324 PÉRDIDA Y DUELO
324 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA
Jesús sale de casa llevando al niño de la mano.
No entran en el centro de Nazaret;
al contrario, salen del centro por la misma calle recorrida por Jesús la primera vez que dejó
su casa para la vida pública;
llegados a las primeros árboles de olivos, dejan la vía principal para seguir senderos
que van por entre los árboles;
en busca del sol templado que ha seguido a días de temporal.
Jesús invita al niño a correr y a saltar.
Pero Margziam responde:
Ya soy grande y soy un discípulo.
Jesús sonríe por esta…
competente profesión de edad y dignidad.
Verdaderamente, es un muy pequeño discípulo, el que camina a su lado:
nadie le echaría más de diez años.
Pero nadie puede negar que sea un discípulo y menos de todos Jesús, que
se limita a decir:
– «Pero te vas a aburrir estando callado mientras Yo hago oración.
Te traía conmigo con intención de que te divirtieras.
No podría divertirme estos días…
Pero estar a tu lado me consuela mucho…
Te he añorado mucho durante este tiempo…
porque… porque…
El niño aprieta los labios temblorosos y no dice nada más.
Jesús le pone una mano en la cabeza,
y dice:
– Quien cree en mi palabra, no debe estar triste como los que no creen.
Yo digo la verdad siempre.
Digo la verdad también cuando aseguro que no hay separación, entre las almas de los justos
que están en el seno de Abraham y las de los justos que están en la tierra.
Yo soy la Resurrección y la Vida, Margziam.
Y transmito la Vida incluso antes de cumplir mi misión.
Siempre me has dicho que tus padres anhelaban la venida del Mesías y le pedían a Dios
vivir mucho para verlo.
Porque creían en Mí.} y se han dormido en esta fe.
Por lo tanto ya están salvados por ella, ya han resucitado y viven por ella.
Porque esta fe da vida dando sed de justicia.
Piensa tú cuántas veces habrán resistido a las tentaciones, para ser dignos de encontrar al Salvador…
– Pero han muerto sin haberte visto, Señor..
. Y han muerto de esa forma…
Yo vi sacar de la tierra a todos los muertos del pueblo ¿Sabes?…
A mi mamá, a mi padre… a mis hermanitos…
¿Qué me importa si para consolarme me decían: “Los tuyos no están así. No han sufrido”?
¡Oh, que no han sufrido!…
¿Acaso eran plumas las rocas que les cayeron encima?
¿Era aire la tierra y el agua que los ahogó?
¿Su razón acaso no habrá sufrido sintiéndose morir, pensando en mí?…
El niño está muy nervioso por el dolor.
Gesticula vivamente erguido frente a Jesús, casi agresivo…
Pero Jesús comprende ese dolor, esa necesidad de expresarlo…
Jesús no es de esos que a quien delira por un verdadero dolor le dice:
«Calla, que me escandalizas».
El niño prosigue:
– ¿Y después?
¿Qué sucedió después?
¡Ya sabes lo que sucedió después!
Si no hubieras venido Tú, me habría convertido en una fiera.
O habría muerto como una serpiente en el bosque.
Y no habría vuelto a reunirme con mi mamá, con mi padre, con mis hermanos,
porque odiaba a Doras y…
Y ya no amaba a Dios como antes cuando estaba mi mamá, que me quería y que me hacía amar al prójimo.
Sentía casi odio por los pájaros, que se llenaban el buche, que tenían plumas calientes,
yo, que tenía hambre, que llevaba una túnica rota, que ya no tenía casa…
Los alejaba de mí…
Yo, que siento amor por los pájaros,;
por la ira que me venía al compararme con ellos.
Y luego lloraba porque sentía que había sido malo y que merecía el Infierno…
– ¡Ah! ¿Te arrepentías, entonces, de ser malo?
– Sí, Señor.
¿Pero, cómo podía ser bueno?
Mi anciano padre (el abuelo) era bueno.
Pero él decía: “Dentro de poco terminará todo. Soy viejo…”
¿Cuántos años, antes de poder trabajar como un hombre y no comer como un perro callejero?
Si no hubieras venido Tú, habría acabado siendo un maleante.
– No habrías acabado maleante, porque tu mamá oraba por ti.
¿Ves como vine y te tomé conmigo?
Esto es prueba de que Dios te amaba y de que tu madre velaba por ti.
El niño guarda silencio, pensando.
Mira tanto al suelo que pisa, que parece como si buscara luz en él, mientras va caminando
al lado de Jesús, por la hierba un poco requemada a causa de viento boreal,
muy helado de los días anteriores.
Luego levanta la cabeza,
y pregunta:
– ¿Pero no habría sido una prueba más bonita,
si no hubiera llamado de este mundo a mi mamá?
Jesús sonríe por la lógica humana de la mente infantil.
Pero explica, serio y bueno:
– Mira, Margziam.
Para que comprendas, te voy a poner una comparación.
Tú me has dicho que te gustan los pajaritos,
¿No es verdad?
Escúchame ahora.
¿Los pajaritos están hechos para volar o para estar en una jaula?
– Para volar.
– Bien.
¿Y las mamás de los pajaritos cómo los alimentan cuando son pequeños?
– Les dan la comida en el pico.
– Sí.
¿Pero qué les dan?
– Semillas, moscas, larvas, migas de pan o trocitos de fruta que se encuentran, volando por ahí.
– Muy bien.
Ahora escúchame.
Si esta primavera encontraras un nido en el suelo, con las crías dentro y la madre encima,
¿Qué harías?
– Lo levantaría.
– ¿Todo?
¿Así como está?
¿También con la madre?
– Todo.
Porque es demasiado triste ser una cría y no tener mamá.
– Verdaderamente en el Deuteronomio está escrito, que se tomen sólo a las crías
y se deje libre a la madre, sagrada para generar.
– Pero si es una buena mamá no se marcha.
Corre a donde están sus polluelos.
La mía habría hecho eso.
Ni siquiera a Ti me habría entregado para siempre, porque todavía soy un niño.
Venir también ella conmigo no habría podido, porque mis hermanitos eran todavía más
pequeños que yo.
Así que no me habría dejado que me fuera.
– Está bien.
Pero, escucha: según tú,
¿Demostrarías más amor a esa madre de los pajaritos y a los propios polluelos,
teniendo la jaula abierta para que entrara y saliera con el alimento apropiado;
o teniendo prisionera también a la madre?
– ¡Hombre!…
Le demostraría más amor dejándola entrar y salir hasta que sus pequeñuelos fueran grandes…
y le demostraría todo el amor si, quedándome con ellos, una vez que fueran grandes,
la dejase libre a ella, porque el pájaro está hecho para volar…
Verdaderamente… para ser bueno completamente…
debería dejar que se marcharan también los polluelos ya crecidos y devolverlos al estado libre…
Sería el más auténtico amor que podría demostrarles…
Y el más justo…
¡Ah, sí! El más justo, porque obrando así no haría sino permitir que se cumpliera cuanto Dios
– ¡Exactamente, Margziam!
¿Has hablado verdaderamente como un sabio!
¡Serás un gran maestro de tu Señor, y quien te escuche te creerá,
porque hablarás como persona sabia!
– ¿Sí, Jesús?
La carita, antes inquieta y triste, luego sombría por la reflexión, concentrada en el esfuerzo de
juzgar lo mejor, se tranquiliza y resplandece de alegría laudatoria.
– Sí, Margziam.
Ahora observa esto:
tú, sólo porque eres un niño excelente, juzgas así.
Imagínate cómo juzgará Dios, que es Perfección en todo, respecto a las almas y su bien.
Las almas, son como pájaros que la carne aprisiona en su jaula.
La tierra es el lugar al que son conducidas con la jaula.
Pero aspiran ardientemente a la libertad del Cielo, anhelan el Sol que es Dios,
el Alimento justo para ellas, que es la contemplación de Dios.
Ningún amor humano, ni siquiera el santo amor de la madre por sus hijos o de los hijos por su
madre, es tan fuerte como para ahogar este deseo de las almas de reunirse con su Origen,
que es Dios.
Como tampoco Dios, por su perfecto amor hacia nosotros, encuentra razón alguna que sea tan
fuerte como para superar su deseo de reunirse con el alma que lo desea.
¿Y entonces qué sucede?
Algunas veces la ama tanto que le dice: “¡Ven! Te libero”.
Y lo dice aunque haya niños en torno a una madre.
El ve todo, sabe todo, todo lo que hace lo hace bien.
Cuando libera a un alma, podrá no parecerles así a los hombres con su intelecto relativo, pero es así;
cuando libera a un alma, siempre lo hace por un bien mayor, de esa propia alma y de sus allegados.
Él entonces -ya te lo he dicho otras veces – añade al ministerio del ángel custodio
el ministerio de esa alma que ha llamado a Sí, y que ama a sus allegados con un amor exento
de lastres humanos, pues los ama en Dios.
Cuando libera a un alma;
Él mismo se encarga de sustituirla a ella, en los cuidados hacia los que siguen en la tierra.
¿No lo ha hecho contigo acaso?
¿No ha hecho de ti, pequeño hijo de Israel, mi discípulo, mi sacerdote del mañana?
– Ahora, fíjate.
Yo liberaré a tu madre y no tendrá necesidad de tus sufragios.
Pero tú, si ella hubiera muerto después de la Redención y hubiera necesitado sufragios,
habrías podido sufragarla como sacerdote.
Fíjate: sólo habrías podido gastar en ofrendas a un sacerdote del Templo, para que se llevase
a cabo un sacrificio por ella, de víctimas como corderos o palomas u otro producto de la tierra;
esto si hubieras seguido siendo el pequeño labriego Yabés junto a tu madre.
¡Sin embargo, tú, Margziam, sacerdote de Cristo, podrías celebrar para ella directamente el
Sacrificio verdadero de la Víctima perfecta, en cuyo Nombre todo perdón es concedido!
– ¿Y ya no lo voy a poder hacer?
– No por tu padre, tu madre y tus hermanitos;
pero lo podrás hacer por amigos y discípulos tuyos. ¿No es hermoso todo esto?
– Sí, Señor.
– Volvamos, pues, a casa, sosegados.
– Sí…
¡Pero no te he dejado hacer oración!…
Lo siento…
– ¡Pero si hemos hecho oración, hombre!
Hemos considerado las verdades, hemos contemplado a Dios en sus bondades…
esto es oración.
Has hecho oración como un verdadero adulto.
Animo, ahora!
Vamos a cantar un bonito salmo de alabanza por la alegría que tenemos.
Y entona: “Un bonito canto ha brotado de mi corazón…”.
Margziam une su voz de plata al bronce y oro de la de Jesús.
320 LA MANO EN EL ARADO
320 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA
Agua, agua, agua…
Los apóstoles, poco satisfechos de ir bajo la lluvia;
insinúan a Jesús que si no sería mejor buscar refugio en Nazaret, que no está lejos…
Y Pedro dice:
– Luego podríamos reanudar la marcha con el niño…
El «no» de Jesús es tan seco, que ninguno se atreve a insistir.
Jesús va delante, completamente solo…
Los otros van detrás, mohínos, en dos grupos.
Luego Pedro, no sabiendo resistir más, se acerca a Jesús.
Un poco apesadumbrado,
le pregunta:
– Siempre me eres grato, Simón. Ven.
Pedro se tranquiliza.
Camina con paso forzado al lado de Jesús,
que con sus largos pasos recorre mucho camino fácilmente.
Al poco rato dice:
– Maestro…
¡Qué bonito sería si hubiéramos traído con nosotros al niño para la fiesta…!
Jesús no responde.
Pedro insiste:
– Maestro, ¿Por qué no me das esta satisfacción?
– Simón, te estás arriesgando a que te quite el niño.
– ¡No!
¡Señor! ¿Por qué?
Pedro está aterrorizado por la amenaza y desolado.
– Porque no quiero que estés atado a nada.
Te lo dije cuando te concedí a Margziam.
Tú, sin embargo, te estás encallando en este afecto.
– No es pecado amar.
Y amar a Margziam…
Tú también lo quieres…
– Pero este amor no me impide darme enteramente a mi misión.
¿No tienes presentes mis palabras sobre los afectos humanos?,
¿Mis consejos – tan claros que son órdenes – acerca de quien quiere poner la mano en el arado?
¿Te estás cansando, Simón de Jonás, de ser heroicamente mi discípulo?
Con voz ronca de llanto,
Pedro responde:
– No, Señor.
Tengo presente todo y no estoy cansado.
Me da la impresión de que sea lo contrario…
Que Tú estés cansado de mí, del pobre Simón que ha dejado todo por seguirte…
– Que ha hallado todo siguiéndome, querrás decir.
– No… Sí…
Maestro… Yo soy un pobre hombre…
– Lo sé.
Precisamente por eso te labro.
Para hacer del pobre hombre un hombre.
Y de éste un santo, mi Apóstol, mi Piedra.
Soy duro para hacerte duro.
No quiero que seas blando como este fango, sino un bloque escuadrado, perfecto:
la Piedra de base.
¿No comprendes que esto es amor?
¿No recuerdas lo que dice el Sabio?
Dice que quien ama es severo.
¡Pero compréndeme, hombre!
¡Compréndeme tú, al menos!
¿No ves cómo estoy agobiado;
desolado por tantas incomprensiones, por demasiadas simulaciones, por la mucha indiferencia,
y por las aún más numerosas desilusiones?
– ¿Te sientes… te sientes así, Maestro?
¡Oh! ¡Divina Misericordia!
¡Y yo sin darme cuenta!
Pero, ¿Desde cuándo?
¡Por causa de quién?
Dímelo…
– No se gana nada con decírtelo.
No podrías hacer nada.
Ni siquiera Yo puedo hacer nada…
– ¿No podría hacer absolutamente nada para aliviarte?
– Ya te lo he dicho:
comprender que mi severidad es amor.
Ver el amor en todo acto mío respecto a ti.
– Sí, sí.
Ya no hablo más.
¡Mi amado Maestro! Ya no hablo más.
Perdona a este completo animal que soy.
Dame una prueba de que realmente me perdonas…
– ¡La prueba!
Verdaderamente debería bastarte mi sí.
De todas formas te doy la prueba.
Mira: no puedo ir a Nazaret, porque en Nazaret están Juan de Endor y Síntica,
además de Margziam, y no se debe saber.
– ¡¿Ni siquiera nosotros?!
¿Por qué?…
¡Ah! ¡¿Maestro?!
¡¿Maestro?!
¿Desconfías de alguno de nosotros?
– La prudencia enseña que cuando se debe guardar secreto de una cosa,
demasiado es que dos la sepan.
Se puede hacer daño también con una palabra dicha a la ligera.
Y no todos ni siempre sois reflexivos.
– Es verdad…
No lo soy tampoco yo.
Pero cuando quiero sé callar.
Y en este caso callaré.
¡Sin duda callaré!
¡Dejaré de ser Simón de Jonás si no sé callar!
Gracias, Maestro, por tu estima.
Esto sí que es una gran prueba de amor…
¿Entonces ahora vamos a Tariquea?
– Sí.
Luego a Mágdala con las barcas.
Tengo que retirar el oro de las joyas…
– ¡Ves como sé guardar silencio!
¡No le he dicho nada a Judas, eh!
Jesús no comenta la interrupción.
Continúa:
-Una vez que haya retirado el oro, os dejo a todos libres hasta el día de las Encenias.
Si necesito a alguno de vosotros, os llamo para que vayáis a Nazaret.
Los judíos, excepto Simón Zelote, acompañarán a las hermanas de Lázaro y a sus criadas,
más Elisa de Betsur, a la casa de Betania.
Luego irán para las Encenias a sus casas.
Me bastará con que estén de regreso para el final de Sabat;
entonces reanudaremos la marcha.
Esto lo sabes sólo tú, ¿Verdad, Simón Pedro?
Pero… de todas formas, tendrás que decirlo…
– Lo diré en su momento.
Ahora regresa con los compañeros y estáte seguro de mi amor.
Pedro obedece contento.
Y Jesús se vuelve a ensimismar en sus pensamientos.
45 CONSEJO MATERNAL
45 CONOCER A DIOS, ES EMPEZAR A AMARLO
Como conclusión de la vida oculta.
Dice María:
«Antes de que entregues estos cuadernos, uno a ellos mi bendición.
Ahora — tan sólo se necesita que queráis hacerlo con un poco de paciencia — podéis tener una colección completa de los hechos de la vida íntima de mi Jesús.
Tenéis, desde la Anunciación hasta el momento en que sale de Nazaret para predicar, no sólo los dictados, sino también la ilustración de los hechos que acompañaron la vida familiar de Jesús.
Los Evangelios, al describir el vasto cuadro de la vida de mi Hijo, engloban en breves referencias, sus primeros años, su niñez, su adolescencia y su juventud.
En los Evangelios, Él es el Maestro.
Aquí, es el Hombre, el Dios que se humilla por amor al hombre.
‘Mas también obra milagros aquí, en el anonadamiento de una vida corriente, los obra en mí.
Sintiendo mi alma llevada a la perfección al vivir en contacto con este Hijo mío que estaba formándose en mi seno.
Los obra en casa de Zacarías, santificando al Bautista, ayudando a Isabel en el momento del parto, devolviéndole la palabra y la fe, a Zacarías.
Los obra en José, abriéndole el espíritu a la luz de una verdad tan excelsa que no hubiera podido comprenderla por sí solo, a pesar de ser justo.
José, después de mí, fue el más consolado de esta lluvia de divinos beneficios.
Observa cuánto camino recorre, espiritual camino, desde que viene a mi casa hasta el momento de la huida a Egipto.
Al principio era solamente un hombre justo según los cánones de su tiempo.
Luego, por fases, deviene el justo del tiempo cristiano.
Se enriquece de la fe en Cristo y, tanto se abandona a esta fe segura, que de la frase pronunciada al principio del viaje de Nazaret hacia Belén:
“¿Cómo nos las arreglaremos?”
Frase en que estaba comprendido todo el hombre, todo ese hombre que se revela con sus temores humanos, con sus humanas preocupaciones, pasa a la esperanza.
Así, en la gruta, antes del nacimiento, dice: “Mañana irá mejor”.
Jesús, ya cercano, lo fortifica con esta esperanza, que entre los dones de Dios es uno de los más bellos.
Y luego, cuando el contacto con Jesús lo santifica, pasa de esta esperanza a la intrepidez.
Siempre se había dejado dirigir por mí, llevado del respeto de altísima veneración que hacia mí abrigaba.
Ahora, por el contrario, dirige él, tanto las cosas de orden material como las de otro orden superior.
Y en calidad de cabeza de la Familia, decide todo él.
Es más, cuando tras los meses de unión con el Hijo divino que le saturaron de santidad, llega la penosa hora de la huida…
y me dice:
– “Aun en el caso de perderlo todo, teniéndole a Él tenemos todo”.
Y también en los pastores mi Jesús obra milagros de gracia.
Así, el Ángel se dirige al pastor ya predispuesto a la Gracia por su fugaz encuentro conmigo.
Y lo conduce a la Gracia, para que sea de ella salvado para siempre.
Obra milagros por doquiera que pasa, ya en exilio, ya de nuevo en su pequeña patria de Nazaret.
Dondequiera que estuviese, en efecto, la santidad se expandía como el aceite sobre un lienzo o la fragancia de las flores por el aire,
Y todo aquel que recibía su toque, a menos que no fuera un demonio, salía ansioso de santidad.
Tal anhelo es ya raíz de vida eterna, pues quien quiere ser bueno consigue la bondad, que lleva al Reino de Dios.
Ahora ya tenéis, en escenas que reflejan momentos diversos, la santa Humanidad de mi Hijo, desde el alba al ocaso.
Podríamos haber dado todo junto, pero la Providencia juzgó que así estaba bien; por ti, alma mía.
En cada uno de los dictados te hemos dado la medicina para aquellas heridas que te serían infligidas.
Te la hemos ido dando con antelación, para prepararte.
Mientras está granizando, nada parece protegernos, mas no es así.
Si bien es cierto que la tempestad reaviva la humanidad que duerme sepultada bajo las aguas espirituales,
No lo es menos que también saca a la superficie las gemas de una doctrina sobrenatural que, habiendo sido depositadas en vuestro corazón,

Cuando nos crucificamos y Dios nos convierte en corredentores, somos pararrayos de la Justicia Divina…
esperaban precisamente esa hora de tempestad para emerger y deciros:
“Acordaos de que también existimos nosotros”.
Y no es sólo una razón de Providencia, alma mía; sino que también hay en ello una razón de bondad.
En efecto, ¿Cómo te hubiera sido posible, en el actual estado de postración en que te encuentras, (se dirige a María Valtorta) ver u oír ciertas visiones o ciertos dictados?
Te habrían lesionado en modo tal, que te habrían incapacitado para tu misión de ”portavoz”.
Por eso, los hemos dado antes, evitando así quebrarte el corazón – pues somos buenos – con visiones y palabras demasiado acordes con tu sufrir.
Que te lo habrían agudizado hasta llevarlo al espasmo.
Siempre actuamos de forma que recibáis de Nosotros consuelo…
Y no temor o aumento de vuestro dolor.
Nos es suficiente que os fiéis de Nosotros.
Nos es suficiente que, con José, digáis: “Si me queda Jesús, todo me queda”.
Para que vayamos con dones celestes a consolar vuestro espíritu.
No te prometo dones y consolaciones humanas.
Sí, las mismas consolaciones que tuvo José: sobrenaturales.
Todos han de saber efectivamente que, bajo la presión de la usura, que sofoca a todo pobre fugitivo, los dones de los Magos se disiparon, con la rapidez del relámpago,
en conseguir un techo y ese mínimo de enseres o del necesario alimento, proveniente de aquella única fuente, mientras no pudimos encontrar trabajo.
En la comunidad hebrea ha habido siempre mucha ayuda mutua, pero la de Egipto en concreto estaba formada en su mayor parte por gente perseguida que había tenido que expatriarse.
Gente pobre, por tanto, como nosotros, que nos añadíamos a su número.
Y una pequeña parte de aquella riqueza, que queríamos reservarla para Jesús, para cuando fuera adulto,
La que se había salvado de los gastos de asentarnos en Egipto, nos sirvió para cubrir las necesidades del regreso a la patria.
Y fue apenas suficiente para organizar de nuevo en Nazaret casa y taller.
Los tiempos cambian, pero la avidez humana es siempre la misma.
Y siempre aprovecha la necesidad ajena para, abusivamente, succionar su parte.
No. El tener con nosotros a Jesús no nos procuró bienes materiales.
Muchos de vosotros es esto lo que pretendéis en cuanto os sentís un poquito unidos a Jesús.
Os olvidáis de que Él dijo: “Buscad las cosas del espíritu”.
Todo lo demás es añadidura.
Es verdad que Dios proporciona también el alimento a los hombres, como a las aves, pues sabe que mientras la carne sea armadura de vuestra alma, lo necesitáis.
Cierto; pero, pedid primero su Gracia, pedid primero por vuestro espíritu.
El resto se os dará por añadidura.
A José, humanamente hablando, la unión con Jesús no le procuró sino trabajos, esfuerzos, persecuciones, hambre.
Pero, dado que tendía sólo hacia Jesús, todo esto se transformó en paz espiritual, en alegría sobrenatural.
Yo quisiera conduciros al punto en que estaba mi esposo cuando decía:
“Aunque nos quedáramos sin nada, tendremos siempre TODO, porque tenemos a Jesús”.
Sé que el corazón se rompe, sé que la mente se nubla, sé que la vida se consume.
Sí, María, pero… ¿Eres de Jesús? ¿Quieres serlo? ¿Dónde, cómo murió Jesús?
Niña querida mía, llora, pero persevera en la fortaleza.
El martirio no está en la forma del tormento, está en la constancia con que el mártir lo soporta.
Por tanto, tan martirio es una pena moral cuanto lo es un arma, cuando aquélla se soporta con la misma finalidad.
Tú soportas por amor a mi Hijo.
Todo lo que haces los hermanos es siempre amor a Jesús, el cual los quiere salvos.
Por tanto, lo que vives es martirio; persevera en él.
No quieras actuar por tí sola.
Es suficiente, puesto que estás sometida a presión demasiado fuerte como para poder tener todavía el vigor de guiarte por tí sola… Y de dominar incluso tu humanidad, impidiéndole llorar.
Es suficiente con que dejes que el dolor te torture sin rebelarte.
Basta que le digas a Jesús: “¡Ayúdame!”.
Lo que tú no puedes hacer, Él lo hará en ti.
Permanece en Él. Siempre en Él.
No quieras salir de Él; y no saldrás si tú no lo quieres.
Y aunque de hecho, como ahora, la intensidad del dolor te impida ver dónde estás, tú estarás siempre en Jesús.
Te bendigo. Di conmigo: “Gloria Patri et Filio et Spiritui Sancto” .
Que éste sea siempre tu grito.
Hasta que lo digas en el Cielo.
La gracia del Señor esté siempre en ti».
29 PRIMICIA DE ADORACIÓN
29 CONOCER A DIOS, ES EMPEZAR A AMARLO
El anuncio a los pastores,
Que vienen a ser los primeros adoradores del Verbo hecho Hombre.
Y ahora veo extensos campos. La Luna está en su cénit, surcando tranquila un cielo colmado de estrellas.
Parecen bullones de diamante hincados en un enorme palio de terciopelo azul oscuro.
La Luna ríe en medio con su carota blanquísima de la que descienden ríos de luz láctea que pone blanca la tierra.
Los árboles, desnudos, sobre este suelo emblanquecido, parecen más altos y negros.
Y los muros bajos, que acá o allá se levantan como lindes, parecen de leche. Una casita lejana parece un bloque de mármol de Carrara.
A mi derecha veo un recinto, dos de cuyos lados son un seto de espinos; los otros dos, una tapia baja y tosca.
En ésta apoya la techumbre de una especie de cobertizo ancho y bajo, que en el interior del recinto está construido parte de fábrica y parte de madera:
como si en verano las partes de madera se debieran quitar y se transformase así el cobertizo en un pórtico.
De dentro del cercado viene, de tanto en tanto, un balar intermitente y breve.
Deben ser ovejas que sueñan, o que quizás creen que pronto se hará de día, por la luz que da la Luna; una luz que es tan intensa que incluso es excesiva…
Y que aumenta como si el astro se estuviera acercando a la Tierra o centellease debido a un misterioso incendio.
Un pastor se asoma a la puerta, se lleva un brazo a la frente para proteger los ojos y mira hacia arriba.
Parece imposible que uno tenga que proteger los ojos de la luz de la Luna; pero, en este caso es tan intensa que ciega,
especialmente si uno sale de un lugar cerrado oscuro.
Todo está en calma, pero esa luz produce estupor.
El pastor llama a sus compañeros.
Salen todos a la puerta: un grupo numeroso de hombres rudos, de distintas edades.
Entre ellos hay algunos que apenas si han llegado a la adolescencia, otros ya tienen el pelo cano. Comentan este hecho extraño.
Los más jóvenes tienen miedo, especialmente uno, un chiquillo de unos doce años, que se echa a llorar, con lo cual se hace objeto de las burlas de los más mayores.
El más viejo le dice:
– ¿A qué le tienes miedo, tonto?
¿No ves qué serenidad en el ambiente? ¿No has visto nunca resplandecer la Luna? ¿Has estado siempre pegado a las faldas de tu madre, como un pollito a la gallina, no?
¡Pues anda que no tendrás que ver cosas! Una vez, yo había llegado hasta los montes del Líbano, e incluso los había sobrepasado, hacia arriba.
Era joven, no me pesaba andar, incluso era rico entonces… Una noche vi una luz de tal intensidad que pensé que estuviera volviendo Elías en su carro de fuego.
El cielo estaba todo de fuego. Un viejo — entonces el viejo era él — me dijo:
“Un gran advenimiento está para llegar al mundo”.
Y para nosotros supuso una desventura, porque vinieron los soldados de Roma. ¡Oh, muchas cosas tendrás que ver, si la vida te da años!….
Pero el pastorcillo ya no le está escuchando. Parece haber perdido incluso el miedo. De hecho, alejándose del umbral de la puerta,
dejando a hurtadillas la espalda de un musculoso pastor, detrás del cual estaba refugiado, sale al redil herboso que está delante del cobertizo.
Mira hacia arriba y se pone a caminar como un sonámbulo, o como uno que estuviera hipnotizado por algo que le embelesara.
Llegado un momento grita:
– ¡Oh! – y se queda como petrificado, con los brazos un poco abiertos.
Los demás se miran estupefactos.
Uno dice:
– Pero, ¿Qué le pasa a ese tonto?
Otro dice:
– Mañana lo mando con su madre.
No quiero locos cuidando a las ovejas.
El anciano que estaba hablando poco antes,
dice:
– Vamos a ver antes de juzgar.
Llamad también a los que están durmiendo y coged palos. No vaya a ser un animal malo o gente malintencionada…
Entran llamando a los otros pastores…
Y salen con teas y garrotes.
Llegan donde está el muchacho.
Que está muy feliz y sonriente…
Y señalando un lugar específico,
dice susurrando:
– Allí, allí …
Más arriba del árbol, mirad esa luz que se está aproximando. Parece como si siguiera el rayo de la Luna. Mirad. Se acerca. ¡Qué bonita es!
Los hombres comentan:
– Yo lo único que veo es una luz más viva.
– Yo también.
– Yo también».
– No. Yo veo como un cuerpo.
Lo reconozco: es el pastor que ofreció leche a María.
El niño grita:
– ¡Es un… es un ángel!
Mirad, está bajando, y se acerca…
De todas las gargantas escapa un:
– ¡¡¡Oh!!!
Largo y lleno de veneración…que se levanta del grupo de los pastores
El más anciano exclama:
– ¡De rodillas ante el ángel de Dios!
Y esto hace que todos caigan con el rostro en tierra.
Cuanto más ancianos son, más contra el suelo se les ve por la aparición fulgente.
Los jovencitos están de rodillas, pero miran al ángel, que se aproxima cada vez más, hasta detenerse.
Candor de perla en el candor de luna que le circunda, suspendido en el aire, moviendo sus grandes alas, a la altura de la tapia del recinto.
El Ángel dice:
– No temáis.
No vengo como portador de desventura, sino que os traigo el anuncio de un gran gozo para el pueblo de Israel, y para todo el pueblo de la tierra …
La voz angélica es como una armonía de arpa acompañada del canto de gargantas de ruiseñores.
El Ángel anuncia:
– Hoy en la ciudad de David ha nacido el Salvador.
Al decir esto, el ángel abre más las alas,y las mueve como por un sobresalto de alegría,.
Y una lluvia de chispas de oro y de piedras preciosas parece desprenderse de ellas.
Un verdadero arco iris de triunfo sobre el pobre redil.
El Ángel continúa:
– … el Salvador, que es Cristo.
El ángel resplandece con mayor luz.
Sus dos alas, ahora ya detenidas, tendiendo su punta hacia el cielo, como dos velas inmóviles sobre el zafiro del mar, parecen dos llamas que suben ardiendo.
– … ¡Cristo, el Señor!
El ángel recoge sus dos fulgidas alas y con ellas se cubre, es como un manto de diamante sobre un vestido de perla, se inclina como adorando, con las manos cruzadas sobre su corazón;
su rostro, inclinado sobre su pecho, queda oculto entre la sombra de los vértices de las alas recogidas.
No se ve sino una oblonga forma luminosa, inmóvil durante el tiempo que dura un “Gloria”.
Se mueve de nuevo. Vuelve a abrir las alas, levanta ese rostro suyo en que luz y sonrisa paradisíaca se funden,
y dice:
– Lo reconoceréis por estas señales:
En un pobre establo, detrás del Belén, encontraréis a un niño envuelto en pañales en un pesebre, pues para el Mesías no había un techo en la ciudad de David.
El ángel se pone serio al decir esto; más que serio, triste.
Y del Cielo vienen muchos — ¡oh, cuántos! — muchos ángeles semejantes a él, una escalera de ángeles que desciende exultando y anulando la Luna con su resplandor paradisíaco,.
Y se reúnen en torno al Ángel Anunciador, batiendo las alas, emanando perfumes, con un arpegio de notas en que las más hermosas voces de la creación encuentran un recuerdo, alcanzada en este caso la perfección del sonido.
Si la pintura es el esfuerzo de la materia para transformarse en luz, aquí la melodía es el esfuerzo de la música para hacer resplandecer ante los hombres la belleza de Dios;
y oír esta melodía es conocer el Paraíso, donde todo es armonía de amor, que de Dios emana para hacer dichosos a los bienaventurados, y que de éstos va a Dios para decirle: «¡Te amamos!».
El “Gloria” angélico se extiende en ondas cada vez más vastas por los campos tranquilos, y con él la luz.
Las aves unen a ello un canto que es saludo a esta luz precoz, y las ovejas sus balidos por este sol anticipado.
Mas a mí, como ya con el buey y el asno en la gruta, me place creer que es el saludo de los animales a su Creador, que viene a ellos para amarlos como Hombre además de como Dios.
El canto se hace más tenue, y la luz, mientras los ángeles retornan al Cielo…
…Los pastores vuelven en sí.
Y comentan:
– ¿Has oído?
– ¿Vamos a ver?
– ¿Y las ovejas?
– ¡No les sucederá nada!
– ¡Vamos para obedecer a la palabra de Dios!…
– Pero, ¿A dónde?
– ¿Ha dicho que ha nacido hoy?
– ¿Y que no ha encontrado sitio en Belén?
El que habla ahora es el pastor que ofreció la leche;
– Venid, yo sé.
He visto a la Mujer y me ha dado pena. He indicado un lugar para Ella, porque pensaba que no encontrarían hospedaje, y al hombre le he dado leche para Ella.
Es muy joven y hermosa. Debe ser tan buena como el ángel que nos ha hablado. Venid. Venid. Vamos a coger leche, quesos, corderos y pieles curtidas.
Deben ser muy pobres y… ¡quién sabe qué frío no tendrá Aquel a quien no oso nombrar!
Y pensar que yo le he hablado a la Madre como si se tratara de una pobre esposa cualquiera!..
Entran en el cobertizo y al poco rato, salen…
Quién con unas pequeñas cantimploras de leche, quién con unos quesitos de forma redondeada dentro de unas rejillas de esparto entretejido,
quién con cestas con un corderito balando, quién con pieles de oveja curtidas.
El más anciano dice:
– Yo llevo una oveja.
Ha parido hace un mes. Tiene la leche buena. Les puede venir bien, si la Mujer no tiene leche. Me parecía una niña, ¡Y tan blanca!… Un rostro de jazmín bajo la luna.
Y los guía. Caminan bajo la luz de la luna y de las teas, tras haber cerrado el cobertizo y el recinto.
Van por senderos rurales, entre setos de espinos deshojados por el invierno.
Van a la parte de atrás de Belén.
Llegan al establo, caminando no por la parte por la que fue María, sino por la opuesta, de forma que no pasan por delante de los establos más lindos…
Y aquél es el primero que encuentran. Se acercan a la entrada.
Y todos dicen:
– ¡Entra!
– No me atrevo.
– Entra tú.
– No.
– Mira, al menos.
– Tú, Leví,
mira tú que has sido el primero que ha visto al ángel, que es señal de que eres mejor que nosotros.
La verdad es que antes lo han llamado loco… pero ahora les conviene que él se atreva a lo que ellos no tienen el valor de hacer.
El muchacho vacila, pero luego se decide. Se acerca a la entrada, descorre un poquito el manto, mira, y…
Se queda extático…
e preguntan ansiosos en voz baja:
– ¿Qué ves?
Leví contesta:
– Veo a una mujer, joven y hermosa,
Y a un hombre inclinados hacia un pesebre y oigo…,
Oigo que llora un niñito y la mujer le habla con una voz… ¡Oh, qué voz!.
– ¿Qué dice?
– Dice: “¡Jesús, pequeñito! ¡Jesús, amor de tu Mamá! ¡No llores, Hijito!”.
Dice: “¡Ay, si pudiera decirte: ‘Toma la leche, pequeñín! Pero no la tengo todavía”.
Dice: “¡Tienes mucho frío, amor mío! Y te pincha el heno. ¡Qué dolor para tu Mamá oírte llorar así, y no poderte aliviar!”.
Dice: “¡Duerme, alma mía! ¡Que se me rompe el corazón oyéndote llorar y viéndote verter lágrimas!”, Y lo besa. y se ve que le está calentando los piececitos con sus manos,
porque está inclinada con los brazos dentro del pesebre.
– ¡Llama! ¡Que te oigan!
– Yo no. Tú, que nos has traído y que la conoces.
El pastor abre la boca, pero se limita a farfullar unos sonidos.
José se vuelve y va a la puerta.
Y pregunta:
Uno de los hombres contesta:
– Pastores.
Os traemos comida y lana. Venimos a adorar al Salvador.
– Entrad.
Entran. Las teas iluminan el establo.
Los viejos empujan a los niños delante de ellos.
María se vuelve y sonríe.
Los invitya con la mano, sonriendo,
y diciendo:
– Venid» « ¡Venid!»
Toma al que había visto al ángel y lo acerca hacia sí, hasta el mismo pesebre.
Los otros, invitados también por José, se arriman con sus dones y los depositan, con breves y emocionadas palabras, a los pies de María.
Luego miran al Niño, que está llorando quedo, y sonríen emocionados y dichosos.
Uno de ellos, más intrépido,
dice:
– Toma, Madre.
Es suave y está limpia. La había preparado para mi hijo, que está para nacer. Yo te la doy. Arropa a tu Hijo en esta lana; la sentirá suave y caliente…
Y le ofrece una piel de oveja, una piel preciosa de abundante lana blanca y larga.
María levanta a Jesús y lo envuelve en la piel.
Luego se lo muestra a los pastores, los cuales, de rodillas sobre el heno del suelo, lo miran extasiados.
Sintiéndose más valerosos, uno de ellos propone:
– Habría que darle un sorbo de leche.
O mejor: agua y miel. Pero no tenemos miel Se les da a los niñitos. Yo tengo siete hijos y entiendo de ello… –
– Aquí está la leche. Toma, Mujer.
El pastor objeta:
– Pero está fría.
Tiene que ser caliente. ¿Dónde está Elías? Él tiene la oveja.
Elías debe ser el de la leche, pero no está; se había quedado afuera y ahora está mirando por el portillo, y en la oscuridad de la noche se difumina.
– ¿Quién os ha conducido aquí?
– Un ángel nos ha dicho que viniéramos, luego Elías nos ha guiado hasta aquí. Pero, ¿Dónde está ahora?
La oveja lo delata con un balido
– Ven. Se te requiere.
Entra con su oveja, avergonzado por ser el más notado.
José dice reconociéndolo:
– ¿Eres tú!
María, por su parte, le sonríe diciendo:
– «Eres bueno».
Ordeñan a la oveja y, con la punta de un paño embebido de leche caliente y espumosa, María moja los labios del Niño, el cual absorbe ese dulzor cremoso.
Todos sonríen.
Y más aún cuando, con la punta de tela todavía entre sus labiecitos, Jesús se duerme bajo el calor de la lana.
Elías dice:
– Pero aquí no podéis quedaros.
Hace frío y hay humedad. Y además… demasiado olor a animales. No es bueno… y… no está bien para el Salvador.
– Lo sé – dice María suspirando profundamente.
– Pero, no hay sitio para nosotros en Belén.
– Ánimo, Mujer.
Nosotros te buscaremos una casa.
– Se lo digo a mi ama – dice el de la leche, Elías
Es buena. Os recibirá, aunque tuviera que ceder su propia habitación. Nada más que amanezca se lo digo. Su casa está llena de gente, pero os dejará un sitio.
– Por lo menos para mi Niño.
Yo y José podemos estar incluso en el suelo. Pero, para el Pequeñuelo…
– No te angusties, Mujer; yo me ocupo de eso.
Y diremos a muchos lo que nos ha sido comunicado. No os faltará nada. Por el momento, recibid lo que nuestra pobreza os puede dar. Somos pastores…
José dice:
– Nosotros también somos pobres, y no os podemos pagar.
– ¡Oh… ni lo queremos!
¡Aunque pudierais, no querríamos! El Señor ya nos ha retribuido. Él ha prometido la paz a todos. Los ángeles decían esto: “Paz a los hombres de buena voluntad”.
Pero a nosotros nos la ha dado ya, porque el ángel ha dicho que este Niño es el Salvador, que es Cristo, el Señor.
Somos pobres e ignorantes, pero sabemos que los Profetas dicen que el Salvador será el Príncipe de la Paz. Y a nosotros nos ha dicho que viniéramos a adorarle. Por eso nos ha dado su paz.
¡Gloria a Dios en el Cielo altísimo y gloria a este Cristo suyo, y bendita seas tú, Mujer, que lo has engendrado! Eres santa porque has merecido llevarlo en ti.
Como Reina, mándanos; que servirte será para nosotros motivo de felicidad.
¿Qué podemos hacer por ti?
– Amar a mi Hijo y conservar siempre en el corazón estos pensamientos.
– ¿Y para ti?
¿No deseas nada? ¿No tienes familiares a los que quieras comunicar que Él ha nacido?
– Sí, los tengo…
Pero no están cerca de aquí, están en Hebrón…
Elías dice:
– Voy yo.
¿Quiénes son?
– Zacarías, el sacerdote, e Isabel, mi prima.
– ¿Zacarías?
¡Lo conozco bien! En verano subo a esos montes porque tienen pastos abundantes y buenos. Y soy amigo de su pastor.
Después de que te vea establecida voy a donde Zacarías.
– Gracias, Elías.
– Nada de gracias.
Es un gran honor para mí, que soy un pobre pastor, ir a hablar con el sacerdote y decirle que ha nacido el Salvador.
– No.
Le dirás: “Ha dicho María de Nazaret, tu prima, que Jesús ha nacido y que vayas a Belén”.
– Eso diré.
– Que Dios te lo pague.
Me acordaré de ti, de todos vosotros…
– ¿Le hablarás a tu Niño de nosotros?.
Y todos los pastores se presentan:
– Yo soy Elías.
– Y yo, Leví.
– Y yo, Samuel.
– Y yo, Jonás.
– Y yo, Isaac.
– Y yo, Tobías.
– Y yo, Jonatán.
– Y yo, Daniel.
– Simeón, yo.
– Yo me llamo Juan.
– Yo, José;
y mi hermano, Benjamín. Somos gemelos.
María promete:
– Tenemos que marchamos…
Pero volveremos… ¡Y te traeremos a otros para adorar!…. -¿Cómo volver al aprisco dejando a este Niño? -¡Gloria a Dios que nos lo ha mostrado!
Leví con una sonrisa angelical, dice:
– Déjanos besar su vestido.
María levanta despacio a Jesús y, sentada sobre el heno, ofrece los piececitos arropados para que los besen.
Y los pastores se inclinan hasta el suelo y besan esos piececitos minúsculos cubiertos por la tela.
Quien tiene barba primero se la adereza.
Casi todos lloran y, cuando tienen que marcharse, salen caminando hacia atrás, dejando allí su corazón…
La visión me termina así, con María sentada en la paja con el Niño en su regazo…
Y José mirando y adorando, apoyado con un codo en el pesebre.
Dice Jesús:
Hoy hablo Yo. Estás muy cansada, pero ten paciencia todavía durante un poco. Es la víspera del Corpus Christi. Podría hablarte de la Eucaristía
y de los santos que se hicieron apóstoles de su culto, del mismo modo que te he hablado de los santos que fueron apóstoles del Sagrado Corazón.
Pero quiero referirme a otra cosa y a una categoría de adoradores de mi Cuerpo, que son los precursores del culto al mismo.
Los pastores; ellos son los primeros adoradores de mi Cuerpo de Verbo hecho Hombre.
Una vez te dije — y esto mismo lo dice también mi Iglesia — que los Santos Inocentes son los protomártires de Cristo.
Ahora te digo que los pastores son los primeros adoradores del Cuerpo de Dios. En ellos se encuentran todos los requisitos que se necesitan para ser adoradores del Cuerpo mío, para ser almas eucarísticas.
Fe segura:
ellos creen pronta y ciegamente en el ángel. Generosidad: dan todo lo que poseen a su Señor. Humildad: se acercan a otros más pobres que ellos, humanamente,
con una modestia de actos que hace que no se sientan rebajados; y se profesan siervos de ellos.
Deseo: lo que no pueden dar por sí mismos, se las ingenian para procurarlo con apostolado y esfuerzo. Prontitud de obediencia:
María desea que sea avisado Zacarías, y Elías va enseguida. No lo deja para otro momento.
Amor, en fin: no saben irse de ese lugar. Tú dices: “dejan allí su corazón”. Dices bien. ¿Y no habría que comportarse así también con mi Sacramento?
Otra cosa. Ésta enteramente para ti. Observa a quién se revela el ángel en primer lugar, y quién es el que merece escuchar las efusiones del ánimo de María: Leví: el niño.
A quien tiene alma de niño Dios se le manifiesta, y le muestra sus misterios y permite que escuche las palabras divinas y de María.
Y quien tiene alma de niño tiene también la santa intrepidez de Leví y dice: “Déjame besar el vestido de Jesús”. Se lo dice a María, porque es siempre María la que os da a Jesús.
Ella es la Portadora de la Eucaristía.
Ella es el Sagrario Vivo.
Quien va a María me encuentra a Mí.
Quien me pide a Ella de Ella me recibe.
La sonrisa de mi Madre, cuando una criatura le dice: “Dame a tu Jesús para que yo le ame” — tan feliz se siente —, hace que el color del Cielo se cambie en un esplendor más vivo de júbilo.
Dile pues: “Déjame besar el vestido de Jesús, déjame besar sus llagas”.
Atrévete incluso a más. Di: “Déjame reclinar mi cabeza en el Corazón de tu Jesús para sentirme así bienaventurada”.
Ven. Descansa. Como Jesús en la cuna, entre Jesús y María.
25 LA PASIÓN DE JOSÉ
25 CONOCER A DIOS, ES EMPEZAR A AMARLO
José pide perdón a María.
Fe, caridad y humildad para recibir a Dios. Después de 53 días, la Madre reanuda sus manifestaciones con esta visión, y me dice que la escriba en este libro.
La alegría me invade. Ver a María, en efecto, es poseer la Alegría.
Así, veo el huertecillo de Nazaret.
María está hilando a la sombra de un tupidísimo manzano repleto de frutos, que ya empiezan a tomar color rojo y que parecen con su redondez y color rosado, carrillos de niño.
Sin embargo, María no tiene, de ninguna manera, ese color. Le ha desaparecido la linda coloración que, en Hebrón, avivaba su cara.
En la palidez de marfil de su rostro, sólo los labios trazan una curva de pálido coral.
Bajo los párpados semicerrados hay dos sombras oscuras y los bordes de los ojos están hinchados como en quien ha llorado.
No veo los ojos, porque Ella está con la cabeza más bien agachada, pendiente de su trabajo y, sobre todo, de un pensamiento suyo, que debe afligirla, pues la oigo suspirar como quien tuviera un pesar en el corazón.
Está toda vestida de blanco, de lino blanco; es que hace mucho calor, a pesar de que la frescura todavía intacta de las flores me dice que es por la mañana.
Tiene la cabeza descubierta, y el Sol, que juega con las frondas del manzano movidas por un ligerísimo viento.
Y se filtra con agujas de luz hasta tocar la tierra oscura de los parterres, deposita en su cabeza rubia aritos de luz en que los cabellos parecen de oro cobrizo.
De la casa no viene ningún ruido, ni tampoco de los lugares cercanos.
Se oye sólo el murmullo del arroyuelo que va a un pilón del fondo del huerto.
María se estremece al oír un golpe dado con resolución a la puerta de la casa. Apoya rueca y huso y se levanta para ir a abrir.
A pesar de que el vestido sea suelto y amplio, no llega a ocultar completamente la rotundidad de su pelvis.
Se encuentra de frente a José. María palidece, hasta incluso en los labios. Ahora su rostro parece una hostia de lo pálido que está.
María mira con ojos que escrutan tristemente; José, con ojos que parecen suplicar. Guardan silencio, mirándose.
María rompe el silencio:
– ¿A esta hora, José?
¿Necesitas algo? ¿Qué deseas decirme? Ven. José entra y cierra la puerta.
Todavía guarda silencio.
– Habla, José. ¿Qué deseas de mí?
Con una voz ronca por el llanto contenido,
José dice:
– Tu perdón – José se curva como si quisiera arrodillarse.
Pero María, siempre tan reservada al tocarlo, lo agarra con resolución por los hombros y se lo impide.
El color aparece y desaparece del rostro de María, ora completamente rojo, ora de nieve como antes.
María responde:
– ¿Mi perdón? No tengo nada que perdonarte, José.
No debo sino agradecerte una vez más todo cuanto has hecho aquí dentro, en mi ausencia y el amor que me tienes.
José la mira.
Veo formarse dos gruesas gotas en la cavidad de sus ojos profundos, permanecer como en el borde de un recipiente, para luego deslizarse por las mejillas y por la barba.
– Perdóname, María.
He desconfiado de ti. Ahora veo. Soy indigno de poseer tan gran tesoro. He faltado a la caridad, te he acusado en mi corazón, te he acusado injustamente porque no te había preguntado la verdad.
He faltado contra la ley de Dios no amándote como yo me habría amado a mí mismo…
– ¡Oh, no, no has faltado!
– Sí, María.

19. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. 20. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» Mateo 1
Si yo hubiera sido acusado de un delito así, me habría defendido. Tú..
No te concedía defenderte, porque ya iba a tomar decisiones sin preguntarte primero. He faltado contra ti ofendiéndote con una sospecha. El solo hecho de sospechar ya es ofensa, María.
El que sospecha no conoce. Yo no te he conocido como debía. Pero, por el dolor que he sufrido… tres días de suplicio… perdóname, María.
– No tengo nada que perdonarte.
Es más, te pido yo perdón por el dolor que te he causado.
– ¡Oh, dolor sí que fue!
¡Cuánto dolor! Fíjate, esta mañana me han dicho que tengo las sienes canosas y arrugas en la cara. ¡Estos días han significado más de diez años de vida!
Pero, María, ¿Por qué has sido tan humilde de celarme a mí, tu esposo, tu gloria, y permitirme que sospechara de ti?
José no está de rodillas, pero sí tan curvado que es como si lo estuviera.
María le pone su mano en la cabeza, y sonríe. Parece como si lo absolviera.
Dice:
– Si no lo hubiera sido de modo perfecto, no habría merecido concebir al Esperado, que viene a anular la culpa de soberbia que ha destruido al hombre.
Y además no he hecho sino obedecer… Dios me pidió esta obediencia… Me ha costado mucho,. por ti, por el dolor que te produciría… pero, tenía que obedecer.
Soy la Esclava de Dios, y los siervos no discuten las órdenes que reciben; las ejecutan José, aunque provoquen lágrimas de sangre.
María, mientras dice esto, llora silenciosamente, tan silenciosamente que José, agachado como está, no lo advierte hasta que no cae una lágrima al suelo.
Entonces, levanta la cabeza y — es la primera vez que le veo hacer este gesto — aprieta las manos de María entre las suyas, oscuras y fuertes.
Y besa la punta de sus rosados y delgados dedos, de esos dedos que sobresalen del anillo de sus manos como capullos de melocotonero.
– Ahora habrá que tomar las medidas necesarias para que…
José no sigue; mira al cuerpo de María, y Ella se pone como la púrpura…
Y se sienta de golpe para apartar sus formas de la mirada que la observa
– Habrá que actuar rápidamente.
Yo vendré aquí… Cumpliremos la ceremonia de la boda… La próxima semana. ¿Te parece bien?
– Todo lo que tú haces está bien, José.
Tú eres el jefe de la casa; yo, tu sierva.
– No. Yo soy tu siervo.
Yo soy el devoto siervo de mi Señor que crece en tu seno. Bendita tú entre todas las mujeres de Israel. Esta tarde aviso a los parientes.
Y después… ya estando yo aquí, nos dedicaremos a preparar todo para recibir…
¡Oh, cómo podré recibir en mi casa a Dios; en mis brazos, a Dios?
¡Moriré de gozo!… ¡Jamás podré osar tocarle!….
– Podrás, como yo, por gracia de Dios.
– Pero tú eres tú.
¡Yo soy un pobre hombre, el más pobre de los hijos de Dios!….
– Jesús viene por nosotros, pobres, para hacernos ricos en Dios.
Viene a nosotros dos porque somos los más pobres y reconocemos que lo somos.
Exulta, José. La estirpe de David tiene a su Rey esperado.
Y nuestra casa va a ser más fastuosa que el palacio de Salomón, porque aquí estará el Cielo y compartiremos con Dios el secreto de paz que después conocerán los hombres.
Crecerá entre nosotros dos. Nuestros brazos le servirán de cuna al Redentor durante su crecimiento, y nuestras fatigas le procurarán el pan…
¡Oh, José! Oiremos la voz de Dios llamándonos “¡Padre y Madre!” ¡Oh!….
María llora de alegría; ¡Un llanto tan feliz…!
Y José, arrodillado ahora, a sus pies, llora, con su cabeza casi oculta en el amplio vestido de María que cae, formando pliegues, sobre las pobres baldosas de la reducida estancia.
La visión termina en este momento.
Dice María:
Que nadie interprete erróneamente mi palidez.
No provenía de miedo humano. Humanamente no podía esperar sino la lapidación. Pero no temía por eso. Sufría por el dolor de José.
Y, en cuanto al pensamiento de que me acusara, no me turbaba tampoco por mí; lo único que me contrariaba era que él, insistiendo en acusarme, hubiera podido faltar a la caridad.
Cuando le vi, por este motivo, la sangre se me fue toda al corazón; era el momento en que un justo, ofendiendo a la Caridad, habría podido ofender a la Justicia.
Y el hecho de que un justo hubiera cometido una falta — él, que no la cometía nunca — me hubiera producido un dolor supremo.
Aunque breves numéricamente, los tres días de la pasión de José fueron de tremenda intensidad.
Como también la mía, esta primera pasión mía.
En efecto, yo comprendía su sufrimiento, y no podía aliviarlo en modo alguno, por obediencia al decreto de Dios que me había dicho: “¡Guarda silencio!”.
¡Ay, y, llegados a Nazaret, cuando lo vi marcharse, tras un lacónico saludo, cabizbajo y como envejecido en poco tiempo,
y no volver por la tarde como solía hacer, os digo, hijos, que mi corazón lloró con grandísima aflicción!
Sola, encerrada en mi casa, en la casa en que todo me recordaba el Anuncio y la Encarnación, y donde todo me recordaba a José, desposado conmigo en intachable virginidad,
tuve que resistir contra el abatimiento y las insinuaciones de Satanás, y esperar, esperar, tener esperanza.
Y orar, orar, orar, y perdonar, perdonar, perdonar, la sospecha de José, su movimiento interior de justa indignación.
Hijos, es necesario esperar, orar, perdonar, para obtener que Dios intervenga en favor nuestro.
Vivid también vosotros vuestra pasión, merecida por vuestras culpas. Yo os enseño a superarla y convertirla en gozo.
Esperad sin medida, orad con confianza, perdonad para ser perdonados; el perdón de Dios será, hijos, la paz que deseáis.
Si yo no hubiera sido humilde hasta el extremo límite — como he dicho a José — no habría merecido llevar en mí a Aquel que,
para borrar la soberbia en la raza, siendo Dios, se anonadaba a Sí Mismo hasta la humillación de ser hombre.
Te he mostrado esta escena, no recogida por ningún Evangelio, porque quiero atraer la atención, demasiado extraviada,
de los hombres hacia las condiciones esenciales para agradar a Dios y para recibir su continuo hacerse presente en los corazones.
Fe.
José creyó ciegamente en las palabras del enviado celeste. No pedía otra cosa sino creer, porque tenía la convicción sincera de que Dios era bueno
y de que el Señor no le depararía el dolor de ser un hombre traicionado, defraudado por su prójimo, un hombre de quien su prójimo se burlara, pues esperaba en el Señor.
No pedía otra cosa sino creer en mí, porque, siendo honesto como era, sólo con dolor podía pensar que otro no lo fuera.
Él vivía la Ley, y la Ley dice: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Nuestro amor hacia nosotros mismos es tanto que nos creemos perfectos aun cuando no lo somos; y, ¿Por qué, entonces, vamos a desamar al prójimo pensándole imperfecto?
Caridad absoluta.
Caridad que sabe perdonar, que quiere perdonar: perdonar de antemano, disculpando dentro del propio corazón las faltas del prójimo; perdonar en el momento, concediendo todos los atenuantes al culpable.
Humildad tan absoluta como la caridad.
Saber reconocer que se ha cometido falta incluso con el simple pensamiento, y no tener ese orgullo, que es más nocivo que la culpa antecedente, de no querer decir: “He cometido un error”.
Menos Dios, todos cometen errores. ¿Quién podrá decir: “Yo nunca cometo errores”?
Y esa humildad aún más difícil de saber callar las maravillas de Dios en nosotros— cuando el darle gloria no requiera proclamarlas — para que el prójimo, que no tiene esos dones especiales de Dios, no se sienta menos.
¡Oh, si quiere Dios, si quiere, se manifestará en su siervo! Isabel me “vio” como yo era cuando llegó la hora, y mi esposo supo lo que yo realmente era cuando le llegó la hora de saberlo.
Dejad que sea el Señor quien se preocupe de proclamaros siervos suyos.
Él tiene amorosa prisa de hacerlo, porque toda criatura elevada a una misión especial es una nueva gloria que se añade a la suya, ya infinita,
porque es testimonio de lo que el hombre es en el estado en que Dios lo quería: una perfección subordinada que refleja a su Autor.
¡Permaneced en la sombra y en el silencio, oh vosotros, predilectos de la Gracia, para poder oír las únicas palabras de “vida” que existen,
para poder merecer el tener sobre vosotros y en vosotros el Sol que, eterno, resplandece!
¡Oh, Luz beatísima que eres Dios, que eres la alegría de tus siervos, resplandece sobre estos siervos tuyos y así exulten en su humildad, alabándote a ti,
sólo a ti, que dispersas a los soberbios y en cambio elevas a los esplendores de tu Reino a los humildes que te aman.
Por ahora no os digo nada más.
Hasta pasado el triunfo pascual, silencio. Es la Pasión (esta revelación se la dio Dios a María Valtorta en Semana Santa).
Sed compasivos para con vuestro Redentor. Oíd sus quejidos, contad sus heridas y sus lágrimas, cada una de las cuales fue vertida por vosotros, fue padecida por vosotros.
Desaparezca cualquier otra visión ante esta que os recuerda la Redención que por vosotros se ha cumplido.
9 UNOS PADRES SANTOS
9 CONOCER A DIOS, ES EMPEZAR A AMARLO
La muerte de Joaquín y Ana fue dulce.
Después de una vida de sabia fidelidad a Dios en las pruebas.
Dice Jesús:
– Como un rápido crepúsculo de invierno en que un viento de nieve acumule nubes en el cielo,
la vida de mis abuelos conoció rápida la noche, una vez que su Sol se había quedado fijo resplandeciendo ante la sagrada Cortina del Templo.
Pero, ¿Acaso no fue dicho: “La Sabiduría inspira vida a sus hijos, toma bajo su protección a los que la buscan… Quien la ama ama la vida, y quien está en vela por ella gozará de su paz. Quien la posee heredará la vida…
Quien la sirve rendirá obediencia al Santo, y a quien la ama Dios lo ama mucho… Si cree en ella la tendrá como herencia y le será como tal confirmada a su posteridad porque lo acompaña en la prueba.
En primer lugar le elige, luego enviará sobre él temores, miedos y pruebas, le atormentará con el flagelo de su disciplina, hasta haberle probado en sus pensamientos y poder fiarse de él.
Mas luego le dará estabilidad, volverá a él por recto camino y le alegrará. Le descubrirá sus arcanos, pondrá en él tesoros de ciencia y de inteligencia en la justicia”
Sí, todo esto fue dicho. Los libros sapienciales son aplicables a todos los hombres, que en ellos tienen un espejo de sus comportamientos y una guía.
Mas dichosos aquellos que puedan ser reconocidos como amantes espirituales de la Sabiduría. Yo me circundé de una parentela mortal de sabios.
Ana, Joaquín, José, Zacarías y, más aún, Isabel y luego el Bautista, ¿No son, acaso, verdaderos sabios?
Y eso sin hablar de mi Madre, en la cual la Sabiduría había hecho morada.
Desde la juventud hasta la tumba, la Sabiduría había inspirado a mis abuelos la manera de vivir de forma grata a Dios;
y, como un toldo que protege de la violencia de los elementos, los había protegido del peligro de pecar.
El santo temor de Dios es base del árbol de la sabiduría, que, a partir de aquél, se desarrolla impetuoso con todas sus ramas para alcanzar con su copa el amor tranquilo en su paz,
el amor pacífico en su seguridad, el amor seguro en su fidelidad, el amor fiel en su intensidad, el amor total, generoso, activo de los santos.
“Quien la ama ama la vida y recibirá en herencia la Vida” dice el Eclesiástico.
Pues bien, esto se funde con mi: ‘Aquel que pierda la vida por amor mío, la salvará”.
Porque no se habla de la pobre vida de esta tierra, sino de la eterna; no de las alegrías de una hora, sino de las inmortales. Joaquín y Ana la amaron en ese sentido. Y ella estuvo con ellos en las pruebas.
¡Cuántas, vosotros, que, pensando que no sois completamente malvados, querríais no tener que llorar ni sufrir nunca! ¡Cuántas pruebas sufrieron estos dos justos que merecieron tener por hija a María!
La persecución política que los arrojó de la tierra de David, empobreciéndolos excesivamente.
La tristeza de ver caer en la nada los años sin que una flor les dijese: “Yo os continuaré”.
Y luego la congoja por haberla tenido a una edad en que ciertamente no la iban a ver hacerse mujer.
Y, más tarde, el tener que arrancarse de su corazón esta flor para depositarla sobre el altar de Dios.
Y el vivir en un silencio más oprimente aún que el primero, ahora que se habían acostumbrado al gorjeo de su tortolita, al rumor de sus pasitos, a las sonrisas, a los besos de su criatura y esperar en el recuerdo la hora de Dios.
Y más, y más todavía: enfermedades, calamidades por la intemperie, abusos de los poderosos… muchos golpes de ariete contra el débil castillo de su modesta prosperidad.
Y no acaba aquí todo: el dolor de esa criatura lejana, que se quedaba sola y pobre, y que, a pesar de todas las atenciones y todos los sacrificios, no tendría sino un resto del bien paterno.
¿Y cómo podía encontrarlo, si durante años todavía quedaría yermo, cerrado, esperándola? Temores, miedos, pruebas y tentaciones. Y fidelidad, fidelidad, fidelidad, siempre, a Dios.
La tentación más fuerte: no negarse el consuelo de su hija en torno a su vida ya declinante. Pero, los hijos son de Dios antes que de los padres.
Todos los hijos pueden decir lo que Yo le dije a mi Madre: “¿No sabes que debo ocuparme de los intereses del Padre de los Cielos?”.

52. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres. Lucas 2, 52
Y todas las madres y todos los padres deben aprender la actitud a guardar en estos casos, mirando a María y a José en el Templo, a Ana y a Joaquín en la casa de Nazaret, cada vez más vacía y triste,
aunque, no obstante, en ella una cosa no disminuyese nunca, sino que, al contrario, crecía cada vez más: la santidad de dos corazones, la santidad de una unión matrimonial.
¿Qué luz le queda a Joaquín, enfermo; qué luz le queda a su dolorida esposa en las largas y silenciosas tardes propias de ancianos que se sienten morir?
Los vestiditos, las primeras sandalitas, los pobres juguetitos de su criatura lejana, y los recuerdos, los recuerdos, los recuerdos.
Y, con éstos, una paz que proviene del poder decir: “Sufro, pero he cumplido mi deber de amor hacia Dios”.
Pues bien, he aquí que se produce una alegría sobrehumana de celestial brillo, no conocida por los hijos de este mundo,
y que no se opaca por el hecho de que un grave párpado descienda sobre dos ojos que mueren,
sino que en la postrera hora resplandece más,
e ilumina verdades que habían estado dentro durante toda la vida, cerradas como mariposas en su capullo,
que daban señales de estar dentro de ellos sólo por unos suaves movimientos de ligeros destellos, mientras que ahora abren sus alas de sol mostrando las palabras que las decoran.
Y la vida se apaga en el conocimiento de un futuro beato para ellos y para su estirpe, bendiciendo a su Dios. Así fue la muerte de mis abuelos, como era justo que fuera por su vida santa.
Por la santidad merecieron ser los primeros depositarios de la Amada de Dios, y, sólo cuando un Sol mayor se mostró en su vital ocaso, ellos intuyeron la gracia que Dios les había concedido.
Por la santidad que tuvieron, Ana no padeció la tortura propia de la puérpera, sino que experimentó el éxtasis de quien llevó a la Sin Culpa.
No sufrieron la angustia de la agonía, sino que fueron languidez que se apaga, como dulcemente se apaga una estrella cuando el Sol sale con la aurora.
Y, si bien no experimentaron el consuelo de tenerme como Encamada Sabiduría, como me tuvo José,
Yo, no obstante, estaba allí, invisible Presencia que decía sublimes palabras, inclinado hacia su almohada para adormecerlos en la paz en espera del triunfo.
Hay quien dice: “¿Por qué no debieron sufrir al generar y al morir, puesto que eran hijos de Adán?”.
A éste le respondo: “Si el Bautista, hijo de Adán y concebido con la culpa de origen, fue presantificado en el seno de su madre porque Yo le visité,
¿ninguna gracia va a haber recibido la madre santa de la Santa sin Mancha, de la Preservada por Dios que llevó consigo a Dios en su espíritu casi divino y en el corazón embrional,
y que no se separó nunca de Él desde que fue pensada por el Padre, desde que fue concebida en un seno, hasta que retornó a poseer a Dios plenamente en el Cielo para una eternidad gloriosa?”.
A éste le respondo: “La recta conciencia proporciona una muerte serena y las oraciones de los santos os obtienen tal muerte”.
Joaquín y Ana tenían toda una vida de recta conciencia a sus espaldas, y ésta se alzaba como sosegado panorama y los guió hasta el Cielo;
y tenían a la Santa en oración por ellos, sus padres lejanos, ante el Tabernáculo de Dios.
Dios, Bien supremo, era antes que ellos, pero Ella amaba a sus padres, como querían la ley y el sentimiento, con un amor sobrenaturalmente perfecto.
F79 LA FE VERDADERA Y SOBRENATURAL
Dios reconoce a sus siervos en aquellos que creen en Él y obedecen su Voluntad.
Los herederos le fueron prometidos a Abraham por su Fe. Y la herencia nos será dada por nuestra Fe.
Tener la Ley y no cumplirla porque NO se tiene Fe, ocasiona la pérdida del Reino Celestial.
¿Y cómo cumplir la Ley, si NO se cree en las verdades reveladas por Dios?
Cuando Premio y Castigo. Eternidad, Infierno, Paraíso, Resurrección de la Carne y Juicio Divino,
SON DESPRECIADOS COMO CUENTOS. Cuándo la DUDA sobre la existencia de Dios hace olvidar la Ley ¿De qué ayuda sirve conocer el Códice de la Vida?
¿Cuál escudo contra los fomes y las tentaciones queda…?
¿Si NO teniendo la Fe, ya nadie se cuida por vivir la Doctrina?
La Fe de Abraham, fue la Fe Perfecta.
El que tiene Fe no puede perecer. El que tiene Fe, tiene en sí el medio que le impide ofender irreparablemente al Padre.El que tiene Fe, cree en Jesús como Dios y le cree a Jesús, obedeciendo su Palabra.
El que tiene Fe cree en el Amor que ama y cree que tiene a Dios en sí.
El que tiene a Dios, está vivo espiritualmente y NO puede conocer la Muerte Eterna.
El que tiene Fe, conquista el Reino de Dios para su interior en la jornada terrena.
Y Dios es su Rey, su amigo, su Maestro, su Tesoro, Luz, Camino, Verdad, Vida.
Y en la otra Vida, eterna y beatífica posesión.
Quien cree, invoca al Señor y se salva.
Aprende a amar y a vivir en Dios, sirviéndole a la manera de que Él desea ser servido.
Y Él premia y espera a los que de modos diversos y con variedad de misiones; habiendo recibido de Él, los dones necesarios para realizarlas, las llevan a cabo con amor y con alegría.
¿CÓMO SE VIVE LA FE?
Las almas que están alejadas de Dios, están heridas. Lloran, sufren y arrastran fardos muy pesados; porque la tiranía de Satanás es muy feroz y muy cruel.
Y la Fe es como un bálsamo que medica a los intoxicados por el dolor.
Como pan que cae en un barril de miel que lo penetra de su dulzura, es el alma que cree firmemente en Él.
Aunque esté rodeada por el sufrimiento que entraña la lucha que debe sostener en su vida terrena.
NO BASTA CON CREER EN LA EXISTENCIA DE DIOS.
“Los demonios también creen y sin embargo tiemblan.”
Hay que amar y obedecer su Doctrina.
FE Y ESPERANZA.
El hombre fue creado para amar y adorar a Dios.
El cuerpo humano, es un magnífico Templo Vivo que contiene un altar y sobre el altar debe estar Dios.
Pero Dios NO está donde hay corrupción.
Por esto el cuerpo del impuro tiene el altar consagrado pero sin Dios, porque en el corazón hay un ídolo: el Placer.
A TRAVES DE LA IMPUREZA ENTRA LA INCREDULIDAD.
El que vive entregado a los placeres ha destruido la Fe y por eso es imposible para él, aceptar las verdades reveladas en el Evangelio.
Con la lujuria del cuerpo, se destruye la Fe que Dios ha donado al alma al crearla. Y por eso el impuro solo cree en lo que puede aceptar y desmenuzar.
El Placer, es su dios. El materialismo, su vida. La muerte, su terror.
La lujuria fortalece la incredulidad. Ofusca la Fe, quita la Esperanza y destruye la Caridad.
El impuro NO conoce el amor verdadero y NO sabe amar. La lujuria nace del corazón y esclaviza al cuerpo.
El alma que NO es pura, no puede creer. NO puede conocer a Dios y mucho menos amarlo.
Porque para conocer a Dios verdaderamente, es preciso santificar el cuerpo que lo recibe.
Para purificar el altar que es el corazón, es preciso subir los escalones de las virtudes y hacer el sacrificio de la carnalidad.
Y desangrar las venas de la lujuria, hasta colocar la ofrenda: el alma.
Que víctima por el amor, se ofrece a Dios como un sacrificio vivo y santo.
Y que amando a Dios sobre todas las cosas, es capaz de decir:
‘Crucifícame Señor porque te amo y quiero agradecerte que dieras tu vida por mí, ofreciéndote la mía.’
La Fe siempre está unida a la Esperanza.
La rebeldía contra Dios: el Pecado, mata la Esperanza.
Y los que la pierden se burlan de las verdades eternas. No tienen Fe y menos Caridad.
Es una gran desgracia no creer y no seguir a Dios.
Se pierde la brújula de la vida y el hombre se vuelve ciego, con una ceguera peor que la física.
Y es entonces que se hacen presas fáciles de la desesperación.La virtud de la Esperanza consiste en suspirar constantemente por la posesión del Amado.
Trabajando por la Gloria de Dios y tratando de alcanzarlo siguiendo el Camino de la Cruz.
La esperanza ha sido puesta como puente que une la Fe y la Caridad, porque sin esperanza NO puede existir la Fe y sin esperanza, muere la Caridad.
Fe presupone Esperanza segura.
¿Cómo puede creer de llegar a Dios, si no se espera en su Bondad?
¿Cómo sostenerse en la vida, si no se espera en la eternidad?¿Cómo poder persistir en la Justicia, si no nos anima la esperanza de que a cada acción buena nuestra la vea Dios y que por ella nos premie?
El hombre tiene necesidad de esperar para poder amar.
Los desesperados dejan de amar.
El hombre espera, para poder creer y cree para amar.
La Esperanza hace dulce la vejez y le quita el terror a la muerte.La esperanza de ver a Dios hace soportable la vida.
El Mundo NO cree en Dios y por eso NO tiene Esperanza.
Está sumergido en la ‘Auto idolatría’.
El Mundo NO cree que Dios sea Padre Omnipotente y Amoroso.
El Mundo NO sabe tener humildad para volverse hacia Él, en busca de ayuda; mientras padece atormentado en manos de su Feroz Enemigo.
Si el Mundo supiese lo doloroso que es para Dios, no poder ayudarlos y hacerlos siempre felices, porque la falta de Fe abre un abismo entre Dios y el hombre.
EL PECADO ES UNA BARRERA INFRANQUEABLE…
PARA QUE LAS ORACIONES PUEDAN SER ESCUCHADAS Y RESPONDIDAS.
Han matado el amor. Donde impera el egoísmo, NO hay amor.
LA FE Y EL ABANDONO.
Lo único necesario para entender todo, es Dios. Todo lo que Él quiera darnos es un don al que NO tenemos derecho.
La experiencia más maravillosa para un alma, es llegar a ser un confidente de Dios y para llegar a vivirlo, es necesario el Abandono Total y con una Fe Absoluta.
Es la intimidad de los hijos con su Padre. Total y ciegamente abandonados al Padre que obra como Él quiera.
Y los hijos que se dejan conducir sin intentar saber siquiera hacia donde su Padre los conduce…
Porque se está plenamente seguro en su Infinita Bondad y en que Él solamente quiere nuestro bien.El que vigila en aumentar la Fe se convierte en un vencedor y aprende a amar a Dios.
Las pruebas de la vida hacen brillar el oro de nuestra fe.
El alma sabe que Dios le ama y conoce su Poder.
Dios conoce perfectamente al alma que creó y nunca permite pruebas que NO puedan soportar.
Cuanto más se ama, más se obtiene.
Amar es saber esperar y creer, sobre toda medida y sobre toda realidad por más contraria e imposible que parezca, respecto a la promesa recibida.
Los motivos de Dios, parecen a veces crueles y dolorosos…Pero Daniel nunca hubiese dejado testimonio del Poder de Dios, si Dios NO hubiese permitido que fuese arrojado al foso de los leones.
La Fe Perfecta es la que cree contra toda esperanza y la Fe se encuentra más fácilmente en el dolor, que en la alegría.
Es fácil creer y ser buenos, cuando la vida tiene una fluida placidez.
Pero hay que saber perseverar en las pruebas.El alma que ama, siempre acepta la Voluntad de Dios en su vida.
Su Fe aumenta aunque las circunstancias parezcan decirle que Dios la ha abandonado…
Y ella sigue amando a pesar de todo.
En el abandono de Dios, el alma enloquece de desesperación, para salvar a otros de sus desesperaciones.Y es en esos momentos cuando la Fe verdaderamente es el único soporte para resistir.
Hay que prenderse del Cielo, por más que parezca lejano.
Con las tres divinas virtudes, todo es más fácil, aún en las desventuras.
Porque el yugo de Dios es un yugo ligero que oprime solo la carne, pero deja libre el espíritu.
Cuando el alma aprende a conocer al Adversario y al mismo tiempo avanza en el conocimiento de Dios, todas las cosas se vuelven muy claras.
Y muy clara es también la pavorosa guerra espiritual en la que estamos envueltos todos.
A Jesús también lo tacharon de Loco.
Herodes lo vistió como un loco y lo paseó por las calles de Jerusalén, con el vestido blanco que era el símbolo de la locura.
Pero la perfidia de Satanás NO se detiene en que los demás nos señalen como desquiciados perdidos.
El tormento más doloroso es cuando se lanza con toda su artillería, para hacernos dudar de nosotros mismos…
Y el alma recibe un tremendo y encarnizado bombardeo de dudas que NO dan tregua.
Como todos los demás ardides le han fallado, porque el alma resiste todos sus ataques desde el exterior.
Y como no puede atraparnos de otra manera, empieza a insinuar que están equivocadas en la misión en que están trabajando y que no es más que un ‘yo’ desquiciado, el que pretende creerse un predilecto de Dios:
‘¿Cómo crees que Dios habría podido fijarse en ti?…’ Por favor. Eres estúpido ¿O qué?…
Y se lanza a fondo con lo que considera nuestras debilidades, tratando de desalentar para seguir adelante.¡Este es el momento de invocar a la Madre Santísima!
María siempre acude en nuestra defensa y Satanás huye de su Presencia, porque no la soporta…
La Vencedora es nuestra Madre y su protección es invaluable en los momentos del combate.
La alegría y la paz que comunica Jesús a nuestra alma, hacen que se disipe la tormenta y la Fe aumenta después de la tremenda sacudida.
No hay que olvidar que la DUDA es el primer paso para la desesperación.Y la Fe verdadera es la única salvación y la defensa para los dardos encendidos de Satanás que busca abatir con la Duda.
El que cree con todo, contempla la gloria de Dios.
Hay que pedir que nuestra fe humana, sea fortalecida con LA FE SOBRENATURAL.LA FE Y EL PODER.
El milagro es la prueba de la Presencia de Dios.
La santidad y los prodigios por el amor de Dios se unen para convencer a los hombres, de las verdades sobrenaturales contenidas en el Evangelio.
“En verdad os digo:
EL QUE CREA EN MÍ, HARÁ LAS MISMAS OBRAS QUE YO HAGO.Y HARÁ MAYORES AÚN, PORQUE YO VOY AL PADRE.”
Dios, para apoyar las enseñanzas del Evangelio, realiza los prodigios y los milagros.
Dios concede este don del Espíritu Santo a quién Él quiere y solo la Justicia lo conserva con una vida santa.
Los milagros acompañan la predicación de la Palabra y su única finalidad es conquistar el alma para Dios.
Porque el milagro nació de la Bondad de Dios, que quiere sanar al hombre de manera integral.
El milagro es siempre prueba de la Presencia de Dios y NO puede realizarse donde hay Pecado y NO hay voluntad de arrepentimiento.
Los milagros son señales para los incrédulos y NO para que los santos se procuren comodidades.
De Dios viene el poder que hace los milagros y convierte al evangelizador en portador de la Bondad de Dios entre los hombres.
Las almas se acercan buscando la salud del cuerpo. La Palabra que evangeliza, concede la salud completa.
La salud del cuerpo debe ser la preparación, para la búsqueda de la salud del espíritu.
La verdadera Fe no pide milagros para creer. LA FE VERDADERA CREE, PARA OBTENER MILAGROS. Dios Está con quién lo ama. Jesús no fue exterminado porque se sujetó a la muerte.
Él es todavía más poderoso y para siempre, desde que Resucitó.
Nuestra santidad amará su Doctrina y debemos ser celosos de nuestra perfección y NO del don que Él nos ha trasmitido
Dios NO obra milagros donde hay Incredulidad y Odio.El exceso de carnalidad impide los milagros.
El que NO tiene la Fe que espera contra toda esperanza, NO obtiene milagros.
Porque es la falta de FE ACTIVA, lo que anula los milagros. Todo es posible para Dios.
Él lo único que exige al hombre para actuar, es Fe.
El hombre OBSTRUYE el Poder de Dios, con su Desconfianza.
El Espíritu Santo da una Fe intrépida, capaz de realizar las señales necesarias que convierten en testigos a los verdaderos cristianos…
Y los milagros suceden dentro de las pruebas más dolorosas. Jesús era amigo de Lázaro. En lugar de sanarlo, permitió que muriera…
Y así el Evangelio nos regala el más portentoso de los milagros de Jesús.
Las hermanas de Lázaro, esperaron contra toda esperanza y vieron a su hermano resucitado después de cuatro días en el sepulcro.
Ante semejante milagro, los humildes se arrodillaron y Adoraron a Dios en Jesús.
Los soberbios aumentaron su Odio y decidieron su Muerte.NO quisieron arrodillarse y por eso lo crucificaron.
El Milagro de la resurrección de Lázaro, debió convencer al Mundo de que Jesús es Dios.
Y en lugar de Adorarlo, lo mataron.
El Milagro de la Resurrección de Jesús y el de la Eucaristía, debieron convencer al Mundo de las verdades contenidas en el Evangelio:
Y el Mundo sigue obstinado en NO aceptarlo.
LA FE DEL ALMA HUMILDE,
ES LA FUENTE DE PODER.
Cuando Jesús resucitó a Lázaro, invocó la ayuda del Padre Celestial, para enseñarnos como la Oración es indispensable para obtenerlos de manera infalible.
Él agradeció el haber sido escuchado y dio la fórmula de los milagros: Humildad en la petición + Fe segura que actúa ante un público hostil y expectante + Agradecimiento rápido y anticipado, prueba firme de la Fe segura…
Lázaro recibió la Efusión vital de Dios.
Y la Vida retorna.La potencia del milagro emanaba de Jesús continuamente.
Él vino a traer a Dios a la Tierra, para llevar a los hombres a Dios y para abrir los diques del Amor que se habían cerrado desde el Pecado.
Y el amor se ha expandido desde entonces, desde el pequeño mundo de Palestina, para envolver toda la Tierra y toda la Humanidad.
Para el que sabe amar de manera absoluta y perfecta…
¿Cómo habrá amado Jesús a la tierra de Nazareth, de donde salió para Evangelizar al Mundo? Y sin embargo fue la tierra más hostil y cerrada para sus ríos de Amor y Omnipotencia.
¿Cómo hubiera consolado sus miserias espirituales y físicas y cuanta Luz hubiera dado a los corazones si NO se hubieran opuesto la Incredulidad y el Odio?…
Nazareth fue el ejemplo de cómo estos dos obstáculos, impiden que la Gracia de Dios se derrame.La Incredulidad y el Odio rechazaron a la Divinidad, porque voluntariamente querían ser hombres sin Dios.
Los Fariseos negaron a Cristo como Mesías y mataron al Verbo de Dios.
¿Cómo es posible matar a Cristo en la actualidad?
Realizando el Deicidio voluntario…
En cada corazón que se niega a Reconocerlo, a arrepentirse, a convertirse…
Y DESPRECIANDO el Precio Infinito que Él pagó por todas y cada una de las almas, rehusándose a aceptarlo como Salvador
Y decidiendo Odiarlo, en lugar de amarlo y amar su Doctrina.El noventa y nueve por ciento de los hombres vive como los fariseos de aquel tiempo y actúan con los mismos sistemas: Niegan que niegan a Dios.
Intereses, soberbia, dureza de corazón, lujuria, avaricia, gula.
Todos los egoísmos son la base de su vida y el código de sus acciones, mientras se golpean el pecho con fervientes apariencias de piedad.
Considerándose ‘buenas personas’, mucho mejores que las demás.
Piden señales y aunque resucitara un muerto, NO lo aceptarían.
Niegan a Dios, negando que lo nieguen.
Sofocan la Fe con el Racionalismo y la matan bajo las piedras de su ciencia.
El Mundo es enemigo del alma porque Satanás lo usa como una de sus principales armas para alejar al hombre de Dios, sumergiéndolo en la vorágine de sus seducciones.
Al Mundo se le vence con la Fe.
La Fe que certifica que Jesucristo nuestro Señor es Verdadero Dios y Verdadero Hombre.
Que por Amor nuestro tomó carne en el seno de María y nació no por obra humana, sino por Esponsales Divinos.
Murió por nosotros sobre la Cruz, para darnos toda su Preciosísima Sangre, pidiendo a cambio solo:CREER, ESPERAR, AMAR…
Jesucristo señaló el camino de regreso al Cielo, con sus huellas ensangrentadas.
Si queremos seguirlo: tendremos nuestro propio Baño de Sangre.
El que quiera elevarse deberá aprender a: MORIR…
AMANDO.
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONÓCELA
R115 LAS PRUEBAS DE MARÍA
La Gracia de Mi Señor vuestro Dios, es para todos vosotros. Mi Señor y Mi Dios, vuestro Dios, derrama Sus Bendiciones, Su Amor, Sus cuidados, sobre cada una de las almas creadas. Pero, vosotros, ¿Qué hacéis para retener esa Gracia en vosotros?
Yo como Madre vuestra, también os cuido Mis pequeños. Ciertamente, sois hijos de Mi Señor y Mi Dios y procuro que vosotros estéis dispuestos de la mejor forma en vuestra alma, para recibir dignamente los regalos tan grandes que recibís en todo momento de Mi Dios, vuestro Dios.
Entended Mis pequeños, en todo momento estáis recibiendo Bendiciones de Nuestro Dios. Vosotros ya no os dais cuenta de ello o NO os ponéis a recapacitar y a meditar todas estas Bendiciones que recibís. Cuando Yo os digo “en todo momento” para que entendáis, simplemente os pongo un ejemplo contundente, que es el Don de la vida.
Se os ha dicho ya en varias ocasiones, que la vida que tenéis viene de Nuestro Dios y Señor. Si Él dejara de veros, de cuidaros, en ese momento vuestra vida terminaría.
Esto os lo digo así, para que os deis cuenta que en todo momento, Nuestro Dios y Señor, está atento a la vida de cada uno de vosotros.
Es muy tonto decir, como a veces muchos de vosotros exclamáis: “es que Dios no se acuerda de Mí” o también decís: “Él está ocupado con tantas cosas, que ni se acuerda de Mí” y muchas otras cosas más decís.
Pero con lo que os acabo de decir, de que Él está cuidando la vida de cada uno de vosotros, es más que claro que vosotros estáis ante Su Presencia, ante Su Cuidado y está viendo por vosotros en todo momento, para mantener el Don de la vida, que Él os ha concedido…
Y Le podáis servir y luego podáis ganaros el Reino de los Cielos.
Cuando vinisteis a servir a vuestro Dios aquí a la Tierra, Él se comprometió con vosotros de cuidaros en todo momento… Y ese “todo momento” NO tiene descanso Mis pequeños, estáis en todo momento en el Pensamiento y en el Corazón de vuestro Dios.
Así que, antes de que volváis a querer decir que vuestro Dios no se acuerda de vosotros; que ciertamente es un error gravísimo, meditéis y calléis. Y antes que nada, agradeced que vuestro Dios, vuestro Padre, vuestro Creador, que os está cuidando, está velando por vosotros en todo momento.
Llegará un momento en que Lo conoceréis y Lo veréis Cara a cara. conoceréis Su Amor, os daréis cuenta Quién es vuestro Dios y todo lo que recibisteis de Él, desde el momento de vuestra concepción… Y por qué se os concedió el Don de la vida.
NO seáis ingratos con vuestro Creador, Él es Puro Amor y si algo sucede en vuestra existencia, Él está velando por vosotros, está viendo por vuestro bien, porque Él es Puro Bien. Aceptad de corazón, lo que venga a vuestra vida, es para vuestro bien.
A veces, tendréis que esperar mucho tiempo, a veces poco; pero el final, será bellísimo y lo agradeceréis infinitamente. Todos vosotros a lo largo de vuestra existencia, tendréis pruebas. Algunas, para que os reforcéis en la Fe y en el Amor.
Otras, para que os acerquéis más fuertemente a Su Corazón. Otras más, para que os deis cuenta de que debéis vivir en humildad y en un sometimiento total a la Voluntad de vuestro Dios y Señor.
Yo Soy el Ejemplo Fiel de lo que os sucede. Yo Misma, también fui probada y fue una Prueba muy fuerte.
Una prueba que en cierto momento, merecería a la muerte… Porque Me tomó el Santo Espíritu y Me dio la Vida en Mi Vientre, de Aquél que fue vuestro Salvador.
Vosotros NO estáis en ese momento fuerte, en el que os estéis jugando vuestra vida. Yo, Me estaba jugando la vida, pero acepté la Voluntad de Nuestro Padre, de Nuestro Dios y ved el Regalo que obtuve al final: al Salvador. El Mesías, se desarrolló en Mi Vientre.
¡Qué Alegría, qué Honor! Y todo eso Me lo concedió Nuestro Dios y Señor, porque acepté Su Voluntad sin ponerLe ninguna restricción. Me di en totalidad por Él, Me di en totalidad por vosotros.
Os digo esto Mis pequeños, para que confiéis plenamente en vuestro Dios. Si vosotros Lo estáis siguiendo, si vosotros creéis en Él firmemente, si vosotros NO tenéis duda de que vuestro Dios os ve, os guía, os consiente, os prueba; pero sobre todo, OS AMA, NO TEMÁIS.
Simplemente, dejad que Él se manifieste en vosotros, como se Manifestó plenamente en Mí, Su Sierva.
Amad fuertemente a Nuestro Dios. AmadLo podría decir con locura, porque NO HAY ningún amor en la Tierra, que se pueda parecer al Amor que Nos da Nuestro Dios.
¡Tanto Amor, tanta Dulzura, tanta Delicadeza! Cada uno de vosotros habréis sentido en algún momento de vuestra vida, Su Presencia.
Su trato siempre delicado, sin que os fuerce en ningún momento. OS DA LA LIBERTAD TOTAL, para que escojáis el seguirLe o el traicionarLo y darLe la espalda. O Le dais alegría o Le dais tristeza.
Vosotros mismos ahora, podréis juzgaros. Si estáis recibiendo solamente bienes de parte de Nuestro Dios, ¿Acaso Él se merece que Le paguéis con males, con traición, con grosería, con pecado?…
¿Verdad que NO, Mis pequeños? Si realmente amáis a vuestro Dios, amadLe. AMADLE con todas vuestras fuerzas, con todo vuestro amor.
Dejad que desde el Cielo os ilumine Mi Señor y Mi Dios. PedidLe a la Comunión de los Santos que os ayuden a entender vuestra misión, que os ayuden a llevarla con la mayor perfección posible, como Nuestro Dios y Señor se merece.
Venid a Mí, Mis pequeños. Soy vuestra Madre, la Siempre Virgen María, que también velo continuamente por vosotros. Yo, como Madre vuestra os instruyo, os aconsejo y os explico tantas cosas tan bellas, que vienen de Nuestro Dios y Señor.
Venid a Mí y pedidMe Consejo y Me daréis gran alegría, porque os podré hablar de Mi Señor y Mi Dios y Me daréis esa alegría de transmitiros las Verdades del Cielo, Sus alegrías y el futuro que os espera, tan bello, tan santo, tan puro.
Es tan bello todo lo viene de Nuestro Dios y cada uno de vosotros está llamado a regresar al Reino de los Cielos.
Fuisteis creados para producir Amor.
Hacedlo Mis pequeños.
La humanidad necesita del Amor de Nuestro Dios. Necesita conocer también, Su Perdón.
Venid a Mí Mis pequeños, para que os ayude a apreciar las bellezas que os tiene preparadas Nuestro Dios para toda la Eternidad.
DejadMe Mis pequeños, que os enamore del Amor de Nuestro Dios. DejadMe Mis pequeños, que os lleve hasta la profundidad del Corazón de Mi Hijo. PermitidMe Mis pequeños, que os llene de Mi Amor, que es el Amor de la Trinidad en Mí.
Lo que ahora vivís; por un lado es una prueba para vuestra fidelidad hacia el Amor Infinito de Nuestro Dios. Por otro lado, es para engrandecer el Reino de Nuestro Dios y con eso os ganaréis más Gloria en el Reino de los Cielos.
Mientras más hagáis en la Tierra, por que conozcan el Amor y las Verdades enseñadas por Mi Hijo, más grandes seréis en el Reino de los Cielos.
Os he dicho que Nuestro Padre, Nuestro Dios, vela por cada uno de vosotros en todo momento. NO hay segundo que NO esté con vosotros. Os conoce perfectamente. Tratad pues Mis pequeños, de complacerLe a Quien con todo Amor os creó. ¡Valéis tanto para Él!
Vosotros NO tenéis idea de lo que valéis para vuestro Dios, vuestro Creador.
Cuando Él crea a un ser, le da capacidades que vosotros NO tenéis idea aún, de lo que podéis hacer. Pero primeramente OS PRUEBA, para ver si sois merecedores de todo lo que Él tiene pensado daros. Todos esos regalos y más, se os van dando a lo largo de vuestra existencia y se incrementarán cuando hayáis cumplido vuestra misión aquí en la Tierra, cuando vuestra alma se libere de vuestro cuerpo.
Vuestras potencias espirituales, también se liberarán y os daréis cuenta de todo lo que hizo vuestro Dios y Creador por vosotros. El cuerpo, afectado por el Pecado Original os limita… Pero ya liberados, gozaréis infinitamente todo lo que tenéis, todo lo que se os ha otorgado…
Pero especialmente el Amor. Por eso, tanto os lo insistió Mi Hijo. Toda Su Evangelización, se resume en ello: el Amor.
El Amor primeramente hacia vuestro Creador. Luego, el Amor hacia vuestro Salvador. luego el Amor de Mi Santo Esposo, el Espíritu de Amor, que os da las capacidades para amar, para servirLe a vuestro Dios en Su Santísima Trinidad…
Y os da las Potencias del Alma que cada uno recibe primeramente, para cumplir su misión y posteriormente, como regalo eterno por haber cumplido correctamente con lo que se os pidió.
¡Es tanto el Amor que se derrama sobre cada uno de vosotros, que debierais estar agradeciendo día y noche lo que tenéis…! ¡Y que con Fe, debéis aceptar!
Agradeced. AGRADECED en todo momento que vuestro Creador, vuestro Dios, NO aparte de vosotros Su Vista NI Sus Bendiciones, ni por un segundo. Sois Su Creación, sois Su regalo si vivís para Su Bien, si vivís para Su Voluntad. Si vivís para expandir Su Amor sobre la Tierra.
Amaos los unos a los otros, os pidió Mi Hijo y os lo pido Yo ahora, Mis pequeños.
MOMENTOS DIFÍCILES SE VENDRÁN.
Dejaos pues que el Amor Infinito de la Santísima Trinidad, os colmen plenamente. Os transformen y así podáis entender tanto Amor que recibís de vuestro Dios. Y de esta forma, también sepáis agradecerLe a vuestro Dios, como Él se merece.
Que la Paz de vuestro Dios en Su Santísima Trinidad quede en cada uno de vosotros.
Yo os bendigo en Nombre de Mi Padre, en Nombre de Mi Hijo, en Nombre de Mi Esposo, el Santo Espíritu de Dios y en Mi Nombre, María, la Sierva del Señor.
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CORREDENTORA, HEROÍNA Y SACERDOTISA
Con la Redención, Jesús recuperó todo lo que Adán despilfarró. Y lo más importante entre lo que recuperó, fueron las almas deformes y los espíritus mutilados de su esencia: La Capacidad de Amar.
Cristo muriendo, ruega por los enemigos de Dios, para que tengan el Perdón y vuelvan a la justicia. Jesús es el restablecedor del Orden.
El Perdón es Amor. Y es la medicina más amarga, pero más efectiva para empezar a reconstruir el alma.
El Odio ofusca la paz. Y su látigo fustiga sin piedad al hombre, por la violencia contenida en su interior.
La felicidad está en Dios, porque Él da la alegría que da la Paz.
Él da la continencia para el dominio de las pasiones. Él da la resignación, la paciencia, todas las virtudes que son necesarias.
MARIA ES LA CORREDENTORA
La Madre NO es diferente del Hijo. NO en la naturaleza humana, sino en la misión sobrenatural de la Redención.
El Hijo para tocar el ápice del Dolor, debía probar la separación del Padre: en el Getsemaní, sobre la Cruz. Fue el Dolor llevado a la altura y severidad infinitas.
La Madre, para tocar el ápice del Dolor, debía probar la separación del Hijo: En los Tres Días de la Sepultura.
Entonces María estuvo sola. La sostenían solo la Fe, la Esperanza y la Caridad. Pero Él estaba ausente.
Fue la espada NO configurada, pero traspasante y hurgante en su corazón. NO murió porque Dios NO quiso. Pero para la Madre, haber quedado privada del Hijo. ¡Y con qué muerte! De la unión con su Hijo… Fue de tal Espasmo que sin una gracia especial, hubiese muerto.
En aquella Hora Dolorosísima. En el Mar de Dolores que fue la vida de la Virgen, consagrada al Supremo Dolor y a la Suprema Alegría desde su concepción.
Ella, la Purísima Corredentora, debió dar su ‘Sí’, para completar lo que le faltaba a la Pasión de Jesús.
María es la Corredentora. Por lo tanto siendo TODO en Ella inferior solamente a Dios, también su Dolor debía ser cual ningún dolor de criatura humana, alcanzará nunca de ser.
María nació Inmaculada porque fue consagrada a Dios por sus padres, antes de ser concebida y amó como jamás criatura alguna podrá hacerlo.
Por ser Corredentora le tocó redimir a la Mujer con su Maternidad Divina.
El Pecado de Eva tuvo varias facetas y TODAS debían ser reparadas…
María NO conoció el Pecado, por eso venció a Satanás y lo sometió bajo su purísimo calcañal. Por eso mismo encontró la Gracia de Dios que la convirtió en Madre.
Por ser Corredentora junto con Jesús, María conoció el Dolor y el Sufrimiento en grado sumo. Su amor sin límites atrajo la Gracia de Dios que le pidió el sacrificio sin límites.
María fue Sacerdotisa y Víctima, junto con su Hijo.
La primera cristiana y la primera mártir en el Camino del Calvario, junto con la Víctima Suprema: su Hijo Jesucristo.
Ella se sacrificó como mujer, para redimir a la Mujer.
LA DESOBEDIENCIA
María llevada de su amor por Dios, hace voto de virginidad…
Dios le pide ser madre y esposa.
Obedece…
Eva buscó el placer, el triunfo, la libertad.
María acepta el Dolor, el Aniquilamiento, la Esclavitud.
Eva dijo ‘NO’ a Dios.
María se convierte en Esclava de Dios.
LA SOBERBIA
Eva quiso conocer lo que solo era atributo divino.
María se humilló hasta lo profundo y aceptó toda clase de humillaciones.
La Esclava de Dios aceptó sin defenderse y en silencio:
La humillación de la sospecha de José. La mujer siempre presiente lo que su esposo siente por ella. ¿Cómo debió sentirse la Madre que aunque se sabía inocente, NO podía explicar lo que había pasado?
Aunque su prometido era un santo, también debía ser probado en la Fe… Y el Evangelio deja entrever el Oculto martirio de José.
Las humillaciones de los demás, NO tan santos.
María era prometida, NO esposa. Un embarazo sin boda debió desatar una ola de comentarios muy poco caritativos.
Humillaciones de pobreza en Belén, cuando Jesús nació.Humillaciones de perseguida por el mandato de Herodes.
Humillaciones en el Destierro.
En Egipto, las cosas NO fueron diferentes al ser ellos extranjeros y perseguidos.
Humillaciones de los parientes y amigos que al ignorar la verdad, tomaban como debilidad materna, la forma de educar a Jesús. Y NO la querían mucho al ver la adoración que Ella tributaba a Jesús.
Humillaciones en los tres años del Ministerio de Jesús, por NO haber sabido educarlo. Por permitirle que NO se casara y se pusiera a mantener a su madre viuda, en lugar de andar de alborotador, porque…
¡Vaya escándalos que armaba contra los del Sanedrín!
Humillaciones por ser la Madre de un Demente que se creía Dios.
Humillaciones crueles durante la predicación de la Palabra. El Mesías nacería de una Virgen.
Los que lo negaron y crucificaron, lo insultaron y fueron los precursores de los que NO meditan cuanto amor tiene Dios por su Virgen Santísima…
Y NO RESPETAN SU VIRGINIDAD…
La odian tanto, que NO vacilan en Blasfemar contra Ella con los peores insultos dirigidos contra una mujer…
Humillaciones después de muerto Jesús, al reconocer una pobreza tal, que le impedía comprar un sepulcro y aceptó la caridad de José de Arimatea.
Humillaciones de los que pensaron que había enloquecido de Dolor en el Calvario, al verla sostener que Él resucitaría.
INCREDULIDAD
Eva NO le creyó a Dios. Prefirió la voz del Maligno Seductor y por eso desobedeció.
María padeció durante tres días, el aparente abandono del Padre.
Resistió los repetidos ataques de Satanás y fue la ÚNICA que continuó creyendo y esperando la Resurrección.
Por eso se completó la Redención. Si Ella hubiese dudado, hubiese deshecho la Obra de Jesús.
Aceptó saber solo lo que Dios quería que supiese, sin preguntar nada. Creyó siempre, sin cuestionar nunca.
LA LUJURIA
Con el voto de virginidad rechazó el placer y cualquier experiencia de los sentidos.
La Carne fue puesta bajo sus pies, junto con Satanás.
La lujuria es glotonería llevada a la voracidad; pues los vicios que NO se refrenan siempre conducen a otros peores.
Casto es el que tiene moderación no solo en el cuerpo, sino también en sus afectos y en sus pensamientos.
María fue la Casta, para borrar las manchas de la carne, del corazón y de la mente.
LA AVARICIA
Eva robó a Dios el primer fruto.
María venció la avaricia de los Primeros Padres, renunciando anticipadamente a su Hijo.
Su Dolor de dolores: Una madre se siente morir, cuando se ve forzada a renunciar a sus hijos. Su corazón es despedazado y siempre queda aunque sea una fibra que une a la madre a la que la alejan de su hijo…
María dio su Hijo a Dios y luego lo dio a los hombres.
En el Calvario dio su ‘Sí’ más Doloroso, cuando al llorar por el Hijo que le habían matado, aceptó ser la Madre de los Verdugos de Jesús.
La Madre comparte con el Hijo la naturaleza humana. Carne Divina se formó de la virginal Carne de María.
Su misión sobrehumana de la Redención también los unió.
Jesús y María siguen siendo Redentores: siguen sufriendo en la Gloria Intangible de los Cielos, por los hombres que los reniegan y los ofenden.
A Él en su Sacratísimo Corazón y a Ella en su Corazón Inmaculado.
María es la eterna Parturienta que da a luz con un dolor sin parangón:
Ella sabe que de su Dolor engendra hijos, no bienaventurados para el Cielo, sino en una proporción mucho mayor, condenados para el Infierno.
Sabe que alumbra criaturas muertas o destinadas a morir. Muertas porque se niegan a reconocer a Dios y a recibir los Sacramentos que les darían la Salvación.
Ella es el segundo Cristo
Mientras el Cielo se oscurecía en el Calvario y se rasgaba el Velo del Templo, también se rasgaron sus corazones con la misma herida, al ver el número incontable de almas para las que será inútil la Pasión.
Cristo salva con el Dolor y con la Sangre.
María salva con el Dolor y con las Lágrimas.
Los Dos quisieran salvar a todos con su amor…
Jesucristo una vez que entregó su espíritu en las manos del Padre, entró con su Espíritu Santísimo en el Reino de la Vida, en lugar de Adán que debió ser el primer hombre que entrara a formar parte del Reino Celestial y que por su prevaricación hubo de esperar milenios, para entrar con su espíritu cuando Jesús abrió los Cielos para los muertos en Dios.
Y habrá de esperar muchos milenios más para tener su carne unida al espíritu. Jesús NO. Jesús fue resucitado y exaltado y Dios Padre puso en sus manos traspasadas todo poder de Juicio, convirtiéndole en Cristo-Juez.
Y solo Él con María hasta ahorita, son los únicos dos que habitan en el cielo en cuerpo y alma y son la prueba innegable de lo que espera a los hijos verdaderos de Dios: la Resurrección de la Carne.
Por eso hay que levantar las frentes enfermas hacia el Cielo para que el Rocío Divino nos bañe, porque estamos enfermos y no lo sabemos.
Nos hemos dejado besar por Satanás y su Lepra está sobre nosotros y en nosotros.
Pero el Amor de Jesús… solamente su Amor puede curarnos. NO rechacemos su Mano que nos Busca para atraernos a Él.
¿Nos sentimos tan malos que no creemos posible que Él pueda perdonarnos?
¡Él es tan Bueno! Hubiera perdonado también a Judas si en lugar de suicidarse, hubiese ido bajo la Cruz y le hubiese dicho: ‘¡Perdóname!’…
Hubiera sido el Primer redimido de Jesús, porque él fue el Culpable más Grande.
Y sobre él hubiera hecho llover la Sangre de su Corazón, atravesado no tanto por la lanza, cuanto por su traición y nuestras traiciones.
P238 ¡ATENCIÓN DISCÍPULOS!
17 DE JUNIO DEL 2017
Amado Pueblo Mío:
Les Llamo a continuar abriendo camino dentro de la selva de los apetitos desordenados que en este instante sobreabundan en la Humanidad.
Mi Pueblo mira con desatención mis Llamados. Mira debido a que NO lee NI desea comprender cuanto les plasmo, en ocasiones con dureza; para que NO se alejen de Mí o sientan que con asistir a recibirMe el día Domingo en la Eucaristía… YA CUMPLIERON.
El hombre ha crecido buscándome pero NO dentro de sí mismo, sino desviándose hacia otros caminos que les llevan a caer en las Garras de Satanás.
La Humanidad ensordecida por el deseo propio de superación, enceguecida por continuar avanzando, irrespetó a la Creación. En este Instante, el padecer del hombre se encuentra complementado por la agresión hacia lo que le rodea.
En cuanto el hombre se ha agredido a sí mismo devastando todo a su alrededor, ha minimizado la protección de la Creación sobre toda la Humanidad.
Yo les llamo al cambio interior, lo leen y NO lo atesoran al NO amarme. Al contrario, reaccionan en contra de la unión espiritual con Mi Casa y del crecimiento espiritual.
Amado Pueblo Mío, saben que el Enemigo del alma devora el amor en la criatura humana.
Son necios, les llamo a crecer espiritualmente para que superen la debilidad y NO sean fácil presa del Demonio y en su lugar, reaccionan y accionan totalmente contrario a lo que Yo les solicito. Es la necedad humana, la reacción del que NO se encuentra convertido y convencido.
Del que NO se ha decidido a darlo todo por Mí, sino al contrario, continúa en una constante lucha en Mi contra.
Esta generación toma Mis Palabras a su conveniencia para alejarse de Mí. Le da un sentido propio a Mi Ley para transgredirla ante el desenfreno total en que vive la criatura humana.
Los tiempos de Sodoma y Gomorra NO fueron como estos. Esta generación los ha superado ante un hombre que vive de lo inmediato y vive exigiendo respuestas que NO merece.
El Instante transcurre sin que mediten en qué se les va la vida y NO encuentran paz, esto debido a que NO se satisfacen ante nada, NI con nada.
El hombre crece sin conocerMe, la iniciativa no es necesaria NI siquiera la de buscarMe. Miro a tantos de Mis hijos participar de grupos de Oración, prestar ayuda dentro de los servicios religiosos, mencionar que pertenecen a un determinado grupo y SON TAN VACÍOS,
QUE NO LLEGAN A TOMAR CONSCIENCIA DE CUANTO LES DOY…
La reacción de una gran parte de Mis hijos es de soberbia ante Mis Llamados.
Pueblo Mío, es necesario que mires en tu interior, ya que la Rebeldía continua envenena al hombre hasta que le lleva a permanecer en la soledad de su propia desgracia.
Amado Pueblo Mío, “no solo de pan vive el hombre” (Mt. 4,4). Se alimentan de cuanto les llega a las manos y sin conocerMe, Me cuestionan.
El Demonio mantiene cada uno de sus Tentáculos sobre un determinado sector de la humanidad.
Cada Tentáculo del Mal fue designado para atacar constantemente a mis hijos dependiendo de la calidad y cualidad de cada hombre.
Nuestra Casa les ampara, pero la Humanidad rechaza la Protección Divina y continúa viviendo en su “ego” con su personalidad, debido a que el mínimo cambio es para el hombre señal de debilidad.
Yo NO Soy un Dios a la medida de los caprichos de cada uno de Mis hijos, “SOY EL QUE SOY”(Ex. 3,14) y Mi Pueblo ha sido llamado a vivir dentro del cumplimiento de Nuestra Voluntad.
Pueblo Mío, el Mal alimenta al soberbio, al deshonesto, al envidioso, al rebelde, al traicionero, al que NO permite la reprensión. Al que NO ama y por ende se encuentra con su vida colmada de TIBIEZA en todo aspecto.
Esperan… ¿Qué esperan? Cuanto ha sido revelado se cumplirá. La Humanidad NO ha respondido y se encuentra en la Purificación, la que aumentará cada instante.
PUEBLO MÍO: ¡REBELDE!
De Nuestra Casa llegará el Auxilio Divino como maná para Mis hijos atribulados. Mi Ángel de Paz (1) es Portador de Mi Palabra y auxiliará a los Míos. Él, fusionado a Mi Madre, será amparo para los Míos.
La Tierra, hijos Míos, será transformada por la Naturaleza que el hombre ha alterado y ha llegado a contaminar tanto, que ha debilitado. Y en su debilitamiento se desmorona en algunos lugares.
El hombre tendrá que emigrar, dejando atrás la comodidad en que se encuentra. El ANTICRISTIANISMO ES una de las Grandes Señales para ustedes… Y NO la miran.
El Espectro de la Guerra se ha desenmascarado, viven en Guerra y NO lo miran así…
Viven en medio del Odio de unos hacia otros y NO lo miran así…
Son criaturas de dura cerviz y NO lo miran así… NO cambian, NO se transforman por Soberbia y NO lo miran así…
Roma sin que lo perciban, es rodeada por quienes se rebelan en Mi contra. Roma padecerá en manos del Terror y su suelo se teñirá de rojo.
El Mal alimenta la Ira, el hombre permite que la Ira le lleve a ser irreconocible. Hijos, Satanás se encuentra utilizando a algunos de los que fueron Mis servidores para confundirles y guiarles por el mal camino al despeñadero. Disciernan…
Continúan viviendo en la miseria espiritual… Viven de las migajas siendo hijos del Rey, ante la constante NEGACIÓN en que se encuentran, ante la constante REBELIÓN en que se encuentran, ante la LIMITACIÓN a la que se han sometido voluntariamente…
Conocen Mi Palabra y NIEGAN la explicitación de Mi Palabra. Se mueven en un Instante fugaz… ¡Y NO se disponen a la Conversión!
El Aviso anunciado por Mi Madre (2) se encuentra cercano a ustedes y Mi Dolor es infinito ante el estado de las almas que se niegan a la conversión.
Tienen que adentrarse en el cambio radical: serio, decidido…
Y TIENEN QUE DEJAR DE SER MEDIOCRES Y TIBIOS.
Mi Iglesia tiene que ser Salvación y NO Perdición. SI NO se deciden al cambio interior y son testimonios de Mí,
¿De qué les sirve el Conocimiento?
Un Conocimiento sin Praxis es una vela sin Luz.
Amado Pueblo Mío, cambios atmosféricos hasta ahora desconocidos serán asombro de la ciencia.
El hombre NO conoce lo que ha provocado al alterar la Creación.
Oren hijos Míos, oren por Rusia, padecerá por la Naturaleza. Sus habitantes padecerán por el terrorismo.
Oren hijos Míos, oren por Canadá, será estremecida fuertemente.
Oren hijos, oren, la Tierra se continúa estremeciendo y toma por sorpresa a quienes no esperan esto.
Los volcanes aumentan su furia y los grandes volcanes son noticia.
Amado Pueblo Mío, de la inmoralidad pasaron al total desenfreno y este aumenta sin medida, ofendiendo y transgrediendo Mi Ley.
NO se miran a la Luz de Mi Verdad, se condenan a sí mismos sin el mínimo reparo.
Cuanto significa esfuerzo lo desechan, por ello me han desechado a Mí. NO agradecen cuanto poseen, sino lo desprecian.
Llegará el momento en que el Enemigo de la Humanidad les separe de sus posesiones y lo lamentarán,
siendo tarde para auxiliar al necesitado y al hambriento.
Pueblo Mío NO caminan, sino les dirige la corriente del Mundo, por ello NO se detienen y cambian de rumbo.
Las grandes ciudades se encuentran infestadas de Maldad y Perdición. Ustedes hijos Míos, NO se acerquen al Mal.
Ustedes NO son los dueños de la Salvación, deben ser dignos de Ella. NO son dueños de la salvación, pero deben llegar a adquirirla.
Vengan a Mí hijos. Vengan a Mí, NO sean rebeldes.
Les bendigo, les Amo.
Su Jesús.
(1) Revelaciones sobre el Ángel de paz…
(2 a) Revelaciones sobre el Aviso…
(2 b) Garabandal…
Comentario del Instrumento
Hermanos:
Nuestro Señor Jesucristo llama al hombre con Amor Divino a través de la explicitación de Su Palabra. Nos hace ver la realidad del hombre que tiene ante sí: el Bien y el Mal y la Decisión de la Salvación.
El hombre dentro de su ser propio con su personalidad, puede ser amor o angustia para sus semejantes, puede ser esperanza o llegar a ser motivo de desolación. Cada uno decide qué desea ser en la vida. El hombre puede cambiar y ser mejor y motivo de bendición para la Humanidad.
Esto no es una posibilidad, es la decisión personal de cada uno. Cristo nos llama a ser esa gota de agua que acepte unirse a los hermanos, para expandirse e ir creciendo y así ser parte de ese Pueblo de Dios que da testimonio del Amor Divino.
Cada criatura humana vive el Amor en su interior. Cada uno es libre para que ese Amor Divino le transforme para ser bendición en la vida. Cada hombre decide vivir en una larga espera para encontrar la verdadera felicidad, o decide unirse a Cristo y que la búsqueda pase a ser una amada realidad. Amén.
http://www.revelacionesmarianas.com/
Mayo 18 de 2017
Mis pequeños, a Mí vuestro Hermano Jesucristo Me decían el Maestro; porque realmente era el Verdadero Maestro, NO como los escribas y fariseos. Que ellos aunque trasmitían conocimiento, NO vivían ese conocimiento. Yo vivía lo que Mi Padre Me daba, veía cómo las multitudes Me seguían, porque estaban deseosas de aprender.
Estaban cansadas de la manipulación de los escribas y fariseos, de su hipocresía, de su maldad. La soberbia habitaba en ellos. Daban la Palabra, pero para recibir una remuneración económica… Hasta se podría decir que vendían las Enseñanzas del Antiguo Testamento.
El maestro da lo que sabe para el bien del alumno. Y se congratula inmensamente, cuando el alumno NO solamente aprende lo que se le enseñó, sino hasta que le supera.
Yo os he dado también una Promesa: Que aquél que Me siguiera, podría ser como Yo o hacer cosas MÁS GRANDES que las que Hice…
Y NO porque seáis dioses, sino porque al conocer la Palabra y Vivirla, sabréis que Yo habitaré en vosotros.
Yo Soy el Verbo que Me he hecho Carne para el bien de vosotros, para transmitiros las Enseñanzas y la Vida del Cielo. Soy vuestro Dios hecho Hombre que como Maestro, os he dejado la Sabiduría del Cielo.
Pero son pocos los que realmente aprecian todo ese Conocimiento, toda la Sabiduría que os di.
Debéis abrir vuestro corazón. Debéis dejar que Mi Santo Espíritu os ilumine y sobre todo, PEDÍRSELO para que vosotros podáis vivir y gozar lo que se vive en el Cielo.
Debéis ser maestros y con esto os quiero decir, que si vosotros enseñáis lo que Yo os dejé, os pone en una posición privilegiada ante Mis Ojos.
Cuando vosotros enseñáis algo bueno a un hermano vuestro y ese hermano vuestro mejora en su vida espiritual y aprende a amarMe mejor, vuestro premio en el Reino de los Cielos, será grande.
Si vosotros realmente Me amáis y lo compartís con vuestros hermanos; porque queréis que ellos también tengan ese Conocimiento, ese amor hacia Mí.
Al ser vuestros deseos buenos, al ser vuestros deseos santos, eso os santifica a vosotros. Santifica a vuestros hermanos y vais engrandeciendo Mi Reino sobre la Tierra y también, Mi Reino en los Cielos.
Entended Mis pequeños, que Yo quiero lo mejor para vosotros. Vosotros mismos os congratuláis inmensamente, cuando vuestros hijos aprovechan el conocimiento que se les da en la escuela.
Vosotros pagáis para que ellos obtengan ese conocimiento y en sus calificaciones, vosotros notáis cómo se van engrandeciendo… Y vosotros os ponéis felices, porque están aprovechando el conocimiento dado.
Imaginad cómo Me pondré Yo Mis pequeños al ver que vosotros que ya estáis llenos de Mí, que estáis transmitiendo vida espiritual a vuestros hermanos y que hermanos vuestros que NO Me buscaban, que NO Me conocían, cambian y empiezan a buscarMe y a enamorarse de Mi Amor.
Esto os repito, es un gozo inmensamente grande que Yo os pagaré en el Reino de los Cielos.
Yo NO os puedo forzar a amarMe y eso es lo más grande que vosotros hacéis. Porque tampoco forzáis a los vuestros a amarMe. Os siguen y aprenden o desean aprender, porque os notan enamorados de Mi Amor. Enamorados de Mis Obras, enamorados de Mis Milagros, enamorados de Mi Perdón hacia el pecador.
Os podéis enamorar tanto de Mí, de tantas cosas que Yo hice, porque todas las realicé con Amor.
Os he dicho que el Amor es Dinámico, el Amor mueve a los corazones. Si vosotros, todo lo que hacéis a lo largo del día lo hacéis embebidos en el Amor, recibiréis mucho agradecimiento de aquellos que están recibiendo lo que les estáis dando.
Vosotros mismos podéis cambiar al Mundo y lo vais a cambiar viviendo en el Amor, deseando el Amor, ayudando a vuestros hermanos a alcanzar Mi Amor.
Todas las almas responden al Amor. Os he dicho que aunque sean muy malas a ojos humanos, el amor puede hacer cambiar hasta al más malo que vosotros podáis creer que es. Y tenéis el mejor ejemplo en la Cruz.
Cómo teniendo Yo dos ladrones a Mi lado y quizá asesinos, gente malvada a ojos humanos; Mi Presencia movió el corazón de uno de ellos, porque su corazón fue susceptible a ser enamorado por Mi Amor.
Por eso os pido NO juzguéis de antemano, cuando veáis a alguien que aparentemente es muy malo… Y que posiblemente sí realice actos desagradables a Mis Ojos. Recordad que Mi Presencia que debe estar ya en vosotros, puede cambiar a esa persona.
Así que, tratad con respeto a todos vuestros hermanos, aún a pesar de que los veáis llenos de pecados. NO los juzguéis, AMADLOS. Demostradles Mi Amor. Hacedles conocer que el Amor lleva al Perdón. Ayudadles a que puedan tener un arrepentimiento profundo, precisamente porque Yo siendo Amor, Mi Misericordia Infinita perdona aún los actos más graves.
PedidMe Mis pequeños, que Mi Santo Espíritu os dé las palabras, os dé los sentimientos amorosos para cambiar corazones. PedidMe que Mi Amor y Mi Corazón estén en vosotros, para que aprendáis a ver a vuestros hermanos como Yo veía y sigo viendo, a cada uno de vosotros.
Os repito, NO juzguéis. Todas las almas son susceptibles a un cambio verdadero. Y primeramente debe haber un cambio verdadero en vosotros, para que transmitáis Mi Amor que antes debe vivir en vosotros y así lo podáis dar a vuestros hermanos.
Yo, el Hijo del Hombre y vosotros Mis pequeños, Mis hermanos, os Bendigo: que la Luz del Espíritu Santo, descienda sobre vosotros, os transforme y os lleve a la Perfección de Mi Padre, a la que estáis llamados todos vosotros.
Gracias, Mis pequeños.
R104 NÚCLEOS DE SALVACIÓN
Si hijos Míos, Yo estoy con vosotros, Yo Soy vuestro Dios, escucho vuestras plegarias, escucho vuestra Oración.
Sé cómo está el Mundo, vosotros os dais cuenta sólo de una pequeña parte de ello. Es como el iceberg, vosotros veis solamente la parte de hasta arriba, la que sobresale en el mar… Pero bajo el mar hay una pirámide inmensa de Error.
Si hijitos Míos, Mi Corazón también está triste por todo lo que pasa entre vosotros. Creed que estoy al tanto de ello. Os cuido, os protejo, os guío, Yo Soy el Buen Pastor y Yo mantengo Mis ovejas Conmigo. Estáis en Mi Redil, NO os preocupéis.
Los momentos son difíciles, se volverán más difíciles. Pero vuestra Oración es la que mantiene la salvación de muchas almas. Yo NO desoigo a las almas que oran por sus hermanos. Las que oran en Mi Corazón, porque buscan que Yo esté en el corazón de todos.
Muchos NO se acuerdan de Mí, NO Me buscan, NO Me desean, NO Me quieren… Pero por vuestra Oración y por la de muchos como vosotros, que sois Núcleos de Salvación para muchas almas alrededor del Mundo, Yo con ella estoy salvando a muchas almas.
Seguid Mis pequeños, seguid con vuestro Dios y llevadMe almas a Mi Corazón, traédMelas muy cerca, MUY CERCA de Mí, para que Yo las Purifique con Mi Sangre Preciosa.
Mi Madre Santísima está buscando muchas almas en la Tierra, está abriendo corazones, éste es Su Tiempo, éste es el Tiempo de La Madre Preciosa que está buscando la Salvación de Sus hijos.
Ella también junto con vosotros, está actuando fuertemente. Pocas son las que se condenarán gracias a vosotros Mis pequeños, pero aún por aquellas, ORAD.
ORAD, orad, para que su Pecado NO sea tan grave y el Castigo tan penoso.
Yo Soy vuestro Dios y Mi Misericordia es Infinita; Yo Estoy con vosotros, Mis pequeños, entrad en Mí Corazón y permaneced en Él.
Yo Os Bendigo y Bendigo a los vuestros, Mi Paz quede con vosotros.
Hijitos Míos Mis pequeños. Mi Maternidad fue un acto amorosísimo de Nuestro Dios para con todos vosotros. Fui el Instrumento sencillo para que con él hiciera grandes obras. ¡Mi Dios tomando a Su pequeña esclava para la Redención del género humano! ¡Cuánta dicha, cuánto Amor!
La Inmensidad de Nuestro Dios haciéndose pequeñito, para entrar en Mi Vientre Virginal y así comenzar Su Vida de Amor en la Tierra.
Misterio insondable del Amor de Nuestro Padre. Derramamiento Excelso de Amor para con todos vosotros.
En todos y en cada uno de vosotros pensó vuestro Dios vuestro Creador, al enviar a Su Unico Hijo a la Tierra para la Redención. A cada uno de vosotros vio, amó y deseó su salvación con el envío de Su Hijo Jesucristo a la Tierra.
Cada uno de vosotros ha sido formado, ha sido tomado a Su Servicio, ha sido guiado para ser Corredentor junto con Su Hijo Jesucristo.
Cada uno de vosotros vale muchísimo. Dios mismo ha puesto toda Su atención y Su Amor al crearos, al daros el Don de la vida, al confiaros una misión de amor para la salvación de todas las almas, pasadas presentes y futuras.
Cada uno de vosotros ha sido Llamado y Preparado para ser Presencia de Mi Hijo en la Tierra.
¡Meditad éste honor tan grande! ¡Cada uno de vosotros Ser Presencia Viva de Dios en la Tierra!
Tenéis todo para ello. Tenéis un alma que es la misma esencia y vida de Dios. Tenéis el donde la vida como lo tuvo Mi Hijo Jesucristo. Tenéis Sus Enseñanzas de Vida, las cuáles al tomarlas, al vivirlas y al transmitirlas, estaréis prolongando la Vida de Mi Hijo sobre la Tierra.
Hijitos Míos, daos cuenta de la misión tan sublime que tenéis sobre la Tierra, ¡LA DE SER OTROS CRISTOS! Ser vida, al ser salvación de almas y cuerpos para con vuestros hermanos. Todos vosotros bajasteis para ello.
En todos vosotros ha puesto Su Confianza vuestro Padre y Yo, vuestra Madre Santísima, se Me ha dado la Gracia de teneros como Mis hijos y al ser Madre, Soy Guía, Maestra, Protectora e Intercesora, para obteneros de vuestro Padre Celestial, todo lo que necesitáis y necesitaréis de acuerdo a vuestra misión y a vuestra donación.
Si os donáis a la perfección, vuestro Padre podrá hacer con vosotros lo que Conmigo hizo, grandes obras. Pero cuánta infidelidad existe ahora para con vuestro Dios, cuánto rechazo al abandono a Su Voluntad, cuándo olvido para realizar vuestra misión, cuánta falta de agradecimiento a tantos dones recibidos a vosotros mismos y para vuestra familia.
Ya se os ha dicho antes, valéis muchísimo para vuestro Dios y le habéis costado mucho dolor, lágrimas, sacrificios, blasfemias, traiciones, en la Vida de Mi Hijo Jesucristo.
Él se dio por cada uno de vosotros para libraros de las Garras del Mal. Ha invertido muchísimo en cada uno de vosotros porque os ama y lo seguirá haciendo porque os quiere regalar Su Reino por toda la Eternidad.
El Mal conoce vuestra valía y os ataca tanto porque os envidia, porque él negó y atacó a la Gracia de Dios y como nunca la va a poder recuperar, NO desea que vosotros la ganéis y así os ha atacado desde vuestros Primeros Padres… Y lo seguirá haciendo hasta el Final, porque estaréis tomando el lugar celestial que él y sus ángeles malos despreciaron.
Hijitos Míos, daos ya perfecta cuenta de lo que valéis espiritualmente y NO os dejéis confundir con las Asechanzas del Mal, en las que él os hace fincar vuestras esperanzas e ideales, en vuestra apariencia exterior y en la materialidad de la Tierra.
¿Cuántas veces NO habéis constatado y vivido éste hecho?
Hermanos vuestros actuales y pasados de apariencia hermosa, que al paso de su vida pierden ésa hermosura, ¿En dónde quedó su valor exterior? ¿Para qué les sirvió ésa hermosura exterior?
Bien sabéis cómo muchos de ellos le han sacado un provecho material y pecaminoso a su exterior, llevando a la perdición eterna a la verdadera hermosura de su alma, esencia divina de vuestro Dios y Creador.
Desperdiciáis mucho tiempo en adornar y consentir a la envoltura que cubre a vuestra alma olvidándoos de cuidar, alimentar, hacer trabajar los dones recibidos en vuestra alma. No es vuestra hermosura exterior lo que os va a dar la Vida Eterna. Y sí os puede servir como LASTRE para perderla.
¿De qué hubiera servido que Mi Jesús hubiera sido un hombre hermosísimo y que hubiera venido a la Tierra a que fuera admirado por Su belleza exterior?…
La Belleza que El tenía se la daba la Belleza de Su Ser Divino interior. Su Santidad Excelsa traspasaba Su cuerpo. Su Divinidad era apreciada a pesar de Su cuerpo “normal”.
Conocéis la vida de santos y santas en quienes se traslucía la Presencia de Mi Hijo en ellos, habían permitido Su Nacimiento en ellos. Era Su Vida en ellos y llegaron a ser lo que son; por haberLe permitido a Mi Hijo, vivir plenamente en ellos…
Y son reconocidos por vosotros en su santidad y en su valía, por sus hechos y NO por su apariencia “hermosa y vanidosa”.
El valor de vosotros está EN vosotros, no fuera de vosotros. Ya Mi Hijo os lo dijo: “El Reino de Dios – Mi Presencia Viva- está en vosotros”.
Al permitirLe vivir y actuar en vosotros, estaréis haciendo Su Voluntad… Y así, cumpliendo perfectamente la misión por la que vinisteis a la Tierra.
DEBÉIS RECAPACITAR perfectamente sobre vuestra vida y MEDITAR en qué habéis usado el tiempo que os concedió vuestro Dios para servirLe.
Para que reflexionéis el momento y el estado actual de vuestra alma, ante la Presencia Divina de vuestro Dios y Creador… Y para que actuéis como los verdaderos hijos de Dios deben actuar.
Dejaos guiar por Mi Corazón de Madre, Esposa e Hija de Nuestro Dios. Por Su Gracia Yo Me dí en totalidad y Le serví con una total entrega de amor. Vuestro Dios NO se merece las sobras de vuestro tiempo. Estáis usando Su Tiempo y sólo os acordáis de El, generalmente en vuestras necesidades y desdichas.
El Tiempo Le pertenece y se os concedió para la salvación de vuestros hermanos y para dejaros hacer y dejar TRANSLUCIR a Mi Hijo en vosotros. Os ha prestado un tiempo para ayudaros a alcanzar más Gloria en Su Reino al terminar satisfactoriamente vuestra misión en la tierra.
Os ha prestado Su tiempo para que Le ayudarais a llevar Su Reino por toda la Tierra y así prepararos a que se haga La Voluntad de Dios en ella cómo en el Cielo y preparar con ello Su Segunda Venida.
Tenéis una misión sublime cada uno de vosotros. Por favor hijitos Míos, NO desperdiciéis el Tiempo de Dios que os ha encomendado para servirLe. Retomad vuestro tiempo pasado y desperdiciado y presentadlo a vuestro Padre, uniéndolo al Tiempo que vivió Mi Jesús en la Tierra…
Y así REPARAD el desperdicio que habéis tenido con el Tiempo de Dios y Ofrecedlo por la conversión y santificación de todas las almas y de Todos los Tiempos.
De cada segundo de vuestra existencia, de cada segundo que vuestro Padre os concedió, por vuestra libre petición, para servirLe en la Tierra, se os tomará cuentas. Pero Su Misericordia es muy grande y en un INSTANTE podréis reparar lo que NO habéis hecho en años, de la forma como os lo acabo de explicar.
Es el TIEMPO DE DIOS bien usado, el que alcanza la salvación de las almas.
Yo como Madre vuestra, Hija de Dios Padre, Esposa del Santo Espíritu de Amor y Madre del Salvador. Yo como Sierva del Señor, ME DI totalmente a Su Voluntad. Al Ofrecerme totalmente, al Darme totalmente a Nuestro Dios, Yo quedé como Su Esclava. Quedé a Su disposición, para que Él hiciera en Mí, lo que quisiera.
Mis pequeños, vosotros conocéis Mi Vida. Conocéis como actué, lo que he hecho por Nuestro Dios y por vosotros.
Cuando un padre o una madre enseñan a los hijos y ven en los hijos que ésas enseñanzas buenas dan fruto; ellos se contentan, ellos se sienten a gusto. Porque sus enseñanzas han dado resultado, sus enseñanzas están PATENTES en ése ser que Nuestro Padre Dios os dio para cuidar.
Así también pasa Conmigo, Mis pequeños. Soy vuestra Madre Yo os voy guiando, os voy llevando a ésa vida interior con Mi Hijo, os voy llevando a ésa espiritualidad santa a la que habéis sido llamados. Cuando veo que Mis hijos han aceptado ésas enseñanzas, las Viven y las Transmiten,
Yo, como Madre vuestra espiritual, Me siento contenta de la Obra que voy haciendo en vuestro corazón… Y así, con orgullo puedo presentaros ante Mi Padre, orgullosa de la Obra que estoy haciendo en vosotros.
Mi mérito fue el SOLTARME totalmente a Su Voluntad y así debe de ser con vosotros, Mis pequeños.
Cuando os soltáis totalmente a Su Voluntad y a Mi Voluntad… Que Mi Voluntad, ES la Voluntad de Dios Padre en Su Santísima Trinidad, vosotros empezáis a crecer en sabiduría. Porque ya aceptar la Voluntad del Padre en vosotros, es un acto grande de sabiduría.
El saber que la Sabiduría Divina, la Sabiduría Eterna, la Sabiduría Santísima, va a hacer Presencia Viva en vuestro ser; por ése acto en el cual vosotros os donáis totalmente a Nuestro Padre y que os va a acercando más a la santidad, hacia la perfección; quiere decir que la HUMILDAD ya habita en vuestro corazón…
Y estáis aceptando que necesitáis el Consejo Santo que venga de Nosotros para vuestro crecimiento.
Mis pequeños, manteneos así en Humildad. Atentos a la Gracia de Nuestro Dios, apartados del conocimiento humano que es limitado, es pobre y pecaminoso en su mayoría.
Manteneos buscando los bienes del Cielo, que os harán verdaderos hijos de Dios. Así como Mi Padre humildemente Me llama Su Hija; NO os imagináis Mis pequeños, el Gozo que tiene Mi Corazón cuando lo escucho, ¡Ser llamados hijos de Dios es lo más grande que puede tener el alma!
Porque ser hijos de Dios, implica grandes cosas, grandes Bendiciones, grandes Gracias, una gran santidad… Y ahí es a donde os quiero llevar Mis pequeños, a ser santos, como Mi Hijo es Santo.
Manteneos cerca de Mi Corazón Mis pequeños. Para que Yo pueda seguir haciendo grandes obras en vosotros y lleguéis a ése momento grande, de ser llamados verdaderamente hijos de Dios.
Se os ha venido preparando desde hace tiempo, con Mis Apariciones alrededor del Mundo. Nuestro Padre, Nuestro Dios, Mi Padre y Señor, Me ha permitido que en éste tiempo Yo os visite en la Tierra…
Soy vuestra Madre y llevo la Palabra de Mi Hijo, la Palabra de Nuestro Dios, a TODOS los países y regiones de la Tierra, para un cambio de corazón.
Ciertamente, algunos de vosotros habéis cambiado, habéis retomado nuevamente el camino correcto, el Camino del Bien. Pero cuántos todavía viven en el camino equivocado, van caminando hacia su propia Destrucción… Y muchas veces, llevando también de la mano a muchos otros a su destrucción eterna.
No os imagináis Mis pequeños, cuánto Dolor Nos causa en los Cielos, ver las almas que se están perdiendo, aún a pesar de todos los esfuerzos que hace el Cielo para que vosotros enmendéis vuestro camino.
Es un dolor inmenso, Mis pequeños, que vosotros NO podéis entender.
EL DOLOR DE TODO UN DIOS de ver a la creatura que Él ha pensado de siempre…
Y ésta creatura NO LO QUIERA.
Ésta alma Lo rechace y prefiera estar eternamente fuera de Su Gracia y de Su Amor.
Cuántas Bendiciones desperdiciáis, cuántas oportunidades de vida eterna NO queréis NI buscáis.
Mi Hijo os vino a dar Su Corazón, traía Su Corazón en Su Mano. Él se dio por Amor a todos vosotros, sufrió por todos vosotros, os amó hasta el final…
Y os sigue amando y vosotros NO respondéis.
Tendréis todavía oportunidades, muy pocas ya Mis pequeños, de enmendar el Camino. Orad unos por otros, sed verdaderos hermanos, unos para con los otros. Intercediendo por aquellos que vosotros sabéis que están en caminos equivocados.
Vuestra Oración profunda, unida al Conocimiento que Nosotros tenemos de las almas, podrá lograr que algunas de ellas se puedan salvar. Desgraciadamente, sólo serán algunas de ellas, porque muchas están tan metidas en el Mal, que NO desean saber nada de lo que proviene de vuestro Dios.
Estas almas atacan al Amor, NO quieren vivir en el Amor, buscan la Maldad, se llenan de ella y destruyen los planes de Dios aquí en la Tierra. ¡Cuánta Maldad ha sembrado Satanás!
Vosotros, los que estáis Conmigo, que estáis con vuestro Dios, que estáis para los planes del Cielo y de vuestra salvación, podéis entender más o menos esto que os digo…
Porque vosotros ya tenéis el Amor de vuestro Dios en vuestro corazón y también sentís Dolor por aquellos hermanos vuestros que están haciendo el Mal entre vosotros.
Ciertamente, NO comprendéis cómo es que un alma se pueda llenar de tanta Maldad, cuando Mi Hijo se ha dado por vosotros.
No os imagináis cómo es que un alma escoja el Mal, cuando, viviendo en el Mal NO estáis a gusto. Os sentís perseguidos y atacados. Es una incongruencia Mis pequeños, buscáis el Bien y hacéis el Mal.
No hay más Amor que el de vuestro Dios y Mi Hijo, que es Dios. Os lo vino a dar Personalmente a todos vosotros, aquí en la Tierra. Y aún a pesar de que lo visteis, lo vivisteis, lo tenéis escrito, NO basáis vuestra vida en ésas Enseñanzas que os están asegurando un futuro bello, un futuro promisorio, un futuro eterno, lleno del Amor de Nuestro Dios.
Seguiré insistiendo Mis pequeños, en tratar de salvar a vuestros hermanos que van por caminos de mal, que se han descarriado, que se han llenado de maldad.
Yo Soy vuestra Madre, la Siempre Virgen María y busco a las almas descarriadas, como Mi Hijo buscó a aquellas almas enfermas, aquellas almas muertas en el pecado.
Vosotros los que tenéis Vida, Vida de Dios en vuestro corazón, compartid Conmigo ésta tarea que tenemos para con Nuestro Dios, que es la de la salvación de todas las almas.
Sois Mis hijos Somos Familia, unámonos Mis pequeños, para que la Familia crezca. Para que se acerquen aquellas almas que están desviadas y están llenas de Odios, de Temores, de Envidias, de Maldad.
Soy vuestra Madre y os amo Mis pequeños, dadMe ése gusto, del que os unáis Conmigo y Le llevemos a Nuestro Padre Dios almas salvadas para darle alegría, para regresarle aunque sea algo de Su Amor.
Hijitos Míos, Yo vuestra Madre Santísima, Madre de todo el género humano os cuido, os protejo, os guío. Mi Dios y Señor Me ha permitido éste Tiempo para ayudarLe en la salvación de todos vosotros. ¡Qué mejor que una madre para ver por los hijos!
Una madre vela constantemente por el bienestar de los hijos. Una madre nunca va a poder olvidar al hijo de sus entrañas, aunque en algún momento cometa el error de despreciarlo o hasta separarlo de Sí. Una madre, al haber llevado en su vientre a ése nuevo ser, va a crear lazos invisibles que durarán por siempre.
Yo, vuestra Madre santísima adquirí ésos lazos invisibles, espirituales, que Me ligan íntimamente con cada uno de vosotros en el Gólgota, cuando Mi Hijo Me dejó en herencia a toda la humanidad.
Sabéis que los tiempos actuales son difíciles. Muchos de vosotros os habéis apartado del Redil y también véis como la Fé se derrumba en muchos corazones. Las Iglesias cada vez se quedan más vacías.
Mis hijos poco van a recibir a Mi Hijo en la Eucaristía y muchos de los que lo reciben se acercan en pecado mortal, debido a que os falta educación religiosa y NO siguen los preceptos dados por Mi Iglesia para recibirla, sino siguen sólo gustos personales: “hoy la quiero recibir, porque siento bonito”.
La Maldad va creciendo y ya NO se le puede contener. La moralidad en la juventud deja mucho que desear. La vida espiritual cada vez es más escasa y por ello el Demonio adquiere mucha fuerza, la cuál ya no podéis contener; porque ya NO os unís con Fé y con Amor para obtener las Gracias y Bendiciones que Mi Hijo os puede dar por medio de Mi Intercesión de Madre.
Vuestro Mundo va en declive moral y espiritual. Las leyes de la Naturaleza se han alterado porque el Maligno las está manipulando en vuestra contra, porque le habéis dado libertad de actuación al NO impedírselo por medio de vuestra Oración.
Las familias cada vez se vuelven más hostiles entre sus miembros. Se busca sólo lo material y máxime si hay herencia de por medio, se vuelven fieras rabiosas con tal de quedarse con los bienes del difunto ser.
Ya NO se respeta el don de la vida en ninguna forma, NI en lo humano ni en lo espiritual.
La Iglesia está siendo ultrajada por miembros adversos a ella y desde su interior se están traicionando las Enseñanzas de Mi Hijo.
Ya NO se vive vida de amor entre vosotros, el Demonio ha desatado su furia transmitiendo el error y con ello habéis perdido la confianza entre unos y otros. ¡Os comportáis como extraños!
Yo como Madre, velo porque se haga en la Tierra lo que Mi hijo os enseñó y porque se que ése Bien que recibisteis es el que os va a ayudar a regresar al Hogar Divino.
Una madre siempre vela por los hijos y trata de corregirlos de sus errores. Sí Mis pequeños, veo mucho error en vuestros corazones, Error que ya NO queréis confesar NI apartaros de él. El Error en el que vivís, si NO lucháis por apartarlo de vuestro corazón, como veneno os llevará a la muerte.
Yo os vengo a recordar lo que Mi Hijo os enseñó y os vengo a prevenir de los males que se pueden venir a toda la Tierra si persistís en vuestro Error. Mi deber de Madre es el de abrir vuestro corazón y el de llevaros a vivir en el Corazón de Mi Hijo, Fuente de toda Verdad, Sabiduría y Amor; solos no podréis hacerlo, ya que el camino se os ha vuelto obscuro y zigzagueante.
Vais solos y caéis, os levantáis y os volvéis a golpear. Ya NO alcanzáis a ver los obstáculos del camino que os pone el Maligno, porque queréis pasar por éste Mundo a solas, sin ayuda Nuestra.
Si NO confiáis en Nosotros, vuestras caídas serán fuertes y dolorosas. Aquél que toma Mi Mano NO encuentra gran dificultad para hallar el Camino de regreso a vuestro Hogar Eterno.
Yo Soy la Madre de la Compasión y del Perdón, de la Misericordia y de la Paz, venid Conmigo a saborear del alimento de Vida y de la Paz Eterna.
Yo Soy la Madre del Buen Pastor y os puedo dirigir a los pastizales en donde Mi Hijo habita.
Yo voy ayudando a Mi Hijo a juntar el Rebaño y a conducirlo a lugares seguros en donde el Mal NO los toque. Yo Soy la Madre del Amor y de él mismo estoy llena.
Yo quiero la salvación de todos vosotros y como Madre valiente os defenderé de la bestia que os quiere arrancar de Mi regazo. Confiad en Mí Mis pequeños y venid a Mi Corazón de Madre. Yo os ayudaré en vuestra salvación eterna.
Orad, hijitos Míos. Orad mucho y entregaos perfectamente a vuestro Padre, quién os ama con un amor tan grande que NO podéis ni imaginar y por ello os da tantas oportunidades para vuestra salvación.
Reflexionad en éste tiempo de Gracia, por todos sus Favores concedidos y agradecédLe de corazón todo lo que os ha dado. Y también, pedídLe de corazón perdón por todo el tiempo desperdiciado y las faltas cometidas a Su Amor Infinito y Misericordioso.
Venid hijitos Míos, acercaos al pesebre y adorad a Mi Pequeñito, a vuestro Dios hecho hombre y agradecédLe Su Presencia entre vosotros, que se dio y se quedó para vuestro cuidado, para vuestro crecimiento y para salvación de cada uno de vosotros.
Que el Amor Infinito del Padre, de Mi Hijo y del Espíritu Santo quede con cada uno de vosotros y Mi Amor de Madre os proteja y Me permita llevaros de regreso a la Casa Celestial
Yo os Bendigo en Nombre de Nuestro Padre, en el de Mi Hijo y en el del Amor de Mi Santo Esposo, el Espíritu Santo.