161 RESURRECCIÓN EN NAÍM
161 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA
Naím debía tener una cierta importancia en tiempos de Jesús.
No es muy grande pero está bien construida. La rodea una muralla,
Se asienta sobre una colina derivada del Pequeño Hermón, que domina desde lo alto la fértil llanura abierta hacia el noroeste.
Para llegar a ella viniendo de Endor, hay que atravesar un riachuelo afluente del Jordán.
Que desde aquí ya no se ve, pues lo ocultan unas colinas que dibujan un arco en forma de signo de interrogación abierto hacia el este.
Jesús avanza en dirección a esta ciudad, por un camino de primer orden que comunica las regiones del lago con el Hermón y sus pueblos.
Tras El van muchos habitantes de Endor, verdaderamente locuaces.
La distancia que separa al grupo apostólico de los muros de la ciudad es ya muy poca:
Unos doscientos metros, no más.
Ya está avanzada la mañana y las puertas de la ciudad están abiertas.
Dado que el camino va derecho a meterse por una de las puertas de la ciudad,
se puede ver todo lo que está sucediendo en la zona inmediatamente situada al otro lado de los muros.
Es así que Jesús, que iba hablando con los apóstoles y con el nuevo convertido,
ve venir, en medio de un gran revuelo de plañideras, un cortejo fúnebre.
Los habitantes de Endor, se precipitan a la puerta, para mirar…
Algunos apóstoles preguntan:
– ¿Vamos a ver, Maestro?
Jesús acepta diciendo:
– Bueno, vamos.
Judas dice a Juan:
– Debe ser un niño…
¡Fíjate cuántas flores y cintas hay sobre el lecho fúnebre! Juan responde:
– O quizás una virgen.
Bartolomé niega:
– No.
Sin duda es un muchachito joven, por los colores que han puesto.
Además faltan los mirtos…
El cortejo fúnebre ya está fuera de la ciudad.
No es posible ver lo que hay en la litera, que va en alto, cargada sobre los hombros…
Sólo por el relieve que hace, se intuye un cuerpo extendido, fajado, tapado con una sábana.
Y se comprende que es un cuerpo que ya ha alcanzado su completo desarrollo, porque ocupa toda la largura de la camilla.
A su lado, una mujer velada, ayudada por parientes, camina llorando.
Es el único llanto sincero en toda esa comedia de plañideras.
Y si uno de los que llevan las andas tropieza con una piedra, hay un agujero o una pequeña elevación del suelo, de forma que la litera sufre una violenta oscilación,
la madre gime:
– ¡No, no, despacio!
¡Mi niño ha sufrido mucho!
Y levantando una de sus temblorosas manos, acaricia el borde de la camilla.
– ¡Más no puede!
Y besa los ondeantes velos y las cintas que el viento agita, acariciando la figura inmóvil.
Pedro, a punto de llorar,
exclama con aflicción:
– Es la madre.
Pero no es el único que tiene bañados los ojos por esa congoja:
Al Zelote, a Andrés, a Juan y hasta a Tomás, que siempre está alegre, les brillan los ojos.
Todos, todos están conmovidos.
Judas dice en voz baja:
¡Pobrecilla de mi madre…!
Jesús, con una dulzura en sus ojos tan profunda que se hace irresistible,
Se dirige hacia la camilla.
La madre, sollozando ahora más intensamente,
porque el cortejo se prepara a girar en dirección al sepulcro abierto.
Con un impulso incomprensible –¡Quién sabe de qué tiene miedo!- aparta con violencia a Jesús.
Al ver su ademán de tocar la camilla.
Y mirándolo con ojos delirantes por el dolor.
grita:
– ¡Es mío!
Jesús responde:
– Ya sé que es tuyo, madre.
– ¡Es mi único hijo!
¿Por qué le ha tenido que llegar la muerte?:
¿Por qué a él, que era bueno, que era encantador, que era la alegría de esta viuda?
La comparsa de las plañideras aumenta su pagado llanto para hacer coro a la madre,
que continúa:
– ¿Por qué él y no yo?
No es justo que quien ha dado la vida vea perecer al fruto de su vientre.
El fruto debe vivir, porque, si no, ¿Qué sentido tiene el que estas entrañas se desgarren para dar a luz a un hombre?
Con violencia y desesperada, se golpea el vientre.
Jesús le toma las manos,
diciendo:
– ¡No, así no!
¡No llores, madre!
Se las aprieta fuertemente, sujetándolas con su mano izquierda, mientras con la derecha toca la camilla,
– Deteneos.
Poned en el suelo la camilla.
Los hombres obedecen y bajan la camilla, que queda apoyada en el suelo sobre sus cuatro patas.
Jesús agarra la sábana que cubre al muerto y la echa hacia atrás, quedando así descubierto el cadáver.
La madre grita su dolor, con el nombre de su hijo:
– ¡Daniel!
Jesús sigue teniendo en su mano las manos maternas.
Se yergue imponente, con su mirada centelleante en su rostro,
que es la expresión de los milagros más poderosos.
Y bajando la mano derecha mientras dice con toda la fuerza de su voz:
– Jóven, Yo te lo mando: ¡Levántate!
Después de unos segundos impactantes…
El muerto envuelto en las vendas, se incorpora.
Se sienta en la camilla,
y dice:
– ¡Mamá!…
Es el grito de un niño aterrorizado.
Jesús, soltándo las manos de la madre,
dice:
– Es tuyo, mujer.
Te lo devuelvo en el Nombre de Dios.
Ayúdale a quitarse el sudario. Sed felices.
Jesús trata de retirarse.
Pero no lo dejan.
La multitud lo aprisiona junto a la camilla.
A donde la madre se ha arrojado, gesticulando entre las vendas, para quitarlas lo más pronto posible.
Mientras se oye una y otra vez la voz implorante:
– ¡Mamá! ¡Mamá!…
Ella ha quitado el sudario y las vendas
Madre e hijo se abrazan.
Sin tomar en cuenta las capas de bálsamo pegajoso, que la madre retira de la cara, de las manos…
Con las mismas vendas.
Y luego, no teniendo con qué vestirlo de nuevo, se quita el manto y con él lo envuelve.
Y todo sirve para acariciarlo, con inmenso amor…
Jesús los mira.
Observa a esta pareja que se abraza llena de amor, estrechándose sobre la orilla de la camilla…
Que ha dejado de ser fúnebre.
Y viendo en el tiempo, contempla una escena similar y a la vez muy diferente…
Que sucederá en un futuro no muy lejano…
Y sus ojos se llenan de lágrimas.
Judas de Keriot ve este llanto y pregunta:
Jesús voltea su rostro,
y dice:
– Pienso en mi Madre…
Esta breve conversación hace que la mujer se vuelva hacia su Bienhechor.
Toma por la mano al hijo, lo levanta.
Ella se arrodilla,
y dice:
– También tú, hijo mío.
Bendice a este Santo que te ha devuelto a la vida y a tu madre.
Y se inclina a besar la orla del vestido de Jesús.
Mientras que la multitud prorrumpe en hosannas a Dios y a su Mesías;
porque los apóstoles y los vecinos de Endor, lo han propalado así.
Toda la multitud grita:
– ¡Sea Bendito el Dios de Israel!
– ¡Bendito el Mesías, su enviado!
– ¡Bendito Jesús, Hijo de David
– ¡Un gran profeta ha nacido entre nosotros!
– ¡Dios ha visitado realmente a su Pueblo!
– ¡Aleluya! ¡Aleluya!…
Finalmente Jesús puede escabullirse y entrar en la ciudad.
La multitud lo sigue.
Lo persigue, con amor exigente.
Le sale al paso un sacerdote que se inclina profundamente,
y lo saluda:
– Te ruego que te quedes en mi casa.
Jesús objeta:
– No puedo.
La Pascua me impide que me detenga fuera de lo establecido.
Dentro de pocas horas llegará el atardecer y hoy es Viernes.
Por esta razón debo llegar antes del crepúsculo a mi próxima etapa. Te doy las gracias como si me quedase. No me retengas.
– Soy el sinagogo.
– Hombre, hubiera bastado con que me tardase una hora…
Para que aquella mujer no hubiese recuperado a su hijo.
Voy a donde otros infelices me están esperando. No retardes su alegría, por egoísmo.
Otra vez regresaré y me hospedaré contigo en Naím, por algunos días.
Te lo prometo. Ahora déjame ir.
El hombre no insiste más.
Se limita a decir:
– Lo has dicho.
Te espero.
– Sí.
La paz sea contigo y con los habitantes de Naím.
Y volviéndose hacia la comitiva que venía con él,
– También a vosotros los de Endor.
Regresad a vuestras casas.
Dios os ha hablado a través del milagro.
Haced que en todos vuestros corazones, por la fuerza del amor; haya otras tantas resurrecciones.
Hay una última, unánime, exultación de la multitud.
para después dejar a Jesús que continúe su camino.
Y Jesús atraviesa diagonalmente la ciudad …
Y sale hacia los campos, en dirección al Esdrelón.
VIERNES DE DOLORES
Ahora que la mayoría de los habitantes de nuestra casa, la Tierra que Dios creó, nos encontramos en cuarentena forzada, por los dictámenes de nuestros respectivos gobiernos para nuestra protección por la pandemia del COVID-19,
Podemos meditar y orar siguiendo paso a paso, cada uno de los Acontecimientos en la Vida de nuestro Redentor Santísimo, siguiendo sus Huellas Ensangrentadas en los últimos días de su Pasión, Muerte y Resurrección
Extractados en la Crónica de la Magna Traición y el Deicidio perpetrados, por el Pueblo que NO SUPO RECONOCER A DIOS, en la Persona de su Mesías.
Con la nueva impresión de este post, réplica del original publicado el 24 de Diciembre del año 2012, al final dejamos el enlace para continuar la revelación hasta donde la queráis concluir. (1)
Que la Paz del Señor quede en vuestros corazones y la Luz del Espíritu Santo os ilumine el sendero para acompañar a Jesús y fortalecer nuestras almas con la reflexión divina.
Les agradece y bendice, el equipo de Crónica de una Traición…
Impulsados por el amor, la rabia y la curiosidad, una multitud se agolpa en el cancel de Bethania. Han venido sin esperar a que se ponga el sol.
Lázaro, que ha sido llamado por un siervo, queda sorprendido por la violación sabática, porque los primeros que llegan son los más intransigentes de los judíos y que dan una respuesta verdaderamente farisea:
– Desde la Puerta de las Ovejas ya no se ve el disco solar y entonces nos pusimos en camino, pensando que sin duda no sobrepasaríamos la medida prescrita; antes de que el sol se oculte, detrás de las cúpulas del Templo.
Una sonrisa irónica se dibuja en la afilada cara de Lázaro. Está sano, de buen aspecto y delgado.
Les responde educadamente, pero con sarcasmo:
– ¿Qué queréis ver? El Maestro respeta el sábado. Está descansando… Todavía no se oculta el sol, para decir que el sábado ha terminado. No voy a perturbarlo.
Muchos peregrinos suplican e insisten en ver a Jesús. Con los hebreos están mezclados los gentiles. Todos observan disimuladamente a Lázaro, como si fuese un ser irreal.
Lázaro soporta la molestia de una fama que no quiso; pero no abre el cancel.
Pacientemente responde a quién le pregunta:
– Lo veréis en la ciudad. Ahora no puedo llamarlo. Idos tranquilos, pero no hagáis que vuestra curiosidad sea estéril. El haberme visto vivo y prueba del Poder de Jesús, Cordero de Dios y el Mesías Santísimo, os lleve a todos al Camino. Estoy contento de haber resucitado.
Y espero que el milagro pueda sacudir a los que dudan y convertir a los paganos. Convenciéndolos a todos de que Uno solo es el Dios Verdadero. Y uno solo el Verdadero Mesías: Jesús de Nazareth, el Maestro Santo.
Un gentil pregunta:
– ¿Pero de veras moriste?
Lázaro responde:
– Preguntadlo a aquellos judíos principales. Vinieron a mi entierro y muchos de ellos estuvieron presentes cuando resucité.
Le llueven las preguntas:
– ¿Qué sentiste?
– ¿Dónde estuviste?
– ¿Qué recuerdos tienes?
– Cuando regresaste vivo, ¿Qué te pasó?
– ¿Cómo te resucitó?
– ¿De qué moriste?
– ¿Te encuentras bien ahora?
– ¿Ya no tienes señales de las llagas?
– ¿Tú eres el resucitado?
– ¿Podemos ver el sepulcro donde estuviste?
Lázaro los mira con caridad y responde:
– Lo soy. Para dar gloria Dios que me sacó de la muerte, para que fuera siervo de su Mesías.
Lázaro pacientemente trata de responder a todos.
Y aunque puede decir que las señales de las llagas se han borrado, no puede responder a lo que experimentó, ni cómo resucitó.
Finaliza diciendo:
– No lo sé. Me encontré vivo en mi jardín, entre los siervos y mis hermanas. Cuando me quitaron el sudario vi el sol, la luz. Sentí hambre, comí. Sentí el placer de la vida y el gran amor que el Rabí tuvo por Mí. Lo demás lo saben mejor que yo, aquellos tres que están conversando y aquellos dos que apenas llegan.
El hombre dice:
– A nosotros los gentiles no nos hablan. Vosotros que sois judíos, id a preguntadles… Tú déjanos ver el sepulcro donde estuviste.
Insisten tanto que cansan a Lázaro y éste se decide.
Da instrucciones a sus siervos y luego se dirige a la gente:
– Id a aquella vereda y os saldré al encuentro, para llevaros a donde está el sepulcro. Aun cuando no hay otra cosa que ver, más que un hueco abierto en la roca.
– ¡No importa!
– ¡Vamos, vamos!
Un escriba pregunta:
– ¡Lázaro, detente! ¿Podemos ir también nosotros? ¿O nos está prohibido lo que permites a los extranjeros?
– No, Arquélao. Ven también tú. Si el acercarte a un sepulcro no te contamina…
– No. Porque adentro no hay ningún cadáver.
– Pero yo estuve dentro por cuatro días. Por cosas mucho menores, se ha pensado en Israel que hay contaminación. Vosotros decís que queda inmundo el que roza con su vestido un cadáver.
Mi sepulcro todavía despide tufos de cadáver. No obstante que desde hace mucho tiempo ha estado abierto.
– No importa. Nos purificaremos.
Lázaro mira a los dos fariseos que llegaron al último y les pregunta:
– ¿También vosotros queréis venir?
– Sí.
Los lleva a todos al sepulcro.
Un rosal en flor rodea la entrada, pero de nada sirve para suprimir el hedor que sale de la tumba abierta. En la roca, bajo el arco adornado del rosal, se lee: “¡Lázaro, sal afuera!
Los enemigos al verlas, gritan:
– ¿Por qué mandaste esculpir esas palabras? ¡No debías hacerlo!
– ¿Por qué no? En mi casa yo puedo hacer lo que me plazca y nadie puede acusarme por querer esculpir sobre la roca, las palabras del grito divino que me devolvió a la vida, para que jamás se borren.
Y todo el que las lea bendiga el poder misericordioso en el grito del Mesías que me arrancó de la muerte…
Todos los fariseos responden:
– ¡Eres un pagano!
– ¡Un sacrílego!
– ¡Blasfemas contra nuestro Dios!
– ¡Festejas el sortilegio del hijo de Belcebú!
– ¡Ten cuidado, Lázaro!
Lázaro advierte:
– Os recuerdo que estoy en mi casa y que estáis en ella. Que nadie os invitó a venir… Y que vinisteis por fines indignos. Sois peores que estos paganos, los cuales si ven en El que me resucitó a un Dios.
Todos protestan escandalizados:
– ¡Anatema!
– ¡El discípulo es como el Maestro!
– ¡Horror!
– ¡Vámonos de esta cloaca impura!
– ¡Corruptor de Israel!
– El Sanedrín tendrá presentes tus palabras…
Esto es demasiado para Lázaro y grita:
– Y Roma vuestros complots… ¡Largaos de aquí!
El siempre bueno Lázaro se comporta como un hijo de Teófilo y los arroja como si fueran una jauría de perros rabiosos.
Después despide a la gente que se va de mala gana, pues insisten en ver a Jesús.
Los siervos cierran el cancel…
Lázaro está por retirarse, cuando ve que salen de un matorral de mirtos, el escriba Eleazar y el sacerdote Juan…
Que le ruegan:
– No nos eches fuera.
– Nos metimos entre tus plantas para que no nos vieran. Debemos hablar con el Maestro.
– Hemos venido porque sospechan menos de nosotros, que de José y Nicodemo.
– No quisiéramos que nadie nos viera aparte de ti y del Maestro.
Lázaro los invita:
– Venid.
Los lleva a través del jardín hasta una doble barrera de bojes y de laureles.
– Quedaos aquí. Os traeré a Jesús.
El sacerdote Juan suplica:
– Que nadie se dé cuenta.
– No tengáis miedo.
Muy poco tiempo tienen que esperar.
Por la vereda semioscura a causa de las ramas entrelazadas, aparece Jesús con su vestido blanco de lino.
Lázaro también se acerca mientras Jesús saluda a los dos que ante Él se inclinan profundamente.
– Maestro y tú Lázaro, escuchad. En cuanto se supo que estás aquí, el Sanedrín se reunió en la casa de Caifás. Todo lo que hace es ilegal… ¡No te hagas ilusiones, Maestro!
¡Sé prudente Lázaro!… No os engañe la calma fingida. La aparente somnolencia del Sanedrín. Es algo preparado, Maestro.
Fingen para atraerte y aprehenderte sin que la multitud se agite y se prepare para defenderte. Tu suerte está sellada y no cambiará.
Si es mañana o dentro de un año, el decreto se llevará a cabo. El Sanedrín nunca olvida sus venganzas. Sabe esperar la ocasión propicia y dar el golpe…
– También a ti Lázaro, quieren quitarte de en medio. Aprehenderte, suprimirte. Porque por tu causa, muchos los abandonan para seguir al Maestro. Tú has dicho con palabras muy exactas, que eres el testimonio de su poder.
Y quieren destruirlo. Ellos saben que las multitudes pronto olvidan. Y dicen que desaparecidos tú y el Rabí, muchos entusiasmos se apagarán…
Jesús exclama:
– ¡No, Eleazar! ¡Echarán llamas!
Juan dice:
– ¡Oh, Maestro! ¿Qué pasará si mueres? ¿Qué es lo que hará que nuestra Fe en Ti arda en llamas? Y aun cuando así fuera, ¿Qué será de nosotros si Tú estás muerto?
Eleazar dice:
– Por favor cuídate. Debemos irnos, Maestro. Ya cumplimos con venir a avisarte. La paz sea contigo.
Jesús los despide:
– Gracias por haber venido. Que nadie os vea. La paz sea con vosotros…
Los dos sinedristas se van.
Y Jesús y Lázaro entran en la casa.
En un resplandecer de blancura y de plata en que ponen una nota menos nívea, los manojos de ramitos de manzano, peral, durazno y de otros árboles frutales que hay en los jarrones.
Y cuyas flores blancas, con un ligero tinte de rosa, derraman su perfume de frescura primaveral.
Sobre las mesas hay una vajilla preciosa: jarras de diferentes tamaños, ensaladeras y salseras, que hacen juego con las copas de plata cincelada.
Hay un aire festivo en la sala del banquete, que ha sido preparada con exquisito cuidado.
Cuando llega el crepúsculo, un último rayo de sol ilumina las palmeras que están afuera y la de un gigantesco laurel, en el que los pajarillos hacen mucha bulla, antes de dormir.
En la sala adyacente, Lázaro muestra a Jesús los rollos nuevos que ha adquirido recientemente.
Jesús comenta con Lázaro, el contenido de esas obras y explica los errores doctrinales que contienen y la diferencia con las verdades fundamentales que Lázaro, rico y culto, ha querido conocer.
Luego los dos pasan a la sala blanca, donde se lleva a cabo la cena, seguidos por los apóstoles. Los últimos en entrar son las hermanas de Lázaro y Maximino.
Jesús se sienta sonriente en su lugar junto a Lázaro y mira a Juan que está en un ángulo de la mesa, que tiene forma de “U”.
A su lado se sienta Lázaro y a su izquierda, su primo Santiago. Tadeo está en el otro ángulo, en donde empieza la mesa larga.
Martha y María, ofrecen las palanganas para la ablución y las toallas.
Luego María hecha vino en las copas y Martha coloca las fuentes llenas de alimentos, conforme los siervos los van trayendo de la cocina; en un ir y venir de exquisitas y variadas viandas.
Las dos hermanas atienden personalmente a todos los comensales, especialmente a los seres más queridos: Jesús y Lázaro.
Pedro, que ha estado comiendo con mucho gusto, observa:
– ¡Ah! ¡Ahora me doy cuenta! Todos los platillos son como si estuviéramos en Galilea. Esto parece un banquete de nupcias. Pero aquí no falta el vino, como faltó en Caná.
Lázaro explica:
– Fue idea de mis hermanas, sobretodo de María: el presentar una cena en la que el Maestro tuviera la impresión de estar en Galilea.
Después, cuando la cena casi concluye y están en la sobremesa, entretenidos con la conversación, Magdalena sale y Martha pone sobre la mesa, bandejas con flores de higuera y hermosas y suculentas frutas.
Lázaro dice:
– Comed de las últimas frutas de los naranjales libios y los primeros melones de Egipto, cultivados en los solares. Éstas son almendras de nuestra patria. Martha, ¿Y el niño?
Martha contesta:
– Está bien. Noemí lo está cuidando.
Jesús se llena de emoción al recordar Egipto:
– Teníamos algunas plantas en el huerto. Cuando hacía mucho calor, metíamos los melones en el pozo del vecino, que era profundo y frío.
Y era una delicia comerlos por la noche. Todavía recuerdo…
Yo tenía una cabra golosa a la que había que cuidar bien, porque se despachaba plantas y frutas tiernas. -Jesús ha dicho estas palabras con la cabeza un poco inclinada.
La levanta y mira las palmeras que se mueven al suave contacto del viento nocturno y agrega- Cuando veo esas palmeras…
Siempre que veo palmeras, me acuerdo de Egipto. De su tierra amarillenta y arenosa, que con el viento se levanta tan fácilmente. Y de sus pirámides que parecían moverse, en medio del aire enrarecido.
Los altos troncos de las palmeras. La casa donde… pero es inútil hablar de esto. A cada hora su preocupación y con ella su alegría…
Vuelve entrar María Magdalena. Trae una jarra de cuello delgado, que termina en un hermoso pico. Es de alabastro de color amarillo rojizo, como la piel de algunas personas rubias.
Los apóstoles la miran creyendo que trae algún raro manjar.
María pasa detrás de los lechos y llega hasta donde están Jesús y Lázaro.
Destapa la jarra y deja caer algunas gotas sobre su mano, de un líquido que apenas si sale. Un perfume intenso y riquísimo, se esparce por todo el salón.
María no se contenta con lo poco que sale. Se inclina y rompe de un golpe el cuello de la jarra, contra la saliente del lecho de Jesús. Cae al suelo, esparciendo sobre los mármoles gotas perfumadas.
Ahora sí sale bastante.
María se llena la mano y hecha sobre la cabeza de Jesús, el denso bálsamo. Lo extiende con las peinetas que se ha quitado y unge toda su cabellera.
Le acomoda los rizos que toma, mechón por mechón; entre sus dedos. Parece una mamá que peina a su niño. Queda bastante perfume en la jarra.
La cabellera de Jesús ha quedado empapada. Su cabeza rubio rojizo, brilla como si fuera oro bruñido. La luz de la araña que los siervos prendieron, se refleja cómo sobre un casco de bronce pulido. El perfume es embriagador y muy intenso.
Cuando termina, María besa suavemente la cabeza de Jesús. Y después le toma las manos, las embalsama y se las besa.
Entonces, María repite lo que llevada por el amor hiciera en aquel lejano atardecer. Se arrodilla a los pies del lecho, desata las correas de las sandalias de Jesús y se las quita.
Metiendo sus dedos dentro de la jarra, saca el perfume y lo extiende con cuidado sobre los pies desnudos; dedo por dedo, en la planta, en el calcañal, el tobillo y finalmente, sobre el empeine que descubre haciendo a un lado el vestido de lino, hasta que se acaba el bálsamo.
Rompe entonces la jarra y hecha el último resto de bálsamo, sobre los pies de Jesús…
Cuando termina, María besa suavemente la cabeza de Jesús. Y después le toma las manos, las embalsama y se las besa.
Entonces, María repite lo que llevada por el amor hiciera en aquel lejano atardecer. Se arrodilla a los pies del lecho, desata las correas de las sandalias de Jesús y se las quita.
Metiendo sus dedos dentro de la jarra, saca el perfume y lo extiende con cuidado sobre los pies desnudos; dedo por dedo, en la planta, en el calcañal, el tobillo…
Y finalmente, sobre el empeine que descubre haciendo a un lado el vestido de lino, hasta que se acaba el bálsamo. Rompe entonces la jarra y hecha el último resto de bálsamo, sobre los pies de Jesús…
Judas, que hasta ahora había estado silencioso, contemplando con lujuria a la hermosísima mujer y envidioso del Maestro, a quién ungía en la cabeza y en los pies…
Explota su malhumor; pues si los otros habían mostrado un cierto descontento, pero sin mayores consecuencias…
Él, que se había puesto de pie para ver mejor la unción de los pies…
Judas levanta su voz grave en clamorosa protesta:
– ¡Qué estulticia! ¡Basta ser mujer, para ser necia! ¡Qué derroche inútil y pagano! ¿Para qué tanto desperdicio? El Maestro no es un publicano, ni una meretriz para recibir estos afeminamientos. Es una deshonra para Él.
¿Qué dirán los judíos al sentirlo perfumado como un efebo? ¡Y luego no se quiere que los jefes del Sanedrín, nos critiquen de pecado!…
Esas acciones son propias de una cortesana lasciva, ¡Y no hablan bien de ti; pues demasiado recuerdan tu pasado!
El insulto es tal, que todos se quedan asombrados y miran a Judas como si de repente se hubiera vuelto loco.
Martha se pone colorada.
Lázaro, aprieta los puños y los labios.
María Magdalena, está como si estuviese sorda…
Y continúa secando los pies de Jesús, con la punta de su cabellera suelta, que con el ungüento se ha vuelto más pesada y oscura, que en la parte superior.
Los pies de Jesús están lisos y suaves, como si se hubieran cubierto de una nueva piel y María le pone nuevamente las sandalias.
Le besa los pies, indiferente a todo lo que no sea su amor por Jesús.
Mientras tanto, Judas dice retador:
– ¿Me miráis? Todos habéis murmurado en vuestro corazón. Ahora, porque me convertí en eco vuestro y he dicho claramente lo que pensabais; no me dais la razón. Repito lo que he dicho.
No quiero afirmar que María sea la amante del Maestro; pero sí digo que ciertos actos no son apropiados ni a Él, ni a ella. Es una acción imprudente e injusta. ¿Para qué este desperdicio?
Si ella quería borrar los recuerdos de su pasado, podía haberme dado esa jarra y el ungüento… ¡Por lo menos era una libra de nardo puro! Y de gran valor.
Lo habría vendido al menos por trescientos denarios, qué es lo que vale un nardo de tal calidad, para dar el dinero a los pobres que nos asedian. Nunca faltan y mañana encontraremos muchos en Jerusalén.
Maestro, me asombra que Tú permitas de una mujer, tales estupideces. Si tiene riquezas para derrochar; que nos las dé para repartirlas y sería más juiciosa.
Mujer, a ti te lo digo: suspende lo que estás haciendo, pues me parece asqueroso…
María lo mira ruborizada y con reproche. Y está por obedecer…
Pero Jesús le pone la mano sobre la cabeza, que ella ha inclinado para besarle los pies.
Y después hace descender aquella mano sobre su espalda, atrayéndola levemente hacia Sí, como para defenderla mientras…
Jesús dice:
– Déjala en paz. ¿Por qué la reprendes y la molestas? Nadie debe reprobar una obra buena y llenarla del fango que únicamente la malicia enseña.
No sabéis lo que ha hecho. María ha realizado en Mí, una acción de deber y de amor.
Siempre habrá pobres entre vosotros. Ya estoy para irme…
A ellos les podéis continuar haciendo el bien. A Mí, el Hijo del Hombre entre los hombres; no será posible tributarle ninguna honra, porque así lo quieren y porque le ha llegado su Hora.
El Amor ha sido para María, Luz. Presiente que voy a morir y ha anticipado el homenaje a mi Cuerpo Sacrificado por todos vosotros.
Me ha ungido para la sepultura, porque entonces no podrá hacerlo y le dolerá demasiado el no haberme podido embalsamar.
En verdad les digo que hasta el fin del Mundo y en todos los lugares donde será predicado el Evangelio, se recordará este acto profético.
Y de lo que ella ha hecho, tomarán lecciones las almas para darme su amor, bálsamo amado por Cristo.
Y serán heroicos en el sacrificio, pensando que cada sacrificio es embalsamamiento del Rey de reyes… Del Ungido de Dios del Cual la Gracia desciende como este nardo desde mis cabellos, para fecundar el amor en los corazones…
En los cuales el amor asciende en un continuo y abundante reflujo de amor, de mí a las almas mías y de ellas hacia Mí.
Sí. En todo el mundo y durante todos los siglos, quiera Dios hacer de cada hijo suyo otra María, que no se pone a calcular en precios, que no fomenta ningún apego; que no guarda ningún recuerdo, aún el más mínimo del pasado...
Sino que destruye y aplasta, todo lo carnal y mundano. Y se rompe y se esparce, como hizo con el alabastro y con el nardo, por amor a su Señor.
Judas, imita si puedes…
Respétate también a ti mismo. Porque la deshonra no existe aceptando un puro amor con amor puro; sino nutriendo la envidia y el odio, haciendo insinuaciones bajo el impulso de los sentidos…
Ya son tres años, Judas; que te amaestro y todavía no te he podido cambiar. Y la Hora se acerca. Judas… Judas…
María, gracias. Persevera en tu amor. No llores, María, te repito:
“Todo ha sido perdonado, porque has sabido amar totalmente” Has elegido la mejor parte y no se te quitará. Quédate en paz, mi hermosa oveja a quién encontré nuevamente.
Quédate en paz. Que los pastizales del amor, sean en la Eternidad tu alimento.
Levántate. Besa también mis manos que te absolvieron y has bendecido…
¡A cuántos han absuelto, bendecido, curado, hecho bien!
Y sin embargo yo os aseguro que el pueblo, a quien han hecho tantos bienes, está preparándose para torturarlas…
Un silencio pesado se cierne sobre el aire impregnado del fuerte perfume.
Nadie tiene ganas de seguir comiendo…
Las palabras de Jesús los dejan a todos reflexionando.
El primero que se levanta es Judas Tadeo. Pide permiso para retirarse. Santiago su hermano lo sigue y luego Andrés y Juan.
Judas de Keriot pasa por delante de las mesas y se dispone para salir.
La mirada de Jesús sobre el apóstol traidor es indescriptible. Una mirada de llamada, de dolor infinito…
Pero Judas no la acepta.
– ¿A dónde vas?
Judas responde evasivo:
– Afuera…
– ¿Fuera de la habitación o fuera de la casa?
– A caminar un poco.
– No vayas, Judas. Quédate con nosotros…
– Ya se fueron los demás, ¿Por qué yo no puedo salir?
– Tú no vas a descansar como ellos…
Judas no responde y obstinado sale.
Nadie habla.
Pedro, Simón, Mateo y Bartolomé, se miran entre sí.
Jesús se levanta y a través de la ventana lo ve salir de la casa, con el manto puesto y lo llama con voz fuerte:
– ¡Judas, espérame! ¡Debo decirte una cosa!
Y sale detrás de Judas, que sigue caminando pero más despacio. Lo alcanza cerca de la valla del jardín.
Jesús toma a Judas del antebrazo y lo lleva hacia un bosquecillo que tiene plantas llenas de flores.
Jesús dice:
– ¿A dónde vas Judas? Te ruego que te quedes aquí.
– Tú qué sabes todo, ¿Para qué me lo preguntas? ¿Qué necesidad tienes de preguntar, Tú que lees en el corazón de los hombres? Sabes qué voy a ver a mis amigos. No me das permiso de ir con ellos… Ellos me buscan. Voy.
– ¡Tus amigos! ¡Tú ruina querrás decir! A ella vas. ¡A tus verdaderos asesinos, vas! ¡No vayas, Judas! ¡No vayas! Vas a cometer un crimen. Tú…
– ¡Ah, tienes miedo! ¡Finalmente lo tienes! ¡Finalmente sientes que eres humano! ¡Qué eres un hombre! ¡No más que eso!…
Porque solamente el hombre tiene miedo de la muerte. Dios no, porque sabe que no puede morir. Si te sintieses Dios, sabrías que no puedes morir y no deberías tener miedo.
Porque Tú, ahora que sientes próxima la muerte; la temes como cualquier mortal y buscas evitarla por todos los medios. Y en todas las cosas ves un peligro.
¿Dónde está tu antigua audacia? ¿Dónde tus protestas de estar contento? ¿De estar sediento por realizar el sacrificio?
¡No hay ni un eco de ellos en tu corazón! Creías que nunca llegaría esta hora y por eso te hacías el fuerte, el generoso, decías cosas pomposas.
¡No eres menos que los que tachas de hipócritas!
¡Nos deslumbraste y nos has desilusionado! ¡A nosotros que por Ti dejamos todas las cosas! ¡A nosotros que por tu causa seremos objeto de odio! ¡Tú eres la causa de nuestra ruina!
– ¡Basta! ¡Ve! ¡Ve! No han pasado muchas horas desde que tú me dijiste: “Ayúdame a quedarme. ¡Defiéndeme!” Lo he hecho y ¿De qué ha servido?
Dime una sola cosa; pero antes de decírmela, reflexiona bien…
¿Realmente quieres ir con tus amigos? ¿Los prefieres a Mí? ¿Es ésta tu voluntad?
Judas lo mira desafiante:
– Sí. Lo es. No tengo necesidad de reflexionar, porque desde hace tiempo no tengo más que ésta voluntad.
– Entonces vete. Dios no hace fuerza a la voluntad el hombre.
Jesús le vuelve la espalda y regresa despacio hacia la casa.
Siente la mirada de Lázaro que lo ve desde la misma ventana, donde momentos antes El mirara salir a Judas.
Y el pálido rostro de Jesús, se esfuerza por sonreír al amigo fiel…
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONÓCELA
(1) https://cronicadeunatraicion.com/2012/12/25/189-el-testamento-de-jesus/
F92 EL CREDO 11
AL TERCER DÍA, RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS
La vida comienza cuando parece que termina…
La muerte, es sólo la dolorosa transición hacia la verdadera Vida.
El hombre fue creado para el Cielo…
Destinado desde un principio a ser el Templo Vivo de Dios, su paso por la tierra es solo la preparación de ese magnífico destino.
El Infierno fue creado para castigo de Satanás y sus ángeles rebeldes a Dios.
Ahora lo comparten los hombres que rechazan la Salvación y la Doctrina de Jesús, por más que se nieguen a creer que existe.
En la noche del Viernes Santo, después de una muerte cuyos tormentos sólo pueden compararse a los del Infierno…
Jesús bajó a él para sacar del Limbo a los que aguardaban el momento de su Triunfo, que les abriría las puertas del Cielo para llevarlos con Él.
¡Cuánto dolor experimentó el Salvador al entrar en aquel lugar tan atroz!
¡Qué espantoso es el Fuego del Rigor de Dios!
¡Qué terrible es perder el Amor para vivir y respirar Odio, que es lo único que palpita en aquel Reino Maldito!
Jesús nos creó una segunda vez.
El pecado mató la Gracia en el hombre y su alma profanada por Satanás, quedó convertida en un cadáver espiritual y su cuerpo vulnerable a la enfermedad.
Dios nos amó hasta el extremo de querer conocer la vida y la muerte de la Tierra, para hacerse Alimento de nuestra debilidad y Sacramento, para permanecer entre nosotros. Se despojó de la Vida para darnos la Vida.
Se despojó de su vestidura de Dios y se cubrió con la nuestra de Hombre. Y aun ésta la perdió por nosotros, después de probar todos sus horrores: Dolores, hambres, traiciones, torturas, fatigas, agonía y muerte…
¡Oh Redención del Hombre, cuánto le costamos!
Reparación y Obsequio ofrecido a su Padre Santísimo….Como Consagrante, Constructor y Víctima, Jesús adquirió el derecho a ser Sacerdote Supremo.
Esto es lo que constituye su Gloria: haber restituido a Dios los Templos Vivos de nuestras almas de nuevo consagradas…
Y de esta Gloria lo revistió el Padre…
Otorgándole el Poder de ser Juez de todas las creaturas que hizo suyas al Precio de un Sacrificio sin Límites, con una Victoria total manifestada el Domingo de Resurrección…
La noche abre paso al amanecer. El cielo va tomando los tintes de un zafiro más claro… En el huerto hay un silencio total.
Las estrellas del cielo, van desapareciendo poco a poco y el tinte azul negro de la noche se difumina, ante el empuje del alba que avanza de oriente a occidente; como la ola de marea alta que cubre la playa mojando la arena y los arrecifes, con el agua y la espuma…
Las estrellas parpadean con su luz cada vez más débil, bajo la luz blanco-verdosa del alba, que baña los olivos mientras la aurora surge victoriosa…
Borrando la oscuridad de la noche precedente, con sus destellos áureos y rosados que se posan sobre el rocío que baña todas las hojas en el huerto…
Los pajarillos se despiertan entre el tupido ramaje de los altísimos cipreses y los setos de laureles, que defienden del cierzo.La puerta del sepulcro de Jesús ha sido reforzada con una gruesa capa de cal, como si fuese un contrafuerte.
Sobre el color blanco opaco del sello del Templo, golpean las largas ramas de un rosal…
Los guardias, fastidiados y temblando de frío; abrumados por el sueño… Custodian el sepulcro en diversas actitudes…
Alrededor de la fogata que hicieron durante la noche, sólo quedan los tizones, la ceniza, las sobras de la cena y los huesitos pulidos que usaron para jugar un juego parecido al dominó, sobre un tablero trazado sobre la tierra de la vereda…
Cuando se cansaron, se acomodaron para dormir un poco o velar…
En el cielo que ilumina una naciente aurora, se dibuja una raya rosada que avanza por el firmamento…
Viene de desconocidas profundidades…
Es un meteoro brillantísimo que desciende cual bola de fuego en un resplandor portentoso, seguido de una brillante estela…Los guardias espantados levantan su cabeza, porque junto con la luz resuena un retumbo armónico que llena todo lo creado…
Es el Aleluya angelical, la Gloria que acompaña al espíritu de Jesús que regresa a su Cuerpo Glorioso…
El meteoro choca contra la inútil piedra que es el sello el sepulcro. Lo destruye… Lo arroja por tierra esparciendo terror y fragor, sobre los guardias que fueron puestos como carceleros del Dueño del Universo.
Y al pegar contra la Tierra provoca un nuevo terremoto, parecido al que sucedió cuando el espíritu de Jesús, salió de su cuerpo Crucificado…
Entra en la oscuridad del sepulcro que se ilumina con esa luz maravillosa e indescriptible…
Y mientras permanece inmóvil, suspendida en el aire…
El espíritu vuelve a entrar en el cuerpo sin vida, que está embalsamado bajo las fúnebres vendas… Es muy lento describir… Pero todo ha sucedido en un instante: El aparecer, descender, penetrar y desaparecer la Luz de Dios; ha sido velocísimo…
El viernes por la tarde, el cadáver de Jesús fue sepultado…
Al alba del tercer día, su Espíritu bajó como un rayo poderoso: destruyó los sellos de los hombres, tan inútiles ante el Poder de Dios.
Derribó la piedra y aterrorizó a los guardias puestos para vigilar al que Es Vida, a quién ninguna fuerza humana puede impedir que lo sea.
Jesucristo con su Fuego Divino, calentó los fríos restos de su cadáver y el Nuevo Adán, se dijo a Sí Mismo: ‘Vive. Lo quiero.’
El «Quiero» del divino Espíritu a su frío cuerpo no recibe contestación.
El «Quiero» lo dice la Esencia a la materia muerta. Sin embargo no se oye ni una palabra.
La carne recibe la orden y obedece…
Bajo el Sudario y la Sábana despierta del sueño de la muerte, vuelve de la «nada» en que estaba. El corazón se despierta…
Da el primer latido… Empuja en las venas el resto de la helada sangre que quedó e inmediatamente crea lo que necesitan las arterias vacías… Lo que necesitan los pulmones inmóviles… Lo que necesita el cerebro…
Llevando calor, salud, fuerzas, pensamiento…
Y su cadáver siente que la Vida vuelve a Él.
Como un hombre que se despierta después de un profundo sueño, Jesús da un gran respiro.
Ni siquiera abre los ojos. Lentamente la sangre vuelve a llenar las venas vacías, vuelve a latir el corazón, da calor a los miembros.
Las heridas se cierran, los moretones desaparecen. ¡Cuán herido estaba Él…! Pero la Fuerza entra en actividad.
Y su Cuerpo es sanado.
Lentamente ha despertado. Ha vuelto a la Vida. Estuvo muerto. AHORA VIVE.
Ahora se levanta. Se quita las sábanas en las que estuvo envuelto. Se libra de los ungüentos. Aparece tal cual ES: la Belleza Eterna. La Perfección Absoluta.Se pone un vestido que no es de esta tierra, se lo tejió su Padre, que es el que teje la delicadeza de os lirios. Está revestido de resplandor. Sus Llagas son sus adornos. No manan sangre, sino Luz.
Esa Luz que será la alegría de su Madre, de los bienaventurados…
Y el terror de los Malditos, de los Demonios en la Tierra y en el Último Día.
Un instante más… Y aparece de pie:
Imponente, brillantísimo con su vestido de inmaterial materia, sobrenaturalmente hermoso y majestuoso. Con esa solemnidad que lo cambia y lo eleva, siendo siempre el mismo… Apenas si el ojo humano tiene tiempo de captar los cambios.
Y ahora nuestro espíritu puede admirarlo…
Han desaparecido todas las huellas de su atroz tormento. Está limpio… Sin heridas, ni sangre. Despide Luz de sus Cinco llagas y la misma Luz brota también de cada poro de su piel.
Cuando da el primer paso al moverse, los rayos que brotan de manos y pies le forman como aureola de luz, desde la cabeza nimbada de una corona que le hicieron las heridas de las que NO brota sangre, sino resplandor, hasta la orla del vestido.
Cuando al abrir sus brazos que tiene cruzados sobre el pecho, descubre una luminosidad vivísima que se trasluce por el vestido encendiéndole a la altura del corazón; se puede apreciar entonces que realmente es la «Luz» que ha tomado cuerpo.
NO se trata de la pobre luz terrena, ni de la de los astros, ni de la del sol; sino de la de Dios…
Todo el brillo paradisíaco se junta en un solo Ser y le da su azul inimaginable por pupilas, su fuego de oro por cabellos, su candidez angelical por vestiduras y colorido…
Y lo que NO puede describir la palabra humana: el inmenso ardor de la Santísima Trinidad…
Que anula con su potencia abrasadora cualquier Fuego del Paraíso absorbiéndolo en Sí, para engendrarlo de nuevo en cada instante del tiempo eterno.
Corazón del cielo que atrae y difunde su sangre, las incontables gotas de su sangre incorpórea…
Los bienaventurados, los ángeles, todo cuanto es el Paraíso: el amor de Dios, el amor a Él. Lo que forma al Jesús resucitado todo es Luz.
Cuando se dirige hacia la salida…
Su magnífico resplandor, permite ver dos luminosidades hermosísimas, que son cual estrellas con respecto al sol.El Ángel de su vida terrestre y el Ángel que lo acompañó en su Dolor, están postrados ante Él y adoran su Gloria.
Sus dos ángeles… Uno para sentirse bienaventurado a la vista del Hombre a quién guardó y que ya no tiene necesidad de su protección angelical.
El otro que vio sus lágrimas para ver su sonrisa… Que vio su lucha, para ver su Victoria; que vio su dolor, para ver su alegría.
Están a cada lado del umbral, postrados en adoración ante su Dios que pasa envuelto en su luz… derramando júbilo con su sonrisa.
Los guardias están allí afuera, semi-desmayados…
Los ojos mortales no ven a Dios, pero sí los puros del Universo…
Toda la Creación Redimida por Él… Todos los seres, ven y admiran al Poderoso que pasa en un nimbo de Luz que es suya, más esplendorosa que un nimbo de luz solar.
Su sonrisa, su mirada que se posa sobre las flores, sobre las ramas de los árboles; que se levanta al cielo… Todo lo reviste de su Belleza llena de gloria.
Sale. Deja su fúnebre gruta.
Vuelve a pisar la tierra que se despierta de alegría y se adorna con el brillo del rocío, con los colores de las hierbas, de los rosales, con las corolas de los manzanos que se abren milagrosamente al primer beso que les da el sol.
La Tierra saluda adorando al Sol Eterno que por ella pasa… Pasa entre los guardias semidormidos, símbolo de las almas en pecado mortal, que NO sienten cuando pasa su Dios…
Es Pascua: ¡El Paso del Ángel de Dios! Su paso de la Muerte a la Vida. Su paso para dar Vida a los que creen en su Nombre. Es la Paz que pasa por el mundo.
Y su pensamiento se dirige hacia la que con su FE y su santidad ha logrado que Dios se Encarnase en su vientre purísimo…
Lo primero que hace al pisar nuevamente la Tierra, es ir a ver a su Madre… Con su vestido de Hombre Glorificado, con su resplandor sin igual y de diamantes.
Ella lo puede tocar porque es la Pura, la Hermosa, la Amada, la Bendita, la Santa de Dios.
El Nuevo Adán va donde la Nueva Eva.
El Mal entró en el mundo por la mujer y por la Mujer fue vencido.
El Fruto Bendito del seno de la Mujer, ha desintoxicado a los hombres del veneno de Lucifer.
Ahora SI QUIEREN, PUEDEN SALVARSE.
Ha salvado a la mujer que quedó tan frágil, después de la herida mortal…
Jesús Resucitado sale al huerto lleno de flores. Los manzanos abren sus corolas para formar un arco sobre su Cabeza de Rey.
Las hierbas se doblan para servir de alfombra a sus pies que vuelven a pisar la Tierra Redimida.
Lo saludan los primeros rayos del sol; el aire abrileño; las nubecillas que pasan y los pájaros.
Es su Dios y LO ADORAN.
Más luminosos y transparentes que el del más esplendoroso diamante, son los fulgores que forman una corona sobre la cabeza del Vencedor.
El rocío le brinda sus destellos.
El cielo se refleja en sus ojos resplandecientes, como dos zafiros bellísimos.
El sol del alegre amanecer abrileño, pinta con sus colores las nubes que son empujadas por una ligera brisa, para que venga a besar a su Rey… Trayéndole los perfumes de los jardines y las caricias de los delicados pétalos de las flores más hermosas, que se rinden adorando a su Creador…
Jesús levanta su mano y Bendice.
Los pajarillos se desgranan en trinos.
El viento en fragancias…
La Tierra en celestiales armonías…
Luego Jesús desaparece…
Dejando a su paso un rastro de gloria e incomparable dicha…
Mientras tanto en el cenáculo, en la habitación de la Virgen…
El aguijón de su Cuerpo Destrozado, redoblaba las plegarias ardientes de su Madre…
Y para consolar su corazón agonizante, Jesús anticipó el Milagro de su Resurrección.
Ella está postrada con el rostro en tierra. Parece un ser abatido, como la flor muerta de sed de que ha hablado.
La cerrada ventana se abre bruscamente… Y con el primer rayo del sol entra Jesús.
María, que se estremeció al oír ruido y levanta su cabeza para ver qué clase de viento hubiera abierto las hojas de la ventana.
Mira a su radiante Hijo: hermoso, infinitamente más hermoso de lo que era antes de su Pasión. Sonriente, Vivo.
Luminoso más que el sol, con un vestido blanco que parece tejido con luz y se acerca a Ella.
María se endereza sobre sus rodillas y juntando sus manos sobre el pecho en cruz, habla con un sollozo que es risa y llanto: «Señor, Dios mío.»
Y se queda extasiada al contemplarlo.
Las lágrimas que bañaban su rostro se detienen. Su rostro se hace sereno, tranquilo con la sonrisa y el éxtasis.
Jesús no quiere ver a su Madre de rodillas como a una esclava…
Tendiéndole las manos de cuyas Llagas salen rayos que hacen más luminoso su cuerpo…
La saluda jubiloso:
– ¡Madre!
NO es la palabra desconsolada de las conversaciones y de los adioses anteriores a la Pasión, NI el lamento desgarrador de su encuentro en el Calvario y en su último suspiro…
Es un grito de Triunfo, de Alegría, de Victoria, de Fiesta, de Amor, de Gratitud.
Se inclina sobre su Madre que NO se atreve a tocarlo…
Le pasa las manos por los codos doblados, la pone de pie, la estrecha contra su corazón y la besa.
¡Oh!, Entonces es que María comprende que NO es sólo una visión…
Que es realmente su Hijo Resucitado…
Que es su Jesús, su Hijo quien la sigue amando como a tal.
Y con un grito se le echa al cuello, lo abraza, lo besa, entre lágrimas y sonrisas. Lo besa en la frente donde NO hay más heridas; en la cabeza que NO está despeinada, NI ensangrentada.
En los brillantes ojos, en las mejillas sanas, en la boca que NO está hinchada.
Luego le toma las manos, besa el dorso y la palma.
Se arrodilla, besa sus pies al levantar la resplandeciente vestidura.
Luego se pone de pie. Lo mira, pero NO se atreve a hacer más…
Entonces Él sonríe y comprende. Entreabre su vestido, muestra el pecho y…
Pregunta Amorosísimo:
– ¿Madre, no besas ésta, que tanto te hizo sufrir y que eres la única digna de besar? Bésame en el corazón, Madre. Tu beso me borrará el último recuerdo de todo lo que fue dolor y me dará la alegría que falta aún a mi júbilo de Resucitado.
Toma entre sus manos el rostro de la Virgen, le apoya sus los labios en la Herida del Costado, de la que manan ríos de vivísima Luz.
El rostro de María se nimba con esa luz, pues está envuelto en sus rayos.
Besa una y otra vez la herida, mientras Jesús la acaricia. No se cansa de besar.
Parece un sediento que bebe de un Manantial y que bebe las linfas la vida misma, que iba perdiendo.
Jesús habla:
– “Ha terminado todo, Madre. Ahora NO tienes más por qué llorar a tu Hijo. La Prueba ha acabado. La Redención se ha realizado. Madre.
Gracias por haberme concebido, alimentado, ayudado en la vida y en la muerte.
Tus plegarias llegaron hasta Mí. Fueron mi Fuerza en el Dolor, mis compañeros en mi viaje por la Tierra y más allá. Conmigo fueron a la Cruz y al Limbo. Fueron el incienso que precedían al Pontífice que fue a llamar a sus siervos para llevarlos al templo queNO muere: a mí Cielo.
Fueron conmigo al Paraíso, adelantándose cual voz angelical al cortejo de los redimidos a cuya cabeza iba para que los ángeles estuviesen prontos a saludarme corno al Vencedor, que regresaba a su Reino.
El Padre y el Espíritu vieron… Oyeron tus plegarias, que tuvieron la sonrisa de la flor más bella; que fueron más melodiosas que el más dulce cántico que en el paraíso hubiera brotado…
Los patriarcas los nuevos santos, los primeros ciudadanos de mi Jerusalén las oyeron y te traigo ahora su agradecimiento…
Madre, al mismo tiempo que el beso y bendición de nuestros parientes, te traigo los de tu esposo de alma: José…
Todo el cielo te canta sus hosannas a ti, Madre mía, ¡Madre santa!
Un hosanna que NO muere, que NO es falaz como el que hace pocos días me brindaron…
Ahora me voy al Padre con mi vestido humano.
El Paraíso debe ver al Vencedor en su vestido de Hombre con el que vencí el Pecado del hombre.
Pero luego volveré otra vez. Debo confirmar en la FE a quien aún NO cree y que tiene necesidad de creer para llevar a otros…
Debo fortificar a los pusilánimes que tendrán necesidad de mucha Fortaleza, para resistir el ataque del Mundo.
Luego subiré al Cielo. Pero NO te dejaré sola. Madre, ¿Ves ese velo?…
En mi Aniquilamiento, quise mostrarte una vez más mi poder con un Milagro, para que te consolase.
Ahora realizo otro. Me tendrás en el Sacramento, real como cuando me llevabas en tu seno…
NO estarás jamás sola. En estos días lo has estado… Este dolor tuyo era necesario a mi Redención. Mucho se le irá añadiendo porque seguirá aumentando el Pecado…
Y llamaré a todos mis siervos para que coparticipen de esta Redención… Tú eres la que Sola harás más que todos los santos juntos. Por esto era necesario también este Abandono. Ahora NO más…
No estoy más separado del Padre. Tú NO lo estarás más de tu Hijo.
Y al tener al Hijo, tienes a nuestra Trinidad.
Cielo Viviente, llevarás sobre la Tierra a la Trinidad entre los hombres y Santificarás la Iglesia.
Tú, Reina del sacerdocio y Madre de los que creerán en Mí.
Luego vendré a llevarte… NO estaré ya más en ti, sino tú en Mí en mi Reino, para que hagas más bello mi Paraíso…
Ahora me voy, Madre. Voy a hacer feliz, a la otra María. Luego subiré a donde mi Padre y de ahí vendré a ver a quien NO cree…
Madre, dame tu beso por bendición. Mi Paz te acompañe. Hasta pronto.”
María le toma la cabeza, como lo hizo tantas veces a lo largo de treinta y tres años… Y lo besa con muchísima ternura y respeto sobre su frente coronada de Luz y ya no de espinas…
Jesús desaparece en el sol que baja a torrentes del cielo matinal y tranquilo.
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONÓCELA
63.- ORGÍA DE CRUELDAD Y DE SANGRE
En el palacio de Tiberio hay una zona donde están los edificios destinados para las habitaciones de los huéspedes distinguidos: rehenes reales, invitados especiales o personajes importantes que participan en los banquetes imperiales.
También están los lupanares de Tigelino y en el sótano de los edificios se hallan los calabozos que construyó Calígula, para desfogar su crueldad, lo que era su máxima diversión.
Los cristianos han sido conducidos a éste último lugar…
Y el César y sus invitados llegan detrás de ellos unos veinte minutos después.
Entonces Nerón ordena a Tigelino que se haga acompañar de Asinio Corvino y de Furio Escribonio, dos hombres abyectos y sanguinarios; para que conduzcan a las vírgenes cristianas a sus lupanares y sean violadas con especial barbarie, por los gladiadores.
Y sonriendo con maligna y anticipada satisfacción, pues conoce a fondo su índole criminal…
Le ordena a Corvino:
– Quiero que te encargues personalmente de Fátima. Haz que aprenda a temblar al escuchar mi nombre ¿Entiendes?…
El augustano sonríe con diabólica crueldad, al contestar:
– Así lo haré, divinidad. Te aseguro que quedarás plenamente satisfecho…
Una decuria conduce a las vírgenes al lugar designado, seguidos por el inesperado séquito encabezado por Tigelino.
Nerón y sus acompañantes bajan a los sótanos, donde los esperan los cristianos y sus verdugos.
Los muros están hechos con sólidas piedras cuadradas, sobrepuestas.
La luz es tenue y triste, como si se filtrase por aspilleras y se mezclase con el resplandor incierto de algunas lámparas de aceite, que iluminan un poco aquel ambiente oscuro y siniestro.
Es un amplio corredor espacioso que llega a una estancia muy grande y sigue como una especie de curva, como si formara una larga elipsis.
Y hay desparramadas gruesas piedras que sirven de asiento.
Varios hombres gigantescos barbados, semidesnudos y portando teas encendidas, se despliegan a lo largo del enorme recinto y lo iluminan totalmente.
En este lúgubre lugar, Calígula dio rienda suelta a sus sanguinarias y brutales inclinaciones, pues uno de sus placeres más gratificantes era presenciar torturas y el último suplicio de los condenados.
Este sitio ha sido diseñado y construido, precisamente para eso.
A lo largo de toda la muralla en un lado, están una especie de bancos de piedra de granito adosados a la pared; para que se instalen los morbosos espectadores que quieran observar el infernal espectáculo que proporcionarán, las desventuradas víctimas de tan macabros instrumentos…
Y en la muralla de enfrente están todos los artefactos de tortura, que la ferocidad humana ha sido capaz de inventar: argollas en el piso, en el techo y en las paredes. También están una docena de potros y otra de parrillas.
Y colgados: garfios, cadenas, flagelos, tenazas, ganchos, etc.
El lugar es húmedo y frío. Los espectadores se envuelven en sus lujosas togas, buscando un poco de alivio al estremecimiento que el aire helado les produce.
Nerón se arrebuja en su capa de visón que le diera Pitágoras, mientras le aconsejó que cuidara su garganta y hace una señal a Haloto.
Éste inclina la cabeza y da una orden…
Entonces hacen su entrada los cristianos…
Cada uno de ellos lleva cuatro verdugos.
Uno lo azota con varas y los otros dos lo empujan entre sí, como si fuera una pelota. El cuarto les avienta agua helada sobre el cuerpo desnudo. Otro más, los espera en cada instrumento de tortura…
A los que son colgados del potro, les ponen fuego bajo los pies y son desgarrados con garfios que dejan al descubierto los pulmones.
Mientras que son azotados con látigos múltiples, de nervios durísimos.
Los que son atados con grilletes a las parrillas, también son azotados y desgarrados con ganchos.
Y los que son metidos en el cepo, reciben el mismo tratamiento.
Pero en aquel lugar espeluznante, NO se oye ni una sola queja…
Al contrario.
Los mártires son tomados en el espíritu y un cántico celestial, en una lengua incomprensible para ninguno de los presentes.
Se eleva suavemente al principio…
Triunfal y resonante después…
El tiempo pasa…
Los verdugos se relevan unos a otros, hasta que empiezan a fatigarse…
Nerón se levanta con el semblante desencajado por el asombro más absoluto.
Está totalmente perturbado y después de un largo momento exclama:
– Pero ¡¿Quién es este Dios?!
Iván le contesta tranquilamente desde el potro donde ha sido atado, mientras le estiran los miembros para dislocárselos:
– Si fueres digno le Conocerás…
Más cuando Nerón voltea a mirarlo…
El joven sigue abstraído en una intensa Oración.
El César y sus acompañantes están perplejos y estupefactos. Sin poder comprender, ni asimilar lo que está sucediendo…
Marco Aurelio está dichosísimo ante este inesperado despliegue de la Presencia de Dios…
Petronio, recuerda su salvación milagrosa con la muerte de Calígula, después de que pidiera a los hebreos que lo encomendaran en sus oraciones…
Y su nombramiento como Procónsul de Bitinia por parte de Claudio…
Y por segunda vez en su vida lo sobrecoge un estremecimiento, ante un hecho totalmente sobrenatural e inexplicable…
Sin poder evitarlo, un pensamiento le sacude:
‘¿Acaso el Hijo es tan Poderoso como el Padre?’... De ser así…
¡Este Dios es Increíble…!
Y recordando la carta de Alexandra, que se ha grabado en su memoria palabra por palabra, concluye pensando:
– ‘Por eso sus adeptos están dispuestos a dar su vida por Él y NO LE TEMEN A NADA…’
En eso llega un centurión pretoriano y le dice al César que Tigelino desea hablarle…
Nerón hace una señal a Carlos, el jefe de los verdugos y éstos hacen una pausa.
Luego ordena que pasen Tigelino y sus acompañantes…
Pero éste entra solo acompañado por Xavier, el jefe de la guardia personal de Nerón.
Y éste, sorprendido les pregunta:
– ¿Qué pasó?… ¿Dónde están Corvino y Escribonio?
El Prefecto le responde:
– Nadie se pudo acercar a ellas… Tenemos veintitrés gladiadores muertos, porque les ordené que las tomaran o yo personalmente les aplicaría la pena de muerte, si no obedecían.
Corvino y Escribonio, obedeciéndote a ti, se acercaron a Fátima y…
Tigelino titubeó antes de proseguir.
Y Nerón, muy impaciente y alterado, le preguntó:
– ¿Y qué? ¡Por Zeus! ¡Acaba de una vez!…
– El Ángel que cegó a Aminio Rebio los fulminó a todos… –concluye Tigelino con tono de disculpa y de derrota.
Por unos segundos, el César se queda paralizado…
Trata de asimilar la noticia recibida…
Luego aspira profundamente y grita:
– ¡Tráelas aquí!… –Ordena Nerón con los dientes apretados.
Y furioso agrega:
– ¡Y atorméntenlas igual que a éstos!
Marco Aurelio está sorprendido y feliz… Y su esperanza se renueva…
Petronio sonríe de manera enigmática…
El canto se reanuda…
Todos los demás, están pasmados y en shock…
¡No pueden creer lo que están oyendo!…
Mientras tanto los verdugos se preparan a seguir el mismo procedimiento con las vírgenes que NO pudieron ser profanadas.
Cuando éstas llegan, se unen al himno que resuena glorioso en aquel macabro lugar…
¡Aleluya!
Alaben al Señor desde los Cielos
Alaben al Señor en las alturas
Alábenlo todos sus ángeles,
Alábenlo todos sus ejércitos.
Alábenlo el sol y la luna
Alábenlo estrellas luminosas
Alábenlo los más altos Cielos
Y las aguas que están
Por encima del firmamento.
Alaben el Santísimo Nombre de Jesús
A cuya orden fueron hechos
Él los estableció para siempre
Y les dio una Ley Eterna.
Los reyes de la Tierra y todas las naciones
Príncipes y gobernantes de la Tierra,
Jóvenes y doncellas.
Los ancianos junto con los niños.
Alaben todos el nombre de Jesús.
Sólo su Nombre es sublime.
Su majestad se eleva sobre la Tierra y el Cielo
Y ha dado a su Pueblo gloria.
Canten al Señor un canto nuevo.
Alábenlo en la Asamblea de sus santos.
Alégrense cristianos en su Creador.
Que los hijos de Dios se alegren en su rey.
Alaben su Nombre entre danzas
Al son del arpa y el tambor
Porque dios ama a sus hijos
Y viste de gloria a los humildes.
JESÚS VIVE,
JESUS REINA,
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Las vírgenes son lanzadas, suspendidas, estiradas, desgarradas, flageladas, azotadas y asadas…
Los verdugos están exhaustos…
Los cristianos siguen alabando al Altísimo.
Los espectadores están estupefactos y Nerón está furiosísimo.
Mientras los mártires cantan, sus heridas son milagrosamente sanadas…
Y su rostro resplandece más y más, con una gloria sobrenatural…
Joshua desde la parrilla dice con gran tranquilidad, como si estuviera bronceándose en una playa:
– Tu fuego y tu tortura, regeneran nuestras almas. Sufrir por Dios es nuestra gloria y morir por Cristo la deificación total.
Margarita desde el potro, declara majestuosa:
– Tú defiendes la causa de Satanás y por eso estás tan enojado… No podrás perjudicarnos con tus suplicios…
Tú en cambio, estás preparando tu alma para el Infierno, donde hay un fuego infinitamente más fuerte que éste.
Un fuego que jamás se apaga…
Fátima, que ha sido colgada de una argolla del techo, amarrada de los pies y estirada con las argollas del suelo, para poder desgarrarla mejor con los garfios.
Mientras dos verdugos la flagelan, con su voz llena de dulzura, pregunta:
– ¿De qué te ha servido cebar en nosotros tu crueldad y tu infamia?…
¿Por qué NO reconoces que Dios te ha Vencido?
¿Por qué NO reconoces que Él es el Rey de reyes y Señor de los señores?
¿POR QUÉ NO TE INCLINAS ANTE SU SEÑORÍO, SU MAJESTAD, SU GRANDEZA Y SU PODER?
¡Eres un hombre necio!…
Esto es más de lo que Nerón puede soportar…
Se voltea hacia Tigelino y le da varias instrucciones en voz baja.
Éste asiente con la cabeza y va a hablar con Carlos, el jefe de los verdugos.
En el colmo para el emperador en esta increíble noche, Joshua vuelve a hablar:
– Jesús Resucitó… Y Venció a la Muerte. Él es el Señor, Dueño de la Vida y de la Muerte.
Esto es lo que Dios nuestro Señor, ha querido demostrarte en este día.
Nerón lo mira feroz, pero no le contesta nada.
Y espera…
Los verdugos retiran a todos los cristianos, menos a los tres que han hablado…
Los jóvenes no sólo NO se ven atormentados, sino que su hermosura ha aumentado en forma tan impresionante…
Porque es la belleza sobrenatural de los cuerpos glorificados la que palpita en ellos y deja pasmados y con la boca abierta a quienes los contemplan…
A Margarita la bajan del potro y la hacen a un lado.
Separándola de los demás que hacen una doble fila frente a los impactados espectadores y Xavier el capitán de los pretorianos se pone junto a ella, como escolta.
A Fátima que tiene su rostro radiante por el éxtasis en una visión celestial…
No se da cuenta que le han soltado los pies de la argolla del suelo y la elevan más con la cadena, hasta la argolla del techo…. Luego le separan las piernas con los grilletes y las cadenas de los tobillos a dos argollas que la dejan casi totalmente abierta…
Y le colocan debajo, sobre el piso, una gruesa cuña de hierro…
A una señal del César, sueltan la cadena del techo y Fátima se precipita de tal modo sobre la cuña…
Que le descuartiza las vísceras.
La virgen queda empalada, sin un quejido y sin perder la sonrisa…
Nerón quiso de esta brutal manera, quitarle la virginidad tan tenazmente preservada…
Pero nunca como en aquel baño de sangre, el lirio floreció más bello…
Y de las vísceras descuartizadas se expandió para ser recogido, por el Ángel de Dios.
Margarita dijo:
– Paz, para Fátima.
– Paz. –repitieron todos los cristianos.
Joshua está de pie, junto a la parrilla de donde acaban de quitarlo.
Su cuerpo glorioso ha sido completamente sanado y NO tiene una señal del tormento recibido…
Nerón lo llama:
– Ven aquí…
El joven avanza con paso firme y queda frente al emperador a un poco más de un metro de distancia.
Lo mira tranquilamente y espera…
Nerón lo mira fijamente mientras le dice:
– El señor de la vida y de la muerte soy yo…
Y de repente, el César levanta la espada que le había quitado a Xavier y que estaba oculta entre sus vestiduras…
De un solo tajo le corta la cabeza que cae, salpicando por segunda vez de sangre la vestidura color amatista del emperador y rueda a sus pies.
Y éste la mira con desprecio y le da un puntapié como si fuese un balón…
Arrojándola hasta el otro extremo del enorme salón.
Un silencio sepulcral sigue a esta ejecución y el tiempo parece detenerse…
Luego…
Ante el estupor general, el cuerpo decapitado de Joshua, NO se derrumba.
Y por el contrario, avanza con pasos firmes hasta el lugar donde ha caído la cabeza…
La toma con sus manos y la coloca a un costado de su cintura como si fuera un yelmo, rodeándola con su brazo y sosteniéndola con su mano izquierda…
Luego regresa con paso mesurado, hasta el mismo lugar en donde fuera decapitado…
Nerón está paralizado.
La cabeza en las manos del mártir, lo mira con autoridad…
Y con voz majestuosa y muy pausada, le repite:
– El Señor de la Vida y de la Muerte es el Dios Altísimo, nuestro Señor Jesucristo.
Y a ÉL debes rendirle Gloria y Alabanza.
Y ¡Como corolario de aquella noche increíble!…
Enseguida Joshua vuelve a colocar la cabeza en su cuello.
Y la gira con fuerza como si la acomodase…
Mientras continúa como si nada extraordinario hubiese en aquel gesto:
– El Fuego Purifica… Si quieres matarme, sólo podrás hacerlo con el fuego.
Y sin que nadie se lo mande, se coloca en la fila junto a sus compañeros…
Se oye el golpe seco de un cuerpo que cae al suelo, pero nadie le hace caso… Julia Mesalina se ha desmayado.
Petronio está literalmente, con la boca abierta por el asombro más absoluto…
Marco Aurelio no puede ocultar su júbilo y levanta las manos poniéndolas sobre su cabeza…
Orando y alabando en silencio.
ESTE ES EL DÍA DE LA VICTORIA
Nerón reacciona furioso y ordena:
– ¡Llévenselos a la cárcel! ¡Serán pasto de los leones!
Y devolviendo la espada a Xavier, le dice:
– Sabes lo que tienes que hacer…
El oficial inclina la cabeza, hace el saludo militar al emperador y regresa junto a Margarita.
Mientras tanto en el cuello de Joshua, hay una línea roja que se va borrando poco a poco…
Entonces la fila de prisioneros es conducida por sus aturdidos verdugos, de regreso hacia la cárcel Mamertina…
Los cristianos reanudan su canto, con un Himno de Victoria absoluto…
Nerón y sus invitados salen al exterior para dirigirse al salón donde quedaron los restos de la fiesta suspendida…
Afuera reina la intensa oscuridad que precede al alba…
En el firmamento brillan las estrellas y una luna creciente ilumina la noche estrellada, justo antes de que el sol se asome.
El emperador, una vez que ha llegado a su ‘Paraíso de Deleites’…
Se despide de sus invitados así:
– Amigos, estoy cansado y voy a retirarme.
Los que quieran quedarse, Doríforo los atenderá.
Nos veremos mañana en el Circo.
Y Nerón se retira con su séquito personal…
Mientras casi todos los invitados abandonan el Palacio y se dirigen a sus casas, comentando entre sí los extraordinarios sucesos de los que acaban de ser testigos…
Una aurora espectacular, tiñe de rojo el horizonte…
Cuando Nerón ha salido con su séquito y sus invitados, le siguen los mártires con sus verdugos que los regresarán al Tullianum…
Una vez que han quedado solos, Xavier se quita su clámide y la pone sobre los hombros de Margarita, para cubrirla en su desnudez.
Luego le indica suavemente que lo acompañe…
La hermosa virgen, después de haber soportado torturas espeluznantes y permanecer firme en su Fe, es conducida nuevamente hacia las galerías en donde están los gladiadores.
Donde la aguarda el nuevo suplicio ordenado por el emperador…
Una vez que llegan al amplio corredor que conduce al lugar designado…
Dónde ya la está esperando el verdugo…
Una multitud de hombres al verla pasar, trata de molestarla, insultándola con frases obscenas y sarcasmos lascivos.
Xavier les advierte con voz imperiosa:
– ¡Si no os calláis y la respetáis, yo mismo me encargaré personalmente de que compartáis su tormento!…
Un silencio temeroso sigue a la amenaza del tribuno…
Xavier pone su brazo izquierdo protector, sobre los hombros de la virgen y su mano derecha sobre la empuñadura de su espada.
Y trata con mucha gentileza a la doncella cristiana…
Cuando llegan al sitio designado, ella dice gentilmente:
– Por favor, valiente soldado. Antes de entregarme en manos del verdugo,
¿Me permitirías estar un momento a solas, para hacer una Oración a mi Señor Jesucristo?
El pretoriano le sonríe y contesta solícito:
– ¡Claro que sí! Mientras me informaré de algunas cosas con mis legionarios…
Y se acerca al verdugo, haciendo un comentario e iniciando una conversación trivial.
Margarita se aleja hacia un rincón y con la cara hacia el murallón, inclina la cabeza en una oración mental ardiente y fervorosa…
Invocando al Dios que ama y está dispuesta a honrar y defender con la vida…
Después de unos diez minutos, el oficial voltea hacia la joven y ve que ya está lista.
Se acerca y mientras le retira la capa, le dice con suavidad:
– Si de mí dependiera, no estarías aquí. –en su voz hay un tono que ofrece una disculpa implícita.
Margarita se conmueve por estas muestras de simpatía y sonriendo al joven tribuno,
Le dice con sencillez:
– No te preocupes por mí. Mi Señor Jesús está conmigo.
Alégrate y ten buen ánimo. Apenas yo salga de este mundo le rogaré a Dios por ti y alcanzaré la Gracia para ti.
Y Él te pagará muy pronto lo que has hecho por mí.
Después de decir esto, con una dulzura y una gracia conmovedoras, se dirige desnuda, digna y majestuosa, hacia los dos hombres.
El verdugo y su ayudante que la esperan junto a una hornilla encendida, donde hay un cubo de metal que hierve…
La sujetan con cadenas y la dejan de pie, en el centro de aquella estancia.
Luego le derraman pez derretida en todo el cuerpo, lentamente y en pequeñas dosis…
La doncella NO exhala la más mínima queja. Ni siquiera un lamento…
Margarita sufre noblemente este nuevo tormento y sonríe dulcemente a Xavier, que se ha hecho a un lado y se queda de pie junto a la muralla.
El militar está muy pensativo…
Los gladiadores y los demás que los siguieron y que han visto todo… Están con la boca abierta, totalmente pasmados…
El pretoriano no tanto; porque ¡Después de lo que ha presenciado aquella noche!…
Corresponde a la sonrisa de la virgen cristiana y espera…
Las injurias se han convertido en asombro y admiración.
Y los verdugos están completamente desconcertados…
Es el segundo suplicio de esta noche en particular.
El primer hombre que les llevaron, no les dejó completar el trabajo.
Aulo Plaucio gritaba que era inocente y a medio suplicio, prácticamente murió de terror. Después de los pavorosos alaridos, se derrumbó sobre el piso y su corazón dejó de latir…
En un inusitado contraste, ahora el cuerpo de la doncella, NO solo NO está quemado.
Sino que se parece a los de los gladiadores cuando desfilan en el circo para el combate…
Es una escultura viviente de alabastro blanquísimo. Soberbio e imponente, en una belleza impresionante…
Y lustroso como si la hubieran ungido con aceite de oliva.
Parece la estatua de una diosa, cuando los verdugos han terminado su trabajo…
Lo más impactante, es la Luz que parece irradiar a través de todos los poros de su piel…
Y más en su rostro perfecto que habrá enamorado a más de uno…
Xavier la espera con su capa desplegada entre sus manos.
La mira sonriente y la llama por su nombre:
– Margarita, por favor ven hacia mí…
Y volviendo su rostro hacia el jefe de los verdugos, le dice:
– Claudio, rinde tu informe al emperador y envíalo a mi cuartel.
Trata de ser específico y ecuánime… Bueno… Lo más que puedas…
El militar le contesta aturdido y completamente pasmado:
– Xavier… Creo que antes de hacerlo, necesitaré un buen vaso de vino… ¡Por Pólux!… Ni siquiera entiendo lo que sucede…
¡Y es la primera vez en mi vida que siento no tener las palabras adecuadas…!
– Inténtalo… De todas maneras, NO es fácil explicar todas las cosas que han sucedido esta noche…
El César te comprenderá perfectamente. No te preocupes…
Te espero en la tarde, para que platiquemos…
Su interlocutor solo mueve la cabeza asintiendo.
Margarita avanza hacia él y el tribuno la envuelve nuevamente con su clámide.
Y sale con ella dejando a todos los demás estupefactos y sin poder comprender que es lo que ha pasado…
Y los comentarios de los soldados, los esclavos, los augustanos, los invitados del Banquete, los verdugos, los gladiadores y todos los impactados testigos de lo sucedido en el palacio, en los calabozos de Calígula y ahora en el patíbulo de los condenados…
Se cruzarán como una ola gigante que desbordará sobre el recinto imperial y correrá como un rumoroso río que cubrirá todas las colinas de Roma y rebasará sus murallas…
Mientras tanto, los dos protagonistas del último encuentro y despliegue del Poderoso Dios de los cristianos, se dirigen al Tullianum.
El sol alumbra en todo su esplendor.
Al día siguiente serán los Ludus Matutinus…
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONÓCELA
N149 EL GRAN ENGAÑO
Hijitos Míos, Mis pequeños, Soy vuestro Padre Dios y estoy entre vosotros, porque os amo. Porque vosotros os reunisteis para implorar Mi Presencia entre vosotros y para alabar Mi Santo Nombre.
Todas las almas debieran glorificar Mi Santo Nombre, pero no es así Mis pequeños. Mi Presencia ya no está en sus vidas. Ya la humanidad Me ha hecho a un lado y son muy pocas las almas que buscan estar Conmigo… Por eso os consiento y consiento a aquellos grupos, a aquellas almas que Me buscan y que quieren estar Conmigo.
Ciertamente, iré preparando a la humanidad para que vayan volviéndose hacia Mí, que Me vayan buscando, Me vayan sintiendo, Me vayan necesitando… Porque esto debe ser así en el alma de todos los hombres.
Vosotros no os podéis dar vida a vosotros mismos. La vida que tenéis, tanto física como espiritual viene de Mí, Mis pequeños. Y aquél que se aparta de Mí empieza a perder su vida, especialmente la espiritual que es la que va a trascender eternamente.
Por eso Mis pequeños, vosotros que os habéis reunido, estáis buscando Mi Vida y Yo estoy aquí con vosotros para daros Mi Vida y os Bendigo, Mis pequeños. Y estaré en todo momento que Me lo pidáis. Siempre acudid a Mí, Mis pequeños, venid a Mí que Soy vuestro Padre y vuestro Dios.
Iré preparando a la humanidad, para que poco a poco se vayan acostumbrando a Mí. Desgraciadamente tengo que usar esta palabra Mis pequeños, cuando debiera ser una alegría inmensa, de todo ser sobre la Tierra: VerMe, BuscarMe, EsperarMe, con todas Mis Potencias.
Pero muchos de vuestros hermanos no han recibido ningún tipo de instrucción religiosa. Desde pequeños os tenéis que ir acostumbrando a Mis Bondades, a Mis Portentos, a Mi Amor.
Orad por ellos Mis pequeños, por aquellos que no saben de Mí, que sus padres no Me transmitieron a sus almitas. Aquellos que teniéndoMe, Me abandonaron y aquellos que Me atacan, sin saber el por qué. Porque MUCHOS, muchos hermanos vuestros Me atacan porque así se les enseñó también.
Y desgraciadamente no están Conmigo, porque Me creen su Enemigo, porque así les enseñaron. Orad por ellos, porque se les dio una instrucción falsa, satánica. Y quiero que por ésas almas, también vuestra oración las salve.
Tenéis Mis pequeños ésa tarea, salvar almas y transmitirMe a vuestros hermanos con vuestra propia vivencia. Y sobre todo, con el amor que vosotros pongáis en todo lo que hagáis y digáis. Para que vuestros hermanos vean en vosotros una diferencia con vuestros demás hermanos.
Sois Cristos sobre la Tierra, debéis ser Mi Presencia entre vuestros hermanos y se debe notar ésa Presencia con una gran humildad, con una gran sencillez; pero con un verdadero y profundo amor que solamente puede salir de Mí y debe brotar de vuestros corazones.
Javier dice: veo como una explosión, mucho humo negro y nos dice Papá Dios: Hijitos Míos, ya os había avisado que el Mal iba a ir cubriendo toda la Tierra y esta nube negra que estáis viendo es ésa maldad que se ha dado ya por todos los países del mundo, está cubriendo a la Tierra entera.
Pero ciertamente Satanás no conoce el interior del corazón de los hombres, no puede ver las almas, no puede ver la conversión que se puede dar a través de la Oración de todos vosotros, Mis pequeños.
Él sigue atacando a toda la humanidad y es el exterior, los actos humanos, lo que él sí puede ver. Y veis también vosotros mismos cómo muchos de vuestros hermanos, alrededor de la Tierra, han cambiado hacia el Mal, se mueven por caminos de Maldad.
Pero Mis pequeños, Yo puedo ver en el interior y en muchos de vuestros hermanos, en los cuales se ve maldad en el exterior, aún queda una lucecita…
Una lucecita de bien, de amor. Y ésta se puede ir incrementando Mis pequeños, a través de la Oración de cada uno de vosotros.
Difícilmente un alma pierde todo lo que tiene en su interior. Y Me refiero a Mi Presencia, al Amor que Yo le he puesto desde el principio, en su concepción, desde su creación.
Mis pequeños, en vosotros está que éstas almitas que tienen ésa luz pequeñita aún viva, crezca y se manifieste cada vez más en su propio ser. Y esta lucecita, que es Mi Amor, al crecer se pueda ir manifestando a todos vosotros y que él también entre dentro de todas las almas que están en Oración, para la conversión de toda la humanidad.
Os he dicho que vosotros sois muy dados a la crítica y criticáis severamente a algunos de vuestros hermanos porque los veis que están haciendo el Mal, porque acuden a lugares no buenos.
Pero Yo permito muchas veces, que haya almas que lleven Mi Presencia a lugares en donde la Obscuridad es la que está imperando.
Y gracias a éstas almas, otras se pueden salvar –porque ellas habían estado en el vicio, la maldad, el pecado– y gracias a ello, que aunque no están viviendo perfectamente en la virtud y en el amor; ciertamente al habitarlas Yo, voy dejándoles un poco de esa lucecita…
Y otras almas llegan a salvarse, gracias al contacto que tienen con hermanos vuestros que van a estos lugares de perdición.
Por eso os pido, NO critiquéis, sino al contrario, que oréis fuertemente por estas almas que necesitan de conversión y de salvación.
Javier dice: en una semi-obscuridad veo una serpiente que se va moviendo, muy tranquila en esta semi obscuridad.
Hijitos Míos, Soy vuestro Hermano Jesucristo. Ciertamente la humanidad está en esta obscuridad espiritual y Satanás ya se siente triunfante sobre todas las almas, sobre Mi pueblo, sobre todo lo creado. Pero pronto vendrá el tiempo en que él se dará cuenta que no pudo lograr lo que él quería, porque su tiempo ya terminó.
Ciertamente Mi Presencia, de hace dos mil años aquí sobre la Tierra, marcó su descenso y perdición, Mi Presencia trajo Luz al mundo y Mi Gracia se empezó a derramar fuertemente durante Mi Vida y después de Mi Muerte.
Mi Presencia está entre vosotros. Y aunque se le ha permitido a Satanás seguir tentando al hombre, Mi Gracia rescata a infinidad de almas que se acercan a Mí.
Os podríais preguntar, y muchos de vuestros hermanos se lo preguntan, el por qué dejo a Satanás que os siga atacando.
Él es creatura de Dios que se fue por caminos erróneos. Tiene libertad de actuación hasta cierto punto, igual que vosotros. Pero vosotros ahora tenéis Mi Gracia, tenéis Mi Presencia, tenéis Mi Alimento, tenéis Mi Perdón; cosa que difícilmente tenían vuestros hermanos antes de Mi llegada a la Tierra. Aunque ciertamente tenían a los profetas, pero poco caso les hacían.
Ahora, al venir Yo a la Tierra os he dado Enseñanzas, Vida. Vida eterna a través de los Sacramentos y sobre todo, os di nuevamente la Gracia de poder entrar al Reino de los Cielos, abriéndoos a todos vosotros sus Puertas gracias a Mi Muerte. Muerte salvadora, Muerte edificadora, pero que la volví Resurrección.
Sí, Mis pequeños. Ninguno de vosotros puede decir que no puede resucitar. No a ésta vida, sino a la vida futura. Y aún, si Yo quisiera que alguno de vosotros muriera en vuestro cuerpo humano y resucitara, también lo podría Yo permitir, porque para Mí no hay imposibles.
Pero lo que quiero subrayar aquí Mis pequeños, es que por Mi Muerte os di la resurrección, pero a la vida futura. A la vida del Cielo, a la vida eterna y todo ser humano tiene ésa Gracia…
Y Yo la gané para cada uno de vosotros, porque Soy vuestro Dios y así Me lo pidió Nuestro Padre, que todo lo hiciera para bien de vosotros.
Lo único que se necesita y que no tiene Satanás, es que vengáis a Mí en humildad. Satanás es soberbio total. Si él tuviera la humildad de arrepentirse, si lo hubiera hecho en un principio no se hubiera dado tanta Maldad, como ya la estáis viviendo. Y vosotros sí tenéis ésa Gracia del arrepentimiento…
Y el arrepentimiento se da en humildad.
Cuando os reconocéis que sois pecadores y sobre todo, que por vuestros pecados, dañasteis la Vida Divina que lleváis en vuestro interior. Nos dañáis a Nosotros, en Nuestra Santísima Trinidad. Dañáis a Nuestro Amor. Pero sobre todo, dañáis a la confianza que Hemos puesto en cada uno de vosotros, para cumplir vuestra misión aquí en la Tierra.
Mucho Mal ha desencadenado Satanás y éstos son tiempos en que veréis la Maldad de Satanás a altos niveles, porque lo habéis liberado de sus amarras. Le habéis dado vida porque ya no oráis, porque ya no buscáis los Sacramentos, porque ya no vivís en humildad, porque ya no buscáis lo que viene de vuestro Dios, porque no queréis vivir en vida espiritual.
Por eso le habéis dado libertad a Satanás. Y hasta que no entendáis esto Mis pequeños, es cuando os daréis cuenta de que todo el bien que pudisteis haber hecho.
No lo hicisteis, porque no orabais y el Mal que os quiere aplastar y os está aplastando, viene de vuestra negligencia. Porque no estáis queriendo cambiar para vuestro bien y para el de vuestros hermanos.
Tenéis que regresar Mis pequeños, a la Oración, al amor, a los Sacramentos, a la vida de la Iglesia, a las Enseñanzas que Yo os dejé.
Poco a poco iréis viendo en vuestro mundo, cómo la Maldad irá tratando de destruir a todos los pueblos de la Tierra y a todos vosotros, Mis pequeños.
Su Maldad se irá acrecentando y es por vosotros mismos que no se está deteniendo, porque solamente os estáis fijando en lo que estáis perdiendo en lo material, más no en lo espiritual.
Haced un acto de contrición. Pedid perdón por vuestros pecados y confesadlos.
Pero también haced un acto de conciencia y ante Mi Presencia, pedidMe que os vaya haciendo saber vuestras faltas.
Mi Santo Espíritu que habita en vuestro interior, os irá dando a conocer en qué habéis dañado Mi Corazón y qué pecados os han apartado de Mí. Si os arrepentís podréis lograr que se vayan aplacando todos los ataques de Satanás con los que está tratando de destruir la Tierra entera.
Pero si os mantenéis en ésa soberbia, en ése egoísmo, en ésa maldad que ahora reina en los corazones y en el mundo entero, iréis viendo cómo poco a poco el mundo se irá destruyendo y será por vuestra culpa.
Yo os quiero salvar, Mis pequeños. Yo vine a salvar a vuestra alma y quiero también salvar todo lo que Mi Padre creó para vuestro bien.
Pero vosotros debéis poner de vuestra parte para que Yo Me derrame sobre toda la humanidad. Son vuestros méritos los que tienen que ayudar a salvar a esta humanidad, Yo no puedo imponer Mi Gracia. Vosotros debéis dar el primer paso, ayudándoos los unos a los otros, ayudándoos en el Amor.
Entended bien esto, Mis pequeños. Os lo sigo repitiendo y espero que lo entendáis ya, porque los Acontecimientos cada vez son más graves y muchas almas se van a perder eternamente por falta de vuestra Oración y de vuestra donación.
Vosotros podéis ser de ésas almas que se pierdan eternamente, tened cuidado con ello.
Mi Luz se derrama sobre todos vosotros Mis pequeños, para que entendáis Mis Palabras y podáis vivir mejor Mi Amor y Mis Enseñanzas.
El hombre necesita un cambio, un cambio radical. Pero vosotros debéis tener ésa humildad de reconoceros necesitados de ese cambio.
Desgraciadamente, por el Pecado Original todo quedó contaminado por Satanás y el hombre ha vivido con un velo en sus ojos. El mismo hombre no ha permitido que Mi Gracia total entre en vuestro corazón y lo podáis vivir en vuestra vida diaria.
Estáis viviendo en el Error y en la Mentira. A veces creéis vivir en el bien, pero vuestros pensamientos vuelan hacia el mal. Y como decía San Pablo: hacéis el mal que no quisierais hacer; pero ya vuestro ser está corrupto, vuestra carne os grita, os llama hacia el Pecado.
Mi Gracia os llama. Mi Corazón grita de Dolor a vuestra alma, para que entendáis que el camino que estáis llevando es el erróneo. Pero pocas, muy pocas almas atienden a este llamado, a este grito de Mi Corazón que os llama hacia Mi Perfección.
Las almas no quieren, porque el llamado hacia la perfección es un llamado radical y doloroso, porque tenéis que cortar con todo aquello a lo que estáis acostumbrados a vivir y hacer en vuestra vida.
Vuestros pensamientos os traicionan, vuestras acciones os deprimen; porque queréis hacer el bien, pero seguís haciendo el Mal.
Pero ya el hecho de buscar el bien Mis pequeños, es una ayuda muy grande para la salvación de vuestra alma y debéis seguir luchando.
La perfección es una lucha continua, Mis pequeños. Y ayudados con Mi Gracia y con Mi Amor, lo podréis lograr. Si no al cien por ciento, en algún porcentaje que os va a dar una Gloria eterna muy alta.
No os dejéis vencer Mis pequeños, por lo que veáis a vuestro alrededor y lo que salga de vosotros.
Si vuestros pensamientos NO son buenos, pedidMe perdón por lo que haya salido de vosotros y haya sido erróneo. Y pedid perdón a vuestros hermanos si podéis, por el mal que les hicisteis.
Luchad por esa perfección a la que estáis llamados, que Yo os ayudaré a alcanzarla.
Hijitos Míos, la Purificación de la que tanto os he hablado, va a servir para que vuestra soberbia sea aplastada. Sí Mis pequeños, vosotros no venís a Mí por vuestra soberbia, porque os creéis autosuficientes. Porque sentís que al tener lo material en abundancia o capacidades extras que habéis ganado con vuestra inteligencia y vuestro estudio y que os hace superiores a vuestros hermanos…
Con eso os sentís también superiores a Mí, vuestro Dios y por eso permito que Satanás os ataque. Y ya os he dicho que lo permito por la libertad que tiene como creatura Mía, para que vosotros seas medidos en el Amor, seáis medidos en humildad y os deis cuenta que sin Mí, nada sois ni nada podéis.
Llegará un momento en que os veréis a vosotros mismos y Yo lo he de permitir así. La humanidad entera tendrá ése momento de introspección espiritual, en la que os veréis tal cual sois y os daréis cuenta de vuestra pequeñez, de vuestra nulidad, de vuestra falta de vida y vida espiritual
Y es cuando en humildad, pediréis perdón por vuestras faltas. Os daréis cuenta que nada sois sin Mí y ésa va a ser la verdadera humildad que os va a ayudar en vuestra salvación particular y a la del mundo entero.
Habéis llenado vuestra vida entera de cosas superfluas y malas en muchos casos. Y eso os está llevando a un vaciamiento espiritual grandísimo.
Vivís solamente para vuestro exterior, vivís para presumir ante vuestros hermanos, meditadlo y veréis que es cierto.
Tratáis solamente de aparentar ante vuestros hermanos, que tenéis más que ellos, pero solamente en lo exterior. Si realmente tuvierais un valor superior ante vuestros hermanos, que es el valor del alma, no presumiríais. Porque precisamente, al tenerMe a Mí fuertemente en vuestro interior, necesariamente esto os lleva a la humildad profunda.
Y ahí tenéis el ejemplo de Mi Hija, la Siempre Virgen María, infinitamente superior a todas las mujeres de Su tiempo, de las pasadas y de las futuras… Y ¿En algún momento sabéis de Ella que presumiera que Mi Vida y Ser estuviera en Ella?
No, Mis pequeños. Su Vida era íntima, Yo era Su consentido en Su Corazón. Su Vida era profunda, interior, inmensa, infinita; porque vivía en comunicación CONTINUA Y TOTAL Conmigo.
Esa comunicación de Padre a Hija, de Hija a Padre, la hacía a Ella Ser muy especial. Pero eso no la hacía que presumiera ante los demás y eso es lo que quiero con esta Purificación que voy a permitir en vuestra vida Mis pequeños, que regreséis a ésa vida profunda, a ésa vida íntima Conmigo,
A que dejéis lo superfluo, a que dejéis aquello que solamente os lleva a la vanidad y a creeros mejor que los demás.
Los que valen para el Reino de los Cielos son los que saben amar. Y que saben amar con Mi Amor, no con el supuesto amor de Satanás, que ese no es amor. Ese es un amor exterior, un amor de carne, un amor pecaminoso.
El Amor Divino es profundo, es íntimo, es sencillo y se transmite a través de los actos con los hermanos con la educación, con el respeto hacia los demás; en donde se ve Mi Presencia, en donde se ve lo que Yo siempre os he dicho: Mi respeto, porque no os presiono.
Vosotros sois muy dados a tratar de imponer vuestra manera de pensar y de ser. Y os dejáis llevar por los convencionalismos sociales creados por Satanás; pero no buscáis ésa profundidad de amor y de respeto hacia vosotros mismos y hacia los demás.
Cuando respetéis a vuestro prójimo como a vosotros mismos, cuando améis a vuestro prójimo como os amáis a vosotros mismos, cuando les deis vida a vuestros hermanos sin imponer; cómo os debéis dar también vida a vosotros mismos viviendo Conmigo, es cuando viviréis el Reino sobre la Tierra,
Porque ASÍ ES como se vive en el Cielo: ayudándoos los unos a los otros con los dones que cada uno de vosotros tenéis y que habéis recibido gratuitamente.
Yo concedo a las almas dones especiales para que los compartáis con vuestros hermanos. NO son vuestros, son prestados y son para Mi Gloria; para que vosotros agradezcáis lo que tenéis y que vuestros hermanos os agradezcan también la ayuda que les dais con los dones que poseéis.
Os he dicho que los dones se van engrandeciendo mientras más los uséis con vuestros hermanos. Ni los mismos dones que poseéis son vuestros.
NADA es vuestro, solamente vuestra voluntad. Solamente la aceptación de dejarMe vivir en vosotros o el cerrarMe las puertas de vuestro corazón. Eso sí es vuestro, es vuestra decisión y la respeto.
Si vosotros abrís vuestro corazón, Yo entro. Si vosotros no Me permitís entrar, no os presiono ni os castigo, respeto vuestra libertad.
Amaos los unos a los otros, pero con el verdadero Amor con el que os ha amado Mi Hijo y así vuestro mundo irá cambiando hacia el bien… Y a la vez, iréis destruyendo a la Maldad que os rodea y quiere acabar con vosotros.
Venid a Mí Mis pequeños, porque realmente necesitados estáis, pero no os queréis dar cuenta de esta realidad. Y por eso Mi Santo Espíritu os hará ver esta realidad: Mi necesidad de vivir en el corazón de todos vosotros, vuestra necesidad de compartir vuestro interior Conmigo, que no lo estáis haciendo.
Siendo vuestro Padre y vuestro Dios, de Mí podéis esperar cosas inimaginables y siempre para vuestro bien. Os pido, que no os dejéis llevar solamente por manifestaciones.
Ciertamente todo lo que sale de Mí, todo lo que Yo permito, se da en manifestaciones bellísimas, si las aprendéis a ver… Porque para esto Mis pequeños, también debéis pedirMe la Gracia de saber apreciar las manifestaciones de Mi Amor.
Cuando vienen de Mí Mis pequeños, las manifestaciones de Amor que es Creación Pura y Santa, os van a dejar siempre un bien profundo en vuestro corazón, una Paz interior grandísima.
Podéis ver en las Sagradas Escrituras, las manifestaciones de Mi Amor en el Antiguo Testamento. Las manifestaciones de Mi Amor en el Nuevo Testamento, a través de Mi Hijo que es Dios también, entre vosotros.
El hombre es muy dado a dejarse impresionar por las manifestaciones que se dan, porque se salen de sus capacidades. Pero también Satanás sabe manifestarse en una manera grande ante vuestros ojos. NUNCA como lo podría Yo hacer, pero sí de una forma en la que vosotros os podríais ir por caminos errados.
La manifestación que os pueda asombrar, DEBEÍS DISCERNIRLA Mis pequeños ¿Me está dejando un bien, un conocimiento en verdad, en Amor?
¿Estoy creciendo con esta manifestación? ¿Realmente veo a Mi Dios en esta manifestación? O ¿Ésta manifestación está haciendo que me salga del camino que Mi Dios me ha marcado?
Os digo esto Mis pequeños, porque estáis en el momento crucial de la historia en la que Satanás también se manifestará con obras asombrosas ante vuestros ojos…
Y NO PORQUE SEAN EXTRAORDINARIAS estas manifestaciones vendrán de Mí, Mis pequeños. Recordad que Satanás es un Arcángel.
Un Arcángel Caído, pero con capacidades inmensas a lo que vosotros pudierais tener o aún imaginar.
Ciertamente sus capacidades son limitadas, en comparación a lo que pueda salir de Mí vuestro Dios. Pero aunque sean capacidades limitadas, os puede asombrar y podéis caer en el error y seguirle. Seguir por caminos errados y que os llevan a que vosotros os apartéis de Mí.
Cuando Yo permito una manifestación, esta va a ser para vuestro crecimiento espiritual. Para que os engrandezcáis ante Mis Ojos, para que os humilléis ante los ojos de vuestros hermanos, para que entréis en vuestro corazón y empezáis a crecer más espiritualmente.
Para que tengáis vida. Vida de amor, vida de respeto ante vuestros hermanos, pero sobre todo, una vida de ejemplo según Mis Leyes y Mi Amor.
Las manifestaciones de Satanás, os llevan a la soberbia. Os llevan a apartaros del camino, os dejan turbación. No sabéis exactamente si es bueno o malo, hay duda. Pero sobre todo, os deja algo en vuestro interior que no acabáis de comprender.
Y ESO NUNCA VA A SUCEDER CON LO QUE VIENE DE MÍ…
Mi Santo Espíritu que habita en vuestro interior, si aprendéis a escucharLe, os indicará lo que viene de Mí o lo que venga de Satanás.
Pero principalmente lo que venga de Mí, OS DEJARÁ UNA PAZ PROFUNDA Y NO HABRÁ DUDA de que la manifestación viene de Mí, vuestro Dios.
Pronto veréis grandes manifestaciones en los Cielos, a vuestro alrededor, en vuestro mundo.
Tened cuidado, Mis pequeños. Porque será el último ataque de Satanás, en donde querrá llevaros hacia el Mal, hacia la adoración de la Maldad.
Quiere destruiros, quiere destruir todo lo creado, quiere destruir Mi Amor, quiere destruir Mi Presencia en vosotros y que se le adore solamente a él.
Recordad que lo más sencillo, lo humilde, lo que está en lo íntimo de los corazones; es lo que os va asegurar que viene de Mí y os va asegurar la Gracia de vuestro corazón y de vuestra alma.
Satanás os tratará de llevar hacia el envanecimiento, hacia la Soberbia, hacia la Maldad. Y ahí es donde comprenderéis cuál es el camino correcto, si habéis pedido el don del Discernimiento a Mi Santo Espíritu de Amor.
Todavía no entráis a lo álgido de la Batalla contra Satanás. En esta Purificación, todavía va a venir el Gran Engaño Mundial y debéis estar preparados, Mis pequeños…
Por eso tanto os pido que entréis en la profundidad de vuestro corazón, para que Me encontréis ahí y no haya duda en la respuesta que debéis dar a lo que se os manifiesta. Todo lo que es sencillo, viene de Mí. Lo que es aparatoso, normalmente viene de Satanás.
Cuidad vuestra alma, Mis pequeños y no le sigáis el juego a Satanás con todo aquello que os puede ENVANECER y que os separe de Mí. Os amo, Mis pequeños y os bendigo. Y permanezco con ustedes aquí.
Yo os Bendigo ahora y por siempre, en MÍ Santo Nombre, en el de Mí Hijo Salvador vuestro y en el del Espír1tu de Amor y Vivificador.
Mí Santa Hija, la Siempre Virgen Maria, os cuidará y os guiará para aplastar la cabeza de la Serpiente del Mal. Dejaos llevar por Sus Palabras de Amor y Salvación. Su ternura es excelsa.
F46 HERRAMIENTA DE AMOR
Hijitos Míos, una Gran Luz descenderá sobre toda la Tierra, todo será reformado por Ella. Los corazones palpitarán al unísono con vuestro Dios. Cielos y Tierra se reunirán y el Abrazo de vuestro Dios será sentido por todos Sus hijos.
Los pueblos todos alabarán a su Dios por Su Misericordia infinita y los Cielos derramarán Su Vida sobre la Tierra. Se unirán Cielos y Tierra y la vida será una. Vuestro Salvador vivirá nuevamente entre los Suyos.
Volcará Su Corazón sobre todos aquellos que habiendo escuchado Su Palabra, la aceptaron, la tomaron como suya, la pusieron en práctica y ganaron los méritos necesarios para poder ser llamados “hijos de Dios”.
Mi Padre os recompensará vuestra fidelidad, al haber aceptado la guía amorosa del Cordero y así Yo llevaré a Mi Rebaño hasta la Casa Eterna donde vivirá eternamente.
Hijitos Míos, estáis ya viviendo el tiempo del cambio, el Tiempo del Amor Misericordioso de vuestro Dios. Los Ángeles alaban éstos momentos en los cuáles la manifestación amorosa de vuestro Padre Dios será dada a conocer a todo corazón.
Se ha de mostrar a vuestro interior Su Vida y vosotros conoceréis el estado actual de vuestra conciencia. Y vuestro Dios que todo lo sabe, separará el rebaño justo del rebaño traidor.
La Palabra que ha sido dada desde el Principio ha hecho mella en los corazones buenos y se han dejado mover por el Amor Infinito de Su Creador.
Los corazones traidores y separados de la Palabra de Mi Padre, han querido mantener su individualidad, no han querido perderse en el océano infinito de Su Misericordia. Se han preferido a sí mismos, a su soberbia bajeza y no han querido aceptar el desaparecer a la Vida de Dios y a Su Servicio para con sus hermanos.
Se han sentido autosuficientes y no alcanzan a ver su pequeñez real.
Mi Padre recompensará grandemente al “trigo” que ha desaparecido y que ha permitido ser sembrado con Su Amor, para poder así producir más brotes, al haber desaparecido para Mi Padre.
Es Mi Vida la que tiene que vivir en vosotros al desaparecer a vuestra pequeñez. Es Mi Amor el que debe translucirse a través vuestro, al negaros a vosotros mismos. Es vuestro Dios el que debe caminar nuevamente sobre la Tierra al olvidaros de vosotros mismos.
El alma soberbia se quemará como hojarasca que tira el viento. No tiene la vitalidad que le da cuando acepta Mi Voluntad, ¡Cuánta hojarasca será quemada! ¡Cuánto horror percibe Mi Corazón! ¡Cuántas almas negadas a Mi Voluntad! ¡Cuánto desperdicio de Amor!
Un Nuevo Mundo se abrirá a vuestras almas; un Mundo renovado en el Amor. Mi Santo Espíritu está preparando todos aquellos que serán llevados a vivir éste Nuevo Mundo, regalo de la Misericordia de Mi Padre, para todos Sus hijos obedientes al Amor y a Sus Leyes.
Mis Leyes son de Vida, no de muerte. Mis Leyes os indican Mi Voluntad y aquellos que las aceptan y las siguen con amor, para no ocasionarle dolor a Mi Corazón, serán los que vivirán las delicias de Mi Corazón.
Yo no pido algo injusto, os he pedido lo que os dará bienestar interior y bienestar fraternal. Yo os pido lo que os dará vida agradable en el amor.
Si aceptáis Mi Sabiduría en vosotros y en vuestra vida, si os dejáis conducir con sencillez y confianza por vuestro Dios, no puedo menos que compartiros Mi Reino.
Hijitos Míos, Mi Padre os espera a todos vosotros. Por TODOS he derramado Mi Sangre para reparar vuestra alma caída en el pecado. Mi Santo Espíritu está esperando vuestra aprobación para ser movidos con amor hacia el Amor y para que os pueda dar la sabiduría, para que podáis entender los Misterios del Reino en donde viviréis eternamente si así lo aceptáis.
Esperad con paciencia sencilla, la Luz que está por llegar a vuestro corazón. Al recibirla, aceptadla, seguidla y agradecedla; porque vuestro Dios os ha hecho el favor de confirmaros como Sus hijos y os quiere tener eternamente con El.
No hagáis oídos sordos a Su Voz, a Su Palabra, a Su Luz… Y si os donáis a Su Voluntad, apreciaréis con gran beneplácito en vuestro corazón, lo que Yo tanto os prediqué cuando os dije: “El Reino de Dios está en vuestro interior” Y así empezaréis a gozar de Sus Bienes, aún antes de entrar en el Reino de los Cielos.
Dicen las Escrituras: “Si Jesucristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra Fé” Yo, con éste hecho os demostré nuevamente y para siempre, el Poder de Dios.
Durante Mi Vida Pública hice innumerables milagros y de entre ellos, resucité a varios muertos. Así, vencí a la muerte en varias ocasiones. Y coroné Mi Triunfo Personal al volver a la vida al tercer día de Mi Muerte.
Yo Soy un Dios de Vida que bajé a servir a Mi Padre trayéndoos Su Plan de Vida, vida para el Mundo y para recordaros la forma de vida que se tiene en el Cielo.
Yo Soy un Dios de Vida que no deja caído ni al muerto de cuerpo, ni al muerto espiritual. Este hecho es mucho más importante y lo debéis reflexionar profundamente.
La muerte espiritual os va a producir muerte eterna. En cambio, la muerte física sólo os marca el fin del tiempo permitido por vuestro Dios para servirle en la Tierra.
La muerte espiritual puede existir y de hecho existe, en personas físicamente vivas; pero los pecados graves causados contra el Amor de vuestro Dios, causan la muerte a vuestra alma.
Os volvéis cadáveres nauseabundos caminando por el Mundo. Estas son palabras fuertes, pero si las meditáis, las comprenderéis mejor.
Un cadáver hiede a los pocos días de muerto el individuo y nadie se le acerca.
Una persona que vive en pecado mortal, que sólo produce Mal, que sus acciones son causa de problemas y de maldad, hiede en vida.
Nadie se le quiere acercar, porque saben que al tener contacto con tal persona, sólo se puede recibir mal, ataque, calumnia o aún la muerte.
Por ellos, Yo también os dije: “Yo vine a rescatar al pecador, para que se convierta y viva”.
Al rescatar al pecador le doy la oportunidad de enmendar el camino errado que tuvo y le doy la oportunidad de empezar una nueva vida en la Gracia.
Vida que en muchos casos va o producir también, nueva vida a otros muchos que estaban como él, al volverse ejemplo de virtud y aliento para apoyar a otros de sus hermanos caídos en la lucha contra el Mal.
Yo Soy vuestro Dios y no puedo dejar a un alma caída en la lucha. Os dije en un Mensaje anterior, que la Tierra es un campo de batalla en donde las almas envueltas por un cuerpo, vienen a luchar por su Dios; para vencer con Mi Amor el Odio, la Maldad, la Muerte que produce el Pecado…
Y que el Maligno ha diseminado por todo el Mundo, para destruir a todos Mis hijos y a la Creación completa.
Un alma donada a su Dios, vale muchísimo, porque es parte de Mí y vosotros debéis aprender a ver en el alma caída, la ayuda real que necesita.
Pero como ni vosotros mismos habéis crecido mucho espiritualmente… sólo alcanzáis a ver el cuerpo caído, la envoltura que usáis en la Tierra para comunicaros unos a otros en forma física.
Debéis aprender a comunicaros unos a otros a nivel espiritual. Esto es, viendo por las necesidades espirituales de vuestros hermanos, intercediendo ante Mí para que se les concedan los Dones necesarios, para que puedan estar más preparados para poder vencer las Fuerzas del Mal.
Y para que puedan dejar Mi Tesoro sobre la Tierra: Mi Amor, entre los vuestros.
Yo vine a vencer al mundo y a pesar de los múltiples ataques que tuve de parte del Maligno, a veces en forma directa; a veces a través de personas que se dejaron conducir por él, Yo lo vencí.
Todos vosotros sois muy pequeños para poder vencer a las terribles fuerzas del Mal por sí solos. Por ello Yo os vine a mostrar el Camino que os iba a dar el Conocimiento y la Luz para poder vencer en la batalla y salir victoriosos en vuestra misión por la Tierra.
Vosotros no pertenecéis al mundo; pero el mundo como imán poderosísimo, os trata de atraer hacia él. Cuando no vivís vida de Oración que es alimento del alma, ésta se debilita y sucumbe al alimento del cuerpo, que son los vicios y pasiones desordenadas.
Y así os va venciendo el Mal y os va atando fuertemente a las cosas inservibles para vuestra alma, para llevaros a la perdición eterna.
Yo vencí al mundo y os traje la Verdad, la Verdad de Mi Padre, la Verdad que se vive en el Cielo, la Verdad que os hace libres y llenos de Luz, a pesar de vivir rodeados de tinieblas y mentira. Aquellos que se acercan a Mí, encuentran la Verdad.
Y con ella, no sólo vencen en forma personal al mundo y a sus asechanzas; sino que ayudan como hermanos que sois, a los más necesitados a servirse de ésa Verdad y con ella ganar el Cielo, vuestro Hogar.
Yo vencí al mundo y a su pecado y les dí nueva vida aún a los más pecadores que se acercaron a Mí, a pedir con humildad Mi ayuda y así poder volver a ver Mi Luz.
Podréis recordar cómo Yo les decía a los “enfermos” que se acercaban a Mí a pedir por su salud física. Yo no les decía tu mano, o tu pié, o tu cuerpo, etc. queden curados. Yo les decía generalmente: “tus pecados te son perdonados”.
Se extrañaban, pero es una realidad de cómo el pecado del alma puede afectar al cuerpo físico de vosotros. Entonces, al quedar el alma sin pecado, sin maldad, sin presiones del Maligno, el cuerpo físico sufría una transformación favorable…
Y como el alma es una parte de Mi propio Ser, ella tiene la facultad como os lo prometí, de producir milagros y el primer milagro que se realiza al estar en estado de gracia; o sea, en íntima unión Conmigo, es sobre su propio cuerpo.
Yo le dije a Mis Apóstoles: Aquél que esté Conmigo, Me siga y lleve Mis Enseñanzas a sus hermanos, podrá hacer las mismas cosas que Me visteis hacer y las hará aún mayores.
El milagro es una fuerza divina que ayuda a restaurar lo que está dañado, tanto espiritualmente como físicamente. Todos vosotros, como hijos de un solo Dios, Nuestro Padre; tenéis el derecho de usar de éste Bien Divino, para ayudar a vuestros hermanos.
No es exclusivo de algunas almas, es propiedad de todos vosotros. Pero, para lograr llevar a cabo un milagro, se necesita saber hacerlo y para ello, primeramente se necesita vivir bajo Nuestra Divina Voluntad.
Los dones que concedemos no son para juego o para que seáis alabados por vuestros hermanos, sino que se os conceden para servir, como Yo os serví cuando pasé Mi Tiempo sobre la Tierra.
Al vivir bajo la Divina Voluntad de Mi Padre, os convertís en otros Cristos, hermanos Míos y así inmediatamente os ponéis al servicio de vuestros hermanos, para servirles con los regalos gratuitos que Mi Santo Espíritu os concede.
El milagro es una acción de amor puro, sale de vuestro corazón sincero y mueve a Mi Corazón para que salga de él la fuerza vivificante que lo producirá.
Al ver la necesidad de vuestros hermanos, vosotros tomáis como propia ésa necesidad, Me la ponéis a Mis Pies y con sincero amor y con una Fé crecida en la confianza en vuestro Dios; sabiendo que lo que Le pidáis en Mi Nombre, nada se os negará, así obtendréis la bendición del milagro para vuestros hermanos.
El milagro así visto, se vuelve una herramienta de amor entre vosotros.
Podéis y debéis hacer milagros para defender a vuestros hermanos contra el Maligno durante vuestra lucha en la Tierra.
Deberéis usar del milagro para acrecentar la Fe perdida en el alma raquítica de vuestros hermanos que se han dejado llevar por los bienes del mundo.
Deberéis usar del milagro para reforzar a los “gladiadores” que os están protegiendo a todos vosotros, miembros de Mi Iglesia y que están “dando la cara” a todo el Mundo, para proteger y mantener Mis Leyes y Mis Decretos inmutables, a pesar de los ataques fortísimos del Maligno y sus secuaces.
Deberéis usar del milagro para salvar a las almas de las cadenas del Maligno, librándolas de las ataduras que las denigran como hijas de Dios. Entre estas ataduras se encuentran los vicios, las pasiones desordenadas, vida de pecado y de corrupción, en sí mismos y contra otros.
Deberéis usar del milagro contra las fuerzas del Mal cuando se han posesionado de las almas. Deberéis usar del milagro para ayudar a las almas a regresar triunfantes al Reino de los Cielos.
Como véis, el milagro es un elemento esencial de Mis hijos, para restaurar Mi Reino. No seréis vosotros los autores de él, Yo seré el Autor y el Productor del milagro.
Pero vuestro sincero amor por vuestros hermanos, por verlos caídos en desgracia espiritual, es lo que va a moverMe a producirlo.
Ya os he dicho muchas veces que la vida de Oración es importantísima. Porque al vivir según Yo viví sobre la Tierra entre vuestros hermanos, os vais dando cuenta de sus necesidades y con la Oración y el milagro, podremos restaurar sus almas y así lograr el cambio tan necesario para la Redención definitiva de la Tierra.
El mayor gozo que podréis dar a un alma, es la de dejarla en posibilidad de alcanzar el premio eterno. Orad y ved por las necesidades de vuestros hermanos. Necesidades espirituales, que cuando están afectadas pueden alterar a su propio cuerpo y a las almas de otras muchísimas personas más.
Detened con la Oración, el Ayuno y el Milagro, la acción de Satanás entre vosotros.
Yo vencí al mundo, Yo vencí a la muerte, Yo vencí a Satanás. Y como hermanos Míos y Dios vuestro, al vivir unidos Conmigo, podremos seguir haciéndolo.
Creced en la Fé y en la confianza a través de la Oración y de la Eucaristía y nada ni nadie os detendrán en la difusión de Mi Reino de Amor
Hijitos Míos, Mis pequeños, Yo vuestro Jesús, deseo en cada uno de vosotros, dejar Mi Imagen perfecta, dejar Mi Amor Eterno, dejar Mi Vida de Gracia; para que cada uno de vosotros hagáis vida de Cielo alrededor vuestro.
Toda Mi Predicación fue predicación de Amor y de Perdón, al comprender que por causa de vuestra pequeñez y de vuestra fragilidad, no podíais vivir perfectamente en Mi Gracia.
Yo busco en cada uno de vosotros, el que podáis comprender, como Yo comprendí, a cada uno de vuestros hermanos. Vosotros no sóis Dios. Vosotros no tenéis Mi Santidad. Vosotros no habréis de sufrir los dolores infinitos que Yo sufrí para vuestra salvación…
Pero en vosotros espero la CARIDAD y el PERDON para con cada uno de vuestros hermanos.
Ciertamente no habréis de padecer y llevar una vida como la que Yo llevé, pero actuando lo mejor que podáis, sí tendréis lo que Yo ahora vivo, la plenitud en el Cielo, Mi Hogar, vuestro hogar.
Hijitos Míos, lo que os pido para ser como Yo, es algo que a la gran mayoría de vosotros se os hace muy difícil, porque vuestra soberbia os lo impide… Y es el de devolver un bien por un mal recibido. En esto se conoce quienes son realmente, hijos del Padre y hermanos Míos.
El devolver bien por mal es un acto de humildad perfecto y un acto de caridad supremo.
En el devolver bien por mal se nota la madurez espiritual de un alma; ya que ella primero está viendo Mis Intereses de salvación para ésa alma atacante, antes que verse a sí mismos; por sentirse atacados en su propio Yo, en su propio ego.
Ya Mi apóstol os decía: “No estáis luchando contra la carne, sino contra espíritus inmundos”, y así es. Os he dicho que la lucha en la Tierra es a nivel espiritual y el hombre se debe dejar manejar por Mí y por Mi Gracia, volviéndose fiel instrumento de su Dios.
Pero si por el contrario, se llena del espíritu del Mal, éstas almas serán instrumentos de Satanás.
Es el alma la que, o se llena de Mi Bien ó se llena del mal. Y los cuerpos reflejarán de lo que el alma está llena. Pero no es el cuerpo el autor del bien ó del mal realizado, es el alma la que mueve el cuerpo a responder de lo que vive interiormente.
Entonces, si véis a alguien hacer un mal, a comportarse opuesto a lo que Mis Mandamientos ordenan, es que su alma se ha llenado del Mal y obliga a su cuerpo a actuar según piensa.
Ahora os podréis dar plena cuenta de que, al vivir en un mundo material, los actos van a ser materiales. Pero las dos fuerzas que pueden actuar en el hombre: el bien y el mal, van a estar continuamente en pugna.
Estáis en el Mundo viviendo una lucha espiritual real, manifestada en actos humanos; pero no elaborados por la carne, sino por el alma.
Por eso si vivís en Mí, sumergidos en Mis Intereses y llevando vida espiritual, deberéis pasar de la crítica, que sólo ve los actos humanos; a la ORACION, que ve la necesidad que tienen las almas para ayudarlas a su crecimiento espiritual y para su salvación.
Al saber devolver bien por mal, subís a un nivel DIVINO, ya que se aprende a ver el alma del prójimo y se obra por su mejora.
El mantenerse en la crítica de los actos humanos, no ayuda al que los comete y debilita más espiritualmente al que critica. Ya que demuestra una gran falta de visión salvífica hacia sus hermanos y una gran falta de caridad por ayudar al caído en el error.
Al devolver bien por mal estáis actuando como Yo actué durante Mi Tiempo sobre la Tierra. Yo veía la fragilidad de Mis pequeños y ellos al verMe, comprendían su pequeñez…
Y al pedir ayuda y perdón apoyados en la Fé, recibían Mi regalo en el perdón de sus faltas. Faltas que en la gran mayoría de los casos, afectaban a su cuerpo enfermándolo.
Un alma sana, generalmente se manifiesta con un cuerpo sano, pero es un alma sana, libre de pecados graves y es además, un alma que produce verdaderos frutos de Mi Amor en él.
El alma sana, el alma envuelta totalmente por Mi Gracia, puede caminar entre el lodo, puede pasar entre almas “inmundas”, puede ser atacada fuertemente por el Mal y no se va a inmutar.
Porque ésa alma, al tener contacto con ésas almas caídas fuertemente en el pecado, no las va a criticar, ni se va a asquear de ésa vida de pecado que llevan sus semejantes; sino que va a implorar por su ayuda a Mi Corazón Misericordioso.
Al no brotar ningún mal de su corazón hacia sus hermanos, va a dar muestras perfectas de que Soy Yo el que en él Vive. Yo en él, no Me puedo manchar de las cosas del mundo y así puedo Yo volver a vivir, caminar, salvar almas a través de aquellos que se han vuelto Mis instrumentos de Amor.
Hijitos Míos, os pido Me permitáis a través vuestro, volver a caminar por el Mundo, para que podáis volver a tenerMe entre vosotros; estando primero en vosotros, para que Me ayudéis a la salvación tan necesaria, de tantas almas que se han desviado por los caminos del Mal.
Llenaos de Mí para que podáis dejar en los corazones de vuestros hermanos Mi Divina Presencia. La humildad y la docilidad os llevarán a lograr una vida como la Mía, como la de vuestro Jesús, vuestro Dios Encarnado.
Mi Corazón os bendiga y os llevé a la presencia de Mi Padre
Yo os bendigo en el Nombre de Mi Padre, en Mi Nombre y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.
A42 EL HUMO DEL INFIERNO
Hijitos Míos, hoy os quiero dar uno de Mis Últimos Mensajes, la Renovación de la Iglesia y de la Humanidad.
Los Acontecimientos que estáis viviendo no son nuevos, ya estaban anunciados en la Sagrada Biblia. El momento culminante de Mi Misericordia se acerca a pasos acelerados, vuestras oraciones para lograr el Advenimiento de Mi Reino han surtido efecto benéfico sobre ésta humanidad. Todo será renovado en Mi Amor.
Hijitos Míos, os lo he remarcado en Mis Mensajes y en los Evangelios, en el Amor no hay temor. Antes de hacer uso de Mi Santa Justicia, agotaré los recursos de Mi Santa Misericordia. Los que son Míos, los que han tomado Mis Mensajes como cambio y medio de vida, NO DEBEN TEMER ACONTECIMIENTOS.
Éstos se tienen que dar para protegeros contra la furia destructora que Mi Enemigo quiere usar contra todo lo que es Mío, contra toda la Creación, contra todas las almas. Voltead a un lado y a otro y veréis cómo no ha respetado nada. Os ha engañado.
Y si véis más en lo profundo, veréis que nada de Mi Creación, de Mis Leyes y preceptos, nada ha sido respetado, ni aún Mi Santa Iglesia, de la cuál se va a apropiar por un tiempo.
Todo lo que os digo no es nuevo. Mis Profetas se los preanunciaron y si os habéis acercado a estudiar con profundidad espiritual Mis Palabras y las Enseñanzas de Mi Hijo Jesucristo, ahí encontraréis todo lo que ahora os explico.
Vivan en la Oración continuada, de día y de noche. Y velen, como os lo dijo Mi Hijo en los Evangelios, “Velen porque no sabéis cuando el ladrón llegará” Y os puedo asegurar que el Ladrón ya está. Velad por lo más preciado que tenéis, que es vuestra alma y del estado de Gracia en el que la debéis mantener.
Vivid en la alegría de corazón sabiendo que Me estáis sirviendo, que Me estáis ayudando, que Me estáis amando. Y que por tales motivos, la Gloria os está esperando para daros a unos el 30%, a otros el 50% y a otros el 100%, de acuerdo a lo que recibisteis y cómo lo trabajasteis.
Ofrecedme ya desde ahora vuestra vida y vuestra muerte, que no es otra cosa que el principio real de una nueva vida. Yo no Me separaré de vosotros en ningún momento. Aunque todo se vuelva obscuro exteriormente, voltead a vuestro interior y encontraréis Mi Luz, Mí Compañía, Mis Palabras de Aliento, Vuestro Sostén de Vida.
Y nuestra Compañía Protectora, en el momento del paso final de vuestras vidas. Momento anhelado de Mi Corazón, momento en el cuál Me haréis feliz por poderos tener nuevamente a Mi lado. Y ahora para toda la Eternidad en donde Yo Vuestro Dios, Me derramaré en gozo, alegría y regalos hacia vuestra alma, ahora triunfante.
Mi Iglesia también será renovada. El humo del Infierno la ha nublado, su santidad está opacada, muchos de Mis Ministros Me han traicionado. Orad por ellos, porque su Culpa tendrá que ser purificada y el dolor que han de sufrir, será mayor que lo que normalmente es para un alma mortal.
La sangre de los mártires de estos Últimos Tiempos, logrará la Purificación de Mi Iglesia y así se podrá nuevamente ofrecer el Sacrificio Santo y Sublime en toda su plenitud, en la Era del Amor por venir.
Os ha tocado vivir momentos de cambio muy importantes. Os he escogido a todos vosotros para vivir éstos momentos. Entrad en Oración profunda y dadme vuestra voluntad para que Yo obrando en vosotros, Me acompañéis a renovar el Mundo entero y así se complete por fin Mi promesa del Padre Nuestro: “Venga a nosotros Tú Reino”.
Podré nuevamente vivir con Mis creaturas y ellas reconocerán a Su creador y Me seguirán y se dejarán cuidar por el Supremo Pastor.
Por eso, espero con ansia eterna el Gozo de Mi Triunfo. Compartidlo Conmigo ya desde ahora. No os fijéis en los sucesos intermedios de purificación. Aunque sí, orad y ofreced sacrificios y penitencias por la salvación propia y la de vuestros hermanos.
Sino ved el Nuevo Mundo que os espera y el Gozo que Me daréis. Seréis un Nuevo Pueblo… Mi Pueblo escogido y Yo seré Vuestro Dios. El Único Dios, para todos los vivientes en ése tiempo.
¡Saltad de alegría! ¡Tocad los tambores y cítaras, porque el Triunfo se acerca! Vivid postrados en agradecimiento a Vuestro Dios y Señor porque ha tenido nuevamente, Misericordia para con Su Pueblo.
Llevad ésta alegría santa a vuestros hermanos y hacedlos entrar en Mi Corazón, con la ayuda de vuestro ejemplo de vida para Conmigo. Llevadme continuamente en Vuestro Corazón, para que Yo os instruya sobre el proceder que deberéis tener en cada uno de vuestros momentos futuros.
Dejaos llevar libremente por Mi Amor y Mi Voluntad. Yo os guiaré por Senderos de Luz y no permitiré que tropecéis en las Tinieblas. Yo, Vuestro Dios, os estaré acompañando en todo momento y os daré Fortaleza y Sabiduría, para sobrellevar estos últimos momentos de ésta Etapa de la Historia que terminará.
Vivid con la alegría del niño que espera la promesa del regalo que pronto se le dará. Vivid en la sencillez y en la confianza y no os preocupéis de lo material, eso pasará. El Nuevo Mundo traerá nuevas formas de vida. Bellísimas, santificadas por Mi Corazón. Lo que es de ahora, lastre y basura será en lo futuro.
Las nuevas riquezas del hombre, serán las verdaderas riquezas de Vuestro Dios. Las que habéis olvidado, las que habéis hecho a un lado, las que no habéis cultivado.
Un Mundo de Santidad y de Amor os espera, como no lo ha habido antes ni lo habrá jamás, hasta que entréis en el Reino de los Cielos.
Todos vosotros sois pequeñitos y si sois pequeñitos, vuestras obras también son pequeñas. Yo no espero de vosotros cosas grandes, maravillosas, inmensas, porque no las podéis hacer porque sois pequeñitos. Un niño pequeño da cosas pequeñitas a sus padres; pero las da de todo corazón y eso es lo que Me importa más de cada uno de vosotros
Que lo que hagáis. Lo hagáis de corazón. Que lo tengáis desde lo más profundo de vuestro corazón y Me lo entreguéis con todo amor, Mis pequeños. Y ese amor que iréis creando, eso es lo que irá Purificando la Tierra entera; porque para eso vinisteis, Mis pequeños, a producir Amor.
Ciertamente amor pequeñito, pero unido a los méritos de Mi Hijo Jesucristo, vosotros iréis incrementando ése amor con la Potencia de Mi Hijo.
Dad pues Mis pequeños, lo que podáis, aunque sea pequeñito. Pero dádMelo con amor, ofrecedlo por la salvación de vuestros hermanos, los que distraídos están con el mundo. Ellos mismos también hacen cosas buenas, pero están alejados de Mi Presencia. No quieren estar Conmigo o no les interesa.
OfrecedMe lo que vuestros hermanos hacen. DádMelo como si vosotros mismos las hicierais.
Os he hablado anteriormente de los hermanos mayores y menores de una familia, todos vosotros sois Mi familia, así es que si ellos, como hermanos pequeños no saben ofrecer lo que están haciendo, HACEDLO vosotros como hermanos mayores, los que oráis, los que estáis Conmigo.
Los que estáis buscando agradarMe, dádMe lo que vuestros hermanos menores están haciendo y también Me alegraré con ello y vosotros ayudaréis a vuestros hermanos menores a ganar el Reino de los Cielos porque ellos distraídos están con las cosas del mundo.
¿Veis, Mis pequeños, todo lo que podéis hacer por Mi Reino? Estáis salvando vuestra alma y estáis salvando la de vuestros hermanos, los que están distraídos. Pero también os pido que oréis por aquellos que están haciendo mal en el mundo, muchos de ellos ya Satanás los ha envuelto totalmente en su Maldad.
Algunos de ellos desesperados están porque no saben salir de esa fuerza satánica que los cubre. Ayudadles también con vuestra oración, sacrificios, penitencias, Misas, Rosarios, todo lo que podáis hacer por ellos. Yo amo a todas las almas, aún a aquellos pecadores y por eso envié a Mi Hijo, para que fuera principalmente a salvar a aquellos que más Me necesitaban.
Quitadle a Satanás, al Enemigo, ésas almas que luego podrán hacer grandes cosas para el Reino de los Cielos.
Hijitos Míos, el Pecado os afectó a tal grado que dejasteis que el Mal se introdujera en vuestro corazón; así el hombre fue avanzando y en lugar de irse hacia el Bien, la gran mayoría se fue yendo hacia el Mal. A TRAVÉS DE LA HISTORIA Satanás fue haciendo su obra destructora y así hizo que los hombres se llenaran de soberbia, que se pusieran en contra Mía…
Y por eso tuvieron su castigo, al grado de que se les cambiaron las Lenguas para que no se pudieran comunicar unos a otros. Y aún a pesar de ello, Me siguieron ofendiendo.
Si en la Torre de Babel hubo este cambio, ahora vendrá el cambio positivo, Mis pequeños. Esto que voy a permitir sobre la Tierra, lo que vosotros veréis como destructivo, os llevará nuevamente a la Unidad.
Os uniréis como hermanos por los desastres que habrán. Las fronteras se borrarán, será un solo pueblo todo el mundo y así se dará la Profecía de que seríais un sólo Rebaño bajo un sólo Pastor, que es Mi Hijo, Jesucristo.
La Maldad se acabará porque el mundo producirá amor. Los desastres harán que vosotros os unáis como hermanos y al ser así, hermanados en el desastre, también seréis hermanados en el amor.
Ciertamente, aunque hayáis dejado que el pecado entrara a vuestro corazón, hay bondad todavía en los corazones y es el momento en que el amor que tenéis fluirá, saldrá hacia el exterior. Lo transmitiréis a vuestros hermanos y os amaréis los unos a los otros como os pidió Mi Hijo Jesucristo.
¿Veis ahora cómo Mis Planes os estarán llevando a algo muy bello? Yo Soy vuestro Dios y lo que Yo permito siempre será para bien de Mis hijos. Os faltaba ese amor que ya habíais olvidado. Os estabais apartando los unos de los otros. Satanás nuevamente se estaba aprovechando de las almas para separaros y destruiros.
Al producir amor en toda la Tierra y viviendo como hermanos; en ése momento destruiréis las fuerzas de Satanás, porque el Amor destruirá el Odio y la Maldad que él ha sembrado. Vosotros pondréis vuestro granito de arena para crear este Nuevo Mundo. Hace tiempo os dije que vosotros mismos iríais preparando al Mundo, para la Segunda Venida de Mi Hijo.
Tenéis el libre albedrío y Yo no os puedo obligar al cambio. Vosotros, con vuestro libre albedrío debéis preparar el campo en el que vuestro Dios, Mi Hijo Jesucristo habitará entre vosotros. No lo podíais invitar a estar entre vosotros si hubiera todavía el Odio, Maldad, Destrucción, que había sembrado Satanás en vuestros corazones.
Ahora vosotros mismos, con todo esto que Yo permitiré, os llenaréis de amor. Y así, como verdaderos hermanos llenos de Amor y de ayuda de unos para con los otros, es como recibiréis a Mi Hijo.
Porque Satanás a través del tiempo os ha llevado a que vosotros os llenéis de las cosas del Mundo, busquéis fama, riquezas y queráis sobresalir ante todos, para que todos se den cuenta de que tenéis más que ellos. A veces os creéis superiores a vuestros hermanos y esa soberbia a la que habéis llegado, hace que vosotros mismos no os deis cuenta de la realidad que se vive en el mundo.
¡Cuántos hay que son mejores que vosotros, los que tenéis tantos bienes! ¡Vosotros, los que buscasteis dinero, bienes, fama! Cuando veis a estas almas santas, pequeñitas, que se dedicaron a buscarMe a Mí y no al mundo; os dais cuenta que perdisteis el tiempo y es el momento en que os llevaré a que vosotros os deis cuenta de vuestra realidad.
Mucho tiempo perdisteis en lo que debió haber sido vuestra misión sobre la Tierra y os desviasteis para buscar otros bienes, que solamente hicieron que vosotros no hicierais lo que Me prometisteis ibais a hacer por Mí.
Cuántas almas sencillas, pequeñas, son mejores que vosotros porque ellos sí encontraron la verdadera riqueza, que Soy Yo. Me buscaron afanosamente con amor y Me encontraron. Yo Soy la Riqueza Universal, Yo Soy vuestro Dios y Creador, Yo he creado todo cuanto existe, visible e invisible.
Entonces ¿En dónde quedan las riquezas del mundo, cuando Yo Soy realmente el Creador de todo cuanto existe? Y así como os las he dado, también os las quitaré para vuestro bien. (Libro de Job)
Así como un padre o una madre, al ver que sus hijos pequeñitos han tomado algo que les puede hacer daño, inmediatamente se lo quitan. Veo ahora que habéis tomado mucha Maldad del Mundo… Y especialmente aquellos que quieren apoderarse del mundo, que controlan los gobiernos, que controlan a vuestros hermanos y a vosotros mismos.
Tontamente le han hecho caso a Satanás, que les ha hecho creer que realmente controlarán; cuando serán ellos los que perderán todo, por haberse ido con mentiras a hacer lo que Satanás les aconsejaba.
¿Veis ahora Mis pequeños, cómo una gran mayoría de vosotros errasteis el camino? No buscasteis la verdadera riqueza, que es Mi Amor, que son las Gracias y Bendiciones que Yo continuamente os he dado a lo largo de vuestra vida. No pudisteis ver la grandiosidad de Mis obras dentro de la pequeñez en la que se os presentaba,
Porque Yo así actúo, os doy cosas pequeñas, pero que valen inmensamente. Y Satanás es al revés, os enseña cosas que brillan, que son grandes, que os deslumbran, pero que nada valen. Y así vais desperdiciando vuestra vida y hasta lucháis y matáis por quedaros con esas cosas que brillan y que os van a destruir a vosotros eternamente.
Apartad la soberbia de vuestro ser, de vuestra vida y llenaos de humildad, de la pequeñez que os enseñó Mi Hijo Jesucristo. Siendo Dios se hizo Pequeñito, se hizo humilde y sencillo. Se hizo pobre, cuando todas las riquezas del Universo Le pertenecen.
Seguid Su Ejemplo, Mis pequeños. Preparad vuestro momento final para que os presentéis ante Mí. Si sois llamados a Mi Presencia, llegad así, pequeñitos. PedidLe ayuda a Mi Hijo Jesucristo, para que el tiempo que os quede todavía de vida, sea un ejemplo para vuestros hermanos.
En la pequeñez está vuestra grandiosidad, porque os uniréis a los méritos de Mi Hijo, que es Dios. Aprended en lo pequeño, para que seáis grandes a los Ojos de vuestro Dios y Creador, que Soy Yo.
Vosotros los que estáis Conmigo, los que Me habéis seguido a través del tiempo incrementando vuestro amor hacia Mí, aceptando Mi Palabra, mejorándoos para alcanzar vuestra santidad; éstos son tiempos también para vosotros porque entenderéis fácilmente los acontecimientos que estáis viendo a vuestro alrededor.
Podéis ver en los acontecimientos grandes y en los pequeños Mi Presencia. Y os alegrareis, mientras muchos otros de vuestros hermanos sufrirán, llorarán y hasta Me maldecirán. No sabrán ellos lo que estará pasando y vosotros sí, Mis pequeños.
Veréis los cielos y aprenderéis de los acontecimientos que ahí veréis. Veréis al sol y éste, además de daros su luz, también os dará Conocimiento de Mi Presencia y de lo que vendrá. Veréis a vuestro alrededor la Naturaleza, cómo se comportará…
Y vosotros os daréis cuenta de cómo Yo iré manejando los acontecimientos para que vosotros, los que estéis Conmigo, no sufráis lo que los demás sufrirán, porque no estarán Conmigo. Se desesperarán y buscarán un bien que no encontrarán, porque ya ése bien se les habrá quitado.
Este es el regalo, Mis pequeños, para aquellos que Me han seguido; para aquellos que han sufrido persecución, porque Me pusisteis como lo Primero en vuestra vida. Fuisteis atacados por vuestros propios hermanos porque Me buscasteis y Me llevasteis a lo más profundo de vuestro corazón.
Mientras vosotros orabais, ellos se divertían y así sucedió cuando Noé subió al Arca, él advirtió por muchos años lo que iba a suceder, se burlaron de él, lo tomaron por loco; hicieron lo que quisieron con él y el tiempo llegó… Tal y como estaba anunciado y lo mismo sucederá en estos tiempos.
Habéis sido anunciados de los acontecimientos que ya se están dando y que se agravarán, pero los que estéis Conmigo seréis protegidos por Mi Gracia. Grandes Milagros veréis, Mi Poder Divino se derramará sobre aquellos que Me han sido fieles, Mi Justicia también caerá sobre aquellos que Me han querido hacer daño a Mí y a vuestros hermanos.
Estos serán los momentos de la Verdad Mundial, en donde os veréis tal cual sois y Me veréis a Mí también, vuestro Padre y vuestro Dios… Y lloraréis el haber desperdiciado vuestro tiempo y el haberMe maldecido, porque no tuvisteis lo que hubierais querido.
Sí, Mis pequeños. Os arrepentiréis del mal que Me hicisteis, del mal que os hicisteis a vosotros mismos y el mal que le hicisteis a vuestros hermanos y a la Naturaleza entera.
Es vuestro Juicio, Juicio personal en donde no podréis señalar a nadie; cada uno de vosotros, solos ante Mí, ante Mi Presencia Divina, ante el Amor Divino.
No os confundáis, Mis pequeños con lo que os puedan decir aquellas almas que no están Conmigo y están con Satanás, que os han hablado de cosas muy diferentes y que ven estos momentos en forma diferente. Y se aprovechan de los acontecimientos para buscar más las cosas materiales que las espirituales.
Se siguen engañando. Siguen buscando lo que no sirve, siguen perdiendo su tiempo, que es Mi tiempo.
El Tiempo ya está sobre vosotros y sobre toda la humanidad. ¿Cómo reaccionaréis ante los acontecimientos fuertes cuando éstos se den? Los que están preparados en el Amor, los aceptarán y Me los ofrecerán,
Los que no estén preparados, porque no quisieron llenarse de Mi Amor, sufrirán indeciblemente, pero por su falta de amor hacia Mí. Por su falta de docilidad a Mi Voluntad y por su falta de deseo de vivir según Mis Leyes. Ellos sí sufrirán por haberse apartado de Mí, vuestro Dios.
En cambio vosotros los que estéis Conmigo, a pesar de que os enfrentaréis a vuestras culpas, a vuestros pecados, aún así gozaréis; porque un padre que ama, comprende a los hijos y los aconseja, en lugar de reprenderlos con castigo.
Aprenderéis de vuestras faltas, aprenderéis de lo que el Mundo Me hizo y todo esto os servirá para que os mejoréis en lo futuro. Son tiempos de cambio, pero hacia el Bien, Mis pequeños. Tiempos en que buscaréis estar más Conmigo, buscando la Verdad, siguiéndola, amándola, porque Yo Soy la Verdad Misma.
Venid a Mí, Mis pequeños, llenaos de Mis bienes y pedidMe perdón por vuestros males. De esta forma os abriré Mis Brazos y podréis sentir Mi Amor en pleno, gozaréis Mi Amor, gozaréis Mi Perdón.
Os amo Mis pequeños, pero también haced vuestra parte. AmadMe de corazón a Mí vuestro Dios, porque Me lo merezco, Soy vuestro Creador. Vivid con la alegría del niño que espera la promesa del regalo que pronto se le dará.
Vivid en la sencillez y en la confianza y no os preocupéis de lo material, eso pasará. El Nuevo Mundo traerá nuevas formas de vida, bellísimas, santificadas por Mi Corazón. Lo que es de ahora, lastre y basura será en lo futuro.
Las nuevas riquezas del hombre, serán las verdaderas riquezas de Vuestro Dios, las que habéis olvidado, las que habéis hecho a un lado, las que no habéis cultivado. Un Mundo de Santidad y de Amor os espera, como no lo ha habido antes ni lo habrá jamás, hasta que entréis en el Reino de los Cielos.
Bellezas inimaginables os esperan, Cielos Nuevos, Tierras Nuevas, el Amor en Su Plenitud; vida de éxtasis tendréis, porque viviréis Conmigo en éste Nuevo Paraíso Terrenal.
Agradecedme ya desde ahora los contentos que os daré. Santa será vuestra alegría y vuestro gozo será colmado al vivir plenamente para Vuestro Dios y Señor.
“Benditos sean los que escuchan la Voz del Pastor y la siguen, porque de ellos es el Reino de los Cielos
Os amo, Mis pequeños y recordad que Somos una familia. Entended ahora vuestra misión. Entended ahora el regalo que os voy a dar, pero porque vosotros mismos lo vais a provocar con el cambio que tendréis del Mal hacia el Amor.
Recibid Mis Bendiciones, Mis pequeños, y dejad que Mi Santo Espíritu os guíe a todas estas bellezas que he preparado para vosotros, en donde vosotros mismos seréis actores de este nuevo cambio.
Os Bendigo, Mis pequeños y pedid Sabiduría para que podáis entender éstas Verdades que os enseño. ¡Yo Soy Vuestro Dios y Señor, Creador de Todas las cosas visibles e invisibles y no hay otro dios fuera de Mí! ¡Yo Soy el Alfa y el Omega! ¡Yo Soy el AMOR!
Yo os bendigo en Mi Santo Nombre, en el de Mi Hijo Jesucristo y en el del Paráclito de Amor. Recibid las bendiciones de Mi Hija, la Siempre Virgen María y del Señor San José y de todo el Cielo.
F41 LA LOCURA DEL AMOR
1.Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío.
2.Fue éste donde Jesús de noche y le dijo: «Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él.»
3.Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios.»
4.Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?»
5.Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
6.Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu.
7.No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto.
8.El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.»
9.Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?»
10.Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿No sabes estas cosas?
11.«En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio.
12.Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo?
13.Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
14.Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre,
15.para que todo el que crea tenga por él vida eterna.
16.Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
17.Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
18.El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.
19.Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
20.Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras.
21.Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.» (Biblia de Jerusalén)
CRECIMIENTO ESPIRITUAL
PRIMER PASO: NACER DE NUEVO
Todos los seres humanos tenemos dentro del cuerpo físico un cuerpo espiritual formado por el alma y el espíritu. Esta verdad resulta palpable y casi todos hemos sabido por experiencias cercanas, de lo que les sucede a las personas que han sufrido la amputación de un miembro… Cómo el paciente se queja y deja asombrados a los que lo cuidan, cuando dicen: ‘Ráscame allí, tengo comezón… O cúbreme, tengo frío, etc.’ ¡En la extremidad faltante!
Y también pensamos: ¿Cómo puede sentir eso, en algo que ya no existe? La verdad es que, quirúrgicamente la medicina realizó la amputación solo en el cuerpo físico… Pero el cuerpo espiritual se mantiene intacto y por eso la certidumbre de la experiencia. También es verdad que todos los seres humanos, seamos cristianos o no, porque fuimos creados por el Amor de un Dios Único y Trino; ese cuerpo espiritual creado y redimido por Jesucristo MANTIENE LA IMAGEN DIVINA…
Y por eso, en todo ser humano viviente en este planeta lleva dentro de sí un Cristo Vivo, un Cristo Agonizante, un Cristo Muerto… Dependiendo de las condiciones en que se mantenga ese cuerpo espiritual, por la vida y las CREENCIAS ejercidas con los actos cotidianos.
Los Pecadores y los no convertidos que profesan otras religiones, traen en sí un Cristo Muerto.
Los cristianos tibios, un Cristo Agonizante.
Los Adoradores del Espíritu Santo, un Cristo Vivo.
Los del Cristo Muerto son utilizados por Satanás para sus múltiples acciones en contra del hombre mismo, ya que el Odio es su motivación primaria. (En otro post profundizaremos en este tema)
Los del Cristo Agonizante son los cristianos que se creen tan listos, que pueden disfrutar la vida y los goces del Mundo… Y luego, en el momento oportuno clamar a Dios y OBTENER el Cielo; sacando el mejor provecho de las dos opciones, gozando aquí y supergozando en el más allá. Y creen que sin sacrificios tontos, obtienen lo mejor de las dos realidades.
Son tan buenos timadores, que sienten que el Fraude Supremo: Robarle a Dios su Salvación, también pueden lograrlo. Porque al igual que Judas CREEN EN DIOS, (Como los Demonios en la Carta de Santiago) Pero no están dispuestos a ejercer el mínimo esfuerzo, que les signifique NADA que no sea su propia comodidad. Tal vez esto nos aclare un poco, porqué Dios Vomita a los Tibios.
Ahora veamos a los Adoradores del Espíritu Santo…
Van tranquilos por la vida, perteneciendo a las otras secciones espirituales reflexionadas anteriormente y a veces tan cegados, que realmente creen que están haciendo bien las cosas. Le ponen todas las ganas y son obedientes, tanto al cura de su parroquia como al pastor de su congregación.
Son sinceros y están haciendo grandes esfuerzos para vivir realmente la religión cristiana que profesan. Con los católicos hay un problema que NO ES ADVERTIDO, hasta que se topan con Jesús y se dan cuenta que no es lo mismo profesar un cristianismo de tradición heredado por nuestros padres y el entorno que nos rodea…
Y el Verdadero Cristianismo.
Esto lo podemos advertir claramente por la forma en que ‘vivimos’ la Misa a la que diariamente asistimos. Y por si no lo habíamos considerado antes, prepárense para un Shock… En las Misas celebradas en todo el planeta y en todos los idiomas, hay una sección dedicada a proclamar el Credo.
Hay dos versiones… La antigua llamada Credo de los Apóstoles, contiene dos frases que mantienen su relevancia especialmente en estos días, posteriores a la Pascua de Resurrección:
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos…
Al Tercer Día resucitó de entre los muertos… Subió a los Cielos…
Y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos, el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén.
Y la versión moderna aplicada después del Concilio Vaticano II y conocida por la mayoría de los católícos actuales…
El llamado Credo de Nicea – Constantinopla (Credo Largo) dice:
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros lo hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado…
Y Resucitó al tercer día, según las Escrituras…
Y subió al cielo, Y está sentado a la derecha del Padre… Y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Pero aquí hay un gran problema…
Analicemos ahora las frases del Credo y constataremos una clara diferencia:
En el de los Apóstoles… al Tercer Día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos
En el que todo mundo recita después del Concilio Vaticano Segundo:
…Y resucitó al tercer día, Según las Escrituras, y subió al cielo,
ESTAS TRES PALABRITAS SON EL NÚCLEO DE LA CUESTIÓN…
La DIFERENCIA LA CONSTITUYE TU EXPERIENCIA PERSONAL…
Los católicos tradicionalistas no ven Ninguna… Jesús Resucitó y punto.
Y cuando los cuestiona un ateo o cualquiera deseoso de encender una polémica, se enconchan en un solo término: ‘Jesús Resucitó, porque así lo dicen las Sagradas Escrituras…’
El Credo que se recita después del Concilio Vaticano II es su puntal, para cualquier debate… Y ES ASÍ CÓMO ESTÁN PERDIDOS… Porque no hayan como demostrarlo…
Y su oponente se yergue orgulloso con todos los argumentos a su favor… Volviéndolos talco en menos de cinco minutos.
Un cristiano renacido no se apoya en el Credo largo utilizado después del Concilio Vaticano II, cuya fórmula:… ‘Según las Escrituras’… Que puede interpretarse de múltiples maneras… O diciéndolo de una manera más clara: ‘Lo dicen las Escrituras; pero a mí no me consta…’ Se presta a múltiples interpretaciones llenas de INCREDULIDAD.
El Adorador del Espíritu Santo te dirá:
“CONOZCO A JESÚS.
EL QUE RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS AL TERCER DÍA…
ESTÁ VIVO Y SIGUE HACIENDO LO MISMO QUE HACÍA CUANDO RECORRÍA LOS CAMINOS DE LA PALESTINA ROMANA DEL PRIMER SIGLO…
¿QUIERES QUE TE LO PRESENTE?…
Y si es un ateo, un agnóstico o un creyente de cualquier otra religión, el que se queda sin oponentes; lo único que puede objetar es:… ¿Me lo vas a presentar en este momento?
Y el cristiano renacido contesta contundente: Sí. ¿Tienes algún problema?…
MI DIOS ESTÁ VIVO Y PUEDO PRESENTÁRTELO AHORITA MISMO… ¿QUIERES CONOCERLO?….
Los adoradores de Buda, Krhisna o todos los dioses paganos de los Últimos Tiempos… Sufren sin esperanza. Los cristianos tenemos la oportunidad de convertir nuestro sufrimiento en oro celestial cuando se lo entregamos a Dios y además del consuelo que nos da la fortaleza de la Presencia Divina que también es un formidable paliativo, tenemos la Esperanza afianzada en las promesas de Dios que no falla.
En los últimos Mensajes del Cielo se nos repite una y otra vez, que la Purificación la tenemos sobre nuestra cabeza. Todos los seres humanos, en todos los países estamos sufriendo de una u otra manera los flagelos de Satanás. Aún los que parecen poseerlo todo, también sufren; tal vez no las carencias materiales porque la abundancia les permite disfrutar con cierta holgura los placeres de la vida.
Pero ¿Qué tal el vacío interior que fustiga cuando esa vida la vivimos lejos de Dios? Por eso tratan de llenarlo con excentricidades absurdas o el lento deterioro de la autodestrucción cuyas adicciones toman diferentes nombres o los secretos inconfesables de horrorosas perversiones que ningún psiquiatra puede aliviar. Porque los pecados son ‘espíritus vivos’ (Jesús los nombró espíritus inmundos) que viven en nuestro interior y cobran el tributo satánico exigido por el Amo del Infierno, volviendo miserable nuestra vida.
Por eso cuando Nicodemo visitó a Jesús, al explicarle la importancia de la conversión y el arrepentimiento, lo puntualizó como Nacer de Nuevo. Cuando vivimos esa experiencia, literalmente nuestra alma y espíritu muertos por una vida accionada por el pecado y sin ningún arrepentimiento, al estar cara a cara frente al Dios que nos creó y nos Redimió; nuestro dolor por haberlo ofendido es tan grande, que se convierte en un baño de lágrimas purificador. Y es literalmente, un alumbramiento espiritual.
Renacemos espiritualmente y nos convertimos en otra persona. Un nuevo ser que comprende muchas cosas a la Luz del Conocimiento otorgado por el Espíritu Santo… Y nuestras prioridades cambian.
Somos como un bebé de 18 meses cuando empieza a caminar… Y tomados de la Mano de nuestro Padre y nuestro Dios, empezamos a recorrer el Sendero trazado por las Huellas de Jesús.
Y el Camino de la Cruz es una AVENTURA MARAVILLOSA, al mismo tiempo que un campo sembrado de pruebas que nos van fortaleciendo tanto en la Fe, como en la Fortaleza y la Humildad.
Porque Satanás se convierte en un Entrenador Implacable. Él saca tanto el oro, como nuestro lado más oscuro…
Aquí precisamente es donde aprendemos, si vamos a dejar que nuestro ‘ego’ triunfe y nuestra voluntad nos traicione… O nos elevaremos como el ave fénix, sobre las cenizas de nuestro ‘yo’ sacrificado y hecho talco, para ser los super-héroes de nuestra película privada.
Porque aquí es dónde Creceremos, hasta convertirnos en la PESADILLA de nuestro Torturador…
Y seremos los verdaderos Hijos de Dios que aprendimos a ser dioses junto con Él… Y a vencer a nuestro Enemigo, mostrándole de manera inequívoca como actúan los genuinos hijos de Dios, que buscan dar Gloria y Honor a su Padre Celestial.
Y este aprendizaje nos lleva a dominar la Ciencia de Vivir Muriendo…
Cuando dejamos de ser bebés y crecemos lo suficiente; ya no es posible conformarnos con seguir a Jesús por el Camino de la Cruz… El amor maduro en nuestro corazón nos lleva a un grado más alto y es entonces que aprendemos a Morir Amando…
Después de recorrer el sendero que nos lleva tras las Huellas de Jesús, vamos madurando espiritualmente y al crecer el Amor; también crece la Unión… Y comprobamos como el Sacrificio Total, es el que da la Inmortalidad y la Gloria… También es el que da la verdadera Humildad…
Y el cristiano que deja de ser un bebé cuyas oraciones sólo contienen una sílaba infalible en los corderos chiquiticos: Señor DaMeee, ayúdaMeee, sánaMeee, consiénteMeee, sácaMeee de este apuro, etc, etc.
Porque estamos viendo a Dios y su Amor Infinito… Y postrados en el polvo, lo único que nos queda es decir: ‘AQUÍ ESTOY SEÑOR, PARA HACER TU VOLUNTAD…’
Cuando logramos hacer este ofrecimiento con un amor verdadero motivando nuestro corazón; es porque hemos dejado atrás la etapa del ‘¡Mee, mee, mee…!
Y el Amor que sentimos es tan grande, que se convierte en un fuego abrasador y apasionado…
Mucho más apasionado que el que llegamos a sentir con el más loco amor apasionado en nuestro primer enamoramiento por otra creatura humana…
Parece inverosímil, pero es verdad. Y esto lo atestigua alguien que amó con locura y se casó con el sacramento del matrimonio. Alguien que conoció la plenitud de la unión sexual y su florecimiento al acunar en los brazos a un bebé…
Y por lo tanto sabe la diferencia entre el amor humano y el Fuego del Amor Divino.
Hoguera que nos invade totalmente y que sólo siente alivio con el Amor de Fusión. Y si es necesaria una comparación, la única es ésta: enciende un cerillo y ese es el amor humano que te hace cometer locuras cuando estás enamorado.
Contempla una montaña en llamas por un incendio forestal… Y ése es el Amor Divino que te devora completamente y te envuelve en un éxtasis sublime y al mismo tiempo, te hace anhelar la muerte, porque es la única manera de saciarlo…
Y es entonces que seguir a Jesús sobre el Camino del Calvario, no es suficiente… Tenemos que acompañarlo subiendo también a la Cruz… ¿Por qué?… ¿Alguna vez el Amor ha sido razonable?
La necesidad de hacerlo encuentra explicación, cuando Dios nos enseña lo que es el Amor de Fusión y el Amor de Co-Participación. (En otro post hablaremos de esto)
Por lo pronto lo único importante es la ENTREGA… Y sucede exactamente cómo cuando consumamos el amor humano y en el anticipo del orgasmo gritamos: ‘Amor haz conmigo lo que quieras… Soy tuyo@ para siempre…’
En el Amor Divino sucede algo similar… Y brota desde lo más profundo de nuestro corazón, la única frase que envuelve toda nuestra realidad: ‘Señor Mío y Dios Mío… ¿Qué es lo que TÚ Quieres que yo haga para AYUDARTE…?’
Y luego LA OFRENDA SUPREMA Y AUTÉNTICA, cuando ya el Amor es lo que domina tanto nuestra voluntad, cómo nuestra vida:
‘ABBA Te adoro sobre todas las cosas, te amo con todo mi ser y soy tuyo@ para siempre… Padre Santísimo soy tu hijo@ y SOY TU VÍCTIMA…
¿QUÉ ES LO QUE NECESITAS QUE YO HAGA? ‘SOY TU HIJO@ que quiere consolarte, que quiere alegrar tu Corazón. Por favor dímelo Y LO HARÉ…’
N72 DOMINGO DE RESURRECCIÓN
5 DE ABRIL DEL 2015
Pueblo Mío, hijos amados, caminantes incansables:
¡VIVO!…
Y TODO CUANTO ESTÁ FUERA DE MÍ… NO ES MI VOLUNTAD.
YO SOY EL ETERNO PRESENTE, YO SOY INMUTABLE.
“SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA” (1).
Mis Redes de Amor Divino han tenido la mejor pesca: Mi Pueblo es fiel, no titubea. Camina en el mundo sin ser del mundo, sin que el mundo le contamine con la maldad.
Mi Gloria es la gloria de Mi Pueblo… Mi Palabra es para salvación de Mi Pueblo… Mi Cuerpo y Mi Sangre son Alimento de Mi Pueblo…
No todo el que me diga: “!Señor, Señor! entrará en el Reino de los Cielos, sino aquel que cumpla la Voluntad de Mi Padre” (2).
Mi Pueblo lo conforma toda criatura humana que cumpla y viva la voluntad divina.
Mi Pueblo lo conforma todo aquel que renuncie al pecado y sus maquinaciones.
Amados hijos:
Esta generación es bendecida con Mi Entrega en la Cruz, Cruz de Amor y Resurrección.
No me alejo del corazón dispuesto a seguirme como fiel discípulo. El que desea adentrarse en Mí, clame y será escuchado.
Mi Madre les espera para darles la Luz de Su Corazón, no esperen más. El Tiempo no es tiempo, es instante que transcurre sin que lo perciban.
EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS SE SENTIRÁN LEJOS DE MÍ
AL SER LLEVADOS POR LA CORRIENTE DE LO QUE ES OFENSA PARA MÍ.
El día ya no es día, sino un leve paso del sol y un pronto retorno de la luna.
El hombre no predice el clima con precisión. En este instante, la Naturaleza le dice al hombre: soy creación de Dios, soy impredecible para ti.
Si lo desean, transformarán ese corazón incrédulo y de piedra, en un corazón sensible, colmado de Mi Palabra, de Mis Obras y de Mis Actos.
SOY AMOR, MISERICORDIA Y JUSTICIA.
Mi Voluntad es que comprendan que no sería un Justo Juez, si no existiera en Mí la equidad para con Mi Pueblo: la Misericordia y la Justicia.
Daré al justo lo que ha ganado. Al que se arrepiente verdaderamente, le daré mi Perdón…
AL QUE ME NIEGUE, AL QUE NO DESEE SU CONVERSIÓN Y SE ENTREGUE AL MAL,
LE DARÉ A BEBER MI JUSTICIA.
Todos los actos y obras de la humanidad han pasado frente a Mí en Getsemaní…
Yo les conozco desde antes que nacieran… Espero la conversión de los que se mantienen lejos de Mí, absorbidos por el mundo y sus pecados.
Les llamo insistentemente para que retornen a Mí.
Yo les recibiré como al hijo pródigo, como a la oveja extraviada. Serán Mi Gozo, Mi Amor y beberán Mi Misericordia.
Llamo cuantas veces sea necesario para que el Mal no les tome ni les extravíe; no les tome ni les lleve a perder la Vida Eterna.
Mi Resurrección es Vida para Mi Pueblo, Bendición y Crecimiento para Mi Pueblo.
Este instante es apremiante, Pueblo Mío. La conciencia debe aumentar como la levadura.
Cuanto se mueve alrededor de la humanidad, me causa dolor al ser producto de la necedad de la criatura humana, a la que no me canso de pedirle su regreso a Mí.
Continúan esclavos de su “ego” humano, sin tomar la libertad que Yo les ofrezco.
Amados:
A la libertad no llegarán sin dejar los apegos… A la libertad no llegarán si no se liberan de los vicios…
A la libertad no llegarán sin dejar de lado las ataduras y sin anular el yo humano, que amparado en la necedad y en las falsas esperanzas, continúa llevándoles al Precipicio donde les espera Satanás.
Apresuren el camino, redoblen el paso; que el Instante se encuentra frente a ustedes.
El instante en que llegaré a tomar la conciencia de cada uno para examinarles en sus actos y sus obras.
ESTE EXAMINAR LA CONCIENCIA DEL HOMBRE NO SE ENCUENTRA LEJOS DE LA HUMANIDAD. (*)
Examínense a profundidad, examinen su caminar… Les deseo en Mi Casa, les ofrezco la Salvación. De cada uno depende si obedecen o continúan en el pecado.
La Humanidad ha recibido de Mi Casa la Advertencia, a tiempo y destiempo.
Son ustedes hijos míos, quienes no me han obedecido.
En este instante, el Pecado dominado por la Ira en Mis hijos, me lleva a derramar lágrimas sobre la Tierra.
Mi Dolor es profundo ante la mente de Mis hijos, que por comodidad no aceptan mirar cómo las Señales de los Tiempos se cumplen.
Hijos amados, son hermanos en la Fe, ámense como Yo les amo. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo (3)
HIJOS, ALERTEN A SUS HERMANOS, NO GUARDEN SILENCIO CONDENATORIO.
Hijos, oren, oren por Mi Iglesia, se estremecerá. (*)
Hijos Míos, oren, la Guerra está pronta; grandes eventos llevarán a padecer a la humanidad.
Hijos Míos, oren por Estados Unidos e Inglaterra, padecerán.
Hijos Míos, les protejo.
Hijos de Mi Voluntad, no descansen, sean mejores cada instante.
¡Basta! No caminen si no se amparan en Mí.
Mi Paz es para cada uno de ustedes, Mi Resurrección es vida para Mi Pueblo y Vida en abundancia.
Mi Resurrección es Agua Viva para cada uno de Mis hijos.
YO, CRISTO; SUMO Y ETERNO SACERDOTE,
LES BENDIGO Y LES CUBRO CON MI SANGRE PRECIOSA.
Su Jesús.
1) Mateo 28,20
2) San Juan 14,6
3) Mateo 7,21
(*) El gran Aviso de Dios a la humanidad…
(*) Revelaciones sobre el futuro de la Iglesia…
Comentario del instrumento
Hermanos(as):
La certeza de que Cristo resucitó es lo que nos infunde la valentía y la fortaleza profética. Precisamente el encuentro con Cristo resucitado es lo que ha convertido a tantas criaturas humanas y les ha llevado a seguirle sin descanso. Pidamos encontrarnos con Cristo resucitado, Él está con nosotros, con Su Iglesia, por siempre. Respondamos en este instante al pedido del Señor. Y siendo fieles a Él y amándonos y amando a nuestros hermanos, avivemos el conocimiento para que el Mal no nos tome por sorpresa.
Proclamemos sin temor la Palabra de Cristo y de la Madre Santísima, tomando de esta Nueva Pascua, la fuerza que nos debe renovar. Amén.
¡Aleluya! ¡Aleluya, los Suyos Le HEMOS visto ya Resucitado! Alabemos al Señor, Él está en nosotros, Cantemos un cántico nuevo, a Él la gloria es dada para bien de todos.
¡Alabe toda la Creación! Él es Poder. A la derecha del Padre se ha sentado Él vendrá a saciar mi sed. Mi alma le reclama, es su Salvador, Mis labios le confiesan de corazón, No puedo negar al amor y esperanza.
En todo momento oro a Ti, Señor, En la noche mi ser teme separarse de Ti, Sea mi sueño Tu reposo, Ni él me aleje del Rostro de mi amado, Mi alma está sedienta de Ti, mi Salvador.
A Tu sombra viviré, ya nada temeré, Estás en mí, ya no hay quien nos separe Mira en esta alma, un templo para Ti, Sea cada paso mío, una ofrenda para Ti.
11.- IGLESIA NACIENTE
El alba pinta su esplendor en el oriente.
Jesús pasea con su Madre por los escalones de la ladera del Getsemaní. No median palabras, sólo miradas de inefable amor. Han hablado las dos almas: la de Cristo y la de la Madre de Cristo y ahora lo que hay es una recíproca contemplación de amor.
La conoce la naturaleza asperjada de rocío y la pura luz matutina; la conocen esas delicadas criaturas de Dios que son las hierbas y las flores, los pájaros y las mariposas. Los hombres están ausentes.
La aurora ha surgido completamente.
Se oyen las voces de los apóstoles. Es una señal para Jesús y María. Se detienen. Se miran, el Uno enfrente de la Otra.
Jesús abre los brazos y estrecha a su madre contra su pecho. ¡Oh, vaya que si es un Hombre, un Hijo de Mujer! ¡Para creerlo basta mirar este adiós! El amor rebosa en una lluvia de besos a su Madre amadísima.
El amor cubre de besos al Hijo amadísimo. Parece que no puedan separarse. Y cuando ya parece que vayan a hacerlo, otro abrazo los une de nuevo y entre los besos, palabras de recíproca bendición…
¡Oh, verdaderamente es el Hijo del Hombre despidiéndose de la Mujer que lo engendró! ¡Verdaderamente es la Madre que da el adiós para restituirlo al Padre, a su Hijo la Prenda del Amor a la Purísima!…
¡Dios besando a la Madre de Dios!…
La Mujer como criatura se arrodilla a los pies de su Dios, que es también su Hijo…
Y el Hijo que es Dios impone las manos sobre la cabeza de la Madre Virgen, de la eterna Amada. Y la bendice en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Luego se inclina y la levanta, depositando un último beso en la blanca frente que como pétalo de azucena, luce bajo el oro de los cabellos ¡Tan juveniles todavía!…
Regresan hacia la casa y ninguno, viendo con qué serenidad caminan el Uno al lado de la Otra; pensaría en la onda de amor que poco antes los ha desbordado.
¡Pero qué diferencia en este adiós, respecto a la tristeza de otras despedidas ya superadas y respecto a la desgarradora congoja del Adiós de la Madre a su Hijo al que habían dado muerte y había que dejarlo solo en el Sepulcro!…
En esta despedida aunque los ojos brillen con ese llanto que es natural en quien está para separarse de su Amado, los labios sonríen con la alegría de saber que este Amado va a la Morada que en razón de su Gloria le corresponde…
Pedro dice:
– ¡Señor! Fuera están entre el monte y Betania todos los que, como habías dicho a tu Madre, querías bendecir hoy.
Jesús contesta:
– Bien. Ahora vamos donde ellos. Pero antes venid. Quiero compartir con vosotros una vez más el pan.
Entran en la habitación donde diez días antes estaban las mujeres para la cena del decimocuarto día del mes.
María acompaña a Jesús hasta allí y luego se retira.
Se quedan Jesús y los once.
En la mesa hay carne asada, pequeños quesos y aceitunas pequeñas y negras, un ánfora de vino y otra, más grande; de agua y panes anchos. Una mesa sencilla, no dispuesta para una ceremonia de lujo, sino sólo por la necesidad de nutrirse.
Jesús señala los lugares y luego ofrece y divide. Está en el centro, entre Pedro y Santiago de Alfeo. Juan, Judas de Alfeo y Santiago están frente a Él; Tomás, Felipe y Mateo, a un lado; Andrés, Bartolomé y el Zelote, al otro lado. Así, todos pueden ver a su Jesús…
Una comida de breve duración y silenciosa.
Los apóstoles, llegado el último día de cercanía de Jesús y a pesar de las sucesivas apariciones colectivas o individuales desde la Resurrección; apariciones llenas de amor, no han perdido ni un momento esa devotísima compostura que ha caracterizado sus encuentros con Jesús Resucitado.
La comida ha terminado.
Jesús abre las manos por encima de la mesa, con su gesto habitual ante un hecho inevitable…
Y dice:
– Bien… Ha llegado la hora en que debo dejaros para volver a Mi Padre. Escuchad las últimas palabras de vuestro Maestro. No os alejéis de Jerusalén en estos días. Lázaro, con el cual he hablado se ha preocupado una vez más de hacer realidad los deseos de su Maestro y os cede la casa de la última Cena, para que dispongáis de una casa donde reunir a la asamblea y recogeros en oración.
Estad dentro de esta casa en estos días y orad asiduamente para prepararos a la venida del Espíritu Santo, que os completará para vuestra misión.
Recordad que Yo siendo Dios, me preparé con una severa penitencia a mi ministerio evangelizador. Vuestra preparación será siempre más fácil y más breve. Pero no exijo más de vosotros. Me basta con que oréis con asiduidad, en unión con los setenta y dos y bajo la guía de mi Madre, la cual os confío con solicitud filial.
Ella será para vosotros Madre y Maestra, de amor y sabiduría perfectos.
Habría podido enviaros a otro lugar para prepararos a recibir al Espíritu Santo. Pero no. Quiero que permanezcáis aquí. Porque es Jerusalén la que negó, es Jerusalén la que debe admirarse por la continuación de los prodigios divinos, dados en respuesta a sus negaciones.
Después el Espíritu Santo os hará comprender la necesidad de que la Iglesia surja justamente en esta ciudad; la cual juzgando humanamente, es la más indigna de tener a la Iglesia.
Pero Jerusalén sigue siendo Jerusalén, a pesar de estar henchida de pecado y a pesar de que aquí se haya verificado el deicidio. Nada la beneficiará. Está condenada.
Pero, aunque ella esté condenada, no todos sus habitantes lo están. Permaneced aquí por los pocos justos que tiene en su seno; permaneced aquí porque ésta es la ciudad regia y la ciudad del Templo.
Y porque como predijeron los profetas; es aquí donde ha sido ungido, aclamado y exaltado el Rey Mesías. Y aquí debe comenzar su soberanía en el mundo y es aquí, en este lugar en que Dios ha dado libelo de repudio a la sinagoga a causa de sus demasiado horrendos delitos; dónde debe surgir el Templo nuevo al que acudirán gentes de todas las naciones.
Leed a los profetas (Isaías 2, 1-5; 49, 5-6; 55, 4-5; 60; Miqueas 4, 1-2; Zacarías 8, 20-23). Todo está en ellos predicho.
Primero mi Madre y después el Espíritu Paráclito, os harán comprender las palabras que los profetas dijeron para este tiempo. Permaneced aquí hasta que Jerusalén os repudie a vosotros como me ha repudiado a mí; hasta que odie a mi Iglesia como me ha odiado a mí y maquine planes para exterminarla.
Entonces llevad la sede de esta amada Iglesia mía a otro lugar, porque no debe perecer. Os digo que ni siquiera el Infierno prevalecerá contra ella. Pero si Dios os asegura su protección, no por ello tentéis al Cielo exigiendo todo del Cielo.
Id a Efraím, como fue vuestro Maestro porque no era la hora de que fuera capturado por los enemigos. Os digo Efraím para deciros tierra de ídolos y paganos. Pero no será Efraím de Palestina la que deberéis elegir como sede de mi Iglesia.
Recordad cuántas veces a vosotros congregados o a uno de vosotros individualmente, os he hablado de esto, prediciéndoos que ibais a tener que pisar los caminos de la Tierra para llegar al corazón de ella y enclavar allí mi Iglesia; porque es desde el corazón del hombre, que la sangre se propaga a todos los miembros.
Y desde el corazón del mundo (Roma), el cristianismo se debe propagar a toda la Tierra. Por ahora mi Iglesia es como una criatura ya concebida pero que todavía se está formando en la matriz.
Jerusalén es su matriz y en su interior el corazón aún pequeño, en torno al cual se congregan los pocos miembros de la Iglesia naciente, envía sus pequeñas ondas de sangre a estos miembros.
Pero cuando llegue la hora señalada por Dios, la matriz madrastra expelerá a la criatura que se habrá formado en su seno y ésta irá a una tierra nueva, donde crecerá y se hará un Cuerpo Grande extendido por toda la Tierra…
Y los latidos del fuerte corazón de la Iglesia se propagarán por todo su gran Cuerpo. Los latidos del corazón de la Iglesia, rotos todos los vínculos de ésta con el Templo; eterna ella y victoriosa sobre las ruinas del Templo finado y destruido; de la Iglesia que vivirá en el corazón del mundo.
Anunciarán a hebreos y gentiles que sólo Dios triunfa y obtiene lo que quiere, a cuyo deseo ni la rabia de los hombres, ni ejércitos de ídolos podrán oponérsele…
Pero esto vendrá después y cuando llegue ese tiempo, sabréis cómo actuar. E1 Espíritu de Dios os guiará. No temáis. Por ahora congregad en Jerusalén la primera asamblea de los fieles.
Se irán formando diversos grupos y reuniones según el número de fieles. En verdad os digo que los ciudadanos de mi Reino aumentarán rápidamente como semillas echadas en óptima tierra. Mi pueblo se propagará por toda la Tierra.
El Señor dice al Señor: “Por haber hecho esto y no haber eludido tu entrega por mí, te bendeciré y multiplicaré tu estirpe como las estrellas del cielo y como las arenas que hay en la playa del mar. Tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos y en ella serán bendecidas todas las naciones de la Tierra”(Génesis 22,15-18).
Donde mi Nombre, mi emblema, mi Ley, sean tenidos como soberanos, allí estará mi Bendición.
Está por venir el Espíritu Santo, el Santificador y vosotros quedaréis henchidos de Él. Tratad de estar puros, como todo lo que debe acercarse al Señor. Yo también Soy el Señor como Él. Pero había revestido mi Divinidad con un velo para poder estar entre vosotros y no sólo para adoctrinaros y redimiros con los órganos y la sangre de este velo.
Sino también para que el Santo de los Santos estuviera entre los hombres, eliminando la barrera para todos los hombres incluso para los impuros, de no poder posar sus ojos, sobre Aquel a Quién los serafines no se atreven a mirar.
Pero el Espíritu Santo vendrá sin velo de carne y se posará sobre vosotros y descenderá a vosotros con sus siete dones y os aconsejará.
Ahora bien, el consejo de Dios es una cosa tan sublime, que es necesario prepararse para él con la voluntad heroica de una perfección, que os haga semejantes al Padre vuestro y a vuestro Jesús. Y a vuestro Jesús en su relación con el Padre y con el Espíritu Santo.
Así pues, caridad y pureza perfectas para poder comprender al Amor y recibirlo en el trono del corazón.
Sumergíos en el abismo de la Oración y la contemplación…
¿Os acordáis de mis palabras de la última Cena? Os prometí el Espíritu Santo.
Pues bien, está para llegar para bautizaros no ya con agua, como hizo con vosotros Juan preparándoos para Mí. Sino con el fuego, para prepararos a que sirváis al Señor tal y como Él quiere que vosotros lo sirváis.
Mirad, Él estará aquí dentro de no muchos días. Después de su venida vuestras capacidades aumentarán sin medida y seréis capaces de comprender las palabras de vuestro Rey y hacer las obras que Él ha dicho que se hagan, para extender su Reino sobre la Tierra.
Le preguntan interrumpiéndole:
– ¿Entonces vas a reconstruir el Reino del Israel, después de la venida del Espíritu Santo?
Jesús contesta:
– Ya no existirá el Reino de Israel sino mi Reino, que se verá cumplido cuando el Padre ha dicho. No os corresponde a vosotros conocer los tiempos ni los momentos que el Padre se ha reservado en su poder.
Pero vosotros, entretanto, recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá a vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en Judea y en Samaria y hasta los confines de la Tierra, fundando las asambleas.
En los lugares en que estén reunidas personas en mi Nombre, bautizando a las gentes en el Nombre Santísimo del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo; como os he enseñado, para que tengan la Gracia y vivan en el Señor. Predicando el Evangelio a todas las criaturas; enseñando lo que os he enseñado; haciendo lo que os he mandado hacer. Y Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Una cosa más quiero y es que quien presida la asamblea de Jerusalén sea mi hermano Santiago. Pedro, como jefe de toda la Iglesia, deberá emprender a menudo viajes apostólicos, porque todos los neófitos desearán conocer al Pontífice jefe supremo de la Iglesia.
Pero grande será el predicamento que ante los fieles de la naciente Iglesia, tendrá mi hermano. Los hombres son siempre hombres y ven las cosas como hombres. A ellos les parecerá que Santiago sea una continuación de Mí, por el simple hecho de ser pariente mío.
En verdad digo que es más grande y más semejante al Cristo por la sabiduría que por el parentesco. Pero así es, los hombres que no me buscaban mientras estaba en medio de ellos, ahora me buscarán en aquel que es primo hermano mío.
Tú, Simón Pedro… Tú estás destinado a otros honores…
Pedro contesta:
– Que no merezco, Señor. Te lo dije cuando te me apareciste y te lo digo en presencia de todos una vez más. Tú eres bueno, divinamente bueno además de sabio. Y cabal ha sido tu juicio sobre mí. Yo renegué de ti en esta ciudad. Cabalmente has juzgado que no reúno las condiciones para ser su jefe espiritual. Quieres evitarme muchos vituperios justos…
Santiago interviene y dice:
– Todos fuimos iguales menos dos, Simón. Yo también huí. No es por esto sino por las razones que ha expresado, por lo que el Señor me ha destinado a mí a este puesto. Pero tú eres mi Jefe, Simón de Jonás y como tal te reconozco. En la presencia del Señor y de todos los compañeros, te profeso obediencia. Te daré lo que pueda para ayudarte en tu ministerio; pero te lo ruego, dame tus órdenes porque tú eres el Jefe y yo el súbdito.
Cuando el Señor me ha recordado una conversación ya lejana, he agachado la cabeza diciendo: “Hágase lo que Tú quieres”. Esto mismo te diré a ti a partir del momento en que habiéndonos dejado el Señor, tú seas su Representante en la Tierra. Y nos amaremos ayudándonos en el ministerio sacerdotal.
De esta manera Santiago finaliza, inclinándose desde su sitio para rendir homenaje a Pedro.
Jesús confirma:
– Sí. Amaos unos a otros, ayudándoos recíprocamente, porque éste es el mandamiento nuevo y la señal de que sois verdaderamente de Cristo. No os turbéis por ninguna razón. Dios está con vosotros. Podéis hacer lo que quiero de vosotros. No os impondría cosas que no pudierais hacer, porque no quiero vuestra perdición sino vuestra gloria.
Mirad, voy a preparar vuestro lugar junto a mi trono. Estad unidos a mí y al Padre en el amor. Perdonad al mundo que os odia. Llamad hijos y hermanos a los que se acerquen a vosotros o a los que ya están con vosotros por amor a mí.
Tened la paz de saber que siempre estoy preparado para ayudaros a llevar vuestra cruz. Yo estaré con vosotros en las fatigas de vuestro ministerio y en la hora de las persecuciones.
Y no pereceréis, no sucumbiréis, aunque así lo parezca a los que ven las cosas con los ojos del mundo. Sentiréis peso, aflicción, cansancio, seréis torturados, pero mi gozo estará en vosotros, porque os ayudaré en todo.
En verdad os digo que cuando tengáis como Amigo al Amor, comprenderéis que todas las cosas sufridas y vividas por amor a mí se hacen ligeras, aun las duras torturas del mundo.
Porque para aquel que reviste todas sus acciones, voluntarias o impuestas de amor; el yugo de la vida y del mundo se le transforman en yugo recibido de Dios, recibido de Mí. Y os repito que mi carga está siempre proporcionada a vuestras fuerzas y que mi yugo es ligero; porque Yo os ayudo a llevarlo.
Sabéis que el mundo no sabe amar. Pero vosotros de ahora en adelante, amad al mundo con amor sobrenatural, para enseñarle a amar. Y si os dicen al veros perseguidos:
– “¿Así os ama Dios?
– ¿haciéndoos sufrir?
– ¿dándoos dolor?
– Entonces no vale la pena ser de Dios.
Responded: “El dolor no viene de Dios. Pero Dios lo permite. Nosotros sabemos el motivo de ello y nos gloriamos de tener la parte que tuvo Jesús Salvador, Hijo de Dios”.
Responded: “Nos gloriamos si nos clavan en la cruz, nos gloriamos de continuar la Pasión de nuestro Jesús”. Responded con las palabras de la Sabiduría (Sabiduría 2, 23-24): “La muerte y el dolor entraron en el mundo por envidia del demonio. Pero Dios no es autor de la muerte ni del dolor, ni se goza del dolor de los vivientes. Todas sus cosas son vida y todas son salutíferas”.
Responded: “A1 presente parecemos perseguidos y vencidos, pero en el día de Dios, cambiadas las tornas, nosotros, justos, perseguidos en la Tierra, estaremos gloriosos frente a los que nos vejaron y despreciaron”.
Pero decidles también: “¡Venid a nosotros! Venid a la Vida y a la Paz. Nuestro Señor no quiere vuestra perdición, sino vuestra salvación. Por esto ha entregado a su Hijo Unigénito, para la salvación de todos vosotros”.
Y alegraos de participar en mis padecimientos para poder estar después conmigo en la gloria. “Yo seré vuestra desmesurada recompensa” promete en Abraham (Génesis 15, 1) el Señor a todos sus siervos fieles. Sabéis cómo se conquista el Reino de los Cielos: con la fuerza; y a él se llega a través de muchas tribulaciones. Pero el que persevere como Yo he perseverado estará donde estoy Yo.
Ya os he dicho cuál es el camino y la puerta que llevan al Reino de los Cielos. Y Yo he sido el primero en caminar por ese camino y en volver al Padre por esa puerta.
Si existieran otros os los habría mostrado, porque siento compasión de vuestra debilidad de hombres.
Pero no existen otros…
Al señalároslos como único camino y única puerta también os digo cuál es la medicina que da fuerza para recorrerlo y entrar. Es el amor. Siempre el amor.
Todo se hace posible cuando en nosotros está el amor. Y el Amor que os ama, os dará todo el amor; si pedís en mi Nombre tanto amor como para haceros atletas en la santidad.
HERMANO EN CRISTO JESUS:
ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA