzadas sobre el pecho y con el rostro muy inclinado hacia el suelo.

Lleva el mismo vestido del momento del Anuncio.

Todo está como entonces. La ramita florecida en su jarrón, los muebles en el mismo orden. La única variación es que la rueca y el huso están apoyados en un rincón:

con su penacho de estambre, aquélla; con su brillante hilo envuelto en torno, éste. 

María deja de rezar y se pone en pie, con el rostro encendido como por una llama. La boca sonríe, pero el llanto hace brillar sus ojos azules.

Coge la lámpara de aceite y con una piedra de chispa la enciende. Mira si todo está ordenado en la habitación. Endereza la cobija de la cama, que se había torcido.

Añade agua al jarrón de la ramita florecida y le saca de la habitación, al fresco de la noche.

Luego entra otra vez. Coge el bordado que estaba doblado encima del mueble de anaqueles, y la lámpara encendida, y, cerrando la puerta, sale.

Da unos pasos por el huertecillo bordeando la casa, luego entra en la habitación donde vi que Jesús se despidió de María.

La reconozco, a pesar de que falten ahora algunos objetos del mobiliario que entonces había.

María se marcha a otra pequeña habitación cercana a ésta, llevando la lámpara consigo, y yo me quedo, me quedo con la sola compañía de su labor depositada en la esquina de la mesa.

Oigo ir y venir el paso leve de María; le oigo agitar agua, como quien estuviera lavando algo. Luego, romper unas ramitas.

Comprendo que se trata de leña rota por el sonido que hace. Oigo que enciende el fuego.

Vuelve. Sale al jardincito. Vuelve a entrar; trae unas manzanas y verdura. Deja las manzanas en la mesa, en una bandeja de metal grabado (creo que se trata de cobre burilado).

Vuelve a la cocina (está claro que allí está la cocina). Ahora la llama de la lumbre se proyecta alegre desde la puerta abierta hasta aquí dentro, representando una danza de sombras en las paredes.

Pasa un rato y María regresa con un pan pequeño y oscuro y un cuenco de leche caliente.

Se sienta. Moja unas rodajas de pan en la leche. Come tranquila y despacio.

Luego, dejando la mitad del tazón de leche, entra de nuevo en la cocina y vuelve con las verduras, les echa un poco de aceite y se las come con el pan. Para la sed, bebe la leche.

Luego coge una manzana y se la come. Una cena de niña.

María piensa mientras come, y sonríe ante un íntimo pensamiento. Levanta la mirada, recorre con ella las paredes; parece como si les comunicase un secreto suyo.

De vez en cuando, sin embargo, se pone seria, casi triste; pero luego le torna la sonrisa. Se oye llamar a la puerta.

María se levanta y abre. Entra José. Se saludan.

José se sienta en un taburete, de la otra parte de la mesa, frente a María. José es un hombre apuesto, en la plenitud de la vida. Tendrá unos treinta y cinco años como mucho.

Su pelo castaño oscuro y su barba del mismo color le enmarcan un rostro proporcionado con dos dulces ojos castaños casi negros.

Su frente es amplia y lisa; su nariz, delgada, ligeramente arqueada; carrillos más bien llenos, de un moreno no aceitunado, incluso rosado en los pómulos. No es muy alto, sí de complexión fuerte y bien proporcionado.

Antes de sentarse se ha quitado el manto, que — es el primero que veo hecho de esa manera — es circular y se lleva sujeto al cuello con un ganchito o algo parecido, y tiene capucha.

Es de color marrón claro y parece hecho de una tela impermeable de lana basta. Parece un manto de montañés, bueno para resguardar de las inclemencias del tiempo.

También antes de sentarse, le ha ofrecido a María dos huevos y un racimo de uvas, un poco arrugadas pero bien conservadas.

Y sonríe diciendo:

–      Me las han traído de Cana.

Los huevos me los ha dado el Centurión por un trabajo que le hice a un carro suyo, se había roto una rueda y el que trabaja para ellos estaba enfermo…

Son frescos. Los ha cogido de su gallinero. Bébetelos. Te vendrán bien. 

–      Mañana, José. Acabo de comer.

–     Las uvas sí te las puedes comer.

Son buenas. Dulces como la miel. Las he traído despacio para no estropearlas. Cómetelas. Tengo más. Te las traigo mañana en una cesta. Esta noche no podía porque vengo directamente de casa del Centurión.

–     Entonces, no has cenado todavía.

–     No. Pero no importa.

María se levanta inmediatamente y va a la cocina.

Vuelve con leche, aceitunas y queso.

–     No tengo otra cosa.

Cómete un huevo.

José no quiere. Los huevos son para María. Come con gusto su pan con queso y se bebe la leche, que está todavía tibia. Luego acepta una manzana.

La cena ha terminado.

María despeja la mesa de las cosas de la cena con la ayuda de José, que se ha quedado en la cocina incluso cuando Ella vuelve aquí.

Le oigo mover las cosas poniendo todo en su sitio. Atiza el fuego de nuevo porque la noche está fresca.

Cuando vuelve, María le da las gracias y coge su bordado.

Se ponen a hablar.

José cuenta cómo ha pasado el día. Habla de sus sobrinitos. Se interesa por el trabajo de María y por sus flores. Le promete que le traerá unas flores muy bonitas que el Centurión le ha ofrecido.

–     Nosotros no tenemos esas flores.

Las han traído de Roma. Me ha prometido que, apenas hayan germinado, me dará las plantas. Ahora, cuando la Luna sea propicia, te las planto. Tienen colores bonitos y un perfume muy bueno.

Las he visto el verano pasado, porque florecen en verano. Perfumarán toda tu casa.

Los árboles los podaré más tarde, con la Luna favorable.

Es ése el momento. María sonríe y de nuevo le da las gracias.

Silencio. José fija su mirada en la rubia cabeza de María inclinada hacia su trabajo de bordado. Es una mirada de amor angelical.

Sin duda alguna, si un ángel amara a una mujer con amor de esposo, la miraría así.

María, como quien hubiese tomado una decisión, pone en su regazo el bordado y dice: 

–     José, yo también tengo algo que decirte.

Nunca recibo nada, pues tú sabes qué retirada vivo. Pero, hoy he recibido una noticia. He tenido noticia de que nuestra parienta Isabel, mujer de Zacarías, va a tener pronto un hijo…

José abre enormemente los ojos y dice:

–     ¿A su edad?

–     A su edad – responde sonriendo María.

El Señor todo lo puede, y ahora ha querido darle esta alegría a nuestra parienta.

–    ¿Cómo lo has sabido?

¿Es segura esta noticia?.

–     Ha venido un mensajero.

Y es uno que no puede mentir. Yo quisiera ir donde Isabel, para servirla y decirle que exulto con ella. Si tú lo permites…

–     María, tú eres mi señora y yo tu siervo.

Todo lo que haces está bien hecho. ¿Cuándo quisieras partir?

–     Lo antes posible.

Pero estaré fuera algunos meses.

–     Y yo contaré los días esperándote.

Ve tranquila. Me ocuparé de la casa y de tu huertecito. Cuando vuelvas encontrarás tus flores tan bonitas como si tú misma las hubieras estado cuidando. Sólo una cosa…

Espera. Antes de la Pascua tengo que ir a Jerusalén, para comprar unas cosas para mi trabajo. Si esperas unos días, te acompaño hasta allí; no más lejos, porque debo volver rápidamente;

pero hasta allí podemos ir juntos. Estoy más tranquilo si no pienso que vas sola por los caminos. Para la vuelta, házmelo saber, y así saldré a tu encuentro.

–     Eres muy bueno, José.

Que el Señor te recompense con sus bendiciones y mantenga lejos de ti el dolor. Le pido siempre por esto.

Los dos castos esposos se sonríen angelicalmente.

Silencio de nuevo durante un tiempo.

Luego José se pone en pie. Se pone el manto, se pone la capucha, se despide de María, que también se ha levantado, y sale.

María le sigue con la mirada y con un suspiro como de pena. Luego levanta los ojos al cielo. Está, sin duda, orando. Cierra la puerta con cuidado. Dobla el bordado. Va a la cocina. Apaga o cubre, la lumbre.

Mira a ver si todo está como debe. Coge la lámpara y sale, cerrando la puerta. Con su mano protege la llamita, temblorosa en el viento fresquito de la noche.

Entra en su habitación y sigue orando. La visión cesa así.

Dice María:

Hija mía querida, cuando, terminado el éxtasis que me había henchido de inefable alegría, regresé a los sentidos de la Tierra, el primer pensamiento que, punzante como espina de rosas,

hirió mi corazón envuelto en las rosas del Divino Amor, desposado conmigo unos instantes antes, fue José.

Yo ya amaba entonces a este santo y providente custodio mío.

Desde el momento en que la voluntad de Dios, a través de la palabra de su Sacerdote, quiso que fuera esposa de José, pude ir conociendo y apreciando la santidad de este Justo.

Unida a él, sentí cesar mi estado de desorientación por mi orfandad, y dejé de añorar el perdido amparo del Templo.

Él era tan dulce como el padre que había perdido. Junto a él me sentía tan segura como junto al Sacerdote. Toda vacilación había cesado; es más, había quedado olvidada.

Efectivamente, mucho se habían alejado de mi corazón de virgen las vacilaciones, porque había comprendido que no tenía motivo alguno de vacilar, que no tenía nada que temer respecto a José.

Mi virginidad, confiada a José, estaba más segura que un niño en brazos de su madre. ¿Cómo decirle ahora que era Madre? Trataba de encontrar las palabras con que anunciárselo. Difícil búsqueda.

No quería yo, en efecto, alabarme por el don divino recibido, y no podía justificar mi maternidad en ningún modo sin decir: «El Señor me ha amado entre todas las mujeres y de mí, su sierva, ha hecho su Esposa».

Tampoco quería engañarle, ocultándole mi estado.

Pero, mientras oraba, el Espíritu que me llenaba me había dicho: «Guarda silencio. Déjame a Mí la tarea de justificarte ante tu esposo».

¿Cuándo? ¿Cómo? No lo había preguntado. Siempre me había abandonado en Dios, como una flor se abandona a la ola que la lleva.

Jamás el Eterno me había dejado sin su ayuda. Su mano me había sujetado, protegido, guiado hasta aquí; esta vez, pues, también lo haría.

Hija mía, ¡Qué hermosa y confortante es la Fe en nuestro eterno y buen Dios! Nos pone entre sus brazos como si fueran una cuna; nos lleva, como una barca, al radiante puerto del Bien;

da calor a nuestro corazón, nos consuela, nos nutre, nos proporciona descanso y júbilo, nos ilumina y nos guía. La confianza en Dios lo es todo, y Dios da todo a quien tiene confianza en Él: se da El mismo.

Aquella tarde llevé hasta la perfección mi confianza de criatura.

Ahora podía hacerlo, porque Dios estaba en Mí. Antes, mi confianza era la de una pobre criatura como era; siempre una nada, aunque fuera la Tan Amada que era la Sin Mancha.

Pero ahora poseía la confianza divina porque Dios era mío: ¡mi Esposo, mi Hijo! ¡Oh, gran gozo! Ser Una con Dios. No para gloria mía, sino para amarle en una unión total y poderle decir:

«Tú, Tú solo, que estás en mí, actúa con tu divina perfección en todas las cosas que yo haga».

Si Él no me hubiera dicho: «¡Calla!», quizás habría osado, con el rostro en tierra, decirle a José: «El Espíritu ha penetrado en mí y llevo la Semilla de Dios».

Él me habría creído, porque me estimaba y además porque, como todos los que nunca mienten, no podía creer que otro mintiera.

Sí, con tal de no causarle un dolor subsiguiente, yo habría vencido la reticencia a proporcionarme a mí misma esa alabanza. Mas, presté obediencia al mandato divino.

A partir de ese momento, y durante meses, sentí esa primera herida que me ensangrentaba el corazón. Ese fue el primer dolor de mi destino de Corredentora.

Lo ofrecí y lo sufrí para expiar, y para daros una norma de vida en momentos análogos a éste, de sufrimiento por deber guardar silencio o por un hecho que da una mala imagen de vosotros a quien os ama.

Confiadle a Dios la tutela de vuestro buen nombre y de vuestros intereses afectivos.

Mereced, con una vida santa, la tutela de Dios, y… caminad seguros.

Podrá el mundo entero ponerse en contra de vosotros; Él os defenderá ante quien os ama, y hará brillar la verdad.

15 LA ANUNCIACIÓN

15 CONOCER A DIOS, ES EMPEZAR A AMARLO

La Anunciación.

Lo que veo. María, muchacha jovencísima (al máximo quince años a juzgar por su aspecto), está en una pequeña habitación rectangular; verdaderamente, una habitación de jovencita.

Contra una de las dos paredes más largas, está el lecho: una cama baja, sin armadura, cubierta por gruesas esteras o tapetes

diríase que éstos están extendidos sobre una tabla o sobre un entramado de cañas porque están muy rígidos y sin pliegues como los de nuestras camas —.

Contra la otra pared, un estante con una lámpara de aceite, unos rollos de pergamino y una labor de costura — parece un bordado — cuidadosamente doblada.

A uno de los lados del estante, hacia la puerta, que da al huerto, abierta ahora, aunque tapada por una cortina que se mueve movida por un ligero vientecillo, en un taburete bajo está sentada la Virgen.

Está hilando un lino candidísimo y suave como la seda. Sus manos, sólo un poco más oscuras que el lino, hacen girar rápidamente el huso.

Su carita juvenil, preciosa, está ligeramente inclinada y ligeramente sonriente, como si estuviera acariciando o siguiendo algún dulce pensamiento.

Hay un gran silencio en la casita y en el huerto.

Y mucha paz, tanto en la cara de María como en el espacio que la rodea. Paz y orden. Todo está limpio y ordenado. La habitación, de humildísimo aspecto y mobiliario, casi desnuda como una celda,

tiene un aire austero y regio, debido a su gran limpieza y a la cuidadosa colocación de la cobertura del lecho, de los rollos, de la lámpara y del jarroncito de cobre que está cerca de ésta,

con un haz de ramitas floridas dentro, ramitas de melocotonero o de peral, no lo sé; lo que sí está claro es que son de árboles frutales, de un blanco ligeramente rosado.

María comienza a cantar en voz baja. Luego alza ligeramente la voz.

No llega al pleno canto, pero su voz ya vibra en la habitación, sintiéndose en aquélla una vibración del alma.

No entiendo la letra, que sin duda es en hebreo, pero, dado que, de vez en cuando repite «Yeohveh», intuyo que se trata de algún canto sagrado, acaso un salmo.

Quizás María recuerda los cantos del Templo. Debe tratarse de un dulce recuerdo. Efectivamente, deja sobre su regazo sus manos, y con ellas el hilo y el huso, y levanta la cabeza para apoyarla en la pared, hacia atrás.

Su rostro está encendido de un lindo rubor; los ojos, perdidos tras algún dulce pensamiento, brillantes por un golpe de llanto, que no los rebosa pero sí los agranda.

Y, a pesar de todo, los ojos sonríen ante ese pensamiento que ven y que los abstrae de lo sensible.

Resaltando de su vestido blanco sencillísimo, circundado por las trenzas, que lleva recogidas como corona en torno a la cabeza, el rostro rosado de María parece una linda flor.

El canto pasa a ser oración:

–      Señor Dios Altísimo, no te demores más en mandar a tu Siervo para traer la paz a la tierra.

Suscita el tiempo propicio y la virgen pura y fecunda para la venida de tu Cristo. Padre, Padre santo, concédele a tu sierva ofrecer su vida para esto.

Concédeme morir tras haber visto tu Luz y tu Justicia en la Tierra, sabiendo que la Redención se ha cumplido.

¡Oh, Padre Santo, manda a la Tierra el Suspiro de los Profetas! Envía el Redentor a tu sierva.

Que cuando cese mi día se me abra tu Casa por haber sido abiertas sus puertas por tu Cristo para todos aquellos que en ti hayan esperado. Ven, ven, Espíritu del Señor. Ven a los fieles tuyos que te esperan.

¡Ven, Príncipe de la Paz!…

María se queda así ensimismada… La cortina se mueve más fuerte, como si alguien la estuviera aventando con algo o quisiera descorrerla.

Y una luz blanca de perla fundida con plata pura, hace más claras las paredes tenuemente amarillentas, hace más vivos los colores de las telas, más espiritual el rostro alzado de María.

En la luz se prosterna el Arcángel.

La cortina no ha sido descorrida ante el misterio que se está verificando; es más, ya no se mueve: pende, rígida, pegada a las jambas, separando, como una pared, el interior del exterior.

El Arcángel necesariamente debe adquirir un aspecto humano; pero es un aspecto ultra-humano. ¿De qué carne está compuesta esta figura bellísima y fulgurante?

¿Con qué sustancia la ha materializado Dios para hacerla sensible a los sentidos de la Virgen? Sólo Dios puede poseer estas substancias y usarlas de esa manera perfecta.

Es un rostro, es un cuerpo, son ojos, boca, cabellos y manos como las nuestras; pero no se trata de nuestra opaca materia:

es una luz que ha tomado color de carne, de ojos, de cabellera, de labios, una luz que se mueve y sonríe y mira y habla.

–     ¡Salve, María, llena de Gracia, salve!

La voz es un dulce arpegio como de perlas chocadas contra un metal precioso.

María se estremece y baja la mirada. Su estremecimiento aumenta cuando ve a la fúlgida criatura arrodillada aproximadamente a un metro de distancia de Ella,

con las manos cruzadas sobre el pecho, mirándola con una veneración infinita.

María, repentinamente, se pone en pie y aprieta su cuerpo contra la pared. Palidece y se ruboriza alternativamente.

Su rostro expresa estupor y turbación. Inconscientemente aprieta sus manos contra el pecho escondiéndolas en las anchas mangas.

Se recoge sobre sí misma como queriendo esconder lo más posible su cuerpo: un acto de delicado pudor.

–     No. No temas.

¡El Señor está contigo! ¡Bendita tú entre todas las mujeres!.

A pesar de estas palabras, María sigue temiendo. ¿De dónde viene ese ser extraordinario? ¿Es un enviado de Dios, o del Engañador?

–    ¡No temas, María! – insiste el Arcángel.

Yo soy Gabriel, el Ángel de Dios. Mi Señor me ha enviado a ti. No temas, porque has hallado gracia ante Dios.

Tú concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo, y le pondrás por nombre «Jesús». Será grande, será llamado Hijo del Altísimo, y verdaderamente lo será.

El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y reinará para siempre en la casa de Jacob, y su Reino no tendrá fin nunca.

Comprende, santa Virgen amada del Señor, Hija bendita suya, llamada a ser Madre de su Hijo, comprende qué Hijo vas a engendrar. 

María responde:

–     ¿Cómo puede suceder esto si yo no conozco hombre?

¿Acaso el Señor ya no acoge el ofrecimiento de su sierva? ¿Es que ya no quiere que sea virgen por amor a Él?.

–     No vas a ser madre por obra de varón, María.

Tú eres la eterna Virgen, la Santa de Dios. El Espíritu Santo descenderá sobre ti y la potencia del Altísimo te cubrirá con su sombra.

Por eso, Santo se llamará el que nacerá de ti, e Hijo de Dios. Todo lo puede el Señor, Dios nuestro. Isabel, la estéril, en su vejez ha concebido un hijo que será el Profeta de tu Hijo, el que preparará sus caminos.

El Señor la ha liberado de su oprobio y su memoria quedará en las gentes unida a tu nombre, como el nombre de su hijo al de tu Hijo Santo,

y hasta el final de los siglos las gentes os llamarán bienaventuradas por la gracia del Señor que habéis recibido, y a ti especialmente, María, porque habrán recibido la Gracia por medio de ti.

Isabel está ya en su sexto mes, y su peso, paradójicamente, la regocija, y más aún la regocijará cuando conozca el motivo de tu gozo.

Para Dios nada es imposible, María, llena de Gracia. ¿Qué debo responderle a mi Señor?

No te turbe ningún tipo de pensamiento. Él tutelará tus intereses si te pones en sus manos. ¡El mundo, el Cielo, Dios eterno esperan tu respuesta!.

38. Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue. Lucas 1

María, cruzando a su vez sus manos sobre el pecho e inclinándose con gesto reverente dice:

–     He aquí la esclava de Dios.

Hágase de mí según su palabra.

El Ángel resplandece de alegría y se pone en actitud adorante, puesto que, sin duda, ve al Espíritu de Dios descender sobre la Virgen, inclinada en gesto de adhesión;

luego desaparece sin mover la cortina, dejándola cerrada cubriendo el Misterio santo.  

UNA ESTIRPE DIVINA 2

Joaquín y Ana poseían la Sabiduría.

Antes de proseguir hago una observación. La casa no me ha parecido la de Nazaret, bien conocida.

Al menos la habitación es muy distinta. Con respecto al huerto – jardín, debo decir que es también más amplio; además, se ven los campos, no muchos, pero… los hay.

Después, ya casada María, sólo está el huerto (amplio, eso sí, pero sólo huerto). Y esta habitación que he visto no la he observado nunca en las otras visiones.

No sé si pensar que por motivos pecuniarios los padres de María se hubieran deshecho de parte de su patrimonio, o si María, dejado el Templo, pasó a otra casa, que quizás le había dado José.

No recuerdo si en las pasadas visiones y lecciones recibí alguna vez alusión segura, a que la casa de Nazaret fuera la casa natal. Mi cabeza está muy cansada.

Además, sobre todo por lo que respecta a los dictados, olvido enseguida las palabras, aunque, eso sí, me quedan grabadas las prescripciones que contienen y en el alma, la luz.

Pero los detalles se borran inmediatamente. Si al cabo de una hora tuviera que repetir lo que he oído, aparte de una o dos frases de especial importancia, no sabría nada más.

Las visiones, por el contrario, me quedan vivas en la mente, porque las he tenido que observar por mi misma. Los dictados los recibo.

Aquéllas, por el contrario, tengo que percibirlas; permanecen, por tanto, vivas en el pensamiento, que ha tenido que trabajar para advertir sus distintas fases.

Esperaba un dictado sobre la visión de ayer, pero no lo ha habido. Empiezo a ver y escribo….

(Esta  es la experiencia de María Valtorta.

Y nuestras propias experiencias, serán de acuerdo a la Voluntad de Dios. 

Los católicos poseemos la Verdad Revelada…

Y cuando cumplimos TODOS los requisitos que la Iglesia Catolica, Apostólica y Romana, EXIGE, 

NO PODEMOS CALLAR,

ANTE LO QUE ESTAMOS VIENDO, OYENDO y experimentando con los Carismas del Espíritu Santo…)

No olvidemos que TODO lo que estamos estudiando, ES UN CURSO DE ENTRENAMIENTO de nuestro cuerpo espiritual… 

PORQUE ES LO QUE VIVIREMOS EL RESTO SANTO

Fuera de los muros de Jerusalén, en las colinas, entre los olivos, hay gran multitud de gente.

Parece un enorme mercado, pero no hay ni casetas ni puestos de venta, ni voces de charlatanes y vendedores ni juegos.

Hay muchas tiendas hechas de lana basta, sin duda impermeables, extendidas sobre estacas hincadas en el suelo.

Atados a las estacas hay ramos verdes, como decoración y como medio para dar frescor.

Otras, sin embargo, están hechas sólo de ramos hincados en el suelo y atados así ; éstas crean como pequeñas galerías verdes.

Bajo todas ellas, gente de las más distintas edades y condiciones y un rumor de conversación tranquilo e íntimo en que sólo desentona algún chillido de niño.

Cae la tarde y ya las luces de las lamparitas de aceite resplandecen acá y allá por el extraño campamento. En tomo a estas luces, algunas familias, sentadas en el suelo, están cenando.

Las madres tienen en su regazo a los más pequeños, muchos de los cuales, cansados, se han quedado dormidos teniendo todavía el trozo de pan en sus deditos rosados,

su cabecita sobre el pecho materno, como los polluelos bajo las alas de la gallina.

Las madres terminan de comer como pueden, con una sola mano libre, sujetando con la otra a su hijito contra su corazón.

Otras familias, por el contrario, no están todavía cenando. Conversan en la semioscuridad del crepúsculo esperando a que la comida esté hecha.

Se ven lumbres encendidas, desperdigadas; en torno a ellas trajinan las mujeres. Alguna nana muy lenta, yo diría casi quejumbrosa, mece a algún niño que halla dificultad para dormirse.

Encima, un hermoso cielo sereno, azul cada vez más oscuro hasta semejar a un enorme toldo de terciopelo suave de un color negro – azul;

un cielo en el que, muy lentamente, invisibles artífices y decoradores estuvieran fijando gemas y lamparitas, ya aisladas, ya formando caprichosas líneas geométricas,

entre las que destacan la Osa Mayor y Menor, que tienen forma de carro con la lanza apoyada en el suelo una vez liberados del yugo los bueyes.

La estrella Polar ríe con todos sus resplandores. Me doy cuenta de que es el mes de Octubre.

Aparece en la escena Ana. Viene de una de las hogueras con algunas cosas en las manos y colocadas sobre el pan, que es ancho y plano, como una torta de las nuestras, y que hace de bandeja.

Trae pegado a las faldas a Alfeo, que va parla que te parla con su vocecita aguda.

Joaquín está a la entrada de su pequeña tienda (toda de ramajes). Habla con un hombre de unos treinta años, al que saluda Alfeo desde lejos con un gritito diciendo: «Papá».

Cuando Joaquín ve venir a Ana se da prisa en encender la lámpara.

Ana pasa con su majestuoso caminar regio entre las filas de tiendas; regio y humilde. No es altiva con ninguno.

Levanta a un niñito, hijo de una pobre, muy pobre, mujer, el cual ha tropezado en su traviesa carrera y ha ido a caer justo a sus pies.

Dado que el niñito se ha ensuciado de tierra la carita y está llorando, ella le limpia y le consuela y, habiendo acudido la madre disculpándose, se lo restituye diciendo:

–     ¡Oh, no es nada!

Me alegro de que no se haya hecho daño. Es un niño muy agradable ¿Qué edad tiene?».

–     Tres años.

Es el penúltimo. Dentro de poco voy a tener otro. Tengo seis niños. Ahora querría una niña… Para una mamá es mucho una niña….

–     ¡Grande ha sido el consuelo que has recibido del Altísimo, mujer!

Ana suspira.

La otra mujer dice:

–     Sí. Soy pobre.

Pero los hijos son nuestra alegría, y ya los más grandecitos ayudan a trabajar. Y tú, señora.

Todos los signos son de que Ana es de condición más elevada y la mujer lo ha visto.

–     ¿Cuántos niños tienes?

–      Ninguno.

–     ¿Ninguno! ¿No es tuyo éste?

–     No. De una vecina muy buena. Es mi consuelo…

–     ¡Oh!

La mujer pobre la mira con piedad.

la saluda con un gran suspiro y se dirige a su tienda. 

Y dice:

–     Te he hecho esperar, Joaquín.

Me ha entretenido una mujer pobre, madre de seis hijos varones, ¡Fíjate! Y dentro de poco va a tener otro hijo.

Joaquín suspira.

El padre de Alfeo llama a su hijo, pero éste responde: «Yo me quedo con Ana. Así la ayudo.

Todos se echan a reír.

Ana responde:

–     Déjalo. No molesta.

Todavía no le obliga la Ley. Aquí o allí… no es más que un pajarito que come.

Y se sienta con el niño en el regazo, le sirve la cena en un plato a su marido y luego da al niño un pedazo de torta y pescado asado. Veo que hace algo antes de dárselo. Quizás le ha quitado la espina.

La última que come es ella.

La noche está cada vez más poblada de estrellas y las luces son cada vez más numerosas en el campamento.

Luego muchas luces se van poco a poco apagando: son los primeros que han cenado, que ahora se echan a dormir.

Va disminuyendo también lentamente el rumor de la gente. No se oyen ya voces de niños. Sólo resuena la vocecita de algún lactante buscando la leche de su mamá.

La noche exhala su brisa sobre las cosas y las personas, y borra penas y recuerdos, esperanzas y rencores.

Bueno, quizás estos dos sobrevivan, aun cuando hayan quedado atenuados, durante el sueño, en los sueños.

Ana está meciendo a Alfeo, que empieza a dormirse en sus brazos.

Entonces cuenta a su marido el sueño que ha tenido:

–     Esta noche he soñado que el próximo año voy a venir a la Ciudad Santa para dos fiestas en vez de para una sola. Una será el ofrecimiento de mi hijo al Templo… ¡Oh! ¡Joaquín!..

El anciano responde:

–     Espéralo, espéralo. Ana.

¿No has oído alguna palabra? ¿El Señor no te ha susurrado al corazón nada?

–      Nada. Un sueño sólo…

–      Mañana es el último día de oración.

Ya se han efectuado todas las ofrendas. No obstante, las renovaremos solemnemente mañana. Persuadiremos a Dios con nuestro fiel amor. Yo sigo pensando que te sucederá como a Ana de Elcana.

–     Dios lo quiera…

¡Si hubiera, ahora mismo, alguien que me dijera: «Vete en paz. El Dios de Israel te ha concedido la gracia que pides»!…

–     Si ha de venir la gracia, tu niño te lo dirá moviéndose por primera vez en tu seno.

Será voz de inocente y, por tanto, voz de Dios.

Ahora el campamento calla en la oscuridad de la noche.

Ana lleva a Alfeo a la tienda contigua y lo pone sobre la yacija de heno junto a sus hermanitos, que ya están dormidos.

Luego se echa al lado de Joaquín. Su lamparita también se apaga, una de las últimas estrellitas de la tierra.

Quedan, más hermosas, las estrellas del firmamento, velando a todos los durmientes.

Dice Jesús: 

«Los justos son siempre sabios, porque, siendo como son amigos de Dios, viven en su compañía y reciben instrucción de Él, de Él que es Infinita Sabiduría.

Mis abuelos eran justos; poseían, por tanto, la sabiduría. Podían decir con verdad cuanto dice la Escritura cantando las alabanzas de la Sabiduría en el libro que lleva su nombre:

«Yo la he amado y buscado desde mi juventud y procuré tomarla por esposa».

Ana de Aarón era la mujer fuerte de que habla el Antepasado nuestro. Y Joaquín, de la estirpe del rey David, no había buscado tanto belleza y riqueza cuanto virtud. Ana poseía una gran virtud.

Toda las virtudes unidas como ramo fragante de flores para ser una única, bellísima cosa, que era la Virtud, una virtud real, digna de estar delante del Trono de Dios.

Joaquín, por tanto, había tomado por esposa dos veces a la sabiduría «amándola más que a cualquier otra mujer»: la sabiduría de Dios contenida dentro del corazón de la mujer justa.

Ana de Aarón no había tratado sino de unir su vida a la de un hombre recto, con la seguridad de que en la rectitud se halla la alegría de las familias.

Y para ser el emblema de la «mujer fuerte», no le faltaba sino la corona de los hijos, gloria de la mujer casada, justificación del vínculo matrimonial, de que habla Salomón; como también a su felicidad sólo le faltaban estos hijos,

flores del árbol que se ha hecho uno con el árbol cercano obteniendo copiosidad de nuevos frutos en los que las dos bondades se funden en una, pues de su esposo nunca había recibido ningún motivo de infelicidad.

Ella, ya tendente a la vejez, mujer de Joaquín desde hacía varios lustros, seguía siendo para éste «la esposa de su juventud, su alegría, la cierva amadísima, la gacela donosa»,

cuyas caricias tenían siempre el fresco encanto de la primera noche nupcial y cautivaban dulcemente su amor, manteniéndolo fresco como flor que el rocío refresca…

y ardiente como fuego que siempre una mano alimenta. Por tanto, dentro de su aflicción, propia de quien no tiene hijos, recíprocamente se decían «palabras de consuelo en las preocupaciones y fatigas».

Y la Sabiduría eterna, llegada la hora, después de haberlos instruido en la vida, los iluminó con los sueños de la noche, lucero de la mañana del poema de gloria que había de llegar a ellos: María Santísima., la Madre mía.

Si su humildad no pensó en esto, su corazón sí se estremeció esperanzado ante el primer tañido de la promesa de Dios.

Ya de hecho hay certeza en las palabras de Joaquín: «Espéralo, espéralo… Persuadiremos a Dios con nuestro fiel amor».

Soñaban un hijo, tuvieron a la Madre de Dios.

Las palabras del libro de la Sabiduría parecen escritas para ellos: «Por ella adquiriré gloria ante el pueblo… por ella obtendré la inmortalidad y dejaré eterna memoria de mí a aquellos que vendrán después de mí».

Pero para obtener todo esto, tuvieron que hacerse reyes de una virtud veraz y duradera no lesionada por suceso alguno.

Virtud de Fe. Virtud de caridad. Virtud de esperanza. Virtud de castidad. ¡Oh, la castidad de los esposos! Ellos la vivieron, pues no hace falta ser vírgenes para ser castos.

Los tálamos castos tienen por custodios a los ángelesy de tales tálamos provienen hijos buenos que de la virtud de sus padres hacen norma para su vida.

Mas ahora ¿Dónde están?

Ahora no se desean hijos, pero no se desea tampoco la castidad. Por lo cual Yo digo que se profana el amor y se profana el tálamo.

«La CASTIDAD no es una cuestión fácil. Vas contracorriente todos los días. Aristóteles decía: «No hay conquista más grande que la conquista de uno mismo.» Es una libertad, la libertad de hacer lo correcto. LA CASTIDAD ES UN ENTRENAMIENTO…

APOCALIPSIS 12, 2

La Virgen Morena no sólo es patrona de México sino también Emperatriz de las Américas, desde Chile hasta Canadá.

Mientras que otras manifestaciones de María reclaman a lo sumo una región o un país, Guadalupe es la única que reina sobre dos continentes.

Y si eso no es suficiente, a mediados del siglo XX, también fue declarada patrona de las Filipinas, hogar de la tercera población católica más grande del mundo.  

Pero siguiendo con el análisis del ayate de Juan Diego veamos que más encontramos:

Los Rayos.

El sol en todas partes, para desterrar las tinieblas.

Ciento veintinueve rayos de oro. No existe metal transparente y sin embargo a través de este metal se ven los hilos del ayate.

Este dorado, dotado de transparencia no puede ser obra humana, ni tampoco existe sobre la Tierra

Los ojos.

La tecnología digital da nueva luz a uno de los fenómenos que es todavía una incógnita para la ciencia:

el misterio de los ojos de la Virgen de Guadalupe.

Los resultados de esta investigación fueron revelados por el ingeniero José Aste Tonsman, del Centro de Estudios Guadalupanos de México, en el Ateneo pontificio «Regina Apostolorum», de Roma.

El doctor Aste, graduado en ingeniería en sistemas ambientales por la Universidad de Cornell,

ha estudiado durante más de veinte años la imagen impresa de la Virgen en el burdo tejido hecho con fibras de maguey, una especie de cactus,

de la tilma del beato Juan Diego, el indígena que recibió las apariciones que cambiaron decisivamente la historia de México.

Se trata de una tela que no dura más de veinte años, pero la imagen se mantiene intacta como el primer día desde hace casi cinco siglos,

después de haber permanecido más de un siglo sobre una pared húmeda, entre el humo de miles de velas, y manoseada por muchedumbres de indígenas.

En su conferencia, el doctor Aste insistió en que nos encontramos ante una imagen «que no ha sido pintada por mano de hombre».

Ya en el siglo XVIII varios científicos realizaron pruebas y estudios que mostraban cómo era imposible pintar una imagen así en un tejido de tal textura.

Richard Jun, premio Nobel de Química, recordó el doctor Aste Tonsman, hizo análisis químicos en los que se pudo constatar que la imagen no tiene colorantes naturales, ni animales, ni mucho menos minerales.  

Dado que en aquella época no existían los colorantes sintéticos, la imagen, en este aspecto, es inexplicable.

En 1979 los estadounidenses Philip Callahan y Jody B. Smith estudiaron la imagen con rayos infrarrojos,

y descubrieron con sorpresa que no había huella de pintura y que el tejido no había sido tratado con ningún tipo de técnica.

Aste se pregunta: «¿Cómo es posible explicar esta imagen y su consistencia en el tiempo sin colores y con un tejido que no ha sido tratado?

Es más, ¿Cómo es posible que, a pesar de que no haya pintura, los colores mantengan su luminosidad y brillantez?».

El ingeniero peruano añadió que «Callahan y Smith han mostrado cómo la imagen cambia ligeramente de color según el ángulo de visión,

un fenómeno que se conoce con el término de iridiscencia, una técnica que no se puede reproducir con manos humanas».

Pero, en particular, este prestigioso científico investigó el enigma de los ojos.

El reflejo transmitido por los ojos de la Virgen de Guadalupe, es la escena en la que Juan Diego mostraba al obispo fray Juan de Zumárraga

y a los presentes en la estancia, el manto con la misteriosa imagen  el 9 de diciembre de 1531. 

Comenzó a desarrollar su estudio en 1979.

Aumentó los iris de los ojos de la Virgen hasta alcanzar una escala 2.500 veces superior al tamaño real,

Y a través de procedimientos matemáticos y ópticos, logró identificar doce personajes impresos en los ojos de la Virgen.

En los ojos de la Virgen -revela- se encuentran reflejados los testigos del milagro guadalupano, el momento en que Juan Diego mostraba el ayate al obispo.

Los ojos de la Virgen tienen así el reflejo que hubiera quedado impreso en los ojos de cualquier persona en esa posición.

Se puede distinguir un indio sentado, que mira hacia lo alto; el perfil de un hombre anciano, con la barba blanca y la cabeza con calvicie avanzada,

como el retrato de Juan de Zumárraga realizado por Miguel Cabrera para representar el milagro; un hombre más joven, con toda probabilidad el intérprete Juan González;

un indio de rasgos marcados, con barba y bigote, que abre su propio manto ante el obispo, sin duda Juan Diego;

una mujer de rostro oscuro, una sierva negra que estaba al servicio del obispo; un hombre de rasgos españoles que mira pensativo acariciándose la barba con la mano.

En definitiva, en los ojos de la imagen de la Virgen de Guadalupe está impresa, una especie de instantánea de lo que sucedió en el momento en que tuvo lugar el milagro.

En el centro de las pupilas, además, a escala mucho más reducida, se puede ver otra escena, totalmente independiente a la primera.

Se trata de una familia indígena compuesta por una mujer, un hombre y  algunos niños. En el ojo derecho, aparecen otras personas de pie detrás de la mujer.

Y la Tremenda SEÑAL, plasmada en una sencilla tilma de fibra de maguey, que tiene medio milenio de existencia y  QUE FULGURA EN LA BASÍLICA DEL TEPEYAC,..

Hasta aquí llega la ciencia, fue la conclusión de Aste Tönsmann.

El cómo se ha realizado algo tan maravilloso no es posible descifrarlo con métodos científicos.

El investigador peruano, sin embargo, se aventura a ofrecer un por qué:

considera que en los ojos de la virgen hay un mensaje «escondido» reservado para nuestro tiempo;

en el que la tecnología es apta para descubrirlo…

Y cuando este mensaje sea más necesario.

«Este puede ser el caso de la imagen de la familia en el centro del ojo de la Virgen, en una época en que la familia está bajo un serio ataque en nuestro mundo moderno» .

Un mensaje además, universal y antirracista, pues varias etnias se encuentran reflejadas.

Estudios oftalmológicos realizados a los ojos de María Santísima han detectado que al acercarles luz, la pupila se contrae,

y al retirar la luz, se vuelve a dilatar, tal cual como ocurre en un ojo vivo.

¡Los ojos de María están vivos en la tilma!.

También se descubre que los ojos poseen los tres efectos de refracción de la imagen, que un ojo humano normalmente posee.

Lograr estos efectos a pincel es absolutamente imposible, aún en la actualidad.

El Dr. Enrique Graue, oftalmólogo de fama internacional, director de un hospital oftalmológico en México, afirma:

«Examiné los ojos con oftalmoscopio de alta potencia… y pude apreciar en ellos profundidad de ojo, como al estar viendo un ojo vivo».

En estos ojos aparece el efecto Púrkinje-Sánsom: se triplica la imagen en la córnea y en las dos caras del cristalino.

Este efecto fue estudiado por el Dr. Púrkinje de Breslau y Sánsom de París, y en oftalmología se conoce por el fenómeno Púrkinje-Sánsom.  

Este fenómeno, exclusivo del ojo vivo, fue observado también en el ojo de la Virgen de Guadalupe, por el Dr. Rafael Torija con la ayuda de un oftalmoscopio.

Él lo certifica con estas palabras: «Los ojos de la Virgen de Guadalupe dan la impresión de vitalidad».

Lo mismo afirman los doctores Guillermo Silva Ribera, Ismael Ugalde, Jaime Palacio, etc.

Desde el año 1950, los ojos de la Virgen de Guadalupe han sido examinados por una veintena de oftalmólogos.

Según un estudio por computadora, son ojos de una persona viva.

Están semicerrados, símbolo de pureza, humildad.

En el ojo izquierdo descubrieron un indio de cuerpo entero y en el ojo derecho a un español barbudo. El iris del ojo izquierdo es ligeramente mas grande.

Descubre un cuerpo en ambas pupilas. Ni un oleo, guache, temple o pastel es posible pintar miniaturas.

La imagen de la Virgen de Guadalupe impresa en la tilma de Juan Diego tiene varios elementos, cada uno de ellos con un significado especial.

Conoce cuáles son:

Nubes.

Los antiguos mexicanos asociaban las nubes con lo divino. Las nubes se abren para dar paso a María, quien es enviada del cielo.

Rayos.

La Virgen de Guadalupe está rodeada de rayos del sol.

Ella está delante, como en un eclipse que, a diferencia de lo que creían los indígenas, no presagia destrucción sino una Nueva Era.

Manto color azul verde.

El color turquesa indica que es una emperatriz.

Las estrellas visibles en el Manto de María responden a la exacta configuración y posición, que el cielo de México presentaba en el día en que se produjo el milagro,

según revelan estudios astronómicos realizados sobre la imagen.

Cabello suelto.

El pelo suelto evidencia virginidad, pues las mujeres casadas se peinaban con trenzas.

Piel morena.

Su color de piel muestra una mezcla de raza blanca e indígena.

¿No estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y en hueco de mi mano?

Ojos.

Miran hacia abajo con ternura.

Estudios que se han realizado a la tilma muestran que la calidad de detalle de la imagen refleja, como ojos humanos vivos, a quienes estaban presentes al momento del milagro.

Cabeza inclinada y expresión facial.

Simboliza que a pesar de que viene del Cielo y pertenece a la realeza no viene a imponerse ni a arrasar, sino con actitud bondadosa y humilde.

Cruz negra en el cuello. Síntesis de dos culturas:

Su color recordaba a Quetzalcóatl, se había transformado en hormiga negra para crear a la humanidad, pero su forma la cruz de Cristo, verdadero Dios y Hombre que dio Su vida para nuestra salvación.

Manos unidas.

En oración y como formando la casita que pidió para poder recibir en ella a todos sus hijos, escucharlos y darles su amor, su mirada compasiva y su auxilio.

Parecen tener dos tonos distintos, representan razas distintas unidas por la misma fe.

Cinta negra.

La empleaban las mujeres nobles embarazadas (‘encinta’).

Vientre abultado.

Muestra un embarazo avanzado, a unos días de dar a luz. 

EL VIENTRE DE MARÍA LATE CON VIDA ADENTRO

Otro descubrimiento fue, que un ginecólogo colocó su estetoscopio en el vientre de la imagen… Y escuchó y sintió un pulso de 115 a 120 por minuto, igual al examen de una mujer embarazada con su feto.

Lo que se atribuye al pulso del niño Jesús que se está gestando.

Y este cuadro celestial, con su sola Presencia, provocó la conversión del pueblo azteca, pues María los evangelizó, con sólo mirarla…

Rodilla flexionada.

Los indígenas danzaban a manera de oración.

Nuevamente sintetiza dos mentalidades: la oración occidental, con sus manos unidas y la oración indígena, con su rodilla doblada que expresa movimiento, ‘paso de danza’.

El contorno del manto.

Es perfil negro, que nos recuerda la profecía de Simeon: “estaría rodeada de muchos dolores”.

Señora de los mares y estrellas del cielo.  

Manto azul verdoso

 De acuerdo con el doctor Juan Homero Hernández Illescas se comprueba, con admirable exactitud, que en el manto de la Virgen de Guadalupe está reproducido el cielo. del momento de la aparición:

la mañana del solsticio de invierno de 1531.

En el manto están representadas las estrellas más brillantes de las principales constelaciones visibles desde el Valle del Anáhuac aquella madrugada del 12 de diciembre de 1531.

Allí están las constelaciones completas.

Las estrellas se encuentran agrupadas como en la realidad.

Son un deslumbrantes testimonian la grandeza del milagro.

El manto azul

salpicado de estrellas es la “Tilma de Turquesa” con que se revestían los grandes señores.

E indica la nobleza y la importancia del portador.

Los rayos del sol

circundan totalmente a la Guadalupana como para indicar que es portadora de la luz del Sol que disipa las Tinieblas.

Símbolo de Huitzilopochtli, azul verdoso, dios del firmamento a quien llamaban “azul cielo”. Cubre su cabeza y su cuerpo. Esta adornado por un ancho galón de oro.

Tiene 46 estrellas de ocho puntas.

Veintidós del lado derecho y veinticuatro del lado izquierdo.

Símbolo de las gracias y dones repartidos por los santos. Constelación: solsticio de invierno.

Manto cubierto de estrellas.

Su manto está lleno de estrellas no puestas al azar sino que coinciden con las constelaciones que brillaban en esa fecha sobre el valle de México.

Túnica rosa.

Por su color, representa la tierra. Contiene nueve flores doradas que representan los nueve pueblos indígenas que peregrinaron y poblaron nuestro valle.

Flores y tallos.

Siguen los pliegues del vestido porque son códices no adornos.

Los tallos surgen como del manto, que representa el cielo.

Son ríos divinos que dan vida y rematan en flores que representan lo más bello de lo verdadero, entre las cuales unas simbolizan una nueva era,

anunciada por una conjunción planetaria, otras son como corazones con rostro que representan el amor de un Dios que se ha hecho Hombre y a la vez representan al Tepeyac,

desde el cual sale un mensaje hacia todos los puntos cardinales. Se expresa así la misericordia divina y la salvación para todos los pueblos.

Flores coinciden con volcanes en el mapa de México.

Si se coloca un mapa orográfico de México sobre la túnica se descubre que los volcanes coinciden con las flores.

Flor de cuatro pétalos en el centro de su vientre.

Para los indígenas representaba los cuatro elementos, los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones, las cuatro épocas pasadas a la espera del quinto sol.

Es una flor solar cuyo centro representa al Niño Sol, y cuya posición indica movimiento perpetuo, es decir:

Que en el vientre de María está Dios, Omnipotente y Eterno, Sol verdadero que se ha hecho cercano y viene no a destruir sino a iluminar.

Luna negra.

Alude al nombre náhuatl de México (‘en el ombligo de la luna’).

Ángel.

Es indio, niño y anciano a la vez, fuerte y sabio. Mensajero de la Virgen, representa a Juan Diego, portador de la gran noticia que trae vida y verdad.  

Alas del Ángel.

De color verde, blanco y rojo, colores sagrados para los indígenas y con el tiempo, los que se plasmaron en la bandera de México.

Manos del Ángel.

Con una toma el manto y con la otra la túnica. Expresa la comunicación, la unión del cielo con la tierra.

HECHOS INEXPLICABLES POCO CONOCIDOS

Los  rigurosos estudios científicos, antropológicos y académicos sobre la imagen de la Virgen de Guadalupe han develado importantes aspectos,

siendo los más significativos hasta el momento lo descubierto en sus ojos  y el mapa de la bóveda celeste plasmado de forma extraordinaria en su manto…

Dejando entrever un claro Signo no solo de unión y protección de la Santísima Virgen como Madre de la humanidad y su fusión con el Universo, como Madre de todo lo creado,

Sino porque además dejó un testimonio milagroso que aglutinó la mirada no solo de los creyentes, también atrajo el interés de los hombres de ciencia,

debido a la misteriosa naturaleza y profundidad del mensaje plasmado en una tilma indígena.

Mensaje que sigue velado en gran parte hasta nuestros días.

En agosto de 2017, circularon dos enlaces en los medios sociales que sugerían que la NASA había anunciado que había considerado a la Virgen de Guadalupe de la Ciudad de México, estampada en una tilma,

una capa o manto hecho de fibra de cactus, sobre la cual su cara está impresa como “viva”, en el sentido de que la imagen reacciona a estímulos externos.

Hecho principalmente de fibras de cactus, la tilma era de muy mala calidad y tenía una superficie áspera, haciendo que fuera difícil de usar, mucho menos para pintar una imagen tan delicada y prodigiosa en él.

Basílica cerrada y sin peregrinos en este Doce de Diciembre 2020

Para que se pudiera utilizar y al analizarla, lo primero que se observa es que la parte que contiene la imagen, se siente como la seda al tacto;

 mientras que la parte no utilizada de la tilma permanece áspera.

Lo que es más, los expertos en fotografía infrarroja, estudiando la tilma a finales de los años 70, determinaron que no había pinceladas (¡ninguna!)

Era como si la imagen hubiera sido pegada a la superficie de una sola vez, y fue descubierta por el Dr. Phillip Callahan, un biofísico de la Universidad de Florida,

dice que es imposible recrear la diferencia de apariencia con su textura y coloración de la piel de Nuestra Señora de cerca en comparación con una pequeña distancia.

Semejante técnica sería un logro imposible en manos humanas.

Ocurre a menudo en la naturaleza, sin embargo, en el colorido de plumas de pájaro y escamas de mariposa, y en el elítra de escarabajos de colores brillantes…

Al alejarse lentamente de la pintura, a una distancia donde el pigmento y la escultura de superficie se mezclan, la belleza abrumadora de la Madonna de color oliva, emerge prodigiosa y cautivadora.

En 1979, cuando el Dr. Callahan estaba analizando la tilma usando tecnología infrarroja, aparentemente descubrió también que la tilma mantiene una temperatura constante de 98.6 grados Fahrenheit

(36.6-37 grados centígrados), lo mismo que la de una persona viviente.

Cuando el Dr. Carlos Fernández de Castillo, un ginecólogo mexicano, examinó la tilma, notó por primera vez una flor de cuatro pétalos sobre el vientre de María.

La flor, para los aztecas, se llamaba Nahui Ollin y era el símbolo del sol, así como un símbolo de plenitud.

PARECE SER VIRTUALMENTE INDESTRUCTIBLE.

A lo largo de los siglos se han producido dos sucesos distintos en torno a la tilma, uno en 1785 y otro en 1921.

En 1785, un trabajador estaba limpiando el vidrio de la imagen cuando accidentalmente derramó el 50% de disolvente de ácido nítrico sobre una gran parte de la imagen misma.

La imagen y el resto de la tilma, que debería haber sido devorada casi instantáneamente por el derrame, fue restaurada durante los 30 días siguientes.

Tiene la mancha del ácido en una de las esquinas, aunque está más deteriorada por la parte de atrás que por la de enfrente.

Y permanece indemne hasta el día de hoy, aparte de pequeñas manchas en las partes que no llevan la imagen.

El 14 de noviembre de 1921, Luciano Pérez, un anarquista español, depositó un arreglo floral al lado de la Tilma de Juan Diego que contenía 29 varas de dinamita. 

Cuando estalló la bomba, casi todo, desde el altar de mármol y el suelo a unos pocos metros de distancia de la explosión, hasta las ventanas a 150 metros de distancia se rompieron…

Convirtió en polvo jarrones, floreros y vidrios de casas cercanas a la basílica y el cristal de un cuadro de San Juan colgado detrás de la Virgen de Guadalupe.

Esto es totalmente cierto.

Pero el milagro fue que a pesar de la dinamita, la imagen no tuvo daño.

Esto fue observado por los que estaban en ese momento rezando a la imagen.

Y que también fueron los que lograron dar las declaraciones y atrapar a los sujetos.

Pero posteriormente fueron liberados, por obvias razones, porque el gobierno lo había planeado y no iba a dejar presos a sus cómplices.

Una Cruz de pesado metal que se encontraba en las proximidades fue totalmente doblada por la explosión y se guarda como testimonio en el templo.

Sin embargo, el cristal que protegía la Tilma no se rompió, teniendo en cuenta que en aquella época no había cristales blindados.  

El único daño que ocurrió cerca de la tilma fue un fuerte crucifijo de latón, que fue torcido y doblado hacia atrás por la explosión”

LA CIENCIA Y LOS HEREJES ESTÁN PERPLEJOS

Algunos estudios son verdaderamente sorprendentes…

Los más mencionados son: Miguel Cabrera (siglo XVIII), Phillip Serna Callahan y Jody Brant Smith (siglo XX), José Sol (siglo XX), José Flores (siglo XX), entre otros.

“Callahan y Smith, la analizan con película infrarroja y se topan con la sorpresa de que la túnica rosa es transparente al infrarrojo.” Y afirman que la imagen es de origen inexplicable.

Además el azul del manto, unido a la intensidad, duración y a su semitransparencia, combinado a la densidad, dejaron perplejos a los estudiosos.

Y se refieren al manto, la túnica, las manos y el rostro de la Virgen, con estupor y algunos con escepticismo.

Pero las conclusiones no pueden negarlas…

No hay preparación, ni existe decolaramiento.

Y dijeron que la imagen pierde su estética sin ellos. Y esto comprueba que en los milagros no existen explicaciones; porque todo desafía la lógica humana. 

«Guadalupe» en náhuatl significa: «aplasta la cabeza de la serpiente»Es justo Génesis 3,15: María Vencedora del Maligno.  Y la imagen de la tilma, es una pintura exacta como la detalla el Apocalipsis 12,

Aunque “No se ha descubierto ningún rastro de pintura en la tela. De hecho, a una distancia de 10 centímetros de la imagen, sólo se ve la tela de maguey en crudo.

Los colores desaparecen.

Estudios científicos no logran descubrir el origen de la coloración que forma la imagen, ni la manera en que la misma fue pintada.

No se detectan rastros de pinceladas o de otra técnica de pintura conocida.”

Afirmaron que el material que origina los colores no es ninguno de los elementos conocidos en la tierra.

Es mucho más importante precisar que la Virgen mantiene un atractivo hacia los fieles, que ha aumentado con el tiempo y con los sorprendentes resultados, que la ciencia moderna obtiene

Con los nuevos descubrimientos que arroja el Misterio del Tepeyac.

Hicieron pasar un rayo láser en forma lateral sobre la tela, detectándose que la coloración de la misma no está ni en el anverso ni en el reverso.  

Sino que los colores flotan a una distancia de tres décimas de milímetro sobre el tejido sin tocarlo, literalmente los colores se mantienen en el aire sobre la superficie de la tilma.

Su poder es acercarnos al Corazón de Jesús, como la Perfecta y Siempre Virgen María, Madre del Verdadero Dios, por quien se vive.

Ella la perfecta, es la Inmaculada que aparece rodeada del sol y con la luna bajo sus pies rodeada de doce estrellas.

Es la Mujer que acompaña al pueblo cristiano, tal y como Apocalipsis 12 relata.

Que Ella la Inmaculada, la Virgen, la Madre de Dios, la Virgen Asunta, siga siendo el faro de luz para los que la invoquen.

LA CONSERVACIÓN DEL AYATE

La tilma se ha conservado la mayor parte de los siglos expuesta al medioambiente y al manoseo de los fieles.

Se dice popularmente que no se puede explicar cómo esa imagen ha resistido casi cinco  siglos en un lienzo tan ordinario.

Existe un experimento realizado por el Dr. José Ignacio Bartolache en 1787, donde el resultado fue más que sorprendente,

pues cuando él intentó reproducir todas las condiciones con una tilma fabricada igual, ésta se desintegró en un lapso de 10 años.  

TIENE LA TEMPERATURA DEL CUERPO HUMANO

En agosto de 2017, circularon dos enlaces en los medios sociales que sugerían que la NASA había anunciado que había considerado a la Virgen de Guadalupe de la Ciudad de México, estampada en una tilma:

Una capa o manto hecho de fibra de cactus sobre la cual su cara está impresa como “viva”, en el sentido de que la imagen reacciona a estímulos externos.

Aunque afirman que el ayate tiene la temperatura del cuerpo humano, en una persona viva, 36.6 grados.

Y esto tiene confirmación en este testimonio de Manuel Capetillo.

LA TELA REPELE EL POLVO

Otro hecho notable, es que en la tilma no hay rastro de polvo ni de insectos vivos o muertos. Pues la imagen de la Virgen repele el polvo, a los insectos, los hongos y las bacterias.

Además que es refractaria a la humedad.  

Lo más increíble es la conservación de sus colores que a veces, pareciera que los acaban de pintar.

Se dice que en las fibras no hay restos de colorantes, ni vegetales, ni animales, ni minerales.

Y muchos estudiosos han quedado sorprendidos porque no se explican cómo aparecieron los colores.

LAS ESTRELLAS DEL MANTO REPRODUCEN EL CIELO DE 1531

Un estudio astronómico reveló que en el manto de la Virgen está representado el cielo en el solsticio de invierno a las 10:40 del martes 12 de diciembre de 1531, en la ciudad de México.

REINA DE MÉXICO Y EMPERATRIZ DE AMÉRICA

O sea en el momento preciso en que Juan Diego abrió su tilma y apareció estampada la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Y en el diseño de lo que parecen flores en la túnica rosa, están plasmadas las profecías evangélicas del Mesías, que terminan siendo confirmadas, por la doncella Virgen y Madre de Dios…

¡María tiene un códice azteca, plasmado en su atavío!

Y es nada más y nada menos, que una ¡Biblia Viviente..!

Todo esto lo anunció personalmente la Santísima María Inmaculada al pueblo de los aztecas… 

Y lo está proclamando ahora, la Reina de los Apóstoles, al mundo entero. 

Un mundo que ha olvidado a Dios y una cultura que está tratando de exterminar las enseñanzas del Evangelio…

Esta intervención Divina del Cielo deja al hombre un Signo extraordinario para indicarnos el camino a transitar,

de forma que seamos capaces de llegar al Conocimiento de la Verdad y así corregir nuestras desavenencias o bien para que mantengamos la Fe viva ante los embates del mundo.

Una profecía de esperanza, implícita en la imágen de la tilma, la cual interpretamos como un gran auxilio que el Cielo dará al hombre en el instante más álgido de la Gran Tribulación.

APOCALIPSIS 12, 1

«Guadalupe» en náhuatl significa: «aplasta la cabeza de la serpiente»Es justo Génesis 3,15: María Vencedora del Maligno.  Y la imagen de la tilma, es una pintura exacta como la detalla el Apocalipsis 12,

EL MISTERIO DE GUADALUPE ES INMENSO

El 9 de Diciembre de 1531 en la colina del Tepeyac, la Virgen María se le apareció a un campusino azteca y le dijo en lengua náhuatl, que quería una iglesia construida en su honor, en el mismo lugar donde le estaba hablando.

Cuando Juan Diego lo relató a los misioneros, el obispo pidió una señal de la aparición mariana en el Tepeyac.

Durante su tercera aparición, la Virgen de Guadalupe le dijo a Juan Diego, que recogiera algunas rosas que encontraría, en la cumbre del cerro.

Era invierno, hacía mucho frío y no era época de flores, sino solamente de poinsetias.

Pero Juan Diego obedeció y recogió en  su “tilma” o manto de fibra de cactus; las rosas de castilla que por entonces, no existían en México.

Y la Virgen Santísima las bendijo.  

Juan Diego volvió con el obispo y desplegó su tilma, revelando no sólo las intemporales rosas, sino también una imagen milagrosa de la Virgen impresa en el manto,

que puede verse hoy en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México.

La aparición de la Santísima Virgen María en México a San Juan Diego, entre los días 9 al 12 de diciembre del año 1531, bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe,

es una de la más reconocidas debido no solo a que fue un medio de pacificación entre dos pueblos: el azteca y el español.

Sino porque además nos legó un testimonio milagroso, que llevó a la conversión de los aztecas, los españoles, el pueblo mestizo que daría origen al pueblo mexicano actual.

Y eventualmente, no sólo de América y Europa, sino también en Filipinas y otras partes del mundo; como lo testimonian actualmente, los cristianos perseguidos en Siria.

Y todo se originó en esta imagen que milagrosamente apareció en la Tilma de Juan Diego.  

Para nosotros los católicos, lo mas sorprendente de su aparición, es la gran fuerza y trascendencia de su mensaje evangelizador.

Se ha hablado, estudiado y publicado mucho acerca del “Misterio de la Virgen de Guadalupe” y lo que vamos  a compartir ahora es el significado de sus símbolos.

Una grandiosa civilización, con su propia cultura y creencias, es devastada por la conquista del imperio español.

Y ahí aparece la Virgen, hablando la lengua de ese pueblo humillado, para transmitir su mensaje y petición de la construcción de su Templo….

Hoy que vuelve a surgir Juan Diego, como ese invierno de 1531, debemos retomar la iconografía de la Virgencita de Tepeyac.

De nosotros depende que su mensaje sea aprendido, vivido y transmitido para el bien de toda la población, cualquiera que sea nuestra edad o nacionalidad.

La imagen de Juan Diego en el ayate fue un gran signo para los aztecas, que siendo extremadamente religiosos por naturaleza, pudieron ver de golpe en aquella imagen celestial, todo un compendio evangélico…

En Tenochtitlán toda la cosmogonía azteca giraba en torno a Huitzilopochtli, el dios de la guerra cruel y sanguinario, que exigía los sacrificios humanos para ‘seguir vivo’

Y he aquí que la religión de los que los habían sometido, traían las cosas al revés: 

Un Dios amable y bueno, que se donó en sacrificio y se ofrecía como Alimento a quienes lo aceptaban y con una Madre con una dulzura incomparable, que a pesar de su grandeza, también era humilde y llena de virtudes divinas, 

¿Cómo lo supieron?

¡El códice plasmado en su vestido rosa, estaba proclamando al Dios Encarnado para la salvación de los hombres!  

El amoxtli de Ometéolt

“Por razón de él (Dios) nos arriesgamos, por eso nos metemos en peligro…. Tal vez a nuestra perdición, tal vez a nuestra destrucción es a donde seremos llevados…”

“Vosotros dijísteis que nosotros no conocíamos al Señor del cerca y del junto, a aquel de quien son los cielos y la tierra, dijísteis que no eran verdaderos nuestros dioses”.

“Es ya bastante malo que hayamos perdido… Haced con nosotros lo que queráis, déjadnos pues ya morir, dejadnos ya perecer, puesto que nuestros dioses han muerto”.

Es así como, sin perder la cortesía, quedó escrita una de tantas protestas que los mexicas caídos expresaron a los nuevos amos del Anáhuac.

y que fue registrada por Sahagún y presentada por José Luís Guerrero en su libro Flor y Canto del Nacimiento de México.

En este fragmento se expresa la pérdida del sentido de la vida misma de los mexicas, cuando los nuevos evangelizadores hicieron trizas las creencias de nuestros abuelos mesoamericanos.

Este fragmento también es una evidencia del papel que juegan las creencias, como el principal soporte de la vida.

Ya nos lo había mencionado José Ortega y Gasset en su obra La Historia como Sistema, cuando afirmó:

De aquí que el hombre tenga que estar siempre en alguna creencia y que la estructura de su vida dependa primordialmente de las creencias y que los cambios más decisivos en la humanidad sean los cambios de creencias”.

El amoxtli de Ometéolt

Mientras que los franciscanos hablaban a los mexicas de Jesucristo para que se convirtieran a la “verdadera” religión, éstos destilaban tanta tristeza porque su mundo se había destruido,

Que Cristo nunca tuvo probabilidad alguna de entrar en la mente y corazón de aquel pueblo.

Antes del año 1531, los esfuerzos evangelizadores de los frailes no tuvieron éxito alguno.

Pero esta realidad empezó a cambiar a partir de la madrugada del doce de diciembre de aquel año cuando surge el gran acontecimiento:

Hace acto de presencia en las faldas de Tepeyacac Cihuapilli Tonatzin –la Reina, Nuestra Venerable Madre– nombre que viene del náhuatl Cihuatl: mujer y Pilli: hija, noble o ilustre;

aparece la Coatlicue Tonatzin –la de faldas de serpientes– expresión que viene de coatl: serpiente; to: nuestra(o) y nantli: madre y el reverencial tzin: venerable.

Está escrito en los anales de la historia mexicana que fue a partir de esa fecha cuando el pueblo mexica recuperó su deseo de vivir…

Y quién no lo haría,  si tuviera la experiencia de que su mismísimo Dios le hablara de manera directa como lo hizo Huitziloplochtli, al convertirse en tlacuilo –escriba, dibujante– y en la tilma de ayate de Juan Diego plasmara su evangelio.

La locura de felicidad no se hizo esperar y estalla en el corazón de nuestros abuelos mesoamericanos,

porque por primera vez es el Dios del Cerca y del Junto, es el Dios Dual –Ometéolt– quien toma la iniciativa para ir al encuentro de su pueblo cuando históricamente la relación se había dado a la inversa.

Hay que recordar que en la cosmología mexica la sangre era joya líquida que tenía que entregarse, para que su Dios siga vivo, de ahí el por qué de los sacrificios humanos.

El milagro guadalupano no puede entenderse si no se tiene un poco de conocimiento de la cosmovisón mexica.

Y esto es tarea primordial para entender por qué la imagen en la tilma de Juan Diego, la tarjeta de presentación del Dios Dual en todo el Anáhuac en aquel tiempo,

tuvo y sigue teniendo tanto poder en la mente y corazón del antiguo y nuevo mexicano.

Es necesario conocer que los mexicas representaban a su Dios con flores.

De ahí fue que las flores de Castilla hayan sido el insumo con el que se imprimió la imagen de la Tonatzin;

es necesario saber que los rayos del sol que envuelven a Nuestra Venerable Madre, el mando de estrellas,

el ángel con el plumaje del Tzinitzcan, pájaro cercano a la familia del quetzal y que anunció a Juan Diego la aparición…

El armiño, las flores que se encuentran en la bata de la Señora, la luna negra, los colores y demás símbolos que se aprecian en la tilma,

fueron reconocidos a la velocidad de la luz por el pueblo mexica, porque ellos eran íconos con el que expresaban su visión del mundo.

Ellos captaron espontáneamente el mensaje divino; porque una imagen dice más que mil palabras y la mente del antiguo mexicano estaba configurada para entender imágenes: era pictográfica.

Ellos nunca vieron a la madre del Cristo como nosotros lo vemos hoy en día;

ellos identificaron inmediatamente a la Señora del amoxtli como la madre de Huitzilopochtli, de Ometéolt, de Tezcatlipoca por el quincunce,

La flor de cuatro pétalos con que se representaba a Huitzilopochtli, que se encuentra a la altura del vientre materno ¡La Señora estaba embarazada de Ometéolt!

Tuvieron que pasar unos cuatrocientos años para que nosotros entendiésemos lo que los technocas entendieron al instante:

que la Tonatzin en el ayate es el amoxtli de Ometéolt, es decir, el mensaje o códice del Dios Dual por Quien se Vive. 

Fue el evangelio náhuatl.

Pero los créditos de la rápida conversión del pueblo technoca al cristianismo se la han atribuido casi toda, por no decir toda, al esfuerzo de los frailes y eso ha sido un error.

En realidad, la propuesta de salvación que ofrece el cristianismo no fue nada antagónica a la cosmovisión náhuatl, sino todo lo contrario.

Los technocas, según José Luis Guerrero, tuvieron una creencia más depurada, más elaborada, más compleja y rica que la que tuvieron los mismos españoles evangelizadores ante la propuesta de salvación cristiana,

a tal grado que vale decir, sin la intención de ofender, que los conquistados fueron más cristianos que aquellos mismos que llevaron el bautismo.

Esa sensibilidad religiosa y exquisito sentido de trascendencia que mostró el pueblo náhuatl, es lo que facilitó la síntesis de su fé con la fé cristiana.

Mientras que Jesucristo necesitó a cuatro evangelistas y las cartas de los santos Pablo, Pedro y Juan para hacernos saber la buena nueva…  

Y un sin número de teólogos para que nos expliquen el modelo para la salvación.

En el caso mexica bastó el amoxtli de Ometéolt, sin necesidad de intermediarios e intérpretes, para saber que su Dios no había muerto como los evangelizadores insistieron en afirmar,

que su regla de vida no solamente estaba vigente, sino que en ese momento se le daba plenitud.

Y el Creador de los ángeles y de Lucifer-Huitzilopochtli, y la Madre de la Creación y del Creador, se presentó con el manto turquesa lleno de estrellas,  como Madre de los Ángeles, porque también lo ES…

Y todo lo sintetizó con su Regia y divina Presencia…

El mesoamericocristianismo

Hoy en día, gracias a los estudios antropológicos e históricos con rigor científico nos han estado revelando los secretos que guarda para nosotros la tilma de Juan Diego,

mejorando de esta forma la percepción y entendimiento de nuestra fé guadalupana, valga la expresión,  porque la fé no necesita entenderse, solamente vivirse.  

Así como el cristianismo tuvo su surgimiento en el corazón mismo de oriente, el guadalupanismo lo tuvo en el corazón mismo del Anáhuac;

la pasión y entrega religiosa que hoy se observa en el mexicano, no es otra cosa que una herencia cultural, religiosa y genética que nuestros abuelos mesoamericanos nos regalaron.

Por esta razón cantamos que ser guadalupano para el mexicano es algo esencial.

Hoy Roma no encuentra mejor santuario para el cristianismo en el planeta que en México; por eso el mexicano es el recipiente de la esperanza cristriana.

Por todo lo expuesto no es atrevido afirmar que, cuando alguien tacha de fanático religioso a un antorchista corriendo por carreteras, arriesgando su propia vida para llegar al santuario guadalupano.

O cuando desprecia a aquel humilde servidor que se desplaza con las rodillas al mismo santuario, como acto de gratitud a la Señora del Cielo,

habla y se expresa con la certeza que le da su ignorancia, la misma que mostraron los primeros evangelizadores en América.  

Hasta el día de hoy, esa síntesis de fe universal se ha construido con el sentido de la intuición pero es necesario darle un fundamento teológico, histórico y cultural a esa fe… 

Hay una serie de propiedades insólitas en la imagen de la Virgen de Guadalupe y  en la tela de la tilma, en que está impresa la imagen de la Virgen María.

Que no tienen explicación científica y no conformes con los milagros originales, hablan de hechos inexplicables. que los escépticos niegan. 

Vamos a hablar verdades que aunque incomoden a muchos, nos darán esperanza a los que amamos a nuestra Madrecita del Tepeyac.

Este gran prodigio que Nuestra Madre Santísima propició aquel 12 de diciembre de 1531 plasmándose a sí misma en la Tilma como “Nuestra Señora de Guadalupe”

Es uno de los grandes Signos para esta generación apóstata, a través del  cual el Cielo invita al hombre a mirar más allá de nosotros mismos,

motivándonos a una búsqueda trascendental en nuestro destino como hijos de Dios, en la infinitud de la Creación y develando a su vez un Acontecimiento Universal reservado para el final de ésta generación. 

Analicemos con detalle…

El Ayate

La superficie que contiene la imagen es como la seda al tacto, mientras que la parte no utilizada de la tilma permanece áspera.

La imagen está grabada sobre un tejido de ayate hecho con fibra de agave común y sin preparación.  Es un tejido primitivo que permite ver a trasluz sin ninguna dificultad.

Se cuentan hasta 14 hilos por cm2. Y está formada por dos partes unidas en el medio por una gruesa costura vertical efectuada con un hilo de la misma fibra.

“Tilma” es un vocablo náhuatl o azteca y significa manta, capa o abrigo. Y “ayate” es el tipo de tela tejida con fibras de maguey o agave.

Se hace de ichtli, que sale del maguey, machacando bien las pencas carnosas con palos fuertes y poniéndolas a hervir para que suelten la carne y lavandola con agua de tequesquite.

Los hilos son duros y resistentes, es como una tela; a la unión de dos telas anudadas sobre el hombro o sobre el pecho, se llama “tilma”.

Mide 1.95 mts. de largo por 1.68 mts. de ancho. En medio esta unida por un hilo blanco.

Esta costura hubiera estropeado la belleza de la cara de la Virgen, pero como su cabeza esta inclinada sobre su hombro derecho, no se aprecia ninguna disfiguracion.

Existen cuatro técnicas de pintura, que si hubiera sido plasmada por manos humanas, tienen sus requisitos de aplicación:

– Óleo.- Carita y manos. (El óleo necesita un aparejo especial para la fijación de los aceites desecantes).

– Temple.- Túnica, ángel, nubes. (Una goma, cola e ingredientes parecidos).

– Aguazo.- El manto. (Hay que humedecer el lienzo por detrás. Este lienzo debe ser blanco y delgado, no grueso y obscuro como el ayate).

– Labrado al temple.- Todo el campo donde terminan los rayos. (Requiere material firme y solido como la madera o una pared.

Se debe ir emplastando y cubriendo mientras se va pintando; los italianos le llaman “fresco”.

Los expertos en fotografía infrarroja, estudiando la tilma a finales de los años 70, determinaron que no había pinceladas (¡ninguna!), como si la imagen fuera pegada a la superficie de una sola vez,

Y fue descubierta por el Dr. Phillip Callahan, un biofísico de la Universidad de Florida, dice que es imposible recrear la diferencia de apariencia con su textura y coloración de la piel de Nuestra Señora de cerca, en comparación con una pequeña distancia

Semejante técnica sería un logro imposible en manos humanas. Ocurre a menudo en la naturaleza, sin embargo, en el colorido de plumas de pájaro y escamas de mariposa, y en el elítra de escarabajos de colores brillantes…

Al alejarse lentamente de la pintura, a una distancia donde el pigmento y la escultura de superficie se mezclan, la belleza abrumadora de la Madonna de color oliva, emerge  portentosa e impresionante.

La tilma grabadora es  TODO UN EXQUISITO PICTOGRAMA: 

Un “códice Nahuatl”, un “amoxtli” donde los indios pudieron leer con mirada extasiada muchas cosas que pasaron inadvertidas para los españoles.

La figura de la virgen mide 1.46 mts. de la cabeza a los pies y su cuerpo es el de una jovencita de 14 o 15 años.

La imagen de Nuestra Señora aparece en el ayate con las manos juntas, el rostro inclinado y las piernas levantadas de tal manera que parece estar subiendo a la luna.

SIMBOLOS EN LA TILMA O AYATE

El ayate fue un verdadero mensaje pictórico, que dió una evangelización completa:

La carita.

Brilla como si de ella esplendiera la luz más suave.

Es de un ovalo perfecto de noble y apacible belleza. Tez morena, color tostado. Cejas delgadas. Labios suaves.

Cabello sedoso, ligeramente ondulado.

Ojos entrecerrados, parece como envuelta en una modestia y pureza, con expresión de amor y paz.

Los ojos de Guadalupe constituyen uno de los grandes enigmas para la ciencia actual.

Como han constatado los estudios del ingeniero José Aste Tönsmann quien estudió durante más de veinte años la imagen impresa de la Virgen, en ese tosco tejido hecho con fibras de maguey.

En las pupilas de la virgen hay al menos 13 figuras que se pueden ver con suficiente detalle. Las mismas personas están impresas en ambos ojos.

Si bien sus dimensiones son microscópicas, el iris y las pupilas de los ojos de la imagen tienen impresa al menos la imagen sumamente detallada de trece personajes.

Las mismas personas están presentes tanto en el ojo izquierdo como en el derecho, con diferentes proporciones,

al igual que sucede en los ojos de un ser humano que refleja los objetos que tiene enfrente.

Según las conclusiones del estudio, reveladas por Aste Tönsmann, nos encontramos ante una imagen “que no ha sido pintada con mano de hombre”.

El prendedor del cuello.

Un circulo dorado, con rayas negras alrededor, semejantes al que los aztecas dibujaban en el pectoral de sus dioses, simbolizando “ la infinidad de dios”.

Sobre el prendedor.

Hay una cruz negra. El mismo símbolo que portaban los barcos de Hernán Cortes y los Misioneros al predicar la doctrina. Es también la cruz de las cruzadas.

Se identifica con la Evangelización de los españoles.  

Dentro de la túnica.

Se asoma otro vestido blanco y blando que se ajusta bien a las muñecas; tiene un deshilado en el borde. También se le asoma cerca del cuello: símbolo de castidad.

Adornos de armiño que destacan su linaje de señorio, de grandeza.

Tunica rosada.

Viste una túnica de color rosado.

Por ser la aurora y el crepúsculo de la redención. Es como de encaje, con dibujos arabescos en hilo de oro, parece que esta tejido con flores estilizadas.

Son jeroglificos de valor celeste idénticos a los pintados en el fresco de Teotihuacan, donde Tláloc esta presidiendo el paraíso terrenal.

Para todos los pueblos, las cumbres ponen de manifiesto la presencia de Dios. El Tepeyac (cerro de la nariz chata) se va transformando por una corriente que surge del cielo ( manto) morado de la Divinidad.

Forro de la túnica.

Es de pieles finísimas, indicando que Maria ha sido enriquecida interiormente.

Los tallos de las flores.

Va dirigida hacia arriba, al azul del manto; lo cual puede significar que los nacidos en estas tierras escogidas por María, están llamados al Paraíso.

El cíngulo o ceñidor.

Manifestaba para la indígena su estado de maternidad.

 Esta representando en forma de moño, cerrado al frente y cae en dos bandas, recordando el cinturón de la Cuatlicue.

Los puntos del cíngulo significan castidad.

Los indígenas captaron muy bien el significado, pues la leyenda dice que, mientras barria su casa, la Cualicue se había embarazado virginalmente con la pluma de un colibrí.

Dio a luz a Huitzilopochtli, dios de la guerra, el 24 de Diciembre.

La flor solar o Nahui Ollin.

Destaca una flor de cuatro petalos, símbolo de la flor solar, con la que los indios designaban al sol que iba a nacer.

La llaman Nahui Ollin jeroglífico, el centro llamada QUINCUNCE, que es el contacto entre el cielo y la tierra. Simbolo de maternidad,, también se le conocía como cruz de Quetzalcoatl.

Sus manos.

Las manos de Maria son de mestiza y tiene atributos reales.

Juntas en actitud de oración constante. “Orad sin cesar”. No sobre su pecho, sino sobre su vientre, similar a las futuras madres.

En actitud suplicantes, Ella, que oir ser Madre de Dios, tiene poder de intercesión ante El.

No puede ser igualada por ninguna criatura. Por sus manos pasan nuestras peticiones a Dios: <<¡No estoy acaso yo aquí, que soy tu madre!>>

Pulseras.

Con este detalle se caracterizan las demás clases sociales, a los Macehuales, quienes se dedicaban a servir a los señores, porque eran gente humilde y sencilla de Tenochtitlan.

La pierna.

La tiene flexionada, por ser la que viene en camino, sabiendo que se evangelizara a un pueblo.

El pie.

Calzada con sandalias de lino o algodón, pisa una luna de dos picos.

Nos enseña que pisando la luna, que simboliza el pecado original, este nunca tocó ni su cuerpo ni su alma.

Luna negra.

Representa a la Coyolxayhqui, enemiga de la luz, (el sol). Ella era el poder de las tinieblas, de los malos augurios.

La luna negra, por su divinidad nocturna, podría significar también que el cometa Quetzatcoatl (el dios serpiente) fue quemado y consumido, indicando que se extinguió y que no habrá mas sacrificios humanos.

La luna representa lo mutable, lo caprichoso, lo que no es eterno, los falsos ídolos que nos separan de Dios. Representa la inundación de las aguas por sus solsticios, que dan las mareas.

Por eso la virgen se apareció en el cerro del Tepeyac, sitio donde la ciudad no se veía amenazada por las aguas.

El Angel, atlante o mensajero.

Un macehual convertido en águila (o ángel) por haber llegado a la perfeccion y que traía un mensaje de Dios: aceptar y venerar a su  Madre.

En la mitología Nahuatl es el encargado de sostener el cielo, y portador de mensajes de importancia.

Los indigeneas de esos tiempos se ponían estandartes sobre sus hombros en ocasiones especiales para indicar de donde venían o a quien representaban y servían.

Muchas veces se adornaban con plumas de aves de quetzal, garza y guacamayas, que eran las mas apreciadas en esa época.

Los españoles lo vieron como un angel y los indígenas lo vieron como el rostro de Juan Diego vestido con alas de colibrí.

Sostenia a la reina del Cielo, mirando a la izquierda, de donde venían los mensajes divinos.

El ángel toca con su mano el manto y con la otra la túnica, por ser ella mediadora de todas las gracias entre Dios y los hombres, entre el Cielo y la Tierra.

Este ángel representa en general, las tres jerarquías, las nueve ordenes, millones de angeles.

Tiene azules las plumas exteriores por estar elevadas en la sabiduría.

Las de en medio son blancas, protectoras de la castidad.

Las inferiores son color carmín o fuego encendido por la caridad.

Tiene la misma vestimenta que la virgen: “túnica rosada” y en el pecho un broche, pero sin cruz; pues lo angeles no fueron redimidos por Ella-

118 EL JUEZ DIVINO

118 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

Al día siguiente, cerca de los mercaderes, que están situados junto al puerto,

Jesús está esperando con Simón y sus primos a que los otros consigan las provisiones necesarias.

Unos niños miran con curiosidad a Jesús, el cual los acaricia dulcemente mientras habla con sus apóstoles.

Dice Jesús:

–     Me duele este descontento por el hecho de que Yo entable relaciones con los gentiles, pero no puedo hacer sino loque debo y debo ser bueno con todos.

Esforzaos en ser buenos al menos vosotros tres y Juan; los otros os seguirán por imitación.  

Santiago de Alfeo dice:

–     Pero ¿Cómo se puede ser bueno con todos?

A fin de cuentas, ellos nos desprecian y nos oprimen; no nos comprenden, están llenos de vicios…

–     ¿Que cómo puede ser?

¿Tú estás contento de haber nacido de Alfeo y María?

–     Sí, claro. ¿Por qué me preguntas esto?

–     Y si Dios te hubiera preguntado antes de tu concepción, ¿Habrías querido nacer de ellos?

–     Pues claro. No comprendo…

–     Y si en vez de ello hubieras nacido de un pagano, al oírte acusar de haber querido nacer de un pagano, ¿Qué habrías dicho?

–     Habría dicho…

Habría dicho: «No tengo la culpa. He nacido de él, pero podría haber nacido de otro».

Habría dicho: «Vuestra acusación es injusta; si no obro el mal, ¿Por qué me odiáis?»

–     Tú lo has dicho.

También éstos, que despreciáis por ser paganos, pueden decir lo mismo. No por méritos propios has nacido de Alfeo, que es un verdadero israelita.

Lo que tienes que hacer es agradecérselo al Eterno, nada más, porque te ha otorgado un gran regalo.

Y como signo de gratitud y con humildad, tratar de conducir al Dios verdadero a otros que no tienen este don. Hay que ser bueno.

–     ¡Es difícil amar a quien no se conoce!

–     No. Mira.

Tú, pequeñuelo, ven aquí.

Se acerca un niño de unos ocho años, que estaba jugando en un ángulo con otros dos chiquillos.

Es un niño robusto, de pelo muy negro aunque de tez blanquísima.

–     ¿Quién eres?

–     Soy Lucio.

Cayo Lucio de Cayo Mario, romano, hijo del decurión de guardia, que se quedó aquí después de la herida».

–     ¿Y ésos quiénes son?

–     Isaac y Tobías.

Pero no se debe decir porque no se puede. Les pegarían.

–     ¿Por qué?

–     Porque son hebreos y yo romano.

No se puede.

–     Pero tú vas con ellos…

¿Por qué?

–     Porque somos amigos.

Jugamos siempre a los dados y al saltarel juntos; pero no deben vernos.

–     ¿Y a mí me querríais?

Yo soy también hebreo y no soy un niño. Fíjate, soy un maestro, como si dijéramos un sacerdote.

–     ¡Qué más da!

Si me quieres, te quiero. Y te quiero, porque me quieres.

–     ¿Por qué lo sabes?

–     Porque eres bueno y quien es bueno quiere a los demás.

–     Ved, amigos: el secreto para amar es ser buenos

Si se es bueno se ama, sin pensar si éste es o no de una determinada fe.

Y Jesús, llevando de la mano al pequeño Cayo Lucio, va a donde los niños hebreos, que se habían escondido asustados tras el atrio de una casa, a acariciarlos

Y les dice:

–     Los niños buenos son ángeles.

Los ángeles tienen una sola patria: el Paraíso; una sola religión: la del único Dios; un solo Templo: el corazón de Dios. Quereos como ángeles siempre.

–     Pero, si nos ven nos pegan…

Jesús no responde; se limita a mover la cabeza con un sentimiento de amargura.

Una mujer alta y de bello aspecto llama a Lucio.

El niño deja a Jesús mientras grita:

–     ¡Es mi mamá!

Y a la mujer le grita:

–    ¡Mira el amigo que tengo!

¡Es grande! ¡Es un maestro!…

La mujer no se marcha con su hijo, sino que se acerca a Jesús.

Y le pregunta:

–     ¡Hola!

¿Eres el hombre de Galilea que ayer habló en el puerto?

–     Soy Yo.

–     Espérame aquí entonces.

Tardo poco.

Y se va con su pequeñuelo.

Entretanto han llegado también los otros apóstoles, excepto Mateo y Juan, .

Y preguntan:

–     ¿Quién era?

Simó y los demás responden:

–     Una romana, creo.

–     ¿Y qué quería?

–     Ha dicho que espere aquí.

Lo sabremos.

Entretanto, algunas personas curiosas, se han acercado y se ponen a esperar también.

Vuelve la mujer con otros romanos.

Uno que parece siervo de una casa señorial, pregunta:

–     ¿Entonces eres Tú el Maestro? 

Cuando le ha sido confirmado,

pregunta:

–    ¿Sentirías aversión por curar a una hijita de una amiga de Claudia?

La niña está agonizando. Se ahoga. El médico no sabe de qué se está muriendo.

Ayer tarde estaba sana, esta mañana ya estaba agonizando.

–     Vamos.

Avanzan un poco por una calle que lleva al lugar de ayer.

Llegan al portal de una villa que parece habitada por romanos y que está abierta de par en par.

–     Espera un momento.

El hombre entra rápido.

Casi inmediatamente se asoma de nuevo y dice:

–     Ven.

Pero, sin darle ni siquiera tiempo a Jesús de entrar, sale de la casa una joven de aspecto señorial, aunque con una angustia más que evidente.

Lleva en brazos a una criaturita de pocos meses, como muerta, ya cárdena, como una persona que se esté ahogando.

Está enferma por una difteria mortal y está en los últimos estertores de su vida.

La mujer busca amparo en el pecho de Jesús como un náufrago en un escollo. Su llanto es tan grande, que no es capaz de hablar.

Jesús toma a la criaturita, que manifiesta pequeños movimientos convulsivos en las manitas céreas, con sus uñitas ya violáceas.

La levanta. La cabecita queda colgando hacia atrás sin fuerza.

La madre, perdida su soberbia de romana frente a un hebreo, se ha deslizado hasta los pies de Jesús, al suelo.

Y llora con el rostro levantado, los cabellos medio desgreñados, los brazos extendidos, estrujando la túnica y el manto de Jesús.

Detrás y alrededor mirando, hay romanos de la casa y mujeres hebreas de la ciudad.

Jesús moja en su saliva su dedo índice derecho y lo mete en la boquita jadeante. Lo introduce hacia abajo.

La niña forcejea. Su tez se ennegrece aún más.

La madre grita:

–   ¡No! ¡No!

Y se contorsiona como si hubiese sido traspasada por un puñal.

La gente contiene la respiración…

Pero el dedo de Jesús, sale junto con un amasijo de membranas purulentas.

La niña deja de forcejear.

Luego, emite un tierno gemido de llanto y se calma con inocente sonrisa, manoteando y moviendo los labios como un pajarillo cuando pía y agita las alitas en espera de su alimento.

Jesús le entrega la niña y declara:

–     Toma, mujer.

Dale la leche. Está curada.

La madre está en tal modo turbada, que coge a la pequeñita y así como estaba en el suelo, la besa.

La acaricia toda para sí, le da el pecho enajenada, olvidada de todo lo que no sea su hijita.

Un patricio romano muy elegante,

le pregunta a Jesús:

–     Pero ¿Cómo lo has conseguido?

Soy el médico del Procónsul, soy docto, he tratado de quitar la obstrucción, pero estaba muy abajo, demasiado abajo…

Y Tú… así…

–     Eres docto, pero no tienes contigo al Dios verdadero.

¡Sea Él en esto glorificado! ¡Adiós!

Y Jesús hace ademán de querer marcharse.

Pero he aquí que un pequeño grupo de israelitas siente la necesidad de intervenir.

Y lo increpan:

–     ¿Cómo te has permitido acercarte a extranjeros?

Son impuros, están corrompidos, cualquiera que se acerque a ellos queda contaminado.

Y con el Don de Ciencia Infusa…

Jesús mira fijamente, severamente, a los tres.

Y dice:

–     ¡No eres tú Ageo, el hombre de Azoto que vino aquí el pasado Tisrí para negociar con el mercader que está al pie de los muros del viejo fontanar?

¿Y tú no eres José de Rama, que vino también aquí. Y tú sabes, como Yo, por qué, a la consulta del médico romano?

¿Y entonces? ¿No os sentís vosotros impuros? 

Un médico no es nunca extranjero. Cura el cuerpo, que es igual para todos. A mayor razón lo es el alma.

Pero además, ¿Qué he curado Yo? El cuerpo inocente de un párvulo, medio con que espero curar las almas no inocentes de los extranjeros.

Como médico y Mesías por tanto, puedo tratar con cualquiera.

–     No puedes.

–     ¿No, Ageo?

¿Y tú por qué tratas con el mercader romano?

–     Mi contacto con él es sólo a través de la mercancía y del dinero.

–     Y entonces, dado que no tocas su carne, sino solamente lo que ha tocado su mano, no te parece que te contamines…

¡Oh, ciegos y crueles!

Escuchad todos. Precisamente en el libro del Profeta cuyo nombre lleva éste, está escrito:

«Plantea a los sacerdotes esta cuestión sobre la Ley:

“Si un hombre lleva carne santificada en el vuelo de su túnica y con él toca luego viandas, pan o aceite u otros alimentos, ¿Quedarán estas cosas santificadas?” (Ageo 2, 11 y siguientes).

Y los sacerdotes respondieron: “No”.

Entonces Ageo dijo: `Si uno, impuro a causa de un muerto, toca una de estas cosas, ¿Quedará contaminada?’.

Y los sacerdotes respondieron: `Si»‘.

Por esta subrepticia, engañosa, incoherente manera de actuar, ponéis obstáculo al Bien y lo condenáis y sólo aceptáis lo que os produce algún beneficio.

En ese caso cesan indignación, asco y aversión.

Distinguís, si no os acarrea un perjuicio personal lo impuro, que hace a uno impuro, de lo que no lo es.

¿Cómo sois capaces, bocas mentirosas, de profesar que lo que ha sido santificado por haber tocado carne santa o cosa santa, no santifica lo que toca?

¿Y lo que ha tocado una cosa impura puede convertir en impuro lo que toca?

¿No comprendéis que os contradecís, ministros embusteros de una Ley de Verdad de la que os aprovecháis?

Vosotros la retorcéis como si fuera una soga, según que os lo pida vuestro anhelo de obtener de ella algún provecho.

Fariseos hipócritas, que bajo pretexto religioso dais rienda suelta a vuestra rencorosa envidia humana, enteramente humana;

profanadores de lo que a Dios pertenece; insultadores y enemigos del Mensajero de Dios.

En verdad, en verdad os digo que todo acto vuestro, toda conclusión vuestra, todo movimiento vuestro;

tiene en la base todo un mecanismo astuto constituido por ruedas, resortes, contrapesos, tirantes; que son vuestros egoísmos, pasiones, hipocresía, odios, anhelo de imponerse a los demás, envidias.

¡Deberíais avergonzaros! Codiciosos, cobardes, rencorosos, que vivís en el miedo orgulloso de que alguno, aun no siendo de vuestra casta, os aventaje.

¡Mereced ser como ese que os infunde miedo y os produce ira! Como dice Ageo, de un montón de veinte celemines hacéis uno de diez, y de cincuenta barriles veinte.

Y os quedáis con la diferencia, mientras que, tanto por dar ejemplo a los demás como por el amor debido a Dios, deberíais no quitar;

sino añadir de lo vuestro al conjunto de los celemines y barriles en pro de quien pasa hambre.

Y es así que merecéis que el viento abrasador, la herrumbre y el granizo hagan infecundas toda obra de vuestras manos.

¿Quién de entre vosotros viene a Mí? 

Éstos, estos que para vosotros son estiércol y desecho; éstos supremos ignorantes que ni siquiera saben que existe el verdadero Dios,

vienen a quien lleva en las palabras y en las obras a este Dios. Sin embargo, vosotros…

¡Ah, os habéis hecho un nicho y en él estáis! Secos, fríos como ídolos que esperan incienso y adoración.

Dado que os creéis dioses, os parece inútil pensar en el verdadero Dios en el modo debido.

Y veis peligroso el que otros se propongan, lo que vosotros no os proponéis.

En verdad, no podéis proponéroslo porque sois ídolos, y porque sois siervos del Ídolo.

Pero quien intenta puede, porque no obra él, sino Dios en él.

¡Idos! Referid a quien os ha enviado a pisarme los talones que detesto a los mercaderes que juzgan que el vender mercancías, patria o Templo a quienes les ofrecen dinero no contamina.

Decidles que siento repugnancia por los degenerados cuyo único culto es la propia carne y sangre.

Y juzgan que el trato con el médico extranjero para curación de éstas no contamina.

Decidles que la medida es igual, que no hay dos medidas.

Decidles que Yo, el Mesías, el Justo, el Consejero, el Admirable, aquel sobre quien descenderá el Espíritu del Señor en sus siete dones,

Aquel que no juzgará por lo que se presenta ante los ojos sino por lo secreto de los corazones, aquel que no condenará por lo que oiga con los oídos, sino por las voces espirituales que oiga en el interior de cada hombre,

Aquel que se pondrá de la parte de los humildes y juzgará con justicia a los pobres, aquel que soy Yo, porque esto soy Yo,

ya está juzgando y castigando a los que en este mundo son sólo tierra; el soplo de mi aliento hará morir al impío y devastará su guarida;

mientras que para quienes, deseosos de justicia y fe, vengan a Mi monte santo a saciarse de la Ciencia del Señor, será Vida y Luz, Libertad y Paz.

Esto es Isaías, ¿No es verdad? (11, 1 y siguientes)

¡El pueblo de mi propiedad! Enteramente viene de Adán y Adán viene de mi Padre; todo él es por tanto, obra del Padre.

Y a todos debo reunir en torno al Padre. Yo los conduzco a Tí, Padre Santo, eterno, potente;

conduzco a Ti a los hijos errantes después de congregarlos con la voz del amor, bajo mi cayado pastoral,  semejante al que Moisés levantó contra las serpientes de muerte.

Para que Tú tengas tu Reino y tu Pueblo. Y no hago distinciones, porque en el fondo de todos los vivientes, veo un punto que resplandece más que el fuego: 

el alma, una chispa tuya, eterno Esplendor. ¡Oh, eterno deseo mío! ¡Oh, voluntad incansable mía!

Esto quiero, en esto ardo: una tierra que por entero cante tu Nombre, una humanidad que te llame Padre, una redención que a todos salve,

una voluntad fortalecida que haga a todos obedientes a tu Voluntad, un triunfo eterno que llene el Paraíso de un hosanna sin fin…

¡Oh, multitud de los Cielos!… Sí, veo la sonrisa de Dios… Y es el premio contra toda dureza humana. 

Jesús está inspirado con su Oración…

Mas los tres israelitas ya han huido bajo la granizada de reproches.

Los otros, todos, romanos o hebreos, se han  quedado boquiabiertos.

En cuanto a la mujer romana, con su pequeñita ya satisfecha de leche y durmiendo plácidamente sobre el regazo materno, …

Está allí, en el mismo sitio de antes, casi a los pies de Jesús. Y llora de alegría materna y de emoción espiritual.

Muchos lloran por el arrollador cierre de Jesús, que en este éxtasis parece llamear.

Y Jesús, bajando los ojos y el espíritu del Cielo a la tierra, ve a la gente, ve a la madre…

Y al pasar, tras un gesto de adiós a todos, roza con su mano a la joven romana, como para bendecirla por su Fe.

Y se marcha con los suyos, mientras la gente, todavía estupefacta, permanece en el lugar…  

90.- EL SACRIFICIO PERPETUO II

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9. EL OFERTORIO.

En este momento se canta la antífona de ofertorio.

Al comienzo de la liturgia eucarística se llevan al altar los dones que se convertirán en el Cuerpo y Sangre de Cristo.

En primer lugar, se prepara el altar o mesa del Señor, que es el centro de toda la liturgia eucarística y colocando sobre él el corporal, el purificador, el misal y el cáliz.

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Se traen a continuación las ofrendas: es de alabar que el pan y el vino lo presenten los mismos fieles. El sacerdote o el diácono los recibirá en un lugar oportuno para llevarlo al altar.

Acompaña a esta procesión en que se llevan las ofrendas el canto del ofertorio, que se alarga por lo menos hasta que los dones han sido depositados sobre el altar.

El sacerdote  inciensa las ofrendas colocadas sobre el altar y después la cruz y el mismo altar, para significar que la oblación de la Iglesia y su oración suben ante el trono de Dios como el incienso.

Después son incensados, el sacerdote en razón de su sagrado ministerio y el pueblo, en razón de su dignidad bautismal.

El sacerdote pone el pan y el vino sobre el altar mientras dice las fórmulas establecidas.

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Las especies eucarísticas (pan y vino) son ofrecidas a Dios  por el sacerdote, quién además se purifica mediante el lavado de manos.

Un momento después llegó el Ofertorio y Uriel dijo a Maximiliano:

–                     Reza conmigo así:

Señor, te ofrezco todo lo que soy, lo que tengo, lo que puedo, todo lo pongo en Tus manos. Edifica Tú, Señor con lo poco que soy. Por los méritos de Tu Hijo, transfórmame, Dios Altísimo.

Te pido por mi familia, por mis bienhechores, por cada miembro de nuestro Apostolado, por todas las personas que nos combaten, por aquellos que se encomiendan a mis pobres oraciones…

Enséñame a poner mi corazón en el suelo para que su caminar sea menos duro…  

Y Maximiliano contempló asombrado como de pronto empezaron a ponerse de pie unas figuras que no había visto antes. Era como si del lado de cada persona que estaba en la iglesia, saliera otra persona.

Y aquello se llenó de unos personajes jóvenes, hermosos. Iban vestidos con túnicas muy blancas y fueron saliendo hasta el pasillo central dirigiéndose hacia el Altar.

Uriel dijo:

Observa, son los Ángeles de la Guarda de cada una de las personas que está aquí.

Es el momento en que su Ángel de la Guarda lleva sus ofrendas y peticiones ante el Altar del Señor.

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En aquel momento, estaba completamente asombrado, porque esos seres tienen rostros tan hermosos, tan radiantes que no es posible describirlos con palabras…

Lucen una belleza sobrenatural tan portentosa, que parecen casi femeninos; sin embargo la complexión de su cuerpo, sus manos, su estatura es la de un hombre.

Los pies desnudos no pisan el suelo, sino que iban como deslizándose, como resbalando. Aquella procesión es impresionante.

Algunos de ellos tenían como una fuente de oro con algo que brillaba mucho con una luz blanca-dorada.

Uriel dijo:

–          Son los Ángeles de la Guarda de las personas que están ofreciendo esta Santa Misa por muchas intenciones, aquellas personas que están conscientes de lo que significa esta celebración, aquellas que tienen algo que ofrecer al Señor…”

“Ofrezcan en este momento…, ofrezcan sus penas, sus dolores, sus ilusiones, sus tristezas, sus alegrías, sus peticiones. Recuerden que la Misa tiene un valor infinito por lo tanto, sean generosos en ofrecer y en pedir.”

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Detrás de los primeros Ángeles venían otros que no tenían nada en las manos, las llevaban vacías.

Uriel dijo:

 -“Son los Ángeles de las personas que estando aquí, no ofrecen nunca nada, que no tienen interés en vivir cada momento litúrgico de la Misa y no tienen ofrecimientos que llevar ante el Altar del Señor.”

En último lugar iban otros Ángeles que estaban medio tristones, con las manos juntas en oración pero con la mirada baja.

 –“Son los Ángeles de la Guarda de las personas que estando aquí, no están, es decir de las personas que han venido forzadas, que han venido por compromiso, pero sin ningún deseo de participar de la Santa Misa y los Ángeles van tristes porque no tienen qué llevar ante el Altar, salvo sus propias oraciones”.

“No entristezcan a su Ángel de la Guarda…. Pidan mucho, pidan por la conversión de los pecadores, por la paz del mundo, por sus familiares, sus vecinos, por quienes se encomiendan a sus oraciones. Pidan, pidan mucho, pero no sólo por ustedes, sino por los demás.”

“Recuerden que el ofrecimiento que más agrada al Señor es cuando se ofrecen ustedes mismos como holocausto.

Para que Jesús al bajar, los transforme por Sus propios méritos. ¿Qué tienen que ofrecer al Padre por sí mismos? La nada y el pecado. Pero al ofrecerse unidos a los méritos de Jesús, aquel Ofrecimiento es grato al Padre.”

Aquel espectáculo, aquella procesión era tan hermosa que no es posible compararla con ninguna  otra. Todas aquellas criaturas celestiales haciendo una reverencia ante el Altar, unas dejando su ofrenda en el suelo, otras postrándose de rodillas con la frente casi en el suelo y luego que llegaban allá desaparecían a su vista.

Oración sobre las Ofrendas

Terminada la colocación de las ofrendas y los ritos que la acompañan, se concluye la preparación de los dones con la invitación a orar juntamente con el sacerdote, que dice: «oren hermanos para que este sacrificio mío y de ustedes sea agradable a Dios, Padre Todo poderoso»

A lo que el pueblo responde: «el Señor reciba de tus manos, este sacrificio para alabanza y gloria de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su Santa Iglesia» y a continuación la oración sobre las ofrendas y así todo queda preparado para la Plegaria Eucarística.

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En la Misa se dice una sola oración sobre los dones, que termina breve: Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén

Ahora empieza el centro y la cumbre de toda la celebración. La Plegaria Eucarística es una plegaria de acción de gracias y de consagración.

El sacerdote invita al pueblo a elevar el corazón hacia Dios, en oración y acción de gracias y lo asocia a su oración que él dirige en nombre de toda la comunidad, por Jesucristo en el Espíritu Santo, a Dios Padre.

El sentido de esta oración es que toda la congregación de los fieles se una con Cristo en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.

El Prefacio

Es el canto de alabanza y de agradecimiento que Jesús dirige al Padre que le ha permitido llegar por fin a esta «Hora».

Plegaria Eucarística

Como Iglesia, unidos en una misma fe, en un mismo corazón, presentamos ahora la sencilla ofrenda que Dios mismo transformará en el cuerpo y la sangre de su Hijo Jesucristo:

Pan y vino son fruto de nuestro trabajo personal y comunitario y simbolizan las dimensiones más sencillas de nuestra vida diaria: nuestro trabajo, nuestro sustento y nuestra alegría.

Con el pan y el vino va incluida la ofrenda de nuestra vida, de nuestro trabajo y de nuestro amor. Nuestras penas, fatigas y alegrías van a ser recibidas por Dios de las manos del sacerdote…

Y como el pan y el vino, nuestro propio ser (cuerpo y alma) será también santificado y transformado con la Presencia Viva y Real de Jesucristo Eucaristía.

En este momento unámonos al sacerdote, entregándole a Dios nuestra vida, nuestra familia, nuestro trabajo, nuestra oración, nuestras penas y alegrías. Nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestra mente con todos sus pensamientos.

Nuestro corazón con todos sus sentimientos y deseos, nuestros labios y todas nuestras palabras, nuestros amigos y seres queridos, incluso los que NO nos aman…

En fin, toda la realidad humana material y espiritual de la que somos parte, para que toda esa realidad sea transformada por Cristo, sea santificada, sea cristificada.

Para que todos seamos hostias vivas.

Sagrarios de la Presencia del Espíritu Santo…

Y para que el Mundo entero sea un Altar para la Gloria de Cristo Jesús.

Prefacio.

Es un himno, que empieza con un diálogo entre el sacerdote y los fieles.

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Resume la alabanza y la acción de gracias propia de la fiesta que se celebra.

En esta acción de gracias, el sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da las gracias por toda la obra de salvación.

10. CANTO DEL SANTO:

Hemos hecho ofrenda del pan y del vino, de nosotros mismos y del Mundo entero.

Ahora esta ofrenda va a ser consagrada: la hostia se transformará en el cuerpo de Cristo y el vino en su Sangre.

Por esa Consagración, nosotros mismos seremos santificados y el Mundo entero también.

Nos unimos a los santos y a los ángeles, que contemplan y gozan ya del fruto de estos misterios, cantando a Dios: “Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo, llenos están los cielos y la tierra de su gloria. ¡Hosanna en el cielo! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!”

El Cielo (los que ya gozan de la gloria de Dios) y la Tierra (los que estamos de camino hacia la gloria) cantan la santidad de Dios, pues Él es el único verdaderamente santo y fuete de toda santidad.

Sanctus («Santo»). Los fieles junto con el sacerdote cantan o rezan, el Sanctus:

Sanctus, sanctus, sanctus Dominus Deus sabaoth. Pleni sunt caeli et terrae gloria tua. Hossana in excelsis. Benedictus qui venit in nomine Domini. Hossana in excelsis («Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el Cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el Cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el Cielo»).

EL CIELO ENTERO CANTA EL SANCTUS

Maximiliano estaba extasiado contemplando la Gloria de Dios cuando llegó el momento final del Prefacio…

 Y cuando la asamblea decía: “Santo, Santo, Santo” de pronto, todo lo que estaba detrás de los celebrantes desapareció.

Del lado izquierdo del señor Arzobispo hacia atrás en forma diagonal aparecieron miles de Ángeles, pequeños, Ángeles grandes, Ángeles con alas inmensas, Ángeles con alas pequeñas, Ángeles sin alas, como los anteriores.

Todos vestidos con unas túnicas como las albas blancas de los sacerdotes o los monaguillos. Todos se arrodillaban con las manos unidas en oración y en reverencia inclinaban la cabeza.

Se escuchaba una música bellísima, como si fueran muchísimos coros con distintas voces y todos decían al unísono junto con el pueblo: Santo, Santo, Santo…

Había llegado el momento de la Consagración, el momento del más maravilloso de los Milagros…

Del lado derecho del Arzobispo hacia atrás en forma también diagonal, una multitud de personas, iban vestidas con la misma túnica pero en colores pastel: rosa, verde, celeste, lila, amarillo; en fin, de distintos colores muy  suaves.

Sus rostros también eran brillantes, llenos de gozo, todos parecían tener la misma edad.

Se podía apreciar que había gente de distintas edades, pero todos parecían igual en las caras, hermosas, jóvenes, sin arrugas, felices.

Todos se arrodillaban también ante el canto de Santo, Santo, Santo, es el Señor…”

Uriel dijo:

Son todos los Santos y Bienaventurados del Cielo y entre ellos, también están las almas de los familiares de ustedes que gozan ya de la Presencia de Dios”

Entonces Maximiliano vio a la Madre de Dios,  justamente  a la derecha del señor Arzobispo…

Un paso detrás del celebrante. Estaba un poco suspendida del suelo, arrodillada sobre unas telas muy finas, transparentes pero a la vez luminosas, como agua cristalina.

La Santísima Virgen con las manos unidas, mirando atenta y respetuosamente al celebrante.

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Y desde allá sin cambiar de posición ni levantar el rostro, su voz llena de dulzura le saludó y le dijo directamente en su corazón:

–      “¿Te llama la atención verme un poco más atrás de Monseñor, verdad? Así debe ser…

Con todo lo que Me ama Mi Hijo, NO Me Ha dado la Dignidad que da a un sacerdote de poder traerlo entre Mis manos diariamente, como lo hacen las manos sacerdotales.

Por ello siento tan profundo respeto por un sacerdote y por todo el Milagro que Dios realiza a través suyo, que me obliga a arrodillarme aquí.”

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LA MADRE DE DIOS, ES LA ÚNICA SACERDOTISA DEL CALVARIO

Maximiliano quedó impactado por tanta gracia que el Señor derrama sobre las almas sacerdotales…

Delante del altar, empezaron a salir unas sombras de personas en color gris que levantaban las manos hacia arriba.

Uriel continuó con su enseñanza:

Son las almas benditas del Purgatorio que están a la espera de las oraciones de ustedes para refrescarse. No dejen de rezar por ellas. Piden por ustedes, pero NO pueden pedir por ellas mismas. Son ustedes quienes tienen que pedir por ellas para ayudarlas a salir para encontrarse con Dios y gozar de Él eternamente.

Maximiliano veía todo lo que se desarrollaba ante sus asombrados ojos con infinito agradecimiento… Y sabedor de que tenía que compartir con todos los demás cristianos todo el conocimiento que le estaba siendo revelado.

La Virgen le dijo:

Hijito mío, di a todos tus hermanos que yo estoy realmente Presente cuando se celebra la Santa Misa desde que comienza, hasta que termina.

Estoy aquí  al pie del Altar donde se celebra la Eucaristía  y siempre Me van a encontrar aquí..  al pie del Sagrario permanezco Yo con los Ángeles Adorando al Señor, porque Estoy siempre con Él.”

Ver ese rostro hermoso de la Madre en aquel momento del “Santo”, al igual que todos ellos, con el rostro resplandeciente, con las manos juntas en espera de aquel milagro que se repite continuamente, era estar en el mismo cielo.

Uriel dijo:  

“Dile al ser humano, que nunca un hombre es más hombre que cuando dobla las rodillas ante Dios”.

Desde el comienzo de la Plegaria Eucarística hasta la Consagración:

Nos encontramos con Jesús en la prisión, en su atroz flagelación, su coronación de espinas y su Camino de la cruz por las callejuelas de Jerusalén…

Estando todos los asistentes a la Santa Misa real y místicamente presentes en el Viernes Santo…

Que fue el Sacrificio de Expiación.  

Estamos todos los que están participando de la Eucaristía y  todos aquellos por los que pedimos especialmente.

La Consagración, ES místicamente, la Crucifixión del Señor. 

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¿Puede alguien imaginarse eso? Nuestros ojos no lo pueden ver.

Pero todos estamos allá, en el momento en que a Él lo están crucificando.

Y está pidiendo perdón al Padre, NO solamente por quienes lo matan, sino por cada uno de nuestros pecados:

“¡Padre, perdónalos porque NO SABEN lo que hacen!”

En la preparación de las ofrendas se llevan al altar el pan y el vino con el agua.

Es decir, los mismos elementos que Cristo tomó en sus manos.

En la Plegaria Eucarística se dan gracias a Dios por toda la obra de la salvación…

Y las Ofrendas se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

La Consagración nos da el Cuerpo entregado ahora, la Sangre derramada ahora.

Es místicamente, la Crucifixión del Señor, perpetuada a través de sus sacerdotes.

Por esto San Pío de Pietrelcina sufría atrozmente en este momento de la Misa.

Nos reunimos enseguida con Jesús en la Cruz.

Y ofrecemos desde este instante al Padre, el Sacrificio Redentor.

Es el sentido de la Oración Litúrgica que sigue inmediatamente a la Consagración.

El «Por Él, con Él y en Él» corresponde al grito de Jesús:

«Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu».

En la Consagración ocurre la “Transubstanciación”, que significa “cambio de substancia” del pan y el vino, a ser verdaderamente la sustancia del Cuerpo y Sangre del Señor.

La Eucaristía aunque tiene la apariencia de pan y vino,  NO ES pan y tampoco vino.  

Cristo está Presente en la Eucaristía verdadera, real y substancialmente con todo su Cuerpo, Sangre, alma y divinidad.

Esta Presencia se llama “real” porque es “substancial”

Y por ella, Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente Presente.

Cristo está todo entero en cada una de las especies y en cada una de sus partes…

De modo que la Fracción del pan NO divide a Cristo, que está real y permanentemente Presente en la Eucaristía, mientras duren sin corromperse las Especies Eucarísticas.

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11. CONSAGRACIÓN:

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El nombre viene del griego: epicaleo, apicalumai; significa invocar, llamar.

Es una invocación del poder divino sobre los dones del pan y vino que han ofrecido los hombres…

Para que se conviertan en Cuerpo y Sangre de Cristo.

La Anáfora constituye la parte esencial de la Misa.

Es una palabra griega que indica la acción de elevar, la actitud de levantar la ofrenda con las manos.

CONSAGRACIÓN

El sacerdote relata la institución de la Eucaristía en el Jueves Santo, usando las mismas palabras de Jesús sobre las especies:

Sobre el pan, «Hoc est enim corpus meum (…)» («Esto es mi Cuerpo…») y sobre el vino, «Hic est enim calix sanguinem meam (…)» («Este es el cáliz de mi Sangre…»).

Cuando el sacerdote dice estas palabras sobre el pan de harina de trigo sin levadura y el vino de uva, con la intención de consagrar…

La substancia del pan y del vino desaparecen, siendo reemplazados por el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo.

En esta parte de la Misa, todos permanecen de rodillas.

En el relato de la Institución y Consagración, con las palabras y gestos de Cristo…

Se realiza el Sacrificio que el mismo Cristo instituyó en la última Cena, cuando bajo las especies de pan y vino Ofreció su Cuerpo y su Sangre…

Y se lo dio a los Apóstoles en forma de comida y bebida.

Y les encargó perpetuar ese mismo Misterio.

Después de la Consagración, Jesús está realmente presente en la Eucaristía:

En este momento, por el ministerio (por el encargo y el don) que el sacerdote ha recibido…

El pan y el vino son transformados en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo.

El sacerdote repite las palabras que Jesús pronunció en la Última Cena…

Con las cuales Él mismo dio gracias y bendijo el pan y el vino, haciéndolos su Cuerpo y su Sangre, para Alimentar con su Propio Ser a sus apóstoles.

Y a través de ellos y de la sucesión de sacerdotes a todos los creyentes.

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Cristo, en efecto tomó en sus manos el pan y el cáliz, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:

Tomad, comed, bebed; esto es mi Cuerpo; éste es el cáliz de mi Sangre. Haced esto en conmemoración mía.

De ahí que la Iglesia haya ordenado toda la Celebración de la Liturgia Eucarística según estas mismas partes que corresponden a las palabras y gestos de Cristo.

La Eucaristía, Cuerpo y Sangre de Cristo, es el mayor Regalo que hemos recibido de Dios:

Él se ha quedado para siempre con nosotros en la persona de Cristo.

Él mismo toma nuestra realidad y la transforma en su propio Ser, para alimentar nuestra vida de Fe.

Sin este alimento espiritual. Es decir, sin la Comunión real con su Cuerpo y su Sangre, nuestra vida de Fe sería árida y estéril.

Pura imitación exterior de Cristo, por nuestras propias fuerzas.

Pero como Él nos alimenta con su propia vida en la Eucaristía.

Podemos vivir como Él, ser como Él,

Porque Él Mismo, desde nuestro interior nos va Transformando…  

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NOS VA CONSAGRANDO. 

Va haciendo de nuestra vida una constante Eucaristía.

Sólo si nosotros le entregamos nuestro corazón y dejamos que su Espíritu actúe en nosotros.

Cuando el celebrante dijo las palabras de la “Consagración”.

Ante los ojos de Maximiliano empezaron unos relámpagos en el Cielo y en el fondo.

No había techo de la Iglesia ni paredes. Estaba todo oscuro solamente aquella luz brillante en el Altar.

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De pronto suspendido en el aire vio a Jesús, Crucificado de la cabeza a la parte baja del pecho.

El tronco transversal de la Cruz estaba sostenido por unas manos grandes, fuertes. De en medio de aquel resplandor se desprendió una lucecita como de una paloma muy pequeña muy brillante…

Dio una vuelta velozmente toda la Iglesia y se fue a posar en el hombro izquierdo del señor Arzobispo que seguía siendo Jesús…

Porque podía distinguir su melena y Sus llagas luminosas, Su cuerpo grande, pero NO veía Su Rostro.

Arriba, Jesús Crucificado estaba con el Rostro caído. Sobre el lado derecho del hombro Podía contemplar el Rostro y los brazos golpeados y descarnados.

En el costado derecho tenía una herida en el pecho y salía a borbotones, hacia la izquierda Sangre y hacia la derecha, un Agua, pero tan brillante…

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Que  más bien eran borbotones de luz que iban dirigiéndose hacia los fieles moviéndose a derecha e izquierda.

¡Era una cantidad tan inmensa de Sangre la que fluía hacía el Cáliz!

¡Tanta, qué pensó que iba a rebalsar y manchar todo el Altar, pero NO cayó una sola gota!

San Uriel dijo:

–     Este es el Milagro de los milagros. Te lo He repetido: para el Señor NO existe ni Tiempo NI Distancia.

Y en el momento de la Consagración, toda la asamblea es trasladada al pie del Calvario en el instante de la Crucifixión de Jesús.

Después de la Consagración, Jesús está realmente presente en la Eucaristía:

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA,CONÓCELA

32.- UNA BODA INESPERADA

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Marco Aurelio escuchó al anciano Pontífice, hablar de Jesús y de su Doctrina.

Y lo que escuchó lo cautivó y lo dejó reflexionando… Y aumentó su atracción por Aquel Dios Desconocido que empieza a descubrir…

A partir de aquel día, Alexandra se acercó con menos frecuencia al lecho del enfermo. Y no volvió a hacerlo sola. Pero observaba que él la seguía con la mirada suplicante y vivía pendiente de cada gesto y palabra suya, cual si fuera un favor inestimable.

Vio que sufría y no osaba quejarse por temor de alejarla de su lado. Que para él, solo ella era la felicidad y la salud.

Y ella se siente atraída con los encantos secretos que el amor inspira y que Marco Aurelio ejerce cada vez  con más fuerza sobre ella.

Y conforme pasan los días y se acerca a su lecho, ve irradiar en el rostro de él la misma alegría y el gozo que a ella la invaden.

Un día notó en sus ojos, huellas de que había llorado y sintió el deseo de enjugar sus lágrimas con sus besos.

Él se ha vuelto tan sufrido, como si hubiera hecho voto de paciencia. También ve sus esfuerzos para no hacer nada que a ella le desagrade y  por esto ella se siente grandemente amada.

Y el sentirse objeto de tanta adoración, la hace sentirse a la vez dichosa y culpable.

El joven patricio le había escrito una carta a Petronio y la contestación fue ésta:

Tito Petronio     a     Marco Aurelio Petronio.

Salve.

Por favor carísimo. Puesto que te encuentras herido y según dices te están pasando cosas estupendas. (Aunque no especificas cuales) Tu laconismo no necesita explicación. Ya me contarás cuando regrese y nos veamos otra vez.

No podía creerlo cuando leí que ese gigante parto había matado a Atlante con tanta facilidad. Ese hombre vale lo que pesa en oro y solo de él depende el llegar a ser un favorito del César. Pregúntale si es una excepción o si existen más hombres como él, en su país. Sería grandioso contar con él en los juegos públicos.

Agradece a todos los dioses, el que hayas salido vivo de tales manos. Te has salvado ciertamente porque eres patricio e hijo de un cónsul. No das muchos detalles de tu convivencia con los cristianos y del tratamiento que te han dado. A pesar de lo que dices percibo tu estado de inquietud y melancolía y  sé que todo es por Alexandra.

Lo interpreto por el laconismo de tu carta. Explícate, porque hay en ella tantos enigmas; que siendo totalmente sincero, tengo que confesarte que no entiendo a los cristianos, ni a Alexandra. Y tampoco te entiendo a ti.

Y no te sorprenda que me intereses tanto. Es que yo intervine en este asunto tuyo, me siento responsable de tu situación y por eso lo considero asunto mío.

Pasando a otro asunto, quiero hacerte partícipe de mi alegría…

Haloto me ofreció por Aurora siete caballos ganadores. ¡Y los rechacé!… ¿Puedes creerlo?  Gracias también a ti, porque te negaste a tomarla.

Porque ahora yo estoy saboreando las delicias del verdadero amor y me siento muy feliz.

Contéstame pronto, pues no sé cuándo vuelva a verte. En la cabeza de Barba de Bronce, los proyectos cambian como los vientos de otoño.

En la actualidad, mientras continuamos en Benevento, desea irse directamente hasta Grecia, sin volver antes a Roma. Tigelino le aconseja que haga una visita a la ciudad, aunque sea por poco tiempo, ya que el pueblo anhelante por su persona, (léase pan y juegos) puede sublevarse si Nerón prolonga su ausencia.

Así que no puedo decirte con certeza, que es lo que va a suceder.

Considera sin embargo si no sería preferible para ti, en lugar de permanecer en Roma, una temporada de reposo en tus propiedades de Sicilia. Lo único que te deseo es que recuperes pronto tu salud porque ¡Por Zeus! Ya no sé ni siquiera que es lo que debo desear en obsequio tuyo. Adiós.

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Cuando Marco Aurelio recibió esta carta, pensó en no contestarla. Pero luego decidió posponer la contestación, solo un tiempo más.

Ha cambiado mucho. En sus conversaciones con Mauro, Isabel y Lautaro, hay menos orgullo. Está haciendo su efecto lo que escucha en las reuniones que hay dos veces a la semana y que llegan hasta su ventana.

También se aficionó a Bernabé, con quién suele conversar horas enteras, porque en sus conversaciones puede mezclar el nombre de Alexandra y atesora con ansia todas las anécdotas del gigantesco parto.

La vida en la casita es una rutina familiar. La hermana de Alexandra, Margarita es la confidente de la joven y la ha seguido a su ‘destierro’ particular.

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Margarita también es gentil con el herido, pero se porta muy reservada y distante y Marco Aurelio lo atribuye a que está sufriendo las consecuencias de su arrebato por Alexandra.

Él no sabe que la joven es una virgen consagrada de la Iglesia Cristiana y por eso su reserva es tan extrema.

Pero un día que lo atendió en lugar de Alexandra, pudo observar con detenimiento su extraordinaria belleza y comprendió lo que Bernabé le platicara el día anterior: las dos heredaron la hermosura de su madre.

Por lo que le parece completamente incomprensible, es que siendo mayor que Alexandra, no haya conquistado el amor de un hombre y no esté casada todavía, pues si él no hubiera conocido primero a la joven que le robó el corazón, seguramente se hubiera enamorado de esta joven tan bella como misteriosa…

Por las tardes, cuando terminan las labores domésticas suelen sentarse juntas a hilar, tejer o escuchar música, mientras otra persona lee partes del Evangelio y toda la familia las reflexiona en oración comunitaria.

Santiago, el hermanito menor de David, juega mucho con un vecinito romano que se llama Fabio y junto con otros chiquillos forman la algarabía del patio.

Marco Aurelio disfruta mucho la armonía y la convivencia con casi todos los miembros de la casa. Sin embargo, a David no lo soporta y disimula la aversión que el joven le inspira.

Y la razón es que está terriblemente celoso por el amor con que Alexandra le trata.

En una ocasión David, estuvo cortando duraznos de uno de los árboles del huerto y también cortó un hermoso racimo de uvas de la vid que da sombra en una de las terrazas y envió a Fabio con el delicioso obsequio para que las entregara a Alexandra.

Y al oír que ella le daba las gracias, se puso pálido.

Y entonces Marco Aurelio habló como todo un descendiente de los Quirites, (nobles romanos) para quién todo extranjero es poco menos que un gusano.

Y en cuanto David se retiró, exclamó enojado:

–           ¡Alexandra! ¡Cómo puedes permitir que ese muchacho te haga obsequios! ¿Ignoras acaso que los griegos llaman a la gente de su nación, perros judíos?

Ella lo miró asombrada por semejante estallido y contestó:

–           Yo no sé cómo los llaman los griegos. Sólo sé que es cristiano y por lo tanto, hermano mío.

Marco Aurelio se quedó mudo, luego se dominó y le suplicó anhelante:

–           Perdóname Alexandra. Para mí tú eres una reina y… yo no… -y volvió el rostro, para que ella no lo viese llorar.

Cuando regresó David, le trató con amabilidad. Y a partir de ese momento se convirtió en su amigo.

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Alexandra comprende el considerable esfuerzo que le cuestan estas victorias sobre sí mismo. Y por eso, ella le ama siempre más.

Mientras tanto Marco Aurelio reflexiona y se maravilla en el poder sobrenatural de esa Religión que tiene la virtud de cambiar radicalmente a los hombres. Comprende que hay algo extraordinario en ella, algo que no había sido conocido antes en la Tierra.

Su convivencia entre los cristianos, le ha convencido que es precisamente esta Religión, la que adorna a Alexandra con esa belleza excepcional e inexplicable que en él despertara junto al amor, el respeto. Junto al deseo, el homenaje. Alexandra se ha convertido en un ser único sobre la tierra.

Y con todo lo que le está pasando se siente inclinado a amar a Cristo. Tiene que inclinar la cabeza ante ese Dios que no comprende. Está dispuesto a sometérsele, porque algo se ha despertado en su alma… Y también es el Dios de Alexandra.

La joven observa la evolución que se opera en el alma de Marco Aurelio. Ve la lucha que sostiene consigo mismo, su mortificación, sus dudas. Y cada vez nota más el silencioso respeto que él muestra hacia Cristo. Y ello hace que su corazón se incline hacia él, con una fuerza arrolladora.

En una atracción casi imposible de resistir, hasta que…

san-pedro-apostol- Un día que Pedro llegó de visita, Marco Aurelio le llamó y le dijo:

–           Vivo asediado por la pena y el sufrimiento. Antes de conoceros me hubiera apoderado de ella y la hubiera retenido por la fuerza. Pero vuestra virtud y vuestra Religión han efectuado un cambio dentro de mí, que me apartan de la violencia.

Yo mismo no entiendo por qué me pasa esto y a vos, que al presente hacéis las veces de padre para Alexandra, os digo: si ella me acepta, dádmela por esposa y os juro que no tan solo no le he de prohibir que confiese a Cristo; sino que yo mismo anhelo iniciarme en los misterios de vuestra religión y os pido: ‘¡Dadme la Luz!’. 

Conozco todos los obstáculos, pero yo la amo más que a mi vida y no quiero perderla. Quiero amar lo que ella ama y que nuestra familia sea una familia cristiana. Porque quiero a vuestro Dios, para que sea también el mío. Disipad mis tinieblas. Ved que soy sincero.

Los hombres han dicho: ‘Grecia creó la sabiduría y la belleza. Roma creó el poder y la fuerza…’ ¿Y vosotros los cristianos, qué es lo que traéis? Os pido que reveléis los misterios que necesito conocer. Ilumíname lo que hay detrás de vuestras puertas, ¡Abrídmelas!…

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Pedro, cuyo corazón se conmovió ante aquella alma doliente que como ave enjaulada pugna por abrirse paso en demanda de libertad.

Extendió la mano sobre Marco Aurelio, tocándolo sobre la cabeza y dijo:

–           Traemos el Amor. ¡Tocad y se os abrirá! La gracia de Dios descienda sobre ti. La Sangre de Jesús lave tus pecados. Yo te Bendigo en Nombre del Redentor.

Hizo el signo de la cruz sobre él. Y aquel descendiente de los Quirites tomó la mano del anciano Galileo y la llevó a sus labios, lleno de gratitud y de reverencia…

Pedro se sintió complacido al ver aquella alma que es tierra propicia para la semilla divina y  en su red de pescador lo ingresa como una nueva conquista para Cristo.

Y los presentes regocijados ante aquella inesperada escena, exclamaron al unísono:

–           ¡Gloria al Altísimo!

Alexandra está atónita.

Marco Aurelio tiene su rostro radiante de alegría y le dijo desde su lecho:

–           Alexandra¿Quieres ser mi esposa, la reina de nuestro hogar? ¿Quieres ayudarme a conocer y amar al Dios tuyo, el que desde hoy será también mío y de nuestros hijos? ¿Me amas como yo te amo?

Ella comenzó a llorar de alegría y sus labios temblorosos no pueden pronunciar palabra. Está totalmente anonadada.

El apóstol la incitó:

–           Hija mía, ¿No le vas a contestar?

La joven se arrodilló delante de Pedro.

Y dijo con voz llena de humildad, sumisión y turbación:

–           Sí. Le amo. Y sí. Quiero ser su esposa.

Marco Aurelio dijo:

–           Mientras acabo de sanar, quiero instruirme para ser Bautizado. Luego haremos la boda según las leyes romanas. Y ante el mundo entero, también serás mi esposa. Te juro que te seré fiel, te amaré y te respetaré. Y desde hoy eres dueña de mi vida y de todo lo que me pertenece. – y tomando la mano de Alexandra, la llevó a sus labios, mientras la miraba con adoración…

Alexandra, temblando de felicidad, le contestó:

           También yo te juro serte fiel. Amarte y respetarte todos los días de mi vida. Y mi ser te pertenece, amadísimo esposo mío.

Entonces Pedro tomó la mano de Alexandra y la puso en la de Marco Aurelio.

Y colocando sus manos en la cabeza de ambos jóvenes, declaró:

–           Amaos en el Señor y para su Gloria. Yo los declaro unidos en matrimonio: Esposo y Esposa. Y que no separe el hombre lo que Dios acaba de unir. Os Bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y Bendigo los hijos que daréis a Dios con vuestro santo amor.

Los dos jóvenes se miraron llenos de felicidad.

Alexandra se inclinó sobre el lecho, para darle un dulce beso en los labios. Y se sentó a su lado, apretando la fuerte mano masculina entre las suyas…

Los demás los llenaron de parabienes y bendiciones.

Y Pedro comenzó a narrar como Jesús hizo su primer milagro en las Bodas de Caná…

Desde ese día, Marco Aurelio se unió a aquellas reuniones donde fue conociendo a Jesús, el Dios-Hombre que le acaba de entregar el regalo más precioso que él anhelara tanto: el amor de Alexandra, Bendecido por Él.

Al despedirse, Pedro les dijo que les enviaría un evangelizador para darles la instrucción necesaria, pues los tiempos son sumamente graves…

Al día siguiente…

En la Puerta del Cielo, Mauro camina alegremente por el largo pórtico que conduce a los salones donde son instruidos los catecúmenos.

Se encuentra con su colega y amigo Lucano, el compañero en los viajes de Pablo de Tarso.

El médico evangelista y escritor, le saluda:

–           La Paz sea contigo, Mauro. ¡Qué alegría verte por aquí!

Mauro contesta sonriente:

–           Y también contigo, caro hermano mío. Terminé de dar algunos temas y voy de regreso a Roma. Allá también tengo ministerio.

–           ¿Ya no ejerces la medicina?

–           Entre los pacientes y las evangelizaciones, transcurre mi vida. ¿Y tú qué haces querido Lucas?

–           Estamos iguales. Yo estoy aquí colaborando con Pablo. Aunque le dedico más tiempo a la Palabra, ejerzo poco la medicina. Ahora estoy escribiendo. ¿Qué tema vas a dar?

–           Voy a hablar del Perdón…

–           ¡Apasionante y bellísimo! Yo voy a hablar del Octavo Sacramento.

–           ¡Somos bienaventurados! SER APÓSTOLES ES EL PRIVILEGIO MÁS GRANDE que puede darnos nuestro Señor. Sólo dime cual no es apasionante…

Y los dos se despiden y caminan en direcciones opuestas…

Mientras tanto, en la casa donde está Marco Aurelio, éste se decidió a contestar la carta de Petronio…

Marco Aurelio Petronio   a   Tito Petronio.

Salve.

Es tu deseo que te escriba lo más minucioso posible: convenido. No puedo asegurarte empero que sea con más claridad, ni que puedas entenderme. Porque yo mismo aún no sé cómo explicarlo.

Te describí mi permanencia entre los cristianos y la forma en que tratan a sus enemigos, entre los cuales tenían derecho de contarnos, tanto a Prócoro como a mí. Te conté la bondad con la que me han tratado y cómo me han atendido.

No, mi carísimo. No me respetaron porque yo fuera hijo de un cónsul. Esas consideraciones carecen de peso entre ellos, puesto que perdonaron a Prócoro a quién insté a que lo enterraran en el jardín. Son personas excepcionales, como el mundo no ha conocido hasta hoy.

Y del mismo modo sus enseñanzas son tan extraordinarias como ellos. Te aseguro que si yo me encontrara en mi casa postrado en el lecho, con un brazo y las costillas rotas atendido por los míos, aun cuando fuesen miembros de mi propia familia; por supuesto hubiera disfrutado de mayores comodidades. Pero no me hubieran hecho objeto ni siquiera de la mitad de los cuidados que ellos me han prodigado.

Y entérate también de esto: Alexandra es como todos los demás. Si hubiera sido mi hermana o mi esposa, no podría haberme atendido con mayor afecto. Y ¿Puedes creerlo?

En medio de estas personas sencillas, habitantes de este pobre aposento, que es a la vez cocina y triclinium, en donde también se encuentra el lecho donde postrado te escribo, soy  el hombre más feliz del mundo. Más que en ninguna otra época de mi vida.enamorados

Le ofrecí a Alexandra regresarla a la casa de Publio y ella me declaró que en la actualidad, eso es imposible, porque Publio y Fabiola se irán a Sicilia y porque de regresar ella a su hogar, esa noticia tarde o temprano llegaría hasta el Palatino.

Y entonces César podría arrancarla nuevamente de la familia Quintiliano. Pero Alexandra sabe que yo no volveré a perseguirla. Que he dejado atrás las medidas de violencia, que soy incapaz de renunciar a su amor o de vivir sin ella. Voy a llevarla a mi casa bajo el arco de guirnaldas que adornará la puerta. Y sentarla en mi hogar como reina, ama y señora, al convertirla en mi esposa.

Ella ya aceptó. Así que ahora es tu sobrina. En cuanto a los cristianos, aman a sus semejantes… Pero abominan nuestros dioses, nuestra manera de vivir, nuestros crímenes y nuestra corrupta sociedad. Todavía ignoro muchas cosas, pero estoy aprendiendo.

Lo único que sé con precisión, es que donde comienza esta religión, concluye el poder de Roma… Nuestro sistema de vida y la distinción entre conquistadores y conquistados, entre ricos y pobres, señores y esclavos. Concluye el gobierno, el César, la ley y el orden del mundo. Concluye también la muerte.

Y por sobre todo esto, surge la figura de Cristo lleno de una Misericordia jamás conocida y de una Bondad tan infinita, que contrasta con los instintos del hombre y con nuestros propios romanos instintos.

Y para mí, Alexandra vale más que Roma y todo su señorío. Tú sabes cuánto la amo y que no hay nada que yo no haga por su amor. Pues bien, quiero que sepas que soy augustano y de noble descendencia; pero eso no me impide ser también cristiano.

Cuando aprenda más sobre mi nueva religión, te lo comunicaré. ¡Ah! Y por cierto: tú serás el padrino de nuestras nupcias romanas. Cuídate mucho. Adiós.

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, CONÓCELA

P127 IGLESIA TERRENA

PADRE TRINIDADsabaothHijitos Míos, el hacer Mi Voluntad implica gozo y también dolor. Nunca podréis separar el dolor del Amor. Yo os envié a Mi Hijo, Jesucristo, para cumplir una Misión, para hacer Mi Voluntad. Mi Voluntad siempre es Amor, Mis pequeños. Mi Voluntad siempre os va a llevar crecimiento, os va a llevar vida, os va a llevar salud espiritual.

Mi Hijo, al cumplir Mi Voluntad, os estaba trayendo a la Tierra los secretos y la vida del Cielo. Os estaba abriendo un Nuevo Mundo, os estaba trayendo el Reino de Dios a la Tierra.

Al cumplir Mi Voluntad, Él se gozó; porque  Él sabía que el cumplir Mi Voluntad os iba a abrir nuevamente las Puertas del Cielo, iba a venir la salvación de muchas almas; de todas aquellas que dócilmente se dejaran guiar por la Voz del Pastor que las iba a llevar al redil escogido. Y el saber de la salvación de las almas eso llenaba de gozo Su Corazón y Mi Corazón.

Lord-Jesus-REY PADRE Y PASTOR

Mis pequeños, Él vino a Evangelizar, pero también a Reparar. Al Evangelizar Él se gozaba enseñándoos todas éstas bondades que se viven en el Cielo; pero vino también a reparar por vuestros pecados.

SÍ y quiero remarcar esto Mis pequeños, vuestros pecados. Porque Él no cometió ni un solo pecado, sufrió por vuestros pecados en Su Vida. Sí que hubo gozo por la Enseñanza y por cumplir Mi Voluntad pero también sufrió por causa de vuestros pecados además de todo ése dolor de estar entre el pecado y vivir en el pecado vuestro, Mis pequeños.

Meditadlo. No estáis aquí para gozar junto con vuestros pecados. Estáis aquí en la Tierra para servirMe haciendo Mi Voluntad; esparciendo Mi Reino sobre la Tierra, haciendo Mi Voluntad. Llevando Vida con virtud y con amor en vuestros actos, con vuestra presencia a donde vayáis; con vuestras enseñanzas guiadas por el Evangelio que os dejó Mi Hijo, a eso estáis llamados.

amor mundo ambicion rique

Ciertamente tendréis ataques de Satanás, porque él verá que no os estáis dejando engañar por lo que él está promoviendo entre vuestros hermanos y él os atacará.

Os hará ver ante vuestros hermanos que no estáis haciendo las cosas bien, que sois retrógradas, que no estáis gozando la vida; cuando realmente vosotros estáis bien, estáis viviendo como Yo mando, como Mi Voluntad os está pidiendo.

Cuando levantáis a alguien que vive en el pecado, que Satanás ha corrompido en su alma; cuando dais ése ejemplo de vida espiritual, es cuando estáis haciendo Mi Voluntad y estáis siendo otros Cristos sobre la Tierra.

AMOR MARTHA Y MARIA

Ese es vuestro llamado: al vivir como Mi Hijo vivió, también repararéis por el pecado vuestro y el de vuestros hermanos. Y así estaréis también unidos a la Vida de Mi Hijo, sufriendo por causa de vuestros pecados, pero también reparando por ellos…

 Y así el sufrimiento, unido al de Mi Hijo, que Él no tenía por qué sufrir por causa de vuestros pecados; se vuelve Vida, se vuelve Amor, se vuelve Salvación. Ya no es sufrimiento en vano, es sufrimiento de Vida.

 Ciertamente Mi Iglesia será purificada, será santificada. Satanás ha puesto un velo de maldad sobre ella y no veis ahora vosotros, lo reluciente que debe ser. Vosotros debierais haber tenido una educación espiritual muy bella, a partir de las Enseñanzas que Mi Hijo os dio y vivió.

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El hombre desperdició esta educación Divina. Y así como los muebles cuando se dejan abandonados, que se llenan de polvo y se les quita su brillantez; así está ahora Mi Iglesia, arrumbada.

No sale de ella la belleza espiritual que debiera salir y daros vida. Os habéis acostumbrado a lo que el hombre os quiere dar y lo digo así, Mis pequeños: “el hombre”, en lugar de decir “mis ministros”.

Porque han hecho una Iglesia Terrena, le han quitado la Divinidad en la que fue formada y creada.

jose protector de la iglesia

SAN JOSE, el primer Sacerdote casto y consagrado de la Iglesia de Jesús

Su Divinidad, se debió haber ido acrecentando con el tiempo. Pero en lugar de que el hombre la protegiera, la aceptara, la viviera, la gozara, la amara, la respetara, no fue así. Satanás se encargó de que el hombre la hiciera a un lado.

Y ahora, no estáis recibiendo lo que debió haber salido de Ella. Y de tal forma ha sido así, que infinidad de almas se han perdido el Alimento Espiritual y Divino que os dejó Mi Hijo y que tanto Le costó.

Os he dicho, que lo primero que será purificado en la Tierra será Mi Iglesia, para que os deis cuenta del tesoro que se os dio. Ciertamente, queda todavía la Esencia de Ella en algunas almas buenas, santas, fieles, en el resto fiel.

San Jose patriarca de la iglesia,

SAN JOSÉ REY DE CONSAGRADOS, APÓSTOLES Y PROFETAS

Sí, Mis pequeños, el Resto Fiel lleva en su corazón esta Esencia Divina que surgirá después de la purificación. Cada uno de vosotros, los que pertenecéis al resto fiel, a los que he ido escogiendo alrededor del Mundo, lleváis en vuestro corazón, la Esencia Divina, el Conocimiento, la Sabiduría.

Así como tenéis cajas fuertes, donde guardáis lo más preciado, Yo he puesto en vosotros la Esencia Divina, para que no se perdiera. Sois cajas fuertes vivientes, sois Tabernáculos, en donde Mi Hijo vive en vosotros. 

Y surgirá, surgirá todo ése Conocimiento Divino después de la purificación, nada se perderá. Todo está guardado, todo está protegido en vuestros corazones.

san jose padre de jesus y de la iglesia

PADRE DE JESUS Y PADRE DE LA IGLESIA

Gozaréis, Mis pequeños, daréis cada uno de vosotros, lo que llevaréis en vuestro corazón. Ahí he guardado las bellezas de lo que debe ser Mi iglesia, lo que os dio Mi Hijo.

Os reuniréis y empezaréis la Nueva Iglesia, la de Mi Hijo, la de vuestro Salvador, la de vuestro Maestro, la de vuestro Hermano, Cristo Jesús, Mi Hijo que se dio por vosotros. La Iglesia surgirá, porque vosotros sois la Iglesia y lleváis en vosotros Mi Iglesia.

Gracias, Mis pequeños por manteneros fieles, por haber cuidado todo ése Conocimiento. Y sobre todo, haber amado lo que Mi Hijo os dio. Os bendigo, Mis pequeños y no perdáis nunca ése tesoro tan grande que he puesto en vuestro corazón, que es la Esencia Divina, que es la Iglesia que os dejó Mi Hijo.

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 Os he venido preparando por años, para que confiéis plenamente en Mí, en vuestro Dios. Yo Soy un Dios de Amor; pero muchos Me quieren seguir viendo como el Dios del Antiguo Testamento, Vengador, Justiciero; hasta malo, cuando Yo Soy Todo Amor.

Aquellos que no Me quieren ver como el Dios Amor, no tienen plena confianza en Mí y ciertamente, tampoco en Mi Hijo. Os envié a Mi Hijo, para que Me vierais a Mí en Él, de tal forma que Él Mismo os lo dijo, “el que Me ve a Mí, ve al Padre”.

Con esto, os quiero dar a entender, nuevamente, para los que no lo han entendido, que todos tenéis derecho a la Salvación. Soy un Dios de Amor, Soy un Dios de Esperanza, Soy un Dios de Perdón. Yo, continuamente, os estoy observando, no os apartáis ni un segundo de Mi Vista, especialmente si no estáis Conmigo, si no estáis viviendo en vida íntima, Conmigo, vuestro Dios.

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A las almas que viven en el mal, también las “persigo”. Pero las “persigo” en una forma amorosa, delicada, para que Me vayan encontrando poco a poco. Conozco a cada alma y sé cómo presentarMe a cada una de ellas. Os busco y trato de entrar en vuestro corazón de alguna forma.

Ciertamente, hay almas que Me han cerrado totalmente la puerta de su corazón e insisto. Pero hay algunas que no quieren saber ya nada de Mí… e irremediablemente, se pierden.

En Mí, hay una completa Esperanza de Salvación. Nunca os pongo de alguna forma, dificultad en que os acerquéis a Mí. Como os dije, os conozco a cada uno de vosotros y sé cómo llegar a vuestro corazón y así Me voy presentando. Pero sabéis, porque ya os he explicado, que Yo no Soy el que condena.

ESPERANZA EN DIOS

 El alma en su libre albedrío, se aleja de Mí. No quiere saber de Mí. Es más, Me ataca, Me blasfema; tapa sus oídos, cierra su corazón. Estas almas se han cerrado a la Esperanza.

Hay almas pecadoras, sencillas, que no han tenido mucha instrucción religiosa, que en ellas existe todavía la Esperanza, como en el Buen Ladrón. Se saben pecadoras, pero también reconocen la Bondad. Y estas almas a pesar de sus pecados, alcanzan la Salvación.

Esperanza, siempre hay en Mí para vosotros. Cualquier alma que mantenga la Esperanza a pesar de sus pecados, se salvará, Yo les daré las formas para llegar al Arrepentimiento y se salvarán.

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La Esperanza es una Luz, aunque sea pequeña, que confía en Mi Bondad. No perdáis nunca la Esperanza, Mis pequeños, los que NO Me conocéis y NO Me amáis.

Yo siempre estoy a vuestro lado. Yo también espero en vosotros, tengo esperanza en vosotros en que escuchéis Mi Voz y cambiéis y vengáis a Mí. Prepararé vuestra alma para que os arrepintáis y ganéis vuestro lugar en el Reino de los Cielos.

No dudéis nunca, Mis pequeños, de Mis Palabras. Soy vuestro Padre, Soy vuestro Dios, Soy el Amor. Vivid en ésa Esperanza y la Esperanza os llevará al pleno Amor que os salvará eternamente.

25transfiguracion

 Os he pedido de un tiempo para acá, vuestra transfiguración de cuerpo y alma, para que podáis apreciar todas las bellezas que os daré a vosotros el Resto Fiel, el Nuevo Pueblo que iniciará una nueva generación.

La Transfiguración consistirá en que volveréis a tener en buena parte, las potencias de vuestros Primeros Padres.

Se irán acrecentando con vuestros méritos y con el amor que pongáis en vuestra tarea, en vuestra nueva vida en el Nuevo Mundo. En este momento, vuestras potencias están disminuidas, prácticamente aniquiladas por el pecado.

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Os podría explicar un poco más esto para que entendierais mejor. Vosotros cuando os enfermáis y perdéis el sentido del gusto, aunque os den del mejor manjar, no lo apreciáis; porque vuestro gusto y vuestro olfato, están disminuidos con la enfermedad que tenéis. Así estáis ahora en lo espiritual.

Los regalos que Yo os doy, no los apreciáis en pleno. Es más, lo que vivís a vuestro alrededor de todos los días, al no tener la sensibilidad de vuestras potencias, no sabéis apreciar lo que a diario tenéis.

Ciertamente le encontráis el gusto a un amanecer, al cantar de los pajarillos, las bellezas de la Naturaleza, las bellezas de una sonrisa de vuestros pequeños, del amor que hay a vuestro alrededor que he puesto en todo.

niña sonriendo

Pero no lo sabéis apreciar, porque está todo velado por el pecado que se ha ido acrecentando y esto lo ha provocado Satanás, para que NO gocéis de lo que Yo os doy para consentiros.

Cuando venga la purificación y con ella, vuestra Transfiguración, el amanecer ya no lo veréis como ahora lo veis. Será un nuevo resplandor. No es solamente luz, sino es sonido, música. El trinar de los pajarillos, será diferente: luz y color, sonidos agradables que no conocéis. TODO será transformado para vosotros, porque apreciaréis lo que el pecado escondió.

Vosotros mismos diréis “esto lo teníamos, pero no lo apreciábamos” y es que faltaba ésa sensibilidad que la vais a recuperar con la transfiguración de vuestros cuerpos y de vuestras almas.

naturaleza impresionante

El Amor que Yo he puesto en la Creación, vuestros sentidos lo van a vivir en pleno. Todo lo apreciaréis, no con un solo sentido; sino con todos a la vez: Colores diferentes, olores bellísimos, sabores que no conocéis.

Yo Soy vuestro Dios Omnipotente, Mi Creación, no tiene fin… Así he de consentir a las almas que creyeron en Mi Palabra, en Mi Amor; la cuidaron en su corazón y la transmitieron con su ejemplo. Esperad Mis pequeños, estos grandes regalos que os daré. Esperadlos con ansia, con alegría y pedidMe que se den ya. ¡Cuánto quisiera que ya estuvierais gozando todos vosotros de Mis regalos!

PedidMe ya vuestra purificación y transfiguración. Será un nuevo renacer para la humanidad, después de que seáis purificados.

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Las pruebas que vendrán, os dejarán preparados para todo esto. Pero será como un parto, no tan doloroso para los que han estado Conmigo. Dolerá vuestra Purificación, porque habéis dañado Mi Corazón. Pero luego os daré el Regalo que os hará olvidar todo vuestro pasado doloroso.

Vosotros Me pediréis perdón por lo que Me hicisteis, por vuestros pecados pasados y Yo los olvidaré totalmente. En Mí no hay rencor, en Mí no hay Venganza. Soy Todo Amor, sois Mis hijos y Yo quiero lo mejor para vosotros.

Ojalá vivierais también vosotros estas Palabras. Que pudierais ser vosotros totalmente para Mí. Que fuera Yo vuestra única meta, vuestro único deseo, vuestro único amor. Mantened este deseo en vuestro corazón y lo haré real y palpable

amor protector Y cambiado por la idolatría

DadMe gozo Mis pequeños, como Yo os lo doy en todo momento, aunque no sabéis todavía verlo y vivirlo.

Desead aumentar vuestro amor por Mí y Yo os lo daré. Me encanta ver las almas que buscan agradarme. Que su único objetivo es amarMe, en ellas Me derramo abundantemente y encuentro en ellas Mi Reposo.

Desead Mis pequeños, ser de estas almas… Y así, gozaréis inmensamente Mi Amor. Yo doy más a quien más pide. No limitéis Mis Dones y Capacidades, pedid. Pedid y os daré. 

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Yo Soy un Dios de Imposibles. Sí, para vuestra mentalidad humana sobre todo, caída en el pecado y faltos de Fe.

No debiera existir la palabra imposible, pero existe por vuestra falta de Fe. En Mí no hay imposibles. Soy vuestro Dios y Creador. Si todo lo creé de la NADA, Yo puedo hacerlo todo, Mis pequeños. Puedo renovar todo aquello que vosotros veis mal.

Mi Hijo, os mostró Mi Poder curando enfermos, resucitando muertos, levantando a aquellos a la vida de enfermedades imposibles de curar. Liberar a endemoniados… Tantos y tantos milagros que vieron vuestros hermanos en aquél tiempo y que eran imposibles para la gente de ése tiempo.

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En este tiempo los Milagros persisten y se siguen viendo los imposibles a todos niveles.

Habláis de que la medicina está adelantada; pero los médicos todavía hablan de imposibles, a pesar de su supuesto avance. Enfermedades imposibles de curar, el milagro las cura.

Os he pedido que confiéis en el Milagro. Estáis viviendo tiempos en que se darán los Milagros si vuestra Fe es firme y está plenamente confiada a Mi Voluntad.

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El Milagro no solamente cura cuerpo, cura el alma. Hay tantas, tantas almas que hay que curar. La gran mayoría de vosotros, generalmente busca el milagro para curar vuestras dolencias de cuerpo.

Pocos, muy pocos piden los milagros del alma y debierais hacerlo más seguido; porque vuestra alma es la que más necesita de ser transformada; de ser sanada, de ser elevada a la función a la cual fue constituida…. Y no lo pedís.

Pedid para vosotros mismos el Milagro para vuestra alma, que sea vuestra alma la que Yo quise que fuera. Pero que ahora, el pecado la ha limitado.

milagro de patricia

HURACÁN PATRICIA 2015

PedidMe que sus potencias vengan a vosotros. Ésa es parte de la transfiguración que tendréis, el Milagro de Amor sobre vuestra alma.

Recordad que os he dicho que si vuestra alma está en perfectas condiciones, como Yo la constituí; vuestro cuerpo lo estará también. Sois una sola cosa; pero las potencias mayores están en vuestra alma, no en vuestro cuerpo.

PedidMe, pues, Mis pequeños, las potencias del alma y empezaréis a entender lo que Yo quiero de vosotros y para qué fuisteis constituidos.

CRISTO reydeluniverso

Me alegra tanto deciros todo esto, Mis pequeños, porque voy creando en vosotros una alegría para lo que vendrá en breve.

Os voy develando Mis Misterios y lo que seréis después de esta purificación. Iréis intuyendo, con Mis Palabras, a dónde os iré llevando y lo que gozaréis después de vuestra purificación. Iré acrecentando vuestro deseo de estar más íntimamente Conmigo, puesto que estando Conmigo, tendréis todas estas maravillas que os estoy prometiendo.

 Nadie más os las dará, Me pertenecen y os pertenecen a vosotros, por ser Mis hijos. Os voy mostrando poco a poco, lo que será ése día de Fiesta Universal para las almas buenas, para las almas fieles.

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ImploradMe que llegue ya ése momento. Porque vuestro gusto será Mi Gusto, vuestro deleite será Mi Deleite, vuestra alegría será Mi Alegría. Así como un padre y una madre de familia que preparan un salón de fiestas para sus pequeños y se alegran al verlos gozar todo lo que prepararon con tanto cariño…

 Así os estoy preparando ése día, ése momento. Momento de Gloria para las almas que se mantuvieron Conmigo. La Fe, el Amor tienen su paga y vosotros lo gozaréis.

Ciertamente Mis pequeños, Satanás todavía tratará de atacaros, para tratar de destruir Mi Obra en vosotros.

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Manteneos en oración. Vivid íntimamente Conmigo, no dudéis. Os vuelvo a repetir: Creed, hasta lo imposible. Pase lo que pase a vuestro alrededor, Yo estaré con vosotros. Atacará fuertemente, pero no os tocará. Sois Mi Resto Fiel. Sois como la niña de Mis Ojos, pero tendréis todavía que hacer vuestra parte.

Vuestra Fe os iluminará, necesito todavía que se salven muchas almas y ésa es la Misión principal de Mi resto fiel: trabajar todavía por infinidad de almas que necesitan de la salvación. Un trabajo de santidad… Así como Mi Hijo todavía en la Cruz, en Sus últimos momentos seguía salvando almas…  Así debe ser vuestra misión, Mis pequeños.

Habéis sido escogidos por Fe. Pero principalmente, porque lleváis Mi Amor en vuestro corazón… 

ORANDO-ALA-VIRGEN

Y el amor no puede ver el Dolor de las almas que se puedan condenar. El Amor es vuestro distintivo, porque Yo estoy en vosotros. Y el que ama se da por el hermano, como Mi Hijo se dio por vosotros.

No desperdiciéis vuestros minutos ni segundos de vida sobre la Tierra, orad, interceded, daos por vuestros hermanos, hay tantos que necesitan de vuestra oración.

Yo no os he negado nada, Me he dado todo por vosotros, en Mi Hijo Jesucristo. Dad, de lo que Yo os he dado gratuitamente y, esto es, principalmente, Mi Amor en vuestro corazón. Mientras más os deis, más se engrandecerá Mi Amor en vosotros y esto es lo que provocará que vosotros entréis más fácilmente al Reino que os tengo prometido. 

jesús y el reino

El Amor, os he dicho que lo puede todo. Es la Llave que asegurará vuestro bienestar eterno. Amad, como Yo os amo, daos por el hermano, como vuestro Hermano se dio por vosotros. Soy vuestro Padre, Soy vuestro Dios, os amo infinitamente.

Confiad en Mí, hijitos Míos, Yo no Me separaré de vosotros en ningún momento. Os daré fuerza física y espiritual para vencer en ésta prueba. Prueba que os hará alcanzar vida de Amor en ésta nueva era de Mi Santo Espíritu por venir.

 Confiad, que Yo estoy a vuestro lado para guiaros y en vuestro corazón para amaros y daros fuerza. Fuerza que ha de vencer a las fuerzas del Mal.

Yo os amo y os bendigo en Mi Santo Nombre, en el de Mi Hijo y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.¡Llamadlo, hijitos Míos, llamadlo!

000SantsimaTrinidad

http://diospadresemanifiesta.com/

P126 LA GRAN BATALLA FINAL

000apocalipsis-sietecartas06MAYO 02 – 2016 1: 45 PM

LLAMADO ANGUSTIOSO Y URGENTE DE JESÚS SACRAMENTADO A LA HUMANIDAD

Mi paz esté con vosotros, hijos míos. Grandes pruebas se están acercando para la humanidad; Mi Pueblo Fiel será acrisolado en el Horno de la Tribulación, para que mañana pueda estar conmigo y habite la Nueva Creación.

Todo mi pueblo fiel y todos mis elegidos, predilectos e instrumentos; serán perseguidos en el tiempo de mi Adversario y muchos darán su vida por causa de mi Evangelio.

CIRCO-ROMANO

En el último reinado de mi Adversario, la Persecución y exterminio de mis hijos fieles, será la más cruenta de todas cuanto se han llevado a cabo en la historia de la humanidad.

La sangre de mis mártires será la derrota de mi Adversario. Esta sangre derramada, será Mi Sangre con la cual nuevamente venceré a mi Adversario.

No temáis, ni se turbe vuestro corazón, mi Santo Espíritu os enviaré y Él, os dará la Fortaleza, para que podáis sobrellevar aquellos días de angustia y desolación.

martirio

Antes de que perdáis la vida, vuestro espíritu será tomado y llevado a la Gloria Eterna. La historia de mi Pueblo Fiel se repetirá y así como mis primeros cristianos, también vosotros tendréis que coger el monte o esconderos en cavernas, para huir del acoso de los emisarios del Mal que os perseguirán en los días de Tribulación que se aproximan.

Hijos míos, después del Aviso de mi Padre, quedarán separadas las ovejas de las cabras y mi pueblo sabrá quién es de Dios y quien le sirve a mi adversario; por sus frutos los conoceréis.

En vuestro paso por la eternidad, todo el pueblo de Dios recibirá las Gracias y Dones que necesitará para enfrentar la Gran Batalla Final que os dará la libertad. Estas serán las armas espirituales para que combatáis con todo el Poder de Dios a mi Adversario y sus huestes del Mal.

7ARMADURA

Hijos míos, todo aquel que tenga puesta la Armadura Espiritual, no será tocado por mi Adversario. Prestadle atención a lo que os digo y acatad mis instrucciones. Una vez más os recuerdo:

No salgáis a la calle sin vuestra Armadura Espiritual puesta, porque estáis en días de batalla espiritual y muchas entidades malignas que vagan por el aire, vienen apoderándose ya de los cuerpos de aquellos que están alejados de Dios o le sirven a mi Adversario.  Atended pues a mi llamado, para que no os llevéis sorpresas desagradables.

 Cada día de estos postreros días, la batalla espiritual será más fuerte. Después del Aviso y Milagro, vendrá la Batalla Final que os dará la libertad. Os instruyo de todo esto, para que permanezcáis firmes en la Fe y como buenos soldados estéis alerta y vigilantes, para que nada ni nadie os tome por sorpresa.

GUERRERO CELESTIAL

Hijos míos, la astucia de mi Adversario no conoce límites, va aprovecharse de la farándula y el deporte de vuestro tiempo, para implantar en todos sus seguidores la Marca de la Bestia.

El deporte que mueve las masas en vuestro mundo, será aprovechado y los clubes deportivos harán una campaña a nivel mundial para que sus hinchas se dejen implantar el microchip.

EstadioAzteca

Muy pronto para entrar a los escenarios deportivos o ver a vuestros ídolos humanos, será indispensable llevar implantado el sello de la Bestia en vuestro cuerpo.

Ya no habrá venta de boletos, el tiquete de entrada a estos escenarios, será el microchip.

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¡Cuántos van a perderse por este engaño¡

¡Millones caerán en la trampa y cuando se den cuenta del error que cometieron, va a ser muy tarde para ellos!

¡Hijos míos, cuidado vosotros de caer en este engaño! Muchos ídolos de vuestro mundo, han vendido ya su alma a mi Adversario a cambio de fama, poder y dinero.

PACTOSATÁNICO

La lista es grande, en ella hay deportistas, futbolistas, cantantes, políticos, gobernantes, escritores, magnates, banqueros y también muchos que dicen ser mis familiares.

Millones los idolatran y serán ellos los que arrastrarán a muchos a la perdición.

CONCIERTO ESPAÑA ROLLING STONES

¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo, si está perdiendo su alma?

¿Y qué daría el hombre, a cambio de su alma? (Mateo 16, 26)

59marcados por la bestia

¡Pobres conejillos de indias, la astucia de mi adversario les robará el alma.

Estad pues alerta y vigilantes hijos míos, porque mi Adversario se valdrá de todo para a hacer perder el mayor número de almas.

19la_marca_de_la_bestia_1

Mi paz os dejo, mi paz os doy. Arrepentíos y convertíos, porque el Reino de Dios está cerca. Vuestro Maestro, Jesús Sacramentado.

Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad.

jesus sacramentado

http://www.mensajesdelbuenpastorenoc.org/mensajesrecientes.html