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P La Potencia del Amor 1

No tendrás dioses ajenos delante de Mí… Éxodo 20, 3

Enero 09 de 2022

Habla el Espíritu Santo:

Dios es Amor.

Cuando creó al hombre,

lo creó a SU Imagen y Semejanza.

Y por eso la vida del hombre, gira alrededor del Amor.

Como templo viviente,

el alma fue creada para contener a Dios:

El Amor en el alma viva,

para palpitar necesita de un corazón.

Y ese corazón,

es como un pebetero que arde y perfuma.

Y Dios le puso como una necesidad vital:

LA CAPACIDAD DE AMAR

El espíritu es la linfa vital del alma, cuya esencia es el Amor.

Y en el altar del espíritu,

Dios preparó la plenitud de la vida y de la unión con la Gracia.

La habitación de Dios, Espíritu de Amor,

hubiera sido perfecta, si el hombre NO hubiese pecado.

El espíritu vivo también tiene un corazón palpitante…

Y fue creado como un altar:

Con la necesidad de Adoración.

Es el pebetero donde arde el Fuego del Amor.

Porque verdaderamente Dios había puesto en el hombre,

solo una necesidad:

La del AMOR. 

Amor de hijos al Padre.

Amor de súbditos al Rey.

Amor de creaturas al Creador.

Y si no se hubiese corroído con el ácido de la culpa

las raíces del Amor,

éste hubiera crecido poderoso en nosotros,

sin requerir ningún esfuerzo.

No fatiga, sino una alegría; 

una necesidad que alivia al igual que la respiración.

Porque el Amor había sido destinado

a que fuese la respiración del espíritu.

La sangre del espíritu.

EL AMOR ES MAS FUERTE QUE LA MUERTE

Es una fuerza absoluta como el bien, la obediencia, la esperanza y la Fe.

El Amor es un aguijón amargo.

Hambre y nostalgia de estar con el Amado.

Y amar con todas las fuerzas es ya un martirio…

Porque tortura cada vez más la separación.

El Amor es una Fuerza Sobrenatural.

La clave de los afectos humanos está

en que los hombres buscan amarse a sí mismos en las creaturas…

Y DEBEN BEBER

LA AMARGURA QUE LLENA

PERO NO SACIA

Porque el verdadero Amor, es totalmente sobrenatural…

Y solamente Dios puede darlo.

El Verdadero Amor,

tiene varias manifestaciones y potencias:

El Amor de Primera Fuerza, es el que se da a Dios.

El Amor de Segunda Fuerza, es el paterno o el materno.

El Amor de Tercera Fuerza, es el que se siente por el cónyuge.

El Amor de Cuarta Fuerza, es el que se siente por los padres.

El Amor de Quinta Fuerza, es el amor hacia nosotros mismos.

El Amor de Sexta Fuerza, es el amor hacia el prójimo.

El Amor de Séptima Fuerza, es el amor por las creaturas;

el trabajo, el desarrollo de la vocación, etc.

CUANDO SE AMAN TODAS LAS COSAS

A TRAVÉS DE DIOS,

SE CONOCE LA TREMENDA FUERZA

QUE ES EL AUTÉNTICO Y VERDADERO AMOR,

PORQUE ES 

EL ALIMENTO DE LA VIDA.

Jesús dio a los hombres un Mandamiento Nuevo,

SÍNTESIS DE TODA LA LEY

Y en él dio a la Humanidad, la llave de la felicidad.

La práctica de este Mandamiento

es la que transformará la Tierra en antecámara del Paraíso,

porque en el Paraíso está el triunfo del Amor.

Dios es el Amor y en Él viven todas las almas.

La perfección de la vida en la Tierra,

“Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con todo tu ser y SOBRE TODAS LAS COSAS… Y a tu prójimo, como a tí mismo…”

es dada por el grado de intensidad con el que las almas lo aman a Él.

Y con Él aman a los hermanos.

Tanto y más perfecto y santo se es, cuanto más se ama así.

En el Amor Verdadero en el Amor a través de Jesús,

está la verdadera razón de la vida y el auténtico gozo de la vida.

EL AMOR ES ENTREGA

El hombre que no tiene amor, se corrompe y corrompe a otros.

Todas las desventuras de la Tierra,

proceden de la falta de Amor.

Adán y Eva no tuvieron Amor para Dios y por eso desobedecieron.

Y trajeron la enfermedad y la muerte;

el Dolor y el sufrimiento.

El Amor de Dios hace amigo a Dios y enseña a amar.

Quién no ama a Dios que es Perfecto y Bueno,

El amor de Dios nos restaura y nuestro corazón aprende a amar con heroismo, practicando el PERDÓN…

ciertamente no puede amar a su prójimo,

que está lleno de defectos.

Todo el Bien lo hace el Amor.

El Amor que nos hace buenos para con los demás

y aceptables a los ojos de Dios.

El Amor sublima las buenas cualidades del hombre

y las convierte en virtudes sobrenaturales.

Es así como el alma se hace virtuosa.

Quién es virtuoso, es santo

y quién es santo, posee el Cielo.

Por eso no es la sabiduría ni el temor,

los que abren el camino de la perfección, sino el Amor.

El Amor fortifica el espíritu y es la esencia de la vida.

El deseo de no afligir a Dios,

aleja del Mal, más que el temor de un castigo.

1Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 1 Corintios 13

Del amor nace la compasión y se ama al prójimo, porque viene de Dios.

Por esto el Amor es la salvación y la santificación del hombre.

En el Amor se encuentra la fuerza para conservar la santidad.

PORQUE EN EL AMOR

ESTÁ LA FUERZA PARA PERDONAR 

Y EL HEROÍSMO DE TODAS LAS VIRTUDES.

EL SECRETO DEL AMOR,

ES LA BONDAD.

Porque el que ama es bueno.

Ama sin pensar en razones para hacerlo.

La Obediencia para Dios es Amor.

EL QUE AMA SE DA.

Jesús Santísimo: penetra y posee todo mi ser tan completamente, que mi vida entera sea un resplandor de la tuya…

Y SE ENTREGA A  AMAR,

FUNDIÉNDOSE EN DIOS

El que ama, pierde todas las dimensiones.

La materia es nada.

El dolor es nada.

El tiempo, nada.

El pecado mismo se anula,

porque para ello existe el Perdón.

Amar sin límites como lo hacen los niños:

simplemente amar,

porque solo el amor existe.

El que aprende a amar lo que Dios ama y como Él lo ama,

alcanza la perfección.

El que llega a tener una chispita de amor por el Altísimo

y realiza sus acciones bajo Mi Guía,

siendo dócil a mis santas inspiraciones

como Espíritu Santo, NO PECA.

El Amor hace cumplir los preceptos del Decálogo,

porque no se miente al prójimo.

Y COMO NO SE QUIERE HERIR AL AMADO:

DIOS

Se observa una conducta de justicia:

Y se es hijo amoroso, esposo fiel, no se estafa en el comercio,

no se es falso, ni violento.

No se exige nada con crueldad y se es sincero en todas las acciones.

La Fuerza del Amor Verdadero hace del hombre un ángel

y destruye la animalidad de los instintos, al aprender la Ley del Amor:

Dios es Amor.

Y PARA AMARLO,

HAY QUE AMAR TODO

3. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha, 1 de Corintios 13

A TRAVÉS DE ÉL

Es así como se aprende a amar sin condiciones.

El Amor aplaca a los violentos y destruye los ídolos.

Nada se resiste al Amor;

porque es una Fuerza muy poderosa y un arma que desarma.

Solo el Demonio que es el Odio Perfecto;

es el único que resiste al Amor.

Él y los que se han vendido al Odio de manera voluntaria,

lo rechazan y se resisten.

Están sin amor y viven sin él,

con una vida sombría, desesperada, árida.

Sin una sonrisa nunca, sin un rayo de luz.

SE DEJAN ENVOLVER

POR EL ORGULLO, EL RENCOR,

Ningún bien humano por necesario que sea, puede colmar el VACÏO que deja la falta de Dios.

LA DESESPERACIÓN,

LA ENVIDIA, LOS CELOS,

LA DUREZA DE CORAZÓN,

LA MÁS GRANDE AMARGURA

Y LA MÁS ATERRADORA SOLEDAD.

Porque el Amor es el más profundo sentimiento misterioso,

que tiene su fuente en Dios

Y COMO FLECHA LANZADA POR EL ARCO

Se dirige hacia las almas.

Que pueden aceptarlo o rechazarlo.

El alma muere por la falta del Amor Perfecto.

Cuando se une la inteligencia con el Amor,

se encuentra la Verdad

y se miran las cosas con ojos buenos,

porque VALE MÁS LA BONDAD

QUE LA SABIDURÍA

Quién ama, descubre la huella de Dios en todas las cosas,

Y TODO LO AMA EN DIOS

La Oración es Amor.

A través de la Oración se pide y se obtiene el Amor para Amar.

EL QUE SE ABANDONA AL AMOR

Y PERMITE QUE SE CONVIERTA

EN UN INCENDIO DEVORADOR

QUE ELEVA EL ALMA HACIA DIOS

Y QUE TODO LO QUE TOCA

LO LLENA DE ÉL,

ES ENTONCES CUANDO SE AMA DE VERDAD.

307 UNA REYERTA PROVINCIAL

307 IMITAR A 307 JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Bosrá, sea por la estación del año, sea porque está muy concentrada en sus callejuelas,

se muestra opaca de niebla por la mañana.

Opaca y muy sucia.

Los apóstoles, de regreso de las compras en el mercado, hablan de esto entre sí.

En efecto, la industria hotelera de aquellos tiempos y de estos lugares era tan prehistórica,

que cada huésped tenía que preocuparse de sus abastecimientos.

Se comprende que los dueños no quieren salir perdiendo ni un céntimo;

se limitan a cocinar lo que los clientes llevan (¡Y esperemos que no hurten!).

Al máximo compran para el cliente,

o le venden directamente las provisiones de que tienen reservas,

haciendo de carniceros si hace falta, con los pobres corderos destinados a ser asados.

Esto de comprarle al hospedero no le resulta simpático a Pedro.

Ahora continúa la divergencia de opiniones entre el apóstol y el hospedero;

que tiene una cara muy pícara, 

Que no desaprovecha la ocasión para injuriar al apóstol llamándole “galileo”,

de un modo peyorativo y lleno de desprecio.

Pedro señalando a un cerdito que acaba de degollar el hospedero,

por cuenta de unos clientes que están de paso:,

replica:

–       Yo galileo, tú cerdo;

que lo que eres es un pagano.

En tu fétida posada no me quedaría ni una hora, si fuera dueño de mí.

Ladrón y…

Y aquí añade otro término muy… ilustrativo, que dejo en el tintero.

Se comprende que entre estos de Bosrá y los galileos hay una de esas muchas antagónicas

incompatibilidades regionales y religiosas de que estaba lleno Israel….

Y Palestina.

El hospedero grita más fuerte:

–        Si no fuera porque estás con el Nazareno…

Y porque soy mejor que vuestros repulsivos fariseos, que lo odian sin motivo,

te lavaría el morro con la sangre del cerdo;

así tendrías que largarte de aquí para correr a purificarte.

Pero le tengo respeto a Él, que ciertamente tiene poder.

Y te digo que con todas vuestras historias sois unos pecadores.

Somos mejores nosotros que vosotros.

Nosotros no tendemos emboscadas, ni traicionamos.

Vosotros… ¡Pfff!…

Raza de traidores y granujas,

que no respetáis ni siquiera a los pocos santos que tenéis entre vosotros.

–        ¿A quién, le dices traidores?

¿A nosotros?

¡Ah, vive el Cielo que ahora…!

Pedro está enfurecido y a punto de lanzarse contra el hombre;

Andrés su hermano y Santiago lo sujetan y Simón se pone en medio con Mateo.

Pero, más que esta acción, es la voz de Jesús, que se asoma por una puerta,

y dice:

–       Y ahora tú, Simón, calla.

Y tú, hombre, también.

Lo cual hace deponer la ira.

Los dos gallitos se justifican: 

–        Señor, el hospedero ha sido el primero que ha tirado una puntada y que ha amenazado.

–        Nazareno, el primer ofendido he sido yo.

Yo, él. Él y yo.

Se echan la culpa el uno al otro los dos culpables.

Jesús se acerca serio y sereno.

Y dice: 

–       Tenéis la culpa los dos.

Y tú, Simón, más que él.

Porque tú conoces la doctrina del amor, del perdón, de la mansedumbre;

de la paciencia, de la hermandad.

Tenemos que hacernos respetar como santos, si no queremos que nos traten mal como a galileos.

Y tú, hombre, si te sientes mejor que los demás, bendice a Dios por ello,

y sé digno de ser cada vez mejor.

Y, sobre todo, no ensucies tu alma con acusaciones que no son verdaderas:

mis discípulos ni traicionan ni actúan subrepticiamente.

–         ¿Estás seguro, Nazareno? 

¿Y entonces por qué aquellos cuatro han venido a preguntarme que si habías venido,

que con quién estabas y otras muchas cosas cucas?

Los apóstoles se arremolinan,

olvidando que al hacerlo se acercan a uno que está embadurnado de sangre de cerdo,

lo cual, antes, sobrecogidos, los mantenía distantes.

Y exclaman: 

–        ¡Qué!

–       ¡Qué!

–       ¿Quiénes son?

–       ¿Dónde están?

Con el carisma de profecía, el Espíritu Santo hace una advertencia a Jesús, de lo que está por suceder…

Y… 

A través de la Oración y con el Don de profecía ACTIVO

Jesús ordena: 

–        Id vosotros a vuestras ocupaciones.

Tú puedes quedarte, Alejandro Misax.ce 

Los apóstoles van a la habitación de la que había salido Jesús.

En el patio sólo se quedan: uno frente al otro, Jesús y el hospedero;

a unos pasos de Jesús, el mercader, observando la escena con asombro.

Jesús pregunta: 

–        Responde, hombre, con sinceridad.

Y perdona si la sangre ha enfurecido la lengua de un discípulo mío.

¿Quiénes son esos cuatro y qué han dicho?

El hospedero replica: 

–         No sé concretamente quiénes son.

Eso sí, escribas y fariseos de la otra parte.

No sé quién los ha traído aquí.

No los he visto jamás.

Pero están bien al corriente de Tí.

Saben de dónde vienes, a dónde vas, con quién vas.

De todas formas, si venían a mí es porque querían asegurarse.

No. Seré un granuja, pero sé mi oficio.

No conozco a nadie, no veo nada, no sé nada…

Para los demás, claro, porque para mí sé todo.

Pero, ¿Por qué voy a tener que decir a otros lo que sé?

Y menos todavía a los hipócritas.

¿Granuja?, sí.

Si fuera menester, ayudaría incluso a unos ladrones.

Total, ya lo sabes…

Pero no sabría robarte, o tratar de robarte, a ti la libertad, el honor o la vida.

Y ésos -dejaría de ser Fara de Tolomeo, si no fuera verdad lo que digo-,

ésos te acechan para causarte un mal.

¿Y quién los envía?

¿Uno de Perea o de la Decápolis?

¿Uno de la Traconítida, de la Gaulanítida o

de la Auranítida?

No, que nosotros o no te conocemos o, si te conocemos, te respetamos como a un justo,

si es que no creemos en ti como santo.

¿Entonces, quién los ha enviado?

Como instrumento de Satanás, Judas ha comenzado su caída inexorable…

Uno de la parte tuya, y quizás uno de tus amigos;

porque saben demasiadas cosas…

Alejandro Mixace dice: 

–        Saber de mi caravana es fácil… 

–        No, mercader, no de ti;

de otros que van con Jesús.

Yo no sé, ni quiero saber; no veo, ni quiero ver.

De todas formas, te digo: si ves que eres responsable, repara;

si ves que te están traicionando, toma las medidas oportunas.  

Jesús trata de disculpar a quién sabe que está detrás de esta intriga: 

–        No se trata de culpa, hombre, ni de traición;

lo único que sucede es que Israel no me comprende.

Pero… ¿Y tú, cómo tienes noticias de Mí?

–        Por un joven.

Un calavera que daba que hablar en Bosrá y en Arbela;

aquí porque venía a consumar sus pecados, allí porque deshonraba a su familia.

Luego se convirtió, se hizo más honesto que un justo.

Ahora se ha unido a tus discípulos, se ha hecho discípulo también él.

Y te espera en Arbela, con sus padres, para rendirte honor.

Y va diciendo a todos que le cambiaste el corazón por las oraciones de su madre.

Felipe de Jacob tendrá el mérito, si esta región se santifica, de haber sido su santificador;

Y si en Bosrá hay alguien que cree en Tí, es por él.

–        ¿Dónde están ahora estos escribas que han venido?

–         No lo sé.

Se marcharon porque les dije que no tenía sitio para ellos.

Lo tenía, pero no he querido dar hospedaje a las serpientes junto a la paloma.

Se habrán quedado, ciertamente, por los alrededores.

Ten cuidado.

–        Gracias.

¿Cómo te llamas?

–        Fara.

He cumplido con mi deber.

Acuérdate de mí.

–        Sí, y tú de Dios.

Y perdona a mi Simón.

Algunas veces le ciega el gran amor que me tiene.

–        Nada malo.

Yo también le he ofendido…

Pero la verdad es que hace daño cuando a uno lo insultan.

Tú no insultas…

Jesús suspira..

Y dice:

–         ¿Quieres ayudar al Nazareno?

–        Si está en mi mano…

–        Me gustaría predicar en este patio…

–        Te dejo que hables.

¿Cuándo?

–        Entre la sexta y la nona.

–        Ve tranquilo a donde quieras.

Bosrá sabrá que predicas.

Yo me encargo de ello.

–        Dios te lo pague.

Y Jesús le dirige una sonrisa que ya en sí es paga.

Luego se encamina hacia la habitación donde estaba antes.

Alejandro Misax dice:

–        Maestro, sonríeme igual a mí…

Yo también voy a decir a la gente que venga a oír hablar a la Bondad.

Conozco a muchas personas.

Adiós.

–        Que Dios te retribuya a ti también 

Y Jesús le sonríe.

Entra en la habitación.

Las mujeres están alrededor de María, que tiene expresión de pena.

la cual se levanta enseguida y va hacia su Hijo.

No dice nada, mas todo en ella es una pregunta.

Jesús le sonríe.

Y le responde diciendo a todos:

–       Estad libres para la hora sexta.

Hablaré a muchos aquí.

Mientras tanto, idos todos, menos Simón Pedro, Juan y Hermasteo;

anunciadme y dad muchas limosnas.

Los apóstoles se marchan.

Pedro se acerca lentamente a Jesús, que está con las mujeres,

y pregunta:

–        ¿Por qué no voy yo también?

Jesús responde: 

–        Cuando uno es demasiado impulsivo se queda en casa.

¡Simón, Simón!

¿Cuándo vas a aprender a dirigir tu caridad al prójimo?

Actualmente es una llama encendida, pero toda para Mí;

es una lámina recta y rígida, pero sólo para Mí.

Sé manso, Simón de Jonás.

–        Tienes razón, Señor.

Ya me ha regañado tu Madre, como sabe hacerlo Ella, sin hacer daño.

Hasta lo más hondo ha penetrado en mí.

Pero… regáñame también Tú;

pero… luego no me mires con tanta tristeza.

–        Sé bueno.

Sé bueno…

Síntica, quiero hablarte aparte. Sube a la terraza.

Ven tú también, Madre mía…

Y por la rústica terraza que cubre un ala del edificio, con el tibio sol que caldea el aire,

Jesús, paseando lentamente entre María y la griega,

dice:

–        Mañana nos separaremos durante un tiempo.

Cerca de Arbela, las mujeres, con Juan de Endor, iréis hacia el mar de Galilea

y proseguiréis juntos hasta Nazaret.

Pero, para no mandaros solas con un hombre casi imposibilitado,

os acompañarán también mis hermanos y Simón Pedro.

Presiento discrepancias por esta separación.

Pero la obediencia es la virtud del justo.

Pasando por las tierras que Cusa vigila en nombre de Herodes;

Juana podrá disponer de escolta para el resto del camino.

Entonces dejaréis partir a los hijos de Alfeo y a Simón Pedro.

Y si te he pedido que subieras aquí era para esto:

quiero decirte, Síntica, que he decidido que estés un período en casa de mi Madre.

Ella ya sabe.

Contigo estarán Juan de Endor y Margziam.

Estad allí con amor, formándoos cada vez más en la Sabiduría.

Quiero que cuides mucho del pobre Juan.

A mi Madre no se lo digo porque no necesita consejos.

Tú puedes comprenderlo y sufrir con él;

y él puede hacerte mucho bien porque es un experto maestro.

Después iré Yo. ¡Pronto!

Nos veremos con frecuencia.

Espero encontrarte cada vez más sabia en la Verdad.

Te bendigo, Síntica, en particular; éste es mi adiós a ti por esta vez.

En Nazaret encontrarás amor y odio, como en todas partes;

pero en mi casa encontrarás paz, siempre. 

Síntica responde: 

–         Nazaret no se ocupará de mí ni yo de ella.

Viviré alimentándome de la Verdad y el mundo no significará nada para mí,Señor».

–        Bien.

Puedes marcharte, Síntica.

Y, por ahora, guarda silencio.  

–         Sí, Señor mío.  

Y Síntica se retira dejándolos solos al Hijo con la mamá. 

Jesús dice: 

–        Madre, tú sabes…

Te confío estas perlas mías predilectas.

Mientras gozamos de paz nosotros,

Mamá, haz que tu Jesús encuentre fuerza en tus caricias

María exclama: 

–         ¡Cuánto odio, Hijo mío!

–        ¡Cuánto amor!

–        ¡Cuánta amargura, mi querido Jesús!

–        ¡Cuánta dulzura!

–        ¡Cuánta incomprensión, Hijito mío!

–        ¡Cuánta comprensión, Mamá!

–        ¡Tesoro mío! ¡Mi querido Hijo!

–        ¡Mamá!

¡Alegría de Dios y mía!

¡Mamá!».

Se besan y luego se quedan juntos,

sentados en el banco de piedra que recorre el antepecho de la terraza:

Jesús abrazando, protector y amoroso, a su Madre;

Ella apoyando en el hombro de su Hijo la cabeza, las manos en su mano: beatíficos…

El mundo está muy lejos…

Sepultado bajo olas de amor y fidelidad…

273 EL LASTRE DE LA RIQUEZA

273 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Es en la casa de Cafarnaúm, a la sombra de los árboles en el huerto umbrío,

temprano  por la matutina.

Los apóstoles se fueron a predicar.

Jesús cura a unos enfermos, acompañado de Mannaém.

Que ya no lleva ni el precioso cinturón ni la lámina de oro en la frente:

sujeta su túnica un cordón de lana; una cinta de tela, como la prenda que cubre su cabeza.

Jesús tiene descubierta la cabeza, como siempre cuando está en casa. 

Una vez que ha terminado de curar y de consolar a los enfermos,

sube con Manahén a la habitación alta.

Aunque parece que la canícula ha terminado, el sol todavía calienta implacable…

Se dirigen hacia la parte mas sombreada y fresca.

Y se  sientan los dos en la pequeña terraza de la ventana que mira al mont

Mannaém dice:

–       Dentro de poco empezará la vendimia.

Jesús le contesta:

–       Sí.

Luego vendrá la Fiesta de los Tabernáculos…

Y el invierno estará a las puertas.

¿Cuándo piensas partir?

–       ¡Mmm!…

De mi parte no me iría nunca…

Pero pienso en el Bautista.

Herodes es una persona débil.

Si se le sabe influir

Se le puede sugestionar para que haga el bien y si no se hace bueno;

por lo menos que no sea sanguinario.

Desgraciadamente son pocos los que le aconsejan bien.

¡Y esa mujer!… ¡Esa mujer!…

Yo quisiera estar aquí hasta que regresen tus apóstoles.

Aunque mi ascendencia ha disminuido, desde que saben que sigo los senderos del Bien.

Pero no me importa.

Quisiera tener la verdadera valentía, de saber abandonar todo para seguirte completamente,

como aquellos discípulos que estás esperando.

¿Lo lograré alguna vez?

Nosotros que no pertenecemos a la plebe, somos más obstinados para seguirte.

¿Por qué será?

–      Porque los tentáculos de las míseras riquezas os retienen.

–      Conozco a algunos que no son tan ricos, pero sí son doctos o están en camino de serlo.

Y tampoco vienen. 

–       También están retenidos por los tentáculos de las míseras riquezas.

No se es rico sólo de dinero.

Existe también la riqueza del saber.

Pocos llegan a la confesión de Salomón: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”,

considerada de nuevo y ampliada -no tanto materialmente cuanto en profundidad-

en Qohélet.

¿Lo recuerdas?

La ciencia humana es vanidad, porque aumentar sólo el humano saber

“es afán y aflicción de espíritu. 

Y quien multiplica la ciencia multiplica los afanes”.

En verdad te digo que es así.

Como también digo que no sería así, si la ciencia humana estuviera sostenida y refrenada

por la sabiduría sobrenatural y el santo amor a Dios.

El placer es vanidad, porque no dura;

arde y rápido se desvanece dejando tras sí ceniza y vacío.

Los bienes acumulados con distintas habilidades son vanidad, para el hombre que muere,

porque con los bienes no puede evitar la muerte, y los deja a otros.

La mujer, contemplada como hembra y como tal apetecida, es vanidad.

De lo cual se concluye que lo único que no es vanidad es el santo temor de Dios

y la obediencia a sus Mandamientos.

O sea, la sabiduría del hombre, que no es sólo carne,

sino que posee la segunda naturaleza: la espiritual.

Solo el que logra ver la vanidad de todo lo mundano,

logra liberarse de cualquier tentáculo de pobres posesiones

e ir libre al encuentro del Sol.

–      ¡Quiero recordar estas palabras!

¡Cuánto me has dado en estos días

Ahora puedo ir entre la inmundicia de la corte, que les parece brillante solo a los necios.

Que parece poderosa y libre y es solo miseria, cárcel y oscuridad.

Me llevaré un tesoro que me permitirá vivir allí mejor, a la espera de lo superior.

Pero, ¿Llegaré alguna vez a esta meta sublime, que es pertenecerte totalmente?

–       Lo lograrás.

–       ¿Cuándo?

¿El año próximo?

¿Más adelante todavía?

¿O hasta que la ancianidad me haga prudente y sabio?

–        Lo lograrás.

-Llegarás… alcanzando la madurez de espíritu….

Perfección de voluntad y a una decisión perfecta

En el término de unas cuantas horas.

Y al decir esto, Jesús sonríe de una manera enigmática.  

Pues ha lanzado su mirada hacia el futuro y ve el heroísmo del que será capaz su discípulo.

Mannaém lo mira pensativo y escrutador…

Pero no pregunta nada más.

Después de un largo silencio que interrumpe Jesús,

al preguntar:

–        ¿Has estado alguna vez con Lázaro de Bethania?

–         No, Maestro.

Nos hemos encontrado algunas veces.

Puedo decir que no;

que si hubo algún encuentro, no puede llamarse amistad.

Ya sabes.

.

Yo con  Herodes, Herodes contra él…

Por tanto…

–        Ahora Lázaro te mirará más allá de estas cosas.

Te mirará en Dios…

Procura tratarlo como condiscípulo.

–        Lo haré si Tú así lo quieres…

Se oyen voces llenas de alarma en el huerto, que buscan al Maestro.

Preguntan con angustia:

–        ¡El Maestro!

–       ¡El Maestro!

–       ¿Está aquí?

Responde la voz cantarina de la dueña de la casa:

–        Está en la habitación de arriba.

¿Quiénes sois?

¿Estáis enfermos?

—       No. – 

         Somos discípulos de Juan. 

–       Y  queremos ver a Jesús de Nazaret.

Jesús se asoma por la ventana,

y dice:

—      Paz a vosotros…

Ellos levantan la cabeza  y los reconoce,

invitándoles:

–      ¡Oh!

¿Sois vosotros?

¡Venid! ¡Venid!

Sus  pasos apresurados suben por la escalera.

Son los tres pastores: Juan, Matías y Simeón.

Jesús deja la habitación y va a su encuentro a la terraza.

Manahén lo sigue.

Se encuentran justamente en el punto en que la escalera termina en la soleada terraza.

Los tres se arrodillan y besan el suelo.

Mientras Jesús los saluda.

–       La paz sea con vosotros…

Levantan la cabeza y muestran un rostro lleno de dolor.

Ni siquiera viendo a Jesús se sosiegan.

Su grito ahogado por el llanto:

–       ¡Oh, Maestro!

Juan habla en nombre de los demás:

–      Y ahora recógenos, Señor.

Porque somos tu herencia.

Y las lágrimas se deslizan por la cara del discípulo y de sus compañeros.

Jesús y Mannaém dan un solo grito:

–        ¿¡Juan!?

–        ¡Lo mataron…!

La noticia cae como un rayo que paraliza hasta el aire, en un silencio horrorizado.

Cuyo  enorme fragor cubre todos los ruidos del mundo,

a pesar de que haya sido pronunciada en voz muy baja.

Petrifica a quien la dice y a quien la oye.

Y se produce un rato de silencio tan profundo…

Que parece extenderse en su  profunda inmovilidad también en los animales,

las frondas y el aire,

Porque es como si la Tierra entera, para recoger esta palabra y sentir todo su horror,

suspendiera todo ruido  propio.

Queda suspendido el zureo de las palomas, truncada la flauta de un mirlo,

enmudecido el coro de los pajarillos.

Y como si de golpe se le hubiera roto el artilugio, una cigarra detiene su chirrido al improviso,

mientras se detiene el viento que, haciendo frufrú de seda y crujido de palos,

acariciaba las pámpanas y las hojas.

Jesús palidece.

Sus ojos se agrandan.

Vidrian por el llanto que se asoma.

Abre los brazos.

Su voz es más profunda, por el esfuerzo que hace para que sea firme y tranquila.

Y dice:

–       Paz al Mártir de la Justicia y a mi Precursor.

Cierra los ojos y los brazos sobre su pecho.

Su espíritu ora.

Entrando en contacto con el Espíritu de Dios y el de Juan  Bautista.

Mannaém no dice nada, no hace ningún gesto, ni se atreve ni a moverse.

Al revés de Jesús, se  pone colorado y la ira lo invade.

Se pone rígido y paralizado.

Toda su turbación se manifiesta en el movimiento mecánico de la mano derecha,

que sacude el cordón de la túnica y de la izquierda, que instintivamente busca el puñal

Pero no lo encuentra, porque se le olvidó que está desarmado.

Pues para poder ser discípulo del manso, es requisito para estar cerca del Mesías.

Y mueve la cabeza compadeciéndose de su fragilidad

y de sentirse tan impotente. 

Jesús recupera la Majestad Divina que le es habitual.

Y tan solo le queda una profunda tristeza, dulcificada con paz.

Con voz serena dice:

–       Venid.

Me lo contaréis.

De hoy en adelante me pertenecéis.

EVANGELIO DE SAN MARCOS

Capítulo 6

Muerte de Juan el Bautista

14. Se enteró el rey Herodes, pues su nombre se había hecho célebre. Algunos decían: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.»

15. Otros decían: «Es Elías»; otros: «Es un profeta como los demás profetas.»

16. Al enterarse Herodes, dijo: «Aquel Juan, a quien yo decapité, ése ha resucitado.»

17. Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado.

18. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano.»

19. Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía,

20. pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto.

21. Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea.

22. Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré.»

23. Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino.»

18. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano.» 19. Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, Marcos 6

24. Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?» Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista.»

25. Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.»

26. El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales.

27. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel

28. y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre.

29. Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.

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244 FORJA DE LAS ALMAS

 244 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

243 -La Magdalena debe forjarse sufriendo

En el tránsito de la noche al día, habiéndose ocultado la Luna sin haber empezado todavía a amanecer…

La luz ha disminuido.

Pero es sólo un breve intervalo incierto…

Inmediatamente después, la luz primero plomiza, luego levemente gris y casi enseguida verdastra; 

Finalmente luce esplendorosa la vía láctea con transparencias de azul.

Dando a continuación paso a una claridad de casi incorpórea plata;

que termina afirmándose cada vez más, facilitando el camino por el guijarral húmedo; 

que las olas han dejado al descubierto.

El mar es un verdadero milagro de belleza.

Majestuosamente mueve sus olas coronadas de espuma.

El crepúsculo tiñe de oro y violeta el horizonte.

Mientras, los ojos se alegran con la vista del mar, ya de un azul más claro;

pronto a encenderse de visos como gemas preciosas.

Y luego el aire embebe su plata de un rosa cada vez más seguro, hasta que este rosa-oro de la aurora; 

se hace lluvia rosa-roja que cae en el mar, en los rostros, en los campos…

Formando contrastes de tonalidades cada vez más vivos,

los cuales alcanzan el punto perfecto, el más bonito del día cuando el Sol;

saltando los confines del oriente, lanza su primer rayo hacia montes y laderas,

bosques, prados y vastas llanuras marinas y celestes

Y acentúa todos los colores: la blancura de las nieves o de las lejanías montañosas;

con un color añil entreverado de verde diaspro.

O el cobalto del cielo, que palidece para acoger el rosa;

el zafiro veteado de jaspe y orlado de perlas del mar.

Y hoy el mar es un verdadero milagro de belleza:

No muerto en la tranquilidad pesada, ni agitado bajo la lucha de los vientos,

sino majestuosamente vivo con su reñir de leves olas, apenas señaladas,

con una ondulación coronada por una cresta de espuma.  

Jesús dice:

–      Llegaremos a Dora antes de que el sol queme.

Reanudaremos la marcha al declinar del sol.

Pronto terminará en Cesárea vuestra fatiga, hermanas y también nosotros descansaremos.

Vuestro carro os estará esperando y nos separaremos…

Y mirando a la Magdalena pregunta:

¿Por qué lloras, María?

¿Voy a tener que ver hoy llorar a todas las Marías?

Martha trata de disculparla:

–      Le apena dejarte.

–      Eso no significa que no nos vayamos a volver a ver,

Y además, será pronto.

María hace señal con la cabeza de que no llora por eso.

Y Zelote da la explicación:

–     Tiene miedo de no ser siempre buena sin tu cercanía.

Teme que será tentada muy fuertemente…

Cuando no estés cerca para alejar al Demonio.

Hace poco me hablaba de ello.

Jesús le dice:

–      No tengas este temor.

Yo no retiro nunca una gracia que he concedido.

¿Quieres pecar?

María niega con la cabeza. 

i dice con un sollozo: 

–      ¡No, mi Señor!

 –     Entonces no te intranquilices.

Está atenta, eso sí.

Pero no tengas miedo.

–   Señor… 

Lloro también porque en Cesárea…

Cesárea está llena de mis pecados.

Ahora los veo todos…

Tendré que sufrir mucho en mi ser humano.

–     Me alegro de saberlo…

Entre más sufras, mejor.

Porque después no sufrirás con estas penas inútiles.

María de Teófilo, quiero recordarte que eres hija de un valiente.

Que eres un alma fuerte.

Yo quiero hacerte fortísima.

Compadezco las debilidades en las otras;

porque han sido siempre mujeres mansas y tímidas, incluyendo a tu hermana.

En ti no lo soporto.

Te forjaré con el fuego y en el yunque.

Para que estés tan templada… 

 Que no eches a perder el milagro de tu voluntad y la Mía.

Esto tenlo en cuenta…

Y quien de los presentes o de los ausentes pueda pensar que Yo porque te quiero mucho,;

voy a ser débil contigo.

Te permito que llores por arrepentimiento y por amor.

No por otra cosa. ¿Has entendido?  

Jesús es claro y severo.

María de Mágdala lucha por controlar sus lágrimas y sollozos.

Cae a los pies de Jesús.

Se los besa y los moja con sus lágrimas.  

Postrada en la arena de la playa…

Trata de decir con serenidad:

–     Sí, Señor mío.

Haré lo que quieres.

–     Levántate pues. 

Y mantente serena… 

Se reanuda la marcha…

La comitiva apostólica avanza por la orilla de la playa, bordeando la costa.

Los peregrinos se dirigen a Cesárea.

Cuando el sol declina, brindando un maravilloso espectáculo crepuscular…

El mar parece al rojo vivo, de tanto como refleja, en su calma, el rojo del cielo;

un rojo tan violento, que parece casi irreal:

es como si hubieran vertido sangre en la bóveda del firmamento.

Hace todavía calor, pero el aire del mar lo hace soportable.

Caminan siguiendo la orilla para evitar el ardor del terreno seco.

Continúan caminando a lo largo de la costa.

Llegan a una zona que está llena de gente.

Que pasea a la luz de las antorchas o linternas que portan esclavos…

Y que respira el aire y la brisa que viene del mar.

Un gran consuelo para los pulmones cansados del bochorno estival.

La larga playa parece un salón vastísimo lleno de ricos paseantes a la hora más social.

Pasar por ahí significa que lo desmenucen a uno completamente.

Y sin embargo, Jesús pasa por allí…

Siguen a lo largo de la playa, sin importarle que lo vean; que hablen de Él; que se rían…

Lidia la seguidora romana, está sentada en una silla plegadiza a la orilla de la vía.

Cuando lo ve…

Se pone de pie y pregunta:

–      ¡Maestro!

¿Tú aquí? ¿A esta hora?

Jesús contesta:

–       Se me ha hecho tarde en busca de alojamiento.

La amiga romana señala una hermosa villa, detrás de ella.  

Y dice titubeante:

–      Te diría que aquí está mi casa.   

Pero no sé si…  

Jesús responde: 

–       No.

Te lo agradezco.

Vienen conmigo muchas personas y dos de ellas ya se adelantaron a donde vamos a llegar.

Buenas noches, Lidia.

–    Adiós, Maestro.

Jesús sigue adelante.

Y los ojos de Lidia recorren las caras de las mujeres…

Al punto descubre a Magdalena.

Y exclama:

–     ¡María!

¿Tú? Pero… 

¿Entonces es verdad?

En los ojos de María hay una mirada de cierva acorralada.

Una mirada llena de tormento.

Y tiene razón, porque no solo a Lidia debe hacer frente;

sino a muchos que la están mirando

Pero también ella mira a Jesús y cobra fuerzas.

Respira hondo sonríe…

Y dice con firmeza:

–     Es verdad.

–     Entonces…

¡Te hemos perdido!

–    No.

Me habéis encontrado.

Por lo menos espero volver a encontrarte algún día y con una amistad…

Mejor en el camino que por fin encontré.

Dilo a todos los que me conocen, te lo ruego.

Hasta la vista Lidia.

Olvida todo el mal que me viste hacer.

Te ruego que me perdones…

–     Pero María,

¿Por qué te envileces?

Hemos vivido la misma vida de ricas desvergonzadas y no hay…  

Magdalena la interrumpe:

–      No.

Llevé una vida peor.

Pero he salido de ella y para siempre.

–     Dime la verdad,

¿Estás verdaderamente convencida?

–     Convencida no.

Feliz de ser discípula.

Sólo una cosa lamento y es no haber conocido antes la   Luz.

Y también haber comido fango en lugar de haberme alimentado de Ella.

Hasta la vista, Lidia.

La respuesta suena clara en el silencio que rodea a las dos mujeres.

Ninguno de los presentes se atreve a decir nada.

María se vuelve rápida…

Y trata de alcanzar al Maestro.

Pero un joven romano, se le para por delante.  

Trata de abrazarla, y dice: 

–     ¿Es tu última locura?

Pero como está medio borracho, no lo consigue.

Y María se le escapa,

gritándole:

–      No.

Es mi única sabiduría.

Alcanza a sus compañeras que van cubiertas con sus velos como si fueran mahometanas.

Martha le pregunta:

–       María, ¿Has sufrido mucho?

–       No.

Tiene razón el Maestro.

Ya no sufriré más por esto.

No vale la pena.

Y siguen su camino.

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224 DESTRUYENDO EL RESPETO HUMANO

224 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Mucha gente pasea en el malecón, cuando la barca de Pedro atraca en el pequeño puerto de Tiberíades.

En cuanto la barca se detiene, algunos de los que estaban paseando cerca del espigón;

se acercan enseguida para averiguar quién ha llegado.

Hay personas de todas las condiciones sociales y nacionalidades.

Por esto, las largas vestiduras hebreas de los más variados colores;

las melenas y las barbas majestuosas de los israelitas;

se mezclan con las vestiduras de lana cándida, más cortas y sin mangas;

además de los rostros rasurados y cabelleras cortas de los romanos.

Hay muchas cortesanas entre los romanos y los griegos;

que no titubean en mostrar sus amores en público.

Y algunos llaman por su nombre a varios israelitas,

entre los que no faltan los poderosos Fariseos con sus vestiduras lujosas llenas de franjas.

También se distinguen los vestidos aún más cortos, que cubren los cuerpos esbeltos y perfectos, de los griegos;

que parece hubieran asimilado hasta en las poses, el arte de su lejana nación.

Pues son como estatuas de dioses, que hubieran bajado a la tierra en cuerpos de hombres:

envueltos en artísticas túnicas.

Rostros clásicos y armoniosos, bajo melenas ensortijadas y perfumadas,

brazos cargados de pulseras, que destellan al ejecutar estudiados ademanes.

Entremezcladas destacan muchas cortesanas;

porque ni los romanos ni los helenos, vacilan en mostrar públicamente sus amores;

en las plazas y caminos.

Los palestinos sin embargo se abstienen de esto último;

aunque luego dentro de sus lujosas casas;

practiquen alegremente el amor libre, con mujeres públicas

Esto se ve claramente porque las cortesanas, a pesar de las miradas amenazadoras de los interpelados,

llaman familiarmente por el nombre propio a no pocos hebreos; 

entre los que no falta un engalanado fariseo.

Jesús se dirige resuelto hacia el centro de la ciudad;

donde se reúnen los patricios y los mercaderes ricos, de las costas de todos los rincones del imperio

Los portales de las termas están llenos de gente elegante;

que discute cual es su atleta favorito en el disco o en la lucha grecorromana.

También charlan de modas, banquetes, concertando citas en sus palacios de mármol;

llenos de arte, esculturas y un mundo inundado de cosas bellas.

Y es precisamente que Jesús va decidido, hacia el lugar en donde la gente más distinguida

y elegante, acostumbra congregarse.   

El círculo más selecto de la gente patricia privilegiada…

De los conquistadores romanos, los educados griegos y alguno que otro cortesano de Herodes,

Además de ricos mercaderes de la costa fenicia, hacia la parte de Sidón y Tiro;

porque están hablando de esas ciudades, de intercambios mercantiles y de barcos.

Los pórticos exteriores de las termas están llenos de esta gente muy rica, elegante y ociosa;

que utiliza su tiempo discutiendo de temas variados;

algunos bastante frívolos y muy banales;

como el discóbolo favorito o el atleta más ágil, lleno de destreza y armónico, de la lucha greco-romana.

O simplemente están distraídos, hablando de modas y banquetes…

Concertando citas para alegres excursiones;

invitando a las más hermosas cortesanas o a las damas que salen perfumadas;

ricamente ataviadas y enrizadas de las termas.

También aluden sus residencias llenas de obras de arte; 

citando escultores famosos y otros personajes;

para afluir a este centro de Tiberíades, marmóreo y artístico como un salón.

Naturalmente, el paso del grupo suscita una gran curiosidad,

que se hace incluso morbosa, cuando hay quien reconoce a Jesús;

porque lo había visto en Cesárea.  

Y todos empiezan a cruzar opiniones, según lo que saben de ÉL,..

El clímax de la espectación alcanza su cúlmen cuando…

Hay  quien cree reconocer a la Magdalena, a pesar de que camine envuelta en su manto…

Con el velo blanco muy caído sobre la frente y las mejillas, de tal manera;

que muy poco se puede ver de su cara, que lleva muy inclinada.

Caminando igual que las demás mujeres hebreas, pudorosas, humildes y modestas.

Y ella va velada, con la cabeza tan baja, que es prácticamente irreconocible…

Un romano dice: 

–     Es el Nazareno que curó a la hija de Valeria.

Y otro romano responde: 

–     Me gustaría ver un milagro.  

Otros agregan:  

–     Yo querría oírle hablar.

–     Dicen que es un gran filósofo.

–     ¿Le decimos que hable? – propone un griego.

Varios lo disuaden: 

–     No te entrometas, Teodato.

–     Predica nubes.

–     Le habría gustado al trágico para una sátira – responde otro griego.

Otro patricio observa burlón: 

–     Cálmate, Aristóbulo.

–     Parece que ahora ha bajado de las nubes y camina en tierra firme.

Y alguien pregunta:

–     ¿No ves que va acompañado de mujeres jóvenes y bellas? 

–     Parece tener éxito con ellas… 

ahora mismo va siguiéndolo, todo un séquito.  

Y las admiran sin disimulo….

Es entonces cuando un griego la reconoce,

y exclama:

–     ¡Pero si aquella es María de Mágdala! 

–      ¡Quéee…!  

–     ¡¿María de Teófilo, no puede ser…?!

Y luego llama:

–     ¡Lucio! ¡Cornelio! ¡Tito!

¡Ved allí a María!

Los aludidos contestan al mismo tiempo:

–    ¡No es ella!  

—    ¡¿María de Teófilo, no es así….!?

–   ¿María ataviada de ese modo?

–   ¿Estás borracho, Ulises?

Ulises afirma:

–    Es ella.

Te lo apuesto.

A mí no puede engañarme, aunque se haya disfrazado así…  

–    ¡Verifiquémoslo!

Otro grupo de patricios señalándola,

 debaten:

–      ¿Ya vieron a María de Teófilo?

–    ¡Oye, mirad a María, está ahí!

–   ¿¡Has perdido la razón?

–   ¡Sí, es María! 

Varios discrepan: 

–     ¡No hombre no!

–     ¡No, no es ella!

–     ¿¡María así!?

–     ¡Te hizo daño el vino de ayer!

–    ¡NO! ¡Aún sigue ebrio!  

–    ¡Claro que es María de Teófilo!

–     ¡Te digo que es ella!

—    No, no es ella.

–    ¡No me puedo equivocar, a pesar de que vaya tan cubierta! 

–    ¡Veremos!

Romanos y griegos se precipitan en masa detrás del grupo apostólico,

que está atravesando al sesgo, la enorme plaza llena de gente, de estatuas, pórticos y fuentes.

En donde paulatinamente va engrosando el grupo de curiosos, que discuten la identidad; 

del personaje velado que se ha convertido en el centro de la discusión…

Y que camina en silencio, en medio del grupo de hebreos que forma el séquito;

como si estuvieran azorados, detrás de Jesús…  

Hay también un grupo de mujeres que se unen a estos curiosos.

Precisamente una de ellas, es la que se apresura a ponerse casi debajo de la cara de María;

para verla mejor y…

Al comprobar que es ella y no otra;

se paraliza y queda de piedra. 

Otra que siguió a la primera,

le pregunta:

–    « ¿Por qué estás disfrazada así?»

Y ríe burlona.

Otra más que la siguió,

y se ha quedado estupefacta al comprobar que es ella.

cuestiona pasmada: 

–   ¡¿Qué haces en esas trazas?!

Y su pregunta llena de sarcasmo,

explota en una sonora carcajada….  

Que se une a otras llenas de admiración e incredulidad.

Y rechiflan, rasgando el aire de la la imponente plaza de Tiberíades…

María se detiene.

Se yergue.

Levanta su mano y echando el velo hacia atrás;

descubre su hermoso rostro;

con su impactante belleza natural. 

¡Ya no queda ninguna duda!

Con su porte de señora poderosa;

su voz desafiante rasga el aire….

Cuando declara victoriosa: 

–     SOY YO.

¡Sí, soy yo! 

¡ ¡ ¡ SOY YO ! ! !

La primera mujer, que sólo había enmudecido por su asombro total,

le dice:  

–    ¡Eso está mal!

No te envilezcas a ti misma.

Magdalena replica:

–     Hasta ayer he sido vil, Silvia.

De ahora en adelante ya no.  

La determinación que vibra en sus palabras, certifica que…

Ha vuelto a ser la María de Mágdala dominadora…

Poderosa sobre todo lo despreciable y dueña de sí misma.

Completamente dueña ya de sus impresiones; 

que expresa con su espléndida voz y con resplandores en sus preciosos ojos

–     Soy yo.

¡ ¡ ¡  S Í  ! ! !

Y me quito el velo para que no penséis que me avergüenzo de estar con estos santos.

La mujer dice:

–    ¡Oh! ¡Ah!…  

 ¡María con los santos!

Le contesta un coro de reprobación: 

–     ¡Oh!….

¡También se volvió santa!

–    ¡María ahora va con los santos!

–    ¡Pero mujer, estás equivocada!

     ¡Ven, estos viven muertos, déjalos!

–    ¡No te degrades a ti misma!   

María contesta desafiante: 

–     Hasta ahora he vivido degradada.  

¡Pero eso se acabó…!

Varios del grupo de patricios,

exclaman RUIDOSAMENTE: 

–     ¿Estás loca?

–     ¡¿Te volviste fanática religiosa?!

–     ¿Es un capricho?

–    O ¡¡¿Preferiste cambiar de estrategia, para conquistarlo?!! 

–     ¡Eres una mujer muy hermosa! 

–     ¡Tú no necesitas esto! 

–     ¡¿Tampoco vas a desperdiciar la vida con estupideces?!  

¿ O sí…!

Y el coro masculino apoya: 

–     ¡Bella es la vida!

–    ¡Y muy corta para disfrutarla!

Un joven moreno, de cara zorruna, pero no obstante muy apuesto.

le dice:

–    Ven, que sabré estar por encima de todos, en hacerte feliz….

Y otro romano que le hace señales con ojos muy expresivos;

señalando adelante al Maestro, que ya se ha alejado de ellos; 

burlonamente la invita:

–      Mejor ven conmigo.

Soy más hermoso y más alegre, que aquella plañidera con bigotes;

que hace amarga la vida… 

Y la convierte en un funeral.  

¡¡¡La vida es muy corta y la desperdicias con estupideces!!!

Y un aluvión de críticas irrepetibles; 

envuelve a María, como si fuera una marejada…

El clamor que se escucha por todas partes de la plaza,

es como el rumor creciente del aluvión inesperado; 

bajando por el torrente, sobre una escarpada pendiente….

Sus antiguos compañeros de disipación,

le insisten:

–     ¡La vida es hermosa!

–     Un triunfo.   

–     Una orgía de placeres.

–     Ven.

Sabré ser mejor que todos, para hacerte feliz.

Cuando otro más audáz, intenta tocarla,

ella se aparta diciendo:

–     ¡Retírate Lucio!

¡No me toques!…  

El hombre que anteriormente fuese uno de los favoritos,

la mira pasmado e incrédulo…. 

Entonces el grupo masculino, se convierte en una jauría de acosadores…

El griego la invita: 

–    ¡Vámos María!

Todos juntos, la hemos pasado estupendamente…  

Otro más: 

–     ¿Te atreverás a negarlo?  

El romano Tito: 

–   ¿De verdad estás dispuesta a no disfrutar;

lo que sabes muy bien que no podemos rechazar? 

El herodiano: 

–    ¡Nuestra vida es la Fiesta y la alegría! 

Y no admite a nadie avinagrado…

Cornelio dice zalamero: 

–    El deleite que proporciona…

¿También piensas rechazarlo?

María se yergue más aún;  

con sus ojos relampagueantes de determinación…

Defendiéndose con una dignidad, que yacía dormida, olvidada…

exclamando con fuerza irrebatible:   

–     ¡Y me produce náuseas!

El griego replica con ironía: 

–     ¡Hasta hace poco era tu vida, eh! 

Un herodiano con una risita maliciosa,

se burla: 

–     ¡Ahora…!

¡Nos quiere demostrar que es como una virgen!  

María responde decidida: 

–     Habéis dicho bien.

La vida que lleváis es una orgía…

Y de las más vergonzosas.

¡ T e n g o  A S C O  d e  e l l a !

Ulises le reclama con ironía:

–      ¡Oh, oh!

Hasta hace poco, también era tu vida.

El herodiano se burla,

repitiendo:

–    ¡Es que ahora la hace de virgen pudorosa!

¡Una excelente fantasía, para un juego diferente…!

Con enorme sarcasmo,

Cornelio replica:

–      ¡Hechas a perder a los santos!

Y Tito:

–     Tu Nazareno va a perder la aureola contigo.

¡Ven con nosotros!

Los romanos insisten: 

–     ¡Tú desacreditas a los santos!

–    ¡No pretenderás ser una vestal..!

–    Ven con nosotros. nos divertiremos como nunca…- insiste el griego.

María se yergue más desafiante,

Y exclamando:

–      ¡Mejor hagamos algo distinto!

¡Venid vosotros a seguirlo conmigo!

La respuesta es un coro de risotadas y burlas.

Sólo un anciano romano muy serio, que viste una toga consular,

exclama:

–     ¡Respetad a esa mujer!    

Pero nadie le hace caso

Magdalena rebate:

–     ¡Vámos!

Mejor venid vosotros conmigo detrás de Él.

Dejad de ser bestias y tratad por lo menos de buscar, alcanzar a ser hombres.

Le responde un coro de carcajadas y de burlas.

El mismo viejo romano interviene en su favor,

y les reclama:

–      Respetad a una mujer.

Ella es libre de hacer lo que quiera.

Yo la defiendo.   

Y el coro de burlas cambia de objetivo: 

–     ¡El demagogo!

–    ¡Mira lo que dice! 

–    ¡A Crispo se le contagió la locura!  

Cornelio le pregunta:

–     ¿Te hizo daño el vino de anoche?

Varios apoyan:

–    ¡Solo tú faltabas!

–    ¡El Demagogo tedioso!

–     ¡Oídlo!

Tito responde:

–     ¡No!

Lo que pasa es que está hipocondríaco, porque le duele la espalda. 

Ulises aconseja:

–      Vete con el Nazareno para que te la rasque.

El anciano romano replica fastidiado: 

–     ¡No!….

Voy…

Pero para que me quite el fango que he cogido al contacto con vosotros.

Varios lo rodean y un coro de carcajadas le responde: 

–   ¡Oh, Crispo!

–    A los sesenta años te hemos corrompido.   

–    ¡¿También buscarás cambiar de vida?!  

–     ¡Creo que ya padece demencia senil! 

Mas el hombre al que han llamado Crispo, no se preocupa de que se burlen de él

Pues ya no les hace caso y se apresura a ir detrás de Magdalena.

Que está tratando de alcanzar al Maestro, que ya se ha detenido a la sombra de un hermoso edificio;

que se extiende en forma de exedra, sobre los lados de la plaza.

Donde Jesús ya está batallando con un escriba que le reprocha haber venido a Tiberíades…  

Y… con esa compañía.

Jesús pregunta: 

–     ¿Y tú?

¿Por qué estás aquí?

Esto respecto al hecho de estar en Tiberíades.

Te digo además, que es en Tiberíades precisamente;

donde también hay almas a las que es necesario salvar.

Y más que en otros lugares…

Le reafirma Jesús. 

El escriba le apostrofa: 

–     No se les puede salvar:

Son gentiles, paganos, pecadores.  

Jesús responde firme y dulcemente: 

–     He venido para los pecadores.

Para dar a conocer al Dios verdadero.

A todos.

También para ti he venido.

El escriba dice altanero:

–     No tengo necesidad de maestros.

¡Ni de redentores!

Soy puro y docto.

–     ¡Si al menos lo fueras como para conocer tu estado!

–     ¡Y Tú como para saber cuánto te comprometes…!

¡Con la compañía de una meretriz!

–     Te perdono.

También en su nombre.

Ella con su humildad, anula su pecado;

tú por tu soberbia, aumentas al doble tus culpas.  

–     No tengo culpas.

–     Tienes la culpa capital:

No tienes amor.

El escriba dice:

–     ¡Raca! 

Se voltea y le da la espalda.  

Magdalena se angustia…

Y exclama: 

–     ¡Por mi culpa, Maestro!

Y al ver la palidez de María Virgen,

dice llorando:

–    «Perdóname.

Hago que insulten a tu Hijo.

 ¡Me retiraré!…  

Y cuando trata de hacer el intento para irse….

Jesús dice con autoridad:

–     ¡NO!

Tú te quedas donde estás.

Lo quiero…

Y hay en sus ojos relampagueantes, una majestad que infunde miedo.

Que lo vuelve irresistible  a la mirada.

Y luego, con dulzura y más suavemente,  

Jesús repite: 

–     «Tu te quedas donde estás

Y si alguno no te soporta a su lado;

será él y sólo él, quien se marchará…

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196 EL PRIMER CRISTIANO

196 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

La aurora despierta con su hálito fresco a los durmientes.

Se levantan del lecho de arena en que han dormido, al abrigo de  una duna salpicada de escasas hierbas resecas.

Trepan hasta la cima.

Ante ellos se abre una profunda pendiente arenosa, mientras que un poco más allá y acá de ella;

hay parcelas cultivadas y bonitas.

Un torrente carente de agua marca con sus guijarros blancos el oro de la arena.

Y ya con este blancor de huesos resecos hasta el mar, que cabrillea a lo lejos;

con sus olas llenas por la marea de la mañana, más llenas por un ligero mistral que peina el océano.

Caminan por el borde de la duna, hasta el torrente desecado.

Lo pasan y siguen caminando en diagonal por las dunas, que ceden bajo sus pies.

Y que con su superficie toda ondulada, parecen continuación del océano, de materia sólida y seca en vez de las móviles aguas.

Llegan a la húmeda playa.

Ahora andan más deprisa.

Juan se queda como hipnotizado ante la visión del mar sin límites;

labrado en infinitas caras encendidas por los primeros destellos del sol;

Parece beber esa belleza y parecen teñirse aún más de azul sus ojos.

Mientras Pedro más práctico, se descalza, se sube un poco la ropa y chapotea por las suaves olas de la orilla;

con  la esperanza de encontrar algún cangrejillo o alguna concha de molusco que chupar.

A dos kilómetros largos de distancia se ve una bonita ciudad marítima, edificada en la orilla…

Siguiendo el arrecife de forma de media luna, al otro lado del cual el viento y las borrascas, han transportado las arenas.

El arrecife, ahora que el agua con la baja marea se está retirando, emerge también aquí;

obligandolos a volver a la arena seca, para no torturar con los escollos los pies desnudos.  

Felipe pregunta:  

-¿Por dónde entramos, Señor?

Por este lado se ve sólo una muralla bien sólida.

Por el mar no se puede entrar.

La ciudad está en el punto más profundo del arco. 

Jesús responde: 

–     Venid.

Sé por donde se entra.

–     ¿Has estado alguna otra vez aquí?

–     Una vez, de niño.

No creo que recuerde cómo es, pero sé por dónde se pasa.

Santiago de Zebedeo observa: 

–     ¡Extraño!

He notado muchas veces que Tú no yerras nunca el camino;

alguna vez te lo hacemos confundir nosotros.

¡Tú… parece como si hubieras estado en todos los sitios por donde te mueves! 

Jesús sonríe, pero no responde.

Va, sin vacilar, hasta un pequeño suburbio rural donde los hortelanos cultivan verduras para la ciudad.

Las parcelas, las huertas, son de trazado regular y están bien cuidadas.

Mujeres y hombres las cultivan.

Ahora están regando los surcos, extrayendo el agua de los pozos a fuerza de brazos o con el viejo y chirriante sistema del pobre:

Un burrito vendado que eleva los arcaduces dando vueltas en torno al pozo.

Los cultivadores no dicen nada.

Jesús saluda:

–     Paz a vosotros.

Pero la gente permanece, si no hostil, al menos indiferente.

Tomás dice: 

–     Señor, aquí se corre el riesgo de morir de hambre.

No comprenden tu saludo. Voy a probar yo. 

 Y aborda al primer hortelano que ve,

diciéndole:

–     ¿Cuesta cara tu verdura? 

El hombre contesta: 

–     No más que la de otras huertas.

Es cara o no, según lo nutrida que esté la bolsa.

–     Bien has dicho…

Pero como puedes ver, yo no muero de inanición; estoy gordo y tengo buen color, a pesar de no comertus verduras.

Lque significa que mi bolsa es una buena ubre.

En pocas palabras: Somos trece y podemos comprar…

¿Qué nos vendes?

–     Huevos, verduras, almendras tempranas, manzanas…

También pasas, porque son de hace bastante tiempo, aceitunas…

Lo que quieras.

–     Dame huevos, manzanas y pan, para todos.

–     Pan no tengo.

En la ciudad lo encuentras.

–     Tengo hambre ahora, no hambre dentro de una hora.

No creo eso de que no tienes pan.

–     No tengo.

La mujer lo está haciendo.

Mira, ¿Ves allá, donde está a aquel viejo? Siempre tiene mucho pan…

 Porque estando más cerca del camino, a menudo se lo piden los peregrinos.

Ve donde Ananías y pídeselo.

Ahora te traigo los huevos.

De todas formas, ten en cuenta que cuestan a un denario el par.

–     ¡Ladrón!

¿Qué pasa? ¿Acaso tus gallinas ponen huevos de oro?

–     No.

Pero uno no está en medio del hedor de los pollos por nada; ya que no es agradable.

Además, ¿No sois judíos?

Pues pagad.

–     Quédate con los huevos y considérate bien pagado

Tomás le vuelve la espalda y empieza a caminar…   

El hombre grita: 

–     ¡Eh, hombre!

¡Ven! Te los doy por menos: tres al denario.

–     Ni cuatro; bébetelos.

Y a ver si se te atragantan.  

El hortelano sigue a Tomás. 

Y le dice: 

–     Ven.

Escúchame.

¿Cuánto me quieres dar?

–     Nada.

Ya no los quiero.

Quería tomar un tentempié antes de entrar en la ciudad.

Será mejor que no coma nada.

Así no pierdo ni la voz para cantar las crónicas del rey, ni el apetito para comer bien en la hostería.

–     Te los doy a un didracma el par.

–     ¡Uf, eres peor que un tábano!

¡Dame esos huevos! ¡Que sean frescos!

Si no, vuelvo y te pongo el morro más amarillo de lo que lo tienes.  

Tomás va con el hombre y vuelve con, al menos, dos docenas de huevos en el vuelo del manto.

Y le dice a Jesús: 

–     ¿Has visto?

A partir de ahora en este pueblo de ladrones, yo hago  las compras; sé cómo tratarlos.

Ellos vienen cargados de dinero a comprar a nuestra tierra, para sus mujeres. 

Los brazaletes nunca son lo suficientemente gruesos…

Y se pasan jornadas enteras regateando el precio.

Ahora me vengo. 

Vamos con aquel otro escorpión.

Ven Pedro.

Y entregándolos, 

dice: 

–    Ten estos huevos, Juan.   

Los dos apóstoles se dirigen a donde está el anciano Ananías…

Que tiene la huerta a lo largo de la vía principal. que conduce a la ciudad.

Y que desde el norte, siguiendo el trazado de las casas del suburbio, 

Es una vía bien adoquinada, sin lugar a dudas, hecha por los romanos.

Ya está cerca la puerta del lado oriental de la ciudad.

Dentro, se ve que la vía prosigue derecha verdaderamente artística, transformada en un doble soportal umbrío;

sostenido por columnas de mármol por cuya fresca sombra la gente camina;

dejando el centro de la calle para los asnos, camellos carros y caballos.

Tomás llega a su destino.

Preguntando:  

–     ¡Salud!

¿Nos vendes pan? 

El anciano no oye o finge que no quiere oír.

La verdad es que el chirrido de la noria es tal, que puede crear confusión.

Pedro pierde la paciencia,

Y grita:

–     ¡Para a tu Sansón!

Al menos podrá coger respiro para no morir ante mi vista.

¡Escúchanos!

El hombre para el burro y mira a su interlocutor con cara de pocos amigos…

Pero Pedro le desarma inmediatamente,

diciendo:

–     ¡Vaya que sí es inteligente!…

¿No te parece acertado llamar Sansón a un burro?

Si eres filisteo te dará gusto porque ofendería a Sansón…

Y si eres israelita también te gustará, porque recordaría una derrota de los filisteos.

Así que…

–     Soy filisteo…

¡Y a mucha honra!

–     Me parece bien.

Yo también te ensalzaré, si nos das pan.

–     Pero, ¿No eres judío?

–     Soy cristiano.

–     Nunca lo había escuchado…

No lo conozco. ¿Qué lugar es?

–     No es un lugar.

Es una persona.

Y yo soy de esa persona.

–     ¿Eres esclavo suyo?

–     Soy más libre que ningún otro hombre,

porque quien es de esa persona, ya no depende sino de Dios.

El anciano pregunta admirado: 

–     ¿Es verdad eso que dices?

¿Ni siquiera del César?

–     ¡Bah!,

¿Cómo vas a comparar al César con Aquel a quien yo sigo?…

¡Al cual pertenezco y en cuyo Nombre te pido un pan!

–     Pero, ¿Pónde está esta persona poderosa?

–     Es aquel hombre de allí, el que mira hacia aquí y sonríe.

Es el Cristo, el Mesías.

¿No le has oído nunca mencionar?

–     Sí.

El rey de Israel.

¿Derrotará a Roma?

–     ¡A Roma!

¡Al mundo entero y hasta al Infierno!

–     ¿Sois sus generales?

¿Vestidos así?

Quizás lo hacéis para evitar el hostigamiento de los pérfidos judíos…

–     Sí y no. Pero…

Dame pan y mientras comemos te explico.

–     ¿Pan?…

¡Hombre y también agua y vino!

¡Y unos bancos aquí a la sombra para ti, tú compañero y tu Mesías!

¡Llámalo!

Pedro trota ligero hacia Jesús. 

Y lo llama: 

–     ¡Ven, ven!

Ese filisteo anciano nos da lo que queramos.

Pero creo que te va a asaltar a preguntas…

Le he dicho quién Eres, más o menos.

Tiene buena disposición.

Todo el grupo se dirige hacia la huerta.

Cuando llegan…

El hombre tiene ya preparados unos bancos en torno a una tosca mesa, a la sombra de una tupida pérgola de vid.

Jesús lo saluda, diciendo: 

–     Paz, Ananías.

Prosperidad a tus tierras por tu caridad.

Que te produzcan pingües frutos.  

El hombre agradece:  

–     Gracias.

Paz a ti. Siéntate, sentaos.   

Y a gritos llama,

Indicando:

–    ¡Anibé! ¡Nubi!

Pan, vino, agua.

Inmediatamente.

 Ordena el anciano a dos mujeres que se ve que son africanas:

Una es completamente negra, de labios gruesos y pelo crespo.

La otra, muy oscura, aunque de tipo más europeo.

El anciano explica:

–     «Son las hijas de las esclavas de mi difunta mujer.

También han muerto ya las que vinieron con ella.

Las hijas han quedado. Son del Alto y Bajo Nilo.

Mi mujer era de allí.

Prohibido, ¿No? no me preocupa. No soy de Israel y las mujeres de raza inferior son dóciles.

–     ¿No eres de Israel?

–     Lo soy a la fuerza…

Porque a Israel lo tenemos al cuello como un yugo. Pero…

Tú eres israelita… ¿Te ofendes por esto que digo?

–     No. No me ofendo.

Lo único que querría es que escucharas la Voz de Dios.

–     A nosotros no nos habla.

–     Eso lo dices tú.

Yo te estoy hablando, y es su Voz.

–     ¡Pero Tú eres el Rey de Israel!.

Las mujeres, que están llegando con el pan, el agua y el vino…

Y que oyen hablar de “rey” se detienen turbadas, mirando al joven rubio, sonriente, honorable, al que el amo llama “rey”.

Y deciden retirarse, casi arrastrando los pies por el respeto.

Jesús les dice:   

–     Gracias, mujeres.

Paz también a vosotras.

Luego, vuelto al anciano:

–     Son jóvenes…

Sigue, sigue tu trabajo.

–     No. La tierra está mojada y puede esperar.

Habla un poco. Anibé, suelta al burro y llévalo a su sitio.

Tú, Nubi, vuelca los últimos arcaduces y luego…  

Dirigiéndose a Jesús, le pregunta:

–    ¿Te vas a detener un tiempo, Señor?

–     No te tomes más molestias.

Me basta con un poco de comida, luego entro en Ascalón.

–     No es molestia.

Ve a la ciudad si tienes esos planes, pero vuelve a la noche;

partiremos el pan y compartiremos la sal.  

Y vuelve a dar órdenes: 

¡Venga, vosotras, daos prisa!

Tú ocúpate del pan, tú llama a Yeteo y que mate un cabritillo y lo preparas para la cena.

Poneos en marcha.

Y las dos mujeres se van sin hablar.  

Ananías reanuda su diálogo con Jesús: 

–     ¿Así que eres Rey?

¿Y las armas?

Herodes es cruel en todas sus manifestaciones.

Nos ha reconstruido Ascalón, pero lo ha hecho buscando su propia gloria. ¡Y ahora!…

Bueno, conoces mejor que yo las vergüenzas de Israel.

¿Cómo te las vas a arreglar?

–     Sólo tengo el arma que viene de Dios.

–     ¿La espada de David?

–     La espada de mi palabra.

–     ¡Pobre iluso!

Perderá la punta y el filo contra el bronce de los corazones.

–     ¿Tú crees?

Mi mirada no se dirige a un reino de este mundo; sino por todos vosotros, al Reino de los Cielos.

–     ¿Todos nosotros?

¿También yo, que soy filisteo? ¿También mis esclavas?

–     Todos.

Tú y ellas. Y hasta por el más salvaje que haya en el centro de las selvas africanas.

–     ¿Quieres construir un reino tan grande?

¿Por qué dices “de los Cielos”? Podrías llamarlo: Reino de la Tierra.

–     No.

No comprendas en modo errado.

Mi Reino es el Reino del verdadero Dios.

Dios está en el Cielo. Por eso es Reino del Cielo.

Todo hombre es un alma vestida de cuerpo.

Y el alma no puede vivir sino en el Cielo.

Yo os quiero curar el alma, eliminar en vuestra alma errores y odios;

conducirla a Dios a través de la bondad y el amor.

–     Me agrada mucho esto.

Aunque no vaya a Jerusalén,

sé que los de Jerusalén no hablan así desde hace siglos.  

¿De modo que no nos odias?

–     No odio a nadie.

El anciano se queda pensando un momento…

Luego pregunta:

–     ¿Y las dos esclavas tienen también alma como vosotros los de Israel?

–     Ciertamente.

No son fieras capturadas.

Son criaturas desdichadas.

Se las debe amar.

¿Tú lo haces?

–     No las trato mal.

Exijo obediencia, pero no uso el látigo.

Y además las alimento bien.

Animal mal nutrido no trabaja, se dice.

Tampoco es buen partido el hombre mal alimentado.

Además… han nacido en casa. Las he visto niñas.

Ahora se quedarán ellas solas, porque soy muy viejo.

Casi ochenta, ¿Sabes?

Ellas y Yeteo son lo que me queda de mi casa de otros tiempos.

Les tengo afecto, como a muebles míos.

Serán ellos quienes cierren mis ojos…

–     ¿Y luego?

–     Y luego…

¡Psss!… No lo sé.

Irán a servir y la casa se disgregará. Lo siento.

La he hecho próspera con mi trabajo. Esta tierra volverá a ser arenosa, estéril…

Esta viña… la plantamos yo y mi mujer.

Aquel rosal… es egipcio, Señor; en él siento el perfume de mi esposa…

Es para mí como un hijo, como mi hijo único… ya polvo, que está enterrado a sus pies…

Esto son penas…  

Mejor morir de joven y no ver esto.

Y la muerte que se acerca…

–     Tu hijo no ha muerto, ni tampoco tu mujer. 

Sobrevive su espíritu, sólo la carne está muerta.

La muerte no debe causar terror.

La muerte es vida para quien espera en Dios y vive en la justicia.

Piensa en esto.

Ahora voy a la ciudad.

Volveré esta noche y te pediré ese pórtico para dormir Yo y los míos.

–     No, Señor.

Tengo muchas habitaciones vacías.

Te las ofrezco.

Judas pone encima de la mesa unas monedas.

–     No. No las acepto.

Soy de esta tierra que os es hostil, pero quizás soy mejor que los que nos dominan.

Adiós, Señor».

–     Paz a ti, Ananías.

Las dos esclavas y Yeteo, un musculoso y anciano campesino, acuden para verlo marcharse.

Jesúss les dice: 

–     Paz también a vosotros.

Sed buenos. Adiós.

Jesús roza con su mano los cabellos crespos de Nubi y los lisos y brillantes de Anibé.

Sonríe al hombre y se marcha.

Poco después entran en Ascalón por la calle del doble pórtico, que va recta hasta el centro de la ciudad.

Ascalón es un  torpe remedo de Roma, con estanques y fuentes;

plazas usadas como foro, torres distribuidas a lo largo de la muralla.

Y por todas partes, el nombre de Herodes que él mismo ha hecho colocar;

para autoaplaudirse, dado que los de Ascalón no lo aplauden.

Hay mucho movimiento, que crece en la medida en que la hora avanza y se va acercando la parte más céntrica de la ciudad;

abierta, aireada, con el mar luminoso como fondo.

Parece una turquesa en una tenaza de coral rosa, por las casas esparcidas en el arco profundo que aquí dibuja la costa:

No es un golfo, es un verdadero arco, una porción de círculo teñida toda de un rosa palidísimo a causa del sol. 

Jesús dice: 

–     Nos separamos en cuatro grupos.

Yo aquí me separo. 

O más bien idos vosotros; luego ya decidiré.

Marchad. Después de la hora nona nos encontraremos de nuevo en la Puerta por la que hemos entrado.

Sed prudentes y pacientes.

Jesús los mira mientras los apóstoles se alejan…

188 UN PERDÓN CONCEDIDO

188 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

Están todos en un bosquecillo de las cercanías de Hebrón.

Conversan, sentados en círculo, mientras comen.

Judas, ahora que está seguro de que María irá a ver a su madre, ha vuelto a sus mejores disposiciones de espíritu…

Y trata de borrar con mil atenciones el recuerdo de sus malhumores, para con sus compañeros y las mujeres.

Debe haber ido él al pueblo para comprar.

Porque está contando que lo ha encontrado muy cambiado respecto al año anterior:

–    «La noticia de la predicación y milagros de Jesús ha llegado hasta aquí.

La gente ha empezado a recapacitar sobre muchas cosas.

¿Sabes, Maestro, que en esta zona hay una propiedad de Doras?

También la mujer de Cusa posee aquí por estos montes, unas tierras y un castillo propio, de su dote.

Se ve que un poco ella y otro poco los campesinos de Doras han preparado el terreno, porque debe haber aquí alguno de los de Esdrelón.

Doras ordenó que guarden silencio, pero ellos… ¡Yo creo que ni ante el tormento callarían!

Ha causado estupor la muerte del fariseo, ¿Sabes?

Así como la excelente salud de Juana, que vino aquí antes de la Pascua.

¡Ah, y también te ha sido útil el amante de Áglae. ¿Sabes que ella se escapó poco después de haber pasado nosotros por aquí?

Bueno pues él ha sido un demonio para con muchos inocentes, para vengarse.

Así que la gente al final ha pensado en ti como en un vengador de los oprimidos y desea tu presencia.

Quiero decir los mejores…  

Jesús responde: 

–     ¿Vengador de los oprimidos?

Sí, lo soy, pero sobrenaturalmente.

Ninguno de los que me ven con el cetro y la segur en la mano, como rey y justiciero según el espíritu de la tierra, juzga con acierto.

Sí, claro que he venido a liberar de las opresiones:

La del pecado – la más grave -, la de las enfermedades y el desconsuelo; como también de la ignorancia y del egoísmo.

Muchos aprenderán que no es justa la tiranía porque el destino lo haya colocado a uno arriba.

Y que más bien, se debe usar de las posiciones privilegiadas para elevar al que está abajo.  

Felipe dice con desconsuelo: 

–     Lázaro lo hace…

Y también Juana; pero son dos contra centenares…

–     Los ríos en el nacimiento, no tienen la anchura que presentan en el estuario.

Son unas gotas, un hilo de agua… Pero luego… hay ríos que en la desembocadura parecen mares.

María de Alfeo comenta: 

–     ¡El Nilo, ¿No?!

Tu Madre me contaba cosas de cuando fuisteis a Egipto.

Siempre me decía: “Créeme: es un mar, un mar verde-azul.

¡Verlo durante las crecidas es realmente un sueño!”.

Y me hablaba de las plantas que parecían nacer del agua y de esa abundancia de hierba que parecía nacer también del agua cuando se retiraba… 

–     Pues os digo que de la misma forma que el Nilo en su nacimiento, es un hilo de agua…

Y luego se transforma en un verdadero gigante, esto que ahora es sólo un hilito (Juana, Lázaro, Marta)

inclinado con amor y por amor hacia los más pequeños, llegará a ser una multitud:

¡Cuántos!, ¡Oh, cuántos! 

Jesús parece como si estuviera viendo a estos que serán misericordiosos para con sus hermanos...

Y sonríe, absorto en su visión.

Juan está junto a Judas, 

y le dice en corto… 

–    ¿¡Creerías que el arquisinagogo quería venir conmigo!?

Pero no se atrevió a tomar por sí solo la decisión:

¿Te acuerdas Juan, cómo nos rechazó el año pasado?

Juan responde:

–     Sí…

Pero vamos a decírselo al Maestro.

Le preguntan a Jesús,

y Él responde:   

–    Entraremos en Hebrón si desean mi Presencia.

Y si nos llaman, nos detendremos un corto tiempo…  

Si no, pasaremos sin detenernos.  

Así visitaremos también la casa de Juan el Bautista.

¿De quién es ahora?

Judas replica:

–     Creo que de quien quiere.

Samay se marchó y no ha vuelto.

Ha quitado el mobiliario y la servidumbre.

Los habitantes de la ciudad, para vengarse de sus vejaciones…

Han abierto una brecha en el muro de protección…

Y ahora la casa es de todos; al menos el jardín.

Cuando termina la comida se levantan, caminan hasta el poblado y se dirigen a la casa de Zacarías…

En la entrada un lugareño les dice que desde que Aglae se marchó, el herodiano abandonó la propiedad.

Y después Shiammay fue asesinado, por algún asunto de mujeres…

Bartolomé comenta: 

–     ¡Alguna trama podrida de la corte, sin duda!

Y algo masculla Natanael entre dientes.

La casa de Zacarías ahora es punto de reunión, para venerar a su Juan.

Cuando les falta poco para llegar, ven acercarse a un grupo compacto de gente de la ciudad.

Se acercan un poco vacilantes, curiosos y cohibidos.

Pero Jesús los saluda con una sonrisa, lo cual hace que se sientan más seguros.

El grupo entonces se divide, con lo cual deja ver al arquisinagogo irrespetuoso del año anterior. 

Jesús lo saluda prontamente: 

–     ¡Paz a ti! 

¿Nos permites detenernos en tu ciudad?

Vienen conmigo mis discípulos predilectos y las madres de algunos de ellos.  

El hombre está ruborizado…

–     Maestro…

¿Pero no nos guardas rencor, al menos a mí?

–     ¿Rencor?

¡No lo conozco, ni sé por qué motivo debería sentirlo

–     El año pasado fui violento contigo…

–     Fuiste violento con el Desconocido…

Creyéndote en el derecho de serlo.

Luego viste claro y te arrepentiste de lo que habías hecho.

Mira, son cosas pasadas…

Y de la misma forma que el arrepentimiento anula la culpa, el presente anula el pasado.

Ahora, para ti, Yo ya no soy el Desconocido.

¡Qué sentimientos tienes pues, respecto a Mí en este momento?

–     De respeto, Señor.

De… deseo de…

–     ¿Deseo? 

¿Qué quieres de Mí?

–     Quiero conocerte más de lo que te conozco.

–     ¿Cómo?

¿De qué forma?

–     A través de tu palabra y de tu obra. 

Nos ha llegado noticia de Tí, de tu doctrina y poder; se ha dicho incluso que contribuiste a la liberación de Juan…

Significa que no lo odiabas, que no tratabas de suplantar a nuestro Juan

Él mismo no ha negado que por Tí, volvió a ver el valle del santo Jordán.

Hemos ido a verlo y le hemos hablado de Tí.

Nos ha dicho:

“No sabéis lo que habéis rechazado.

Debería maldeciros, pero os perdono porque El me ha enseñado a perdonar y a ser manso.

No obstante, si no queréis ser anatemas ante el Señor y ante mí su siervo, amad al Mesías.

Y no dudéis.

Su testimonio es éste:

Espíritu de paz, amor perfecto, sabiduría que supera a cualquier otra, doctrina celestial;

mansedumbre absoluta, poder sobre todas las cosas, humildad total, castidad angelical.

No podréis equivocaros:

Cuando respiréis paz ante un hombre que se dice Mesías, cuando bebáis amor, el amor que emana de Él.   

Cuando paséis de vuestras tinieblas a la Luz, cuando veáis la redención de los pecadores y la curación de los cuerpos, decid:

` ¡Éste es verdaderamente el Cordero de Dios!'”.

Pues bien, nosotros sabemos que tus obras son las que dice nuestro Juan;

por tanto, perdónanos, ámanos, danos eso que el mundo espera de Tí.

–     Estoy aquí para esto.

Vengo de muy lejos para dar también a la ciudad de Juan

lo que ofrezco en todos los lugares en que se me recibe.

¿Qué deseáis de Mí?

Hablad.

–     Nosotros también tenemos enfermos y somos ignorantes.

Especialmente en lo que concierne al amor y a la bondad.

Juan, en su amor total a Dios, tiene mano férrea y palabra de fuego;

quiere doblegar a todos como un gigante comba un tallito de hierba.

Muchos se desaniman porque el hombre es más pecador que santo.

¡Es difícil ser santo!…

Se dice que Tú no sometes, sino que elevas; que no cauterizas, sino que aplicas bálsamos;

que no trituras, sino que acaricias.

Se sabe que eres paternal con los pecadores, que dominas las enfermedades, cualesquiera que sean;

sobre todo las del corazón.

Los rabíes ya no lo saben hacer.

–     Traedme a vuestros enfermos.

Luego reuníos en este jardín que fue elevado a templo por la Gracia que en él habitó…

Y que después quedó abandonado y fue profanado por el pecado.

Los hebronitas se esparcen en todas las direcciones, como golondrinas.

Se queda el arquisinagogo, que atraviesa con Jesús y sus discípulos la cerca del jardín;

para ir a la sombra de una vasta pérgola recubierta de una maraña de rosas y parras, que han crecido según su beneplácito.

Regresan pronto, trayendo a un paralítico recostado en una camilla, a una joven ciega, a un mudito…

Y a otros dos enfermos que vienen apoyándose en los que los acompañan.

–     Paz a ti. 

Es el saludo de Jesús a cada uno de los enfermos que se acerca.

Luego la dulce pregunta:

–    « ¿Qué deseáis que os haga?»

Seguido por el coro de lamentos de estos desdichados,

con que cada uno de ellos quiere narrar su propia historia.

Luego Jesús que estaba sentado, se levanta y va hacia el mudito.

Le moja los labios con su saliva y pronuncia la magnífica  palabra « ¡Ábrete!».

Repite la misma palabra mientras moja con su dedo húmedo de saliva los párpados sin abertura de la ciega.

Luego da la mano al paralítico y le dice: « ¡Levántate!».

Por último, impone las manos a los dos enfermos diciendo: « ¡Quedad sanos, en el nombre del Señor!».

Y el mudito, que antes sólo emitía gemidos, dice claramente: 

–     « ¡Mamá!».

La joven ciega, abre sus párpados y los cierra ante la luz…

Se protege con sus dedos del desconocido sol, llora, ríe y mira, apretando los párpados;

porque no está acostumbrada a la luz, a las plantas, a la tierra, a las personas, a Jesús especialmente.

El paralítico, con movimientos seguros, baja de las angarillas, que los compasivos hebronitas levantan ahora vacías; 

para que los que están lejos se den cuenta de que se ha cumplido el milagro.

Los dos enfermos lloran de alegría y se arrodillan ante su Salvador para venerarlo.

La muchedumbre prorrumpe en un frenético clamor de júbilo.

Tomás, que está al lado de Judas, lo mira tan fijamente y con una expresión tan clara,

que éste le responde:

–     He sido un estúpido, perdona.

Mientras los Hosananas para el Mesías, inundan el aire en Hebrón…  

111 EL MARTIRIO 2

111 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

LAS DOS COLUMNAS PRIMARIAS

Nerón, cuando asesinó a Séneca esperaba apoderarse de la fortuna estimada en trescientos millones de sestercios y descubrió que ésta no llegaba ni a la décima parte de esa cantidad.

Con la sentencia de Petronio, se encontró con que lo único que quedaba era su palacio en Roma y la quinta de Cumas; que ya no le pertenecían a él, pues estaban legalizadas a nombre de otro dueño.

Estos dos fiascos le hicieron  decretar que en los testamentos se presentarían en blanco las dos primeras páginas.

Que solamente se escribiría en ellas el nombre del testador y que el que escribiese el testamento de otro, no podría asignarse ningún legado.

Empobrecido y exhausto de recursos hasta el punto de demorar la paga de los soldados y las pensiones de los veteranos, recurrió a las rapiñas y a las falsas acusaciones.

Se apoderó de los bienes y las fortunas que le apetecían con el argumento de que ‘habían sido ingratos con el Príncipe.’

Un día que cantaba en el teatro, vio a una matrona adornada con la prohibida púrpura, la señaló a sus agentes y haciéndola sacar inmediatamente, le confiscó el traje y los bienes.

Y ya no confirió ningún cargo sin añadir:

–   ¿Sabes lo que necesito?

Obremos de tal forma que nadie tenga nada.

Concluyó por despojar a la mayor parte de los templos y fundió todas las estatuas de oro y de plata.

Después de la muerte de Popea quiso casarse con Antonia la hija de Claudio.

Como ella se rehusó, también la acusó de conspiración e hizo que la mataran.

No hubo lazo que no rompiera con el crimen.

Y mientras tanto su red de espías, seguían llenando los tribunales con cristianos.

Pedro fue arrestado por los pretorianos y lo llevaron a la cárcel mamertina, en el calaozo del Tullianum.

Los cristianos lo recibieron con gran reverencia y amor.

Algunos presos que habían sido torturados y que no eran cristianos, le pidieron que los ayudase.

Pedro oró y los sanó el Señor.

El hijo de un verdugo que estaba sordo y mudo, también fue sanado.

Entonces un centurión se acercó…

Y le dijo:

–   Mi nombre es Flavio. 

Tengo un compañero de guerra al que quiero mucho.

En Germania recibió un fuerte golpe en la nuca y está paralizado del cuello hacia abajo.

¿Podrías rogar a tu Dios para que lo cure?

Pedro le contestó:

–   Flavio, ¿Crees que nuestro Señor Jesucristo pueda sanarlo?

–   Sí creo. Creo que Él es Dios y si Él quiere, puede compadecerse de un pagano…

–  Flavio, en el Nombre de Jesucristo, hágase como lo pides.

Y dile a tu amigo que busque la Luz de la Verdad.

Por la tarde de ese mismo día, llegó el otro soldado completamente sano a darle las gracias.

Flavio dice llorando:

–   Cuando seas sentenciado, yo voy a tener que matarte.

Pedro lo mira sonriendo con amor,

Y lo exhorta:

–   Cumple tu deber hijo mío.

Y alégrate. No me darás la muerte. Lo que vas a hacer es abrirme las Puertas del Cielo.

El soldado sanado declara:

–   Anciano, yo soy Leoncio y te doy las gracias a ti y a tu Dios.

Flavio pregunta:

–      Dime cómo podemos agradecerle y adorarlo.

–     Él Mismo los guiará. Venid…

Y Pedro les habla del alma y del Cielo…

Durante todo el tiempo que estuvo en prisión, continuó evangelizando también a sus carceleros,

realizando milagros a todos los que se lo pedían y bautizando sin cesar a los conversos…

Y los rumores de lo sucedido, traspasaron las murallas de la prisión y se expandieron por todos lados.

Entonces Pablo también fue llevado a la cárcel Mamertina.

Y cuando Nerón fue notificado de que los líderes de la Iglesia Perseguida habían sido capturados, decidió divertirse un poco…

Recordó algo que le había platicado Popea cuando era prosélita de la religión hebrea.

Y en complot con Tigelino, urdió un plan…

Para ver lo que haría el Dios de los cristianos, al verse enfrentado con su Padre.

La primera vez que se menciona a Simón el Mago es en el Nuevo Testamento, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, donde dice que él era un hombre experto en las artes mágicas con las cuales,

“tenía deslumbrados a los samaritanos y pretendía ser un gran personaje” (Hechos 8, 9).

Y cuando Felipe, uno de los primeros diáconos, llevó el evangelio a esta zona.

Por la gracia de Dios, mucha gente creyó y fue bautizada, incluyendo a Simón el Mago.

Al poco tiempo Pedro y Juan visitaron Samaria, para llevar el sacramento de la confirmación a los nuevos conversos.

El poder de este sacramento, impresionó a Simón el Mago y le ofreció dinero a los apóstoles, a cambio de que le dieran ese poder.

 Los apóstoles se rehusaron a perpetrar ese sacrilegio y la Iglesia hoy llama a ese pecado Simonía,.

 Simón, luego de ser rechazado por los Apóstoles, abandonó la Iglesia Católica y se volvió hacia el gnosticismo, una herejía cristiana temprana, que rechaza la autoridad de los Apóstoles,

en favor del conocimiento secreto que los cristianos afirmaban recibir directamente de Dios.

Al parecer volvió a su magia demoníaca y su conflicto llegó a su punto más alto en Roma; donde  tenía muy impresionada a la gente con sus artes mágicas.

Y por sus prodigios era tenido entre los judíos como un gran personaje que ‘Tenía consigo la Fuerza de Dios’.  

De acuerdo al plan preconcebido por el César, mandó sacar de la cárcel a Pedro y a Pablo.

Y ante una gran muchedumbre reunida en la plaza del Fórum,

Decidió enfrentarlos con Simón el Mago que capitaneaba a los judíos, acérrimos enemigos de los cristianos.

Cuando todos estuvieron frente al César,

éste les dijo, señalando a Simón:

–    Este hombre es sincero y vosotros, los embaucadores.

Y ahora lo veremos.

Acto seguido Simón el Mago, coronado de laurel por Nerón mismo, subió hasta lo más alto del Capitolio,

¡Y empezó a volar!

Pedro al ver aquello, dijo a Pablo:

–    Satanás se disfraza de ángel de Luz…

Pablo le replicó:

–   A mí me corresponde orar…

Y a ti, dar las órdenes debidas.

Pablo se arrodilló y se sumergió en la Oración en el Espíritu.

Pedro levantó la voz y dijo con autoridad:

–     Espíritus de Satanás que lleváis a este hombre por el aire.

En El Nombre Santísimo de Jesús yo os mando que no lo sostengáis más.

Y que lo bajéis sin dañarlo, hasta el suelo.

Los Demonios se encolerizaron tanto, que obedecieron la orden a medias.

Ante el asombro general, Simón aterrizó bastante maltrecho; porque lo soltaron desde una altura considerable y cayó, rompiéndose las piernas. 

Pero Pedro oró y  Dios hizo el milagro.

Y Simón  quedó tan avergonzado, que huyó a esconderse por un año, antes de animarse a comparecer ante el público otra vez.

Nerón se enfureció aún más, al ver el inesperado resultado de su maquinación.

Y antes de retirarse, ordenó que los llevaran al tribunal.

El Prefecto Agripa dijo a Pedro, al tenerlos frente a sí:

–    Así que tú eres el hombre que en tus reuniones aprovechas tu influencia e impides que las mujeres se casen.

Pedro le contestó:

–   Yo soy fiel discípulo de mi Señor Jesucristo.

El Crucificado que Resucitó y Vive y Reina por siempre, a la diestra de Dios Padre.

–    Le seguirás hasta el final.

También tú morirás en la Cruz.

Y a Pablo por ser ciudadano romano, lo condenó a ser decapitado.

Al anciano apóstol se le aplicaron los azotes prescritos por la ley.

Y al día siguiente fue conducido fuera de las puertas de la ciudad.

Hacia el Monte Vaticano, en donde debía cumplirse la sentencia y ser crucificado.

A causa de su avanzada edad, no se le exigió que cargara con la cruz.

Cuando llegaron al sitio designado, Pedro contempló toda la Ciudad Eterna, extendida a sus pies…

Y levantando la mano derecha, bendijo:

pedro

“Aquí donde Nerón gobierna hoy, Cristo gobernará por siempre.”

¡URBI ET ORBI! (a la ciudad y al mundo)

Y su sonrisa se hizo más luminosa y su rostro se volvió radiante, cuando Jesús le permitió extender su mirada a través de los siglos.

Y vio el mismo lugar de su martirio, convertido en una inmensa Basílica, con la grandiosa plaza con su nombre, perpetuado por su donación y entrega a su misión.  

Desde la cual, casi dos mil años después estaría llena de millares de personas, escuchando reverentes a otro Pontífice Mártir y Santo:

San Juan Pablo II.

La Plaza de San Pedro es una de las plazas más bonitas y grandes del mundo. Se encuentra situada en El Vaticano, a los pies de la Basílica de San Pedro.

Las dimensiones de la plaza son espectaculares: 320 metros de longitud y 240 metros de anchura.

En las liturgias y acontecimientos más destacados la Plaza de San Pedro ha llegado a albergar más de 300.000 personas.

Su sucesor 264, quién desde el Vaticano llevaría el mensaje del Evangelio a todas las naciones de la Tierra.

Y desde la Basílica de San Pedro, levantando su blanca mano, bendeciría lleno de bondad y de amor, infinidad de veces…

A través del Pontificado más largo de la Historia de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana:

Un papa profundamente mariano: “TOTUS TUUS”

¡URBI ET ORBI!

Flavio, el jefe de los verdugos le indicó a Pedro que debía extenderse sobre la cruz.

Y Pedro le dijo:

–    Cuando crucificaron a mi Señor pusieron su cuerpo sobre la Cruz, con los pies abajo y la cabeza en lo alto, porque mi Señor descendió desde el Cielo a la Tierra.

Os ruego que al clavarme lo hagáis de tal forma que mis pies queden en lo alto y mi cabeza en la parte inferior del madero.

Porque además de que no soy digno de ser crucificado como Él, yo voy a subir de la Tierra al Cielo.

Accedieron a su petición y lo colocaron sobre la Cruz de manera,

que sus pies quedaron clavados separadamente en los extremos del travesaño horizontal superior y las manos en la parte baja del fuste, cerca del suelo.

Cuando Pedro estaba ya crucificado, Dios abrió los ojos espirituales de los espectadores.

Y vieron al apóstol rodeado de ángeles que tenían en sus manos coronas de rosas  y de lirios.

Y a Jesucristo colocado a su vera, mostrándole un Libro abierto…

Pedro lo leyó: “Apocalipsis”

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Y dijo en voz alta:

–           Gracias Dios Mío.

Y se sumergió en la Oración en el espíritu.

Pedro admiró por largas horas, todos los sucesos que le fueron mostrados en la Ciudad del Vaticano.

Y finalmente, con voz llena de júbilo y de adoración,

Exclamó:

–           ¡Jesús! ¡Jesús! ¡Jesús!… –antes de expirar.

Las llaves del Cielo que Jesús le entregara y que habían estado en sus manos, las había entregado a Lino, en la Misa cuando le nombró su sucesor.  

En esa misma tarde, otro destacamento de pretorianos condujo a Pablo de Tarso a lo largo de la Vía Ostiense.

Pasaron por la Puerta Trigémina, hasta un lugar llamado Aqua Salviae.

Mientras avanzan, él mira hacia los Montes Albanos con la magnífica sensación de haber terminado su larga y fatigosa jornada apostólica.

Contempla ya los Cielos abiertos para recibirle y su alma está llena de júbilo,

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Por el inminente encuentro con el Dios por el que ha luchado y sufrido tanto,

Para darlo a conocer y a amar.

Cuando llegaron al sitio designado para el suplicio, se volvió hacia el Oriente y oró.

Luego, se despidió de los cristianos.

El verdugo le dijo:

–           Prepara tu cuello.

Pablo se arrodilló y dijo:

–           ¡Oh, Señor mío Jesucristo, en tus manos encomiendo mi espíritu!

Y ofreció su cuello al verdugo.

Éste levantó la espada y descargó el golpe…

Con el rostro radiante, Pablo de tarso fue decapitado.

En el mismo instante en que se desprendió su cabeza del tronco,

Exclamó:

–           ¡Jesús!…

Su sangre bañó la lóriga de su verdugo, brilló una luz intensísima.

Y quedó el aire perfumado con una fragancia maravillosa…

La Iglesia Cristiana ha sido confirmada con la sangre de sus Dos Columnas Primarias:

San Pedro y San Pablo Apóstoles…

Su ornamento final lo pondrá su último sucesor y papa mártir…

Y los cristianos que confesarán su glorioso testimonio en la Tercera Gran Persecución realizada en el imperio de terror del Anticristo…

MI PROJIMO 1

Después de mi conversión, mi alma estaba sedienta de Dios y lo buscaba en donde quiera que mi corazón lo presentía.

Cuando recién comenzaba a trabajar en el Ministerio de Sanación y Liberación, una vez Jesús me dijo:

“Pronto aprenderás que Conmigo, LAS BATALLAS SE GANAN. PERDIENDO…

Cuando estuve viviendo una temporada, en la casa solariega que tenía una de mis hermanas en una ranchería cercana al aeropuerto de Guadalajara en México, Jesús estuvo muy activo…

Con el grupo de Oración de la Renovación Carismática y la dirección del sacerdote del pueblo, el Señor realizó su ministerio, tal como lo hacia cuando caminaba por los senderos del antiguo Israel.

Y llegó un momento en que vinieron muchas personas buscando alivio y sanación a múltiples dolencias.

Fue allí que se perfeccionó  nuestro conocimiento sobre la influencia que nuestros pecados le proporcionan a Satanás. 

Las cadenas para esclavizarnos, someternos y destruirnos, de diferentes maneras.

En las evangelizaciones, Jesús medicaba las almas y las instruía.

Luego mandábamos a los conversos a que se reconciliaran con los Sacramentos y así aumentaba el Rebaño que el Sr. Cura pastoreaba en la parroquia.

Y nosotros siempre aprendíamos algo nuevo.

Las Oraciones de Liberación, las realizábamos siguiendo las instrucciones que nos daba Jesús, con los diferentes Carismas en acción,

que el Espíritu Santo nos proporcionaba al grupo Juvenil de Oración y que constaba de alrededor de 3 adultos y siete jóvenes.

Jesús dirigía a través mío, lo que había qué hacer contando con la asistencia y la ayuda del Cielo entero.

PORQUE CADA EXORCISMO ERA UNA GUERRA

Satanás utilizaba todas las estratagemas para NO soltar a sus presas,  pero el Espíritu Santo nos ayudaba  a bloquear sus argucias y siempre lo vencíamos.

Una de sus tretas favoritas era fingir que ya se habían ido y se escondían. Pero con los Carismas podíamos verlos y además conocíamos sus nombres.

Al nombrarlos adquiríamos un poder especial sobre ellos y les dábamos órdenes específicas, que NO podían ignorar.

Una cosa que me costaba mucho trabajo entender, era porqué cada vez aumentaba la dificultad para vencerlo y nuestros combates eran cada vez más arduos y difíciles.

En los últimos enfrentamientos, NO vacilaba en recurrir a la agresión física, tratando de amedrentarnos.

NO nos obedecía y hacía que las liberaciones fuesen largas y sumamente laboriosas.

Yo me había acostumbrado a que Dios debía ser Obedecido de inmediato  y a que nuestros oponentes NO debían costarnos tanto trabajo…  

Pero las últimas experiencias parecían contradecir todo esto…

Yo acababa de sanar de una tremenda quemadura  y ya estaba otra vez teniendo un combate feroz, donde mi Oponente parecía haberse fortalecido hasta un grado inimaginable.

Un día estábamos orando por un hombre que pesaba más de 200 kg. Él estaba recostado en la cama, mientras los demás orábamos por él.

Los Demonios nos ofrecían una resistencia brutal y hacían gala de su rebeldía profiriendo blasfemias atroces.

Por más que los amenazaba, ellos se burlaban y mostraban su soberanía sobre aquella alma, encarándose directamente con Dios y retándolo con bestial crueldad,

enumerando los diversos pecados que les permitían poseerlo.

Se burlaban de Dios diciéndole los diversos motivos por los él se negaba a amarlo y obedecer sus Mandamientos… 

Y a continuación describían sus pecados y el motivo por el que tenían la razón para atormentarlo…

Al mismo tiempo que le recriminaban a Dios, el que Él no tuviera una sola razón para intervenir e impedirles lo que ellos habían determinado hacerle, al sujeto de su posesión.

Esto para mí fue demasiado… Y con impotencia creciente, pensaba en la forma de callarlos.

Lo único que había en la habitación además del Crucifijo, era un cuadro de la Virgen de Guadalupe donde se miraban las rosas cayendo de la tilma de Juan Diego.De forma impulsiva les grité:

 –   ¡¡¡Ya basta!!!

Cómo NO quieren callarse, en este momento les pongo en la boca una rosa del Tepeyac y convierto sus blasfemias en Bendiciones. 

En el Nombre de Jesús lo digo + y en el Nombre de Jesús lo hago+ Amén

Después de esto hubo un silencio total y seguimos con la Liberación.

Pero Satanás NO había terminado.

Aun no comprendo cómo pasó.

Pero de repente uno de los jóvenes que estaban orando, estaba debajo de la cama y empezó a ser aplastado por el enorme peso de nuestro rehén, que intentábamos liberar.

Le pedí ayuda a Mamá María y a nuestros ángeles de la guarda y de pronto…

Con una sola mano, porque con la otra sosteníamos los rosarios, el Agua Bendita y yo además la Biblia… 

Levantamos la cama y alguien lo arrastró, sacándolo de la mortal trampa.

Entonces Satanás atrapó a otro de los jóvenes que orábamos… 

31. «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo;
32. pero yo he rogado por ti, para que tu Fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.» Lucas 22

Y sacándolo a la terraza de la recámara que estaba en el primer piso, literalmente lo mandó volando a través del huerto hasta el abrevadero de los caballos.

La mitad del grupo salió corriendo hasta la piscina, donde los caballerangos ejercitaban a los corceles y que era donde Lucifer intentaba ahogarlo.

Yo también salí corriendo…

Y en el salón de juegos, que estaba donde empezaba la escalinata para  bajar a la sala principal, me topé con mi sobrinita de cinco años que estaba desternillándose de risa.

Ante mi mirada interrogante, me dijo:

–       ¡Ay tía! ¡Esto es más divertido que las caricaturas en la televisión!

¡Todos los diablos no pueden hablar y se ven muy simpáticos con una enorme rosa en la boca!…

Por un segundo me paralicé por la sorpresa…

Pero recordé la emergencia…

Y continué mi carrera hasta las caballerizas, donde Satanás continuaba en sus intentos por ahogar a Octavio.

Cuando llegué a la piscina, me eché un clavado, levanté la cabeza de Octavio fuera del agua.

Y  abrazándolo, le grité muy enojada a Lucifer:

–        ¡ALTO! ¿Quién te crees que eres para atacarnos así?

Lárgate de aquí. Te aseguro que esta vez vas a lamentar el combatir con nosotros…

¡Porque todavía NO me conoces y Me conocerás!… 

¡Constatarás que de princesa, sólo tengo los genes! Porque te juro que te voy a hacer llorar…

Sacamos a nuestro valiente hermanito del agua…

Y en el pasto que rodeaba la piscina…

Oré por Octavio mientras lo reanimaba…

Y Jesús lo volvió a la consciencia totalmente intacto.

Empapados pero felices, regresamos a continuar la Liberación.

Aunque sentía de forma maravillosa, la Portentosa Presencia de mi Señor Único y Trino, mi resolución no cambió un ápice y al contrario…

Cuando entramos nuevamente a la casa, YO NO estaba dispuesta a soportarles más majaderías…

Y me sentía tan furiosa, que decidí mandar por la borda, todos los buenos modales con que Jesús nos dirigía…

Mala decisión, porque no le pedí permiso... ¡Y SIMPLEMENTE LO HICE!

Entonces surgió la charra que siempre ha habitado en mí. Y aquí emergió uno de mis mayores defectos:

Cuando estoy enojada, NO reflexiono, ACTÚO.

Este altanero Arcángel le faltaba al respeto a Dios, Blasfemaba lo que quería y escarnecía con enorme crueldad al Señor.  

¡Esto me dolía tanto…!

Era UN VALENTÓN COBARDE, al que nadie le había puesto un alto y por eso su Soberbia estaba tan inflada.

Mi sobrinita sin querer, me había dado un dato crucial:

Todo lo que yo decía, se hacía¨ Entonces si mi palabra era tan importante

Estuve deliberando en la forma de doblegar tan grande soberbia… 

Pensé en los miedos que tenían supremacía en la sociedad a la que había pertenecido desde que nací…

Y que sometían la mayoría de sus comportamientos sociales…

Lo más importante eran las apariencias y el PRESTIGIO ante los demás.

Por eso prevalecían los modales elegantes y todo mundo quería pertenecer a una élite en ascenso…

–     ¡Vaya, vaya…! (una idea PERVERSA empezó a germinar en mi cabeza)

Por eso en las visiones que teníamos sobre el Infierno, Satanás siempre andaba elegantísimo y desplegando prepotencia y poder. 

Entonces me fijé en un calendario que estaba junto al cuarto de lavado y tenía una bella imagen del Carnaval.

En un par de días  empezaría la Cuaresma…

Lucifer está tan pagado de Sí mismo, que TODO lo que se relaciona con él, debe ser impresionante…

Recordé sus desafíos, sus burlas, sus despliegues de poder y sus manifestaciones llenas de deslumbrante magnificencia…

Y también CÓMO SE SIENTE INTOCABLE COMO UN  DIOS. 

Estaba tan enojada con él, que decidí que era el momento de darle una Lección…

Y que NO la olvidara jamás…

CONCLUÍ…

Bueno, veamos que hace, al proporcionarle una sopa de su mismo chocolate…

Y actué con la misma resolución que lo hacía, cuando de sacudirme un poco el extremo rigor de mi madre se trataba:

En casos de necesidad, es mejor pedir perdón que pedir permiso…” Y esto era una emergencia.

Y cómo los jugadores en la mesa de pókar cuando apuestan todo…

Ya me la estaba jugando por Jesús en el hombre por el que orábamos…

Habíamos recibido varios ataques que hubieran podido tener un desenlace fatal al menos con tres de los integrantes del equipo de Liberación.

Sólo me faltaba una cosa…

Uno de los miedos más grandes que los exorcistas tienen, es que los espíritus del poseso puedan penetrar en ellos…

Y así convertirse en una víctima más, torturada en venganza, por la Maldad de Satanás.

Pero ese Miedo ES precisamente la TRAMPA Y EL PELIGRO. 

Cuando tienes a Dios de tu lado, NO HAY  porqué tener miedo.

Y cuando confías en Él, ES CUANDO VES LOS MAYORES MILAGROS…

Yo le había entregado mi vida entera a Jesús y después de 15 años de choques frontales con el Enemigo en los que más o menos había aprendido a conocerlo,

Una idea se había metido en mi mente y estaba cristalizándose más fuerte, durante los últimos combates.

¿La Muerte? ¿Qué es la muerte para el que espera en Dios?

Sólo es el tránsito para el encuentro definitivo con el Amado.

Y decidí jugarme el todo, por el TODO.

“YO SOY HIJA DEL LEÓN DE LA TRIBU DE JUDÁ, Y ESTOY TOMANDO POSESIÓN DE MI HEREDAD…

Si moría, moriría sirviendo al Dios que adoro sobre todas las cosas. Viéndolo de esta manera, tenía boleto express para reunirme con ÉL…

Todos estos pensamientos, fueron veloces mientras retornaba con nuestro ‘pacientito’… 

Y mi corazón galopó de alegría…

Cuando íbamos a entrar a la habitación nuevamente, me detuve por un momento, evalué la situación…

Y resolví acabar de una vez por todas con aquella batalla.

Llevábamos muchas horas luchando, había atentado contra nuestras vidas dos veces.

Satanás seguía sintiéndose Intocable y yo YA NO estaba dispuesta a prolongar aquello.

Así que agarré a toro por los cuernos  

Y APOSTÉ MI TODO… 

DECIDÍ SER LA GUERRERA SUICIDA DEL EJÉRCITO DE JESÚS…  

Yo le gané a Satanás este privilegio…

Gracias Padre por cada marca y cada cicatríz que llevo en mi cuerpo y en mi alma, garantizando que la Lucha no ha sido fácil, pero Tú haz sido mi Fortaleza…

Ya NO iba a dar órdenes y esperar a que fuesen obedecidas…

Cuando entramos en la habitación donde yacía el que estaba siendo liberado, me dirigí directamente hacia él…

Y poniendo mis manos sobre su cabeza DECLARÉ: 

–     “Amadísimo Padre Celestial, Tú que Eres Infinitamente Bueno, Infinitamente Poderoso, Infinitamente Misericordioso, escucha la Oración que te presento a través del Inmaculado Corazón de María Santísima y por la Sangre Preciosísima de Jesús.

Te entrego mi cuerpo, mi alma, mi vida y mi espíritu, por mi hermanito, (dije el nombre de nuestro enfermito)

Por favor PÁSAME A MÍ, TODO LO QUE HAY EN ÉL…

Y dale a él todo lo que me has dado a mí:

Tu Perdón, tu salvación, tu sanación, tu Paz, tu Amor. Y todas las Gracias que tu Espíritu Santo decida.

Soy Tuya mi Señor y deseo serlo siempre por toda la Eternidad.

Te consagro a… al Corazón Inmaculado de María santísima, para que sea una ovejita del Rebaño de Jesús. Amén

Y los diablos que acaban de entrar en mí, no saldrán hasta que yo lo ordene

y deberán hacer junto conmigo TODO lo que yo haga.

Me arrodillé ante la Virgen y recé el Angelus. 

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía, caer en la tentación…

También la honré con “Bendita sea tu Pureza…”

Cuando terminé, besé los piés de la Guadalupana y les dije a mis nuevos huéspedes:

–         ¡BIENVENIDOS!

¡ALABAREMOS AL DIOS ALTÍSIMO!

¡Y LO HARÁN CADA VEZ QUE YO LO HAGA!

¡ Y CON LA ALABANZA CON QUE YO LO HAGA!

Así que si quieren librarse de esto, NO tienen otra alternativa que correr a postrarse a los Pies de Cristo Rey y hacer lo que Él les mande.  

Por lo pronto, vamos a cantar…

Salve Reina de los Cielos y Señora de los ángeles, Salve Raíz, Salve Puerta, que dió paso a nuestra Luz. Alégrate Virgen Gloriosa, entre todas la más bella…

Y el Salve Regina sonaba triunfal en todas las gargantas, incluída la del hombre que había sido sanado y liberado…

Verificamos que la Liberación había sido completa y que nuestro rehén estaba totalmente intacto…

Y pudimos proclamar la victoria total en el Nombre de Jesucristo.

Todos nos consagramos nuevamente a los Sagrados Corazones y…

Después de esto le dije a Lucifer:

  –        Lo siento amigo, acabas de perder.

Mi tiempo es demasiado valioso, para desperdiciarlo con tus argucias.

Ya NO quiero escuchar tus soberbios desplantes. Y conmigo NO funcionan tus trucos.

Este rehén YA NO ES tuyo.

Por si no te diste cuenta, pasé sus espíritus inmundos y tus compinches a mi interior, tanto si estaban dispuestos a hacerlo, como si no.

Yo NO dejo alternativas. Acabo de liberarlo de sus pecados y de las cadenas con que lo controlabas.

¡ESTÁ LIBRE!

Creo que te metiste con el alma equivocada, porque todavía tengo una gran sorpresa para ti y para TODO tu séquito infernal:

–         Esto es una guerra, NO un juego.

Y porque parece que ustedes olvidan con

Quién

se enfrentan, es necesario darles un pequeño recordatorio. 

Por esto, en el Nombre de Jesús yo los visto a todos ustedes, con los mismos ropajes que ataviarán los participantes en el Carnaval de Río de Janeiro. 

Los que han promovido el descaro y la indecencia en la mujer, vestirán los más diminutos biquinis y NO me importa si son masculinos.

Los que alardean de su elegancia varonil, llevarán los trajes carnavalescos de la Marcha del Orgullo Gay… 

Y al que se atreva a protestar, LE GARANTIZO MÁS CREATIVIDAD con su atuendo personal. 

Y esto se aplica a todas las Jerarquías.

¿¿¿Entendieron???…

O ¿Se los explico con manzanas, palitos y bolitas?

¡Y NO se los podrán quitar, HASTA QUE YO LO DECIDA! Amén 

Ahora sí. ya tienen mi permiso para irse,

Y  más les vale que lo hagan rápido, porque me tienen bastante fastidiada.

Y están en peligro de que decida agregarles otro pequeño inconveniente para ustedes…

Había sido una jornada de más de doce horas, plagada de fenómenos extraordinarios y que me dejaron a mí, totalmente exhausta.

Y todavía faltaban las Consecuencias de mi impulsivo arrebato…

Cuando terminamos, el grupo se disolvió…

Y yo me dormí como un bebé, después de haber sido bañado…

Mi parábola de los talentos

Fresas con Crema

UN TORO BANDERILLADO…

ignorancia mortal

El mayor obstáculo para los cristianos actuales es el ‘analfabetismo espiritual’ que provoca una tremenda confusión en la manera de ejercer la Fe que decimos profesar.

Lucifer ha realizado una estrategia tan perfecta, que abarca casi a todos los cristianos empezando por el clero y terminando por los laicos, nuestra ignorancia es casi completa y le estamos siguiendo el juego al Maligno,

para que éste aniquile nuestras almas de una forma tal, que estamos siendo arrollados y destruídos de muchas maneras sistemáticas e implacables… ¡Y ni siquiera nos damos cuenta!  

EL MUNDO EN PODER DEL MALIGNO

EL MUNDO ENTERO YACE EN PODER DEL MALIGNO (1Juan 5,19)

En efecto, ni siquiera advertimos como somos los mejores ayudantes para nuestra propia auto-destrucción. Con nuestra incredulidad en los Novísimos, (Muerte, Juicio, Infierno y Gloria)

y nuestro completo desconocimiento de lo que ES realmente el Pecado y lo que significa, (No solamente es una ofensa para Dios)

Las gravísimas consecuencias, (el Infierno es la última y definitiva) que afectan nuestra vida diaria y cómo aumenta nuestro sufrimiento y tormento personales, (Por eso tantos homicidios y suicidios).

En una próxima serie de artículos que estamos preparando, arrojaremos un poco de luz sobre todo esto, porque reforzaremos las enseñanzas del Señor en cuanto a los Mandamientos, los Sacramentos y las Bienaventuranzas.

Con los cuales entenderemos un poco más todas las incógnitas de nuestra existencia y nuestra misión.

000pecado y perdon

Se trata no solo de tener un conocimiento intelectual de nuestra religión, sino de una guía práctica que podamos aplicar a nuestra vida, para VIVIR Y GOZAR de nuestra relación personal con nuestro Dios Único y Trino.

Y hacer patente el vigor y el poder que hace ‘única’ nuestra religión cristiana.

Para quienes tienen poco tiempo de visitar nuestro Blog y no están familiarizados con nuestras páginas, como asistente y contacto de nuestra administración,

pueden conocerme un poco más en el relato que hicimos con el título ‘MI PARÁBOLA DE LOS TALENTOS’ publicada en tres segmentos el 30 de Septiembre de 2014.

Allí se complementa el relato de lo que se enterarán a continuación…

conjuro 2

A principios de este verano, uno de mis hijos me llevó al cine a la premier de la película “El Conjuro 2”

Y quedé muy sorprendida, porque me hizo rememorar un exorcismo que viví hace un poco más de dos décadas.

Todo fue como si lo hubieran copiado idéntico, excepto por una cosa: la actitud de los exorcistas.

Cuando mi hijo me preguntó:

–        ¿Te asustaste?’

Mi sincera respuesta lo sorprendió:

–     La película  me encantó. Me hizo recordar cuando era niña y mi padre nos llevaba a ver películas de vaqueros.

Sentí la misma emoción y lo único que no entiendo, es por qué ese miedo de los protagonistas cuando ya están metidos en el ruedo, enfrentándose a Satanás.

Mi hijo movió la cabeza, cómo diciendo: ‘sólo mi madre es capaz de una respuesta así.’

Y la verdad es que durante la proyección de la cinta, estaba como los niños, me emocioné tanto que sentía el impulso de meter mi cuchara y decirles  lo que no debían hacer…

Pero bueno, esto no es lo importante…

Después que regresamos a casa, el Señor me manifestó su deseo de que todo esto lo compartiera…

Y me lo confirmó, cuando nuestro director espiritual del grupo que trabajamos en este Blog, me dijo exactamente lo mismo.

“No temamos subir al calvario y morir por Jesús. ÉL YA NOS PUSO EL EJEMPLO…”

Bueno, estoy obedeciendo para honor y gloria de nuestro ABBA Santísimo…

Y en una serie de pequeños artículos que vamos a preparar, compartiré con uds. las experiencias que me han enseñado a transitar el Camino de la Cruz, siguiendo las huellas de Nuestro Salvador.

En lo personal me resulta un poco difícil, porque siempre he pensado que es más fácil desnudar el cuerpo que el alma.

Pero lo que menos importa es la vergüenza de exhibir mis lamentables metidas de pata hasta las anginas, en mis andanzas evangélicas.

Porque si con esto les muestro con mis errores, lo que no se debe hacer y a uds. les sirve para que también se enamoren y se entreguen sin reticencias en los brazos de nuestro Dios Amorosísimo,

habrá valido la pena para que cada uno escriba su propia y emocionante historia…

Porque como alguna vez dijo San Agustín:

enamorarse de Dios

ENAMORARSE de Dios, ES el más grande de los romances. BUSCARLO, la mayor de las aventuras; ENCONTRARLO, LA MAYOR DE LAS REALIZACIONES.

Era el atardecer primaveral de un día soleado y con pocas nubes.

Todos los habitantes de la posada familiar donde yo residía temporalmente, después del resquebrajamiento de mi matrimonio que había durado 19 años;

estaban pendientes de la noticia ininterrumpida del magnicidio de Luis Donaldo Colosio, el candidato presidencial a la regencia de mi amada patria mexicana…

Los últimos rayos del ocaso de un sol que se ocultaba, eran el velo que cubría mi rostro bañado de lágrimas; la única señal del intensísimo dolor de mi alma,

que me impedía participar del estupor que a  todos los mexicanos los había paralizado y seguían incrédulos las imágenes y los comentarios que inundaban todos los medios de comunicación…

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Estaba semi-recostada en una poltrona y me encontraba solitaria en la gran terraza- patio bordeada de jardineras, que hacían muy agradable y acogedor, aquel lugar.

Ordinariamente aquel era un estupendo sitio para leer o meditar, mientras contemplaba las copas de los muchos árboles que abundaban en todas las casas y jardines de la bella colonia que había sido mi barrio en los últimos años…

Pero yo no tenía ánimo para leer o filosofar.

Los sollozos me ahogaban y mis lágrimas hacían que fueran más brillantes los colores de aquel maravilloso crepúsculo, mientras yo me sentía la más infeliz de todas las creaturas.

Y de repente…

Una sensación muy conocida me asaltó… Los cabellos de mi nuca se levantaron y mi piel se erizó como la de las gallinas…

Me levanté de la poltrona donde estaba tumbada y me senté, totalmente alerta… Con mi rostro mojado, porque también mis lágrimas se interrumpieron bruscamente, esperé…

El Mundo pareció detenerse… Y una voz aterradoramente inconfundible pareció invadirlo todo totalmente…

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Con una majestuosidad avasalladora, me dijo:

–       Mujer… Yo soy el Amo de este MundoSi dejas de Combatirme… puedo cambiar tu destino. ¡Pero deja a Ese…!

Si te conviertes en mi aliada, dependiendo de tu docilidad hacia mí, también puedo convertirte en la reina más poderosa que haya existido jamás, porque yo soy el Arquitecto del Universo.

La seducción continuó con una lista interminable de promesas tan alucinantes, como el Personaje que las pronunciaba.

–           Serás la mujer más hermosa, deseada, rica, famosa y homenajeada.

Te daré juventud y una larga, larga vida… Aumentaré tu belleza y tu prestigio en la sociedad; pero ¡Deja a Ese!…

Tendrás Todo el éxito, la fama, el poder. TODOS te honrarán…

Y no habrá deseo que no te sea cumplido… ¡Pero deja a Ese!… Te Regresaré el amor de tu esposo, tu hogar, tus hijos… Y…

Un terremoto emocional me estaba estremeciendo…

De todas las cosas que me dijo, una sola hizo que sintiera como si el piso hubiera desaparecido bajo mis piés:

Te Regresaré el amor de tu esposo, tu hogar y tus hijos…”

Todo este episodio increíble, lo hubiera juzgado un delirio causado por una droga alucinógena si no fuera por dos cosas:

Una.- Las drogas nunca fueron un problema, porque ni siquiera las había probado.

Dos.- Había estado demasiadas veces luchando contra él y sabía perfectamente cómo se las gasta..

Y esa frase que retumbaba en todo mi ser, como una gigantesca campana que me estaba sacudiendo como no me había sucedido nunca antes: “Te regresaré…”

Un pensamiento cruzó mi mente como un relámpago: “Pero deja a Ese…” ‘¡Oh, No! ¿Y perderé a Jesús?

Los recupero a ellos, pero perderé a Jesús!...  

HONOR, GLORIA Y PODER

HONOR, GLORIA Y PODER

SÍ. ME HABÍA ADVERTIDO TRES VECES: ¡Deja a Ése!

Y ÉSE era el Amor de mi vida: Mi Señor y mi Dios Adorado. Mi Jesús Santísimo que era el que le daba sentido a toda mi existencia.

Habían pasado casi 13 años, desde el encuentro personal que había cambiado totalmente toda mi vida y se la había consagrado completita a mi Señor Jesucristo.

Al mismo tiempo que este recuerdo y estos pensamientos habían sido instantáneos, también retumbó como un trueno y veloz como el rayo, la frase esclarecedora: “TE REGRESARÉ…”

Estas palabras me abrieron un panorama nuevo sobre la amarguísima desgracia que había destruido mi mundo personal y había convertido mi vida en un negro pozo aciago de dolor…

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Y fueron como una inyección de adrenalina que comenzó a correr por mis venas y me dieron una determinación cómo no la había sentido jamás.  Pensé: ‘Así que TÚ eres el Causante…’

Lentamente me puse de pie.

Y sé que quedamos frente a frente, aunque ignoro la estatura que él tiene…

Mientras mis puños cerrados clavaron mis uñas en la palma de mis manos en mi esfuerzo por contenerme, extrañamente no me sentía temerosa. Me sentía MUY enojada…

Si mi madre o mi familia hubieran estado cerca, sé que se hubieran asustado… porque María Félix me quedaba chiquita cuando la ira me hacía temblar como en aquel instante…

Yo siempre había pensado que mi hogar y mis hijos, me los había dado Dios.

Y mientras él continuaba con su arrogante exposición y su despliegue de desquiciantes promesas, yo estaba callada.

Luego se desarrolló el siguiente diálogo…

Cuando terminó con sus propuestas, me dijo:

Lucifer

–    ¿Qué me respondes? –Y lo sentí sonreir como los gatos que ya se desayunaron al ratón.

Con una calma que me sorprendió a mí misma, le contesté muy pausada:

–      Tu oferta es tan atractiva como la de los galanes que prometieron bajarme la luna y las estrellas cuando pretendían mi mano.

–      ¿¿¿???

–       La respuesta es ¡NO!

No tienes nada interesante que ofrecerme que sea más valioso que lo que ya tengo.

Pude sentir su Furia como si fuera una ola que me envolviera, sin embargo se dominó y continuó con cortesía.

Porque también puede ser extremadamente educado:

–      A ninguna mujer le había ofrecido lo que estoy dispuesto a darte a ti…

Dije que te devolvería el amor de tu esposo y a tus hijos.

Le respondí tajante:

–     La respuesta sigue siendo ¡NO!

Y te aclaro que no puedes devolverme lo que no te pertenece.

Desapareció la gentileza y sentí un escalofrío cuando repitió:

–     Piénsalo bien antes de volver a negarte.

Te reitero todas y cada una de las promesas que acabo de hacerte, si estás dispuesta a ser dócil conmigo. De lo contrario…

La amenaza permaneció flotante en el aire.

Y le dije contundente:

–      Lo único que quiero, no me lo puedes dar tú.

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–    ¿Qué es? ¡Dímelo! Estoy dispuesto a negociarlo…

–      Mi respuesta sigue siendo ¡NO!

Lo único que necesito y que me importa, es algo que tampoco puedes quitarme, porque ya lo poseo: El Amor de Jesús.

Y permíteme corregirte en un par de cosas:

Lo material no te lo discuto. Pero la vida no puedes alargarla, ni acortarla un solo día. Ese es un privilegio que le pertenece sólo a Dios.

Y mi familia, la consagré al Corazón Inmaculado de María Santísima, así que tampoco puedes disponer de ella como lo presumes.

Pude sentir la vibración de su impotencia y con una Cólera descomunal me advirtió:

–     Escúchame bien: este desprecio haré que lo pagues como ni siquiera te imaginas…

Haré que te pongas a temblar tan solo con escuchar mi nombre, Porque voy a quitarte TODO…

Así como te prometí la gloria, ahora te juro que voy a hacer que todo mundo te odie como a ninguna otra persona en este mundo.

Haré que todos se aparten de ti con desprecio y te saquen la vuelta con asco, como si fueras una vomitada…

Yo me erguí como no lo había hecho desde la última escaramuza, luciendo mi traje de gala…

escaramuza traje de gala

Y le respondí:

–      ¿Esta es la promesa por no haber aceptado tu banderita blanca de paz?

¿Tan duras han sido las vapuleadas…? Antes de que te vayas, yo también te prometo algo:

Aunque mi Santísimo Padre es Dios y Rey de Reyes, yo apenas me estoy educando…

Así que estoy muy lejos de ser una princesa con los modales adecuados. Lo siento por tí…

Pues yo también te advierto una cosa:

Sé qué eres un Arcángel, me lo proclamaste cuando te conocí.

Cada vez que tú te entrometas conmigo, haré que lo lamentes. Te garantizo que irás a pedirle Misericordia a mi Padre, para  que sea Él, el que te defienda de mí…

Porque también puedo hacer tu vida tan miserable, que si no sabes lo que es llorar; por mí derramarás tus primeras lágrimas, hasta que admitas que la mujercilla que soy ‘yo’, te sacó de quicio…

Y te arrepientas de haberte cruzado en mi camino… ¿Estamos claros?

La respuesta quedó ahogada por un repentino remolino cuyo viento casi me derribó sobre la poltrona.

Y mi brío pendenciero se esfumó al recordar su amenaza, pues de repente sentí como si alguien me hubiera golpeado muy fuerte en el estómago.

Poco después que él se fue, sentí a mi lado la inconfundible y dulce Presencia de Jesús que me envolvió con su Paz.

Aunque me sentí un poco avergonzada por como había tratado a su arcángel preferido y reflexioné que mi carácter impulsivo ya me había metido otra vez en problemas…

Decidí que no daría marcha atrás y ahora sería Lucifer el que TENÍA UN GRAN PROBLEMA CONMIGO y no al revés.

llorar idolor sufrimiento

Así que sin poder evitarlo, mis ojos se volvieron a inundar y con voz entrecortada por el llanto,

le pregunté lastimeramente a Jesús:

–     ¿Vas a dejar que haga conmigo todo lo que dijo…?

Y el Señor me contestó preguntándome:

–     Si se lo permito, ¿Dejarás de Amarme?

Un segundo golpe en el estómago me dejó casi sin aliento y con un enorme suspiro de resignación,

le contesté con cierto tono de derrota:

–     NO, mi Señor. Ayúdame a serte fiel eternamente.

La siguiente vez que visité a mi confesor y director espiritual, le relaté lo sucedido y él me dijo:

–     Del tamaño de la misión es la tentación.

Te conozco muy bien y estás tan acostumbrada a la vida extraordinaria, que no me sorprende nada todo lo que me has dicho.

Sólo que ahora debemos reforzar las defensas. Acabas de banderillar a un toro furioso y voy a tener que aumentar mis oraciones por tí…

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Este artículo fue publicado originalmente el 19 de Agosto de 2016 y para actualizarlo, sólo quiero agregar que el Arcángel Caído que lo protagoniza, ME CUMPLIÓ CON TODO Y COMAS, SU AMENAZA… 

Lo perdí TODO, menos a Dios. Así que él me volvió, infinitamente más rica y más feliz.

¿Cómo fué posible esto?

Aprendí a alabar enmedio de las lágrimas y al despojarme de TODO, la fusión con la Santísima Trinidad se fortaleció de tal forma, que ahora puedo testimoniarles esto:

Jesús me llena tanto de alegría, que lo único que me importa es agradecerles diariamente el enorme privilegio que me han dado en esta maravillosa misión, que me permite servirles viviendo el Cielo en la Tierra.

Pero yo también le cumplí a Lucifer y le seguiré cumpliendo hasta con mi último aliento, lo que yo le prometí…

Gracias Padre por cada marca y cada cicatríz que llevo en mi cuerpo y en mi alma, garantizando que la Lucha no ha sido fácil, pero Tú haz sido mi Fortaleza…

Estoy sentada en el parque que está junto a la casa donde ahora vivo, gracias al Amor de mi Señor que no me ha desamparado y que cubre todas mis necesidades, cómo sólo Él sabe hacerlo.

Mañana entra en vigor el “Botón de Emergencia” que el gobierno de Jalisco ha implementado por el recrudecimiento de la pandemia y las graves consecuencias que en materia de salud estamos viviendo.

No es un ‘toque de queda militar’ aunque se le parece mucho, porque se suspenderán las actividades económicas, culturales, religiosas, recreativas y deportivas.

Los restaurantes podrán ofrecer comida a domicilio y las plataformas que se dedican a esto podrán seguir operando.

“Soy Hija de Dios, CRUCIFICADA EN SU AMOR. Y guerrera del Dios Altísimo, para ARREBATARLE LAS ALMAS A SATANÁS…

Estoy viendo el Templo cerrado y siento mucha tristeza, por la manera en que le están funcionando las cosas a Lucifer, con estas jugarretas del Anticristo para forzarnos a renunciar a Dios.

Por lo que a mí concierne no me afecta tanto, porque desde que empezó la crisis estoy recibiendo la Eucaristía de manos de mi Ángel Custodio y la Santa Misa la veo por internet.

MILAGRO EUCARISTICO EN GARABANDAL

Pero siento un profundo dolor en mi corazón, al pensar en los que por falta de Fe y conversión, también están sufriendo anemia espiritual y están en peligro de morir, por los ataques satánicos.

Desde que me convertí, ya no puedo vivir sin la Oración profunda y la comunicación con el Cielo es constante y por eso no me siento sola, ni abandonada.

Estoy ayunando porque esta semana la Guerra Espiritual alcanzará un clímax, con la tremenda actividad de las Huestes Infernales, inclusive dentro del Vaticano.

En otros post les hablaremos de esto.

Por ahora es suficiente con esto, que la Paz del Señor Jesús, se quede en vuestros hogares y en los corazones…