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N37 CONSAGRACIÓN AL SACRATÍSIMO CORAZÓN DE JESÚS

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Durante los próximos treinta días, deberemos hacerlo diariamente con una meditación diferente. Esto nos santificará, nos protegerá y nos fortalecerá. Y junto con el Santo Rosario; nos volverá capaces de responder amorosa y sabiamente a todo lo que se nos viene encima y para que podamos seguir siendo Luz para los que amamos y deseamos ver protegidos en Dios.

ÉSTE ES EL CORAZÓN QUE HA SANGRADO  POR TI Y POR TODA LA HUMANIDAD

JESÚS - SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - SacredHeartofJesus-4

3.08.2001

La paz esté contigo. Amada Mía, dime estas palabras en Mi Fiesta: 

«Atráeme, Amado mío, tras Tus Pasos, que exhalan un dulce perfume de mirra. Condúceme de la mano hasta Tu Cámara1 Rey mío, donde oiré en privado Tu regia Voz. Ilumina mi rostro con Tu sonrisa, oh Amante de la humanidad. Que Tu mirada de tierno amor, una mirada que supera a todas y que transciende todo sentido, se pose sobre mí.

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Si alguna vez Te fallé, o siquiera un solo instante Te hice levantar una ceja a causa de mi fragilidad, imploro a Tu Sacratísimo Corazón que tenga compasión de mí. Tú tienes el poder sobre la vida y la muerte, y ahora vengo a Ti para hallar mi refugio en Tu Sagrado Corazón, donde se encuentra la Vida y el descanso sempiterno»

Mira, éste es el Corazón que ha sangrado por ti y por toda la humanidad.

Éste es el Corazón del consuelo y de la misericordia. Este es el Corazón que te ha favorecido. Quienquiera que adore este Corazón será cubierto con el velo de la Sabiduría, que embellecerá vuestra alma para entrar, así adornada, en la semejanza de Mí Mismo.

¿Puedes decirme, hija, dónde naciste?

Nací en Tu Sagrado Corazón. 2

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¡Sí! Tú naciste en Mi Sagrado Corazón. Todos los que Me pertenecen han nacido en Mi Corazón. 

¿No has leído: «Él clamará hacia Mí: ‘¡Tú eres mi Padre, mi Dios, la Roca de mi salvación!’. Así pues, le haré Mi primogénito, el más elevado de los reyes de la tierra», puesto que su nobleza le vendrá del Rey de reyes y porque vivirá en las alturas entre los que Yo he deificado por Mi Divinidad. Los reyes de la tierra pertenecen a los elementos de la tierra, pero los que han nacido de Mí, tendrán un dominio superior en el cielo. La gente corriente es un mero soplo de viento. La gente importante, una ilusión. Pon juntas a ambas en la balanza y son un soplo de viento. 3

Por lo tanto, decid a vuestra alma Mis bienamados: «Descansa sólo en Dios, pues Él es la única fuente de tu esperanza».

Que vuestro corazón exulte y vuestra alma se renueve

porque en estos tiempos estoy derramando Mis gracias sobre la humanidad, como nunca antes en la historia. Ic.

1 El Sagrado Corazón 2 El Espíritu del Señor me dio estas palabras… 3 Sal 62, 9

http://www.tlig.org/spmsg/spm692.html

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CONSAGRACIÓN AL SACRATÍSIMO CORAZÓN DE JESÚS

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tienes en vuestra Presencia, pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia. Nos pesa, ¡Oh Buen Jesús! haberte ofendido; por ser Vos tan Bueno que no mereces tal ingratitud. Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes y formar según ellas, nuestro pobre corazón. Amén.

DÍA SIETE

EL SAGRADO CORAZÓN: MODELO DE CELO

Será hoy objeto de nuestra meditación el celo del Sagrado Corazón de Jesús. Se entiende por celo, un deseo ardiente de la gloria de Dios y de la salvación de las alma. Y una actividad siempre en movimiento para conseguir esos objetivos. ¿Quién podrá debidamente ponderar cuáles fueron este deseo y esta actividad en el Sagrado Corazón de Jesús?

Un solo pensamiento era el suyo, uno solo el que le hacía palpitar noche y día: glorificar al Padre celestial y salvar al mundo. Si predica; si obra milagros; si anda a pie largas jornadas; si toma parte en los banquetes de los pecadores; si se transfigura glorioso en el Tabor o se deja aplastar como un gusano por sus enemigos; si muere por fin o si Resucita.

Todo obedece a un mismo plan. Todo tiene por blanco glorificar a Dios y salvar al hombre. 

El celo por esa empresa le tenía siempre inquieto y extasiado. Y le hacía hablar de sus próximos sufrimientos como de gloriosos triunfos. Al dirigirse a Jerusalén la última vez para ser allí preso y crucificado; se admiraban los discípulos de que llevase el paso más  apresurado que de costumbre.

Era su celo ardiente que le abstraía de Sí, a la realización de sus constantes deseos.

   Medítese unos minutos.

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II

   ¡Cómo contrasta esa actividad ardorosa del Corazón de Jesús con la frialdad ordinaria del mío!

¡Ah! Es verdad. También el mío se mueve, se agita, se acalora, se enciende; pero ¿Es por la gloria de Dios? ¿Es por el bien de mis hermanos? ¿O es al contrario?, ¿Por viles intereses del momento, por sutiles Puntos de honra; por miserables competencias del amor propio? ¡Ah! ¡Que el celo que me devora no es tal vez sino ambición, codicia, vanidad… esto es: el celo del mundo!

   ¿Qué hago en efecto, por la honra divina? ¿Cómo siento sus injurias? ¿Cómo me esfuerzo en evitarlas o siquiera en repararlas? Si estuviesen tan amenazados mis intereses como lo están siempre los de Dios, ¿Estaría tan tranquilo y sosegado como estoy ahora en presencia de la guerra impía que se le hace? ¡Ojalá no sea yo de aquellos mismos que con su flojedad y malos ejemplos, contribuyen a esa deshonra de la Religión y ruina de las almas!

   ¡Oh Señor! Dame una chispa… Sólo una chispa de ese fuego abrasador que consumió tu Corazón. Dámela para que experimente como Tú la pasión de tu celo. Quiero ser Apóstol de tu gloria y de tu Nombre, en la medida que lo permitan mis fuerzas y condición. Con mi conversación, con mi porte exterior, con mi influencia, con mis relaciones, con mi dinero, con mi oración; procuraré trabajar cuanto pueda, para que seas cada día más honrado y glorificado.

Medítese y pídase la gracia particular.

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ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN

Rendido a tus pies, ¡Oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de Amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón; te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo; para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven. 

   ¡Mira que soy muy pobre, Dulcísimo Jesús! ¡Y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, ¡Oh Soberano Maestro! ¡Y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil! ¡Oh Poderosísimo Amparo de los débiles, y caigo a cada paso! ¡Y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo, mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,… Aprended de Mí… Pedid, llamad…

A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, ¡Oh Señor! firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén. 

Rezar tres veces:

PATER NOSTER, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen

AVE MARIA, gratia plena, Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei et Dea Mater Nostra, ora pro nobis peccatoribus, nunc, et in hora mortis nostrae. Amen

GLORIA Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen

En recuerdo de las tres insignias: cruz, corona y herida de la lanza; con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.

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DÍA OCHO 

EL SAGRADO CORAZÓN: MODELO DE RECOGIMIENTO   Y MODESTIA 

Qué ves alma cristiana, en la figura exterior de tu Divino Jesús? Ves el retrato más acabado del recogimiento y de la modestia cristiana. Mírale bien y aprende de Él cómo has de ser en tu porte y maneras; si quieres hasta en eso llevar el Sello del Sagrado Corazón. 

   Su voz es quieta y sumisa, sus palabras prudentes y pocas, Su andar grave y mesurado, su mirada recogida y bondadosa.

El semblante de Jesús era tal, que inspiraba sentimientos de virtud a quien lo contemplaba… Y era imposible verlo interiormente mejorado. 

   Sus enemigos nunca pudieron tacharle de ligereza y desenvoltura. Los que sin cesar buscaban atraparle en la palabra, jamás pudieron echarle en rostro una que fuese inconveniente.

Su alegría era tan edificante como su austeridad. Nadie le oyó ruidosas carcajadas, ni le vio desacompasados movimientos. Todo su exterior era el reflejo de orden, paz, igualdad y armonía en su divino interior. 

   Dame a conocer ¡Oh dulce Jesús! los suaves encantos de esta celestial virtud. 

   Medítese unos minutos. 

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II 

   El rostro y los ademanes son el espejo de lo que pasa en el corazón. Por eso llevo retratados en ellos, la disipación y el desorden del mío. 

   ¿Soy cristiano o pagano? ¿Sirvo a Dios o al mundo su enemigo? Nadie creería lo primero, sino más bien lo segundo, oyendo tal vez mis conversaciones, mirando mi modo de vestir, observando mis actitudes. 

   ¿A qué tengo dedicados mis sentidos sino a culpables o por lo menos peligrosas tonterías? ¿Qué ley pongo a mis ojos; para que no tropiecen con mil escollos para la honestidad? ¿Qué freno aplico a mi lengua; para que no hiera la reputación ajena o no se deslice en mil y mil superfluidades? ¿Qué muro he puesto a mis oídos; para que no se vayan tras la curiosidad y mundanos pasatiempos?

¡Ah! Que estos dones que se me han dado para servir con ellos a Dios y al prójimo; sólo los empleo yo para que se me rinda y esclavice el mundo, con todas sus vanidades.  

   ¡Pobre corazón mío abierto así, sin el muro de la modestia a todos los embates del enemigo! ¡Pobre corazón expuesto así por mi culpa; a todas las oleadas de este mar de corrupción! 

   Rodéalo Señor de esta preciosa virtud, como de fortísima muralla; para que sea plaza cerrada e inexpugnable donde sólo entres Tú y nunca jamás tu Enemigo. 

   Medítese, y pídase la gracia particular.

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ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN

Rendido a tus pies, ¡Oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de Amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón; te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo; para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven. 

   ¡Mira que soy muy pobre, Dulcísimo Jesús! ¡Y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, ¡Oh Soberano Maestro! ¡Y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil! ¡Oh Poderosísimo Amparo de los débiles, y caigo a cada paso! ¡Y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo, mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,… Aprended de Mí… Pedid, llamad…

A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, ¡Oh Señor! firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén. 

Rezar tres veces:

PATER NOSTERqui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen

AVE MARIA, gratia plena, Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei et Dea Mater Nostra, ora pro nobis peccatoribus, nunc, et in hora mortis nostrae. Amen

GLORIA Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen

En recuerdo de las tres insignias: cruz, corona y herida de la lanza; con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.

Sta Margarita Marìa de ALACOQUE

DÍA NUEVE 

EL SAGRADO CORAZÓN: MODELO DE DESPRENDIMIENTO 

 

La virtud que quiere enseñarte hoy alma mía, el Sagrado Corazón de Jesús; es la muy heroica del Desprendimiento.

Tan desprendido de todo lo humano estuvo el Sagrado Corazón; que nada ejercía sobre Él peso, ni influencia alguna; como no fuese la Voluntad de su Padre Celestial. 

   Estuvo desprendido de todo interés material; hasta el punto de nacer privado de todo: en una cueva… Y morir desnudo de todo, en la Cruz. Y en el intermedio de su vida, nunca tuvo cosa que llamase suya. Las limosnas que le daba la piedad de los fieles; las devolvía Él a los pobres o las depositaba en poder de sus discípulos. 

   En cuanto a los afectos de sangre; ninguno de ellos obstaculizó para nada la libertad y desprendimiento del Adorable Corazón de Jesús. Niño aún, deja a su Madre y a San José. Y se separa por tres días de su dulce compañía. Y si éstos se atreven a formular una queja , les dice: «¿No sabéis que a Mí me toca atender primero a las cosas de mi Padre Celestial?». 

    ¡Oh sublime libertad de espíritu! ¡Oh total desprendimiento de los lazos humanos! ¡Oh soberana independencia del corazón entregado únicamente a Dios! 

   Medítese unos minutos. 

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II 

    No es así ¡Oh Jesús mío! mi pobre corazón, esclavo de tantos señores y atado a tan miserables cadenas, que de todas partes detienen su vuelo hacia Dios. 

   Me ata el amor a los bienes temporales; me ata el ansia por las comodidades de mi persona; me ata el afecto exagerado a los amigos. Mi corazón ha echado tan profundas raíces en esta tierra vil que le rodea, que no sabe vivir sino con ella y por ella. Y así como la planta se nutre y forma de los jugos que bebe del suelo por medio de sus raíces, así mi corazón vive y se nutre sólo de la miseria del mundo por medio de los mil y un afectos que le tienen atado a él. 

  Desarraiga, Jesús mío, mi alma de esta tierra de pecado, donde no crece, ni florece como debiera sólo para Ti. Que yo viva en este mundo sólo corporalmente, pero viva espiritualmente fuera de él. No me llenen afectos humanos a mí, que estoy llamado a poseer un objeto divino. Haz que encuentre amargura y desabrimiento en todo lo que no seas Tú, para que no se pegue mi corazón más que a Ti. 

   Si contigo tan sólo he de reinar eternamente, ¿Cómo soy tan fácil en entregar mi corazón a esas tristes criaturas que tan pronto voy a abandonar? 

   Medítese, y pídase la gracia particular.

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ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN

Rendido a tus pies, ¡Oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de Amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón; te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo; para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.

¡Mira que soy muy pobre, Dulcísimo Jesús! ¡Y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, ¡Oh Soberano Maestro! ¡Y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil! ¡Oh Poderosísimo Amparo de los débiles, y caigo a cada paso! ¡Y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo, mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,… Aprended de Mí… Pedid, llamad…

A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, ¡Oh Señor! firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Rezar tres veces:

PATER NOSTER, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen

AVE MARIA, gratia plena, Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei et Dea Mater Nostra, ora pro nobis peccatoribus, nunc, et in hora mortis nostrae. Amen

GLORIA Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen

En recuerdo de las tres insignias: cruz, corona y herida de la lanza; con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.

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