Archivos diarios: 8/05/23

789 La Mala voluntad

IMITAR A JESÚS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

537b En el Templo en la fiesta de la Dedicación.  

Después de la liberación a la jovencita, Jesús ha regresado al Pórtico de los Gentiles;

al mismo lugar donde estaba anteriormente.

Un grupo de judíos está pidiendo a Jesús que les instruya.

Jesús les dice:

–          Hace tres años que lo estoy haciendo…

Y vosotros estáis cada vez más en las tinieblas porque rechazáis la Luz.

El hombre responde:

–          Es verdad.

Tal vez lo sea.

Pero lo que fue en el pasado, no quiere decir que suceda en el porvenir…

¿Y qué?

Tú que tienes piedad de los publicanos y de las prostitutas;

que absuelves a los pecadores…

¿No vas a tener piedad de nosotros…

Sólo porque somos de dura cerviz y aunque nos esforzamos…

Nos cuesta comprender lo que Eres?

–          No es que os esforcéis.

Es que no queréis comprender.

No sería culpa alguna, el que fuerais unos idiotas.

Dios tiene muchas luces que alumbran aún la inteligencia más cerrada;

pueden iluminar el intelecto más obtuso…

Obtuso, pero lleno de buena voluntad.

Ésto es lo que os falta.

La que tenéis es opuesta.

Por eso no comprendéis Quién Soy Yo.

–            Será como dices.

Ya ves que somos humildes.

Pero te rogamos en nombre de Dios, responde a nuestras preguntas;

Si eres el Cristo, dínoslo abiertamente…

No nos tengas más tiempo a la expectativa.

¿Hasta cuándo nuestro corazón debe estar en la incertidumbre?

Si Eres el Mesías…

¡Dínoslo claramente!

–              Os lo he dicho.

Os lo he dicho en las casas, en las plazas, por los caminos, en los pueblos;

en los montes, en las orillas de los ríos, frente al mar…

Y no creéis.

O frente a los desiertos;

en el Templo, en las sinagogas, en los mercados…

Y vosotros no creéis en mis palabras.

No hay lugar en Israel que no haya escuchado mi Voz.

Hasta los lugares que abusivamente llevan el nombre de Israel desde hace siglos, pero que están separados del Templo;

hasta los lugares que han dado el nombre a esta tierra nuestra;

pero que de dominadores se transformaron en dominados…

Y que nunca se liberaron completamente de sus errores para venir a la Verdad.

Hasta la Siro-Fenicia, que los rabinos esquivan como tierra de pecado…

Hasta ellos evitados como peste por los rabíes…

Han oído mi Voz…

Han conocido mi Ser y saben lo que Soy.

He hecho obras y a mis obras no habéis dirigido vuestra mente con espíritu bueno.

Si lo hubierais hecho, con una intención recta de cercioraros acerca de Mí…

Habríais llegado a la Fe…

Porque las obras que hago en el nombre del Padre mío, dan testimonio de Mí.

Los de buena voluntad, que me han seguido…

Porque me han reconocido como Pastor;

han creído en mis palabras y en el testimonio que dan mis obras.

Y vosotros no creéis en mis palabras.

No hay lugar en Israel que no haya escuchado mi Voz.

¿Qué sois vosotros?

Os lo pregunto.

Preguntáoslo en lo íntimo del corazón.

No sois estúpidos.

Podéis conoceros conforme a lo que sois.

Basta con que escuchéis la voz de vuestra alma…

Que no se siente tranquila de seguir ofendiendo al Hijo de Aquel que la ha creado.

Vosotros, aun conociendo lo que sois, no lo diréis.

Porque no sois humildes ni sinceros.

Pues Yo os voy a decir lo que sois.

Sois en parte lobos, en parte chivos salvajes.

Pero ninguno de vosotros, a pesar de la piel de cordero que lleváis para aparentar que lo sois, es verdadero cordero.

Bajo la lana blanda y blanca…

Tenéis todos colores chillones, cuernos puntiagudos, colmillos de cabro o garras de fiera.

Queréis seguir siendo eso, porque os complace serlo.

Y soñáis con la crueldad y la rebelión.

Por eso no me podéis amar y no podéis seguirMe ni comprenderMe.

Si entráis en el rebaño…

Es para producir daños, para causar dolor o introducir el desorden.

Mis ovejas tienen miedo de vosotros.

Si fueran como vosotros, os deberían odiar.

Pero ellos no saben odiar.

Son los corderos del Príncipe de paz, del Maestro de amor, del Pastor misericordioso.

Y no saben odiar.

No os odiarán nunca, como Yo no os odiaré nunca.

Os dejo a vosotros el odio;

que es el mal fruto de la ternaria concupiscencia con el «yo» desenfrenado en el animal hombre,

que vive olvidado de que es también espíritu, además de carne.

Yo me quedo con lo que es mío:

EL AMOR.

Y es esto lo que comunico a mis corderos y os ofrezco también a vosotros, para haceros buenos.

Si os hicierais buenos, me comprenderíais y entraríais a formar parte de mi rebaño,

siendo semejantes a los otros que ya están en él.

Nos amaríamos.

Yo y mis ovejas nos amamos.

Me escuchan, reconocen mi Voz…

El hombre, porfiadamente repite:

–              Si Eres el Mesías…

¡Dínoslo claramente!

–             ¿Qué?

¿Acaso creéis que lo que Yo hago no tiene un fin útil para vosotros, útil para todas las criaturas?

Desencantaos.

No penséis que lo útil está en la salud que una persona recupera por mi poder.

O en la liberación de uno u otro de la posesión o del pecado.

Esta es una utilidad circunscrita al individuo.

Demasiado poco para ser la única utilidad, respecto a la potencia que se desprende…

Y respecto a la fuente de donde se desprende, que es sobrenatural;

más que sobre-natural: DIVINA.

He realizado cosas a las que no habéis prestado un corazón generoso.

Si lo hubierais hecho con espíritu sincero, habríais llegado a creer en Mí.

Hay una utilidad colectiva de las obras que realizo.

La utilidad de eliminar toda duda de los que titubean…

La de convencer a los contrarios;

además de robustecer cada vez más, la Fe de los que creen.

Para esta utilidad colectiva, en favor de todos los hombres, presentes y futuros…

Porque mis obras darán testimonio de Mí, a los que vendrán después y los convencerán en lo que se refiere a Mí.

Mi Padre me dio el Poder de hacer lo que hago.

En las obras de Dios, nada se hace sin un fin bueno.

Recordadlo siempre.

Meditad sobre esta verdad…