HORAS NOCTURNAS DE REPARACIÓN
Pasos:
I. Coronilla del Amor
II. Meditación de la Hora Nocturna. (Una por día)
III. Oración final (ver al final la última oración)
IV. TRISAGIO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD (Complemento poderosísimo de Protección)

CORONILLA DEL AMOR
En las cuentas del rosario. En las cuentas grandes:
Sagrados Corazones de Jesús, María y José; sed nuestro amor y salvación.
En las cuentas pequeñas (10 veces):
Jesús, María y José os amo. Salvad almas. Salvad a los consagrados.
Al final del rosario, repetir tres veces:
Sagrados Corazones de Jesús, María y José; haced que os ame cada vez más.
II MEDITACIÓN DE LAS HORAS NOCTURNAS

SEXTO DÍA
6. Reparad por las almas que malgastan su tiempo en la Internet, en la televisión y se olvidan de Dios.
Hijo consentido: sois generoso en ofrecerme parte de vuestro descanso nocturno con esta hora de reparación, hora en que muchas almas malgastan su tiempo en la Internet y en la televisión viendo programas: perniciosos, que no edifican para nada su proyecto de vida, que excitan su imaginación y la llevan al pecado.
Que deforman su manera de pensar, que se roban los espacios para compartir en familia, que acaban con la identidad de algunos de mis hijos; que son el camino al superficialismo, al comodismo, que desvirtúan lo que es el pecado. Pecado que es mostrado como algo muy normal, algo que encaja con estos tiempos modernos.
Reparad, hijo amado: porque la Internet y la televisión se han convertido en las cajas negras de las casas, muchas veces suelen ser pasaporte de entrada al Infierno. Porque la Oración y el rezo del Santo Rosario en familia ha pasado a un segundo plano.
El erotismo, la violencia, la prostitución, el narcotráfico y los malos ejemplos son el pan cotidiano; porque las telenovelas no han de faltar en hogares que se dicen católicos, hogares en los que poco se dialoga, poco se comparte la mesa, poco se ora en comunidad, hogares que se han olvidado de ser Iglesia doméstica.

Iglesia en la que el primer puesto ha de ser Dios y NO la televisión y la Internet. Iglesia que lea y medite las Sagradas Escrituras. Iglesia que viva en un permanente amor ágape. Iglesia que se esfuerce en permanecer adherida al gran Misterio de la Cruz. Iglesia que se deje arropar bajo los pliegues del Manto de la Santísima Virgen María. Iglesia que sea protegida por San José.
Reparad, en esta hora nocturna, porque muchos de Mis hijos se acuestan sin pensar en Mí, sin encomendarse a mi protección, sin unir sus corazones al Mío a través de la Oración. Reparad, en esta hora nocturna, para que los hombres se aparten de las puertas abiertas del Infierno y se sumerjan en uno de los Aposentos de mi Divino Corazón y sientan el fuego ardiente de la llama de mi Amor Divino.
Reparad, en esta hora nocturna, para que los rayos de mi Luz Divina penetren en el corazón de mis hijos; hijos que sentirán aversión por todo lo que sea de dudosa moral; hijos que sentirán la necesidad de buscar espacios de oración y encuentros a solas conmigo.
Alma Reparadora:
Dulcísimo Jesús: regocijo hay en mi corazón al saber que utilizáis mi nada, porque soy siervo inútil ante vuestra presencia. Soy débil y como tal, necesito vuestra fuerza divina para no declinar en el camino que he emprendido; camino embellecido con las más finas rosas de exportación; camino angosto y escarpado pero camino seguro que me lleva a un encuentro eterno con mi adorable Jesús. Nombre que llevo grabado en mis pensamientos y en mi corazón.
Nombre que me hace suspirar de amor. Nombre que excita mi espíritu en deseos de donarme. Nombre que resuena en la profundidad de mi alma y por eso estoy con mis ojos bien abiertos en esta hora nocturna de reparación.

Reparación que mitigará vuestro dolor. Reparación que adelantará el triunfo del Inmaculado Corazón y el Reinado de vuestro Sagrado Corazón. Reparación que abrirá las puertas de la Nueva Jerusalén.
Dulcísimo Jesús: reparo en esta noche por las almas que pasan largas horas en la televisión y la Internet; almas que se dejan arrebatar vuestros regalos y dádivas celestiales que soléis conceder en la oración; almas que deberán llenar los vacíos de su corazón, sumergiéndolos en las sendas de la contemplación; almas que deben pensar en su salvación, tomando conciencia de que la televisión y la Internet muchas veces llevan a la bancarrota espiritual, a la muerte espiritual.
almas que necesitan pensar en la verdadera vida, vida que exige santidad, renuncias; vida que debe ir de acuerdo con vuestras enseñanzas, Amantísimo Jesús mío; vida coherente con vuestro Evangelio. Dulcísimo Jesús mío: ¡Cómo son los hombres de ingratos y fatuos en sus pensamientos! ¡Cómo son de estultos (necios) en sus obras!, ya que la televisión y la Internet los tienen sumidos, atrapados en las redes oscuras que los llevará a la perdición.
Dulcísimo Jesús mío: os pido tener misericordia de esta humanidad renuente a vuestro amor, humanidad interesada en los asuntos del mundo pero despreocupadas de las cosas del Cielo.
Humanidad abstraída en la ciencia, en la teología pero dispersa a la Sabiduría Divina. Dulcísimo Jesús mío: llamad a cada uno de vuestros hijos a la oración; oración que los fortalecerá para que caminen como peregrinos en busca del Absoluto, en busca del Cielo.
III ORACIÓN FINAL
Jesús mío, Amantísimo y Dulcísimo Salvador: permitidme que os ofrezca y que ofrezca por Vos al Padre Eterno, la Preciosísima Sangre y Agua salida de la herida abierta en Vuestro Divino Corazón en el árbol de la Cruz. Dignaos aplicar eficazmente esta Sangre y esta Agua a todas las almas, en particular a los pobres pecadores y a la mía. Purificad, regenerad, salvad a todos los hombres con el auxilio de vuestros méritos. Concedednos finalmente, oh Jesús, entrar en vuestro Amantísimo Corazón y habitar en él para siempre. Amén.

SÉPTIMO DÍA
7. Reparad por las almas que profanan los templos: saqueándolos, robándose los vasos sagrados y las custodias.
Hijo amantísimo de mi Sagrado Corazón: despertad de vuestro sueño, levantaos de inmediato y venid a nuestro encuentro de amor porque tengo algunas cosas tristes para contaros. Tengo tanto dolor que os necesito como pararrayos en esta noche.
Mi cuerpo, de nuevo, se halla lacerado, maltratado; he recibido golpizas; golpizas por la crueldad con que soy tratado porque: ¡Cómo es posible que hombres sin corazón, hombres dirigidos directamente por Satanás: entren a los templos para saquearlos, para robarse los vasos sagrados y las custodias!
Custodias que contienen al Dios Verdadero, Presente en la Sagrada Hostia. Custodias en la que resido, vestido de sencillez y de simpleza; Custodias que son protegidas por miríadas y miríadas de Ángeles.
Ángeles que me rinden homenaje de adoración. Ángeles que entonan las más bellas canciones porque el Rey del más alto linaje habita en una pequeña porción del Cielo en la tierra. Ángeles que se anonadan y extasían de amor. Ángeles que suspiran al Cielo porque el Hombre-Dios se ha quedado hasta la consumación de los siglos en todos los Sagrarios del mundo.

Hijo carísimo: estas almas de indolente corazón profanan mi Divinidad, me rebajan a la nada. El Dios vivo y Misericordioso es pisoteado, mancillado. El Dios vivo y Misericordioso, es masacrado porque me despojan de mi Trono. Trono que es vendido, comercializado. Trono que es fundido porque el precioso metal de que está hecho, despierta la codicia en algunos de mis hijos con corazón mezquino.
Pobres de estas almas que se atreven a profanar mi Cuerpo Santísimo y los Vasos Sagrados de mi templo; tienen una deuda muy grande qué saldar; sufrimientos espantosos les espera si no se arrepienten de sus faltas; condenación eterna si no confiesan sus pecados y hacen reparación constantes por sus desvaríos y yerros.
Así es, pues, alma reparadora que estáis llamada, en esta noche, a tomar en vuestras manos un lienzo blanco, delicado para que sanéis las heridas de Mi Cuerpo, heridas que supuran Sangre Preciosa, heridas profundas porque he sido profanado, martirizado y por el peor de los verdugos. Besad y adorad mis Santas llagas y reparad para que estas almas lloren amargamente su pecado y regresen a Mí. Yo las perdonaré, les absolveré de toda culpa.
Alma Reparadora:
Mi amado Jesús: mi corazón naufraga en el dolor por vuestra palabras. Palabras que son espadas puntiagudas que cercenan mi alma. Palabras que me llevan a una profunda reparación en esta noche; noche sombría, lúgubre; noche en la que sois profanado, azotado; noche en el que vuestro templo es saqueado, robado. Templo que es pórtico del Cielo, siempre abierto. Templo que es embellecido por vuestra sublime presencia en la Sagrada Hostia.

Mi amado Jesús: tomad mi reparación en esta hora nocturna como bálsamo sanador a vuestras múltiples heridas; dejadme adorar vuestras Santas Llagas y vuestra Sangre Preciosa; dejadme embriagar de amor, pero también de dolor porque ante tanto amor que prodigáis a las criaturas, sólo recibís desprecios e ingratitudes.
Mi amado Jesús: robadme el sueño de esta noche y haced que mi pobre corazón se consuma en deseos de llevarse vuestro dolor, de reparar por estas almas que profanan vuestro Cuerpo adorable y los Vasos Sagrados de los templos.
Heme aquí Corazón agonizante de mi Jesús, ansioso de elevar rogativas al Cielo porque algunas almas no han entendido la grandeza de vuestro Misterio de Amor Divino. Misterio que es subvalorado por algunos hombres renuentes a vuestra manifestación real en la Sagrada Hostia.
Heme aquí Corazón agonizante de mi Jesús, recogiendo vuestra Sangre Preciosa y algunos pedacitos de vuestra carne desgarrada, para adorarla y rendirle la exaltación que algunas almas no os ofrecen, porque están cegadas por Satanás, están sumidas en la mayor de las desolaciones porque el no teneros, es carecer de todo.
Heme aquí Corazón agonizante de mi Jesús, con la lámpara encendida en esta noche, ya que me habéis llamado para daros consuelo, para daros una voz de alivio a vuestro sufrimiento. Os prometo unirme a vuestro dolor, llorar por los pecados de estos hombres que van directo al Infierno, Vos que sois el amor incomparable, la ternura infinita.
Vos que sois un lirio blanco y perfumado: sois deshojado, arrancado bruscamente de vuestro Celestial Jardín. Jardín regado por ríos de agua viva. Jardín cultivado por los Santos Ángeles del Cielo. Estoy aquí como centinela nocturno que custodia el gran tesoro del Cielo que tiene por Nombre Jesús.

OCTAVO DÍA
8. Reparad por aquellas mujeres que son foco de tentación, de tropiezo y de caída para mis sacerdotes.
Hijo amado: venid a nuestro encuentro de amor. Os espero para calentaros en la llama de mi Amor Divino. Os espero para que seáis Mi centinela en esta noche. Os espero para que levantéis vuestras manos al Cielo y pidáis misericordia para los pecadores.
Os espero para que os apoyéis en Mí porque soy vuestro báculo, vuestro soporte, vuestro estandarte. Vos que formáis parte de este apostolado de reparación, Vos que no conciliáis el sueño sin antes haber cumplido con este compromiso de amor: os pido que reparéis en esta noche por todas aquellas mujeres que son foco de tentación, de tropiezo y de caída para mis sacerdotes, para Mis ungidos, para estos hombres valerosos que tienen una gran misión en la tierra.
Hombres que deben ser otros Cristos en el mundo. Hombres que deben brillar por su santidad, por su ejemplo de vida. Hombres que deben tener un corazón diáfano, libre de toda atadura, de toda mancha. Hombres que han de rechazar de plano los asuntos del mundo porque su vocación apunta a las cosas del cielo, a encaminar a mi grey a la Patria Celestial.
Reparad porque algunas mujeres son instrumentos de Satanás; algunas mujeres están poseídas por un espíritu de desenfreno sexual. Algunas mujeres fijan su mirada en alguno de mis sacerdotes y no descansan hasta no haber logrado sus propósitos mezquinos, ruines.

Reparad para que estas mujeres vuelvan sus ojos y su corazón a Mí. Mujeres que traen consigo, perdición. Mujeres que son más malditas que Judas porque se han metido con lo más amado, con lo más apetecido de mi Divino Corazón.
Reparad para que estas pobres hijas, que se han desviado de mi camino, purifiquen sus corazones en los Ríos de la Gracia. Porque el hedor que llevan dentro es mortecino, nauseabundo. ¡Cómo agoniza mi Sagrado Corazón cuando uno de Mis hijos predilectos cae en la seducción, en las apetencias de la carne; mejor sería que no hubiesen nacido!
Reparad, también, por ellos porque padecen soledad e incomprensión. ¡Cómo agoniza mi Sagrado Corazón!, cuando veo que estas almas caminan a una velocidad vertiginosa a la perdición, rogad para que reconozcan sus miserias y sus faltas. Rogad para que vuelvan hacia Mí como hijos pródigos. Yo les perdonaré porque mi Corazón sobreabunda en misericordia.
Alma Reparadora:
Sufriente Jesús mío: ¡Cómo me conduele mi corazón al saber de vuestros padecimientos! Padecimientos que os llevan a una pasión mística porque son muchos los hombres que os maltratan con su vida de pecado; pecado que deforman sus almas, pecado que los separa de Vos cortando todo nexo con el Cielo.
Sufriente Jesús mío: no sé cómo expresaros el gran amor que os tengo; no hay palabras para deciros lo que siento, basta con miraros, con recrearme ante vuestra singular belleza y mi corazón rebosa, palpita con ímpetu, con vehemencia.

Sufriente Jesús mío: como sois el aliciente para vivir: heme aquí en esta noche cumpliendo con vuestro mandato de amor; reparar por estas pobres mujeres que no alcanzan a sopesar la dignidad del sacerdocio. No miden las consecuencias de sus actos; actos repudiados por vuestro Sacratísimo Corazón. Actos deplorables para el Cielo, actos que son causa de condena y muerte segura.
Sufriente Jesús mío: recibid el sacrificio de esta noche; descansad en mi corazón; entregadme parte de vuestro dolor , porque no soporto veros triste, acongojado por el trágico final de estas almas. Almas que deben acudir de inmediato a Vos y pediros perdón; almas que deben llorar y expiar sus culpas.
Almas que deben vivir en continua mortificación y penitencia porque han usurpado algo que NO les pertenecía. Han tocado propiedad ajena; se han involucrado con lo más amado, lo más querido en esta tierra.
Sufriente Jesús mío: llamad a una conversión perfecta a estas almas que laceran vuestro Divino Corazón; dadles una última oportunidad; demostradles que sois fuente inagotable de Misericordia; llenadles los vacíos de su corazón y suplidlos con vuestro puro amor.
Sufriente Jesús mío: compadeceos de ellas y de los sacerdotes que han caído en el fuego ardiente de la perdición; desatadlos de las oxidadas cadenas que los esclavizan; corred el velo de oscuridad que cubren sus ojos y permitidles ver la luz; luz radiante, inmarcesible; luz fulgurante que brotan de vuestras Santas Llagas.

Sufriente Jesús mío: tomad esta hora nocturna de reparación y apresuraos en vuestra Segunda Venida, porque el mundo se ha corrompido. El Mundo camina sin Dios y sin Ley.
III ORACIÓN FINAL
Jesús mío, Amantísimo y Dulcísimo Salvador: permitidme que os ofrezca y que ofrezca por Vos al Padre Eterno, la Preciosísima Sangre y Agua salida de la herida abierta en Vuestro Divino Corazón en el árbol de la Cruz. Dignaos aplicar eficazmente esta Sangre y esta Agua a todas las almas, en particular a los pobres pecadores y a la mía. Purificad, regenerad, salvad a todos los hombres con el auxilio de vuestros méritos. Concedednos finalmente, oh Jesús, entrar en vuestro Amantísimo Corazón y habitar en él para siempre. Amén.
Extractado del libro: En los umbrales de la Nueva Jerusalén, cap. II (Mensajes dados a Agustín del Divino Corazón, mensajero de los Sagrados Corazones Unidos y Traspasados de Jesús y de María).
TRISAGIO A LA SANTÍSIMA TRINIDAD.
Bendita sea la Santa e indivisible Trinidad, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

V. Abrid, Señor mis labios. R. Y mi voz pronunciará vuestra alabanza.
V. Dios mío, mi defensa te encomiendo. R. Señor, a mi socorro acude presto.
Gloria sea dada al Padre, Gloria al eterno Hijo, Gloria al Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Acto de Contrición
Amorosìsimo Dios, uno y Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en quien creo, en quien espero, a quien amo con todo mi corazón, cuerpo y alma, sentidos y potencias, y por ser vos mi Padre, mi señor y mi Dios infinitamente bueno y digno de ser amado sobre todas las cosas, me pesa, Trinidad Misericordiosa, me pesa, trinidad amabilísima, me pesa Trinidad Santísima, de haberos ofendido sólo por ser vos quien sois: propongo y os doy palabra de nunca mas ofenderos, y de morir antes que pecar; espero en vuestra suma bondad y misericordia infinita que me habéis de perdonar todos mis pecados y me daréis gracia para perseverar en un verdadero amor y cordialísima devoción de vuestra siempre amabilísima Trinidad. Amén.

Himno
Ya se aparta el sol ardiente Tu, luz perenne. Unidad Danos un amor ferviente, Santísima Trinidad. En la aurora te alabamos Y en la tarde ¡oh sumo bien! Confiados esperamos Que allá en el cielo también. Al Padre, al Hijo, y al Santo Espíritu, con fervor Demos en piadoso canto Gloria, alabanza y honor. Amén.
Se dice tres veces:
Sanctus, Sanctus, Sanctus, Dominus Deus, Sabaoth. Pleni sunt coeli et terra gloria tua. Hosanna in excelsis. Benedictus qui venit in nomine Domini. Hosanna in excelsis. Aleluya.Aleluya.
GLORIA Patri, etFilio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen
Ahora en su rosario, en el primer misterio rezar:
PATER NOSTER, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen.
GLORIA Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen
Decir en las 9 nueve perlas siguientes:
Abba Santísimo, Sanctus, Sanctus, Sanctus,Dominus Deus, Sabaoth. Rex caelestis, Pleni sunt coeli et terra gloria tua.Hosanna in excelsis.Benedictus qui venit in nomine Domini.Hosanna in excelsis. Aleluya. Aleluya.”
GLORIA Patri, etFilio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen
Y al terminar las 9 veces se dice:
“Por infinitos siglos de los siglos. Amén” Aleluya. Aleluya.
Hacer lo mismo en el segundo y tercer misterio, hasta completar 27 veces
Sanctus, Sanctus, Dominus Deus, Sabaoth. Rex caelestis, Pleni sunt coeli et terra gloria tua.Hosanna in excelsis. Benedictus qui venit in nomine Domini. Hosanna in excelsis. Aleluya. Aleluya.”

Antifonía
A Tì, Dios Padre ingénito; a Tî Hijo unigénito; a Tî, Espíritu Santo paráclito, santa e indivisible Trinidad de todo corazón te confesamos, alabamos y bendecimos: a Tì se dé Gloria por los siglos de los siglos. V. Adoremos al Dios de las alturas. R. Alabémosle en la tierra todas sus criaturas.
Oración
Amabilísimo Señor, Dios Uno y Trino, dadnos continuamente vuestra gracia, vuestra caridad y la comunicación de Vos para que en tiempo y eternidad os amemos y glorifiquemos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, una deidad, por infinitos siglos de los siglos. Amén.
Gozos a la Santísima Trinidad
Dios Uno y Trino, a quien tanto Arcángeles. Querubines, Angeles y Serafines Dicen: Santo, Santo, Santo.
Santísima Trinidad, Una esencia soberana, De donde en raudales mana La Divina Caridad, De tu inmensa majestad Ante el trono sacrosanto.
Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
Oh misteriosa Deidad De una esencia y tres personas, Pues que piadosa perdonas, Nuestra miseria y maldad, Oye con benignidad Este fervoroso canto.
Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
El Trisagio que Isaías Escribió con tanto celo, Lo cantan siempre en el cielo Angélicas jerarquías; Tan piadosas melodías Son de las almas encanto.

Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
Este Trisagio glorioso Voz del coro Celestial Contra el poder infernal Es auxilio poderoso, Y en este mar proceloso, Puerto en que cesa el quebranto. Angeles y serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
De la muerte repentina Del rayo exterminador, De la peste y del temblor, Libra esta oración divina; Ella la mente ilumina Y disipa nuestro llanto.
Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
Es el iris que se ostenta Precursor de la bonanza Es áncora de esperanza En la desecha tormenta, Es la brújula que orienta Al tender la noche el manto.
Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
Es escudo soberano De la divina justicia, Con que de infernal malicia Triunfa el devoto cristiano, Y hace que el Dragón tirano Huya con terror y espanto.
Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
De la guerra fratricida Que ensangrienta nuestro suelo, El Trisagio, don del Cielo, Nos preserva con su egida. Y en dulce paz bendecida Suba hasta Dios nuestro canto. Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.

Yo confío en vuestro amor, Santo Dios, fuerte, inmortal, Que en el coro celestial Cantaré con gran fervor El himno que tanto honor Causa, cuando en su canto, Angeles y Serafines, Arcángeles y querubines Dicen Santo, Santo, Santo.
Dios Uno y Trino a quien tanto Arcángeles, Querubines, Angeles y Serafines, Dicen: Santo, Santo, Santo.
Antífonía
Bendita sea la santa e indivisible Trinidad, que todas las cosas crea y gobierna, ahora y siempre y por los infinitos siglos. Amén
V. Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo. R. Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos.
Oración
Omnipotente y sempiterno Dios, que te dignaste revelar a tus siervos la gloria de tu eterna Trinidad, y que adorasen la unidad de tu augusta Majestad en la confesión de la fe; te suplicamos rendidos que por la misma confesión de la misma fe, nos veamos siempre libres de las adversidades y peligros. Por Jesucristo Señor nuestro, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Ofrecimiento
Te rogamos Señor, por la santa iglesia católica, en especial por nuestro Santo Padre El Papa y todos los prelados que la gobiernan, por la exaltación de la santa fe católica, la conversión de los infieles, herejes y pecadores, paz y concordia entre los príncipes cristianos, perseverancia de los buenos y arreglo de las costumbres, por los perseguidos, afligidos, enfermos y agonizantes, por las almas del purgatorio, por el acierto en los gobiernos de las naciones, unión en los matrimonios, ejemplo en las familias y santa educación de la juventud; por nuestros amigos y enemigos y por todas las necesidades espirituales y temporales del pueblo y del estado. Sagrado Corazón de Jesús, fuente de bondad y misericordia. Ten piedad de nosotros.
Tres Padres Nuestros, Avemarías y Glorias por el remedio de todas nuestras necesidades.

PATER NOSTER, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen.
AVE MARIA, gratia plena, Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei et Dei Mater Nostra, ora pro nobis peccatoribus, nunc, et in hora mortis nostrae. Amen.
GLORIA Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen
Sagrado Corazón de Jesús, en vos confiamos infinitamente.
Acto de Desagravio
Divino Salvador de las almas; cubiertos de confusión nuestros rostros, nos posternamos en vuestra presencia soberana y dirigiendo nuestra vista al solitario Tabernáculo, donde gemís cautivo de nuestro amor, se pàrten nuestros corazones de pena al ver el olvido en que os tienen los redimidos, al ver esterilizada vuestra sangre, e infructuosos los sacrificios y escarnecido vuestro amor.
Pero ya que con infinita condescendencia permitís que unamos esta noche nuestros gemidos a los vuestros, nuestras lágrimas a las que brotaron por nuestra causa de vuestros Sacratísimos ojos, a las lágrimas de sangre que vertieron vuestros Divinos ojos, os rogamos dulce Jesús, por los que no ruegan, os bendecimos por los que os maldicen y os adoramos por los que, despiadados os ultrajan.
Y con toda la energía de nuestras almas, deseamos bendeciros y alabaros en todos los instantes de nuestra vida y en todos los Sagrarios de la tierra y con los valiosos afectos de vuestro amante Corazón.
Suba, Señor, hasta Vos, el doloroso grito de expiación y arrepentimiento que el pesar arranca de nuestros contritos corazones.

V. Por nuestros pecados, por los de nuestros padres, hermanos y amigos, por los del mundo entero. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por las infidelidades y sacrilegios, por los odios y rencores. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por las blasfemias, por la profanación de los días santos. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por las impurezas y escándalos. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por los hurtos e injusticias, por las debilidades e irrespetos humanos. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por la desobediencia a la Santa Iglesia Católica, la que instituyó Jesucristo, por la violación del ayuno. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por los crímenes de los esposos, por las negligencias de los padres, por las faltas de los hijos. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por los atentados cometidos contra el Papa. R. Perdón Señor, perdón. V. Por las persecuciones levantadas contra los Obispos, Sacerdotes, religiosos y Sagradas Vírgenes. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por los insultos hechos a vuestras imágenes, la profanación de los templos, el abuso de los sacramentos y los ultrajes al augusto Tabernáculo. R. Perdón Señor, perdón. V. Por los crímenes de la prensa impía y blasfema, por las horrendas maquinaciones de tenebrosas sectas. R. Perdón Señor, perdón.
V. Por los justos que vacilan, por los pecadores que resisten a la gracia y por todos los que sufren. R. Piedad, Señor piedad.
V. Perdón, Señor, y piedad por el más necesitado de vuestra gracia; que la luz de vuestros Divinos Ojos no se aparte jamás de nosotros; encadenad a la puerta del Tabernáculo nuestros inconstantes corazones; hacedles allí sentir los incendios del amor Divino, y a vista de las propias ingratitudes y rebeldías, que se deshagan de pena, que lloren lágrimas de sangre, que vivan muriendo de amor. R. Amén.
GLORIA A TI SEÑOR JESÚS. GRACIAS POR SALVARNOS.

JESUS, MARIA, Y JOSE OS AMO SALVAD VIDAS, NACIONES Y ALMAS. AMÉN.
No me mueve, mi Dios para quererte El Cielo que me tienes prometido, Ni me mueve el Infierno tan temido; Para dejar por eso de Ofenderte. Tú me mueves Señor muéveme el verte, Clavado en una cruz y escarnecido,
Muéveme el ver Tu cuerpo tan herido. Muéveme Tus afrentas y Tu muerte, Muéveme en fin Tu amor, en tal manera; Que aunque NO hubiera Cielo yo te amara Y aunque NO hubiera Infierno Te temiera. NO me tienes que dar porque te quiera, Pues aunque lo que espero NO esperara; Lo mismo que te quiero Te quisiera.
